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La Virgen de Guadalupe

Es indiscutible que una de las más grandes fiestas celebradas en México es el día de la Virgen de
Guadalupe. Se trata de una Virgen morena que en 1531 se aparece en el cerro del Tepeyac a un sencillo
indito, Juan Diego, el más humilde de sus hijos, para convertirse en la Madre de una nueva raza: “los
mexicanos”,

Desde el momento en que deja su imagen estampada en la burda tilma de ixtle, la fe y devoción por la
Guadalupana se ha mantenido por casi 450 años. Ella y sólo Ella, logra acoger con absoluta “igualdad” a
pobres y ricos, niños y ancianos, enfermos y sanos, todos van a postrarse ante sus pies el 12 de diciembre.

Por difíciles que hayan sido las épocas en México, nunca se ha cerrado su culto. Ella sirvió como
estandarte al cura Hidalgo en los inicios de la Independencia. Ella, unifica criterios, es el punto básico de
unión entre los mexicanos. Para honrarla y agradecerle los favores recibidos se hacen innumerables visitas
a la “Villa”.

Todos los años desde los puntos más lejanos del país se organizan peregrinaciones; son interminables filas
de personas que por carretera vienen caminando para ver a la “Virgencita”, a pagar una manda ofrecida, a
entregarle sus tributos, a presentarle al más pequeño de la familia….

Ver llegar a esos miles de peregrinos, sangrantes los unos, agotados los más, pero henchidos por el más
profundo amor, es conocer a un pueblo que se entrega sin medida y espontáneamente a esta devoción.

En su honor se han hecho y se hacen las más bellas reproducciones; pintores famosos, como gente del
pueblo, crean esculturas y cuadros hechos con infinidad de materiales como tributo de su devoción.

Algo que se ha convertido como obligado de la visita a la Villa de Guadalupe es disfrutar de los antojitos
que se venden en los puestos, tomarse una fotografía, averiguar la suerte con los “pajaritos” que sacan el
papel de una caja y comprar estampas y novenas.

Escrito por Patricia Ávila at 6:24 PM 0 Comentarios


La Navidad
Dale, dale, dale, no pierdas el tino, porque si lo pierdes, pierdes el camino… Cántico que se empieza a oír
por todos los rumbos y que nos despierta el sentido que algo importante va a suceder. Para los que nacimos
en México sabemos que han comenzado las posadas que son la preparación para celebrar la Navidad. ¿Qué
aspectos emergen de nuestra nacionalidad mestiza para prepararnos para la Navidad?

Posadas, pastorelas, villancicos, nacimientos, piñatas y flores de nochebuena, son aportaciones tan nuestras
que ya hemos querido olvidar sus orígenes. Aquel teatro medieval donde nació la pastorela como
representación popular lo tenemos aquí y ahora en nuestras plazas, con el diablo picaresco que sopla malas
palabras a esos inocentes pastorcillos que cantando villancicos van anunciando la gloria del Nacimiento del
Niño Dios.

Pero quizá lo que más nos atrae es la posada; es decir, llevar a los peregrinos recorriendo el patio de la
vecindad entre súplicas y negativas coreadas por esos versos aprendidos desde siempre: En el nombre del
Cielo, os pido posada, pues no puede andar, mi Esposa amada….

Después llega el momento de romper la piñata y se ha tendido la reata, a todo lo ancho del patio o la calle
que sabe que su fin se acerca, pues fue creada para desaparecer. Entre bamboleos, jalones y tirones es
apaleada por algún niño a ciegas, en ésta su efímera vida.

Según relataba Fray Juan de Grijalva, la olla revestida vistosamente representa a Satanás o al espíritu del
mal que con su apariencia atrae a la humanidad. La colación encierra, los placeres desconocidos que ofrece
el hombre para atraerlo a su reino. La persona vendada, representa a la fe que se encargará de destruir al
espíritu maligno; cuando por fin llega el certero golpe, hay una explosión de júbilo por haber vencido.
Todos quieren algo del premio, es decir, la fruta de la estación con la que estaba rellena que resulta ser el
logro de una gran aventura.
Truenan cohetes, suenan silbatos y se encienden luces de Bengala semejantes a mil estrellas en las frías
noches de invierno. Entonces se reparten jarritos con humeante ponche de tejocotes y cañas, sin olvidar
repartir los “aguinaldos” canastitas de palma tejida llenas de colaciones; confites que sólo encontramos
durante esta temporada.

Pero donde el arte popular acude como en tropel es en la creación de magníficos nacimientos. Durante la
Colonia “el misterio”, es decir, las imágenes de Jesús, María y José eran esculturas europeas, privativas de
iglesia y conventos. La gente quiso llevar a su casa las imágenes que representaban el Nacimiento, y desde
entonces recurren a materiales nativos, barro, palma, cera, etc., para modelar a sus peregrinos, imprimiendo
en ellos su propia identidad.

Y llega el 24 de diciembre, es decir, Nochebuena o vigilia de Navidad, motivo de unión para compartir al
“buena nueva”; a las 12 de la noche se celebra en todas las Iglesias la Misa de Gallo. Terminando así una
más de nuestras fiestas con la consabida frase por todos lados escuchada: ¡Feliz Navidad!

Escrito por Patricia Ávila at 6:22 PM 1 Comentarios


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