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EL MESIAS, EL NIÑO JUDIO

Anne Rice

Acostumbrados, como estamos, a que la mayoría de los libros mas conocidos de Anne
Rice se desenvuelvan en el mundo de los vampiros y las brujas, ha sido una sorpresa para
sus lectores el hecho de que, su último libro tenga como narrador y protagonista a
Jesucristo.

La extensa investigación y cuidadosas lecturas de la autora se transforman en prosa


sencilla y sensorial de un Jesús niño de siete años que nos transmite sus vivencias, sus
sentimientos y sus temores.

A partir de la primera página se pone en movimiento la acción, así la información que nos
transmite el pequeño Jesús sobre su familia y sus costumbres, en ningún momento tiene la
pesadez de un testimonial o una descripción pesada; más allá de eso nos impacta el primer
suceso: Jesús mata a un niño. Podríamos pensar que el libro de Anne Rice pudiera seguir la
línea de tantas otras obras que se dedican a desmitificar no sólo personajes históricos sino
religiosos, sin embargo poco o casi nada de lo que se nos revela en “El Mesías” es capaz de
escandalizar, ni siquiera al más tradicional de los cristianos. Apegada a textos históricos y a
varias traducciones de los evangelios, la autora intuye, interpreta y analiza lo que pudo ser
la vida de Jesús niño, respetando fielmente el producto de una investigación que ha durado
varios años.

Durante el libro Jesús realiza un viaje: desde Alejandría hasta Nazareth, durante el cual va
creciendo, especialmente de manera espiritual e intelectual. Lo que comienzan siendo
frases veladas y medias palabras entre su familia suscitan en el pequeño preguntas que José
se niega a contestar y que su tío Cleofás, hermano de María, convierte en claves que van
conduciendo a Jesús hacia la verdad de su origen y a la explicación de hechos misteriosos
como los gorriones de arcilla que obedeciendo a su deseo cobran vida y pueden volar o
como la vuelta a la vida de su compañero de juegos infantiles que muere al comienzo del
relato después de que Jesús pronuncia una frase inconveniente hacia él.

Un viaje interno y un viaje externo que Jesús describe deliciosamente, a través de sus
sensaciones en el barco que lo aleja de Alejandría con su familia o cuando se revuelca en la
hierba de Jerusalén o cuando nos describe los aromas y sabores de las comidas. Salomé, su
pequeña prima, Santiago, su hermanastro, Cleofás…son, entre otros personajes, el entorno
humano de Jesús, el marco que envuelve al respetable y justo José y al adorable personaje
de María. Momentos terribles como la sangrienta alteración y matanza en el magnífico
Templo de Jerusalén; sublevaciones, levantamientos, asaltos y robos que mantienen a la
familia ansiosa ante el constante peligro. Jesús recibiendo enseñanzas de parte de José, de
los rabinos que se maravillan de sus razonamientos. Enfermedad, muerte, nacimientos,
bodas, juegos todo ello enmarcado en un trasfondo histórico breve pero ilustrativo y un
Jesús que vivencia su propia conquista de la Tierra Prometida.

Pero es sólo al final de la obra cuando Jesús, después de las veladas revelaciones de
Cleofás, de su hermano Santiago, de un ciego en el Templo y de un sabio en la Sinagoga,
escucha de labios de María y de José La Verdad que lo ha intrigado y angustiado durante
toda la narración. Un Jesús de doce años, después de haberse perdido en el Templo, cierra
el ciclo de su infancia. La fascinación del personaje sobre la autora es tanta y tan intensa
como la que ella ha sabido transmitir al lector; por ello es un obsequio valioso descubrir en
la agradablemente extensa nota de la autora, como la misma Anne Rice no sólo se interesó
en el tema sino como se enamoró profundamente del personaje.

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