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Psicología Social
Ensayo
Octubre 3, 2007
Adolescencia y Conflicto Social
Introducción
“La juventud de hoy está podrida hasta la médula; es mala, irreverente y perezosa. Nunca
será como la juventud del pasado y no será capaz de conservar nuestra civilización”
Tablilla cuineiforme babilónica, 2000/1000 a.C.
Las mayores tarea que tiene el adolescente son, la de construirse una identidad propia, un
sistema de valores y creencias personales, una visión hacia su futuro como adulto y lograr la
autonomía respecto a su familia. La adolescencia es una época de grandes retos en la cual
deben tomarse una gran cantidad de decisiones que son fundamentales en la construcción
de su propio futuro.
Las instituciones sociales en las cuales el niño se encuentra inmerso cuando comienza su
proceso de transición a la adolescencia, (familia escuela, iglesia, etc) mismas que durante
toda la infancia fueron facilitadoras del desarrollo, ahora de adolescente son percibidas como
“frenos” en su transformación hacia la vida adulta. Es en este intercambio de percepciones
entre sociedad y adolescente donde se originan los conflictos característicos de la
adolescencia que son casi tan obligatorios de vivir como los cambio físicos que tienen lugar
en esta etapa del desarrollo humano.
Nuestra juventud adora el lujo; tiene malas maneras; desprecio por la autoridad; muestra
falta de respeto hacia sus mayores y le gusta charlar en lugar de hacer ejercicio. Los niños
de nuestros días son los tiranos, no los siervos de sus casas. Ya no se ponen de pie cuando
personas mayores entran en la habitación. Contradicen a sus padres, parlotean en presencia
de otros, engullen sus alimentos y tiranizan a sus maestros.
Esta cita es adjudicada a Sócrates (470-399 a.C.
)
Una breve definición de adolescente
Es importante definir lo que es un adolescente antes de entrar en detalle de cómo son los
conflictos sociales de la adolescencia con diversas instituciones.
Aunque los cambios físicos son de gran importancia en el desarrollo de las funciones
cognitivas del adolescente, lo que tendrá como consecuencia lógica un cambio importante en
la relación conflictiva con las diversas estructuras sociales y que a su vez pudieran ser en
realidad el verdadero factor detonante de ruptura del adolescente en sus relaciones
armónicas con las instituciones que lo rodean, no serán mencionados en este ensayo, ya que
no busco encontrar una relación causal que origine el conflicto social, si no hacer una
descripción de cómo se manifiesta dicho conflicto en la relación adolescente-institución. No
deja de ser importante mencionar que en la adolescencia se hace posible el inicio del
pensamiento formal (Piaget 1964, pág 85) y que este pensamiento es condición necesaria,
aunque no suficiente, para que el adolescente comience a defender su posición ante la
sociedad.
El adolescente y la familia
1
Definición tomada de, Diccionario de Pedagogía y Psicología, ed. Cultural 2004
Con el florecimiento de la adolescencia, no sólo se inician procesos de cambio en el
adolescente, si no que toda la familia entra en una etapa de transición y transformación
(principalmente los padres o tutores). La relación entre padre/madre-hijo se modifica. De niño
se idealiza a los padres; al llegar a la adolescencia, estos ídolos se desvanecen. Se inicia el
deseo en el adolescente por formarse una identidad propia y emprender su propio proceso
de socialización en un panorama más amplio que únicamente en el núcleo familiar.
A partir de la ruptura del idealismo paternal, se percibe a los padre de distinta manera, lo que
origina conductas que en muchas ocasiones son consideradas como rebeldía por parte de
los padres. Estas son algunas de las maneras en las que se manifiesta el conflicto entra
padres-adolescente:
o Desafía la autoridad, se niega a ser controlado
o Se vuelve sumamente crítico respecto de sus padres
o Percibe el hogar como un “hotel para dormir, un restaurante para comer y un banco
para obtener dinero”
o Expresa la necesidad constante de unirse a un grupo de jóvenes para imitarlos
o Suele aburrirse cuando se encuentra con sus padres y hermanos
o Se queja sistemáticamente de casi todo
o Tiende a imitar otros modelos
(Izquierdo 2003, pág 175)
Con respecto a su actitud solitaria y sedentaria (hasta cierto punto explicada por los niveles
de energía que consume el organismo al entrar en la adolescencia), que también es
percibida por la familia como indiferencia o desinterés por la integración familiar, el
adolescente se distancia progresivamente de sus padres y sus hermanos. En realidad lo que
el adolescente busca es encontrar su territorio donde se sienta protegido de todas las
amenazas que percibe en su transición de niño a adulto. Para el adolescente es importante
la intimidad. Si antes era hasta cierto punto agradable y reconfortante compartir una
habitación con algún hermano, al llegar a la adolescencia se manifiesta la necesidad de
poseer un espacio personal suficiente que le brinde el nivel de intimidad que desea.
Además de los cambios en su cognición y sus conductas, que por sí solas son factores
suficientes para producir conflictos, se deben considerar otros factores que dificultan la
relación familiar con el adolescente. Situaciones como divorcios, problemas de adicciones,
fallecimiento, peleas y distanciamiento de otros miembros de la familia y muchas otras
situaciones ajenas al control del adolescente y de la familia pueden producir resultados
exponencialmente más desastrozos en las relaciones con su familia que la transición de la
niñez a la adultez que transita.
El adolescente y la escuela
Los adolescentes durante su estancia en la escuela se hacen expertos usuarios del lenguaje
no verbal. La constante necesidad de mostrar (o evitar) sus emociones los convierte en
actores de la expresividad, que comúnmente es no verbal. Como se sientan, los gestos de
desaprobación por la asignación de una tarea, la coquetería, etc. son características de la
adolescencia en su ambiente escolar. Esto suele provocar en maestros y educadores
intolerancia y desesperación por las actitudes que son mostradas hacia ellos por medio de
este tipo de comunicación.
A pesar de que la escuela tiene el fin de educar y ayudar a los adolescentes a integrarse de
una mejor manera en la sociedad, en este proceso hay muchos “baches” y “hoyos” que
pueden producir conflictos entre el adolescente y la institución. Aquí en México, el número de
estudiantes que terminan la educación media y media-superior es muy pequeño. ¿Hasta que
punto es debido a la amenaza que representa la institución para el adolescente el cursar sus
estudios? Sería interesante hacer un análisis al respecto. En mi opinión, considero que se
puede mejorar mucho el sistema educativo en México, así como la capacitación a maestros y
educadores en como se manifiestan los procesos bio-psico-socio-culturales que se presentan
con la aparición de la pubertad.
El adolescente y la iglesia
La iglesia como institución tiene la función de transmitir su doctrina y que sus feligreses sean
ejecutores de las normas de vida que establece dicho sistema de creencias (sea cual sea la
religión) La religión Cristiana en todas sus variaciones tiene un gran alcance en nuestra
cultura. Esta religión (como muchas otras), apelan a la fe de quienes son creyentes de sus
dogmas. La fe tiene tres dimensiones importantes: creer, confiar y hacer (McCarty 2001, pág
89). Nótese que en las tres dimensiones mencionadas, están implícitos procesos cognitivos.
El adolescente se encuentra en constante enfrentamiento con todos los esquemas que
fueron formados durante su niñez; su madurez cognitiva le permite hacer juicios y evaluar su
sistema de creencias. La religión tiene sus fundamentos en la fe, y la fe a su vez tiene su
sustento en el pensamiento mágico del ser humano. Para el niño es sencillo asimilar una
creencia inculcada por sus padres, pero el adolescente que empieza a formar su propio
sistema de creencias y valores también comienza a cuestionar la fe que fue le inculcada
desde pequeño. Esto tiene otro factor que provoca que la fe sea desafiada con mayor ahínco
por el adolescente, el hecho que la institución que le inculca dicha religión, representa un
figura de autoridad importante, por lo que el desafío se convierte en casi una situación casi
obligada de la adolescencia. Cuando la creencia es muy arraigada y el adolescente no se
encuentra fortalecido en su yo, el desafío de la fe puede llevarlo a experimentar un
sentimiento de culpabilidad externo (Heiliger 1972, pág 64).
Conclusión
A mis 25 años de edad, recuerdo haber mencionado en algunas ocasiones la frase “estos
jóvenes de ahora”. Sospecho que esta es una señal que la brecha generacional cada vez se
hace más amplia con las nuevas generaciones de adolescentes que se crean día con día.
Aunque como perteneciente a la generación de adulto me es difícil hacerme consciente de
esta brecha que se estira conforme cumplo un año más, me parece muy evidente que los
conflictos sociales que se presentan en la adolescencia no pertenecen a la exclusividad de la
era moderna. Quizás solo lo que se encuentra en constante proceso de cambio es la manera
en como se manifiestan estos conflictos, ya que un adolescente experimenta cambios con un
teléfono celular en la mano o con una lanza para cazar venados; con un maestro de
psicología de la UACJ o con Aristóteles de maestro. El avance tecnológico ha permitido que
se encuentren nuevas y creativas formas para los adolescentes expresar el conflicto interno
que experimentan en esta etapa de su vida. Esta división entre lo que fueron y entre lo que
se convertirán los adolescentes es precisamente el camino que ya transitamos todos de lo
que alguna vez fuimos (cuando niños) a lo que somos ahora (como adultos).
A todas las etapas que se viven a través del ciclo vital le corresponden cambios, en todos los
aspectos, al ser humano. Actualmente, en este mismo instante que tecleo esta lineas, estoy
cambiando, estoy experimentando (consciente e inconscientemente) cambios en mi
cognición, emoción, en mi anatomía, estoy deviniendo humano minuto a minuto. Como
estudiante de psicología y como adulto (afortunadamente o desafortunadamente), me siento
comprometido a comprender lo más holísticamente posible cada una de las etapas de la vida
del ser humano; e encuentro en la etapa en que me es más plenamente posible
comprenderlas (sería muy extraño encontrar a un adolescente comprometido con
comprender su propia etapa y sus futuras); después de realizar este ensayo me parece cada
vez más absurdo mencionar algún comentario negativo hacia la “juventud de hoy”. La
juventud de hoy es la misma que la juventud de ayer y será la misma que la juventud de
mañana.
Bibliografía