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Arte y militancia (nuevamente). Anotaciones sobre la brigada plástika.

Por Juan Esteban Godoy*

“es imprescindible dejar de lado todo tipo de


dogmatismo en materia estética; cada cual debe crear
utilizando los elementos plásticos en la forma más
acorde con su temperamento, aprovechando los últimos
descubrimientos y los nuevos caminos que se van
abriendo en el panorama artístico mundial (…) pero,
eso sí, utilizando estos nuevos elementos con un sentido
creativo personal y en función de un contenido
trascendente”.**

“El arte revolucionario latinoamericano debe surgir, en


síntesis como expresión monumental y pública. El
pueblo que lo nutre deberá verlo en su vida cotidiana.
De la pintura de caballete, como lujoso vicio solitario,
hay que pasar resueltamente al arte de masas, es decir,
al arte”***

Sorprende los últimos tiempos al caminar, o transitar en algún tipo de


transporte por las calles de Buenos Aires, la aparición de diferentes
pintadas, grafitis, esténcils sobre las paredes, como así también de curiosos
personajes en las calles céntricas de la urbe realizando alguna puesta en
escena en pleno día en lugares públicos no destinados inicialmente para
este tipo de escenificación. Ya los hemos visto varias veces (no son
sorprenden, salvo en ocasiones), pero éstos tienen algo distinto, que los
distingue de la mayoría de los otros.
Son realizados por un colectivo específico, el cual traza una línea
política explícita, y lo realiza como una tarea militante. No son meras
intervenciones artísticas, sino más bien intervenciones en el espacio
público, poniendo de relevancia la politicidad del mismo. Intervención en
el debate público, en la historia nacional, y como tal en la política. Se hace
un lugar en los intersticios de la misma, incursionan sobre lo ya hecho,
sobre los carteles montados por otros agrupamientos políticos. Hacen
visible lo que se quiere o pretende ocultar de los sentires y pensares
populares. Es el subsuelo de la patria el que se hace presente en sus
intervenciones.
Vemos entonces la sangre que brota en la historia, en la política
reciente. Hay movimiento, denuncia, memoria. Interpelan a los peatones
desprevenidos, al oficinista de ocasión, al vendedor ambulante, etc. Montan
escenas ¿teatrales? en alguna calle. Escenas fuertes, que no
pasan desapercibidas, calan hondo en quién transita por al lugar. Ponen el
cuerpo, e invitan (o empujan) a la reflexión a la muchedumbre en su rutina
diaria. Otras veces son parodias de la naturalización de ciertos discursos
que se han internalizado en los sectores medios, influidos por la
superestructura cultural de colonización pedagógica, que también viene a
formar el gusto de los sujetos que suelen consumir las expresiones
artísticas, a los que aquí no se apunta (al menos una vez tenía que ser,
¿no?).
Se posicionan contra la estructura del marketing político, de los
“encuestólogos” que pretenden interpretar la complejidad de la realidad
social, mediante números y "cuadritos", la venta de candidatos, como
productos enlatados. Ellos han ido más allá, intentan interpretar a los vastos
sectores populares, en su sentir, en su pensar, a sectores medios también
con un discurso que los haga salir de zonzos. El arte ya no como mero
consumo privado de sectores acomodados (medios o altos), sino que se
hace público, sale a la calle. No como mercancía, sino como un
instrumento más de transformación y liberación.
Hay memoria decíamos, pero a la vez hay análisis político y
proyección a futuro. Hay proyecto, utopía, se ven en las flores que florecen
(a pesar del otoño). Retoman símbolos, los crean, los ponen en acción, los
involucran en la lucha de hoy. Retoman lo mejor del arte comprometido
con las causas populares, nos hacen evocar a Guayasamín, a Spilimbergo, a
Pascual Di Bianco, a Ricardo Carpani, al Grupo Espartaco, etc.. No
hablamos de plástica aquí (aunque nos parezca muy buena también), no es
nuestro área, pero sí damos cuenta que hay un entrelazamiento entre el arte
y la militancia política (sin que aquella se subordine a ésta).
El nombre elegido, brigada plástika, evoca el arte colectivo en la
brigada, y el movimiento en la plástika. Son los artistas que dejaron de lado
el caballete, y la soledad, para mostrar a los sujetos que desfilan
diariamente por las calles sus expresiones artísticas, quizás a alguna señora
coqueta de Barrio Norte no le guste lo que ven sus ojos, pero seguramente
muchos más se verán reflejados allí.

*Licenciado en sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA)


** Manifiesto del Grupo Espartaco.
*** Del Manifiesto del Grupo Espartaco.

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