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A propósito de la Didáctica

Dr. Justo A. Chávez Rodríguez

Hay personas que parecen no pensar más


que con el cerebro; mientras que otras
piensan con todo el cuerpo y toda el alma,
con la sangre, con el tuétano de los huesos,
con el corazón, con los pulmones, con el vientre, con la vida.

Miguel de Unamuno

Una persona vuelve después de l00 años. Está desconcertado por el cambio. No se
ajusta, ni reconoce su entorno .Para quitarse esa sensación de inestabilidad piensa, qué
hacer. Una persona encuentra la solución: llevarlo a una escuela. Allí todo sigue igual.

Actividad desarrollada en la Asociación de Pedagogos de Cuba.


6 de Febrero 2007

Didáctica General

A manera de Introducción.
La Didáctica como ciencia es tema de discusión en la actualidad. En Cuba, en los últimos
años, se ha producido una significativa actividad científica en relación con esta ciencia.
Las Universidades han dedicado grandes esfuerzos a teorizar sobre este particular. Se
trata de la Didáctica General, porque existen centros universitarios que han alcanzado un
gran nivel de desarrollo en las llamadas “metodologías de la enseñanza“ de las diferentes
áreas del conocimiento y, en menor medida, se han dedicado a la didáctica teórica, como
sucede con el Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona “ de Ciudad de La
Habana. En la Universidad de Santiago de Cuba se ha desarrollado la Didáctica Holístico-
Configuracional y, en igual institución en Pinar del Río, la Didáctica Cooperativista. Se
asumen, también, otras posiciones teóricas en los centros de educación superior en el
país. Resulta muy positivo este quehacer científico, y se saluda sinceramente. Solo
faltaría saber si se complementan la Pedagogía (teoría educativa) con la Didáctica
(técnica de enseñar) y, qué influencias han ejercido en la práctica educativa, en qué
medida el tradicionalismo sigue enseñoreándose de nuestras aulas. Se necesita un
debate nacional sobre dichas concepciones, muchas de ellas conocidas solo

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regionalmente, que no han penetrado en la comunidad científica del país, incluido, por
supuesto, a todo el magisterio.

A estas teorías se unen las más conocidas. Se escuchan con frecuencia referencias a las
didácticas: dinámicas, activa, constructivista y desarrolladora, entre otras. No se
puede dejar de mencionar que se habla también de la teoría de la complejidad, o se
aprecia la educación desde la óptica de la pedagogía de la diversidad.

¿Cómo orientarnos en este encrespado mar de teorías sobre la Didáctica? .Es bueno
reconocer, que dichas concepciones parten de posturas psicológicas y pedagógicas
diferentes acerca de la enseñanza y de su núcleo básico: el aprendizaje.

No se pretende ni adherirse a una de ellas ni desestimar a las otras y mucho menos,


crear una nueva. Se quiere hablar de lo esencial de la Didáctica, con independencia
del enfoque que se asuma o del tipo de actividad docente de que se trate. Puede servir
para una clase o conferencia tradicional, para el uso de los medios técnicos y también,
para la enseñanza a distancia.

No se hará referencias a “ pautas “ para enseñar, ni a “ principios mágicos “ que sirvan


para todo. Se pretende revelar aquello que no puede faltar en una clase de cualquier nivel
o tipo de enseñanza, o forma de organización que se adopte. En materia teórica se
prefiere recodar a Martí “El primer deber de un hombre de estos días, es ser un
hombre de su tiempo. No aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias. No
estorbar a su país con abstracciones, sino inquirir la manera de hacer prácticas las
útiles.” ( J. M., O.C., t. 7, pág. 99 )

Estas ideas martianas dan una gran flexibilidad al pensamiento y permiten no separar las
concepciones educativas que se esgriman de las condiciones histórico-concretas en las
que se produce el proceso educativo.

Ahora bien, no se pretende sentar cátedra en materia didáctica y como afirmó Michael
Foucault: lo que se dice debe tomarse como propuestas, inicios de juegos a los que se
invita a participar a quiénes están interesados en ellos; no pretende, por tanto, constituir
afirmaciones dogmáticas que tengan que ser tomadas o dejadas en bloque.

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Acerca de la Didáctica

Entre las consideraciones generales que se quieren resaltar están las siguientes:

1. La Didáctica es una ciencia pedagógica, que contiene las técnicas para enseñar y
aprender. Sin ella, no puede existir un proceso consciente y pleno de enseñanza-
aprendizaje.

2. La Pedagogía es un saber – teoría educativa - , que necesita de la Didáctica para


vincularse a la práctica educativa. No deben existir separadas la Pedagogía y la
Didáctica, y mucho menos, que cada una de ellas siga un rumbo teórico diferente,
como suele, a veces, ocurrir.

3. La Pedagogía – saber -, la Didáctica – saber-hacer- y el Maestro, forman un


todo y, en manos de éste último está el Arte de enseñar.

4. Cada educador apoyado en la ciencia y en la técnica recrea el acto educativo, de


acuerdo con las circunstancias, las que no pueden ser totalmente pre establecidas.
No pueden existir técnicas rígidas y formales para enseñar, pues, el maestro recrea
en cada clase, de acuerdo con su tacto pedagógico, las estrategias didácticas que
utilizará cada día. No existe el “Manual del perfecto maestro“. En cada actividad
docente, éste y el profesor, van escribiendo su propio Manual, que contiene las
tácticas para esa determinada circunstancia. Por supuesto, no se vaya a entender
que el acto educativo es caprichoso y solo depende del estado de ánimo del
educador. Este particular influye pero no puede determinar, en manera alguna, su
actividad pedagógica. Él tiene que sobreponerse a sus situaciones anímicas, para “
darlo todo “ en el proceso que guía. Debe basarse, por supuesto, en la teoría y en
las técnicas que conoce para desplegarlas creativamente en función del contenido
que enseña, del nivel escolar en que se encuentra el alumno y de las
particularidades para enfrentar el aprendizaje.

5. La educación -proceso educativo- tiene como núcleo básico a la enseñanza. Esta


se encuentra centrada en el aprendizaje. El eje rector de este último es: el pensar y
el sentir, o sea, la unidad de lo cognitivo y de lo afectivo.

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Sigamos a estas categorías: educación, enseñanza, aprendizaje: pensar y sentir.

La categoría educación vista por la Pedagogía como ciencia, forma parte importante de
la educación social, pero no la abarca toda y, tampoco se pueden separar de las formas
de educación que se producen en las diferentes agencias educativas: familia, comunidad,
medios masivos de comunicación, etc

6. Esta manera de educar es conscientemente organizada y orientada a un fin


determinado. Este es el objeto de estudio, hasta el momento actual, de la
Pedagogía como ciencia.

El núcleo básico de la educación es la enseñanza. Para algunos autores, la enseñanza es


la forma peculiar que adopta el proceso educativo en la escuela y en otras formas de
organización que pueden llamarse pedagógicas, aunque, como se ha dicho, la enseñanza
es el núcleo básico del proceso educativo. La enseñanza tiene la condición de ser el
campo principal, porque existen otros, en el que se dan la instrucción y la
educación en su sentido más estrecho. Esto es, la guía cognitiva y espiritual del
hombre.

Hay que tener en cuenta que el núcleo básico de la enseñanza es el aprendizaje. Separar
la enseñanza del aprendizaje es un contrasentido que no debe producirse. El concepto de
enseñanza- aprendizaje es una reiteración innecesaria, en última instancia.

Ahora bien, el núcleo aglutinador – básico – del aprendizaje, ¿cuál es?. Este se precisa de
acuerdo con la teoría psicológica del aprendizaje que se asuma. Si su misión es el
desarrollo del pensar en el alumno, o de la estimulación del pensamiento, se toman los
rumbos de las corrientes cognitivas que sin despreciar otros objetivos, se centran en
desarrollar las diferentes formas del pensamiento. Si el aprendizaje pretende formar una
unidad más compleja e integral en el hombre en formación, que incluye el pensamiento,
pero también a los sentimientos, los valores, etc., entonces, se está enfrentando alguna de
las corrientes llamadas humanistas, como la concepción psicológica que se sustenta en el
enfoque histórico culturalista o en otras manifestaciones del idealismo en psicología, pero
de contenido también humanista.

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No es esto solo lo que determina la existencia de una corriente o tendencia del
aprendizaje, pues habría que plantearse el papel del sujeto en la construcción del
conocimiento, pero sí decide mucho estos puntos de vista para asumir una u otra posición
sobre el aprendizaje. Igualmente, cuando se expresa que los objetivos de la enseñanza
deben centrarse en el aprendizaje. Hay que dilucidar, si esta es la única función de la
enseñanza, y qué relación guarda ésta con el proceso del aprendizaje.

Este particular es complicado, y lo que se pretende, en este caso, es que se comprenda la


relación entre: educación- enseñanza- aprendizaje- fines del aprendizaje (pensar,
sentir y otros).

Cada una de estas categorías es núcleo básico de la anterior. En última instancia podría
decirse, que es cierto, que el núcleo básico del proceso educativo es el aprendizaje,
pero no debe verse en el sentido en que lo veían los paidocentristas.

ENSEÑAR es la función del maestro, quien debe ser siempre un guía del alumno. No es
el dueño de su mente para imponerle un conjunto de conocimientos y para modelar su
actuación de acuerdo con sus ideas y costumbres.

El maestro es portador de un código de saberes, técnicas y actitudes que debe trasmitir a


los alumnos. Esa es su responsabilidad histórica. Es un código muy complejo, pues tiene
que contener: los momentos más significativos de la obra humana que le ha antecedido,
pero también, es un deber situar al alumno a la altura de su tiempo, y después, prepararlo
para que sea, no solo un constructor de lo que aprende, sino y muy especialmente, un
creador, que además de auto desarrollarse, legue a la posteridad su aporte a la cultura
material y espiritual y a la sociedad, de la que es deudor.

Todo ese proceso tiene que lograrse a partir de sentir un gran amor por su misión histórica
y por los alumnos.

El alumno es quien APRENDE. Es humano desde que nace y aunque hay necesariamente
que orientarlo–educarlo– para que alcance su plena formación y desarrollo, por ser
siempre un ser inacabado, no puede sentirse oprimido ni desconocido en su individualidad
primigenia.

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El ser humano tiene que socializarse, eso es verdad, pues de esa manera su
individualidad primera alcanza su plenitud como ser individual. Esto parece una
contradicción, pero es la LEY DE LA VIDA.

Martí expresó: “ Un hombre solo vive como un frijol “ (J. M., O.C., tomo 4, página 278).
Esta es una expresión muy profunda, porque revela las claves – en la educación del
hombre- de la socialización en íntima relación con la individualidad, y las influencias
recíprocas que se ejercen entre sí para decidir su destino.

Como afirma Octavi Fullat en su obra: Pedagogía existencialista y postmoderna:

“ A los pedagogos, y no a los filósofos de la educación, incumbe señalar a qué edades y


con qué metodología se procederá a la duda y a la ironía. Que desconfíe el discente - y
por qué no también el docente -. Y ponga mordacidad ante el discurso del jefe de gobierno
o el sermón del obispo o la explicación del profesor o la arenga vibrante del político o el
consejo paternal e igualmente ante sus propias convicciones, incluidas las científicas.

No procederá así, a fin de echarlo por la borda, sino para decidir provisionalmente con qué
se queda de todo aquello, Tal vez piense, después, como el jefe del gobierno, como el
obispo, como el profesor, como aquel político, como su padre o como pensaba antes él
mismo. Pero, ya todo será distinto y nuevo porque los pensamientos han dejado de ser
mostrencos y ahora son suyos, porque han dejado de ser fetiches y han pasado a ser
utensilios para que él sea dueño de su existencia dentro de lo que permita todo lo
condicionante.(página 239).

El Apóstol José Martí en sus escritos educativos afirmaba, sobre la forma de enseñar,
ideas que son anticipaciones geniales de lo que se ha apuntado anteriormente.

Expresó: “ La Conferencia es monólogo, y estamos en tiempos de diálogo.. Uno


hablará sobre un tema, y todos preguntarán y responderán sobre él.

Unas veces, por lo alto del asunto, será la Conferencia sola. Otras, será el trato en
junto de nuestras ideas esenciales para acallar una duda, para entender una

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institución política, para conocer el alcance de un programa social”. (J. M. O. C.
tomo 2, páginas l6 y l7).

Como se aprecia en ambos casos se están dando soluciones didácticas para enfrentar la
educación plena del hombre y su proceso de socialización.

A propósito del aprendizaje

El proceso lento, complejo y a veces dramático del aprendizaje tiene que ocurrir para que
sea efectivo, en un medio adecuado de orden, respeto y emocionalidad.

Nada de esto significa rigidez, voluntarismo ni coacción, pues de ser así el alumno cerrará
sus “ventanas interiores “, y puede oír y mirar, pero no escuchar ni ver . En este caso,
todo el esfuerzo que se haga por educarlo resultaría a la larga inútil. Lo tenemos delante o
a distancia y hasta puede hacer esfuerzos por participar, por salir airoso en su interés por
aprender, pero no es el “cómplice “ del maestro, a veces, es su enemigo.

El proceso de enseñanza- aprendizaje es un pacto, una alianza, una negociación


(Gloria Fariñas) entre el maestro y el alumno. Hay que ponerse de acuerdo; establecer las
condiciones necesarias y las reglas adecuadas, y después, respetarlas y cumplirlas. De no
ser así se transgrede lo establecido y se perjudican, tanto uno como el otro. Sobreviene,
entonces, el fracaso, el sentimiento de inutilidad, la falta de preparación para enfrentarse a
la vida, y por consiguiente se es frágil ante los vicios y demás debilidades que lo asedian
constantemente, como tentaciones, y no se encuentra preparado para enfrentarlas.

Lo que se ha expresado anteriormente equivale a preciar que: el maestro tiene que


conocer al alumno, siempre estar atento a las más leves manifestaciones de su conducta.
Todos los días no es el mismo alumno el que llega al aula Tiene su misma cara y hasta su
misma sonrisa, pero nunca podemos decir que conocemos totalmente a una persona. Hay
que re descubrirla a diario, para a diario enseñarla, por eso hay que ESCUCHAR Y
COMPRENDER.

El proceso del aprendizaje es lento, porque aunque el alumno pueda aprender con rapidez
un procedimiento, una habilidad, etc., por los medios que utilicen para enseñarlo, el

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aprendizaje hay que reforzarlo continuamente, y en diferentes momentos hay que volver
sobre lo aprendido, para que se vaya consolidando el conocimiento adquirido. No
confundir la rapidez en los primeros pasos del aprendizaje, con la solidez del
conocimiento, que se produce cuando se puede operar con él, para resolver situaciones
nuevas, y dicho conocimiento permanece, entonces, incorporado al saber de la persona.
El aprendizaje conlleva un lento proceso de sedimentación, que realmente nunca
termina.

El aprendizaje es complejo, porque el aprender no significa, en última instancia, poseer


mucha información inconexa de un hecho o proceso, sino saber relacionar los
conocimientos que sobre este hecho o proceso se tiene. Por lo tanto, hay que acudir al
aprendizaje de lo esencial para encontrar las relaciones entre los conocimientos. Hay que
tener en cuenta que el conocimiento es uno, pero está fraccionado por diferentes ciencias
que abordan distintos ángulos de la realidad. La unidad de lo diferente es el verdadero
conocimiento, pero habría que preguntarse, ¿en qué reside la unidad más amplia de todo
conocimiento?

Este ejemplo anterior revela cómo se concibe la unidad entre la complejidad y la


diversidad en todo proceso de enseñanza- aprendizaje.

Acerca del pensamiento y del conocimiento

El maestro- guía debe saber que el pensamiento, en el proceso de elaboración del


conocimiento, resulta una actividad de gran complejidad. Se adquiere el conocimiento por
dos caminos diferentes: por la vía racional, que tiene su base en la observación y en la
experimentación, por medio del pensamiento lógico, que es verificable en la práctica y
también, por la vía, que algunos filósofos llaman “ inteligencia profunda: sentimientos,
emociones, intuición y la fe.

Estas formas “no lógicas “ o “ irracionales “, por contraponerlas al pensamiento lógico,


tienen, en última instancia, su propia lógica. Esta vía ofrece también al hombre
“conocimientos ", pero que no son verificables de inmediato en la práctica, y son también

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“saberes” y “ creencias”, no del todo despreciables. Hay que decir, que estas dos formas
de adquirir los conocimientos no son antagónicas. Se pueden conciliar plenamente.

La historia filosófica del pensamiento cubano ha sido una larga lucha por la conciliación
entre la fe y el pensar. Cuando lo cognitivo y lo afectivo tienen su encuentro en el interior
del hombre, se produce un fenómeno extraordinario, que eleva al ser humano a planos
trascendentes. La razón apoya a la fe y ésta enriquece y eleva a la razón, y así aparecen
las convicciones.

Es necesario decir que el conocimiento racional posee en sí mismo elementos “ no


racionales “ y viceversa. Como afirma Ortega y Gasset: El pensamiento siente una
fruición muy parecida a la amorosa cuando palpa el cuerpo desnudo de una idea. La
separación metafísica de ambas vías, como ha sucedido, por un lado, ha traído “ ciencia
sin conciencia “, y por otro, se ha querido que el hombre crea sin apoyo de la razón.

Las formas racionales e irracionales del pensamiento – fe y razón – son como las alas con
las cuales el espíritu humano se eleva hacia el encuentro con la Verdad. No existen
caminos extraviados en el hombre. Han sido los hombres mismos quienes han perdido el
rumbo. La Verdad está, tanto en el interior del hombre, como en su exterior.

El camino hacia la Verdad puede partir de la historia del pensamiento, como también,
puede encontrarse a partir de la Naturaleza misma, por lo menos, así lo percibieron Luz y
Martí. Uno de los conocidos aforismos de Luz y Caballero: “ Las ciencias son ríos
caudalosos que conducen al océano de la divinidad “. Martí, también consideró que el
camino de la naturaleza era el mejor, metodológicamente hablando, para alcanzar la
Verdad, porque la historia del pensamiento estaba bloqueada, desde la época antigua,
por la discusión acerca de qué que es lo primario, si la materia o el espíritu.

Para el Apóstol cubano, la precedencia no era lo importante, sino que ambas se dan en
una unidad dialéctica, y que la una no puede existir sin la otra. Para Martí, lo primario es el
“Todo “, no sus partes.

Para que se produzca el proceso del aprendizaje, el guía, el mentor tiene que buscar en el
interior del alumno, llegarle profundo, por la vía de los sentimientos y de las emociones,

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para que perciba el conocimiento, primero, emocionalmente, para después, decidirse
necesariamente a buscar la verdad por la vía racional.

Hay verdades, que la razón humana – la lógica – no puede alcanzar simplemente, pero el
pensamiento provocado por la intuición del hombre lo alcanza. José Martí ha expresado
que llegó a sus concepciones educativas, primero, por la intuición, y después, por la
razón. Esta es una hermosa manera de hacer ciencia de la educación. No se puede
olvidar que Martí también dijo que existen verdades verificables, pero que existe una
Verdad, que no se razona, se siente, se ama y se cree en ella.

Enseñar a creer a un niño, a un joven o a un adulto resulta una tarea delicada, pues
enseñar quiere decir : despertar, abrir ventanas hacia el interior, mostrar la virtud que cada
hombre lleva en sí , para prepararlo emocionalmente y, después de sembrar esas semillas
hacer que la razón haga su obra. No es poner a la razón como sierva de la fe. Es conciliar
un solo y único proceso de pensamiento y de conocimientos necesarios para que el sujeto
sienta y razone la verdad, cualquiera que sea su dimensión, o hasta dónde él decida
llegar

Con estas consideraciones se puede comprender al Héroe de Dos Ríos, cuando insistió:
A mis horas soy místico, y a mis horas estoico. La razón misma me dice que no hay
límite para ello, por lo que allí donde ya no tiene fundamento visible el hecho, sigo,
en virtud de la armonía que su existencia y aplicaciones me demuestran, razonando
lo que no veo en conformidad con lo que he visto, lo cual no es deserción de la
razón, sino consecuencia de ella, que el de los que reducen a esclava del hecho
conocido, y convierten a la que se debe abrir el camino en mero llevacuentas. ( J.M.,
O.C. , T 22, pág. 52 )

Estas palabras de Martí responden plenamente a las consideraciones que se han venido
haciendo en relación con el conocimiento y el pensamiento, que todo maestro tiene que
conocer. Resulta de interés señalar que Fidel Castro expresó: “La ética, la moral y la fe
no pueden ser destruidas con nada” ( F.C., discurso del l9 de diciembre de l 996 )

Las categorías de la Didáctica

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La separación metafísica entre la Didáctica y la Pedagogía ha conllevado a que la ciencia
de la “dirección del aprendizaje” tuviera que asumir sus propios principios teóricos,
alejándose de los de la Pedagogía, que necesariamente le debería servir de fundamento.
La Didáctica se convirtió, entonces, en una ciencia independiente, de carácter teórico-
práctico.

Lo razonable sería que cada tendencia pedagógica, como reflexión o teoría del proceso
pedagógico, tuviese su correspondiente sistema de principios que sustenten las técnicas –
tekné – para llevar a la práctica los contenidos de la enseñanza.

Lo más tradicional es considerar como categorías esenciales de la Didáctica a las


siguientes: objetivo, contenido, método, medio, evaluación y formas de organización.
Existen otras, las que le son asignadas con frecuencia a la Didáctica.

Es cierto, que de acuerdo con el enfoque que se le confiera, tanto a la Pedagogía como a
la Didáctica, pudieran utilizarse un sistema categorial u otro. El que se mantiene vigente
en Cuba se tiene que corresponder con los presupuestos teóricos generales oficiales del
país. Cualquier inclusión de nuevas categorías u omisión de alguna exige de un examen
cuidadoso, para no transferir aquellas que corresponden a un determinado enfoque a la
teoría que actualmente es usada en el país.

Las principales inclusiones u omisiones que se realizan en la actualidad son las


siguientes:

• La incorporación de la categoría “secuencia”, que acompaña al contenido.

• .La omisión de la categoría “evaluación”, la que se suele extraer de la

Didáctica para incluirla en otro sistema de relaciones.

• La inclusión de las categorías “problema” y “objeto“, como esenciales en el proceso


didáctico.

• La tecnología como centro del proceso de enseñanza y como su verdadero fin.

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• La consideración de alguna forma de organización como método.

Es conveniente analizar la jerarquización que se hace de esas categorías, porque todos


aceptan que funcionan como un sistema, pero varían en la consideración de cuál es la que
resulta rectora del proceso didáctico.

Cuál es la categoría rectora de la Didáctica. Por supuesto, que se diría que es el objetivo,
pero hoy por hoy, se vuelven a priorizar el método y a la tecnología ( medio) a la que se le
confiere una función de fin de la educación. Entonces, el objetivo que contiene realmente
el fin o el para qué se educa se debilita o se subordina a otro núcleo que se considera
rector.

Por qué ocurren en nuestro medio social estos cambios . Esta sería una pregunta muy
difícil de responder, porque tiene que ver con varios factores. Entre ellos, está la asunción
acrítica de enfoques didácticos que asumen disímiles fundamentos filosóficos. También,
la ausencia de crítica científica, por la falta de publicaciones sistemáticas en Revistas
especializadas de los resultados de las investigaciones en esta área del conocimiento de
la realidad y su correspondiente análisis. Todo ello, hace que, a pesar de que Cuba es un
país, quizás el de más fuerte tradición pedagógica en América Latina, y que posee una
historia muy rica en materia pedagógica y didáctica, hoy por hoy, se presente, tanto en la
una como en la otra, con una gran incoherencia en sus categorías y da la impresión que
no existe una teoría pedagógica o del aprendizaje.. Es necesario poner orden en este
desorden epistemológico para poder decir que poseemos una sólida teoría pedagógica o
didáctica.

La categoría “secuencia” es asumida por algunos pedagogos latinoamericanos y ha sido


incorporada en Cuba, aunque no se encuentra muy extendida.

Al hablarse del “contenido“ como categoría se expresa que para la Didáctica es más
importante la forma o secuencia en que aparecen los contenidos en el programa, porque
ésta determina con más facilidad los métodos y las diferentes estrategias didácticas a
emplear. Por esta razón, incluyen a la secuencia de los contenidos como una categoría
separada.

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Es cierto, que el contenido puede parecer en el programa de diferentes maneras, que
implica o conlleva razonamientos diferentes, pero separar el contenido de su secuencia
produce una fractura en una de las categorías esenciales del proceso didáctico, que
resulta ser el contenido.

Por supuesto, que en Cuba no está generalizada la categoría secuencia, lo que sucede es
de otra índole, y es que el maestro y el profesor no la tienen muy en cuenta para enfrentar
en el aula el desarrollo del contenido de la clase.

En el segundo perfeccionamiento del sistema nacional de educación de Cuba (1985 ) se


hizo caso omiso de este particular, que conllevó a que el maestro no lo tuviera en cuenta a
la hora de preparar sus clases.

Esta fue una reacción ante el exagerado inductivismo del primer perfeccionamiento, pero
se llegó a tal extremo que se eliminó el poner énfasis en ello. Cada programa, al
estructurar sus contenidos poseía, por supuesto, su secuencia, pero resultaron a la larga
diferentes para cada asignatura en un mismo grado, lo que conllevó la aplicación de
diferentes estrategias didácticas para el aprendizaje, con la consabida dificultad por parte
del alumno. Esto ocurrió porque se siguió una lógica, más cercana a la ciencia, que a la
asignatura propiamente dicha.

En cuanto a la categoría “evaluación”, por algunos especialistas en Didáctica cubanos, no


la tienen en cuenta dentro de las categorías de esta ciencia, y le confieren una función
aparte. Este particular puede producir una ruptura entre la forma de enseñar y la manera
de evaluar, lo que, a veces, resulta contradictorio. Se llega a evaluar por lo que exigen los
programas – ideal – y no por la forma en que los conocimientos han sido explicados y
asimilados en el aula. Al no resolverse esta contradicción, el proceso evaluativo resulta,
en última instancia, obsoleto.

Es muy antigua en Cuba la discusión entre el valor de los exámenes y el de la inspección


escolar, como formas de diagnosticar la calidad de la enseñanza en un momento
determinado, tal como lo enfrentó Varona y ha llegado a la actualidad. Este problema aún
no se ha resuelto.

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Por lo regular no se establece la distinción entre la evaluación – control – como una
categoría de la dirección científica, que abarca a todo el sistema educacional y a la forma
específica que esta adopta en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Se suele trasladar,
mecánicamente, a este medio una concepción más amplia, esencial, y por tanto,
abstracta, del proceso evaluativo. Una cosa es la evaluación del sistema educacional o
parte de él y otra, es la valoración – evaluación – del proceso didáctico en cualquiera de
sus manifestaciones.

La categoría “problema” y “objeto” han sido incluidas entre el sistema de las más
esenciales de la Didáctica. Por qué ha ocurrido esto. Este es un asunto complejo, que
después de muchos análisis, se puede llegar a la conclusión: que es producto de sumar,
a la Didáctica cubana actual, categorías que vienen de otros enfoques y que pudieran ser
útiles, pero bien ubicados en el sistema categorial al uso .

En el pensamiento educativo de Karl Rogers, y a partir de la creación de los llamados


“grupos operativos”, se produce un proceso didáctico en que la función del maestro queda
reducida a ser un simple facilitador del proceso de enseñanza, y el alumno pasa a ser
aprendiente.

La enseñanza es vivencial y se atiene solo a sus experiencias; por eso, los contenidos a
enseñar deber partir de las vivencias y atenerse a ellas. La misión del facilitador es la de
crear las condiciones para el diálogo y la reflexión de los alumnos, mediante la creación de
“problemas”, que el aprendiente debe enfrentar y razonar a partir de sí mismo. De ahí,
que en esta concepción del aprendizaje, el problema se convierta en una vía necesaria y
absoluta para el aprendizaje.

De esta manera, se justificaría que sea ubicado dentro de los intereses del proceso
didáctico como un componente con vida propia. No se trata, por cierto, de un verdadero
problema científico.

Ahora bien, en el sistema de la Didáctica cubana, el problema está incluido en el método


de enseñanza, aunque se le confiera, como en la enseñanza de las Matemáticas, un papel
importante. No es necesario ubicarlo como algo independiente, y además, rector del

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proceso didáctico. Lo mismo ocurre con el “objeto”. Este forma parte de la categoría
“contenido”, pues se refiere a lo que trata la enseñanza en un momento determinado, y no
es necesario ubicarlo como una categoría independiente.

En este caso, al incorporar una serie de categorías, se puede pensar en una concepción
ecléctica, que asume conceptos básicos de diferentes ámbitos teóricos, y lo que hace a la
larga es complicar y desquiciar los fundamentos de la Didáctica que se emplea en la
enseñanza.

No resulta criticable que se pretenda problematizar la enseñanza, y apoyarse en el diálogo


fecundo, para el logro de un aprendizaje consciente, pero la teoría en la que se apoya este
proceso es la que no puede perder el rumbo que el fin de la educación le demanda.

Lo mismo ocurre con el uso de la tecnología en la educación. Esta es un medio y, como


tal, debe apoyar a los métodos de enseñanza, pero no debe considerarse como un fin en
sí misma. Si esto ocurre, llegaremos a lo que algunos maestros y profesores piensan que
la tecnología es el centro del proceso de la enseñanza.

Por otro lado, no se puede olvidar lo que ya se ha reiterado, que existe una relación
estrecha entre la teoría (Pedagogía), las técnicas ( Didáctica) y el arte de enseñar, que
está en manos del educador, y es quien debe decidir las tácticas a usar en cada caso.
Tanto los principios pedagógicos como los didácticos pasan por la subjetividad del
educador, que los convierte en acciones específicas. Es el maestro quien enseña,
realmente, y la Didáctica no funcionaría sin esa mediación. Al referirse a la ciencia y a la
técnica de la educación, William James, en su obra Charlas a los maestros sobre
psicología, afirmó: “Una mente inventiva intermedia ha de realizar la aplicación, utilizando
su originalidad “ (W.J., pág. 46).

Ha aparecido una concepción que considera al “taller”, que resulta una forma de
organización del proceso de enseñanza, como método. Este particular complica el
sistema categorial de la Didáctica y, en definitiva, la debilita como ciencia.

En este caso, no se va a hacer referencia a las denominaciones de las teorías que


sustentan a las Didácticas que se están produciendo en el país. Se considera que con la

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alusión al sistema categorial que se emplea, en mayor o menor medida, es suficiente para
entender que no se debe estorbar al país con abstracciones, sino, como dijera Martí, en
estos momentos es necesario: “hacer prácticas las útiles “. Es muy conveniente recuperar
la Didáctica que realmente responda al fin y a los objetivos de la educación cubana en
estos momentos históricos.

Premisas básicas para la enseñanza-aprendizaje.

Resulta necesario analizar un conjunto de premisas básicas que deben tenerse en


cuenta para reorientar el proceso de enseñanza-aprendizaje, que son las siguientes:

1. Los alumnos aprenden de modos diversos y con ritmos diferentes, aunque se


reconocen formas generales de aprendizaje

Existen, en los alumnos, modos o formas generales y particulares de aprender.

Se asume, con frecuencia, que todos los niños deben tener ciertas habilidades, destrezas
y conocimientos en edades más o menos fijas. Por ejemplo, se afirma que a los dos años,
el niño tiene que saber hablar; que a los tres, debe saber contar hasta 3 o 4 unidades, que
a partir de los 6 años cumplidos, está en capacidad de aprender a leer, escribir y realizar
operaciones aritméticas simples, entre otros supuestos.

Sin embargo, factores como la herencia, la maduración y el ambiente, y sobre todo, el


sistema de influencias educativas, pueden acelerar o retardar dicho desarrollo e inclusive
desviarlo.

Se sabe, que algunos niños aprenden más rápido que otros a: gatear, caminar, contar,
dibujar, hablar, leer, sumar, restar, etc

Lo general, es que todos los niños desarrollen esas habilidades, lo particular, es que lo
hagan antes o después, o bien en forma muy diferentes unos y otros, con un ritmo
acelerado o lento en relación con los demás alumnos. Esto se da frecuentemente en las
escuelas y es fundamental que los docentes lo tengan en cuenta.

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El insigne pedagogo cubano Luz y Caballero, en la primera mitad del s XIX afirmó: Sucede
en educación, lo mismos que acontece en Medicina: hay ciertos remedios, que si bien
generalmente surten los mismos efectos, aplicados a algunos enfermos producen
resultados contrarios”. ( Luz, Escritos Educativos, Tomo l, página 79).

Con estas ideas se está señalando, que unos alumnos aprenden con un método y otros,
necesitan vías diferentes.

2. No se debe enseñar a los alumnos cosas que no estén en relación con sus
posibilidades de desarrollo intelectual y con sus necesidades e intereses

Este particular no significa, en manera alguna, que no se le conceda a la enseñanza un


potencial desarrollador.

El proceso de enseñanza se debe organizar siempre de manera tal que tenga en cuenta el
nivel de desarrollo alcanzado por el alumno, lo que significa es que la enseñanza bien
organizada y creadas todas las condiciones para el aprendizaje, en la actividad mental que
el alumno lleve a cabo, en ese trabajo intelectual, se puede alcanzar al finalizar el proceso
del aprendizaje más desarrollo que el que el alumno poseía al iniciarse dicho proceso. Por
eso, el educador Luz y Caballero decía: “Para no quedarse en el camino es necesario
andar con menos carga y más lentitud. Norabuena que en un mismo establecimiento
sobren clases de todo género; pero que sean para los niños a la manera de un jardín
bien provistos de frutales de todas especies, cuyos frutos los irán gustando no
verdes ni a un tiempo, que eso los indigestaría, una tras otra, según la estación las
fuese madurando”. ( Luz, Escritos Educativos, Tomo l, página l5) .

Esta premisa no niega el carácter desarrollador del proceso de enseñanza.

3. El alumno es el que aprende, bajo la guía y la dirección del docente

Esta tercera premisa es muy polémica. No significa un menosprecio a la función del


docente. Por el contrario, se trata de darle al maestro el rango que merece, es decir, de
incitador, de motivador o facilitador del aprendizaje del alumno, y no de mero emisor de

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informaciones o contenidos. Como dijera el insigne educador cubano Félix Varela: “Los
maestros no son más que compañeros del que aprende”.

El maestro más que dedicarse solo a instruir, debe también desarrollar en los alumnos su
capacidad de pensar y de sentir, en un ambiente de respeto y solidaridad. En lo que
respecta propiamente a enseñar a pensar, se habla no de aprendizaje, sino de
aprendizajes, pues para algunos especialistas, la metodología para enseñar los procesos
no es igual a la que se usa para enseñar los conocimientos. Cómo conjugar ambos
procesos. Sobre este particular hay que reflexionar mucho. Existen diferentes tendencias
al respecto. No es aún un problema resuelto por la Didáctica. Estamos de acuerdo con la
célebre frase de Miguel de Montaigne ( 1533-1592 ), que dijo: “Educar no significa llenar
sino formar cabezas “,y agréguese, formarlas de tal modo que cada cual tenga la propia..
José Martí expresó, al respecto: “ Y pensamos que no hay mejor sistema de educación
que aquel que prepara al niño a aprender por sí. Asegúrese a cada hombre el
ejercicio de sí propio”. (J.M., O.C., T. 8, pág. 42l)

Paulo Freire, el insigne educador del Brasil, consideró que la educación debe propiciar el
“aprender a ser", en vez del “aprender a tener”, propio de un espíritu acumulativo y
egoísta.

Para que el alumno alcance esta capacidad de ser él mismo, esto es, para que desarrolle
su autenticidad y objetividad, para sentir y pensar, es de gran utilidad recordar el
pensamiento de Varela, cuyas ideas se resumen en la premisa siguiente.

4. A nadie le gusta que le manden autoritariamente. Esto va en contra de la


salud mental de la persona

El ilustre presbítero expresaba con esas ideas, que es necesario educar, sobre todo al
joven indirectamente, para que él no perciba que se le está tratando de orientar el camino
a seguir, porque todo mandato autoritario conlleva una oposición, diríamos automática, de
quien la sufre. Incluso puede existir algo que se desea hacer, pero que si se nos ordena
¡ hágalo ¡, la reacción natural será en defensa de la libertad de elección. Lo más grave del
autoritarismo pedagógico es que se vuelve costumbre, al punto que el alumno aprende

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casi a no pensar sino se lo ordenan. Reflexionemos en estas palabras de Martí: “La
educación del temor y la obediencia estorbará a los hijos la educación del cariño y
del deber…Deben cultivarse en la infancia preferentemente los sentimientos de
independencia y dignidad”.( J.M.,O.C.,T.6, páginas 2Ol-202 )

Esto puede parecer un poco radical, pero la verdad es que el alumno, en la mayoría de
los países latinoamericanos – incluyendo a Cuba – se han formado, por ejemplo, el hábito
de estudiar porque deben salir bien en los exámenes o para evitar el castigo de la casa,
pero, generalmente, no estudia, por amor al conocimiento o por el gusto de aprender. Los
bajísimos índices de lectura registrados en investigaciones en América Latina demuestran
que la persona no lee si no se lo exigen. Piénsese, por ejemplo, en lo siguiente: cuál fue el
último libro que leyó por motivación personal, cuál fue el último que leyeron mis alumnos
sin que se lo pidieran en la escuela.

5. Al alumno le gusta escoger su trabajo, y los temas de estudio, es decir,


ejercitar el derecho a elección personal, aunque no siempre sus elecciones
sean las mejores. En esto tampoco se diferencian los niños y los
adolescentes de los adultos

En una escuela flexible, el uso del juicio, de la capacidad de razonamiento y autocrítica,


así como la posibilidad de preferir unas temáticas a otras, son pilares esenciales para el
desarrollo de ciudadanos que actualicen y transformen la sociedad, en la que les
corresponderá vivir en el futuro, y en algunos casos hasta dirigir.

Este particular no niega la necesidad de un programa de “contenidos” que permitan la


sistematización en el aprendizaje; solo exige que éste sea utilizado por el docente con un
cierto grado de flexibilidad al adecuarlo a los intereses y necesidades del alumno.

Se insiste, que desarrollar una enseñanza cada vez más participativa, implica reducir y
erradicar las prácticas educativas compulsivas, impositivas y autoritarias, hasta donde sea
posible, de una manera racional.

No quiere esto decir que se está promoviendo eliminar la dirección del proceso educativo
por parte del docente, ni introducir el caos o el espontaneismo en el contenido de la

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enseñanza. Se trata de no confundir autoritarismo con dirección o con la autoridad que
todo docente tiene que inspirar; lo mismo que tampoco, se puede confundir libertad con
desorden y caos, o libertad con abandono. La libertad y la autoridad tienen que tener un
sano equilibrio en todo tipo de sociedad humana.

6. El proceso educativo requiere dirección y autoridad, pero el docente no debe


confundir dirección con autoritarismo

Esta premisa básica ha quedado explicada en la anterior y viene siendo una conclusión
importante que no debe ser olvidada, pues e creadora de conflictos entre el docente y el
alumno, que a la larga, representa bajos rendimientos académicos.

7. Todo individuo quiere salir airoso. El fracaso es inhibidor, destructor del


entusiasmo

Otra premisa que no se puede olvidar es la que se refiere a la importancia del éxito como
elemento clave de la educación actual. Muchos problemas de aprendizaje y de falta de
motivación hacia el estudio se resolverían, fácilmente, al estimular el desarrollo de una
pedagogía optimista. ( del éxito ).

Es decir, que el aprendizaje basado en el temor al fracaso es contraproducente, porque


establece la finalidad de aprender en función de requerimientos externos. Esto limita la
autonomía, el respeto de sí mismo, y lógicamente, la confianza en las propias capacidades
e inclinaciones. Para lograr una verdadera motivación interna, no impuesta desde afuera)
hacia el aprendizaje, los alumnos deberán experimentar la búsqueda del conocimiento
como algo satisfactorio, que despierte el deseo y el gusto por conocer, producir, crear y
descubrir nuevas cosas.

Si en el aula se crean estas condiciones de respeto mutuo, de confianza y de deseos por


conocer y descubrir, se tomará conciencia de la fuerza y de la agudeza de esta premisa.

Esto no quiere decir, que se trate de una posición contraria al control y a la evaluación
(exámenes); estos son necesarios, como en todo proceso dirigido. El maestro tiene que
proponerse, junto con el alumno, el éxito de la empresa de aprendizaje. Este tiene que

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sentir la necesidad de conocer, de estudiar para saber, y poder demostrar a la sociedad ,
que él sabe en cualquier momento.

La pedagogía del éxito no puede llegar a la escuela a desconocer las contradicciones que
se dan en el proceso docente-educativo, así como otros factores, y permitir que se
busquen mecanismos para que aparezca el éxito, aunque no se haya alcanzado. El
promocionismo es una tergiversación negativa de los postulados de la pedagogía del
éxito, cuyas consecuencias son inestimables.

8. El alumno no se cansa de hacer un trabajo que está dentro de su línea de


vida, lo que es fundamental para él

Por lo menos, se puede afirmar que cuando el alumno se cansa por un trabajo que está
haciendo a gusto, no es lo mismo, que cuando abandona el trabajo por aburrimiento,
producido por actividades educativas que se encuentran fuera de su línea de vida, de su
verdadera naturaleza, de sus intereses, motivaciones, necesidades y problemas.

El alumno, por otra parte, es una realidad tanto individual como social. El docente debe
tomar muy en cuenta ambas facetas de su personalidad.

En la sociedad actual, el conocimiento es el producto del esfuerzo colectivo, del trabajo


cooperativo, autogestionario y cogestionario. En este sentido, se logra formar un alumno
solidario, cooperativo y crítico, acordes con las aspiraciones de una sociedad y de una
escuela con proyección de futuro.

Pero no se trata tampoco, de juntar los grupos de estudiantes, sino de agruparlos


alrededor de un trabajo de interés común, que llevarán a cabo en forma solidaria y
planificada. Esta es la forma en que debe concebirse la enseñanza, que tiene como
premisa esencial la vinculación de la teoría con la práctica y el estudio con el trabajo.

Lo importante es que los contenidos educativos se desarrollen con la estimulación de las


experiencias de aprendizaje, mediante el desarrollo de experimentos, investigaciones y
diversos proyectos para que se haga más viva y socializadora la educación.

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9. A los alumnos les gusta el trabajo individual y grupal, pero siempre que se
lleve a cabo en el seno de una comunidad donde impere la cooperación
mutua

Esto quiere decir, que no se trata de agrupar a los alumnos de vez en vez, sino de que
vivan en una comunidad educativa cooperativa y participatoria.

10. Solamente puede educarse dentro de la dignidad y el respeto mutuo entre los
maestros y los alumnos

Y es que precisamente, uno de los pilares de la sociedad actual es “ el respeto a la


dignidad plena del hombre”, y como postuló Martí, y a sus derechos, en este sentido, todo
proceso educativo desarrollador parte del respeto a “los derechos del niño”. Debemos
atenernos a la definición que ofrece el Apóstol del acto educativo:, ”Educar es depositar
en cada hombre toda la obra humana que lo ha antecedido: es hacer de cada
hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de
su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no
podrá salir a flote, es preparar al hombre para la vida”. (J.M., O.C. Tomo 8, pág. 28l )

En estas premisas básicas expuestas está implicada la idea de que el alumno posee una
enorme capacidad para asimilar, crear y recrear el conocimiento, cualesquiera que sea su
condición social y su edad.

Es necesario, finalmente, fomentar en todas las escuelas el aprendizaje mediante


experiencias de diversa índole: investigaciones, desarrollo de de que proyectos,
resolución de problemas y otras actividades que estimulen : la inteligencia, la creatividad,
el juicio crítico, la autonomía y la solidaridad humana, bases fundamentales para el
fortalecimiento de los mejores valores humanos y para la transformación en sentido
positivo de todo aquello que riña con los principios básicos de la sociedad libre a que
todos aspiramos.

La Didáctica en las condiciones educativas cubanas actuales.

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El país vive una tercera revolución educacional, que significa cambios significativos en
la educación, en general, y en la enseñanza que tiene lugar en la escuela.

Se trata de la visión totalizadora sociocultural fidelista de la sociedad y del hombre mismo.


Los antecedentes de este enfoque hay que buscarlos, en el caso de Cuba, en el
pensamiento martiano, desarrollado por el marxismo leninismo, y que en el pensamiento
de Fidel Castro se expresa de una manera creadora., entre otros elementos. Se aprecia la
interrelación entre la filosofía, la ética, las ciencias particulares, tanto naturales y exactas,
como sociales y humanísticas, la tecnología y el desarrollo social, todo lo cual se
manifiesta en sus ideas y en su acción revolucionaria.

En el pensamiento de Fidel Castro se reitera la educación como función de la sociedad en


su conjunto. Es por eso, que toda la sociedad, a través de sus agencias y agentes, tiene
que prepararse para enfrentar sin contradicciones la labor educativa. Por otro lado, la
visión totalizadora de la sociedad está en la cultura, de ahí que se haya planteado la
necesidad de la “universalización de los conocimientos”, que tiene su expresión en: la
educación cultural integral. Este principio, complejo, se materializa, por diferentes vías, y
muy especialmente mediante la universalización de la educación general y de la
universalización de la Universidad. De ahí, los diferentes Programas de la Revolución
encaminados a la elevación de la cultura de todo el pueblo.

Por lo tanto, se enfrenta un proceso de cambio, que implica mover muchos factores y
transformar, no solo la cultura del que enseña, sino la del que aprende, porque , tanto la
enseñanza como el aprendizaje tienen que cambiar sensiblemente.

Este proceso de cambio se ha iniciado lentamente, en medio de otras soluciones sociales


necesarias, que lo han complicado. Ahora bien, ¿está preparada la didáctica para
enfrentar estos cambios. Además, ¿existe realmente correspondencia entre la teoría
didáctica y la práctica concreta de los maestros en el país ¿ Como se puede apreciar este
asunto es muy serio, pero se va a tratar de enfrentar.

La Pedagogía es una ciencia de la educación, de carácter humanista. Esta es la primera


certidumbre que se quiere llevar a los educadores.

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En las décadas de los años 80 comenzó, en América Latina, un proceso de debilitamiento
hasta que desapareció como ciencia, al influjo de los vientos de la post-modernidad que
acompañan al huracán de la globalización neo- liberal. En Cuba, aunque no se negó su
carácter de ciencia, se debilitó por otras razones.

El objeto de estudio de la Pedagogía como ciencia es el proceso educativo


conscientemente organizado y orientada a un fin determinado, bien sea en la escuela o
fuera de ella. Posee sus fundamentos: filosóficos, sociológicos, psicológicos y otros, y
posee otros atributos que no solo la hacen ciencia humanística sino que permiten su
enriquecimiento en las categorías y en la teoría. La ciencia, el saber, la reflexión, no pude
aplicarse a la pràctica si no es mediante la técnica; y es precisamente, la Didáctica la que
contiene las técnicas para enseñar. Por eso, no pueden separarse la Pedagogía y la
Didáctica, como ha ocurrido, aunque pueda conservar su autonomía. Pedagogía y
Didáctica deben marchar unidas.

La Didáctica tiene que recibir sus fundamentos teóricos a través de la Pedagogía que la
susenta y no directamente de las otras ciencias, como suelo suceder, que la Didáctica se
hace tributaria, casi absoluta, de la psicología, y solo se dirige al aprendizaje. Por eso
existen las didácticas: conductista, cognitivista, desarrolladora, etc., por las teorías
psicológicas que orientan al aprendizaje.

En Cuba se ha desarrollado más la didáctica particular que la general. Por eso, es


necesario lograr aquellos principios didácticos, sin compromiso con las ciencias
particulares, que puedan ser transferidos a la: escuela, famita, comunidad, etc., para que
cada cual les confiera las particularidades necesarias. De esa manera, todos en la
sociedad sabrán cómo educar, aunque no sean maestros propiamente dichos. Se
cumpliría el pensamiento martiano de que: “ Todo hombre al nacer tiene derecho a que se
le eduque y después, en pago, contribuir a la educación de los demás”.

Esto no quiere decir, que todo el mundo tenga que estudiar magisterio, pues ser maestro
es mucho más que eso. Este pensamiento martiano expresa que todos, dónde quiera
que estén, tienen la necesidad de educar, con el ejemplo, el trabajo, la conducta, etc. El
vínculo entre el hombre y la educación es tan estrecho, que todos, sin saberlo, son

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educadores. Para eso, hay que prepararse, y por eso, los Proyectos de Universidad para
todos, entre otros, que se siguen en la actualidad.

Queda un elemento que precisar y es el Maestro (el educador), que tiene en sus manos y
en su corazón el Arte de enseñar. Es el maestro: padre de familia, maestro de escuela,
entre, etc., que a partir de sus conocimientos y de su experiencia conoce, en primer lugar,
de lo que va a hablar, conoce Pedagogía (ciencia), y técnica para enseñar (Didáctica), y
además, a partir de las circunstancias en que se encuentre, con su tacto pedagógico, su
fineza, su arte de enseñar, pone en juego la ciencia y la técnica para producir el
conocimiento (contenidos, habilidades), y desarrollar los sentimientos (actitudes, valores).

No se pueden separar, entonces, la Pedagogía, la Didáctica y la labor del maestro.

En cuanto a la función del maestro en la escuela – forma muy importante de educar -, el


docente tiene que tener claridad en una serie de principios, a saber :

a. Establecer una alianza con el alumno, una negociación para que el aprendizaje se
produzca. Ambos enseñan y aprenden en un solo y único acto.

b. La categoría más general es la educación como proceso y como resultado.


Recuerden que ésta se da en toda la sociedad y que es una categoría eterna que
acompaña a la sociedad desde sus inicios, o sea desde la aparición del hombre.

c. El núcleo más importante del proceso educativo es la enseñanza.

d. La enseñanza tiene varias funciones: instructivo- educativa, formativo-


desarrolladora, y la socio- individualizadota, entre otras.

e. El núcleo más importante de la enseñanza es el aprendizaje.

f. El binomio maestro- alumno es el protagonista esencial de ese proceso, los que


tienen que ponerse de acuerdo para enseñar y para aprender.

g. Existe una cultura heredada para enseñar, y otra, para aprender. Cualquier cambio
en esas formas, como las que se están produciendo en la actualidad requieren de

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comprensión y del hacerse conscientes que estamos viviendo un proceso de
cambio, que requiere formas diferentes para enseñar y para aprender. Por
supuesto, se necesita una Didáctica diferente.

Estas no son las únicas consideraciones que hay que tener en cuenta, pues no se ha
hablado de los programas y de todas las orientaciones, a veces, contradictorias que recibe
el maestro para su trabajo.

Desde hace un lustro se están produciendo, en el país, actividades científicas


relacionadas con la Didáctica. Esto equivale a decir, que e han desarrollado diferentes
versiones de la Didáctica, que por supuesto, enriquecen la ciencia, pero que no han tenido
la debida divulgación, y por tanto, no son del conocimiento del magisterio cubano.

Estos resultados se han publicado en revistas especializadas, en páginas web, o en libros,


que hasta se han exportado a varios países de América Latina como “ Didácticas
Cubanas”, pero que en Cuba no se conocen, o a lo sumo, solo circulan regionalmente.

Por supuesto, que esta producción científica es de importancia y denota una preocupación
por elevar la solidez de la Didáctica como ciencia.

Este particular sería más seguro si, a la vez, existieran actividades científicas para la
divulgación de dichos resultados. Estas influencias no han penetrado al magisterio, como
ya se dijo, o lo ha sido parcialmente, y en la práctica siguen sin producirse grandes
cambios en la manera de proyectar sus clases el maestro. Por lo regular, estas ideas
nuevas se insertan en concepciones “antiguas”, y que a veces se contradicen entre sí. La
práctica en las aulas es muy heterogénea en la actualidad, y se puede decir, que no se
siguen estas orientaciones. No existe correspondencia entre las formas de enseñanza y
las necesidades educativas, que son exigencias de los cambios necesarios que se han
estado produciendo en la educación. Pudiera preguntarse, ¿ y la tecnología educativa
que se ha introducido en el aula no es algo diferente y que se corresponde con los
cambios ? Esto pudiera ser una respuesta afirmativa, pero la tecnología educativa:
televisión, video, software educativo etc., se han introducido, pero sin provocar cambios

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en la manera de enseñar y en la forma de aprender del alumno y este particular ha traído
contradicciones.

Es indiscutible que el uso de la tecnología educativa es un recurso necesario en el


aprendizaje, en estos tiempos y para estos cambios, pero es conveniente emplearlos
como medios de enseñanza que son, y no fines en sí mismos. Resulta urgente que se
conjuguen con una concepción adecuada de los contenidos de la enseñanza, de los
métodos con apoyo de estos medios, con los procesos evaluativos y con las formas de
organización de la enseñanza. La introducción de una concepción de la enseñanza
mediante los medios, sin tener en cuenta los otros factores, puede provocar
contradicciones, que dan al traste a la larga con los objetivos que se persiguen con su uso.
Es necesario ganar en experiencia en este particular, para que la tecnología educativa
cumpla sus objetivos en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Esta nueva concepción didáctica de dónde sacarla, pues, de las aulas mismas. Si el
maestro aprende a investigar desde la escuela y a resolver sus contradicciones, las que
se presentan a diario en el acto de enseñar y de aprender. Es el maestro investigador,
quién puede aportar con sus experiencias a esa nueva Didáctica, la que no acaba de
cuajar en nuestro medio. Lo que se hace en la actualidad es perfeccionar la Didáctica
existente o hacer una lectura diferente de lo que se ha estado haciendo, pero ¿ resolverá
el problema?

Se considera que los maestros deben recoger sus experiencias, escribirlas y divulgarlas
en las actividades que se puedan programar, para así ir ganando en cultura para enseñar
y en cultura para aprender, sobre todo, a partir de la utilización de las nuevas técnicas
para favorecer al aprendizaje,

En la actualidad se han escrito obras de Didáctica, como las siguientes:

Didáctica, Teoría y práctica. Esta es una Compilación hecha de diferentes trabajos


didácticos realizados en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona.

Reflexiones teórico- metodológicas desde las Ciencias de la Educación, realizada por un


colectivo de autores del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, que tiene un

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capítulo dedicado a la Didáctica, con expresión de elementos nuevos en cuanto a las
categorías de esta ciencia.

Hacia una Didáctica desarrolladora del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, que
contiene nuevos elementos teóricos y metodológicos para hacer el aprendizaje
desarrollador.

Maestro: para una Didáctica de aprender a aprender, que es un libro sobre Psicología
Pedagógica, de la Facultad de Psicología de la UH, que hace muchas aclaraciones en
relación con la aplicación de la teoría de Vigotsky.

Lo importante, que estas obras han circulado poco, como ya se dijo, pero son casi
desconocidas por el magisterio, que continua utilizando la antigua bibliografía, que si bien
es cierto, tiene utilidad, ya no se ajustan ,totalmente, a las exigencias actuales.

Para nada se pueden ver estas consideraciones como pesimistas. El problema se tiene
que ir resolviendo poco a poco, pues los cambios de la “tercera revolución educacional” lo
exigen. De las escuelas y de la labor abnegada del magisterio, a través de los Centros de
Referencia.el Entrenamiento Metodológico Conjunto, podrán salir las nuevas orientaciones
que iluminarán a los teóricos a crear la Didáctica que realmente necesitamos.

Una Didáctica General que ofrezca aquellos principios y condiciones que deben existir en
cualquier acto educativo, lo mismo en una escuela que en cualquier otra agencia
educativa, para que cada esfera de la sociedad, desde sus particularidades puedan asumir
el acto educativo en cualquiera de sus manifestaciones y para sus necesidades
específicas (didácticas particulares). En última instancia, es el maestro quién determina a
partir de la Pedagogía, la Didáctica, el fin de la educación y las condiciones históricas
concretas, las formas particulares para enseñar, lo que haya que enseñar.

Bibliografía :

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La Habana, 2OO4

Castro, Fidel. Discurso pronunciado en el acto de solidaridad de la VI Caravana de la


Amistad Estados Unidos-Cuba, el l9 de Septiembre de l 996.

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Colectivo de autores: Didáctica sobre cuestiones universales de hoy. Editorial de la
UNESCO, París. 1 986

Reflexiones teórico- prácticas sobre las Ciencias de la Educación, Editorial Pueblo y


Educación, C. de La Habana, 2004

Fullat, Octavi Pedagogía existencial y postmoderna Editorial de Barcelona, 2002

James, William. Charlas a los maestros sobre psicología s-e., México, l957

Klimberg, Lothar. Introducción a la Didáctica General Editorial Nacional de Cuba, La


Habana, l978

Luz, José de la. Escritos Educativos, Tomo I Editorial de la Universidad de La Habana,


l946

Martí, José. Obras Completas, Tomos 2,6,7,8,22. Editorial Nacional de Cuba, La Habana,
l964

Nérici, Imídeo. Metodología de la enseñanza. Editorial Kapeluz, México, l 990

Silvestre, Margarita. Aprendizaje, educación y desarrollo. Editorial Pueblo y Educación, La


Habana, l999. Hacia una didáctica desarrolladora. Editorial Pueblo y Educación, La
Habana, 2000.

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