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Tiktaalik y la evolución de los animales terrestres

En abril, la revista científica Nature dio a conocer un descubrimiento emocionante:


un grupo de paleontólogos encontró esqueletos fosilizados de un pez de hace 375
millones de años, que es un intermediario evolutivo entre los peces y los primeros
anfibios. (Los anfibios son vertebrados de sangre fría que viven la mayor parte del
tiempo en la tierra pero se reproducen en el agua, como por ejemplo las ranas y las
salamandras).

H. Richard Lane, de la Fundación Nacional para la Ciencia, dijo: “Estos apasionantes


descubrimientos proporcionan fósiles que son como ‘piedras de Roseta’ para
entender más a fondo el paso de los peces a los animales terrestres”. (La “piedra de
Roseta”, descubierta en 1799, tiene inscripciones griegas y jeroglíficos egipcios, y fue
muy importante para descifrar los jeroglíficos. Los tetrápodos son vertebrados de
cuatro patas o extremidades parecidas a patas).
Pez de aguas poco profundas

A la nueva especie le dieron el nombre científico Tiktaalik roseae. Tiktaalik quiere


decir “pez de aguas profundas” en el idioma de los nanavut, que viven en el Ártico
canadiense, donde encontraron los fósiles.

Parece que Tiktaalik era un depredador de entre 1.2 y 2.7 metros de longitud, con
dientes afilados y cabeza parecida a la de un cocodrilo.

A partir del análisis de los fósiles, los científicos saben desde hace tiempo que los
primeros anfibios que conquistaron la tierra (de los que más tarde evolucionaron los
reptiles, aves y mamíferos, entre ellos los seres humanos) descienden de peces de
aletas lobuladas. Estas aletas tienen un apéndice central (compuesto de huesos y
músculos) que puede sostener el cuerpo en la tierra. Algunos peces de aletas
lobuladas adquirieron la capacidad de respirar aire.

Los científicos pueden trazar lazos entre los fósiles comparando las características
físicas y la edad (y comparándolos con las especies que viven en la actualidad).
Pueden agrupar y separar especies y linajes según las características que tienen (o
no tienen) en común, y pueden crear un dibujo gráfico de esto, llamado un árbol
filogenético.

Antes de Tiktaalik, los paleontólogos ya habían descubierto una serie de fósiles


intermediarios evolutivos del período geológico Devónico (de 365 a 385 millones de
años), los cuales vinculan a los peces de aletas lobuladas con los primeros
tetrápodos anfibios. Pero los pasos de esa importante transformación anatómica eran
poco conocidos. Parece que Tiktaalik es un claro intermediario por la estructura del
cuerpo y la edad, y arroja luz sobre esa transición. Lo han datado entre un pez que
tiene ciertas características de tetrápodo (Panderichthys, que vivió hace unos 385
millones de años) y las primeras especies de tetrápodos (Acanthostega y
Ichtyostega, que vivieron hace 365 millones de años).
Hasta la fecha no se conocen los detalles de las relaciones de esas especies, pero de
conjunto prueban que los anfibios evolucionaron de peces de aletas lobuladas.

Tiktaalik tiene muchas características de pez: una mandíbula primitiva, escamas, una
estructura ósea que indica que tenía branquias para respirar, etc. La posición de los
ojos en la parte superior de la cabeza indica que pasaba gran parte de la vida en el
fondo del agua mirando hacia arriba. Pero tiene un cuello móvil y la estructura de
costillas se parece a la de los primeros anfibios.

Lo que más llama la atención son las aletas. El codirector del proyecto que halló el
fósil, Neil Shubin, paleontólogo de la Universidad de Chicago, dijo: “La mayoría de
las articulaciones de las aletas son funcionales. Tiene hombro, codo y hasta unas
partes de la muñeca que funcionan de una manera parecida a los primeros animales
terrestres”. Los huevos más distantes de la muñeca parecen dedos primitivos, como
los que tienen los anfibios.

Shubin cree que la evolución de las extremidades de los animales terrestres pasó por
cambios adicionales a partir de la aleta de Tiktaalik.

Las aletas-extremidades y el esqueleto de Tiktaalik indican que “podía soportar el


peso de su cuerpo bajo la fuerza de la gravedad, ya fuera en aguas someras o en
tierra”, escribió Farish Jenkins de la Universidad Harvard, coautor del artículo de
Nature. Esto sugiere que Tiktaalik vivía en aguas someras pero también podía
respirar aire y quizá caminar un corto tiempo en la tierra.

Los fósiles de Tiktaalik se hallaron en la isla de Ellesmere, a 950 km del Polo Norte,
una región donde se encuentran sedimentos expuestos del Devónico y hay muchas
posibilidades de encontrar fósiles de la transición de pez a anfibio. Los científicos del
proyecto saben que durante el Devónico esa parte de América del Norte era parte de
una sola masa continental ubicada en el ecuador, donde vivían otras especies de esta
transición. En los centenares de millones de años desde el Devónico, esa masa
continental se separó y se trasladó a donde está ahora.

La evolución como verdad científica


Los fósiles de Tiktaalik son como una foto instantánea de una transición que tuvo
lugar hace docenas de millones de años. La evolución de pez a tetrápodo no “tenía
que suceder”, pero sí ocurrió, por medio de un proceso de mutación genética,
selección natural y otros procesos evolutivos.

La transición de agua a tierra es casi sin duda un ejemplo de “radiación adaptativa”.


En este proceso los animales que adquieren ciertas características (como por
ejemplo extremidades primitivas para caminar o la capacidad de respirar aire a partir
de transformaciones y mutaciones genéticas que se pueden heredar) colonizan
nuevos hábitats más propicios para sobrevivir (con nuevas fuentes de comida,
menos peligro de depredadores, menos competencia con otras especies, etc.).

La capacidad de vivir en un hábitat nuevo, primero en aguas poco profundas y luego


en la tierra, da ventajas para sobrevivir a los animales en el proceso de transición. A
su vez, les da ventajas para reproducirse y el nuevo rasgo heredado se extiende a la
población. Así pueden surgir nuevas especies con relativa rapidez (a veces en un
lapso de unos miles de años) en el árbol de la vida.

El descubrimiento de Tiktaalik ocurre en un momento en que la evolución y el


método científico están bajo ataque de los fundamentalistas religiosos, del
presidente para abajo. Los creacionistas (entre ellos los defensores del “diseño
inteligente”, que dicen que la vida es tan compleja que debe ser obra de un
diseñador sobrenatural, o sea, “dios”) cuestionan la importancia de Tiktaalik.

Pero en realidad este descubrimiento refuta una vez más las afirmaciones de los
creacionistas de que el registro fósil no explica las transiciones entre las formas de
vida. Como escribió en el New York Times Michael Novacek, paleontólogo del Museo
Americano de Historia Natural de Nueva York: “Tenemos el Archaeopteryx (un fósil
de la transición de reptiles a aves), una ballena primitiva terrestre y ahora este
animal que muestra la transición de pez a tetrápodo. ¿Qué más se necesita del
registro fósil para demostrar que los creacionistas están totalmente equivocados?”

Aclaremos: el descubrimiento de Tiktaalik no es importante porque se necesita más


confirmación de la evolución. Todos los campos científicos desde hace 150 años han
demostrado sin lugar a dudas que ocurrió, así como han demostrado que la tierra no
es plana. Pero Tiktaalik nos permite comprender mejor cómo evolucionó la vida:

Primero, en un sentido general, los científicos han encontrado pruebas clave de la


transición de peces de aletas lobuladas a tetrápodos, lo que una vez más confirma
que la vida evolucionó por medio de un proceso de “descendencia con modificación”,
no de diseño inteligente o creación.

Segundo, permite describir mejor los detalles de esa transición de agua a tierra: la
transformación de aletas a extremidades, de la forma del cráneo y de un esqueleto
que permite respirar aire, etc. Los métodos científicos de datación colocan a Tiktaalik
claramente entre los fósiles de peces y de tetrápodos.

Tercero, las extremidades y demás estructuras de Tiktaalik demuestran (junto con


muchos otros descubrimientos) los caminos evolutivos por los cuales los rasgos y las
estructuras de un antepasado se pueden modificar, por medio de la mutación
genética y la selección natural, y desempeñar nuevas funciones, lo que abre nuevas
posibilidades de especiación y radiación adaptativa.

Conocer más sobre la verdad de la evolución es esencial para tener una concepción
científica y verídica del mundo, y de cómo cambia.

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