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UNIVERSIDAD ANDINA SIMÓN BOLÍVAR

RELACIONES INTERNACIONALES
ECONOMÍA POLÍTICA INTERNACIONAL
Pablo Andrade

Andrea M. Moscoso Larenas

CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL EN LA ACTUALIDAD

Quiebras de bancos, intervenciones estatales, medidas de ajuste, burbujas que estallan,

caídas imparables de los indicadores económicos; entre otros, dan la pauta precisa para comparar

la actual situación económica mundial con el terrible “crack del 29” que sacudió fuertemente

todos los rincones del globo y mostró el lado más crudo del sistema capitalista. Varios expertos

coinciden en que los efectos de la actual crisis pueden incluso llegar a ser mucho más

devastadores que los de la Gran Depresión. Ciertamente, el problema de la economía actual es la

manifestación de un cúmulo de profundos problemas de la economía real que no fueron resueltos

y que por el contrario, se mantuvieron invisibles u ocultos bajo una tela de dudas y temores de

los dirigentes económicos mundiales frente al desenvolvimiento mismo de los mercados. El

objetivo del presente ensayo es realizar un análisis de las principales razones que explican la

realidad económica mundial del momento; para concluir con una opinión sobre las perspectivas

hacia adelante.

La crisis está presente en cada rincón del globo y se hace aún más evidente en lugares

como Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, que tradicionalmente ostentaban el control

económico mundial. Estados Unidos gozaba de considerables ventajas sobre otras economías

avanzadas en el segundo período de posguerra (nivel de productividad y capacidad productiva),

así como también avances tecnológicos de vanguardia que le permitían una mejor posición de su

industria. Mientras tanto, Japón y Europa Occidental tenían altas tasas de acumulación de capital,

pero no contaban con una fortaleza productiva, aunque se beneficiaron del liderazgo tecnológico

estadounidense en su “proceso de alcance” al mismo tiempo que contaban con mano de obra más
barata. El impresionante crecimiento económico registrado, traducido en las extendidas oleadas

de acumulación de capital, fue el fruto de las incomparables tasas de ganancia, las mismas que

fueron posibles a causa de la fuerte represión laboral y la aceptación de bajos salarios de

lánguido crecimiento.

Japón y Alemania, al gozar de menores costes de producción y una mayor

acumulación de capital frente a Estados Unidos, iniciaron una fuerte arremetida en los mercados

americanos, volteando inmediatamente su balanza comercial hacia el lado negativo. Tanto el

fuerte ingreso de importaciones baratas como la implementación de una política keynesiana del

alto gasto público y proteccionismo le estaban cobrando el precio a la balanza de pagos

americana, que cada vez incrementaba su nivel de déficit.

Como resultado de la irrupción no planificada de los productos alemanes y japoneses de menor precio en el
mercado, se reveló que los productores norteamericanos en particular habían sobreinvertido, en el sentido de que
no pudieron asegurar la tasa de retorno establecida sobre sus asignaciones de capital y de mano de obra. El
resultado de esto fue la capacidad excedente y la superproducción que llevó a una caída en la rentabilidad de
conjunto en el sector manufacturero de las economías del G7.1

En tanto que Japón y Alemania retenían excedentes récords de cuenta corriente, Estados Unidos

tenía déficits nunca antes vistos. Para 1973, los acuerdos de Bretton Woods se dan por

terminados, dando como resultado la devaluación del dólar y la revaluación del marco y del yen,

la recuperación de las tasas de cambio para los americanos y un alivio a las presiones de sus

importaciones favoreciendo también sus exportaciones. Sin embargo, la tasa de ganancia de

Estados Unidos no mejoró significativamente y sus acciones provocaron, igualmente, el

decremento en las tasas de ganancia de Alemania y Japón. Adicionalmente, es importante

destacar el ingreso de nuevos países industrializados del noreste asiático a los mercados

internacionales que llegaron a arreciar la competencia ya existente. Sin embargo, para Robert

Brenner, resulta sorprendente la incapacidad de recuperar la tasa de beneficio a la vista de la

basta caída de los salarios reales durante el período. De ahí se deduce que, la capacidad

1
BRENNER, Robert. “Turbulencia en la Economía Mundial”, El desarrollo desigual y la larga fase descendente: Las
economías capitalistas avanzadas desde el boom al estancamiento, 1950-1998, Vs. 13 de febrero de 1999, Pág. 93.
excedente y la superproducción fueron causas importantes de la presión descendente de los

precios y la caída de la tasa de ganancia. En conjunto los países del G7 experimentaron una

caída del 19% de la rentabilidad no manufacturera, mientras que el sector de manufactura vio

disminuidas sus rentas en un 25.5% entre el año 65’ hasta el 73’.2 Dicha disminución evidente

de las tasas de ganancia dio como resultado la caída de la inversión y por ende el desplome de la

productividad. Para el conjunto del G7 (entre el 60’ y el 79’), la productividad se vio mermada

en un 42%. Así también, el crecimiento anual del stock de capital neto bajó en un 35%. 3

Con tasas de ganancia cada vez menores, las grandes industrias se resolvieron por

disminuir el avance de maquinaria y equipo y detener las contrataciones de personal, incluso

disminuir la fuerza de trabajo innecesaria; mientras que los gobiernos le apostaban a la derecha

con políticas neoliberales basadas en el recorte de gastos y privatizaciones. Infortunadamente, la

consecuencia del corte de gasto solo llegó a complicar la demanda agregada a largo plazo, tanto

en Japón como en Estados Unidos. Así, “…La persistente endeblez de la demanda agregada ha sido

el origen inmediato de la endeblez a largo plazo de la economía.” 4 De hecho, ambos países sufrieron

recesiones devastadoras; las más fuertes de la época de la posguerra.

Para la década de los 90’s, los capitales que antes se habían utilizado en los sectores de

la producción, ahora encontraban un desplazamiento hacia el sector de servicios de baja

productividad y bajos salarios, además de una nueva orientación a las finanzas, seguros o bienes

raíces. Los intentos de los gobiernos por recuperar la economía se enfocaron en promover el

endeudamiento, con el objetivo de vitalizar el consumo interno y mejorar la situación de la

demanda agregada. En otras palabras, se procedió a sustituir el déficit público tradicional

keynesiano por el déficit privado y la inflación de activos, lo que algunos expertos califican
2
Ídem.
3
Ibíd. Pág. 207.
4
JEONG, Seongjin. “Entrevista a Robert Brenner”, Un análisis histórico-económico clásico de la actual crisis, Revista
Rebelión, 24 de febrero de 2009. Online ref. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=81340.
como el nuevo keynesianismo de los precios o doctrina de la burbuja. Es ese, precisamente, el

caso de Japón, que originó una “economía burbuja”: una rápida inflación en el precio de acciones

y de bienes raíces. Sin embargo, con el tiempo, los capitalistas “conseguían inducir cada vez un

menor crecimiento económico de lo que tomaban a préstamo”5

Empero, se creía que la senda del crecimiento se hallaría por medio de la entrega de

facilidades crediticias, en tanto que la Reserva Federal estadounidense incentivaba la inversión

en activos financieros. De este modo, fluyó una exuberante cantidad de “…capitales en busca de
inversiones rentables en el marco de una rápida desregulación de los sistemas financieros y de liberalización casi

irrestricta de los movimientos internacionales de capital.”6 Cuando los precios de esos activos empezaron

a dispararse, los acreedores vieron en sus manos enormes aumentos de riqueza (en papel) que

significaban una mayor capacidad de endeudamiento, reinversión, consumo y finalmente el

crecimiento de la economía. Así, el “efecto riqueza”, entre 1995 y 2000, provocó la elevación del

precio de los activos financieros a una tasa anual del 4.1%, en tanto que el ahorro de las familias

cayó del 4.6% al 2.3% del ingreso disponible.7 Entonces, el déficit privado llegó a sustituir el

déficit público y la economía tomó un nuevo rumbo, donde “El Acuerdo del Plaza inverso de 1995
resultó ser el punto crítico para la expansión económica estadounidense durante la década de 1990 y por ello

mismo para la economía mundial, cuando en ambas se disparó el boom de la Nueva Economía ocultando sus pies

de barro”8; donde la continuación de la acumulación de capital es el producto actual de una

especulación de dimensiones titánicas alimentadas por los reguladores de las políticas públicas.

Dado que el valor de las acciones y los activos financieros crecieron vertiginosamente, las

nuevas inversiones solo vinieron a agravar el problema de la sobrecapacidad de producción

industrial y por ende la tasa de ganancia continuó su tendencia a la baja. El resultado: la burbuja

5
Ídem.
6
ARCEO, Enrique. Basualdo, Eduardo. Arceo, Nicolás. “La crisis mundial y el conflicto del agro. La ed. Buenos Aires,
Editorial La Página S.A., 2009, Pág. 25.
7
ARCEO, Enrique. Basualdo, Eduardo. “Las condiciones de la crisis en América Latina. Inserción internacional y
modalidades de acumulación”. Primera Edición. Buenos Aires, CLACSO, agosto 2009. Pág. 11.
8
BRENNER, Robert “La economía de la turbulencia global: las economías capitalistas avanzadas de la larga expansión
al largo declive, 1945-2005”, Akal, Madrid, 2009. Pág. 479.
del mercado de valores de finales de los noventa, y después, las burbujas de los mercados

inmobiliario y crediticio de los primeros años 2000, en desmedro de la rentabilidad de capital en

los sectores no financieros hasta sus niveles más bajos de la historia en 19809.

Los Estados Unidos se vieron nuevamente frente una depresión cíclica de la economía

que desplomaba sus buenos augurios frente a la “Nueva Economía”, “por la simple razón de que los

beneficios esperados nos e materializaron como beneficios reales”10. Ahora debían enfrentar una fuerte ola

inflacionaria dentro del sector bursátil. En realidad, el casi anular las tasas de interés reales a

corto plazo por al menos tres años seguidos dio lugar a una impresionante demanda de

endeudamiento de los hogares, que por ende, provocó el alza inmediata de los precios de los

bienes inmuebles y el valor de los activos de las familias.

El consumo individual y la construcción de vivienda han representado entre el 90 y el 100% del crecimiento
del PIB de EE UU en los primeros cinco años del actual ciclo económico. Durante el mismo período, [ …] el
sector de la vivienda fue, él solo, responsable de casi el 50% del crecimiento de un PIB que alcanzó el 2,3%,
en vez del 1,6% en que se habría quedado sin esa contribución.11

Durante esta etapa se registró el más algo volumen de endeudamiento de los hogares, que para

el año 2008 alcanzaba el 140% de su ingreso disponible, una cifra que supera el doble del

nivel registrado de comienzos de los 90’s, para lo cual, el 20% del ingreso familiar va dirigió

al pago de deudas.12

A decir de las intenciones de los hacedores de política económica, se propusieron

inflar la burbuja con el objetivo de dar el tiempo a los empresarios para reducir sus excedentes

de capital improductivos y proceder con la recuperación de sus inversiones. Contrariamente a

lo esperado por las autoridades, las empresas arremetieron contra su fuerza laboral al reducir

drásticamente el volumen de empleo y sometiendo a sus empleados a trabajos extras


9
BRENNER, Robert. “Crisis económica, una explicación marxista: El inicio de una devastadora crisis”. Traducción de
Gustavo Búster, Asamblea de Técnicos y Profesionales de IU Madrid, 27 de enero de 2008. On line ref.
http://www.economia.unam.mx/cegademex/DOCS/Brenner.pdf
10
Op. Cit. BRENNER, Robert “La economía de la turbulencia global: las economías capitalistas avanzadas de la larga
expansión al largo declive, 1945-2005”, Pág. 451.
11
Op. Cit. BRENNER, Robert. “Crisis económica, una explicación marxista: El inicio de una devastadora crisis”.
12
Op. Cit. ARCEO, Enrique. Basualdo, Eduardo. “Las condiciones de la crisis en América Latina. Inserción internacional
y modalidades de acumulación”. Pág. 14.
provenientes de aquellos que fueron despedidos. Aunque aceleraron el crecimiento de la

productividad, no lo hicieron invirtiendo en planta, equipo o tecnología, sino a costa de la

explotación de su fuerza laboral, ya que el objetivo era recuperar la tasa de ganancia.

Ciertamente, los empresarios no siguieron las intenciones de las medidas

económicas y al contrario, encontraron el modo de sacar el mayor provecho posible de los

impresionantemente bajos costos de los créditos y sus facilidades para ponerse en una mejor

posición favoreciendo los bolsillos de los accionistas en una macabra manipulación financiera

mediante abrumadoras olas de fusiones y adquisiciones, recompra de acciones y reparto de

dividendos. Tristemente y a la vista y paciencia del mundo, la situación estadounidense se vio

replicada en Europa, Japón y en otras tantas economías asiáticas. En otras palabras, la

economía mundial se vio caracterizada por un lento crecimiento real, cuando paradójicamente

la economía financiera, casi ficticia o virtual, creció a una escala sin precedentes en la historia

de la posguerra.

Al igual que cuando la burbuja financiera estalló, para cuando la inmobiliaria no

pudo expandirse más, los precios de los bienes inmuebles se desplomaron por completo; de

hecho para inicios del 2009 los precios de las casas cayeron en un 20% en términos nominales

y las cifras son más dramáticas en términos reales.13 Todo el trayecto ganado y el “falso”

crecimiento económico logrado se reversaron frenando duramente la economía actual; es así

que ahora, la capacidad de endeudamiento de las sociedades esta por los suelos, empujándolas

a consumir menos y a ahorrar a un nivel personal de manera cada vez más creciente, por lo

que nuevamente la demanda agregada se ve duramente golpeada. El poder adquisitivo de la

generalidad se ve mermado, degenerando además la situación de las empresas que se han visto

forzadas a realizar fuertes reducciones de personal, aumentando drásticamente la tasa de

13
Ídem.
desempleo; de hecho, el desempleo de los 11 países de la Unión Europea promedió el 11,3% 14.

Por tanto, a mayor desempleo, la situación de las familias se vuelve poco a poco más precaria.

“…ya en la segunda mitad de 2007 el crecimiento de las rentas totales reales de los hogares,

que habían aumentado a una tasa anual aproximada del 4,4% en 2005 y 2006, se ha situado

casi en cero.”15

Es ciertamente indudable que la situación económica mundial se halla es su peor

momento; los índices referentes al PIB de las principales potencias ha sido de los más bajos

registrados, el empleo del sector privado no ha aumentado en tanto que los salarios reales han

continuado estancados, los ingresos familiares no han registrado creces.

El resultado económico ha sido esta endeblez, aun a pesar del enorme estímulo de la burbuja inmobiliaria y de
los enormes déficits federales […]. La vivienda por sí sola sumó casi un tercio del crecimiento del PIB y
cerca de la mitad del aumento del empleo entre 2001 y 2005. Era, por tanto, esperable que cuando reventara la
burbuja inmobiliaria, cayeran el consumo y la inversión en residencia y se hundiera la economía.16

Frente a este escenario, se puede llegar a una conclusión nada alentadora y muy

atemorizante ya no que se tiene una futuro cierto. Todos los intentos e iniciativas que se han

puesto en marcha por parte de los hacedores de política económica de las potencias mundiales

y de manera especial de Estados Unidos, hayan sido estas de tendencia keynesiana o hacia lo

neoliberal, han demostrado dar resultados beneficiosos y prometedores en el corto plazo. Sin

embargo, a la larga, terminan por demostrarnos que la “bonanza” fue sobreexplotada y

abusada a tal punto que llegó a ser corrompida, volteándose vertiginosamente hacia el

desastre. Resta ubicar en este sinnúmero de eventos, ciclos, burbujas y explosiones que el

epicentro de todo radica en la continua reducción de la tasa de ganancia, a partir de la cual se

desatan efectos a manera de bola de nieve que van haciendo cada vez más grande el problema

y aún menos fácil de establecer soluciones factibles. Es entonces, el momento de regresar la

mirada a aquellos años dorados, en que las tasas de ganancia se mantenían estables y la
14
BACH, Paul y Mario Larrea. “Robert Brenner: la economía de la turbulencia global. Algunos elementos para la
crítica”. Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx, Buenos Aires – Argentina, 2003.
15
Ídem
16
Op. Cit. JEONG, Seongjin.
economía mundial se manejaba a un ritmo constante, con sus ciclos de crecimiento y declive

que aportaban una relativa estabilidad y salud al sistema, con el objetivo de realizar un análisis

retrospectivo de las decisiones que llevaban a ese manejo económico natural y hacer el intento

de aplicar los aspectos positivos de aquellas políticas a nuestra realidad actual. Ciertamente, el

sistema capitalista no ha sido nunca compasivo ni mucho menos solidario; pero actualmente

muestra una realidad cruenta, como un cáncer que se extiende por todos los rincones del

mundo, dejando aún la duda de si existe o no una cura que reviva el motor mismo de las

“bondades” del capitalismo: el incremento paulatino de las tasas de beneficio.

BIBLIOGRAFÍA

• ARCEO, Enrique. Basualdo, Eduardo. Arceo, Nicolás. “La crisis mundial y el


conflicto del agro. La ed. Buenos Aires, Editorial La Página S.A., 2009.
• ARCEO, Enrique. Basualdo, Eduardo. “Las condiciones de la crisis en América
Latina. Inserción internacional y modalidades de acumulación”. Primera Edición.
Buenos Aires, CLACSO, agosto 2009.
• BACH, Paul y Mario Larrea. “Robert Brenner: la economía de la turbulencia global.
Algunos elementos para la crítica”. Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx,
Buenos Aires – Argentina, 2003.
• BRENNER, Robert. “Crisis económica, una explicación marxista: El inicio de una
devastadora crisis”. Traducción de Gustavo Búster, Asamblea de Técnicos y
Profesionales de IU Madrid, 27 de enero de 2008. On line ref.
http://www.economia.unam.mx/cegademex/DOCS/Brenner.pdf
• BRENNER, Robert “La economía de la turbulencia global: las economías capitalistas
avanzadas de la larga expansión al largo declive, 1945-2005”, Akal, Madrid, 2009.
• BRENNER, Robert. “Turbulencia en la Economía Mundial”, El desarrollo desigual y
la larga fase descendente: Las economías capitalistas avanzadas desde el boom al
estancamiento, 1950-1998, Vs. 13 de febrero de 1999.
• JEONG, Seongjin. “Entrevista a Robert Brenner”, Un análisis histórico-económico
clásico de la actual crisis, Revista Rebelión, 24 de febrero de 2009. Online ref.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=81340.

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