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Conocer El Conocer El
Perfil de Perfil de
Cada Cada
Integrante Integrante
Presidente
Cornelio Saavedra
Secretario Secretario
Mariano Moreno Juan José Paso
Vocal Vocal
Vocal Vocal Vocal Vocal
Juan José Miguel de
Domingo Matheu Manuel Alberti Juan Larrea Manuel Belgrano
Castelli, Azcuénaga
Junta Grande
La Junta Grande fue el gobierno ejecutivo que se creó en las Provincias Unidas del Río de
la Plata el 18 de diciembre de 1810 a partir de la Primera Junta, con la incorporación de
los diputados provenientes de las provincias que integraron el ex Virreinato del Río de la
Plata.
El 18 de diciembre de 1810 se celebró una reunión entre los 7 integrantes de la Primera
Junta que se hallaban en Buenos Aires y los 9 diputados de las provincias que habían
llegado a la capital, en esa reunión conjunta 13 (Saavedra, Azcuénaga, Alberti, Matheu,
Larrea, Manuel Ignacio Molina, Tarragona, García de Cossio, Gurruchaga, Manuel Felipe
Molina, Funes, Pérez de Echalar, Olmos de Aguilera y Gorriti) votaron por la
incorporación de los diputados a la Junta mientras que Moreno y Paso votaron en contra.
La renuncia de Mariano Moreno no fue aceptada y al día siguiente se prestó juramento
quedando constituida la Junta Grande que gobernó hasta el 22 de septiembre de 1811,
cuando fue reemplazada por un golpe institucional encabezado por el Primer Triunvirato,
que volvería a las tendencias centralistas de la Primera Junta
Origen
El 27 de mayo del mismo año, es decir, dos días después de la Revolución de Mayo,
la Primera Junta había enviado una circular a los cabildos del interior para que enviaran
sus representantes a Buenos Aires, con el fin de sumarse al nuevo gobierno. En
diciembre de ese año, casi todos los delegados habían llegado y solicitaron su
incorporación.
El 18 de diciembre de 1810 se celebró una reunión entre los siete integrantes de la
Primera Junta que se hallaban en Buenos Aires y los nueve diputados de las provincias
que habían llegado a la capital, en esa reunión conjunta trece
(Saavedra, Azcuénaga, Alberti, Matheu, Larrea, Manuel Ignacio Molina, Juan Francisco
Tarragona,García de Cossio, Gurruchaga, Manuel Felipe Molina, Funes, Pérez de
Echalar, Olmos de Aguilera y Gorriti) votaron por la incorporación de los diputados a la
Junta mientras que Paso votó en contra y Moreno — que se oponía a la misma —
terminó por votar a favor y presentar su renuncia. La renuncia de Moreno no fue
aceptada.
Al día siguiente se prestó juramento, quedando constituida la Junta Grande que, con
varios cambios en su composición, gobernó hasta el 22 de septiembre de 1811, cuando
fue reemplazada por un golpe institucional encabezado por el Cabildo de Buenos Aires.
Éste llevó al gobierno al Primer Triunvirato, que volvería a las tendencias centralistas de
la Primera Junta.
Obra
La Junta Grande desarrolló, principalmente, una política de espera y de cautela ante los
sucesos de la contrarrevolución y de España.
Uno de los principales problemas con los que debió contar la Junta Grande, fueron las
múltiples tendencias internas en su seno, que llevaron a un accionar lento, dado que
desde ese momento las decisiones ya no podían hacerse solamente pensando en favor
del puerto de Buenos Aires y su gente, sino en pos de todo el país allí representado.
La Junta Grande intentó dar participación a los pueblos del interior mediante el Decreto
de creación de las Juntas Provinciales del 11 de febrero de 1811, que establecía en cada
capital de intendencia una Junta Provincial con autoridad sobre toda la gobernación,
integrada por el gobernador intendente designado por el gobierno central de Buenos
Aires y cuatro vocales elegidos por los vecinos de cada ciudad. En las ciudades
dependientes se formaban juntas subordinadas integradas por el gobernador delegado y
dos vocales electivos.
El nuevo sistema, propuesto por Gregorio Funes, diputado por Córdoba, fue bien
recibido en las capitales de intendencia pero resistido en las ciudades subordinadas, que
no integraban las Juntas Provinciales.
Desarrollo de la Guerra por la Independencia
La guerra fue iniciada contra los funcionarios españoles que no reconocían al nuevo
gobierno, extendiéndose alAlto Perú, el Paraguay y la Banda Oriental.
En el Alto Perú, las fuerzas revolucionarias enviadas por la Primera Junta obtuvieron la victoria
en la batalla de Suipacha (7 de noviembre de 1810), liberando Potosí y expandiendo la revolución
en la región. Sin embargo, el triunfo no pudo mantenerse debido a que Castelli no se supo mantener
al provocar deserciones con su actitud jacobina. El pueblo desertó de las milicias por temor a ser
excomulgados y el ejército español recibió refuerzos del Perú obteniendo la victoria en la batalla de
Huaqui (20 de junio de 1811). Los revolucionarios debieron retirarse hasta Jujuy y
los realistas recuperaron la región.
En el Paraguay, una expedición dirigida por Manuel Belgrano debía lograr el reconocimiento del
gobierno de Buenos Aires, con la orden de Mariano Moreno de fusilar automáticamente al
gobernador de esa provincia. Las fuerzas porteñas fueron derrotadas en Paraguarí (9 de enero de
1811) y Batalla de Tacuarí (9 de marzode 1811). No obstante, el 14 de mayo de 1811 estalló
en Asunción una revolución liderada por liberales que destituyó al gobernador y estableció una Junta
local. Desacuerdos con el gobierno centralista de Buenos Aires determinaron una política
aislacionista que mantuvo al Paraguay al margen de la guerra por la independencia.
En la Banda Oriental estalló una insurrección de la población rural contra las autoridades
españolas deMontevideo encabezadas por el virrey Francisco Javier de Elío, que no era reconocido
como tal fuera de la ciudad. El movimiento cobró fuerza bajo la jefatura del hacendado José
Gervasio de Artigas.
El gobierno de Buenos Aires decidió el envío de fuerzas que, junto con los orientales, vencieron
en Las Piedras a las tropas de Elío y pusieron sitio a Montevideo en junio de 1811. Sin embargo,
la ciudad, perfectamente amurallada, resistió. La flota española dominó el Río de la Plata y
bloqueó el puerto de Buenos Aires.
Primer triunvirato
Artículo principal: Primer Triunvirato (Roma)
Formado por M. Licinio Craso, Julio César y C. Pompeyo Magno.
Cneo Gomelo era enemigo declarado de la nobleza, Marco Licinio Craso era
poderoso por su inmensa riqueza y Cayo Julio César tenía la habilidad del auténtico
político. Craso pereció en la guerra contra lospartos, César resolvió brillantemente la
conquista de las Galias (58-51 a. C.). Pompeyo rompió con César y se reconcilió con
la nobleza, envidioso de la gloria militar ajena. En consecuencia, el triunvirato se
debilitó muy pronto.
Tras las exitosas campañas de Pompeyo contra los esclavos rebelados de Espartaco y
sobre todo la limpieza de los piratas que operaban en el mediterráneo (se ganó el apodo
de Magno), este decidió gobernar de forma indirecta (a diferencia de su mentor Lucio
Cornelio Sila). Para ello contaba con el apoyo del senado (pues había estado del lado de
Sila), pero necesitaba tener a su favor a los equites, o clase de los comerciantes, que
controlaban las finanzas en Roma, para ello se alió con el más prominente de ellos,
Marco Licinio Craso. Ambos personajes chocaban en personalidad y carácter. Julio
César, por otro lado, necesitaba libertad de acción para emprender las campañas que le
llevarían a la grandeza y eclipsarían al propio Pompeyo. Además tenía una alianza
matrimonial con Pompeyo (estaba casado con su hija) y otra económica con Craso (le
financió la llegada al consulado en 59 a. C.), por ello los aglutinó, haciéndose con el
control al cabo de unos ocho años.
César se pudo dedicar con tranquilidad a las campañas de las Galias (58 a. C. -
51 a. C.). Sus enormes éxitos, magnificados por una excelente propaganda, cegaron a
Craso que intentó la conquista de Partia (Persia) donde murió en la batalla de Carrae.
También ganaron la desconfianza de Pompeyo, que al poco tiempo de morir la hija de
César contrajo matrimonio con una hija optimate, considerándose así (por ambas
partes), disuelta la alianza.
Chiclana Sarratea
Segundo triunvirato
Artículo principal: Segundo Triunvirato (Roma)
Formado por Octavio Augusto, Marco Antonio y Marco Emilio Lépido.
Se hizo cargo del gobierno desde el año 43 a. C., pero las luchas internas
acabaron con él.
El enfrentamiento se produjo entre el Occidente romano (fuerzas al mando de
Octavio) y el Oriente helénico (fuerzas al mando de Marco Antonio, ligado a la
reina Cleopatra de Egipto), cuyo resultado supuso la victoria de los occidentales en
las aguas de Actium 31 a. C.
Tras el asesinato de César, mal planteado y sin responder a un plan global, sus
herederos políticos se dedicaron a destruir sistemáticamente a los organizadores y
autores materiales. Para ello se aliaron Marco Antonio,Octavio y Lépido. Lépido cayó al
intentar arrebatar el gobierno de Sicilia a Octavio, tras lo cual Antonio y Octavio se
repartieron el mundo (occidente y oriente respectivamente). Terminada la conquista de
Armenia por parte de Antonio, este pasó el verano en Egipto junto a Cleopatra quedando
hechizado por ella y dándole hijos. Además repudió a su esposa Octavia (hermana del
otro triunviro), acto tras el cual Octavio hizo público el testamento de Antonio donde
dejaba los territorios orientales de Roma a sus hijos y a Cesarión a quien reconocía
como hijo de César. La guerra cívil quedó sellada en Actium donde las tropas del joven
César, al mando de Agripa, venció a Antonio y Cleopatra. Meses después, Egipto
quedaba anexionado a Roma y Octavio allanaba el camino para el Imperio.
Integrantes del Segundo Triunvirato
Inicialmente: Antonio Álvarez Jonte, Juan José Paso y Nicolás Rodríguez Peña.
Desde febrero de 1813: Antonio Álvarez Jonte, José Julián Pérez y Nicolás
Rodríguez Peña.
Desde agosto de ese año: Gervasio Posadas, José Julián Pérez y Nicolás
Rodríguez Peña.
Desde noviembre: Gervasio Posadas, Juan Larrea y Nicolás Rodríguez Peña.
Duración
Entró en funciones el 8 de octubre de 1812 y fue disuelto el 31 de enero de 1814, al
crearse el Directorio.
Origen
Un alzamiento revolucionario, producido en octubre de 1812, exigió la creación de un
Segundo Triunvirato. Desde el 9 de marzo de 1812, con la llegada
desde Europa de José de San Martín y otros patriotas, el impulso revolucionario que
animó a los hombres de Mayo se fortaleció. El 8 de octubre, San Martín
y Ocampo reunieron sus tropas en la plaza principal y forzaron el cambio de gobierno y
la convocatoria de una Asamblea Constituyente para la elección de un nuevo Triunvirato.
El resultado del escrutinio para integrar el Triunvirato fue el siguiente:
Juan José Paso (96 votos a favor - 87 en contra)
Nicolás Rodriguez Peña (172 a favor - 12 en contra)
Antonio Álvarez Jonte (147 a favor - 35 en contra)
Obras
Por decisión del Cabildo del 8 de octubre de 1812, ordenaron el arresto
de Bernardino Rivadavia y lo obligaron a alejarse de la capital. También a Juan Martín
de Pueyrredón se le ordena retirarse a San Luis y el periodista Vicente Pazos Silva
(rival de Bernardo de Monteagudo) es detenido y desterrado. Después de constituirse
la asamblea general Rivadavia y Pueyrredón serían juzgados.
El 4 de diciembre de 1812 se estableció una comisión para redactar la
Constitución.
El 31 de enero de 1813 se estableció en Buenos Aires la Asamblea General
Constituyente, conocida comoAsamblea del Año XIII.
El 10 de marzo se creó la Facultad de Medicina bajo la dirección de Cosme
Argerich.
El 14 de noviembre se creó la provincia de Cuyo (actuales territorios
de Mendoza, San Juan y San Luis).
La creación del Directorio
Desde el inicio hubo enfrentamientos debido a que Paso era de tendencia moderada,
mientras Peña y Jonte eran partidarios de la Logia Lautaro, con lo cual gran parte de las
decisiones que tomaba este gobierno se veían influidas por las ideas de esta sociedad
secreta.
Desde la instalación de la Asamblea, ésta mantuvo una superioridad política sobre el
gobierno, pero ya a fines de 1813, ésta dejó de reunirse casi por completo, y dejó toda la
iniciativa en manos del gobierno.
Si bien tuvo inicios provisionales, con el tiempo aparecieron los problemas: Fernando
VII retomó la corona y crecieron las amenazas de una invasión realista.
La suma de dificultades alcanzó su momento de mayor zozobra tras las derrotas
de Manuel Belgrano enVilcapugio y Ayohuma. En respuesta, Carlos María de Alvear,
apoyado por la Logia Lautaro, animó a elegir un poder ejecutivo unipersonal. La crisis
culminó con la disolución del Triunvirato y la elección del primer Director
Supremo, Gervasio Antonio de Posadas.
Surgimiento
Cuando una revolución popular provocó la renuncia del entonces Director
Supremo Carlos María de Alvear, el 18 de abril de 1815, el Cabildo de Buenos
Aires nombró provisoriamente a un nuevo triunvirato, el Tercer Triunvirato, que tendría
vigencia hasta el nombramiento de un nuevo Director Supremo.
Finalización
Dado su carácter provisorio, este nuevo triunvirato quedó de hecho disuelto el 20 de
abril de 1815, dos días después de haber sido nombrados sus miembros, tras el
nombramiento de José Rondeau como Director Supremo. Sin embargo, dado que se
encontraba en el Alto Perú, el nuevo director fue interinamente reemplazado por Ignacio
Álvarez Thomas en la capital.
Miembros del Tercer Triunvirato
Congreso de Tucumán
Escudo del Congreso de Tucumán, en el actual Museo Casa de Tucumán.
El Congreso de Tucumán fue una asamblea legislativa y constituyente de las Provincias
Unidas del Río de la Plata, actualmente la República Argentina, que sesionó –
inicialmente en la ciudad de San Miguel de Tucumán, y posteriormente en la de Buenos
Aires – entre los años 1816 y 1820. Se lo recuerda especialmente por haber sancionado
la Declaración de independencia de la Argentina y laConstitución Argentina de 1819.
La Revolución y la Independencia
En 1810 estalló en el Virreinato del Río de la Plata la Revolución de Mayo, que dio origen
a las Provincias Unidas del Río de la Plata. Pero, si bien el objetivo de la mayor parte de
los revolucionarios era llegar a la Independencia absoluta de esas provincias, al menos
en las formas, éstos decían actuar en nombre del rey Fernando VII, cuya soberanía
reconocían.
Esa situación se mantuvo en los documentos oficiales durante todos los gobiernos que
sucedieron a la Primera Junta. Los documentos internos y las ideas expresadas por los
líderes políticos en la prensa repetían la intención de independizar las Provincias Unidas,
pero en los documentos que llevaban los diplomáticos al exterior se mantenía lo que se
dio en llamar la "máscara de Fernando".
Desde fines del año 1810 existió la Junta Grande, un cuerpo colegiado, formado por
representantes de todas las ciudades del ex Virreinato, que asumía los poderes
legislativo y judicial. Fue disuelta por orden del Primer Triunvirato, formado por ella.
El Primer Triunvirato ordenó la reunión de una Asamblea general de los pueblos – es decir,
de las ciudades virreinales y sus jurisdicciones – en la ciudad de Buenos Aires. No
obstante, apenas la Asamblea intentó legislar sin someterse a la autoridad del
Triunvirato, fue disuelta sin miramientos.
El Segundo Triunvirato, que gobernó desde octubre de 1812, ordenó y logró la reunión
en Buenos Aires de la llamada Asamblea del Año XIII. Su título oficial era Asamblea
General Constituyente, y se esperaba de ella que declarara la independencia de las
Provincias Unidas y sancionara una constitución. De hecho, si bien ejerció actos propios
de un poder legislativo de una nación soberana, nunca sancionó constitución alguna y
siguió conservando para la diplomacia la "máscara de Fernando".1
La Asamblea disolvió el Triunvirato a fines de 1813, reemplazándolo un ejecutivo
unipersonal, cuyo titular ostentaba el cargo de Director Supremo de las Provincias
Unidas del Río de la Plata. En abril de 1815, el director supremo Carlos María de
Alvear fue derrocado por una revolución en la capital, y la Asamblea fue disuelta.
La convocatoria al Congreso
En lugar de Alvear, el Cabildo de Buenos Aires eligió al general José Rondeau, que
ejercía su cargo desde el norte del país, y a un Director Sustituto en la capital.
Provisionalmente, el poder legislativo fue ejercido por una Junta de Observación,
nombrada también por el Cabildo. La formaban Pedro Medrano, Esteban Agustín
Gascón,José Mariano Serrano, Antonio Sáenz y Tomás Manuel de Anchorena.
Esta Junta sancionó un "estatuto provisional" el 5 de mayo de 1815, que regiría los actos
del Director Supremo y de los gobiernos de provincia. En la práctica, el Estatuto nunca
llegó a tener vigencia efectiva. Pero merece ser recordado por su artículo número 30,
que establecía que el Director,
”...luego que se posesione del mando, invitará, con particular esmero y
eficacia, a todas las ciudades y villas de las provincias interiores para el
pronto nombramiento de diputados que haya de formar la Constitución, los
cuales deberán reunirse en la ciudad de Tucumán.”
Esa convocatoria fue hecha por el Director Supremo sustituto, Ignacio Álvarez Thomas,
en la segunda mitad del año de 1815, y los diputados fueron electos en las últimas
semanas de ese año o en las primeras del año siguiente. Cada provincia eligió un
diputado cada 15.000 habitantes.
La elección de la ciudad de Tucumán se debía a los ingentes problemas que había
debido enfrentar la Asamblea del Año XIII por la negativa de los federales de someterse
a la influencia porteña. De hecho, en las famosasinstrucciones del año 1813, los
representantes orientales habían exigido que el gobierno no se estableciese en la ciudad
de Buenos Aires. El Estatuto había sido redactado bajo la impresión de una revolución
hecha en alianza con los federales, y la Junta había cedido a esa exigencia. De todos
modos, ésta eligió reunir el Congreso en Tucumán, una ciudad muy lejos de la influencia
de Artigas, explicando que era porque ésta quedaba aproximadamente en el centro del
ex Virreinato, además de estar protegido por el Ejército del Norte, cuyo cuartel general
estaba en esa ciudad.
Las sesiones se iniciaron el 24 de marzo de 1816, con la presencia de 33 diputados.
Para las sesiones se alquiló una casa, propiedad de Francisca Bazán de Laguna,2 que
sería declarada Monumento Histórico Nacional en 1941.
La Declaración de la Independencia
Artículo principal: Declaración de independencia de la Argentina
Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica,
redactada en español yquechua.
En 1814, el rey Fernando VII había regresado al trono de España, situación que quitaba
validez y utilidad a la ficticia lealtad al rey. Por eso, los diputados estaban convencidos
de que era urgente declarar la Independencia. Por otro lado, se creía indispensable
lograr algún tipo de ayuda externa, para lo cual era necesario que el país mismo
declarara ser independiente.
El general José de San Martín, gobernador de Cuyo, estaba organizando el Ejército de
los Andes, que debía llevar adelante la campaña libertadora a Chile. Necesitado de
ayuda externa, urgía a los diputados cuyanos a declarar cuanto antes la Independencia:
en carta al diputado Godoy Cruz, le decía:
"¡Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia! ¿No le parece
una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón, y por último hacer la
guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos. ¿Qué nos falta
más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender
cuando estamos a pupilo? Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de
insurgentes, pues nos declaramos vasallos... Ánimo, que para los hombres de
coraje se han hecho las empresas. Veamos claro, mi amigo; si no se hace, el
Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste la
soberanía, es una usurpación al que se cree verdadero, es decir, a
Fernandito."10
No obstante, el momento era delicado: la reacción realista triunfaba en todos lados,
desde México hasta Chile, pasando por el Alto Perú, que teóricamente aún pertenecía a
las Provincias Unidas. Sólo permanecían libres de la reconquista española las Provincias
Unidas, la Liga Federal — si es que se la considera separada de las Provincias Unidas
— y el Paraguay.
Finalmente, el 9 de julio de 1816, siendo presidente el diputado Laprida, según la cita del
Redactor del Congreso,
”En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán a nueve
días del mes de julio de mil ochocientos diez y seis, terminada la sesión
ordinaria, el Congreso de las Provincias Unidas continuó sus anteriores
discusiones sobre el grande, augusto y sagrado objeto de la independencia
de los pueblos que lo forman. Era universal, constante y decidido el clamor
del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los
reyes de España, los representantes sin embargo consagraron a tan arduo
asunto toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e
interés que demanda la sanción de la suerte suya pueblos representados y
posteridad. A su término fueron preguntados ¿Si quieren que las provincias
de la Unión fuese una nación libre e independiente de los reyes de España y
su metrópoli? Aclamaron primeramente llenos de santo ardor de la justicia, y
uno a uno reiteraron sucesivamente su unánime y espontáneo decidido voto
por la independencia del país, fixando en su vitual la declaración siguiente:
”Nos, los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos
en congreso general, invocando al Eterno que preside el universo, en nombre
y por la autoridad de los pueblos que representamos, protextando al Cielo, a
las naciones y hombres todos del globo la justicia que regla nuestros votos:
declaramos solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e
indubitable de estas Provincias romper los violentos vínculos que los ligaban
a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojados, e
investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey
Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de
hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija
la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada
una de ellas así lo publican, declaran y ratifican comprometiéndose por
nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad bajo el seguro y
garantía de sus vidas haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda
para su publicación. Y en obsequio del respeto que se debe a las naciones,
detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta
solemne declaración. Dada en la sala de sesiones, firmada de nuestra mano,
sellada con el sello del Congreso y refrendada por nuestros diputados
secretarios.”
El 19 de julio, en sesión secreta, el diputado Medrano hizo aprobar una modificación a la
fórmula del juramento, agregando después de «independiente del rey Fernando VII, sus
sucesores y metrópoli», la frase:
”y de toda otra dominación extranjera.”
Inusualmente, la declaración alteraba el nombre del país, llamándolo ’’”Provincias Unidas
en Sud América”’’, nombre que no se había utilizado hasta entonces. Al parecer, la
intención era declarar la independencia de todas o casi todas las colonias españolas en
América del Sur, unificándolas en un solo país, con capital en Cuzco.
Cabe aclarar que, de los diputados, tres de ellos no pudieron asistir a la sesión del 9 de
julio: Del Corro, el Coronel Mayor Graduado Juan José Feliciano Fernández
Campero, Marqués de Yavi, por Chichas, quién se encontraba en el frente de combate,
y José Moldes de Salta.
La monarquía y los federales
Desde el día 12 de julio, se inició la discusión sobre la forma de gobierno, al proponer el
diputado Acevedo que se adoptase la forma monárquica constitucional. Las discusiones
se elevaron inmediatamente de tono, incluyendo mordaces comentarios de algunos
diputados, despreciando por razones raciales la propuesta de un rey "de la casta de los
chocolates."11 Cuando predominaba la opinión de iniciar tratativas en el sentido de nombrar
un rey, el día 15, el diputado fray Justo Santamaría de Oro exigió que, antes de tomar
ninguna determinación, se consultara "a los pueblos". Rápidamente la discusión se
estancó.
Unos días más tarde, fue finalmente redactado un "Manifiesto a las Naciones",
anunciando la independencia de las Provincias Unidas al resto del mundo. No obstante,
ningún país reconoció, en ese momento, la independencia nacional, y ninguno lo haría
hasta siete años más tarde.
Desde poco antes de la Declaración de la Independencia, fuerzas portuguesas iniciaron
una campaña para apoderarse de la Banda Oriental, hecho que finalmente se produjo en
el mes de agosto. La excusa para lainvasión luso-brasileña era la acción del jefe de los
federales, general José Artigas, que de hecho desconocía la autoridad del Directorio y
del Congreso.
El propio Director Supremo no veía con malos ojos la invasión, ya que pensaba que —
aunque al precio de perder una provincia — ésta le permitiría librarse de la amenaza de
los federales. Derrotado Artigas por los portugueses, pensaba, sería fácil recuperar para
la obediencia al gobierno de Buenos Aires a Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. No sería
así: con la única excepción de Córdoba, las provincias federales no pudieron ser
recuperadas y nunca enviarían diputados al Congreso.
De todos modos, el Congreso envió una diputación ante el general invasor, Carlos
Federico Lecor, la cual, aleccionada por Pueyrredón, no exigió de manera taxativa la
retirada de los invasores, e incluso pretendió lograr apoyo portugués en la lucha contra
Artigas. El resultado de tal política fue la ocupación de Montevideo a principios de 1817,
y una larga guerra defensiva de los orientales, hasta su derrota definitiva en 1820.
El día 22 de noviembre, el Congreso sancionó un Reglamento Provisorio, una especie de
constitución provisional, pero ésta nunca fue promulgada por Pueyrredón.
El traslado
A partir de inicios del año 1817, la situación militar en el norte del país se hizo más
delicada: a partir de la exitosa campaña de San Martín a Chile, el ejército realista del Alto
Perú pudo estar seguro de que la frontera norte quedaba desguarnecida. De modo que
el general José de la Serna lanzó repetidos ataques sobre la provincia de Salta. Aunque
repelidos por el general Güemes, éstos pusieron en peligro – verdadera o
aparentemente – la seguridad del Congreso.
Por ello se propuso su traslado a Buenos Aires, dando además la razón de que el
Congreso debía estar más en contacto con el Director Supremo. Una rápida votación el
17 de enero – día de su última sesión en Tucumán – decidió el traslado a la Capital. Los
diputados cordobeses Cabrera, Corro y Pérez de Bulnes se opusieron al traslado,
exigiendo que se consultara a las provincias. En respuesta, fueron expulsados del
Congreso y sufrieron algunas semanas de arresto.
Desde entonces, el Congreso dejó de ser "de Tucumán", aunque los historiadores suelen
citarlo con ese nombre también en el período posterior. También dejó de ser la caja de
resonancia de los intereses de las provincias del interior, para ser sometido a una
intensa influencia del poder ejecutivo, de la prensa y de la opinión pública de la ciudad
de Buenos Aires. Incluso se incorporaron diputados de las provincias ocupadas por los
realistas, elegidos no en ellas, sino por el cabildo de Buenos Aires.12
Durante todo el año de 1817 y la primera mitad de 1818, el Congreso se dedicó a legislar
sobre cuestiones menores, excepto por un segundo Reglamento Provisorio, sancionado
en diciembre de 1817, cuya aplicación fue muy limitada.
Durante el período en que sesionó en Buenos Aires, más de la mitad de los diputados
fue reemplazado por otros. No obstante, las provincias federales tampoco se
incorporaron al mismo. El “Redactor del Congreso” quedó en manos de uno de los
nuevos diputados, Vicente López y Planes, y perdió mucho de su valor testimonial.
La Constitución Unitaria
Artículo principal: Constitución Argentina de 1819
A pesar de que uno de sus principales objetivos era sancionar la constitución, se produjo
al respecto una larga discusión sobre su oportunidad. Los diputados Sáenz, Serrano y
Aráoz, por ejemplo, objetaron que
"...no teniendo el Congreso, en virtud del sistema representativo que el país
ha adoptado, para disponer de la suerte futura de las provincias que, o por
sufrir el yugo de los enemigos, o por otras circunstancias, carecen hoy de
representación competente, tampoco las tiene para dar una constitución que
las comprenda."
No obstante, prevaleció la opinión contraria, sostenida especialmente por los diputados
porteños.
En agosto de 1817 se había formado una comisión para redactar un proyecto de
constitución. La formaban los diputados Serrano, Sánchez de Bustamante, Diego
Estanislao Zavaleta, Sáenz y Paso. Esta comisión redactó el Reglamento Provisorio, y
luego lo extendió y modificó para llevarlo a ser una constitución.
Tras más de dos años sin hacer mucho al respecto, el 31 de julio de 1818, el Congreso
inició la discusión de un proyecto de constitución. Se trataba de un documento que
aglutinaba disposiciones del reglamento de 1815 y de las leyes de la Asamblea del año
XIII. En general, muchas de sus normas eran extraídas de la constitución española de
1812.
Por esa misma época, fue enviado a Europa el canónigo Valentín Gómez, diputado del
Congreso, con instrucciones de conseguir un príncipe europeo para ocupar el trono de
las Provincias Unidas y lograr alianzas con Francia y Gran Bretaña. No logró su
cometido. Pero, aún en fecha tan tardía como noviembre de 1819 — muchos meses
después de la sanción de la Constitución — se aprobaría un proyecto de coronación del
infanteCarlos Luis de Borbón, príncipe de Luca, como rey de las Provincias Unidas.
El texto definitivo de la Constitución Argentina de 1819 fue oficialmente sancionado el 22
de abril de 1819. Se trataba de una constitución aristocrática y unitaria,13 y que no
determinaba exactamente si se trataba de una república o una monarquía.
El manifiesto con que se anunciaba la Constitución, redactado por el Deán Funes, decía:
"Seguramente podemos decir con igual derecho lo que decía una sabia
pluma en su caso, que la presente Constitución no es: ni la democracia
fogosa de Atenas, ni el régimen monacal de Esparta, ni la aristocracia patricia
ni la efervescencia plebeya de Roma, ni el gobierno absoluto de Rusia, ni el
despotismo de Turquía, ni la Federación complicada de algunos estados… un
estado medio entre la convulsión democrática, la injusticia aristocrática y el
abuso del poder ilimitado."
En la práctica, la constitución nunca se llegó a aplicar: el Directorio siguió rigiéndose por
los estatutos anteriores y las provincias federales lo rechazaron de plano. Las provincias
interiores juraron obediencia a la Constitución, y algunas de ellas llegaron a elegir
diputados y senadores para el proyectado congreso nacional. Pero los grupos opositores
empezaron en esa misma fecha a organizar las revoluciones que derrocarían a los
gobiernos directoriales.
La disolución
El 9 de junio de 1819, desobedecido en todos lados – incluso por el general San Martín,
que se negaba a llevar su ejército a combatir a los federales – Pueyrredón presentó su
renuncia al cargo de Director Supremo. En su lugar, el Congreso eligió al general José
Rondeau. Éste siguió la política de su antecesor en todo: ofensivas militares contra los
federales, alianzas con el invasor portugués de la Banda Oriental,16 y retiro de los
ejércitos que hacían la guerra de la independencia para utilizarlos en la guerra civil.
En enero de 1820, la situación del Directorio era ya muy endeble: ya no era obedecido
fuera de Buenos Aires y Córdoba y – con mucha menor autoridad – en Salta y Cuyo. El
resto del país era, de hecho, independiente de su autoridad. La invasión de los federales,
dirigidos por Estanislao López y Francisco Ramírez, provocó el motín de Arequito, que
precipitó la separación de Córdoba, casi simultánea con el inicio de la revolución federal
en Cuyo. Desde ese momento, el Director Supremo sólo era obedecido en Buenos Aires.
Rondeau se puso al frente del ejército de la Capital y salió al encuentro de los federales.
En su lugar, y con carácter de Director Interior el Estado, fue electo el diputado
porteño Juan Pedro Aguirre, que se hizo famoso por dos gestiones: ordenó la prisión de
Pueyrredón, Tagle y Julián Álvarez, permitiéndoles al mismo tiempo huir hacia
Montevideo. Por otro lado, lanzó una proclama incendiaria contra los federales,
anunciando su llegada a las puertas de Buenos Aires,
"...objeto de sus venganzas, víctima decretada en los consejos de su
irritación. Los pretendidos federales, no lo dudéis, lo que pretenden es
humillaros. Ninguna otra gloria les apetece que imponer su planta osada
sobre vuestra noble cerviz."
Rondeau enfrentó a los federales en la batalla de Cepeda, el 1 de febrero de 1820, y fue
completamente derrotado. Mientras sus soldados entraban huyendo a la ciudad,
esparciendo el desaliento, el general director tardó varios días en reunir algunas tropas
con las que entró a la capital, con la pretensión de recomponer su gobierno.
Tras cumplirse un ultimátum de 8 días, el ejército federal avanzó hacia Buenos Aires,
anunciando que interrumpiría sus marchas en cuanto supieran que el actual gobierno
hubiera caído, y que el pueblo de Buenos Aires fuera libre para elegir sus autoridades.
Simultáneamente, el general Soler, comandante del ejército de campaña, exigió la
renuncia de Rondeau, agregando:
"Las provincias se han separado, de consiguiente, ¿a quién representa el
Congreso? Los enemigos no quieren tratar con autoridad que dependa de
él..."
El 11 de febrero, Rondeau presentó su renuncia, pero no al Congreso sino al Cabildo de
Buenos Aires. El Congreso se consideró disuelto desde ese mismo momento, y nadie
volvió a acordarse de la constitución del año anterior. Los diputados del interior sufrieron
varias semanas de arresto, acusados de haber colaborado en las maniobras
monárquicas y en la alianza con Portugal. Recuperaron la libertad y, en su gran mayoría,
huyeron rápidamente de la ciudad.
Comenzaba la Anarquía del Año XX.