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Universidad Católica “Andrés Bello”

Facultad de Teología
Instituto de Teología para Religiosos
XI semestre
Cátedra: Literatura Sapiencial
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Por José Francisco Aranguren Díaz
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Sabiduría y poesía del pueblo del Dios

I. Resumen de las ideas del autor

“Quien comienza a leer los libros sapienciales entra en otro mundo en el que
valen otros criterios, donde nadie informa correctamente pero en ellos el pueblo se
siente cómodo por eso, ¡mucha atención a la hora de interpretarlos!” Así comienza
Carlos Mesters la introducción a esta obra sencilla y con lenguaje a pueblo.
Realmente se entra en otro mundo porque, por ejemplo, al leer los Proverbios
se parece a “un catequista que sale de la iglesia, de una reunión y regresa a casa. Al
llegar encuentra a los niños llorando, una tubería rota, el marido quejándose. Dos
mundos diferentes, aunque profundamente unidos entre sí”. La sabiduría del pueblo
simplemente recogía lo que podía servir para la vida. Y así, poco a poco se va
profundizando en sus propias raíces, descubre en el origen de la sabiduría humana el
reflejo de la sabiduría de Dios. Esta sabiduría divina, presente en todo desde la
creación del mundo, comienza a usarse como criterio para ayudar al pueblo a
discernir los signos de Dios en la vida y en la historia.
Los libros en los que está presente la sabiduría del pueblo de Israel son
difíciles de caracterizar. Así en la traducción de los 70 se les llama libros poéticos, en
la vulgata se les llama libros didácticos, en las traducciones católicas oficiales se les
llama libros sapienciales. Todos dicen lo que no son. No son históricos, ni proféticos,

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ni legislativos pero no se dice con claridad lo que son. Es difícil afirmar si son
progresistas o conservadores.
Es en el proverbio donde aparece el comienzo, o el nacimiento, de la
sabiduría. El pueblo se reunía para conversar y hablar de las cosas de la vida. De allí
que se han podido dar diálogos como los que coloca el autor. Lo cierto del caso es
que todos nacieron y nacen de la observación de la realidad y del comportamiento de
las personas. Los proverbios son las unidades menores de los libros sapienciales, son
ladrillos a partir de los cuales se construyó la casa de la sabiduría. En hebreo se decía
mashal o proverbio. Sabio era quien conseguía formular por medio de un mashal las
experiencias vividas por el grupo.
Formular un proverbio no es solamente decir una frase bonita. Tiene relación
con la vida del pueblo. Es el resultado de un descubrimiento. El autor nos presenta
dos metáforas: como una victoria después de una batalla, como un relámpago, que
de repente nos permite ver lo que está oscuro. Por tanto, no tiene dueño, es anónimo.
La sabiduría nace del desafío de los problemas de la vida.
Los proverbios tienen 4 características: 1) iluminan la situación; 2)
conciencian al pueblo; 3) se convierten en el cuadro de referencia del grupo; 4) Es un
patrimonio cultural. Dándole vida a estas leyes, la vida se organiza y crece: es un
esfuerzo para organizar la vida. Es una enseñanza interna pero también no todo es
positivo en la sabiduría.
Los proverbios nacen generalmente donde la vida es simple, donde existe
relación primaria entre las personas. La sabiduría nació de la observación de la vida.
Así sus ámbitos son la casa, el campo, la plaza de la ciudad y lo que en ella ocurre, el
palacio y también el templo. En estos sectores diferentes de la vida nacieron las gotas
de los proverbios. Hay dos formas básicas: los de constatación y los de orden. Los
primeros perciben lo que es real y lo expresan. Su objetivo básico es informar. P.e: Al
que madruga, Dios le ayuda. Los segundos procuran orientar la conducta, de este
modo su objetivo básico es formar. P.E: Los años del pobre pesan el doble. Los
primeros suelen provocar sonrisas mas los segundos son más serios. Los de
constatación son vistos como horizontales mientras que los de orden son escritos

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desde quien tiene la autoridad. Esto segundo obedece a que los sabios del rey
recopilaron y agruparon muchos de los proverbios, y como vimos más arriba, los
palacios también era sitio en el que se creaban proverbios. La sabiduría es
conservadora en el buen sentido: conserva los valores aprendidos y no los abandona
con facilidad.
La sabiduría comienza a usarse como instrumento privilegiado para discernir
la presencia de Dios en la vida y en la historia del pueblo. Lo conservadora de la
sabiduría es a la vez es una gran limitante porque no tiene un proyecto histórico, dice
el autor. Su manera de encarar la vida y la historia tiene un toque de fatalismo. Por
eso mismo es tan fácil manipularla y colocarla al servicio del sistema de la
monarquía. Necesita la palabra profética y de una visión más global del proyecto de
Dios que involucra la historia.
La sabiduría también corre el peligro de no ver la historia más amplia ni el
sistema que la envuelve, de perder la conciencia más crítica y de volverse
individualista y moralista. Parece que no tiene una visión clara respecto al sistema
opresor que lo envolvía. Sin embargo, dentro de ella misma ha dado lugar a gente
conservadora y gente abierta, gente del sistema y gente subversiva. De un lado la
sabiduría comprometida con el gobierno y las escuelas de los sabios, que colecciona,
organiza y sistematiza la sabiduría del pueblo. De otro la sabiduría sigue surgiendo
del esfuerzo del pueblo para enfrentar la vida. ¡El sabio se convierte en profeta!

II. Diálogo con el autor

Ciertamente que Carlos Mesters es un maestro de la iniciación bíblica.


Recuerdo cuando me leí estos dos capítulos introductorios de su libro y el camino que
se me abrió al comenzar a comprender lo distinto que es la literatura sapiencial, como
prefiere llamarla el ITER.

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En ese sentido como dice Mesters “se entra en otro mundo en el que valen
otros criterios”. Es un lenguaje en el que la gente sencilla del pueblo, los jóvenes y
personas mayores comprenden, es asequible. Hay en la sabiduría una visión de Dios
en la vida diaria y cotidiana que si no se ve profundamente se pasa desapercibida.
Israel ve su vida desde Dios y es eso lo que le sirve de anteojos. He aquí una clave
que quisiera resaltar: descubrir las propias raíces nos lleva a lo profundo de nuestra
vida en la que Dios hace su presencia gloriosa. Esa gloria que no nos aplasta sino
que nos hace ser seres responsables.
Me encanta ese trozo en el que el autor cuenta una experiencia verosímil de
dónde puede haber surgido un proverbio. Coloca el contexto humano de una reunión
en la que la gente comparte sus sentires y pareceres y de pronto, al rato, alguien
formula una frase que recoge lo vivido por todos, en ella todos se ven reflejados pero
al oírla todo queda en silencio. Por eso es que comprendo claramente que los
proverbios son anónimos, no pertenecen a nadie porque simplemente reflejan una
experiencia humana que el lector, es decir, nosotros, hemos de desentrañar siempre en
diálogo con nuestras vidas y experiencias.
Me sorprende esa capacidad que tienen algunos proverbios de iluminar una
situación. Me encantan los de enumeración, siembran conciencia pero lo hacen de
otro modo, ellos me dan qué pensar y eso es muy bueno en este mundo actual. Creo
que estamos necesitados de este tipo de literatura. Es un lenguaje asequible. Los
proverbios se convierten en cuadro de referencia porque comúnmente, menos si son
colecciones de proverbios, dicen mucho en pocas palabras. Hay en ellos un cierto
tono de sarcasmo bañado de realismo que a ratos puede caer en fatalismo pero que al
final nos abre el camino a la confianza en el Señor.
Ciertamente que es un ambiente común que el hecho de donde surgen los
proverbios sea en la simpleza y en donde las relaciones son horizontales. Es allí
donde ha de estar Dios y donde hemos de “entrenarnos” para encontrarlo. Un gran
timón para ello es la literatura sapiencial: nos invita constantemente a mirar a Dios y
a nuestro actuar en la realidad.

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También es cierto que hay estructuras en los proverbios. Los diversos modos
de los proverbios comparativos me hacen pensar en la sintaxis de ellos. Esa forma
COMO …. ASÍ de Prov. 26, 11 “COMO el perro vuelve sobre su vómito, ASÍ el
insensato reincide en su necedad”. O los MAS VALE (x)… QUE…(Y). Es la más
frecuente.
Ese modo de transmitir las tradiciones podría causar cierto rechazo debido a
que puede prestarse a ensimismarse o dejar de preguntarle cosas a la realidad. Es allí
donde se hace necesaria la profecía, el reinterpretar la realidad pero desde lo
profundo, desde el volver a las fuentes, a los orígenes. Esto fue lo que hizo Jesús, al
que José Antonio Pagola en su libro Aproximación a Jesús le llama profeta del
Reino de Dios o poeta de la compasión.
Creo, para finalizar, que es necesario insistir en una predicación muy llena de
rasgos sapienciales, como era la de Jesús, que se caracterice por la sencillez y el
lenguaje llano sin caer en chabacanerías. De este modo podremos sintonizar con el
sentir de la gente y hacer que nuestras palabras realmente reflejen la experiencia de
Dios que vivimos mientras aprendemos a transmitirla eficazmente. Por otro lado,
hemos de estimular en la gente con quienes trabajamos el hecho de que ellos también
son fuente de sabiduría, de que cada quien se ha ido haciendo su colección personal
de proverbios que están permeados de experiencia de Dios y de la realidad, ahora
bien, acompañar a nuestro pueblo en ese camino a profundizar esa experiencia vivida
y esos proverbios construidos o aprendidos u oídos, es el camino de acompañarlos en
la profundización de su fe hacia el encuentro con Cristo Nuestro Señor a quien
decimos seguir. Haciendo esto creo que podremos caminar hacia el reconocimiento
de nuestro pueblo como sujeto de su propia evangelización ya que Dios actúa con o
sin nosotros en la vida de nuestra gente.
Un ejemplo es el mundo juvenil. Es un universo por explorar, hay muchas
experiencias vividas por ellos que no hemos oído. Es justo por eso que en el próximo
apartado quisiera trabajar con ese mundo en una simple propuesta pastoral.

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III.Aplicación Pastoral

Recoger experiencias juveniles es la labor de la pastoral dedicada a ellos. A


ratos simplemente se les ve como simples destinatarios de nuestra acción, sin
embargo fácilmente olvidamos que ya el Espíritu de Dios está actuando en su
experiencia. De este modo queremos tomar acá la estrategia propuesta por Carlos
Mesters y su equipo a la hora de abordar la sabiduría y poesía del pueblo de Dios.
Consiste en una praxis vivencial de rescatar elementos de la vida juvenil que vamos
extrayendo como sabiduría y que seguramente nos sorprenderán. Nos dedicaremos a
estimularlos pues a sacar de su experiencia o, al decir de Gustavo Gutiérrez, a beber
de su propio pozo. Desde ya confiamos en que será percibido como buena nueva por
el facilitador y los participantes ya que será la experiencia grupal y personal a lo que
serán invitados a conectarse.
Estructura

Objetivo: Desarrollar el modo como se fueron redactando los libros


sapienciales en la historia de Israel a partir del rescate de las experiencias vividas por
un grupo de jóvenes con el fin de acercarlos a la literatura sapiencial en el mundo
bíblico.
Participantes: Máximo 20 personas, (especialmente jóvenes).
Tiempo: 4 horas.
Recursos: Hojas blancas/ radio reproductor/ biblia/ anécdotas estimulantes de
temas. (Mesters, pág.17-18).
Desarrollo:
Generar diálogos de 15 minutos de duración sobre la experiencia que se ha tenido con
los siguientes temas:
a.- la amistad, (Prov. 17,9; Job 6, 13-15)
b.- el amor, (Prov. 10,12; 14,22; 15, 17; Job 10, 1-12)
c.- la familia, (Prov. 27, 26-27; 31, 15-21; Job 19, 13-15)

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d.- la confianza en Dios, (Prov. 2,5; 3,3-4; 30,5; Acle 2, 24-26; 3,9-22; Job
2,7-10; 4, 8-9; 4, 17-20)
Inmediatamente se les invitará que en 20 minutos y en grupos de tres se
atrevan a redactar NO MÁS de tres (mashal) proverbios sobre la base de su
experiencia. Luego de ello, en 10 minutos, se presentará en plenaria y al pasar cada
grupo se leerán trozos de los libros sapienciales referentes al tema selecto.
Al final se hará un extracto con todos los proverbios escritos. Se les invitará a
ser sabios y a leerse desde el comienzo alguno de los siguientes libros: Job, Salmos,
Proverbios, Eclesiastés, Eclesiástico, Cantar de los Cantares, Sabiduría.

Referencias Bibliográficas

-Mesters, C y eq. (2000). Sabiduría y poesía del pueblo de Dios. Editorial Verbo
Divino. Pp. 12-35.

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