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Editorial.

Un nacimiento, una cruz.

Un hombre tenía un hijo que amaba con todo el corazón. Este hombre se dedicaba a manejar
el puente levadizo que cruzaba un río y por el cual circulaba el tren. Cierto día el hombre llevó al
niño a su trabajo, quien deseaba ver la importante función que cumplía su padre cada día.
“Debemos bajar el puente para que el tren pueda pasar”, le dijo a su pequeño hijo. “Es cosa de vida
o muerte”. El niño escuchaba con atención a su padre, quien se puso a cumplir con su rutina
mientras el niño esperaba jugando por ahí hasta que llegara algún tren para ver a su padre en acción.
Cuando se escuchó la llegada del tren el padre llamó al hijo para que venga a ver cómo se bajaba el
puente. Lo llamó varias veces mientras el tren se acercaba a gran velocidad, pero el niño no
respondía. Finalmente fue a buscarlo y lo vió enganchado de la ropa entre los engranajes de la
maquinaria sin poder liberarse, al tiempo que el tren estaba a punto de llegar. El padre tuvo que
tomar la decisión más difícil de su vida en ese momento: salvar un tren lleno de personas que ni
siquiera le conocían, o la vida de su pequeño hijo que moriría si echaba a funcionar la maquinaria.
Unos segundos después el padre veía a las personas del tren cruzar el puente sin tener idea del
precio que este hombre fiel tuvo que pagar por la vida de ellos.

Sin duda alguna podemos ver dos dádivas impresionantes en el título de este editorial. El
regalo del Padre al dar a Cristo a la humanidad en favor de ella, yel regalo de Jesús al entregarse en
sacrificio por los pecados que nosotros cometimos y que muchas veces consideramos cosa de poca
importancia, pero que son pecados tan trascendentes que produjeron la entrega y muerte del único
Justo que caminó sobre la tierra. Al igual que el padre de la ilustración, nuestro Padre celestial
entregó a su hijo por nosotros en un día que recordamos en la Navidad. El Hijo más tarde se
entregaría a sí mismo por nosotros en la cruz del Calvario.

¿Es la Navidad una simple fiesta? ¿Somos conscientes del regalo inmenso que hemos
recibido, regalo que nunca merecimos? Entreguemos a nuestro Dios y Padre toda nuestra vida en
adoración y gratitud.

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado, y la soberanía reposará sobre sus
hombros; y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso,
Padre Eterno, Príncipe de Paz.”
(Isaías 9:6)

Raúl Salazar

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