Manuscrito en Wolof nos narra la historia de Lidia Gómez Sierra, subinspectora de la
Brigada de Homicidios y Desaparecidos, dentro del Departamento de la Policía Judicial. En dicha narración, se nos presenta un episodio importante en la vida de esta inspectora dentro de su trabajo. Ambientada en Granada, Lidia nos narra una historia de intriga en la cual se ve implicada una banda de skinheads, los cuales, liderados por un policía no identificado, se dedican a causar daño a inmigrantes. En un momento dado, los skinheads propinan una paliza a un grupo de senegaleses, dejando a uno de ellos herido de extrema gravedad. Al tomar declaración a uno de los compañeros de la víctima más grave en el momento de la agresión, este le entrega a Lidia un manuscrito que el herido portaba, escrito en Wolof, lengua de Senegal. El contenido del manuscrito y la investigación para esclarecer el caso, llevará a Lidia a rememorar recuerdos que dejó atrás y luchas interiores, mientras busca respuestas en un lugar donde nada es lo que parece y todo se entremezcla en un cúmulo de complicaciones. Destaca en la novela el personaje de Noelia, compañera de piso de Lidia, cajera de Carrefour. Sin ser uno de los personajes principales de la obra, consigue hacerse de querer dentro de la misma por ser el continuo apoyo de la protagonista, dándole cariño, escuchándola, preocupándose por ella en todo momento. Con un carisma y una gracia entrañables. Otro ingrediente dentro de la historia gira alrededor de la relación amor-odio que la protagonista vive con Jorge Moya, compañero de trabajo con el cual tuvo una relación en el pasado, sin llegar a buen puerto. La mayor parte de la fuerza de la novela reside en sus diálogos, que pese a ser sencillos, gozan de una fluidez por la cual el lector se va dejando llevar de principio a fin, recibiendo una agradable experiencia lectora, que sin ser una obra maestra, entretiene, divierte y gusta al fin y al cabo. No hallaremos amplias descripciones de lugares ni de acciones, aunque en realidad no se echan en falta en ningún momento, ya que la historia nos transportará con un ritmo ligero a lo largo de sus páginas dando más importancia a las palabras que a las acciones. Al principio, la historia queda un poco floja y predecible, pudiendo hacer pensar por momentos que no va a acabar de cuajar en su conjunto. Pero conforme nos vamos adentrando en ella y en lo que Lidia nos va narrando poco a poco, vamos olvidando esa falta de fuerza inicial para dejarnos arrastrar ante algo que no nos dejará indiferentes. Tal vez quede un poco enrevesado el desenlace de algunas escenas de la historia, aunque no afectan en gran medida al conjunto final de la obra presentada. Gloria Zúñiga consigue emocionar con una novela de intriga que poco a poco nos irá atrapando, regalándonos momentos dulces y amargos a partes iguales. Haciéndonos reflexionar sobre la importancia de los recuerdos y jugando un poco con el lector, para ofrecerle una lectura entretenida y emocionante a partes iguales. Todo un alegato contra el racismo y la xenofobia que nos sumergirá en el día a día de la Policía Judicial española. Un libro que se lee rápido, que no deja cabos sueltos y que nos hará pensar sobre varios aspectos de la vida y los sentimientos. Esperaremos un nuevo libro de esta escritora que desprende cierto aire poético en su forma de forjar historias. Luís Martínez Semper