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DERECHO DE FAMILIA
INTEGRANTES:
2011
“El presente trabajo está dirigido a
todas aquellas personas, quienes nos
demuestran el valor de la amistad, en
quienes confiamos, y les tenemos un
cariño y aprecio especial”.
1.-INTRODUCCIÓN:
“Dos noticias: una buena y una mala, la buena: el matrimonio es para toda la
vida. La mala: el matrimonio es para toda la vida”
En los jóvenes, después del noviazgo y enamoramiento, surgen las grandes
interrogantes sobre su futuro en el aspecto familiar: ¿será lo mejor casarme?
¿si convivo con él (ella), podré tomar una mejor decisión sobre lo que quiero
realmente?.....
Las personas que optan por casarse, están seguros no sólo del amor que
sienten por su pareja, sino de querer formar un hogar feliz con ella, ya que el
matrimonio es la unión del hombre y la mujer concertada mediante un
compromiso legal por el cual se ligan en promesa de ayuda mutua, amor,
respeto y fidelidad.
Los efectos que se produce, nos es porque así lo estipula la ley o norma, sino
que es la naturaleza del matrimonio y la unión por el cual se prometen a ser
esposo, amigos, padres, compañeros. No se basa en “soportar al otro” sino en
compartir con el otro y juntos compartir con los hijos. Ya que el anhelo más
grande del ser humano es un hogar feliz y para esto debemos comprender que
el cariño y la lealtad son conceptos no negociables.
Transgredir este deber nos vuelve personas que no suelen luchar y enfrentarse
a los problemas que en todo matrimonio siempre surgirán. La infidelidad
NUNCA está justificada. Y no es una determinación franca sino una mentira, un
engaño, una doble vida en la que se pretende satisfacer las necesidades de
afecto, devaluando el nivel moral, destruyendo a la familia con la ponzoña de la
deshonestidad.
Con arreglo a lo previsto en el artículo 289 del Código Civil, es deber de ambos
cónyuges hacer vida común en el domicilio conyugal. El Juez puede suspender
este deber cuando su cumplimiento ponga en grave peligro la vida, la salud o
el honor de cualquiera de los cónyuges o la actividad económica de lo que
depende el sostenimiento de la familia.
El artículo 289 establece que el Juez puede suspender este deber en los
siguientes casos:
En promiscuidad podemos decidir por una separación, y no optar por vivir una
doble vida, en donde tarde o temprano el unido ser que sufrirá será mas pero
el que haya infringido este deber por dar escape a sus problemas sin
embarcarse en la lucha.
La fidelidad es ser consecuente, con nuestro ideal, solo así podremos hablar
de un verdadero deber de “fidelidad”. Que si ambos cónyuges lo transgreden,
su matrimonio se volverá un círculo vicioso de mentiras, venganzas y desamor.
Es allí donde el matrimonio pierde estabilidad. Y el hogar se destruye y se
vuelve en el socavón de la tortura en donde el perdón, la esperanza y la
felicidad se encuentran encerrado en baúles bajo siete llaves que ninguno de
los cónyuges desea abrir para que dichos sentimientos sean liberados y al final
los más dañados son los hijos.
El artículo 288 del actual código, dispone que los cónyuges se deben recíproca
asistencia. Esta noción asistencial, al igual que la fidelidad, recoge una serie de
presupuesto éticos que sustancialmente podrían sintetizarse en el concepto del
“amor conyugal” y más allá todavía “amor familiar”.
Este deber, más allá de ser una obligación recíproca, es la esencia del amor;
pues no solo comprende la prestación de recursos económicos, denarios o de
especies, sino la mutua ayuda, solidaridad, cuidados, estar prestos a brindar
nuestras fuerzas, cooperación, delicadez y tiempo al cónyuge.
La vida común nos lleva a aceptar a nuestra pareja y al mismo tiempo ser
aceptados. En ella la relación avanza en la medida que aprendan a
comprenderse y aprendan que el diálogo es la mejor arma que tenemos contra
la incomprensión y la intolerancia que generan los grandes conflictos dentro del
hogar.
Las mujeres éramos siempre simbólica, lo cual solo tenía el deber de “servir” a
su marido y a sus hijos. Era mancillada y subyugada por largos años sin recibir
el trato y la posición que era suyo. Pese a los postulados igualitarios de la
francesa y a la de Laurent, en el código Napoleónico y en todo aquello que tan
prolongadamente experimentaron la influencia de este. “La mujer debe
pertenecer en cuerpo y alma a su marido”.
Esto nos da a entender que los cónyuges por ningún motivo cualquier
posiciones jerárquicas, sino que los dos poseen igual rango en el momento de
gobernar y dirigir el hogar para el desarrollo familiar, de igual manera, se deja
de lado la doctrina tradicional, (en la que la facultad de fijar y cambiar el
domicilio familiar le correspondió al marido y la mujer estaba obligada a habitar
con su marido donde quiera que este fije su domicilio), para entrar a la doctrina
moderna, en donde se dispone que ambos cónyuges, les corresponde fijar y
mudar el domicilio conyugal, lo que quiere decir, que si no está de acuerdo la
mujer o el varón, no podrá determinarse la fijación ni el cambio de domicilio
conyugal.
En la aplicación del art. 293 c.c. encontramos esta limitación, porque a pesar
que nos indica que cada cónyuge puede ejercer cualquier profesión o industria
permitidos por la ley, así como efectuar cualquier trabajo fuera del hogar.
También estipula que todo lo dicho anteriormente solo es posible con el
sentimiento expreso o tácito del otro o por autorización de un juez siempre y
cuando lo justifique el interés de la familia.
Cuando la pareja decide tener hijos, no solo lo hacen para cumplir con el fin de
perpetuar la especie humana. Sino comprometiéndose con brindarle todo lo
que necesiten.
No es la ley, sino la naturaleza misma que impone a los padres esta obligación.
Los hijos son en sí la esencia misma de los padres, ya que estos se inclinan
por naturaleza a quererse parecer a sus padres y a hacer lo que ellos hacen. Y
si Ud. cree que la educación de sus hijos resulta demasiado cara, entonces
pruebe con la ignorancia.
Sin embargo, el deber de padre, nunca cesa, porque los padres, a pesar del
tiempo, siempre estarán a su lado, le seguirán enseñando. Cuando un hijo esté
en un error, su padre estará allí para orientarlo, o cuando sufra una decepción
y sienta desfallecer, su madre estará allí para ayudarlo y consolarlo. Incluso
cuando estos ya no estén en este mundo físico. Y sientan que sus hijos
necesiten de ellos, se presentarán convertidos en sensaciones. Ese es la
verdadera obligación de los padres para con sus hijos.
Deberes que todos los que se unen están obligados a cumplir; sin embargo no
solo queda allí las obligaciones, como ya lo había mencionado, los niños deben
de tener a sus padres al lado suyo pero esto no quiere decir que los padres
estén obligados a vivir juntos cuando no lo desean pues esto llevaría a un
hogar hostil y sin base lo cual produciría en un niño grandes daños
psicológicos.
Al referirme que los niños deben tener a sus padres a lado suyo me refiero a
que estos deben de estar pendientes de ellos siempre sin importar que no
convivan diario pero hacerles sentir que ellos les importan y que estarán a su
lado para aconsejarles, protegerlos, educarlos y amarlos.
4.-MODIFICATORIA LEGUISLATIVA:
5. Sólo así evitaremos que más familias sigan destruyéndose y más hijos
sufriendo. Porque es anticuada ya la idea de que la base de la sociedad
es la familia.
sabiduría.