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Andrés Sabella
Norte Grande, 1944
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ÍNDICE
• Introducción....…………………………………………………………...………. 6
• El salitre y su historia…...……………………………………………………...... 8
• Región de Antofagasta………………………………………………………….... 10
• Los Arrieros……………………………………………………………………… 12
• Aspectos conceptuales…………………………………………………………… 18
• Metodología………. ……………………………………………………………... 20
• Plan de trabajo………………………..…………………………………………...23
• Análisis arquitectónico……………………………………………………………37
• Desglose de materiales…………..…………………………………..…………… 43
• Análisis de materiales……………….…………………………………………… 48
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• 4ª Parte: Cebando Mate en la Pampa (Conclusiones)……..…………………. 51
• Agradecimientos…………………………………………………………………. 55
• Referencias Bibliográficas…………….……………………………………...….. 56
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• Anexo 13: Croquis unidades arquitectónicas Sitio Pampino 9………..……..…... 111
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INTRODUCCIÓN
A pesar que en Chile se han llevado a cabo algunos trabajos arqueológicos de
épocas históricas (ver Benavente 1999, 2008; Casassas 1976; Gómez 2003) muy pocos han
abordado específicamente problemáticas industriales. En Latinoamérica, Estados Unidos y
Europa existen numerosos ejemplos que nos han permitido introducirnos a problemáticas
relacionadas con la arqueología histórica y en especial con la arqueología industrial
(Benavente 2004, Funari 1997, Schávelzon 1999, Leone 1995, citado por Vilches 2008 et.
al., entre otros).
A partir de lo anterior, nos hemos abocado a estudiar el período de desarrollo
industrial del Norte Grande chileno, a partir del análisis de varios sitios arqueológicos
asociados al patrón general de asentamiento de la “pampa” compuesto por oficinas,
estaciones ferroviarias, puertos y campamentos asociados a las zonas de explotación o
“calicheras”. Los antecedentes existentes de estudios similares no son muchos, sin embargo
podemos destacar los pioneros trabajos de Alcaide y Bittman a comienzos de la década de
1980 (Alcaide 1983, Bittman y Alcaide 1984), y más tarde los trabajos de Santoro 2004
(citado por Vilches et. al. 2008) y Rees 2005, incluídos en el Sistema de Estudio de
Impacto Ambiental (SEIA), a partir de los cuales se ha incorporado a la “pampa salitrera”
en la problemática industrial, logrando de paso extender el conocimiento acerca del patrón
de asentamiento para el período.
En este sentido, dicha problemática, vista desde la Arqueología, nos ha permitido
acceder a varios aspectos, normalmente “invisibles” a los ojos de la historia clásica,
logrando con ello, incorporar aspectos de la historia del trabajo y explotación en la pampa
que no habrían sido posibles de dilucidar, fácilmente, sólo con los textos históricos. De esta
manera, teniendo como marco de referencia el proyecto Fondecyt 1080542 “Haciendo
visible lo invisible. Asentamientos salitreros en el hinterland del cantón central,
Antofagasta (1880-1930)”, nos hemos centrado en los sitios que presentan características de
arrieraje, en cuanto se encuentran entre rutas de contacto en la pampa salitrera de la región
de Antofagasta, sirviendo de nexo de abastecimiento de los diferentes campamentos,
oficinas y estaciones.
Presentamos a continuación el análisis realizado de 12 sitios de arrieros ubicados en
el hinterland del Cantón Central. Consideramos, en una primera parte, algunos
antecedentes históricos acerca del período en estudio, incluido un recuento de la
explotación del nitrato en Chile y específicamente en la Región de Antofagasta,
caracterizando el Cantón Central. Además incluimos algunos antecedentes relativos a los
arrieros y el salitre, considerando sus vínculos y especificando algunas rutas.
Luego, en la segunda parte, definimos el problema de investigación y los objetivos
que guiaron el presente análisis, considerando oportuno incorporar, aunque someramente,
algunos aspectos teóricos y conceptuales relativos al marco que nos brinda la Arqueología
Histórica e Industrial. Así mismo, especificamos nuestro marco metodológico aplicado al
estudio de los sitios de arrieros.
En último término (3ª Parte), exponemos los resultados del análisis de los sitios de
arrieros de forma general, siguiendo con el análisis de los componentes arquitectónicos y
finalizando con la descripción de los materiales asociados a algunos sitios. Finalmente
presentamos las conclusiones a las que hemos arribado y algunos comentarios finales
acerca de la problemática general, seguida de los anexos empleados en el estudio (4ª Parte).
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“Quizás tales hombres,
a quienes la vida en el pasado
sólo había hecho desprecios,
eran ahora amados y respetados por ella,
tomados en cuenta.
¿No habían conquistado ese amor y ese derecho
a ser considerados gente del mundo,
esa dulce dignidad,
por sí mismos,
gracias a su propia fuerza?
Volodia Teitelboim
Hijo del Salitre, 1952.
1ª PARTE
NORTE GRANDE, HIJO DEL SALITRE
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ANTECEDENTES
El Salitre y su Historia.
La historia del salitre comienza en la Colonia (fines del siglo XVIII) y se ha
prolongado hasta nuestros días, extendiéndose por más de dos centurias con una época de
auge o expansión de más o menos 50 años (1880 – 1930).
La industria del salitre se ha caracterizado por un progreso constante en las técnicas
de elaboración (ver Bermúdez 1987) que ha conllevado varios cambios significativos en la
producción del nitrato. Posterior a la Guerra del Pacífico, cuando las provincias productoras
de Tarapacá y Antofagasta pasan a ser administradas por el gobierno chileno, comienza el
período de auge gracias a la implantación del Sistema Shanks y la apertura definitiva a los
mercados europeos y estadounidense, gracias al fuerte impulso generado por la
intervención capitalista, principalmente de industriales ingleses.
No obstante el progresivo avance en la producción, varios factores de orden mundial
influyeron en el constante decaimiento de la industria. Cabe mencionar entre los más
importantes las guerras mundiales y la creación de nitratos sintéticos, primero producidos
en Alemania, pero que dado su bajo costo, se expandieron rápidamente por toda Europa y
Estados Unidos.
En el marco de la Historia de Chile, de fines del siglo XIX y comienzos del XX, es
indudable la gran importancia que tuvo la industria del salitre en la economía, política y
vida social chilena, ya que el destino de la nación estuvo fuertemente ligado al quehacer de
la industria que incluso en dicho periodo se transformó en la principal fuente de recursos
del país, siendo éste el principal productor mundial.
En términos sociales, debido a que las faenas de la industria salitrera no eran
tecnificadas, exigían un extraordinario sacrificio por parte de los obreros quienes desde los
campos de extracción del caliche, trabajo realizado desde la salida hasta la puesta del sol,
hasta los cachuchos en la zona industrial, no poseían medidas protectoras, lo que
determinaba un alto porcentaje de accidentes; además no existían disposiciones legales en
la contratación de los obreros, por lo que podían ser despedidos en cualquier momento. Los
recintos habitacionales, en su mayoría resultaban precarias viviendas sin baños y los pagos
eran realizados por medio del sistema de fichas, lo que desembocaba en un monopolio de
los industriales quienes controlaban, de esa manera, lo que consumían y ganaban los
obreros.
Debido a esas circunstancias comienza la formación de fuertes conglomerados de
trabajadores que iban a dar a la masa amorfa e inerte de los primeros tiempos de la industria
salitrera, un sentido de clase (Bermúdez 1987). Nacen de esta manera las bases del
movimiento sindical en Chile el que fue, en sus inicios, desbaratado por medio de
sangrientas matanzas como la de 1907 en la Escuela Santa María de Iquique.
En 1904, el gobierno del Presidente Riesco designó una Comisión Consultiva del
Norte con el fin de conocer las condiciones generales en que se desarrollaban la vida del
Trabajo, la del Capital y sus relaciones mutuas. La comisión constató el estado de abandono
en que se encontraban los operarios de las salitreras, los cuales, entre las peticiones que
formularon entonces, mencionaban la abolición del uso de las fichas, la dictación de una ley
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para regular el sistema de salarios, la libertad de comercio, el mejoramiento de la
instrucción y medidas de seguridad para evitar los accidentes del trabajo (Bermúdez 1987).
Más tarde, en 1916, fue nombrada otra comisión. En 1921 el Presidente Alessandri
presentó al Parlamento un proyecto de Código del Trabajo que no fue aceptado, entonces ni
después, por un Congreso hostil a las reformas sociales (Bermúdez 1987). Hacia la década
del 20 algunas compañías salitreras empezaban a aplicar un criterio menos rígido y duro en
su trato a la clase obrera; pero un cambio importante sólo pudo apreciarse como
consecuencia de la legislación social implantada en 1924 y que consultaba el contrato del
trabajo, el seguro obrero, tribunales de conciliación y arbitraje, ley de accidentes del
trabajo, etc.
Desde un punto de vista económico, la importancia de la industria salitrera se
comienza a observar ya desde el gobierno de Santa María. En 1882, gracias a los
contingentes aportados por el salitre y el yodo al comercio de exportación, alcanzaba éste
expansión, y después del Tratado de Ancón celebrado con el Perú (1883) y del Tratado de
Tregua con Bolivia (1884), se inicia un gran adelanto en la historia financiera de Chile,
dándosele una mejor constitución a su sistema de rentas y pudiendo el gobierno dedicarse a
la labor interna de construcción de obras públicas y organización de nuevos servicios; se
aumentaron los sueldos de la burocracia y las rentas del ejército y se pudo adquirir equipo
ferroviario, al mismo tiempo que la deuda pública era eficazmente reducida.
El notable incremento de las exportaciones aumentó la capacidad compradora del
país y el desenvolvimiento del comercio interno y externo, tanto de trasandino como de
ultramar, lo que permitió a las clases sociales que adquirían productos extranjeros disponer
de una comodidad no conocida antes (Bermúdez 1987), generándose un fenómeno
importante a nivel social, como es la posibilidad de enriquecimiento rápido que socavó la
firmeza de la antigua jerarquía social.
Con el aumento de población, esas provincias, además de requerir los elementos
propios de la industria salitrera, y más tarde de la cuprífera, como petróleo, carbón, pólvora,
maquinarias, forraje, pasaron a consumir cantidades cada vez mayores de productos
agrícolas, ganado, mercaderías de tienda y almacén, constituyéndose en un importante
centro de consumo de productos agrícolas y manufacturados. Por tanto, debido a
circunstancias como éstas, la incorporación a la economía del arrieraje resultó esencial para
la región que comenzó a necesitar de productos pecuarios. Con el auge del salitre y la
llegada del ferrocarril, los circuitos de arrieraje tuvieron contacto con esta otra vía de
circulación de mercaderías específicamente en la pampa, ya que otros productos eran
movilizados vía marítima hasta llegar a los puertos.
Así, los arrieros llegaban hasta las estaciones ferroviarias escogidas negociando
directamente con sus funcionarios, para volver luego a los oasis. Estos últimos eran los
encargados de distribuir los animales o sus derivados por las distintas oficinas. Del mismo
modo, la mercadería producida industrialmente y que arribaba a los puertos llegaba a su
destino final, en los diferentes campamentos salitreros, vía ferrocarril.
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guerra mundial se produjo una crisis importante debida principalmente a la falta de
transporte, ya que, haciéndose hasta entonces el comercio de exportación en buques
extranjeros, pertenecían éstos en su mayor parte a los países beligerantes. El bloqueo
marítimo y terrestre que sufrió Alemania, que había sido antes de la guerra el más grande
consumidor, impidió la entrada del nitrato.
De las 134 oficinas salitreras que funcionaban a comienzo de la década del 20, 91
paralizaron sus actividades. El Estado hubo de invertir grandes sumas en la atención de los
obreros cesantes, trasladados en su gran mayoría a las provincias del Sur. La erradicación
de la masa trabajadora de las zonas de producción y la parálisis de la actividad comercial en
el Norte influyeron en la crisis de la marina mercante y de la industria agrícola y ganadera,
y por ende en el flujo de los arrieros a la pampa. Al mismo tiempo los reflejos de la crisis
mundial afectaban, en 1922, a las industrias cuprífera, del carbón y otras.
Finalmente la causa de fondo de la crisis de la industria fue la sobreproducción de
salitre que se produjo en el año salitrero 1928-29, la más importante experimentada por la
industria, debido a sus vastas implicaciones y consecuencias, La producción alcanzó
entonces a 3 millones 200 mil toneladas, pero no obstante una venta también óptima de 2
millones 750 mil toneladas, quedó sin venderse un stock de medio millón de toneladas
métricas. En el año 1929-30 la producción, que debió haberse limitado a unos dos millones
para descongestionar el stock, alcanzó nuevamente a 3 millones, lo que hizo subir el stock y
producir, como una consecuencia inmediata, el paro de las actividades productoras
(Bermúdez 1987).
La interrupción casi completa del trabajo entre los años 1930 y 1933 generó un
estado de malestar general en el país, tanto en el orden económico como social, con sus
inevitables reflejos en el movimiento de la opinión pública, especialmente agitada en las
provincias del Norte.
Región de Antofagasta.
En 1866 el industrial y explorador chileno José Santos Ossa, realizaba con éxito
ante el gobierno de Bolivia las gestiones legales para explotar salitre en la región,
específicamente en la zona conocida más tarde como Salar del Carmen, a unas tres leguas
de la costa y del lugar donde más tarde se fundaría la ciudad de Antofagasta.
Para ese propósito, Ossa organiza la Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama
junto a Francisco Puelma. Formada esta sociedad con capitales chilenos, fue modificada en
1869 con la inclusión de nuevos capitales al intervenir Agustín Edwards y la casa Gibbs de
Valparaíso, constituyéndose la Milbourne Clark y Cía. En 1869 se inició entonces la
elaboración de salitre en la oficina Salar del Carmen, la primera planta productora de
nitrato que se instalara fuera del territorio peruano, al sur del río Loa. Más tarde la
explotación se extiende hacia el interior, hasta Salinas.
Años después se crea la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta, sucesora
de Milbourne Clark y Cía., formada con aportes de igual capital por Agustín Edwards,
Francisco Puelma y Guillermo Gibbs y Cía.
Entre 1860 y 1870 comenzaron las actividades salitreras en la región, en particular
en las inmediaciones del actual puerto de Antofagasta (1869), con la fundación de oficinas
salitreras, labor que más tarde se amplió a las áreas que constituirían los principales
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cantones de la región, de norte a sur: El Toco; Central o Bolivia; Aguas Blancas y Taltal.
Capitales ingleses, chilenos y alemanes, principalmente, contribuyeron al desarrollo de las
oficinas salitreras, a partir de la disposición de los tres elementos básicos de la ciudad
industrial, cuales son la industria, los equipamientos y la vivienda.
El sistema industrial utilizado fue el llamado Shanks, cuyo origen se remite a la
máquina a vapor del siglo XIX. A partir de 1925 se incorporaron capitales y tecnología
norteamericanos responsables de la fundación de María Elena y Pedro de Valdivia, las
últimas ciudades del nitrato. Su fundación introdujo el sistema industrial Guggenheim,
adaptado alrededor de 1920. De acuerdo a Garcés (1999) este nuevo sistema aportó una
nueva manera de entender la ciudad industrial, basada en las anteriores experiencias que
consideran las tres partes que la constituyen.
Este proceso, apoyado en una base económica única, se vió notoriamente debilitado
con el invento del salitre sintético por químicos alemanes, durante la Primera Guerra
Mundial. La industria del salitre declinó lentamente hasta la crisis financiera de la Bolsa de
Nueva York, en 1929. A partir de esta fecha, la mayoría de las oficinas paralizaron sus
labores, convirtiéndose en un conjunto de ruinas abandonadas y saqueadas en el desierto.
Las excepciones fueron: la oficina Chacabuco, en el Cantón Central, que continuó
trabajando hasta 1938 y se ha mantenido hasta hoy en precario estado; Santa Luisa (que
operó hasta 1943) y Alemania (hasta 1973), en el Cantón Taltal; y las oficinas María Elena
y Pedro de Valdivia, pertenecientes a la Sociedad Química y Minera de Chile S. A.
(SOQUIMICH), que han seguido operando hasta nuestros días, merced a las ventajas del
sistema industrial Guggenheim. Sin embargo, en 1996, nuevos criterios para enfrentar las
relaciones territoriales determinaron el cierre del campamento de la oficina Pedro de
Valdivia.
Por otra parte, el Pueblo de Baquedano se constituyó en un importante nudo
ferroviario, cruce vital del Ferrocarril Longitudinal y el Ferrocarril de Antofagasta a Bolivia
(F.C.A.B). Tocopilla, puerto de embarque de la producción de SOQUIMICH, es hoy sede
de la Central Termoeléctrica que abastece de energía a la mina de cobre de Chuquicamata y
otras, siendo además localidad de importantes industrias pesqueras. Antofagasta posee una
hegemonía conquistada alo largo del tiempo como puerto del cobre y capital de la región.
Mejillones es una caleta turística y pesquera que está en vías de desarrollo como
megapuerto regional e internacional. Caleta Coloso, desmantelada en 1932, es en la
actualidad la base portuaria de la empresa cuprífera Minera Escondida, mientras Taltal
languidece lentamente, con una limitada pesca artesanal y actividades de la pesca y minería
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pueblos, campamentos, estaciones y ramales de menor tamaño, constituyeron el Cantón
Central. Las oficinas eran las siguientes, de Poniente a Oriente: Sargento Aldea, Francisco
Puelma, Carlos Condell, Blanco Encalada, Aurelia, Chacabuco, Carmela, José Santos Ossa,
Ausonia, Agustín Edwards, Leonor, Cecilia, Arturo Prat, Aníbal Pinto, Candelaria, Anita,
Luisis, Araucana, María, Angamos, Perseverancia, Curicó, Filomena, Aconcagua y Lina. El
trazado del ferrocarril resultó favorecido por la forma del valle, permitiendo la conexión de
las diversas oficinas entre sí, con el Puerto de Antofagasta y con Mejillones. El ferrocarril
quedó vinculado con cada oficina y su propia área de explotación y facilitó el manejo
industrial al interior de cada asentamiento (Garcés 1999).
Por otra parte, el hinterland se define como todas aquellas zonas intermedias
ubicadas entre oficinas donde se emplazan las calicheras o minas de explotación del nitrato,
así como las redes ferroviarias, rutas de carretas y pedestres que conectan los espacios entre
oficinas con los campamentos de cateo y explotación incluidos en las propiedades o estacas
salitreras. Así mismo, incluye los espacios desabitados que no han sido explorados ni
sondeados.
Los Arrieros.
Una vez implantada la industria salitrera en la pampa se necesitó de mercaderías
para sus nuevos habitantes, “los pampinos”. La única manera de abastecer una zona en
constante afluencia de población, con una infertilidad de suelos para el cultivo y la
ganadería, era el contacto con zonas vecinas que pudieran proporcionar a todo el circuito
salitrero de lo necesario para la subsistencia. Por una parte, estaban los productos venidos
por barco, ya sea del sur de Chile o de Europa y, por otra, las redes comerciales ancestrales
que unían ambas vertientes de los Andes. A través de este circuito andino se movilizaron
los arrieros que trajeron consigo principalmente el ganado, además de otras mercaderías
derivadas de la producción pecuaria. La llegada de esta población unió ambos lados de la
cordillera y le entregó a la industria salitrera un elemento esencial para su funcionamiento.
Nos referiremos a la travesía de aquellos vecinos cordilleranos, los arrieros, que
recorrieron senderos, antes y después de la llegada del ferrocarril. Hemos constatado, por
una parte, la existencia de aquellos que unieron ambas vertientes de los Andes, oriental y
occidental; y, por otra, de los arrieros de raigambre local (principalmente) que movilizaron
mercancías desde los oasis precordilleranos hasta la pampa.
La historia del arrieraje a gran escala comienza en la colonia y continúa luego
durante la administración boliviana. Las rutas más importantes que unían ambas zonas
comenzaban en Cobija, pasaban por Calama y San Pedro de Atacama hasta llegar a Uyuni,
Potosí, Salta o Jujuy. Los productos exportados llegados al puerto interesaban a los
comerciantes allende los Andes. El arrieraje se convierte en una de las actividades más
relevantes para los habitantes de los oasis y valles de ambos lados de la cordillera; las
cargas eran llevadas en asnos hasta Calama y de allí en mula hasta Salta o Potosí. Para
abastecer de forraje a las mulas, los oasis precordilleranos, ubicados en quebradas y
cabeceras de valles, como Toconao, San Pedro de Atacama y Calama (estos últimos, los
principales), se convirtieron en productores principalmente de alfalfa y pasto fresco,
desplazando paulatinamente los cultivos tradicionales. De esta manera, los oasis se
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transformaron en potreros, lugares de pastoreo para reponer fatigas de las tropas y recuas
que cruzaban el desierto en sus viajes desde la costa.
Después de la Guerra del Pacífico hubo un aumento en la explotación y exportación
del nitrato. Sin embargo, a partir de allí, surge el problema del abastecimiento de una
población en constante aumento y, además, dispersa a lo largo de la pampa, entre los
puertos, campamentos, estaciones de ferrocarril y pueblos. Solamente ocurrió un
nucleamiento de población en puertos como Iquique, Pisagua, Junín, Caleta Buena,
Tocopilla, Mejillones, Antofagasta, Caleta Coloso y Taltal. Por lo tanto, fue necesario
implantar una compleja red de circulación de mercancías debido a que los pueblos
salitreros “…eran esencialmente comunidades artificiales que dependían de fuentes de
abastecimiento del exterior para todo lo que usaban y consumían” (Blackemore 1977,
citado por Conti 2006).
Chile poseía, para la época, un déficit anual de 150.000 vacas que sólo podía
subsanarse con el ganado traído, por arrieros, desde el norte argentino, el cual se
caracterizaba tanto por la crianza de ganado vacuno en las estancias de los valles, como por
el engorde de mulas procedentes de las provincias del sur.
Los siguientes datos nos dan cuenta de la importancia que adquirió este comercio
para ambas zonas, ya que en 1912 la cantidad de ganado bovino que salía del Chaco hacia
Atacama era un promedio de 25.000 vacas anuales y en 1913 se estimó esta cifra en 30.000.
Por lo tanto, el objetivo principal del arrieraje fue la circulación de bienes y
productos, especialmente ganado, entre el Chaco ganadero y la pampa salitrera, a través de
caminos tradicionales y redes comerciales forjadas por décadas de contactos mercantiles
entre ambas vertientes de la cordillera, incluso desde épocas precolombinas. Para este
propósito suponemos un contingente de hombres expertos en el arrieraje, o sea en rutas
desde el Chaco hasta la Pampa, y de los pasos cordilleranos de ese soberbio montañoso que
es la cordillera de los Andes, para lo cual debieron sobreponerse a los intensos aguaceros
del verano y a las nevadas y viento blanco del invierno (Cabeza et. al., 2006).
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herrados, para evitar que los riscos afilados dañasen sus pezuñas. Finalmente, el ganado era
dejado por los troperos en manos de los comerciantes locales de San Pedro de Atacama
quienes se encargaban de distribuirlos por las oficinas salitreras (Conti 2006).
Con la llegada del ferrocarril se instauraron algunos cambios en la circulación de los
bienes. En Argentina, en 1912, llega el ferrocarril a Embarcación, a orillas del río Bermejo,
convirtiéndose este poblado en punto de embarque hacia el valle de Lerma. En tanto, en
Chile, el surgimiento de las líneas férreas significó un decaimiento de la demanda de mulas
desde Atacama, aunque las recuas de mulas siguieron utilizándose para llevar las cargas
hasta el ferrocarril y arrastrar las carretas de caliche. Además, esta competencia era
fomentada por las mismas compañías salitreras, que tenían acciones en los ferrocarriles. No
obstante, los arrieros continuaron desempeñando el papel de la comunicación entre las
oficinas salitreras y los oasis de la zona.
Desde Antofagasta, el sistema de abastecimiento de ganado se implementó
rápidamente, transformando a la empresa formada por Baburizza y Cia. en la proveedora de
carne para las 24 oficinas salitreras de propiedad de The Lautaro Nitrate Company Ltda.,
con un consumo mensual de 600 animales, de los cuales 150 eran solamente para el
matadero de Antofagasta. Los animales “[…] eran traídos desde la República de Argentina,
Salta, donde la firma había adquirido extensas haciendas para criar sobre 5.000 animales,
engordar, invernar y exportar, realizando su traslado en dos semanas por San Pedro de
Atacama donde contaba con 28 hectáreas de terreno totalmente alfalfados y debidamente
apotrerados. En Calama existían varios fundos […] en Antofagasta los corrales tenían una
superficie de 12.000 metros cuadrados para una capacidad de 500 animales […]. Los
cueros eran exportados a los mercados de Liverpool, Havre y Hamburgo (Díaz 2005:352,
citado por Capaldo y Damm Ms2009:10). Del mismo modo, los operarios vinculados al
transporte del caliche […] contaban con 154 carretas de fierro para el acarreo de caliche,
empleándose en total 865 mulas y 123 caballos” (González, J. A 2003:155).
Con respecto a los caminos utilizados, la distancia entre Cobija y Salta es de 1029
Km., aproximadamente y entre Antofagasta y Salta de 1154 Km., aproximadamente. Esta
distancia podía ser recorrida entre 12 a 15 días. Todos los caminos pasaban por Calama y
desde allí se bifurcaban, cruzando por distintos pasos cordilleranos según las características
del transporte y de las cargas, así como también de la época del año en que se realizaba el
viaje (Conti 2006). A pesar de que los caminos eran escogidos por la presencia de aguadas
y zonas de pastos, también se usaron pasos clandestinos para arrear ganado robado.
Además, debemos considerar que existieron y aún existen infinidad de senderos
secundarios o tributarios que conectan caseríos cercanos o distantes y muchos de ellos ya
eran utilizados por los indígenas puneños desde tiempos prehispánicos.
Un dato interesante que indica Conti, es que el alto precio de los fletes del
Ferrocarril Central Norte indujo a su poca utilización para el transporte del ganado, que era
arriado “al costado de las vías” y embarcado en Uyuni. No obstante, el tramo Uyuni-
Antofagasta se realizaba en ferrocarril de todas maneras para evitar la pérdida de peso de
los animales al cruzar el desierto.
La época de expansión del ciclo salitrero trajo consigo una transformación notable
en la ocupación del desierto. Uno de los actores clave que ayudó a mantener este sistema
fue el arriero. Sin embargo, la disminución de la explotación del nitrato, la irrupción de la
oferta agropecuaria del centro-sur chileno y el consecuente viraje hacia el Atlántico del
noroeste argentino, determinaron que el vínculo comercial del eje salitrero con Argentina
decayera hacia fines del siglo pasado y desapareciera a comienzos de éste.
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“Mas, la luna pasa.
Y sus ojos apenas si se detienen, brevemente, en
las calicheras abandonadas; apenas si advierten que,
en las huellas, los hombres han ido dejando
el polvillo de oro que se escapa del corazón,
cuando no resta otra fuerza que la de
la esperanza. . .
Andrés Sabella
Norte Grande, 1944
2ª PARTE
EL OJO SE LLENA DE HORIZONTE
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN
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en Estados Unidos y Europa encontramos experiencias de arqueología capitalista industrial
y de arqueología del pasado contemporáneo de alta utilidad comparativa.
De acuerdo a los resultados obtenidos por Rees y colaboradores (Rees 2005) en la
porción septentrional de la región de Antofagasta (cantón El Toco), que dan cuenta de una
serie de asentamientos salitreros marginales a las oficinas que no han sido documentados
históricamente, intentaremos instalar el fenómeno salitrero en el diálogo de la arqueología
histórica mundial sobre problemáticas sociales similares.
El relevamiento de este espacio permitió documentar la presencia de tres categorías
generales de asentamientos en el hinterland salitrero del Cantón El Toco: 1) fraguas (para
reparación de herramientas); 2) cocinas/comedor (para alimentación de los trabajadores) y
3) campamentos (con las viviendas para los mismos). Las variables que permitieron
distinguir estos tipos de sitios fueron, por una parte, la presencia y forma de combinación
de rasgos arquitectónicos como fraguas, cocinas y camas de piedras, paravientos, muros de
saco y calamina, corrales, bodegas y basurales. Y por otra, la presencia, tipología y
densidad de materiales arqueológicos, tales como restos de comidas y sus contenedores
(latas y botellas), herramientas (chuzos y palas), desechos de fundición y trabajo en fraguas
(escoria y fragmentos de herramientas y artefactos metálicos) y evidencias constructivas
(amarres y vientos de alambre, sacos). Además, su situación espacial respecto a las oficinas
salitreras, las calicheras, las áreas de sondaje y vías de comunicación, fueron claves para
asociarlos, principalmente, con las faenas de avanzada de la explotación del nitrato y
construcción de la vía férrea Toco Anglo-Tocopilla (Rees 2007, citado por Vilches et. al.
2008).
Tal como plantea Vilches la idea es abrir la posibilidad de hacer visible
arqueológicamente un segmento del sistema salitrero hasta ahora desconocido por la
historiografía (Vilches et. al 2008). De esta manera, teniendo como margen las ideas
propuestas por Vilches, Silva y Rees para el Cantón Central de Antofagasta, nuestra
propuesta de investigación abordará el registro de sitios de arrieros y materiales
arqueológicos asociados, tanto de subsistencia como de trabajo y comunicaciones, con el
fin de caracterizar los bienes y sus formas de flujo, en el marco de la logística
implementada para poblar la magnitud de la pampa salitrera (Vilches et. al 2008).
En este sentido, el análisis que presentamos intenta aporta a identificar un aspecto
del patrón de asentamiento salitrero caracterizando los sitios de arrieros y las relaciones
entre los mismos. Hemos incorporado, por tanto, los sitios con características
eminentemente de contacto, por hallarse en zonas de rutas que van en dirección al cantón.
Sin embargo, abarcar la totalidad de rutas que atravesaron la pampa salitrera excedería el
espacio destinado a este análisis. Por lo tanto, hemos definido tres ejes ruteros para
simplificar nuestro estudio: 1) El eje de rutas que une ambos lados de la cordillera llegando
hasta los oasis precordilleranos (San Pedro de Atacama, Calama y Toconao); 2) el eje que
une estos oasis con la pampa; y, 3) el eje que une los diferentes sitios de arrieros que se
internan en la pampa con las oficinas o estaciones ferroviarias. Los sitios de arrieros que
presentamos se ubican en el tercer eje rutero.
Por otro lado, al igual que en el proyecto, trabajaremos la evidencia material en
conjunto con la evidencia histórica. Creemos que si bien ambas líneas de investigación
aportan resultados complementarios, y desde esa perspectiva no son mutuamente
excluyentes, es necesario hacerlas dialogar en función de la naturaleza misma del registro,
tanto arqueológico como documental. En ese sentido apelamos a la constante redefinición
de su potencial de complementariedad y significación (Vilches et. al 2008).
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OBJETIVOS
A partir de lo expuesto y dado que uno de los objetivos centrales del proyecto es la
definición del patrón de asentamiento de la época del salitre extendiéndose más allá de la
frontera de la oficina, nuestros objetivos son:
General:
• Aportar al conocimiento del sistema industrial salitrero a través del estudio de los
enclaves o sitios salitreros que junto a la oficina forman parte del patrón de
asentamiento del Cantón Central.
Específicos:
ASPECTOS CONCEPTUALES
18
Para aquellas personas que quieran conocer cómo son y porqué están donde están
hoy en día (Leone 1995, citado por Rivera et. al. 2007) resulta esencial introducirse en estos
aspectos de la realidad social globalizada. Así, comprendemos que cada uno de nosotros
cumple un rol en esta red, la cual tuvo un origen con antecedentes que puede entregar la
arqueología histórica e industrial.
Para acercarnos mejor a este tipo de estudios es necesario comprender que
disciplinas sociales como arqueología, historia o antropología, aunque se diferencian en sus
métodos, a medida que avanzan en abstracción y complejidad teórica, sus límites se
esfuman convergiendo en un propósito común que es el estudio de la sociedad humana
(Salazar et. al 2007).
Específicamente, la arqueología histórica busca comprender la naturaleza global de
la vida moderna estudiando cuatro procesos sociales: colonialismo, eurocentrismo,
capitalismo y modernidad. Estudia, asimismo, los primeros asentamientos europeos y sus
efectos en la población indígena, así como su subsiguiente desarrollo, y posterior
urbanización e industrialización (Prado 1997, citado por Rivera et. al 2007). El efecto de
esto es que la arqueología histórica democratiza el pasado, presentando la vida cotidiana de
las personas comunes que no están visibles en el registro documental (Funari 1995). Nos
presenta indicios de la vida diaria de las grandes mayorías superando la unilateralidad de
las evidencias eruditas (Funari 1999 citado por Rivera et. al. 2007).
Muchos autores han enfatizado la idea de que en sociedades donde sólo algunos de
sus miembros manejaban códigos escritos, la información documental debe ser enriquecida
por los resultados que se obtengan en estudios arqueológicos sobre evidencias materiales
(South 1977 y Orser 1998, citados por Chiavazza y Prieto 2005)
Por lo tanto, el estudio de las sociedades humanas debe ser transdisciplinario. Es
decir, a partir de un problema de estudio común varias disciplinas a fines convergen. Por lo
tanto, la arqueología, en particular, puede complementarse con el uso de historias orales,
fotografías de época, cuadros, planos, cartografía, escritos y literatura, entre otros.
En síntesis, entendemos la arqueología histórica como una política cruzada por la
ideología, pudiendo ser planteada como una dimensión de la compleja relación
Sociedad/Estado; por lo tanto, no puede ni debe desligarse de la cuestión social (Rocchietti
2002). En este sentido, nuestro desafío es mayor por estudiar el pasado reciente, ya que
nuestra época asienta sus raíces en una buena parte de lo sucedido a partir del siglo XIX
con el comienzo de la industrialización a nivel global. Mucho de ese pasado inmediato se
encuentra presente en nuestra vida cotidiana, rodeándonos (Leone y Potter 1988).
En esta época aumenta explosivamente el número y las formas de los objetos. Según
Painter (1988) este fenómeno representa para los capitalistas una forma de proteger y
asegurar la ganancia saturando el mercado. Así, se hace necesario también abordar la
cuestión desde un modelo de clases que considera las relaciones entre capitalistas, y entre
éstos y los trabajadores a la luz del objeto capitalista, teniendo como supuesto el acceso
disímil a los objetos, producto de la desigualdad social.
19
METODOLOGÍA
20
el contraste de un artefacto por coloración o por diferenciación de materia prima respecto la
matriz circundante, entre otros, son factores que van determinando el grado de obtrusividad
de los restos arqueológicos y el grado de dificultad para su detección (Banning 2002, citado
por Rivas 2008).
Los sitios en general presentaron una accesibilidad bastante buena, dada las
características de homogeneidad del entorno; sólo en algunos sectores resultó más complejo
el acceso, lo que no afecta a los sitios de arrieros. La visibilidad es bastante variable, ya que
la hora del día incide directamente en la luminosidad del entorno, por lo que algunos sitios
hemos podido detectarlos a la distancia (20m) y otros sólo fue posible registrarlos estando
bastante cerca. En este sentido, los colores del ambiente en el paisaje “pampino” son
bastante uniformes. No obstante, para el caso de los sitios de arrieros, hemos podido saltar
el escollo de la visibilidad gracias a la asociación de prácticamente todos los sitios con
huellas de carretas o troperas que corren paralela a ellos y que, al mismo tiempo, los une
entre sí: varios de los sitios descritos en este informe, fueron hallados siguiendo esta ruta.
En cuanto a la obtrusividad, ésta resultó muy alta para aquellos sitios con grandes basurales
que nos permitieron detectar en superficie abundantes restos de diversos materiales. Así
mismo, las estructuras arquitectónicas resultaron en general altamente obtrusivas, aunque
en algunos casos las unidades se detectaron en sectores de escurrimientos o zona de
quebradas, conservándose sólo algunos ruedos de piedra.
En segundo lugar, a partir de los datos generados en terreno por el proyecto,
llevamos a cabo una tipología general de los asentamientos de arrieros de acuerdo a sus
características físicas y distribución en el área estudiada. Se llevó a cabo un registro de cada
sitio considerando sus elementos arquitectónicos y materiales superficiales asociados,
analizando posteriormente la información.
Por último, se llevaron a cabo excavaciones de sondaje de unidades de 50cm por
50cm en los sitios más representativos. La excavación contempló niveles artificiales de
5cm con eventuales cambios de capa, registrándose una capa natural en prácticamente
todos los sondeos para el caso de los sitio de arrieros. Únicamente para las unidades
llevadas a cabo en corrales se registró más de una capa (matriz del suelo y guano). Así, a
partir de esta etapa se obtuvieron muestras de materiales en estratigrafía y se realizaron
estudios de laboratorio considerando un análisis taxonómico y descriptivo de las
características morfológicas, funcionales, de materia prima, tecnológicas y estilísticas de
los materiales recuperados (textiles, cuero, vidrio, loza, metal, alambre, lata, papelería,
fauna, vegetales, misceláneos y fecas) tanto en los sondeos como durante la recolección
superficial de los sitios de arrieros previamente seleccionados.
Una vez obtenidos todos los datos, hemos procedido a sistematizar la información a
través de la creación de tres bases de datos (ver Anexo 18) que contemplaron las
características generales de los 12 asentamientos de arrieros registrados, los rasgos
arquitectónicos y los materiales registrados en superficie y obtenidos en los sondeos.
A continuación detallamos las variables más relevantes utilizadas en el análisis
arquitectónico y de los materiales:
21
• Función: definida de acuerdo a la presencia o ausencia de algunas características
materiales y arquitectónicas como fraguas, guano, materiales domésticos o de
trabajo, entre otras. Para esta variable se han definido seis categorías: basurales para
el caso de una concentración abundante y diversa de materiales culturales
desechados (fragmentos de vidrio y loza, trozos de latas conserveras y telas, cuescos
de duraznos, fragmentos óseos, etc.); corrales por la presencia en superficie o
estratigrafía de guano y su ubicación concentrada; habitacional para el caso de
unidades arquitectónicas claramente delimitadas asociadas a materiales domésticos
(contenedores, balas, candados, etc.); parapeto, en el caso de unidades
arquitectónicas aisladas asociadas con escaso material cultural; preparación de
alimentos, para aquellas unidades arquitectónicas donde se observó la presencia de
fogones o materiales culturales asociados con la preparación de comestibles o
bebidas (teteras, bombillas, latas, botellas, platos, latas de conservas, etc.) y
sepulturas, unidades arquitectónicas que poseen una cruz1.
• Conservación: variable cualitativa empleada en la comparación de los diferentes
sitios de acuerdo a la preservación de los agentes erosivos, hemos definido tres
categorías: regular (cuando aún se observa gran parte de la estructura de la unidad
arquitectónica asociada con varios materiales culturales); regular a mala (cuando la
forma de la unidad aún se puede observar, pero no presentan mayor asociación con
otros materiales) y mala (cuando se ha preservado una pequeña fracción de la
estructura arquitectónica y presenta muy poco o nada de material cultural asociado).
• Planta: categoría clasificatoria empleada para definir la forma de las unidades
arquitectónicas observadas desde una vista superior. Se han definido tres tipos:
circular (para unidades con muros sin ángulos), ortogonal (para unidades que
presentan muros con ángulos) e irregular (para unidades que no fue posible adscribir
a las categorías anteriores).
• Materiales Constructivos: tipo de materiales culturales o naturales empleados en la
construcción de las unidades arquitectónicas, contempla siete categorías: clastos
(ruedos de piedra); costras (sustrato salino trabajado a modo de clastos); sacos (de
arpillera rellenos con tierra); madera (trozos principalmente de pino oregón);
cinchos (utilizados originalmente para reforzar barriles o paquetes de embalaje y
reutilizados completos o en fragmentos para manufacturar muros); calaminas
(piezas de latas empleadas en muros) y alambres (amarrados a clastos o costras
fueron utilizados como vientos para afirmar los muros).
• Medidas: variable cuantitativa expresada en rangos de tamaño. Para esta categoría
se registraron varias medidas (largo, ancho, diámetro, altura, espesor de muros y
ancho del vano), nos obstante debido a la presencia mayoritaria de unidades
arquitectónicas de planta circular la categoría diámetro fue la más relevante.
1
Hemos podido comprobar la presencia de entierros en los sitios de arrieros, ya que se realizó un pozo de
sondeo, en una de las unidades arquitectónicas que posee una cruz encontrándose una vértebra dorsal, cabello
y fragmentos de telas. Una vez comprobado la función de dicha unidad se procedió a cerrar la unidad
sondeada.
22
• Materiales Culturales: Se registraron ocho tipo de materiales culturales clasificados
de acuerdo a su composición o tipo de materia prima: Loza/Cerámica/Gres/Ladrillo,
categoría utilizada para aquellos materiales cerámicos hechos con arcillas fundidas a
diferentes grados; textil/vestimenta, para trozos de telas asociadas o no a un tipo de
categoría de uso (vestido o contenedor para el caso de los sacos); metal (de acuerdo
a la dureza, flexibilidad y conservación se diferenció entre objetos o fragmentos de
latas, alambre o metal propiamente tal (por ejemplo, latas de conservas, alambres,
monedas, balas, candados, piezas de carretas, entre otros); óseo (fragmentos de
fauna principalmente ganado bovino y equino); vegetal (restos carpológicos, hojas o
maderas); vidrio (principalmente fragmentos de diferentes tipos de contenedores,
por ejemplo botellas y vasos); malacológico (algunos ejemplares de bivalvos) y
otros (para el caso de materiales que no fue posible incluir en alguna de las
categorías precedentes, tal es el caso de un fósil hallado en uno de los sitios).
PLAN DE TRABAJO
De acuerdo a los objetivos específicos que nos hemos propuesto nuestro plan de
trabajo ha sido el siguiente:
23
“Si hubo hazaña grande, ésta fue la de
los transeúntes de la pampa. (…)
Durante el día, la blasfemia solar no cesaba de aullarles.
Y en las noches, el frío y el viento
se enredaban a sus cuerpos con furia y desesperación.
Andrés Sabella
Norte Grande, 1944
3ª PARTE
HOMBRES EN LAS HUELLAS
24
RESULTADOS
Sitio Pampino 1.
Unidad 1 sitio Pampino 1. Vista suroeste desde la cima del cerro Pampino.
Sitio Pampino 2.
25
diámetro aproximado cuatro metros y una concavidad central que debe ser la impronta del
poste que afirmó una carpa o tienda liviana construida de sacos.
La Unidad 1 corresponde a una unidad habitacional de planta circular siguiendo el
patrón descrito más arriba con un diámetro de cuatro metros y medio e impronta de poste al
centro. No presenta material asociado.
La Unidad 2 corresponde a una cocina/comedor de planta irregular con un diámetro
de cuatro metros. Las basuras asociadas son un fragmento de una olla y un botón.
La Unidad 3 corresponde a una habitación/sepultura emplazada en la ladera este del
cerro, al norte de la Unidad 4, construidas con clastos y sacos. Posee una planta
cuadrangular de 12 metros de largo con tres secciones interiores que forman tres unidades
constructivas de manufactura efímera de sacos, madera, cinchos y clastos para sujetar la
carpa. Su conservación es regular, ya que aún se puede distinguir la forma, pero no así los
muros de material ligero. Los materiales asociado son, vidrio verde, óseo (costillas y
astillas), cinchos, madera (pino oregón), gres, cornamenta (vacuno), textil (sacos),
vestimenta (zapatos) y latas de sardinas.
La Unidad 4 corresponde a una cocina/comedor de planta cuadrangular dada por
bloques de piedra intermitentes con una subestructura circular adyacente al vértice SE de
cuatro metros de largo, el interior se encuentra limpio de basuras.
La Unidad 5 corresponde a una cocina/comedor de planta circular con impronta de
poste siguiendo el patrón descrito. Posee cuatro fragmentos de cerámica (prehispánica). Ç
La Unidad 6 corresponde a una unidad habitacional de planta circular con diámetro
de dos metros y medio. Su visibilidad es prácticamente nula excepto por la planta que está
levemente socavada. Hay una botella quebrada in situ y una lata de sardina. Se
complementa con una estructura circular socavada y sin bloques, distante dos metros.
La Unidad 7 corresponde a una unidad habitacional de planta circular con impronta
de poste al centro, siguiendo el patrón descrito. Tiene un diámetro aproximado de cuatro
metros y un ancho máximo de los muros de 70 centímetros. En términos arquitectónicos es
el recinto mejor conservado. Su basura asociada corresponde a una lata de sardinas,
fragmentos de zapatos y un fragmento de cerámica (con escobillado al interior).
La Unidad 8 corresponde a un recinto habitacional ubicado a mitad de la ladera este
del cerro Pampino. Tiene un largo de 10 metros y está compuesto por cuatro unidades
constructivas de planta circular, tres de ellas aledañas entre sí. Su conservación es mala, ya
que sólo es posible apreciar el ruedo de piedras y se encuentra asociado a fragmentos óseo
(astillas).
La Unidad 9 corresponde a un recinto habitacional de planta circular con dos
improntas de poste al centro. Su conservación es regular, ya que es posible apreciar la
forma, pero sólo se conserva un ruedo de piedras.
La Unidad 10 corresponde a recinto habitacional de planta circular con una
impronta de poste y montículo al centro. Su conservación es regular, ya que es posible
apreciar la forma, pero sólo se conserva un ruedo de piedras.
La Unidad 11 corresponde a un recinto habitacional de planta circular de
conservación regular, ya que es posible apreciar la forma, pero sólo se conserva un ruedo
de piedras.
La Unidad 12 corresponde a una cocina/comedor de planta rectangular compuesta
por dos muros de piedras paralelos dispuestos en dirección suroeste-noreste. En este sector
es posible apreciar un fragmento de cerámica y montículos de tierra.
26
La Unidad 13 corresponde a un fogón de planta circular de aproximadamente un
metro de diámetro delimitado por un ruedo de piedras.
La Unidad 14 corresponde a una unidad habitacional de planta rectangular
compuesta por dos hileras de piedras unidas por el vértice noroeste. Al igual que las
unidades 9 a 11 y 13 no presenta material en superficie.
La Unidad 15 corresponde a un recinto habitacional de planta rectangular
compuesto por piedras dispersas que le dan la forma y no presenta material en superficie.
La Unidad 16 corresponde a un recinto habitacional de planta circular con una
impronta de poste y montículo al centro. Su conservación es mala, ya que sólo es posible
apreciar la forma por unas cuantas piedras y una depresión circular. No presenta material en
superficie.
La Unidad 17 corresponde a un recinto habitacional de planta circular. Su
conservación es mala, ya que sólo es posible apreciar la forma por unas cuantas piedras en
el sector oeste y no presenta material en superficie.
La Unidad 18 corresponde a un recinto habitacional de planta circular. Su
conservación es mala, ya que sólo es posible apreciar la forma por unas cuantas piedras y
no presenta material en superficie.
Finalmente, la Unidad 19 corresponde a un recinto habitacional de planta circular
con una impronta de poste y montículo al centro. Su conservación es regular, ya que es
posible apreciar la forma gracias a un ruedo de piedras.
Sitio Pampino 3.
27
Unidad 1, sitio Pampino 3.
Sitio Pampino 4.
Sitio Pampino 5.
28
y efímero), y otro (Unidad 1) tiene forma cuadrangular y un muro formateado. Entre los
recintos 4 y 6 se observa un posible fogón, ya que se aprecian restos de carbón, astillas de
hueso y fragmentos de ladrillos refractarios. Se encuentra dispuesto a ambos lados del
camino y presenta, en general, una conservación regular porque se encuentra desmantelado
aunque in situ se observan botellas con etiqueta asociado a los recintos 1 y 2. En los
sectores de tránsito ubicados entre las distintas unidades hay basuras dispersas (destacan
varios cinchos metálicos completos circulares y cuadrangulares utilizados para el amarre de
objetos).
La Unidad 1 corresponde a un recinto habitacional emplazado en una zona abierta,
asociada a actual huella vehicular, que seria la antigua huella de carreta (dirección este-
oeste). Corresponde a una estructura de tipo parapeto de hilada doble sin relleno con
aplomo recto y aparejo rústico. Mantiene restos de sus muros norte y oeste; al sur y al este,
no se aprecia si hubo muro, por lo que podría corresponder a una estructura abierta tipo
parada (tambo). Tiene un ancho y largo aproximados de cinco metros.
La Unidad 2 corresponde a un recinto habitacional emplazado 25 metros al oeste de
la Unidad 1, se observa la impronta de sacos con planta de herradura abierta; hacia el este
hay clastos mayores para fijar las paredes de cinco metros un largo. Su conservación es
regular observándose sólo la impronta que le da la forma y algunos materiales en
superficie, entre ellos algunos trozos de sacos.
La Unidad 3 corresponde a un recinto habitacional/parapeto emplazado al noroeste
de la huella de carreta de planta circular compuesta por clastos dispersos de una forma más
o menos regular con un diámetro aproximado de seis metros. Se encuentra asociado a otras
tres unidades consecutivas en el mismo lado del camino (noroeste). En cuanto a la técnica
de construcción, sólo se observan clastos dispersos formando una estructura circular. Los
materiales asociados son cinchos metálicos para embalaje, trozos de fierro, botellas y
vidrio, ubicados todos al noreste. Su conservación es mala, ya que sólo es posible observar
algunos clastos formando la estructura.
La Unidad 4 corresponde a un recinto habitacional/refugio emplazado al noroeste de
una huella junto a la Unidad 5, de planta circular compuesta de clastos de aproximadamente
seis metros diámetro, asociado a otras tres unidades constructivas. Su conservación es mala,
ya que solamente se observan algunos clastos dispersos. Posee los siguientes materiales:
fragmentos de vidrio verde y lila, cinchos de embalaje y latas de sardina.
La Unidad 5 corresponde a un recinto habitacional/refugio emplazado en el sector
central del sitio en relación a las otras unidades, compuesto de bloques de piedra que
forman un ruedo casi circular (no completo). Probablemente corresponde la base donde se
afirmaron muros (calamina). Su conservación es mala y es muy poco visible.
La Unidad 6 corresponde a un recinto habitacional (dormitorio, habitación
expeditiva) emplazado unos 20 metros al oeste de la Unidad 7. De planta circular
apreciable por las piedras que servían de soporte a los vientos de cinco metros de diámetro.
Al centro del recinto hay una pequeña hendidura o socavado que podría corresponder al
lugar del poste central para afirmar un techo de lona o también podría ser el lugar de un
fuego central, aunque no se observaron restos de carbón. Su conservación es mala, ya que
sólo se mantienen las piedras de soporte que marcan la planta del recinto y el interior y el
exterior inmediato están limpios de material cultural.
Finalmente, la Unidad 7 corresponde a un recinto habitacional (dormitorio,
habitación expeditiva) emplazado al norte de la Unidad 1 y al este del resto de los recintos.
Presenta una planta semicircular de aproximadamente cinco metros de diámetro delimitada
29
por piedras que podrían haber servido como soporte de vientos para algún toldo. Su
conservación es mala, porque sólo quedan las piedras que dan forma al espacio ocupado,
por lo que podría corresponder a los restos de una habitación muy expeditiva (una noche),
asociada al camino de carreta.
Sitio Pampino 6.
30
es mala, ya que no hay restos de elementos constructivos, salvo los restos de alambres que
funcionarían como soportes de paredes de saco.
La Unidad 5 corresponde a un corral emplazado en el interior de un gran basural,
específicamente en el lado sur de éste. Su conservación es mala, ya que sólo mantiene las
piedras de los cimientos y restos del armazón de cinchos y alambres del muro suroeste.
La Unidad 6 corresponde a un recinto habitacional emplazado en el extremo sureste
del conjunto, 10 metros al noreste del basural mayor. Tiene un pilote central al interior
hecho de clastos grandes y presenta vestigios de paredes de sacos. Al parecer se emplaza
sobre un corral anterior, donde además se observan restos de clastos, argamasa y sacos. Su
conservación es mala, encontrándose completamente desmantelado.
La Unidad 7 corresponde a un basural bastante extenso de al menos 20 metros de
longitud, contiguo a un pequeño corral o acumulación de guano.
La Unidad 8 corresponde a la concentración de basuras ubicada entre las unidades 5
y 6 y que abarca además la periferia de las mismas.
La Unidad 9 corresponde a una estructura de señalización distante 100 metros de la
concentración central, hecha de clastos y piedras. Su conservación es mala, ya que se
encuentra derrumbado.
La Unidad 10 corresponde a una concentración de guano ubicada a un costado de la
Unidad 7.
Finalmente, la Unidad 11 corresponde a un posible fogón compuesto por una
acumulación de piedras con material asociado, como carbón, clavos y madera. Se ubica en
el mismo sector de la Unidad 9, junto a una huella de carreta perpendicular a la huella
principal.
31
Unidad 9, sitio Pampino 6. En primer plano
se observa un cincho de embalaje.
Sitio Pampino 7.
32
Unidad 1, sitio Pampino 8.
Sitio Pampino 9.
33
La unidad 1 corresponde a un recinto habitacional emplazado en el extremo sureste
del sitio. Posee una planta circular distinguiéndose la impronta que le da la forma, no
obstante no se aprecia la impronta de poste al centro, tampoco se observa material en
superficie que probablemente ha sido desplazado por coladas de agua.
La Unidad 2 corresponde a un recinto habitacional adyacente a la Unidad 1 de
planta circular, tampoco se aprecia impronta de poste al centro ni abundante material en
superficie, solamente unos cuantos restos de metal se procedencia indeterminada.
La Unidad 3 corresponde a un recinto habitacional adyacente a la Unidad 2, de
planta circular, sin apreciarse impronta de poste al centro. Su conservación es regular a
mala, ya que se conservan sólo algunos clastos que le dan la forma y se encuentra asociado
a material óseo y metal.
La Unidad 4 corresponde a un recinto habitacional adyacente a la Unidad 3, también
de planta circular. Puede distinguirse la impronta circular que le da la forma unido a
algunas piedras pequeñas y se encuentra asociada a material óseo, metal y vestimenta
(zapato).
La Unidad 5 corresponde a un recinto habitacional distante dos metros de la Unidad
4, separadas por un pequeño sendero. Corresponde a un recinto de planta circular asociado
a material óseo y metal.
La Unidad 6 corresponde a un recinto habitacional adyacente a la Unidad 5, también
de planta circular. En los bordes internos se observan vestigios de material vítreo, óseo y
guano.
La Unidad 7 corresponde a un recinto habitacional emplazado más o menos a ocho
metros de la Unidad 6. Al igual que los demás recintos descritos presenta una planta
circular distinguible por la impronta y piedras que le dan la forma. Se encuentra ubicada
justo al centro de un escurrimiento de agua.
La Unidad 8 corresponde probablemente a un recinto habitacional emplazado a
cuatro metros de la Unidad 7 de planta circular; se distinguen sólo algunos clastos y la
impronta en medialuna que le da la forma, por lo que su conservación es bastante mala.
La Unidad 9 corresponde a un recinto habitacional emplazado a dos metros de la
Unidad 8. Presenta características similares a ésta última, de planta circular y en el interior
se observa material óseo y metálico.
La Unidad 10 corresponde probablemente a una unidad de planta circular distante
cuatro metros de la Unidad 8. Su conservación es bastante mala, ya que solamente se ha
podido apreciar levemente su forma compuesta por algunos clastos pequeños. No obstante
se encuentra asociada a un cuchillo de metal en el interior.
Finalmente, la Unidad 11 corresponde a un recinto habitacional o parapeto
emplazado en el centro del sitio entre la Unidad 1 y la Unidad 10, corriendo en semicírculo
por sobre ésta. Se encuentra asociado a material de metal.
34
Unidad 1, sitio Pampino 10. Al fondo se Unidad 11 (habitación/parapeto), sitio Pampino 10
aprecian las unidades adyacentes.
35
Sitio El Buitre 1.
36
Análisis Arquitectónico
En una primera instancia hemos dividido los asentamientos de arrieraje relevados de
acuerdo a dos categorías que guardan relación con la cantidad de estructuras que posee cada
sitio. En primer lugar, se han agrupado los sitios que presentan tres o más unidades
arquitectónicas (Pampino 2, Pampino 10, Pampino 6, Pampino 5 y Negrito Arriero 1) en la
categoría “campamentos”, caracterizados por una ocupación extensa del espacio. Sin
embargo, no descartamos la posibilidad del uso de sólo una parte del sitio en un mismo
momento, ni tampoco la reocupación del mismo (con la construcción o no de nuevos
recintos) lo que podría llevarnos a confusiones en relación con la contemporaneidad en el
uso de los espacios. Y, en segundo lugar, tenemos los sitios compuestos de una o dos
unidades arquitectónicas (El Buitre 1, Pampino 1, Pampino 3, Pampino 4, Pampino 7,
Pampino 8 y Pampino 9), agrupados en la categoría “pernocte”. Dichos sitios se
caracterizan por la presencia de estructuras de ocupación efímera, probablemente utilizados
para pernoctar; resguardarse y/o vigilar.
De esta manera, aunque se agruparon los sitios en estas dos grandes categorías, se
configuró un universo con alta variedad de estructuras, apreciable en el gráfico siguiente.
Suma de Cantidad2
20
18
Pampino 2
16
Pampino 10
14 Pampino 6
Pampino 5
12 Negrito 1 Arriero
El Buitre 1
10
19 Pampino 1
8 Pampino 3
Pampino 4
6 Pampino 7
11 11
Pampino 8
4
7 Pampino 9
2 4
2 2
1 1 1 1 1
0
ro
2
10
9
e
no
no
no
no
no
no
no
no
no
ie
tr
no
rr
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
ui
A
pi
m
m
B
m
1
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
El
Pa
o
ri t
eg
N
37
el conjunto “preparación de alimentos” incluye cocinas, cocinas/comedor y fogones (sin
incluir las estructuras utilizadas al mismo tiempo como cocinas/parapetos o
cocina/dormitorio). Los otros tipos definidos presentan porcentajes similares de
representatividad, apreciables en el siguiente gráfico.
Función de Unidades Arquitectónicas
Suma de Cantidad
5% 3% 3%
8%
Función
66% Habitacional
15% Parapeto
Preparación de Alimentos
Corral
Basural
Sepultura
38
Otro aspecto que debemos considerar cuando hablamos de preservación diferencial
es la eventual confusión acerca de la representación de ciertos tipos de materiales
constructivos sobre otros (p.e. clastos). Teniendo en cuenta dicho aspecto, hemos inferido
que el principal material de construcción corresponde al saco/carpa, ya que se encuentra
asociado a las unidades arquitectónicas más representativas, es decir, los recintos de planta
circular que corresponden a “carpas reforzadas”, a pesar de que en la gran mayoría de los
casos solamente quedan jirones de las carpas de sacos en los sitios. Más abajo, se especifica
el porcentaje de los materiales empleados en la construcción de las estructuras.
Viento/Alambre
15%
Calamina
Cinchos
Suma de Cantidad 4%
12%
Material de Construcción
Sacos Calamina
15% Cinchos
Clastos
Costra
Madera
Madera Sacos
4% Viento/Alambre
Clastos
Costra
46%
4%
39
En la siguiente tabla y gráficos se aprecia mejor la diversidad de funciones y plantas
de las unidades arquitectónicas.
Función
Preparación
Habitacional Parapeto de Corral Basural Sepultura Total
Tipo de Alimentos
Planta
Circular 32 6 2 1 - 1 42
Ortogonal 5 1 2 1 1 1 11
Irregular 3 2 1 1 1 - 8
Total 40 9 5 3 2 2 61
Suma de Cantidad
20
18
16
14 Función
12
13 Basural
Corral
10
1 Habitacional
3 Parapeto
8 Preparación de Alimentos
Sepultura
6 10
3
4 6
5 1
2 4 2
1
2
0
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
2
10
9
1
e
no
no
ro
no
no
no
no
no
no
no
tr
in
ie
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
ui
p
pi
rr
m
m
B
A
m
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
El
Pa
o
ri t
eg
N
40
Tipo y Cantidad de Plantas de
Unidades Arquitectónicas por Sitio
Suma de Cantidad
20
18
4
16
14 1
12 Planta
Ortogonal
10 2
Irregular
8 Circular
14 4
6
11
4
7 2
2
5
2 1 1
0
1 1 1 1 1 1 1
2
10
9
no
no
no
ro
no
no
no
no
no
no
e
no
tr
ie
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
ui
pi
rr
m
m
B
A
m
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
El
Pa
o
rit
eg
N
Finalmente, hemos incluido otra característica relevante para este análisis que
guarda relación con el tamaño de las estructuras. Hemos privilegiado el uso de rangos de
tamaño debido a la gran diversidad de medidas que se han registrado. Debido a la
preservación diferencial de las distintas unidades arquitectónicas y la variación en las
medidas que realiza cada investigador en terreno, hemos optado por esta posibilidad menos
excluyente.
De esta manera, considerando que las unidades más representativas son las de planta
circular, nos hemos centrado en el diámetro de las mismas para verificar si existe alguna
recurrencia en la construcción con respecto al tamaño de dichas estructuras. De esta forma,
vemos que los rangos intermedios de diámetro (entre tres y seis metros) son los más
recurrentes para el tipo de unidad descrita. Así, el 77% de las unidades se encuentra entre
dichos rangos, especificados más abajo.
41
En cuanto a la función de las unidades de planta circular y su recurrencia con
respecto a un diámetro determinado, hemos establecido, por una parte, una alta variación
con respecto a las unidades de función “habitacional”. Y por otro lado, para el caso de las
unidades de función “parapetos”, hemos registrado cuatro tamaños de los siete rangos
propuestos.
En el gráfico que sigue se especifica el rango de diámetro de las unidades de planta
circular en relación a su función.
Suma de Cantidad
601-700
501-600
401-500
Función
Sepultura
Diámetro Preparación de Alimentos
301-400
Parapeto
Habitacional
Corral
201-300
101-200
>700
0 2 4 6 8 10 12 14 16
42
Desglose de Materiales
Sitio Pampino 1.
Sitio Pampino 2.
Sitio Pampino 3.
43
Sitio Pampino 4.
Se registró óseo, compuesto por un NISP y uno no identificado. Aquí pudo haber
Bos indicus (cebú) por el tamaño de la muestra, sin embargo esta situación no pudo ser
comprobada (por la falta de epífisis y la fragmentación de la muestra), ya que podría
tratarse de algún novillo. Se registró una diáfisis de hueso largo y una porción de húmero
de vacuno con huellas de sierra, ambas provenientes de la Unidad 1. Vegetales, compuestos
por cinco restos, de los cuales cuatro fueron maderas/tallos y uno, un resto carpológico.
Desglosados tenemos, una astilla de pino oregón (Pseudotsuga menziesi), un fósforo
(Populus sp. – Álamo), dos tallos de gramínea y un cuesco de durazno (Pirus comunis).
Todos depositados entre cero y cinco centímetros de profundidad. Por último, se encontró
una moneda de un centavo de 1874, ubicada junto al muro de la Unidad 1 y fragmentos de
botellas de vidrio.
Sitio Pampino 5.
44
Botella asociada a sitio Pampino 5. Mangos de pala asociados a sitio Pampino 5.
Sitio Pampino 6.
45
desechos de alambre; en la Unidad 1 se observaron varios fragmentos de cobre/malaquita;
en la Unidad 2, 3, 5 y 6 se registraron fragmentos de alambre, tarros de conserva y cinchos.
Finalmente, en las Unidades 1, 2, 4, 5 y 6 se registró una botella de vidrio verde.
Sitio Pampino 7.
En este sitio se registró una lata sellada con plomo y un par de botellas de cerveza.
Sitio Pampino 8.
Sitio Pampino 9.
46
Sitio Pampino 10.
Sitio El Buitre 1.
Entre las dos unidades arquitectónicas que conforman el sitio, sólo se observó una
dispersión de varios fragmentos óseos de bovino.
47
Análisis de Materiales
Suma de Cantidad
48
Porcentaje de Materiales Obtenidos
por Nivel de Excavación
Suma de Cantidad
37% Nivel
44% 1
2
3
4
5
6
7
Superficial
1% 10%
2% 1% 4%
1%
Luego, tenemos los materiales registrados por sitio. En este caso, hemos observado
que los sitios considerados más grandes y diversos no necesariamente involucran una
mayor variedad de materiales culturales en superficie o en estratigrafía, a excepción del
sitio Pampino 6 que resultó el más importante en cuanto a la amplia y diversa presencia de
restos culturales inmuebles. En el siguiente gráfico se observa el porcentaje de materiales
por sitio.
Suma de Cantidad
100%
80%
Materiales
Vidrio
60% Vegetal
Textil
Óseo
40% Metal
Malacológico
Loza/Cerámica/Gres/Ladrillo
20%
0%
1
10
9
ro
no
no
no
no
no
no
no
no
no
e
no
tr
ie
pi
pi
pi
pi
pi
pi
pi
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ui
pi
rr
m
B
m
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
Pa
El
Pa
o
ri t
eg
N
49
Por otra parte, en cuanto a la relación entre los materiales y la función de las
unidades arquitectónicas, hemos observado que los objetos y/o fragmentos asociados a las
diferentes estructuras no necesariamente tienen una correspondencia con respecto a las
diferentes categorías arquitectónicas. Por ejemplo, para el caso de las unidades de función
“preparación de alimentos”, cabría esperar la presencia de ítems materiales como óseos o
vegetales, no obstante ello no siempre ocurrió, ya que la adscripción de algunas unidades
bajo dicha función (preparación de alimentos) respondió a la presencia de rasgos
arquitectónicos como fraguas o cocinas, sin considerar la representación de los ítems
materiales correspondientes. Por eso, los materiales registrados en este caso no se
correlacionaron directamente con la preparación de alimentos, pero sí se verificó la
presencia de metales, por lo cual, podríamos estar frente a una fragua para reparación de
herramientas.
En síntesis, cabría esperar que las unidades de “preparación de alimentos” sean
únicamente fraguas para reparar herramientas, a diferencia de las cocinas ubicadas en las
unidades de tipo “habitacional” o “parapeto”, que estarían correlacionadas con la
preparación de alimentos, ya que en dichas unidades sí se registraron vestigios óseos y
vegetales.
Para el caso de los corrales, ocurre algo similar. A partir del análisis de los objetos
y/o fragmentos asociados a este tipo de unidades hemos podido indagar y clarificar un poco
más el tema de la reocupación de los espacios en los sitios de arrieros, ya que a partir de la
observación superficial y estratigráfica de las mencionadas unidades hemos registrado la
presencia de todos los ítems definidos para este análisis (metal, óseo, lozas, vidrios, vegetal,
textil y malacológico). A partir de dichas observaciones, específicamente de la distribución
de los materiales en superficie, nos parece que los mencionados corrales también sirvieron,
con anterioridad o con posterioridad, como basurales, presentándose un panorama en el uso
y descarte de la cultura material un poco más complejo.
En la siguiente tabla se desglosa la presencia o ausencia de los diferentes ítems
materiales registrados en relación a la función de las unidades arquitectónicas:
50
“… alucinante cementerio de pueblos que es el Desierto de Atacama”
4ª PARTE
CEBANDO MATE EN LA PAMPA
51
CONCLUSIONES Y COMENTARIOS FINALES
El análisis de los sitios de arrieros registrado en el hinterlad del Cantón Central nos
ha permitido avanzar en el conocimiento acerca del patrón de asentamiento de la pampa
salitrera de la Región de Antofagasta. Hemos incorporado un nuevo actor a esta trama de
entidades que se relacionaron con la industria, personajes que movilizaron el ganado y sus
derivados para hacer funcionar la máquina explotadora del nitrato y que recorrieron cientos
de kilómetros hasta alcanzar su punto final en el Desierto de Atacama.
A partir del análisis arquitectónico de los enclaves presentes en el hinterland del
cantón hemos definido la existencia de estos nuevos sitios que forman parte del patrón
general de uso del espacio en la época del salitre. Desde el punto de vista de la cantidad de
unidades arquitectónicas y su ocupación del espacio, existen dos clases de sitios de arrieros,
los de tipo “campamento”, que presentan tres o más unidades arquitectónicas y se
caracterizan por una ocupación extensa del espacio (500-1000m² de superficie), entre los
cuales se han registrado el sitio Pampino 2; Pampino 10; Pampino 6; Pampino 5 y Negrito
Arriero 1. Y, los sitios de tipo “pernocte”, compuestos de una o dos unidades
arquitectónicas, probablemente de ocupación efímera, empleados para pernoctar,
resguardarse y/o vigilar. A esta categoría pertenecen los sitios El Buitre 1, Pampino 1,
Pampino 3, Pampino 4, Pampino 7, Pampino 8 y Pampino 9.
En cuanto a la función, del total de unidades registradas (61), hemos concluido que
el tipo “habitacional” es el más recurrente. Esta categoría agrupa las estructuras utilizadas
como dormitorio y dormitorio/cocina. Las otras funciones definidas para las unidades son
el tipo “parapeto”, que abarca los recintos utilizados como refugio, mirador y parapeto; y
las estructuras de tipo “preparación de alimentos”, que incluye espacios con cocinas,
cocinas/comedor y fogones (sin incluir las estructuras utilizadas al mismo tiempo como
cocinas/parapetos o cocina/dormitorio).
Más allá de la función de las unidades, hay una característica que hemos definido
como uno de los rasgos diagnósticos a la hora de relevar sitios de arrieros de data histórica
en la pampa, ya que, del total de estructuras analizadas, prácticamente todos los sitios
presentaron unidades de planta “circular”. Varias de estas unidades poseen una o más
improntas de poste al centro de las habitaciones, probablemente utilizados para sostener un
techo de material ligero, a modo de “carpa reforzada”, sujetado además por vientos de
alambre y refuerzos de cinchos y alambres, todo esto con una base de clastos o piedras,
dándole al conjunto una mayor estabilidad.
Se ha constatado que los sitios de tipo “campamento” presentan, aparentemente, una
mayor complejidad, ya que en ellos se llevaron a cabo más actividades o fueron reocupados
en más oportunidades. Entre dichas actividades, el uso de corrales de caprinos, mulares o
bovinos significó la ocupación de espacios mayores con áreas de actividad diversas, visto a
través de los restos óseos y el guano. Muchas veces los espacios utilizados por los corrales
se superponen a los espacios de basurales demostrando una clara reocupación, o una
ocupación diversificada de los distintos espacios. Por otro lado, si consideramos que la
categoría habitacional comprende estructuras de preparación de alimentos y pernocte,
cuando hablamos de unidades de planta circular de función habitacional existe una alta
probabilidad de que se trate de recintos de uso múltiple, por lo que la mayor recurrencia de
estas unidades podría significar que los arrieros utilizaron comúnmente estos espacios para
52
diversas actividades cotidianas. Así mismo, hemos podido apreciar en los sitios Pampino 2
y Pampino 6, el uso de una unidad arquitectónica como habitación y como tumba
superponiéndose los ámbitos de la vida y la muerte.
Por otra parte, con respecto al tamaño de las unidades de planta circular, hemos
concluido que los rangos de diámetro entre tres y seis metros son los más recurrentes, lo
que implica que existe una alta variación con respecto a las dimensiones, debido
probablemente a la preservación diferencial de las distintas estructuras.
En este sentido, considerando que la ubicación de varios de los sitios estudiados
corresponde a fondos de escurrimientos estacionales o cíclicos, se ha inferido que los
principales agentes erosivos naturales que influyen en la preservación diferencial de los
sitios son el lavado, el viento y el sol. En cuanto a los agentes erosivos antrópicos, el más
importante fue el desmantelamiento, ya que en la pampa salitrera fue recurrente la
reutilización de materiales constructivos (p. e. para leña o construcciones). Incluso en el
momento en que una oficina cesaba sus funciones, el desmantelamiento se constituyó en
una actividad oficial, lo cual fue verificado por documentos encontrados en las mismas
oficinas. Además, resulta oportuno considerar la representación de ciertos tipos de
materiales constructivos sobre otros (por ejemplo, clastos versus textiles); a partir de esto,
hemos inferido que el principal material de construcción corresponde al saco/carpa, ya que
se encuentra asociado a las unidades arquitectónicas más representativas, es decir, los
recintos de planta circular. No obstante, en la gran mayoría de los casos sólo quedan jirones
de las carpas de sacos en los sitios.
Ahora bien, en términos generales las estructuras arquitectónicas pueden ser
relacionadas con diferentes objetos y restos culturales que nos permiten completar el
“rompecabezas” al que nos enfrentamos cuando decidimos estudiar estos sitios. Al
respecto, hemos observado que la diversidad de materiales es bastante alta, siendo las
categorías más abundantes metal, óseo, vidrio y cerámica (que incluye los objetos fundidos
a alta y baja temperatura, como cerámicas, gres, ladrillo, mayólica, entre otros).
Considerando que las categorías textil y malacológico son las menos representadas,
podríamos encontramos frente al mismo fenómeno que involucra a los materiales
constructivos de las unidades arquitectónicas antes descritas, es decir, frente a una
preservación diferencial de los materiales, además del acceso relativamente escaso a ciertos
bienes como vegetales, peces y mariscos frescos.
En cuanto a las excavaciones, en la mayoría de los casos se registró una única capa
estratigráfica; solamente en los pozos ubicados en corrales se observaron cambios en la
matriz. En cuanto a la profundidad, el 81% de los restos fueron hallados en superficie o en
el primer nivel. Por este motivo, en el análisis de los materiales se decidió agrupar los
restos recuperados en superficie con los procedentes de los pozos de sondeo.
En cuanto a la relación entre los materiales y la función de las unidades
arquitectónicas, hemos observado que los objetos y/o fragmentos no necesariamente tienen
una correspondencia con las diferentes categorías arquitectónicas. Por ejemplo, la
adscripción de algunas unidades bajo la función “preparación de alimentos” respondió a la
presencia de rasgos arquitectónicos como fraguas o cocinas, sin embargo, cuando se
registraron los materiales asociados, comprobamos que dichas unidades no necesariamente
corresponden a espacios donde se prepararon alimentos, ya que no se identificaron restos
esperables para este tipo de unidades (p.e. vegetal u óseo). No obstante, sí se registraron
metales, por lo tanto, cabría esperar que las unidades de “preparación de alimentos” sean
53
únicamente fraguas para reparar herramientas, a diferencia de las cocinas ubicadas en las
unidades de tipo “habitacional” o “parapeto”.
Por otra parte, el registro escrito nos aclara que la principal fuente de ingresos de los
arrieros fue el transporte de ganado bovino proveniente del Chaco Salteño. Según Bowman
(1942, citado por Capaldo y Damm Ms. 2009:9) el principal producto de Salta, tanto ahora
como en los siglos pasados, es el ganado vivo, un típico producto de frontera. Dicho ganado
era llevado a los campos de alfalfa y de maíz en donde eran engordados para el viaje que
debían hacer a través de la cordillera hasta las salitreras o poblados de Chile. Los animales
internados eran para el consumo inmediato de Calama, Antofagasta y salitreras. Por
ejemplo, hacia 1910 la Sociedad Baburizza, Briceño y Cia. (dueños de la oficina Ausonia,
Filomena y Chacabuco) tenía dentro de sus objetivos, de acuerdo a la documentación del
Archivo Judicial de Iquique, “[…] la compra y venta de ganado en general dentro y fuera
de la República, forraje, provisión de carnes a oficinas o establecimientos de la costa o
interior del país, engordas, arriendo de fundos y lo demás, dentro del ramo de la sociedad,
que acuerden lo socios […]” (Torres, 2003:31, citado por Capaldo y Damm Ms2009:9).
No obstante los animales no eran transportando necesariamente vivos, debido a que
la industria ganadera estaba bien organizada para esos años con lugares determinados de
engorda en los principales puertos del norte, más tarde eran transportados a la pampa
faenados. Estas observaciones se correlacionan con los materiales estudiados, ya que según
Labarca (2009Ms) la mayoría de las unidades de consumo llegaban faenadas a los distintos
campamentos, con una preponderancia de vacuno por sobre cabra, aves, caballos, peces o
moluscos, muy probablemente trabajados con sierra, por lo que deben haber pasado por un
campamento, oficina o puerto en donde eran faenados para luego ser distribuidos en los
diferentes asentamientos pampinos. Sólo en unos pocos casos los animales estaban vivos:
éste sería el caso del sitio Pampino 6, donde se registraron corrales.
En síntesis, a partir del análisis de los objetos y/o fragmentos hemos podido indagar
y clarificar un poco más el tema de la reocupación de los espacios en los sitios de arrieros
y, a partir de las observaciones de la distribución de los materiales en superficie
verificamos un panorama del uso y descarte de la cultura material un poco más complejo.
Nos obstante, se necesitan más y mejores análisis que profundicen en la cronología de los
materialidades con el fin de acceder a datos como el año de fabricación de cervezas o de
recipientes de gres y la implantación de un tipo de decoración de lozas, entre otros. En el
presente estudio sólo hemos esbozado una cronología relativa a partir, por ejemplo, del
registro de diversos golletes de botellas que presentan rasgos de confección manual e
industrial y algunas latas conserveras con sistemas de sellado al vacío con plomo y sin éste,
lo que nos ha permitido, a grandes rasgos, datar dichas materialidades entre fines del siglo
XIX y comienzos del XX. El único material que nos ha permitido datar los sitios, por lo
menos a partir de una cronología relativa, fue una moneda fechada en 1874 (ver Anexo 17),
lo cual nos lleva a suponer una relación más temprana con la zona, probablemente con la
placilla de Caracoles.
Por otra parte, resulta esencial considerar los procesos de formación de los sitios
históricos y, en este caso, salitreros, donde los diferentes agentes postdepositacionales (ya
sea antrópicos o naturales) debieron transformar el entorno de los diferentes sectores,
afectando diferencialmente la preservación de los materiales: en este sentido, las decisiones
culturales (p.e. limpieza de los recintos u otros) debieron jugar un rol importante.
Del mismo modo, la presencia de estos enclaves de arrieros nos abre la posibilidad
de indagar en la apropiación del espacio por parte de los grupos ligados a la actividad
54
salitrera. Los restos arquitectónicos y sus materialidades asociadas nos dan cuenta del
conocimiento y empleo recurrente de ciertos materiales que evidencian la adaptabilidad de
los sujetos al entorno desértico y hostil de la región.
En cuanto al tema de las rutas, a pesar de que ha sido incluido de manera
introductoria, hemos alcanzado algunas conclusiones preliminares. Concordando con L.
Núñez (com. pers.), consideramos la Cordillera de los Andes como “una puerta alta”
conectada a través de diversas rutas que hemos podido vislumbrar desde el Noroeste
argentino hasta la pampa salitrera, pasando por San Pedro de Atacama, Calama, Quebrada,
de Los Arrieros, Sierra Gorda y Sitios Pampinos. Considerando el emplazamiento de los
sitios (en una línea más o menos continua), los arrieros deben haber escogido senderos
siguiendo los escurrimientos naturales de agua, ya que resultan los caminos más seguros.
Así, a partir de su ubicación y del mapa rescatado de Semper & Michels de 1908, hemos
definido las “rutas de los arrieros”. En dicho mapa vemos que las rutas se dirigen al área
medular del Cantón Central, probablemente a una estación ferroviaria, por lo que si
consideramos los antecedentes entregados por antiguos pobladores del cantón El Toco (C.
Silva, com. pers), podemos deducir que el comercio realizado por los pampinos se hacía
directamente con los funcionarios ferroviarios en las estaciones.
AGRADECIMIENTOS
Muchas Gracias a la Gente del Proyecto (Flora, Claudia y Charly) por permitirme
realizar esta práctica en el marco del proyecto y ayudarme en el proceso.
A todos con los que compartimos los terrenos: Francho, Albarido, Coloro, Mane,
Willy, Ángela y Héctor y a los topos, en especial a Alex por facilitarme los planos en
AutoCAD.
A la profesora Antonia Benavente por ayudarme y supervisar esta práctica.
A mis eternos Amigos (Milo, Gonzalo y Elton) por las tertulias compartidas.
A mis viejos y hermanos por el apoyo incondicional y porque sin su ayuda no
estaría aquí.
A Andrés Sabella, Volodia Teitelboim y Hernán Rivera Letelier porque cada uno a
su manera le dio vida a la Pampa y al Salitre.
Muy especialmente a todos los que dieron su vida por creer en un mejor mañana, a
toda esa Gente que murió en la Pampa.
A los Arrieros porque si no se les hubiese ocurrido venir…
Y, sobre todo gracias a ti, Karen.
55
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59
5ª PARTE: ANEXOS
SOMOS LAS HUELLAS EN EL HORIZONTE
60
ANEXO 1: Mapas de Ubicación de los Sitios Estudiados.
61
Plano General de Ubicación de Sitios
Pampinos Proyecto
Coordenadas de Referencia Fondecyt 1080542
UTM WGS84
62
ANEXO 2: Mapa de Semper & Michels (1908).
Ruta 1
Ruta 2
63
ANEXO 3: Ficha de Registro de Terreno.
1. Estructuras.
Conservación:
Material Asociado:
Tipo Cantidad Área Ubicación Descripción
64
2. Fragua/Cocina.
Conservación:
3. Basurales.
Observaciones:
Conservación:
65
ANEXO 4: Croquis General de los Sitios de Campamentos Estudiados.
66
Proyecto FONDECYT Sitio Planta
1080542 Pampino 5 General Levantó: Alex Paredes
Coordenadas de Referencia N 7439500
UTM WGS 84 E 440950 Septiembre 2008
67
Proyecto FONDECYT Sitio Pampino Planta
1080542 6 General Levantó: Alex Paredes
Coordenadas de Referencia N 7439500
UTM WGS 84 E 440950 Septiembre 2008
68
Proyecto FONDECYT Sitio Planta
1080542 Pampino 10 General Levantó: Alex Paredes
Coordenadas de Referencia N 7439500
UTM WGS 84 E 440950 Septiembre 2008
69
Proyecto FONDECYT Sitio Planta
Escala S/E
1080542 El Buitre General
Coordenadas de Referencia N 7430900 Levantó: Alex Paredes
UTM WGS 84 E 443090 Septiembre 2008
70
ANEXO 5: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 1.
71
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 1 2 S/E
N 7467416
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 468973
UTM WGS 84
1478 m.s.n.m. Septiembre 2008
72
ANEXO 6: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 2.
73
Proyecto FONDECYT Sitio Pampino Unidad Escala
1080542 2 3 1:100
N 7445254
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458708
UTM WGS 84
1410 m.s.n.m. Noviembre 2008
74
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 4 1:50
N 7445254
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458710
UTM WGS 84
1481 m.s.n.m. Noviembre 2008
75
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 5 1:50
N 7445254
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458710
UTM WGS 84
1481 m.s.n.m. Noviembre 2008
76
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 6 1:50
N 7445252
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458725
UTM WGS 84
1481 m.s.n.m. Noviembre 2008
77
Proyecto FONDECYT Sitio Pampino Unidad Escala
1080542 2 7 1:25
N 7445249
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458731
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
78
Proyecto FONDECYT Unidad Escala
Sitio Pampino 2
1080542 8 1:100
N 7445125
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458651
UTM WGS 84
1490 m.s.n.m. Noviembre 2008
79
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 9 1:50
N 7445234
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458758
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
80
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 10 1:50
N 7445225
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458770
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
81
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 11 1:50
N 7445214
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458771
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
82
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 12 1:50
N 7445225
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458770
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
83
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 13 1:25
N 7445180
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458762
UTM WGS 84
1483 m.s.n.m. Noviembre 2008
84
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 14 1:50
N 7445181
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458763
UTM WGS 84
1483 m.s.n.m. Noviembre 2008
85
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 15 1:25
N 7445225
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458747
UTM WGS 84
1483 m.s.n.m. Noviembre 2008
86
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 16 1:50
N 7445233
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458751
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
87
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 17 1:50
N 7445218
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458754
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
88
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 18 1:50
N 7445243
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458765
UTM WGS 84
1482 m.s.n.m. Noviembre 2008
89
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 2 19 1:50
N 7445205
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 458740
UTM WGS 84
1483 m.s.n.m. Noviembre 2008
90
ANEXO 7: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 3.
91
ANEXO 8: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 4.
92
ANEXO 9: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 5.
93
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 5 2 1:50
N 7447331
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 464337
UTM WGS 84
1565 m.s.n.m. Noviembre 2008
94
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 5 3 1:50
N 7447331
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 464337
UTM WGS 84
1565 m.s.n.m. Noviembre 2008
95
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 5 4 1:50
N 7447331
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 464337
UTM WGS 84
1565 m.s.n.m. Noviembre 2008
96
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 5 5 1:50
N 7447331
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 464337
UTM WGS 84
1565 m.s.n.m. Noviembre 2008
97
Proyecto FONDECYT Unidad Escala
Sitio Pampino 5
1080542 6 1:100
N 7447331
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 464337
UTM WGS 84
1565 m.s.n.m. Noviembre 2008
98
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 5 7 1:50
N 7447331
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 464337
UTM WGS 84
1565 m.s.n.m. Noviembre 2008
99
ANEXO 10: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 6.
100
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 6 2 1:50
N 7448115
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466611
UTM WGS 84
1605 m.s.n.m. Noviembre 2008
101
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 6 3 1:75
N 7448068
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466631
UTM WGS 84
1606 m.s.n.m. Noviembre 2008
102
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 6 4 1:50
N 7448068
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466631
UTM WGS 84
1606 m.s.n.m. Noviembre 2008
103
Proyecto FONDECYT Sitio Pampino Unidad Escala
1080542 6 5 1:50
N 7448133
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466637
UTM WGS 84
1606 m.s.n.m. Noviembre 2008
104
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 6 6 1:100
N 7448103
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466614
UTM WGS 84
1606 m.s.n.m. Noviembre 2008
105
Proyecto FONDECYT Sitio Pampino Unidades Escala
1080542 6 7 1:200
N 7448000
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466720
UTM WGS 84
1610 m.s.n.m. Noviembre 2008
106
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 6 9 1:50
N 7447870
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466559
UTM WGS 84
1610 m.s.n.m. Noviembre 2008
107
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 6 11 1:25
N 7447969
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 466523
UTM WGS 84
1607 m.s.n.m. Noviembre 2008
108
ANEXO 11: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 7.
109
ANEXO 12: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 8.
110
ANEXO 13: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 9.
111
ANEXO 14: Unidades Arquitectónicas Sitio Pampino 10.
112
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 2 1:20
N 7439486
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440939
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
113
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 3 1:20
N 7439486
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440939
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
114
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 4 1:20
N 7439486
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440939
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
115
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 5 1:20
N 7439486
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440939
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
116
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 6 1:40
N 7439497
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440956
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
117
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 7 1:40
N 7439508
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440966
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
118
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 8 1:20
N 7439508
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440966
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
119
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 9 1:40
N 7439513
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440953
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
120
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 10 1:40
N 7439526
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440966
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
121
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 Pampino 10 11 1:30
N 7439499
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 440953
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
122
ANEXO 15: Unidades Arquitectónicas Sitio El Buitre 1.
123
Proyecto Sitio Unidad Escala
FONDECYT 1080542 El Buitre 1 2 S/E
N 7430900
Coordenadas de Referencia Levantó: Alex Paredes
E 443090
UTM WGS 84
1480 m.s.n.m. Septiembre 2008
124
ANEXO 16: Principales Rutas del Arrieraje Transcordillerano.
125
ANEXO 17: Fotografías de Materiales Asociados a Sitios Relevados.
126
Restos óseos de vacuno asociados a sitios de arrieros.
127
Moneda del siglo XIX asociada al sitio Pampino 4.
128
Tumba de un “gaucho” argentino en la Quebrada de Los Arrieros.
129
Fotografía Portada. Vista del Sitio Pampino 2 hacia el NW desde el Cerro Pampino.
Huella de Carreta.
130