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Domingo 20.03.11 Domingo 20.03.

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12 V FOCO EL CORREO EL CORREO V

El rito. Los forcados de Évora


rezan a la Virgen del Rocío antes
de salir al ruedo. A la derecha, el
‘forcado de pega’, el primero
que choca contra la cara del
toro, que tiene los cuernos afei-
tados. Abajo, los ocho caminan
en fila antes de citar al animal.
Si no consiguen aplacarlo, su
compañero saldrá, probable-
mente, herido. Y en el callejón,
entre pega y pega, la cuadrilla
de Évora descasa.
:: FOTOS: FRANCISCO SECO/AP

El toro por
los cuernos
Forcados portugueses. Ocho hombres
se enfrentan a un animal a pecho
descubierto y sin cobrar un duro :: FRANCISCO
APAOLAZA

H
e aquí la demos- cada tarde: dos ‘cavaleiros’ y dos animal, que espera en el tercio cia de la embestida. El toro mete En el siglo XVIII comenzaron
tración de que el cuadrillas. Después de la faena de contrario de la plaza. Los ocho los riñones y cabecea. Si todo va a aparecer por el ruedo. Algunos
compañerismo y rejones, en el tercio de banderi- andan hacia la bestia poco a poco, bien, logran que el animal ceda atribuyen su origen a los mozos
el corazón, si jue- llas, los cuerpos de los mozos sus- con los pies casi juntos y los bra- ante el peso. El ‘rabillador’ tira de que custodiaban el palco de ho-
gan en el mismo tituyen al rejón de muerte. Des- zos en jarras sobre las caderas. El la cola hasta que el toro dé vuel- nor de las plazas de toros. Eran
bando, pueden de 1836, no estoquean a las reses que va delante es el ‘forcado de tas sobre sí mismo y los demás miembros de la Guardia Real
ganar las guerras más locas. Ocho en sus plazas: al toro lo detienen pegada’, el que se las lleva todas. puedan salir indemnes. que comenzaron a hacer ‘pega-
hombres contra un toro. Por dere- con sus manos. Si no se mueve, Avanza y cita al toro con zapati- das’ cuando, durante el reinado
cho. A cuerpo. Las Termópilas de está metafóricamente muerto. Si llazos en el albero. El animal se Huesos rotos de María II , fue decretada la
los cosos. Salen a escena los For- se escapa, lamentarán que el ani- arranca hacia el mozo mientras Si todo va mal, si no consiguen prohibición de dar muerte a los
cados Amadores de Évora en su mal se haya ido vivo –como ellos éste retrocede para salvar los hacer una piña en la cara de la res, toros en la arena. Otros creen
descabellado intento por parar, a dicen– a los corrales. muebles del choque que se le vie- la escena se parece bastante a un que eran campesinos que cobra-
cuerpo, un astado bravo de entre Los forcados de Évora (en las ne encima. Es un hombre en me- pleno en una bolera. Cuerpos vo- ban por ello.
500 y 600 kilos, un animal capaz imágenes) rezan en los pasillos dio de una vía que quiere atrapar lando, huesos rotos, hombres en- Hoy son abogados, hombres
de volcar un coche con la fuerza de la plaza a la Virgen del Rocío. la locomotora de un mercancías. tre las patas de los animales... Ge- de campo o psicólogos que viven
de su cuello. Les hace falta. La faena es sencilla En una hábil maniobra, se inclina neralmente no hay cornadas, los su particular escuela para afron-
Ocho tipos del siglo XXI contra en su concepción, pero complica- hacia adelante y se acuna entre toros tienen afeitados los pito- tar los problemas de la vida de
el nieto del minotauro de Creta y dísima a la hora de ejecutar. Con- los pitones, pega el abdomen nes. De las demás lesiones, todas. cara.
los bueyes de Gerión que toreó siste en coger al toro por los cuer- contra los rizos de la testuz y se Aunque puedan perder el senti- Por lo demás, la ‘pega’ es,
Hércules. Esa es la base de una de nos. Ni más ni menos. La acción agarra a la badana que cuelga de do, la solidaridad no se esconde Los forcados de hoy en día son como tantas artes, algo absoluta-
las suertes fundamentales de la se llama ‘pegada’ y tiene algo de la garganta del bicho como el que en el burladero. Si algún valiente Tienen su origen unos tipos muy dignos, que tie- mente inútil. No reciben dinero
tauromaquia portuguesa, con combate grecorromano a pecho se aferra a la vida. queda herido a merced de las as- nen suficientes placas de metal a cambio. De hecho, se les llama
permiso del rejoneo. En el país descubierto. Salen los ocho al El resto lo hace el compañeris- tas, los demás se echan encima en la guardia real atornilladas en el esqueleto como ‘amadores’, que significa ama-
luso, en lugar de dar muerte al
morlaco, se dedican a placarlo,
ruedo con el paso firme y la tore-
ría suficiente para tragarse el
mo. Sus siete compadres le guar-
dan las espaldas. Se lanzan sobre
suyo, le cubren, para recibir el pi-
tonazo en los costillares y salvar
portuguesa del para volver locos a los detectores
de metales de cualquier aero-
teur. No hacen caja, si no es en
monedas de orgullo. O en
como un equipo de rugby. Sucede miedo. Se sitúan en fila ante el él, arrollados a su vez por la iner- al maltrecho compañero. siglo XIX puerto. urgencias.

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