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Desplazamiento forzado en América

Latina y África Del Norte


América Latina:

Con ocasión del día mundial del


refugiado, la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados ha
expresado que la problemática social del desplazamiento interno se ha incrementado a
casi el doble, de 2005 a 2006, y los refugiados se incrementaron en un 14% en el
mundo, según sus reportes. Esta declaración nos puede estar dando señales de hacia
donde vamos y hacia donde debemos apuntar nuestras prioridades.

Al interior de los países, no desde ahora sino desde hace ya varias décadas, se han
presentado situaciones de desplazamientos por causa de la violencia; y esto no ha sido
exclusivo de América Latina, pues en todos los continentes, de una u otra forma, período
y magnitud, ha habido procesos de migración interna a causa de diversos tipos de
violencia.

Se podría pensar que de la guerra, ni hablar, pues por todos es conocida la realidad de
las miles de personas que cruzan fronteras huyendo de los horrores vividos o conocidos
a causa de los conflictos internacionales. Pero hay que hablar de la guerra, pues a pesar
de los años y las experiencias vividas en siglos pasados, se insiste en el armamentismo
y el cultivo de odios que definitivamente no se solucionan a fuego, aunque los
gobernantes de turno piensan que sí.

Hoy día, hablando de movilidad humana, ya se está vislumbrando que la problemática


del desplazamiento, lejos de aminorar, tenderá a incrementarse, pues a los
desplazamientos por causa de guerras internacionales y de conflictos internos, se
sumarán los desplazamientos de la violencia doméstica, de la violencia organizada, del
narcotráfico, del hambre, de los desastres, de las reformas agrarias, de los
macroproyectos, de los cambios climáticos y hasta los de las falsas ilusiones.

Pero, a pesar de que el panorama es desalentador, lo importante es tener desde ya


identificadas estas causas y procurar acuerdos y acciones internacionales para
combatirlas, de manera consciente y consecuente con un planeta y una especie que
ojalá nunca lleguemos a declararla en vía de auto-extinción. Se hace necesario velar por
este propósito humanitario de subsistencia. Yo creo que aún tenemos tiempo.

Es el 20 de junio la fecha en que se dedican los titulares para evidenciar la situación


mundial de los refugiados. No es una fecha para festejar sino para reflexionar. Para
mostrar escenarios futuros si no se intervienen las causas estructurales. Para mostrar
experiencias exitosas de abordaje y superación de las comunidades y procurar su
adopción y adaptación en otros entornos y contextos. Pero también, para invitar a los
ciudadanos a humanizar su convivencia consigo mismo y con la naturaleza. Los
gobernantes deben tomar conciencia de su rol como estrategas del desarrollo, pensando
en el ser humano, de manera integral, más allá de los intereses comerciales y
económicos.
Esta es mi propuesta. No sólo a fortalecer las respuestas institucionales para responder
de mejor manera a los desplazamientos masivos de población y a la implementación de
políticas de protección, atención, rehabilitación y reparación. Propongo que también se
dediquen recursos y tiempo en la evidencia de los escenarios si no damos marcha atrás
en la continuidad de las causas estructurales del problema.

http://alainet.org/active/15803&lang=es

COLOMBIA - Los desplazamientos forzados


José Eulícer Mosquera Rentería

Martes 5 de enero de 2010, puesto en línea por Barómetro Internacional

Una constante histórica que ha mantenido mancillada la dignidad del pueblo


afrocolombiano y no le ha permitido avanzar hacia una calidad de vida decorosa

"La humanidad incontenible en su codicia, tendrá, ojala no suceda así, su hecatombe


venidera en las regiones despobladas de la América, y entonces cada pueblo sabrá lo
que vale, porque la fuerza de la industria o la necesidad de la defensa despertaran la
memoria dormida de los gobiernos, lo que no pudo el cariño lo podrán el temor y la
necesidad”. Sofonías Yacup Carabalí, 1932, (refiriéndose a la suerte de las
comunidades del pacifico colombiano y sus territorios ancestrales, y a su abandono
por parte de los diferentes gobiernos de la República, en su libro “Litoral Recóndito”)

Los africanos y africanas traídos/as secuestrados desde su África natal, de quienes


descienden los afrocolombianos y afrocolombianas, fueron desarraigados de sus
territorios y despojados de su patrimonio material construido durante milenios.
Durante la colonia, mediante el cimarronismo lograron construir sus propias
sociedades libertarias dotadas de unas economías integrales, de justicia y de gobiernos
propios, de instancias y medios para la defensa de las mismas. Pero cada vez que los
detectaban los Ejércitos Realistas y no podían enfrentarlos por su superioridad militar
básicamente representada en el uso de las armas de fuego, tenían que huir y estos se
quedaban con sus fincas y haciendas ganaderas, minas, viviendas y todos los demás
componentes de sus economías de resistencia que habían logrado construir con
esfuerzos heroicos.

Entrada la República, en la primera mitad del siglo XX, con el beneplácito de diferentes
gobiernos muchas comunidades afrocolombianas empezaron a sufrir una nueva fase
de desplazamiento de sus tierras y territorios, para ser ocupados por inversionistas
nacionales y extranjeros de la agroindustria, haciendas ganaderas y de la minería del
oro y el platino. Hechos principalmente registrados en las regiones del Magdalena y
otras zonas de la costa atlántica, el Valle del Cauca, Valles Interandinos, el Chocó, el
Pacifico y Urabá.

La actual oleada de desplazamientos forzados de comunidades afrocolombianas inició


a finales de los años de 1970 y comienzos de 1980, en el norte del Chocó, el Urabá y
Córdoba, cuando empezaron a hacer presencia grupos escindidos de la mafia
narcotraficante de Pablo Escobar Gaviria, que se convirtieron en sus rivales en el
negocio del narcotráfico, tales como los hermanos Castaño, para lo cual se dedicaron a
usurpar las tierras y territorios ancestrales de los habitantes de la región, en muchos
casos despojándolos de sus construcciones civiles, animales, cultivos y otras
pertenencias, a través de la practica del paramilitarismo, y en este doloroso proceso,
los mafiosos se confrontaron con las guerrillas de izquierda que ya hacían presencia en
estos lugares desde muchos años atrás, en la disputa de este corredor tan importante
desde los puntos de vista geopolítico y económico. Hoy los desplazamientos forzados,
las usurpaciones y despojos se han multiplicado por todos los territorios
afrocolombianos, sumándose a las causas anteriormente señaladas, los intereses
foráneos alrededor de medianos y grandes proyectos mineros, monocultivos para
producción de agrocombustibles, megaproyectos viales, portuarios y turísticos.

Según estudio de la Contraloría General de la Nación, publicado en el periódico El País


del 27 de noviembre de 2009, el Chocó es el departamento que registra el mayor
volumen de desplazamientos forzados, con 184.519 personas, de una población que
no llega a los 400.000 habitantes según el último censo de población y vivienda, es
decir, más del 46% de su población está afectada en forma directa por el
desplazamiento forzado. En segundo lugar el sur de la costa pacifica, entre
Buenaventura y Tumaco, registra más de 100.000 desplazados, frente a una población
de 630.000 habitantes según el censo en referencia, es decir que más del 15% de su
población está afectada por el desplazamiento forzado. Lo cual es alarmante y
constituye el más horrible drama humano, ya que además de los asesinatos y
masacres, va acompañado de todo tipo de violaciones a los derechos humanos, a los
derechos constitucionales y legales, y al Derecho Internacional Humanitario.

Es decir que los desplazamientos forzados, junto a la superexplotación capitalista y al


abandono de parte de los diferentes gobiernos republicanos, pueden considerarse
como las causas fundamentales de la pobreza, el atraso socioeconómico y tecnológico
de las comunidades afrocolombianas, por cuanto no les ha permitido reacumular un
patrimonio material importante, y sin un acumulado histórico no puede haber
progreso, por lo cual es obligación de mandato constitucional y legal, que se asuma
como política estatal la solución de esta terrible problemática, dentro del propósito y
la voluntad real por reivindicar y redignificar históricamente a este sufrido segmento
poblacional colombiano.

Por su parte el Movimiento Social Afrocolombiano debe asumir una actitud más
consecuente y solidaria con las comunidades que están sufriendo el desplazamiento
forzado, dado que se trata de nuestros hermanos y hermanas de etnia y de causa
histórica, y porque los territorios ancestrales constituyen la esencia de nuestra cultura
y de nuestra historia, además de necesitarlos para emprender el correspondiente
proceso de reivindicación económica de nuestro pueblo. Hay que entender que, una
vez nuestras comunidades sean desalojadas de estos territorios se abultará la imagen
de parias que ha construido el sistema socioeconómico imperante en Colombia sobre
los y las afrocolombianas, y por ende, se hará mas fuerte el racismo y la discriminación
sobre los mismos. De allí que está al orden del día apoyar en forma decidida la
resistencia de nuestras comunidades en defensa de los territorios ancestrales. En este
sentido es deplorable la actitud indiferente y de menosprecio frente a las luchas
reivindicativas de su pueblo, que ha asumido un sector de engreídos/as profesionales
afrocolombianos/as, amamantados/as por pequeñas ubres que les han habilitado las
oligarquías gobernantes, y que solo les afana imitar el modo de vida de sus amos
contemporáneos.

Finalmente, todo el pueblo colombiano y los demás pueblos del mundo deben apoyar
la resistencia de las comunidades afrocolombianas por la defensa de sus territorios
ancestrales, en aras de que estos continúen cumpliendo con su función ecológica, ya
que han sido estas comunidades con sus practicas culturales y sociolaborales que han
permitido conservarlos entre los ecosistemas más maravillosos del mundo, como uno
de los grandes pulmones del mundo y como una de las garantías para la reparación de
nuestro planeta de los daños causados por la ambición capitalista, colonialista y
neocolonialista.

Si este espiral de desplazamientos no se para pronto, a la vuelta de unos diez años ya


las comunidades afrocolombianas han sido desalojadas de los territorios ancestrales y
seguramente sus ecosistemas habrán sido devastados por la acción de cientos o miles
de compañías capitalistas nacionales y extranjeras, las cuales en su ambición habrán
sumido a la región en conflagraciones que finalmente significaran una hecatombe para
la humanidad, como bien lo predijo el destacado intelectual afrocolombiano Sofonías
Yacup Carabalí, en su libro que he citado al comienzo de este escrito, teniendo en
cuenta que cuando él dice “regiones despobladas”, quiso referirse a las regiones de
más baja densidad poblacional, y a la vez ricas en recursos naturales, de acuerdo al
contenido general de su obra.

Ojala el nuevo año signifique un salto del Movimiento Social Afrocolombiano, hacia la
recuperación de la exigibilidad de sus derechos a través de la movilización masiva,
solidaria, organizada, articulada y pacifica, ya que todo indica que no hay otra
alternativa para continuar avanzando en el proceso reivindicativo de la
afrocolombianidad.

http://www.alterinfos.org/spip.php?article4137

OTROS WEBSITES PARA CONSULTAR:


http://www.fiscalia.gov.co/justiciapaz/esquema975.htm
http://www.derechos.org/nizkor/colombia/ya/confarm1.htm
http://cej.org.co/index.php?option=comcontent&view=article&catid=56:justiciometro
&id=1220:situacion-del-desplazamiento-en-colombia--1997-2009&Itemid=116
http://www.dhcolombia.info/spip.php?article504 (Articulo de opinión)
http://ciaworldfactbook.com

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