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Edafología y Climatología Forestal. Tema 8.

- Factores formadores del suelo

TEMA 8.- FACTORES FORMADORES DEL SUELO

INDICE
8.1. Introducción
8.2. Clima
8.3. Organismos
8.3.1. Macrofauna
8.3.2. Microfauna
8.3.3. Macroflora
8.3.4. Microflora
8.3.5. Descomposición de la Materia orgánica según condiciones ambientales
8.4. Ser humano
8.5. Roca Madre
8.6. Relieve
8.7. Vegetación
8.8. Tiempo

8.1.- INTRODUCCIÓN
La edafología investiga cómo se ha formado un suelo a partir de un material originario,
sobre el que han actuado una serie de factores formadores que a su vez han originado
una serie de procesos, cuyo resultado es el suelo, con todas sus propiedades. Este
hecho se esquematiza en la Figura 8.1.

Relieve
Clima Hombre FACTORES FORMADORES

Organismos Vegetación

PROCESOS

MATERIAL PARENTAL

Figura 8.1. Factores formadores, procesos y formación del suelo

Hace cien años el edafólogo ruso Dokuchaev propuso cinco agentes formadores, que
actuaban juntos en la formación del suelo en un lugar determinado. Estos eran: el
material parental o roca madre, el clima, la antigüedad del terreno (tiempo), los
organismos animales y vegetales y la topografía (relieve). En el proceso de la
formación del suelo, el clima y los organismos actúan sobre el material parental
durante un periodo de tiempo (antigüedad del terreno) mientras que la topografía
influye en las relaciones agua-suelo y en la manera en que la gravedad puede afectar
la formación del suelo.
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Cincuenta años después, un edafólogo norteamericano, Hans Jenny, consideró el


mismo número de factores formadores y mostró como están funcionalmente
relacionados en forma de ecuación: s=f'(d,o,r,p,t,...). Donde s son las propiedades del
suelo que dependen del clima (d), organismos (o), relieve (r), material parental (p) y
tiempo (t). Los puntos suspensivos representan otros agentes formadores como el ser
humano. Este esquema se indica en la Figura 8.2.

Figura 8.2. Factores formadores del suelo


8.2.- CLIMA
El clima es un complicado concepto que incluye la temperatura, precipitación,
humedad, evapotranspiración, duración del día y otras variables atmosféricas.
La influencia del clima como factor formador del suelo se resume en:
a) acción sobre la disgregación física de la roca, sobre todo merced a:
- oscilación térmica
- acción del hielo
- acción mecánica de lluvia, viento, granizo, etc.
b) acción sobre la alteración química al definir una presencia de agua y una
temperatura que favorezcan, o no, las reacciones químicas subsiguientes.
c) acción sobre la evolución de la materia orgánica, determinando unas
condiciones mejores o peores para la vida de los microorganismos encargados
de la demolición de los despojos originales.
d) acción sobre las migraciones, favoreciéndolas, o no, al definir el sentido e
intensidad de las corrientes de agua a través del perfil del suelo.
Hay un amplio rango de variación para la combinación de temperaturas y
precipitaciones, desde menos de 100 mm en el desierto hasta más de 12.500 en las
zonas más húmedas del planeta. Las temperaturas pueden tener un rango de
variación anual desde menos de un grado hasta 43 ºC.
La precipitación anual no siempre es el mejor indicador del tipo de suelo que puede
formarse. Además de la cuantía anual hay que tener en cuenta:
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El efecto de la estacionalidad, es decir, qué proporción cae en la


época cálida y cual en la fría.
La intensidad de la precipitación: las lluvias cortas e intensas pueden
tener un efecto muy diferente que largos periodos de lluvias suaves.
El agua que penetra en el suelo es menor que la precipitación que cae sobre ese
lugar. El agua se emplea en escorrentía superficial, evaporación de la superficie del
suelo y de la vegetación, evapotranspiración de las plantas (Figura 8.3). El agua que
no es interceptada por las raíces de las plantas se pierde (percola) hacía capas
profundas (extraedafológicas) y después emerge pendiente abajo o se une al agua
subterránea.

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Figura 8.3. Destino del agua de precipitación


La temperatura tiene una gran importancia cuando actúa durante largos períodos de
tiempo. La disociación relativa del agua (en H+ y OH-) a distintas temperaturas nos
muestra la importancia de este factor en la actividad química del suelo (Tabla 8.1). En
zonas tropicales el factor de meteorización por temperaturas cálidas es 10 veces
superior que en regiones árticas y tres veces que en las templadas.

Temperatura Disociación Factor de meteorización


Clima Días cálidos
media del suelo del agua
Absoluto Relativo
Ártico 10 1,7 100 170 1
Templado 18 2,4 200 480 2,8
Tropical 34 4,5 360 1620 9,5
Tabla 8.1. Factor de meteorización por temperatura de Ramann's, según Jenny, 1941.
El factor temperatura en las regiones tropicales ha operado durante mucho más
tiempo porque no ha sido interrumpido por los cambios en el clima durante los
períodos glaciales que han sufrido zonas situadas a mayor latitud. La alteración en
profundidad es característica de algunos suelos tropicales, en los que puede haber
más de 50 metros de capa meteorizada (regolito), mientras que en suelos de zonas
templadas no alcanza más de un metro o menos.
Se han realizado numerosos intentos de reducir el efecto del clima a un simple índice
climático pero todos ellos carecen de precisión a escala mundial.
8.3.- ORGANISMOS
El suelo está poblado de innumerables seres vivos. Aunque, por número, casi todos
ellos pertenecen al reino vegetal, no se debe menospreciar la importancia de los
animales. La mayor parte de unos y otros son tan minúsculos que no pueden ser
observados más que con la ayuda de un microscopio mientras que el número de
macroorganismos es relativamente pequeño.
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El papel de las plantas y animales en la formación del suelo es fundamental ya que


sin vida no se puede hablar de verdadero suelo.
Se acostumbra a dividir los organismos del suelo en dos grandes grupos basados en
el tamaño: microorganismos y macroorganismos, dependiendo de que su tamaño sea
menor o mayor de 2 mm respectivamente. Dependiendo del reino al que pertenezcan
(animal o vegetal) se suelen considerar entonces cuatro grandes grupos de
organismos en el suelo: macrofauna, microfauna, macroflora y microflora.
Las plantas verdes sintetizan carbohidratos, almidón, proteínas y otros componentes a
partir de sustancias inorgánicas simples procedentes del suelo y del aire gracias al
proceso de la fotosíntesis, usando energía procedente del sol. Cuando las plantas
mueren, sus restos caen al suelo y son una rica fuente de alimento y energía para los
organismos que viven en el suelo que se encargan de convertirlos en una sustancia
amorfa denominada humus. Cuantitativamente, los restos vegetales son mucho más
importantes que los despojos animales. Estos están constituidos por cadáveres,
excretas, restos de crisalidación, etc. Aquéllos, por secreciones, cadáveres y lo que
pueden considerarse "cadáveres parciales", es decir, hojas caídas, raíces
desprendidas del sistema radical, etc.
Este proceso se indica en la Figura 8.4. y remarca la importancia de los organismos en
el cierre del ciclo de la materia orgánica en el suelo. La flecha 1 significa el proceso de
humificación que implica tanto la descomposición del material original como la mayor o
menor síntesis de los productos de esta descomposición. Parte del material de partida
es directamente mineralizado como se indica en la flecha n° 2. En el humus se integra,
asimismo, una mayor o menor cantidad de nitrógeno atmosférico incorporado por los
microorganismos fijadores (flecha 3). El humus es, pues, un complejo de compuestos
orgánicos más o menos polimerizado de naturaleza coloidal que, lentamente, sufre
una mineralización progresiva (flecha n°4) sin perjuicio de que alguno de los iones
finales vuelva a ser reincorporado al humus en un proceso de nueva fijación (flecha 5).
Todas estas labores son realizadas por organismos del suelo.

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Figura 8.4. Ciclo de la materia orgánica y papel de los organismos del suelo

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8.3.1. Macrofauna edafica


En el suelo viven pequeños mamíferos, insectos, miriápodos, babosas y caracoles,
ácaros, arañas y lombrices de tierra como grupos más característicos. Su papel en el
suelo se significa en los siguientes aspectos:
1° Mejoran la estructura o agregación del suelo a causa de sus movimientos en el
mismo (fundamentalmente los organismos cavadores) y de la cantidad de materia
orgánica que incorporan.
2° Aquéllos que son predadores (herbívoros o carnívoros) ejercen nula influencia
directa sobre la demolición de los restos orgánicos; pero como muchos son saprofitos
y se alimentan de vegetales más o menos descompuestos, inician unos procesos de
degradación de esos residuos que facilitan el papel de la microflora que se comentará
más adelante.
La macrofauna del suelo más estudiada son las lombrices de tierra. En un suelo en el
que abundan estas lombrices se calcula que hacen pasar a través de su cuerpo una
cantidad próxima a las 34 Tm de tierra por año. En el curso de esta "digestión", el
suelo es sometido a la acción de los encimas digestivos y a la molturación o trituración
en el interior de estos animales. Consecuencia de ello es que la materia deyectada
tiene, en comparación con la original,
- mayor proporción de materia orgánica.
- más cantidad de nitrógeno total y en forma nítrica.
- mayor riqueza en Ca, Mg y P asimilables.
- pH más elevado.
Estas circunstancias añadidas a la mejora de estructura antes comentada hace que el
efecto de estos animales sea sumamente beneficioso. El número de lombrices de
tierra en un suelo húmedo y rico en materia orgánica puede superar los 2.millones por
ha. Suponiendo un peso, por ejemplar, de 0,5 g, esta cantidad representa del orden de
1.000 kg de materia viva por hectárea.
Las lombrices jóvenes son bastante sensibles al frío y muchas perecen con la llegada
de la primera helada fuerte de otoño, sobre todo si el suelo está desnudo de
vegetación y no protegido por una capa de despojos. Sin embargo, pasado el primer
embate del frío, las lombrices se refugian en las zonas más profundas del suelo hasta
alcanzar más de 1,5 m de profundidad.
8.3.2. Microfauna edafica
Los tres grupos más importantes son los rotíferos, los nematodos y los protozoos.
Los rotíferos circunscriben su papel a los terrenos turbosos y pantanosos donde otras
formas de vida, estrictamente aerobias, están amortiguadas.
Los nematodos, algunos de tamaño suficientemente grande para ser detectados a
simple vista, llegan a alcanzar el número de 40 ó 50 por gramo de suelo. Algunos son
predadores de otros nematodos o, incluso, de pequeñas lombrices de tierra; otros son
saprofitos y su influencia en la descomposición de la materia orgánica es análoga a la
comentada para los macroseres de esta forma de alimento; otros, en fin, son parásitos
de las raíces de las plantas superiores.
Esta múltiple función posible de los nematodos es la causa de que, para algunos
especialistas, el número y tipo de nematodos existentes en el suelo pueda ser
considerado como un indicador de la calidad ecológica del mismo, así como otros
invertebrados acuáticos se utilizan como indicadores de la calidad de las aguas de ríos
y lagos.

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El número de protozoos en el suelo, aunque muy variable, puede alcanzar el valor de


1.000.000 por gramo de suelo. Muchos grupos de protozoos son bacteriófagos con lo
que su papel puede tener gran importancia indirecta como control de las poblaciones
de bacterias.
8.3.3. Macroflora edafica
Esta macroflora se circunscribe, con la excepción de las plantas de tallos
subterráneos, a las raíces de las plantas superiores. El papel de las mismas, en la
evolución del suelo, puede concretarse en los siguientes puntos:
1° Constituyen una de las fuentes más importantes de despojos orgánicos, sobre todo
en las capas inferiores del suelo.
2° Tienden a mantener una estructura grumosa por su efecto de malla o enrejado.
3° Contribuyen mecánicamente a la disgregación de las rocas.
4° Al, mediante la respiración, consumir oxígeno y desprender anhídrido carbónico,
influyen en la alteración química de los minerales.
5° Favorecen, en sus proximidades, una microflora del suelo extremadamente rica
como consecuencia de la secreción de productos fácilmente descomponibles. El
número de microorganismos que viven en la zona inmediata a la raíz, la rizosfera,
puede ser hasta 100 veces más elevado que en otras zonas más alejadas del suelo.
6° Al reincorporar sobre el suelo la mayor parte de los nutrientes que absorben, frenan
los efectos de lavado de las corrientes descendentes de agua.
8.3.4. Microflora edafica
Algas
AI ser autótrofas la mayor parte de las algas del suelo, su influencia en la
descomposición de los residuos orgánicos es prácticamente nula y, en general,
también es poco importante el aporte que efectúan de materia orgánica. Solamente
resaltar dos cuestiones:
- algunas cianofíceas, en los arrozales y cuando estos terrenos están encharcados y
expuestos al sol, son fijadoras de nitrógeno atmosférico.
- en los suelos encharcados de marismas y deltas su papel como organismos
productores puede representar un porcentaje elevado de productividad primaria neta.
En el horizonte superior de un suelo, su número puede oscilar entre 100.000 y 800.000
por gramo de tierra.
Hongos
Este grupo de microorganismos, junto con los actinomicetos y bacterias, juegan un
papel importantísimo en la descomposición de los residuos orgánicos. Se analizan los
tres grupos de manera similar.
Número: Del orden de 1.000.000 por gramo de suelo.
Influencia en la demolición de los residuos orgánicos: Descomponen con facilidad los
productos originales (celulosas, lignina, resinas, etc.); realizan mal la síntesis de estos
productos descompuestos por lo que tienden a fabricar un humus de mala calidad. Su
papel en la mineralización progresiva de este humus es casi nula.
Condiciones ambientales: Son, generalmente, aerobios y aguantan bastante bien el
frío y la acidez.
En otras asignaturas se estudiará el papel de ciertos hongos como causantes de
enfermedades criptogámicas y de otros formando con las raíces de las plantas

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superiores el fenómeno simbiótico de las micorrizas, de importancia trascendental en


ecofisiología vegetal.
Actinomicetos
Aunque desde el punto de vista sistemático estos seres forman parte de los llamados
"hongos imperfectos", en microbiología del suelo se estudian por separado de los
hongos ya que su ecología y su papel es muy distinto que el de aquellos.
Número: Hasta 15 y 20 millones por gramo de suelo.
Influencia en la demolición de los residuos orgánicos: Descomponen con facilidad los
productos originales y, también ejercen un papel positivo en la síntesis de los
productos descompuestos pero no realizan la mineralización progresiva de este
humus.
Condiciones ambientales: Son, generalmente, aerobios; aguantan relativamente bien
la sequía; prefieren climas templados o cálidos y suelos con valores de pH
comprendidos entre 6 y 8.
Algunos actinomicetos producen sustancias probióticas o antibióticas, otros son
parásitos de plantas superiores como los que causan la "roña" de la patata.
Bacterias
Número: Según algunos autores hasta 3.000 millones por gramo de suelo; según otros
hasta 60 ú 80 millones.
Influencia en la demolición de los residuos orgánicos: Las bacterias aerobias
intervienen activamente tanto en las dos fases de la humificación (descomposición y
síntesis) como en la mineralización progresiva. Muchos grupos son autótrofos es decir,
obtienen su energía por oxidación de los constituyentes minerales. A todos los fines
prácticos tienen el monopolio de tres transformaciones básicas:
- amonificación y nitrificación
- fijación del nitrógeno atmosférico
- oxidación del azufre
Condiciones ambientales: En el suelo existen bacterias aerobias, anaerobias
facultativas y anaerobias. Cuando viene un período de encharcamiento las bacterias
aerobias esporulan, las anaerobias ejercen toda su actividad y recíprocamente.
Prefieren terrenos húmedos, con pH comprendido entre 6 y 8 y son claramente
mesotérmicas con su óptimo de temperatura comprendido entre 21 y 38°C3
8.3.5. Descomposición de la Materia orgánica según condiciones ambientales
En este punto se analiza el proceso de descomposición que sufren los principales
componentes de la Materia orgánica (celulosa, lignina y proteinas) dependiendo de las
condiciones ambientales. Los distintos procesos se resumen en la Figura 8.5.

1. Medio adecuado para bacterias y actinomicetos (aireado, húmedo, neutro alcalino,


templado cálido)

Celulosa CO2
(síntesis) (polimerización)
Glúcidos y urónidos Núcleos quimiónicos ---------- Ac. Húmicos grises

Proteinas ---- aminoácidos ---------- Comptos. Amónicos----- Nitritos .-------- Nitratos

Lignina----------------------------------------- Lignina oxidada------------------------------- Humina

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2. Medio adecuado para hongos (aireado, ácido, frío o con fuerte acidez del suelo)

Celulosa CO2
(síntesis) (menor polimerización)
Glúcidos y urónidos Núcleos quimiónicos ---------- Ac. Húmicos pardos
Ac. Hematomelánicos

Proteinas ---------------------------------- polifenolproteínas (no se descomponen)

Lignina-------- monómeros----- polifenoles ------------------------------ Acidos fúlvicos

3. Medio encharcado, anaerobio


Celulosa CO2, CH4, H2, CH3 – CH2 – OH (Gases en general)

Proteinas ----- aminoácidos ------- NH3 (Gas)

Lignina-------- carbonización---- Turba (pobre en nutrientes)

Figura 8.5. Descomposición de los distintos componentes de la Materia orgánica en función de


las condiciones ambientales y organismos descomponedores
8.4.- SER HUMANO
La influencia del hombre sobre los procesos de la pedogénesis es, en general,
consecuencia de las modificaciones (directas o indirectas, voluntarias o involuntarias)
que impone a la vegetación y que, en ciertos casos, van acompañadas de la adición
de enmiendas, abonados o riego.
Quizás las más importantes sean las siguientes:
1. Sustitución de especies forestales.
2. Talas abusivas y transformación de bosque en matorral.
3. Transformación del bosque en pradera semipermanente.
4. Instauración de cultivo agrícola.
Con respecto a esta influencia interesa puntualizar estas dos ideas:
a) En general la actuación del hombre trae como consecuencia un mayor énfasis de
los factores aclimáticos en la evolución del suelo. La roca madre y el relieve, a
igualdad de otras circunstancias, pesan más en la pedogénesis de un suelo alterado
por la actuación humana que en la de un suelo virgen.
b) Todas las actuaciones humanas reseñadas pueden considerarse como una
degradación, entendiendo este concepto en el sentido genético pero no
necesariamente en el sentido de desaconsejable. Naturalmente puede haber acciones
humanas que no degraden al suelo sino que tiendan a ayudarlo en su evolución
natural o a mantenerlo en equilibrio con el medio.
8.5.- ROCA MADRE
El material parental o roca madre es el material, consolidado o no, poco afectados por
los procesos de meteorización actuales a partir del cual se desarrolla el suelo.
En general, la roca madre representa, frente al clima, una misión mucho más
secundaria. Salvo que esta roca presente unas características muy específicas, su
acción se limita, no a modificar los procesos evolutivos, sino a acelerarlos o
retardarlos.

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Así, una roca engendradora de un suelo permeable, acelerará los procesos de


migraciones descendentes; una roca rica en cationes y pobre en sílice facilitará, en un
clima cálido y húmedo, la desaparición de esta sílice al definir un medio neutro
alcalino, etc.
De acuerdo con este criterio, la primitiva escuela rusa de edafología estableció el
siguiente principio, conocido con el nombre de ley de zonalidad. "Rocas distintas bajo
un mismo clima originan un mismo suelo y, por el contrario, rocas iguales bajo distintos
climas originan suelos diferentes".
Más modernamente, y con menos drasticidad, los franceses, con esa misma idea,
crearon el concepto de suelos análogos para expresar aquéllos formados bajo mismo
clima pero sobre distinta roca madre, significando que tienen muy similares los
horizontes superiores y más distintos entre sí los inferiores al estar más influenciados
por aquélla.
De todas formas, en determinados casos, la roca madre tiene unas características
tales que su influencia sobre la evolución del suelo es primordial. Los cuatro casos
más sobresalientes son:
a) Cuando es muy rica en carbonato cálcico. La diferencia entre rocas calcáreas y no
calcáreas es de gran importancia y justifica que la quede reflejada en la mayoría de las
clasificaciones de suelos. La presencia de una gran reserva de cationes, en particular
calcio y magnesio. mantiene al hierro, al aluminio y a los componentes orgánicos en
estado floculado, lo que inhibe su movimiento y retarda el desarrollo de horizontes en
el perfil. Además mantiene un pH neutro-alcalino que impide la hidrólisis de los
silicatos.
b) Cuando sea muy rica en sales solubles porque, bajo determinados climas o
tratamientos, pueden forzarse la presencia de migraciones ascendentes y los
fenómenos que se estudiarán en el próximo tema de natrificación y desnatrificación de
micelas.
c) Cuando sea muy arcillosa o muy limosa porque dará lugar a suelos impermeables
en los que se presentará una hidromorfía más o menos intensa que afectará a todos
los procesos de formación del suelo.
d) Por otro lado, los materiales extremadamente porosos, con mucho cuarzo o
arenosos llegan rápidamente a perfiles maduros porque contienen pocos materiales
solubles y cualquier constituyente en disolución o suspensión puede moverse
fácilmente a través del perfil y salir del suelo. Por eso muchos materiales arenosos
(con gran proporción de elementos gruesos), a lo largo de la sucesión geológica,
desarrollan podzoles sobre su capa meteorizada. (arenas, gravas de zonas glaciares y
fluviales y areniscas del Terciario).
8.6.- RELIEVE
El factor relieve actúa directa e indirectamente.
La acción directa sobre los terrenos en pendiente se plasma en los procesos de
erosión y en las migraciones oblicuas. La primera puede poner al descubierto los
horizontes profundos y la roca madre del suelo: actúa, pues, como rejuvenecedora y
se opone a la evolución completa. Las migraciones oblicuas actúan en el sentido de
empobrecimiento de las cumbres, compensación en las laderas y enriquecimiento o
acumulación al pie de las mismas. El resultado de este doble proceso es un
escalonamiento regular de los suelos, desde la cima hasta la parte inferior de las
vertientes. Esta sucesión de suelos, idénticos según curvas de nivel, pero variando de
forma continua a lo largo de la pendiente es llamada cadena de suelos o catena.
La acción directa sobre las depresiones, riberas de los ríos, etc. se concreta en los
depósitos o sedimentos que se van acumulando de forma continua o discontinua.

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Cuando estos procesos son lentos, se produce una incorporación de los materiales al
suelo preexistente, la edafización va al mismo ritmo que la deposición y es muy difícil,
en general, la separación de lo moderno y de lo anterior. Cuando los procesos son
intensos (fuertes avenidas, conos de deyección, mantos de solifluxión, etc.) el
sedimento entierra completamente al suelo o a la roca preexistente. El nuevo
sedimento comenzará lentamente su edafización y se tendrá un suelo alóctono.
Interesa resaltar que, si este recubrimiento es de pequeño espesor, las raíces de los
vegetales potentes que se instalen en este suelo alóctono lo atravesarán totalmente y
se extenderán, también, por las capas inferiores, con los consiguientes procesos de
edafización, originando un perfil complejo.
La acción indirecta del relieve se pone de manifiesto en:
La hidromorfía. En primer lugar, las capas freáticas están
estrechamente condicionadas por el relieve que fija, muchas veces, la
profundidad de dicha capa. En segundo lugar, porque las depresiones
recogen las aguas de lluvia en mayor abundancia que los terrenos
circundantes y, si además hay fenómenos deposicionales, éstos serán
fundamentalmente de elementos finos, darán un suelo menos
permeable y se acentuarán las características hidromórficas del
mismo.
En un mismo lugar, el incremento de la altitud provoca la disminución
de la temperatura y el incremento de la precipitación lo que se traduce
en distintas condiciones para la formación del suelo, dando como
resultado distintos tipos de suelos. Esto se observa muy bien en la
sucesión de suelos en las laderas de las montañas altas de zonas
tropicales.
Las zonas elevadas es frecuente que se encuentren cubiertas por
nubes lo que reduce la radiación solar y la evapotranspiración, dando
lugar a condiciones más frías donde la descomposición de los restos
orgánicos es más lenta y se favorece la existencia de horizontes
orgánicos. Estas condiciones son particularmente relevantes por
ejemplo en el norte de las Islas Británicas.
La orientación de las laderas afecta la suma de radiación solar que se
recibe, especialmente en zonas de climas templados. En
consecuencia se pueden formar distinto tipo de suelo en las laderas de
solana y umbría. Las laderas más soleadas alcanzan mayores
temperaturas en los suelos, son más secos y poseen una fauna
edáfica más variada que conduce a una incorporación más rápida de
la materia orgánica.

8.7.- VEGETACIÓN
Se suele admitir que la vegetación actúa de cuatro modos diferentes sobre la
evolución de suelo.
a) Por el microclima que crea. Así el bosque protege al humus por su ambiente
sombreado y húmedo; una tala concentrada origina una mineralización rápida de este
humus con sus consecuencias posteriores.
b) Por la profundidad del enraizamiento. Una de las causas de la iluviación o detención
de las migraciones es la llegada a la zona de máxima absorción radical. Por ello, en el
bosque, el enraizamiento profundo favorece la aparición de horizontes iluviales a gran
profundidad. Estos serán más superficiales en las zonas de matorral. En los suelos de
césped, con enraizamiento muy superficial, será donde el lavado esté menos
acentuado, a igualdad de las restantes circunstancias.

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c) Por el humus que produce. También en su momento se comentó la influencia de la


calidad de los despojos orgánicos en los procesos de humificación y mineralización.
Así, las gramíneas y leguminosas dan un humus poco ácido, rico en nitrógeno y de
rápida descomposición; las frondosas originan un humus moderadamente ácido y de
descomposición bastante rápida, y las coniferas, y sobre todo las ericáceas, dan un
humus muy ácido, pobre en nitrógeno y de lenta descomposición.
d) Por la protección más o menos eficaz contra la erosión. Así, el bosque protege
mejor al suelo que el césped o la estepa; mientras que los suelos desnudos o
cultivados son, evidentemente, los más expuestos a la erosión. A igualdad de otras
circunstancias es bajo el bosque donde, por lo general, encontraremos los suelos
edáficamente más evolucionados.
8.8.- TIEMPO
El suelo, al igual que los organismos, cambia con el paso del tiempo y gradualmente
desarrolla nuevas características conforme avanza desde la juventud hasta la
verdadera madurez.
Los suelos jóvenes mantienen muchas características del material parental del que
proceden, pero cuando alcanzan una mayor madurez adquieren mayor importancia los
rasgos pedológicos, relacionados con el proceso formador. La progresión comienza
con la adición de los primeros fragmentos de materia orgánica y continua con el
desarrollo y diferenciación de los horizontes genéticos. Con el tiempo un suelo se
encuentra en equilibrio con su ambiente (clima+vegetación+relieve) y puede
considerarse como suelo maduro. La mayoría de las primeras clasificaciones se basan
en las características de los suelos maduros.
Hay algunos ejemplos de formación de suelos que tienen lugar durante un periodo de
tiempo conocido. Con frecuencia estos ejemplos están relacionados con eventos
catastróficos como erupciones volcánicas, retirada de glaciares, que permite conocer
las primeras etapas de la formación de suelos. Otros ejemplos se encuentran en los
lagos cuando se drenan y su fondo se expone al proceso de formación. Uno de los
ejemplos mejor documentados es el drenaje de los polders en Holanda. Los cambios
iniciales en el nuevo material parental han sido descritos como el proceso de
"maduración", durante el cual tienen lugar profundos cambios físicos, químicos y
biológicos en el desarrollo del suelo.
En el norte de Europa está generalmente aceptado que la formación de los suelos se
inició a finales del Pleistoceno, hace unos 10.000 años. La mayoría de los suelos
formados durante el período interglacial han sido erosionados durante las glaciaciones
que los han sucedido. Pero algunos suelos relícticos permanecen como indicadores de
las primeras coberturas del suelo. En ellos aparecen materiales del suelo que indican
unas condiciones más cálidas durante el último período interglacial.

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