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TECNOLOGÍA Y COTIDIANIDAD

A través de la historia, se ha evidenciado el desarrollo de la sociedad


influenciada por la tecnología, es innegable que las innovaciones
tecnológicas influyen en las tradiciones culturales de los grupos sociales
y viceversa. Un ejemplo de desarrollo tecnológico lo evidenciamos desde
la edad de piedra, donde las primeras herramientas estaban asociadas a
la supervivencia, dentro de éstas, los avances más importantes fueron el
atuendo, el fuego, las armas y las instrumentos de piedra que les
facilitaba la caza y la longevidad en el contexto donde se encontraban.
Para la edad de cobre y bronce ya prevalecían los metales que
favorecieron el desarrollo de la agricultura, la domesticación de los
animales y los asentamientos permanentes. Por último en la edad de
hierro se da prioridad al desarrollo tecnológico que permitiera la
manipulación y uso adecuado del hierro que reemplazó al cobre por su
resistencia y economía en las herramientas más utilizadas.

Es importante aclarar que no todas las poblaciones se identifican con las


anteriores edades, pero éstas si fueron significativas en el desarrollo de
la sociedad que, aunque no lo supieran estaban aplicando tecnología.

Después de las edades que caracterizaron las culturas primitivas,


algunas civilizaciones antiguas aportaron significativamente al avance e
influencia de la tecnología en la sociedad; Antiguo Egipto, Europa Tribal,
Antigua Grecia, Roma, India, China, los Incas y Mayas, fueron pioneros
en iniciativas tecnológicas a tal punto de llegar a desarrollar sistemas
complejos de escritura y astrología.

Luego vemos como el desarrollo social influenciado por los avances


tecnológicos se radicó en el periodo comprendido entre la segunda mitad
del siglo XVIII y principios del XIX, en el que la revolución Industrial
cambió radicalmente el concepto de tecnología, al reemplazar el trabajo
manual por los procesos industriales, es decir, la mecanización de la
producción. En este gran paso se evidencia la relación entre tecnología
y educación ya que para aprender a operar las máquinas era importante
una orientación pedagógica evidenciando una relación bilateral, entre la
pedagogía y la tecnología, donde ésta última es un catalizador del
aprendizaje.

Pensando así, podemos comprender que la educación es el proceso


mediante el cual una persona o una sociedad crecen en poder y acceden
a niveles nuevos de capacidad, bienestar y plenitud proporcionados por
la aplicación de tecnologías.

Sabemos entonces, que la educación es el camino más seguro para el


desarrollo social, económico, industrial etc., ejemplo de esto es, Estados
Unidos, Japón, y algunos países Europeos, que han alcanzado un alto
nivel de desarrollo gracias a la correcta conjunción entre tecnología y
educación. Caso contrario a lo que ocurre en países subdesarrollados
donde la carencia de tecnología impide significativamente el avance a
nivel educativo.

Resulta pues necesario definir el concepto de tecnología, siendo ésta un


conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento del
conocimiento científico, implicando el saber hacer y el por qué hacerlo;
la tecnología es pues una vinculación de la técnica la cual no es una
actividad natural como lo plantea el filósofo Aristóteles.

Por tanto la tecnología “es un saber hacer las cosas pero según una idea
o ideal que re- producimos en la realidad”, de ésta manera la técnica
puede desvincularse de los valores, no así la tecnología, porque lo propio
de aquella es la exactitud, lo que no implica orientar la existencia del
hombre en tanto que la tecnología sí.
(Godinez, Kleemann, Jesús S, Técnica y tecnología en la educación del
futuro.)

¿Podemos ignorar lo que puede contribuir la tecnología al crecimiento de


cualquier ser humano, y de cualquier comunidad?

La tecnología, sin duda, ofrece mejores condiciones de vida, por lo


menos en sus aspectos materiales, pero también permite un mejor
desarrollo de las capacidades psicológicas y espirituales humanas dado
que el hombre está inmerso en un aprendizaje constante al interactuar
con el contexto que le rodea. Por tanto se evidencia una cotidianidad en
el ser humano, donde la técnica se relaciona con los dispositivos dando
así paso a nuevas tecnologías permitiendo la culturización del hombre.

Vemos entonces como Martín Heidegger en su artículo “la pregunta por


la técnica”, plantea una amplia definición de la técnica. “la técnica es un
medio para fines, un modo de develar” es decir, es el camino para
cumplir con un objetivo, meta u logro que se plantea el hombre dando
paso a nuevas experiencias, que permiten descubrir nuevos saberes
contribuyendo a la humanización del mismo.

Ahora bien, la técnica no puede ser sin los dispositivos y viceversa ya


que ambos conceptos se copertenecen, sin embargo al estar éstos dos
conceptos relacionados vemos como la técnica concreta no es la directa
causante de la humanización del hombre sino los dispositivos que
permiten la realización de la técnica. De ésta manera la técnica puede
desvincularse de los valores ya que su racionalidad reside en la eficacia
sin relación con la humanización del hombre. Un ejemplo de esto es la
bomba atómica sobre Hiroshima que fue de una técnica impecable, esto
indica que la técnica puede traer dicha como desventura a la humanidad.

¿Es entonces la técnica una influencia negativa en la humanización?

Por supuesto que no, la problemática radica en las políticas de aplicación


de dichas técnicas, es decir, se puede lograr una correcta humanización
siempre y cuando el fin sea lograr un crecimiento responsable en la
sociedad.

En paralelo, si éstas políticas responsables se hubiesen aplicado en


países subdesarrollados, se habría logrado, una mejor humanización, y
aún más en los países desarrollados que son los que poseen mayor
tecnología, desafortunadamente éste desarrollo tecnológico se
implementa para fines destructivos orientados a la guerra.

Retomando el concepto de las políticas de administración de las


tecnologías, nos damos cuenta que si es posible plantear la
humanización a través de los dispositivos como expresión de la
tecnología, dando paso a lo que de ahora en adelante llamaremos
cultura tecnológica.

Hemos visto a lo largo de la historia no solo el desarrollo de la tecnología


sino la pérdida de conciencia frente al uso de los dispositivos, siendo
éstas casi inversamente proporcionales, es decir, a mayor desarrollo
tecnológico menos conciencia y responsabilidad.

Las técnicas utilizadas por el hombre para resolver su vida material; que
han dado paso a nuevas tecnologías, constituyen una parte esencial del
patrimonio de la especie, desde la época de la Hominización. Sin
embargo, tan solo hoy día es cuando parece evidente el impacto de la
tecnología sobre la sociedad es una de las características más
significativas de los tiempos en que vivimos. Este impacto es masivo y
controvertido en las sociedades capitalistas más desarrolladas, y tienen
unas connotaciones contradictorias en los países en vía de desarrollo,
precisamente por la no aplicación de la cultura tecnológica.

La tecnología no es una variable independiente que determina a todas


las demás, sino que en cada problema suelen existir diversas soluciones
técnicas entre las cuales hay que optar a la luz de cuestiones
económicas, sociales, culturales o ideológicas.

Dicho esto, podemos definir que lo realmente importante es reconocer


los dispositivos como herramienta esencial en el proceso de
humanización, develando que el dispositivo que no siempre hace
referencia a lo técnico, es la esencia de la técnica, exigiendo la
disponibilidad de la naturaleza como depósito o como sistema de
informaciones. El dispositivo es lo reuniente de ese poner, que pone al
hombre a develar lo real en el modo de disponer como depósito, es decir,
es la disposición que requiere de la naturaleza, el hombre es la
naturaleza del dispositivo.

Es evidente la estrecha relación que existe entre el hombre y los


dispositivos, entre la técnica con su esencia y a su vez con la tecnología,
estando éstas inmersas en el campo educativo, reconociéndose como
elemento fundamental en el proceso de aprendizaje del hombre, y a su
vez permitiéndole a este ser consecuente con su hacer, adoptando la
conciencia de “salvar” en caso del peligro que pueden generar los
dispositivos al no dominarlos adecuadamente; salvar hace referencia a la
recuperar la esencia para así traerla a su brillar verdadero; teniendo en
cuenta que el hombre es el depósito de los dispositivos, la esencia de la
técnica debe albergar en sí el crecimiento de lo salvador, es allí donde el
hombre se humaniza involucrando en el proceso de salvación, los
saberes éticos, morales, cognitivos, sociológicos….que le permiten ser el
aspecto racional y moral en la técnica.

Con lo anterior podemos evidenciar como la tecnología y la técnica


humanizan al hombre al culturalizarlo, por ende a involucrarlo
directamente en sus amplias e importantes funciones, permitiéndole un
desarrollo cognitivo y espiritual, en el que la libertad y la conciencia
imperan concediéndole que mire y se recoja en la suprema dignidad de
su esencia.
Fuentes bibligráficas

• Heidegger, Martín, La pregunta por la técnica, Revista Universidad


de Antioquia.
• Lusa, Monforte, Guillermo, La cultura de la Técnica.
• Godinez, Kleemann Jesús J. Técnica y Tecnología en la educación
del futuro.
• Singer, C., Holmyard, E.J., Hall, A. R y Williams, T. I. (eds.), (1954-
59 y 1978) A History of Technology, 7 vols., Oxford, Clarendon
Press,. (Vol. 6 y 7, 1978, ed. T. I. Williams)
• Kranzberg, Melvin y Pursell, Carroll W. Jr., eds. (1967) Technology
in Western Civilization: Technology in the Twentieth Century New
York: Oxford University Press.
• Pacey, Arnold, (1974, 2ed 1994),The Maze of Ingenuity The MIT
Press, Cambridge, Mass, 1974, 2ªed. 1994
• Derry, Thomas Kingston y Williams, Trevor I., 1993 A Short History
of Technology: From the Earliest Times to A.D. 1900. New York:
Dover Publications.
• Brush, S. G. (1988). The History of Modern Science: A Guide to the
Second Scientific Revolution 1800-1950. Ames: Iowa State
University Press.
• Bunch, Bryan y Hellemans, Alexander, (1993) The Timetables of
Technology, New York, Simon y Schuster.
• Greenwood, Jeremy (1997) The Third Industrial Revolution:
Technology, Productivity and Income Inequality AEI Press.
• Landa, Manuel de, War in the Age of Intelligent Machines, 2001.
• Olby, R. C. et. al., eds. (1996). Companion to the History of Modern
Science. New York, Routledge.

Elaborado por : Heidy Romero Hernández


Corporación Universitaria Minuto de Dios

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