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LA CIUDAD EN LA LITERATURA

CARLOS ALBEIRO ALARCÓN MONTAÑEZ


200710757

PRESENTADO A:
DORA LEONOR SANABRIA
PROFESORA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA Y TECNOLÓGICA DE COLOMBIA


FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ESCUELA DE IDIOMAS
LICENCIATURA EN LENGUAS EXTRANJERAS
HUMANIDADES III
TUNJA
2010
LA CIUDAD EN LA LITERATURA

¿Qué es hoy la ciudad para nosotros? La ciudad es un punto de referencia actualmente para
todos. Todos hablamos de la ciudad, la habitamos, la vivimos, todo lo que hacemos tiene
que ver con ella. Tanto que desde la literatura misma se han producido diversas y
distintas representaciones simbólicas y complejas. Unas que la consideran sinónimo de
progreso y otras, fuente de destrucción y belleza. Indudablemente, la literatura y los
escritores no pretenden dar cuenta total sobre un fenómeno sociocultural tan complejo;
simplemente, aspiran proponer una lectura que indague e inicie una revisión más
exhaustiva de lo que la ciudad ha representado para el lector a partir de su reconstrucción
como espacio discursivo en la literatura.

La ciudad no es sólo un espacio o territorio sobre el cual actúan sus habitantes, sino que
constituye una construcción simbólica o mejor una percepción simbólica de la sociedad. Por
ejemplo, en la Edad Media, lo que podía entenderse como ciudad giraba en torno al castillo
del Señor Feudal y dependía de esa relación política, económica, social y cultural. Los
habitantes no se pensaban a sí mismos como ciudadanos, sino como siervos y de esta
manera actuaban. Pero es con la modernización que se producen cambios importantes
tanto en la ciudad como en sus habitantes. Al transformarse la ciudad cambian también
sus habitantes, dando origen al nombre de "ciudadano". Así la Modernidad es el inicio de la
ciudad como la conocemos actualmente, no solo un hogar y una calle, sino un ambiente
donde se realizan todas las funciones.

La ciudad puede ser perfectamente un tema literario, escogido por el interés o la necesidad
del autor que piensa utilizar este tema como referencia. Existen escritores que se
autodenominan o son señalados por alguna "crítica" como escritores urbanos. No obstante,
muchos de ellos tan sólo se acercan de manera superficial a ese calificativo y lo hacen por
solo pretender referirse a la ciudad a través de una simple nominación de calles, de bares en
esas calles, de personajes en esos bares de esas calles, como si la descripción sola revelara
una ciudad en toda su complejidad.

La ciudad es, en sí misma, un tema literario. Por ejemplo, Ítalo Calvino hace referencia en
sus “Ciudades Invisibles” a utopías y espacios jamás imaginados; una ciudad de telaraña,
una ciudad microscópica, ciudades inmensas llenas de grandes columnas y deidades, más
otras, demuestran como la ciudad se hace punto de referencia en la consecución de esa
creatividad para escribir sobre lugares, que fácilmente se explican mejor en un libro. Gabriel
García Márquez, por su parte, toma a la ciudad como el punto de encuentro de sus
personajes, la cultura de esta, domina a la mayoría de sus obras literarias. Es así como la
costa Caribe se convierte en la escena de diario vivir de sus personajes, trayéndonos a la
mente sonidos, imágenes, historias y ciudades. De esta manera, la ciudad es el escenario
donde transcurren y han transcurrido miles y miles de historias de hombres y mujeres. La
ciudad es la materia prima de los sueños y las pesadillas del hombre moderno, el paisaje en
el cual se han formado sentimental e intelectualmente muchas generaciones en todo el
mundo.
Esa condición de escenario hace que la ciudad sea casi un dominante temático o, mejor, el
espacio natural de la imaginación narrativa de hoy en día. Casi el 99% de las obras literarias
llevan a cabo sus historias en ciudades, pueblos y lugares, tanto reales como ficticios. Desde
los cuentos de los hermanos Grimm, cuya esencia transcurre en lo que probablemente hoy
sería Europa del este, hasta la fantasía de ciudades no existentes en “Las Ciudades
Invisibles”, toman a la ciudad o el pueblo como referencia y centro. En la Biblia, por
ejemplo, la representación de todos los males se halla descrita atada en su primer libro a
ciudades, en Génesis (capítulos 18 y 19), si nos fijamos en las ciudades de Sodoma y
Gomorra y en su destrucción; el nombre de una de ellas ha quedado incluso para denominar
uno de los pecados perversos. También Babilonia, aparece a menudo como símbolo de
corrupción, sobre todo en el libro de Ezequiel; incluso en el lenguaje popular el nombre de
la ciudad se usa como sinónimo de confusión y caos. Pero, por otro lado, aparece la ciudad
también en la Biblia como espacio de refugio y de libertad. También en el Nuevo
Testamento, Jesús se retira al desierto a orar, y ni el templo de Jerusalén se halla exento de
la actividad mercantil, como en cualquier ciudad de antes o de ahora. Desde entonces, la
ciudad de Dios ha sido una representación del paraíso y una utopía, a la vez, a lo largo de la
historia, de la misma forma que la idea de ciudad como encarnación del pecado se seguía
manteniendo también durante la Edad Media y durante el Renacimiento. Por supuesto que
existen otros temas y otros imaginarios, distintos a los urbanos; pero si nos damos cuenta,
es impresionante la presencia de lo citadino en la literatura anterior y contemporánea.

Así, la ciudad es un metáfora de vivencias humanas: cita imágenes de orgullo (Babel),


corrupción (Babilonia), perversión (Sodoma y Gomorra), poder (Roma), destrucción (Troya,
Cartago), revelación (Jerusalén). En la modernidad, la ciudad occidental, a veces se ve
asociada con el lado oscuro de la naturaleza humana, así que hay un lio con la imagen de
una ciudad ideal situada en el futuro

La ciudad entonces, toma vida propia en la literatura; es un corazón que late, un alma que
busca una salida. Por tanto es tan protagonista el personaje, y la ciudad como el escritor, ya
que es él quien planea la duración y la intensidad del relato. Así que ahora se forma una
relación literatura, ciudad e historia, ya que vemos relatos que hablan de ciudades
fantásticas como la Atlántida y otras atadas a la cultura helénica, y más modernas como
Pedro Paramo o las vivencias colombianas en ciudades costeñas. Entonces la literatura ha
tomado como punto fuerte a la ciudad, y la ciudad se ha hecho obra literaria ante nuestros
ojos.

Ahora cabe resaltar también, que lo urbano no es necesariamente lo que sucede o acontece
dentro de la urbe. Una narración puede ubicarse legítimamente en la ciudad pero estar
refiriéndose a una forma de pensar, actuar y expresarse diferente o ajena al universo
comprendido por lo urbano. Esto último, lo urbano, posee sus maneras específicas de
manifestarse, sus lenguajes, sus problemáticas: en definitiva, un universo particular. En
consecuencia se podría afirmar que la narrativa urbana es aquella que trata sobre los temas
y los comportamientos que ha generado el desarrollo de lo urbano, y siempre a través de
unos lenguajes típicos.

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