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Universidad Nacional de Mar del Plata

Facultad de Humanidades

Departamento de Historia

Historia Social de Argentina

TRABAJO FINAL

LA PROSTITUCIÓN EN ARGENTINA
(1870 A 1940)

Roberto Julio Gómez


II

Índice de temas

I. De Europa a Buenos Aires

II. Prostitución y Homosexualidad

III. Las organizaciones delictivas

IV. La prostitución y la ley

V. La prostitución en el interior.

VI. La prostitución y el tango

Roberto Julio Gómez


III

I - De Europa a Buenos Aires

A fines del siglo XIX, Buenos Aires era reconocida como un puerto receptor de
mujeres europeas secuestradas a las que se las obligaba a prostituirse en
oscuros lupanares. La prensa europea, especialmente la británica, publicaba
historias terribles sobre mujeres
que habían sido engañadas con
falsas promesas de matrimonio,
o trabajo en algunos casos, la
cual era una forma encubierta de
lograr el viaje de la muchacha
elegida. Al llegar a destino la
historia era otra. Como ejemplo
de esto en 1889, el periódico
―Bulletin Continental‖ afirmaba
que doscientas alemanas y
austriacas eran retenidas por la
fuerza en prostíbulos de Buenos
Aires a manos de rufianes
judeopolacos.1 a los que denominaban caften por las largas capas que usaban
los judíos ortodoxos.
Es verdad que existió tráfico transoceánico de mujeres, pero el arquetipo que
presentaba la prensa era, generalmente, de una muchacha virgen de clase
media. Si bien pudo haber existido algún caso de este tipo, fueron muy pocos;
la mayoría de las reclutadas ya ejercían la prostitución anteriormente. En la
realidad tanto nativas como europeas corrían la misma suerte en los lupanares
de Buenos Aires: trabajar durante largas horas a cargo de una madama que
representaba al rufián. Pese a que en Inglaterra era donde más se fomentaba
el miedo al secuestro con estos fines no era la fuente principal de
abastecimiento, muy por el contrario, el gran flujo provino de los países del
Este Europeo, Francia e Italia, frecuentemente de un nivel socioeconómico
bajo, casi sin instrucción y muy pobres por lo que hacía ver la posibilidad de
emigrar como la única salida viable para la situación paupérrima de vida que
tenían.
En 1870 grupos judíos ante el temor de una creciente violencia antisemita en
Europa trataron de obtener apoyo de los grupos pro reforma moral. Su objetivo
era terminar con la explotación sexual de las judías en su mayoría de origen
ruso y polaco.
“Mujeres y judíos comenzaron a involucrarse en las redes de la
prostitución cuando desaparecieron las estructuras sociales de
las ciudades y de los campos de refugiados como
consecuencia de los brotes de persecución religiosa en
Alemania, Austria, Rusia y Polonia (…) Hacia principios del
siglo XX, según fuentes judeoalemanas, había seis millones de
judíos empobrecidos en Rusia, y un tercio de judíos de Galitzia

1
Anne Pérotin-Dumon, Instituto Of Latin American Studies, University Of London.; www.sas.ac.uk/ilas
Pag.2

Roberto Julio Gómez


IV

(polacos) estaban al borde del hambre (…) es necesario ver la


miseria de las ciudades judeopolacas para comprender que un
viaje a Buenos Aires no es terrorífico”2
Las jóvenes eran vendidas por su familia a rufianes a cambio de dinero y la
promesa a estas de casamiento, tal era la situación social marginal imperante.

“En el curso de la primavera nos comunicaron los detalles de


un trato para llevar muchachas a Buenos Aires con propósitos
inmorales. En la partida de la que tuvimos noticias figuraban
tres judías de las que sólo una sabia hablar inglés. La partida
pasaría por Rotterdam, porque El Havre no resultaba seguro.
Todos los pasajes serían pagados por los agentes que
proporcionarían un tratamiento placentero a las muchachas
hasta su llegada a Buenos Aires. Allí las venderían por 200
libras Esterlinas cada una y una vez deducidos los gastos del
pasaje, los réditos serían compartidos por los socios en el
negocio después de considerar ansiosamente las medidas a
tomar, el Comité, a pesar suyo, se reconoció incapaz de
proseguir y rastrear este delito hasta su consumación.3

En 1903 el Comité Nacional Alemán para combatir la trata de blancas declaró


que de los 35 traficantes conocidos en Buenos Aires, la mayoría eran judíos
polacos. El 65% de las prostitutas registradas eran polacas, rusas o austro-
húngaras de origen judío. Llegadas a Buenos Aires se les informaba que tenían
una deuda por el viaje, por la ropa que se les daba y hasta por la propia
comida. Como si no fuera suficiente, los precios eran sobrevaluados varias
veces y la deuda se tornaba impagable. El método era aplicado con igual
rigurosidad en todos los locales de la ciudad.

El modo de operación era el siguiente: El importador traía a las mujeres para


vender exclusivamente, las ubicaba con anticipación en casas de viejas
proxenetas donde luego se efectuaban los remates de las mismas. Este remate
consistía en pasear por un tablado, a las mujeres que eran toqueteadas por los
futuros compradores para establecer la ―dureza‖ de su carne y, además, se le
revisaba la dentadura. En los remates los lotes estaban integrados tanto por
novicias como pupilas retobadas que eran castigadas por mala conducta
(hurto, desobediencia, amenaza con denuncia judicial). Las que no eran
compradas se las mandaba a los prostíbulos de provincia e inclusive a la
Patagónia. En la localidad bonaerense de Tres Arroyos había un prostíbulo
especial para "castigadas" que contaba con una veintena de mujeres
Entre los espectadores se contaba casi siempre con la presencia de políticos
como Adolfo Alsina, autoridades municipales y algún Juez de instrucción que
―asistían al espectáculo por espíritu de curiosidad‖4 Uno de los lugares en que

2
Ibidem; Pág. 4
3
Marcus Braun Report, Berlín, 18 de Junio de 1909. Archivos Nacionales de los Estados Unidos de
América, Grupo de informes 85, archivo 52484/D; Bristow, Prostitution and Prejuicie. Capítulo 4.
4
Alzogaray, Julio L. “Trilogía de la trata de blancas”(rufianes, policía, municipalidad); Buenos Aires;
1933; Pág. 105

Roberto Julio Gómez


V

se desarrollaban estos ―remates‖ era el restaurante se Simón Brutkievich en la


Capital Federal o el teatro Alcázar.
Si el salario de un trabajador en 1908 era de $1,50 por once horas de trabajo
diarias, difícilmente podía acceder a pagar una prostituta que cobraba $3,00
por servicio, y aunque cada tanto pudiera llegar a estar con una, no era esa la
frecuencia necesaria para mantener en pie toda la industria del sexo montada
en menos de 20 años. Hacían falta ―niños bien‖, calaveras, ‗gente de la
sociedad‖ que amparase con su conducta la presencia de prostitutas.

Los tratantes de blancas, de mujeres de origen judío, traídas de Europa


engañadas eran llamados «Tmeiim» o «T‘meim» (impuros en idish) o «caften»
o rufianes. Fueron desterrados oficialmente de la comunidad judía local pero
seguían practicando el judaísmo en forma activa. La comunidad judía en 1898
rechazó el ofrecimiento de dinero que hicieron algunos caften para realizar la
compra de un cementerio que en ese momento la comunidad judía no tenían y
a causa del rechazo decidieron tener sus instituciones propias: cementerio,
sinagoga, rabinos, sede social, etc.
Los T‘meiin adquirieron entonces en 1900 un terreno al lado del Cementerio
Municipal de Barracas al Sur, hoy Avellaneda, donde hicieron su propio
cementerio. De hecho, ellos fueron casi los primeros inmigrantes judíos a la
Argentina. Cuando llegaron las embarcaciones Weser, en 1889, y Pampa, en
1891, los rufianes fueron a visitar a los inmigrantes para intentar atraer
jóvenes bonitas a su negocio.

En 1875 se realizó el primer congreso


internacional contra la trata de blancas en
Liverpool, la Argentina y su capital se
convirtieron en los blancos ideales de la
difamación: Ex colonia española con
herencia católica, en la década de 1860 la
Argentina reestableció vínculos comerciales
con Europa, en especial con Gran Bretaña.
El país era atractivo para la emigración
tanto de mujeres solas como familias;
pocas terminaron en burdeles pero esto
sirvió para generar indignación en los que
habían quedado en su tierra. Las
preocupaciones nacionalistas o religiosas
eran muy útiles ya que daba lugar a que los
reformistas morales pudieran culpar a los
otros por los males que debían soportar sus
mujeres en tierras extranjeras.
Más que reconocer su complicidad en el
tema, los europeos en general, consideraban que las raíces del problema era la
vulnerabilidad de las mujeres y la inmoralidad de los países que las retenían, lo
que servía para generar explicaciones políticas, raciales y religiosas que
calmaban las conciencias de muchos.
La mala reputación de Buenos Aires comenzó a difundirse a partir del momento
en que se inició la emigración de hombres y mujeres europeos después de
1860, pero hacía años que las prostitutas europeas estaban establecidas por

Roberto Julio Gómez


VI

estas tierras. Se propagó la idea que los burdeles argentinos se alimentaban


del tráfico transoceánico como consecuencia de que las extranjeras eran
mayoría en los registros de prostitutas, comparado con las nativas:
Entre 1889 y 1901 había 6413 mujeres registradas de las cuales el 25% eran
argentinas nativas. El 19% eran rusas y las rumanas, alemanas y
austrohúngaras llegaban a representar el 36%. Le seguían en importancia las
italianas 13% y las francesas 9% solo 65 mujeres Inglesas se registraron en
ese período el 1%.
Si se extiende a 1915 el porcentaje de mujeres argentinas desciende y
aumentan las francesas a un 15%. Recién para 1920 aumenta el porcentaje de
mujeres argentinas y hacia 1934 llega al 43.9% mientras que las polacas y
rusas llegan al 48.5%

II - Prostitución y Homosexualidad

La Bella Otero es un travesti que en 1880 escribió una parodia de su


autobiografía. Ella, Aurora y otras travestidas caminaban por las calles de
buenos aires y se mostraban, junto a otras, vestidas como señoras bien por el
paseo de Julio o por el puente de los suspiros buscando clientes. No solo había
prostitutas por las calles, sino homosexuales, travestis y pederastas que
ampliaban el mapa del placer en la ciudad de buenos Aires.

Toda una literatura se escribe y publica para ubicar a los invertidos sexuales
dentro del control moral que los médicos y criminólogos describen en sus
obras. La Medicina, y en particular la Psiquiatría como higiene pública, debía
bregar por una profilaxis del cuerpo social, individualizando a los sujetos
"peligrosos" para, por un lado, protegerlo de ellos, y por otro lado, aplicar una
terapéutica que "reformara" a estos sujetos. Consecuentemente se pasó de la
penalización de las que eran llamadas prácticas de sodomía a la invención del
sujeto homosexual, con el consiguiente interés por indagar su naturaleza, la
etiología, si puede ―diseminar‖ o ―infectar‖ al cuerpo social con su anomalía y si
esta es hereditaria o adquirida.

Ramos Mejía, José Ingenieros, Eusebio Gómez o Francisco de Veyga 5 hacen


una ―clasificación‖ de las ―perversiones‖ para tratar de esclarecer su origen.
Este ultimo describe a los "fellatores", de la siguiente forma: revisten un
carácter impulsivo y aclara que: "la furia con que se libran al acto es
característica de los invertidos". Entre estos separa un tipo particular que,
"llevan su aberración al extremo de absorber las pérdidas que ocasionan", a
quienes denomina "espermófagos".

5
Médico, psiquiatra y médico legista. Fue profesor suplente de Medicina Legal en la UBA desde 1893.
En 1900 fue designado profesor titular. De 1906 a 1910 dictó la cátedra de Psicología de la Facultad de
Filosofía y Letras. Fundó y dirigió la Clínica Criminológica y la Sala de Observación de Alienados de la
Policía de la Capital Federal desde 1900.

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VII

Publican fotos personalizadas, es decir con nombre y apellido en sus libros e


informes quieren revelar el tipo de prevención a la que esta sometida la
población, lugares de encuentro, modalidades de acción. No acentúan sus
pechos ni tienen una forma erótica de presentación. Muchos de estos
"invertidos profesionales" eran detenidos en los burdeles legalizados.
Justamente, otra peculiaridad de estas teorizaciones y primeros casos clínicos
es que se refieren a lo que actualmente llamaríamos travestís que, excepto en
uno de los casos, ejercían la prostitución. Evidentemente el universo analizado
está determinado por el particular lugar donde fueron desarrolladas las
observaciones y las entrevistas: la Clínica Criminológica y la Sala de
Observación de Alienados de la Policía de la Capital Federal. Y, no podía ser
de otra manera, las disciplinas ligadas a la salud mental recién comenzaban a
tener autonomía. La demanda que se hacía a la ciencia estaba determinada
por el auge del positivismo y a una interpretación de lo social desde la
Medicina, que concebía a la sociedad como un organismo, a la crisis como una
enfermedad, y el crimen como un mal (una bacteria) que había que extirpar de
la "sociedad cuerpo". Acompañado simultáneamente por una fuerte presión de
los médicos para intervenir y emitir opiniones dentro del ámbito político.

Todo es asociado a la pobreza, a la inmigración, a la modalidad sexual que se


da en las grandes ciudades. La asociación entre una moral del mal y la
inmigración era frecuente en los novelistas e intelectuales de fines de siglo. La
prostitución heterosexual era un mal pero de rango menor que la de los
―invertidos‖. La infección extranjera, en el caso de los prostíbulos de mujeres, si
bien acarreaban males, era mas ―natural‖ que la llevada adelante por
homosexuales y travestis, suponían un tipo de presencia diabólica capaz de
contaminar al más sano de los hombres, además niños, personas inocentes y
algunos desprevenidos podían caer en las garras de los espermógrafos,
devoradores activos de fluidos masculinos.

“La Generación del ‟80 con su política higienista puso a los


“invertidos” bajo la lupa de la ciencia y terminó convirtiendo en
delincuentes a todos los “pederastas” del bajo fondo. De esa
época es el llamado “depósito 24 de Noviembre”, porque
estaba ubicado en esa calle. Ahí la policía llevaban a la gente
que detenía sin causas penales: anarquistas, prostitutas,
inmigrantes, lunfardos, travestis, madamas, homosexuales,
bisexuales, los que no estaban invitados a construir el país que
pretendía la Generación del ‟80. Los “científicos” analizaban las
“perversiones” de los vagos, atorrantes e “invertidos” de 4 a 20
años. Llegaron a estudiar, incluso, al anarquismo como
enfermedad social. Todos esos estudios quedaron registrados
en una publicación del Estado de principios de 1900 llamada
Archivos de Psiquiatría, Criminología y Ciencias Afines, creada
por el doctor Francisco De Veyga –que también era policía– y
José Ingenieros. Son el mejor registro que nos ha quedado de
la vida marica a principios de siglo. Ingenieros hace un trabajo

Roberto Julio Gómez


VIII

horrible con 500 canillitas de 4 a 18 años: los acusa de hacer


onanismo grupal, pederastia y coito bucal recíproco.6

Con referencia al deposito 24 de Noviembre Veyga escribe en sus trabajos: "Al


dejar el Depósito, después de haber sufrido varios días el régimen disciplinario
que rige allí, su aire de marica parecía haberse disipado bastante." 7

Los travestis y homosexuales andan en la invasión de las calles en el carnaval


o en el prostíbulo, donde la frase ―ha tirado la chancleta‖ significa que el
invertido a perdido los miramientos y no tiene escrúpulos en practicar
profesionalmente su ―vicio‖; se viste de mujer, se pinta, en muchos casos
adopta un nombre femenino y comienza a ―girar‖ es decir a recorrer las calles
en busca de clientes.

Primero se los llamó ―sodomitas‖; después, en la época de la colonia, existió la


palabra ―manfloro‖, que viene de ―manfrodita‖, una desviación de hermafrodita.
Luego hay muchas del lunfardo, cosas escritas en los baños desde 1550, como
la palabra ―puto‖, citada por Francisco López de Gomara en su libro Historia
General de las Indias. Después se utilizó el término ―mino‖, en el período del
tango, y le siguieron ―ministro‖, ―bufaron‖, ―bufo‖, ―buitre‖, ―hiena‖, ―pulgo‖,
―maricón‖ y ―retanbufero‖. A principios del siglo 20 se comienza a utilizar la
palabra ―tortilleras‖ para denominar a las lesbianas.8

Los homosexuales sufrieron una persecución mucho más dura que las
prostitutas, eran vistos como una lacra despreciable y sometidos a todo tipo de
estudios para identificar el origen de su anomalía o para intentar por medios
científicos modificar su conducta. Fueron parte activa en la vida de los
prostíbulos de Buenos Aires y un detalle de su vida extendería en demasía este
trabajo, por lo que decidí hacer solamente una estampa de sus pasos por la
vida prostibularia.

III - Las Organizaciones delictivas

La primera red de traficantes locales fue constituida por judíos en 1889 bajo el
nombre de ―El Club de los 40‖ integrada, obviamente, por 40 rufianes que se
unieron para una mejor operatoria de sus actividades.
Noé Trauman llegó a la Argentina con documentos falsificados en Mayo de
1906, prófugo de la policía secreta del zar Nicolás II. Dejaba para siempre en
su Polonia natal un pasado anarquista que lo llevó al reconocimiento popular
por sus intervenciones de acción directa, pero también por su nivel intelectual
que legitimó polemizando públicamente con íconos como Bakunín y hasta con
el ideólogo del marxismo ruso Pléjanov. Era uno de los dos millones y medio de
inmigrantes europeos que llegaron a la Argentina durante las dos primeras
décadas del siglo.

6
Diario Página 12, Mariana Carvajal, Entrevista a Osvaldo Bazán, 5 de mayo de 2004
7
Barzani, Carlos Alberto; Uranios, Invertidos y amorales, Homosexualidad e imaginarios sociales en
Buenos Aires (1902 –1954) http://isisweb.com.ar
8
La voz del interior, La historia sale del placard, Por Claudia Calles,
Córdoba, Argentina, Jueves 29 de abril de 2004

Roberto Julio Gómez


IX

Los primeros años de aquel siglo fueron de un florecimiento económico que


forjaría una burguesía que miraba hacia las grandes capitales europeas y
plagiaba cada una de sus costumbres. Conciente del deseo que despertaban
las mujeres en la inmensa población masculina, con conocimiento de lo que
ocurría en Rosario (ver la prostitución en el interior), con el antecedente que
imponían los ateneos franceses y algunas entidades catalanas y a sabiendas
de que muchos integrantes de su comunidad se dedicaban a la explotación de
mujeres en Brasil desde 1867, Trauman contactó a un puñado de inmigrantes
con la idea de formar una sociedad. Este proyecto se hizo realidad con la
fundación de la ―Sociedad de Varsovia‖ el 7 de Mayo de 1906 en la localidad de
Avellaneda, en ese momento un suburbio obrero. Estaba ubicada en la calle
Avellaneda 452. Este grupo funcionaba como una sociedad de ayuda mutua,
estaba dirigido por el citado Noé Trauman quien fue nombrado presidente y
entre los miembros titulares fundadores además de él figuraban: Adolfo
Soringfeder, Marcos Posnansky, Hermán Blauht, Adolfo Feldman, Libert
Selender, Hermán Bruschi y Maz Saltzman todos rufianes dedicados a la
negocio de la prostitución.

Es interesante el hecho que, además de llevar florecientemente sus negocios,


deseaban mantener una vida religiosa activa, lo que llama mucho la atención,
ya que la actividad que llevaban a cabo estaba en las antípodas de cualquier
precepto religioso. Era común la donación de importantes sumas de dinero y
objetos de gran valor con destino al templo y a los oficios del culto.
Con el aporte económico de sus primeros asociados, la Varsovia comienza el
desarrollo de su negocio. Para eso se sirven de sus contactos familiares en las
aldeas polacas, en la misma Varsovia, en Lodz y Cracovia, que se encargan
del reclutamiento, y comienzan a imponerse como una entidad cuyos fines
trascienden rápidamente lo comercial. Sus socios participaban en actividades
culturales y políticas, a la vez que pretendían imponer que su profesión sea
considerada dentro del rubro comercial, sin ninguna valoración moral sobre la
modalidad; habida cuenta de que el Ministerio de Salud, reconocía su
existencia. Así la Varsovia por ser una entidad organizada le convenía al
Estado, no solo porque controlaba su propia "mercadería" (revisaciones
médicas) sino también porque parte de lo recaudado era para la policía y la
justicia, instituciones ya entonces tradicionalmente vinculadas con el retorno de
dinero por corrupción.

A pesar de que las instituciones de control pretendían ignorar la existencia de


la Varsovia, lo que le daba independencia para operar libremente, la
comunidad judía no legitimaba a la próspera mutual, que administraba por
entonces a 1500 mujeres y el marco político en el que Trauman se había
formado le daba la espalda. Por un lado los primeros movimientos anarquistas
argentinos lo repudiaban, porque para el pensamiento anarquista la prostitución
era una lacra execrable. Por el otro, la propia comunidad lo rechazaba e
impedía enterrar a los mutualistas en el cementerio judío de La Tablada y se
negaba a casarlos en sus sinagogas. A causa de este desplante con la
sociedad Asquenasum en conjunto compraron tierras para hacer un cementerio

Roberto Julio Gómez


X

en Avellaneda donde los rufianes y las prostitutas eran enterrados con sendas
ceremonias religiosas en la que participaban sus asociados.9

Los alrededores de Plaza Miserere centralizaban la actividad comercial de


turcos y judíos extendiendo su zona de desarrollo hasta el centro. Largas
charlas en la Confitería Las Violetas entre Noé Trauman y el periodista del
diario Crítica, Roberto Arlt, dieron como resultado el personaje de Haffner10, el
Rufián de su novela Los Siete Locos se dibuja a partir del pasado de Trauman
y su posterior desarrollo comercial.
Todo funcionó con aparente tranquilidad en la ―Sociedad‖ sin despertar
sospechas; hasta el año 1926 en que comienza a deteriorase la máscara que
cubría todo el accionar delictivo. Para ese entonces el presidente era Zacarías
Zitnitzky. Durante la primer década del 900 se producen importantes cambios
en el seno de la mutual. En primer lugar se retiran los socios rusos y rumanos
fundando la Asquenasum, una asociación mutual de características similares,
pero con pupilas llegadas de otras regiones y un trato mucho más rígido.
Comenzaría entonces la etapa de enriquecimiento de los asociados judíos
polacos, quienes a partir del desplante de su propia comunidad, adquieren un
palacete de dos plantas en la Avenida Córdoba N 3280, donde establecieron
su sede capital. En ella todo era de una suntuosidad que dejaba traslucir lo
bien que marchaba el negocio, además, en su interior, funcionaba una
sinagoga con sus propios rabinos que, adherentes de la Varsovia, eran los
encargados de casar a los rufianes con las futuras prostitutas, además una sala
velatoria, un salón de fiestas y hasta habitaciones para el alojamiento de sus
socios.
La sociedad también financiaba viajes a Europa con el fin de traer nuevas
pupilas. La Varsovia debió desarrollar un cuidadoso sistema de trabajo. Para
ello necesitó de una figura central en el andamiaje delictivo: el Rufián, delegado
por la organización para relacionarse directamente con la ―mercadería‖. Este,
era el encargado de conquistar jovencitas a partir de la seducción personal,
intuición y conocimiento. Originalmente el rufián, también conocido como
cafishio o fioca, no trabajaba en el marco de organizaciones grandes como La
Varsovia o La Asquenasum, su modo de operar consistía en explotar a un
número de mujeres sin descuidar su tarea de captar nuevas pupilas, lo que fue
rápidamente adoptado por la Varsovia.
Rufián y pupila conformaban un sistema de relación conocido como "pareja
tutelar", en la que la mujer ponía el trabajo activo mientras el rufián regenteaba
nuevos lugares en busca de la mercadería, en un rol pasivo que lo identificaría
para siempre con la figura del mantenido.

Para ―La Varsovia‖ era indispensable dentro de su estructura, la presencia de


rufianes, que a su vez contactaban en Europa con corresponsales y correos. Al
llegar a las aldeas del Este europeo, las corresponsales marcaban a las
doncellas disponibles. Entonces el rufián, presentado en los pueblos como

9
En la actualidad el Cementerio de los mutualistas en Avellanada, permanece descuidado y en estado de
abandono. Nadie hace referencia en la actualidad de la titularidad de los propietarios de los terrenos.
Información obtenida de http://www.agja.org.ar/revista/sumario_toldot_10.htm#24
10
Arlt, Roberto: "Los Siete locos", Hyspamerica, Buenos Aires, 1986

Roberto Julio Gómez


XI

comerciante del rubro "importador de pieles", acordaba su noviazgo con los


padres de las jóvenes y rápidamente las pedía en matrimonio. Parte de sus
condiciones, bajo el acuerdo de enviar dinero desde América, era casamiento
en la Argentina. Los futuros suegros, ahogados por la necesidad, acordaban
cualquier cosa.
Las pupilas que llegaban a los puertos brasileños, desembarcaban procedentes
de Marsella y París luego de haber sido iniciadas durante un par de semanas
en su futuro oficio sudamericano. Lo mismo ocurría con los rufianes que se
embarcaban a Norteamérica.

En el caso argentino el regreso de los rufianes solo se justificaba por la


cantidad de mujeres reclutadas, cuando los tratantes lograban reunir un grupo
de entre 6 a 12 mujeres, se embarcaban preferentemente en Marsella con
destino a Montevideo, allí aguardaban unos días y trataban de vender
individualmente a las más bonitas, a la espera del momento de menor control
para cruzar a Buenos Aires a su llegada eran inmediatamente rematadas por
lotes, previo casamiento en la sinagoga de la calle Córdoba, para iniciar su
período de ablandamiento durante dos semanas.
Arribadas por docenas, el remate se efectuaba en Capital con una cotización
fijada en libras esterlinas e inmediatamente debían transformar sus sueños de
progreso en servicio sexual.

La ciudad de Buenos Aires representaba sólo el centro de un organigrama


planteado según el comportamiento de las pupilas. La actividad de estas
sociedades era generalmente en la Pcia. de buenos Aires, pero la Sociedad de
Varsovia fue la que extendió sus negocios a otras provincias argentinas. En la
ciudad de Rosario establecieron una Sinagoga propia y un cementerio. La
diferencia entre ambas sociedades residía en que en la Varsovia sus
integrantes eran judíos polacos y en la Asquenasum rusos y húngaros.
Buenos Aires, primero y luego en orden de importancia, Rosario, Córdoba,
Mendoza y Tucumán entre otros fueron los mercados favoritos para los
traficantes.

Los franceses regenteaban también una de las mayores redes de prostitución,


la información sobre ellos no era tan conocida ni amplia como las de los judíos.
A fines del 1926 el periodista francés Albert Londres se propone visitar
Sudamérica. Su objetivo era investigar a los hombres del "milieu", los
"maquereau" franceses que explotaban a sus mujeres y que en Argentina se
conocían bajo el apelativo de ―panzones‖. Londres describe a otra
organización ―La Milieu‖ con base de operaciones en Marsella:

“ La Milieu está formado por un grupo de hombres que negocia


con mujeres en forma bastante abierta. Es una corporación.
Más aún ¡Es un Estado! (…) Han roto todas nuestras fuerzas
públicas, excepto la Policía (…) también han fundado una liga
de los derechos del hombre: de sus derechos sobre las
mujeres. No sólo han revivido la bigamia sino que la han
perfeccionado.
Trabajan (…) con mujeres que, por alguna razón, están
desesperadas, el mejor partido es la inofensiva

Roberto Julio Gómez


XII

semiprofesional, que ni siquiera sabe dónde pasaba la noche.


Cuando encuentran a las mujeres, las mandan vía Santander,
Bilbao, La Caronge, Vigo y Lisboa. ¡Ese es el camino de
Buenos Aires!11

Fascinado por el tema escribe "El camino de Buenos Aires". Recorriendo la


noche porteña, Londres, descubre que los polacos son también los que
diseñaron una organización de trata de blancas. El libro fue editado en 1927 y
el tema recorrió toda Europa bajo el título de "Le Chemin de Buenos Aires (La
traite des Blanches)"

Uno de los operadores más conocidos era Adolph Weismann. Un cómplice de


éste, Jacobo Hönig, llegó a Buenos Aires a fines de la década de 1860 y con
cuatro mujeres se instaló en la calle Cerrito 123 donde abrió uno de los
primeros burdeles con las que se denominarían "esclavas blancas". Este
término encerraba también una visión racista del problema, ya que sufriendo
los mismos vejámenes, no se aplicaba a otras mujeres si no eran de origen
europeo. Adolph Hönig abrió una importante casa en la calle Corrientes 506 en
la que puso como regenta a Matilde Salowitz. Jacobo, un hermano de aquel, se
encontraba en Viena, desde donde operaba como nexo en el tráfico de
mujeres.
Entusiasmado con los progresos de sus negocios del Río de la Plata, envió por
otro de sus hermanos, Simón, para abrir una segunda casa en la calle Temple,
que sería regenteada por Ernestina Rabanowic. Instalar estas casas tenía un
costo de entre 200.000 y 400 mil pesos, suma similar a la que reportaba cada
remesa de mujeres de Europa. Las cifras son siderales y para aquella época,
era uno de los negocios más rentables que se conocían.
Cuando en 1876 la policía austrohúngara desbarata a un grupo de tratantes
entre los que se encontraban Weismann y Hönig, éstos admiten que sólo en el
año anterior condujeron una media docena de transportes de mujeres con
destino a Sudamérica.

Otra sociedad que operaba en argentina era La Sociedad Aschkenasum que


estaba presidida por el traficante Simón Rubinstein. En sus comienzos
laborales al llegar al país trabajó en una fábrica de preservativos, valga la
paradoja. Este establecimiento era propiedad del Sr. Barón, casado con la Sra.
Marta Faencuy. Rubinstein se convierte en el amante de ella y a la muerte
―temprana‖ y sospechosa del Sr. Barón también en propietario de la fábrica y,
como era de esperar, en el esposo de la viuda. Rubinstein diversifica su
negocio, además de abrir varios prostíbulos regenteados por su esposa realiza
contrabando de seda por lo cual se convierte también en propietario de varios
locales en la ciudad de buenos Aires.

La operación de estas dos sociedades (Varsovia y Aschkenasum) no siempre


era tranquila, uno de los que más lucho contra ellas fue el Comisario Julio
Alzogaray. (Asume, en 1930, nombrado por el General Uriburu como jefe de la

11
Londres, Albert. “El camino a Buenos Aires”; (La trata de blancas), Ediciones AGA TAURA, Buenos
Aires.1967

Roberto Julio Gómez


XIII

Policía Federal) Pero fueron frecuentes sus fracasos ya que los contactos que
tenían establecidos los tratantes llegaban a todas las esferas: abogados,
jueces y la municipalidad, por lo que siempre lograban salir adelante en su
actividad sin contratiempos demasiados complicados.

Una institución que trató de combatir esta actividad con relativo éxito fue la
Sociedad Israelita de Protección de Niñas y Mujeres, su presidente Selig
Ganopol realiza una denuncia concreta sobre la actividad real y la composición
de la ―Sociedad de Varsovia‖ y que esta contaba con los elementos más
importantes del rufianismo en Argentina. Luego de este echo y sumada la
protesta ante las autoridades de la Cancillería que había realizado el
Embajador de Polonia por la denominación que tenía una sociedad vinculada
con actividades nada nobles y que llevaba por nombre el de la capital de su
país, por lo que deciden cambiarle la denominación de Varsovia por Zwi
Migdal.
El origen de este nuevo nombre, aún hoy, es materia de controversias; pero se
cree que es el de uno de los fundadores y gran benefactor, por lo que lo eligen
a modo de homenaje. La denominación completa de la organización quedaría
ahora ―Sociedad de Socorros Mutuos y Cementerio Zwi Migdal‖. Su actividad e
influencia se amplió a varias provincias argentinas en esta etapa, pero un
suceso que no estaba en los planes cambia el curso de los acontecimientos en
la nueva vida como ―la Migdal‖.

Este hecho es la denuncia realizada por Raquel Liberman (foto de la izquierda).


Esta mujer se había desempeñado como prostituta
en el barrio de Once desde muy joven, llegó a
Buenos Aires a los 18 años. Con el tiempo fue
juntando dinero y llegó a reunir un pequeño capital
con el que decidió retirarse y poder llevar una vida
mejor.
Para ello abrió un local de antigüedades en la calle
Callo. Al tiempo comenzó una relación amorosa con
un hombre llamado José Khon con el que contrae
matrimonio, engañada y en una ceremonia falsa.
Este hombre resultó ser un rufián designado por la
organización para obligarla a retornar a la actividad
ya que no se permitía que ninguna mujer saliera del
circuito de la prostitución. No era buena publicidad,
podría llevar a otras a imitarla y sería nefasto para el
negocio. Comenzaron a amenazarla y le robaron el
dinero que poseía. Decide por ello realizar una denuncia encontrando eco un
juez que decidió investigar el caso. Llevadas a cabo algunas diligencias decide
allanar la central de la sociedad en la calle Córdoba. Este juez era Rodríguez
Ocampo en colaboración con el Comisario Julio Alzogaray. Cuando Migdal fue
allanada contaba con dos mil prostíbulos en todo el país lo que significaba
alrededor de tres mil mujeres explotadas.

Se descubre toda la actividad que realizaba, se persigue a sus integrantes de


los cuales muchos logran escapar a Uruguay y otros son enjuiciados y
condenados.

Roberto Julio Gómez


XIV

El 25 de Julio de 1930 se le retira la personería jurídica a la Sociedad.


La primavera del '30 encontró a 108 rufianes judíos polacos con prisión
preventiva y la totalidad de sus locales allanados. Alguno de ellos desplazaron
su negocio a Centroamérica, otros como el administrador rosarino Malatesta y
el abogado Moisés Blikster fueron deportados a su patria de origen.

Finalmente la Justicia liberó a la totalidad de los mafiosos, dejando


encarcelados sólo a tres. Entre ellos no estaba Noé Trauman. Unos días en la
calle Nueva York de Berisso le sirvieron de aguantadero para fugarse a Colonia
y encontrarse con su muerte natural en 1933.

Foto aparecida en el diario Crítica

Izquierda a derecha: Mauricio Kirshtein, Raquel Liberman, Salomón Jose Khon


y Simón Bruthievick. Todos involucrados en el caso Liberman.

Roberto Julio Gómez


XV

IV - LA PROSTITUCIÓN Y LA LEY

La construcción de la idea de que la prostitución era un problema que a su vez


revestía las características de un gran peligro y que, por lo tanto, debía ser
controlado, fue producto de la convergencia de ansiedades disímiles referidas
tanto al presente como al futuro de la nación, tanto en lo referido a la moral
como a la salud de sus ciudadanos. Las reglamentaciones del comercio sexual,
que vinieron a atender aquellas urgencias, se recortaron sobre ese fondo
común de representaciones del peligro engendrado por la prostitución. Las
inquietudes morales, sociales, sanitarias y de género presentes en aquellos
discursos penetraron la legislación, recibiendo así, además de la sanción
social, la sanción jurídica.

En el año 1875 el Concejo Deliberante de la Capital Federal legalizó la


prostitución con el propósito de controlar el contagio de las enfermedades
venéreas. Apoyándose en San Luis y San Agustín justificaban que "ya que la
prostitución se ha perpetuado (...) porque hay ciertas necesidades que son
eternas como el tiempo" era conveniente reglamentar la apertura de burdeles
para llevar a cabo un escrupuloso control médico sobre las prostitutas y así
"salvar en cuanto se pueda (...) a las jeneraciones futuras de cierta clase de
males" 12. Los funcionarios atribuían el elevado porcentaje de mortalidad infantil
a las enfermedades venéreas difundidas por la prostitución (de las prostitutas a
los hombres, y de estos a su familia).

El Código Penal Argentino no contenía disposiciones sobre el ejercicio simple


de la prostitución, había un antiguo concepto de que esta era una actividad
inmoral pero no delictiva. El derecho positivista elaboró tres sistemas,
El reglamentarista donde se admite oficialmente la prostitución y el
Estado se reserva el ejercicio del poder de policía regulando con fines de
higiene los prostíbulos, haciendo inspecciones sanitarias y el cobro de
contribuciones .
Un segundo sistema llamado prohibicionista más rígido donde la
prostitución es considerada un delito.
Un tercer sistema abolicionista que establece que la prostitución no
puede ser admitida como una actividad reglamentada.
Las ordenanzas que se referían a ejercicio de la prostitución hacia 1898
establecían las siguientes obligaciones para el ejercicio de la prostitución:
1. Todas las prostitutas deberán inscribirse
2. No podrán inscribirse las menores de 18 años de edad tampoco las
menores de 22 años cuyos padres o tutores garantizaran tener una vida
honesta.

12
Barzani, Carlos Alberto; Uranios, Invertidos y amorales, Homosexualidad e imaginarios sociales en
Buenos Aires (1902 –1954) http://isisweb.com.ar. Jeneraciones: está escrito así en el original

Roberto Julio Gómez


XVI

3. Las inscriptas estaban obligadas al reconocimiento médico, pagando el


derecho de visita que era semanal.
4. Toda inscripta podría pedir la eliminación de la lista del dispensario de
salubridad, cuando justifique haber abandonado la tarea.
5. Son prostitutas clandestinas las que no están inscriptas y son
consideradas enfermas y en tal concepto remitidas al hospital por ocho
días y posteriormente inscriptas en el registro.
6. Para abrir un prostíbulo hacía falta un permiso del Departamento
Ejecutivo de la municipalidad. Tenía que estar ubicado en un radio
alejado dos cuadras de las Iglesias, escuelas, teatros, mercados y
plazas, a excepción de las casas donde no se prostituyeren más de dos
mujeres; igualmente no podían estar en la misma acera de los
establecimientos mencionados ni mas de una casa por cuadra.
7. Las casas de tolerancia no tendrán signos exteriores o interiores que las
distingan de las de familia.
8. No se permitirán la venta de bebidas y comestibles en los prostíbulos.
9. Las casas no podrán ser regenteadas más que por mujeres ni habitadas
sino por las prostitutas o personal de servicio.
10. Son prostíbulos clandestinos los que se establecen sin permiso o donde
trabajen mujeres no inscriptas.
La inscripción en el dispensario municipal se realizaba en una sala especial
donde solo podía entrar la mujer. Se labraba un acta con la filiación y
refrendaba los datos con su firma. Era interrogada sobre su procedencia y en el
caso de ser extranjera la fecha de ingreso y quienes la habían acompañado en
el viaje, con el objeto de indagar si estaba por la fuerza ejerciendo la
prostitución. Si no concurría a la entrevista siguiente sin dar aviso era
considerada enferma. Debían comunicar un cambio de domicilio
obligatoriamente dentro de las 24 horas.
La mujer que regenteaba un prostíbulo era considerada también como
prostituta, a excepción de las mayores de 40 años que podían solicitar ser
eximidas de la inspección médica mientras conservaran ese puesto.
Las casas de tolerancia se dividían en tres categorías.
1. Las que sirviendo de domicilio a una o dos mujeres cumplen al mismo
tiempo la función de local en que éstas se entregan a la prostitución.
2. Las habitadas por mas de dos mujeres
3. Aquellas a las que concurren mujeres para ejercer la prostitución.
Los prostíbulos solo podían ser habitados por prostitutas, se consideraba
―casa‖ a la de varios pisos. Para cumplimiento de las medidas de higiene se las
tomaba como inquilinatos. Debían contar con puerta con cancel y cristales, no
podían contar con faroles ni pinturas especiales, puerta de hierro ni signo
alguno que dejara ver su actividad interior. Disposición también establecida
para los casos de Rosario y Córdoba como se apreciará más adelante.7

Roberto Julio Gómez


XVII

Las regentes o madamas tenían obligaciones por ocupar ese cargo como, por
ejemplo, llevar un libro que otorgaba el Dispensario Municipal en el cual se
inscribía el nombre, apellido y nacionalidad de la prostituta. Las regentes no
podían ausentarse más de 24 horas sin autorización del Dispensario, tenían la
obligación de rechazar mujeres que no tengan la visita médica y conducir a sus
pupilas a realizarse la revisión.
Tenían que denunciar obligatoriamente a la autoridad sanitaria si observaba
alguna enfermedad venérea. Lo que en realidad hacían era todo lo contrario
disimulaban enfermedades venéreas de sus pupilas ocultando los chancros
sifilíticos bajo un pedacito de tafetán inglés engomado y coloreado con carmín.
A las que sufrían placas mucosas o ulceraciones bucales las hacían comer
chocolates antes de la visita al médico. La sífilis, que por esos años se podía
tratar pero sin llegar a su cura total, infundía riesgos mayores en sus primeras
semanas de contagio. Una vez adquirida la enfermedad, presenta una serie de
ulceraciones o chancros que desaparecen pasadas unas semanas. Este
período coincidía con el tratamiento indicado por los médicos de la época, que
pensaban que la enfermedad se había retirado y seguían contagiando a sus
clientes y estos portando la dolencia a sus esposas. Por esto, mujeres
reconocidas como enfermas eran dadas de alta meses después, mostrando, en
caso que su permanencia en la casa lo permitiera, el avance de los períodos
más críticos de la enfermedad. Los gastos ocasionados por estas mujeres
estaban solventados por la regente y si alguna mujer estaba embarazada no
podía despedirla hasta un mes después del parto.
La primera responsabilidad de la madama era encargarse de que el lupanar
funcionara correctamente, algunas veces empleada otras veces dueña del
lugar. Temida generalmente por las mujeres a su cargo, fue prostituta otrora.
Su obligación era exigir un trabajo continuo sin reconocerle el derecho a
rehusar a los parroquianos que les resulten repugnantes.
Hacia 1911 se prohíbe la prostitución en piezas o salas que dieran a la calle y
la distribución de tarjetas con las cuales se hacia publicidad en mesas de café
o lugares donde se concentraban hombres. En 1919 se dicta la ordenanza por
la cual solo podía haber una prostituta por prostíbulo. Desde 1908 los políticos
habían protegido la inversión de los propietarios de los burdeles con la
condición que permanecieran fuera de las calles céntricas de la ciudad.
Todo esto constituye parte del esfuerzo realizado por el Estado para regular la
actividad pero no llegó a plasmarse en la realidad ya que las violaciones a la
ley eran constantes y frecuentes
El antiguo Reglamento de Prostíbulos de Buenos Aires, dictado en 1875, decía
simplemente: "no podrá haber en los prostíbulos mujeres menores de 18 años,
salvo que se hubieren entregado a la prostitución con anterioridad" O sea que
sí podía haber niñas de cualquier edad, siempre y cuando hubieran sido
iniciadas tempranamente.
En 1902 se funda la Asociación Nacional Argentina contra la trata de blancas,
estaba a cargo de hombres prominentes, dirigentes religiosos de la comunidad
de inmigrantes, políticos y reformistas argentinos. Fue electo como presidente
el Dr. Arturo Condolí. Se propuso la elaboración de una ley que permitiera al
gobierno argentino controlar la inmigración de mujeres menores que vinieran

Roberto Julio Gómez


XVIII

solas. Los que traficaran serían castigados con una pena de tres años de
cárcel. El proyecto fue enviado al Senado, pero pasaron 10 años hasta
finalmente se aprobó una ley contra el tráfico de mujeres. A su vez se presentó
ante el Consejo Deliberante de la ciudad de Buenos Aires un proyecto de ley
para elevar la edad mínima para ejercer la prostitución de 18 a 22 años. La
actividad de esta asociación fue creciendo y logró la autorización para subir a
los barcos que llegaban para entrevistar a las mujeres. Problemas internos
derivó en una nueva organización que se llamó El Comité Argentino de
Moralidad Pública en el cual se infiltraron varios proxenetas entre sus
miembros.

La última organización Argentina contra la trata de blancas y la más importante


fue el partido Socialista. Alfredo Palacios propuso un proyecto para castigar las
actividades de los rufianes, pero fue ignorado por los legisladores. La
aprobación finalmente de la Ley más el inicio de la primera guerra mundial
tendría que haber dado como resultado la disminución del tráfico, pero no fue
así. Si bien se produjo una disminución considerable de la inmigración y por
ende también del tráfico de mujeres, la vida de los lupanares siguió gozando de
buena salud.
El dinero y el poder se entrelazaban, como hoy en día, sobre este negocio y la
tolerancia pasaba a ser complicidad y asociación en las utilidades.
En ese marco el diputado Alfredo Palacios, socialista, propuso una reforma al
Código Penal, para reprimir la rufianería con dureza.
El debate en la Cámara de Diputados se dio el 17 de septiembre de 1913.
Presidía la sesión el Gral. Rosendo Fraga, diputado conservador por Santa Fe,
y era secretario D. Luis Zambrano
La denominada Ley Palacios fue de avanzada en América Latina, donde no
existía ninguna similar que intentara proteger a las mujeres que desarrollaban
la actividad.
Articulo 1º
. - Modifíquense los inciso g y h del artículo 19 de la ley 4189, en la siguiente
forma:
g) la persona que en cualquier forma promueva o facilite la prostitución o
corrupción de menores de edad, para satisfacer deseos ajenos aunque medie
el consentimiento de la víctima, será castigada con tres a seis años de
penitenciaría si la mujer es mayor de diez y ocho años; con seis a diez años de
la misma pena si la víctima, varón o mujer, es mayor de doce años y menor de
diez y ocho; y si es menor de doce años el máximum de la pena podrá
extenderse hasta quince años. Esta última pena será aplicable, prescindiendo
del número de años de la víctima, si mediara violencia, amenaza, abuso de
autoridad o cualquier otro medio de intimidación, como también si el autor
fuese ascendiente, marido, hermano o hermana, tutor o persona encargada de
su tutela o guarda, en cuyo caso traerá aparejada la pérdida de la patria
potestad del padre, de la tutela o guarda o de la ciudadanía, en su caso.
Cuando las víctimas sean mayores de edad, se aplicará al autor de los hechos
a que se refiere el parágrafo anterior la pena de seis a diez años de

Roberto Julio Gómez


XIX

penitenciaría si para obtener su consentimiento hubiere mediado cualquiera de


los circunstancias agravantes enumeradas en aquel; si hubiere mediado tan
sólo engaño para alcanzar el consentimiento la pena será de uno a tres años
de penitenciaría.
h) la persona o personas regentes de las casas de prostitución pública o
clandestina, donde se encontrare una víctima de los delitos especificados en el
inciso anterior, serán consideradas, salvo prueba en contrario, autores o
coautores, y penados de acuerdo con la escala mencionada.
Artículo 2º
. - La persona o personas regentes de casas de prostitución pública o
clandestina que admitieren a personas menores de edad para el ejercicio de la
prostitución, serán pasibles de la pena de seis meses a un año de arresto si
fueren mayores de diez y ocho años. Si fueren menores de diez y ocho años o
concurrieren las circunstancias del artículo 1º inciso g), serán pasibles de las
penas que en el mismo se establece.
Artículo 3º
. -Fuera de los casos previstos en el artículo primero, cualquiera que se ocupe
de tráfico de mujeres que no sea su simple admisión por la regenta de casa
autorizada, será castigada con uno a tres años de penitenciaría, o deportación
en caso de reincidencia.
Artículo 4ª
. - El poder Ejecutivo dispondrá lo necesario para impedir la entrada en el
territorio de la república a todos los extranjeros que reconocidamente se hayan
ocupado dentro o fuera del país del tráfico de mujeres.
Artículo 5º
. - Los delitos calificados en la presente ley podrán ser acusados o
simplemente denunciados por cualquier persona del pueblo y también
perseguidos de oficio por denuncia de cualquier sociedad de beneficencia
reconocida por el gobierno, que se haya fundado o que se funde en el país con
el propósito de proteger a la mujer.
Artículo 6º
. - Las autoridades marítimas, policiales, municipales y judiciales, deberán
prestar su auxilio cuando fuese requerido por cualquiera del pueblo o por las
asociaciones ya expresadas, con el objeto de constatar la existencia del delito
o para sustraer inmediatamente a la víctima de los efectos del mismo o
aprehender a los delincuentes.
Artículo 7º
. - En casos de dudas sobre la edad de la víctima se estará a los informes
médicos de las reparticiones respectivas, sin perjuicio de las pruebas legales
que se produzcan en el proceso, para su justificación.
Artículo 8º

Roberto Julio Gómez


XX

. - Si algún empleado contraría por hechos u omisiones los propósitos de esta


ley, dejando de cumplir lo que en ella se dispone, incurrirá en la pena
establecida en el Código Penal para los encubridores
Artículo 9º
. - Los artículos 3º y siguientes quedan incorporados al Código Penal
Artículo 10º
. - Las regentes de casas de prostitución autorizadas quedan obligadas, bajo
pena de quinientos a mil pesos de multa por cada infracción, a mantener en
lugar visible un ejemplar de la presente ley, en diversos idiomas.
Artículo 11º
. - Comuníquese al Poder Ejecutivo, etc...

Participaron de los debates en la Cámara de Diputados los siguientes


legisladores:

Luis Agote, de Buenos Aires; Marcelo T. de Alvear, de la Capital; Tomás de


Anchorena, de la Capital; Alberto Arancibia Rodríguez, de San Luis; Rogelio
Araya, de Santa Fe; Marco Avellaneda, de Buenos Aires (vicepresidente 2º);
Arturo Bas, de Córdoba; Mario Bravo, de la Capital; Juan F. Cafferata ,de
Córdoba; José Luis Cantilo, de Buenos Aires; Alejandro Carbó, de Entre Ríos;
Carlos Carlés, de la Capital; Rafael Castillo, de Catamarca; Ernesto Celesia ,de
la Capital; Carlos Conforti, de San Juan; Luis María Drago, de la Capital; José
Fonrouge, de Buenos Aires; Rosendo Fraga , de Santa Fe; Manuel Gonnet, de
Buenos Aires: Carlos González Bonorino, de Buenos Aires, Juan B. Justo, de la
Capital ; Miguel Laurencena, de Entre Ríos; Santiago Luro, de Buenos Aires;
Manuel Mora y Araujo, de Corrientes; José Olmedo , de Córdoba; Manuel
Ordoñez, de Córdoba; Miguel Padilla, de Tucumán (vicepresidente 1º) Alfredo
Palacios , de la Capital ; Federico Pinedo, de la Capital; Nicolás Repetto, de la
Capital; Julio A. Roca, de Córdoba; Avelino Rolòn, de Buenos Aires; Carlos
Saavedra Lamas, de Buenos Aires ; Fernando Saguier, de la Capital; Julio
Sánchez Viamonte ,de Buenos Aires; Antonio Santamarina, de Buenos Aires;
Julio Terán, de Tucumán; Lisandro de la Torre, de Santa Fe; José Félix
Uriburu, de Salta; Estanislao Zeballos, de la Capital.
Llegó la ley, aunque tarde, ya que la actividad estaba en pleno auge y la
influencia de los mafiosos en todos los estamentos del poder.
En 1919 el statu quo en la ciudad de Buenos Aires existente se ve amenazado
por la labor de un Socialista el ex diputado Ángel Jiménez, elegido ese año
concejal se colocó al frente de una campaña con el fin de promulgar una ley
nacional que clausurara todos los burdeles, lograr la abolición de la prostitución
legalizada, sancionar el tráfico de mujeres y a todos aquellos que lo
promuevan, inclusive autoridades nacionales, provinciales y municipales que
permitieran esa operatoria.
Varios diputados Socialistas lo apoyaron pero no logró convertirse en ley, igual
suerte que la de Palacios en un principio, perdiéndose entre los vericuetos de
las comisiones legislativas.

Roberto Julio Gómez


XXI

Siguió luchando desde su banca, logrando la apertura de varias clínicas para el


tratamiento de las enfermedades venéreas.
La ley finalmente aprobada cambió el mapa de la prostitución, se multiplicaron
los burdeles en forma proporcional a la cantidad de prostitutas ya que solo
podían funcionar prostíbulos que tuvieran una sola prostituta. Esto generó el
cierre de grandes lupanares, pero potenció la corrupción ya que para trabajar
en muchos casos se debía contar con el silencio y complicidad de la policía que
actuaba también persiguiendo a las mujeres, haciendo el trabajo sucio para los
rufianes. En 1928 varios policías fueron juzgados por la falsificación de
documentos de identidad de menores de edad para que puedan trabajar como
prostitutas. El Comisario Alzogaray en su libro ―Trilogía de la trata de blancas‖
define la corrupción existente dentro del departamento de investigaciones de la
policía de la provincia de Buenos Aires de la siguiente forma:
“Porque rufianes, mafiosos, canfinfleros, invertidos,
pederastas, parteras, farmacéuticos, médicos con “sanatorios”,
adivinos, espiritistas, pequeros, ladrones, estafadores,
usureros, revendedores (...) no se ve en esa dependencia de
nuestra policía el elemento de represión que ha de perseguirlo
y hostilizarlo, sino, por el contrario, el puesto amigo donde
hallara protección y aliados eficaces para su impunidad ¡Esto
es investigaciones!13
El Periodista Albert Londres14 en su libro ―El camino a Buenos Aires‖ relata la
llegada de mujeres al puerto de Montevideo, escala previa para embarcar hacia
el de Buenos Aires a través de los buques Mihanovich que hacían ese trayecto
dos veces al día. Pasaban en pequeños grupos, generalmente acompañadas
por una madama que las ayudaba a contestar el breve interrogatorio por parte
de la policía y les conseguía documentación apócrifa dado que la mayoría no
tenía edad suficiente. Los ―cargamentos‖ de mujeres se denominaban ―fardos‖
y estos eran por ejemplo de 17 a 20 Kg. Lo que quería decir de 17 a 20 años.
La única forma de operar fue con la complicidad de autoridades aduaneras y la
policía.
En 1921 se puso en vigor el nuevo código penal nacional en que se incluía por
vez primera el castigo por la violación de una prostituta al mismo nivel que el de
una mujer virgen.
Una modificación en 1923 incorporó medidas más duras contra la prostitución,
pero los lupanares clandestinos continuaron creciendo hasta 1926 año en que
se registra una disminución en su número, tras el apoyo del Intendente Noel,
que si bien no cerró los existentes no permitió la inscripción de nuevos, además
de no anotar más mujeres en el dispensario.
Recién en 1934 los burdeles fueron declarados ilegales en la ciudad de Buenos
Aires y en 1936 la ley nacional ―De profilaxis social‖ prohibió a los municipios el
otorgamiento de licencias para abrir burdeles.

13
Alzogaray, Julio L. “Trilogía de la trata de blancas” (rufianes, policía, municipalidad). Buenos Aires.
1933. Pág. 44
14
Albert Londres fue periodista entre los años 1920-1930, murió a bordo del buque de bandera Francesa
Georges Philipard que se incendió en el océano Atlántico cuando traía un cargamento de 300 mujeres
destinadas a ejercer la prostitución en la ciudad de Buenos Aires.

Roberto Julio Gómez


XXII

Con esto no termina el problema, hoy en cualquier diario local o nacional


podemos ver que siguen tan activos como antes y si bien la prostitución no esta
legalizada cuenta con el mismo apoyo y silencio de las autoridades. En
definitiva negocios son negocios.

V - La prostitución en el interior
El interior de la provincia de Buenos Aires era regenteado por los mas
importantes representantes de la organización entre los que se destacaba
Kloter Leille, comerciante cercano a Trauman y Moustowsky y propietario de
veinte prostíbulos esparcidos en Benito Juárez, González Chávez, Tres
Arroyos, Olavaria y Bahía Blanca.
De todas las poblaciones entre las que se esparcía la esclavitud transformada
en negocio se destacan no solo la Capital Federal sino también San Fernando
y muy especialmente Rosario, que alrededor de 1912 comenzaba a centralizar
la actividad en una zona dedicada a la prostitución, el barrio de Pichincha.
La zona de Rosario Norte representaba el centro prostibulario del país,
llegando a figurar incluso en guías turísticas impresas en Europa, que
consignaban entre sus recomendaciones: "Argentina, Rosario, Pichincha",
antecedente de una idea de zona roja que se desarrollaría con el tiempo y que
todavía hoy se discute si aplicarla o no.
Si bien en 1915 el 70% de su población era masculina había ciertos supuestos
teóricos de parte del Estado, que sostenía que eran necesarias las prostitutas
para evitar desbordes, el caso rosarino guardaba algunas particularidades que
les complicaban el negocio a los mutualistas de la Varsovia.
En Rosario convivían todos los grupos de explotación de mujeres que residían
en el país, pero el monopolio era de los rufianes franceses, conocedores del
mundillo portuario y denominado desde entonces por la jerga rosarina como
"panzones". La zona norte de Rosario caracterizó otro tipo de rufián,
representado por su condición de criollo, este tenía una doble aptitud para
relacionarse con la ilegalidad, ya que no solo era rufián sino que también era
guapo. A diferencia del resto de los inmigrantes puestos a explotadores, que
enmascaraban su profesión ilegal con negocios y profesiones comerciales, la
forma de trabajo del rufián criollo lo vinculaba con la política.
Los mutualistas judíos se enfrentaban a una competencia propia de la fauna
rosarina, que incluía, en las afueras de la ciudad, lejos de las luces y el
comercio sexual diario, un suburbio conocido como "La Ciudad Perdida", barrio
bajo cuya característica eran sus calles de tierra y el olor a permanganato
(acaroína en su formula comercial) usado para la higiene que salía de entre sus
cortinados. Sin embargo el prestigio de la Varsovia en Rosario estaba dado por
la célebre casa de citas Madame Safo, manejado por mafioso de apellido
Malatesta, testaferro de la mutual y su esposa, la dama que le diera nombre al
lugar.
El ―Madame Safo‖ ostentaba un plantel de treinta jóvenes mujeres y
habitaciones tapizadas con alfombras y gobelinos además de espejos en el
techo. Sus mujeres eran dóciles, blanquísimas jovencitas europeas que

Roberto Julio Gómez


XXIII

costaban cinco pesos la lata15, la cifra mas cara abonada un placer sexual.
Algunas crónicas de la época recuerdan la pregunta: "¿Con peguito o sin
peguito?", en clara alusión a un tipo definido de cliente, denominado
actualmente zoofílico, conocido entonces como reventado16.
En la ciudad de Rosario el 1º de octubre de 1902 se dictó una ordenanza
aplicable a los cafés con camareras que se constituyeron en una de las
variantes permitidas para el ejercicio de la prostitución reglamentada. Aunque
funcionaban desde fines del siglo XIX, recién a principios del siglo XX la
municipalidad decidió ocuparse especialmente de su reglamentación. Ya desde
fines del siglo XIX la prostitución fue uno de los tantos problemas sociales de
los cuales el Estado Municipal se hizo cargo.
La prensa solía hacerse eco de las quejas y los ―decires‖ de los vecinos sobre
la actividad que se desarrollaba dentro de estos cafés que eran atendidos
especialmente por mujeres que habían desplazado a los hombres en el servicio
de mesas. En otras ciudades del mundo, en Europa específicamente, se los
conocía como ―cafés cantantes‖ y en Buenos Aires también como academias o
brasseries. En estas se escuchaba música, se bebía y se podía bailar con la
camarera.
Distintos reglamentos y ordenanzas intentaban regular tanto las características
y requisitos que debía reunir una mujer para ser inscripta como prostituta o
regente, como así también, los que debía tener una casa para ser considerada
de tolerancia.
Condiciones que debían reunir las mujeres para ser inscriptas como prostitutas
según el reglamento del 16 de noviembre de 1900 de Rosario:
1. Ser mayores de 18 años.
2. Estar registradas en la Asistencia Pública.
3. Ejercer la prostitución en las casas consentidas para ello, someterse a
dos exámenes sanitarios semanales.
4. Tener libreta sanitaria (con el correspondiente retrato en condiciones) en
la que se asentaría el estado de salud. También existían prohibiciones
como por ejemplo exhibirse públicamente en balcones y puertas o llamar
a los transeúntes.
En Rosario las camareras (antes de esta ordenanza) complementaban su
trabajo con el ejercicio clandestino de la prostitución, lo que les implicaba
algunos beneficios adicionales respecto de las prostitutas reglamentadas o
legales, como estar liberadas de efectuar la visita sanitaria y de las
obligaciones impositivas que les exigía el Estado Municipal.

15
La transacción comercial para acceder sexualmente a las habitaciones se daba por la compra de una
ficha circular de metal de diferente valor conocida como la lata. El más caro era el prostíbulo de Madame
Safo.
16
Los reventados eran aquellos cuyos hábitos sexuales, pero también sociales, excedían cierto marco
reglado aún en la ilegalidad. Básicamente la condición de reventado le era atribuida a los marineros
mercantes y su entorno portuario.

Roberto Julio Gómez


XXIV

El diario La Capital de Rosario del 18 de abril de 1902 (citando a la Inspección


General) describía que había por entonces 14 casas de tolerancia de 1ª y 2ª
categoría con 79 pupilas y 7 cafés con camareras con 58 mujeres empleadas.
Un poco después, el 31 de mayo de 1902 el mismo diario denunciaba la
existencia de 32 cafés con camareras sin ―patente‖. La Censura, el 31 de
octubre de 1898, también hacía alusión al ejercicio clandestino de la
prostitución en varios cafés instalados en el centro de la ciudad en los que "a
diario se ven entrar y salir ciertas damas sospechosas que más pudiéramos
llamarlas desgraciadas. Estos espectáculos dan margen a prohibir el tránsito
por esos lugares de la mujer honrada, en evitación de otras interpretaciones
desfavorables que siempre dan lugar a comentarios"17. Precisamente el Café y
Posada "Cambris" situado en calle Santa Fe y regenteado por Madame Pepa
se cerró por ser considerado "altamente inmoral".
En el caso de América Gómez, dueña del Café de calle Balcarce 116 que había
sufrido la clausura de su establecimiento porque (según declaraba el Inspector
Municipal) había ejercido la prostitución y contaba aún con libreta sanitaria. Ella
aducía haber abandonado ese tipo de vida sin saber que debía retirar la libreta
de la Asistencia Pública "no teniéndome en lo sucesivo como mujer que ejerza
la profesión referida"18. Este hecho marcaba el perjuicio material que le
ocasionaba el cierre del lugar y "el descrédito que puede sobrevenirme, tanto
más cuanto menos decorosa ha sido mi vida pasada y también en cuanto sea
pertinente la firme voluntad de reforma de costumbres que he puesto en
práctica"19. América Gómez se había inscripto como prostituta en el registro
que llevaba el Dispensario de Salubridad el 28 de octubre de 1893 y había
estado afiliada a distintas casas de tolerancia: Güemes 221, Dorrego 30, Brown
486 y Güemes 249, desapareciendo de esta última sin llenar las formalidades
correspondientes y apareciendo posteriormente como dueña del café de calle
Balcarce.
En ese café además se encontró trabajando a la prostituta Plácida Ceballos (o
Zeballos) en calidad de sirvienta con el agravante de hallarse enferma, según
ella le manifestó al Inspector Juan Silva, lo que complicaba la falta de la dueña.
Plácida Ceballos pertenecía al burdel de calle Balcarce Nº 173, que había
abandonado del mismo modo que Gómez, sin llenar las formalidades
correspondientes al retirarse de una casa de tolerancia. Este café, por las
circunstancias enunciadas, quedaba comprendido en lo dispuesto para las
casas de citas con lo cual la mujer no se hacía acreedora a la devolución de la
libreta precisamente por su reaparición al frente del Café o despacho de
bebidas. Este era señalado por el vecindario como "centro de prostitución
clandestina", lo que fue corroborado por los inspectores sanitarios rosarinos.
A raíz del ejercicio clandestino de la prostitución en estos lugares se pusieron
en vigencia algunas normativas para las mujeres. Sin embargo y amén de la
ordenanza del 1º de octubre de 1902, las camareras de cafés de Rosario
pasaron a ser equiparadas con las prostitutas unos años antes, a partir del 27
de diciembre de 1900, puesto que empezaron a estar obligadas a efectuar la

17
Diario La Capital de Rosario, “Nuevas miradas sobre la historia de la prostitución” Las fantasías y los
espacios de placer en la ciudad de ayer, Autora: María Luisa Mujica.
18
Ibídem
19
Ibídem

Roberto Julio Gómez


XXV

inspección sanitaria semanal. Proyecto impulsado hacia 1899 por el intendente


municipal Luis Lamas, quien en nombre de la salud pública sostenía: "Las que
tienen actualmente el oficio de camareras en los cafés son todas mujeres que
han ejercido la prostitución tolerada y que ejerciendo ahora la clandestina
eluden por este medio el examen médico obligatorio"20.
Además de los aspectos específicamente normativos ciertas imágenes
perturbadoras poblaban el imaginario social de entonces. Los cafés con
camareras los y las jóvenes parecían entremezclarse muchas veces
despertando fantasías colectivas. Una imagen fuerte se hacía presente y era la
del estado de relajación de las costumbres que había alcanzado la sociedad,
alzándose de los bajos fondo la silueta de la depravación, usurpando las
posiciones reservadas, en otros tiempos, para la pureza de costumbres.
Representaciones sociales que expresaban y estructuraban el mundo de
entonces. Miradas, perspectivas, imágenes que trataban de dar cuenta acerca
de ciertos temas o cuestiones que eran singularmente significativas para los
ciudadanos de aquellos días.
El concepto de joven o juventud que cruzaba toda la literatura periodística de la
época resulta difícil de apresar. Fundamentalmente el término se pensaba
(salvo poquísimas excepciones) en masculino y se utilizaba para designar una
amplia gama de sujetos que iban desde los solteros, los no emancipados
económicamente, aludiendo en general a menores de edad tomando 18 años
como referente, edad fijada por el Código Comercial de 1862 para que
hombres y mujeres pudieran desarrollar actividades comerciales con la
anuencia paterna; aunque el Código Civil de 1871 fijaba en 22 años la mayoría
de edad, que aún concurrían a la escuela secundaria, o que apenas habían
terminado el bachillerato para comenzar o no estudios superiores e incluso, en
ocasiones, haciendo referencia a aquellos que trabajaban.
La prensa tendía a mostrar a los cafés con camareras como "centros de
inmoralidad y corrupción, de la peor índole" para los jóvenes que eran los que
llenaban los locales. Eran también caracterizados como espacios en los que
ocurrían casi a diario escenas poco edificantes. Era allí donde se les
deformaba el espíritu y se envenenaba su porvenir. Por otra parte la tolerancia
de la inspección municipal traía consecuencias nefastas sobre la generación
joven. Los jóvenes eran presentados como espíritus maleables, lábiles, fáciles
de ser manejados.
Los cafés con camareras combinaban un conjunto de elementos que estaban
prohibidos en la reglamentación de los prostíbulos legales: música, expendio
de bebidas, los juegos de naipes, la presencia de menores de edad en calidad
tanto de camareras como de clientes. Todo esto se conjugaba con otro
elemento detonante: números para mirar, juegos voyeristas que mostraban
mujeres desnudas y escenas cercanas al lesbianismo. Cuadros que mostraban
mujeres bailando tangos, danza que apelaba a movilizar las fantasías de los
espectadores, cuerpos aferrados, sensuales, provocadores. El tango enfatizaba
el contacto corporal, el erotismo, la copulación.
Finalmente, el 7 de septiembre de 1906 esta forma de prostitución quedó
prohibida, aduciéndose para ello razones de moral e higiene pública,

20
Ibídem

Roberto Julio Gómez


XXVI

estipulándose que los permisos de instalación de cafés con camareras se


debían otorgar fuera del radio permitido para el establecimiento de casas de
tolerancia y no se podrían conceder a las dueñas de casas de lenocinio. Se les
otorgó a los propietarios un plazo determinado —hasta el 1º de enero de
1907— para que los inscribieran específicamente como prostíbulo ateniéndose
a la reglamentación en vigencia.
En La Provincia de Córdoba la primera legislación sobre la prostitución data de
1883, precisamente en la capital de la provincia. La misma se refiere a la
limitación de un radio para la ubicación de las llamadas casas de tolerancia.

"Las casas llamadas de 'tolerancia' no podrán establecerse en


el municipio, sino fuera del radio que determinan las calles
Sarmiento y Progreso, por el Norte; San Juan y Junín por el
Sud; Salta y Mendoza por el Naciente; y Fragueiro por el
Poniente".21

Este radio ponía a resguardo el centro de la ciudad, lugar donde estaba la


gente ―decente‖, el centro tradicional del emplazamiento histórico de la ciudad,
sedes del poder político, religioso (estaba la Catedral), económico y social.
Recordemos que la ciudad de Córdoba era un referente por su tradición
universitaria e intelectual. Además su fuerte tradición religiosa que le valió el
título de ―Roma Argentina‖, por todo esto es importante la demarcación de una
zona que no se vinculara a esta parte de la vida cordobesa, por lo que la
primera legislación sobre la prostitución se refiere a ello. A diferencia de
Buenos Aires y Rosario que además incluye otros tipos de regulaciones como
se encuentra detallado anteriormente. En 1892 dado el crecimiento de la
ciudad este radio se modifica.

"Las casas llamadas de tolerancia no podrán establecerse en el


Municipio sino fuera del radio que determinan las calles: „San
Juan‟ y „Junín‟ por el Sud y „Libertad‟ y „Oncativo‟ por el
Norte"."Considerando: Que el rápido crecimiento y creciente
desarrollo de la población al Este y al Oeste de la ciudad exige
imperiosamente sea modificado el radio en que las casas de
tolerancia puedan establecerse. Que existen numerosas
denuncias acerca de inconveniente que presenta la actual
ordenanza relativa a la ubicación de aquellos; Que la moral y
las buenas costumbres exigen que establecimientos de esta
naturaleza estén ubicados en puntos donde el tránsito, la
existencia de casas de enseñanza y el domicilio de las familias
sea lo más escasa posible22

En el año 1900 nuevamente se corrió el límite, cada vez más había que alejar
de la vista este indecoroso espectáculo. Se cambió radicalmente la zona
estableciéndola en un sector distinto al anterior, la Seccional segunda una zona

21
Mariana Dain – Romina Otero, Las legislaciones de la tolerancia. Regulaciones en el ejercicio de la
prostitución. Córdoba, 1883-1910.
22
Ibídem

Roberto Julio Gómez


XXVII

conocida también como el bajo río o el barrio de las siete vueltas, lugar de
malevaje y la mala vida. Esto no impidió, como cabía de esperar, la instalación
de burdeles no patentados en otros sectores de la ciudad.

La prostitución era ejercida de una forma no organizada, individualmente y en


beneficio propio o de un ―concubino‖. El establecimiento de un radio donde
ubicarse permitía la vigilancia realizada por la Asistencia Pública y la policía.

“Por otra parte, el énfasis puesto por las ordenanzas en la


circunscripción del ejercicio de la prostitución y la demarcación
de espacios de sociabilidad lleva implícito un acto demarcatorio
clave: el de distinguir a la prostituta de la población femenina
en general. Una vez circunscripto el conflicto que las prostitutas
representaban -para el orden, la moral y la salud públicos- a
través de la definición de un ámbito específico de pertenencia -
el radio y la casa de tolerancia- aquéllas pasaron a habitar las
fronteras de la convivencia social, permitiendo a las
autoridades que encarnaban la moral pública distinguir a la
"mujer decente" de la que no lo era. Así, la distancia entre la
prostituta y la "mujer decente" se expresaba, también, en un
ordenamiento de carácter espacia” l23

Para ser reconocido como legal un burdel debía, obviamente, ubicarse en la


zona permitida para luego inscribirse en la Municipalidad, lo cual implicaba el
pago de una "cuota de inscripción", que era especificada cada año en la
ordenanza general de impuestos. La prostitución era una fuente importante de
ingresos para las arcas públicas, aquí en Córdoba como en Buenos Aires y
Rosario.

Asimismo, las casas debían permanecer ocultas de la vista de los transeúntes,


por ello, estaba prohibido usar distintivo, inscripción o señal alguna externa; ni
que se encubran bajo las apariencias de cafés, casinos, confiterías u otros
establecimientos análogos. A lo anterior, al igual que las disposiciones en
Buenos Aires que determinaban lo mismo. Se agregó en 1900 un nuevo
artículo que daba cuenta de la preocupación, casi obsesiva, que causaba la
posible exteriorización de lo que acontecía en el interior de los burdeles: Las
ventanas que den a la calle tendrán vidrios deslustrados y persianas fijas
inmovibles: las puertas de la calle permanecerán cerradas durante el día y sólo
se abrirán de 8 p.m. a 2 a.m. en verano y de 7 p.m. a 1 a.m. en invierno.
Al igual que el registro del dispensario en Buenos Aires, aquí en Córdoba
también debían inscribirse en la Asistencia Pública donde tenía que presentar
tres retratos fotográficos y se le otorgaría una libreta sanitaria que se convirtió
en un documento imprescindible para el ejercicio de la profesión. En cuanto a
la edad mínima de inscripción como prostituta en 1883 se establecía 15 años,
modificado en 1900 que se pasó a 18 años y donde se define con precisión a
los sujetos-prostitutas elemento ausente en la de 1883; el artículo 14º
expresaba: "Se considera prostituta [...] toda mujer que se entregue al acto

23
Ibídem

Roberto Julio Gómez


XXVIII

venéreo con varios hombres, mediante una retribución en dinero u otro objeto
para sí misma, o partible para quien explote su tráfico‖ 24 Tenían que fijar
domicilio y dar aviso de cualquier cambio dentro de las 24 horas de sucedido.
Si bien la inscripción en el registro como prostituta era un tramite sencillo, al
igual que en Rosario o Buenos Aires salir de el no era tan así. La legislación
cordobesa establece tres motivos de baja, uno por muerte, dos por matrimonio
si es que no continuaba después de casase con el ejercicio de la prostitución y
tercero por entregarse a un oficio u ocupación honesta siempre y cuando
dieran garantía de ello personas honorables. Ahora si ella quería dar una
prueba de su interés por abandonar la mala vida podían internarse durante tres
meses en el Asilo del Buen Pastor que era ni más ni menos que un asilo de
menores y cárcel correccional de mujeres, donde se les inculcaría ideas de
virtud, moral y amor al trabajo honesto y honrado. Toda una invitación a pasar
una temporada, que seguramente no encontró quien se anime a tan buen
programa.
En el caso de las regentes la legislación es igual que las de Rosario y Capital,
en cuanto a las obligaciones a cumplir. También comparte la característica de
ser en definitiva a evitar la propagación de las enfermedades venéreas, por lo
que también debían ser revisadas dos veces por semana por un medico
nombrado por la municipalidad. Este certificaba el estado de salud de cada
mujer en su libreta y en caso de determinar que había alguna enferma no podía
retomar la actividad sin autorización previa.
Las casas de tolerancia eran el lugar donde se ubicaban las prostitutas ya que
para ser controladas debían establecer un lugar fijo accesible a las autoridades.
El burdel patentado hacia posible los dispositivos de vigilancia y control,
convirtiendo a la prostituta en una mujer publica sometida a regulaciones de las
autoridades administrativas, medicas y policiales.
Recién para los años 1920 – 1930 las organizaciones de trata de blancas
comenzaron a ser un problema, anteriormente solo hubo casos aislados.
En los tres casos mencionados, Buenos Aires, Rosario y Córdoba hay puntos
comunes las legislaciones, salvando el Interés desmedido en la última ciudad
por circunscribir su localización y ofrecer a la elite un entorno urbano seguro y
controlable. Se trató de controlar a la mujer, ubicarla dentro de una escala
administrativa tutelar por parte de las autoridades, las mismas que en muchos
casos era cómplice de los rufianes que las explotaban.
El esfuerzo por parte del Estado de mantener bajo control la sífilis es reflejo del
cambio que se estaba produciendo en cuanto a la ―cultura del hombre
higiénico‖ que comenzó a emerger en el ultimo tercio del siglo XIX, la
preocupación de la mortalidad producidas, entre otras enfermedades, por la
sífilis y el alcoholismo. El discurso de la cultura de la higiene y el hombre
higiénico fue alentado por todos los sectores, desde el educativo, político y
médico y se vio reflejado en la legislación y las medidas tomadas sobre el
ejercicio de la prostitución.

24
Ibídem

Roberto Julio Gómez


XXIX

VI - La Prostitución y el Tango
Alrededor de la prostitución se ha tejido en el
imaginario social todo tipo de ideas, hasta la
creación de un idioma marginal, el lunfardo, para
identificar a sus participantes, palabras como
Mina, contracción de ―menina‖ expresión
utilizada por los contrabandistas lusitanos que
operaban en las riberas de Buenos Aires y la
Banda Oriental, cafishio y gavión, significado de
querido amante. Otras palabras surgieron de
regionalismos italianos como ―giro‖ y ―giranta‖
que se entendía como trotacalles, buscona,
prostitución callejera. Otras expresiones
castellanas y extranjeras tales como proxenetas,
homosexuales, tratante de blancas, madama con
sus derivaciones: alcahueta, tenaciere,
entremeteuse, también formaban una parte
básica de la dialéctica prostibularia en la ciudad
de Buenos Aires.
La prostitución era un tema recurrente en la cultura popular y se vio reflejado
en diversos órdenes, de muchas formas los funcionarios públicos trataron de
censurar estas manifestaciones.
Para los escritores las prostitutas simbolizaban distinto aspectos de la
problemática de los inmigrantes y de las mujeres urbanas.25 La relación del
tango con la inmigración es ostensible en todos los niveles; incluso el área de
la ciudad donde se ubican sus orígenes que es toda la zona del puerto,
especialmente los ―piringundines‖ (prostíbulos con salón de beber y donde se
tocaba música) de la Boca del Riachuelo.
Luego también se integra con el folklore gaucho y se desarrolla en áreas como
Puente Alsina y El Abasto, que son dos puntos en donde la ciudad se tocaba
con la zona rural. EI Abasto era una zona de introducción de folklore campero
por la población de carreros que transportaban desde el campo el
abastecimiento para la ciudad.
La elite vinculará inmigrante con peste y el tango es la expresión de una moral
repugnante que refleja la misma repulsión que producen estos inmigrantes. El
extranjero, como el tango, es la amenaza de una infección que es necesario
extirpar.
En informes de 1895 se señala que entre los 260 prostíbulos registrados
circulaban 280 pianitos mecánicos que entretenían la concurrencia hasta las 22
hs. Se tocaba valses, polkas y zarzuelas populares para más tarde
incorporarse el tango.
Las temáticas que los autores de tangos desarrollaban en sus letras sobre las
prostitutas estaban divididas; para unos estas simbolizaban la enfermedad y la

25
DONNA J. GUY, “El sexo peligroso”, (La prostitución legal en Buenos Aires 1875-1955), Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1994, Pág. 174

Roberto Julio Gómez


XXX

inmoralidad y para otros eran victimas de un sistema perverso de trata de


blancas.
El Tango era expresión de esta realidad social, transmitía todas las
ambigüedades de las relaciones de género. Se discute aún hoy si el tango en
un principio era bailado por hombres entre si; pero lo que si es real es que las
prostitutas fueron las primeras mujeres que se incorporaron a la coreografía del
tango, (era demasiado erótico para las mujeres de bien). Un entretenimiento
para hombres y un trabajo para las mujeres pobres moralmente dudosas.
En 1888 se escribe ―Dame la lata‖ que hace referencia a las fichas de metal
que los clientes entregaban a las prostitutas como prueba de haber pagado el
servicio.
El tango no describe una identidad geográfica sino, por el contrario, de relación
afectiva y de vínculo. Se baila el deseo sexual, se hace verso la pobreza, el
amor, la amistad, la madre, la traición, etc. Se funda en un lugar de encuentro
social, el prostíbulo, luego será el café, el barrio o la esquina. El tipógrafo del
diario La Nación Ángel Villoldo desarrolla parte de su trabajo escribiendo letras
de tango reflejando la vida prostibularia, entona versos que provocaban
escozor:

“Algunos despreocupados,
Que son los asquerosos,
Después de coger gustosos,
Dejan los forros colgados.” 26

Villoldo canta en las salas de los lupanares, en los prostíbulos de la calle Junín,
de manera directa entona versos escandalosos, el apetito sexual que provoca
risa y no vergüenza, sino con humor y desenfreno el instinto sexual.
“Me enardece de tu látex la tersura,
Me subyuga de tu cutis el rubor,
Y en las horas placenteras del amor,
Me fascina acariciarte la costura.” 27
Otros tangos que no salieron del ámbito del prostíbulo reflejan en su titulo su
carácter: ―Echale aceite a la manija‖, ―Va Celina en punta‖, ―Tocámelo que me
gusta‖, ―Se te paró el motor‖, ―Metele fierro hasta el fondo‖, ―Dejalo morir
adentro‖, ―Viejo encendé el calentador‖, ―Date vuelta‖, ―El fierrazo‖, ―Sacudime
la persiana‖, ―Dos sin sacar‖, son algunos de los títulos que reflejan fielmente
la vida del prostíbulo, estos compuestos dentro de los últimos veinte años del
siglo XIX y los primeros del XX.

26
La Reja, Tango, Autor: Ángel Villoldo.
27
A mi amor herido, Tango, Autor: Lope de la Vega (Seudónimo de Ángel Villoldo)

Roberto Julio Gómez


XXXI

El tango era la música de fondo que servía como ritual amoroso. La ciudad
estaba cercada de prostíbulos, casas de tolerancia, invertidos, mantenidas,
yirantas, madamas y proxenetas, toda una industria instalada en Buenos Aires
en apenas dos décadas.
A modo de conclusión transcribo la letra del tango ―El camino de Buenos Aires‖
que deja testimonio poético de la vida de una prostituta llegada de Francia, y
hace una descripción certera del camino que realizaron muchas mujeres que
terminaron esclavizadas por algún Caften.

EL CAMINO DE BUENOS AIRES


Letra: Luis Rubinstein – Música: Francisco Nicolás Pracánico.

Yo recuerdo la mañana que llegaste ilusionada


En aquel vapor tan grande que de Francia te buscó
Tu bagayo era el ensueño reflejado en tu mirada.
Tu mirada dulce y pura que muy pronto te perdió
Yo lo sé que fuiste buena, pero un día, francesita,
En la historia de tu vida indeleble se grabó
La miseria despiadada, hizo nido en tu casita
Y caíste sin saberlo en las manos de un macró

II
Te pintó los paraísos de un país desconocido.
Donde dijo que tendrías mucha plata pá mandar.
Y el camino a Buenos Aires, el camino maldecido
Tu silueta de engañada como escarnio vio pasar.

1º Bis
Fue muy rudo el desengaño al saber que te esperaba
Una vida de impudicia que tu mente ni soñó.
El fantasma de la infamia su tentáculo cerraba.
Y en los mares de la angustia tu quimera naufragó
Y en la pública subasta, como res que va a la feria.
Así fuiste, pobrecita, donde un caften te arrastró.

Roberto Julio Gómez


XXXII

Mientras tanto tu viejita se ha quedado en la miseria.


Aún espera los mendrugos que el canalla le ofreció.

2º Parte Bis
Como vos, muchas mujeres engañadas que llegaron
Y que como vos soñaron un edén artificial.
Hoy son flores deshojadas sin amor, hogar ni ritmo.
Pasionarias del abismo por un caften criminal.

Roberto Julio Gómez


XXXIII

BIBLIOGRAFÍA
1. Carretero, Andrés; ―Vida Cotidiana en Buenos Aires‖. Tomo 2,‖Desde la
organización Nacional hasta el gobierno de Hipólito Yrigoyen 1864-1918.
Editorial Planeta, Buenos Aires, 2000, Pág. 256 a 264

2. Goldar, Ernesto; ―La Mala Vida‖, Centro Editor de América Latina S.A.,
Buenos Aires, 1971.

3. Guy, Donna J; ―El sexo Peligroso‖, (La prostitución legal en Buenos


Aires 1875-1955), Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1994, Capítulo 4 ¿La
batalla final?

4. Varela, Gustavo; ―Mal de Tango‖, Editorial Piados, Buenos Aires, 2005.

5. Barrancos, Dora; ―Historia de la vida privada en la Argentina‖, Tomo III,


La argentina entre multitudes y soledades, de los años treinta a la actualidad.
Capítulo Moral sexual, sexualidad y mujeres trabajadoras en el período de
entreguerras.

6. Diario La Capital de Rosario, ―Nuevas miradas sobre la historia de la


prostitución” Las fantasías y los espacios de placer en la ciudad de ayer,
Autora: María Luisa Mugíca.

7. Alzogaray, Julio L., ―Trilogía del tratado de Blancas” (Rufianes, policía,


municipalidad). Buenos Aires, 1933

8. Londres, Albert. “ El camino a Buenos Aires” (La trata de blancas),


Ediciones AGA TAURA, Buenos Aires, 1967

9. Brá, Gerardo; ―La mutual de los rufianes”, Revista Todo es Historia.


Número 121 Junio de 1977. Págs. 74 a 92

10. Armus, Diego; ―El progreso, la modernización y sus límites” ( 1880-


1916)― Capítulo El descubrimiento de la enfermedad como problema social‖,
Nueva Historia Argentina, Editorial sudamericana, Buenos Aires,2000.

Roberto Julio Gómez

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