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EL EVOLUCIONISMO

Debido a que el Evolucionismo se basa en datos empíricos muy limitados, su


desarrollo teórico ofrece muchas variantes, casi todas relacionadas con dos
problemas fundamentales: la escala cronológica y el motor del cambio evolutivo.
Por esta razón, este enfoque teórico se ha establecido en diferentes paradigmas
científicos arqueológicos, siendo en algunos casos muy radical (los seres humanos
pasan por una serie de estadio fijos e inevitables), hasta otros mucho más
moderados (la evolución de cada grupo humano tiene particularidades propias, pero
en sus fases se repiten características generales que suelen parecerse). Por otro
lado, también puede diferenciarse el evolucionismo que cree ver que todos los
cambios se dirigen hacia un destino concreto (Teleología), frente a otras visiones
que piensan que, dentro la inevitabilidad del cambio, éste no siempre supone un
progreso y que, además, existe la regresión (involución) y diversos caminos
posibles a tomar, a lo largo de la evolución.
En casi todos los casos estas críticas se refieren a que la teoría es prácticamente
incapaz de crear modelos en las estructuras o formaciones sociales, que se limita al
nivel cultural, y que la única ley que parece emanar de ella es que el destino
humano está determinado por fuerzas desconocidas de las que no puede escapar,
es decir, el Evolucionismo es entendido como Determinista.
Muchos de los estudios evolucionistas están impregnados de cierta idea finalista: el
ser humano se dirige a un destino fijado de antemano, por tanto, no sólo es
Determinista, sino que, además, es teleológico.
Sin embargo, el teórico español Alfonso López Borgoñoz sostiene que los
Evolucionistas actuales no admiten el determinismo absoluto, sólo buscan efectos
simples de Causa-Efecto y que el destino no existe.
Actualmente, apenas hay consenso sobre el Evolucionismo, en todo caso, parece
imperar la idea de que las sociedades tienden a influirse mutuamente, y de esa
relación surge, tarde o temprano, cierto acompasamiento. Así, dos grupos sociales
distintos pueden tener una evolución paralela, aunque no necesariamente
convergente.

EL FUNCIONALISMO
El funcionalismo (Mass Communication Research) es una corriente teórica surgida
en Inglaterra en los años 1930 en las ciencias sociales, especialmente en sociología
y también de antropología social. La teoría está asociada a Émile Durkheim y, más
recientemente, a Talcott Parsons
Las culturas se presentan como todos "integrados, funcionales y coherentes". Por lo
tanto, cada elemento aislado de la misma sólo puede analizarse considerando los
demás. Este autor estudia entonces la cultura y demás hechos sociales, como por
ejemplo las instituciones en las que estos están "concentrados", en función de
cómo se organizan para satisfacer las necesidades de un grupo humano, es decir,
todas aquellas tareas u objetivos que tienden a mantener y conservar los
organismos de la sociedad y a esta como tal, incluyendo sus modelos culturales.
Considera a la sociedad como una totalidad marcada por el equilibrio, y en la que
los medios de comunicación tienen una gran importancia dentro de la estabilidad
social. Las sociedades disponen de mecanismos propios capaces de regular los
conflictos y las irregularidades; así, las normas que determinan el código de
conducta de los individuos variarán en función de los medios existentes y esto es lo
que rige el equilibrio social. Por tanto podríamos entender la sociedad como un
"organismo", un sistema articulado e interrelacionado. Una totalidad constituida por
partes discretas. A la vez, cada una de estas partes tiene una función de
integración y mantenimiento del propio sistema.
El funcionalismo abrió el camino de la antropología científica, desarrollándose luego
con gran éxito en Estados Unidos. El funcionalismo abrió el camino de la
antropología científica, desarrollándose luego con gran éxito en Estados Unidos

EL DIFUSIONISMO
Parte de la premisa de que las culturas materiales halladas en las excavaciones
corresponden a civilizaciones concretas y éstas, a su vez a etnias. A partir de ahí,
los difusionistas creen que a lo largo de la historia del hombre han existido zonas
llamadas nucleares de irradiación de innovaciones.
Un punto de vista menos drástico lo ofrecen los miembros de la Escuela de Viena
William Schmidt y Fritz Graebner, los cuales en 1904 lanzaron su visión cultural
policéntrica, ya que aceptaban que una misma innovación pudiese haber sido
inventada o descubierta en varios lugares independientemente. Estos lugares eran
lo que ellos llamaron «Círculos culturales», pero no podían definirse con precisión,
ni siquiera se podían contrastar empíricamente, lo cual constituyó, desde el
principio, una de sus ideas más criticadas. Schmidt y Graebner sostenían, además,
que toda cultura innovadora es, también, una cultura expansionista, difundiendo
con ello, sus avances; para estos antropólogos éste es el proceso principal que
explica el desarrollo de la civilización. En efecto, al expandirse las culturas, tarde o
temprano llegaban a interrelacionarse, por lo que resulta del todo imposible
encontrar grupos sin mezclas o sin influencias alóctonas. Aunque Schmidt y
Graebner no aceptaban el difusionismo monocéntrico, estaban de acuerdo en que,
cuanto más sofisticado es un avance, menos probabilidades hay de que éste haya
sido inventado varias veces aisladamente.
Actualmente se acepta el concepto de «préstamo cultural» como resultado
inevitable de la transferencia de información entre diferentes grupos sociales. De
hecho, como ya señalaron Schmidt y Graebner, toda idea humana, sea en el campo
lingüístico, tecnológico, social o artístico, es potencialmente transferible.

EL ORGANISCISMO
A caballo entre el evolucionismo y el funcionalismo. Piensa que las culturas son
como organismos. La sociedad es pues, un organismo en evolución, aunque esta
analogía no hay que llevarla hasta sus últimas consecuencias pues las culturas no
son paridas un mueren.

EL ESTRUCTURALISMO
El estructuralismo es un enfoque de las ciencias humanas que creció hasta
convertirse en uno de los métodos más utilizados para analizar el lenguaje, la
cultura y la sociedad en la segunda mitad del siglo XX.
El iniciador y más prominente representante de la corriente fue el antropólogo y
etnógrafo Claude Lévi-Strauss
Sin embargo, el estructuralismo se inspira especialmente en la lingüística de
Saussure quien distinguió entre "lengua" y "habla" considerando la lengua como un
"sistema de signos" independiente del uso que de él hace el individuo y así
propuesto la creación de una nueva ciencia.
Así, Lévi-Strauss piensa que los fenómenos sociales ofrecen el carácter de signos y
que cualquier sociedad puede ser estudiada como un sistema de signos, as e puede
considerar por ejemplo las reglas del matrimonio y los sistemas de parentesco
como una especie de lenguaje, un conjunto de operaciones destinadas a asegurar
entre los individuos y los grupos cierto tipo de comunicación. Es decir, una sociedad
puede ser considerada como un juego de signos, de lenguaje o de comunicación,
aunque a diversos niveles: comunicación de mujeres (prohibición de incesto,
exogamia), comunicación de bienes o servicios, comunicación de mensajes. El
método para su estudio será descubrir la estructura o sistema de ese juego. Dado
que, en cualquier caso, se trata siempre de fenómenos sociales que pueden ser
considerados como signos, la metodología puede ser la misma que la empleada por
la lingüística estructural.

EL MATERIALISMO CULTURAL
Postula que las condiciones materiales suelen ser el principal factor promotor de los
cambios sociológicos y culturales observados así como un fuerte determinante de
los patrones culturales y organización de una determinada cultura o sociedad. El
materialismo cultural analiza la evolución y configuración de las sociedades a partir
de sus condiciones materiales. Para ello, se establece una división tripartita entre
clases de conceptos que atiende a su relación causal. Esas clases se llaman
infraestructura, estructura y supraestructura. El creador de esta escuela fue el
antropólogo estadounidense Marvin Har
El materialismo cultural ha logrado explicar un buen número de evoluciones
socioculturales, tal como puede estudiarse en los trabajos de Marvin Harris. En las
explicaciones basadas en el materialismo cultural se procura establecer una
metodología coherente y consistente, huyendo de las hipótesis ad hoc y basada en
datos contrastados. En cualquier caso, el hecho de que no conozca una explicación
material adecuada de algún proceso histórico no implica de ningún modo el fracaso
de la teoría o el enfoque sino sólo la evidencia de que es necesario trabajo adicional
en la misma.

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