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La educación tradicional tuvo su origen en la sociedad greco-romana y se mantuvo como única

alternativa hasta mediados del siglo XX, cuando pasadas las dos guerras mundiales, se había
alterado tanto la organización mundial que algunos pensadores inician un gran cambio cultural.
La base filosófica de la educación tradicional fue la de buscar "un acercamiento entre el emisor
y el receptor". Esto significaba no salir del orden establecido. Aristóteles decía que no se debía
mostrar a un soldado con miedo, a una madre que no quiere a sus hijos, ni a un gobernante
incapaz porque todo esto podía ocasionar un desequilibrio capaz de romper el orden
establecido. En realidad.... No le convenía al Imperio. Con este concepto se funda toda una
práctica donde la educación debe ser ejemplos a seguir, sobre la base de verdades absolutas.
A mediados del siglo XX, por primera vez se le oponen a esta teoría:
Ferdinand de Soussure, que en lingüística funda el estructuralismo donde le asigna un valor
social a cada elemento de una comunidad, y ese valor social interactúa con el valor individual
(en matemáticas es teoría de conjunto)
Bertold Brech, fue más firme y se enfrenta directamente a Aristóteles, diciendo que el objetivo
"no debe ser la búsqueda de un acercamiento, sino de un distanciamiento" esto significa que
en el acto de educar debemos mostrar hechos, datos, y toda la información posible, pero
dejando la idea abierta para que cada receptor pueda sacar su propia conclusiones. En teatro
se vislumbra con las obras de final abierto.
De esta forma se dejan de lado las verdades absolutas.
Por esto es que las nuevas tendencias pedagógicas, ponen en segundo plano la información,
para centrarse en los procedimientos, que luego podrán aplicarse a cada situación de
conocimiento

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