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2 - El Garrote
Consistía el garrote en un poste de madera provisto de un collar de
hierro o, menos común y eficiente, de cuero duro, que se apretaba
progresivamente por medio de un tornillo. Había dos versiones
esenciales de este instrumento:
a) La versión típicamente española, en la que girando el tornillo, se
apretaba el collar de hierro, matando a la víctima por asfixia;
b) La versión catalana, en la que se ponía en la nuca del condenado, un
punzón de hierro, que apretaba el collar y penetraba quebrando las
vértebras cervicales, al mismo tiempo que empujaba el pescuezo al
frente, provocando el machacamiento de la tráquea contra la argolla,
matando tanto por asfixia como por la destrucción de la médula espinal
o el bulbo cerebral. La presencia de este artificio no garantizaba una
muerte rápida, por contra la agonía podía ser más o menos prolongada,
dependiendo del humor del verdugo.
El primer tipo fue utilizado en España hasta la muerte del General
Franco en 1975. El segundo tipo, usado hasta principios del s. XX en Cataluña y en América Central, ha
sido también utilizado, en algunos países del tercer Mundo, como instrumento de tortura y ejecución.
3 - Emparedamiento
El emparedamiento, utilizado ya en tiempos de Roma, para castigar a las vestales que
perdían su virtud, dispensa de cualquier explicación. La víctima era sepultada viva,
muriendo de hambre y sed o asfixia, dependiendo del lugar de confinamiento.
6 – Inmersión en Aceite
Esta tortura podía ser tanto una forma de ejecución como de interrogatorio, tanto judicial como
extrajudicial. El prisionero, suspendido por los brazos del techo, era bajado, por medio de un sistema de
cuerda y ruedas, dentro de un caldero lleno de aceite hirviendo. Este suplicio podía ser aplicado
conjuntamente con el estiramiento (!) y casi invariablemente, provocaba la muerte de la víctima; en la
mejor de las hipótesis, la dejaba inválida de por vida.
7 - La Sierra
La sierra era otro medio de ejecución extremamente cruel,
en el que la víctima, suspendida por los pies, era serrada
por en medio, de arriba abajo, a partir de la entrepierna.
Este tipo de ejecución podía ser llevada a cabo con
cualquier tipo de sierra de leñador utilizada a cuatro
manos y de dientes grandes. La historia cuenta que varios
mártires - santos, religiosos, laicos - sufrieron este
suplicio, tal vez peor que la cremación lenta o la inmersión
en aceite hirviendo. Debido a la posición invertida, se
aseguraba la oxigenación del
cerebro y se impedía la
pérdida general de sangre, el
condenado no perdía la
consciencia hasta que la
sierra alcanzaba el ombligo,
o, a veces, hasta el pecho.
La Biblia cuenta que el rey
hebreo David exterminó a los
habitantes de Rabah y de las demás ciudades amonitas, ejecutando a
hombres, mujeres y niños por este método, además de hachas, hornos de
ladrillos y otros. Esta especie de beneplácito, poco menos que divino,
contribuyó mucho a la aceptación de la sierra y del hacha, como medio de
ejecución por la gente bien pensante de la Iglesia medieval.
La sierra era aplicada frecuentemente con homosexuales de ambos sexos,
principalmente en hombres. En España, la sierra fue un medio de ejecución
militar hasta mediados del XVIII, según varias referencias, que no se
citan, todavía hubo un caso concreto en Cataluña, durante la guerra de la
Independencia (1808-1814), contra los ejércitos de Napoleón, los
guerrilleros españoles sometieron a decenas de oficiales franceses e
ingleses a la sierra, sin preocuparse mucho de las alianzas del momento.
En Alemania, la sierra estaba reservada a los cabezas de movimientos
rebeldes y en Francia a las brujas "poseídas por Satanás".
8 - Empalamiento
Esta era una forma particularmente cruel de ejecución, visto que la víctima
agonizaba varios días antes de morir, tardando mucho en quedar
inconscientes. Se tiene noticia que era usada desde la antigüedad hasta el
s. XVI, que fue ampliamente empleada por los ejércitos turcos que invadían el este de Europa.
El método era simple: se acostaba a la víctima boca abajo y se le clavaba en el ano o en el ombligo - o,
tal vez, tratándose de una mujer, en la vagina - una estaca suficientemente larga para atravesar el cuerpo
en sentido longitudinal. Para que la estaca quedase firme, era introducida en el cuerpo del condenado a
golpes de martillo. En seguida, se plantaba la estaca en el suelo y la fuerza de la gravedad hacía el resto.
El cuerpo se clavaba por su propio peso, la estaca rasgaba lentamente las entrañas, un proceso que podía
durar - dependiendo del espesor de la estaca y de la capacidad de resistencia de la víctima - varias horas
o hasta días.
Aún más terrible era el "empalamiento al contrario", tal como era hecho por las tropas turcas de
jenízaros que invadían la Europa del s. XVI. Según este método, la víctima era suspendida por los pies,
lo que impedía la hemorragia y facilitaba la oxigenación del cerebro; de esta forma el condenado tardaba
en perder el sentido, permaneciendo consciente durante la mayor parte del tiempo.
9 - Cremación
La cremación era conocida como la forma de ejecución utilizada en casos de brujería, los romanos ya la
utilizaban para los parricidas y los traidores.
En su forma medieval, utilizada por la Inquisición, el condenado sólo era quemado vivo si adjuraba o,
renunciaba a los errores que le habían arrastrado a aquella situación; en tal caso, era estrangulado.
Para garantizar que la víctima muriese verdaderamente en las llamas, y no asfixiada con el humo, la
vestían con una camisola encharcada con azufre.
10 - Mesa de Evisceramiento
Este terrible suplicio era llevado a cabo en un aparato especial, constaba de una mesa o tabla sobre la
que había una polea y un sistema de cuerdas y pequeños ganchos. El verdugo abría el vientre de la
víctima amarrada sobre la tabla, de modo que no pudiera debatirse, en seguida, le introducía los ganchos
en la abertura, prendiéndolos firmemente en las entrañas del condenado. Al manipular la polea, las
entrañas eran empujadas para fuera, con la víctima aún viva; esta era entonces abandonada para morir en
ese estado. La muerte tardaba horas y hasta días. Cuanto más tardase – esto es, cuanto más sufriese,
mayor era considerada la habilidad del verdugo.
2 – Los aplasta-cabezas
Los aplasta-cabezas, instrumentos típicamente medievales, constaban
de un casco y de una barra en la que se colocaba la cabeza del
torturado. Seguidamente por medio de un tornillo, se iba apretando el
casco, comprimiendo la cabeza del individuo en sentido vertical. El
resultado era arrasador: primero destrozaban los alvéolos dentarios;
después, las mandíbulas; y finalmente, caso de tortura no constante,
los ojos saltaban de las órbitas y el cerebro chorreaba por el cráneo
fracturado.
3 - La Dama de Hierro
La Historia de la Tortura registra muchos instrumentos en forma de sarcófago antropomorfo con pinchos
en su interior que, al cerrar la puerta, penetraban en el cuerpo de la víctima. El ejemplo más conocido
fue la llamada "doncella de hierro" de Núremberg, ejemplar del final del siglo XV, reproducción
perfeccionada de ejemplares más antiguos. El aparato fue destruido cuando Núremberg fue
bombardeada, en 1944.
Es difícil separar la leyenda de los hechos cuando se habla de tal
instrumento, pues quedan pocas descripciones de la época, y la
mayoría del material publicado se basa en investigaciones
distorsionadas del siglo XIX, opiniones fantasiosas y románticas.
Al contrario de lo que se acostumbra afirmar, la Dama de Hierro
raras veces era usada en una ejecución intencional (sin embargo,
sin duda, el condenado podría, debido a un lamentable infortunio,
morir asfixiado en su interior).
La primera referencia fiable de una ejecución con la Dama de
Hierro se remonta al 14 de Agosto de 1515, si bien, el
instrumento que fue utilizado, comprobadamente, tenía unos dos
siglos. Ese día, un falsificador de moneda fue ahí introducido y las
puertas cerradas lentamente, para que las puntas afiladísimas le
penetraran en los brazos, en la barriga, en el pecho, en las piernas
en la vejiga, en los ojos, en los hombros en las nalgas, más no suficientemente para matar, y así
permaneciera gritando y lamentándose por días, tras lo que morían.
Es probable que los clavos fuesen desmontables y de varios tamaños, de modo que pudiesen colocarse
en varios orificios en el interior del aparato, volviéndose más o menos penetrantes, según las exigencias
de la sentencia.
La Dama de Hierro era aplicada a los autores de crímenes contra el Estado, que no fuesen de lesa
majestad, y también en casos de mujeres adúlteras y de jóvenes o viudas que no mantuviesen su
castidad. Era también usada como instrumento de interrogatorio, en casos específicos de mujeres
sospechosas de brujería o comercio con las fuerzas infernales. Ese caso de interrogatorio era usado
especialmente en mujeres, que se juzgaba podrían soportarlo mejor que otros métodos y por dejar pocas
o ninguna marca visible, estando, asimismo, prácticamente garantizada la confesión de la acusada.
4 - La Rueda Vertical
La rueda vertical, que, como señala su nombre, era levantada
perpendicularmente en relación al suelo, el cuerpo de la víctima era
amarrado al instrumento, lo más estirado posible. En seguida la rueda era
girada, exponiendo al torturado, a cada vuelta, a carbones o brasas ardientes
colocados en el suelo, bajo la máquina. El resultado final era el suplicio
lento con quemaduras por toda la superficie del cuerpo, que, conforme su
gravedad, podrían llevar a la muerte del torturado.
5 - Jaula de Clavos
Atribuyese generalmente su invención a la condesa húngara Elizabeth
Báthory, que vivió en el siglo XVI; no obstante existen registros de su uso en
tiempo de los romanos. Sin embargo, no era un modo de interrogatorio o
sanción judicial, siendo utilizado apenas por ciertos individuos, aisladamente.
Básicamente, el engendro era una jaula cilíndrica de láminas de hierro afiladas, cuyo interior era
guarnecido de puntas aguzadas de hierro. La víctima era inmovilizada en la jaula y el torturador, armado
de un hierro al rojo vivo o de un hierro puntiagudo, comenzaba a pinchar al prisionero, que, en sus
movimientos de rechazo, chocaba contra las puntas y láminas de la jaula. El resultado era previsible.
Sin embargo, la mayoría de las jaulas de clavos de que
se tiene noticia fueron colocadas directamente sobre la
tierra, se dice que la jaula de Elizabeth Báthory
(perfeccionada para que ella tomase los famosos baños
de sangre que según se dice la mantenían siempre joven
y bella) era suspendida del techo; la condesa se sentaba
debajo de ella y la sangre corría directamente sobre su
cuerpo.
6 - El Caballo de Estiramiento
El estiramiento, o desmembramiento causado por medio
de tensión ejercida longitudinalmente, ya era usado en
el Antiguo Egipto y en Babilonia. En la Europa
medieval y después, el caballo de estiramiento
constituía instrumento fundamental de cualquier
mazmorra respetable,
La víctima era atada al aparato y sus miembros firmemente presos y estirados por la fuerza del
cabrestante, existiendo testimonios antiguos que hablan de hasta 30 cm de distensión, lo que resulta
inconcebible; la distensión originada para dislocar y torcer cada articulación de los brazos y las piernas,
el desmembramiento de la columna vertebral y la destrucción de los músculos de las extremidades del
tórax y del abdomen provocaba un efecto mortal. Antes del abatimiento final, la víctima en las fases
iniciales del interrogatorio, sufría el dislocamiento de los hombros por causa del estiramiento de los
brazos para atrás y por encima, así como un dolor intenso provocado por la ruptura de músculos y fibras
sometidas a una tensión excesiva.
Con la continuación de la tortura, las caderas y los codos comenzaban a descoyuntarse, separándose por
fin, ruidosamente. Si en esta fase, la víctima escapaba con vida del tormento quedaba lisiada para toda
la vida. Después de horas o días, en los casos más resistentes, las funciones vitales simplemente
cesaban, una tras otra.
2 – El Triturador de cabezas
El triturador era una faja de hierro, algunas veces con aguijones en su interior, que se colocaba alrededor
de la cabeza de la víctima, siendo progresivamente apretado, por los tornillos situados en roscas
laterales, provocando cortes y laceraciones y pudiendo provocar fracturas craneanas fatales.
Era un instrumento usado sobre todo con mujeres y casi nunca en hombres.
3 – La Cuna de Judas
Este procedimiento presentaba variaciones que eran usadas
simultáneamente en toda la edad Media. La más simple
consistía en suspender a la víctima sobre una especie de
pirámide, sobre cuya punta se hacía bajar, con más o
menos velocidad. El pico afilado de la pirámide, de esta
forma, alcanzaba el ano, la vagina, la base del saco
escrotal, o las últimas vértebras del coxis. El verdugo,
siguiendo las indicaciones de los interrogadores, podía
variar la velocidad de la presión, desde cero hasta la
totalidad del peso del cuerpo. Así como dejarla caer,
repetidas veces sobre la punta.
La Cuna de Judas, en italiano Culla di Giuda, en alemán Judaswiege en inglés Judas Cradle (o
simplemente Cradle) en francés como La Veille.
4 – Silla de Interrogatorio
Muy simples: era una silla de hierro con el asiento y el respaldo totalmente
cubiertos de puntas afiladas. Era un instrumento básico en el arsenal de los
inquisidores. La víctima, siempre desnuda, era colocada y amarrada a la
silla, cuyas puntas producían un efecto obvio sobre su fuerza de voluntad
que dispensa de cualquier comentario. El tormento podía ser intensificado
con sacudidas y golpes en los brazos y el tronco.
Asimismo, había otro modo de volver este instrumento más eficiente: como
la silla era la mayor parte de las veces, de hierro (había ejemplares de
madera) se calentaba en un brasero hasta que se transformaba en brasa.
5 – El triturador de pulgares
Simple y muy eficaz. El aplastamiento de los dedos y falanges y el
arrancamiento de las uñas estaban entre las torturas más antiguas. Los
resultados en términos de relación entre el dolor infligido, el esfuerzo
realizado y el tiempo consumido son altamente satisfactorios desde el punto de vista del torturador,
sobre todo cuando se carece de instrumentos complicados y dispendiosos.
El triturador estaba básicamente constituido de dos o tres barras, que podían ser apretadas por medio de
un tornillo, lentamente, o por medio de golpes, de manera más brusca.
6 - La "Extensión"
Es una variante del caballo de estiramiento. Al contrario de la distensión puede ser aplicada al cuerpo
en sentido longitudinal, aplicada a los brazos del condenado los descoyunta estirando el tórax,
ejerciendo una presión extra.
7 - La Escalera de Estiramiento
La llamada "escalera de estiramiento" era nada más que una simple escalera de madera, a la que se le
daba un uso más, el de instrumento de interrogatorio. Fue usada en el proceso de Eischtadt, en el que
una vieja fue acusada de brujería, a mediados del s. XV.
La víctima era colocada sobre la escalera, teniendo sus pies atados a unos dos pasos; los brazos,
igualmente atados, eran progresivamente empujados para atrás, bien por medio de fuerza humana, bien
por medio de pesos cada vez mayores.
Se después de todo esto la víctima se negase a confesar, estando paralizada y con los hombros
destrozados, el tribunal era forzado a reconocer su inocencia.
Esta tortura era largamente usada por los inquisidores alemanes.
8 - Potro
Este aparato, muy engorroso, estaba compuesto por una
plancha, sobre la que era colocada la víctima. Esta
plancha presentaba orificios por los que se pasaban
cuerdas de cáñamo que enrollaban los antebrazos, los
brazos, los muslos, las pantorrillas, en suma, las partes
más musculosas de los miembros de la víctima. En el
transcurso de la tortura estas cuerdas eran
progresivamente apretadas, por medio de manivelas en
los laterales del aparato. El efecto era el de un
torniquete.
La legislación española que reglamentaba la tortura
previa, señalaba como máximo, cinco vueltas a las
manivelas que apretaban las cuerdas al cuerpo. Eso
bastaba para garantizar que, caso de ser probada la
inocencia del reo, este no quedase por efecto de la
tortura, con secuelas irreversibles. Por ello,
generalmente, los verdugos, incitados por los interrogadores, daban hasta diez vueltas, lo que hacía que
las cuerdas desgarrasen la carne hasta el hueso.
9 - Quebrador de rodillas
Semejante al Triturador de pulgares: dos barras
Destinadas a comprimir entre sí, hasta el punto de
fracturar las rodillas de la víctima. La parte interior del
aparato podía contener puntas.
Generalmente, este aparato era aplicado después, lo que
permitía à la víctima una noche o algunas horas de
descanso; al día siguiente, estando las piernas del infeliz
machacadas e inflamadas, sino ya quebradas, se volvía a
repetir la tortura, que se tornaba, asimismo, mucho más
dolorosa y casi imposible de resistir.
10 - La Estrategia o Polé
Consistía en la dislocación de los hombros, por el movimiento de izar violentamente a la víctima, con
los brazos atados atrás, con el cuerpo suspendido.
Era un medio de extraordinaria eficiencia; como no provocaba derramamiento de sangre, lo que era
prohibido por la Iglesia o sus agentes, era
largamente usado por los inquisidores.
El aparato era muy simple: componiase apenas
de una cuerda y de una polea. Las muñecas del
condenado eran atadas atrás y ligadas a una
cuerda, que, pasando por la polea, permitía que
fuese izado de modo que las articulaciones de
los hombros pasaban a soportar la totalidad de
la masa corporal.
De inmediato, las clavículas y los omoplatos se
desarticulaban, lo que provocaba
deformaciones que podían ser irreversibles. La
agonía podía ser agravada por una serie de
medidas adicionales:
a) Se podía izar a la víctima hasta cierta altura,
dejándola caer enseguida, sujetándola antes de
que llegase al suelo, lo que provocaba la
inmediata ruptura de las articulaciones y fracturas óseas;
b) A fin de aumentar el peso soportado, se ataban a los pies del condenado un lastre cada vez mayor,
generalmente, hasta cincuenta o sesenta kilos, existen noticias de interrogatorios en que se ataron pesos
de hasta setenta kilos, o hasta el peso del propio cuerpo
c) A veces, en cuanto el condenado se desmayaba, se le podía quemar partes de su cuerpo -
señaladamente las axilas, - con mechas, como en el caso del interrogatorio de los Papenheimers, en
Baviera, en el siglo XVI.
12 - Tortura de Agua
Había dos maneras de aplicar esta tortura. La primera consistía
simplemente en colocar un trapo en la boca de la víctima amarrada
e ir dejando caer agua lentamente en el trapo, hinchándolo,
provocando sofoco; un poco más de la cuenta y el torturado se ahogaba en tierra seca. La segunda
versión, más conocida, llamada la "tortura de las vasijas". La vasija era un recipiente de arcilla que
contenía cerca de un litro y medio de agua. El verdugo introducía en la boca de la víctima un embudo de
cuero o de cuerno y vaciaba el contenido de la vasija en este embudo.
En ambas versiones para que la tortura fuera eficiente, se tapaba la nariz del condenado, provocándole
asfixia.
IV - Instrumentos de Mutilación
Desde el Antiguo Egipto, y antes, la mutilación sirvió como método eficaz de castigo para crímenes
menores, considerados no tan graves que mereciesen la pena de muerte, tales como hurtos, daños a la
propiedad ajena, y a veces - por increíble que pueda parecer - estupros.
La mutilación, tenía un efecto arrasador sobre los culpados, tanto física como moralmente, también era
considerada un esplendido método de prevenir la reincidencia, visto que el acusado quedaba marcado
como tal para el resto de su vida, bastando a las personas de bien lanzarle un collar para estar prevenidas
acerca de sus actos ilícitos en el pasado. Generalmente, los condenados a ser mutilados recibían la pena
en público, a fin de servir de ejemplo a quienes por desesperación o inclinación estuviesen tentados a
desobedecer la ley.
1 - Pinzas y Tenazas
Pinzas, tenazas y tijeras de esquilar, usadas frías, pero normalmente calentadas al carbón, eran
adecuadas para arrancar pedazos de carne del cuerpo de las víctimas, constituían utensilios básicos de
cualquier verdugo. Las tenazas se destinaban generalmente- con preferencia las calentadas- a las
narices, dedos de las manos y pies y senos. Las pinzas, mayores, servían para destrozar y quemar el
pene.
En el transcurso de la Historia de la tortura, los órganos genitales masculinos (al contrario de los
femeninos) siempre gozaron de cierta impunidad. Con todo, raramente, acontecían casos de castración
(arrancamiento de los testículos) y amputación de penes. Estos castigos no se aplicaban, como sería de
esperar, por violencia contra la mujer, mas generalmente por conspiración o tentativa contra el Príncipe
o gobernante local. La violación extra-conyugal, en la edad media como norma era raramente castigada;
la violación conyugal siempre fue considerada ejercicio del derecho marital, permaneciendo siempre
impune.
3 - Destrozador de Senos
Tratábase de tenazas con cuatro garras convergentes, capaces de transformar en masas informes los
senos de mujeres condenadas por herejía, blasfemia, adulterio, magia blanca erótica, homosexualismo o
aborto provocado, entre otros delitos. Para tal efecto, a veces era utilizado apenas un gancho calentado
al fuego.
V - Instrumentos de contención
Tales instrumentos se destinaban no propiamente a causar dolor y sufrimiento – aunque, en ocasiones,
era una consecuencia secundaria inevitable- mas a inmovilizar a los prisioneros listos para ser
interrogados, o simplemente cuando permanecían en sus celdas. Es claro que la inmovilidad constante y
forzada podía constituir por si sola una tortura bastante refinada.
5 - Cinturón de Castidad
La función de este instrumento fue siempre mistificada, no sólo por el pueblo, sino también por los
círculos académicos. La opinión tradicional era que el cinturón de castidad se usaba para garantizar la
fidelidad de las esposas durante las ausencias del marido, y sobre todo - una convicción que en nada se
aproxima a la verdad, no existiendo evidencias que soporten tal idea - para las mujeres de los cruzados
que partían para Tierra Santa.
Suponiendo que la función primordial del aparato fuese esta, tal constricción se limitaba siempre a
breves períodos de tiempo, como algunas horas o, como máximo, dos o tres días; jamás el cinturón era
utilizado por períodos dilatados. Una mujer "impedida" de esta forma corría riesgos vitales por las
infecciones originadas por acumulaciones tóxicas perjudiciales al organismo, por no hablar de las
quemaduras y laceraciones provocadas por el contacto continuo del hierro con la piel o la posibilidad de
un embarazo en curso.
Con todo, existía una segunda utilidad para el cinturón, está bien poco mencionada: constituía una
barrera contra la violación. Una barrera eficiente en ocasiones "peligrosas", tales como el
acuartelamiento de soldados en la ciudad, o la permanencia en un hospedaje, durante la noche, en medio
de cualquier viaje. En estas ocasiones, eran las propias mujeres las interesadas en la idea de colocarse el
cinto, según se comprueba por varios testimonios.
6 - Cinturón de Contención
Se aplicaba este cinturón en la cintura de la víctima, cuyas muñecas eran apresadas por las abrazaderas
laterales. La persona así inmovilizada, podía ser sometida a cualquier otra tortura o abandonada a la
muerte por hambre, frio, sed o infecciones.
7 - Collar de Castigo con un Peso
Muchas son las formas de encadenar pesos inhumanos a personas: argollas para el pescuezo, muñecas y
tobillos; cinturones y collares variados. Hay poco más que decir. El prisionero debía cargar con estos
pesos por meses, hasta años; a veces, de por vida. El collar con peso correspondía a una argolla de hierro
alrededor del pescuezo, a la que se prendía un peso variable de cerca de diez a veinte kilos. Amén del
tremendo esfuerzo en cargar semejante conjunto, las quemaduras provocadas por la fricción en torno del
pescuezo y los hombros causaban gangrena e infecciones que podían ser fatales.
9 - Collar de Púas
Este collar, cuyo interior estaba provisto de picos afilados, se
colocaba en torno del pescuezo de la víctima. Con frecuencia era
usado como medio de ejecución: pesaba más de cinco kilos,
descarnaba el pescuezo, hombros y maxilares, provocando infecciones febriles y finalmente la corrosión
de los huesos y de las vértebras expuestas, lo que acarreaba la muerte en poco tiempo.
Tenía la gran ventaja de economizar tiempo y dinero, pues, siendo un medio extático, no exigía
esfuerzo por parte del verdugo. Trabajaba por sí sólo, día y noche, no exigiendo gastos de manutención.
10 - Caballete
Este es el más famoso de los instrumentos de contención, y un ítem fundamental en el arsenal de
cualquier torturador. Su uso era variado: tanto servía para inmovilizar a las víctimas durante la tortura o
mutilación como para exponerla en público como castigo por crímenes menores, insignificantes; como
dormir en la iglesia, por ejemplo.
1 – Látigos de cadenas
Parecían más armas de guerra que instrumentos de interrogatorio judicial; por tanto, eran muy
utilizados. Todos eran muy similares y con una gran variedad - con dos, tres, hasta ocho cadenas -
provistas de muchas "estrellas de hierro", láminas cortantes en las puntas. Algunas cadenas eran
intercaladas con láminas.
2 - La Cola de Gato
Era un látigo de cuerdas arrolladas que servía para exfoliar la piel de la víctima. Las cuerdas eran
sumergidas en una solución de sal y azufre, de manera que, debido a las características de la fibra de
cáñamo y los efectos de la sal y el azufre, además de cien láminas de hierro afiladísimas, cada una de
ellas colocada al final de cada cuerda, la carne iba siendo reducida a una pulpa sanguinolenta, hasta que
se encontraban expuestos los pulmones, los riñones, el hígado y los intestinos. Durante este
procedimiento, la zona afectada iba siendo cubierta con la misma solución hirviendo.