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LETRAS Y ARTES

Introducción al Tomo II
La minería ha sido un verdadero leitmotiv en las diversas expresiones del arte y
las letras del pueblo peruano. La cerámica, el tejido, la orfebrería, el canto, la poe-
sía, la crónica, la novela, el teatro, el folklore, guardan en sus variadas texturas
muchas referencias a la riqueza metalúrgica o a la actividad extractiva misma. La
fabulosa magnificencia del Reino del Perú hace asegurar a un cronista generalmen-
te ponderado como López de Gómara, que «Oro y plata hay donde quiera, más no
tanto en el Perú»( 1) y otro, como el Licenciado Juan de Matienzo, alarma a fin que
no se dé licencia para que se descubren otras minas fuera de los asientos de
Potosí y Porcos, «porque podría ser que descubriéndose otras se desamparase el
cerro de Potosí, y su gran contratación, que es la causa de secar tanta plata ... ( 2).
La variopinta crónica del descubrimiento y la conquista del Perú puede ser parca
en muchos aspectos de la realidad del Perú, pero jamás en lo que se refiere a su
cuantía áurea o argentífera. El erudito italiano Antonello Gerbi autor de un excelente
trabajo El Perú en marcha ( 3) anote con singular minuciosidad: «Los cronistas ex-
presan con acentos ingenuos, con fábulas y con pintorescas invenciones el asom-
bro sin medida del conquistador. En dos páginas y media de la Historia de Oviedo y
Valdés se repiten cuarentaicinco veces las palabras oro y dorado, en otros pasajes
del libro, aparecen en la proporción de diez, doce veces por página. En las cinco
fojas de su primera carta al Rey, Balboa emplea treinticuatro veces las palabras
oro, minas y perlas». Lo que significa que la mina es la meta y cantera de intere-
ses, disquisiciones y sueños.
El ensayo peruano de la hora republicana, y particularmente el de los siglos XIX
y XX, ha hurgado vastamente en la significación minera del país. El ensayo históri-
co, el literario, el filosófico, el sociológico, hinchan sus páginas con interpretacio-
nes agudas y brillantes sobre esta actividad decisiva, hasta constituir muchos de
ellos, verdaderos estudios sobre la materia. Y si a esto agregáramos la disposición
que los peruanos tienen para el género -como bien lo puntualiza el escritor chileno
Roberto Latchman ( 4) —— podemos lograr una excepcional antología del mismo.
Nombres como los de Hipólito Unanue, José Balta, Arnold Toynbee, Modesto
Bargalló, Vitold de Szyszolo, Carlos Prieto, Twendolyn Ballentine Cobb, Marcel
Barbier, George Petersen, etc., se unen a otro. grupo numeroso de escritores nati-
vos y foráneos, para atisbar ya el clima, el hierro, el hombre y el agua, la naturaleza,
la mina, el arte, la historia, etc., de esta realidad peruana, de uno a otro modo
desposada con la minería.
En la presente selección, por ejemplo, don Mateo Paz Soldán, autor de una
Geografía del Perú, publicada en Paris en 1862 efectúa una erudita descripción
geológica de la Cordillera de los Andes, entretanto que Alejandro Garland, desde el
viejo Boletín de la Sociedad Nacional de Minería cierne la historia para contarnos
que el Pacificador La Gasca logró, después de innumerables peripecias, embarcar
barras de plata y tejos de oro por valor de 373,375 pesos, depositados en 6 cajas de
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EL PERÚ MINERO
4 llaves; tocó en el puerto de Trujillo donde embarcó 43,900 pesos rey y desembar-
có el 11 de Marzo en Camaná, reuniendo así un caudal de más de 1’300,000 pesos
de 450 maravedis».
Pero este mismo ingente patrimonio, succionado de las entrañas del suelo pe-
ruano, deja un amargo resabio en el ensayo que analiza los problemas sociales del
país. «España -dice Javier Prado- que ha sido la nación europea tal vez más atrasa-
da en su régimen económico, se sintió, desde el primer momento, deslumbrada por
el resplandor de las incalculables riquezas con las que el antiguo Imperio de los
Incas fascínó la absorta codicia de los conquistadores. Los monarcas - españoles
y sus consejos de gobierno creyeron entonces encontrar en los tesoros de Indias,
la salvación del deplorable estado del erario nacional. . - « Sin embargo, agrega, el
Perú ha sido y es sumamente rico, con «las riquezas fabulosas que han encerrado
y encierran las entrañas de sus cerros, repletos de plata y oro» aún cuando no sea
rico por el desarrollo de su industria minera.( 5).
El tema de la ganancia minera, en las manos hispanas, atrae en el ensayo
socio-económico de José Carlos Mariátegui, su interés y censura: «Los coloniza-
dores se preocuparon casi únicamente de la explotación del oro y la plata perua-
nos. Me he referido más de una vez a la inclinación de los españoles a instalarse en
la tierra baja. Y a la mezcla de respeto y desconfianza que les inspiraron siempre
los Andes, de los cuales no llegaron jamás a sentirse señores. Ahora bien se debe
sin duda el trabajo de las minas la formación de las poblaciones de la sierra. Sin la
codicia de los metales encerrados en las entrañas de los Andes, la conquista de la
sierra hubiese sido mucho más incompleta». ( 6)
La mi na alimenta logradas páginas de un diáfano ensayista como José
Luis Bustamante y Rivero. «En el Perú -escribe- la mina es un poema. Es una
institución. Es un capítulo de historia. Evoca glorias y tragedias, boato y servidum-
bre, audacias y catástrofes ...» ( 7). Y Raúl Porras Barrenechea, e a su turno,
redacta el más flamígero ensayo sobre «Oro y Leyenda del Perú» para prologar un
bello álbum sobre orfebrería áurea ( 8) “ Un mito trágico y una leyenda de opulencia
—dice- mecen el destino milenario del Perú, cuna de las más viejas civilizaciones y
encrucijada de todas las oleadas culturales de América. Es un sino telúrico que
arranca de las entrañas el oro de los Andes. Es el destino azaroso de este “ pueblo
de mañana sin fin” de este «país de vicisitudes trágicas’, que vislumbró el poeta
español García Lorca cuando dijo: «¡Oh Perú de metal melancolía» !.
El ensayo filosófico de Mariano Iberico Rodríguez, en sus Notas Sobre el Paisa-
je de la Sierra, constituye una pieza maestra de profundidad, agudeza y belleza.
Sus fragmentos sobre los cerros y las piedras andinas, son hondas interiorizaciones
en las almas de éstos. La «orgía geológica» de los andes, en sus abruptas depre-
siones y erizados levantamientos, son un reto una negativa desdén por la vida. Pero
la vida está en ellos, a pesar del desprecio que le tienen, a pesar de su desolación
y su tristeza. Lo mismo son las piedras. Duras, dolientes, frías, pero llenas de
humanidad porque son hombres. Las piedras tienen alma y en ellas «duermen
ocultas potencias».
Honorio Delgado, Jorge Basadre, Rubén Vargas Ligarte son contemporáneos de
una generación que centró su interés en examinar la problemática minera del Perú
desde diversos ángulos. Más cercanamente las plumas de Hermann Buse, Guillermo
Lohmann Villena, Federico Kauffmann, Luis Guillermo Lumbreras, Virgilio Roel,
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LETRAS Y ARTES
Miguel Mujica Gallo, Emilio Hart Terré, son una pequeña muestra de ensayistas
que abordan el tema, entre muchos otros escritores nacionales a quienes subyugó
el tópico de la veta minera.
Pero es acaso la crónica de viaje, aquella hija alegre de la literatura, la que
dibuja mejor en su volandero traje la escena de la montaña rispida, guardadora de
preciados tesoros, y su virginidad a veces vilentada. El Lazarillo de ciegos caminan-
tes, aquella relación colonial del viaje que, desde Buenos Aires a Lima, efectúa el
célebre «Concolocorvo», bien podría inaugurar este tipo de relato donde la riqueza
minera del Perú antiguo escandilla los ojos de todo viajero.
A su turno, Humboldt, - el extranjero a quien el Perú le debe uno de los estudios
científicos más integrales y profundos de su naturaleza se maravilla con no poca
frecuencia de los cerros de plata que halla a su paso como aquel de las sierras
cajamarquinas: “Llegamos — dice — al caer de la noche a una alta llanura en la en
el cual nos ofreció un magnífico espectáculo el cerro de la plata de Hualgayoc,
centro principal de las minas de Chota». «Hase recogido en Choropampa, casi en
la superficie de la tierra un rico tesoro de oro nativo, recubierto de hilos de plata...»
«Pequeñas cúpulas de pórfido (que probablemente fueron islas en otra época, an-
tes de variarse las aguas del lago) se elevan en la parte septentrional de la llanura
atravesando extensas capas de arenisca. En la cumbre de una de ellas. el cerro de
Santa Apolonia, disfrutamos de una vista encantadora. ( 9).
Los viajes del inmortal italiano Antonio Raymondi cobran vida cimera en el Perú
(1874), tratado de nuestra realidad geográfica. Su frase «El Perú es un mendigo
sentado en un banco de oro» describe con certera precisión los recursos naturales
de este país que él supo amar y describir ton pasión de científico.
Otro viajero pertinaz, Ernesto Middendorf, como la mayoría de viajeros de los
siglos XVII y XVIII -Igual que Tschudi o Procter — no puede menos que detenerse a
comentar parajes mineros, relacionando aquello que dio vida durante varios siglos,
a la leyenda áurea del Perú, que llamaba Porras.
La literatura paisajista de Perú, en la crónica de viaje, encandila las retinas de
un magnífico escritor como don José de la Riva Agüero, que crea aporcelanadas
páginas llenas de erudición y señorío. El capítulo XVII de sus Paisajes Peruanos,
aunque no es específicamente relativo a las minas, habla siempre de una geografía
que encierra una potencial o concreta riqueza minera. Dicho de otro modo, la mina
descubierta o la inhollada, están — para un lector atento— contenidas en el marco
del paisaje peruano, que Riva Agüero traza con insuperable dominio. ( 10).
Trazos de erudición y belleza literaria son también los que ejecutan Luis Alayza y
Paz Soldán en Mi país o Aurelio Miró Quesada Sosa en Costa, Sierra y Montaña.
Hablando de Cerro de Pasco el primero cuenta: «Ahora descendimos a Cerro de
Pasco: la ciudad negra. Aquí todo es mina. Cada casa y cada calle está sobre un haz
de vetas de cobre y plata. En ocasiones, ahuecada la capa subterránea, ha caído
toda una casa dentro del socavón que la minó”. Y Miró Quesada, recorriendo
Huancavelica o la rica Villa de Oropesa, descubre el famoso Cerro de Santa Bárbara:
«Cerro de una extraordinaria riqueza en azogue -relata- fue conocido por los españo-
les en la segunda mitad del siglo XVI y desde entonces constituyó un vivo acicate
para la codicia y para la imaginación de todo un mundo. Los inmensos caudales de
Potosí fueron beneficiados, mediante el proceso de amalgamación, con el azogue de
este cerro, en cuyo mismo descubrimiento hay todo un encanto de novela».
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EL PERÚ MINERO
Es así como, en este peregrinaje de peruanos a lo largo y ancho de nuestro
territorio, se llega a la novela misma. La novela, el cuento, el relato son formas de la
narración que captan en sus redes, de ricos hilos imaginativos, el mundo de la
mina. Mundo cuasi histórico, leyéndico y humorístico, como en las Tradiciones de
Palma; mundo descarnado, violento y opresivo como en el Tungsteno de Vallejo;
mundo realista y mágico como en La serpiente de oro de Alegría o en Todas san-
gres de Arguedas: y mundo, en fin, doloroso y fatídico, como en las novelas recien-
tes del poeta Scorza.
Hay también narraciones, de maestros de la novela, que por glosar leyendas,
linden con el folklore. Tal es el caso de Valdelomar en «El alfarero» y del extraordi-
nario López Albújar, que abre sus celebérrimos Cuentos Andinos, con una leyendo
geológica, sobre los tres cerros que rodean a Huánuco. Concepción mítica, donde
el hombre y la piedra se Identifican una Vez más en una sola fuerza cosmogónica.
Las metamorfosis más significativas de los mitos indios -había dicho ya Mariano
Iberico —— aquellas en que los hombres se transforman en piedras y las piedras
en hombres. «Entre la psicología profunda del indio y la piedra -asevera el filósofo-
existe una fundamental y desconocida afinidad». (11).
Dentro de esta misma línea mítica, donde una mujer, como un bello metal se
transmuta en laguna, está la leyenda de «Huaccachina», de Raúl Estuardo Corne-
jo. La laguna - «jade engastado en el platino de un arenal está enmarcada entre
«grandes vientres de arena, de caprichosas formas geológicas, cerraban el paso a
todo transeúnte; médanos que durante el día relucían quemantes como un hervide-
ro de plata y en las noches soltaban la frialdad de los montes de hielo. . “(12).
En el capitulo de narración hemos Incluido y por la data, Inicialmente- un relato
romántico de Felipe de Lucio del., ingeniero de minas, con Inclinaciones literarias,
que narra el drama de Ello de Beaumont un estudiante de minas y después Ingenie-
ro, que en las soledades de la puna se apareja con una india y tiene un hijo. Aunque
el relato -no propiamente novela- es truculento, sorprende por la emotividad del
narrador dentro de la línea simple de aquél.
Julián Huanay, a su turno, escritor proletario y viejo luchador sindical, brinda en
su novela El retoño un cuadro veraz de la realidad minera del Perú. Su novela, sin
ambiciones estilísticas, es sencilla, concreta y espontánea, pero un fresco auténti-
co de la vida sufrida y desesperanzada del minero. Sólo la «nota» o advertencia de
su obra es fuertemente reveladora: «Los personajes de esta novela son reales. Uno
de ellos, Pedro, espera en 8u aldea la visita de la muerte. Ya ha dejado de ser el
recio minero. Ahora es un hombre tempranamente anciano porque la neumoconio-
sis ha destrozado sus pulmones». (13).
«Poesía y canciones” hemos rotulado un capitulo de esta antología, reuniendo,
por un lado, las expresiones alquitaradas de éstas —— Caviedes, Chocano, Vallejo,
Bustamante y Ballivián, Scorza —— y las repentistas, fáciles y espontáneas del
cantar criollo y popular pastoril, compuestas por canciones del ganado y pastoreo,
décimas, mulizas y huainos, pero todas bajo el común denominador del trajinar y la
vida del minero.
La poesía es excelente ánfora de manifestaciones sentimentales en derredor
del oro, la plata o la mina. La ironía de Caviedes -el Poeta de la Ribera — que se
complacía en disparar sus dardos desde los «cajones» comerciales de la Plaza de

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LETRAS Y ARTES
Armas. el verso sonoro de Chocano, orgulloso de su doble estirpe y su Oro de
Indias; el dolido poema de Vallejo, avistando con su ojo Indio el duro trajinar de los
mineros; todo se funde como en un crisol para construir una poesía fuertemente
amarrada el destino mi - del Perú.
Hasta la fecha, que sepamos, no ha habido un intento de encontrar huellas
dramáticas o comedias en el escaso teatro del Perú que transiten el mundo de la
mina. Al menos, no ha sido reunido orgánicamente como creemos. Hemos por eso
querido rescatar en esta edición algo de lo existento, disperso y aún olvidado.
Comenzamos por reproducir -en vía de exhumación y estudio por los especialistas
el drama de Fausto Linares Málagía — «La Catástrofe de Morococha» (1930), ins-
pirado realmente en la tragedia ocurrida en ese lugar el 5 de diciembre de 1928,
donde en las minas de la Cerro de Pasco Corporation murieron 27 obreros víctimas
de una avalancha de «lama» y agua (14). La pieza sirve para denunciar las condicio-
nes desventajosas e Inhumanas en que laboraban los trabajadores de la empresa
norteamericana, en un punto coincidente de contacto que relata Vallejo en su Tungs-
teno.
La pieza teatral de Enrique Solar Swayne Collacocha no trata exactamente
sobre minas sino sobre la apertura de túneles, pero brinda una clara Imagen de la
recia labor del obrero de este tipo. Estrenada por largo tiempo y con repetido apoyo
periodístico, se reproduce aquí el tercer acto del drama.
Julio de la Paz -cuyo verdadero nombre es Julio Baudoin — también escribió un
drama de la región minera de los andes, publicado por el Teatro Universitario de San
Marcos. Y esta misma institución escenificó Otro drama minero del extranjero Ferewe
Herezeg sucedido, al parecer, en una región eslava.
Como tantos otros periodistas y escritores peruanos, José Diez Canseco
incursionó también en el género de la comedia ligera, dentro del estilo costumbrista
que signa gran parte de su obra literaria, tanto en la novela como en el cuento, y que
está asimismo presente en su profusa producción Periodística, caracterizada no
sólo por la amenidad de temas y lenguaje, sino, sobre todo, por su maestría en la
creación de personales propios de nuestra idiosincrasia.
De vuelta al Perú, tras largos años de permanencia en Francia, José Diez Canseco
ha incorporado, a la gracia y agudeza de su estilo, ese escepticismo social que se
suele expresar en los contrastes, y malentendidos del vodevil francés. En Pachacutec
Mines Company, tal vez su primera y única pieza de teatro, José Diez Canseco
transporta a nuestro medio’, con lenguaje y personales de inconfundible trazo pe-
ruano, una divertida trama de enredos,
que entremezclan manejos financieros con influencias políticas y cuestiones
morales, girando todo el asunto sobre una empresa minera, cuya razón social da
título a la obra.
Presentada la comedia con buen éxito en el Teatro Segura, de Lima. su autor,
sin embargo, no se sintió satisfecho, y pronto la retiró del cartel. Reproducimos
aquí el programa del estreno.
El folklore es finalmente el campo donde coinciden las diferentes formas creativas
del hombre peruano. Leyendas, mitos, cantos, copias, fábulas, dichos, etc., nutren
el anchuroso río de las costumbres populares y particularmente las relacionadas
con el Ande -fuente de la mina- el socavón o el minero mismo.
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EL PERÚ MINERO
En la presente antología hemos acopiado testimonios de Tschudi, con una le-
yenda sobre el descubrimiento de las minas de Pasco; de Luis Alayza con otras
leyendas sobre la estatua de oro de Yucay y una célebre campana con nombre de
mujer. Mariangola, que tiene la potestad, al vibrar, de derrocar tiranos. Otra vez
Aurelio Miró Quesada hablándonos de las tradiciones y las mulízas de Pasco. Y
Efraín Morote Best, principalísima autoridad del folklore peruano, refiriéndonos la
leyenda del «muki», tomado de su libro aún inédito El Degollador y otros persona-
jes fabulosos del Perú.
El relato de Alfonsína Barrionuevo también sobre «el muki» o espiritu de las
minas, revela una vez más lo que el minero inventó como uno de sus manes protec-
tores. Nombres como los de Clodoaldo Alberto Espinoza Bravo, Emilio Hart-Terré,
José Luis Jordana Laguna, Lucrecia de Paiva y Dionicio Rodolfo Bernal, agregan,
desde diferentes ángulos, mirajes, tradiciones, mitos, leyendas y estudios sobre el
rico folklore minero.
El último capítulo de esta crestomatía agrega algunos Peruanismos, que em-
pleados algunas veces en ciertas regiones mineras, enriquecen en todo caso la
visión de conjunto que hemos pretendido brindar.
La presente antología ha querido ser as! un muestrario de lo que las Letras y
Artes del Perú exhiben en relación con el tema minero. No es todo lo existente,
pero basta para comprender que la minería y sus aspectos contiguos, no han sido
ajenos al pensamiento, a la creación y al interés de los escritores peruanos. Y no
sólo de éstos sino también de otros distinguidos intelectuales extranjeros, enamo-
rados de su suelo, y ya definitivamente adoptados en el seno de la nacionalidad.
Todos ellos han constituido un verdadero tesoro artístico, que, como en la rutilante
frase, bien podría decirse que. - . «Vale un Perú»...

(1) Historia General de Indias


(2) Gobierno del Perú, 1567
(3) El Perú en Marcha, Lima, Banco Italiano, 1939
(4) Prólogo a El Libro de Odiseo de Jorge Guillermo Llosa, Santiago, Zig Zag, 1965
(5) Estado social del Perú durante la dominación española, Lima, 1984
(6) 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, Lima, 1928
(7) Una visión del Perú, Lima, Talleres Villanueva, 1960.
(8) “Oro y leyenda en el Perú” prólogo a Oro en el Perú de Manuel Mujica Gallo
(9) “La sierra de cajamarca” en : El Perú en la obra de Alejandro de Humboldt, por Estuarlo Núñez y
George Petersen, Lima, Studium, 1971.
(10) Cfr. Paisajes Peruanos, Lima, Imp. Santa María, 1951.
(11)Iberico, Opus cit.
(12)Sangre en el yermo, cuentos iqueños, Lima, 1971.
(13)El Retoño, Opus cit, pág. S.
(14) El drama fue real. Al final del texto puede leerse Incluso la relación de los fallecidos.

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LETRAS Y ARTES

Carta de Julio C. Tello


Lima 24 Febrero 1932
Querido señor Samamé:
Como le ofrecí, -con su bondadoso consentimiento previo-, le presento junto con
ésta, las Ilustraciones esquemáticas, aunque bastante realistas, sobre el uso de la
honda, de la estólica o propulsor de dardos y de un proyectil de forma estelar, de
naturaleza para mí no bien definida, los que fueron empleados como armas y pro-
yectiles en el arte de la caza y de la guerra por los antiguos peruanos.
1° — Conozco bien, como usted sin duda, el uso de la honda (Fig. A. A’ y A»).
En A aparece la silueta de la honda: su parte media ensanchada y sus dos cabos:
uno termina en un anillo a través del cual pasa el dedo meñique, y el otro en una
pequeña borla, que es la que. se suelta en el momento de arrojar la piedra. Esta se
coloca en la parte ensanchada. Como usted sabe, en un principio la honda es
cogida de modo tal que los dos cabos quedan paralelos por el peso de la piedra;
después se le imprime un movimiento de rotación, y cuando ha adquirido suficiente
fuerza, entonces el hondero suelta el cabo de la borla, y 19 piedra sale disparada en
dirección al blanco. Yo deseo saber cuál es la .teoría de este mecanismo? Qué
fuerzas son las que intervienen: para imprimirla velocidad a la piedra y para orienta-
ría en su movimiento ‘hacia el punto de mira? Qué clase de movimiento lleva la
piedra?- Es simplemente rectilíneo, o es también rotativo? En fin, yo desharía una
explicación matemática o de carácter técnico de ésta, aunque Insignificante, pero
muy curiosa arma indígena.
2° — Conozco algo, aunque nó de un modo completo y satisfactorio, de los
aparatitos, cuya silueta verá usted en las figuras B, B’. En 8 aparece la silueta de
una estólica o propulsor. Esta, según los ejemplares originales que he encontrado,
consiste en una vara de madera muy dura como la chonta, y tiene dos ganchos:
uno grande que sirve para sujetar el arma, y otro pequeño incrustado en el otro
extremo y que sirve para disparar el dardo. La única ilustración que he encontrado
sobre la manera de usar esta herramienta, es la que aparece en Fig. B’. Como
usted vé, la herramienta parece de mecanismo muy primitivo o simple, sin embar-
go, fué tan eficaz que con estos aparatos se lograba cazar venados y fieras y eran
armas principales de guerra. Yo deseo primero que usted se digne colaborar en la
dilucidación del mecanismo del propulsor, y segundo que se digne usted ofrecerme
una hipótesis o teoría respecto a dicho mecanismo. A qué se debió el que los
antiguos peruanos hubieren alcanzado mediante este aparato tan simple, un éxito
en las guerras y cacerías igual si no superior al obtenido con el arco y el dardo, y
digo que obtuvieron éxito porque las Ilustraciones de guerras sangrientas, y de
cacerías en las que aparecen reses y fieras acribilladas con estos dardos son muy
numerosas, y revelan que el proyectil no sólo era eficaz en la energía que llevaba o
desplegaba, sino en la dirección o puntería, asegurada mediante el propulsor.

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EL PERÚ MINERO
3° ——— Ignoro lo relativo al curioso proyectil de forma estelar que aparece
representado en la fig. C, y cuya manera de usarla aparece Ilustrada esquemática-
mente en Fig. C’. Me parece que un aparato semejante a la estólica, servía como
propulsor, y el proyectil por medio de un cordón era enrollado a un vástago quizá de
madera, y sin duda utilizando -esto lo sabrá usted mejor que yo —— un movimiento
rotativo se arrojaba dicho proyectil. Ojalá le fuera posible prestar su valiosa colabo-
ración en la dilucidación relativa al mecanismo y teoría de este curioso aparato.
Además, le incluyo las Figs. X e Y, de otros proyectiles semejantes que apare-
cen en el aire arrojados por cazadores y guerreros.
Y por último, le incluyo también la silueta de un dardo que parece llevar una
borla o tal vez algún otro proyectil y que es arrojado por medio de un propulsor o
estólica. Fig. D.
Mucho le estimaría, que tuviera la amabilidad de avisarme por medio del teléfono
N9 10510, cualquier cosa que usted necesitara en el sentido de aclarar mi informa-
ción. Tengo vivo interés porque en mi libro figure su valiosa opinión sobre estos
interesantes aparatos. Si cree necesario discutir conmigo sobre este particular,
avíseme el día, hora y lugar, que yo estaré a su disposición.
Dispense la pechuga, justificada por el interés científico; y reiterándole mis agra-
decimientos por su buena voluntad para ayudarme, le saluda su afecmo. amigo y
servidor,
Julio C. Tello

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LETRAS Y ARTES

CRÓNICA COLONIAL
Pedro Cieza de León La Crónica del Perú
Francisco López de Gómara Historia General de las Indias
Pedro Pizarro Relación del Descubrimiento y la Conquista del Perú
Francisco de Jerez Riquezas del Perú
Germán Poma de Ayala Nueva Crónica y Buen Gobierno
Juan de Matienzo Gobierno del Perú
Inca Gracilazo de la Vega Historia General del Perú

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EL PERÚ MINERO

Pedro Cieza de León

LA CRONICA DEL PERU*


CAPITULO CVIII
De la riqueza que hubo en Porco y de cómo en los términos desta
villa hay grandes vetas de plata
Parece por lo que oí y los indios dicen que en tiempo que los reyes ingas
mandaron este gran reino del Perú les sacaban en algunas partes desta provincia
de los Charcas cantidad grande de metal de plata, y para ello estaban puestos
indios, los cuales daban el metal de plata que sacaban a los veedores y delegados
suyos. Y en este cerro de Porco, que está cerca de la villa de Plata, había minas,
donde sacaban plata para los señores; y afirman que mucha de la plata que estaba
en el templo del sol de Curicancha fué sacada deste cerro; y los españoles han
sacado mucha del. Agora en este año se está limpiando una mina del capitán
Hernando Pizarro, que afirman que le valdrá por año las ansedradas que della saca-
rán más de doscientos mil pesos de oro. Antonio Alvarez, vecino desta villa, me
mostró en la ciudad de los Reyes un poco de metal, sacado de otra mina que él
tiene en este cerro de Porco, que casi todo parecía plata; por manera que Porco fué
antiguamente cosa riquísima, y agora lo es, y se cree que será para siempre.
También en muchas sierras comarcanos a esta villa de Plata y de sus términos y
jurisdicción se han hallado ricas minas de plata; y tiénese por cierto, por lo que se
ve, que hay tanto deste metal, que si hubiese quien lo buscase y sacase, sacarían
del poco menos que en la provincia de Vizcaya sacan hierro. Pero por no sacarlo
con indios, y por ser la tierra fría para negros y muy costosa, parece que es causa
que esta riqueza tan grande esté perdida. También digo que en algunas partes de la
comarca desta villa hay ríos, que llevan oro, y bien fino. Mas como las minas de
plata son más ricas, danse poco por sacarlo. En los Chichas, pueblos derramados,
que están encomendados a Hernando Pizarro y son subjetos a esta villa, se dice
que en algunas partes dellos hay minas de plata; y en las montañas de los Andes
nascen ríos grandes en los cuales, si quisieren buscar mineros de oro tengo que se
hallaran.

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* Capítulos CVIII, CIX, CX y CXV de «La Crónica del Perú» de Pedro Cieza de León, publicada en
1553.

CAPITULO CIX
Oímos se descubrieron las minas de Potosí, donde se ha sacado
riqueza nunca vista ni oída en otros tiempos, de plata y de cómo por
no correr el metal la sacan los indios con la invención de las
guairas.

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LETRAS Y ARTES
Las minas de Porco y otras que se han visto en estos reinos, muchas dellas
desde el tiempo de los ingas, están abiertas y descubiertas las vetas de donde
sacaban el metal; pero las que se hallaron en este cerro de Potosí (de quien quiero
agora escribir) ni se vio la riqueza que había ni se sacó del metal hasta que el año
de 1547 años, andando un español llamado Villarroel con ciertos indios a buscar
metal que sacar, dio en esta grandeza, que está en un collado alto, el más hermoso
y bien asentado que hay en toda aquella comarca; y porque los indios llaman
Potosí a los cerros y cosas altas, quedósele por nombre Potosí, como le llaman. Y
aunque en este tiempo Gonzalo Pizarro andaba dando guerra al visorey y el reino
lleno de alteraciones causadas desta rebelión, se pobló la falda deste cerro y se
hicieron casas grandes y muchas, y los españoles hicieron su principal asiento en
esta parte, pasándose la justicia a él; tanto, que la villa estaba casi desierta y
despoblada; y así, luego tomaron minas, y descubrieron por lo alto del cerro cinco
vetas riquísimas, que nombran Veta Rica, Veta del Estaño, y la cuarta de Mendieta
‘ y la quinta de Oñate; y fué tan sonada esta riqueza, que de todas las comarcas
venían indios a sacar plata a este cerro, el sitio del cual es frío, porque junto a él no
hay ningún poblado. Pues tomada posesión por los españoles, comenzaron a sa-
car plata desta manera: que al que tenía mina le daban los indios que en ella
entraban un marco, y si era muy rica, dos cada semana; y si no tenía mina, a los
señores comenderos de indios les daban medio marco cada semana. Cargó tanta
gente a sacar plata, que parecía aquel sitio una gran ciudad. Y porque forzado ha de
ir en crescimiento o venir en disminución tanta riqueza, digo que para que se sepa
la grandeza destas minas, según lo que yo vi el año del Señor de 1549 en este
asiento, siendo corregidor en él y en la villa de Plata por su majestad el licenciado
Polo, que cada sábado en su propia casa, donde estaban las cajas de las tres
llaves, se hacía fundición, y de los quintos reales venían a su majestad treinta mil
pesos, -y veinte y cinco, y algunos poco menos y algunos más de cuarenta. Y con
sacar tanta grandeza que montaba el quinto de la plata que pertenece a su majes-
tad más de ciento y veinte mil castellanos cada mes, decían que salía poca plata y
que no andaban las minas buenas. Y esto que venía a la fundición era solamente
metal de los cristianos, y no todo lo que tenían, porque mucho sacaban en tejuelos
para llevar do querían, y los indios verdaderamente se cree que llevaron a sus tierras
grandes tesoros. Por donde con gran verdad se podrá tener que en ninguna parte
del mundo se halló cerro tan rico, ni ningún príncipe, de un solo pueblo, como en
esta famosa villa de Plata, tuvo ni tiene tantas rentas ni provechos; pues desde el
año de 1548 hasta el de 51 le han valido sus quintos reales más de tres millones de
ducados, que monta más que cuanto hubieron los españoles de Atabaliba ni se
halló en la ciudad del Cuzco cuando la descubrieron. Paresce, por lo que se ve, que
el metal de la plata no puede correr con fuelles ni quedar con la materia del fuego
convertido en plata. En Porco y en otras partes deste reino donde sacan metal
hacen grandes planchas de plata, y el metal lo purifican y apartan de la escoria que
se cría con la tierra, con fuego, teniendo para ellos sus fuelles grandes. En este
Potosí, aunque por muchos se ha procurado, jamás han podido salir con ello; la
reciura del metal parece que lo causa, o algún otro misterio; porque grandes maes-
tros han Intentado, como digo, de los sacar con fuelles, y no ha prestado nada su
diligencia; y al fin, como para todas las cosas puedan hallar los hombres en esta
vida remedio, no les faltó para sacar esta plata, con una Invención la más extraña
del mundo, y es que antiguamente, como los ingas fueron tan Ingeniosos en algu-

11
EL PERÚ MINERO
nas partes que les sacaban plata , debía no querer correr con fuelles, como en esta
de Potosí, y para aprovecharse del metal hacían unas formas de barro, del talle y
manera que es un albahaquero en España, teniendo por muchas partes algunos
agujeros o respiraderos. En estos tales ponían carbón, y el metal encima; y pues-
tos por los cerros o laderas donde el viento tenía más fuerzas, sacaban del plata, la
cual apurabar, y afinaban después con sus fuelles pequeños, o cañones con que
soplan. Desta manera se sacó toda esta multitud de plata que ha salido deste
cerro, y los indios se iban con el metal a los altos de la redonda del a sacar plata.
Llaman a estas formas guairas, y de noche hay tantas dellas por todos los campos
y collados, que parescen luminarias; y en tiempo que hace viento recio se saca
plata en cantidad; cuando el viento falta, por ninguna manera pueden sacar ninguna
. De manera que, así como el viento es provechoso para navegar por el mar, lo es en
este lugar para sacar la plata, y como los indios no hayan tenido veedores ni se
pueda irles a la mano en cuanto al sacar plata, por llevarla ellos (como está ya
dicho) a sacar a los cerros, se cree que muchos han enriquecido y llevado a sus
tierras gran cantidad desta plata. Y fué esto causa que de muchas partes del reino
acudían indios a este asiento de Potosí para aprovecharse, pues había para ello tan
grande aparejo.

CAPITULO CX
De cómo junto a este cerro de Potosí hubo el más rico mercado del
mundo en tiempo que estas minas estaban en su prosperidad.
En todo este reino del Perú se sabe por los que por él habemos andado que
hubo grandes tianques, que son mercados, donde los naturales contrataban sus
cosas, entre los cuales el más grande y rico que hubo antiguamente fué el de la
ciudad del Cuzco; porque aun en tiempo de los españoles se conoció su grandeza,
por el mucho oro que se compraba y vendía en él y por otras cosas que traían de
todo lo que se podía haber Y pensar. Mas no se igualó este mercado o tianques ni
otro ninguno del reino al soberbio de Potosí; porque fué tan grande la contratación,
que solamente entre indios, sin intervenir cristianos, se vendía cada día, -en tiempo
que las minas andaban prósperas, veinte y cinco y treinta mil pesos de oro, y días
de más de cuarenta mil; cosa extraña y que creo que ninguna feria de) mundo se
iguala al trato deste mercado. Yo lo noté algunas veces, y vía que en un llano que
hacía la plaza deste asiento, por una parte del iba una hilera de cestos de coca, que
fué la mayor destas partes; por otra, rimeros de mantas y camisetas ricas riqueza
delgadas y bastas; por otra estaban montones de maíz y de papas secas y de las
otras sus comidas, sin lo cual, había gran número de cuartos de carne de la mejor
que había en el reino. En fin, se vendían otras cosas muchas que no digo; y duraba
esta feria o mercado desde la mañana hasta que oscurecía la noche: y como se
sacase plata cada día y estos indios son amigos de comer y beber, especialmente
los que tratan con españoles, todo se gastaba lo que se traía a vender; en tanta
manera, que de todas partes acudían con bastimentos y cosas necesarias para su
proveimiento. Y así, muchos españoles enriquecieron en este asiento de Potosí
con solamente tener dos o tres indias que les contrataban en este tiangues, y de
muchas partes acudieron grandes cuadrillas de anaconas, que se entiende ser
indios libres que podían servir a quien fuese su voIuntad; y las más hermosas indias
del Cuzco y de todo el reino se hallaban este asiento. Una cosa miré el tiempo que

12
LETRAS Y ARTES
en él estuve: que se hacían :Muchas trapazas y por algunos se trataban pocas
verdades. Y al valor de las cosas fueron tantas mercaderías, que se vendían los
ruanes, paños y holandas casi tan barato como en España, y en almoneda vi yo
vender Cosas por tan poco precio que en Sevilla se tuvieran por baratas. Y muchos
hombres que habían habido mucha riqueza, no hartando su codicia Insaciable, se
perdieron en tratar de mercar y vender; algunos de los cuales se fueron huyendo a
Chile y a Tucuma y a otras partes, por miedo de las deudas; y así, todo lo más que
se trataba era pleitos y debates que unos con otros tenían. El asiento desde Potosí
es sano, especialmente paro indios, porque pocos o ningunos adolecían en él. La
plata llevan por el camino real del Cuzco a dar a la ciudad de Arequipa, cerca de
donde está -el puerto de Quilca. Y toda la mayor parte della llevan carneros y
ovejas; que a faltar éstos, con gran dificultad se pudiera contratar ni andar en este
reino, por la mucha distancia que hay de una ciudad a otra y por la falta de bestias.

CAPITULO CXV
Cómo en la mayor parte deste reino hay grandes mineros
de metales
Desde el estrecho de Magallanes comienza la cordillera o longura de sierras
que llamamos Andes, y atraviesa muchas tierras y grandes provincias, como escrebí
en la descripción desde tierra, y sabemos que a la parte de la mar del Sur (1) (que
es al poniente) se halla en los más ríos y collados gran riqueza; y las tierras y
provincias que caen a la parte de levante se tienen por pobres de metales, según
dicen los que pasaron el río de la Plata conquistando, y salieron algunos dellos al
Perú por la parte de Potosí, los cuales cuentan que la fama de riqueza los trajo a
unas provincias tan fértiles de bastimento como pobladas de gente, que están a las
espaldas de los Charcas, pocas jornadas adelante. Y la noticia que tenían no era
otra sino el Perú, ni la plata que vieron, que fué poca, salió de otra parte que de los
términos de la villa de Plata, y por vía de contratación la habían los de aquellos
partes. Los que fueron a descubrir con los capitanes Diego de Rojas, Filipe Gutiérrez,
Nicolás de Heredia, tampoco hallaron riqueza. Después de entrados en la tierra que
está pasada la cordillera de los Andes, el adelantado Francisco de Orillana, yendo
por el Marañón en el barco, al tiempo que andando en el descubrimiento de la
canela, lo envió el capitán Gonzalo Pizarro, aunque muchas veces daba ¡Don los
españoles en grandes pueblos, poco oro ni plata, o ninguno, vieron.
En fin, no hay para qué tratar sobre esto, pues si no fué en la provincia de
Bogotá, en ninguna otra de la otra parte de la cordillera de los NDES se ha visto
riqueza ninguna; lo cual todo es al contrario por la parte del sur, pues se han hallado
las mayores riquezas y tesoros que se han visto en el mundo en muchas edades;
y sí el oro que había en las provincias que están comarcanas al río grande de Santa
Marta, desde la ciudad de Popayán hasta la villa de Mopox, estuviera en un poder y
de un solo señor, como fué en las provincias del Perú hubiera mayor grandeza que
‘en el Cuzco. En fin, por las faldas desta cordillera se han hallado grandes mineros
de plata y oro, as! por la parte de Antiocha como de la de Cartago que es la gober-
nación de Popayán, y en todo el reino del Perú; y si hubiese quien lo sacase, hay
oro y plata que sacar para siempre jamás; porque en las sierras y en los llanos y en
los ríos, y por todas partes que caven y busquen, hallarán plata y oro. Sin esto, hay
gran cantidad de cobre y mayor de hierro por los secadales y cabezadas de las
13
EL PERÚ MINERO
sierras que abajan a los llanos. En fin, se halla plomo. y de todos los metales que
Dios Crió es bien proveído este reino; y a mí paréceme que mientras hubiere hom-
bres no dejará de haberse gran riqueza en él; y tanta ha sido la que del se ha
sacado, que ha encarecido a España de tal manera cual nunca los hombres lo
pensaron.
____________
(1) Hoy océano Pacífico, aun cuando todavía la escuela alemana lo llame mar del sur (Sud - See).

14
LETRAS Y ARTES

Francisco López de Górnara

HISTORIA GENERAL DE LAS INDIAS


Cosas notables que hay y que no hay en el Perú
Oro y plata hay donde quiera, mas no tanto como en el Perú, y húndenlo en
hornillos con estiércol de ovejas, y al aire, peñas y cerros de colores, no sé dó las
hay como aquí; aves muy diferentes de otras partes, como la que no tiene pluma y
la que pequeñísima es, según poco antes contamos. los osos, las ovejas y gatos,
gesto de negros² son propios animales desta tierra. Gigantes dicen que hubo en
tiempos antiguos, cuyas estatuas halló Francisco Pizarro en Puerto Viejo, y diez o
doce años después se hallaron no muy lejos de Trujillo grandísimos huesos y cala-
veras con dientes de tres dedos en gordo y cuatro en largo, que tenían un verdugo
por de fuera y estaban negros³; lo cual confirmó la memoria que dellos anda entre
los hombres de la costa. En Collí, cerca de Trujillo, hay una laguna dulce que tiene
el suelo de sal blanca y cuajada. En los Andes, detrás de Jauja, hay un río que
siendo sus piedras de sal, es dulce. Una fuente está en Chinca, cuya agua convier-
te la tierra en piedra y la piedra y barro en peña. En la costa de San Miguel hay
grandes piedras de sal en la mar cubiertas de ovas. Otras fuentes o mineros hay en
la punta de Santa Elena, que corren un licor, el cual sirve por alquitrán y por pez. No
había caballos ni bueyes ni mulos, asnos, cabras, ovejas, perros, a cuya causa no
hay rabia allí ni en todas las Indias. Tampoco había ratones hasta en tiempo de
Blasco Núñez; remanescieron tantos de improviso en San Miguel y otras tierras,
que royeron todos los árboles, cañas de azúcar, maizales, hortaliza y ropa, sin
remedio ninguno, y no dejaban dormir los españoles y espantaban los indios. Vino
también ¡angosta muy menuda en aquel mismo tiempo, nunca vista en el Perú, y
comió los sembrados. Dió asimesmo una cierta sarna en las ovejas, y otros anima-
les de campo, que mató como pestilencia las más dellas en los llanos, que ni las
aves carniceras las querían comer. De todo esto vino gran daño a los naturales y
extranjeros, que tuvieron poco pan y mucha guerra. Dicen también que no hay
pestilencia, argumento de ser los aires sanísimos. No usaban moneda, teniendo
tanta plata, oro y otros metales, ni letras’, que mayor falta y rudeza era; pero ya las
saben y aprenden de nosotros, que vale más que sus desaprovechadas riquezas.
No es de callar la manera que tienen en hacer sus templos, fortalezas y puentes;
traen la piedra, rastrando a fuerza de brazos, que bestias no hay, y piedras de diez
pies en cuadro, y aun mayores. Asiéntalas con cal y otro betún, arriman tierra a la
pared por do suben la piedra, y cuando el edificio cresce, tanto levantan la tierra, ca
no tienen ingenios de grúas y tornos de cantería: y así tardan mucho en semejantes
fábricas, y andan infinitas personas; tal edificio era la fortaleza del Cuzco, la cual
era fuerte, hermosa y magnifica. Las puentes son para reír y aun para caer; en los
ríos hondos y raudos que no pueden hincar postes echan una soga de lana o verga
de un cabo a otro por parte alta, cuelgan della un cesto como de vendimiar, que
tiene las asas de palo, por más recio; meten allí dentro el hombre, tiran de otra soga

15
EL PERÚ MINERO
y pásanlo. En otros ríos hacen una puente sobre pies de solo un tablón, como las
que hacen en Tajo para las ovejas; pasan por allí los indios sin caer ni turbarse, que
lo continúan mucho; más peligran los españoles, desvaneciendo, con la vista del
agua y altura y temblor de la tabla; así los más pasan a gatas. También hacen
buenas puentes de maromas sobre pilares que cubren de trenzas, por las cuales
pasan caballos, aunque se bambalean. La primera que pasaron fué entre Iminga y
Guaillasmarca, no sin miedo; la cual era de dos pedazos; por el uno pasaban los
ingas, orejones y soldados, y por el otro, los demás, y pagaban pontazgos, como
pecheros, para sustentar y reparar la puente, aunque los pueblos más vecinos eran
obligados a tener en pie las puentes. Donde no había puente de ninguna suerte,
hacían balsas y artesas, mas la reciura de los ríos se las llevaba; y así, les conve-
nía pasar a nado, que todos son grandes nadadores. Otros pasan sobre una red de
calabazas, guiándola uno y rempujándola otro, y el español o indio y ropa que va
encima se cubre de agua. Por defecto, pues, y maleza de puentes se han ahogado
muchos españoles, caballos, oro y plata; que los indios a nado pasan. Tenían dos
caminos reales del Quito al Cuzco, obras costosas y notables, uno por la sierra y
otro por los llanos, que duran más de seiscientas leguas; el que iba por llano era
tapiado por ambos lados, y ancho veinte y cinco pies; tiene sus acequias de agua
en que hay muchos árboles dichos molli. El que iba por lo alto era de la mesma
anchura, cortado en vivas peñas y hecho de cal y canto; ca o abajaban los cerros o
alzaban los valles para igualar el camino; edificio, el dicho de todos, que vence las
pirámides de Egipto, y calzadas romanas y todas obras antiguas. Guainacana² lo
alargó y restaruró, y no lo hizo como algunos dicen que cosa vieja es, y que no la
pudiera acabar en su vida . Van muy derechos estos caminos, sin arrodear cuesta
ni laguna, y tienen por sus jornadas y trechos de tierra unos grandes palacios que
llaman tambos donde se albergan la corte y ejército de los ingas; los cuales están
bastecidos de armas y comida, y de vestidos y zapatos para los soldados, que los
pueblos comarcanos los proveían de obligación.

________________
* Capítulo de la obra «Historia General de las Indias», (1552)
1 Es decir, de llamas.
2 Son los monos.
3 Los huesos de gigantes no eran sino restos de extintos mamíferos fósiles.
1 Alusión a su ignorancia de la escritura.
1 Los orejones eran del ayllu privilegiado del Sol, y en su Consejo se vinculó el ejercicio del poder
legislativo y judicial del Imperio, decidiendo, aun sobre el Inca, en todas las materias graves.
2 O Huayna Cápac, que subió al poder en 1480, antecesor del último Inca (Huáscar) Los amautas,
sabios del Imperio, clase que compartió con otras la dirección de las ideas en la sociedad
incásica, transmitieron a los españoles la cronología de sus doce Incas (de 1240 a 1523).

16
LETRAS Y ARTES

Pedro Pizarro

RELACION DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL


PERU*
Hallazgo de oro y plata- Camino al Cuzco
Pues he contado lo que acontesció tocante á la guerra dende Xauxa á Vilca
Conga, diré ahora del oro y plata que en este camino hallamos: en Andaguailas se
halló gran cantidad de plata chafalonia, quiero decir piezas menudas: esta se que-
dó aquí y después se llevó á Xauxa, que allí se hicieron otras partes aunque fueron
de poca cantidad, porque fué desto que volvieron de Andaguailas, y de lo que en
Xauxa hobo y de unos tablones de plata que hallamos bajando de Curamba en un
llano donde estaba un pueblo de mamaconas, que adelante se declarará que son
memoconas. Llegados pues á este llano donde estaba este pueblo de mamaconos,
que estaba desierto por haberse huido toda la gente del, en un llano que allí se hace
delante de las casas, el Marqués paró á comer y á mí me mandó entrase en aque-
llas casas á ver si habla algo que comer. Pues andando yo buscando maíz 6 otras
cosas para comer, acaso entré en un buhío donde hallé estos tablones de plata que
tengo dicho, que eran hasta, diez, y de largo tenian veinte pies, y de anchor de uno,
y de gordor de tres dedos: dí noticia dello al Marqués, y 61 y todos los demos que
con 61 estaban, entraron á vello: estos tablones dijeron indios que los llevaban a
Trujillo para hacer al¡¡ una casa para su ídolo que se llamaba Chimo: la portada
desto se halló después que valió noventa mil castellanos. En Vilcas en un buhío
redondo se hallaron ciertas angarillas, y en ellos cántaros de oro y planchas: -esto
decían que era para llevar á Atabalipa y los Guailas para lo que había mandado; y
como murió, adonde les tornaba la vez allí se quedaba. También me acuerdo oí á
Atabalipa estando un dio comiendo con el Marqués, que de Chile tratan seiscientas
angarillas de tejuelos de oro para lo que habla mandado. Preguntándole el Marqués
qué tanta cantidad será, dijo: será un monton tan alto como esta mesa. Esto nunca
pareció. Pues yendo adelante llegados á Apurima que quiere decir el Señor que
habla, aquí en este Apurima hablaba el demonio con ellos, y acontesció que delan-
te de un español que Mango Inga tenia preso cuando estaba alzado, que se llama-
ba Francisco Martin, hizo este Mango Inga que el demonio hablase delante deste
Francisco Martín, y este dijo haber oído la voz del demonio que respondía al Mango
Inga á lo que le preguntaba, y le dijo: mira como habla mi Dios. Pues aquí como
digo, en esta Apurimá había un buhío muy pintado y dentro del hincado un palo
grueso, mas grueso que un hombre muy gordo, y este palo tenia muchos pedazos
desgajados: estaba muy lleno de sangre de la que le ofrescian: tenia un cinto de oro
del anchor de una mano que le ceñia todo, soldado á manera de encaje, y en la
delantera del dos tetas de oro grandes como de mujer, soldadas del mismo cinto.
Tenían á este palo vestido con ropas de muger muy delicadas, y con muchos copos
de oro que son á manera de alfileres, questas mugeres deste reino usaban, gran-
des de. las de un palmo largor, y á la cabeza muy anchos y llanos, y colgaban

17
EL PERÚ MINERO
destas cabezas muchos cascabelitos chiquitos de oro y de plata. Estos usaban
ellas para prenderse las mantas encima de los hombros, que se ponian por vestido.
A los lados deste palo grueso que tengo dicho, habla otros pequeños en renglera de
un lado y otro, y tomaban todo el aposento de una parte á otra: estos palos estaban
ansí mesmo bañados en sangre. y vestidos con mantas como el grande, y con sus
copos semejando estatuas de mugeres. En este palo mayor decían que les habla-
ba el de. monio, que llamaban Apurima: deste era guarda una señora que se decia
Azarpay, hermana destos Ingas: esta se vino después á despeñar de un .paso muy
alto que hay á la bajada para la puente del río de Apurima: tapándose la cabeza se
arrojó al río que va junto á esta barranca, mas de doscientos estados de alto,
llamando al Apurima, al ídolo á quien ella servia. En esta tierra había ídolos questos
indios tenlan, que ellos llamaban Guacas por mayores, y en el Cuzco uno que
llamaban Guanacaure en la laguna del Collao á Titicaca, y este Apurima dicho en
Trugillo Achimo, donde llevaban estos tablones. Y sobre todos estos Guacas por el
mayor tenían á Pachacama, porque quiere decir Pachacama entrellos el Señor que
toma toda la tierra. Voy entremetiendo algunas cosas destas que se me ocurren á
la memoria por no olvidallas.

_____________
* Fragmento de la «Relación del descubrimiento y conquista de los reinos del Perú y del gobierno
y orden que los naturales tenían”.

18
LETRAS Y ARTES

Francisco de Jerez

RIQUEZAS DEL PERU *


Año de 1534, a 9 días del mes de enero, llegó al río de Sevilla la segunda nao,
nombrada Santa maría del Campo, en la cual vino el capitán Hernando Pizarro,
gobernador y capitán general de la Nueva Castilla. En esta nao vinieron para su
majestad ciento y cincuenta y tres mil pesos de oro y cinco mil y cuarenta y ocho
marcos de plata. Mas trujo para pasajeros y personas particulares trecientos y diez
mil pesos de oro y trece mil y quinientos marcos de plata, sin lo de su majestad. lo
sobredicho vino en barras y planchas y pedazos de oro y plata, cerrado en cajas
grandes.
Allende de la sobredicha cuantidad, trujo esta nao para su majestad treinta y
ocho vasijas de oro y cuarenta y ocho de plata, entre las cuales había un águila de
plata que cabían en su cuerpo dos cántaros de agua, y dos ollas grandes, una de
oro y otra de plata, que en cada una cabrá una vaca despedazada; y dos costales
de oro que cabrá en cada una dos hanegas de trigo, y un ídolo de oro del tamaño de
un niño de cuatro años, y dos a tambores pequeños. Las o tras vasijas eran
cántaros de oro y plata, que en cada uno cabrán dos arrobas y más. ltem en esta
nao trujeron, de pasajeros, veinte y cuatro cántaros de plata y cuatro de oro.
Este tesoro fué descargado en el muelle y llevado a las casas de contratación,
las vasijas a cargas, y lo restante en veinte y siete cajas, que un par de bueyes
llevaban dos cajas en una carreta.
En el sobredicho año, el 39 día del mes de junio, llegaron otras dos naos; en la
una venía por maestre Francisco Rodríguez y en la otra Francisco Pabón; en las
cuales trujeron para pasajeros y personas particulares ciento y cuarenta y seis mil
y quinientos y diez y ocho pesos de oro y cinco mil y cuarenta y ocho marcos de
plata. Mas trujo Allende de las vasijas y piezas de oro y plata sobredichas, suma el
oro de estas cuatro naos setecientos y ocho mil y quinientos y ochenta pesos. Es
tanto un peso de oro como un castellano; véndese comúnmente cada peso por
cuatrocientos y cincuenta maravedís; y contando todo el oro que se registró de
todas cuatro naos, sin poner en cuente las vask ¡u y otras piezas, suma lo restante
trecientos y diez y ocho cuentos y ochocientos y sesenta y un mil maravedís.
_________
* Pragmento de la . «Verdadera relación de la conquista del Perú y provincia del Cuzco, llamada la
Nueva Castilla», publicada en 1534.
Y la plata es cuarenta y nueve mil, y ocho marcos. Es cada marco ocho onzas,
que contándolo a dos mil y doscientos y diez maravedís, sobre todo la plata, ciento
y ocho cuentos y trescientos y siete mil y seiscientos y ochenta maravedís.

19
EL PERÚ MINERO

20
LETRAS Y ARTES

Guamán Poma de Ayala

NUEVA CRONICA Y BUEN GOBIERNO *


MINER0S
En las minas de azogue de Huancavelica es donde sufren innumerobles castigos,
reciben tormentos y mueren muchos Indios pobres existinguiéndose así los de esta
raza. Asimismo reciben tormento los caciques principales de este reino; lo mismo
pasa en las minas de plata de Potosi y de Choclococha, en las de oro de Carabaya
y otras minas que existen en diferentes regiones de este reino. En esos lugares los
mineros mayordomos, españoles y mestizos son los señores tan absolutos, que
no temen a Dios ni a la justicia, además como no son considerados en los juicios
de residencia verificados ni en las visitas generales realizadas por tercios o durante
el año se hace imposible corregirlos de los abusos que cometen.
Los mineros tienen la costumbre de colgar de los pies al Cacique Principal, y a
los demás les dan de azote, poniéndoles encima de un llama. A otros los atan
desnudos en el rollo, castigándoles después de trasquilarlos, y, por último, los
tienen en la cárcel pública preso en cepo, con grillos, sin darles alimentos ni agua,
sin permitirles ni darles licencia para proveerse de lo que puedan necesitar.
Todas estas molestias y afrentas cometen bajo el pretexto de que faltan algunos
indios de la Mita, no teniendo en cuenta que están castigando en la persona de los
caciques a los señores de este reino, dueños la tierra con título reconocidos por su
Majestad. Ejecutan dichos castigos con mucha crueldad, como si fueran ladrones
o traidores, ocasionado con los maltratos la muerte de muchos Indios, o dejándolos
afrentados.
Abusivamente no les pagan los gastos de viaje de ida y vuelta así como los
trabajos que pasan durante el viaje en los caminos para acudir a las llamadas y
tampoco por el tiempo que permanecen en las minas sin jornales. Con el pretexto
del servicio de minas y tareas que adeudan, ocupan a los indios en otros trabajos
como son guardar ganado, en transportar cargas, enviándolos a las quebradas o
llanos, donde mueren los Indios no aclimatados, también los emplean en hacer
Cumbes, telas finas, tejer ropa y algunos son utilizados como rescatadores, sin
abonarles muchas veces sus tareas, por último esconden parte del trabajo ejecutado
para pagarles menos.
______________
* Capítulo de la obra “Nueva Crónica y Buen Gobierno”, cuyo manuscrito fue descubierto en
1908 en la Biblioteca Real de Copenhague.

En los asientos mineros emplean a las indias como cocineras o las hacen sus
amantes o queridas, con el pretexto de la cocina, algunas hijas de indios son
secuestradas y sirven por la fuerza, siendo violadas por ellos o sus mayordomos,
atreviéndose muchas veces a forzar a las mujeres casadas para lo cual, envían a
21
EL PERÚ MINERO
los maridos de noche a las minas o otra parte lejana para poder cometer sus
atropellos libremente.
Generalmente obligan a los indios a adquirir maíz, carne, chicha, queso y pan
a la fuerza, a cuenta de su trabajo o tarea, descontándoles todo, al tiempo de
pagarles, dando como resultado que salgan al final muy, pobres, adeudados y sin
tener con qué pagar su tributo.
Esta situación no ha tenido remedio, porque el Corregidor, Gobernador o Juez,
así como el Teniente o Alcalde Mayor, hacen causa común con ellos y se aunan,
sobre todo cuando son sobornados. Cuando ven la plata, siendo la causa justa para
el indio, a éste le dan la razón, pero, con los ojos dicen: maten a estos.
El Protector de indios está demás, porque en vez de cumplir con sus obligaciones
actúa contra los indios, no los defiende de todos esos tormentos de infierno ni
tampoco informa, como es su deber a su Majestad ni a su Real Audiencia, de los
abusos cometidos y daños hechos en agravio de los pobres indios.
Sepa vuestra Majestad para poder vestirse sólo de seda los mineros necesitan
tener mucha plata y oro, y ¿De dónde van a sacar sino es del trabajo de los pobres
indios y de los que han robado a Vuestra Majestad? Por eso sería necesario que
cada seis meses los visitadores tomen residencia a los mineros, le pidan cuentas
especialmente en. las minas, donde las indias en ausencia de sus maridos son
azotadas, en la misma forma que sus maridos a quienes les dan de azote después
de ser atados con la Guerguenza afuera, castigándoles como si fueran niños, dándoles
en las nalgas; a otros los apalean como a un negro esclavo o como si fueran
caballos u otros animales, haciéndoles muchos otros agravios, que por no ser muy
prolijo no describo y omito lo cual sólo Dios sabe, así como sus jueces que hacen
justicia.
Como los indios reciben todos estos agravios, se ausentan de sus pueblos por
no ir a ¡as minas a padecer tormentos y martirios; Por no sufrir en aquel infierno,
esas penas, sufrimientos propios solo de los demonios. Unos huyen de las minas,
otros vagan por caminos tratando de no llegar a dichos lugares. En, vez de perecer
a muerte lente prefieren ir a morir rápidamente, como ellos dicen: “de una vez”,
porque si cogen el mal del azogado se secan como palo y padecen de asma, no
pudiendo vivir tranquilos, ni de día ni de noche, hasta que sobreviene la muerte al
año o dos años de padecer constantemente.
Por mi parte he cumplido con dar cuenta a su Majestad por intermedio de su
Gobernador y Audiencia, quienes deben avisarle, escribirle o, Informarle para que
sea enviado algún cristiano, y pueda ver por esos obres Indios de Jesucristo, y
ponga remedio a fin de que no siga aumentando tanto mal y daño en las minas de
este reino.
Los mineros no cumplen en pagar a los indios que hacen de Capitanes, o
capataces, ni a los demás indios, los salarios a que tienen derecho conforme a sus
servicios, tales como los viajes, efectuados desde su pueblo a las minas y de éstas
de vuelta a sus pueblos, los que deben ser calculados por leguas. No les pagan el
importe de las tareas, trabajo, o jornales correspondientes; les cuentan sólo medio
día en vez de un día completo la plata dada por el Rey, tomándolo todo y apropiándose
así de sumas que no les corresponde.

22
LETRAS Y ARTES
Con este dinero mal ganado andan vestidos con seda y brocados a costa del
trabajo de los pobres indios; por esta causa es necesario que el mismo Juez,
Corregidor o Gobernador paguen personalmente a los indios el importe del trabajo,
y además que no se admitan las rebajas o ,descuentos por chicha proporcionada,
debiéndoseles abonar el importe del trabajo completo, en plata, para que los indios
puedan pagar, con ellos, su tributo.
Los mineros; cuando los indios mueren durante el trabajo, en sus minas, en las
plazas, en el ingenio, estancias o sementeras de este reino, a pesar de que ellos les
sirven con sus mujeres, hijos o algunos ayudantes más no abonan a sus parientes ni
les restituyen para que puedan atender a sus misas de ánima o para que puedan
sostener a sus familiares, tampoco les pagan cuando quedan mancos, inválidos para
siempre, ni les restituyen ni les pagan cuando los indios además de su trabajo personal
y de hacerse ayudar con sus mujeres e hijos, emplean sus propias sogas, costales
y mantas, instrumentos de labranza, diciendo que ,estos trabajos sólo son para
ayudar la propia tarea del indio en cambio, el pierden alguna cosa de propiedad del
minero, aunque valga sólo dos reales les cobran cinco pesos. Se ha hecho imposible
evitar estos abusos, efectuados en agravio de los pobres indios, a quienes les castigan,
muelen y destrozan materialmente con estos trabajos en las minas.
Algunos mineros y mayordomos se hacen sobornar cobrando fuertes sumas de
dinero a los pobres indios que no quieren trabajar en las minas. En seguida con el
pretexto de esconderlos los envían a sus pueblos, o a otros lugares, donde son
puestos al servicio de sus amigos, amigas o queridas, sin pagarles por tales trabajos.
Aprovechan además de esa situación para presionar a los Caciques diciéndoles
que son responsables de la ausencia de dichos indios, quedando de ese modo
insultados y agraviados todos estos pobres, así como los Caciques principales de
este reino.
El arancel para el pago de salarlo en las minas de azogue, alcanza a lo suma de
ocho reales por cada día de trabajo, más la comida; pero, en esas minas hay gran
mortandad y se acaban pronto los indios.
En las minas de plata o de oro pagan cuatro reales, más la comida por día, el
alquiler de los indios por dos meses importa diez patacones o sea cinco por cada
mes.
El pago en las minas está muy bien tasado, según este arancel, además está
dispuesto que los indios enfermos de cualquier mal, como azogados no pueden
ser alquilados salvo que lo sean antes de queda reservados; ya una vez en esta
condición y sobre todo después de una visita ya no se les puede alquilar; así mismo,
los ausentes tampoco pueden ser alquilados.
Por otra parte, los Caciques, mandones o alcaldes están facultados para detener
a los ausentes, aunque estén en los monasterios; con ese fin está dispuesto que
todos los jueces seglares y eclesiásticos, estén obligados a favorecer así como
ayudar en el cumplimiento de esas ordenanzas para facilitar los trabajos de minas,
plazas y pago de tributo en este reino; efectuándose toda diligencia a este respecto
con la intervención de los escribanos y ante testigos que firman dando fé con su
nombre, de la diligencia realizada.
Los indios que concurren a las minas y plazas, para divertir al público, haciendo
sus danzas, Tanques, cachaua, haylle, haraui, con el Pingollo, haciendo música, y

23
EL PERÚ MINERO
cantando sus canciones, no deben ser estorbados, ni les debe quitar en justicia
nada de lo que llevan consigo, por que los pobres hacen sus fiestas y regocijos
como cualquier otro trabajo; además, con estas diversiones logran consolar al alma
y el cuerpo de los que trabajan en las minas, no debiendo ser hostigados por el
Padre ni por el Corregidor, quienes algunas veces lo hacen sólo con el objeto de
obtener plata o recibir pago en alimentos.
En las minas de azogue, los indios que entran al socabón de cualquier mina, no
deben de hacerlo sino una sola vez lo mismo que en los hornos de azoque y cada
indio hará su mita sólo hasta acabar su servició, así no será azogado ni morirá. Los
mineros que consientan la entrado de un indio por dos veces a la mina serán
severamente castigados, privados, del oficio y, si es posible, se les quitará las
minas, así los indios aumentarán, no morirán muy pronto y, por consiguiente no
habrá peligro de que se acaben en este reino.
Los mineros acostumbran enviar jueces a los pueblos con el pretexto de que
faltan un indio, a costa de los mismos indios y sus caciques cometen disparates,
comen a costa de los indios y de los caciques, quitan y roban sus propiedades a
todos los de la provincia, culpables, haciendo grandes daños, seguros de quedar
porque no se les puede tomar residencia. Todos los robos durante su estadía, lo
hacen por la fuerza, dejando desnudo de sus cosas Al cacique principal, quien se
ve imposibilitado de poder defenderse de abuso que es muy común en este reino.
Los mineros no tienen en cuenta que sean cristianos o no los indios, o la gente
a sus órdenes; no se preocupan por enseñarle la doctrina cristiana los miércoles y
los viernes. No les ordena que se confiesen antes de entrar a los socabones, ni les
mandan descansar los domingos y las fiestas de guardar. No disponen que las
mujeres grandes y chicas oigan misa, ni hacen fiesta el día de todos los santos; no
hacen celebrar misa de difuntos por todos aquellos que han muerto en las minas,
asientos, servicios de plaza, ingenios, cuidando el ganado y sementeras, o en
obrajes y trapiches.
Todos, inclusive los negros esclavos, deben ser empadronados con el objeto de
que, cada año, de acuerdo con las relaciones llevadas, sean considerados en su
totalidad los que sirven y no sean olvidados, algunos durante el Santo servicio religioso,
que en conciencia debe exigirse lo hagan los vicarios, curas y a todos los que tengan
minas, plazas, estancias, ganados, ingenios, obrajes y los vecinos en general, quienes
están obligados a mandar decir en común una misa muy solemne por las almas de
todos los indios que han muerto. Así será Dios bien servido en este reino.
Los indios que trabajan y sirven en las plazas y en las minas no deben tener
continuamente borracheras, Taques, ni fiestas alguna en que se vean obligados a
gastar sus salarios en cosa que no sean necesarias. Se procurará no darles dinero
para estos gastos, porque cuando van a sus pueblos, llegan desnudos, no llevan
medio, real ni cuartillo para su tributo ni para el sustento de su mujer e hijos,
quedando adeudado y con muy poco dinero, como consecuencia de esas
borracheras, en las cuales sirven a los demonios. Por esta razón, los jueces no
deben consentir estos vicios y todo el que los consienta sea castigado, con la pena
de cien pesos de multa para la Cámara del Rey.
Que los capitanes así como los alcaldes de minas están obligados a ir en busca
de los indios que hayan faltado y cuya vigilancia corre a su cargo, a fin de completar
en las minas y plazas los indios trabajadores. Pero al ir deben hacerlo sin que
24
LETRAS Y ARTES
cueste a los mineros ni a los vecinos: de este modo harán un favor a los indios,
corriendo con el gasto del viaje su Majestad, quien les daría un salarlo.
Desapareciendo en esta forma la necesidad de mandar jueces de comisión que
hacen tanto ruido con sus abusos en todo el territorio.
Que los capitanes de minas y plazas, así como los alcaldes acostumbran a
robar a los indios con el pretexto de alquilar a un indio por otro para trabajar en las
minas, quitando especialmente a los ancianos, por la fuerza, todo el ganado que
tienen, así como sus haciendas. Algunos llevan los indios alquilados y los entregan
a algún amigo quienes los esconden o se sirven de ellos, para alquilarlos nuevamente
recibiendo plato de otro indio, con este dinero recibido en forma tan Inhumana beben
todo el vino y chicha que pueden. jactándose después que él alquiló uno por otro,
haciendo gastar con estas mentiras a los pobres indios.
Además tienen la costumbre de hacer cédulas para cobrar sin que sepa el indio
que alquila, y cobran nuevamente por la fuerza, valiéndose de la misma cédula
engañando así cada vez que al capitán le toca llevar Indios.
Con este engaño y mal procedimiento se va terminando todo el ganado que
tenía los indios, de tanto que había en este reino. En cada repartimiento continuará
acabándose así sino se ponen en cada provincia un administrador de comunidades,
Sapci, que a su vez sirva para cuidar los Indios particulares. Ese se encargará de
vigilar, que no se quiten a los’ indios y con esto se logrará que aumente el ganado
nativo de esta tierra, o sea el llama, así como los carneros de castilla y sementeras
de este reino.
Algunos indios llevan a sus hijas y hermanas a las minas donde éstas se
amanceban con los mineros y los mayordomos quienes las hacen huir y las
esconden, y como consecuencia de ello dan a luz a muchos mestizos. Otros indios
consienten que vivan amancebadas y continúen así hasta terminar de trabajar en
las minas o plazas donde prestan servicio. Por esto deben prohibirse que los indios
lleven a sus hijas y hermanas a las minas, so pena de merecer cien azotes si lo
hicieran. En el caso de que sean obligados los indios a ir a las minas, deben
dejarías a sus mujeres para que ayuden a la comunidad, Sapci, donde ellas se
encargarán del beneficio de sus sementeras; así evitará que sus hijas y hermanas
vayan a las casas de Corregidores, encomenderos, curas y padres, así como también
impedirá que entren al servicio de señoras o casa de españoles. Sólo de esta
manera se podrá lograr que los indios aumenten y se multipliquen para el servicio
de su Majestad, y la corona real tendrá más renta aprovechando mejor el servicio de
éstos. Pues así también lo entendió el católico Rey y el Emperador don Carlos
durante su reinado.
Es necesario disponer que los indios de estos reinos no se alquilen para las
minas y plazas, ni que los capitanes se encarguen de alquilarlo, porque con ese
motivo reciben sumas que gastan, o piden de unos para abonar a otros indios
quienes faltan o se ausentan de su pueblo una vez alquilados; además con ese
pretexto roban y hurtan a los pobres indios, caciques principales, mandoncillos,
alcaldes y capitanes. Para evitar esos engaños sería mejor que ellos personalmente
vayan a cumplir el trabajo de las minas y en las plazas, asimismo sus mitas y otras
obligaciones serían igualmente. atendidas por ellos. De esta manera dejarán de ser
agraviados los pobres Indios, y los caciques principales y capitanes cesarán de
hurtar o robar en este reino.
25
EL PERÚ MINERO
En todos las minas y plazas de este reino, una vez que termine el servicio de
mita y queden libres de sus labores, los indios que han ser, así como los que los
ayudan, hijos, mujeres, hermanos, deben ser obligados a salir de la ciudad, villas,
minas y otros asientos a fin de que ¡van, a los lugares de donde salieron.
Los indios ausentes, aunque tengan oficio, los Yanaconas, sus mujeres hijos,
descendientes de los Pomaranra, salteadores y ladrones, ¡dos desde la época de
los Incas, una vez inspeccionados y censano deben entrar a vivir en pueblos de
indios, quedándose en las ciudades al servicio de los españoles. Los indios deberán
vivir apartados legua de la ciudad o villas donde habitan los españoles, sólo se
harán cristianos y aumentarán.
En las ciudades o villas han de vivir exclusivamente los españoles e os quedando
prohibido que entren los indios, especialmente muchas. Para lograr esto bastará
poner en ejecución las penas que tiene. vista su Majestad, en esos casos, las
cuales se harán cumplir previa notificación en todas las ciudades, villas y minas de
este reino.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS *
—— Dime autor. ¿Que se puede hacer para que no pasen trabajos, no se
enfermen azogados, ni mueran los indios que sirven en las minas de este Reino?
——Digo acerca de esto V. de. que los indios reciben grandes daños, en primer
lugar de los mineros y de los -jueces, quienes por cualquier motivo tienen la
costumbre de colgarlos de los pies desnudos, con la vergüenza al aire para azotarlos;
los hacen trabajar de día y de noche sin pagarles, y si les pagan les dan la mitad y
otra mitad les roban, y por último los mandan a los llanos donde se mueren por
causa del clima. Se puede remediar esta situación disponiendo que de un grupo de
once indios, se saque uno por suerte para los trabajos en las minas y que se
releven entre las provincias con un intervalo de seis meses, obteniendo así un
descanso de un tiempo igual para los Indios de cada provincia. Además V. M. debe
nombrar a cualquier indio, negro o español bien pagado que sepa curar y sanar
enfermos azogados. De este modo se multiplicarán y no sentirán el trabajo los
pobres indios que sirven en esas minas.
__________
*Fragmento del diálogo imaginario con su Majestad el Rey de
España, que Guamán Poma de Ayala relata en la tercera parte de
“Nueva Crónica y Buen Gobierno”.
—Dime autor. ¿Cómo se puede descubrir las minas ocultas de este Reino?.
—DI a Vuestra Majestad, que cuando un indio descubre minas de oro, plata que
azogue, plomo, cobre, estaño o pintura, Inmediatamente intervienen los españoles,
les quitan, les maltratan, y se apoderan de las minas encontradas; por eso los
indios ya no quieren denunciar. Ahora bien, si V. M. pudiera tratar directamente con
el indio descubridor y le hiciera mercedes, todas las minas buenas y ocultas estarían
ya descubiertas, sería muy rico el Reino, y estuviera ya rico V. M. y como tal,
mucho más poderoso que todos los reyes, y sería el Monarca más grande del
mundo.
26
LETRAS Y ARTES
Tomando estas disposiciones pronto se hará muy rico V. M. y su Corona Real,
alcanzando las riquezas obtenidas para la satisfacción de todas las necesidades
del Reino, servicio de Dios y la grandeza de vuestra Corona.
-Digo, a S. C. R. M. que en este Reino se están acabando los Indios y el
terminan por acabar; de acá a veinte años ya no habrán indios para el servicio de su
Corona Real y defensa de nuestra Santa Fé Católica. Sin ellos V. M. no vale gran
cosa; y acuérdese que Castilla es Castilla por los indios. El serenísimo Emperador
y Rey a quien Dios tiene en la Gloria, fué poderoso por los indios de este Reino,
asimismo el padre de V. M. también fué monarca con gran poderío y potestad
debido a los Indios de este Reino, asimismo por ellos también es poderoso V. M.
Considerad que no es posible que se pierda un Reino de tanto valor’ bien sabe V.
M. por muy Importante que hayan sido estas tierras no tendrán valor si disminuyen
y se acaban los indios, por otra parte ya están despoblados. Donde existían mil
almas ya no hay cien, y todos son ancianos y ancianas que no pueden multiplicarse;
aunque hayan Indios solteros; como se casan con viejas, éstas ya no tienen hijos.
Además de que los indios están oprimidos con grandes trabajos, los Inquietan y
les roban a sus hijos, hijas y a sus mujeres aún casadas, no pudiéndose evitar
estos abusos porque para ello, todos se aunan al juez, el corregidor, teniente,
encomendero, mayordomo, otros españoles, mestizos, visitadores de la Santa
Iglesia, vicarios y curas . Todos ellos como son contrarios a los pobres a una mano
siempre están a favor de los españoles, dones y señoras, quienes se sirven de
todos los pobres, y no solamente se hacen servir, sino que se meten en sus
posesiones, haciendas, tierras, pastales y casas por la fuerza Y contra su voluntad.
Escribirlo es llorar, y ninguno de ellos le informa la verdad a V. M.
Le diré a cerca. del valor, precio, provecho y renta que se ha obtenido de los
servicios prestados por los indios y se continuará obteniendo, pues si se pierde
todo esto; sería perderlo todo en el Reino. de saber V. M., primero que existen
grandes beneficios en el Importe de los tributos que pagan los Indios, equivalente al
tercio de que producen, dos veces al año, ya sea en plata, maíz, trigo, ropa, gallinas,
pollos, ganados de la tierra y otras especies; además de esto obligan a trabajar en
las minas, plazas, tambos, mesones reales, .arreglar los puentes de vuestro Reino,
en limpiar los caminos reales, y atajos. De los indios se cobra también el quinto, el
diezmo, el tributo y la alcabala que abonan juntamente con los mestizos y mulatos.
De los españoles V. M. no tiene tanto provecho y tal vez ninguno Poniéndole precio,
estimo que vale mucho el indio, por eso debe cuidársele para que no pierda el
Reino, porque si el español interviene se apodera generalmente de cuatro indias
parederas de mesticillos y mesticillas. Si los indios se quejan no les hace caso el
juez ya de antemano sobornado; además son tantos los españoles y tantas las que
fácilmente las buscan y las encuentran en sus casas y rancherías; persiguiéndolas
de día y de noche, no las dejan tranquilas, y si las defienden el padre y la madre los
maltratan. Van a buscarlas a los lugares donde hacen sus fiestas, no dejándolas
casarse ni hacer con sus maridos. Por otra parte andan detrás de las indias casadas,
corrompiéndolas, por cuyo motivo éstas no tienen hijos de sus maridos, sino que
dan a luz mesticillos, negándolos después; por eso muchos mestizos andan en
traje de indios pobres, en todo el Reino. sólo eso hacen, sino que cuando aparece
una india dando a luz al No de un indio pobre, cargan todos encima de ella, el
Visitador, el Vicario, el cura, el corregidor, sus tenientes y el encomendero se juntan
27
EL PERÚ MINERO
para castigarla, y como condena la destierran a casa de una señora el la cocina del
padre, donde éste la formica y comienza a parir mesticillos.. Allí convertidas en
madres son inquietadas, acostumbrándose estar amancebadas y dar a luz
mesticillos, contagiando a otras indias que gustan esta vida y buscan ocasiones;
porque ven que en esa condición viven mejor y están bien favorecidas.
Como ya tengo dicho, pariendo las mujeres hijos de indios, todos se alborotan,
parece que el cielo y la tierra se juntaran, castigan al padre y a la madre en público,
atormentándolos en rollo y a ella la trasquilan. Contar, de estas cosas, es de nunca
acabar.
—Dime autor Ayala; ya que me has contado tantas cosas lastimosas, dime:
¿Cómo se acaban los indios, pasan trabajos, no pueden multiplicarse porque los
españoles les quitan sus mujeres e hijas, posesiones tierras, casas, y los desuellan
totalmente, cuando yo no envío a Jueces y funcionarios a hacer mal, daño, ni robar,
sino al contrario disponiendo que honren a los principales, caciques, mandones y
los pobres indios a fin de que ellos puedan aumentar y multiplicar para el servicio de
Dios, defender la Santa Fé Católica y mi Corona Real?, dime: autor Ayala ¿Cómo
podrá remediarse?.
—Digo a V. M. que todos los españoles deben vivir como cristianos, casarse
con los de su calidad o señoras iguales a ellos, dejando a los pobres indios
multiplicarse y que no les quiten sus posesiones, tierras y casas. Aquellos que
quitaron por la fuerza, obligarlos a que las devuelvan, pagando el importe de lo que
gozaron, y disponiendo que estas penas sean ejecutadas de inmediato. Luego
ordenar el, castigo inmediato de los que violen a las Indias doncellas, a los que
hicieron parir a las indias casadas o las fornicaron por la fuerza. A todos se les hará
desterrar, condenándolos a seis años de galeras mandarlos a Chile confiscándoles
todos sus bienes para vuestra Cámara, debiéndole pagar al indio los daños hechos,
así como los gastos judiciales. Castigar al juez que no ejecute las sentencias
impuestas a la misma pena, que al culpable; ordenando que ningún juez actúe
injustamente contra los pobres indios. Además ordenar a los que no son jueces
como el padre doctrinante, encomendero y demás españoles, no se metan hacer
justicia, y el que lo hiciera sea castigado imponiéndole penas y desterrándolos
lejos de los indios de este .Reino. Sólo así aumentarán éstos.
Es muy conveniente también para el servicio de vuestra Corona Real, aumento
de las riquezas y multiplicación de los indios de este Reino, que los pleitos de los
indios sobre los animales, pasen a poder de los jueces y sea visto por vuestro
fiscal, el protector y el procurador que para eso reciben salario pagado en este
Reino por su Majestad, siendo su obligación vigilar que sea defendido el indio pobre
como el niño de Castilla y se le haga justicia. Además conviene a su S. C. R. M.
que el tributo correspondiente a las especies y otras cosas sean pagadas conforme
al precio original señalado por don Francisco de Toledo, y que de todo lo demás
inclusive del ganado muerto de las comunidades se abone sólo el tercio. Si no
puede pagar esa cantidad se le dispense sin castigarle.
Para que aumenten y se multipliquen los indios y sus riquezas es necesario que
S. C. R. M. ordene a las comunidades Sapci, a las iglesias, cofradías, y hospitales
de este Reino, vengan a darme cuenta y razón, como a vuestra segunda persona,
en este Reino de todo lo que se produzca de seis en seis meses durante el año;

28
LETRAS Y ARTES
abonándome de salario la séptima parte del importe producido, a fin de tomar de
dicha suma, si hubiera necesidad para el servicio de Dios y de Vuestra Corona
Real, sacando desde luego el quinto correspondiente. Con esta disposición se
servirá a Dios, a V. M. y se hará un bien a los indios, cuyas riquezas aumentarán de
esta manera.
Ordene S. C. R. M. que a mi presencia venga el cacique principal: sus segundos
y todos los mandones de este Reino, para que yo de testimonio de lo que merece
cada uno, porque los conozco a todos como segunda persona del Inca y de V. M.
y sé cómo, y de que manera darles testimonio de conformidad con la ley de mis
antepasados firmando debidamente para que conste perpetuamente sus
merecimiento. De este modo ninguno se hará por engaño y a la fuerza curaca ni se
llamará don ni doña en este Reino, ni usará hábito ‘español, al mismo tiempo será
en esta forma bien probado, fiel cristiano y diligente para servir a Dios y a V. M.
favorecerá a los pobres Indios, dando así lustre y título a V. M., como su real
vasallo.
Ha de saber S. C. R. M. (Su Santísima y Católica Real Majestad) que algunos
pueblos aumentan en indios y otros desminuyen, menguan o se acaban por la
muerte de sus habitantes, quedando como los que he visto quedar, muchos pueblos
solitarios y yermos como Uchuc Marca y Uruysa; así en Uchuc Marca habían doce
mil soldados y en Uruysa ocho mil, actualmente en cada uno de estos pueblos no
hay quince soldados tributarios. Por eso es conveniente que V. M. como Rey Inca,
mande dar títulos y posesión, ordenando que los campos se pueblen nuevamente
de indios, dándoles al mismo tiempo sementeras, pastales y propiedad, con la
misma jurisdicción que tuvieron ellos cuando primitivamente los poseyeron. En
posesión de estas propiedades servirán muy bien a Dios y a V. M. y pedirán con
confianza los títulos de los terrenos a que tienen derecho y se multiplicarán los
indios.
Además S. C. R. M. debe disponer que los indios que se ausenten y no vayan a
las minas y plazas de este Reino a cumplir con sus obligaciones sean anotados
uno por uno y se haga una lista, a nombre de V. M. En seguida se les busque y
detenga, con cuyo objeto se ordene a los Caciques Principales den mandamiento
para sacarlos de cualquier lugar o parte donde estuvieran dentro de este Reino;
además, que sean buscados por un español, mestizo o mulato, a quienes se les
abonará sus costas y salarlos por cuenta del indio. Una vez preso será llevado con
grillos y exhibido en un caballo enjalmado, siendo entregado el indio con su mujer a
los jueces de las minas o plazas; fuego se le hará trabajar teniéndolo preso y con
una calza de hierro. Al Alguacil y a los cuadrilleros se les pagará por diez días sus
jornales. A los Indios detenidos se les dará de comer a su costa, con el producto de
su trabajo hasta completar el total del costo de la comida y los gastos que ocasionen
tenerlos presos, pagando inclusive el jornal del Alguacil del Rey. Además se les
obligará a pagar el tributo que les corresponde y todo lo que deben.
Los alguaciles encargados de perseguir a esos Indios en los tambos y pueblos
de este Reino, comerán y serán atendidos sin costo y sin que paguen ellos, estando
obligados a ayudarlos los caciques, alcaldes, corregidores y los sacerdotes por ser
servicios de Dios y de su Majestad, quienes además deberán proporcionarles
caballos, sin costo alguno. También esos funcionarios en ciertos casos darán
alguaciles, quienes después de haber detenido al indio cimarrón, lo entregarán al
29
EL PERÚ MINERO
Cacique Principal, a fin de que sea remitido a su pueblo.
Le diré S. C. R. M. lo que yo se, acerca del recogimiento de indios ausentes,
los cuales pueden ser clasificados en tres clases: 1° Cimarrones y Vagabundos; 2°
Forasteros y 3° Huérfanos..
1° Los cimarrones y vagabundos son aquellos a quienes los la n quita suua,
poma ranra y choqui aquilla, ladrón prófugo siendo ladrones que salieron de sus
pueblos por salteadores, borrachos, jugadores, perezosos y comedores de coca
quilla uanana.
2° Son forasteros los ausentes de sus tierras por estar perseguidos o se han
visto obligados a huir al verse abrumados de trabajos, ocupaciones, o han sido
agraviados en su persona, en sus haciendas, en sus mujeres, hijos, por los
corregidores, padres, encomenderos, o principales señores de este Reino. Por ellos
dicen: Chicnisca runa; llactamanta carcosca runa, uaycasca runa, yma hayca
haziendanta quíchusca runa, tumpasca runa, uaccha mana yanapacnioyoc runa,
llactapi cacancha uaccha, que quiere decir: gente aborrecida, gente ausente o huida
de su pueblo, gente agraviada; gentes a quienes les han quitado sus haciendas;
gente calumniada, gente pobre que no tiene a -nadie, son pobres que no pueden dar
tributo en sus pueblos.
3° Son los indios o indias huérfanos que son sacados de sus pueblos, para
que sirvan de criados, muchachos, chinaconas y amas, en casa de los corregidores,
padres, encomenderos, escribanos, tenientes o mayordomos. Son regalados a sus
parientes en las ciudades a donde los llevan por la fuerza, los maltratan y los
castigan como si fueran negros esclavos, y los tratan cruelmente dándoles mala
vida. Estos huérfanos por eso huyen de sus amos y se ausentan de ellos y temerosos
de recibir daños no vuelven a sus pueblos o reducciones, yéndose a otras ciudades,
quedando después en condición de yanaconas o chinaconas, siendo llamados
después uaccha, lurucha, mana yayayoc mana mamyoc, misque uicza, hillo, suua,
quilla muchacho, mana llamcacoc muchacho, quita muchacho, quita uausa
chinacona que quiere decir: huérfano tierno, sin padre y sin madre, de barriga dulce
y liviano, perezoso, ladronzuelo, a quien no le gusta trabajar. Vete eres bausa y sólo
sirves para criado. Así se dicen entre ellos.

30
LETRAS Y ARTES

Juan de Matienzo

GOBIERNO DEL PERU


CAPITULO XLIII
Si converná que se descubran más minas de plata o oro, y
descubiertas, cómo se labrarán
En este Reino hay muchas minas de plata y oro (como dixe en el Cápítulo XL),
y como agora está la tierra, no me parece convernía dar licencia para que se
descubran fuera de los asientos de Potosí y Porco, y de las demás que al presente
están descubiertas, porque podría ser que descubriéndose otras se desamparase
el cerro de Potosí, y su gran contratación, que es la causa de sacar tanta plata, y
más se ha de procurar de conservar esta contratación, que procurar ni inquirir más
minas, que por mucha plata que se saque de ellas, no será la séptima parte de lo
que se saca por contratación.
Mas, dándose la orden que arriba dixe, en los pueblos formados de indios que
ha de haber, se podría dar licencia (y aun mandarse) que los indios y españoles
buscasen y descubriesen más minas. lo cual harían de buena gana los indios
entendiendo el provecho que de ello les había de venir; y no se estorbaría la
contratación de Potosí, pues allí, como está dicho, ha de acudir la décima parte de
todos los indios que hay en esta provincia y en toda la serranía.
Los españoles que hallasen las minas podrían vivir en el pueblo de los indios en
cuya comarca estuviesen, o en el asiento de minas, si estuviese lexos, y allí ternía
cargo el Corregidor de indios de señalar otra décima parte, o más, de indios de
aquel repartimiento, o de los comarcanos, que trabaxen en ellas los días que no
son de la tasa, y más los que fuere su voluntad, que ellos lo harían sabiendo que el
salarlo había de ser para ellos mesmos, y naide se lo había de quitar.
_______________
* Capítulo XLIII de la obra “Gobierno del Perú,, del Lic. Juan de Matienzo (1567).
Habiendo minas de oro, les había el Corregidor de mandar que se empleasen en
ellas los días de la tasa todos los indios, y pasados aquellos días, hiciesen sus
sementeras, y otros sacasen oro para sí, como ellos quisiesen, no les apremiando
a otra cosa, más de que hiciesen sus chácaras para ellos y para el común, y los
que hubiesen de servir en las ciudades y en los tambos, que aquellos habían de
estar un año, y acabado aquél, no les cabría otra mita: y ha muchos años que todo
podría andar mexor concertado que en tiempo del Inga, y con mucho contento de
los indios, pues el provecho había de ser para ellos.
Las leyes que para esto se habían de hacer, son:
I Que pueda cualquiera persona, español, Indio, o mestizo, descubrir
minas de plata y oro, y se guarden con él las leyes arriba referidas en
el Capítulo XLI.

31
EL PERÚ MINERO
II Item, que a los españoles que vivieren en los pueblos de indios, o en
los asientos de minas, se les den indios por su alquiler para labrar las
minas que tuvieren en sus tierras o en su comarca, ansí de oro como
de plata, los cuales sean obligados a trabaxar en ellas los días de la
tasa, y lo demás quede a su voluntad, pues desque entiendan que es
suyo el provecho, lo harán de buena gana, lo cual haga el Corregidor
de aquel repartimiento, y en su ausencia el tucuirico y el cacique,
ambos a dos .Juntamente, y por ausencia del cacique, el tucuirico
solo.

32
LETRAS Y ARTES

Inca Garcilaso de la Vega

HISTORIA GENERAL DEL PERU


CAPITULO XXXVIII
Una agudeza del ingenio de Atahuallpa; y la cantidad de su rescate.
Atahuallpa, como se ha dicho, fue de buen ingenio y muy agudo. Entre otras
agudezas que tuvo, que le apresuró la muerte, fue que, viendo leer y escribir a los
españoles, entendió que era cosa que nacían con ella; y para certificarse desto,
pidió a un español de los que entraban a visitarle o de los que le guardaban, que en
la uña del dedo pulgar le escribiese el nombre de su Dios. El soldado lo hizo así.
Luego que entró otro le preguntó: “¿Cómo dice aquí?” El español se lo dijo, y lo
mismo dijeron otros tres o cuatro. Pero después entró Don Francisco Pizarro, y,
habiendo hablado ambos un rato, le preguntó Atahuallpa, qué decían aquellas letras.
Don Francisco no acertó a decirlo, porque no sabia leer. Entonces entendió el Inca
que no era cosa natural, sino aprendida. Y desde allí adelante tuvo en menos al
Gobernador, porque aquellos Incas (como dijimos en la aprobación que su noveles
hacían para que los armasen caballeros) tuvieron en su filosofía moral que los
superiores, así en la guerra como en la paz, debían hacer ventaja a los inferiores, a
lo menos en todo lo que les era necesario aprender y saber para el oficio, porque
decían que, hallándose en igual fortuna, no era decente al superior que su inferior le
hiciese ventaja. Y de tal manera fue el menosprecio y el desdeñar, que el Gobernador
lo sintió y se ofendió dello. Así lo oí contar a muchos de los que se hallaron presentes.
De aquí podrían los padres, principalmente los nobles, advertir a no descuidarse en
la enseñanza de sus hijos, siquiera que sepan leer y escribir bien y una poca de
latinidad, y, cuando fuere mucha, tanto mejor les será, porque no se vean en
semejantes afrentas. Que en estos tiempos serán más culpados los que en esto
fueren negligentes que en los pasados, porque entonces no había en España tantos
maestros de todas ciencias como los hay ahora. Y pues los caballeros se precian
de 19 nobleza que heredaron, deberían preciarse de lo que por sí ganasen, pues
son engastes de piedras preciosas sobre oro fino.
__________
* Capítulo XXXVIII de “Historia General del Perú”, Segunda Parte de Los Comentarios Reales de los
Incas, publicada: en 1616.
Otra cosa contaban de Atahuallpa, encareciendo la viveza de su entendimiento.
y fue que entre otras cosas que algunos españoles llevaban para rescatar con los
indios o, como los maliciosos decían, para engañarles, se halló un vaso de vidrio de
los muy lindos que en Venecia es hacen. A su dueño le pareció presentarlo al Rey
Atahuallpa, porque entendía le sería bien pagado, como lo fue, que aunque estaba
preso, envió a mandar a un señor de vasallos diese por él al español diez vasos de
los que tuviese de oro o de plata, y así se hizo. El Inca estimó en mucho la lindeza
y labor del vaso, y, con él en las manos, preguntando a los españoles, dijo: “De
vasos tan lindos no se servirán en Castilla sino los Reyes”. Uno dellos, entendiendo
33
EL PERÚ MINERO
que lo decía por ser de vidrio y no por su linda hechura, respondió que no solamente
los Reyes, sino también loe grandes señores y toda la gente común que quería se
servía dellos. Oyendo esto Atahuallpa, dejo caer el vaso de las manos, diciendo:
“Cosa tan común no merece que nadie la estime”, con lo cual admiró a los que le
oyeron.
Atahuallpa fue muerto por justicia, como se ha visto, sin cumplir la cantidad que
prometió por su rescate, porque no le dieron más lugar, aunque otros dicen que
después de recibido el rescate le mataron. Eso que dio, repartieron los españoles
entre sí como ganancias habidas en la guerra. En la suma deste rescate andan
diversos Agustín de Zárate y Francisco López de Gómara, historiadores de aquellos
tiempos. Creo que son erratas del molde; pondré aquí algunas dellas para que se
vean mejor. Zárate, libro segundo, capítulo siete sacado a la letra, dice: “A Su Majestad
le perteneció de su real quinto treinta mil marcos de plata blanca, fina y cendrada; y
del oro cupo a Su Majestad, de quinto, ciento y veinte cuentos de marcos”, etc.
Gómara, capítulo ciento y diez y ocho, dice: “Francisco Pizarro hizo pesar el oro y la
plata después de quilatado; hallaron cincuenta y dos mil marcos de buena plata, y un
millón y trecientos y veinte y seis mil quinientos pesos de oro”, etc.
Queriendo conformar estos dos autores. decimos que a Gómara lo faltan cien
mil marcos de plata para ajustarse con Zárate, porque, para que haya treinta mil
marcos de quinto, es menester que haya ciento y cincuenta mil marcos de principal.
El mismo yerro y aun mayor hay en el oro, porque en decir Zárate que cupo a Su
Majestad de quinto del oro ciento y veinte cuentos de marcos, se ve claro el yerro
de la Impresión, Porque si hacemos la cuenta por el valor de los marcos, dando
setenta y dos ducados a cada marco de oro, hace un número de ducados que no
hay para qué ponerlo en cuenta, por ser tan excesivo. Y si dijo marcos por decir
maravedís, también consta claro el yerro, porque ciento y veinte cuentos de maravedís
montan trescientos y veinte mil ducados y, como adelante veremos por las partidas
que estos mismos autores don en la partija deste rescate, sumó el quinto de oro,
reducido con su Interés a ducados de plata, setecientos y ochenta y seis mil y
seiscientos duca por, lo cual me pareció sacar la cuenta por las partidas que ellos
dan repartimiento que se hizo de aquel oro y de aquella plata, sin hacer de las
sumas mayores, porque en ellas está el yerro, como se ha Seguiré a Zárate en lo
que habla determinadamente, a quien, por sido Contador general de la hacienda de
Su Majestad en el Perú, hubo allá la relación de lo que escribió se le debe más
crédito no el que escribió en España por relación de yentes y viniestes. .,que
Agustín de Zárate deja de decir, que es la cantidad de la plata cupo a cada uno, lo
tomé de Gómara. Y también lo que cupo a los capitanes, como se podrá ver por su
historia. Sola la partida del general pusimos de relación de los que se hallaron
presentes. la gente de caba ambos autores dicen que eran sesenta. Los infantes,
dice Gómara e serían ciento y cincuenta, aunque Pedro de Cieza de León, hablando
Cassamarca, donde fue la prisión de Atahuallpa, capítulo setenta y te, dice que los
que le prendieron fueron sesenta de a caballo y cien infantes. En el número de los
infantes sigo a este autor y no a Gómara porque, demás de que estuvo en el Perú
y escribió allá, soy amigo de en toda cosa la parte menor antes que la mayor,
porque mas querría dar cinco de corto que de largo.
En las particiones, como consta por los mismos autores, también diferencias,
porque a los soldados dieron seis partes en oro y una en plata, y al Gobernador y a
los capitanes y a la gente que fue con Don de Almagro dieron tres partes en oro y
34
LETRAS Y ARTES
una en plata. La causa de que en aquel tiempo había tanto oro y tan poca plata (en
contra de lo que en todo el mundo se usa era porque los Reyes Incas tuvieron más
Oro que plata, porque como entonces no sacaban estos metales para tesoro ni
caudal de hacienda, sino para ornamento de sus templos y casas ,,¡balas, no
procuraban buscar mineros de plata, porque la plata se saca ..pon mucha dificultad
y trabajo, como se ve hoy, que entran en las minas de Potocchi mas de docientas
brazas debajo de tierra a sacar el metal, Como lo dice el Padre Maestro Acosta,
Libro cuarto, capítulo octavo, donde remito al que quisiere ver y Saber el increíble
trabajo con que se saca ese metal. Por ¡o cual los Keyes incas no procura Dan
buscar minas de ‘Plata ni aun de oro; porque, como en su lugar dijimos, no lo
pedían ellos de tributo, sino que se lo daban los indios presentación solo para el
servicio de sus casas y templos. Y porque el oro se saca con mas facilidad, porque
se cría y se halla sobre la haz de la tierra y en los arroyos, donde ‘lo llevan las
avenidas de las lluvias, y se halla generalmente en todo el Perú, en unas partes
mas que en otras, y lo sacan lavandono, como nacen aca los plateros sus escobillas,
por esto había en aquellos tiempos mucho más oro que plata, porque los indios,
mientras no tenían qué hacer en sus haciendas, se ocupaban en sacar oro, para
tener qué presentar a bus Reyes.
Volviendo, pues, a nuestro intento, que es de verificar la cantidad, de aquel increíble
rescate, pondremos las partidas como las dicen aquellos autores. En las de oro
pondremos su interés del oro a la plata, que son veinte por ciento, como allá valía en
mis tiempos y hoy vale en España, y antes más que menos; y para mayor claridad,
reduciremos los pesos o castellanos de oro y plata a ducados de Castilla, de a once
reales y un maravedí por ducado, que, contados por maravedís, según el uso castellano,
son trecientos y setenta y cinco maravedís. Entrando, pues, en la partición, decimos
que Agustín de Zárate dice en este paso: “A cada hombre de caballo le cupieron más
de doce mil pesos en oro, sin la plata, porque estos llevaron una cuarta parte más que
los peones; y aun con toda esta suma, no se había concluido la quinta parte de lo que
Atábalíba había prometido dar por su rescate. Y porque a la gente que vino con Don
Diego de Almagro, que era mucha y muy principal, no le pertenecía cosa ninguna de
aquella hacienda,.pues se daba por rescate de Atabáliba, en cuya prisión ellos no se
habían hallado, el Gobernador les mandó dar todavía mil pesos para ayuda de costa”.
Hasta aquí es de Zárate. Gómara dice que cupo a cada hombre de a caballo trecientos
y sesenta marcos de plata, sin el oro, y a los capitanes a treinta y a cuarenta mil
pesos. Juntando ahora lo que estos autores dicen, sacaremos por estas partidas
todas las de aquella partija, y de todas sacaremos el quinto, para mayor verificación
de lo que fue cada parte y el todo.
Al Gobernador le dieron de su parte docientos mil pesos, los ciento y cincuenta
mil en oro y los cincuenta mil en plata. La joya que tomó del montón, como capitán
general, que fueron las andas del Inca, pesó veinte y cinco mil pesos de oro. A tres
capitanes de caballo dieron noventa mil pesos en oro y treinta mil pesos en plata. A
cuatro capitanes de infantería, otros noventa mil pesos en oro y otros treinta mil
pesos en plata. A sesenta hombres de a caballo, setecientos y veinte mil pesos en
oro y ciento y ochenta mil pesos en plata. A los cien infantes, novecientos mil
pesos en oro y ciento y treinta y cinco mil pesos en plata. A docientos y cuarenta
españoles que fueron con Don Diego de Almagro, ochenta mil pesos en oro y
sesenta mil en plata. A Don Diego de Almagro dieron treinta mil pesos en oro y diez
mil en plata, sin lo que su compañero le dio de su parte, como adelante se dirá. El
35
EL PERÚ MINERO
quinto del oro sacado por estas partidas son quinientos y cuarenta y seis mil y
doscientos y cincuenta pesos. El quinto de la plata son ciento y cinco mil y
setecientos y cincuenta pesos, y por-que, como dicen los historiadores, toda esta
plata era fina, de la que llaman cendrada, la cual vale cuatro reales más por marco
que la que llaman de ley, y porque la cuenta que hemos hecho es de plata de ley y
no de la cendrada, añadimos treinta y ocho mil y ciento sesenta ducados que valió
más la cendrada que la de ley en toda la cantidad de plata que se ha puesto en esta
cuenta. Y porque no cansemos a los oyentes con largas cuentas de cada uno de
las partidas, diré en suma la cantidad de ducados que valió cada partida de oro, con
su interés de veinte por ciento del oro a la plata, y otros veinte de pesos a ducados.
De manera que cien pesos en oro valen ciento y veinte pesos en plata, y ciento y
veinte pesos en plata son ciento y cuarenta y cuatro ducados, de manera que cien
pesos en oro valen ciento y cuarenta y cuatro ducados. Por esta cuenta sacaremos
todas las del oro. Y porque los historiadores no dijeron si el oro era oro fino, como
dijeron de la plata que era centrada, hicimos la cuenta del oro por de veinte y dos
quilates y medio, como se usa en el Perú, que, si le diéramos veinte y cuatro
quilates (como es la ley del oro fino) añadiéramos en toda la cantidad del oro docientos
y diez y ocho mil y quinientos ducados que vale el quilate y medio que le falta. Pero
porque los autores españoles no lo dicen, no los añadiré yo, por no poner nada sin
la autoridad dellos. La plata no tiene Interés más de las crezas de pesos a ducados,
que son veinte por ciento. Decimos, pues, que valió:
El oro que cupo al Gobernador, con la joya que tomó
del montón 252-000 ducados
La plata valió 60.000
A los tres capitanes de caballo, en oro 129.600
Y en plata 36.000
A los cuatro capitanes de infantería en oro 129-600
Y en plata 36.000
A los sesenta de caballo, en oro 1.036-800
Y en plata 129.600
A los cien infantes, en oro 1.296-000
Y en plata 162.000
A los 240 hombres de Almagro, en oro 259.200
Y en plata 72.000
A Don Diego de Almagro, en oro 43.200
Y en plata 12.000
Al quinto real cupo, en oro 786.600
Y en plata 126.900
Las crezas de la plata cendrada 38.170
De manera que sumó y montó todo este rescate de Atahuallpa 4.605.670 ducados.
De los cuales los tres cuentos y novecientos y treinta y tres mil ducados son del
valor del oro, y los seiscientos y setenta y dos mil y seiscientos y setenta ducados
son del valor de la plata, con las crezas de la cendrada. Y ambos números hacen la
suma de los cuatro millones y seiscientos y cinco mil y seiscientos y setenta
ducados Este suma de ducados hubieron los españoles en Cassamarca; mucho
mayor fue la que hubieron en el Cozco cuando entraron en aquella ciudad, como lo
dicen los mismos autores Gómara y Zárate, que adelante, en su lugar. citaremos.

36
LETRAS Y ARTES
El Padre Bias Valera dice que valió el rescate de Atahuallpa cuatro millones y
ochocientos mil ducados. El dijo lo que juntaron los Indios, que dellos lo averiguó,
sacando de los ñudos y cuentas lo que trajeron de cada provincia; nosotros lo
sacamos de la cuenta y repartimiento que los historiadores dicen. El desperdicio
que hubo fue de ciento y noventa y cuatro mil y trescientos y treinta ducados que
faltan de nuestra cuenta para ajustarse con la del Padre Bias Valera. No causa en
estos tiempos mucha admiración esta cantidad de oro y plata, pues es notorio que,
de más de treinta años a esta parte, entran cada año diez, doce millones de oro y
plata por el río Guadalquivir, los cuales envía aquella mi tierra a toda España y a
todo el mundo viejo mostrándose cruel madrastra de sus propios hijos y apasionada
madre de los ajenos, Gómora, habiendo deste rescate, capítulo ciento y diez y
ocho, dice lo que se sigue: “Envió Pizarro el quinto y relación de todo al Emperador,
con Henándo Pizarro, su hermano, con el cual se vinieron a España muchos soldados
ricos de veinte, treinta y cuarenta mil ducados. En fin, trajeron casi todo aquel oro
de Atabáliba, y hincheron la Contratación de Sevilla de dinero, y todo el mundo de
fama y deseo”. Hasta aquí es de Gómara. Los que se vinieron fueron sesenta
conquistadores; fue bien notada allá esta venida. El Gobernador dio al compañero
ciento y veinte mil ducados de la parte que a él le cupo. Al maestrescuela Hernando
de Luque no cupo cosa alguna, porque se supo entonces que era ya fallecido, y por
esto no hablan dél los historiadores.

37
EL PERÚ MINERO

38
LETRAS Y ARTES

II

ENSAYO
Hipótito Unanue Historia del Clima de Lima
Mateo Paz Soldán Breve Descripción Geológica de la
Cordillera de los Andes.
Alejandro Gariand Relación de la Primera remesa a España de
los Quintos provenientes de la explotación
de las minas.
osé Balta El Fierro y la Industrialización Nacional.
Antonello Gerbi Introducción
Javier Prado Estado Social del Perú durante la
dominación española.
Manuel Vicente Villarán Establecimiento de la Mita Minera.
José Carlos Mariátegui Esquema a de la Evolución Económica.
Rubén Vargas Ugarte El Período Aureo
Raúl Porras Barrenechea Oro y Leyenda del Perú.
José Luis Bustamante y Rivero La mina
Mariano Iberico Rodríguez Notas sobre el paisaje de la Sierra.
Honorio Delgado Antonio Raimondi.
Jorge Basadre El Medio Peruano y sus recursos.
Luis Alberto Sánchez Interludio minero: Ricardo Bentín Sánchez
y el yacimiento de Casapalca.
Arnold J. Toynbee El hombre y el agua en el Perú.
Modesto Bargalló Conocimientos de los aborígenes de
Centro y Sudamérica sobre los metales y
su beneficio.
Vitold de Szyszlo La Naturaleza en la América Ecuatorial.
Carlos Prieto El cuento y la cuenta del Oro de América.
Gwendolyn Ballantine Cobb Potosí y Huancavelica.
Marcel N. Barbier La Minería y las Artes.
Miguel Mujica Gallo El Arte aurífero prehispánico en elPerú.
George Petersen G Notas Históricas sobre la Minería en el Perú.
Emilio Hart-Terré Los pueblos ceramistas en el antiguo Perú.
Guillermo Lohmann Villena La Minería en el Marco del Virreinato Peruano.
Hermann Buse Oro Peruano: Atracción mundial.
Virgilio Roel La Minería Colonial en el siglo XVI.
Federico Kauffmann Doig El Perú Antiguo - La Metalurgia.
Luis G. Lumbreras De los pueblos, las culturas y las artes
del antiguo Perú.
Mario Sarnamé Boggio Oro y Libros del Perú.

39
EL PERÚ MINERO

40
LETRAS Y ARTES

Hipolito Unanue

HISTORIA DEL CLIMA DE LIMA


SECCION 1
Historia del Clima
I SITUACION DE LIMA
1. Lima, Ciudad la más rica y célebre de la América Meridional, está situada á
los 129 2 51.” de latitud austral: 709 50. 51.” de longitud al meridiano de Cádiz (1).
Su situación es austro-occidental, pues por el oriente y norte la abrigan los cerros,
quedando descubierta á los vientos al sur y occidente.
2. Todos aquellos cerros son ramas de la gran cordillera de los Andes, cuyo
cuerpo pasa N. S. por el oriente á veinte leguas de la Capital. Las ramas orientales
descienden en degradación de N. á S. formando valles á sus espaldas hasta acercarse
á los muros de la parte alta de la Ciudad. Las del norte acompañan de E. á O. la
orilla derecha del Rimac con mas 6 menos inmediación, y después de separarse
formando un semicírculo espacioso, para dar lugar al valle de Lurigancho, enfrente
de la parte alta de Lima, revuelven tocando el principio del arrabal de San Lázaro
con la falda del cerro de San Cristobal, por cuyo pie entra el Rimac separando esta
población de la principal. Al cerro de San Cristobal continúan encadenándose los
de los Amancaes, y bordeando los confines del arrabal mencionado finalizan con él
hacia el 0.; á cuyo rumbo se distingue una serie de colinas, que por descender á
espaldas de la anterior parece nacer de ella, y la va cerrando en forma de semicírculo,
hasta terminar en la derecha del Rimac á 3/4 de legua de la
_____________
* Tornado de su libro Observaciones sobre el clima de Lima, Lima, 1805 (La ortografía usada,
corresponde al autor).
(1) Guía del Perú 1793 VI. I
Ciudad, demarcando con su extremo el punto preciso del ocaso del So en el
solsticio de invierno, visto desde el puente. Las cimas de San Cristobal y los
Amancaes son las mas altas de estas sierras. La primera tiene 470 varas de
elevación, y la segunda 960 sobre el nivel del mar (2).
3 Por el O mira la Ciudad al mar Pacífico, que dista de ella dos leguas; y volviendo
la vista al S. O. se descubre la isla de San Lorenzo, que demora entre el ocaso
equinoccial y del solsticio del estío. Pasando al sur se encuentra en la costa con
Morro Solar ó de los Chorrillos, cuya medianía dista 8 1/4 de millas de la plaza de
Lima. De allí para el E. se ven levantando varias colinas de arena, que creciendo
gradualmente van á unirse con las ramas de la cordillera. Estos son los límites que
ciñen la vista al extenderla sobre el ameno y espacioso valle de Lima.

41
EL PERÚ MINERO
II CALIDADES DEL SUELO
1. El suelo de la Ciudad forma un plano inclinado de oriente á poniente, y su
altura centra!, ó de la plaza es de 170 varas sobre el nivel del mar (1). Sus calles no
se abren con precisión á los quatro puntos cardinales, pues como notó uno de
nuestros antiguos poetas, se tuvo atención y advertencia de hurtar un rumbo á la
carta de marear (del E. al S. E.), á fin de que las paredes hiciesen sombra por la
mañana y por la tarde (2).
2. Examinando la calidad del terreno se descubre, que desde cierta profundidad
en que se halla con un suelo firme, se sobreponen, así en este valle como en toda
la costa, varias capas de arena y de guijarros; estructura que siendo semejante á la
del fondo de nuestros mares, hace creer que en algún tiempo les servirían de lecho,
internándose sus aguas dos ó tres leguas mas adentro de las playas que hoy las
refrenan (3). Es constante que en nuestra costa han ido las aguas en disminución.
Las conchas que se hallan al S. y N. esparcidas sobre sus colinas, y la composición
de éstas, de arena y despojos marítimos, son monumentos que con otras muchas
señales acreditan, que no han pasado muchas centurias después del tiempo en
que nuestros mares se internaban de dos á tres leguas, subiendo á mas de cien
varas de altura sobre los cerros de granito, en que terminan las ramas descendentes
de la cordillera.
______________
(2) Mr. Godin, Disertac. del ayre por el Doct. D. Cosme Bueno, 1796.
3. Quien sabe si quando estos valles estaban ocupados por los mares, formaría
la Polinesia ó Archipiélago austral un continente con el Asia, y que sería éste
sumergido al retirarse las aguas de los llanos del Perú, y que ganando los moradores
en la inundación los picos mas altos de la tierra, quedaron formadas las islas de la
Sociedad, y todas las demás que se ven sembradas en este vasto océano. Este
pensamiento aclara 1001 misterio de su población, y explica el motivo del idioma
general entre aquellos Isleños (4), conservado á unas distancias á donde no podía
conducirles su navegación, ceñida á solo, lo que alcanzaba la vista (5). También
podemos inferirá donde irían á parar las navegaciones que los antiguos peruanos
hacían en balsas de pellejos de lobos marinos á vela y remo , saliendo del puerto de
Arica hasta perder de vista la costa. Acaso por aquel punto vendría la nación de los
Aimaraes, que supo situarse en Medio de los Quechuas y conservar por tantos
siglos su lenguaje y costumbre , como si fuera una nación aislada, y no estuviera
rodeada por todas partes de pueblos que hablan el idioma general del Perú. Un
examen y cotejo de las lenguas Malaya y Aimará, de las quales la primera parece
ser la original de los isleños del sur, podría dar mucha luz á los literatos que
gustasen escudriñar las conjeturas apuntadas en esta ligera digresión.
4. Las capas de arena y guijarros que hemos mencionado están cubiertas por
otras de tierra vegetal de dos pies de profundidad, mas ó menos, cuya fecundidad
prodigiosa sácia los deseos del agricultor.

Prodiga tellus
fundit opes ad vota suas (6).
____________
(1) Doct. Bueno I, c.

42
LETRAS Y ARTES
(2) Valdés: Fundación de Lima. pág. 74 not. 3.
(3) Ulloa: Viage, tom. 3. A las tres leguas de la costa comienzan á desaparecer las capas de arena
y guijarros.
(4) Cooks: Voyage towards the south pole, vol. 2. pág. 363. Carli: Lettres americaines XXIX
(5) Viages de Quirós, y Mendaña. El primero opina que toda isla habitada se eslabona, al continente
ó por una serie de islas, ó de una cordillera oculta baxo del mar. Hechos de Don García Mendoza,
pág. 287.
Bougainville juzga contra Quirós, que la navegación de los isleños se extiende a mayor distan-
cia de la que alcanza la vista. Voyage de la Perouse, tom. 2, pág. 122, rot. E.
El de Mayo de 1616 a visto le Maire á los 15.9 20" lat. S. y 1510 leguas día de la costa una canoa
doble grande, navegando á vela y remo en donde por parte se descubría tierra, Llevaba varias
familias indias, y parecía destinada descubrimientos. Burney, P. II 384.
(6) Vaniere, 1. c.

43
EL PERÚ MINERO

Mateo Paz Soldán

BREVE DESCRIPCION GEOLOGICA DE LA CORDILLERA DE


LOS ANDES *
Vamos á establecer los principios geológicos, con arreglo á los cuales está
constituida la cordillera de los Andes en toda la parte que se halla comprendida en
el territorio peruano, partiendo de la hipótesis de que esta serie formidable de
montañas que recorre toda la América, desde el cabo de Hornos hasta el estrecho
de Behring á lo largo de la costa y casi paralelamente á ella, ha provenido de un
importante solevantamiento, no solo por su estensión sino también porque ha dado
la configuración á la costa.
Hacia Iquique, las montañas de la costa son casi enteramente de terreno
estratificado porfiroide y á menos de 6 millas de distancia al mar, están las riquísimas
mínas de Huantajaya y Santa-Rosa que tan enormes papas de plata produjo en otro
tiempo.
Hemos ya dicho que en la rama occidental de los Andes se hallan los volcanes
Misti, Huaina-Putina y Tutupaca, desde Arequipa hasta la cabeceras de Tacna.
Observando los terrenos vecinos á ellos, se encuentran sulfuros y sulfatos de fierro,
de magnesia, de alumina, de potasa, cobre y azufre en muchos lugares, en su
estado nativo. Estas materias no son mas que el azufre lanzado en las erupciones
de aquellos volcanes que, habiendo caído sobre piritas ferruginosas y terrenos
arcillosos, se há transformado con el tiempo en estas materias.
En los cerros de Ilo, se halla en mucha abundancia el sulfato de cal ó yeso y
barrilla fina, de cuya ceniza se obtiene un 20 por 100 de carbonato de sosa.
El terreno de la ciudad de Arequipa situada en la falda del Misti, á 2,392 metros
sobre el nivel del mar y á 4 leguas de distancia itineraria, está cubierto de capas de
ceniza de piedras de canto que según Rivero, es traquito descompuesto. Estudiando
las canteras se conoce que en un tiempo, no muy remoto, la materia de que se
compone estuvo líquida, pues se hallan envueltas en ella piedra pómez, sílice en
trozos y guijarros de diferentes tamaños. Con el tiempo se han cristalizado en
paralelipípedos llegando á formar mármol blanco sucio, cuando está espuesta mucho
tiempo al aire húmedo.
________
* Tomado de Geografía del Perú, (Tomo D, París, 1862. (La ortografía usada, corresponde al
autor).
La montaña Chachani, que es la que está á la derecha del Misti, tan alta como
éste y aun mas nevada, pues llega á la altura de las nieves perpetuas, contiene en
abundancia piedra de canto de la de Arequipa (de la que dista como 4 leguas),
potasa, sal de magnesia, con mucha arcilla ferruginosa. Ha¡ azufre nativo en la
mesa de Charcani y vetas de sulfato puro de magnesia: dista de Arequipa como 8
leguas hacia el N.
44
LETRAS Y ARTES
Chiguata, lugar situado en la misma rama occidental de los Andes, á 4 leguas
de Arequipa, hacia el E. contiene creta ó tíza en mucha abundancia y que corre por
largo trecho.
Más allá de Yura (darémos razon de este punto) á 12 leguas de Arequipa hacia
el N. 0. se hallan minas de carbón de piedra, que difícilmente se explotarán por su
mucha distancia al puerto y aun á Arequipa.
El morro de Arica y las montañas vecinas están formadas de capas alternativas
de almendrilla porfiroide, petrósilex, ó pedernal jaspeado, gres (piedra arenisca),
tufo arcilloso blanquecino. Y entre Tacna y Arica cloruro de sodio ó sal común,
sulfato de cal ó yeso, traquito descompuesto ó piedra de canto y carbonato de cal.
Este terreno que es una llanura con ligeras ondulaciones está estratificado de rocas
blancas, fofas, parecidas á los tufos, pero contiene cristales de feldespato carcomido
y algunos trozos muy semejantes á la piedra pómez.
Toda la costa ó zona comprendida entre la cordillera y el mar, desde Arica hasta
Iquique es caliza, arenosa, en que se encuentra muchas conchas, moluscos que
se van transformando ya en carbonato calcáreo, ya en sulfato calcáreo.
La arena que cubre el espacio indicado entre Arica y Tacna, casi #o toda su
estensión, es digna de estudiarse, pues se compone en su mayor parte de pequeños
cristales de cuarzo completamente Intactos, transparentes y que brillan con los
rayos del sol como el diamante. Fórmense estos cristales de dos pirámides de seis
caras mui regulares, unidas por sus bases, y, como sus aristas se hallan intactas,
es muy lógica deducción suponer que han sido lanzadas de poca distancia, sin que
hasta hoy se conozcan las rocas de cuya descomposición se han formado.
Decimos al hablar de la dirección de las cordilleras que las dos ramas que
parten paralelas desde Potosí se juntan cerca del Cuzco, desde cuyo nudo ó punto
de reunión, vuelven á desprenderse dos ramales, distantes uno de otro de 10 á 12
leguas, y que cien leguas de allí, cerca el Cerro de Pasco, forman con su nueva
unión otro nudo. Un número considerable de cadenas perpendiculares á estas dos
ramas paralelas (como los travesaños de una escalera), llamadas, dichos eslabones,
contrafuertes, forman una serie de hoyas ó valles, separados entre sí, cuyas
abundantes aguas atraviesan la cordillera orienta¡ por gargantas muy estrechas y
profundas, las que dan nacimiento á los caudalosos ríos del Perú.
Esta natural configuración del terreno da lugar á clasificarlo en tres zonas,
enteramente distintas en clima, productos, topografía y porvenir Industrial y social.
1° La región de la Costa, la que, por no recibir nunca lluvias, no es susceptible
de vegetación sino es empleando el método de irrigaciones.
En la costa del Pacífico se nota un fenómeno de que es preciso hablar en este
artículo. Sabida cosa es que en Cobija no se conoce absolutamente la lluvia y que
en muchas leguas de distancia á sus alrededores no se encuentra mas que una
vertiente de agua salada, que alcanza con dificultad para el uso de sus habitantes;
y sin embargo las montañas vecinas que ex abrupto terminan en el mar, están
separadas unas de otras por quebradas ó barrancos, colmados de guijarros rodados
colocados por capas, de tal modo que forman un plano inclinado triangular que
desciende hacia el mar, ensanchándose rápidamente. Estas formaciones geológicas,
del todo locales, son evidentemente resultado de las aguas de las lluvias y de los
torrentes que en una época posterior á la del levantamiento produjeron tales
modificaciones.
45
EL PERÚ MINERO
2° La región Montañosa, comprendida entre las dos cadenas de la cordillera,
que es lo que llamamos la Sierra. Prodúcense en esta región los frutos de las
zonas templadas y los de la tórrida en las gargantas estrechas y profundas que
atraviesan la cadena oriental. Son raras y de corta extensión las mesas de esta
parte montañosa, en que hay también algunas hoyas, como el valle de Jaula, que
sin duda fué el fondo de un lago de 12 leguas de largo y de 3 á 4 de ancho y cuyas
aguas se abrieron un paso por la garganta en el fondo de la cual corre el rió de
Yzcuchaca.
Un confuso aglomeramiento de montañas forma el resto de esta región; resultando
de aquí que, por mucho que progrese la industria del país y su población, será muy
difícil atravesar un terreno amurallado con dos barreras cubiertas las mas de nieves
perpetuas y que apenas presentan de tarde en tarde pasos estrechos, por donde no
es posible hacer rodar carruages, ni transportar mas efectos que aquellos que por
su valor pueden costear los gastos considerables de transporte, como los metales
preciosos que abundan en los flancos de las dos cadenas y en los de todas sus
ramificaciones. Así pues, los pueblos del Perú que se hallan en la Sierra no tienen
por ahora empresas mas productivas é Importantes que el trabajo de las minas.
3° La región de los Bosques, ó como se dice comúnmente, la Montaña se
estiende desde la vertiente (versant) oriental de la cordillera oriental hasta las fronteras
de Bolivia, Brasil y Ecuador. Corren en estos países poco conocidos, llenos de
selvas frondosas, las inmensos ríos que llevan sus aguas al caudaloso Amazonas,
como el Huallaga, Ucayali, etc. Las pampas del Sacramento comprendidas entre el
Pachitea y el Huallaga es casi lo mas visitado de los viajeros en aquellas regiones;
también el Padre Plaza dio informes muy detallados sobre esta tierra virgen y cargada
de riquezas. De consiguiente no es posible esperar que este país, que tiene una
cadena mas que la Sierra, progrese en industria, por lo que espusimos del hablar
de esta región. Hay sin embargo posibilidad de entrar en frecuente comunicación
directa con la Europa por medio de la navegación fluvial, como se está haciendo ya
hasta Loreto.
En la distribución de las vetas metálicas de la cordillera del Perú y Chile hay una
ley muy sencilla, formulada por nuestro malogrado amigo del. León Crosnier,
eminente químico y naturalista, a quien somos deudores, de una gran parte de la
descripción; esta ley es que en los terrenos graníticos ó de origen ígneo hay muchas
vetas auríferas y de cobre, que no contienen plata éstas últimas. En todos los
terrenos estratificados anteriores al levantamiento, hayan sufrido 6 no cualquiera
metamorfosis, se encuentran en todos los metales de plata propiamente dicha,
vetas de galena siempre argentífera y otras numerosas de cobre que, por lo general,
tienen mas ó menos plata.
En la geografía física, hablamos mas detenidamente acerca de la cordillera de
los Andes.

46
LETRAS Y ARTES

Alejandro Garland

RELACION DE LA PRIMERA REMESA A ESPAÑA DE LOS


QUINTOS PROVENIENTES DE LA EXPLOTACION DE LAS
MINAS
Reconociendo en justicia Carlos V que Almagro había compartido con Pizarro
los esfuerzos y glorias de la conquista del vasto Imperio de los Incas, dividió su
gobierno entre ambos guerreros, adjudicando la parte norte, con la denominación
de Nueva Castilla a Pizarro y la parte sur, ó Nueva Toledo, & Almagro.
Mal demarcado los límites por un lado y la convicción que tenía Pizarro de su
derecho al gobierno de todo el territorio conquistado; fueron las causas primordiales
que pronto hicieron surgir la guerra civil entre ambos caudillos, fomentada sin tregua
por la ambición y los odios de sus respectivos partidarios.
Vencido y hecho prisionero Almagro por Hernando Pizarro, hermano del
conquístador, el 26 de abril de 1538 en la batalla de Salinas, fué decapitado, pocos
días después, en la ciudad del Cuzco. En represalia de este hecho sangriento, los
almagristas asesinaron á Francisco Pizarro en Lima, el 26 de junio de 1541, en su
propio palacio, y proclamaron al hijo de Diego de Almagro, que sólo tenía veinticuatro
años de edad, gobernador y capitán general.
Desconocida su autoridad por diversos capitanes, surgió de nuevo la guerra civil,
que continuó hasta la llegada de España del licenciado Vaca de Castro, quien traía
de la corte de Madrid poderes extraordinarios para pacificar al país.
Con sagacidad y prudencia reunió Vaca de Castro las tropas leales al rey, quizás
mejor dicho enemigas del hijo de Almagro, al que venció en las pampas de Chupas,
próximas á Ayacucho, el 16 de setiembre de 1542.
Logró Almagro escapar al Cuzco, pero las mismas autoridades de aquella ciudad
nombradas por él, le entregaron á Vaca de Castro quien no vaciló en ejecutarlo. En
cumplimiento de la última súplica de este desgraciado caudillo, su cadáver fue
colocado al lado del de su generoso padre, en la Iglesia de la Merced de aquella
ciudad. Ambos perecieron el día sábado y puso término á sus vidas el mismo
verdugo.
_________
* En: Boletín de la Sociedad Nacional de Minería, Año IV, Núm. 48, Lima, Diciembre, 1901.
Con el trágico fin del joven Almagro, y muertos ya su padre así como Francisco
Pizarro, quedó relativamente pacificado el país, hasta marzo de 1544, época en que
llegó á, Lima para reemplazar á Vaca de Castro el primer virrey del Perú Blasco
Nuñez de Vela, hombre terco, violento y sin las aptitudes necesarias para gobernar
un país en el que aún se agitaban odios latentes y pretensiones bastardas.
Traía instrucciones terminantes del emperador para abolir el servicio personal de
los indios y encargo especial para ampararlos contra las Innumerables expoliaciones
47
EL PERÚ MINERO
y abusos de que eran víctimas. Alarmóse Gonzalo Pizarro, con estas noticias, lo
mismo que muchos de sus antiguos compañeros de armas, y viendo todos estos
en la actitud de Carlos V el propósito de despojarlos de las riquezas ganadas con la
punta de SUS espadas, Indujeron. á Gonzalo Pizarro que á la sazón, por ser hermano
del conquistador y por sus cualidades personales, era el caudillo más prestigioso,
para que se sublevara contra el rey; acto que nevó á cabo, entrando el 28 de octubre
de 1544 en actitud triunfal á Lima, y tras una breve y accidentada campaña, el 18 de
junio de 1846 venció en la batalla de Añaquito, cerca Quito, al Virrey Blasco Nuñez
de Vela, quien fue muerto en el campo de batalla.
Así quedó Gonzalo Pizarro dueño y señor del Perú; triunfo aparatoso y de en-
gañosa perspectiva que sedujo á, los partidarios de Pizarro á aconsejarle que después
de tan señalada victoria se declarase independiente y se coronara emperador del
Perú.
Como era natural, estas noticias causaron profunda consternación en España,
Preciso era reprimir la rebelión, y con gran sabiduría se encomendó esta ardua
labor á un sacerdote, el licenciado Pedro de la Gasca, miembro del Consejo de la
Inquisición de Salamanca, que ya se había distinguido en el desempeño de algunas
comisiones difíciles y que, aunque clérigo de misa, era como otros muchos
eclesiásticos de su época entendido y práctico en los negocios de la guerra.
Era Gasca un hombre leo y contrahecho, ocultando bajo una apariencia anémica
y enjuta un espíritu sanguinario y cruel. Aseguran algunos historiadores que Gasca
carecía de valor personal, pero en cambio pocos hombres han revelado más energía,
más sagacidad, más astucia y más clara visión que él. Fue sin duda uno de los
españoles más notables de cuantos vinieron al Perú.
Gasca admitió, con la tranquila abnegación que le caracterizaba, el grave encargo
confiado á su superior talento, rehusando de antemano toda remuneración por sus,
servicios. Se le confirieron poderes amplísimos y el título de Gobernador y Presidente
de la Real Audiencia.
Desembarcó Gasca, envuelto humildemente en su manto sacerdotal, sin más
armas que un breviario en las manos, el 17 de julio de 1546 en “Nombre de Dios”,
puerto próximo á Portovelo, que poco después supeditó totalmente á aquel en el
comercio con España.
Los capitanes y agentes que Gonzalo Pizarro, previendo la próxima llegada de
Gasca habían enviado al Istmo para impedirle su paso al Perú, y obligarlo a regresar
a España, no creyeron que debían prohibir el descenso a tierra á un pobre sacerdote
que como enviado regio declaraba que en todo podía pensar el monarca, menos en
hacer cesar los disturbios del Perú, por medio de las armas, alegando que su
llegada, sin aparato bélico alguno y su carácter sacerdotal, así lo demostraba.
De este modo se deslizó por entre los partidarios de Gonzalo Pizarro y pasé a
Panamá, para dar comienzo a su comisión convencido que tenía como auxiliar
poderoso la mala fé, la codicia, la ambición y la deslealtad que reinaban entre esos
hombres turbulentos é inmorales, que apelando á la traición, á la falsia y á la crueldad
hablan destruido el reino de los Incas; y por cierto que no se equivocó!
Con su singular inteligencia consiguió ganarse la voluntad de los adictos de
Gonzalo, Pizarro apostados en el Istmo, y venciendo toda clase de dificultades
logré desembarcar en Tumbes en mayo de 1547, donde lo esperaban ya algunos
48
LETRAS Y ARTES
capitanes que, gracias á las gestiones que anticipada y sigilosamente había hecho,
habían decidido ligar su fortuna a la de las armas del rey. Sobre esta base organizó
sus tropas, y siempre Intrigando, ganándose partidarios entre los sublevados,
provocando deserciones en el campo enemigo y apoyado por el clero, marchó al
encuentro de las huestes de Pizarro, derrotándolas en la batalla de Sacsahuaná,
lugar próximo al Cuzco, el 8 de abril de 1548.
Rendido Pizarro en el mismo campo de batalla fué sometido sin dilación a un
consejo de guerra, y no vaciló un momento Gasca en autorizar su decapitación.
A los tres días hizo Gasca su entrada triunfante en la antigua capital de los
Incas; se ocupó activamente en completar la pacificación y poco después en
setlembre del mismo año, pasó a Lima donde fué recibido con pompa inusitada y
aclamado con los dictados de padre, restaurador y pacificador. En el acto se ocupó
de reorganizar el gobierno del país é instalar la nueva audiencia.
Como fácilmente se comprenderá, durante este período de convulsiones y luchas
sangrientas, en que los caudillos vivían del despojo de las riquezas acumuladas
durante algunos siglos por la raza conquistada y mantenían al país en el mayor
desorden y desolación, poco se trabajaron las minas, y nadie se curaba de recaudar
el quinto que correspondía al soberano y remitirlo á España. Las remesas enviadas
por Francisco Pizarro, representaban, además de los valiosos obsequios hechos
por este gran capitán, la parte que le correspondía á la corona en el rescate de
Atahualpa, en el despojo del templo de Pachacamac, en el saqueo del Cuzco, etc.
Una vez Instalado Gasca en Lima y apaciguada la situación. se ocupó activamente
de la recaudación de los tributos y quintos que correspondían a la corona, logrando
reunir en poco tiempo la cantidad necesaria para pagar los 900,000 pesos, que
demostró haberse gastado en la campaña contra Gonzalo Pizarro, mediante
préstamos hechos en diversas ocasiones.
Como era natural, desde el principio de la conquista. Pizarro y sus hermanos se
apoderaron de las principales riquezas y entre estas de las famosas vetas de plata
situadas en el cerro de Pareo, resultando de ahí que ese mineral fuera el primero
que trabajaran en forma los españoles. Cuando Almagro, de regreso de su expedición
a Chile resentido con Pizarro, asumió una actitud hostil, y decidió asumir la
Gobernación de la Nueva Toledo, se apoderó de las minas de los hermanos Pizarro,
explotándolas por su cuento. En seguida, cuando fue vencido y muerto en la batalla
de Salinas,
Pizarro recuperó dichas minas, que pasaron después de su asesinato (1541) á
poder del hijo de Almagro, y después al de Gonzalo Pizarro, cuando se proclamó
éste gobernador del Perú, (1544). Vencido éste por Gasca, pasaron en 1548 estas
codiciadas vetas, que habían seguido la suerte de los triunfos y derrotas de los
conquistadores, al poder de la corona disponiendo Gasca su explotación por cuenta
del rey.
El mineral de plata más rico que explotaban los Indios cuando los españoles
descubrieron el Perú fue el de Paseo, situado cerca al famoso General de Potosi,
que fué descubierto de una manera casual el año 1545, y trajo por consecuencia la
fundación de la ciudad de Potosí en 1547.
Considerando Gasca pacificado el país y restablecida y afirmado la autoridad
del rey, sólo se preocupó en reunir algún caudal para conducirlo personalmente a
49
EL PERÚ MINERO
España En efecto, tan pronto como recibió aviso del licenciado Polo de Ondegardo,
residente en Potosí y al cual se había conferido el mando del Alto Perú, que tenla
reunida una fuerte suma de dinero, parte de los quintos reales, parte de los bienes
confiscados a los partidarios de Gonzalo Pizarro y de las minas de Parco explotadas
por cuenta de la corona, envió a aquella ciudad al general Pedro Alonso de Hinojosa,
caballero d e afamado valor y que inspiraba gran confianza, con el encargo de
recibir el dinero reunido y conducirlo a Arequipa, para pasarlo en seguida al puerto
de embarque (Quillea) y conducirlo por mar al Callao.
Tan pronto como llegó Hinojosa a Potosí, le fueron entregados 3815 barras de
plata, de diversas leyes que pesaban 978 quintales 90 libras 4 marcos, que
representaban un valor de 917,794 pesos.
Provisto de una fuerte escolta y acompañado de los capitanes Meneses, Palomino
y Cabrera, emprendió su viaje Hinojoso, marchando de avanzada el capitán Pablo
Meneses, a fin de alistar en cada uno de los pueblos del tránsito la fácil movilización
del tesoro por medio de llamas, hasta el fin de la jornada por tierra. De esta suerte
llegó Hinojosa a Quilca, y embarcada la plata en dos navíos, enviados allí de antemano
con ese objeto, fondeó en el Callao el 7 de octubre de 1549.
Refieren los historiadores que en la traslación de las 3815 barras de Potosi a
Quilca se emplearon 3500 llamas.
Consultó Gasca con el Arzobispo Fr. Gerónimo Loayza, con los oidores y oficiales
reales lo que convenía hacer, y se resolvió enviar el dinero inmediata y directamente
a Panamá.
Al día siguiente se trasladó Gasca; con el Arzobispo y tres oficiales reales, al
Callao; se desembarcó la plata, y, pesada y examinada que fué, resultó que sólo
faltaba una barra de plata. Depositóselas en 17 cajones de tres naves, entregándose
una al teniente tesorero Bernardino de San Pedro y otra á Gómez de Anaya, á
quienes se confió la conducción del tesoro al Istmo, remitiéndose la tercera llave al
Obispo de Panama.
Las instrucciones que recibieron los comisionados fueron precisas: se les señalo
la casa de Panamá donde deberían depositarse las 17 cajas; se les previno que no
deberían abrirlas hasta que llegase Gasca conduciendo lo que tenla reunido de la
hacienda real en, Lima, y disponiendo que, intertanto el Gobernador de Tierra firme
(Istmo) residiera en el mismo Panamá.
El 9 de noviembre de 1549 zarpó la expedición del Callao arribando con felicidad
á su destino.
El 28 de enero de 1550 se embarcó Gasca en el Callao con rumbo á Panamá
conduciendo barras de plata y tejos de oro por valor de 373,375 pesos, depositados
en 6 cajas de 4 llaves; tocó en el puerto de Trujillo donde embarcó 43,900 pesos del
rey, y desembarcó el 11 de marzo en Panamá, reuniendo as- un caudal de más de
un 1’300,000 pesos de 450 maravedís. Teniendo en cuenta que de España se pedía
con insistencia el envío de los dineros de la corona, se pensó en el acto en armar
los navíos que existían en el puerto de Nombre de Dios, en el Atlántico, con los
elementos que existían y los que, en previsión habla traído consigo el mismo Gasca
del Perú. Como además junto con Gasca vinieron del Perú cerca de doscientos
pasajeros, con su hacienda, para trasladarse á, España en las naves que debían
conducir el tesoro del rey, quienes forzosamente en el caso de verse obligados á
50
LETRAS Y ARTES
defender sus caudales contra las asechanzas de los píratas y enemigos de España
defenderían los del Emperador, consideraba 0~ que iba la hacienda real tan segura
como convenía. Preparadas las naves se abrieron las cajas con intervención del
Obispo de Panamá y encontrándose todo conforme se principió en abril la conducción
del tesoro, que había aumentado con 185,553 pesos. enviados del Perú á Panamá,
más 95 barras por valor de 23 000 pesos, para la viuda del Comendador Francisco
de los Cobos por sus derechos.
De Panamá se remitió el tesoro en recuas á “Las Cruces” que dista 7 leguas de
esa ciudad: y de ahí, en barcos por el río Chagres, al puerto del Atlántico.
Una vez despachadas para “Las Cruces” más de tres cuartas partes del caudal,
encomendó Gasca á Juan Gómez de Anaya el despacho del remanente, y se puso
en marcha el 17 de abril para “Las Cruces” á fin de vigilar personalmente la traslación
del dinero á los barcos que debían bajar el río Chagres para conducirlo á Nombre de
Dios, con el propósito de dirigirse en seguida a ese puerto y permanecer en él para
guardar y defender con su presencia el tesoro del rey por si acaso se presentaran
algunos corasarios.
Pero los peligros que amenazaban esta remesa no provenían de los corsarios,
ni de los enemigos de España, sino de los mismos vasallos del emperador, seducidos
por la codicia y pervertidos por la deslealtad.
Satisfecho Gasca de haber dado feliz término á la difícil comisión que le confiriera
el emperador á su talento y notables cualidades administrativas y halagado con la
idea de coronar su obra mediante la conducción de un tesoro que ascendía a un
millón y medio de pesos, caudal que en aquella época representaba, cuando menos,
tanto como quince millones de igual moneda en nuestros días, se ocupaba
tranquilamente en reunir y poner á buen recaudo las cajas del tesoro que iban
llegando por partidas a “Las Cruces”, cuando recibió la Inesperada y sensacional
noticia de que, en la noche del 20 (abril), 250 hombres bien armados habían entrado
á Panamá y saqueado la casa del Gobernador y la del licenciado Torres,
apoderándose de toda la plata ahí depositada para ser conducida á “Las Cruces”, y
que, además habían prendido y maltratado al teniente tesorero Marchena y al Obispo,
á fin de hacerles declarar dónde estaba el resto de la hacienda real.
Lo que había pasado era lo siguiente. Impuestos los hermanos Hernando y
Pedro Contreras, residentes en Granada (Nicaragua), de que el consejo de indias
había conformado las medidas que la audiencia de Nicaragua dictó contra su padre,
despojándolo de la gobernación, resolvieron, de acuerdo con su madre, hija de
Pedrarias Dávila, sublevarse contra su rey y vengarse de Fray Antonio de Valdivieso,
Obispo de la Diósesis, á quien atribuían el despojo. Informados á la vez de que
había llegado a Panamá una gran cantidad de oro y plata del emperador, se
concertaron con algunos de los soldados turbulentos y delincuentes, expulsado del
Perú por Gasca, con el objeto dé apoderarse del caudal de la corona, y luego invadir
el Perú con todo lo robado y la gente que pudiera reunir para proclamar á su caudillo,
Hernando Contreras, señor del Perú.
Alzáronse pues, los hermanos Contreras contra la autoridad del rey, marchando
en son de combate sobre León, donde dieron principio á sus hazañas matando al
Obispo Fr. Antonio Valdivieso. Después de tomar todo el dinero y elementos de
guerra que pudieron, se apoderaron de dos navíos y se dirigieron a Panamá, donde
dieron el audaz golpe de mano á que hemos referido.
51
EL PERÚ MINERO
Pedro Contreras se encargó de sorprender á los buques surtos en la bahía y
Hernando de apoderarse y saquear la ciudad. En seguida con parte de sus fuerzas,
se dirigió á “Las Cruces” en persecución de Gasca, que llevaba pocos días de
delantera. Vióse Gasca obligado á dirigirse á Nombre de Dios, abandonando parte
del caudal, para juntar la gente de mar y organizar con los pasajeros, que con él
habían venido, las fuerzas necesarias para marchar contra la de Contreras, que se
dirigían ya sobre 01 puerto para arrebatarle el resto del tesoro. Mientras tanto
rehechos de su sorpresa las autoridades y los habitantes de Panamá, se levantaron
y organizaron prontamente para su defensa, dominando á las tropas insurrectas
que custodiaban la ciudad.
Este acontecimiento, de tanta trascendencia, obligó á los rebeldes á retroceder
a fin de recuperar la ciudad; pero fueron rechazados, con fuertes pérdidas. Salieron
en su persecución los de Panamá, y procediendo de concierto con Gasca, libráronse
dos combates, el primero adverso pero decisivo el segundo. Pereció Bermejo y
muchos otros de los principales revolucionarios, matando sin piedad los vencedores
á los prisioneros. Perseguido Hernando Contreras, huyó por el camino de Natá y
hallósele días después ahogado en una ciénaga; y, como era costumbre en esa
época, todo terminó con la exhibición en paraje público de la cabeza del rebelde,
encerrada en una -Jaula de hierro.
La buena suerte que acompañó á Gasca desde que salió de España continuó
siéndoles fiel. Recobró casi todo su caudal; se puso nuevamente en camino. y
logró por fin reunir todo su tesoro en Nombre de Dios, donde. lo embarcó, para
mayor seguridad, en ocho navíos y una carabela, todos bien armados, Regando la
flota á Cádiz sin ningún contratiempo, en el mes de junio de 1550.
En premio de tan señalados servicios recibió Gasca el Obispado de Palencia
del cual fué poco después promovido al de Siguenza.
Tal es según refieren los cronistas de la época del coloniaje y muy especialmente
Juan Cristóval, Calvete de Estrella, autor de la obra Rebelión de Pizarro y Vida de la
Gasca, dada á luz en Madrid en 1899, la accidentada historia de la primera y
completa remesa, producto de los tributos y quintos, hecha a España á mediados
del siglo décimo sexto y cuya traslación desde Potosí á Cádiz demandó once
meses de tiempo, el empleo de capitanes de confianza, seguidos de fuerte escolta
para su custodia y la adopción de un sinnúmero de medidas precaucionales, todo a
costa de .fuertes desembolsos.
Han trascurrido desde entonces hasta la fecha tres y medio siglos, y en esto
como en tantas otras cosas materiales de la vida en nuestro planeta, grandes
cambios se han operado.
Actualmente el envío, desde alguno de nuestros principales asientos mineros,
de una remesa de plata ú oro á Londres que es hoy lo que era Cádiz para el Perú de
aquella época, se realiza de una manera muy distinta y con un gasto Insignificante,
del todo inconcebible en ese entonces; y lo que es aún más importante, cubierto el
interesado contra toda pérdida proveniente de robos, incendios o naufragios.
Hoy el minero carga sus recuas con sus barras y un empleado suyo las conduce
a la estación de ferrocarril más próximo para que sean transportadas en unas pocas
horas al puerto de embarque. Al hacer entrega de ellas al jefe de la estación, recibe
la papeleta respectiva con anotación del peso y de las marcas.

52
LETRAS Y ARTES
Desde ese momento, cesa toda responsabilidad para el expedidor, y corre
exclusivamente por cuenta y riesgo de la empresa ferroviaria la traslación del tesoro
al puerto de embarque, exigiendo sólo en pago de este servicio, y esto al efectuar la
entrega a satisfacción del agente del exportador contra la papeleta expedida, el
cuarto por ciento del valor declarado, que es á, la vez la cantidad por la cual responde
la empresa.
El empleado del minero, al recibir la papeleta, mediante el insignificante gasto
de 20 centavos, previene instantáneamente por telégrafo al agente, en el puerto de
embarque de la expedición de la remesa, y con el desembolso aún menor de 5
centavos le envía por correo la papeleta del ferrocarril y los pormenores del caso, a
fin de que pueda recoger las barras y proceder a remitirlas a Londres.
Embarcadas las barras, recibe el agente el conocimiento correspondiente,
firmado por el capitán del vapor ó el personero de la compañía, en el que consta la
obligación de ésta para entregar el tesoro intacto en Londres al banco de Inglaterra,
abonándosele el 1 1116 por ciento del valor manifestado. El agente, que por el
recojo y embarque de las barras sólo cobra una comisión insignificante, siguiendo
las Instrucciones de su comitente envía los conocimientos debidamente endosados
a los banqueros de estos en Europa, y confía al correo de la conducción y entrega
de las cartas en Londres el destinatario, con sólo adherir al sobre estampillas por
valor de 22 centavos.
En mérito de los arreglos hechos con alguna de las compañías de seguros y
con cargo de pagar la moderada prima de 518 por ciento, queda á cubierto el
exportador de todo riesgo marítimo y garantido contra todo robo, desde el momento
que se depositan las barras en la lancha que debe conducirlas al vapor, hasta su
entrega en el banco de Inglaterra.
Los banqueros, al recibir el conocimiento, lo endosan á su vez al banco de
Inglaterra, y esta institución procede a la realización de la remesa abonando a la
cuenta corriente de éstos el producto de la venta. sin deducir más que 118 por
ciento, y desde ese momento, que corresponde más o menos a los 30 días de
despachada la remesa de la mina, queda esa cantidad á disposición de su dueño.
La comisión que cobran los banqueros por este servicio es convencional; pero
puede estimarse en 114 por ciento la usual.
Vemos, pues, que con un desembolso total, que quizás no llega a un 2 114 por
ciento, y un plazo de 30 días, libre de todo riesgo el remitente, se efectúa hoy la
traslación de una remesa de plata u oro desde el corazón del Perú hasta la gran
metrópoli del mundo financiero (Londres).
Pero si este mismo procedimiento no le parece al minero bastante expedito,
fácil le es, resignándose a sacrificar 114 por ciento más sobre el valor de su remesa,
disponer inmediatamente de su producto. Bástale para esto entregar debidamente
endosada á uno de los bancos de la capital la papeleta del ferrocarril, para que éste
ponga por cable á su disposición en Londres, París, 6 donde se quiera y en el
banco que se designe, el importe de su remesa, con deducción de sólo un 2 1/2 por
ciento de su valor.
El envío de la remesa del millón y medio, cuya conducción causó tantos desvelos
á Gasca demandaría en el día menos de un mes de tiempo y un desembolso de 01.
2,437.50 y basta desembolsar sobre esta suma SI. 937.50 para quedar garantizado
53
EL PERÚ MINERO
contra toda pérdida proveniente de riesgos de mar, incendios, robos, etc.
Así marcha el mundo gracias á los maravillosos adelantos de la ciencia van
desapareciendo las distancias, borrándose las fronteras y confundiéndose las razas.
Ya no le es posible a ningún país aislarse y apartarse de este movimiento general
de progreso. Todo acontecimiento notable, poco importa dónde se realice, se lee y
discute el mismo día en todos los confines de nuestro planeta; algunos lo harán en
inglés, otros en ruso, otros en alemán, pero todos lo hacen a la vez, resultando así
que hoy discurren y piensan simultáneamente los habitantes de nuestro planeta los
asuntos que afectan su progreso y bienestar. El telégrafo nos trasmite a diario
cuanto ocurre, y la prensa, por mañana y tarde, sin fallar un solo día, comenta y
amplía esas informaciones. Diariamente, ó mejor dicho hora por hora, sabemos á
cómo se vende la azúcar en Liverpool, la plata en Londres, el café en Hamburgo, el
cobre en Nueva York, el trigo en Chicago, el carbón en Cardiff, el arroz en Calcuta;
á la vez nos da razón de las existencias de estos productos en los distintos mercados,
resultando ya innecesario el débil alambre que servía de conductor para la trasmisión
de esas Informaciones
Al principiar el siglo diecinueve no existía una milla de ferrocarril; al concluir el
siglo la extensión de las líneas construidas, alcanzaba para rodear varias veces la
circunferencia de la tierra.
En 1801 ni un solo vapor surcaba los mares, y en 1900 los océanos se cruzan
en pocos días y no existe lugar del globo accesible, por agua, donde no penetren
esos barcos, trasladando gente de un lugar á otro y cambiando productos por
productos para comodidad y provecho de todos.
Recién comienza el siglo veinte y el genio audaz é inconmensurable del hombre
que no conoce límites ni admite Imposibles, desdeña los asombrosos Inventos del
siglo anterior é inicia la navegación submarina y la navegación aérea. Pocos años
bastarán, según lo enseña la experiencia, para que se perfeccionen estos prodigiosos
descubrimientos, que tienen que producir Indudablemente modificaciones
trascendentales, acortándose aún más las distancias y haciendo cada vez más
solidarios los intereses de las naciones.
El interés por la colectividad humana de continuo y siempre con mayor intensidad
va reemplazando el interés aislado, particular y egoísta en favor de determinadas
agrupaciones.
Hoy cualquier descubrimiento, todo nuevo invento, toda innovación científica,
resulta en beneficio general. Si el genio del hombre arranca a la naturaleza un nuevo
secreto, ya sea que esto se realice en lo más recóndito del continente asiático o en
las hasta hace pocos años desconocidas profundidades del África; los centros
científicos diseminados por todo el orbe lo discuten y lo analizan Instantáneamente
y miles de cerebros poderosos, con la preparación necesaria, se ocupan de la
aplicación práctica de ese nuevo descubrimiento, en alivio, y, beneficio de toda la
especie humana. Ya pasó la época de los conocimientos aislados y especiales en
provecho exclusivo de determinada entidad. Hoy todo es común, y este sólo hecho
revela la intensidad del progreso realizado y le comunica a la ciencia moderna un
sello de perpetuidad de que carecía la antigua.
Lima, diciembre de 1901.

54
LETRAS Y ARTES

José Balta

EL FIERRO Y LA INDUSTRIALIZACION NACIONAL*


La Comisión Carbonera y Siderúrgica Nacional fue creada por Iniciativa mía en
1924. Mis Iniciativas y esfuerzos por la explotación del carbón de piedra y del
mineral del fierro en el Perú datan de muchos años atrás. Si algunos de Uds. se
pusiesen a revisar papeles viejos encontrarían que en el año 1904, hacen ya 28
años, te expidió un decreto firmado por el Presidente Sr. Pardo y el que habla,
como Ministro de Fomento y que decía así:
Lima 15 de Julio de 1904.— Siendo de indispensable conveniencia, el
establecimiento de la Industria siderúrgica en el país:
‘Se resuelve: Encárguese al Cuerpo de Ingenieros de Minas, el estudio de los
yacimientos de fierro que existan en el territorio de la República y de su más fácil e
Inmediata explotación, así como la facilidad de establecer la fabricación de este
metal, pudiendo hacer la propaganda y gestiones que sean necesarias con este
objetó, en los centros científicos e Industriales del extrangero”.
En vista de dichos estudios y gestiones el referido Cuerpo propondrá al Gobierno
las medidas legales o administrativas que convengan adoptar para conseguir dicho
Comuníquese y regístrese.
Rúbrica de S. E. (Pardo J.) - Balta”.
En 1910 en mi calidad de diputado presenté un proyecto de lei sobre la
explotación del carbón de piedra por compañías fiscalizadas. I catorce años después,
en 1924, como he dicho, inicié y conseguí la creación de la Comisión Carbonera y
Siderúrgica Nacional, con objetos definidos respecto al establecimiento de las
industrias del carbón y del fierro en nuestro territorio.
Brevemente enumeraré la parte más Importante de la labor de dicha Comisión,
como sigue:
_______________
* Conferencia sustentada por el Director de la Escuela de Ingenieros, en la Sociedad de Ingenie-
ros, Lima, 1932.
Estableció reservas para el Estado de carbón, de mineral de fierro y de agua
para fuerza motriz en las zonas que más convenía y que iban a ser objeto de
exploraciones y reconocimientos por parte de la Comisión.
Efectuó propaganda oral y escrita destinada a orientar el criterio público en la
conveniencia de desarrollar en el Perú ambas explotaciones y la siderurgia.
Llevó a cabo estudios y exploraciones en la forma que se va a indicar después
en los yacimientos de fierro de Marcona y Yaurilla y cateos en Huarmey y Chimbote.
Levantó planos de las principales regiones exploradas, realizó considerable
número de análisis minerales, hizo estadísticas, preparó un mapa índice del carbón,
fierro y metales raros en el Perú.
55
EL PERÚ MINERO
Hizo los estudios completos de la región carbonera de Huaydai que han permitido
determinar existencias de 800 millones de toneladas de antracita en esa zona.
Hizo un mapa carbonífero, mediante el cual determinó las existencias de antracita,
hulla y lignito en nuestro territorio.
Aparte de todo esto se estudiaron ferrocarriles carboneros, cablecarriles y puertos
con gran detalle, como el de San Nicolás, e Instalaciones en este para preparar y
embarcar un millón y medio de toneladas por año de mineral de fierro de Marcona.
La Comisión ha enviado también al extranjero muestras del carbón y del mineral
de fierro que se trata de explotar. Estas han sido muestras industriales, algunas de
las cuales han llegado a pesar 100 toneladas.
Las labores de exploración con respecto al carbón y al fierro en varios casos no
se limitaron a estudios superficiales, geológicos i topográficos, sino que se llevaron
a cabo socavones y chimeneas, pozos, zanjas y sondajes.
La Comisión ha elaborado diversos proyectos de lei sobre el carbón y el fierro,
ha absuelto numerosas consultas y propuesto varias Iniciativas en relación con sus
actividades, al mismo tiempo que llevaba a cabo estudios comerciales y gestiones
en el extrangero para la Inmediata explotación del fierro y del carbón, con provecho
para el Estado.
Cabe formarse idea de su labor leyendo sus boletines de los que se publicaron
nueve con mas de 2000 páginas de texto y profusamente ilustrados, estando listas
para su publicación tres mas.
Puede decirse que la Comisión tenía varios frentes de batalla por el progreso
nacional. El frente septentrional de Trujillo que incluía el carbón de Huaydai con las
labores mineras que allí se ejecutaban y el ferrocarril en construcción, el estudio de
los puertos paTa el embarque y de los cablecarriles destinadas a poner en contacto
las bocas de los socavones carboníferos con el terminal de la línea férrea, próxima
a alcanzarse.
Mas al sur existia el frente de Chimbote con sus zonas carboníferas de Huaylas
y Carás y de fierro desde este puerto hasta Huarmey, todas bajo estudio de la
Comisión que también llevó a cabo el de la Instalación de Altos Hornos en chimbote
La zona meridional de Ica comprendía los grandes depósitos de fierro de Marcona
y Yaurilla, los principalmente explorados para fines industriales Inmediatos, con
trabajos de perforación, que he de señalar después. En esta zona se hacían estudios
de fuerza motriz, puertos, agua, instalaciones de preparación, el trazo de líneas
férreas, etc.
En el Norte estaba por organizarse el frente de Piura para el fierro de Tambo
Grande; y en el Sur el de Ilo, para el fierro de este distrito y el carbón de Carumas.
Varios diversos frentes iban a organizarse en nuestras principales zonas
ferrocarrileras, pues es evidente que algunos de los ferrocarriles que se han construido
aunque representan obras de ingeniería que pueden ser motivo de fundado orgullo
nacional, no atraviesan zonas industrializadas, lo que obliga a que un estudio técnico
debidamente ejecutado señale como cabe desarrollar industrias en esa región,
capaces de dar vida al ferrocarril y fomentar el progreso.
Lima puede considerarse como el frente central, de donde se dirigía la labor de
todos los demás frentes y se realizaban los estudios comerciales, análisis, dibujos,
formación del museo, biblioteca, y se llevaba a cabo la contabilidad.
56
LETRAS Y ARTES
Con la disolución de la Comisión evidentemente que se ha perdido tiempo,
distinguido material y disgregado al personal en el momento menos oportuno. rué
aquello, la órden de retirada a un ejército que estaba venciendo; fué la conversión en
derrota de una victoria próxima a alcanzarse. Pero todavía puede convertirse la
derrota en victoria con el proyecto de ley que al Congreso Constituyente acaba de
presentar el distinguido Ingeniero, Sr. Ignacio Ramos, y al que he de referirme mas
adelante.
Antes de seguir debo una palabra de gratitud a mis colaboradores. Es desde
luego inmodestia de mi parte compararme con el Mariscal Oyama que dirigió el
triunfo del Japón sobre Rusia en 1904; pero lo voy a hacer con el solo, objeto de dar
una presión mas gráfica a mis ideas y sentimientos. Dicho general dijo a uno de los
corresponsales de guerra cuando le elogiaba por el éxito de su campaña <la mi no
se debe de ese éxito, sino unicamente a mis colaboradores, sin ellos yo nada
hubiera hecho mi podido hacer; sin un Kuroki con sus grandes cargas de caballería
que yo jamás hubieraera podido llevar a cabo, sin un Nogi con su tenacidad y
perseverancia para tomar
Arturo de donde yo me habría retirado tal vez y sin tantos otros de mis genera-
podría haber hecho”. Yo puedo repetir idénticas frases; si no hubiera contado con la
colaboración de los ingenieros Pflúcker, Díaz Dulanto, Freire y Carpio nada a haber
hecho en Marcona y sin ellos y Portella, Vega, Terry, Franchy y Chavez tampoco en
el carbón de Huaydai y otras regiones carboníferas. Los afloramiento de fierro entre
Huarmey y Chimbote fueron puestos de manifiesto exclusivamente Araoz; sin la
cooperación del Ing°. Bárcena en lo que se refiere a la correspondencia el extrangero
y a la labor en la oficina de Lima, de Chavarria, Martín, Ponce Cristóbal y Armas y
de la propaganda periodística llevada a cabo por el ingeniero Pflúcker, muy poco de
lo que aquí relato podría haberse ejecutado. Quiero pues aprovechar esta oportunidad
para hacer públicos los méritos de todos estos colaboraa los que debo agregar mi
hijo el Ing9. Balta Hugues, por la presentación a la cuando era alumno de un
informe completo sobre Marcona, que es la síntesis que se sabe al respecto.
La exportación de mineral de fierro no sería mas que la primera etapa de la
Insiderúrgica nacional, a la que debemos Ir como he dicho, por etapas sucesivas:
de mineral en bruto, producción 1 exportación de fierro cochino, producción y
exportación de acero y ferrometales, principalmente ferrovanadio, ferrosilicio y
ferromolibdeno. Si llegásemos por ejemplo a exportar un millón y medio de toneladas
en bruto, que nos dejarían como acabo de fijar un dólar por tonelada de utilidad y
exportásemos también un millón de toneladas de fierro fundido, que nos darían
unos 7 dólares por tonelada, la Marcona darla al Estado Peruano una utilidad de
unos ocho millones de dólares.
Debemos también considerar el establecimiento de la industria siderúrgica para
el consumo nacional y para la exportación, punto que ha sido muy detenidamente
estudiado. por la Comisión, con minuciosa estadística de todos los productos de
fierro que Importarnos, clasificándose en tres categorías: 19 fierro y acero en lingotes
y en piezas de fácil elaboración que salen de las mismas fundiciones para el
comercio, como planchas, vigas, rieles, cte.: 20 Productos manufacturados, pero
de manufactura sencilla, que aunque no se producen en las mismas fundiciones, la
fabricación de ellos tiene lugar en todas partes donde existen fundiciones de fierro
y 39 por último, los productos de factura mui complicada que nos sería dificil alcanzar
57
EL PERÚ MINERO
por nuestro pequeño consumo y otras circunstancias, Según esta estadística que
se refiere a los años desde 1920 hasta 1928 y que constituye un meritorio trabajo
de dos de mis colaboradores, el Sr. Luis E. Armas M. y el ingeniero Bárcena, en
1928 importarnos, 39,816 T. de productos del primer grupo, con valor de Lp. 581,
853; 31253 toneladas del segundo grupo con valor de Lp. 878, 142; y 27,692 T. del
tercer grupo con valor de Lp. 2,747,974.
“Nuestro país reúne condiciones excepcionalmente ventajosas para el
establecimiento de la industria siderúrgica en relación con los demás Sudamericanos.
Así por ejemplo, el Brasil tiene como hemos dicho el mas grande yacimiento de
fierro del mundo y de mejor calidad pero muy al interior, dista 600 Km. de la costa,
tiene bosques para producir leña y carbón de madera, pero estos combustibles
poco se prestan para la fundición de grandes masas de mineral, no tiene carbón de
piedra apropiado ni lejos ni cerca. Chile con su mineral en la costa, no cuenta con
carbón para fundición, sus liñitos son enteramente inapropiados para este objeto,
tiene leña pero no metales raros. El Perú tiene su mineral en la costa, antracita; o
sea coque natural, combustible conque principió a fundirse en los EE. UU. y que se
ha abandonado después por el alto valor que- ha adquirido a causa de sus
excepcionales condiciones para el uso doméstico, posee también el Perú metales
raros de los cuales, el vanadio, es prácticamente el mayor productor en el mundo,
tiene molibdeno, tungsteno, níquel y manganeso y además fuerza motriz hidráulica.
La instalación de una oficina siderúrgica no solo significa el aprovechamiento del
fierro sino también de las escorias, los gases, los polvos y muchos otros productos.
Nosotros, desde luego, fundiríamos con antracita de Huaydai ó de Ancos, según
fuera la ubicación de los altos hornos.
Es un truismo decir que hasta los más pesimistas ven las cosas cuando ya
están realizadas;, para realizarlas es necesario verlas antes. Ver anticipadamente
en una bahía desierta los vapores cargando el mineral mientras que otros estén
anclados esperando su turno; ver numerosos vagones halados por potentes
locomotoras llevando el mineral; ver en un desierto trabajando a más de 2000 hombres
que viven con sus familias, haciendo un total de más de diez mil pobladores, que
viven contentos porque ganan buenos salarlos y tienen su ciudad, sus escuelas,
sus iglesias, sus parques y sus jardines, es el primer paso para realizar todo eso.
Es necesario para realizarlo verlo entes de que esté hecho, es imaginarlo tal como
debe quedar, es concebir la posibilidad de que se lleve a la práctica, siguiendo
todas las Indicaciones y aplicando todos los medios que expresamente se han
indicado. Un poco de optimismo y podrá llevarse a la práctica lo que ha de ser el
principio de la industrialización del Perú.
Mejor que exportar mineral es exportar fierro fundido. Las ganancias totales se
dividen del siguiente modo: una pequeña parte toma el explotador, otra pequeña
parte el transporte, otra también pequeña los agentes comerciales y una gran parte
el fundidor. La siderurgia en el Perú tiene que atravesar, como he dicho tres etapas,
la primera de las cuales es la explotación del mineral en bruto y su exportación qUe
puede realizarse de varias maneras: vendiéndose el mineral de fierro in-situ, para
que sea explotado por una compañía extranjera, o que una compañía fiscalizada
hiciera la explotación y venta del mineral en el extranjero o tercero que el Estado
expintara el mineral de fierro y lo exportara. De otro lado hay varios medios que
puepermitir la formación del capital inicial necesario para la explotación. También
58
LETRAS Y ARTES
podría exportarse el mineral de fierro a Holanda, Rotterdam por ejemplo, como se le
ha propuesto a la Comisión, para que de allí sea distribuido en el continente Europeo
y percibir el pago en productos manufacturados de fierro y acero que serían la base
de nuestra industrialización.
Solo me queda referirme en esta primera parte al Importante proyecto presentado
al Congreso Constituyente por el Ing9, Sr. Ignacio Ramos. Este proyecto, original y
bien meditado es una de los más trascendentales presentados en estos últimos
años. Si se aprobara nos exibiríamos en el extrangero como un país honrado que
paga sus deudas con los tesoros que encierra y cumple sus compromisos,
Independientemente de que esa forma de pago sería el principio de la industrialización
del Perú. Al fierro podría agregarse la antracita efectuándose en gran escala la
explotación de esas dos riquezas nacionales,
Naturalmente que la siderurgia traería como consecuencia para nosotros la
explotación del vanadio de Llacsacocha, del wolfram de Santiago de Chuco, del
manganeso de varias partes, del níquel de Rapí y del molibdeno de Ricrán. Habría
que refinir el cobre para fabricar diferentes clases de máquinas. Nos convertiríamos
de golpe en un país industrial, seríamos el Japón de Sud América. En 1867 le
impusimos un arbitraje y enviamos un buque de guerra a Yokohama; ahora somos
un grano de arena lado de esa gran potencia. Sigamos sus métodos y obtendremos
Idénticos resultados.
Necesitamos consumir siquiera 100 kilos de acero por habitante, acero fabricado
nosotros y con nuestras materias primas; necesitamos tender diez mil kilómetros
ferrocarril, necesitamos un astillero para formar nuestra marina mercante y de
necesitamos muchas cosas más que daría nuestro desarrollo industrial.
Supongamos que Ciro Smith, el héroe de Julio Verne, hubiera caído no en una
volcánica del Pacífico, sino en el Perú: lo que habría hecho habría sobrepasado lo
que la imaginación puede concebir. Pues bien propongámonos que nuestra
nacionalidad sea un Giro Smith, mas potente, con mas recursos que el de Verme y
transformemos el Perú. Smith cayó de un globo en 1864 en su isla con cuatro
amigos y al cabo de poco tiempo tuvo nitroglicerina, pólvora, fierro, cobre, armas,
trigo, todo cuanto podía necesitar; nosotros debemos hacer lo mismo o mas. Hay
que crear y desarrollar las industrias básicas del carbón y del fierro y junto con ellas
vendrán materiales retractarlos, ácido sulfúrico, nitratos, explosivos, etc.
Debemos exportar antracita y mineral de fierro en vapores nacionales y traer
trigo y madera en cambio, y rieles, mientras nosotros los fabricamos. Los individuos
son ferruginosos en mayor o menor proporción y del fierro les viene casi todas sus
cualidades y sus defectos. Lo mismo las naciones. Procuremos ser nación
ferruginosa porque si así adquirimos ciertos defectos y aun vicios, en cambio
adquiriremos también muchas cualidades y aun virtudes que los compensan
ampliamente.
El mundo produce 66 millones de toneladas de acero por año, que para
desembarcarlas en el Callao si a este puerto vinieran necesitaríamos cien años de
constante trabajo por lo limitado de Sus elementos y que si las naciones productoras
nos las obsequiaran bastarían para nuestro consumo en la miseria Industrial en que
vivimos para cerca de 750 años, porque solo consumimos unas 90,000 por año.
¿Somos una nación anémica, envejecida antes de tiempo, tal vez vieja de nacimiento?

59
EL PERÚ MINERO
¿no habrá alguna vitamina. cuya Ingestión pueda salvarnos? ¿no habrá algún Varonoff
que encuentre las glándulas que deben reconstituir nuestro organismo? No hay
nada de eso. Pues entonces asaltemos el tren perdido del progreso, no como los
pieles rojas asaltaban los trenes del oeste norteamericano, sino mediante el
Industrialismo científico,
Lima, 1932,

60
LETRAS Y ARTES

Antonello Gerbi

INTRODUCCION
I
... Vide un Perú
“Vale un Perú”. La áurea fama del país no podía cristalizarse en una forma más
clara y concisa.
Es una frase. Conformes. No es un axioma, no es el versículo de una verdad
revelada. Pero tina frase es la expresión abreviada de una persuasión tan difundida
y tan profunda que ya no se discute: se acepta como una verdad proverbial, como
lugar común universalmente reconocido. La frase “vale un Perú” es él documento
filológico Irrefutable de una secular asociación mental entre Perú y riqueza Inagotable,
entre Perú y montañas de oro y de plata reflejándose en el océano más pacífico del
mundo.
‘Tale un Perú” viene repitiéndose desde hace cuatrocientos años en castellano,
en italiano, en francés, en inglés, y seguramente lo dicen en otras lenguas más
hasta quienes ni siquiera saben en dónde se encuentra ni qué cosa es el Perú. Casi
Inmediatamente después de su descubrimiento, el Perú perdía su personalidad
terrestre, su fisonomía y relatividad geográficas, y, aún antes de ser bien conocido
en la realidad, se transfiguraba en un reino fosforescente y legendario, un Reino de
Oro que ocupaba toda una gran lámina Iluminada en el Atlas de las Tierras
imaginadas, entre las Islas Afortunadas y la Utopía. Ninguna otra tierra ha gozado
ni ha sufrido semejante destino. Así no presentara otros motivos de interés, la
antigua leyenda del Perú, aunque sólo fuera por sus singulares contornos, merecería
anteceder a la descripción de la actualidad peruana.
Nacida sobre la metálica realidad de los tesoros de los Incas, la leyenda del
Perú ha actuado, a su vez, sobre la realidad, atrayendo y enderezando hacia el
Reino fabuloso energías de aventureros y exploradores. En el Imperio donde jamás
se ponla el Sol, el Perú brilló fijamente, “como a raggio di sole specchio d’oro”.
(Dante, Paradiso, XVIII, 123). El entrecruzamiento de hechos y de ilusiones, la
recíproca influencia de los sueños más ambiciosos y de las más cautas
comprobaciones han tejido —en este caso excepcional- una malla tan fina y apretada
que a menudo resulta difícil distinguir en ella las acciones de las reacciones y
contrarreacciones. La leyenda se interpola prepotentemente en la historia.

_______________
* Tomado de El Perú en Marcha, Banco Italiano, Lima, 1939.
“Vale un Perú” es su suma, cifra y compendio. Remontando el curso de los
tiempos, a cada paso el oído del historiador torna a escuchar esa mágica evocación
verbal. Ella Introduce un elemento de ensueño y anhelo en el lenguaje corriente. Y

61
EL PERÚ MINERO
ante los ojos de todos los pobres de Europa, enciende mirajes de tierras lejanas y
de fabulosa opulencia. Aureos resplandores iluminan el horizonte del extremo
Occidente. Y contra el Sol en fuga, descienden desde los Andes rutilantes cataratas
de plata.
“Vale un Perú”. Parece ser que, en una forma todavía embironaria, la frase sonó
por primera vez en 1538, muy pocos años después de la conquista del Perú y
precisamente en tierras de América, más cerca a la realidad originaria, como un
grito de exultación de los míseros y hambrientos secuaces del licenciado Gonzalo
Jiménez de Quesada. Vencido el reino de los Chibchas, los pocos sobrevivientes
de la expedición -roídos por la fiebre y obligados a alimentarse hasta con los cadáveres
de sus compañeros—, llevando por fin ante su jefe el rico botín de oro y esmeraldas,
se refiere que gritaron en una especie de delirante embriaguez: “¡Perú! ¡Perú! ¡Perú!
¡Vive Dios! es una segunda Cajamarca” (1).
Pero bien pronto Europa misma hubo de conocer al Perú como épico sinónimo
de riqueza. Se dijo que “no habrían bastado siete Perú” (1) para pagar los gastos de
las, .:guerras de Carlos V. Y durante todo el siglo XVI y el XVII, la frase fue de uso
corriente y de tono altisonante, adquiriendo sólo en el siglo XVIII el leve sabor
humorístico que es peculiar de los dichos populares y proverbiales
Tasso, en un verso de “Jerusalén Conquistada recuerda con solemne acento “e
col ricco Perú laurea Castiglia” (2). Y veinticinco años después que Montaigne
habla- manifestado estupor y admiración por la “espantable magnificencia” de la
cludad, del Cuzco (3), Mathurin Regnier escribía altaneramente al Marqués de
Coeuvres, hermano de Gabriela d’Estrées, acerca de su “humilde fortuna”:
“Quien no pretende ni aspira, como lo hace la generalidad, a conseguir el oro del
Perú”.
No. Regnier se contentaba con mucho menos: “yo me contento con poco” (4).
En cambio, mucho, muchísimo por definición, era “el oro del Perú”. Gastar un Perú
significa, precisamente, gastar sin tasa en una de las Sátiras del florentino Jacopo
Soldani. Pero ya en una de las comedias de Giovan Battista Faginoli (siglo XVIII),
se habla en tono burlesco y familiar de un remedio que “para curar las piernas vale
un Perú” (1).
_________
(1) FRIEDERICI Georg., Der Charakter der Entdeckung und Eroberung Amo durch die Europaer,
Stuttgart, 1952, 1, 403-4, cit. OVIEDO Y VALDES, II, 387, 397-9 CASTELLANOS, Historia, 1, 176,
182-4, Cfr. JONES, An Introduction to Spanish American History, New York and London, 1939,
129-130. Pizarro apresó en Cajamarca al Inca Atahualpa y allí recibió el precio de su rescate.
(1) CORTESI N., Spagna, en Enciclopedia Italiana, XXXII,pág. 242, c. I
(2) Gerusalemme Conquistata, c. XV, cit. por RIVA - AGUERO J.. Por la Verdad la Tradición y la
Patria, Lima, 1938, 11, 479.
(3) Y de México, en Essais (1587), parte III, cap. VI, (ed. Pleiade, 875).
(4) Sátira III (1608).
En español, “vale un Perú” “vale más que las minas del Perú”, son frases
heacogidas corno tales en los diccionarios (2). Salvat comienza el artículo “Perú”
nada menos que del siguiente modo: “Perú.-Voz sinónima de riqueza, o del colmo
de la perfección, cuando se aplica a una persona en las frases vale un Perú, 0 un
Potosi, etc.”

62
LETRAS Y ARTES
En Francia, el Perú tuvo el mismo sentido, como se comprueba por copiosas
frases consignadas en el Diccionario de Littré.
En Inglaterra, en Alemania, la. fama del Perú no es menos proverbial y quizá
más duradera en el tono ilusionado. A fines del siglo XVIII, Cowper se encara a
Inglaterra, con palabras de admonición y profecía:
“Tus gobernantes recargan tus deudas públicas, de año en año. con sumas que
ni aún las minas del Perú podrían pagar” (3)
y en un corto diálogo de Novalis, que tiene ciertos ribetes leopardianos, hay una
alusión a minas más ricas que las del Potosí (1).
En el siglo XIX, ya sea por el relativo abandono de las minas peruanas, o bien por
el descubrimiento de nuevos e inmensos yacimientos en California, Australia y Sud
Africa, se nota palidecer un tanto el fulgor que dimana de la palabra, Perú. Pero lo
reavivan algunos de los más brillantes poetas de la República, componiendo José
Santos Chocano un soneto sobre el tema “Vale un Perú” e institulando Ventura
García Calderón al último libro suyo, que es una rapsódica: evocación de la leyenda
de su precisamente así: “Vale un Perú”.
No es menester recordar aquí todos los aspectos míticos y las formas subsidiarías
de esta plurisecular sinonimia del Perú con el oro y la riqueza. La fantasía de los
eruditos corrió parejas con la crédula Imaginación del vulgo ‘ . El docto filólogo
Benedicto Arias Montano (1527-1598) llegó a sostener que el Perú era el bíblico y
_____________
(1) Estos dos últimos ejemplos son tomados del Nuovo Dizionario della Lingua Italiana, de TOMMASEO
y BELLINI, quien recuerda también “no repara en dar y gastar un Perú” de BIANCHINI G., Della
Satira Italiana, Massa, 1714. Uno de los compiladores, Giuseppe MEINE, añade: “porque el Perú
es riquísimo y en oro y Joyas abundante, se han formado por ello estos idiotismos: “vale un
Perú”, “gastar un Perú”. El Dizionario Moderno, de PANZINI (Milano, V edición, 1927), que anota
acerca de “Vale un Perú”: “dícese por lo común Irónicamente” parece que incurre en error:
graciosamente, familiarmente, sí; pero no Irónicamente. Imprecisa y genérica, en el mismo Diccio-
nario, es la voz El dorado.
(2) CABALLERO R., Diccionario de modismos, Madrid, 1925, sub voce.
(3) COWPER, Expostulation (1781), ed. Nimmo, London Edimburgh, 1876, 519 col. I.
(1) Y del Brasil. El breve diálogo (en SCHRIFTEN, ed. Kluckohn, Leipzig, sin fecha, 11, 417), escrito
en 1798, magnífica la revolución intelectual acaecida en Alemania hacia 1750, y las “minas de
pensamiento” descubiertas a la sazón, como un acontecimiento más importante que el descubri-
miento de América legendario reino de Ofir, de donde las flotas del Rey Salomón traían talentos
de oro puro a raudales. El Cuzco habría sido fundado por algunos marineros desertores de los
navíos del monarca hebreo. La etimología prueba el aserto: de Ophir resulta Opir, de donde viene
Pirú y luego Perú (1).
Tamaña violencia filológica es característica. Ella nos da la medida del delirio
que ofuscó a los intelectos más críticos, induciéndoles a buscar el prototipo, el
antecedente de la maravillosa tierra recién descubierta en un fúlgido y sacro país
del Oriente, que surge como un miraje de las más floridas y suntuosas páginas de
la Biblia, de aquellos versiculos (III Regum VIII 28; X, 11) densos de misterio y de
inconcebíbles tesoros, de oro, de esencias raras y de gemas preciosas. A los ojos
del teólogo del siglo XVI, el Perú no podía ser sino la antigua y salomónica Ofir. con
perfecto y recíproco candor, Larousse explica en los tiempos que corren: «Ophir....
era el Perú de la antiguedad”.

63
EL PERÚ MINERO
“Esta agonía de aqueste oro” (Oviedo)
Restos mitológicos de la Edad de Oro, de poéticas y lozanas alegorías;
reverberaciones de los cuadros de los primitivos. con deslumbrantes “fondos de
oro”, único cielo de santos y beatos-, reminiscencias de la áurea Cipango descrita
por Marco Polo; obsesiones de la alquimia de ayer y de siempre cooperaban a la
transfiguración del metal amarillo y maleable en un ente casi sobrenatural, en la
síntesis visible de todos los bienes terrenales, hasta en el puente que conduce de
la civitas humana a la civitas Del. Cristóbal Colón entonaba las letanías del oro que
echa las almas el Paraiso (1) y soñaba que el Nuevo Mundo, con su abundancia de
oro, habría liberado a la humanidad de la maldición del trabajo descargada sobre
Adán, lo que quiere decir que habría borrado una de las consecuencias del pecado
original. Castilla del Oro es el nombre con que fueron bautizadas las nuevas tierras
de América.
En el Perú, el oro fue encontrado: abundante, Fácil de tomar, sin valor monetario
para los indígenas, quienes, por el contrario lo utilizaban profusamente objetos
ornamentales y para usos técnicos.
Los cronistas expresan con acentos ingenuos, con fábulas y con pintorescas
invenciones el asombro sin medida del conquistador. En dos páginas y media de la
Historia de Oviedo y Valdés se repiten cuarenticinco veces las palabras oro y dorado;
en otros pasajes del libro, aparecen en la proporción de diez, doce veces por página.
_____________
(1) Referido por De PAW, Recherches Philosophiques sur les Americains, Berlín. 1769, 11, 134.
John MASEFIELD, en su poema Cargoes reproducido en The Oxford Book of Victorian Verses,
Oxford, 1913, 958, parangona el navío procedente “from distant Ophir” con el majestuoso
“Spanish ganeon coming from the Isthmus”. Cristóbal Colón, en el delirante entusiasmo del primer
descubrimiento, ya había creído poder Identificar la Española en las tierras de Ofir.
(1) El oro es excelentísimo; del oro se hace tesoro, y con él quien lo tiene hace cuanto quiere en el
mundo, y llega a que echa las ánimas al paraíso” (FRIEDERICI, o. e., I 316, que cita a NAVARRETE,
I, 456).
En las cinco fojas de su primera carta al Rey, Balboa, emplea treintIcuatro,
veces las palabras oro, minas y perlas (1). Los españoles vieron muros de templos
que estaban cubiertos con planchas de oro, y de oro y plata estaban tapizadas las
paredes de las estancias en los palacios imperiales. Fuera del recinto del Templo
del Sol, en el Cuzco, había bancas públicas de piedra, pero incrustadas de oro y
esmeraldas. 3t cerca de allí (detrás del ábside semicircular que todavía hoy se ve
abrazar con sus bloques pétreos a la iglesia cristiana de Santo Domingo), se hallaba
el famoso jardín todo de oro, donde lucían metálicas las plantas, los insectos, los
pájaros y hasta un entero rebaño de llamas con sus correspondientes pastores. En
el aire brillaban mariposas de oro, tan bien equilibradas que, al lanzarlas a lo alto,
revoloteaban unos momentos antes de posarse en el suelo (2); y el suelo de este
jardín era también de oro, con surcos de oro y espigas de oro macizo. Eran de oro
el menaje y el baño del Inca. En muchos casos, era de oro y plata la mezcla con
que se mantenían unidas las ciclópeas piedras de los muros (3). Y con una lámina
de oro se tapaba el hueco de un cráneo trepanado (4).
Subyugados por el deslumbramiento de tanta riqueza, cronistas e historiadores
exageraron generalmente el valor del botín, el volumen de rescates y tributos, el
peso de los metales enviados a Europa, Su propia incapacidad de describir los

64
LETRAS Y ARTES
empuja al terreno literario de las hipérboles desmesuradas. Sus plumas de oca
operan prodigios mayores que el dedo de Midas. Sus cálculos difieren del doble al
décuplo con respecto a las estimativas más modernas y prudentes (1).
Atraídos por semejante rutilar de materias preciosas, los conquistadores y luego,
siguiendo su ejemplo, los beneficiarios de la administración colonial no vacilaran en
imitar y aventajar el metálico lujo de los Incas. No todo el oro ni toda la plata fueron
atesorados o gastados como moneda: una parte se destinó a fines suntuarios de
boato y majestuoso ornamento de Potosí, el oro y la plata se prodigaban en las
pantuflas (3), en los espejos, en los lechos, en la vajilla, en los utensilios domésticos
(1). Carletti admiró en Lima lechos recamados de plata. En la misma Ciudad de los
Reyes fué costumbre ceremonial empedrar de plata las calles. Con motivo de la
entrada de un virrey, de la canonización de Santa Rosa, de la procesión de Nuestra
Señora de los Desamparados, las calles eran cubiertas con blancos y relucientes
lingotes- “argénteas barras todo el pavimentos cantaba el poeta de “Lima Fundadas
don Pedro de Peralta y Bar nuevo (2).
Con plata y oro fueron “herrados” los caballos de Pizarro (2), y eran de plata, las
espuelas que llevaban los ricos mercaderes de Potosí. En las casas principescas.
(1) FRIEDERICI, o. e., 1, 406. La sugestión verbal de una palabra que obsesiona, hasta su insistente
repetición, no era exclusiva de los cronistas españoles. En las ciento treinta paginitas del
Diseourse of the Common Weal of this Realm of England (1549, de HALES), la palabra ‘treasure,
acude más de cincuenta veces, y en ocasiones se repite hasta cuatro y cinco veces en la misma
página (HECKSCHER, Mercantilism, London, 1935, 11, 176 n.).
(2) BAUDIN L., L’Empire Socialiste des Incas, Parla, 1928. 216 n. 2; LOTHROP, Inca Treasure as
depleted by Spanish lUsto~ Los Angeles, 1938, 33-34.
(3) MEANS Ph A., Ancient Civilizations of the Andes, New york-Londor4 1931, 320; LOTHROP, o. e.,
22: así se explica por qué razón los españoles derribaron tantas murallas.
(4) Según se observa, por ejemplo, en la momia N9 362 del Museo Antropológico de la Magdalena
Vieja.
(1) HAMILTON Earl J., American Treasure and the Price Revolution la 8~ 1501-1650, Cambridge,
Mass., 1934, 37-8 n.
(2) “Leurs chevaux n’allaient plus ferrés d’or massifl, IMONTAIGNE, Ibi, 878). En la época colonial, no
era raro que hasta los frenos de los caballos fuesen de plata.
(3) Cabe recordar las pantuflas aztecas, adornadas con diecinueve campanillas de oro: véase
HAMILTON, o. c., 38 n.

Prodigios y maravillas.
El oro de los Incas proyecta su resplandor sobre toda la historia peruana. Asi
como allá en el valle que baja del Cuzco, en el fondo del plácido lago de Urcos, yace
envuelta en sí misma la inmensa cadena áurea de Huayna Capac (3), y reluce bajo
las aguas, Inútil, pero inviolada, así también -traduciendo a términos de historia el
símbolo de la leyenda-, cuando volvemos la mirada al pasado, sobre el fondo oscuro
y remoto de cuatro siglos de conquistas, guerras y excavaciones, parece que se
viera brillar con gélida luz otra gran serpiente de oro. Desde los primeros decenios
del siglo XVI, desde cuando se posó en él la ardiente y ávida pupila del europeo, un
meta! fulgura. resplandece, enciende y abrasa las voluntades y las esperanzas: es
el Oro de los Incas, Increíble inicio de historia, sobre el cual se diría que pesa un

65
EL PERÚ MINERO
sortilegio como sobre aquel otro oro legendario, el Oro del Rhin, concedido solamente
a quien renuncie a todos los demás altos bienes de la vida.
Al mágico claror que de él emana, la realidad más común se transfigura en algo
admirable y portentoso. Las usuales exageraciones del viajero procedente de lejanos
países adquieren, en los primeros relatos de la Conquista, el tono característico de
una generosa opulencia y de una excepcional benignidad de la Naturaleza. Las
..riquezas naturales” que resonarán con tanto brío en los siglos siguientes, comienzan
su existencia con los “prodigios naturales” que en el Perú brindabanse en ejemplos
espectaculares. También en este punto, el afán Inexperto del cronista por presentar
a su lejano lector los insólitos aspectos del mundo recién descubierto, le lleva a
deformaciones “sensacionales% a ingenuos asombros, a manifestaciones de pueril
estiupor. Dejando de lado los estusiasmos genéricos y los casos demasiado notorios,
recordar que el navegante encontraba en las aguas del Perú un automático y remedio
para las averías de su buque. Los navíos se calafateaban por al En tierra, hallaba
gentes vestidas con pelos de murciélago (2); monstruos, y árboles del pan, bálsamos
y esencias capitosas, carneros que servían para y plumas que servían para el
indumento; fontanas cuyo chorro se congelaba entre moldes de madera y se
endurecía hasta convertirse en un solidísimo de construcción; troncos tan pesados
que no flotaban sobre el agua y metales tan ligeros que volaban en el aire, flores
cuyo perfume alimentaba, linfas bajo se echaban muy frescas siestas, y otros
milagros de naturaleza más asombroso como aquella avecilla cantarina “que he
visto así escribe textualmente un cronista de vista bien aguzada- componer su
armoniosa música por la vía prepostera. hace sonreír. Bien. Empero, ¿todo ello
resulta tan inverosímil en una tierra es un hecho que hasta el estiércol de los pájaros
marinos se convierte en de oro; donde la corteza de un inútil arbusto, destruye la
fiebre y devuelve la e una insípida hoja seca abre las enjoyadas puertas del Paraíso?
_____________
(1) MOSES, The Spanísh dependences In South America. An Introduction to the History of their
civílization, New York-London, 1914, 11, 9.
(2). Lima fundada, VI, 51, cit. por MOSES, o. e., 181-2 n. Cfr. para otros detalles y número, medida y
peso de los lingotes, MOSES, o. c., 1, 272, n. Sobre la entrada del virrey Duque de La Palata,
véase PALMA R., Tradiciones Peruanas, ‘,cortar el Revesino” (en Tradiciones Escogidas, Biblio-
teca de Cultura Peruana, Bruxelles, 1939, VOL X4 111).
(3) Para Impedir que cayera en manos de los españoles el Inca Huayna Cápac arrojó en el Lago de
Urcos la gran cadena de oro que podía ser extendida por todo el contorno de la plaza mayor del
Cuzco (BRYCE, South Anwrica, New York, 1923, lil); cfr. REGALA., Los caminos del Laca en el
antiguo Perú, Lima, 1936. 129; LOTHROP, o. c., 65, quien advierte (ibi, 45) sin embargo que acaso
la cadena era de lana y sólo tenla adornos de oro. VOLTAIRE afirma que la cadena de oro, con
una longitud de 700 pasos y gruesa como un puño, servía para hacer “más graves” las danzas
religiosas (Essais sur les moeurs, cap. 148).
“Jamas el manantial de los prodigios fue tan inextinguible” (1). Pero tampoco
acaeció jamás que la leyenda encontrara tantos puntos de apoyo en la realidad.
¿No profundamente significativo y casi simbólico que del Perú se zarpe para la
Atlántida, de Francisco Bacon? La utopía de uno de los renovadores del pensamiento
moderno tiene su punto de partida en la tierra más próxima a lo increíble “Nos
hicimos a la vela desde el Perú así comienza la narración- donde hablamos do un
año entero, rumbo a la China y al Japón, a través del Mar del Sur”.
Y el Mar del Sur, a su vez, fue asociado mentalmente a los prodigios peruanos,

66
LETRAS Y ARTES
por ello una reverberación de fama legendaria. No es quizá sin el señuelo de aquella
asociación de ideas que pudo inflarse, hasta estallar, la South Sea Bubble: la atrevida
especulación financiera que se recuerda en los anales de la City. Y no a la sugestión
misteriosa de aquel término casi geográfico el poeta Samuel lector erudito de
narraciones de lejanos viajes: en el Mar del Sur, en el Pacífico, entre fosforescentes
monstruos y días enteros de calma chicha, llegan clima de inmóvil tragedia la angustia
y el asombro del Viejo Marinero.
____________
(1) Probablemente por la brea que flotaba sobre el agua en las vecindades zona petrolífera. También
se ha dicho a manera de explicación que la temida teredo navalis perforadora de barcos de
madera, vive sólo en aguas tropicales o es, y que no existía en las frías costas del Perú
(FRIEDERICHI, o. c., 1, 384, véase ibi, 1, 385, la Erdpech, útil como defensa). Otra posible
explicación se en el aguaje, emanación suffúrea que a veces mancha los barcos pintados de
(véase MURHPY R. C., Bird Islands of Perú, New York, 1925, 168).
(2) BAUDIN, o. c., 140, n. 9.
(3) José Ignacio de LECUANDA, Descripción Geográfica de la ciudad y partido , cit. por Ventura
GARCIA CALDERON, Vale un Perú, Bruxelles, 1939, 54 la intención de embellecer poéticamente
hasta las partes menos “nobles”
Con la intención, probablemente, se fantaseó acerca de hombres exentos de ano FOMBONA, II
Conquistatore Spagnolo del secolo XVI, Torino, 1926, 231.)
(1) De PAW, o. c., 1, 134
Podemos formamos una Idea del estupor de los Indios al arribo de los españoles
recordando que “creyeron que ellos (los europeos) habían bajado del cielo, y que
las naves eran hijas de las nubes, y que los arcabuces eran truenos que ellos traían
del cielo; y se maravillaron sobremanera de que el papel hablase con la escritura;
de que los hombres anduvieran a caballo (1); o también observando las curiosas
despavoridas figuras del célebre manuscrito de Guamán Poma de Ayala, que se
serva en la Biblioteca Real de Copenhagen (2).
La medida del recíproco estupor de los españoles, a su primer contacto con
Perú, nos la da este imprevisto florilegio de “maravillas” y de ,asombros”: la á leyenda
del Perú, la última gran leyenda de la historia: penacho coruscante y flamigero de
una realidad de hierro y de sangre.

El dorado
No fué en el Perú donde se buscó Eldorado. Pero esta fantasía deslumbradora
también de la cristalización, alrededor de un pequeño núcleo de realidad, los sueños
y delirios suscitados por las riquezas peruanas.
El elemento de verdad no sólo no era peruano, sino ni siquiera geográfico. El
dorado, o sea “el Dorado”, era un hombre y no un país. Cabe decir que el mito surgió
de un error diametralmente opuesto al del mono de La Fontaine, que creía que el
Pireo fuese un hombre (1). El jefe de una tribu chibcha de Guatalita en la aplicaba
en la actual Colombia) se untaba el cuerpo con alguna sustancia mucilaginosa, se
aplicaba después polvillo de oro y luego se sumergía en una laguna, sacrificando a
sus (según parece) el oro en polvo junto con otros objetos (2). Este rito dió origen a
estentórea leyenda, cuya fama, que corrió por el mundo entero, se introdujo en
diccionarios de las cultas naciones de Europa y todavía hoy deja escuchar sus e en
todos los Idiomas, y hasta reluce en las noches de cien metrópolis a través de

67
EL PERÚ MINERO
rótulos luminosos de cabarets, restaurantes de lujo y teatros de varietés.
Aparecida allá por el año de 1536, la leyenda de Eldorado arrollaba y absorbia
en su triunfal camino a las otras leyendas de ciudades y países dorados o archirricos:
_________
(1) CAMPANELLA, Della Monarchia di Spagna, edición D’Ancona, XXXI, (ii, 217).
(2) El manuscrito, “descubierto” en 1908 por Pietschmann, fué reproducido en facsímil en 1936 por
el Instituto de Etnología de la Universidad de París. Compuesto alrededor de 1600 por un indio de
noble ascendencia, es un reflejo Estudio, pero único en su parte gráfica de la reacción del
vencido frente al vencedor. Reproducciones fácilmente accesibles: en la Propylaen - Welt -
Gesch, IV, p. 535, 541; Historia del Derecho Peruano, Lima, 1937, cinco láminas fuera de texto
TELLO J. C., Las Primeras Edades del Perú por Guamán Poma, Lima, 1939, fuera de texto nros.
6-10.
(1) LA FONTAINE, Fables, Livre IVeme. Fable VII
(1) WIESSE, Apuntes de Historia Crítica del Perú (Epoca Colonial, Lima, 19^ 105 y n). El lago fué
identificado y se hicieron trabajos de drenaje, pero se encontró poquísimo oro. (BAIN y READ,
ores and Industry In South America, New York
London, 1934. 42). Acerca de la expedición de Pérez de Quesada en busca de Eldorado, véase
MOSES, J, 150 sig. y sobre la de Lope de AGUIRRE, ibi, I, 285 819
desde la Isla de Cipango, descrita por Marco Polo y buscada por Cristóbal Colón,
huta las más recientes. y americanas: Ornagua, la tierra del cinamomo y las
especias; Meta, la Casa de Oro; la mítica Manoa de la Amazonía (1); la Ciudad del
Sol; Enim, Miti, la Colina de los Zafiros (2).
Al propio tiempo, por lo mismo que la fortuna de España procedía en gran parte
del Virreintato del Perú, la impetuosa imaginación de los europeos identificó en
diversas formas el fantasmagórico Eldorado con el Imperio de los Incas. Eldorado
devino o muchos casos una especie de sinónimo del Perú, y, aderezado con las
fantasías barrocas tan en boga por aquellos tiempos, casi llegó a superponerse al
Perú, como su «doble» astral y mitológico o como el remoto origen de su esplendor.
Du Val d’Abbeville, Vógrafo del Rey de Francia, suponía que fuera Eldorado,
precisamente, el sitio donde no habían refugiado los sucesores de los Incas peruanos
(1). Voltaire, en cambio, supoda que Eldorado era la primitiva sede de los Incas aún
no peruanos: “El reino en donde estamos -explica a Cándido y a Cacambo el más
viejo y más sabio de los Po~res de Eldorado- es la antigua patria de los Incas, que
cometieron la grave imprudencia de salir de él para subyugar una parte del mundo,
y que a la postre fueron destrídos por los españoles” (2). Cuna de futuros emperadores
o destierro de despojados descendientes: entre Eldorado y el Perú debla de haber
existido algún nexo dinático. Hay una lógica en los sueños y un derecho hereditario
en la genealogía de los fantasmas.
II
EL oro peruano en Europa.
La afluencia constante, regular, de tan ingente cantidad de metales preciosos
despertaba en las mentes mercantilistas la idea de una inmensa riqueza que le
había tocado a España, de un regalo que juzgaban tan gratuito como Inmerecido.
Mas las coincidentes reacciones sentimentales se extinguían apenas Europa se
daba cuenta de los efectos secundarios, pero decisivos y duraderos, que el oro de
las Indias acarreaba a España; apenas se podía comprobar, primero con cierto
asombro y después explicándose críticamente la razón de ello, que todo aquel oro

68
LETRAS Y ARTES
no enriquecía a España, sino que más bien, bajo determinados aspectos, le infería
un daño económico Irreparable.
_________
(1) Farfarello ofrece a Malambruno “más riquezas que las que se encontrarán en, la ciudad de
Manoa cuando sea descubierta” y LEOPARDI dice de Manoa: “ciudad fabulosa, llamada de otro.
modo El Dorado, la cual fué imaginada por los españoles” (Operette morali, Diálogo de Malambruno
y de Farfarello, ed. Gregoriana, 143, 311).
(2) Ejemplos y bibliografía (ZAHM J. A, The Conquest of El Dorado, New York, 1917, en JONES, o. e.,
132, más reciente que BANDELIER A. P., The Gílded. Man New York, 1893, Cfr. CHINARD,
L’Exotisme Ama~ da~ la litterature francaise su XVIe siecle, Paris, 1911, 20-1, 26; AITON A. 8,
The Spanish Conquest and Settlement si the indica en Colonial Hispanic America, Washington,
1936, in
(1) MEANS, Fall of the Inca Empire, New York-London, 1932, 254, n. 31
(2) VOLTAIRE, Candide, XVIII (ed. Pleiade, 186). También los Orellons dé Candide recuerdan al Perú
y sus “orejones».
A la postre, o sea a comienzos del siglo XIX, la presunta decadencia económica
de España se manifestaba tan ostensiblemente, que hasta surgió la duda de si en
realidad le había llegado tanto oro y tanta plata de América. Y, después de Humboldt,
Ranke emprendió la tarea de reducir a cifras razonables los cálculos exagerados de
las riquezas americanas, llegando a la paradójica conclusión de que las verdadera
minas de las Indias se hallaban en los Países Bajos (1). Las investigaciones más
recientes, de Sotbeer, de Lexis y, sobre todo, de Earl J. Hamilton, permiten poner
cifras, casi exactas (2) en lugar de las antiguas hipérboles, y medir el efecto que los
tesoros transportados de las Indias a Cádiz y Sevilla produjeron sobre los precios,
esto es, sobre toda la vida económica española.
El primer contacto era maravilloso. Al tocar el suelo de Europa, los metales del
Perú y de México desataban torrentes de vida. Hasta en 1765 -narra un testigo
ocular- “cuando las flotas partían para América o arribaban de ella, Cádiz adquiría
una vida extraordinaria, porque los mercaderes y comisionistas de todas las naciones
se, daban cita allí para vender y comprar. Era casi imposible circular por las calles
y’ plazas públicas, a causa de la muchedumbre que las colmaba. Se puede decir
realmente que en tales ocasiones el oro y la plata, en una sorprendente abundancia,
corrían por las casas, los negocios y las calles. Se velan las puertas de los
consulados extranjeros como asediados por el gentío, y cuando yo estuve en Cádiz,
había allí cónsules de no sé cuántos puertos, potencias, países y naciones” (1).
Extendiéndose desde Andalucía, como una marejada, por todo el territorio de la
Península, los tesoros de las Indias habían actuado a manera de un estímulo
momentáneo de mayor bienestar económico y, asimismo, de mayor actividad
productiva; probablemente, también habían contribuido a que madurara más
rápidamente el Siglo de Oro de las artes y de las letras en la España de los
Hapsburgo. Empero, el excitante tenía una acción transitoria. Y bien pronto toda
una serie de consecuencias negativas se desbordaba con eficacia acumulativa sobre
el “afortunado” país.
_________
(1) RANKE, L’Espagne sous Charles V., etc., París, 1845, 369-377.
(2) Véase la cantidad de pesos en o. c., 34 (cfr. ROMERO, Historia Económica y financiera del Perú,
Lima, 1937, 212); en gramos, ibi 42; en porcentajes de oro y plata, ibi y por procedencias, ibi 43-
4. En el período 1503-1600 la América (México, el Perú y las Antillas) habría suministrado 16,900

69
EL PERÚ MINERO
toneladas de plata y 181 de oro. Después de las Investigaciones de Hamilton, no tienen casi
ningún otro interés que el puramente histórico las de SOETBEER, Edelmetall Production und Wert
verhaltniss zwischen Gold und Silber seit der Entdeckung Amerikas bis zur Gegenwart
(Petermanns Mitteilungen, Erganzungs-Heft, 57, ed. Gotha 1879; y las de LEXIS, Beitrage zur
Statistik der Edelmetall. (Jahrb. f. Nat. Oekon, u. Stat., vol. 34, 361, 417). Parece que hubiera
exagerado en la red.ucción DE LA IGLESIA Los caudales de Indias en la primera mitad del siglo
XVI, Madrid, 1904 y Estudios Históricos 11, Madrid, 1918, 227, 251, 299, 345); cfr. SOMBART,
Der Modern Kapitalismus, vol. I, I, cap. 31, y HAMILTON, o. c, 12 n).
(1) CORANI G., Corti e Paesi, 1764-6 (11 vol. de las Memorias), c. 43, Milano, 1938, 151; véase
también las notas p. 337-8. Análogas expresiones empleaba un comerciante hamburgués, el
Barón Gaspar von Vogth: “Zahlreich war (en Cádiz) die Menge fremder und spanischer Kaufleute.
Ein treffiches frenzosisches, zwci spanische Schauspiele und cine recht gute italienische Oper
und viele, táglich offene Hauser machten den Ort sehr angenehm Sehr gross waren seine
commercialischen Verbindungen mit Hamburg” (cit. por MEIER Harri, Zur Geschichte der
Hansischen Spanien - und Portugalfahrt bis zu den spanischamerikanischen
Unabhangigkeitskriegen In Ibero - Amerika und die Hanse-stadte, Hamburg, 1937, 141).
En primer término, subían los precios y, por lo tanto, se hacían Imposibles las
exportaciones (1), cala el nivel de los salarios reales y el marasmo de las Industrias
se propagaba a la agricultura, ya de por sí pobre y débil. Casi simultáneamente la
supuesta inagotabilidad de las corrientes de oro americano engendraba en el Gobierno
una confianza excesiva en sus recursos de tesorería (2) y, en consecuencia, le
inducía a desarrollar una política exterior agresiva, Imperialista y ruinosa en definitiva
43), y una política financiera imprudente, más aún, pródiga y perennemente al borde
de la quiebra,
Mirajes Irresistibles atraían hada las América a muchos hombres jóvenes,
emprendedores, audaces; precisamente aquellos elementos de que la Península
tenía más necesidad (1). Empobrecimiento demográfico, que reflejaba y agravaba a
la par el empobrecimiento económico; el cual, a su vez, iba ramificándose y
difundiéndose Insidiommente en distintas formas directas e indirectas aparentes y
engañosas.
Todos los precios subían, sin que pudiera sospecharse la verdadera razón del
fenómeno: “aunque ahora parezca increíble, en la segunda mitad del siglo XVI no se
pensaba que las variaciones en la cantidad de la moneda tuvieran algo que ver con
las mutaciones de los precios” (2). Los primeros atisbos de ello arrancan de 1568,
con
_________
(1) El comercio exterior de España en el siglo XVI fué arruinado por la superábundancia de metales
preciosos (así lo manifiesta también KEYNES, The General Theory of Employment, Interest and
Money, London, 1936, 337).
(2) “La misma España descuidó sus fuentes de riqueza, esperándolo todo de los tesoros de las
Indias” (OLIVEIRA P. M., La política económica de la metrópoli en la Revista Universitaria, X (1915,
323). Cfr. ROMERO Historia, cit., 210.
(3) “Das Silber, das in immer wachsender Flet von Peru nach Spanien stroemte befruchtete wohl die
spanische Aussenpolitik, aber nicht die spanische Wirtschaft”. (ER MARCKAS, en Propylaen
Weit-Geschiebte, V, 245).
1 - Exagera VOLTAIRE (Essal sur les moeurs, cap, 145) cuando dice que el descubrimiento de
América tuvo el efecto de “dépeupler I’ Espagne, par le nombre necessaire de ses colonies”. La
emigración nunca fué numéricamente muy importante, y, según MALTHUS, una moderada emi-
gración actúa más bien como estimulante para el en de la población (véase Essai sur le príncipe
de population, París, 1809, II con el ejemplo de España y de América). Pero hasta en las indias
se hubo de comprobar bien pronto que los hombres valen más qué los metales y que, sin
hombres, las están como destruidas. Esta tesis, que es una de aquéllas en las que más insistirá

70
LETRAS Y ARTES
Campanella, es históricamente importante porque representa una primera y aproximativa Intui-
ción del axioma económico de que la verdadera riqueza de un país consiste en la producción y
no en sus tesoros, en la suma de los réditos ganados y no en el peso de inertes metales, y, en
resumen, en el trabajo de sus hombres y no en sus riquezas naturales. Un eco invertido de la
tesis, se encuentra curiosamente en un autor de del siglo XIX, el Padre CAPPA, quien sostiene
que las restricciones comerciales estas por España a sus colonias se justifican como la com-
pensación debida a es por su abastecimiento de hombres: “esta mercantil dependencia se la
vindica muy o considerándola como vía de compensación equitativa y justa, toda vez que
privándose de millares de brazos útiles y más valiosos que todas las minas juntas América
(retorna la tesis de los hombres que valen más que los metales) tenía a resarcirse de tal pérdidas
etc. (CAPPA P., Estudios críticos acerca de la dominación española en el Perú, parte III, industria
Agrícola Pecuaria llevada a América por los españoles, Madrid, 1890, vol. 11, 23). Se puede
establecer paralelos con la política de algunos Estados modernos que tienden a restringir la
emigración.
(2) EINAUDI L., Della moneta serbatolo di valor en Revista di Storia Económica IV (1939), 138.
HAMILTON o. e., 293-5 hace la historia de la explicación de cómo precios subieron en España por
la afluencia del oro y la plata americanos.
Bodin y su “Response au Paradoxe de Malestroit touchant I’enchérissement de
Toutes Choses” Pero el movimiento continuaba hasta que la “revolución de los
precios” llegaba a su apogeo alrededor de 1600 (1); y hasta que, al cabo de otro
siglo de decadencia económica, Montesquieu, comprobando la continua declinación
de la monarquía española a partir de la época en que se había “enriquecido” en
América, observaba que a la sazón, y a ese respecto, las Indias eran más importantes
que la propia España: “las Indias son lo principal, España no es sino lo accesorio.
Es en vano que la política trate de reducir lo principal a lo accesorio: las Indias
continúan atrayendo a Espada hacia ellas” (2). Conclusión que puede parecer sibilina,
pero que en realídad contiene implícita una profecía de la ya próxima separación y
de la Independencia de las antiguas “colonias”.

Fugacidad de los metales


Lo huidizo de las riquezas de América, primero ínasibles y después
contraproducentés, hizo que se les atribuyera otro significativo carácter mítico: el
de una Irrefrenable fugacidad. Comenzando por su primitivo origen minero, los tesoros
de oro y plata extraídos de las entrañas de los Andes fueron comparados a torrentes
ruinosos, que sembraban la devastación en todo su alto curso, antes de bajar a
fecundar tierras llanas y remotas.
Pero bien pronto se advirtió que esa incontenible fugacidad no alcanzaba a ser
refrenada ni por las cajas de caudales de los monarcas españoles. El metal seguía
corriendo, fluyendo, deslizándose tintineante y burlesco hacía otras playas. Magalotti
dice de Santa Fe de Bogotá que es allí “donde se acuñan los doblones, que pasan
a España y corren por el universo mundo” (1). El oro de las Indias, en efecto, salía
de Espada hacia otros Estados europeos y extracuropeos, brillaba sobre los bancos
de Brujas yen las palmas callosas de los mercaderes anseáticos, pagaba mercancías
y manufactura,, estimulaba la circulación mundial de los capitales y promovía una
obra de justicia distributiva y de propagación democrática de los bienes y placeres
terrenales: “poco a poco aquel flujo de plata y oro con que América ha Inundado a
Europa ha pasado a muchas otras manos, y se ha distribuido más equitativamente”
(2).
_______

71
EL PERÚ MINERO
(1) HAMILTON, o e., 195-210, fija este apogeo en el año 1601, quizá con dema siada rigidez.
(2) Esprit de lois, libro XXI, cap. XXII (Des richesses que I’ Espagne tira de I’ Amerique). El fraile Benito
de PEÑALOZA Y MONDRAGON, que había estado doce años en América, en su Libro de las
Cinco Excelencias del Español que despueblan España (Pamplona, 1629), ya había indicado
como paradójica “quinta- excelencia” el mal uso hecho por España de sus colonias, concluyen-
do: todo el alivio y toda la riqueza de España dependen del buen gobierno del Perú” (p. 145-9, cit.
por BLANCO FOMBONA, o. e., 155-157).
(1) MAGALOTTI, Lettere sulle terre odorose, 1635# en Varle Operette, 1825, pág. 429.
(2) “Tout cet or et cet argent, ainsi qu’un tas incroyable de marchandisses et de denrées d’Amerique,
passent a I’étranger, en grande partie, pour solder l’industrie de ceux qui fabriquent les effects
qui se consomment en Espagne” (GORANI, Memorie, II, Corti e Paesi, cit. 90). El “viaje a Espada:’
constituyó por algún tiempo, durante la segunda mitad del siglo XVI, la “espina dorsal” del
comercio exterior alemán y especialmente anseático. De 94 barcos que entraron al Guadalquivir
del 5 de octubre al 19 de noviembre de 1597, 39 eran de bandera alemana. Les años de más
intenso tráfico (1590, 1599-1600, 1606-8) son cercanos a aquellos en que llegó a su ápice la
restringido de los precios (MEIER Henri, o. c., 119-20). España prohibió primero y restringió
después con impuestos la exportación de oro y plata, con el único resultado de deprimir poste-
riormente el poder adquisitivo de los metales preciosos en España, y, por lo tanto, de acentuar el
desnivel de los precios entre la Península ‘y el resto de Europa (sobre esto, véase HAMILTON, o.
c., 207-8) lo que condujo en definitiva a estimular la fuga de los metales del territorio español
(SMITH A., The Wealth of Nations, ed. New York, 1934, 479, 508-9).

Voltarire se llena de estupor y de admiración ,en cuanto a la manera como 31 y


la plata del Perú llegan a todos los pueblos de Europa, y de allí se van en parte
hasta las grandes Indias (las Indias orientales); es una cosa bien notoria, pero
sorprendente Sorprendente y, en definitiva, benéfica: “es un hecho cierto que América
proporciona hoy comodidad y placeres hasta a los más humildes habitantes de
Europa (1). El trabajo de los peruanos, aplicado a las ricas vetas del subsuelo
peruano hacía la vida más bella a todos los hijos de la lejana Europa.
III
Mito y mensaje del Perú
Por fugaces que ellas -fueran, y, en cierto sentido, precisamente por serlo, sobre
In riquezas de América había surgido la leyenda dorada del Perú. La unánime avidez
del oro de las Indias y el rápido convencimiento de que, aún cuando estuviera
rígidamente recolectado y canalizado, podía capturarse durante el viaje a la Península
o, Mejor todavía, ser atraído de España a otros países por medios pacíficos y legales,
habían favorecido y fomentado la universal difusión de aquel mito radioso.
El oro y la plata del Perú, llevados a España en cantidades enormes, pasaban
1% manos de los extranjeros: italianos, alemanes, holandeses” (1) todos se afanaban
por conocerlos, verlos de cerca, tocarlos o, al menos, desearlos. A fines del siglo
XVII, Magalotti recuerda que las minas de oro españolas se encuentran ya agotadas,
pero en lo que atañe a “aquellas de las Indias, todos sabemos a qué atenernos, y
no es menester decirlo” (2).
_______
(1) VOLTAIRE, Essai sur les moeurs, cap. 145. Se percibe en estos párrafos un presentimiento de
la ley económica de la “tendencia a la paridad de los poderes de adquisición que habría podido
justificar plenamente las migraciones del oro, Rebotando de país en país, el oro buscaba un nivel
de equilibrio estable. No siendo familiar a VOLTAIRE, esta verdad la parecía sorprendente. Pero
HUME ya la había enunciado en sus Ensayos (1742), ilustrándola precisamente con el símil del
agua que Cende a un nivel estable, y con el ejemplo de España: “Can one imagine that it had ever

72
LETRAS Y ARTES
been possible, by any laws, or even by any art or industry, to have kept an the money in Spaln,
which the galleons have brought from the Indies?” (Essays morat, poetical and literary, 11, 5, Of
the Balance of Trade, ed. London, Frowde, 1904, p. 320).
(1) MARCKS W., en Prop. Welt - Geschichte cit. V, 245-6.
(2) MAGALOTTI, o. c., 339, 23 de agosto de 1695.
Desde lo alto de las montañas del Perú, desde el fuego encendido, allá arriba
para fundir coronas y cadenas, brazaletes y ajorcas, pendientes y collares, vasos y
espejos, los mil primores, en suma, de un arte bárbaro y majestuoso, se deslizaba
hacia los valles de la Cordillera un arroyo de metal bullente y borboteante; un arroyo
que luego, como si fuera de plata viva, serpenteaba maliciosamente por todas las
regiones del vasto mundo. Pero de esas mismas llamaradas voraces, el viento de
las cumbres arancaba una centella que daba luz a Europa.

Grandeza del Perú


No es sólo la genérica grandeza de todo destino que se cumple, lo que nos
detiene reverentes ante la historia del Perú. No. Es una grandeza más secreta y
honda, más propia y particular del Perú, tanto que constituye su intima e invencible
fascinación, la energía que escala los siglos, su dramática y viril esencia. Es la
grandeza en que coinciden historia y leyenda del Perú, porque la historia tuvo el
colorido de la leyenda y la leyenda la fuerza creadora de la historia.
Miremoos hacia el mar abierto: las carabelas, los galeones y los corsarios siguen
la estela de Jasón. Los vientos son aquellos que inflaron las velas de los navegantes
víkingos. En la Isla del Gallo, un soldado aventurero, Francisco Pizarro, encuentra
de nuevo el gesto y la palabra de los más clásicos héroes de la antigüedad.
Se aquieta apenas el rumor oceánico de las ondas, cuando ya del otro lado, por
encima de las ásperas y múltiples murallas de los Andes, desde el cerro situado a
espaldas del Cuzco, llega un vigoroso ritmo de rocas que recitan una epopeya
legendaria. Su solo nombre es una clarinada: Sacsahuamán. Asi, en el nombre del
Imperio, Tahuantinsuyo, resuena un clangor de trompetas, y en el breve y seco del
gobernante, Inca, se siente una voluntad que impele, que impone y que triunfa.
El quipu no es sino un cordelillo con nudos.. Sin embargo, aquellos nudos aprietan
el secreto de una civilización, encierran más arcanos que el rostro de la esfínge.
Empero, si bien es cierto que la más antigua historia de esta nación sigue
siendo enigmática en muchos pasajes y que las tinieblas silenciosas de un pasado
mudo y analfabeto nos esconden sus primeros orígenes y vicisitudes; en cambio,
cuán claro y nítido es su destino posterior! Solemne y severo es el destino de este
pueblo, tantas veces agredido a traición, disperso por la Naturaleza; y que, a
despecho de ello, prosigue impertérrito su camino, aunque éste lo conduzca a
través de arenales sofocantes, de escollos cubiertos de guano, de selvas prepotentes
e insidiosas, de ciegos tentáculos de galerías subterráneas y también de cara al
sol, al sol fulgurante del ecuador, entre bocas de pozos sucionadores de viscosos
hidrocarburos.
Ni le basta cumplir con firmeza, siglo tras siglo, su misión colectiva y anónima.
Cuando es preciso, cuando su genio lo requiere, este pueblo fatigado y paciente
sabe olvidar y, al propio tiempo, redimir su pena, ofrendando de su seno santos y
héroes de purísimo temple.
73
EL PERÚ MINERO
Si a las Américas les falta una Patrona, que interceda por sus innumerables
gentes ante la Virgen María, de Lima sube al cielo el alma angelical de Santa Rosa.
Si el mundo aparta la vista con disgusto de una guerra crudamente económica
que devasta las costas del Pacifico, he aquí que Bolognesi, Grau, Ugarte y cien
héroes más arrojan sus almas al destino y brindan a los hombres del mundo entero
nuevos motivos de exaltación y de orgullo.
Como el griego, nuncio de la victoria de Maratón, el peruano sella su mensaje
con la vida. Cuando un mal espantoso, la verruga peruana, hace vacilar a los médicos
con sus inexplicables y mortales estragos orgánicos, un simple estudiante, Daniel
A. Carrión, se inocula la horrenda infección, la estudia en si mismo, descubre su
naturaleza y muere, a un tiempo vencedor y vencido, a los 26 años de edad.
Y cuando, a principios del presente siglo, las naciones de la tierra parecen
titubear frente al último prodigioso invento del genio científico, es también un peruano,
es Jorge Chávez, quien alza el vuelo desde una pradera del Valais, transmonta los
,Alpes y se precipita sobre la orilla del Toce, realizador y mártir de la posibilidad del
Vuelo humano, precursor y primera víctima de toda una época de la Historia de la
Humanidad.

¿Vale Un Perú?... No. El Perú vale mucho más que “un Perú”.

74
LETRAS Y ARTES

Javier Prado

ESTADO SOCIAL DEL PERU DURANTE LA DOMINACION


ESPAÑOLA*
La riqueza de un país puede considerarse bajo dos aspectos: ya como resultado
natural de los productos de su suelo 6 como fruto artificial del trabajo del hombre,
por medio de la industria y del comercio.
Bajo el primer aspecto, el Perú ha sido y es sumamente rico, hallándome
excusado yo de repetir en forma deficiente, lo que han expuesto, sin la menor
contradicción, todos los que han estudiado la fertilidad asombrosa de su suelo, la
variedad y abundancia de sus productos en sus tres regiones, de la costa, sierra y
montaña; las riquezas fabulosas que han encerrado y encierran las entrañas de sus
cerros, repletos e plata y de oro, y las capas inferiores de inmensos territorios que
contienen las substancias más preciadas en la química y en la industria moderna.
Pero ¿ha sido y es actualmente rico el Perú por el desarrollo de sus industrias,
minera, agrícola y fabril, por la extensión y solidez de su comercio interior y exterior,
por la abundancia de brazos, de capitales, de moneda nacional, por el ahorro en los
gastos de los particulares, por la economía, holgura y honradez de su régimen
fiscal? Con profunda tristeza tiene que ser, en este caso, la respuesta negativa; y
para desgracia nuestra es principio de economía universal, que sólo son
verdaderamente poderosos y ricos los pueblos que han desarrollado sus fuentes de
prosperidad por medio del trabajo y de la Industria; y que los tesoros naturales en
los países que no han sabido aprovecharlos y convertirlos, mediante la actividad
inteligente del hombre, en fuerzas de verdadero bienestar social, sólo sirven de
desmoralización entre los propios, y de materia de envidia y de explotación por
parte de los extraños. En este caso, como en todos, obtiene el triunfo definitivo el
esfuerzo de la Inteligencia sobre los elementos de la naturaleza.
_______
* Fragmento tomado de la obra del mismo nombre (1894).
Pero me aparto de mi objeto; volviendo á él diré que España, que ha sido la
nación europea tal vez más atrasada en su régimen económico, se sintió, desde el
primer momento, deslumbrada por el resplandor de las incalculables riquezas con
las que el antiguo Imperio de los Incas fascinó la absorta codicia de los
conquistadores.
Los monarcas españoles y sus consejos de gobierno creyeron entonces encontrar
en los tesoros de Indias la salvación del deplorable estado del erario nacional, que
no podía resistir el peso abrumador de toda la nación que, directa ó indirectamente,
sobre él gravaba. Por la fuerza natural de las cosas, aparte de lo que corresponde á
las miserias de la naturaleza humana, tuvo, pues, el gobierno español que
con4agrarse preferentemente á obtener mayor y más inmediata utilidad pecuniaria
del dominio de América. (28).
75
EL PERÚ MINERO
De esta manera, si no creo justo afirmar que el espíritu español sólo se inspiró
en la avaricia y en la rapacidad (29), no puedo, tampoco, dejar de reconocer que la
constante preocupación de los gobernantes, traducida en numerosas reales cédulas
y providencias, fue la de regularizar y extraer en su provecho las riquezas de América;
que la Recopilación de leyes de Indias dedica dos de sus nueve libros, además de
las múltiples disposiciones de las que en el mismo sentido abundan los otros, á
fijar la administración y recaudación de las rentas reales y el comercio de Indias;
estableciendo el sistema económico más centralizador, exclusivo y pernicioso; que
las Ordenanzas de Intendentes se inspiraron en el mismo propósito; que, en fin, la
parte más estudiada por los virreyes en sus Memorias, y la más solícitamente
atendida por los monarcas y el Consejo de Indias, era la que se refería á las entradas
y -’los medios de incremento de la real hacienda.
Las principales rentas reales eran las siguientes: la de tributos de Indios, que en
el quinquenio de 1790 á 1795, produjo $ 4.624.493 2 reales, ingresando á la real
hacienda, como saldo líquido, la cantidad de 324.853-7 reales. (30). Los quintos
reales sobre los minerales representaban la contribución más saneada, y puede
formarse una idea aproximada de la riqueza mineral de estas regiones, considerando
que se calcula la producción de las minas de Potosi durante el Virreinato en dos mil
cuatrocientos millones (31), la de la mina de azogue de Huancavelica, en $
67.629,396-2 reales (32); y en general en nueve mil n venta millones de pesos la
plata únicamente exportada de América á España, hasta el reinado de Felipe V
(33). Además de las rentas reales indicadas, eran cuantiosas las que se recaudaban
en el Virreinato, como el almofarifazgo, impuesto sobre las mercaderías de
importación y exportación; derechos de avería, como compensación á los gastos
de la armada que tenia que sostener el gobierno español para defender los
cargamentos, que eran constantemente asaltados por piratas, corsarios y enemigos
de la Corona (34); la alcabala sobre los contratos; media annata secular, á imitación
de la eclesiástica sobre la renta de los empleos públicos; oficios vendíbles y
remunerables, que generalmente lo eran todos los que no representaban jurisdicción;
lanzas de títulos, por los de la nobleza; bulas de la Santa Cruzada; diezmos
eclesiásticos; reales novenos- por fundación y vacantes eclesiásticas; composición
de pulperías; derechos de esclavos; venta y composición de tierras; estanco de
leve, y tabacos, papel sellado, etc. (35).
_________
(28) “En mi opinión, dice el marqués de Montesclaros, el Virrey ha de ser en el !Perú oficial real,
procurador y pagador; y aún á otros Ministros inferiores debe hacer compañía y perpetua
asistencia. Sabe Dios lo he deseado en mi tiempo, atropellando la murmuración de algunos, que
ofendidos de esta sobreguarda á sus ocupaciones, me llamaban defensor del Rey, y decían
bien, si con mi diligencia compré á veces lo que su Magestad ha de comer, que aún esto creo
está ya dependiente del socorro de las Indias, por hallarse el real patrimonio tan acabado y las
rentas de él, asi ciertas como dudosas, enagenadas y sin substancia que baste para oponerse
contra los herejes” (Gazofilazio Peruano, libro I., capítulo III, página 7, edición 1.775.) D. Melchor
de Liñan y Cisneros daba a su vez cuenta en su Memoria al Rey, de que cumplido con las
órdenes de éste de dejar barrida la caja, á fin de mandarle dinero. (Memoria de Virreyes, tomo I,
pág. 78).
(29) V. Estrada: Lecciones sobre la Historia de la República Argentina pág. 219.
(30) Memoria de Virreyes, edición de Fuentes, tomo VI, páginas 215 á 216 y 221 y anexo, página 20.

76
LETRAS Y ARTES
No es extraño, pues, que con tal exceso de contribuciones, y de movimiento de
dinero , hubiera gran abuso en la recaudación de las rentas reales, al extremo que
nunca ellas correspondieron en arcas á su verdadero valor. Ya fuera, en efecto,
porque se cobraba con dificultad y negligencia lo que debía entrar á las cajas reales,
ya porque una vez en ellas reinaba el más escandaloso abuso en el pago de los
sueldos, que se abonaban con gran largueza y desigualdad, dejándose de pagar lo
preciso por lo voluntario y de favor, como dice, en su Memoria, Don Melchor de
Liñan; lo cierto era que la real hacienda se hallaba inmensamente gravada con
deudas, y entorpecida por toda clase de dificultades para satisfacer los tan notorios
aprietos de la monarquía. (36 .
Preocupados seriamente los reyes ‘españoles por las consecuencias de esta
deplorable condición económica,’ llegaron, tal vez movidos por el despecho de la
impotencia, á ordenará los virreyes, por especiales instrucciones y cédulas reales
de 7 de Marzo de 1649 y 29 de Diciembre de 1676, que no se pagasen deudas
atrasadas; y como, á la vez, subiera hasta el trono el eco de los incalculables
abusos que se cometían en venta de créditos, especialmente de sueldos de militares;
se mandó se hicieran esos pagos en tabla y en mano propia, sin que pudiera
descontarse de ellos lo que aparecieran debiendo los empleados; y prohibiéndose
severamente se comerciara y hubiera tratos y granjerías con las libranzas de los
sueldos. (37).
___________
(31) Mercurio Peruano, tomo VII página 57. véase en general todos los números del mes de Enero
de 1793.
(32) Mercurio Peruano, tomo I, pág. 67.
(33) Odriozola: Colección de documentos Literarios del Perú, tomo VI, pág. 219.
(34) Véase sobre las numerosas excursiones y asaltos de piratas, en la época de virreinato.
Odriozola: Colección de documentos literarios del Perú, tomo II, pág. 3 á 12.
(35) Véase, en general sobre rentas reales: Gazofilazio Real del Reino del Perú, y también en las
Memorias de los Virreyes Recopilación de Indias y Ordenanzas de Intendentes, la parte corres-
pondiente á la Real Hacienda.
(36) Memoria de Virreyes, tomo 1, pág. 353.

Complejo era también el sistema de recaudación de las rentas reales en el


Perú. En primer lugar, ejercía el Virrey la superintendencia y, vigilancia general;
había, además, dos Tribunales: uno de Hacienda
Que conocía de todos los asuntos sobre la recaudación de las rentas, y otro de
Cuentas que revisaba, aprobaba ó rechazaba las que debían presentar los oficiales
reales. Estos empleados de altísimo rango, con los nombres de contador, tesorero
y factor, eran los encargados directamente de recibir y custodiar las rentas reales.
Tanto sobre este punto, sobre las cajas reales, repartidas en las poblaciones más
importantes y en los asientos minerales más ricos del Virreinato, así como sobre la
remisión anual de la real hacienda á Panamá, y de allí á Portobelo, donde lo recibía
la armada que debía conducirla á España; hay tal número de cédulas reales, se han
compilado con tal prolijidad en la Recopilación ‘de leyes de Indias, especialmente
en lo que se refiere á procurar afianzar la fiel recaudación de las rentas por oficiales
abonados y responsables, y su depósito en lugares seguros; que todo este cúmulo
de providencias demuestra con perfecta claridad el afán con que los monarcas
77
EL PERÚ MINERO
españoles trataban de preveer las más raras eventualidades á fin de aprovechar las
rentas; defendiéndose, en cuanto les era posible, de las mermas que en ellas hacía
la codicia de sus empleados.
Por las Ordenanzas de Intendentes se ordenó que, en lo sucesivo, corriera bajo
la privativa inspección y conocimiento de estos jefes, todo lo que se refiriera al real
erario, de cualquier modo que fuera, con todo lo incidente, dependiente ó anexo á
él; reasumiendo también los intendentes la jurisdicción contenciosa concedida antes
á los oficiales reales, quines, con el solo título común de ministros de la real hacienda
y con el particular de contadores y tesoreros, debían continuar únicamente recaudando
las rentas, con facultades coactivas económicas. (38) Los intendentes, en las causas
de hacienda, podían, también, nombrar subdelegados en las provincias.
_________
(37) Recopilación de leyes de Indias: leyes I y V, título XII, libro III. Que estas no remediaban el mal
se halla comprobado, entre otros documentos, por el curiosísimo escrito de absolución de
cargos que presentó el Virrey don Diego Ladrón de Guevara, en el juicio de residencia que se le
siguió en Lima. Entre los graves reparos ,que se hacía al Virrey, figuraban el que hubiera pagado
deudas atrasadas, habiendo hecho favor en ellas, y que no hubiera Impedido el abuso de ventas
de créditos. Se descargaba el Virrey de los primeros, exponiendo la calidad y justicia de las
deudas que había abonado con estricta imparcialidad; y del segundo, manifestando la imposibi-
lidad de impedir un mal que necesariamente escapaba a la más prolija vigilancia del Virrey. (In
fólio en 92 pág-1178).
(38) Ordenanzas de Intendentes Art. 76 de la Nueva España;
Conocida ya, ligeramente, la organización económica del gobierno español en
el Virreinato, debo ocuparme ahora del sistema colonial, en lo que se refiere á la
industria y al comercio.
En cuanto á la industria agrícola, los dos extremos, uno en contra y otro á favor
de los españoles, son defendidos con el mismo calor. Se dice, en el primer sentido,
que los españoles arruinaron la agricultura en el Perú, que avaros de riquezas
minerales no se preocuparon de otra cosa sino de hacer extraer el oro y la plata de
las minas, las que les daban, así, un resultado más inmediato ó inmensamente
superior; que, por me. dio del sistema de repartímientos y composición de tierras,
ahogaron en el Indio todo estímulo para obtener el fruto de su trabajo; que,
esclavizando á la raza indígena en las mitas de las minas y de los obrajes, arrancaron
de su centro natural aquellos brazos que hubieran sido muy provechosos para el
desarrollo de la agricultura floresciente en época del Imperio incáico; industria que,
al no haber sido abandonada temerariamente por los españoles, representaría hoy
Inagotable fuente de riqueza nacional.

78
LETRAS Y ARTES

Manuel Vicente Villarán

ESTABLECIMIENTO DE LA MITA MINERA *


Aleccionados los Reyes de España por los grandes padecimientos la mortandad
que en los primeros tiempos del descubrimiento de América había causado entre
los indios el trabajo en las minas, determinaron prohibirlo de modo absoluto o permitirlo
con muchas restricciones. emperador Carlos V, en una cédula del año 1526 para
todas las provincias de América descubiertas y que se descubriesen, prohibió echar
a trabajar en minas, excepto los que fuesen por su voluntad tas condiciones. El
mismo monarca, en las Ordenanzas
que para el buen gobierno de las indias dictó en Toledo en 1528, volvió prohibir
que se llevara indios a las minas, por ser “estorbo para su conversión a la Santa Fe
Católica. “ y porque “a causa de los excesivos trabajos que se les han hecho y
hacen han muerto y mueren muchos. Sin embargo, en la capitulación de la Reina
con el Conquistador del Perú de 26 de Julio de 1529, hay una cláusula por la, cual
se mite a los pobladores de estas tierras explotar minas de oro. “Condemos a los
que fueren a poblar a la dicha tierra que en los seis años lmeros siguientes desde el
día de la data de esta en adelante, del oro e se cogiere en las minas nos paguen el
diezmo y cumplidos los dios seis años paguen el noveno y así descendiendo en
cada un año ata llegar al quinto”. Y en virtud de una cédula de 8 de marzo 1533,
dictada a solicitud de los conquistadores y pobladores, se extendió por otros seis
años después de concluidos los primeros, el beneficio de pagar diezmo sobre el oro
que se cogiere en las minas. En misma fecha otra cédula facultó a Pizarro para que
la hacienda real diera algunos pesos de oro a los mineros “porque descubran minas
oro”.
Pizarro autorizó expresamente a los encomenderos para servirse los indios en
trabajos mineros. Los títulos de las encomiendas que concedió dicen que les da
poder y facultad para que se sirvan de ellos n sus haciendas e labranzas e minas e
grangerias” Sin embargo Blasco Nuñez Vela escribía al rey desde Panamá el 15 de
Febrero de 1544: “Yo llevo una cédula de vuestra magestad en que por ella vuestra
me. gestad manda al dicho licenciado (Vaca de Castro) que a todos los que hubieren
traído indios a minas después que aquella tierra se descubrió los execute en la
mitad de sus bienes y pierden los indios, conforme a una provisión que se puso en
los asientos que se tomaron con el dicho don francisco pizarro al tiempo que fue
aquel al descubrimiento. - Yo he embargado aquí alguna cantidad de oro y plata a
algunos particulares que se iban a España porque tuve noticia que habían echado
indios a las minas”.
________
* Tomado de Apuntes sobre la Realidad Social de los Indígenas del Perú ante las Leyes de Indias
(1964).

79
EL PERÚ MINERO
El Presidente Gasca, en las encomiendas repartidas en Guainarima, permitió a
los encomenderos servirse de los indios en cierta proporción para ponerlos a trabajar
en labores mineras. Así consta de su carta de 25 de Setiembre de 1548, en que
dando cuenta al Concejo de Indias de aquel célebre reparto, después de indicar la
renta que producían las encomiendas distribuídas, agrega: “pudiendo andar la décima
, parte de los indios en las minas”, “que con estas calidades se dieron las relaciones
del valor de los repartimientos”. Pero en las postrimerías de su gobierno Gasca
despachó provisiones a varios lugares para que no se siguiera ocupando a los
indígenas en ese trabajo. Retirado Gasca, la Audiencia encargada del gobierno,
reiteró la prohibición re. cibió de España una orden aprobando lo hecho y renovando
el mandato de que de ninguna manera se echaran indios a las minas.
Las prohibiciones se repetían, pero eran desacatadas. Los encomenderos se
amparaban en los títulos de sus encomiendas y hacían valer su influencia y poderío
para seguir sacando indios de sus pueblos Y’ mandarlos a trabajar a Potosí y otros
asientos mineros. Muchas personas dedicadas a las minas, aunque no tenían indios
de encomienda, los obtenían por varios medios, inclusive cogiendo Indios huídos de
sus repartimientos y llevándolos a las minas como yanaconas; y en fin, se introdujo
la costumbre de que las autoridades dieran indios a los mineros. Esta práctica se
hallaba en ejecución en-tiempos del virrey Conde de Nieva, como lo comprueba una
carta suya al Rey en que dice: “En lo que toca a la labor de las minas.. - se trata y
procura con toda diligencia.. el aumento y beneficio de ellas y se ha dado para las
minas del asiento de Potosí y Porco mil y quinientos indios más de labor que solían
tener y se daran más porque son necesarios por ir ya las minas hondas’
Nieva procedía así contra regias prescripciones. En él, como en Gasca y en
otros gobernantes del Perú, se realizaba un conflicto de deberes. Deseaban por
una parte evitar en lo posible a los indios los padecimientos que sufrían en las
minas, y querían a la vez que no se paralizase la extracción del oro y la plata para
hacer remesas al Rey y servir a los acaudalados mineros. Véase lo que Nieva
escribía el 31 de Agosto de 1563. “Su magestad manda que no se echen indios a
las minas contra su voluntad, y tras esto manda que se tenga gran cuenta con que
las minas se ¡abren y es muy justo que se haga así. Vuestra Magestad y todos
Estos señores se desengañen de una cosa y es que las minas no serán con
españoles porque para esto hay pocos y de muy grande presunción que antes
morirán de hambre que ninguno tome una azada en no”. “Lo más acertado paresce
que es que los indios vayan a labrar .las minas no haciéndoles muy gran fuerza
sino buen tratamiento y pagán dóselo muy bien y no llevándoles a trabajar a diferentes
temples de sus tierras, y no hay que pensar en creer que de su voluntad han de ir
a trabajar porque ellos todos naturalmente son holgazanes y a trueque de no bajar
se dejan morir de hambre, y como hombres vagabundos es razón que se tenga
cuenta con que sirvan y ganen de comer para si y sus mujeres e hijos”. En el
mismo sentido daba su parecer el Comisario regio Ortega de Melgosa invocando el
interés de que se ¡abren las minas para que aumente el tesoro real. y la conveniencia
de hacer trabajar a los indios para evitar que anden holgazanes y se den al vicio de
beber y a Mis idolatrías”. En otra oportunidad añadía el Comisario: “De aquí en
adelante se tendrá muy gran cuidado en juntar lo más que se pudiera para enviar a
vuestra magestad y creo se podrá hacer porque ya esta entendido en dar orden de
echar indios a las minas de oro y plata los que pareciere ser necesario que trabajen
en ellas”.
80
LETRAS Y ARTES
Sin embargo la Corte se mostraba reacia para pronunciarse sobre este materia.
Las minas del Perú seguían labrándose con indios, algunos voluntarios muchos
llevados por fuerza. La hacienda real recibía parte del metal extraído. Enterábase la
Corona por las comunicaciones que de aquí le enviaban sus lugartenientes de que,
a pesar de las prohibiciones, los indios seguían siendo enviados a servir en las
minas. Sus representan le explicaban que sin trabajo obligatorio de los naturales,
no podía pansarse en aprovechar esa riqueza; y a pesar de esto nada formal querían
decir el Rey y el Consejo, revelando así su vacilación antes de dar el paso definitivo
de sancionar expresamente el servicio minero forzoso. Aún en 1569 el Gobernador
Lope García, de Castro advertía al Rey que si no se hacia trabajar a los indios,
cesaría la labranza’ de las minas, y no labrándose Minas no habría comercio de
este reino con España y no se traería las cosas que aquí eran necesarias, pues,
“es claro, decía que no se trae de allá a trueque de maíz y papas y ají y camotes,
sino a trueque de Y plata y este no le puede haber sino hay minas y las minas acá
no Pueden beneficiar con negros”. Aún más, García de Castro argumena que si, por
no hacer trabajar a los naturales, se suspendía la labor de las minas, el reino no se
podría sustentar, los españoles abandonarían la ría Y Yéndose los españoles los
indios volverían a sus antiguas idolatrias y vuestra Magestad no puede desamparar
esta tierra sin pecar mortalmente”. En todas las citadas comunicaciones se concluía
pidiendo al rey que declarase lo que fuese más acertado y a su servicio .más
conviniese, pero éste se mostraba esquivo para responder y guardaba una actitud
reticente, la cual mantuvo inclusive durante todo el gobierno virrey Toledo y de algunos
de sus sucesores.

II
Toledo al venir al Perú tenía Instrucciones para dar su parecer sobre si debía
repartirse indios para las minas, y entretanto proveerlas de obreros voluntarlos. El
Virrey, sin embargo, apartándose de sus instrucciones, desarrolló un programa de
fomento de la minería sobre la base del trabajo impuesto por el sistema de la mita.
En 8 de Febrero de 1570 escribía el rey que si no mandaba que se pudiera compeler
a los indígenas, todo lo que se hiciera “sería de poco momento”. Y como el regio
mandato que solicitaba tardarse en venir, el autoritario Virrey se de. terminó a proceder
sin esperarlo. Reunió en Lima una junta de las personas más importantes, el
arzobispo, el inquisidor, los oidores, los oficiales reales, los prelados de las ordenes
religiosas, el ex-gobernador Lope García de Castro, y todos estuvieron acordes en
aprobar la proposición de hacer forzosa la labor de los naturales en la explotación
minera. Amparado por el voto de esa asamblea de notables, empezó a ejecutar lo
resuelto y escribió al soberano, pidiéndole su aprobación. Solórzano dice que al
Virrey de Méjico se le autorizó en 1574 y 1575 para repartir indios obligándolos al
trabajo de las minas, y “parece, agrega, que la propia orden se hubiese enviado al
Perú al Virrey Don Francisco de Toledo, que hizo luego las Ordenanzas y
Repartimíentos que le parecieron convenir, así para las minas de Potosí y otras del
reyno como para las de azogue de Huancavelica y habiendo dado cuenta de todo lo
preveido se le aprobó”. Sin embargo, la correspondencia de Toledo y de sus
inmediatos sucesores demuestra que no recibió la orden ni la aprobación que
Solórzano indica, como se podrá por las transcripciones que en seguida se leerán.

81
EL PERÚ MINERO
Muchos pasajes de las cartas-del virrey ponen a la vista los argumentos que
empleó para tratar de convencer al monarca de la necesidad de su método de
trabajo de las minas. Procuró mover la conciencia del Rey a la vez. que avivar el
cálculo de sus intereses. En una de sus primeras comunicaciones le dice que
parece que Dios descubriera en este reino tanto tesoro y riquezas para que su
magestad los empleara en su obra de defender a la Iglesia y de hacer restituir a los
enemigos de ella lo que le tienen usurpado, aludiendo a las guerras de religión que
en aquella época sostenía España, y Dios me ha dado ánimo, añade para buscar
los medios con que su magestad cuente para llenar aquella sagrada obligación.
Con ese fin reuní la Junta de Lima, cuyos concurrentes aprobaron, 44 sin que faltara
un voto”, que se impusiera a los indios el trabajo de las minas, bajo las cristianas
condiciones que para su alivio se determinaron. Creí pues, que no debía. perder la
ocasión aguardando la esperada aprobación y comencé fuego a ejecutar lo
conveniendo “sin miedo de pensar que ofendía a su majestad”. Y en efecto, en el
viaje de su visita general al territorio, Toledo inició en Guamanga el reparto de Indios
paro las minas de esa región y avisó al Rey que lo mismo seguiría haciendo en las
demás provincias en que fuera necesario.
Toledo creía que la fuente casi única de riqueza para el reino y de provechos
para la real hacienda eran las minas. Fuera del oro y la plato de las minas todo lo
demás “es nada” porque “ni la tierra lleva aprovechamientos ni la gente se aplica a
sacarlos, especialmente por ahora mientras la justicia no está planteada de manera
que los ánimos de la gente, es allanen y rebajen para buscar más industrias que
ser caballeros soldado como hasta aquí. El virrey encaminó pues su administración
:hacia el principal objeto de aumentar la producción minera. los resultados de sus
esfuerzos estuvieron a la vista en la forma de ingentes remesas de oro y plata que
durante su prolongado gobierno partieron para España. El 9 de Abril de 1580 escribía
al rey. “Se ha conseguido el fruto que flotas pasadas han llevado a vuestra magestad
y lleva la presente y se llevarán en las demás mediante Dios, y si los indios se
hubiesen quitado de las minas no hubiera con que socorrer las necesidades de
vuestra magestad y este reino estaría caído”.
Sostiene Toledo que en esta tierra no se puede dejar el trabajo a voluntad de los
naturales, porque son de naturaleza holgazanes y por su bajeza y poca honra y por
tener de su cosecha de comer y vestir y no tener inclinación a adquirir hacienda ni
a dejar herencia a sus hijos, no habría entre ellos quien de su voluntad se quisiera
alquilar. Era indispensable compelerlos para el trabajo de las minas, el cultivo de
los campos la cría de ganados, y las demás industrias, obras y necesidades públicas,
pues si se dejasen a su voluntad perecerían todas estas granjerías que tan necesarias
son al sustento de la república. Además su naturaleza y su antigua costumbre era
el trabajo corporal, y no había injusticia en apremiarlos a él, pagándoles competentes
salarios, no mudándolos de temple ni dándoles trabajos excesivos.
Lo extraordinario del caso es que, no obstante estas razones, repetidas hasta el
cansancio por Toledo, el Rey evadió la respuesta que pedía, motivando el no
disimulado resentimiento de su virrey. “Por Instrucciones de vuestra magestad en
esta materia, se entiende y supone, escribía en 1572, que los indios han de labrar
las minas y vuestra magestad sabe que no será con su voluntad; vuestra magestad
ni lo aclara ni manda expresar que sin ella la ¡abren... será menester ex’declaración
de vuestra magestad sobre esta materia con aprobación de lo hecho”. La misma
petición fué repetida muchas veces. Llegó Toledo hasta decir al rey: “De no mandarlo
82
LETRAS Y ARTES
vuestra magestad aprobar quitaría (los indios) de las minas aunque hubiese evidencia
como el :de, hoy vemos de que se perdería este reino, y lo estuviera ya si el no
hubiera tomado con tanta deliberación al favorecer los minera les desta tierra y a los
indios que los han de labrar”. “No ha manda vuestra magestad responder de hacer
labrar a estos indios las dichas habiendo tantas veces escrito a vuestra magestad
que si no fuese o de mandarlo que yo los dejaría.
Explica el virrey que ha reglamentado el trabajo de las minas que los indios no
sufran daños. Ha subido el jornal de manera puedan sustentarse y quedarles ganancia
que llevar a sus casas: que el jornal se les pague en sus manos ante la justicia y
escribano en buena moneda cada semana; ha señalado las horas en que han de
trabajar y dado instrucciones para su buen gobierno y conser-. vación; los ha provisto
de defensores y procuradores que los amparen, y de justicia que se les haga muy
cumplida; ha dispuesto que en las minas más Importantes haya pueblos y
reducciones para que los indios puedan ser enseñados en las cosas de la fé y
tengan más doctrina y me)<>res clérigos. Agrega que hacia años tenía consultado
a su magestad este, negocio y suplicado le diera la confirmación de lo que se había
hecho, y le había enviado los recaudos de todo, y nunca se le había res. pondido,
siendo el negocio de más importancia de todos cuantos en el reino hay y más
necesaria la resolución de su magestad para el descargo de la conciencia. El trabajo
de los indios en las minas no era menos necesario que en la labor de las tierras, y
su magestad tenía mando que para ésta se repartieran los indios. Su magestad
nada dice sobre el trabajo de las minas, habiendo mandado que no se dejase de
beneficiar la coca, cuyo cultivo era más dañoso para los indios, y menos útil que el
sacar el oro, la plata y el azogue.
Cesó Toledo en el gobierno del Perú sin haber conseguido la aprobación de sus
disposiciones, pero en ningún momento ejecutó la amenaza de quitar los indios de
las minas, los cuales continuaron siendo enviados a trabajar en Potosí, Huancavelica
y otros asientos bajo los rigores de la mita. Su sucesor el virrey Martín Enriquez, en
comunicación al rey de 22 de Setiembre de 1581 le pide que haga conocer su Re-
al, voluntad de manera clara, “porque haber mas o menos plata y así mismo azogue
en cuantos más o menos acudieren al beneficio de ello”. “Vuestra magestad mandará
en esto lo que fuese servido y no mandándome otra cosa tendré por respuesta que
Vuestra Magestad aprueba lo hecho por el Visorrey don Francisco -de Toledo, porque
la tierra no se puede de ninguna manera sustentar sin esto”.

III
Ni Enriquez ni la Audiencia que le sucedió y que gobernó hasta 1585, recibieron
la solicitada aprobación. Ella se dió al fin durante el gobierno del virrey conde del
Villar. El conde había escrito a la Corona el 25 de Mayo de 1586 rnanifestando que
“en el compeler a los indios a estas labores de minas por una parte hay la prohibición
de vuestra magestad, y por otra ser cierto que si no son premiados cesará el beneficio
de las minas y todo el comercio de este reino, y sería mucho menoscabo de la
Hacienda Real dé Vuestra Magestad que tan necesaria es para el bien universal de
la Iglesia católica y de todos los demás Reinos y estados de Vuestra Magestad”.
Explica luego en su carta que le pareció conveniente consultar este negocio en
Lima con teólogos de ciencia y experiencia, siendo muchos de ellos los mismos
que se habían hallado en la junta que hiciera en su tiempo el virrey don Francisco de
83
EL PERÚ MINERO
Toledo con igual objeto; y el resultado de la consulta fué que debía suplícaree a su
magestad se sirviese mandar declarar su expresa voluntad, para proceder conforme
a lo que decidiese, y que entretanto el virrey día “entretener la orden que por los
Virreyes pasados estaba dada, reformado y poniendo en razón algunos abusos que
se habían introducido, así lo había hecho”. Concluía suplicando humildemente a su
majestad que fuese servido mandar avisarle lo que debla hacer en esto, con la
vedad posible por ser “cosa que tanto importa a la real conciencia”. cartas de Í 25 de
Diciembre de ese mismo año y 12 de Febrero de 1587, nuevo hizo la misma súplica
y la reiteró en Mayo de 1589. Por fin en 20 de Enero de este último año recibió la
carta del rey en que a lo siguiente:
“En muchas de las cartas que me habeis escrito, y particularmente la de ocho
de Mayo de este año, referis las muchas Minas que cada se van descubriendo en
esas Provincias y la gran suma de plata de ellas se sacara si se -Pudieran dar
indios para su labor: y por ser naturalmente inclinados a vicios, ociosidad y
borracheras, cuyo remedio . consiste en ocuparlos, fuera bien repartirlos para las
Minas: E porque habiéndose platicado sobre esto, ha parecido que sin embargo de
lo sido por Cédulas antiguas cerca de que no fuesen compelidos á este ajo contra
su voluntad, se les podría mandar que vayan ellas: lo de aquí adelante no mudando
temple de que se les siga daño en salud e teniendo Doctrina y Justicia que les
ampare, y comida con o se sustenten y buena paga de sus jornales, y Hospital
donde se en, y sean bien tratados y regalados los que enfermaren. Y en cuanto los
salarlos de Doctrina y de Justicia, porque ha parecido justo que a costa de los
Mineros, pues resulta en su beneficio el repartirle dichos indios, y que también
paguen lo que pareciere ser necesario la cura de los enfermos: Verlo heis, y en
conformidad de lo que dejo ordenado para Potosí y Huancavelica el Virrey D. Franedo,
lo proveereis como mejor os pareciere, tomando sobre todo el parecer de esa mi
Real Audiencia y de personas prácticas inteligente lo que se determinare e hiciere
me avisaréis”.
Así terminó la prolongada espera de cerca de veinte años durante cuales se
habían pedido infructuosamente a la Corte que autorizara el arto y trabajo forzoso
de los indios en las minas. Entretanto, a pesar las expresas prohibiciones a que se
refiere la citada carta del Rey, los del Perú habían sido dados para trabajar en los
centros mineros, conocimiento de la Corona, que no se determinaba a ratificar la
prohibición ni a levantarla por un acto expreso. Pero una vez tomada la decisión por
tanto tiempo aplazada, diéronse sucesivas órdenes aprobando a forma de trabajo,
como fueron las de 29 de Diciembre de 1593, 24 Enero de 1594 y 26 de Agosto de
1595. Al deseo de la Corona asegurar que no se interrumpiesen y que engrosasen
las remesas de metal precioso, uníase el interés de los mineros, cuyo negocio
crecía gracias al corto jornal que pagaban a los mitayos. Su exigencia fue siempre
que no se omitiese medios para darles indios. “Tengo por cierto, decía Toledo, que
si la mitad de los indios del reyno les diesen estarían mando por la otra mitad”.

84
LETRAS Y ARTES

José Carlos Mariátegui

ESQUEMA DE LA EVOLUCION ECONOMICA


1. LA ECONOMIA COLONIAL
En el plano de la economía se percibe mejor que en ningún otro hasta qué punto
la Conquista escinde la historia del Perú. La Conquista aparece en. este terreno.
más netamente que en cualquiera otro. como una solución de continuidad. Hasta la
Conquista se desenvolvió en el Perú una economía que brotaba espontánea y
libremente del suelo y 19 gente peruanos. En el Imperio de los Inkas, agrupación de
comunas agrícolas y sedentarias, lo más interesante era la economía. Todos los
testimonios históricos coinciden en la aserción de que el pueblo Inkalco —laborioso,
disciplinado, panteísta y sencillo- vivía con bienestar material. Las subsistencias
abundaban; la población crecía. El Imperio ignoró radicalmente el problema de
Malthus. La organización colectivista, regida por los Inkas, había enervado en los
indios el impulso Individual; pero había desarrollado extraordinariamente en ellos,
en provecho de’ este régimen económico, el hábito de una humilde y religiosa
obediencia, a su deber social. Los Inkas sacaban toda la utilidad social posible de
esta virtud de su pueblo, valorizaban el vasto territorio del Imperio construyendo
caminos, canales, etc., lo extendían sometiendo a su autoridad tribus vecinas. El
trabajo colectivo, el esfuerzo común, se empleaban. fructuosamente en fines sociales.
Los conquistadores españoles destruyeron, sin poder naturalmente reemplazarla,
esta formidable máquina de producción. La sociedad indígena, la economía inkaica,
se descompusieron y anonadaron completa. mente al golpe de la Conquista. Rotos
los vínculos de su unidad, la nación se disolvió en comunidades dispersas. El trabajo
índigena cesó de funcionar de un modo solidario y orgánico. Los conquistadores no
se ocuparon casi sino de distribuir-se y disputarse el pingüe botín de guerra.
Despojaron los templos y los palacios de los tesoros que guardaban; se repartieron
las tierras y los hombres, sin preguntarse siquiera por su porvenir como fuerzas y
medios de producción.
______________
* Tomado de 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Lima, Biblioteca Amauta, Ed.
Minerva, 1975.
El Virreinato señala el comienzo del difícil y complejo proceso formación de una
nueva economía. En este periodo, España se esforzó dar una organización política
y económica a su inmensa colonia. españoles empezaron a cultivar el suelo y a
explotar las minas de oro i ¡ata. Sobre las ruinas y los residuos de una economía
socialista, echaron las bases de una economía feudal.
Pero no envió España al Perú, como del resto no envió tampoco a sus es
posesiones, una densa masa colonizadora. La debilidad del Imperio eso¡ residió
precisamente en su carácter y estructura de empresa militar eclesiástica más que
política y económica. En las colonias españolas desembarcaron como en las costas

85
EL PERÚ MINERO
de Nueva Inglaterra grandes bandadas de pioneer. A la América Española no vinieron
casi sino virreyes, cortesanos, aventureros, clérigos, doctores y soldados. No se
formó, esto, en el Perú una verdadera fuerza de colonización. La población Lima
estaba compuesta por una pequeña corte, una burocracia, algunos, conventos,
inquisidores, mercaderes, criados y esclavos’. El pioneer español carecía, además,
de aptitud para crear núcleos de trabajo.
la utilización del indio, parecía perseguir su exterminio. Y los ores no se bastaban
a sí mismos para crear una economía” sólida y orgánica. La organización colonia¡
fallaba por la base. Le faltaba cimiento demográfico. Los españoles y los mestizos
eran demasiado pocos para explotar, en vasta escala, las riquezas del territorio. Y,
como a el trabajo de las haciendas de la costa se recurrió a la importación esclavos
negros, a los elementos y características de una sociedad feudal se mezclaron
elementos y características de una sociedad esclavista.
Sólo los jesuitas, con su orgánico positivismo, mostraron acaso, en el Perú
como en otras tierras de América, aptitud de creación económica. L os latifundios
que les fueron asignados prosperaron. Los vestigios de su organización restan
como una huella duradera. Quien recuerde el vasto experimento de los jesuitas en
el Paraguay, donde tan hábilmente aprovecharon y explotaron la tendencia natural
de los indígenas el comunismo, no puede sorprenderse absolutamente de que esta
congregación de hijos de San Iñigo de Loyola, como los llama Unamuno, fuese
capaz de crear en el suelo peruano los centros de trabajo y producción que los
nobles, doctores y clérigos, entregados en Lima a una vida muelle y sensual, no se
ocuparon nunca de formar.
______________
1. Comentando a Donoso Cortés, el malogrado crítico italiano Piero Gobetti. califica a España como
“un pueblo de colonizadores, de buscadores de oro, no ajenos a hacer de esclavos en caso de
desventura”. Hay que rectificar a Gobetti que considera colonizadores a quienes no fueron sino
conquistadores. Pero es imposible no meditar el juicio siguiente: “El culto de la corrida es un
aspecto de este amor de la diversión y de este catolicismo del espectáculo y de la forma; es
natural que el énfasis decorativo constituya el ideal del haraposo que se da el aire del señor y
que no puede seguir ni la pedagogía anglo—sajona del heroísmo serio y testarudo, ni la tradición
francesa de la fineza. El ideal español de la señorilidad confina con la holgazanería y por esto
comprende como campo propicio y como símbolo la idea de la corte”.
Los colonizadores se preocuparon casi únicamente de la explotación del oro y
la plata peruanos. Me he referido más de una vez a la inclinación de los españoles
a instalarse en la tierra baja. Y a la mezcla de respeto y de desconfianza que les
inspiraron siempre los Andes, d los cuales no llegaron jamás a sentirse realmente
señores. Ahora bien Se debe, sin duda, al trabajo de las minas la formación de las
poblaciones criollas de la sierra. Sin la codicia de los metales encerrados en las
entrañas de los Andes, la conquista de la sierra hubiese sido mucho más incompleta.
Estas fueron las bases históricas de la nueva economía peruana.. De la economía
colonial -colonial desde sus raíces- cuyo proceso no ha terminado todavía.
Examinemos ahora los lineamientos de una segunda etapa. La etapa en que una
economía feudal deviene, poco a poco economía burguesa. Pero sin cesar de ser,
en el cuadro del mundo, un economía colonial.

86
LETRAS Y ARTES
II. LAS BASES ECONOMICAS DE LA REPUBLICA
Como la primera, la segunda etapa de esta economía arranca de un hecho
político y militar. La primera etapa nace de la Conquista. La ‘ segunda etapa se
inicia con la Independencia. Pero, mientras la Con., quista engendra totalmente el
proceso de la formación de nuestra economía colonial, la Independencia aparece
determinada y dominada por ese proceso.
He tenido ya -desde mi primer esfuerzo marxista por fundamentar en el estudio
del hecho económico la historia peruana- ocasión de ocuparme en esta faz de la
revolución de la Independencia, sosteniendo la siguiente tesis: “Las ideas de la
revolución francesa y de la constitución norteamericana encontraron un clima
favorable a su difusión en Sud-América, a causa de que en Sud-América existía ya
aunque fuese’ embrionariamente una burguesía que, a causa de sus necesidades e
intereses económicos, podía y debía contagiarse del humor revoluciona. río de la
burguesía europea. La Independencia de Hispano - América no sé habría realizado,
ciertamente, si no hubiese contado con una generación heroica, sensible a la emoción
de su época, con capacidad y voluntad para actuar en estos pueblos una verdadera
revolución. La Independencia, bajo este aspecto, se presenta como una empresa
romántica. Pero esto no contradice la tesis de la trama económica de la revolución
emancipadora. Los conductores, los caudillos, los ideólogos de esta revolución no
fueron anteriores ni superiores a las premisas y razones económicas da este
acontecimiento. El hecho’ intelectual y sentimental no fue anterior al hecho
económico”.
La política de España obstaculizaba y contrariaba totalmente el desenvolvimiento
económico de las colonias al no permitirles traficar con ninguna otra nación y
reservarse como metrópoli, acaparándolo exclusivamente, el derecho de todo
comercio y empresa en sus dominios.
El impulso natural de las fuerzas productoras de las colonias pugnaba por romper
este lazo. La naciente economía de las embrionarias formaciones nacionales de
América necesitaba imperiosamente, para conseguir su desarrollo, desvincularse
de la rígida autoridad y emanciparse de la medioeval mentalidad del rey de España.
El hombre de estudio ‘ de nuestra época no puede dejar de ver aquí el más dominante
factor histórico de la revolución de la independencia sudamericana, inspirada y
movida, de modo demasiado evidente, por los intereses de la población criolla y aún
de la española, mucho más que por los intereses de la población indígena.
Enfocada sobre el plano de la historia mundial, la independencia sudamericana
se presenta decidida por las necesidades del desarrollo de la civilización occidental
o, mejor dicho, capitalista. El ritmo del fenómeno capitalista tuvo en la elaboración
de la Independencia una función menos aparente y ostensible, pero sin duda mucho
más decisiva y profunda que el eco de la filosofía y la literatura de los enciclopedistas.
El Imperio Británico destinado a representar tan genuina y trascendentalmente los
intereses de la civilización capitalista, estaba entonces en formación. En Inglaterra,
sede de liberalismo y el protestantismo, la industria y la máquina preparaban el
porvenir del capitalismo, esto es del fenómeno material del cual aquellos dos
fenómenos, político el uno, religioso el otro, aparecen en la historia como la levadura
espiritual y filosófica. Por esto le tocó a Inglaterra -con esa clara conciencia de su
destino y su misión históricas a que debe su hegemonía en la civilización Capitalista,
jugar un papel primario en la independencia de Sud-América. Y, por esto, mientras
87
EL PERÚ MINERO
el primer ministro de Francia, de la nación que algunos años antes les había dado
el ejemplo de su gran revolución, se negaba a reconocer a estas jóvenes repúblicas
sudamericanas que podían enviarle “junto con sus productos sus ideas
revolucionarias`, Mr. Canning, traductor y ejecutor fiel del interés de Inglaterra,
consagraba con este reconocimiento el derecho de estos pueblos a separarse de
España y, anexamente, a organizarse republicana y democráticamente. A Mr.
Canning, de otro lado, se habían adelantado prácticamente los banqueros de Londres
que con sus préstamos -no por usuarios menos oportunos y eficaces-, habían
financiado la fundación de las nuevas repúblicas.
El Imperio español tramontaba por no reposar sino sobre bases militares y políticas
y, sobre todo, por representar una economía superada. España no podía abastecer
abundantemente a sus colonias sino de eclesiásticos, doctores y nobles. Sus
colonias sentían apetencia de cosas más prácticas y necesidad de instrumentos
más nuevos. Y, en consecuencia, se volvían hacia Inglaterra, cuyos industriales y
cuyos banqueros colonizadores de nuevo tipo, querían a su turno enseñorearse en
estos mercados, cumpliendo su función de agentes de un imperio que surgía como
creación de una economía manufacturera y librecambista.
_________
2. “Si Europa es obligada a reconocer los gobiernos de hecho de América -decía el Vizconde de
Chateaubriand- toda su política debe tender a hacer nacer monarquías en el nuevo mundo, en
lugar de estas repúblicas que nos enviarán sus principios con los productos de su suelo”.

El Interés económico de las colonias de España y el interés económico del


Occidente capitalista se correspondían absolutamente, aunque¡ de esto, como ocurre
frecuentemente en la historia, no se diesen exacta cuenta los protagonistas históricos
de una ni otra parte.
Apenas estas naciones fueron independientes, guiadas por el mismo impulso
natural que las había conducido a la revolución de la Independencia, buscaron en el
tráfico con el capital y la industria de Occidente los elementos y las relaciones que
el incremento de su economía requería. Al Occidente capitalista empezaron a enviar
los productos de, su suelo y su subsuelo. Y del Occidente capitalista empezaron a
recibir tejidos, máquinas y mil productos industriales. Se estableció así un contacto
continuo y creciente entre la América del Sur y la civilización occidental. Los países
más favorecidos por este tráfico fueron, natural mente, a causa de su mayor
proximidad a Europa, los países situados sobre el Atlántico. La Argentina y el
Brasil, sobre todo, atrajeron a su territorio capitales e inmigrantes europeos en gran
cantidad. Fuertes y homogéneos aluviones occidentales aceleraron en estos países
la transformación de la economía y la cultura que adquirieron gradualmente la función
y la estructura de la economía y la cultura europeas. La democracia burguesa y
liberal pudo ahí echar raíces seguras, mientras en el resto de la América del Sur se
lo Impedía la subsistencia de tenaces y extensos residuos de feudalidad.
En este período, el proceso histórico general del Perú entra w una etapa de
diferenciación y desvinculación del proceso histórico de otros pueblos de Sud-
América. Por su geografía, unos estaban destinados a marchar más de prisa que
otros. La independencia los había mancomunado en una empresa común para
separarlos más tarde en empresas individuales. El Perú se encontraba’ a una enorme

88
LETRAS Y ARTES
distancia de Europa. Los barcos europeos, para arribar a sus puertos, debían
aventurarse en un viaje larguísimo. Por su posición geográfica, el Perú resultaba
más vecino y más cercado al Oriente. Y el comercio entre el Perú y Asia comenzó
como era lógico a tornarse considerable. La costa peruana recibió aquellos famosos
contingentes de inmigrantes chinos destinados a sustituir en las haciendas a los
esclavos negros, importados por el Virreinato, cuya manumisión fue también en
cierto modo una consecuencia del trabajo de transformación de una economía feudal
en economía más o menos burguesa. Pero el tráfico con Asia, no podía concurrir
eficazmente a la formación de la nueva economía peruana. El Perú emergido de la
Conquista, afirmado en la Independencia, había menester de las máquinas, de los
métodos y de las ideas de los europeos, de los occidentales.

III. EL PERIODO DEL GUANO Y DEL SALITRE


El capítulo de la evolución de la economía peruana que se abre con el
descubrimiento de la riqueza del guano y del salitre y se cierra “con su pérdida,
explica totalmente una serie de fenómenos políticos de nuestro proceso histórico
que una concepción anecdótica y retórica más bien que romántica de la historia
peruana, se ha complacido tan superficialmente en desfigurar y contrahacer. Pero
este rápido esquema de interpretación no se propone ilustrar ni enfocar esos
fenómenos sino fijar .o definir algunos rasgos sustantivos de la formación de nuestra
economía para percibir mejor su carácter de economía coloniaL Consideremos sólo
el hecho económico.
Empecemos por constatar que al guano y al salitre, sustancias humildes y
groseras, les tocó jugar en la gesta de la República un rol que habia parecido
reservado al oro y a la plata en tiempos más caballeres y menos positivistas. España
nos quería y nos guardaba como país productor de metales preciosos. Inglaterra
nos prefirió como país productor de guano y salitre. Pero este diferente gesto no
acusaba, por supuesto, un móvil diverso. Lo que cambiaba no era el móvil; era la
época.
El oro del Perú perdía su poder de atracción en una época en que, en América,
la vara del Pioneer descubría el oro de California. En cambio el guano y el salitre
que para anteriores civilizaciones hubieran carecido de valor pero que para una
civilización industrial adquirían un precio extraordinario constituían una reserva casi
exclusivamente nuestra. El industrialismo europeo u occidental fenómeno en pleno
desarrollo necesitaba abastecerse de estas materias en el lejano litoral del sur del
Pacífico A la explotación de los dos productos no se oponía, de otro o, como a la de
otros productos peruanos, el estado rudimentario y primitivo de los transportes
terrestres. Mientras que para extraer de las entrañas de los Andes el oro, la plata,
el cobre, el carbón, se tenía que r ásperas montañas y enormes distancias, el
salitre y el guano yacían la costa casi al alcance de los barcos que venían a buscarlos.
La fácil explotación de este recurso natural dominó todas las otras
manifestaciones de la vida económica del país. El guano y el salitre ocuparon un
puesto desmesurado en la economía peruana. Sus rendimientos se convirtieron en
la principal renta fiscal. El país se sintió rico.
Estado usó sin medida de su crédito. Vivió en el derroche, hipotecando su porvenir
a la finanza inglesa.

89
EL PERÚ MINERO
Esta es a grandes rasgos toda la historia del guano y del salitre para el observador
que se siente puramente economista. Lo demás, a ¡mera vista, pertenece al historiador.
Pero, en este caso, como en todos el hecho económico es mucho más complejo y
trascendental de lo parece.
El guano y el salitre, ante todo, cumplieron la función de crear activo tráfico con
el mundo occidental en un período en que el Perú, mal situado qeográficamente, no
disponía de grandes medios de atraer a su suelo las corrientes colonizadoras y
civilizadoras que fecundaban ya otros países de la América indo-ibera. Este tráfico
colocó nuestra economía bajo el control del capital británico al cual, a consecuencia
de las deudas contraídas con la garantía de ambos productos, debíamos entregar
más tarde la administración de los ferrocarriles, esto es, de los resortes mismos de
la explotación de nuestros recursos.
Las utilidades del guano y del salitre crearon en el Perú, donde la propiedad
había conservado hasta entonces un carácter aristocrático y feudal, los primeros
elementos sólidos de capital comercial y bancario. Los profiteure directos e Indirectos
de las riquezas del litoral empezaron .a constituir una clase capitalista. Se formó en
el Perú una burguesía, confundida y enlazada en su origen y su estructura con la
aristocracia, formada principalmente por los sucesores de los encomenderos y
terratenientes de la colonia, pero obligada por su función a adoptar los príncipios
fundamentales de la economía y la política liberales. Con este fenómeno -al cual
me refiero en varios pasajes de los estudios que componen este libro-, se relacionan
las siguientes constataciones: ‘En los primeros tiempos de la Independencia, la
lucha de facciones y jefes militares aparece como una consecuencia de la falta de
una burguesía orgánica. En el Perú, la revolución hallaba menos definidos, más
retrasados que en otros pueblos hispanoamericanos, los elementos de un orden
liberal burgués. Para que este orden funcionase más o menos embrionamente tenía
que constituirse una clase capitalista vigorosa. Mientras esta clase se organizaba,
el poder estaba a merced de los caudillos militares. El gobierno de Castilla marcó la
etapa de solidificación de una clase capitalista. Las concesiones del Estado y los
beneficios del guano y del salitre crearon un capitalismo y una burguesía. Y esta
clase, que se organizó luego en el “civilismo”, se movió muy pronto a la con. quista
total del poder”.
Otra faz de este capítulo de la historia económica de la República es la afirmación
de la nueva economía como economía prevalentemente costeña. La búsqueda del
oro y de la plata obligó a los españoles , contra su tendencia a instalarse en la
costa-, a mantener y ensanchar en la sierra sus puestos avanzados. La minería, -
actividad fundamental’ del régimen económico implantado por España en el territorio
sobre el cual prosperó antes una sociedad genuina y típicamente agraria-, exigió
que se estableciesen en la sierra las bases de la Colonia- El guano y a salitre
vinieron a rectificar esta situación. Fortalecieron el poder de la costa. Estimularon la
sedimentación del Perú nuevo en la tierra baja. Y acentuaron el dualismo y el conflicto
que hasta ahora constituyen nuestro mayor problema histórico.
Este capítulo del guano y del salitre no se deja, por consiguiente, aislar del
desenvolvimiento posterior de nuestra economía. Están ahí las raíces y los factores
del capítulo que ha seguido. la guerra del Pacífico, consecuencia del guano y del
salitre, no canceló las otras consecuencias del descubrimiento y la explotación de
estos recursos, cuya pérdida nos reveló trágicamente el peligro de una prosperidad
90
LETRAS Y ARTES
económica apoyada o cimentada casi exclusivamente sobre la posesión de una
riqueza natural, expuesta a la codicia y al asalto de un imperialismo extranjero o a
la decadencia de sus aplicaciones por efecto de las continuas mutaciones producidas
en el campo industrial por los Inventos de la ciencia. Caillaux nos habla con evidente
actualidad capitalista, de la Inestabilidad económica e industrial que engendra el
progreso científico.
En el período dominado y caracterizado por el comercio del guano y del salitre,
el proceso de la transformación de nuestra economía, de feudal en burguesa, recibió
su primera enérgica propulsión. Es, a mi juicio, indiscutible que, si en vez de una
mediocre metamorfosis de la antigua clase dominante, se hubiese operado el
advenimiento de una clase de savia y elan nuevos, ese proceso habría avanzado
más orgánica y seguramente. La historia de nuestra postguerra lo demuestra. La
derrota que causó. con la pérdida de los territorios del salitre, un largo colapso de
las fuerzas productoras- no trajo como una compensación, siquiera en este orden
de cosas, una liquidación del pasado.

IV. CARACTER DE NUESTRA ECONOMIA ACTUAL


El último capítulo de la evolución de la economía peruana es el de nuestra
postguerra. Este capítulo empieza con un período de casi absoluto colapso de las
fuerzas productoras.
La derrota no sólo significó para la economía nacional la pérdida sus principales
fuentes: el salitre y el guano. Significó, además, la de las fuerzas productoras
nacientes, la depresión general de la producción y del comercio, la depreciación de
la moneda nacional, lo ruina del crédito exterior. Desangrada, mutilada, la nación
sufría una terrible anemia.
El poder volvió a caer, como después de la Independencia, en manos de los
jefes militares, espiritual y orgánicamente inadecuados para dirigir un trabajo de
reconstrucción económica. Pero, muy pronto, la capa capitalista formada en los
tiempos del guano y del salitre, consumió su función y regresó a su puesto. De
suerte que la política de reorganización de la economía del país se acomodó
totalmente a sus intereses de ese. La solución que se dio al problema monetario,
por ejemplo, correspondió típicamente a un criterio de latifundistas o propietarios,
indiferentes no sólo al interés del proletariado sino también al de la pequeña ¿media
burguesía, únicas capas sociales a las cuales podía damnificar súbita anulación
del billete.
Esta medida y el contrato Grace fueron, sin duda, los actos más sustantivos y
más característicos de una liquidación de las consecuencias económicas de la
guerra, inspirada por los intereses y los conceptos de la plutocracia terrateniente.
____________
3. J. Caillaux, Ou va la France? Oú va Murope?, p. 234 a 239.
El contrato Grace, que ratificó el predominio británico en el Perú,’ entregando
los ferrocarriles del Estado a los banqueros ingleses que hasta entonces habían
financiado la República y sus derroches, dio al mercado financiero de Londres las
prendas y las garantías necesarias para nuevas inversiones en negocios peruanos.
En la restauración del crédito del Estado no se obtuvieron los resultados inmediatos.

91
EL PERÚ MINERO
Pero inversiones prudentes y seguras empezaron de nuevo a atraer al capital
británico. La economía peruana, mediante el reconocimiento práctico de su condición
de economía colonia¡, consiguió alguna ayuda para su convalecencia. La terminación
del ferrocarril a La Oroya abrió al tránsito y al tráfico internacionales, el departamento
de Junín permitiendo la explotación w vasta escala de su riqueza minera.
La política económica de Piérola se ajustó plenamente a los mismos Intereses.
El caudillo demócrata, que durante tanto tiempo agitara estruendosamente ente a
las masas contra la plutocracia, se esmeró en hacer una administración “civilista”.
Su método tributarlo, su sistema fiscal, disipan todos los equívocos que pueden
crear su fraseario y su metafísica. Lo que confirma el principio de que en el plano
económico se percíbe siempre con más claridad que en el político el sentido y el
contorno de la política, de sus hombres y de sus hechos.
Las fases fundamentales de este capítulo en que nuestra economía, convaleciente
de la crisis post-bélica, se organiza lentamente sobre bases menos pingües, pero
más sólidas que las del guano y del salitre, pueden ser concretadas
esquemáticamente en los siguientes hechos:
1° La aparición de la industria moderna. El establecimiento de fábricas,
usinas, transportes, etc., que transforman, sobre todo, la vida de la
costa. la formación de un proletariado industrial con creciente y natu-
ral tendencia a adoptar un ideario clasista, que siega una de las anti-
guas fuentes del proselitismo caudillista y cambia los términos de la
lucha política.
2° La función del capital financiero. El surgimiento de bancos nacionales
que financian diversas empresas industriales y comerciales, pero que
se mueven dentro de un ámbito estrecho, enfeudados a los intereses
del capital extranjero y de la gran propiedad agraria; y el estableci-
miento de sucursales de bancos extranjeros que sirven los, intereses
de la finanza norteamericana e inglesa.
3° El acortamiento de las distancias y el aumento del tráfico entre el Perú y
Estados Unidos y Europa. A consecuencia de la apertura del Canal de
Panamá que mejora notablemente nuestra posición geográfica, se acele-
ra el proceso de incorporación del Perú en la civilización occidental.
4° La gradual superación del poder británico por el poder norteamerica-
no. El Canal de Panamá, más que a Europa, parece haber aproxima-
do el Perú a los Estados Unidos- La participación del capital norte-
americano en la explotación del cobre y del petróleo peruanos, que se
en dos de nuestros mayores productos, proporciona una en durable
base al creciente predominio yanqui- La exportación a Inglaterra que
en 1898 constituía el 56.7% de la exportación total, en 1923 no llega-
ba sino al 33.2% En el mismo período la exportación a los Estados
Unidos subía del 9.5 al 39.7% Y este movimiento se acentuaba más
!aún en la importación, pues mientras la de Estados Unidos en dicho
periodo de veinticinco años pasaba del 10.0 al 38.9%, la de la Gran
Bretaña bajaba del 44.7 al 19.6 %.
5° El desenvolvimiento de una clase capitalista, dentro de la cual cesa
de prevalecer como antes la antigua aristocracia. La propiedad agraría

92
LETRAS Y ARTES
conserva su potencia; pero declina la de los apellidos virreinales. Se
constata el robustecimiento de la burguesía.
6° La ilusión del caucho. En los años de su apogeo el país cree haber
encontrado El Dorado en la montaña, que adquiere temporalmente un
valor extraordinario en la economía y, sobre todo, en la imaginación
del país. Afluyen a la montaña muchos individuos de “la fuerte raza de
los aventureros”. Con la baja del caucho, tramonta esta Ilusión bas-
tante tropical en su origen y en sus características.
7° Las sobreutilidades del período europeo. El alza de los productos pe-
ruanos causa un rápido crecimiento de la fortuna privada nacional. Se
opera un reforzamiento de la hegemonía de la costa en la economía
peruana.
8° La política de los empréstitos. El restablecimiento del crédito peruano
en el extranjero ha conducido nuevamente al Estado a recurrir a los
préstamos para la ejecución de su programa de obras públicas. Tam-
bién en esta función, Norteamérica ha reemplazado a la Gran Breta-
ña. Pletórico de oro. el mercado de Nueva York es el que ofrece las
mejores condiciones. Los banqueros yanquis estudian directamente
las posibilidades de colocación de capital en préstamos a los Esta-
dos latinoamericanos.
_________
4. Extracto Estadístico del Perú. En los años 1924 a 26, el comercio con Estados ,Unidos ha seguido
aventajando más y más al comercio con la Gran Bretaña. El por de la importación de la Gran
Bretaña descendía en 1926 al 15.6 de las Importaciones totales y el de la exportación a 28.5. En
tanto. la importación de Estados Unidos alcanzaba un porcentaje de 46.2, que compensaba con
exceso el descenso del porcentaje de la exportación a 34.5.
5. Véase en el sexto estudio de este volumen sobre Regionalismo y Centralismo la nota 4.
6. La deuda exterior del Perú, conforme el Extracto Estadístico, de 1926. subía al 31 de diciembre
de ese año a Lp 10’341,906 Posteriormente se ha colocado en Nueva York un empréstito de 50
millones de dólares, en virtud de la ley que autoriza al Ejecutivo a la emisión del Empréstito
Nacional Peruano, a un tipo no menor del 86% y con un Interés no mayor del 6%, con destino a
la cancelación de los empréstitos ante contratados con un interés del 7 1/2 al 8%.
Y cuidan, por supuesto, de que sean invertidos con beneficio para la Industria y
el comercio norteamericanos.
Me parece que estos son los principales aspectos de la evolución económica
del Perú en el período que comienza con nuestra postguerra. No cabe en esta serie
de sumarlos apuntes un examen prolijo de la anteriores comprobaciones o
proposiciones. Me he propuesto solamente la definición esquemática de algunos
rasgos esenciales de la formación y el desarrollo de la economía peruana.
Apuntaré una constatación final., la de que en el Perú actual c existen elementos
de tres economías diferentes. Bajo el régimen de economía feudal nacido de la
Conquista subsisten en la sierra algunos residuos vivos todavía de la economía
comunista indígena. En la costa, sobra” un suelo feudal, crece una economía
burguesa que, por lo menos en su desarrollo mental, da la impresión de una economía
retardada.

93
EL PERÚ MINERO
V. ECONOMIA AGRARIA Y LATIFUNDISMO FEUDAL
El Perú, mantiene,-no obstante el incremento de la minería, su carácter de país
agrícola. El cultivo de la tierra ocupa a la gran mayoría de la población nacional. El
indio, que representa las cuatro quintas partes de ésta, es tradicional y habitualmente
agricultor. Desde 1925, a consecuencia del descenso de los precios del azúcar y el
algodón y de la disminución de las cosechas, las exportaciones de la minería han
sobrepasado larga. mente a las de la agricultura. La exportación de petróleo y sus
derivados, en rápido ascenso, influye poderosamente en este suceso. (De Lp.
1’387,778 en 1916 se ha elevado a Lp 7’421,128 en 1926). Pero la producción agro.
pecuaria no está representada. sino en una parte por los productos, exportados:
algodón, azúcar y derivados, lanas, cueros, gomas. La agricultura y ganadería
nacionales proveen al consumo nacional, mientras los productos mineros son casi
íntegramente exportados. Las importaciones de sustancias alimenticias y bebidas
alcanzaron en 1925 a Lp. 4’148,311 El más grueso renglón de estas importaciones,
corresponde al trigo, que se produce en el país en cantidad muy insuficiente aún.
No existe estadística completa de la producción y el consumo nacionales.
Calculando un consumo diario de 50 centavos de sol por habitante en productos
agrícolas y pecuarios del país se obtendrá un total de más de Lp 84’000,000 sobre
la población de 4’609,999 que arroja el cómputo de 1896. Si se supone una población
de 5’000,000 de habitantes, el valor del consumo nacional sube a Lp. V250,000.
Estas cifras atribuyen una enorme primacía a la producción agropecuaria en la
economía del país.
La minería, de otra parte, ocupa a un número reducido aún de trabajadores.
Conforme al Extracto Estadístico, en 1926 trabajaban en esta Industria 28,592
obreros. La industria manufacturera emplea también un contingente modesto de
brazos. Sólo las haciendas de caña de azúcar ocupaban en 1926 en sus faenas de
campo 22,367 hombres y 1,173 mujeres. Las haciendas de algodón de la costa, en
la campaña de 1922-23, la última a que alcanza la estadística publicada se sirvieron
de 40,557 braceros; y las haciendas de arroz, en la campaña 1924-25, de 11,332.
La mayor parte de los productos agrícolas y ganaderos que se consumen en el
país proceden de los valles y planicies de la Sierra. En las haciendas de la costa,
los cultivos alimenticios están por debajo del mínimum obligatorio que señala una
ley expedida en el período en que el alza del algodón y el azúcar incitó a los
terratenientes a suprimir casi totalmente aquellos cultivos, con grave efecto en el
encarecimiento de las subsistencias.
La clase terrateniente no ha logrado transformarse en una burguesía capitalista,
patrona de la economía nacional. La minería, el comercio, los transportes,- se
encuentran en manos del capital extranjero. Los latifundistas se han contentado
con servir de intermediarios a éste, en la producción de algodón y azúcar. Este
sistema económico, ha mantenido en lo agricultura, una organización semifeudal
que constituye el más pesado lastre del desarrollo del país.
La supervivencia de la feudalidad en la Costa, se traduce en la languidez y
pobreza de su vida urbana. El número de burgos y ciudades de As Costa, es
insignificante. Y la aldea propiamente dicha, no existe casi no en los pocos retazos
de tierra donde la campiña enciende todavía la alegria de sus parcelas en medio del
agro feudalizado.

94
LETRAS Y ARTES
En Europa, la aldea desciende del feudo disuelto. En la Costa peruana la aldea
no existe casi, porque el feudo, más o menos intacto, sube todavía. La hacienda, -
con su casa más o menos clásica, la rancheria generalmente miserable, y el ingenio
de sus colcas, es el tipo dominante de agrupación rural. Todos los puntos de un
itinerario están señalados por nombres de hacienda. La ausencia de la aldea, la
rareza 1 burgo, prolonga el desierto dentro del valle, en la tierra cultivada y productiva.
7. El Extracto Estadístico del Perú no consigna ningún dato sobre el particular La Estadística
Industrial del Perú del Ing. Carlos P. Jiménez (1922) tampoco una cifra general.
8. Las condiciones en que se desenvuelve la vida agrícola del país, son estuen el ensayo sobre el
problema de la tierra, págs. 42 a 84 de este volumen.
9. “La aldea no es -escribe Lucíen Romier como el burgo o la ciudad, el producto de un agrupamiento;
es el resultado de la desmembración de un antiguo 0, de una señoría, de una tierra laica o
eclesiástica en torno de un campanario, origen unitario de la aldea transparece en varias
supervivencias: tal el “espíritu campanario”, tales las rivalidades inmemoriales entre las parro-
quias. Explica el tan impresionante de que las rutas antiguas no atraviesen las aldeas: las
respetan como propiedades privadas y abordan de preferencia sus confines”. (Explication
Notre Temps).
Las ciudades, conforme a una ley de geografía económica, se forman regularmente
en los valles, en el punto donde se entrecruzan sus caminos. En la costa peruana,
valles ricos y extensos, que ocupan un lugar conspicuo en la estadística de la
producción nacional, no han dado vi hasta ahora a una ciudad. Apenas si en sus
cruceros o sus estaciones, medra a veces un burgo, un pueblo estagnado, palúdico,
macilento, sin salud rural y sin traje urbano. Y, en algunos casos como en el del
valle de Chicama, el latifundio ha empezado a sofocar a la ciudad. La negociación
capitalista se torna más hostil a los fueros de la ciudad que el castillo el dominio
feudal. Le disputa su comercio, la despoja de su función.
Dentro de la feudalidad europea los elementos de crecimiento, lo factores de
vida del burgo, eran, a pesar de la economía rural, mucho mayores que dentro de la
semifeudalidad criolla. El campo necesitaba de lo servicios del burgo, por clausurado
que se mantuviese. Disponía, a todo de un remanente de productos de la tierra que
tenía que ofrecerle Mientras tanto, la hacienda costeña produce algodón o caña
para mercados lejanos. Asegurado el transporte de estos productos, su
comunicación con la vecindad no le interesa, sino secundariamente. El cultivo frutos
alimenticios, cuando no ha sido totalmente extinguido por el cultivo del algodón o la
caña, tiene por objeto abastecer al consumo de la hacienda. El burgo, en muchos
valles, no recibe nada del campo ni pose nada en el campo. Vive, por esto, en la
miseria, de uno que otro oficio urbano, de los hombres que suministra al trabajo de
las haciendas de su fatiga triste de estación por donde pasan anualmente muchos
miles de toneladas de frutos de la tierra. Una porción de campiña, con sus hombre
libres, con su comunidad hacendosa, es un raro oasis en una sucesión feudos
deformados, con máquinas y rieles, sin los timbres de la tradición señorial.
La hacienda, en gran número de casos, cierra completamente s puertas a todo
comercio con el exterior: los “tambos” tienen la exclusiva del aprovisionamiento de
su población. Esta práctica que, por una parto acusa el hábito de tratar al peón
como una cosa y no como una persona por otra parte, impide que los pueblos
tengan la función que garantiza su subsistencia y desarrollo, dentro de la economía
rural de las valle, La hacienda, acaparando con la tierra y las industrias anexas, el
comercio y los transportes, priva de medios de vida al burgo, lo condena a un
existencia sórdida y exigua.
95
EL PERÚ MINERO
Las industrias y el comercio de las ciudades están sujetos a u contralor,
reglamentos, contribuciones municipales. La vida y los servicios comunales se
alimentan de su actividad. El latifundio, en tanto, escapa estas reglas y tasas.
Puede hacer a la industria y comercio urbanos un competencia desleal. Está en
actitud de arruinarlos.
El argumento favorito de los abogados de la gran propiedad es de la imposibilidad
de crear, sin ella, grandes centros de producción. agricultura moderna, -se arguye-
, requiere costosas maquinarias, ingen
Tes Inversiones, administración experta. La pequeña propiedad no se concilia
con estas necesidades. Las exportaciones de azúcar y algodón esta en el equilibrio
de nuestra balanza comercial.
Mas los cultivos, los “ingenios” y las exportaciones de que se enorgullecen los
latifundistas, están muy lejos de constituir su propia obra. producción de algodón y
azúcar ha prosperado al impulso de créditos obtenidos con este objeto, sobre la
base de tierras apropiadas y mano barata. La organización financiera de estos
cultivos, cuyo desarrollo y cuyas utilidades están regidas por el mercado mundial,
no es un resultado la previsión ni la cooperación de los latifundistas. La gran propiedad
no ha hecho sino adaptarse al impulso que le ha venido de fuera. El Capitalismo
extranjero, en su perenne búsqueda de tierras, brazos y mercados, ha financiado y
dirigido el trabajo de los propietarios, prestándoles dinero con la garantía de sus
productos y de sus tierras. Ya muchas propiedades cargadas de hipotecas han
empezado a pasar a la administración directa de las firmas exportadoras.
La experiencia más vasta y típica de la capacidad de los terratenientes del país,
nos la ofrece el departamento de La Libertad. Las gran des haciendas de sus valles
se encontraban en manos de su aristocracia latifundista. El balance de largos años
de desarrollo capitalista se resume en los hechos notorios: la concentración de la
industria azucarera de la región en dos grandes centrales, la de Cartavio y la de
Casa Grande, extranjeras ambas; la absorción de las negociaciones nacionales
por estas dos empresas, particularmente por la segunda; el acaparamiento del
propiedad comercio de importación por esta misma empresa; la decadencia comercial
de la ciudad de Trujillo y la liquidación de la mayor parte de sus firmas importadoras.
Los sistemas provinciales, los hábitos feudales de los antiguos grandes
propietarios de La Libertad no han podido resistir a la expansión de las empresas
capitalistas extranjeras. Estas no deben su éxito exclusivamente a sus capitales:
lo deben también a su técnica, a sus métodos, a su disciplina. Lo deben a su
voluntad de potencia. Lo deben, en general, a todo aquello que ha faltado a los
propietarios locales, algunos de los cuales habrían podido hacer lo mismo que la
empresa alemana ha hecho, el hubiesen tenido condiciones de capitanes de industria.
____________
10. Alcides Spelucin ha expuesto recientemente, en un diario de Lima, con mucha objetividad y
ponderación, las causas y etapas de esta crisis. Aunque su crítica recalca sobre todo la acción
invasora del capitalismo extranjero, la responsabilidad del capitalismo local por absentismo, por
Imprevisión y por inercia- es a la postre la que ocupa el primer término.
Pesan sobre el propietario criollo la herencia y educación españolas, que le
impiden percibir y entender netamente todo lo que distingue al capitalismo de la
feudalidad. Los elementos morales, políticos, psicológicos del capitalismo no parecen

96
LETRAS Y ARTES
haber encontrado aquí su clima”. El capitalista, o mejor el propietario, criollo tiene e¡
concepto de la renta antes que el de la producción. El sentimiento de aventura, el
ímpetu de creación, el poder organizador, que caracterizan al capitalista auténtico,
son entre nosotros casi desconocidos.
La concentración capitalista ha estado precedida por una etapa de libre
concurrencia. La gran propiedad moderna no surge, por consiguiente, de la gran
propiedad feudal, como los terratenientes criollos se imaginan probablemente. Todo
lo contrario, para que la gran propiedad moderna surgiese, fue necesario el
fraccionamiento, la disolución de la gran propiedad feudal. El capitalismo es un
fenómeno urbano: tiene el espíritu del burgo industrial, manufacturero, mercantil.
Por esto, uno de sus primeros actos fue la liberación de la tierra, la destrucción del
feudo. El desarrollo de la ciudad necesitaba nutrirse de la actividad libre del campesino.
En el Perú, contra el sentido de la emancipación republicana, ha encargado al
espíritu del feudo antítesis y negación del espíritu d burgo- la creación de una economía
capitalista.
_________
11. El capitalismo no es sólo una técnica; es además un espíritu. Este espíritu que en los países anglo
sajones alcanza su plenitud, entre nosotros es exiguo, incipiente rudimentario.

97
EL PERÚ MINERO

Rubén Vargas Ugarte

EL PERIODO AUREO*
A la organización del Virreinato se sigue, en opinión de algunos una época de
estancamiento, Sin duda que no tropezamos en este período con las reformas que
han de hacer más movido el siguiente siglo ni advertimos cambios sustanciales en
el proceder de los encargados del ¡mando, pero de allí a suponer que el siglo XVII es
escaso de vida, estéril en ‘frutos y un tanto amodorrado por el ambiente rutinario y
uniforme hay. mucha distancia. La misma reflexión había que hacer sobre la serie
de Virreyes que se suceden durante él. No son los personajes que algunos han
dado en pintarnos; gobernantes adocenados, rígidos y ceremoniosos, ciegos
ejecutores de las órdenes del Soberano, sin aliento y propia iniciativa y, en fin,
grandes señores que aceptaban venir al Perú con la mira puesta en mejorar su
fortuna y dar lustre a sus blasones un tanto descoloridos. Como es natural, el
mérito de ellos es vario; los hay emitenentes por más de un concepto, como D. Luis
de Velasco, acreditado ya por su actuación en México, el Marqués de Montesclaros,
el Conde de Chichón, el Conde de Lemos y el Conde de Castellar y otros que
noblemente y con provecho desempeñan su oficio, como el Marqués de Guadalcázar,
el Conde de Alva de Lista y el Duque de la Palata.
La lucha sostenida por España con las potencias del continente europeo no
dejó de reflejarse en América y las incursiones de los Piratas ingleses, primero, y
luego de los holandeses, fue una de sus consecuencias. Como la metrópoli en
tiempo de Felipe III y aun de Felipe IV conserva todavía su poderío, el florecimiento
del Virreinato fue, puede ¿,decirse, en aumento y sólo a partir de Carlos II, al
acentuarse la decadencia de España, comienza también a declinar el Perú, pudiendo
señalarse como uno de los síntomas el aumento del comercio extranjero y los
avances de los portugueses del Brasil en las tierras colindantes. Por otra parte, si
bien en este siglo no sufrió desmembración el Virreinato, .la lejanía y la Importancia
que adquirieron con el tiempo ciertos distritos, obligó a crear dos nuevas Audiencias,
una en Santiago de Chile (1609) otra en Buenos Aires (1661). En cambio, la
expansión misional de la Iglesia hizo que la fe y la civilización llegara a regiones
hasta entonces inexploradas y a las cuales no había podido abrirse paso la espada
de los conquistadores. Jesuítas y Franciscanos penetraron audazmente por los
ríos Marañón, Ucayali y sus afluentes; por el Mamoré; y el Beni hasta la cuenca del
Madera. y más el Sur, hasta las márgenes del Paraná y Paraguay, fundándose
reducciones entre los Mainas, los Mojos y los Guaraníes.
__________
* Tomado de El Perú Virreynal, Lima, Sociedad Académica de Estudios Americanos, 1962.
Mientras esto se hacía en las fronteras, la acción colonizadora se cimentaba en
las ciudades o villas ya fundadas y otras se erigían de nuevo como las de Carrión de
Velasco (Huaura), Moquegua, Castrovirreyna, y San Carlos de Puno, dedicándose
sus vecinos a las labores agrícolas o a la extracción de metales y contribuyendo
98
LETRAS Y ARTES
todos a la prosperidad general. Esta se traduce en el incremento que toman las
artes febriles o manufactureras, como se desprende de las Ordenanzas que
sucesivamente se fueron dando para los gremios que en ellas se ocupaban. Este
aspecto d nuestra vida no se ha estudiado todavía y merece serio, pues nos
descubriría a esa porción de nuestro pueblo, formada por criollos, mestizos indios
ladinos, coligada bajo el pendón de algún santo y aplicando su habilidad e ingenio
práctico en multitud de trabajos manuales que facilitaban la vida y contribuían a su
embellecimiento.
Ya Toledo había dado en el Cuzco unas Ordenanzas de plateros, ampliadas
más tarde. Ahora vemos a D. Luis de Velasco dictar otras para e gremio de
pasamaneros, mientras el Conde de Monterrey las expide par los espaderos,
zurradores y zapateros y el Marqués de Montesclaros par los senderos, gorreros,
prensadores y cereros. Sin entrabar la iniciativa individual, regulaban tales medidas
el ejercicio de estos oficios en provecho de la colectividad y de los mismos que los
desempeñaban. Es además, una garantía de la calidad del artículo y servían para
excluir de gremio a quien no daba pruebas de honorabilidad y pericia.
Potosí y Huancavelica continuaron, aunque en escala descendiente siendo los
nervios de la Hacienda, habiendo alcanzado los pesos quintados en las Reales
Cajas de la Villa Imperial, desde su descubrimiento has el año 1661, la enorme
suma de 1,480,000. D. Luis de Velasco celebró nuevo asiento con los azogueros de
la Villa Rica de Oropesa, en tiempo que había de reserva en sus almacenes de 17
mil a 18 mil quintales de me curio. Estas cifras nos dan una idea de la producción
de ambos asiento mineros. Por desdicha, las condiciones de trabajo en uno y otro
no satisfacían por completo razón por la cual aun los partidarios del servicio personal
como el franciscano Fr. Miguel de Agia, cuyo voto pidió el citado Virrey hacían una
excepción por lo que toca a Huancavelica. A la mita d Potosí no se le hacían menos
reparos y esto debió mover al Conde de Al de Liste a enviar como visitador a Fr.
Francisco de la Cruz, con facultad para suprimirla. No se llevó a cabo, por la muerte
violenta y misterio del emisario, pero el hecho corrobora lo dicho.
Al Marqués de Monteclaros se debió la creación del Tribunal del Consulado o
Universidad de Mercaderes, en 1615, aun cuan fue su sucesor, el Príncipe de
Esquilache, D. Francisco de Borja Aragón el que dio sus Ordenanzas (1619). Este
organismo reportó él comercio inapreciables ventajas y subsistió aun después de la
emancipación. Gobernada por un Prior, dos Cónsules y seis Diputados es cogidos
entre los mercaderes por ellos mismos, salió muchas veces en una defensa de los
americanos cuyos intereses económicos eran lesionados .frecuentemente por el
monopolio y la política absorbente de los comerciantes de Sevilla y Cádiz. Años
después de su instalación, el Consulado señaló las ventajas que podrían obtenerse
de intensificar el comercio por la vía del Cabo de Hornos, evitando el trasbordo del
istmo. También se habría de oponer mas tarde, a que se introdujesen por Buenos
Aires ,lo mercaderías venidas de Europa, convirtiendo aquel puerto en una especie
de depósito de donde se proveerían las provincias alto peruanas. Al Conde de
Santisteban se debieron las capitulaciones celebradas con el Consulado de Lima
para el nuevo asiento de la Habería o Avería, impuesto ,que se cobraba a los
embarcadores para el costo de la navegación, en especial de los galeones que
convoyaban a las naos, pero que habiendo venido a menos, se resolvió cobrar por
asiento con los representantes comercio.

99
EL PERÚ MINERO
Este hubo de sufrir un tanto por las Incursiones de los piratas que desde los
primeros años del S. XVII repitieron sus merodeos por nuestras atas. Van Noort,
Jorge Spilberg, Le Mayre, L’Hermite, Breaut, Carlos Inrique Clerk y Eduardo Davies,
con desigual fortuna las recorrieron, pero no lo hicieron impunemente, porque
L’Hermite falleció de despecho frente Mal Callao, Breaut fue desalojado de Valdivia,
por el vástago del Marqués Mancera; Clerk fue hecho prisionero en el mismo lugar
y Davies se vio obligado a retirarse, hostigado por los navíos españoles. El daño
Indeferido si exceptuamos la destrucción y saqueo de Saña que llevó a cabo no fue
tampoco de grandes proporciones. El intento, varias veces repetido, de establecerse
en algún punto del Pacífico, especialmente en el sur de Chile, no llegó a realizarse,
contrariamente a lo ocurrido en la colonia portuguesa del Brasil, donde por buen
espacio de tiempo alcanzaron a poner el pié los holandeses.
Fuera de estos impensados asaltos nada vino a turbar la paz de es regiones,
aun cuando no faltaron sucesos que exigieron el recurso a armas. Uno de ellos y el
que más-de cerca nos toca fue el alzamiento de mineros de Laicacota, encabezado
por uno de ellos D. Gaspar de Salcedo. El descubrimiento del rico mineral, en
Paucarcolla atrajo a esos lugares gran número de aventureros de oficio con otra
mucha gente, que os desiertos parajes suscitó las tan conocidas rivalidades de
vizcaínos o andaluces y criollos, célebres en los anales potosinos con el nombre de
vicuñas y vascongados. En la contienda vino a ser víctima el Corregidor del partido
y para remedio del mal y evitar que tomara cuerpo el Conde de Lemos acudió en
persona a debelario, castigando en el mismo teatro de sus fechorías a algunos de
los rebeldes. A fines de este “lo y gobernando el Arzobispo Liñan y Cisneros, fue
también necesario echar mano a la espada para desalojar de la Colonia del
Sacramento a los portugueses que, audazmente, se habían en ella establecido.
Batidos e! o 1860 y apresado su Jefe, llegaron a un entendimiento las dos coro es
sobre su posesión, en un tratado preliminar firmado el año siguiente

100
LETRAS Y ARTES

Raúl Porras Barrenechea

ORO Y LEYENDA DEL PERU


LA LEYENDA AUREA
Un mito trágico y una leyenda de opulencia mecen el destino milenario del cuna de
las más viejas civilizaciones y encrucijada de todas las oleadas culturales América. Es
un sino telúrico que arranca de las entrañas de oro de los Andes. Millares de años
antes que el hombre apareciera sobre el suelo peruano, dice el humanista Itallano
Gerbi, el futuro histórico del Perú estaba escrito con caracteres indelebles de y plata,
cobre y plomo, en las rocas eruptivas del período terciario. Los agoreros as logos
egipcios, los shamanes indios o los sacerdotes taoistas de la China misteriosa e perial
habían establecido ya, milenios antes, la supremacía del oro sobre los demás tales; y
el propio desencantado poeta del Eclesiastés reconoció la plata y el oro “tesoro preciado
de reyes y provincias”. Los metales eran semejantes a seres vivos crecían, como las
raíces de los árboles bajo la tierra, y maduraban, diversamente, las tinieblas telúricas,
regidos por los astros y el cuidado de Dios. La plata crece b el Influjo de la Luna, el
cobre bajo el de Venus, el hierro bajo el de Marte, el estaño b el de Júpiter y el plomo,
pesado y frío, bajo el de Saturno. Pero sólo el oro, que del Sol sus buenas cualidades,
que no se menoscaba, ni carcome, ni envejece, es símbolo de la perfección y de la
pureza y emblema de inmortalidad. El plomo y demás metales que buscaban ser oro
son como abortos. porque todos los El plomo y sen oído oro dice Ben Johnson si
hubiesen tenido tiempo de serlo Pero, el oro, la par de su primacía solar y su poder de
preservar del mal y de acercar a Dios, implica en la hierofanta del Cosmos, un azaroso
devenir en el que juegan los agentes de desilusión y dolor y en que se retuerce un
sentimiento agónico de muerte y resurrección. el destino azaroso de este “pueblo de
mañana sin fin», de este “país de vicisitudes trágicas que vislumbró el poeta español
García Lorca cuando dijo “!Oh, Perú de metal y de lancolía¡”
Todos los mitos de la antigüedad sobre riquezas fabulosas y las alucinaciones
la Edad Media sobre islas Afortunadas o regiones de Utopía y ensueño y todas
recetas arcanas y la experiencia mágico-religiosa de los alquimistas medioevales
trasmutar los metales en oro, se esfuman y languidecen en el siglo XVI, ante el
llazgo de asombro del Imperio de los Incas y de los tesoros del Coricancha. Pude
decirse que, en la Imaginación de los filósofos que soñaron la Atlántida o de los
mógrafos y pilotos que buscaban el camino de Cipango, hubo, ya, una nostalgia del
Perú. Pizarro es el único argonauta de la historia que le tuerce la cabeza al dragón
Invencible que custodia el Toisón de Oro y rompe en mil pedazos la redoma de la
ciencia esotérica medioeval para obtener la Piedra Filosofal, ya innecesaria. del
Perú sobrepasa, con sus tesoros, la fama de la Cólquida y de Ofir. Es el único
Vellocino hallado y tangible de la conquista de América. El Inca Atahualpa, avanzando
en su litera áurea por la plaza de Cajamarca, entre el rutilante cortejo de sus soldados
armados de petos, diademas y hachas de oro, o llenando de planchas. y vasijas de
oro el cuarto del rescate, es el único auténtico Señor del Dorado.
101
EL PERÚ MINERO
________
* Prólogo a Oro del Perú (1959) libro de Miguel Mujica Gallo.
Se explican bien, entonces, las noticias escalofriantes de los cronistas, el
asombro europeo de humanistas, portulanos y gacetas y la hipérbole de los poetas
e historiadores Las noticias que llegan del Perú, escribe desde Panamá el Licenciado
Espinosa Al Rey, apenas apresado el Inca en Cajamarca, “son cosa de sueño».
Gonzalo Fernanda de Oviedo, que ha visto y palpado durante veinte años, desde
Santo Domingo y Panamá, para ponerlas en su Sumarlo de la Natural Historia de
las Indias, todas las riquezas naturales halladas en el Nuevo Mundo, se admira de
“estas cosas del Perú” al tocar con sus manos un tejo de oro que pesaba cuatro mil
pesos y un grano de oro, ¿.que se perdió en la mar, que pesaba tres mil seiscientos
pesos, o al ver pasar hacia España tinajas de oro y piezas «nunca vistas ni oídos.
Y comenta, venciendo su desconfianza y escepticismo naturales: «Ya todo lo de
Cortés paresce noche con la claridad que vemos cuanto a la riqueza de la Mar del
Sur.» El tesoro de los Incas del Cuzo excede al de todos los botines de la historia:
al saco de Génova, al de Milán, al de Roma, al de la prisión del rey Francisco o al
despojo de Moctezuma dirá maravillado de cronista de los Reyes Católicos, porque
«el rey Atahualpa tan riquísimo e aquellas gentes e provincias de quien se esperan
y han sacado otros millones muchos de oro, que parezca poco todo lo que en el
mundo se ha sabido o se ha llamado rico”. Francisco López de Gómara diría: «Trajeron
casi todo aquel oro de Atabalipa, e hinchieron la contratación de Sevilla de dinero,
y todo el mundo de fama y deseo” Y el Acosta, con su severidad científica y su don
racionalista, nos dirá en su Historia Natural y Moral de las Indias: «Y entre todas las
partes de Indias, los Reinos tal Perú son los que más abundan de metales,
especialmente de plata, oro y azogue.» León Pinelo, que situaría el Paraíso en el
Perú, escribe: «La riqueza mayor del Universo en minerales de plata puso el criador
en las provincias del Perú” Y &ir Walter Raleigh, avisorando el Dorado español
desde su frustrada cabecera de puen sajon de 0uayna, en América del Sur, escribiría:
“Ipso enim facto deprehendimus Regem HUpropter divítias et Opes Regni Peru
omnibus totis Europae Monarchis Príncibus quel prolongue superiorem esse.” «De
ello sabemos que el rey de España es suor a todos los reyes y príncipes de Europa
por causa de la abundancia y las ríquezas de Perú.» - Por las fronteras del imperio
Español. de Carlos V. Quien todo para sus guerras riquezas seis veces mayores
aún, correría la voz del Perú, que servirían al César español para combatir más
ardiadamente Francisco I, Lutero y el Turco y se urdirla el nuevo ensalmo de la
fortuna, el nuevo mito del oro peruano, que cristaliza en la mente alucinada del
europeo en frases que tientan imposibles o resumen desengaños. Será el súbdito
francés de Francisco I, quien en un pequeño folleto titulado Nouvelles certaines des
isles da Perou, yon en 1534, la lista de los objetos y planchas de Oro traídos del
Perú, Irá su sorpresa o su ironía en dichos como el de «gagner” le Pérou” que vale
por una utopía o fortuna irrealizable, o el de -Ce n’est pas le Pérou” ante la
mezquindad un propósito defraudado. O será el epíteto de “perulero”, aplicado por
los pícaros de
Sevilla y por el teatro del siglo de oro a los indianos enriquecidos a los que se iba
a desplumar, o acuchillar la bolsa, al desembarcar en la ría; o el hiperbólico «Vale
un Perú”, que trasciende la euforia de un mediodía imperial en la historia del mundo
y que ha recogido el poeta peruano J. S. Chocano en su estrofa altisonante:

102
LETRAS Y ARTES
“¡Vale un Perú! Y el oro corrió como una onda ¡Vale un
Perú! Y las naves lleváronse el metal-, pero quedó esta
frase, magnífica y redonda, como una resonante medalla
colonial”
América precolombina desconoció el hierro, pero tuvo el oro, en un mundo regido,
según Doehring, por el terror y la belleza. En toda América hubo, en la época litica
y premetalúrgica, oro nativo o puro que no necesitaba fundirse ni beneficiarse con
azogue, en polvo o en pepitas o granos que se recogían en los lavaderos de los Tíos
o en las acequias; pero se desconoció, por lo general, el arte de beneficiar las
minas. «La mayor cantidad que se saca de oro en toda la América -dice el Padre
Cobo de lavaderos.” Decíase que el oro en polvo era de tierras calientes. Pero la
veta estaba escondida en las tierras frías y desoladas, en las que el oro, mezclado
con otros metales, necesitaba desprenderse de la piedra y “abrazarse” con el
mercurio, como decían los mineros, con simbolismo nupcial. El oro y la plata
encerrados en los sótanos de la tierra se guardaban, según los antiguos filósofos -
según recuerda el Padre Acosta, *en los lugares más ásperos, trabajosos, desabridos
y estériles”. «Todas las tierras frías y cordilleras altas del Perú, de cerros pelados y
sin arboleda de color rojo, pardo o blanquecino—dice el jesuita, Padre Cobo, están
empedradas de plata y oro. Un naturalista alemán del siglo XVIII, gran buscador de
minas, dirá que las provincia de la sierra peruana son las más abundantes en
minas y al mismo tiempo las más pobladas y estériles” (Helms) “Se puede considerar
toda la extensión de la cordillera de los Andes, en mayor o menor grado, como un
laboratorio inagotable de oro y de plata”. Y lo confirmará, con su estro vidente y
popular, el poeta de la Emancipación al Invocar en su Canto a Junín como dioses
propicios y tutelares, dentro de la sacralidad proverbial del oro, a “los andes—, las
enormes, estupendas 1 moles sentadas sobre bases de oro, en la tierra con su
peso equilibrando” Puede establecerse, así, una ecuación entre la desolación y
aridez del suelo y la presencia sacra del oro. Y ninguna tierra más desamparada y
de soledades sombrías, que esa vasta oleada terrestre erizada de volcanes y de
picos nevados, que es la sierra del Perú y la puna inmediata -«el gran despoblado
del Perú», según Squier, - que parece estar, fría y sosegadamente, aislada y por
encima del mundo, despreciativa y lejana, en comunión únicamente don las estrellas.
De ellas brota la tristeza y el fatalismo de sus habitantes -la tristeza invencible del
indio, según . Wiener- y sus vidas «casí monástícas», grises y frías como la atmósfera
de las altas mesetas y en las que la felicidad es hermana del hastío. Es casi el
marco ascético de renunciamiento y de pureza que, en los mitos universales del
oro, se exige por los astrólogos y los hierofantes, para el advenimiento sagrado del
metal perfecto, que arranca siempre de un holocausto o inmolación primordial
El oro argentífero y la plata, su astral compañera, abundaron en todas las regiones
de la América prehispánica, aunque no se descubriera sino aquella que arrastraban
los ríos o estaba a flor de tierra. El oro asomó, por primera vez, ante los ojos
alucinados del Descubridor, como una materialización de sus sueños sobre el Catay
y de la lectura del El Miglione en la Isla Española, ante las riquezas del Cibao, que
se pudo confundir, por la obsesión de las Indias, con Cipango. Y surgió, luego, en la
isla de San Juan, dando nombre a Puerto Rico, y en Cuba. Llegaron, entonces, los
gerifaltes de la con. quista, Poseídos de la fiebre amarilla del oro, que, según el
historiador sajón y el donaire de Lope, «so color de religión van a buscar plata y oro

103
EL PERÚ MINERO
del encubierto tesoro». Sur- mas tarde «la joyería” de México, que capturé Cortés
hasta dar con «la rueda grande con la figura de un monstruo en medio», que se
robó, en medio del mar, el corsario francés Juan Florin. Sierras y cursos fluviales de
la Nueva España estuvieron cargados de oro, por la que dijo el cronista Herrera que
en toda ella *no hay río sin oro». Y el oro surgió en Veragua y en Caribana, custodiado
no ya por toros que despedían llamas 0 por dientes de dragón sembrados en la
tierra, que pudieran vencerse, como en el mito griego, con la ayuda de Medea, sino
defendido por caribes antropófagos, con clavos de oro en las narices y con las
flechas envenenadas, más mortíferas que los caballos y los arcabuces. Los
espejismos dorados de Tubinama, de Dabaibe y del Cenú -donde el oro te pescaba
con redes y había granos como huevos de gallina-, decidieron las razzias ,,de
Balboa y Espinosa contra los naturales de Tierra Firme, abrieron el camino de la
Mar del Sur, reguero de sangre que esmaltan las perlas del golfo de San Miguel y
las esmeraldas de Coaque. A las espaldas de las Barbacoas, de la región de los
manglares :Y del Puerto del Hambre, donde los soldados de Pizarro cumplen la
ascética purificación -4ue exige el hallazgo de la piedra filosofal, según la liturgia
del Medioevo, estaba el reino de los Chibchas, que dominaron la técnica del oro, lo
mezclaron con el. cobre y crearon el oro rojo de la tumbaga, inferior en quilates y en
diafanidad al oro argentitero del Perú.

NO HAY EJO SIN ORO


En el Perú primitivo hubo también el oro de los ríos y de las vetas subterráneas.
Los primeros cronistas y geógrafos mencionan las minas de Zaruma en el Norte,
detrás de Tumbes, y las de Pataz, que proveerían a los orfebres del Chimú; y hacia
el interior, en Jaén de Bracamoros, Santiago de las Montañas, el Aguarico célebre
por sus arenas de oro, el Morona, la tierra de los Jibaros y la de los Chachapoyas.
En Huánuco, 4 diez jornadas de Cajamarca, dice la crónica de Xerez, y en el 001100
hay ríos que llevan gran cantidad de oro. En la región de Ica debieron existir
tyacimientos o criade- ros de oro en Villacurí, en Guayurí, en Porum y en Nazca; y
en la de Apurimac, los de Cotabambas, explotados más tarde. Las minas más
ricas, según Xerez “las mayores”. ,atan las de Quito y Chincha; y el cronista oficial
Pedro Sancho habla, en 1534, de las mnas de Huayna Cápac en el Collao, que
entran cuarenta brazas en la tierra, las que estaban custodiadas por guardas del
Inca. El oro más puro del Perú fué el del río San Juan del Oro, en Carabaya, que
alaban el Padre Acosta, Garcilaso y Diego Dá- valos y Figueroa, por ser el más
acendrado y pasar de veinte y tres quilates. Carabaya es la región aurífera por
excelencia del Perú, el último trofeo de su opulencia milenaria. El cuadro geográfico
de Carabaya se acomoda, por su adustez y hostilidad, a la mística metalúrgica,
porque una imensa muralla de cerros nevados y ventisqueros separa la altiplanicie,
en que se hallan cuidades como Crucero -donde el agua se hiela en las acequias y
se recoge en canastas, según don Modesto Basadre, de la región y tropical, hacia
la que descienden, casi perpendicularmente, por graderías, lo ríos que van al Inambari
y al Madera, afluentes del Amazonas y que llevan su aguas cargadas de cuarzo
aurífero. En los valles de Carabaya, donde las lluvias torren- arrastran árboles y
tierra formando aluviones Inmensos de agua y tierra rojiza; se hallan los lavaderos
de oro Huari-Huari y de Sandía, de San Juan del Oro, de Aporoma, de San Gabán,
de Challuma, Huaynatacoma, Machitacoma, Coasa, Marcapata y los cerros famosos

104
LETRAS Y ARTES
de Capac Oreo y de Camanti, que alucinó éste último algunos espejismos
republicanos. Esta región inmisericorde, azotada por el viento y las aguas y por las
apariciones sorpresivas del jaguar, fué también arrasada por los indios selváticos
que degollaron en 1814 a los mineros de Phara a golpes de maza, destruyeron las
labores de oro de San Gabán, masacraron a los obreros de Tambopata y en el cerro
de camanti, famoso mineral de oro desde la conquista, mataron los indios Chunchos
a un capataz Inglés, asaltándole a la salida de su casa y dejándole muerto, de pie
y sostenido,por las flechas que le enclavaron contra la pared.

GENESIS DE LA METALURGIA AMERICANA


La aparición de la metalurgia fué una hazaña cultural de la América del Sur,
según Paúl Rivet. En México sólo aparecen los metales hacia el siglo XI. El mundo
maya tuvo una industria metalúrgica muy rudimentaria y sólo los del «segundo
imperio» trabajaron el oro y conocieron el cobre, pero no el bronce. La utilización
del oro nativo y del cobre es, en cambio, general en la región andina de Colombia,
Perú, Ecuador y Bolivia y parece que se generó en el interior de la Guayana y en la
costa del Perú. El oro fué utílizado en el Perú antes que el cobre. En Nazca y
Chavín se da el oro en los estratos más antiguos; el cobre era, en cambio,
desconocido hasta el siglo IV, a la aparlción de la civilización de Tiahuanaco y en el
antiguo Chirnú. La técnica de la tumbaga -aleación del oro con el cobre-, llamada
también guanin, es típica de toda la zona del Caribe, desde el comienzo de la Era
Cristiana. «En las Antillas y Tierra Firme —escribe Oviedo- los indios lo labran y lo
suelen mezclar con cobre o con plata y lo abajan segund quieren.» Los Chibchas
son los propagadores de ella y quienes perfeccionan las técnicas de la puesta en
color, lamínado del oro, soldadura autógena, soldadura por aleación y modelado a
la cera perdida. Esta técnica se propaga al Ecuador y a la costa peruana, según
Rivet, muy afecto a una génesis caribe de la metalurgia americana.
Los Chimús desarrollaron una de las más avanzadas técnicas del oro, el que
trataron por fundición, al martillo, soldadura, remache, y repujado. En la costa del
Perú se desarrolló, esencial y originariamente, la metalurgia de la plata, desde la
época de Paracas, la que sólo se conoce en la alta meseta perú-boliviana en el
segundo período de Tiahuanaco y en el Ecuador de la época Incaica. El bronce, por
último, proviene, según Rivet, del segundo período de Tiahuanaco y sólo aparece en
la costa en el último Chimú y en el Ecuador en la época incalca. Los principales
propagadores del bronce, son los Incas, que lo llevan a todas las provincias sometidas
a su imperio.

LOS MOCHICAS Y EL 0R0 LUNAR


Los Mochicas de la costa del Perú, radicados en los valles centrales de esta,
teniendo como centro las pirámides del Sol y de la Luna en Moche, desarrollaron
antes que los demás pueblos del Perú el- arte de la metalurgia. Dominaron las
técnicas de ,la soldadura, el martillado, fundido, repujado, dorado, esmaltado y la
técnica de la cera perdida. Al mismo tiempo que descoraban su cerámica en dos
colores, ocre y crema, con dibujos ágiles y finos con escenas de cetrería 0 de
guerra, de frutos y plantas, como también de seres monstruosos idealizados,
perfeccionaron la orfebrería áurea forjando ídolos y máscaras, adornos e

105
EL PERÚ MINERO
instrumentos, armas, vasos repujados, collares y tupus, brazaletes y ojotas, orejeras
y aretes, tiranas para depilar, cetros, porras, cascos, tumis o cuchillos ceremoniales
incrustados de turquesas y esmeraldas, vasos retratos de oro puro, rodelas de oro
con estilizaciones zoomorfas e ídolos grotescos s con una diadema semilunar. En
todos ellos parece que el oro argentado Perú recibe el pálido reflejo lunar; y la
imagen de la luna, diosa nocturna del al y del mar, inspira a los artifices chimús
formas decorativas y homenajes litúrgico que se materializan en la diadema semilunar
de los ídolos o héroes civiliza y en la predilección por los símbolos de la araña y el
zorro. Esta metalurgia ceremonial, religiosa o civil, reviste las formas más
caprichosas y gráciles, con laminillas de oro en forma de rayos, campanillas o
cascabeles en que el oro es hueco, 0 dos objetos en que se imita el arte lítico o la
cerámica: vasos de oro y turque huacos de oro como el ejemplar único exhibido por
Mujica en los grabados de Colección (fig. II). Toda esta feérica bisutería dorada de
los imagineros mochicas como más tarde de sus sucesores los Chimús -que acaso
recibieran ya el influjo baya-, fué asimilada, en parte, en lo técnico, por el arte
sobrio de los Incas, pero perdió el estilo y el alma de los orfebres de Moche,
Lambayeque y Chanchán, Los , al conquistar el señorío de “Chirnú y su capital
Chanchán, con Túpac Inca Yupanqui, por cuanto los yungas de la región -dice
Cieza- “son hábiles para labrar s, muchos dellos fueron llevados al Cuzco y a las
cabeceras de las provincias labraban plata y oro en joyas, vasijas y vasos y lo que
mas mandado les era”.

PROFANIDAD DE LOS HUAQUEROS


Si los Incas borraron de sus anales la destreza y el adelanto del arte metallúrgicos
de los vencidos yungas, este quedó encerrado en las tumbas más tarde violadas
conquistadores, huaqueros y arqueólogos. Entonces empezó a resurgir para la
historia cultural la maravillosa orfebrería Chimú.
La primera revelación de los tesoros enterrados del Chimú la dió el cacique de
pueblo Sachas Guaman, en 1535, cuando obsequió al Teniente de Trujillo, Martín te
Estete, con un deslumbrante e irisado tesoro de objetos de oro, de plumas y de
que fué extraído de la casa de ídolos o huaca de Chimú-Guamán, junto a la mar.
FIguraban en el lote míliunanochesco, una almohada cubierta de perlas, una de
perlas, un collar de oro y perlas y un asiento en cuyo espaldar había borlas de
perlas que ceñían cabezas esculpidas de pájaros. Equipo marfileño que acaso
perteneciera a algún sacerdote del culto lunar, que- era, según el cronista Calancha,
el privativo de los yungas, en contraste con el andino culto solar. Se repitió después
el donativo hecho legendario de la huaca del Peje Chico a García de Toledo, que
dió 427,735 castellanos en 1566 y 278,134 en 1578, y volvió a rendir 235,000
castellanos en 1592. De las huacas de la gran ciudad de Chanchán -llamadas
popularmente de Toledo o del Peje Grande y Chico, del Obispo, de las Conchas, de
la Misa, te la Esperanza- surgieron en la época colonial tesoros que se fundieron y
dieron da de onzas deslumbrantes. De la huaca del Sol de Moche se extrajo, según
Calancha, como 800,000 pesos. Y el desvalijo continuó por los huaqueros de la
época republicana, como aquel empírico coronel La Rosa, que repartió sus trofeos
arqueológicos con el viajero Squier y confesó a Wiener que había hecho fundir más
de cinco mil mariposas de oro, de apenas un miligramo de espesor, lindos juguetes
con alas de filigramas, a los que se podía, por su levedad, lanzar al aire y ver
106
LETRAS Y ARTES
revolotear alegremente venciendo la pesantez hasta caer en tierra. La mayoría de
los objetos de oro encontrados en Chanchán y en otros lugares, fué fundida o
emigró a los museos extranjeros, para constituir las innúmeras colecciones que
poseen ejemplares y muestras que no tienen los escasos museos peruanos y las
colecciones particulares perua. nos, torpemente prohibidas.*

JOYELES ANTIGUOS DE PERUANO


El destile del oro peruano continué hacia Europa después de la independencia,
enriqueciendo joyeles y colecciones del Viejo Mundo. La colección Macedo, peruana,
fué vendida y forma parte de un museo alemán. Los excepcionales objetos de oro del
Cuzco, que Markham y Bollaert vieron en manos del General Echeníque, Presidente
de la República, antes de 1853 -frutos y hojas vegetales de oro, llautu tejido de oro,
tupu o prendedor ricamente ornamentado, con cruz de Malta, estrellas y animales en
círculos. y por último la tincuya de oro o disco con 34 compartimientos a modo de
zodíaco, con círculos, facciones humanas, ojos, boca y ocho agudos caninos y las
caras del Inca y la Coya se han repartido entre el Museo Indiano de Nueva York y don
Matías Errázuriz en Chile. En Alemanía existen las mejores colecciones de cerámica
y metalurgia peruanas, no bien identifica~ e inventariadas. Se mencionan en ella,
como depeaítarias de objetos de oro: la colección Gaffron, en el Museo Etnográfico
de Munich, con vasos de oro repujado de Lambayeque, adornos femeninos de oro
para el pecho, parejas de colíbríes de oro, pájaros de oro para coserlos a la vestidura;
la colección Schmidt, con tiranas de oro para depilar; la colección Altredo Hirsch de
vasos retratos de oro; la colección Ricardo W. Staudt, con vasos-retratos de plata; la
colección Gretzer, con vasos-retratos de oro puro, repujados, de 17 cm. de alto,
provenientes de lea, mascarinas de oro, etc.; y la colección Suttorius, de Stuttgart,
con puñetes, pinzas depilatorias, máscaras con liga de oro y cobre. Cítanse en el
extranjero también las colecciones de Herget, con el disco del sol en oro purísímo,
grandes vasos de oro, puños, brazaletes Incrustados de turquesas y esmeraldas,
tupus de gran tamaño con el sol flamigero, orejeras, etc.; la colección Allchurch, con
un disco solar y cara humana ensangrentada; la colección Ferris, que Squier víó en
Londres y fué a parar al Museo Británico; la George Folsom, en la Historical Society
of New York; la colección de Bliss, en Nueva York; la propia colección Squier, con
ricos ejemplares; la colección Bandelier, en el Museo de Historia Natural de Nueva
York; y el archivo Baessler, con sus trofeos del cerro de Zapame, en Lambayeque, y
SUS chapas de oro con representaciones de peces y huzos. Se citan, también, la
colección del poeta argentino Oliverio Girondo, con objetos de oro de Nazca, máscaras
funerarias, puños o brazaletes de oro laminado y estilizaciones fito-zoomorfas, y la
del Museo Histórico de Rosario, en Argentina, con dos rodelas de oro con estilízaciones
zoomorfas y adornos de turquesas. Charles Wiener menciona, como ejemplares que
Vió en el Perú y llevó a Paris, brazaletes, orejeras, sortijas y collares, y como ejemplares
sugestivos, un pájaro de oro martillado llevando una hoja o fruto en el pico, Procedente
de Pachacamac, una figurilla de oro encontrada en Chancay y un tupn de oro macizo
de Recuay. Wiener confiesa que llevó de la región de Trujillo -antiguo Chimú- tres
cajones conteniendo 652 números, entre los que figuraban collares, Sortijas, brazaletes,
aretes y otros adornos. Por último, se citan las magníficas colección res del Museo
Rafael Larco Herrera, de Chiclin, del coleccionista don Hugo Cohen Y de Miguel
Mujica, el autor de este libro.

107
EL PERÚ MINERO
____________
* Al escribir el Dr. Porras este Prólogo, todavía subsistia la ley del año 1929, en qué prácticamente
era ilícito coleccionar piezas pre-incaicas, incaicas y coloniales; el gobierno actual por Interme-
dio de sus cámaras derogó esa ley creando una nueva, en la que se legalizan las colecciones
particulares y dejan de “torpemente prohibidas”. (N, del A.).

ORFEBRERIA CHIMU
Los más sensacionales y reveladores hallazgos de oro precolombino en el Perú
han sido en el presente siglo los del alemán E. BrUning, en el cerro de Zapame y
los de Batán ^Grande é Illimo en 1937, ambos cerca de Lambayeque. Los hallazgos
de Bruning comprueban un arte metalúrgico refinado y primoroso. Al lado de los
vasos de la etapa Chimú, que revelan una decadencia de la cerámica, surgieron
joyas como la araña de oro con huevos de perlas, con adorno emplumado de cabeza,
a recuerda, según Doehring, figuras toltecas; chapas de oro con figuras humanas ó
cabezas humanas que salen de cabezas de animales, como los dioses Anahualli
mexicanos y figuras de peces y otros animales. En la huaca de la Luna, en Moche,
halló don Manuel Pío Portugal otro tesoro, con tupus, pectorales, collares,
campanillas, es flautas, máscaras de zorro y coronas con laminillas colgantes, que
han integrado diversas colecciones. Los hallazgos de Batán Grande se incorporaron
en parte Museo de la Cultura, en Lima, y en ellos figura, como pieza del mayor valor
artístico representativo del arte Chimú, el tunal o cuchillo ceremonial de oro lamínado
de 43 cm. y 1 kg. de peso, engastado con turquesas, que se exhibe en dos ejemplares
extraordinaríos: uno existente en el Museo Nacional de Antropología y Arqueología
(fig. CXXXVI), y otro, que se reproduce por primera vez en este libro, con brazos y
ligeramente trunco (fig. VI). Es, posiblemente, el dios o señor principal la región,
con sus atributos jerárquicos. Algunos han querido ver en él al legendario caudillo
Naym Lap, que insurgió en la costa de Lambayeque con un séquito tal, en la época
pre-incaica, según el novelesco relato del clérigo trashumante.
Ciertas joyas revelan la excepcional pericia y el gusto artístico finísimo de los
res del Chimu Squier describe un grupo argentifero formado por un hombre y mujeres,
en un bosque representado con gracia y discreción y sentido de la armonía en el
que la representación de un retorcido tronco de algarrobo, descubre el sentimiento
del paisaje en el artífice Indio. Otro grupo escultórico, en plata, visto por el mismo
viajero, fué el de un niño meciéndose plácidamente en una hamaca, junto un árbol,
por el que sube, sigilosamente, una serpiente, mientras que al lado, arde hoguera.
Estos grupos, dice Squier, revelan pericia en el diseño, en el modelado fundido y
acaso el conocimiento del molde de cera. La araña de oro del cerro de las chapas
de oro, con figuras zoomorfas, las mariposas alígeras de Wiener los tumis
ceremoniales de Illimo, representan el ápice de la joyería estilizada y del arte aurífero
peruano.
Todo el esplendor de la industria metalúrgica costeña fué anterior a los Incas. ya
axioma arqueológico que los descubrimientos técnicos de los aurifices yungas o la
aleación del oro nativo y de la plata bruta y las aleaciones cuproargentiferas así
como los primores de la orfebrería costeña, fueron asimilados tardíamente los Incas,
en el siglo XV, al conquistar el litoral. Arriesgados etnologos y arqueólogos sostienen
aún que el arte metalúrgico, del Chimú se propagó a lam región del Ecuador y
alcanzó a Guatemala y a México, donde Lothrop ha hallado disco de oro del Chimú

108
LETRAS Y ARTES
medio y reciente en Zacualpa y una corona de oro emplumada con decoración y
discos del último período de esta cultura,

EL ORO: MITO INCAICO


Los Incas no inventaron las técnicas del oro; pero el oro fulgura, desde el primer
momento de su aparición, en el valle de Vilcanota en los mitos de Tamputocco y
Pacarictampu, corno atributo esencial de su realeza, de su procedencia solar por la
Identificación de sol y oro en la mítica universal y de su mandato divino. Una fábula
costeña, adaptada en la dominación incaica, relataba que del cielo cayeron tres
huevos, uno de oro, otro de plata y otro de cobre, y que de ellos salieron los curacas,
las ñustas y la gente común. El oro es, pues, señal de preeminencia y de señorío,
de alteza discernida por voluntad celeste. Los fundadores del Imperio, las cuatro
parejas paradigmáticas presididas por Manco Cápac, usan todavía la honda de
piedra para derribar cerros, pero traen ya, como pasaporte divino, sus arreos de oro
para deslumbrar a la multitud agrícola en trance de renovación. Los cuatro hermanos
Ayar portan alabardas de oro, sus mujeres llevan tupus resplandecientes y en las
manos auquillas o vasos de oro para ofrecer la chicha nutricia de la grandeza del
Imperio. La figura de Manco, el fundador del Cuzco y de la dinastía imperial incaica,
fulge de oro mágico solar y sobrenatural. Una fábula cuzqueña refiere que la madre
de Manco colocó en el pecho de éste unos petos dorados y en la frente una diadema
y qué con ellos le hizo aparecer en la cumbre de un cerro, donde la reverberación
solar le convirtió ante la multitud en ascua refulgente y le consagró como hijo del
sol. En los cantares incaicos el dios Tonapa, que pasa fugitivo y miserable por la
tierra, deja en manos de Manco un palo que se transforma luego en el tupayauri o
cetro de oro, insignia imperial de los Incas. Manco sale en la leyenda de Tamputocco
de una ventana, la Capactocco, enmarcada de oro, y marcha llevando en la mano el
tupayauri o la barreta de oro que ha de hundirse en la tierra fértil y que le ha de
defender de los poderes de destrucción y del mal. Mientras sus hermanos son
convertidos en piedra, él detiene el furor demoníaco de las huacas que le amenazan
y fulmina con el tupayauri a los espíritus del mal que se atraviesan en su camino.
En retorno, cuando Manco manda construir la casa del Sol -el Inticancha ordena
hacer a los “plateros” una plancha de oro fino, que significa «que hay Hacedor del
cielo y tierras y la manda poner en el templo del Sol y en el jardín inmediato a este,
a la vez que hace calzar de oro las raíces de los árboles y colgar frutos de oro de
sus ramas.
El oro se convierte para los Incas en símbolo religioso, señal de poderío y blasón
de nobleza. El oro, escaso en la primera dinastía, obtenido penosamente de los
lavaderos lejanos de,Carabaya. brilla con poder sobrenatural en los arreos del Inca
-en el tupayauri, los llanquis u ojotas de oro, la chipana o escudo y la parapura o
pectoral áureo- y se reserva para las vasijas del templo y la lámina de oro que sirve
de imágen del sol colocada hacia el Oriente, que debe recibir diariamente los primeros
rayos del astro divino y protector. La mayor distinción y favor de la realeza incaica a
los curacas aliados y sometidos, será iniciarles en el rito del oro, calzándoles las
ojotas de oro y dándoles el título de apu. Y los sacerdotes oraban en los templos
para que las semillas germinasen en la tierra, para que los cerros sagrados echasen
oro en las canteras y los Incas triunfasen de sus enemigos.

109
EL PERÚ MINERO
Los triunfos guerreros de los Incas encarecen el valor mítico del oro y su prestancia
ornamental. El Inca vencedor exige de los pueblos vencidos el tribuno primordial de
los metales y el oro que ha de enriquecer los palacios del Cuzco y el templo de
Coricancha. Todo el oro del Collao, de los Aymaraes y de Arequipa, y por último
del, Chimú de Quito y de Chile, afluye al Cuzco Imperial, Los ejércitos de Pachacútec
vuelven de oro, plata, umiña o esmeraldas, mulli o conchas de mar, chaquira de los
oro finísimo del Tucumán y los Guarmeaucas, tejuelos de oro de Chile y oro en
polvo y pepitas de los antis, El mayor botín dorado fué, sin embargo, el que se
obtuvo del vencimiento del señor del Gran Chimú, en tiempo de Pachacútec, del
general
Cápac Yupanque, hermano del Inca y vencedor de los yungas del Chimú, reune
-donde más tarde habría de ponerse el sol de el suelo de la plaza de Cajamarca
donde más tarde habría de ponerse el sol de los incas, con otro trágico reparto- el
botín arrebatado a la ciudad de Chanchán y Mo régulos sometidos al Gran Chimú y
a su corte enjoyadia y sensual, en el que contaban innumerables riquezas de oro y
plata y sobre todo de «piedras preciosas y conchas coloradas que estos naturales
entonces estimaban más que la plata y el oro”

EL CORICANCHA: CERCO DE ORO


De la época de Pachacutec y sus sucesores proviene esplendor áureo del Cuzco
que deslumbró a los españoles El templo del Sol se reviste de una franja de oro de
anchor de dos palmos y cuatro dedos de altor, que destella sobre la traquita azul de
la piedra severa. El disco del Sol era, según el inédito Felipe de Pamanes, «de oro
macizo”, como una rueda de carro”. La estatua del sol, llamada Punchau, con figura
humana y tamaño de un hombre, obrada toda de oro finísimo con exquisita riqueza
de pedrería, su figura de rostro humano, rodeada de rayos, era también maciza. De
oro se hacen los Idolos pares del Sol Viracocha y Chuqui- Illa, el relámpago, y las
dos llamas o auquénidos de oro --corinapa-, que con las dos de plata - colquinapa
-recordaban la entrada de los Ayar al Cuzco. De chapería de oro profusa -llamada
llaucapata, Colcapata y paucar unco- estaban cubiertas las imágenes áureas de
las divinidades femenias Palpasillo e Incaollo y las momias de los Incas, desde
Manco a Viracocha, puestas en hilera frente al disco del Sol. Pachacútec manda
guarnecerlas también con el metal divino: cúbreselas con máscaras de oro, medalla
de oro o canipa, chucos, patenas, brazaletes, cetros a los que llaman yauris o
chambis, ajorcas o chipanas y otras joyas y ornatos de oro.
Las paredes del templo del Sol, que según algunos cronistas tenían en las
junturas de sus piedras oro derretido, se revisten enteramente como de tapiceria,
de planchas de oro y el Inca, todopoderoso, manda que los queros o vasos sagrados,
los grandes cántaros o urpus, los platos en que comía el sol o carasso y los wamporos
o grandes odres o trojes de oro y plata para la chicha solar, se fundan en oro. La
feeria mayor del templo -que pareciera relato de las mil, y una noches, si la contaran
únicamente cronistas tan parcos como Cieza y Cobo y no constase por inventarlos
del botín de Cajamarca-, era el Jardín del Sol, en el que todo era de oro: los terrones
del suelo, sutilmente imitados; los caracoles y lagartijas que se arrastraban por la
tierra; las yerbas y las plantas; los árboles con sus frutos de oro y plata; las mariposas
de leve y calada orfebrería puestas en la ramas, y los pájaros en árboles, que

110
LETRAS Y ARTES
parecía —dice Garcilaso como que cantaban o que estaban volando y chupando la
miel de, las flores; el gran maizal simbólico con sus hojas, espigas y mazorcas que
parecían naturales; la raíz sagrada de la quinua y, para completar el Ilusorio cuadro,
veinte llamas de oro con Sus recentales y sus pastores y cayados, todos vaciados
en oro. El metal solar es, para los Incas, el mayor tributo que puede ofrecerse a los
dioses; y, «como en las divinas letras, dice el padre Acosta, la caridad se semeja al
oros, esta costumbre elimina la de 103 sacrificios humanos o la reduce al mínimo
por el destino redentor del oro.
En el Cuzco se cumple también el doble Sino del oro que purifica y salva, pero
que, a la vez, precipita el ritmo del tiempo, acorta el placer y la efusión de la vida y
acelera el momento de la catástrofe liberadora. La canción del oro relaja las fuerzas
vitales del Incario y enerva su energía guerrera. Rompe también la solaridad social,
porque el goce del oro, siempre esquivo, constriñe a crear restricciones y diferencias
jerarquizantes. El oro, que fué, en los primeros tiempos, atributo mítico y divino de
los Inew y de los homenajes al Sol, se convierte en un privilegio de la casta militar
y sacerdotal. El oro es requisado celosamente por el Estado, como perteneciente
al Inca y al Sol y Túpac Yupanqui ordena prender a los mercaderes que traían oro,
plata o piedras preciosas y otras cosas exquisitas, para inquirir de donde las habían
sacado y descubriri así grandísima cantidad de minas de oro y plata, Y, en pleno
apogeo incaico, se Dictar la ley que ordenaba «que ningún oro ni plata que entrase
en la ciudad del Cuzco della pudiese salir, &o, pena de muerte». El Cuzco, con su
templo refulgente y sus palacios repletos de oro, recibiendo cada año de las minas
y lavaderos 15 mil arrobas de oro y 50 mil de plata y las cargas de oro y piedras
preciosas de todos los ángulos del Imperio, vino a ser, por obra del tabú imperial,
como un Intangible Banco de Reserva de la América del Sur.

PALACIOS Y TESOROS INCAICOS


Tanto como el esplendor del Coricancha fué, a medida que crecía el poderío in-
, caico, el fausto y el derroche en los palacios incaicos. El Inca y sus servidores
resplandecen de oro y pedrerías. El Inca y su corte visten con camisetas bordadas
de oro, puras puras, diademas y ojotas de oro. La vajilla del Inca y de los nobles es
toda de Oro., “Todo el servicio de la casa del rey -dice Cieza-, así de cántaros para
su uso como de cocina, todo era de oro y plata”. Beber en vaso de oro era hidalguía
de señores y signo de paz. De oro eran los a tambores y los instrumentos de
música, engastados en pedrería. El Inca Pachacútec dió en usar, después de su
triunfo, en vez de la borla de lana encarnada de sus antepasados, una mascapaicha
cuajada de oro y esmeraldas. El asiento del Inca o tiana, escaño o silla baja, que
era de oro macizo de 16 quilates “guarnecido de muchas esmeraldas y otras piedras
preciosas” y fué el trofeo de Pizarro en Cajamarca, valió 25 mil ducados de buen
oro, según Garcilaso. La litera del Inca o andas cargadas por 25 hombres eran -
según los cargadores del Inca, con quienes Cieza habló - tan ricas, “que no tuvieran.
precio las piedras preciosas grandes y muchas que iban en ellas, sin el oro de que
eran hechas”.
La opulencia de los palacios incaicos tendía, además, a ser eterna. No perece,
y se dispersa como la de los monarcas occidentales, con la muerte. Cada Inca al
morir deja Intacto su palacio, con su vajilla y joyas que el sucesor no podrá tocar. El

111
EL PERÚ MINERO
nuevo Inca deberá edificar nuevo palacio y mandar a los orfebres de todo el reino
que le fabriquen nuevos cántaros y tupus y diademas. Cada palacio incaico queda,
así, como un museo o joyel de los antiguos Incas: en él se custodia, además, por
su clan o panaca, su busto o quaoqui fundido en oro, mientras su momia hace
guardia junto a, sus antecesores en la capilla del Sol del Coricancha. En Písac, en
“una bóveda de tres salas” estaba el tesoro fabuloso de Pachacútec; en Chincheros
el de Túpac Yupanqui y los de Huayna Cápac, en Caxana y en Yucay. El oro del
triunfo se convierte, así, en oro ritual y en prisionero del fatum. Incaico; por ello,
según el cronista Pedro Pizarro, “la mayor parte de la gente y tesoros y gastos y
vicios estaba en poder de los muertos” al punto de que el Inca Huáscar, poseído de
un demoníaco y fatídico propósito, anunció que habría de mandar enterrar a todos
los bultos de los Incas, porque muertos y no los vivos “tenían todo lo mejor de su
reino”.

EL IMPERIO DE HUAYNA CAPAC Y SUS HITOS DE ORO


El gran instante jubilar del Imperio, en orden a la riqueza y el despliegue de lujo
oriental, es el del Inca Huayna Cápac. La plaza del Aucaypata, en el Cuzco,
resplandece de oro, plata, sederías de cumbí y de plumas y de piedras preciosas.
Los palacios desnudos de los Incas antiguos y patriarcales se llenan de decoraciones
imprevistas, cercos de oro, puertas de jaspe y de mármol de colores, y motivos
escultóricos de lagartijas y mariposas y culebras grandes y chicas que parecían
“andar subiendo y bajando por ellas”. El ejército incaico presenta sus cincuenta mil
hombres armados de oro y plata. En el centro de la plaza se levanta un dosel o
teatro cubierto de paños de plumas llenos de chaquira y mantas grandes de tan fina
lana, sembrados de argentería de oro y pedrería”. Allí va a posarse, sobre un escaño
de oro, la gen del sol. “Tenemos por muy cierto —dice el cronista Cieza- que ni en
Jerusalén, ni en Roma, ni en Persia, ni en ninguna parte del mundo, por muchas
repúas ni rey se ha juntado en un lugar tanta riqueza de metales de oro y plata y
pedrería como en esta plaza del Cuzco”. Para rematar y circuir la gloria áurea de la
plaza y del imperio , el Inca Huayna Cápac manda forjar una maroma o cadena de
oro de trescientos cincuenta pasos de largo, para que los indios bailen asidos de
ella Oededor de la gran plaza del Cuzco, al cantarse las hazañas y glorias de sus
antepesados. Y, en los remotos confines del Imperio mandó colocar dos “porras de
oro y en la raya de Vilcanota, como reto y defensa mágica contra los Collas, y en el
Ancasmayo, en la frontera indómita de los Pastos, “ciertas estacas de oro”. como
dude de soberbia y señorío.
Acaso si toda la lucha del mundo y de la historia, el surgir y caer de los Imperios,
no sea, como dijo el inglés Carlyle, sino una etapa de la interminable y gigantesca
lucha de la fé contra la incredulidad.. Parece que el Incario se incorporara dentro de
esta norma, porque su grandeza y poderío comienza con un acto de fé, en el momento
en que la barreta de oro de Manco Cápac se hunde en la tierra fértil y promisoria del
Cuzco, donde habrían de surgir la urbe y el estado imperial; y su estrella se nubla y
declina cuando los dos hijos bastardos del Inca, Huáscar y Atahualpa mandan, el
uno destruir las huacas y las momias del Cuzco, y el otro golpea y mota con una
alabarda de oro al sacerdote de la huaca de Huamachuco, que le previene una
catástrofe inevitable y cercana.

112
LETRAS Y ARTES

EL BOTIN DE ORO DE PIZARRO


La cruzada de sangre y oro de la conquista llegó con Pizarro a Cajamarca y
desbarató, en el espacio de cincuenta minutos, con ciento sesenta y ocho
aventureros haraposos, el invicto ejército incaico de treinta mil hombres, que había
conquistado toda la América del Sur, como tres siglos más tarde el Imperio español,
en que no se ponía el sol, sería desbaratado en cincuenta y cinco minutos de
combate por ochocientos peruanos, en el campo de Junín. De la captura del Inca,
en medio de su corte enjoyada en lo alto de su litera Impasible, cargada por los
estoicos Lucanas, arranca el río de oro alucinante que lleva el nombre del Perú a los
confines del mundo occidental. Y no fué mentira el relato fabuloso de los cronistas,
ni de los humanistas europeos o los comerciantes genoveses o venecianos que en
Sevilla vieron el desfile del fantástico botín y lo divulgaron por Europa con cifras de
envidia, Aquel día, en aquel rincón andino del Perú, la historia del mundo había dado
un salto o un viraje: el oro americano, principalmente el del Perú, iba a transformar
la economía europea, porque al aumentar el circulante y producir la repentina alza
de los precios, iba a surgir el auge incontrolado del dinero y del capitalismo.
Jerez y Pedro Sancho, secretarios de Pizarro, describieron en sus crónicas —
que se tradujeron y adaptaron en publicaciones europeas- el botín obtenido por
Pizarro en Cajamarca y el Cuzco. El primer botín de la cabalgata sudorosa y
jadeante, que recorre el campo de Cajamarca y saquea el campamento del Inca, es
de 80 mil pesos de oro y siete mil marcos de plata y 14 esmeraldas. “El oro y plata
se hubo -dice, maravillado, el escribano Xerez, Secretario de Pizarro, informando
oficialmente al Reyen piezas monstruosas y platos grandes y pequeños y cántaros
y ollas y braceros y copones grandes y otras piezas diversas”. Atahuallpa -el Inca
preso- dijo a los españoles que todo esto y mucho más que se llevaron los Indios
fugitivos ‘era vajilla de su servicio.
El Inca, astuto y sutil, en quien los españoles se espantarían “de ver en hombre
bárbaro tanta prudencia”, comprendió que el oro, buscado ansiosamente por la
soldadesca era el precio y el talismán de su vida e hizo espectacularmente, el
ofrecimiento fabuloso que llenó de asombro a su siglo y a la historia: llenar la sala
de su prisión, de 22 pies de largo por 17 de ancho, de cántaros, ollas, tejuelos y
otras piezas de oro y dos veces la misma extensión de plata, hasta la altura de
“estado y medio”. Del Cuzco, de donde debía, traerse el oro a Cajarnarca había, por
lo menos, cuarenta días de ida y vuelta, con los que el Inca había ganado una
prórroga efectiva de su vida, plazo dentro del que sus generales de Quito y del
Cuzco podrían reaccionar y aplastar a aquella cohorte andrajosa de jinetes que,
para custodiar al Inca y el precario botín del día de su captura, tenían que velar
todas las noches, con armaduras y sobre el caballo, en atisbo de la emboscada
india.
El resplandor del oro alumbra, al par que los hachones nocturnos, a los actores
de ambos bandos de aquella dramática pugna y zozobra. Por los caminos incaicos
empiezan a llegar las acémilas humanas cargadas de oro y plata. Cada día llegan
cargas de treinta, cuarenta y cincuenta mil pesos de oro y algunos de sesenta mil.
Los tres comisionados de Pizarro que llegan al Cuzco, ordenan deschapar las
paredes del Templo del Sol y los palacios incaicos de sus láminas de oro. Y parten

113
EL PERÚ MINERO
para Cajamarca la primera vez 600 planchas de oro de 3 á 4 palmos de largo, en
doscientas cargas que pesaron ciento treinta quintales y, luego, llegaron sesenta
cargas de oro más bajo, Que no se recibió por ser de 7 ú 8 quilates el peso. Más
tarde llegó todo el oro recogido por Herando en la “mezquita” de Pachacámac.

EL RESCATE DE ORO DE ATAHUALPA


La mayor parte del oro fué fundido por los Indios, “grandes plateros y fundidores
que fundían con nueve forjas”. El incentivo trágico del oro dividía ya, no sólo 5 indios
y españoles, sino a éstos mismos, porque los soldados de Almagro, llegados
después de la captura del Inca, no tenían derecho al enorme y resplandeciente
botín que ingresaba todos los días a Cajamarca y que ellos ayudaban a custodiar.
Hubo que apresurar el reparto, sin que la estancia aladinesca estuviera totalmente
llena, porque Almagro y sus soldados y otros cuervos adiestrados y ansiosos de
partir exigían se terminase de una vez la comedia del rescate para que el oro fuera
de todos Para interrumpir la trágica espera no había solución más llana y segura,
según los almagristas, la muerte del Inca. Para impedir la contienda y la explosión
de la codicia de los doscientos advenedizos de Almagro hubo, a la vez, que eliminar
al Inca y cerrar la del botín de su prisión. Muerto el Inca, el oro era ya no únicamente
de sus captores, sino de todos. El oro había sido el can, Cerbero de su vida y a la
postre fue talón de Aquiles. Llegaron juntos la condenación del Inca y el reparto del
oro del Coricancha, cuyo dueño legítimo -el Inca; Huáscar acababa de perecer por
una orden Atahualpa, en otro rincón hasta entonces incógnito del Imperio.

EL REPARTO DEL BOTIN


En el fabuloso botín del Inca en Cajamarca llaman la atención la extraordinaria
recogida y la calidad artística del oro pulido y exornado. La cantidad recogida fue
según el acta oficial del reparto, 1.326.539 pesos de buen oro, cada peso de
cuatrocientos cincuenta maravedís. De éstos se sacó para el Rey el quinto,
ascendiente a 264,859 pesos y 2.245 por los derechos de fundición. Para “la
compañía” de soldados quedaron líquidos, 1.059.435 pesos. A Pizarro, que tenía
compañía universal de sus bienes con Almagro, le tocó 57,220 pesos de oro y
2.350 marcos de plata. A Hernando Pizarro 31.080 de oro y 1.267 de plata; a
Hernando de Soto, 17.740 de oro y 724 de plata; Juan Pizarro 11.100 de oro y 407,2
de plata; a Pedro de Candia, 9.909 de oro y 407,2 los capitanes inmediatos les
correspondió alrededor de 9 mil pesos de oro. A los cronistas soldados Cristóbal de
Mena, Miguel de Estete y Francisco de Xerez, les as iguales: 8.800 pesos de oro
y 362 marcos de plata. A los 48 restantes hombres de a caballo, les entregaron
entre 9 mil y 8 mil pesos de oro y 362 marcos de los de infantería recibieron un
promedio de 4.500 a 2.200 pesos de oro y 180 a de plata. Aún la cuota otorgada al
último peón era fortuna apreciable, porque con lo ganado por un hombre de a caballo,
como Juan Ruiz de Alburquerque, pudo regresar a España para ayudar al Rey con
sus donativos, fincar 600 ducados de en juros perpetuos en Jerez en Sevilla, gastar
tren de escuderos y esclavos negros fundar mayorazgos y dedicarse a la montería
de perros y volatería de azores en pueblo natal y en su casa solar con un escudo de
piedra en el frontis. Otros volvían «de ciudadanos labradores, de pobres, hechos
señores» y, como Rodrigo Orgóñez, daban fundar capellanías y entierros en San

114
LETRAS Y ARTES
Juan de los Reyes en Toledo; o como Pedro Sancho se casaban con damas de la
aristocracia, o como Francisco de Xerez, era elogiado en copias porque “tiene en
limosnas gastados / mil y quinientos ducados / sin más que da escibdudi”
Es posible que la suma de oro reunida fuese mayor que la que da el acta oficial
reparto. Sumando la plata al oro lo recogido en Cajamarca fué, según León Pinelo,
30.485 pesos. Pero, dada la abundancia de metal, los repartidores veedores tuvieron
larga para el peso y el «oro de catorce quilates lo ponían a siete y lo de veinte
Catorce». No todo el oro fué registrado y mucho se evadió de la cuenta, En el
hartazgo de oro de Cajamarca nadie reparaba en peso de más y de menos, y «era
tenido tan poco el oro y la plata así de los españoles como de los indios”, que
algunos contadores ambulaban por las calles de Cajamarca con un indio cargado
de oro, bus do a sus acreedores para pagarles, y entregaban por cualquier cosa un
pedazo de en bulto, sin pesar. Otros, pordioseros de la víspera, jugaban en una
apuesta a bolos o en una carta del naipe, miles de ducados. Los precios subieron
fantásticamente: por un caballo se pagaba de 2 mil a 3 mil pesos, 40 pesos por un
par de borceguíes, 100 pesos por una capa y 10 pesos de oro una mano de papel.

EL ORO PERULERO EN SEVILLA


La crónica de Xerez explica, con su fría parsimonia y exactitud notaríal, los
objetos más notables del botín de Cajamarca que se salvaron de la fundición. Dice
el cronista que, aparte de los cántaros grandes y ollas de dos y tres arrobas, fueron
enviados al Rey, una fuente de oro grande con sus caños corriendo agua»; otra
fuente «donde hay muchas aves hechas de diversas maneras y hombres sacando
agua de la fuente, todo hecho de oro; llamas con sus pastores de tamaño natural de
oro; un águila o cóndor de plata, «que cabía en su cuerpo dos cántaros de agua»;
ollas de plata y de oro en las que cabía una vaca despedazada; un ídolo del tamaño
de un niño de cuatro años, de oro macizo; dos tambores de oro, y «dos costales de
oro, que cabrá en cada uno dos hanegas de trigo». Pedro Sancho habla de que se
fundieron “piezas pequeñas y muy finas», que se contaron más de 500 planchas de
oro del templo del Cuzco que pesaban desde cuatro y cinco libras hasta diez y
doce libras y que entre las joyas había «una fuente d e oro toda muy sutilmente
labrada que era muy de ver, así por el artificio ‘de su trabajo como por la finura con
que era hecha, y un asiento de oro muy fino -la tiana del Inca o del sol- labrado en
figura de escabel que pesó diez y ocho mil pesos”.
La hipérbole aparente de los cronistas se halla, esta vez, respaldada por los
documentos fehacientes que obran en el Archivo de Indias. Toda la ciudad de Sevilla
presenció la descarga del tesoro de los Incas cuando se llevaron de la nao Santa
María del Campo a la Casa de Contratación las vasijas y grandes cántaros del
Templo del Sol a lomo de mulas y el resto en cajas conducidas por lentas carretas
de bueyes, en veintisiete cargas. Pero los funcionarios del Consejo de Indias tomaron
inventario minucioso de todo el oro y la plata llegados del Perú, el que coincide
absolutamente con la relación sumaria y asombrada de los cronistas.
De la relación del oro y plata tomada en Sevilla, en el mes de Febrero de 1534,
por Luis Fernández Alfaro, tesorero de la Casa de Contratación, y publicada por
José Toribio Medina, aparece, en la lista del oro del Perú, llevado por Hernando
Pizarro, 10 siguiente: 38 tinajas de oro de un peso medio de 60 á. 25 libras; una

115
EL PERÚ MINERO
figura de medio cuerpo de indio, metida en un retablico de plata y oro; dos atabales
de oro, dos fuentes que pesaron 17 libras; un ídolo a manera de hombre, que pesó
11 libras; y en otro inventario una de las cañas de maíz de oro con tres hojas o
mazorcas de oro, descritas por Xerez y por Garedaso; una figura de indio, de veinte
quilates; una alcarraza de Oro de 27 libras y un atabal de oro de 21 quilates y peso
de cuatro marcos. En el inventario de la plata aparece, poco más 0 menos, el
mismo arte orfebreril en 12 figuro de mujer, pequeñas y grandes, que pesaron 937
marcos, un «carnero y cordero de plata» -léase llamas-, que pesaron 347 marcos;
y una tinaja con dos asas y una cabeza de perro y su pico, de 27 libras. Mujeres de
oro, un hombre enano, de oro, con o” bonete y una corona y 3 carneros de oro,
aparecen en otro envío al Rey, entregado por Diego de Fuente mayor, en 1538. En
el Perú, la historia supera en asombros a la leyenda.

EL BOTIN DEL CUZCO


El cronista Agustín de Zárate dice que en el Cuzco se halló tanto como en
Cajamarca. Gómara dice «que fue mas, aunque como se repartió entre más gente
no pareció tanto». Pero Garcilaso afirma que en el Cuzco “ovo mas” De las
publicaciones hechas por el historiador peruano don Rafael Loredo sobre el acta
inédita del reparto del Cuzco, se deduce que el botín de esta ciudad ascendió a
588.226 pesos de oro de 450 maravedís, y a 164.558 marcos de plata buena a
2.110 maravedís y 63.752 marcos de plata mala a 1.125 maravedís, lo cual dá un
total de 793.140.080. En Cajamarca, según el mismo documento, se obtuvo 1.326.539
pesos de oro de 450 maravedis y 51.610 marcos de plata a su verdadera ley de
1.958 maravedís, lo que da un total de 697.994.930. Esto confiere, evidentemente,
una ligera ventaja, en las cifras oficiales, al tesoro del Cuzco sobre el de Cajamarca,
aunque bien sabemos que en esta villa mucho no fué quintado ni fundido y hubo
múltiples evasiones. Unicamente el escaño de Pizarro -que pesó 83 kilos de oro de
15 quilates y no fué contado- restablece la balanza a favor del botín cajamarquino.
Por de pronto, el oro habido en Cajamarca fué mas del doble del que se hubo en el
Cuzco. Es la plata la que predomina en este último reparto. La Cuota asígnada en
el Cuzco a cada soldado tuvo que ser menor, ya que era mayor el número de
participantes. Se hicieron 480 partes, sobre las 168 de Cajamarca, y a cada soldado
le tocó, según unos, 4.000 pesos y 700 marcos de plata. De las pocas cifras dadas
por Loredo, se percibe que un soldado común, como Juan Pérez de Tudela, recibió
1,023 marcos de plata de diversa ley. Los de a caballo parecen haber recibido 1.126
pesos de buen oro y 2.553 pesos de oro de 22 112 quilates. En el quinto del Rey, se
mencionan algunos objetos que no fueron fundidos, corno «una mujer de 18 quilates
que pesó 128 marcos de oro» o sea 29 kilos 440 gramos, lo que, según Laredo,
corresponde a la suma actual de 736.000 soles oro; también figura, como en
Cajamarca, «una oveja de oro de 18 quilates que pesó 5.750 pesos o sea 26 kilos
450 gramos, lo que equivaldria según el mismo cálculo, a 661.000 soles. En el
quinto hubo 11 mujeres de oro y 4 ovejas o llamas del mismo metal. Pizarro recibió
lo que le correspondía «en piezas labradas de indios y en ciertas mujeres de oro».
La pieza más extraordinaria del botín del Cuzco fué, según el documento glosado
por Loredo, una «plancha de oro blanco que no ovo con que pesalla», y que se
presume fuera la imágen de la luna arrancada Templo del Sol.

116
LETRAS Y ARTES
EL ORO NECROFILO
El oro recogido por los españoles en Cajamarca y el Cuzco, no obstante su
caudalosidad no fué sino una mínima parte de la riqueza Incaica. «No fué sino muy
pequeña Darte de lo que de estos tesoros vino en poder de los españoles*, afirma el
padre ,bobo. «La mayor parte de sus riquezas -dice Garcilaso- la hundieron la
Indios, ,ocultándola y enterrándola de manera que nunca más ha parecido.» Y
Cieza refería ,que Paulo Inca le dijo en el Cuzco que si todo el tesoro de huacas,
templos y enterra tos se juntase, lo sacado por los españoles haría tan poca mella,
como se haría 0 de una gran vasija de agua una gota della”, 0 de una medida de
maíz un o de granos. Los españoles se llevaron el oro de los templos y palacios
que los no alcanzaron a esconder, pero no vislumbraron la enorme riqueza sepultada
en tumbas. El hombre del incario se preocupó tanto 0 más. de la morada eterna
que la provisoria de la vida. En el Perú antiguo hubo más necrópolis que ciudades
y ciudades estaban plenas de tesoros maravillosos. Los señores y caudillos se
ente con todo su atuendo de mantas lujosas, vajilla de oro y plata, joyería de perlas,
turquesas y esmeraldas, ollas y cántaros de barro y de oro. Se creía que quien no
llevaba mucho a la otra vida, lo pasaría muy pobre y desabridamente. Había que
pagar, como en el mundo clásico europeo, el pasaje a Carón, el barquero de las
tinieblas.
Desde el día siguiente de la conquista surgen las leyendas de tesoros ocultos
que alucinan a tesauristas empeñosos y a aventureros de la imaginación. Tras del
resonante desentierro del tesoro del cacique de Chimú y de la huaca de Toledo,
crece la fiebre funeraria de los conquistadores vacantes. Se habla de los tesoros
enterrados en Pachacamac, del tesoro de Huayna Cápac enterrado en el templo
del Sol, de los de Curamba y de Vilcas, de los tesoros de doña María de Esquivel y
de la cacica Catalina Huanca en el cerro del Agustino, veinte veces perforado
inútilmente por los huaqueros.
El poder moral de los frailes reacciona contra la profanación de tumbas y aparece
la admonición de fray Bartolomé de las Casas, que defiende los cuerpos y las
almas de los indios en De Thesauris qui reperientur In sepulchrum Indorum, y el
Implacable papel Duda sobre los tesoros de Asamblea que incita a los encomenderos
y dueños de tesoros, minas y heredades, a recibir la ceniza sobre la frente y devolver
lo arrebatado “a los indios so pretexto de idólatras y enemigos de Dios. Está próximo
el arrepentimiento y la balandronada póstuma del testamento de Mancio Serra de
Leguísamo y las mandas contritas de Francisco de Fuentes en Trujillo, azuzado
por su confesor, para devolver todo el oro manchado con la sangre de Atahualpa. Va
llegando la hora prevista por Gómara para los que mataron al Inca, en que, castigados
por el tiempo y sus pecados, acaben mal.
Ninguno de los tesoros famosos clamoreados en el siglo XVI pareció ante sus
pesquisadores. No hallaron el tesoro de Huayna Cápac el tesorero de Arequipa, ni
sus socios fray Agustín Martinez y Juan Serra de Leguísamo, autorizados por cédulas
reales de 1607, 1608 y 1618, para excavar en el templo del Sol en pos de sus ilusos
derroteros. Tampoco pudo nadie llegar a la cumbre nevada del Pachatusan, donde
300 cargas de indios Antis, portadores de oro en polvo y en pepitas, fueron enterrados
por orden de Túpac Yupanqui. Ni la plata y el oro sepultados por los indios de
Chachapoyas o los de Lampa, que escondieron los caudales que conducían 10 mil
llamas y que buscaba aún en la hacienda Urcunimuri en 1764, un soñador autorizado
117
EL PERÚ MINERO
por el Virrey. Hay una estampa de la época que podría iluminarse con la luz dudosa
de un candil, en la que un individuo vendado es conducido a una cueva en que el oro
está tirado por los suelos en tinajas, cántaros y alhajas de todo género, que un
cacique generoso pone a su disposición.

LAS MINAS COLONIALES


Pasado el deslumbramiento de los botines del oro de Cajamarca y del Cuzco y
de los entierros famosos, los economistas modernos tratan de enfriar aquella emoción
única. Garcílaso y León Pinelo habían ya reaccionado, enunciando la tésis de que
las mínas del Perú y el trabajo sistematizado de ellas habían dado a España más
riquezas que las de la conquista. El Inca Garcilaso asegura que todos los años se
sacan, para enviarlos a España, “doce o trece millones de plata y oro y cada millón
monta diez veces cien mil ducados”.
En 1595, dice el mismo Inca, entraron por la barra de San Lúcar treinta y cinco
millones de Plata y oro del Perú. Y León Pinelo, con los libros del Consejo de Indias
en la mano, dice que en el Perú se labraban, a principios del siglo XVII, cien minede
oro y que en ellos se habían descubierto dos minas de cincuenta varas, de metales.
Es el momento del apogeo de la plata, Las minas de Potosí dieron de 1545 a 1647,
según León Pinelo, 1.674 millones de pesos ensayados de ocho reales, Cada sábado
daban 150 ó 200 mil pesos, dice el padre Acosta. El padre Cobo escribía hacia
1650: “Hoy se saca cuatro veces más plata que en la grande estampida de la
conquista”. Las minas del Perú y Nuevo Reino dieron, en el mismo lapso, 250.000.000
pesos. La mina de Porco daba un millón cada año, la de Choclococha y Castrovirreyna
900 mil pesos ensayados, la de Cailloma 650 mil y la de Vilcabamba 600 mil. El oro
prevaleció, en los primeros años, hasta 1532, en que se descubrieron las primeras
minas de plata en Nueva España y, en 1545, las de Potosí. León Pinelo calcula que
las minas de oro del Perú, Nueva Granada y Nueva España daban al Rey un millón
de pesos anuales. Desde la conquista hasta 1650 el oro indiano dio 154 millones de
castellanos, 0 sea 308 millones de pesos de ocho reales, o sea quince mil
cuatrocientos quintales de oro de pura ley. Según el economista Hamilton, el tesoro
dramáticamente obtenido por los conquistadores fué “una bagatela” en comparación
con los productos de las minas posteriores. Hasta el cuarto decenio del siglo XVII,
el tesoro de las Indias se vertió en la metrópoli con caudal abundancia. La corriente
de oro y plata disminuyó considerablemente, pero no cesó por completo.

PLATEROS COLONIALES
El Incario fué, según Gerbi, la época del auge del oro, la Colonia la de la plata y
la República la del guano. No cabe, en este estudio sobre el oro precolombino,
seguir la trayectoria del oro en estas últimas épocas. En la época colonial el oro
sigue siendo Sin embargo, como en el Incario, símbolo de majestad y de señorío.
Se prodiga principalmente en los retablos barrocos, verdaderas ascuas de oro
retorcido y flamígero—galimatis dorados”-, en los cálices y en las custodias cuajadas
de pedrería, en las coronas y en las joyas de oro de las vírgenes, en tanto que la
plata abunda en los frontales, sagrarios y tabernáculos de los altares, los blandones
y candeleros, andas y urnas de plata, pebeteros e incensarios, hisopos, azafates,
palanganas y bandejas, hacheros Y lámparas de los templos.

118
LETRAS Y ARTES
En los vestidos masculinos predomina el oro en los galones, bordados trencillas
Y pasamanerías abundan las joyas de oro y pedrería, las cadenas y las abotonaduras
de Oro, las sillas de filigrana de oro y los estribos y jaeces de oro y plata. Los
negros y los zambos usan capaz bordadas, sillas de montar de plata, reloj y sortijas
de oro, vestidos de tisú, lana y terciopelo.
La indumentaria femenina también Incide en el amor ceremonial del oro; las
mujeres de Lima, según Frezier, gustan de los encajes de oro, las cintas y los tisus
de Oro, los brocados y brIscados y los adornos extraordinarios de alhajas, pulseras,
collares, Pendientes o sortijas de oro, perlas y pedrerías. Frezier dice haber visto
bellisimas damas que llevaban sobre el cuerpo como 00.000 piastras, o sea 240.000
libras. Concolorcorvo apunta les riqueza de las camas, con colgaduras de damasco
carmesí y galones Y flecaduras de oro; y Terralla habla de cortinas imperiales, con
catres de dos mil Pesos. La vajilla de las casas es, en cambio, casi íntegramente
de plata labrada, que trabaja con originalidad y maestría el gremio de plateros,
tradicional en Lima y en el Cuzco, en las calles que llevan sus nombres. Y como es
el apogeo de la Plata potosina, las calles de la ciudad virreinal se pavimentan para
el paso de las procesiones o para la entrada del Virrey con lingotes de plata. Para
la entrada del Duque die la Palata los comerciantes de Lima alfombraron de barras
de plata de 200 marcos, de 15 pulgadas de largo, cinco de ancho y 2 á 3 de
espesor, las calles de La Merced Y Mercaderes, echando por los suelos una suma
que representaban 320 millones de libras, Lima, era, entonces, el núcleo del comercio
sudamericano y el depósito de todos los tesoros del Perú.
La decadencia económica del Virreinato a fines del siglo XVIII se produce por
por la segregación de Nueva Granada y Buenos Aires y la apertura del comercio
por el Río de la, Plata. - Las minas decaen por las sublevaciones de indios y la
inseguridad económica y social. El vendaval revolucionario arrasa con la riqueza
privada y la de los templos, cuyos joyeles desaparecen o son fundidos para
necesidades de la guerra. Instaurada la República, se pospone la industria minera
por falta de capitales. Abandonados minas y lavaderos de oro, la producción llegó al
minimo, según Gerbi, entre 1885 y 1895. El oro se explotaba en las primeras décadas
del siglo XX como un subproducto del cobre. Se extraía de los lingotes de cobre que
se exportaban de Cerro de Paseo. Hacia 1920 se exportaba un promedio de 840
kilos por año. En 1938 y 1939, reiniciada la extracción directa del oro, éste alcanzó
a casi 8.000 kilos y a cuarenta y cincuenta millones de soles. Elevado el precio del
oro, revivieron los lavaderos de oro de Carabaya y adquirieron repentino auge las
minas de Parcoy y de Buldibuyo, acaparada por la Northern Peru, las de Nazca, de
prestigio precolombino’ la de Cotabambas, ruidosamente frustrada, y la de Santo
Domingo, de la Inca Mining Company.

EL FATUM DEL ORO


Otras riquezas sustituyen al oro en el siglo XIX, caudillesco y republicano. Como
en el Incario o en la Colonia, el Perú volvió a disfrutar de una riqueza fácil, corruptora
de su disciplina social y política y extinguible a corto plazo. Como los conquistadores
derrocharon el oro indio del botín y lo despilfarraron en el juego, en la rivalidad
enconada y sangrienta, en la ínercia destructora o en el boato imprevisor y ostensivo,
los caudillos republicanos jugaron también el destino de la República en el tapete

119
EL PERÚ MINERO
verde de las salas de Rocambor, en la estulticia y falta de plan gubernativo, en la
guerra civil implacable y anarquizadora, en los derroches presupuestales y suntuarios
de 11 Consolidación y en la megalomanía de los empréstitos y de las obras públicas,
mientras en el horizonte se acentuaba una amenaza internacional, Llegamos incluso,
el, el país proverbial del oro y la plata, al absurdo paradojal del papel moneda. El
guano decía don Luciano Benjamín Cisneros, ha sido acaso la maldición del Perú.
“Sin esa riqueza fácil habríamos sido sobrios, laboriosos y fecundos, en vez de
pródigos e in” previsores”. Del guano provinieron, como del oro incaico o la plata
virreinal, la fiebre del dinero y la hidropesía de la opulencia burguesa.
Pero, no obstante estas vicisitudes y contrastes, el oro no dejó tan sólo deseo
cierto y corrupción. El oro tiene, entre sus virtudes míticas, la de buscar la perfección
y desarrollar un sentimiento de confianza y orgullo en el que se esconde un propósito
egregio de prevalecer contra el tiempo y las fuerzas de destrucción.
El oro tuvo en el Perú, desde los tiempos más remotos una función altruista y
una virtualidad estética. En el Incarío el oro libertó al pueblo creyente y dúctil de la
barbarie de los sacrificios humanos y elevó el nivel moral de las castas, ofreciendo
dioses, en vez de la dádiva sangrienta, el cántaro o la Irnágen de oro estilizados,
fruto de una contemplación libre y bienhechora, con ánimo de belleza. El oro tuvo,
taMbién, una virtud mítica fecundadora y preservadora de la destrucción y la muerte
En la boca de los cadáveres y en las heridas de las trepanaciones colocaban los
Indios discos de Oro para librarlos de la corrupción. El oro acumulado durante
cuatro siglos en lo cajas de piedra de seguridad del Coricancha, con un propósito
reverencial y suntuario, fué a parar, a través de las manos avezadas al hierro, de
soldados que se jugaban en una noche el sol de los Incas antes de que amaneciese,
a los bancos de Amsterdan de Amberes, de Lisboa y de Londres. No fué nunca el
dinero, el oro acumulado, Inhumano, utilitario y cruel. Fué “el tesoro” conjunto mágico,
cosa soñada e innumerable, suscitadora de aventuras y hazañas. En el Virreinato
español la plata no se convirtió tampoco, en negocio y dividendo, sino que afloró en
el altar, en el decoro doméstico o en el alarde momentáneo de la procesión, en la
cabalgata o el séquito barroco del Virrey o del santísimo Sacramento. Por imposición
de su medio, el Perú tuvo oro y esclavos —como denostó Bolívar, en su carta de
Jamaica-, que produjeron anarquía y servidumbre y el peruano de la República,
como el indio fatalista y agorero y como el conquistador ávido y heroico, no tuvo
cuenta del mañana y se entregó al azar y a la voluntad de los dioses, con espíritu
de jugador, hasta que la fortuna se cansó de sonreirle Surgió entonces la comparación
del humanista europeo, que llamé al Perú. un “mendigo sentado en un banco de
oro”.
El recuerdo legendario de su arcaica grandeza, que se trasunta en la Imágen del
cerco y los jardines de oro del Coricancha, o en las calles pavimentadas con lingotes
de plata de la Lima virreinal, dejó en el ser del Perú, junto con la conciencia de una
jerarquía del espíritu que, como el oro, no se gasta ni perece, una norma de
comprensión y amístad que brota de la índole generosa del metal y es quilate rey
de su personalidad y señorío.

120
LETRAS Y ARTES

José Luis Bustamante y Rivero

LA MINA
La riqueza minera de los Andes es fabulosa. Sus entrañas albergan cien preciosos
metales. El oro, la plata, el hierro, el mercurio, el cobre, el estaño, el antimonio, el
plomo, el tungsteno, circulan, como venas dentro del gran macizo montañoso. Hasta
allí llega, ávido, el ase. dio del hombre. Es como si se trabara en las oscuras
honduras de la tierra una lucha dantesca. Huye la veta por los resquicios de las
capas geológicas, en busca de los senos más profundos de la montaña. La persigue
el minero, perforando la roca con el acero de su pico. La veta zigzaquea en ángulos
inverosímiles o traza curvas fantásticas entre su prisión de piedra, cual si intentara
despistar a la herramienta despiadada. Pero el minero acosa a su presa i se le
acerca con cautela a lo largo de túneles elásticos, que siguen sus mismas inflexiones
en arco o en zig-zag. Utilizando alguna falla del terreno, la veta quiebra, de pronto,
la línea de su recorrido i, en’ caída prodigiosa, se refugia centenares de metros más
abajo, entre aluviones primarios o escondrijos plutónicos. Mas el minero,
imperturbable, barrena el conglomerado, la carga de dinamita hace su obra, 1 el
“pique”, rajando el monte, penetra verticalmente, como una puñalada, en la carne
del subsuelo. La veta se debate en una última escaramuza; i, a la manera de
serpiente herida, revuélcase en los lechos pobretones de la arena, del cuarzo i de la
arcilla, para encubrir su opulencia. Pero la probeta de ensayos discrimina. i separa
lo noble de lo innoble i descubre la riqueza del minera¡ aprehendido. La veta se rindo
al hombre. i surge, entonces, la Mina.
En el Perú, la mina es un poema. Es una institución. Es un Capítulo de historia.
Evoca glorias í tragedias, boato í servidumbre, audacias i catástrofes. En ella fundieron
los Incas las andas de oro de sus emperadores
De sus socavones salieron las barrillas del rescate de Atahualpa. Minas peruanas
cargaron los galeones que llevaban al Rey Católico las regalías del colonato. Perdura,
sórdido, el recuerdo de los mitayo indígenas que, en el fondo de las galerías
subterráneas, llenaban i escarcela de los aventureros del metal. Las pragmáticas
reales ostenta luengos capítulos sobre el régimen del trabajo en los ingenios de
laboreo, basta el presente, multiplicados por todas partes, en las sierras más bravas,
en las alturas más inverosímiles, en las más imprevistas lejanías, negros agujeros
de las bocaminas indígenas i españolas dicen e!ocuenternente del derroche fastuoso
1 de la codicia temeraria de esas Mas de bronce i de acero.

___________
* Tomado de Una Visión del Perú, Lima, Talleres Gráficos Villanueva, 1960
Hoy, la mina del Perú se ha transformado. Los amplios socavones den paso a
vías férreas a lo largo de las cuales circulan autoconvoyes que acarrean por toneladas
el mineral. Redes eléctricas i de aire comprimido cuelgan de los muros de las

121
EL PERÚ MINERO
galerías, como enormes arácnidos. Lamparas de alto voltaje iluminan la vía lóbrega.
Los túneles se bífurcann i multiplican. Gigantescos ascensores se mueven, como
émbolos, dentro de los pozos de profundidad. Trepidan las turbinas. Los obreros
horadan la roca con ingeniosas máquinas. Complicados ingenios de beneficio
desmenuzan el mineral hasta dejarlo exhausto, para extraerle la máxima proporción
posible de metal fino. i a la puerta de los depósitos. el ferrocarril espera la barrilla
brillante que, dispuesta en sacos i bordeando los propios cerros de los que fuera
carne i entraña, servirá allá abajo, en el mundo de los civilizados, para la industria
de la paz i para el crimen de la guerra.

122
LETRAS Y ARTES

Mariano Iberico Rodríguez

NOTAS SOBRE EL PAISAJE DE LA SIERRA *

LOS CERROS
Uno de los aspectos más interesantes e Imponentes del paisaje serrano, y el
que tal vez constituye su principal característica, es lo que podríamos llamar la
orgía geológica. Levantamientos, depresiones, retorcimientos de las enormes moles;
capricho de crestas que se yerguen en el azul, de precipicios vertiginosos, de
suaves declives que brusca. mente se detienen cortados por un talo vertical, de
gargantas cuyas rudas paredes casi se tocan y a cuyo fondo sombrío apenas llega
la angosta zona luminosa del cielo, de cadenas ondulantes como serpientes, de
nudos cuyos hilos se enlazan en forma inextricable. Y siempre la aspereza de la
piedra, la majestad en que se han inmovilizado las convulsiones de la tierra, la
historia milenaria que ora superpone sus edades sucesivas, ora trastrueca su orden
temporal para dejar en lo alto las más remotas y en la profundidad las más recientes.
Los Andes levantan sus masas informes, Inhospitalarias y abruptas como una
colosal negativa. No quieren la vida, la rehusan. Pero la vida brota de los intersticios
de las piedras, renueva su misterio en lo profundo de los valles y hasta en las
cumbres más desoladas y desérticas, el viento glacial hace ondear, como una
pálida llamarada, las pajas de la puna.
La vida! Nada hay acaso más augusto en su tristeza que la vida en las altas
regiones de los Andes. En el desierto la vida es un oasis. En la puna se confunde
con la desolación del todo. Es como un acompañamiento de la canción de la
muerte. Pero ella no canta; susurra, gime o se recoge en una contemplación
indiferente. Los indios. encogidos Y herméticos, pierden su mirada sin luz en una
lejanía sin esperanza o vaqan como sombras con sus rebaños silenciosos entre los
pastos amarillos y mustios. Es la vida en su límite extremo, la vida que no es lucha,
ni ambición, ni porfía, ni placer, ni dolor sino algo así como un olvido o como una
condescendencia de la muerte.
___________
* Tomadas del libro del mismo nombre, editado en Lima, Talleres Gráficos Villanueva, 1973.
Es admirable la riqueza de coloración que ostentan los cerros. Los hay con
vetas moradas, muy poco menos vivas que los ornamentos episcopales, rojas,
azuladas. Hay cerros negros, sobre cuyos flancos se yerguen como puños
gigantescos unas piedras blancas de formas amenazantes y monstruosas.
Hay cerros ocres, de oxidaciones bermejas, y también cerros a los que cubre
íntegramente, como una piel, el verde húmedo de los musgos y en cuyas hondonadas
brilla, como un cristal abandonado, una laguna. y existen sobre todo los cerros
lejanos que parecen ingrávídos, que participan ya del azul del espacio y que invitan,
con sus perspectivas ilimitadas y remotas, al viaje imposible.

123
EL PERÚ MINERO
La fisonomía, la expresión, la coloración de Íos cerros -como todo lo que forma
parte del paisaje- se transfigura, se atenúa o exalta por obra de la luz. Cuando el sol
los toca de frente los cerros tienen coloraciones que recuerdan las viejas alfombras
de los indios. Cuando los cerros se interponen entre el sol y el valle, su sombra
tiene una impregnación azul que confiere a sus masas enormes una apariencia de
levedad. Y por fin cuando la luz los hiere oblicuamente, los cerros se ofrecen en
toda la caótica grandeza de sus abismos en sombra y de sus radiantes cumbres.
Y lo más importante en este inmenso pliegue de los Andes, con su relieve
atormentado y sus cumbres solitarias y desnudas, es que parece revelar una potente
voluntad, un empeño titánico de la tierra por subir. ¿A dónde? Empeño doloroso y
augusto en que la tierra, como el hombre, sólo conquista la altura en la desnudez y
el infinito, en la soledad.

LAS PIEDRAS
las Piedras constituyen el lecho de los ríos Y se acumulan en sus riberas.
Reliquias de un pasado torrentoso Y fluvial, se desparraman por 1-13 laderas y
yacen aquí y allá, solas o amontonadas, por toda la extensión de las llanuras. Las
hay de todos los tamaños, colores y formas. Piedras inmensas como los monstruos
antediluvianos y que sobresalen amenazantes de las peñas que las sustentan, o
diminutas cual insectos Y cuya muchedumbre suele tapizar los caminos como una
alfombra, piedras Pulidas por la continua caricia de las aguas; piedras de formas
geométricas Y abstractas, y otras puntiagudas como astillas o afiladas como las
hachas prehistóricas. Hay piedras azules, rojas, grises, pardas, veteadas y con
reflejos de oro; y otras de cuarzo o de granito que se blanquean al sol como los
cementerios abandonados.
Hay piedras de apariencia doliente, semejante a estelas funerarias, Y campos
enteros que aparecen sembrados de tumbas. Hay piedras Solitarias, abandonadas
por sus compañeras en alguna remota aventura geológica, y “piedras cansadas”,
saikusca rumi, que los conductores indígenas no pudieron elevar, a causa de su
peso excesivo, hasta las cumbres, donde levantaban sus fortalezas y que se quedaron
en las faldas como testigos taciturnos de una alma poderosa y extinta.
Existen piedras que son toda una historia geológica; algunas ostentan, como un
sello, las huellas eternas de la vida, otras comprimen en un pequeño espacio un
largo proceso de estratificación. las capas se superponen separadas generalmente
por erosiones que acusan siglos de inmovilidad. Y es en verdad emocionante
contemplar todo este inmenso pasado ignorante de sí mismo, irrevocable y presente,
toda esta vida de la piedra, de ritmo tan lento, de palpitaciones tan imperceptibles
que apenas si las llega a sospechar nuestra superficial contemplación.
Los torrentes que bajan por las quebradas revientan en espumas al chocar con
los pedrones de su cauce, los cuales parece que quisieran detener su corriente,
pero tan sólo la bifurcan y suscitan irisados y rumorosos remolinos. Las superficies
de las piedras humedecidas brillan al sol, con brillo que acentúa el duro aspecto de
sus masas informes. Y nada me, ha parecido tan triste, tan hostil como el destino
de estas piedras ‘ ras arrojadas al fondo del abismo, bajo el azote de las aguas
glaciales. Sin camino, inmóviles, inertes, inútiles, no hacen sino llorar, sin término,
la tragedia de su existencia igual.
124
LETRAS Y ARTES
Mucho antes de divisarlas oye el viajero el monótomo estruendo de las aguas al
romperse entre las piedras. Mucho después de haberlas dejado, todavía le sigue el
fragor invisible, y es como si ese ruido igual impregnara el paisaje entero y dijera un
“para siempre” implacable no sólo a las piedras del fondo, sino’ a todas las cosas,
a toda la vida.
Para los indios peruanos -sobre todo para los antiguos- las piedras no son simples
objetos inanimados, meros cuerpos inertes arrojados aquí y allá por la mano de la
naturaleza, sino que están dotados de una vida profunda y poseen una poderosa
influencia mágica. Como es sabido, los antiguos peruanos señalaban sus lugares
sagrados con grandes piedras o montones de piedras y ellas mismas, chicas o
grandes, solas o en montículos eran generalmente huacas o conopas, es decir,
cosas sagradas, focos misteriosos de influencia, objetos de veneración y de temor.
Cuando emprendían un viaje marcaban el punto de partida con un montón de piedras,
de cuya conservación dependían el éxito o el fracaso de la empresa. Montones de
piedras señalaban el comienzo y el fin de las rutas y también se elevaban en las
orillas de todos los caminos y no eran simples señales, hitos, cercas, sino algo así
como el asiento o la corporificación de númenes vigilantes, custodios de los caminos
y guardianes del secreto destino de los viajes. Siempre que atravesaban cargados
algún paso difícil de la cordillera o coronaban una alta cumbre, deponían su carga y
ofrendaban a la divinidad -Huíracocha, Pachacamac o el Sol-, como símbolo de
veneración y gratitud, una Piedra, que iba a agregarse a otras mil ya ofrecidas por
otros caminantes. Así se formaban las apachetas, montones sagrados de piedras,
con cada una de las cuales los indios depositaban, junto con su fatiga, la sumisión
Anónima de su vida ante el destino. Y así comparables a agentes geológicos,
los indios añadían como la más auténtica expresión de su alma otras piedras a la
corteza de los Andes. Y las piedras tenían además una cierta influencia en la
prosperidad de los sembríos. Acaso se pensaba que dirigían o vigilaban el curso de
las aguas, o quizá que ejercían atracción sobre las lluvias. Cumpa o compa llamaban
se unas piedras largas y angostas que se ponían paradas en las acequias de
regadío y a las cuales se tributaba adoración y se ofrecían sacrificios como a
huacas, antes de los sembríos y después de las lluvias.
Considerando la importancia de las piedras en el paisaje de la sierra y la
significación religiosa Y mágica de sus acumulaciones, pienso veces que estos
montones sagrados han sido el germen del sistema arquitectónico de los indios
serranos. En efecto, todas Sus construcciones desde los monumentos funerarios
hasta las grandes fortalezas, no tren sino conjuntos de piedras superpuestas,
montones más o menos estilizados y en que la forma final del arte no violenta, no
presiona exteriormente el material sino que lo aprovecha y configura respetándolo,
condescendiendo con sus afinidades naturales. Por eso en estas construcciones
ciclópeas hay una mezcla indecible de naturaleza y de artificio como si fueran una
nueva época geológica o, mejor, una prolongación vegetativa de la “vida supestre”.
Y en fin se diría que hay una armonía preestablecida entre las construcciones
megalíticas de los indios y el paisaje que las circunda, como sí la misma fuerza
cósmica que configuró el pliegue de los Andes, hubiese también asentado sobre
sus cumbres, estas prodigiosas acumulaciones de peñascos.
Así como las piedras son la nota dominante en el paisaje de los Indios, así la
imagen de la piedra constituye también el tema principal de su fantasía mítica lo
125
EL PERÚ MINERO
cual quiere decir que entre la psicología profunda del indio y la piedra existe una
fundamental y desconocida afinidad. Y quizá si en esta deificación primaria de la
piedra, en esta vivificación mística de lo inanimado, nos brinda el Indio taciturno una
enseñanza metafísica la vida es universal y omnipresente, y todo es germina¡, y en
todo -hasta en las piedras abandonadas y al, parecer inertes- pulsa el clima y
duermen ocultas las potencias.
Las metamorfosis más significativas de los mitos indígenas consisten en
transformaciones de hombres en piedras y de piedras en hombres.
Huichana medio hermano de Pachacamac, pues ambos son hijos del Sol, solicita
y obtiene de éste que convierta en piedras a los hombres por creerlos complicados
en la muerte que Pachacamac, dios de los Oráculos ha infligido a la madre de
Huichana, héroe vengativo y errante. Más tarde arrepentidos el Sol y Huichana con
el objeto de aplacar los manes de los hombres petrificados, los declaran divinidades
y erigen en huacas -cosas santas- las piedras y las rocas en que quedaron
convertidos.
Huiracocha aparece sobre el lago Titicaca y crea una primer, primera existe la
luz. Esta generación de hombres; hombres de las tinieblas porque todavía no existe
la luz. Esta generación peca, y entonces Huiracocha convierte los seres humanos
en piedras. Mas el dios surge otra vez del lago, crea el Sol y las estrellas, y hace la
segunda generación de hombres con piedras que tienen apariencia humana. De tal
suerte, en este mito, se advierte algo así como un parentesco sustancial entre el
hombre y la piedra. El hombre es piedra y la piedra tiene en sus entrañas el germen
de una nueva humanidad.
Huiracocha bajo sus distintos nombres: Tonapa, Pachayachachi etc.: convierte
pródigamente a los hombres en piedras, hasta tal punto que las laderas y llanuras
están sin duda sembradas de los venerables antepasados de la raza, petrificados
para siempre en la apariencia, pero que el mismo Huiracocha puede quien sabe
reanimar alguna vez. Y esta será la tercera generación de los indios.
Por último debe recordarse, como expresión de esta profunda tendencia a la”
humanización de las piedras; por una parte, y a la petrificación de los hombres por
otra, de esa tendencia que, como ya lo dijimos, domina en cierto modo la fantasía
mítica de los indios y que, en consecuencia, expresa la especial idiosincrasia de
su sentimiento de la vida, la leyenda de los hermanos Ayar.
Son muchas las versiones de esta leyenda, pero en todas encontramos que se
convierten en piedra, ya un hermano solo, Ayar Uchu, ya dos de ellos, Ayar Uchu y
Ayar Cache, con ‘ el agregado importante de que la petrificación es un signo de
divinidad y un título a la veneración. Al transformarse en piedras o en rocas, los
Ayar se convierten en ídolos y dominan, como dioses, desde la montaña en que se
yerguen.
Y he aquí que, en cierto modo, la piedra es el principio y e’ fin del hombre. El
hombre es hecho de piedra y se convierte en Piedra por la voluntad de los dioses.
Por eso sin duda hay en el al alma de los indios, una como concreción geológica,
reliquia del pasado o anuncio de la futura reintegración en la materia primitiva.
Las piedras son, en las serranías, terribles instrumentos de muerte te. Los indios
las emplearon siempre con eficacia contra las montoneras enemigas o contra el

126
LETRAS Y ARTES
invasor extranjero. Las galgas son las piedras que se lanzan desde la cumbre de
las montañas sobre los enemigos que avanzan por el desfiladero y que son
irremisiblemente aniquilados. Unos cae” sobre el camino, triturados por las moles
que se despeñan con violencia creciente, otros son precipitados al abismo; todos o
casi todos recen, sin que nadie pueda oponer defensa ninguna al ímpetu destructor
de las galgas. Y no se sabe si esta mortífera utilización de las piedras por los indios
se debe a que las tienen a la mano o a que creen que en ellas sobreviven, para
defenderlos o vengarlos. los espíritus de sus antepasados prehistóricos.
Cuando se llega a Cajamarca Por el Cumbe, se divisan, muy lejos, recortándose
en la pureza del espacio, unas enormes piedras Cuyo aspecto recuerda vagamente
las figuras de los frailes franciscanos encapuchadas
Por eso las llaman frailones. Era un proyecto de los muchachos de Cajamarca
llegar hasta ellas, pero estaban muy lejos y según se decía eran casi inaccesibles.
Columnas que no sostienen nada, imponente, hieráticas como sacerdotes
inmovilizados de un culto perdido, esas piedras fueron seguramente dioses, ídolos,
huacas; despertaron sin duda. el terror, el respeto y acaso también el amor y la
esperanza. Hoy estas piedras cada véricas guardan, olvidado, el recuerdo de su
lejana vida y no tienen más alma que su triste materia.

127
EL PERÚ MINERO

Honorio Delgado

ANTONIO RAIMONDI

VIAJE DE AVENTURAS EN SERVICIO DE LA CIENCIA


Joven de cerca de veinticuatro años, Raimondi llega al Perú e 1850, medio’ siglo
después que von Humboldt y medio siglo antes que Weberbauer. Hace el viaje
cuando ya ha luchado por la libertad de su patria. Desalentado por la suerte adversa
a sus armas y la imposibilidad de reanudar la brega, emprende el viaje decisivo en
condiciones muy distintas a las que planeara. No emigra por casualidad al Perú, ni
se expatría por obra de las circunstancias políticas. Antes de que estalle en Milán,
su ciudad natal, el levantamiento contra la ocupación austríaca, el joven Raimondi,
tras prolijo examen, ha decidido venir al Perú con el instrumental científico necesario
al logro de sus propósitos, que debería reunir después de un par de años de estudios
especiales y acopio de información. Mas las circunstancias le obliga a contentarse
con venir de cualquier modo, sin más instrumental que el maravilloso de su cerebro.
Poco después de su llegada a Lima conoce a don Cayetano Heredia, organizador
abnegado y clarividente de la Escuela de Medicina de Lima, quien le encomienda la
labor de catalogar. el museo de la institución. En 1851 Heredia nombra a Raimondi
catedrático de historia natural (zoología y botánica). Según expresa Colunga: “En
este año comenzó, por decirlo así, una nueva era para las ciencias naturales en la
Escuela de Medicina, cambiando completamente el modo y forma que hasta
entonces había tenido su enseñanza.” Diez años después inaugura el curso de
química analítica, independizado de la cátedra de química médica, fundada por otro
italiano conspicuo, Eboli, quien se dedica a la enseñanza de la química orgánica.
Raimondi es, asimismo, el primer doctor de la Facultad d Ciencias y también su
primer decano y catedrático de historia natural.
Al año siguiente de su instalación en Lima, el joven científico d comienzo a sus
viajes de exploración, que cada vez se hacen más dilatados. Durante diecinueve
años, con intervalos de intensa labor en la C
__________
* Tornado de* De la Cultura y sus artífices, Madrid, Aguilar, 1961.
Pital recorre toda la superficie de nuestro territorio, indagando y consignando
hechos; que ofrece la naturaleza y el hombre. Con frecuencia tienen la compañía
de uno o dos discípulos o médicos, entusiastas admiradores suyos. Tales viajes
son por las vías más incómodas, a caballo, a pie en canoa, en todas las estaciones
del año, con privaciones y riesgos hoy apenas podemos Imaginar. El recorrido de
las tres últimas salidas es inmenso: el sur, el centro y norte del país. Sólo en el del
sur demora dos años y medio, con una extensión de camino de once mil kilómetros.
Su singular vigor físico, su denuedo heroico su cordialidad y su cordialidad y su
exquisito tacto para tratar a los hombres, desde las más altas autoridades de la
República hasta los salvajes antropófagos le salvan siempre de dificultades y peligros.

128
LETRAS Y ARTES
Sin embargo, acaba por enfermar gravemente de verruga peruana, dolencia de cuyos
estragos se rehace penosamente después de hallarse en trance de morir. Es curioso
observar que a su conocimiento de las cosas propias del país no le falta ni esta
severa y penosa experiencia, cuyos síntomas describe con su habitual y admirable
precisión.
Esos años de andanzas son los más felices en la existencia del apasionado
descubridor de horizontes. Después viene la fase de la vida monótona, consagrada
de antemano a la organización del ingente tesoro de datos científicos acumulados
con titánico tesón. *El matrimonio y la enfermedad crónica de la esposa, las
importunidades de los admiradores anexas a la fama, la falta de independencia
económica y su secuela de ocupaciones de rutina (análisis químicos de minerales,
informes de toda suerte para los poderes públicos, etc.), que le privan del tiempo
necesario para el cumplimiento de su misión capital, y, por último, tres años ‘antes
de su muerte, una lesión de la columna vertebral, producida con el esfuerzo de
levantar un pesado bulto de minerales, ensombrecen más Y más su ánimo y
quebrantan su salud, hasta postrar al gran hombre. Así se completa,
lamentablemente, el ciclo de esta vida. A la plenitud Pujante y al entusiasmo del
mozo que, lleno de generosas aspiraciones, viene a descubrir un mundo, sigue el
esfuerzo eficaz de la madurez viril, con una recolección magnífica de enseñanzas,
y al fin gradualmente, la senectud triste y angustiada por los sinsabores y la brevedad
de la existencia que queda para dar forma definitiva a la obra.
La obra de Raimondi ha quedado trunca, como él lo temía desde que Publicó el
primer volumen, donde dice: “Actualmente una sola idea Me atormenta, y es la continua
duda de que no me alcance la vida para dar cima a mi atrevida empresa.” Su plan era,
en efecto, de grandiosas proporciones, pero su inmensa capacidad de trabajo
intelectual, su método de integración armónica y su prodigiosa memoria, con salud,
paz y tiempo dedicado exclusivamente a la redacción, no es imposible que le hubiesen
permitido dar término a la tarea. El Perú, nombre común de a su producción sistemática,
debía constar de las siguientes secciones Geografía, con el inmenso Mapa general
de la República, lleno de indicaciones inclusive las relativas a los restos arqueológicos,
la Geología con una parte dedicada a los fósiles (paleontología), la Mineralogía la
Botánica (la parte más extensa), la Zoología y, por último, la Et –
nología, dedicada al estudio de todos las razas y subrazas, así como las
particularidades del hombre peruano y los productos de su espíritu y su industria.
El Perú, según el plan del autor, debería formar una serie de unos veinte volúmenes
in cuarto de quinientas páginas más o menos cada uno. En vida de Raimondi sólo
aparecieron tres tomos, el Inicial, con el subtítulo Parte preliminar (1874), y la Historia
de la geografía de( Perú (Libro 1, 1876 Libro II 1880), así como algunas de las fojas
de su mapa, de más de diez metros cuadrados, todavía útil. Aparte esto, naimondi
autorizó la edición de tres libros importantes y voluminosos., Elementos de botánica
aplicada a la medicina y a la industria en los que se trata especialmente de las
plantas del Perú Idos tomos, 1857). El departamento de Ancash y sus riquezas
minerales (1873) y Minerales del Perú o catálogo razonado de una colección que
representa los principales tipos minerales de la República con muestras de huano
y resto de aves que lo han producido (1878), y gran número de memorias y artículos
publicados en el país y en el extranjero, cuya nómina han dado a conocer Hermilio
Valdizán (Los médicos italianos en el Perú, 1924) y J. Balta (Labor de Raimondi,
1926).
129
EL PERÚ MINERO
Así, los trabajos inéditos de Ralmondi formaban una serie de setenta y dos
cuadernos (algunos perdidos), que guarda la Sociedad Geográfica de Lima, en cuyo
Boletín apareció buena parte de su contenido. Además, el texto de tres cuadernos
ha visto la luz en 1930, gracias a la solicitud del Banco Italiano de Lima (itinerarios
de viajes), y el contenldo de otros cinco (descripción miinerológica de 1.617 muestras)
ha sido publicado por el Gobierno del Perú en 1939 (Minerales del Perú, tomo II)
Lo que nos ha dejado Raimondi como fruto de sus investigaciones constituye un
conjunto realmente monumental de datos, que todavía no ha sido utilizado en debida
forma. Ciertamente, con el tiempo transcurrido nuevas Investigaciones con mejores
medios técnicos inutilizan valor parte de las verificaciones de Raimondi, “pero muchas
conservan su valor. Flor eso convendría estimular en nuestros estudiosos el interés
por analizar la obra desde puntos de vista determinados. Es una mina de información
de la cual se puede extraer substancia para decenas de monografías originales,
iluminándola con los conocimientos adquiridos hasta el (lía y la crítica derivada de
métodos científicos más rigurosos. Por mi parte, me propongo sugerir temas de
tesis como estos: “La geografía médica en la obra de Raimondi”. “La medicina
primitiva del salvaje peruano según Raimondi”, “La botánica médica - - - “, “La
farmacología - - - “La psicología del indio - - - 2 etc. Así, infundiendo nueva vida a las
adquisiones e ideas del maestro, cumpliríamos en parte con el voto que él expresara
en estos términos: “Una dulce esperanza me alienta, y es la de que no faltará quien
siga el camino que me cabe la satisfacción d haber trazado, puesto que veo con
sumo agrado despertarse entre los jóvenes del país el amor a las ciencias físicas Y
naturales.

INGENIOSA EXPLICACION DE LOS “PACOS”


Corno Investigador del reino mineraL Ralmondi no se contenta con identificar
tipos de estructura y composición. Trata de explicar la génesis de las particularidades
del estado de cosas que se ofrece a su entendimiento. Un ejemplo precioso de esta
Integración del conocimiento nos ofrece su teoría de los pacos, que muestra además
cuán por cima está su autor de la pericia minera y de la rutina del ensaye, y como
se remonta su espíritu de un problema técnico a los grandes acontecimientos
formadores de la corteza terrestre. Después de veinticinco os de estudio ahincado
de nuestros minerales expone sus Ideas al respecto. Aunque el Perú es muy rico
en yacimientos son en él muy escasos los minerales cristalizados y en estado de
pureza. Lo corriente es la mezcla amorfa de varias especies minerales, como si su
formación se hubiese realizado sin tiempo suficiente para segregarse y cristalizar.
Esta circunstancia dificulta su reconocimiento y justifica que en la colección de
seiscientas cincuenta y dos muestras seleccionadas por Raimondi, entre cuatro
mil que analizara, para enviarlas a la Exposición Universal de París, en 1878, clasifique
las especies minerales (inclusive once descubiertas por él) a base de los metales,
esto es, por los caracteres químicos. Los minerales conocidos en el país con el
nombre de pacos resultan de la oxidación de los sulfuros, acción que en el Perú se
ha producido en la más grande escala y que, según Raimondi, no es debida, tomo
se cree comunmente en Europa, a los agentes exteriores, sino a un fenómeno
geológico que ha tenido lugar durante el período volcánico. En apoyo de esta
concepción aduce el caso de la anglesita o sulfato de plomo: mientras que en
Europa, donde es aplicable la teoría de la influencia del oxígeno atmosférico, forma
130
LETRAS Y ARTES
sólo pequeñas costras o cristales sobre la galena o sulfato de plomo, en el Perú la
transformación de la galena en anglesita forma a veces depósitos de muchos metros
de espesor o vetas que se prolongan hasta una profundidad de más de treinta
metros antes de llegar a la galena. Semejante oxidación no sólo transforma los
metaloides en ácidos y los metales en óxidos sino que opera otros cambios
moleculares. La galena antimoníal argentífera de Chilete ilustra este proceso
molecular: “Al oxidarse y transformarse en sulfato de plomo no ha formado una
masa homogénea de este último minera¡, sino que ha dado origen a una masa
concrecionada, dispuesta en capas concéntricas, de distinta naturaleza y color, a
veces alrededor dé un solo centro, y otras veces con muchos centros, formando
dibujos muy caprichosos ... Estas masas de anglesita muestran patentemente en
la distinta naturaleza de las capas concéntricas una transposición de las moléculas
del mineral; pues no es raro el caso de ver casi toda la Plata que contenía la galena
reunida en manchas o zonas de color negruzco, formadas de sulfato de plomo con
cloruro de plata; y el antimonio en manchas o fajas de color amarillo, formadas en
su mayor Porte de antimoniato de plomo, mezcladas con un poco de sulfato”. Pero
el argumento más importante es que “una gran parte de los pacos del Perú contienen
en su composición cierta proporción de agua, y todo induce a creer que estos
minerales han sido formados bajo la influencia del Vapor de agua y de una grande
presión”.
Con esto nos aproximamos al fondo de la explicación genética del maestro, que
formula, con su claridad de siempre, en los términos siguientes: “Según mi modo
de ver, casi todos los puntos del Perú don. de se hallan en abundancia los minerales
metálicos oxidados, en la época de su oxidación, se hallaban cubiertos por el agua,
de modo que este gran fenómeno se habría verificado bajo la Influencia ejercitado
tanto por arriba, por el agua que cubría el terreno, cuanto por debajo, por los vapores
volcánicos comprimidos. Lo que me lleva a creer que la oxidación de los sulfuros
para formar los Pacos, se ha verificado durante el período volcánico, es la presencia
de las rocas traquíticas o de naturaleza volcánica en las inmediaciones de la mayor
parte de los asientos o centros minerales, y el ver que casi todos los minerales
oxidados, cuando presentan alguna forma o estructura cristalina, ésta no es la que
corresponde al mineral oxidado, sino a la del sulfuro de que ha tomado origen, esto
es, los Pacos o minerales oxidados tienen formas o estructuras cristalinas
seudomórficas o, mejor dicho, epigénicas. Si ahora se considera que la mayor
parte de los filones o vetas metálicas del Perú son ¿e formación reciente, por haberse
introducido en el terreno yurasico en varios lugares, haber solevantado hasta las
capas del terreno cretáceo; y, por otra parte, que por la forma epigénica de los
minerales, este gran fenómeno de oxidación ha sido posterior a la formación de los
sulfuros, de donde han tomado origen los Pacos o minerales oxidados del Perú, se
deduce con facilidad que dicha oxidación debe haberse verificado después del
solevantamiento del terreno cretáceo, cuya época no puede corresponder sino al
período volcánico”.
Esta teoría se confirma, según su autor, en el caso de otros minerales de plata
en combinación con cloro, yodo y bromo, metaloides que procederían del agua
marina. Es típico el caso de la Huantajayita -mineral identificado y denominado por
Ralmondi que consiste en cloruro doble de sodio y plata. “La gran cantidad de
cloruro de sodio Y otras sales que acompaña casi siempre a este mineral, prueba
la relación que existe entre la Huantajayita y los elementos del agua del mar; pero
131
EL PERÚ MINERO
lo que hace ver del modo más patente, que este mineral no puede tampoco haberse
formado en la época actual, y que en su formación ha debido necesariamente
Intervenir una fuerte presión, es la elevada pro, porción de cloruro de plata que se
halla combinada con el cloruro de sodio. En efecto, en la época actual o bajo la
presión ordinaria, el cloruro de sodio no puede disolver sino menos de una milésima
parte de ,cloruro de plata, para formar un cloruro doble de sodio y plata, mientras
que la Huantajayita, contiene once por ciento de cloruro de plata, esto es, una
cantidad más de cien veces mayor que la Indicada. Sabiendo que el cloruro de
sodio, a una temperatura o presión más elevada, disuelve una mayor proporción de
cloruro de plata que a la temperatura y presión ordinaria, se concibe que para la
formación de la Huantajayita debe haber intervenido una elevada temperatura o una
gran presión: condiciones que se realizan en la hipótesis que he admitido para la
formación de los minerales llamados Pacos, esto es, en una lucha producida por
los fenómenos volcánicos y la presión del agua que cubría el terreno, que en este
caso sería la de mar”.
Es Probable que esta teoría no se acepte hoy, lo cual no importa para mi objeto.
Con su exposición he querido mostrar que desconocen el espíritu científico de
Raimondi quienes le reputan poco fuerte en mala de doctrina original. Es efectivo
que gran parte de su obra está constituída por observaciones concretas, material
de construcción en cantidad ingente; pero adquirido y atesorado con intención
integrativa con finalidad de elaborarlo según la idea del conocimiento de todo, que
es el Perú.

CIENCIA Y ENGRANDECIMIENTO NACIONAL


Al presente en todos los ámbitos de la tierra se proclama el cultivo de la ciencia
como una de las obras patrióticas más tempestivas y de mayor momento. Nuestro
sabio antaño pensó lo mismo para su patria de adopción. He dicho que la ciencia y
el Perú resumen la dedicación de Raimondi. El Perú constituye el campo de sus
exploraciones y de su generosidad. Joven, elige nuestro país como tierra apropiada
al cumplimiento de su vocación científica. Es el país de la zona tropical del muevo
Mundo que ofrece a su curiosidad de investigador el máximo incentivo a causa de la
variedad y riqueza de su territorio y por ser el Menos estudiado. Una vez en él, se
consagra por entero a escudriñar su realidad, recorriéndolo por completo. Los
cuarenta años de vida prodúctiva que pasa entre nosotros son de ininterrumpido
servicio a la nación como experto científico de la más alta probidad. No Pocos
sabios extranjeros han estudiado con empeño las cosas del país; algunos hasta
han perdido la vida en la demanda. Pero ninguno puede compararse con Raimondi
en lo absoluto y definitivo de la entrega a tal empresa. El Perú es el principio y el fin
de su actuación. El conocimiento a fondo del territorio es la etapa inicial y ordenadora
de todo lo demás. Con su propia labor sobre el terreno y la inquisición crítica de las
fuentes históricas, establece la imagen geográfica del Perú, fundamental en lo
sucesivo. Ettore Janni señala con valoración certera todo lo que sigue a este
comienzo: “Pero el mapa -escribe- no era sino la cornisa del gran cuadro en el cual
revelaba el Perú físico antes que todo el Perú viviente, Con su población primitiva,
con su energía incierta todavía y desorganizsda, con su antigüedad no falta de
gloria, con su modernidad necesitada de ayuda, colocado ante una tarea demasiado
compleja en un espacio demasiado vasto. El italiano enamorado de la nueva patria
132
LETRAS Y ARTES
trabajaba por algo más que la investigación de la geografía y de la historia natural
*trabajaba en dar al Perú la conciencia de la propia fuerza, una conciencia material,
de la que debía surgir una conciencia moral. No era un programa alabado
enfáticamente, sino una obra conducida con la modestia del esfuerzo cotidiano,
dejando diseñarse la soberbia mole, casi por sí, en piedra sobre piedra, noción
sobre noción, descubriimiento sobre descubrimiento. Verlo todo, explorarlo todo,
interrogar, ocuparse de los vivos y los muertos, aplicar el análisis de la lógica Y de
la química, adquirir una experiencia como quien se construye ‘“Instrumento para
construir Instrumentos...”
Trabajaba en dar al Perú la conciencia de su propia fuerza -he ahí el mérito
incomparable de Raimondi — Pues no es sólo el revelador del Perú en el sentido
del conocimiento positivo sino también, y en modo relevante, el incitador a realizar
sus más auténticas posibilidades Con espíritu de colaboración y diligencia
Infatigables, orienta a los poderes públicos en todo asunto de importancia para la
preservación y explotación de las riquezas. Proclama insistentemente la necesidad
de construir puentes y caminos para facilitar el acceso a las zonas más privilegiadas
del país. Lleno de clarividencia, aconseja medidas de gran momento en la defensa
del bien autóctono y en la preparación del engrandecimiento nacional. Son un símbolo
de su beneficiosa intención a este respecto sus indicaciones acerca del cultivo del
caucho en la selva, Al tratar del porvenir de la región amazónica, condena el método
se. seguido y sugiere se promulguen leyes a favor de la continuidad de la producción
y la organización de un sistema técnico de plantaciones. No se escucha la palabra
del sabio, y la industria cauchera cae en ruina, En otro lugar, muy lejos del Perú, se
cultiva el caucho como recomendara Raimondi, y de ahí procede la principal provisión
del mercado mundial. Con el origen de este fracaso de nuestra economía está
ligada la intervención de otro extranjero, cuya conducta contrasta con la leal del
ilustre italiano. Me refiero a la de aquel depredador que visita la hoya amazónica
disfrazado de cazador de reptiles y retorna con un cargamento de plantas de caucho,
que saca ocultas en, las pieles de los caimanes muertos.
Ralmondi deja vislumbrar su Inquietud frente a la incuria reinante, la falta de
instinto para lo esencial, la educación inadecuada para hacer al peruano lo que
debe ser con -sus medios y con los recursos de la civilización Con suma prudencia,
pero con la decisión del hombre avezado a diagnosticar los descarríos, Raimoridi
condena la política. No la política de las altas obligaciones patrióticas, sino aquella
que esteriliza la acción de los hombres mejor intencionados y consuma la decadencia
nacional — política de rencilla, verbalismo y extravío, que divide, debilita y envenena,
En el Perú, como en un campo de experimentación, tiene oportunidad para el cotejo
de su liberalismo teórico con las con. secuencias de su aplicación, al verificar los
efectos de la suelta brusca de los esclavos. Ve de cerca la impotencia de la autoridad
en un país ufano de ideas políticas importadas precipitadamente y promulgadas
con ilusión. Y ve de lejos, en la historia del pueblo autóctono, la ruina colectiva de
sus virtudes al aniquilarse su aristocracia. En suma, ante la des’ orientación y falta
de solidez de una sociedad en que no son raros los hombres de valer, se dirige a los
creadores de mañana para que aprendan a descubrir y transformar su propio suelo,
en la esperanza de que, conocida la patria, se revele el camino de su
engrandecimiento, Con!, cosa que Dios da por añadidura.
Sin incurrir en el pueril fanatismo del progreso, se percata verdadero sentido de
la civilización en la época y de lo que corresponde hacer para que un pueblo joven
133
EL PERÚ MINERO
no persevero en condición semicolonial Lo primero, según su dictamen, es orientar
a la juventud Idónea hacía el señorío de la ciencia y su aplicación al ambiente
inmediato. A sus discipulos de la Facultad de Medicina enseña la historia natural
mostrándoles especies de su tierra, en el campo, sobre el terreno. Y hasta ,vísperas
de morir, por las noches, en la plaza de San Pedro de Lloc — donde más tarde
nació nuestro magnífico investigador Carlos Gutierrez predica a los niños, que le
escuchan con veneración, el evangelio de la ciencia enamorada del Perú y sus
grandes frutos en el porvenir gracias al trabajo.
Podemos considerar como el más precioso legado de Raimondi al Perú emergente
la dedicatoria de su obra, concebida así: “Con la más complacencia por haber
sembrado en esta hospitalaria tierra el germen de los estudios de las ciencias
naturales, que han constituido delicias de toda mi vida; os dedico, oh jóvenes
peruanos, el fruto de diecinueve años de continuos trabajos ... Aunque no he
desperdiciado el tiempo, ni siquiera un instante, no creáis que haya agotado la
Materia: la vida de un solo individuo es muy corta para el estudio de ten grande
extensión de territorio. Os dejo todavía un vasto campo en que ejercitar la
investigación. Yo, por mi parte, me consideraré ampliamente recompensado de mis
afanes, con tener la dicha de haber dado o conocer al mundo la geografía y muchos
veneros de riqueza de un país que he adoptado por segunda patria, y de haberos
abierto la senda para que vosotros, continuando los estudios, saquéis a luz los
inmensos caudales que yacen ocultos en vuestro suelo nativo”.
Y en la conclusión del torno primero de su gran obra, Raimondi exhorta todavía
con mayor empeño y precisión a las nuevas generaciones: “¡Jóvenes peruanos
Confiado en mi entusiasmo he emprendido un arduo trabajo muy superior a mis
fuerzas. Os pido, pues, vuestro concurso. Ayudadme. Dad tregua a la política, y
consagraos a hacer conocer vuestro país v los inmensos recursos que tiene.
Repartidos en todas las Partes del Perú, os halláis cada uno en condiciones
especiales, y os será fácil estudiar el lugar donde habéis nacido y pasado vuestra
infancia. Así por ejemplo, si os gusta la geografía, podéis dar una descripción
minuciosa del lugar de vuestro nacimiento, y de sus inmediaciones. Si os sentís
aficionados a la historia, podéis recoger preciosos datos para la etnología, sea
estudiando los preciosos restos de los antiguos monumentos, sea investigando las
tradiciones que se han transmitido por herencia entre los indígenas. Si os llaman la
atención los fenómenos naturales tendréis un campo vasto en el estudio de los
cambios atmosféricos registrando en un libro todo lo que podéis observar en las
distintas estaciones del año, anotando también los meteoros luminosos, los
temblores, fenómenos volcánicos, etc. Si no os gusta el bullicio de la población. Y
os sentís inclinados a la vida del campo, podéis dedicaros a recoger Plantas,
estudiando el uso que se hace de ellas, sea como remedio, entre los indígenas,
sea su aplicación a la tintorería, a las artes, etc. 81 tenéis afición a los minerales
prestaréis un gran servicio al país haciendo conocer todos los lugares, donde hay
minas, recogiendo muestras de los distintos minerales metálicos, carbón de piedra,
petróleo, etc. si, Por último, preferís la Naturaleza animada, encontraréis agradable
Ocupación en el estudio de los variados animales, tanto útiles como dañinos,
investigando el modo de multiplicar aquéllos y destruir estos.
Amor a la naturaleza, arraigo constructivo en el propio suelo, preparación de un
porvenir firme para la patria, con la tarea asidua de cada uno en su esfera, allende la
134
LETRAS Y ARTES
querella de partidos tal es la lección que con grandiosa sensicillez deja a nuestra
juventud el insigne italiano, después de una vida de trabajo enteramente consagrada
a la ciencia y al Perú.

135
EL PERÚ MINERO

Jorge Basadre

EL MEDIO PERUANO Y SUS RECURSOS

EL PERU CONTEMPORANEO
Cuando García Calderón escribió, acababa de terminar en el mundo.la era llamada
a veces “paleo-técnica” basada en el complejo carbón vapor y acababa de iniciarse
una nueva era industrial a base de la maquina de combustión interna, la electricidad,
el petróleo, las aleaciones y los metales raros. Dentro de aquella primera etapa de
capitalismo industrial, típica de la mayor parte del siglo XIX, el Perú como otros
países de Hispanoamérica, habíase hallado dentro de condiciones muy desfavorables.
El ferrocarril fue el símbolo de entonces y los muy pocos que aqui se construyeron
(maravilla de la Ingeniería ochocentista), conduje ron a la bancarrota. Pero dentro
de la era “neoté3cnica”, el Perú* hallóse a en muchas mejores condiciones y utilizando
los nuevos instrumentos y aparatos pudo empezar a abordar (con el camino, el
vehículo motorizado terrestre y el aeroplano) el problema de la distancia. Todo ello
ocurrio después de la aparición del libro de García Calderón: Jorge Chávez precursor
de la juventud peruana que da su vida en la conquista del espacio, la aeronavegación
comercial y militar, el plan vial, la carretera de Pucallpa - Tingo María... ¡Cuántas
diferencias con el Perú de 1907 que no Podía ser recorrido de un extremo a otro
sino por héroes como Raimondi y que para el viaje entre Lima e Iquitos se necesitaba
pasar del Pacífico 91 Atlántico! (En 1952, por ejemplo, más ‘de 120,000 peruanos
viajaron Por aire dentro de nuestras fronteras utilizando únicamente las líneas
nacioales).
En contra de quienes han intentado continuar la predominante Preocupación
colonia¡ por la minería, García Calderón llamó al Perú país agrícola Por excelencia,
por la diversidad de su clima, la variedad de sus Productos, la admirable tradición
prehispana (p. 127). Escribió él en los comienzos del auge del azúcar que siguió a
la trascendente Convención Azucarera de Bruselas en 1901 y, con razón, dijo que
la caña “ha camla fortuna pública y privada” en el Perú. (De los dos Presidentes de
entonces, José Pardo fue propietario de Tumán y Leguía de Vilcahuara Y, un candidato
renitente, Aspíllaga, dueño de Cayaltí)
__________
* Tomando de su libro: Materiales para otra morada, escrito en Lima, 1954.
Anunció al mismo tiempo, García Calderón el brillante porvenir del algodón. No
pudo por razones cronológicas, ocuparse de Fermín Tangüis, el agricultor bueno y
diligente, de quien se ha dicho, que “hizo al país el mayor aporte de riqueza que
hombre alguno haya hecho a la economía nacional durante todo el lapso de nuestra
vida independiente”. Es el algodón Tangüís (que empezó a ser exportado en 1915,
sin que su seleccionador buscara provechos exclusivos) “el algodón más blanco del
mundo” resistente a la marchitez, de alta calidad en su fibra, áspero y largo o sea
propicio para la industria textil, óptimo desde el punto de vista de sus condiciones
agrícolas, debido a sus altos rendimientos por hectárea.
136
LETRAS Y ARTES
Con el transcurso de los años y, sobre todo, a partir de la primera guerra mundial,
el auge del algodón y el azúcar se acentuó. Merced a ellos (y a las lanas y metales)
el Perú se colocó resueltamente dentro de los países cuya economía depende de la
exportación de materias primas o de productos semielaborados. Del ingreso total
de divisas en 1950 (US $ 255’074.563) el 41% (o sea US $ 104’5011.649) correspondió
el producto de los artículos agropecuarios de exportación. Dentro de éstos, el cultivo
algodonero es, sin duda, el factor más importante de la vida económica nacional
como productor de riqueza, de divisas y de recursos fiscales; como productor de
alimentos para consumo humano (aceites y grasas) y para consumo del ganado
lechero (pasta o cake) y finalmente, como productor de materia prima para abastecer
la industria textil. En el Presupuesto de la República, los impuestos de exportación
que graven al algodón, al azúcar y a la lana representaron en 1950 el 28% de los
ingresos totales, sin considerar las Cuentas Especiales; y, dentro de dichos
impuestos de exportación, el algodón produjo el 58.73% S/. 276’876.690).
La cosecha algodonera recogida en 1951 es una de las más cuantiosas obtenidas
en el país (1800000 quintales) y la Cámara Algodonero estima que la de 1952
puede ser aún mayor (2000000 quintales), altas cifras que resultan del aumento de
la superficie cultivada, el notable rendimiento unitario proveniente de las condiciones
ambientales, la reducida acción dañina de las pestes y el progreso técnico en la
conducción del cultivo. Sobre el algodón inciden, sin embargo, hoy, el aumento de
)o producción mundial, la reducción en el consumo y en los precios y las
circunstancias de orden político y bélico de orden internacional. También la producción
de azúcar y chancaca en 1952 sumó altas cifras: casi 494 mil toneladas a
consecuencia del aumento del área bajo cultivo y del progreso técnico en la industria
cañavelera y en las fábricas de elaboración. Pero es en relación con el arroz donde
el progreso se presenta como algo inusitado. la cosecha de 1950-51 alcanzó a más
de 137,0 T.M. y sobrepasó al consumo. Aquí también el constante progreso tecnico
ha influido mejorando métodos y prácticas y obteniendo mejores rendímientos
unitarios; a lo cual se han agregado las favorables condiciones climáticas. Así
resulta que, si bien el consumo nacional ha crecido, el país, por vez primera en este
siglo, ha dejado de ser importador do arroz y aún ha pasado en 1952 a exportarlo.
Todo su tratamiento de los problemas de la tierra peruana lo pone a Calderón en
cierta forma bajo la Inspiración de la frase prover “El Perú es un mendigo sentado en
un banco de oro”. Si el crecimiento vertiginoso de los productos de exportación
desde 1907 hasta el ente podría en apariencia confirmar ese optimismo (por lo
menos en cuanto al volumen de las cifras, sin entrar en otras consideraciones)
tiéndese o hoy, Por lo general, a una actitud mucho más analítica. El hecho que el
país esté en un 28% debajo del “standad” mínimo de alimentación y nutrición por
habitante por año (620 kilos) fijado por la Conferencia de Hot Springs dramatiza una
situación que requiere cuidado minucioso. García Calderón escribió cuando apenas
se había iniciado una crisis de subsistencias en Lima (1904), sin prestarle atención.
Después de la fecha de su libro vinieron, con carácter mucho más grave, las crisis
que se iniciaron en 1919, en 1930 y 1945. El país no logra, aún en años considerados
prósperos, cubrir con su propia producción sus necesidades alimenticias (la
producción de 1949 tan sólo alcanzó a cubrir el 93,4% de ellas. No sólo se trata de
que hay escasez de agua y de tierras sino también de la erosión (tema, este último,
tratado, con anuncios agoreros para el mundo, por William Vogt, antiguo funcionario

137
EL PERÚ MINERO
de la Compañía Administradora del Guano, en un libro que ha tenido significado
Precisamente el establecimiento de la Compañía Administradora del Guano señaló
a partir de 1909, una nueva era en nuestra historia económica cuando inició, en
contraste con lo ocurrido en el siglo XIX la política de no entregar un kilo de guano
para el extranjero, dedicándolo íntegramente a los agricultores del Perú. si bien en
su mayor parte por diversas razones, ellos han sido tan sólo los cultivadores de
algodón y de azúcar.
No sólo tratándose de la costa sino también de la sierra comienzo a preocupar
ya cuál es la fracción de los suelos apta para los cultivo de densidad económica y
rentabilidad. Estudios del tipo de los que 01 Servicio Cooperativo Peruano -
Norteamericano llamado “SCIPA” ha iniciado, deben ser desarrollados y proseguidos.
Preciso es determinar n claridad, además, el papel que, dentro de la economía
serrana y costeña tienen la falta de tracción animal, dé arados y de equipos mecánico.
la necesidad de ampliar los mercados internos, el latifundismo, el excesivo
fraccionamiento de la propiedad, las 1,322 comunidades de indigente reconocidas
oficialmente, la orientación del crédito bancario y la legislación agraria y la
preservación y mejoramiento sanitario de cultivos y de los hombres que a ellos se
dedican.
Sentido realista a la vez que previsor reveló García Calderón al lar la capital
importancia, del problema de la irrigación. El plan encomiable actualmente en marcha
tiende, en su primera fase, al mejoramiento Y regularización de los riegos en los
valles de Piura con la derivación de los ríos Quiroz y Chillipico a la cuenca del Piura;
a la derivación del Chotano al Chancay; al aumento del caudal del río Ica con el
aprovechamiento de las lagunas de Chociococha y Orcococha; y a la realización de
obras en el canal del Azucarero en Tacna.
No se habían desarrollado, cuando García Calderón escribió, los estudios acerca
de la utilización del potencial de energía hidroeléctrica. Se ha afirmado que el
crecimiento del área cultivable mediante nuevas Irrigaciones y obras de regulación
del sistema de los ríos de la vertiente occidental de los Andes, haría aumentar en
400 mil hectáreas el área costeña regada. “En el mejor de los casos se podrá llegar
a un máximo de cerca de un millón de hectáreas, que sólo representan una fracción
muy pequeña de la extensión total de la costa”. Los admirables trabajos de Barba
Blanca, Moyopampa y Autísha, en relación con la Central Juan Caroslo, señalan un
ejemplo para el Estado y el país. Y a pesar de los lamentables errores cometidos,
el proyecto del Santa puede ofrecer en un futuro próximo resultados efectivos. La
única fuente adicional que aparece como de posible utilización en el futuro (si no
maduran los en. sayos ya hechos en Estados Unidos para convertir en dulce el
agua salada) es la del otro lado de los Andes. La posibilidad de utilizar esas aguas
y desviarlas hacia el Occidente depende de )os medios técnicos disponibles, como
en el caso de los proyectos de) norte en marcha y del factible proyecto de
Marcapomacocha u otros.
En relación con la coca, García Calderón incurrió en afirmaciones ingenuas que
es preciso ubicar dentro de un optimismo de buena fe (p. 117). El problema del
coqueo que, en los últimos tiempos, obtuviera un realce súbito a través de un comité
de las Naciones Unidas, ha sido abordado ya Inicialmente con el Decreto-Ley 11046
que creó el Estanco de la Coca en 1949 y los decretos-leyes del mismo año. Su
solución (como la de otros problemas de nuestra población rural) pobre) está unida
138
LETRAS Y ARTES
en lo fundamental (y vale la pena repetirlo una vez más) a la elevación del nivel de
vida, que implica mejor alimentación, mejor vivienda, condiciones de higiene decorosa
y educación útil para la vida y dentro del medio del indígena.
Al escribir acerca de la selva, montaña o floresta, García Calderón no pudo
escapar al ambiente de ilusión acerca del auge del caucho, ¿nuestra gran riqueza
del porvenir” (p. 140) Poco después de publicado, su libro, en ‘1909, la región de las
Indias Orientales entraba victoriosa mente en el mercado mundial de ese producto.
El caucho peruano, como el brasileño, no pudieron competir con el de Malaya
porque éste e ha; liaba muy próximo a las vías de transporte marítimo, porque la
sparicida población de la Amazonía contrastaba con la gran densidad d a l`, tantes
en Asia y porque en las plantaciones de las Indias Orientales cado,, hombre podía
trabajar con mayor número de árboles y producir de tres cinco veces más que en
nuestra selva. El renacimiento del caucho durante la segunda guerra mundial fue
sólo debido a circunstancias internacionales y encontró de nuevo el obstáculo de la
escasez de mano de obra Y 1,9 dificultades de transporte. Ellas han de incidir
sobre cualquier esfuerzo de explotación en esa zona en la que falta estudiar a fondo
las posibilidades madereras, petrolíferas, de aceites vegetales, ceras, plantas
medicinales, fibras, etc.
García Calderón clasifica al Perú como “una de las grandes potencias mineras
del mundo” (p. 141). Fue, la de su libro la época en que empezaba también dentro
de la minería, un renacimiento en el Perú. Al oro, al cobre, la plata y el petróleo
consagra párrafos entusiastas. Un estudio actual necesitaría incluir, por cierto, los
principales metales básicos (oro, plata, cobre, plomo y zinc), el petróleo y sus
derivados, el hierro y el carbón, los metales menos comunes (antimonio, bismuto,
tungsteno, vanadio, molibdeno, estaño, manganeso, magnesio, mercurio, iridium,
arsénico),’ los productos no metálicos (aguas minerales, arcilla, cemento, cal, yeso,
sal, feldespato, caolín, ónix, piedra, azufre, mica, cuarzo y marrnolina, mármol,
sulfato de alúmina Y sulfato de magnesia).
La minería peruana está hoy en la primera plana de los periódicos. El 30 de abril
último se ha hecho el primer embarque del cargamento de rnineral de hierro en la
bahía de San Juan de Nazca y en el primer mes -mayo- la exportación superó las
52,000 T.M. Tiene el mineral de Marcona un alto contenido de hierro, encuentrase
muy próximo al mar y se puede trabajar a tajo abierto pues se halla en la superficie.
Simultánemente empieza a preocupar a la atención pública el cobre de Toquepala,
entre los departamentos de Moquegua y Tacna, también trabajable a tajo abierto si
bien su contenido de mineral es bajo y requiere una exploración en gran escala
excediendo las reservas probadas los 400 millones de toneladas- Por otra parte la
ley de Petróleo promulgada en 1952, ha dado lugar a que en la actualidad catorce
empresas, cuatro nacionales y diez extranjeras, estén investigando en costa y
selva las posibilidades de explotar dicho producto. El novísimo Código de Minería
significa por otra Parte uno de esos factores que tienen silenciosamente una virtualidad
de transformación y es no sólo un hecho jurídico sino una fuerza económica Y
social.
No fue elogioso García Calderón con las industrias nacionales que encontró
“avanzaban difícilmente”- Se limitó a consignar la estabilidad de la industria textil,
de sombreros de paja, la de cerámica, la de lana, la de cerveza; y sobre todo hizo
el elogio de las industrias eléctricas (P- 145).
139
EL PERÚ MINERO
Cuando Publicó su libro García Calderón ya había consignado Friedrich List sus
famosas palabras: “Una nación que se dedica únicamente a la agricultura es como
el individuo que se ve dificultado por la pérdida de un brazo . Una nación que cambia
productos industriales por objetos de manufactura extranjera puede ser comparada
con un individuo un brazo que depende para su subsistencia de la ayuda que le
presta el brazo de un extraño Ninguna actividad debe depender de la voluntad de un
extraño.
El Brasil y los países mayores de Hispanoamérica han buscado. Los últimos
treinta años industrializarse, respondiendo, aún sin saberlo a las Palabras de List.
No han faltado, por cierto, agoreros anuncios de que todo ese esfuerzo era inútil.
Pocos han sido, en esta matan francos como Frank Tannenbaum cuyo libro Whither
Latin Ame-
rica? (Nueva York, 1944) dice a los latinoamericanos que les falta técnica, capital,
así como poder adquisitivo en la masa de su población; que les falta, asimismo,
posibilidades de explotación; y que les falta, sobre todo. los recursos materiales
básicos en cantidad suficiente. Pero cual quiera que sea el valor del cruel análisis
de Tannenbaum, lo cierto es que en el Perú como en varios países latinoamericanos
hay muchos que se visten hoy con ropa y zapatos nacionales; ponen en sus casas
vidrio, cemento y pintura nacionales; amueblan sus habitaciones y oficinas con
muebles nacionales; usan jabón, perfumería, papel, cartón, conservas, galletas,
chocolates, vinos, cervezas, bebidas gaseosas, medicinas y llantas y otros productos
de caucho hechos en el país
El cuadro de clasificación que hoy se hace de las industrias manufactureras
peruanas (cuyo valor de producción en cuanto al total de ingresos brutos en 1950
ha sido estimado en S/. 3,834’529,000.00 incluye a los siguientes grupos: de
productos alimenticios excluyendo bebidas; de bebidas, del tabaco, de textiles, de
calzado y prendas de vestir; de elaboración de madera y corcho; de muebles y
artículos de madera; de papel y fabricación de papel; editoriales y conexas: del
cuero y productos del cuero; de productos de caucho: de substancias y productos
químicos; de derivados del petróleo y del carbón; de productos minerales no
metálicos; de industrias metálicas básicas: de productos metálicos; de maquinarias;
de artículos eléctricos; de material de transporte: y diversas
Salta a la vista la diferencia con el esquema embrionario de la época de García
Calderón. Preciso es aquí subrayar una vez más la tesis primero de que la
industrialización no debe implicar el descuido de la agricultura, la ganadería y la
minería que son y continuarán siendo todavía durante mucho tiempo la base de la
economía peruana; y segundo de que ningún bien nacional vendrá de la protección
a las industrias que sean artificiales; crecidas sólo por el proteccionismo arancelario
conveniente apenas para un grupo y dañino a la masa general consumidora que
paga precios excesivos e injustificados.
Dejando sin comentario (por lamentables razones de espacio) las páginas que
García Calderón consagra al comercio de importación Y exportación (p. 147 - 150)
al movimiento bancario y de sociedades mercantiles e industriales (p. 151-152) y a
la vida fiscal (p. 152-159), así corno a los problemas internacionales (Capítulo VI) se
dedicarán los últimos párrafos del presente artículo a algunos de los temas sociales
tratado’ en su notable libro.

140
LETRAS Y ARTES

Luis Alberto Sánchez

INTERLUDIO MINERO: RICARDO BENTIN SÁNCHEZ Y EL


YACIMIENTO DE CASAPALCA *
Durante la penosa construcción del Ferrocarril Central, que une a Lima con la
zona minera del Centro y que ahora llega hasta Huancayo, los ingenieros Jacobo
Backus y J. Howard Johnston, igual que los demás al servicio de Meiggs, tuvieron
oportunidad de conocer la sierra andina y compenetrarse de los problemas derivados
de su inqente riqueza minera. Comprobaron, asimismo, la falta de capitales
nacionales y de técnicas modernas para explotarla. En realidad, durante los primeros
años de la República. se descuidó la industria extractiva, aquella industria que fuera
el nervio de la economía virreinal. Ouizás sucedió algo así como una instintiva y
nada plausible reacción contra el Coloniaje español en uno de sus aspectos vitales.
De otra parte, eran notorias las dificultades creadas por la distancia y por la aspereza
del territorio. El audaz ferrocarril de Melggs había salvado estos últimos tropiezos.
Lo que o antes significaba varios días de camino de herradura, soportando la fatiga
el malestar derivado del “soroche”, fue superado con la obra de Enrique Meiggs. En
pocas horas, utilizando un cómodo tren de vía ancha, los el minerales podían llegar
a puerto, más pronto y a más bajo costo que antes. Como los mineros herederos
de las propiedades españolas, no poseían capitales suficientes, los hornos de
fundición, las refinerías, todos los implementos mecánicos eran rudimentarios e
insuficientes. Hacía falta aplicar los nuevos conocimientos, corno se había hecho
en California, de donde Provenía Meiggs, en aquel su desventurado viaje, sin respaldo
de mercancia; Y aunque él mismo no se consagró a la minería, sino que aprovechó
del boom rninero californiano para vender tierras y colocar dudosos bonos siempre
se mantuvo en contacto con los negocios derivados de la minería. Por otro lado,
algunos de sus ingenieros conocían a fondo el asunto, Entre ellos nuestros
protagonistas, graduados en sus respectivas universidades. Además, durante el
tiempo que el uno trabajó teniendo a su cargo la construcción y el otro la
administración de aquella audaz ferrovía tuvieron oportunidad de relacionarse con
los mineros locales y de conocer los problemas conexos. Por tal razón, adquirieron
intereses el’ Casapalca. Al transferir la propiedad de la cervecería de Lima, ambos
_________
* Capitulo IX de Historia de una Industria peruana.
socios resolvieron explotar sus yacimientos de minerales en aquella inhóspita
región andina: lo confirman, entre otras fuentes, las sendas notas necrológicas al
sobrevenir el fallecimiento de los socios, según lo hemos transcrito en el capítulo
tercero.
El inicio de la actividad minera de Backus y Johnston en la sierra fue simultáneo
a la venta de la cervecería. En el número de El Perú llustrado de 1890, tantas veces
mencionado, o sea, a los seis meses de perfeccionada la transferencia de la

141
EL PERÚ MINERO
cervecería de lima y de la Casa de la Perricholi a la Compañía de Londres, los
señores Backus y Johnston ha. cían amplia publicidad a la nueva empresa minera
de Casapalca (35).
No se debe olvidar que en el desarrollo de sus labores como ingenieros de la
línea férrea, los dos socios habían trabado conocimiento y amistad con importantes
mineros peruanos, algunos de los cuales estaban desalentados por la guerra, la
falta de capitales, la inestabilidad política, el atraso técnico, la falta de
comunicaciones. Por tal causa muchos se deshacían de sus minas a cualquier
precio y preferían dedicarse a otras ocupaciones.
Uno de los personajes peruanos con quienes entonces trabaron amistad los dos
empresarios norteamericanos, sobre todo Johnston, fue don Ricardo Bentín Sánchez,
propietario de un imporfante yacimiento minero en la provincia de Huarochirí, en la
serranía de Lima. Se llamaba Aguas Calientes y quedaba un poco más arriba de
Casapalca. Fue aquella una amistad generosa por ambas partes: el destino daría a
esa relación, según se verá más adelante, un sesgo inesperado y constructivo, a¡
reunir 60 años después esos nombres en una empresa tan dinámica como la
cervecería.
El asiento minero de Casapalca pertenecía a la Testamentaría de don Antonio
Bentín y Palomera (1826 - 1897). Padre de don Ricardo Y de don Antonio Bentín
Sánchez, de Arturo B., César y Adán Bentín Romero
Don Ricardo Bentín Sánchez desempeñó importante papel en la vida nacional,
dedicándose a la agricultura, a la navegación y a la minería
Antonio Bentín y Palomera con don Nicolás de Piérola fundaron el Partido
Demócrata; fue Presidente del Consejo de Ministros, Ministro de Gobierno y Alcalde
de Lima.
Don Ricardo Bentín Sánchez había nacido en Lima, el año de 1853 Era, pues,
casi de la misma edad que Johnston. Bentín se educó en e.¡ Colegio Nacional de
Guadalupe, conocido por su tradición liberal. Terrninada su secundaria, ingresó a la
Universidad Mayor de San Marcos para seguir la carrera de abogado. La abandonó
en los comienzos, 1870, a fin de dedicarse a la minería. Al estallar la guerra del
Pacífico, Bentín fue nombrado Subprefecto de Huarochirí (1879). Cuando los chilenos
ocuparon
__________
(35) El Perú Ilustrado, Lima, 21 de junto de 1890, páginas 2 y 2
Lima, el joven minero se alistó en lis guerrillas bajo las órdenes del coronel
Andrés Avelino Cáceres, y organizó montoneras (guerrillas) para asistir los invasores.
Cáceres lo distinguió haciéndole miembro de su famosa ayudantina”, entre los cuales
figuraban los futuros generales Pedro E. Muñiz, Manuel Pío Alcalá, los coroneles
Bedoya, el catedrático y coronel Hildebrando Fuentes y oros personajes llamados
a tener la más amplia figuración en la historia republicana. Bentín ganó sus galones
de improvisado militar, durante la campaña de la Breña. Conquistó sus ascensos
en los diferentes combates en que intervino. Estuvo al lado de Cáceres en las
batallas de Marcavalle, Concepción y finalmente en la de Huamachuco (1882), que
selló heroica e infortunadamente la resistencia peruana. Cuando se retiró de nuevo
a sus antiguas ocupaciones civiles, al firmarse la paz, Bentin lucía el grado de
Teniente-Coronel. No se dedicó al ejército. Fue electo diputado. Sin embargo de su
142
LETRAS Y ARTES
adhesión a Cáceres, cuando éste obligó J Congreso a aprobar el contrato Grace
(1886), para lo cual desmembró e cuerpo legislativo, expulsando a los opositores,
Bentín dio una muestra di su integridad: a pesar de ser miembro de la facción
cacerista, votó en contra del contrato. Coincide este acto suyo con la época de
mayor contactocon los dos socios de nuestro relato, quienes después de vender la
cervecería de Los Descalzos, se trasladaron a Casapalca. Por diversas informaciones
sabemos que Johnston no animaba a Bentin para que continuase en los negocios
mineros. Se trabó entre ambos una amistad reflejada en una sólida colaboración
provechosa.
Era Bentín hombre de empresa, caballero, leal, franco y laborioso. Prácticamente
se convirtió, gracias a su popularidad y su influencia sobre la provincia de Huarochirí,
en diputado vitalicio hasta 1917, cuando decidió retirarse de la política y, poco
después de la minería (1919). Antes había presidido la Cámara de Diputados. Ello
en circunstancias muy dramáticas.
Para entonces ya había fallecido Jacobo Backus, quien se marchó de la vida,
como hemos dicho, rodealo de calurosos homenajes sociales, el año de 1899,
época en que el Perú salía triunfante de las dolorosas y cruentas vicisitudes, derivadas
de la Guerra del Pacífico y de la dilatada contienda interna que superó al militarismo
cuyo caudillo era el General Cáceres. J. Howard Johnston, que se había radicado
en Europa, después de su segundo matrimonio, y disfrutaba de paz y dinero en su
hermosa villa “Casapalca” en la Riviére, al borde del Mediterráneo, regreso al Perú a
Principios de siglo para enfrentar los asuntos de sus instalaciones mineras ‘ La
edad no le favoreció. Murio en 1913, precisamente el año tempestuoso para su
amigo Bentín, Por causas de la política.
El Presidente Billinghurst, hombre sano y culto, pero demasiado vehemente,
coincidiendo con los criterios de su amigo y consejero el doctor Marlano H. Cornejo,
prominente orador había decidido disolver el Parlamento, en el que predominaba
una numerosa y aguerrida oposición. Par’ ello quiso llevar a cabo un plebiscito. La
noche del 3 de febrero de 1914 siendo Bentín Presidente de la Cámara, se desató
la ofensiva popular billinghurista, en la forma de manifestaciones y algaradas
callejeras, dirigidas desde Palacio. Previamente se llevó a cabo la detención de
varios parlamentarios. Bentín, a la cabeza de los congresales, dirigió un manifiesto
a la Nación, denunciando las maniobras del Ejecutivo contra el Legislativo Esa
madrugada, la del 4 de febrero, la guarnición de Lima, comandada por el coronel
Oscar R. Benavides, que hasta la tarde de aquel día desempeñaba el cargo de Jefe
de Estado Mayor del Ejército, se sublevó contra el- Presidente. las tropas capturaron
Palacio, después de alguna lucha. El Presidente Billinghurst fue desterrado. De
ese modo se restableció el orden constitucional , aunque no con la amplitud deseable,
pues, se desconoció también al Primer Vicepresidente, Roberto E. Leguía, que
nada tuvo que hacer con la frustrada tentativa del agresivo plebiscito del señor
Billinghurst.
Bentín terminó su mandato legislativo en 1917; no aceptó ni bus. có ya la
reelección pero desde 1915 había sido elegido Primer Vicepre. sidente de la
República en el régimen nuevamente presidido por don José Pardo y Barreda.
Enfermo, cargado de trabajo, poco a poco se dedicó a liquidar sus negocios mineros.
Lo hizo en 1919. Don Ricardo murió en 1921, dos años, después. Ese mismo año
moría don José Payán, el más ¡m” portante factor del desarrollo financiero de la
143
EL PERÚ MINERO
República en aquel período. La vida guarda sorpresas inauditas. Varios lustros más
tarde, el hijo de aquel Ricardo Bentín Sánchez (Ricardo Bentín Mujica). amigo cordial
de sus colegas mineros Backus y Johriston, entraría-en relaciones con los directores
británicos de Backus & Johnston’s Brewery Company Limited de Londres, y presidiría
el grupo peruano que adquirió la propiedad de la empresa convirtiéndola en una
entidad peruana.
El Perú Ilustrado no era una revista peruana puramente literaria. Concebida y
realizada por un hombre de negocios, dedicado a la importación, el ítalo-
norteamericano Peter Bacigalupi, reunía en sus págilnas colaboraciones literarias
de la mejor calidad entre las nacionales Y una copiosa información periodística
sobre finanzas, comercio, industrias, lo cual redituaba excelentes ganancias, si
nos atenemos a la cantidad de avisos y a la calidad de los publicistas. Así, en el
número aludido, la información central de tipo financiero se refiere a la Mina de
Casapalca y tiene por carátula los retratos de sus dos propietarios: Mr. Backus y
Mr. Johnston; ahí mismo se recuerda que, en número anterior, se había consagrado
amplio espacio a reseñar la Cervecería y Fábrica de Hielo de los mismos dueños.
La redactora jefe continuaba siendo do, ña Clorincla Matto de Turner. En el texto del
número aquel se incluyen cuatro grabados de la mina- Uno representa los hornos.
El aspecto de los establecimientos es todavía rudimentario de acuerdo con los
usos de la zona. Cobertizos cuadrangulares con techos de calamina, dispuestos
en torno de cuadriláteros que formaban patios. Se advierte una mente práctica, y no
se oculta la huella de los establecimientos mineros existen, en California y también
en la parte norte de Chile, en las tierras que éste acababa de conquistar por medio
de la guerra y donde tuvo su asiento la riqueza salitrera y cuprífera de Bolivia, y, en
parte la del Perú.
Para tener una idea de cómo el comercio de lima, estaba en esos días, dominado
por los importadores de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, basta mencionar las
mercaderías que se anuncian en El Perú Ilustrado, así como su procedencia. De
esa enumeración fluye la conveniencia de instalar, como se había instalado. una
industria nueva así como el interés de los capitalistas británicos Por manejarla,
dirigirla, acrecentarla y explotarla. llamadas “tela de araña—, juguete de niños, a
unas cajitas de sorpresa editor anunciaba en su calidad de importador diez centavos
cada una (algo así como cincuenta soles de 1971); Bacigalupi era también agente
exclusivo de los pianos fabricados por Custin y Compañía , o sea de las célebres
marcas Gaveau y Pleyel. Por los avisos, la revista cobraba 15 dólares la columna al
mes. o sea que la publicidad de Casapalca (que ocupó tres páginas, incluyendo la
portada) a tres columnas por página más dos columnas, publicidad profusa, cara y
seguramente eficaz. los avisos en la revista se referían como dijimos a artículos
importados, algunos de ellos directamente de los Estados Unidos e Inglaterra, como
las prensas de imprimir, Campbell, planas a cilindros, productos Merryweather and
Sons, Londres, mangueras, carros de bombas, escalas de bomberos, etc.; -de
Isley Dubieday and Co. de Nueva York, rieles, locomotoras e implementos ferroviarios;
-de Harwood Manufacturers, de Boston- especialistas en asientos de teatros e
iglesias, etc. Claro está, también anunciaban los importadores de la Emulsión Scott,
con la consabida imagen delpescador cargando a un enorme bacalao a la espalda;
los de Champaña, Jerez, Oporto, Old Tom Gin y otros licores, Hay anuncios de la
Ouina Laroche, de la Salsa Lea and Perrins. la cerveza extranjera aparece

144
LETRAS Y ARTES
representada por la Empire Brewery de Nueva York, que ofrecía las marcas Imperial
(la marca del tigre), Exportlager Y Cuimbacch. El agente de esta cerveza era Dawson,
cuyo establecimiento se hallaba en el número 50 de la calle de Vilialta, casi frente
a la Puerta del primer hotel de Lima, el Maury, y a una cuadra de la calle Mercaderes,
nervio mismo de la ciudad. Dawson aseguraba que su cerveza resistía todos los
climas, que su embotellado y su elaboración eran Perfectos, que había obtenido
premios en diversas exposiciones, entre ellas una de Australia, y que la ponía a
disposición de los bebedores. la revista era comercial, pero disfrazaba su tendencia
mercantil bajo el manto de las colaboraciones reunidas por doña Ciorinda Matto.
Así en el número que nos sirve de referencia hay un poema, “Filosofía”. de Manuel
Gonzalez Prada; unas Tradiciones breves, de “Ropa apolillada” de Ricardo Palma,-
una continuación del drama Irnac Suma, de doña Clorinda; una colaboración de
Federico Flores Galindo y otros poemas y prosas. Peter Bacigoalupi ponía el material
literario bajo el control de su “redactora principal” la Parte crematística quedaba a
su propio cargo.
La representación de la mina y fundición de Casapalca hecha en dos columnas
de las páginas 2 y 3 y en dos páginas enteras más la portada con grabados,
representaba una publicidad extraordinaria. En ella se dice que el establecimiento
instalado por i los señores Backus y Johnston “es el mejor situado de la costa del
Pacífico—, y que eso, y lo que sigue, se debía al genio industrial de los señores
Backus y Johnston—. Será mejor enterarnos de la descripción hecha por el
semanario:
‘Ensanchando más la esfera de su actividad y dando un creciente Impulso las
industrías nacionales los señores Backus y Johnston establecieron, en el lugar
llamado ‘Casapalca”, una >firma de fundición y concentración de metales, la cual
cuenta con las maquinarias de última invención para el acarreo de metales. Dicho
fundo cuenta además con un ferrocarril de gravedad o plano inclinado, que sirve
para la conducción de. los metales que acarrea más de cien toneladas diarias. La
máquina de. concentración consiste en quebradores, estampidos, cribes Frue
Vanners (sic) y mesas metálicas y de unfición en sólidos aparatos de moler provistos
de cilindros del sistema Brokne, los cuales se emplean en la elaboración del plomo
argentifero y la otra en la del matto cobre. Las oficinas de recibo y el laboratorio son
lo más completo que pueda desearse. La línea férrea que se está construyendo
actualmente atraviesa el asiento minero en toda su extensión, más diremos de una
vez es el mejor situado en la costa del Pacifico por su excelente condición topográfica
pues se halla en la confluencia de las tres quebradas del Cerro de Puco, Tarma y
Junin cornunicándose directamente con el ferrocarril de piano Inclinado y con el
circulo de minas de Chucuito. La empresa está formando (sic) también un socavón
que, partiendo del establecimiento, atraviesa la riquísima veta del referido cerro,
siendo su extensión de 800 a 1,000 metros, de los cuales están ya perforados 300
metros.
—Elgenio industrial de los señores Backus y Johnston es pues (sic) reconocido,
mereciendo un entusiasta aplauso por el creciente impulso, que han dado en el
país a la industria minera”.
Aunque este elogio figure en una revista de tipo literario-informativo-comercial,
los hechos corroboraron el vaticinio de los agentes de Peter Bacigalupi. En los
siguientes diez años, los capitales norteamericanos se lanzaron sobre las minas
145
EL PERÚ MINERO
de los países del Pacífico, tanto en Perú como en Chile y Bolivia- Un núcleo de
mineros yanquis, con Mr. Mac Cune, a la cabeza, se entregó a la tarea de comprar
pequeñas y medianas minas de propietarios peruanos, y de formar empresas tan
vigorosas, absorbentes y Progresistas como la Cerro de Pasco Copper Corporation
la Smelter Mining Company, la Anaconda, con filial en Chile, y poco des. pués la
Northern Mining Company y la Southern Mining Company.
Nuestros personajes, lo repetimos, no disfrutaron de los plenos beneficios de
esa que parece una obra de Conquista del subsuelo, con los mismos caracteres
depredadores que tuvo la conquista del suelo en tiernpos de los españoles. Cuando
iniciaron sus tareas en la industria extractiva, el uno llegaba a los 47 años de edad
(Backus), el otro a los 40 (Johnston) Habían Pasado la flor de la juventud trabajando
en ferrocarriles os” minos, túneles, tornamesas y, finalmente, desde 1876, en fabricar
hielo Y desde 1880 oficialmente la cerveza. Apenas se les hizo posible, el Uno,
Johnston, partió a disfrutar su madurez en Europa; el otro, Backus, se queda a
ejercer un discreto principado Social, en la alta sociedad limeña, Ambos dejaron
sus restos, finalmente, en la tierra que les permitió CO’,’ quistar la Opulencia, lejos
de aquella en donde nacieron. Destino de PO neros Y colonizadores. Destino de
capitanes de industria.
Las dificultades para la pequeña y mediana minería nacionales se inician apenas
pasan los azares de la guerra que, según González Prada, duró “seis anos—,
contando el lapso entre 1879. fecha de su Iniciación, y 1885, del derrocamiento del
gobierno de Iglesias, que firmó la Paz- COMO en los Estados Unidos. después de
la guerra civil, se Inicia aquí un período que Pudo ser llamado también de
“reconstrucción—, durante el cual empezaron a llegar capitales y capitalistas
norteamericanos. Carlos, interesados especialmente en los negocios mineros.
La visión de Backus v Johnston, al trocar sus intereses cerveceros por los de
minería, a partir de 1890. estaban plenamente justificados
Una prueba de la nueva situación son algunos documentos firmados entre otros
por don Ricardo Bentín Sánchez, Presidente de la Delegación de Minería de
Huarochirí. Su texto es de una elocuencia innegable, y pone en descubierto las
maniobras que se desarrollaban ya por parte de los nuevos grandes intereses mineros
comprometidos en la zona de Huarochirí, Cerro de Pasco y Yauli- Ella pone de
relieve la actitud de la Empresa del Ferrocarril Central con respecto a los mineros
nacionales, actitud en la que no participaron los señores Backus y Johnston
La solicitud que transcribimos enseguida corrobora la sorda lucha económica
entre la Compañía del Ferrocarril Central y los grandes mineros contra la pequeña y
mediana minería nacional y extranjera incluyendo a Bentín, a Backus y a Johnston,
éstos y otros se presentaban el Supremo Gobierno solicitando tarifas adecuadas
para el transporte de sus minerales.
Era evidente que la Compañía del Ferrocarril Central, en poder Ya de la Peruvian
Corporation y en conexión con la Copper Corporation, pretendían imponer su propia
ley: es de suyo elocuente el texto de dicha Petición:

146
LETRAS Y ARTES
“A S.E. el Presidente de la República
Exmo. señor:
“Los que suscriben mineros y comerciantes de la Provincia de Huarochirí; ante
VE, respetuosamente decimos: que hemos sido penosamente impresionados con la
noticia de una nota que el señor ministro de Gobierno interino, coronel Suárez, Pasó
al Señor Presidente de la H. cámara de Senadores con fecha 25 de Octubre del
presente año; relativa a las tarifas del Ferrocarril central de La Oroya, y cuyo objeto
Principal parece que fuera, asumir de parte del Gobierno la responsabilidad del Decreto
Supremo de 19 de Julio del año en curso; en virtud del que se aprueba una nueva tarifa
para el citado Ferrocarril. que destruirá la Industria minera, en un tiempo relativamente
corto, También parece que se quisiera manifestar el propósito de mantener la vigencia
del citado decreto a pesar de que este asunto pende actualmente de la resolución del
Soberano Congreso Y que ha sido resuelto por la H. Cámara de Senadores; que
dichas tarifas deben ser nuevamente revisadas. sujetándose a la letra y al espíritu de
la cláusula del Contrito con los Tenedores de Bonos, y teniendo en mira el desarrollo
natural de la Industria Minera y de las otras que de ella dependen; pero no tal cual lo
han entendido los funcionarios públicos que, han Intervenido en la formación de esa
funesta tarifa, sino tal como lo comprenderá la clara inteligencia de V E y el espíritu
recto y patriótico que han distinguido los primeros actos de su’ Administración.
Felizmente poco tenemos que esforzarnos para hacer resaltar lo oneroso de
dicha tarifa, especialmente en lo relativo al flete de los minerales; porque basta su
estudio comparativo con la que actualmente rige, para apreciar su enorme diferencia.
“Si con la antigua tarifa en virtud de la que se pagaba por quintal mineral sea
cual fuere su ley, treinta y siete y medio centavos de Chicla al Callao, la Industria
Minera se desarrollaba lenta pero seguramente. ¿Cómo es posible creer que pueda
impulsarse ni lenta ni de ninguna manera aplicándole, en la parte que menos el flete
de los minerales y subiéndose esos fletes en relación directa a sus leyes metálicas?
“Nos permitimos también, llamar la atención de V.E. hacia los hechos resaltantes
en esta tarifa, cuyo propósito parece que no fuera otro, que el destruir 10 más
rápidamente posible la Industria Minera y con ella el Comercio y la Agricultura de
sus alrededores; y son los siguientes:
“1° Que las tarifas de este Ferrocarril son las más altas de los Ferrocariles del
Mundo; en lo principal: es decir, en los fletes de los productos y mercaderías,
siendo relativamente bajos los pasajes para personas y los fletes excepcionalmente
bajos, en cuatro o seis artículos que no se necesitan por estos lugares Y que en
consecuencia apenas se transportan por este Ferrocarril. El 29 hecho notabilísirno
es el establecer como forzoso el pago de fletes de los minerales, subiendo su valor
a medida que sube la ley metálica de éstos, Tampoco hay Ferrocarril en el mundo
en donde se haya establecido una tarifa igual y sería difícil al mayor enemigo de
nuestras industrias, inventar un medio que dañe más nuestros intereses y que
pueda tener consecuencias más fatales en el orden económico, para las industrias
de los departamentos del Centro debilitando el prestigio de la Administración de
V.E. y enagenándoles tal vez, si dicha tarifa se pone en vigencia, gran parte de las
merecidas simpatías que ha sabido captarse con el acierto de su Gobierno.
“No habiéndose puesto hasta la fecha en vigencia la tarifa de que hablamos, y
estando dentro del término que la ley señala en estos casos; por cuanto el decreto

147
EL PERÚ MINERO
de 19 de Julio a que nos referimos, a pesar de su importancia no ha tenido la debida
publicidad; ocurrimos a V.E. pidiendo su reconsideración, en virtud de las razones
anteriormente expuestas, que estamos seguros pesarán en el ánimo de V.E. tanto,
por el intrínseco valor que ellas tienen como por la decisión que tienen manifestado
por el bienestar y prosperidad de los pueblos de la República.
“Por estas consideraciones.
“A V.E. suplicamos que en mérito de lo expuesto se sirva resolver conforme -a lo
que próximamente solicitamos. Es justicia.
Chirla Diciembre 15 de 1890,
Exmo. Señor
(Firmado) Antonio Melecio Bentin; Nemesio D. Joraniera; Antonio Marzo; Niack
Casapalca; Backus & Johnston, Julio Schultz, A. Guerovich; H. Price- Adolfo Genit;
Marcelino Botoni-, M. Scarpelenda J. Antonio Cabieses; Víctor -,tiglich; Federico
Longia; Juan Bacueco de Céspedes; Felipe S.J. Moscoso; Vicente Bose; José
Maravotto; Domingo M. Bove; Pedro Cusianovich; Juan Giulfo; J. Mara, alta; Federico
Fernández; Ellas Arguedas; Tomaso Olcese; Pedro Devoto; Santo C. Napoleón;
Juan C. Piedra; Juan Escobar; N. Paredes; Vicente Bogotich; DO’ mingo Budanovích;
Feliciano Mendizábal; Ambrosio Galarza; Manuel F. Mollenda; Miguel Salazar;
Andrés Ellas; Luis María Escobar; Beny Rodríguez; Manuel Aliaga; Daniel Williams;
Carlos Humbert; Daniel F. Williams”.
Sobre este pedido se decretó:
Lima, enero 13 de 1890
“Póngase en conocimiento del representante de la Peruvian Corporation mited
para que dentro del tercer día, exponga lo conveniente” (36).
__________
(36) Archivo de la Cervecería Backus y Johnston, S.A. Lima
Hay otro documento en análogo sentido y de irrefragable confundencia es el
siguiente:
“En el pueblo de Chicla, residencia de la Diputación de Minería de la Provincia
de Huarochirí, a los diez días del mes de Marzo de mil ochocientos noventa y uno,
reunidos por convocatoria de la Diputación, los señores que forman el Cuerpo d.
Mineros de este asiento con el fin de acordar la actitud que debe asumirse en vista
de la próxima e inevitable ruina que amenaza a la Industria Minera de esta localidad,
con motivo de la terquedad e injusticia con que la Empresa del Ferrocarril se niega
a conducir los minerales de este punto al del Callao, sino se le paga el excesivo
flete que tiene fijado en la nueva tarifa y teniendo en consideración que, hace tanto
tiempo, que los minerales para su conducción se encuentran depositados en gran
cantidad a la intemperie y sin responsabilidad de persona alguna en la Estación de
este pueblo: que aparte de los graves perjuicios que tiene que sufrir la Industria por
el deterioro y menoscabo de estos capitales abandonados así puniblemente; su
estancamiento por tan dilatado tiempo trae por consecuencia la paralización de
labores en las minas y, ruina de las empresas: que la temeridad de la “Peruvian
Corporation Limited” es incalculable, puesto que no solo se permite fijar distintos
precios por el flete de minerales según la ley que ellos tengan, cosa que no está
autorizada por razón alguna de negarse a cumplir los supremos decretos dados por
148
LETRAS Y ARTES
el Gobierno, sobre este Importante y trascendental asunto, circunstancia que además
afecta seriamente al patriotismo: que una actitud semejante de parte de la abusiva
Empresa, representante de los Tenedores de Bonos, no puede mirarse con
indiferencia por el gremio de Mineros, y que es preciso decidir de una vez y
prontamente sobre su futura suerte; acuerda:
1°— Autorizar a la Diputación de este Asiento que tiene la genuina representación
de mineros de esta Provincia, para que a su nombre eleve una representación al
Supremo Gobierno, suplicándole que en el menor tiempo posible resuelva las
cuestiones pendientes sobre tarifas del Ferrocarril, en el sentido que lo tenga por
conveniente; pero prontamente repetimos, para saber de una vez si queda o no
industria minera nacional en el Perú.
2°— Autorizar igualmente a la Diputación para que a nombre del gremio de
Mineros de Huarochirí, dirija un oficio a la Sociedad de Agricultura y Minería,
manifestando su gratitud por el patriótico y laudable interés que ha manifestado en
favor de la Industria Minera y del Crédito del país.
“Con lo que concluye esta acta y firmamos.
Ricardo Bentin Manuel J. Aramburú (diputado sustituto de minería); J. Antonio
Cabieses (diputado sustituto de minería); L. Montes; Blas Rochigia Vicente Bowe.
Por la sociedad Minera Pacocha.
I John; Mariglia; Lizardo Valdivia
Por la Compañía de Minas del Carmen
H Prus; L.B Martinez.
Por la Mina “Vanguardia”
Esteban Egoabil.
A. Guerovich
Mariano Scarpelenda
J. Grau
Leonidas Aveleira
Aristides G. Vigil
Otoniel Cabrera -
Por la Mina “San Carlos”
Buenaventura Quintana
Antonio Melecio Bentín
Por la Compañía Americana de Minas Juan Zapatero Puch” (37).
_________
(37) Documentos de la Diputación de Minería de Huarochiri
En vísperas, pues. de la revolución de 1895, consecuencia lnevitable de los
desequilibrios sociales y económicas engendrados por la querrá, el Perú se habla
convertido en un potencial campo de lucha de intereses foráneos, cuyo radio de
acción era especialmente el de las visas de transporte y el de la minería, para
agregar después el del petróleo y el del algodón y, por breve plazo, el caucho.
Participaron poderosa datases firmas extranjeras. en especial británicas y
norteamericanas,
La actividad cervecera, como hemos visto, no fue ajena a tal de bate Una Compañía
británica ocupaba el primer rango entre todas las del país; llevaba el mismo nombre
que la de minería establecida en Casapalca Por los ex propietarios de la antigua

149
EL PERÚ MINERO
Backus y Johnston. Compañia Industrial: con ellos, con los mineros de este rubro,
mantenían estrechas vinculaciones los mineros Peruanos de Huarochiri,
encabezados por don Ricardo Bentín Sánchez, Presidente de la Diputación de
Minería de la región y uno de los más dinámicos promotores de la industria en
Huarochirí.
Los sucesos políticos que rodearon y emanaron de esa situación, según lo
hemos relatado. presentaron a Bentin como un tenaz defensor de los derechos de
los medianos y pequeños mineros peruanos, en es trecho colaboración con Backus
y Johnston, que pertenecían a la familia de los “gringos acriollados”, conforme aparece
de sus propias biografías.
Es un hecho que antes de terminar el siglo, en 1899, Jacobo Backus abandonó
la vida, pero, a¡ parecer, habla dejado los negocios mineros con cierta antelación.
En cuanto a J. Howard Johnston, desde antes de la muerte de su ex socio, se
hallaba en Europa disfrutando de las utilidades de Casapalca, Regresaría a principios
del nuevo siglo para morir, también en el Perú, en 1913, ario en que don Ricardo
Bentin Sánchez, infatigable en su promoción de la minería nacional y vinculación a
los más altos círculos Políticos y financieras, ejercía la Presidencia de la Cámara
de Diputados. Según se ha dicho, cuatro años des, pués abandonaba voluntariamente
toda actividad política, y poco más tarde se alejaba de los negocios mineros. Al
margen de todo ello, la Backus and Johnston’s Brewery Company Limited, empresa
británica con sede en Londres, reorganizaba sus cuadros y reactivaba sus negocios
Como hemos dicho, en 1921 murieron, uno en Lima, el otro en Nueva York, don
Ricardo Bentín Sánchez y don José Payán gestor este último de la nueva Compañía
de cerveza. En 1922 hubo un vuelco general en la vida financiera del Perú: no
escapó a ello ninguna industria En 101 casos del petróleo y la cerveza, ambos
entonces en manos británicas, sobrevinieron tajantes transforirnaciones.

150
LETRAS Y ARTES

Arnold J. Toynbee

EL HOMBRE Y El AGUA EN EL PERU


“Nos encontramos al borde de una bahia situada el sur de la peninsula de
Paracas, que entra en el Pacífico desde la costa del quinto o valle al sur de Lima, Si
no fuera por el mar podría haber sido la Luna, La belleza del paisaje no era terrenal.
El Pálido desierto de oro ondeaba la como los músculos de lomo de un titánico
puma. El cielo, la bahía, y el mar eran de un azul Pálido. Nitidas luces y Sombras
contrastaban sobre riscos Y Promontorios. las cimas de las islas de amontonado
lo guano resplandecían blancas. No había visto nada Parecido a eso desde una vez
surqué las aguas del golfo Pérsico entre Beluschistán y Jebe) Musandin. ¿Cómo
era posible allí la vida? Sin embargo, en el ir Museo Nacional de Lima, dos días
antes había estado contemplando los maravillosos bordados que se habían rescatado
de tumbas situadas a sólo una milla o poco más de ese lugar. Cuando me lo
preguntaba descubrí un corvejón posado sobre una roca y a (in pescador que sostenía
la su línea. Después de todo, el mar y el desierto no estaban absoluta. Absolutamente
Privarías de vida. Nos subimos al coche y el amigo que me guiaba un orqueologo
cuyo campo de estudio es este sector central de le la esta peruano- dirigió a nuestro
intrépido corcel por las empinadas pendientes arenosas. Al cabo de unos pocos
minutos hurgábamos en lo la arena entre las tumbas de ?as que se habían extraído
íos bordados, s, y el misterio comenzó a aclararse. la arena estaba listada de
blancon las conchas de los mariscos que hilanderas y tejedores habían comido Y
allí abajo en la orilla opuesta de la península, el borde del agua la Vivía con los
millares de pájaros marinos que comían el contenido de lo esas conchas. Entre las
conchas del suelo había también chalas de maíz y estas hicieron que dirigiera la
mirada a los verdes campos del valle Pisco entre el-mar y las montañas. Cuando se
tejieran esos bordados tal vez hace unos dos mil quinientos años- aquel valle ya
estaba irrigado y cultivado. Y los bordadores de Paracas, que resolvían transportar
la lana de alpaca a todo lo largo del camino desde la sierra podían encontrar mucho
más fácilmente su algodón y su maíz en el valle 1que corría a sus pies,
________
* Tomando de Oriente . Occidente
El Perú costero es un desierto tostado, acuchillado en ángulos rectos con la
línea de la costa, Por sinuosas cintas de vegetación. Desde de el avión. viajando de
Guayaquil a Lima. había contemplado las fe, mas de ese terreno, que me pareció
un mapa chato, de dos colores al, tomados. Ahora, en tierra. a la luz cruda el
desierto aparecía como mapa en relieve Y los campos escalonados en terrazas a
diferentes veles. El arte de la irrigación del valle consiste en llevar el agua vivificante
hasta la altura máxima y ella significa extraerla del lecho del río para encauzarla por
canales de irrigación que parten de puntos alejados y aguas arriba en la costa del
río. El amarillo suelo desértico es rico en productos químicos que alimentan la
vegetación. Sólo el mágico toque que del agua es necesario para recoger magníficas
151
EL PERÚ MINERO
cosechas. Hasta un limite a Que alcanza la irrigación, esos valles meridionales
están densamente cubiertos por algodón, bananos, higueras y viñas (un maridaje
de los trópicos con el Mediterráneo); pero el limite entre el desierto y la tierra de
sembradío es dramáticamente nítido. Donde termina la vida puede uno pararse con
un pie en la fértil tierra barrosa Y con el otro en la arena reseca Cada gota de agua
ha de ser conducida hasta su destino. pues aquí nunca llueve, aunque, cuando
elevo la mirada hacia lo alto hacia las fuentes de las que desciende el río veo
siempre las cargadas nubes flotando sobre las cadenas de montañas lejanas apenas
visibles. Más arriba, según dicen aquí, las laderas de los montes están terraplenadas
en forma de andenes para formar terrenos regados, no por el hombre sino por el
cielo. Pero tengo aún que ver aquella altísima patria de la papa y de la llama.
Las aguas que hacen posible la vida para plantas y animales y, por lo tanto, para
el hombre, hacen que el trabajo de los arqueólogos resulte difícil. Ya fluyan por las
acequias construidas por el hombre ya caigan en forma de lluvia, todas ellas son
aguas del Leteo. Pero a una yarda más de las rígidas fronteras de las lluvias o de la
irrigación, el desierto inmortaliza todos los hechos del hombre y de la bestia, desde
el más trivial al más sublime. Ese estiércol de caballo que se ve en el patio del
palacio del virrey loca, en Tambo Colorado, “el Paradero Pintado” puede estar
depositado allí desde la semana anterior; pero este otro estiércol de llama que se ve
junto a aquél, debe hallarse al¡¡ desde hace más de cuatro siglos; pues a esta baja
altura las llamas vinieron Y se fueron con los locas, y los Incas se fueron cuando
llegaron los españoles. ¿Es posible que aquellos tapices de Paracas que vi en el
museo, se hubieran tejido dos mil quinientos años antes? Las hebras de hilo están
tan intactas y los colores tan frescos como si hubieran salido del telar recién ayer.
Sin embargo, la prueba del carbón, que registra su antigüedad, expresa la verdad
con un margen de error de no más de un siglo o dos. En Lima la fecha me pareció
increíble: pero aquí en Paracas y en medio de las tumbas logré recoger un trozo de
bordado tan bien conservado como las magníficas piezas del museo. También han
quedado Inmortalizadas cosas más sombrías. Del hoyo de esta tumba amargo una
cabeza humana con el pelo perfectamente intacto, Y de que otro, tina mano con la
carne tan bien conservada como si el cadáver hubiera Pasado Por la “sala funeraria”
de un antiguo momificador egipcio.
Y ahora me pongo a trepar las laderas de un vasto montículo -de rocas naturales
Y arena en la parte inferior, pero un amontonamiento de millones de ladrillos de
adobe secados al sol en la parte superior- que fue la capital del reino local 0
confederación, que abarcaba todo ese grupo de valles costeros en el último capitulo
de la historia anterior a la conquista incásica. Comparada con lo que costó establecer
el imperio en México y en el Viejo Mundo, el precio en el Perú, en derramamiento
de. sangre y en devastaciones no fue muy alto. El gobernante de Chanchán. la
capital del reino de Chimu, situado en el norte, capituló cuando el ejército invasor
loca lo privó del agua. al cortar los canales de irrigación. Pero aquí, en el valle
Cañete, el pueblo local resistió y los locas tuvieron que tomar la gran ciudad por
asalto. Subiendo jadeando Por la ladera arenosa de la colina llegamos al más bajo
de los sucesivos escalones y avanzamos hacia la primera línea de fortificaciones
de adobe, que se abre sobre el escenario de una espantosa carniceria cráneos,
cráneos y más cráneos, con fragmentos de dardos, venablos Y cabezas de mazas
de piedra, pero ningún adorno funerario como los que se encuentran en las tumbas

152
LETRAS Y ARTES
de Paracas. Los muertos -y los soldados murieron aquí de a millares- deben haber
sido empujados dentro de superficiales losas comunes. La arena seca conserva
fiel. mente el testimonio. la Pax Incaica, como la Pax Romana, debió ser adquirida
a cierto precio.
De pie en aquel sorprendente terreno, me vuelvo para contemplar la verde llanura
de la que me había alejado trepando y puedo ver, en la última estribación de una
aislada colina del desierto. la fortaleza Que los locas construyeron para dominar el
valle que habían conquistado En el valle Chincha, situado entre este punto y Paracas,
yo había Visto otra, exactamente igual, el “Centinela” que montaba guardia sobre el
Palacio terraplenado del sojuzgado gobernante local. El carazón de la llanura y el
cuello del valle eran las dos posiciones que los Incas elegían habitualmente para
construir sus fuertes y establecer sus guarniciones. El —”Paradero Pintado”
custodiaba el camino que bajaba hacia el valle desde las tierras altas, donde los
locas estaban en su Patria El Centinela y sus fortalezas hermanas de la llanura
estaban ensartadas a la largo del camino tronco imperial que corría abajo sobre la
costa (revivido hoy como sector peruano de la ruta panamericana). El mes Próximo
treparé hasta esas tierras altas, la patria de los romanos de los Andes, allí arriba
bajo las nubes, en el país donde la lluvia cae. En los Valles cesteros nunca llueve;
pero sintieron en carne propia el poder de los conquistadores humanos que cayeron
sobre ellos desde el de las lluvias. Y esto ocurrió por lo menos dos veces en la larga
historia de la civilización andina, antes de la conquista española desde

EL ALTIPLANO
“¿Estoy realmente despierto o todavía durmiendo?”, me pregunté té cuando, al
alba, miré a través de la ventanilla del coche dormitorio “Esta es incuestionablemente
la meseta anatolia, y si el tren no se esta acercando a Konia desde Karamán, debe
de estar acercándose a Eskishehir, desde inonu. Esta amplia extensión manchada
con Penachos de tosco pasto y con incrustaciones de sal blancuzca y grisácea,
estas al, caes construidas con adobes de barro; esos parches de terreno cultivados
en medio del desierto, y esos chicos que cuidan rebaños: ¿que otro lugar podría ser
éste sino Turquia? Sin embargo, en los rebaños y manadas turcos nunca vi estas
llamas o alpacas y me parece recordar que la última noche, a las veintidós, el lugar
en que tomé el tren era Arequipa, Perú—. Y, en efecto, así era. Pero bien podría
perdonárseme que me haya imaginado encontrarme en Turquia cuando apenas
estaba a medias despierto, pues la semejanza de los dos paisajes es extraordinaria.
Elevemos cuatro veces la altura verdadera de la meseta anatolia y desplacémosla
unos veintitrés grados hacia el Ecuador y tendremos el Altiplano de Perú y Bolivia.
Hasta la gente es parecida, pues el gobierno español mandó a los indios del Altiplano
lo que el gobierno del Reino Unido mandó a los montañeses de Escocia después
de 1745: les obligó a dejar de usar sus trajes nativos. Y la vestimenta del campesino
español del siglo XVI con los elementos que los indios le aportaron In el curso de
cuatrocientos años, no se diferencia mucho del vestido frigio que los montañeses
de Turquia solían usar antes de que Ataturk los obligara a ponerse ropas y tocados
occidentales.
Cuando contemplé cómo se elevaba el sol por encima del borde montañoso de
la planicie, comprendí que había pasado durmiendo por el punto más alto del recorrido

153
EL PERÚ MINERO
del ferrocarril (14.668 pies), sin que me des Pertara el malde montaña”, ni verme
obligado a aspirar oxígeno del tu ha que se hallaba preparado junto a mi litera. La
estación a la que nos aproximábamos no era Konia ni Eskishehir; era la ciudad
ferroviaria peruana de Juliaca. cuya altitud, medida en pies. es de 12.551. Allí
transborda mas Y Pasamos del coche dormitorio a uno especial, que la dirección
del ferrocarril había puesto generosamente a nuestra disposición. Era una verdadera
casa sobre ruedas: dos dormitorios, una cocina, un balcón, Un mayordomo -el
señor Justo- y su mujer. Y podíamos hacer enganchar esa casa de ruedas al tren
que eligiéramos. De esa manera fuimos Primero a Pone, el puerto situado en la
bahía más occidental del lago Titicaco. y a las nueve de aquella mañana recorríamos
en un automóvil el camino que bordea la costa sudoccidental del lago.
La superficie del lago Titicaca se halla a 12.500 pies por encima del nivel del mar
y los barquitos que lo surcan tuvieron que ser llevados hasta allí desde la costa en
las piezas más pequeñas en que podían desarmarse. El primer barco llegó desarmado
en fragmentos , a lomo de mula y los demás, también desarmados, en vagones del
ferrocarril una vez que los rieles alcanzaron la costa del lago. Si usted viaja en el
Ferrocarril da del Perú desde Mollendo, puerto vía Arequipa, hacia la capital de
Bolivia. la Paz, atravesará el lago Titicaca a bordo de uno de los barcos de la
compañía ferroviaria. Recorrer en automóvil la orilla del lago fue una experiencia
inolvidable.
El lago Titicaca provee a las necesidades de la vida del hombre y del animal. El
ganado vacuno se introduce en él hundiéndose hasta el pecho para comer los
retoños tiernos de la caña de totora; sus amos humopos cortan las flexibles Y
fuertes cañas, Para hacer almadías desde las cuales recogen la Pesca que en el
lago abunda. Vimos cómo una familia construía una de esas balsas. como llaman
allí a las almadías de los pescadores. Les lleva dos días construir una que tarda
unos dos mes deteriorarse. La materia prima es inagotable y la construcción sencilla.
Dos gruesos manojos de cañas atado, . ¿en hebras de pala se unen
apretadamente en cada extremo. Dos manojos más Pequeños se atan arriba para
que sirvan como borda. Agréguese una paleta de madera un mástil de madera. una
vela de cañas, y ya está Completa la almadía ‘de pesca. Los pescadores no se
toman el trabajo de aprender a nadar, pues el agua de ese lago. alto como el cielo,
es tan fría que quien tiene la desgracia de caer en su Profundidad queda paralizado
por los calambres en cinco minutos, aunque sea uno de los mejores nadadores del
mundo.
Y ahora estamos recorriendo una especie de estepa, separada del lago por una
línea de bajas colinas. Algunas muchachitas cuidan vastos rebaños de llamas,
alpacas, guanacos, ovejas y cabras. Aquí y allá vemos fragmentos de tierra cultivada.
Tal vez el lector nunca haya pensado que una Plantación de Patatas pueda ser
romántica: pero te sobrecoge a uno un estremecimiento cuando se la ve en la patria
de las Patatas y cuando se da una cuenta de que en el Altiplano este alimento
peruano se cultiva con toda la diligencia que en Europa o en Norte América dedicamos
a una plantación de espárragos Y además está allí la quiñoa, un cereal parecido a
la digital, de colores tornasolados, que produce un grano comestible a una altitud
que desafía no sólo al maíz sino hasta a la avena, Pasamos. Por el Puente que
atraviesa el río llavi hermano gemelo del Sangario de Anatolia que, serpenteando,
vuelca sus lerdas aguas en el lago, a travas de bancos de arena Cruzamos otro río
154
LETRAS Y ARTES
Pasamos por Juli, con sus iglesias del siglo XVII Y” luego, cuando el camino sube
por el lomo del monte salta a la vista la parte principal principal del lago. El azul
etéreo de las nacido os indescriptible; refleja el color de los espacios vacíos, no
oscurecidos. Por los velos de La atmósfera que se interpone. En el centro, más ala
de la Punta de la península de Copacabana, se extiende la isla se. grada del Sol,
una de los lugares sacros del mundo andino en su edad precristina. Y al fondo de la
costa nororiental se elevan las Nevadas de Bolivia, que forman una línea continua
de setenta y cinco millas, con sus rutilantes dientes, que muerden violentamente
el cielo de un azul purísimo Copacabana.
Mirando ansiosamente allende el istmo de la península de Copadosis puedo, ver
con los ojos del espíritu, todo el Altiplano extendiéndose hacia el sudeste a través
de Bolivia, con la imponente mampostería de Tiahuanaco. que se yergue solitario
en la yerma planicie. El momento triste del paseo llega Cuan . do se hace la hora de
regresar, que oculta algún notable rasgo del paisaje por debajo del horizonte. Pero
a lo menos pude poner mis ojos en el lago. Y el lago Titicaca es una visión de
dioses.

MACHU PICCHUÍ
Cuando subía por la empinada escalinata que lleva a la estación termina[ en
Cuzco del Ferrocarril Santa Ana, no podía imaginar de que manera encontraríamos
nuestro rumbo sobre la montaña y dentro del valle del Vilcanota, que dos días antes
habíamos dejado atrás en la última parte de nuestro viaje al Cuzco. Lo hicimos
zigzagueando, mientras un ágil joven saltaba de nuestro autocarril y retrocedía para
reponer los cambios, cada vez que girábamos hacia atrás. Mirando hacia abajo por
la ladera del monte que escalábamos, podíamos divisar el tren a vapor que nos
seguía bufando y resoplando, a una distancia de varios tramos más abajo de aquella
gigantesca escalera. Y ahora nos hallamos en la cumbre y recorremos una verde
sabana, una húmeda pradera tan alta como el ciclo colmada de ganado. Se dice
que los Incas tenían allí sus rebaños de llamas. Luego, súbitamente, el perezoso
riachuelo, cuyo Curso seguíamos paralelamente, comienza a serpentear. Y junto
con él nos zambullimos a lo largo de una garganta que corre entre los montes. Yo
había recorrido las Puertas de Cilicia, dos veces por ferrocarril y una en automóvil,
pero esta garganta peruana reduce literalmente a la nada la hundida ruta de Alejandro.
Aquí hallándonos en el fondo y con el espacio justo para e¡ torrente y los rieles, no
alcanzamos a ver el cielo; pero muy por encima de nosotros, podemos descubrir
una escalofriante senda de herradura, apretada contra el flanco de la montaña y que
se abre paso al borde de un precipicio. Por último, la garganta vomita nuestro tren
te súbitamente como se lo había tragado, y nos sentimos disparados como un
proyectil al valle del Viicanota, en un punto mucho más bajo de la altura a que lo
habíamos abandonado cuando salíamos de él para entrar en el valle del Cuzco.
A medida que el río Vilcanota comienza a formar espuma y a rugir en su
precipitado descenso hacia el distante Atlántico, y a medida que nuestro ferrocarril
corre parejo con sus aguas, empieza a producirse un sutil cambio en el paisaje. A
cada curva sucesiva del valle, las laderas de los montes se hacen más verdes y
adornadas. Frondosos árboles se levantan ahora en faldas fantásticamente
empinadas. Hemos salido de la sierra Para entrar en la montaña subtropical, que

155
EL PERÚ MINERO
se extiende como Un cinturón a lo largo de todo el flanco oriental de los Andes, que
parte de la costa meridional del Caribe y llega hasta los yungas bolivianos. “¿Cuánto
corre aún el río hacia el noroeste, a través de la montaña, antes de que tuerza su
rumbo al llegar a la planicie de la selva amazónica-. “Pues otros doscientos kilómetros
más”, me responden. El mundo andino está edificado en una dimensión titánica y
no es posible llegar a la selva amazónica por tren, pues los rieles alcanzan tan sólo
a veinte o treinta kilómetros más allá de Machu Picchu, que es el término de nuestra
jornada de hoy. Y allí estan los omnibus que esperan para llevarnos más arriba
pero. una vez mas, ¿cómo será posible eso? Cuando pasamos sobre el puente que
deja una pulgada para pasar, a cada lado entre nosotros Y el turbulento río más
abajo, a la izquierda aparece un precipicio, y otro a la derecha. Y comenzamos a
zigzaguear hacia arriba. entre ellos, para una ladera que seria también un precipicio
en un país menos escabroso que éste.
¿Qué es Machu Piccibu? En el sentido estricto del término es “el gran Pico” en
el que termina el precipicio de la izquierda; pero hoy se emplea el nombre para
designar la ciudad incaica que corona la depresión que se extiende entre “el gran
pico— y el pequeño. -¡Pico pequeño!” ¡Huayna Picchu! Se yergue en el cielo como
la aguja de una catedral de gigantes. Y la ciudad asentada entre los dos picos
rivaliza con sus contornos naturales en grandiosidad, en tanto que los sobrepasa
en misterio. No alcanzada por los conquistadores españoles del imperio incaico fue
descubierta en nuestros días por un explorador norteamericano, Hiram Bingham.
Se abrió camino a través del matorral que la ocultaba y la sacó a la luz como a una
Bella Durmiente. Pero ni Bingham ni la joven generación de arqueólogos pudieron
determinar la edad o la función de la ciudad. ¿Era una fortaleza? a? Y si lo era,
¿tratábase de una fortaleza fronteriza del imperio incaico frente a las tribus
independientes de la montaña o era una ciudad para refugiarse de los invasores
españoles que abatieron e[ imperio de los incas? La ciudad está fortificada con un
fosa seco y un muro por el lado del “Gran Pico”, lugar en que acercarse a ella habría
sido muy fácil para soldados de infantería con pies como los de las cabras del
monte, Y esto sugiere que la ciudad se edificó con fines militares; pero de los
esqueletos encontrados en las tumbas de las laderas de más abajo, todos, salvo
un pequeño porcentaje, son esqueletos de mujeres: y esto indica que los habitantes
del lugar no eran guerreros, sino vírgenes dedicadas al culto del sal. El enigma nos
deja perplejos y un análisis de la arquitectura tampoco lo resuelve, Puesto que se
encuentran representados allí todos los estilos de la arquitectura incaica, desde el
más burdo al más exquisito.
Desde lo alto de la ciudad la mirada domina uno y otro lado, huta alcanzar el río
Vilcanota que va serpenteando mucho más abajo; y el río rodea el Pie de Huayna
Picchu de manera que el pico y la garganta jun. tos forman una altísima península.
la puesta del sol sobre tal escenario fue indescriptiblemente grandiosa. Y el alba lo
habría sido aún más, si las nubes no hubieran bajado sobre la ciudad durante la
noche. En medio de Una blanca niebla, fuimos bajando cautelosamente el zigzag
que el dio Interior habíamos subido y después comenzamos a zumbar Cuesta abajo
sobre el trazado teniendo cuidado, cuando girábamos las curvas, de no atropellar
si, esa, mañana de domingo, a los campesinos que por aquella via Permanente se
dirigían a la misa y luego al mercado. Y no atropella. nos siquiera un ternero, un
cerdo o una gallina. la única víctima fue un gavilan tan concentrado en lanzarse

156
LETRAS Y ARTES
sobre una Paloma salvaje, que vino a Chocar de cabeza con la parte delantera de
nuestro autocarril.
En Ollantaylambo y en nuestro viaje de regreso. cambiamos los rieles les por el
camino. Las obras de albañilería rivalizan aquí en magnitud con las piedras de
Sacsahuamán; pero Ollantaytambo es también un enigma como Machu Picchu.
¿Era una fortaleza? ¿Era un templo? Los experto¡ no están de acuerda sobre el
punto, pero no hay discusión alguna sobre la aldea incaica que se extiende a sus
pies: una Cuzco en miniatura, sin la superestructura española. Y ahora nos hallamos
recorriendo el largo camino que conduce al Cuzco por el valle del Vilcanota y por las
colinas que parten de Pisac. A los fuegos artificiales que celebran el momento
culminante de la misa, sigue el zumbido de la pieza del mercado. En un vallecito
que se halla a pocas millas del Cuzco, nos encontramos con un macizo muro de
contención incaico y con una fuente de agua que allí mana, los locas solían acudir
a aquel punto como lugar de placer; Y desde los días aquellos nada ha cambiado
en este encantador escenario. Por último, teniendo Ya a la vista al Cuzco, nos
detenemos en Kkencu (desde luego que ha de pronunciarse las dos kk) y yo me
froto los ojos. Porque, en efecto, al abrirme paso a través de las grietas de ese
laberinto de numinosas rocas, no puedo creer que no estoy en el corazón de Yazili
Kaya, “la roca de los escribas”, situada en los alrededores de Boghazgalé, que fue
una vez el lugar más sagrado de los hititas. En Anatolia y en el Perú, las mismas
formas misteriosas y fantasmagóricas de la roca suscitaron el mismo sentimiento
de pavor, en los corazones humanos. ¡Qué testimonio sobra la uniformidad de la
naturaleza humana!

LA SELVA
¡Por fin la Selva! El oxígeno dejó de penetrar en mis pulmones a través del
canuto que yo había estado chupando vorazmente durante el vuelo que hicimos por
sobre los Andes. El avión estaba descendiendo sobre una lisa alfombra de árboles
que se extendía hacia el este hasta el horizonte. Pero ninguna alfombra hecha por
el hombre fue nunca tan es, pesa ni de tejido tan denso. lo era tanto, que los
árboles muertos no tenían espacio para caer y sus erectos y blancos esqueletos
refulgían como encale entre los muchos tonos de verde. ¡Desde el desierto del
Pacífico a la Selva del Atlántico en un vuelo de una hora y tres cuartos! Pocos
minutos después de haber tomado el avión en Lima, nos habíamos elevado por
encima de la capa de niebla que cubría a la ciudad Y cuando el mundo tornó a
hacerse otra vez visible era todavía el árido mundo de la costa, un mundo de secos
montes, con cintas verdes. allá abajo, a lo largo de las orillas de los escurridizos
rios. Luego Pasamos Por aldeas de las tierras altas y terrazas de cultivo situadas
en altitudes aparentemente inaccesibles; y luego. la sierra blanca, la Cordillera 0
los Andes cubierta de nieve. Tal espectáculo empequeñece por su magnificencia, el
panorama que ofrecen los Alpes cuando se vuela de Milan a Zurich pero lo que
aprisionó mi mirada, Mientras el oxígeno escapaba fuera del tubo, no fue la sierra
que dejábamos atrás, sino la selva hacia la que nos aproximábamos. Allí estaba
por fin el espectáculo que se me había escapado en la excursión que hice a Machu
Picchu.
Aterrizamos en Pucallpa, lugar tan alejado que es el único punto en Sudamérica,
en que una route carrosable procedente de la costa del pacifico. alcanza las aguas
157
EL PERÚ MINERO
navegables da la cuenca amazónica. Cuando nuestro avión bajaba a tierra vimos el
camino Y desde el aire el recto consturón rojo, que cortaba el verde oscuro de la
selva, nos pareció impresionante. Ahora que íbamos por él desmentía su apariencia.
Y comprendí que se trataba de un camino “transitable” con ciertas reservas. Si un
automóvil o un camión se ve sorprendido por la lluvia en uno de los sectores
montañosos, deberá esperar tres meses para llegar a su destino. Con todo, el
camino sirve por lo menos durante seis meses y el río Ucayali es una realidad
permanente. Visto desde el cielo de Pucailpa, el río parecía tener aproximadamente
las dimensiones del Támesis en Richmond y daba la impresión de que sus aguas
corrían tan mansamente como ¡as de aquel. Pero cuando, al día siguiente, bajé a
su superficie en uno de los hidroaviones del Instituto lingüística, a unas cuarenta
millas más abajo de Pucallpa, comprobé que el Ucayali era tan ancho y también
tan majestuoso como el Danubio en Ruschuk. En las últimas tres semanas se
habia tragado unas ciento cincuenta yardas de la aldea india que estábamos
visitando”.

158
LETRAS Y ARTES

Modesto Bargalló

CONOCIMIENTOS DE LOS ABORIGENES DE CENTRO Y


SUDAMERICA SOBRE LOS METALES Y SU BENEFICIO

METALES CONOCIDOS
Los aborígenes de Colombia y Panamá hasta Guatemala, apenas conocían y
trabajaban otro metal que el oro y un poco el cobre. Fr. Pedro Simón dice que los
bogotaes desconocían el último metal, aunque la contradiga al referir que “mandaba
el xeque se hicieran de oro, cobre, hilo o barro las figuras”. Preparaban, también,
aleaciones de oro y cobre, para rebajar al primero. Conocian, además, una aleación
igual al guanín de las islas del Caribe, Venezuela y Guayanas: de donde seguramente
llegaría a los habitantes de aquellas islas.
Aunque poseían algunos objetos de plata, de procedencia exterior, no trabajaban
dicho metal, a no ser el que elaboraban en mezcla natural con el oro, por ser el oro
de Colombia, como el de Perú y Bolivia, moderadamente argentífero, y sin cobre.
Desconocían el plomo, el estaño y el bronce (éste sólo era conocido de los aborígenes
de Chiriqui Y Coclé (istmo de Panamá)
Colón. en su cuarto y desventurado viaje, que llegó hasta las costas tas caribeñas
de América, Central, vio en la isla Guanaja (entrada del Golfo de Honduras), unos
indios en una gran canoa que con seguridad procedía de tierras de Yucatán (México).
que llevaba “hachuelas de cobre (bronce) y grisoles para fundir cobre” (Las Casas).
Pero Colón por lo visto, no vio cobre en ningún punto de la costa. entre ellos un lugar
de Honduras (Trujillo) y otros de Nicaragua, al sur del Cabo Gracias a Dios; y luego,
en los abrigos de Nombre de Dios, Portobelo (bautizados dos por Colón) y Veragua
(Panamá), en donde rescato’ granos y les Pelos de oro”. o sea “unas patenas de
cálices, algunas grandes, otras menores, que pesarían doce ducados
________
* Tomado del libro del autor: La Mineria y del Metalurgia m del América española durante la Epoca
Colonia, México, 190.
Los indígenas de la región de Chocó (Colombia) y también los de Esmeraldas y
otros lugares(Ecuador) conocían, además, el Platino, que recogían de las arenas
de los ríos, obteniendo de él una aleación de platino con Oro argentifero.

CONOCIMIENTOS DE LOS ABORIGENES


En todos los Países del Sur Y Centroamérica se desconocía en absoluto el
hierro.
Los territorios que actualmente corresponden al Perú, a Bolivia, Ecuador. norte
de Chile y noroeste de Argentina, conocían mayor número de metales: los dos
Primeros laboraban en grandes cantidades la plata; trabajaban el oro y en menor
grado cobre, estaño; muy poco el plomo; y, también. algunas aleaciones, entre
159
EL PERÚ MINERO
ellas la de oro y cobre conocida en la costa de Perú y en Ecuador e ignorada, en
cambio, en la altiplanicie peruano boliviana y argentina El bronce era desconocido
en la región septentrional del Ecuador.
Ha sido objeto de muchas discusiones un párrafo de Garcilaso en el que dice
que “los reyes incas alcanzaron el azogue y se admiraron de su viveza y movimiento”
y que por sus cualidades tóxicas ‘ prohibieron que se sacara y no se acordaron
más de él El único hallazgo seguro de mercurio metálico, fue el realizado por
Maudsley en una vasija de Copán (ciudad maya de Guatemala), en la que se encontró
un poco de cinabrio y unas onzas de mercurio Se trata de un caso aislado de
mercurio nativo, tal vez único, ya que Bergsoe ha comprobado que ningún aborigen
de las Indias utilizó el mercurio, ni preparó amalgamas.

GRANDES RIQUEZAS DE ORO Y PLATA


Los relatos de los cronistas y conquistadores sobre las riquezas de oro. Y Plata
de Colombia y Perú ‘ rayan en lo fantástico: el P. Molino un cuenta Fr Pedro Simón,
descubrió en 1572, “una figura de un mu chacho de hasta tres años, Puesta en pie.
de oro macizo”. Representaba-. a modo de ídolo, al niño que junto con la mujer
llamada Bachua emergió de la laguna del distrito de Tunja, cerca de Iguaque
(Colombia).
Cieza de león cronista de la Conquista del Perú, que acompañaba a1 abogado
don’ Juan Vadillo en la expedición que partiendo, en 1537. de Cartagena de Indias,
remontó el Cauca, cuenta que en Caramanta habla tanta abundancia de oro, que su
señor Cauroma sacaba de Un río la cantidad de oro que quería, y que en el pueblo
de Arma eran “riquísimos de oro a maravilla.... tenían deste metal muchas e grandes
joyas ... el de menos ley diecinuevo quilates” Y añade: “Cuando los descubrimos
Por Primera vez que entramos en esta provincia con el capitán Jorge Robledo me
acuerdo que se vieron Indios armados de oro “muy lindos Pies a la cabeza las
mujeres de ¡a provincia de Zopia llevaban muy lindos collares de’ piezas ricas de oro
- (y) las ventanas de las se abren para poner unas como peloticas de oro fino”.
Sobre la tierra de Atacames (Ecuador) dice Zárate, historiador que vivió la
Conquista, que todos los indios que salían de guerra “traían sembradas: las caras
con clavos de oro en agujeros que para ello tenían hechos todos los conquistadores
quedaban maravillados de los tesoros de incaicos, y de las casas de reyes
y señores: planchas tablones de oro cubrían las paredes del templo del Sol en el
Cuzco cenefa plata de una vara de ancho, a lo largo de todo el claustro de ha capilla
de la Luna ... “ casas reales, unidas sus piedras con mortero de. oro derretido
De los despojos de Cajamarca y del Cuzco, según Ruiz de Arce testigo presencial.
se hicieron fundiciones por valor de dos millones , de pesos en quintos para el rey,
lo que representa un tesoro de diez millones. Humboldt toma de Garcilaso y de
Herrera los siguientes datos: proceso de Atahualpa y despojo del Cuzco, 41987
marcos oro (115000 marcos plata) según Garcilaso; botin del Cuzco, según Herrera,
25700 marcos oro Calcula Humboldt en 80000 marcos oro el importe total de los
rescates y despojos de conquista en Nueva España y en el Reino del Perú Para
una evaluación precisa de los tesoros acumulados en sin. Ambos reinos hasta su
conquista por los españoles, evidentemente falta conocer el valor de lo ocultado por
los indígenas
160
LETRAS Y ARTES

YACIMIENTOS EXPLOTADOS
Según testimonio ya citado. de Colón, se explotaban placeres su. auríferos en la
región de Veragua (Panamá) las expediciones de Juan de la Cosa y Alonso de Ojeda.
desde Cartagena (Colombia) hacia el Urabá (región del Darién), y de Vasco Nuñez de
Balboa y Martín Alonso, que llegaron hasta el Mar del Sur (Océano Pacifico) el 27 de
setiembre de 1513, descubren que los indíganas de las regiones del norte de la actual
Colombia, lavaban el oro placérico. Asimismo, se explotaban en innumerables lugares
los aluviones de los valles de los ríos Atrato, del Cauce y del Magdalena y de sus
afluentes, separados por las tres cordilleras andinas (occidental, Central y Oriental) del
territorio de Colombia, y cuyas riquezas pondera repetidas veces Cieza de león. Los
indios poyras o yapotages que habitaban ambas márgenes del Magdalena,—desde el
de Cuello hasta el ‘de Leche que entra en el grande en frente de Neyba, eran grandes
mineros ... A las tierras de éstos acudían a hacer mercados los mosca’ (musicas) (Y)
rescataban el mucho oro fundido o en joyas que daban en trueque los yapotages”.
Los indíqenas colombianos sacaban cobre de la región de Tolima.
En Ecuador se explotaban los ricos yacimientos auríferos del valle ,del Zaruma
y los de la región suroriental, donde primeramente se asentaron los españoles.
Existían, también, minas de cobre cerca de Picoaza .Y los cañaris lo sacaban de la
región meridional del valle interandino.
Y se labraban los aluviones auropiatiníferos de Picoazá y Moniquiri, os de
Esmeraldas y alguna que otra localidad.
En Bolivia y Perú, los locas sacaban la Plata especialmente de la región de los
Charcas, debiendo citarse en primer lugar las minas de Porco, que suministraron
gran Parte de las riquezas del templo del Sol de Curicancha En la región de Pacales,
existían las de plata de Anda acaba y de Yulloma. También de plata, en el Cerro de
Lin ‘ al oeste de Micuicampa en la Sierra de Cajamarca; en Guaneso, en Guamanga
Y Chincha, y en Guaraz,
Minas de plata y oro se trabajaban en la región de Conchucos en las sierras del
Cuzco; en Chaquiyapu o Chuquiabo, que significaba “heredad de oro”. y que los
españoles denominaron La Paz; en Chayanta y Chilleo, en Guaneso (Huánuco
Viejo); en Carabaya.
Se extraía oro de Curimayo, al noreste de la villa de Cajamarca, a más de 3400
m de altitud.
Se explotaban minas de cobre, junto a Sabalcha en los Lipes, y en Caraguara.
Y de estaño, en Carabuco (región de Pacajes).
En Chile se labraban minas de cobre en la región de los atacameños y en la de
Loa.
El plomo se obtenía generalmente de menas argentíferas (sorochea)

LABOREO DE MINAS
Las Pepitas de oro y de estaño (casiterita) de placeres (y de cobre nativo, en
determinados casos). las separaban de sus arenas, lavándolas con Procedimientos
semejantes a los que se seguían en México: a veces, como ocurría en Antioquia,
abrían las tierras auríferas, con “macanas o coas”

161
EL PERÚ MINERO
En algunos lugares de Colombia, los lavadores, para no desperdiciarlo
incorporaban el polvo de oro a una pelota de arcilla.
Las menas de plata, cobre, en ciertos casos de estaño y de plomo se obtenían
en general de Yacimientos superficiales, aunque se hayan descubierto galerías en
minas, seguramente de cobre, próximas a Picoazá (Ecuador), situadas en EL Cerro
jaboncillo. También se han hallado en os (Chile)” Fernández de Oviedo Pone en
boca del adelantado Diego de Almagro que vieron unas minas también labradas
como si españoles entenderán en ello”. Solórzano habla de los antiguos socavones
de las minas de cinabrio de Huancavelica (Perú); siendo más explícito el P. Acosta
al afirmar que los indios ya sacaban azogue (cinabrio) de Huancavelica.
Barba vio junto a Ancoraymes (provincia de Omasuyo) “grandiosas labores de
los incas” en vetas de hematita que seguramente, añade utilizarían para acomodar
“sus piedras a sus armas en la honda”.
Como herramientas emplearían barretas con regatones de cobre, martillos de
piedra y cinceles de bronce, y palas y picos de maderas muy duras. Diego Trujillo
narra que en el Cuzco hallaron “galpones de barretas de cobre (¿bronce?), llenos,
atadas de diez en diez, que eran para las minas”

BENEFICIO DE LOS METALES


Los indígenas practicaban, en algunos lugares, el método de torrefacción según
describe Francisco Jerez que lo había observado en las sierras de Cajamarca, en
Guaneso (Huánuco Viejo): “La plata (dice) sacan en la sierra con poco trabajo; que
un indio saca en un día cinco o seis marcos, la cual sacan envuelta con plomo y
estaño y piedra zufre, y después la apuran, y para sacarla pegan fuego a la sierra,
y como se enciende la piedra zufre, cae la plata a pedazos”.
El hallazgo de morteros de piedra y el de una especie de molino en la región
andoargentina, denota, que los incas, antes de someter la mena a su reducción por
el fuego, procedían a triturarla y a molerla, los molinos estaban constituídos, según
Boman de un bloque de granito compacto, llamado maray, en forma de pirámide
cuadrada truncada, con caras lisas y aristas romas de 0.88 m. de alto y 0.70 de
ancho en su base mayor y 0.54 m. en la menor o superior; en ésta presenta una
depresión; y una profunda ranura paralela a la base rodea las caras laterales a 0.30
m. de la base superior; además, el bloque tiene dos orificios de 5 cm- de diámetro
a unos 10 cm. de la base superior, que sirven para fijar las barras con que ha de ser
movido por dos o cuatro hombres. El maray se apoya sobre una era empedrada, de
unos 8 m. de diámetro. Molinos de este tipo se han encontrado en Cobres, Rinconada
y Pompeye y también en la provincia de Catamarca, Sierra de Capillitas,
departamentos de Tinogasta, provincias de San Juan, San Pedro de Atacama, como
asimismo, en Bolivia.
Al parecer, no se practicaba otra concentración de menas que la que implica el
lavado de las arenas auríferas . Aunque Solórzano dice que los indios lavaban el
minera¡ de azogue (cinabrio) junto a los arroyos: lo purificaban para usarlo como
afeite.
La fundición de las menas, generalmente de plata, se realizaba en distintos tipos
de hornos; y sin que se conozca de qué tipos se utilizarían en Colombia, para el oro.

162
LETRAS Y ARTES
En Perú, Bolivia, Ecuador y hasta en Loa (Chile) se empleaban unos hornos
muy ingeniosos llamados guairas. De ellos se tratará en el capítulo VIII, por continuar
empleándose durante la época Colonial: con dichos hornos se fundió toda la mena
de Plata extraída del Cerro de potosí, desde que se descubrió en 1545, hasta que
se establecieron los métodos de amalgamación hacia 1571 a 1572.
Los metales de plata y de cobre, al salir de las guairas, eran sometidos a una
nueva fusión, con objeto de afinarlos, y luego se vaciaban en moldes. Se utilizaban
crisoles de arcilla o de piedra, hemiesféricos a veces cuadrados, y hornos
generalmente de arcilla; avivándose el fuego del carbón, por el soplo con canutos a
modo de soplete: “Fundían (dice Garcilaso) a poder de soplos con unos cañutos de
cobre, largos de inedia braza, más, o menos, como era la fundición, grande 0 chica.
Los cañutos cerraban por el vn cabo, dejávanle un agujero pequeño, por do el ayre
saliese más recogido, y más recio. Juntávanse ocho, diez, y doce, como era
menester para la fundición: andaban al derredor del fuego, soplando con los cañutos,
y hoy (hacía 1609) se están en lo mismo que no han querido mudar costumbre”.
Los tubos consistían en una lámina en rollo provista de una embocadura, y sujeta
con un bramante enrollado a lo largo. Usaban también embocaduras de arcilla y
tubos de madera o de caña, semejantes al del joyero mexicano.
Los moldes eran de arcilla, piedra y a veces de arena y en algún caso de yeso;
de una sola pieza (moldes abiertos), o de dos (moldes cerrados)
Los indios de Porco, antes de la llegada de los españoles, practicaban ya la
copelación: “probado en la copela”, dice Solórzano.
Los joyeros Indios de Colombia, practicaban con el oro el vaciado ordinario y el
de la cera perdida, como el mexicano. Hacían también labor r de martillo, en frío y
tal vez en caliente; practicaban la soldadura ordinaria, la autógena y trabajaban la
filigrana. El indio de la altiplanicie peruano boliviana, sólo procedía al martillado con
objeto de endurecer los metales (bronce) en frío, como lo comprobó el estudio de un
hacha dura, que analizada por Vauquelin dio 0.96 de cobre y 0.04 de estaño
(Humboldt): utilizaban, a modo de martillo, unos cubos o paralelepípedos de bronce
durísimos, de diversos tamaños y de aristas romas, de 1 a 2 Kg. de peso; y que
manejaban con la mano, sin necesidad de mango (Clement) Las aleaciones distintas
del bronce sólo fueron trabajadas en el Ecuador y en la costa peruana.
Los joyeros de Guatavita (Colombia) se distinguían sobre los de las restantes
regiones del antiguo reino del Perú, por su pericia en fundir y trabajar el oro; aunque
sin alcanzar la altura de los mixtecos que labraron las joyas de Monte Albán (México).
Llegaron a contarse hasta mil joyeros guatativas.
Los indios de las costas del mar Caribe de América Central, por o menos los de
la región occidental de Panamá y los de Nicaragua, según Se deduce de las
descripciones de Colón y de Las Casas, reducirían la metalurgia del oro, como los
isleños antillanos, a la confección de plastas planas o cóncavas (“espejos”) que
cortarían de determinadas formas, y que grabarían en algunos casos.

163
EL PERÚ MINERO

Vitold de Szyslo

LA NATURALEZA EN LA AMERICA ECUATORIAL

CARACTERES QUIMICOS Y FISICOS DE LA HOJA


El papel de la hoja es muy importante en la economía vegetal, por almacenar
muchas sustancias minerales que también se encuentran en las otras partes de
las plantas, como en la ceniza, corteza, semillas, flores, frutos, raíces, savia, tronco
y ramas; algunas sustancias, como, por ejemplo, las sales de aluminio, se encuentran
de preferencia en las raices. Flucking encontró manganeso en las zingiberáceas en
las Heveas hay ácido prúsico y acetaldehido en la ceniza de Bertholletia excelsa
hay ácido fosfórico; las semillas de Strychnos contienen manganeso; las semillas
y corteza de Theobroma cacao contienen, según análisis de Duchaux sales de
cobre; en otras plantas encontramos en sus cenizas, hierro calcio, azufre, potasio,
magnesio y otros minerales y aún metales nobles, como el oro, naturalmente, en
cantidad ínfíma.
En las hojas opuestas y vertíciladas se observa la anisofilla o la heterofilia,
debido al ángulo en que reciben las hojas la luz solar; el di. morfismo o la heterofilia
follar es un fenómeno que se nota con frecuencia en las ramas floríferas y a lo largo
del tallo; en las aráceas, las hojas perforadas de Monstera, favoreciendo a la vez la
acción clorofílica, se colocan por encima de las Inferiores, que son enteras, y así
delan filtrar la luz- Las perforaciones varían según las especies de ambos lados del
nervio céntrico.
Las manchas que se ven sobre algunas hojas son causadas, según Stahl, por la
transpiración; en las hojas sumergidas hay dimorfismo respecto a las hojas en la
superficie. Las hojas laciniadas transpiran más que otras; también las hojas de
color, provistas de antocianina, son sujetas a mayor transpiración.
Merríll cree que las hojas acuminadas estimulan la gutación, por compensar la
menor transpiración, según Massart, ésta es menor. las copas de los árboles,
expuestas al viento, aumentando, sin embargo, con el calor

_______
* Fragmentos del libro del mismo nombre, publicado en Lima, 1955
La gutación se observa en la selva, sobre todo, en las familias de plantas, como
moráceas, lequminosas, urticáceas; en los qéneros Cissus y Begonia la gutacíón
es menos evidente. la gutación es causada por la presión de las raíces por medio
de la que sube agua por los tejidos hasta las hojas saliendo por los intersticios
intercelulares en forma de gotas, a qutacíón cesa al transpirar la planta, cuando el
aire pierde parte de su . contenido de vapor. Lundegardh cree que una de las causas
de la gutación puede ser el calentamiento del suelo en mayor escala que el del aire.
Cuando hay poca gutación es por medio de la transpiración que se efectúa la
subida de las sales desde la raíz hacia las hojas, impulsada por la presión osmótica
164
LETRAS Y ARTES
y la absorción. Por otra parte, algunas plantas, como la Colocasia, transpiran hasta
cien centímetros cúbicos de agua en una sola noche por cada hoja; esta transpiración
se realiza por su epitema situado entre las vías vasculares y los estomas acuíferos.
El agua que se ve en la mañana sobre las hojas no es un producto tan sólo del
rocío, porque, por lo común, es originada por la transpiración; ésta se efectúa,
como la gutación, por los hidátodos, sea los órganos secretores de los estomas
foliares. Según las observaciones, hechas por Evans, los árboles transpiran, sobre
todo, por la parte alta donde hay más luz; las hojas del piso bajo donde se observa,
en cambio, la respiración más activa, transpiran poco. Este fenómeno lo activa el
movimiento del aire y los cambios de la temperatura.
Las hojas coriáceas, protegidas por una cutícula gruesa, resisten mejor la
evaporación, cuando la capacidad de aire para ésta es mayor que la posibilidad de
la planta para transpirar; así, no se llegan a marchitar sus hojas.
Respecto al agua de la gutación, ésta contiene bicarbonato de cal 0 amoníaco y
en los lugares más secos, aún cloruro de sodio, de potasio Y calcio en soluciones
superiores a las que se observan en el suelo, Pero más Pobres que señala la savia
de las plantas.
La transpiración protege las plantas de los cambios de la temperatura que
resultarían fatales para su plasma y cuando ésta baja, la transpiración favorece la
eliminación acuosa; no sólo son los estomas, sino también los espacios
intercelulares que permiten la salida de los cuerpos gaseosos; las plantas
esciadofitas varían poco en su contenido acuoso, Por tener baja la presión osmótica
endocelular, en cambio, las mesofitas Y, especialmente, las xerofitas, a las que les
gusta la luz, señalan la amplias oscilaciones hídricas, debido a la intensidad de su
transpiración. Esta en los trópicos es causada mayormente por la baja de la humedad
relativa, debido al aumento de la radiación solar en las horas matutinas.
Por otra parte, Morton cree que los movimientos de sensibilidad que señalan
varias Mimosa y otras leguminosas, cuyas hojas se cierran al contacto de cuerpos
extraños, obedecen a repercusiones hidrostáticas dentro de sus tejidos.
Un árbol grande puede transpirar hasta cien mil litros diarios en una hectárea de
monte virgen la transpiración puede sumar 50 toneladas diarias, y aún mucho más.
Entre 2% y 5% de la energía solar, consumida en la evaporación, se emplea en la
transpiración, factor m. portante para el movimiento del agua en el suelo y en el
aire.
La subida de la savia o del látex es uno de los puntos discutibles en la fisiología
vegetal, de gran valor en la Hilea, donde abundan los árboles y lianas gigantes; así,
la presión que la hace subir, pasa de varias atmósferas y, por muy extensa que
fuese la extensión del terreno ocupada por las raíces, la que, a veces, abarca un
centenar de hectáreas Para un sólo árbol gigante, aunque esto parezca increíble,
con todo la presión radical no será suficiente para explicar este curioso fenómeno.
En la selva mesofila de Rioja existe un árbol, cuyas hojas gotean en las horas
de calor; es el tamiacaspi, árbol de la lluvia, Caesalpinia pluviosa. Los nativos dicen
que tal fenómeno sólo se observa en verano, siendo raro en la época de invierno, es
decir, en la lluviosa.
En 1951 fuí especialmente a la quebrada llamada Cuicayacu, situada a media
hora más allá de Yorongos, para ver el famoso árbol, el que crecía cerca de un ojé,
165
EL PERÚ MINERO
Ficus anthelmintica, y de un hauyhuash-zapote o OuerariIbea guyanensis, rodeado
de bromeliáceas; es un árbol de porte mediano. de tronco delgado, escamoso,
amarillento; sus hojas son verdes oscuras, con foliolos aovados; la copa es poco
densa y más bien pequeña; las gotas que caen de su copa se pueden estimar en 3
a 5 por minuto; las he probado, no tenían ningún sabor pronunciado; sólo se podía
notar que no eran tan sólo agua pura.

LAS RIQUEZAS MINERALES DE LA AMAZONIA


Estas riquezas, aún han sido poco exploradas y, mucho menos, explotadas.
Debe observarse que zonas ricas en minerales son las Guavanes y el territorio
litoral del Pará y Macapá; las mesetas cristalinas de Govaz y Matto Grosso y las
laderas andinas: todos los ríos que bajan de estas regiones son auríferos; los que
nacen en la Guayana o en la meseta brasileña son diamantíferos; en cambio, son
pobres en minerales 109 ríos de la planicie amazónica meridional, que son los
comprendidos entre la cuenca del río Madera y Ucayali, como, por ejemplo, los ríos
varí, Yuruá, Jutahy y Purús que no vienen del macizo andino.
En las partes de la región Sudeste del Amazonas se ha encontrado gran riqueza
de toda clase de minerales, como berilo, tantalo, cristal de roca, amatista, turmalina,
aguamarinas, tungsteno, piedras preciosas, especialmente, záfiros y esmeraldas;
caolino, barita, estaño, fluorspato, especialmente, monacita, usada para electrodos,
níquel, cobalto y, sobre todo, corundo, manganeso, que ha provocado una verdadera
fiebre entre los cateadores y gambusinos de Amapá, cuya población ha crecido en
una forma espect- tacular el manganeso es esencial para la industria del acero de
los EE, UU y ‘ con tal motivo, la Cía. Bethlehem Steel Corporation ha tomado cartas
en este negocio; el manganeso aparece allí, como psilomelana, que es un óxido
hidratado de este mineral o como un bióxido, llamado prio se la encontró al norte de
Alemquer y en la cuenca del Ñamunda, aparte de Amapá.
En las partes inundadas amazónicas hay limonita y hematita, en el valle de
Tocantins, y en los montes de Ereré, hay también piritas de hierro Y aluminio. En el
valle del río Xingú se encontró galena, malaquita, con una buena ley de plata; en el
valle del río Tapajoz hay molibdenita e ilmenita (óxido de hierro con titanio); en el
litoral de Pará hay bauxita.
El oro se explota en el litoral del estado de Pará y territorio de Macapá en las
cinco Guayanas, siendo especialmente rica la parte venezolana en los estados
Goyaz, Matto Grosso y los afluentes amazónicos que nacen en los Andes, acarrean
pepitas de oro.
Carbón de piedra hay en los montes Ereré.
En cuanto al petróleo, hemos señalado las partes más ricas en el Perú, al
referirnos a nuestro viaje por el Ucayali indudablemente, las laderas orientales andinas
son ricas en petróleo, quizás, más que las occidentales; la demora para su
explotación ha obedecido, más bien, al problema del transporte. Desde Venezuela
hasta el Chaco, hay una vasta zona petrolera, cuya explotación actual aún es
incipiente.

166
LETRAS Y ARTES

Carlos Prieto

EL CUENTO Y LA CUENTA DEL ORO DE AMERICA


Humboldt indica que desde 1545 hasta 1803, del Cerro de Potosí salieron. según
registros de Tesorería, las siguientes cantidades:
De 1545 a 1556 .......................................................127.500.000 pesos
De 1556 a 1789 .......................................................819.258.500 pesos
De 1789 a 1803 ....................................................... 46.000.000 pesos
Total .....................................................................1.095.500.000 pesos

Cuatro mil cuatrocientos millones de pesos en 311 años: $ doce


millones por año.
Florisel siguiendo a Humboldt, llega para toda América, en el lapso de 1492 a 1803, a la
cifra total de oro y plata enviado a España (incluyendo los metales extraídos fraudulentamente
y, por tanto, no registrarlos, pero calculados por Humboldt) de 4.440.000.000 de pesos de 8
ocho reales, sin deducir lo que los piratas robaron ni lo que se tragó el mar. Florisel hace
estas cuentas: “Si dividimos los 4.440 millones de pesos entre los 311 años que duró la
civilizadora tutoría española sobre más América, dan un cociente de doce millones anuales
y un poco más “Doce millones por año dio América a trueque de todo el bien Y del saber
todo posibles que la Cruz y la Ciencia del mundo y de la Historia recogidos, cultivados y
nutridos por aquel entonces; a pechos de Castilla y trasvasados generosamente, en toda
su integridad viva, al molde virgen del Nuevo Mundo- trajeron a los hombres a través del lento
crisol depurador de los siglos, como un don de dioses”.

El toma y daca un mal planteamiento.


El razonamiento de Florisel responde a una actitud polémica frente al falaz
argumento, tantas veces esgrimido, de que España exploto. inicuamente a América
sin darle nada a cambio. No es posible Planteo. una cuestión como esta en esos
términos, como un concepto de transacción comercial, de un negocio de toma y
daca entre dos partes en la que una de ellas resulta beneficiada a expensas de la
otra. El descubrimiento del Nuevo Mundo y la consecuente creación de las naciones
de habla española que hoy la pueblan es un acontecimiento de sino histórico Y
como tal es preciso contemplarlo. España lo realizó según el genio de su raza y
dentro de las Ideas y circunstancias de orden político Y económico de la época. Y
cupo a la minería ser el instrumento de ese hecho trascendental, como se trata de
analizar en el curso de este trabajo. Los resultados no pueden presentarse en un
balance, en una contabilidad por partida doble. A España, como nación, le
prolporcionó poder e importancia política en el agitado mundo de entonces, pero
solo en precario y transitoriamente. Quizá esa transitoriedad se deba precisamente
a la afluencia de metales preciosos que el Descubrimiento le proporcionó en
cantidades inimaginadas. Carente España
167
EL PERÚ MINERO
___________
* Tomado del libro del autor: La Minería en el Nuevo Mundo, Ediciones de la vista de occidente,
Madrid, 1969.
2) Obra citada, pero con datos resumidos, por Florisel. (El cuento y la cuento Oro de América,
México 1921.

El destino final de los metales preciosos. - Colón, citado por


Carlos Marx
de hábitos mercantiles y sobrado Carlos V de necesidades de numerario para
costear las guerras y sostener el Imperio, el oro y la plata de América pasaron tan
solo a través de la Península con pocas ventajas para ella, y. antes al contrario,
creando el desquiciamiento de su economía merced a la influencia corrosiva del
exceso de moneda en circulación. El destino final de esos metales que se obtenían
en Guanajuato y en Potosí, en Zacatecas y en Oruro, y que en convoyes salían de
Veracruz, Cartagena de Indias o Buenos Aires y atravesaban el Atlántico librándose
de tormentas y piratas, llegaban ineludiblemente a Amgberes, Brujas y Gante, a
Amsterdam,, Londres, Hamburgo y Bremen, Génova y Basilea, es decir, a las plazas
en donde se gestaba el capitalismo comercial sustentado en los principios del
mercantilismo que identificaban la riqueza con el dinero, y el dinero con el
atesoramiento del oro y la plata. Colón, que no era economista pero que vivía su
época, dice en una de sus cartas (escrita en Jamaica, en 1503, y citada por C.
Marx en su Crítica de la Política Económica, 1930, pág. 162): “¡El oro es una maravi.
lla! Quien lo posea es dueño de todo lo que desea. Con él aun pueden llevarse
almas al paraíso”.
Agreguemos que, por una curiosa ironía, a esas mismas plazas Comerciales
que recibían los metales cuidadosamente registrados en la Casa de Contratación
de Sevilla, afluían también los obtenidos por los Piratas Por la vía del asalto y de la
rapiña. Podemos afirmar con razón que los metales preciosos americanos tuvieron
una influencia decisiva en el origen y desarrollo del capitalismo moderno y en la
cultura de la Europa occidental.

La Influencia del Nuevo mundo en Europa a través del oro y la


plata.
La circulación monetaria entre los Virreinatos “los situados”.
No todo el oro y la plata extraídos de las entrañas del Nuevo Mundo do, sin
embargo, atravesaban el Atlántico. En gran cantidad y profusa. mente circularon y
tuvieron una gran importancia en el desarrollo de la economía dentro del propio
continente americano. Es poco sabido que los Virreinatos de la Nueva España y del
Perú tuvieron a su cargo con. tribuir con su Tesorería, con la Real Hacienda, a cubrir
los deficiente que ocasionaba el sostenimiento de amplias zonas más allá de la
mopia jurisdicción. Los envíos para esos fines de los metales o de la moneda
acuñada se llamaban los “situados” y el Perú hacía los “situados” a tierras de Chile
y del Río de la Plata y la Nueva España llegaba Con su ayuda monetaria por todo
Centroamérica a través de las Capitanías Generales de Yucatán y de Guatemala

168
LETRAS Y ARTES
hasta Panamá, así como La Florida, Cuba, Puerto Rico y Jamaica, mientras fue
española, y a lo largo del período virreinal México se encargó de las necesidades
Políticas y económicas de las Islas Filipinas. (“La evolución histórica”, Arturo Arneis
naiz y Freg, en Revista de Filosofía y Letras, Universidad de México, 1948).

169
EL PERÚ MINERO

Gwendolyn Ballantine Cobb

POTOSI Y HUANCAVELICA *
Este trabajo es un ensayo para mostrar un cuadro general de los primeros noventa
y cinco años de funcionamiento de las principales minas del Perú: Potosí y
Huancavelica y, asimismo, demostrar el hecho que fueron el principal soporte
económico del virreinato durante ese período.
los materiales usados en la preparación de esta disertación se limitaron a aquéllos
asequibles en los Estados Unidos. En razón del gran número de documentos
publicados por personas que trabajaron en los archivos españoles, existe un gran
cantidad de material para este estudio. Estas colecciones de documentos publicados
contienen mucho de la correspondencia oficial de los virreyes, las audiencias, así
como muchos informes y reclamaciones oficiales y extraoficiales, de residentes
del Perú, investigadores venidos de España y miembros del clero. Dichos
documentos muestran las condiciones existentes en el Perú en la época en la que
fueron escritos.
Potosí, desde su descubrimiento en 1545, hasta 1562, representó enorme ingreso
pecuniario para la Corona española e hizo del Perú la Parte más rica del Imperio
español, y por lo tanto, la región más importante para la Corona en la época. En
razón de su riqueza mineraL los virreyes eran escogidos con cuidado para regir
estas regiones y, cuando las minas mostraron un descenso definido entre 1562 Y
1568, el Rey escogió a uno de los más hábiles súbditos: Don Francisco de Toledo,
para gobernar el Perú y poner orden en el caos que se estaba formando allí con la
disminución de la producción en las minas que habían sostenido no Sólo al Perú
sino también a la Corona española.
Afortunadamente para Toledo, cuya reorganización estaba dirigida Primariamente
hacia la rehabilitación de las minas, el proceso del patio se había usado con éxito
en la Nueva España y, las minas de mercurio de Huancavelica se habían descubierto
en el Perú y habían sido puestas en Producción por tos españoles antes de su
llegado. Como resultado de ello, había una gran oferta de mercurio en el período
que, gr,. cias a los esfuerzos de Toledo, el proceso de amalgamación de la plata se
introdujo con buen éxito en el Perú en 1573.

__________
* Prefacio al libro de ese nombre, publicado en La Paz 1977.
Desde 1573, las dos minas: Potosí y Huancavelica eran interdependiente
pendientes porque sin el mercurio de Huancavelica, la plata habría sido demasiado
costosa en su purificación y sin Potosí, las minas de mercurio no habrían sido
importantes para la economía del Perú. No solo eran es. tas dos minas dependientes
una de la otra para su existencia, sino que casi todo el comercio peruano y gran
parte del europeo en el Perú era pagado con la plata de Potosí. El enorme comercio
170
LETRAS Y ARTES
legítimo y de contra. bando, creció al final del siglo y abrió la “puerta trasera- vía
Buenos Aires y La Plata y creó ocupaciones y ganancias para los colonizadores
que, de otra manera, habrían dejado la región inhabitada. Tucumán, Santa Cruz y
otras áreas agrícolas prosperaron como fuentes proveedoras de Potosí.
Se desarrollaron nuevas técnicas y nuevo equipo para afrontar las necesidades
de las dos minas y el propio proceso del patio sufrió varios estadios de
perfeccionamiento en el período entre 1573 y 1640. La sal ‘ el hierro y el “ichu” (paja
brava), muy abundantes en el Perú, hallaron un grande y beneficioso mercado en
las minas como resultado de los nuevos procesos de beneficio.
La legislación laboral avanzó muy por encima de la de Europa, pero la demanda
creciente para la obtención de mayor número de obreros anuló las mejores
reglamentaciones pues, el Virrey no se atrevía a arriesgarse al disgusto de la Corona
por causa de enormes ingresos por concepto de regalías y utilizaba la cláusula de
sus instrucciones que le permitían usar su discreción cuando la legislación pudiera
interferir con los ingresos del Rey. Sólo los indios eran los perdedores. El uso de 18
mita (trabajo forzoso) para las minas, que en el siglo XVIII produjo la rebelión de
Túpac Amaru II, se creó y desarrolló a causa de la creciente necesidad de brazos
en las peligrosas minas de Potosí y Huancavelica.
A causa de que la población se concentró allí en busca de rápida y fácil riqueza,
creció una enorme ciudad en ese lejano y árido sitio del Virreinato y, el resto del
Perú se convirtió en fuente de alimentos Y otros productos locales para esa urbe
favorita. Como resultado de ello se exigió a los indios aún más, por los españoles y
los gobernadores provinciales y a veces por sus propios jefes, que los forzaban a
Plantar, recoger y vender sus cosechas a las minas, a construir caminos, a atender
hosterías y a servir en los miles de grupos de transporte necesarios para la atención
de Potosí y Huancavelica.
Las minas eran, por lo menos oficialmente, la razón para la importación de gran
número de negros al Perú; negros que emigraban de las minas hacía los climas
más cálidos de Lima Y de las vegas peruanas, para convertirse en un problema
social en la capital y añadir do nuevo esfuerzo racial al Perú.
Los funcionarios fueron aumentando en las minas y se dictaron mayores
regulaciones para los ciudadanos de la Villa Imperial de Potosí conforme pisaban
los años, pero uno difícilmente podía decir que la ley el orden estaban siempre
vigentes estrictamente allí durante el periodo anterior a 1640. La muy precaria e
inestable seguridad ofrecida por la minería atrajo a la gente más aventurera del
mundo; hombres que frecuentemente no eran ni respetuosos de la ley ni
convencionales y la ciudad era una de las más escandalosas de la época. La Villa
Imperial atrajo extranjeros que buscaban su cuota de fáciles riquezas en las minas,.
en el comercio y a veces en el botín de guerra. Venían por rutas torcidas y daban a
la ciudad una complexión cosmopolita.
En ambas, Potosí y Huancavelica, hubo rebeliones tempranas contra las
autoridades españolas. Potosí fue la escena de la primera lucha abierta entre
peninsulares y criollos en el Perú, una lucha que habría de extenderse y durar por
todo el período coloniaL
Sin Potosí y Huancavelica, el Perú difícilmente habría podido llegar a su temprana
importancia pues sobre estas minas se fincaba el desarrollo de las comunicaciones,

171
EL PERÚ MINERO
comercio, agricultura, tráfico con Europa y aún la población del Perú. Cada Virrey
era advertido por la Corona de cuidar estas dos grandes minas y cada autoridad, a
su vez, Informaba al Rey y a su sucesor virreinal que la más importante misión y
consideración del Virrey del Perú eran las minas de Potosí y Huancavelica; los ejes
del reino o, como lo dijo Toledo, “los pilares del Imperio”.

172
LETRAS Y ARTES

Marcel N. Barbier

LA MINERIA Y LAS ARTES


Los trabajos presentados evocan cincuenta siglos de actividad humana, desde
la época del Egipto de los Faraones, la antigua Grecia y Roma -las cunas de
nuestra civilización occidental- la Galia, la Edad Media, el Renacimiento y la época
moderna, hasta la época actual.
Cincuenta siglos de civilización, en los cuales el desarrollo técnico, lento como
era, hasta llegar a la época de las revoluciones industriales, pasó a través de períodos
de luz y sombra en cada continente.
Cincuenta siglos, durante los cuales, la minería, que inicialmente fué ruda y
fragmentaria, pero bastante distinta a otros oficios -era codiciada, controlada o
administrada, por, o en beneficio de repúblicas, estados e iglesias, emperadores,
faraones, reyes, lores y Papas; a pesar de que se han agotado muchos depósitos
de minerales, la industria minera ha continuado creciendo y se ha diversificado para
asegurar el Suministro de la materia prima esencial para el gigantesco crecimiento
de la civilización moderna. Cincuenta siglos durante los cuales, las herramientas
usadas por el hombre no han cesado de perfeccionarse y multiplicarse: herramientas
manuales, ayudadas inicialmente por el fuego. luego por medio de la pólvora explosiva:
herramientas mecánicas manejadas por hombres o por animales, que luego fueron
equipadas con motores, capacitando al hombre para descubrir y trabajar con la
nueva riqueza de ¡as reservas minerales.

Los Egipcios y los Indios de la América Pre-Colombina usaban casi


exclusivamente los metales no-ferrosos; la época de la civilización Greco-Romana
marca el verdadero inicio de la Edad de “Hierro negro” del cual habla Hesiodo en su
libro “Obras Y Días el hierro negro con el cual los hombres trabajan y mueren.
__________
* Fragmentos del prólogo al libro La Minería y las Artes, publicado en París motivo de la Exposición
para celebrar el centenario de la Sociedad de Mineral (1955).
El oro Y plata de la América Pre-Colombína que fué traído en vastas cantidades
por los galeones Españoles, contribuyó en forma decisiva ya al florecimiento del
Renacimiento.
La primera revolución industrial se logró gracias al carbón: el hombre se hallaba
al inicio del camino que lo conduciría a la civilización técnica de la época actual.
Más o, menos, hace un siglo, el descubrimiento del oro en California Y -mas
cerca de casa- el descubrimiento del petróleo, llamado “oro negro , dió nuevos y
poderosos impulsos al crecimiento de esa civilización.
Finalmente, en la época actual, ha surgido un nuevo descubrimiento gracias al
uranio, el que está empezando a ser extraído en muchos lugares de Europa, en
Madagascar, en el Congo, en los Urales, en los Montes Rocosos.
173
EL PERÚ MINERO
En es te medio siglo, el uranio promete ser un nuevo adelanto de nuestra
civilización, y se espera conseguir nuevos y promisores adelantos dentro de las
próximas décadas, simplemente, si el hombre utiliza bien sus conocimientos.
Es preciso que surja otro adelanto (descubrimiento), puesto que las reservas de
uranio son limitadas, al igual que las de otros minerales, particularmente el petróleo.
El trabajo presentado empieza con la era de los metalurgistas Egipcios, quienes ya
sabían como reducir algunos minerales y confundir el oro.
Luego vinieron los Griegos y los Galo-romanos, quienes eran herreros y mineros. La
batalla entre el hombre y el metal empieza en ese momento, la batalla que los nativos
de Africa apoyaban y que los oriundos de las selvas e islas lejanas aún sostenían, al
igual que lo hicieron nuestros Predecesores gálicos. En sus pueblos siempre existió un
herrero, que acostumbraba vivir aislado, al igual que los curanderos, debido a que tenía
que luchar contra los elementos sobrenaturales -el fuego Y el metal.
En la mitología del antiguo Mediterráneo, Vulcano fué un Dios, que era
considerado como un ser abominable, falso, era el Dios de las penurías En la
actualidad, en algunos países cristianos, Santa Bárbara santa Y mártir- ha
prevalecido como la patrona de todos aquellos que trabajan con el fuego, lo que es
aplicado a los primeros mineros así como a los de esta era.
Las obras Romanas en bajo relieve, esculpidas en piedra caliza, descubiertas
cerca de Linares, muestran a los mineros en su camino al trabajo, con sus
herramientas, sus lámparas y sus mandiles de cuero.
Desafortunadamente, solo quedan unos cuantos trabajos conocidos para ilustrar
aquellos lejanos tiempos en los que el hombre tenia sólo unas cuantas herramientas
manuales y el fuego como elementos Para ayudarlo a extraer los minerales.
La Edad Media fué un período de gestación para todos los elementos iniciales
de nuestra civilización actual.
El carbón fué redescubierto, como menciona Teofrasto (327-287) en su “Tratado
sobre Piedras”. Se empezó a utilizar primero en Inglaterra, posteriormente en el país
de Lieja, en Sajonia, y, finalmente, en Francia, en la región de Loire. Los explosivos,
en forma de pólvora negra, eran usados cada vez más en las minas. Los trabajos de
arte inspirados por la minería se volvieron numerosos, siendo testigos mudos del gran
entusiasmo artístico que se despertó ante los adelantos técnicos de la era.
Luego, vino el siglo 17 y el siglo 18, con su despertar científico y técnico, la
primera revolución industrial, el surgimiento de Inglaterra.. La fé en el progreso adquirió
brillantez con la publicación de la Enciclo. pedia de Diderot.
En el siglo 19, el desarrollo de la industria se extendió a todos los países del
Oeste, influenciando el trabajo de los artistas en todos los lugares.
Los artistas de nuestra época frecuentemente se inspiran en la mineria Su trabajo
refleja una diversidad desconocida por sus predecesores, lo que sin duda se debe a
que el artista busca expresar su temperamento y estilo por medio de la interpretación
personal. Esto puede ser juzgado viendo el trabajo de los artistas contemporáneos
que son re* producidos en este trabajo.
Estos trabajos abarcan cincuenta siglos de la industria minera Y llaman a la
meditación y reflexión considerándolos en conjunto e individualmente. El humanismo
con el cual están impregnados es conmovedor, inspirador y alentador.
174
LETRAS Y ARTES

Miguel Mujica Gallo

EL ARTE AURIFERO PREHISPANICO EN EL PERU


las primeras noticias que tuvo el mundo occidental sobre el oro y las riquezas
del Perú, fueron llevadas por Pizarro, sus compañeros y algunos cronistas del siglo
XVI, que atónitos dieron el campanazo. Esta noticia corrió como un reguero de
Pólvora. Desgraciadamente la Casa de contratación de Sevilla se encargó de convertir
todos los objetos de oro en lingotes, perfectamente seleccionados por quilates; las
piezas fueron convertidas en barras, “porque representaban dioses falsos, piezas
idolátricas, enemigas de la religión católica”, como rezan los documentos del “Archivo
de Indias”. Era la manera de justificar ante los ojos deslumbrados del pueblo español
la destrucción de esas obras de arte, pero la verdad era otra; no había dinero
suficiente para pagar a los soldados españoles mercenarios, que combatían desde
Flandes hasta la Florida, Panamá, México y el Perú. Además estas piezas de oro
no eran miradas como obras de arte en el siglo XVI, sino simples piezas primitivas,
sin ningún valor artístico; el buen gusto y el arte han evolucionado en el grueso
Público, con el correr de los años.
______
* Lima 1973
Apenas apresado Atahualpa en Cajamarca, el Licenciado Espinoza escribe al
rey Carlos V “que las riquezas del Perú son cosas de sueño”. Gonzalo Fernández
de Oviedo escribe en el Sumarlo de la Natural Historia de las Indias al contemplar
las piezas de oro del Perú, como “nunca vistas ni oídas”. Sir Walter Raleigh desde
la Guayana en Sud América, escribía: “de ello sabemos que el Rey de España es
superior a todos los reyes Y Príncipes de Europa por causa de la abundancia y las
riquezas del Reino del Perú”; es curioso anotar esta declaración de Sir Walter,
escrita en la Guayana, lugar donde según Rivet se inicia la génesis del oro en
América. ¿Dónde fue que se iniciaron los primeros trabajos de oro en América? No
está probado, pero, probablemente ha sido o en el Perú o e” Colombia,- en el Perú
se encuentran trabajos de oro desde el comienzo del Período Chavin entre los años
800 y 500 A. C. Tanto en América coMo en el Viejo Mundo, el oro fue el primer
metal que se conoció y trabajó esto se debió a que fue encontrado en estado nativo,
tanto en los ríos como las vetas de las montañas. Al hombre le atrajo el color del
oro, que podía, martillando una pepita, convertirla en una lámina. El Perú es el país
que mayores riquezas ostentó en América, prueba de ello es la aseveración hecha
por nuestro famoso historiador mestizo Garcilaso de la Vega, que en los “Comentar-
los Reales”, escribe: “Este es el principio Y Origen del nombre Perú, tan famoso en
el Mundo, y con razón famoso, Pues a todo él ha llenado de oro y plata, de perlas
y piedras preciosas”. Luego el Padre Valera en la denominación del nombre Perú,
dice: “El reino del Perú, ilustre y farnoso y muy grande, donde hay mucha cantidad
de oro, plata y otros metales ricos, de cuya abundancia nació el refrán, que para
decir que un hombre es rico, dicen que posee el Perú”. Cieza de León añade: “Con
175
EL PERÚ MINERO
planchas de oro enchaparon los templos del sol y los oposentos reales donde
quiera que los había; pusieron muchos figurines de hombres y mujeres, y de aves
de aire y del agua y de animales bravos como tigres, leones, osos, zorros, perros,
gatos cervales, venados, guanacos y vicuñas y de las ovejas domésticas, todo en
oro y plata, vaciado al natural en su figura y tamaño”. Los documentos auténticos
publicados por primera vez por el distinguido historiador, doctor Rafael Loredo, en
su interesante libro Los Repartos, aclaran la eterna polémica, si en México o en el
Perú, los conquistadores cobraron mayores riquezas, expresa: “México 26,000
castellanos, que reducidos a maravedíes, que es el denominador común que hemos
tomado tendremos que el Rey de España recibió 11’700,000 maravedíes, o sea ni la
vigésima parte de lo que correspondió por quintos en los repartos de Cajamarca y
Cuzco, que fue de, 280’000,000 de maravedies”. La extraordinaria riqueza de oro
nativo del Perú sugiere lógicamente que es allí donde por primera vez se trabajó el
oro. En ninguna parte floreció el arte aurífero utilizando las técnicas más diversas y
alcanzando el grado de desarrollo más alto que en Chavín Vicus, Frías, Batán
Grande, Chan Chan , * Chancay, Ica, Paracas, Nazca y Cuzco, o sea lo que es hoy
la República del Perú.
El oro era derretido en crisoles de piedra o arcilla. Para avivar el fuego se utilizaban
unos hornillos provistos de sopletes; el metal líquido era vaciado en moldes de
piedra o arcilla de dos piezas. También utilizaban el procedimiento de la Cera Perdida,
que consistía en la reproducción del objeto en resina o cera, recubriéndola con una
capa de arcilla.. Al quemar la resina o cera salía por un orificio, dejando un molde en
el que se introducía el oro derretido, una vez enfriado y endurecido Se rompía la
cobertura quedando la pieza de oro, la que era limpiada y pulida ¡¡da con una piedra
arenisca. Posteriormente la pieza de oro era decorada usando otro metal que tuviera
un grado de fundición menor, o recalentándola adecuadamente para que exudaran
las superficies, permitiendo la soldadura de los dos extremos. Estólicas, lanzas,
cetros, etc., eran recubiertos con láminas de oro unidas a los extremos por grapitas
de oro o cobre.
El dorado se hacía en varias formas: sumergiendo la pieza de cobre 0 Plata en
oro derretido; aplicando una finísima lámina de oro en la superficie; el sistema “Mise
en Couleur” fue muy empleado consistía en añadirle al cobre o plata, partículas de
oro, luego de atacar esta aleación con un ácido para disolver los metales blandos y
dejar las molecúlas de oro, en la superficie de objeto, los antIguos peruanos emplea.
ron corno acidos para este fin algunas hierbas. entre ellas oxalis. También utilizaron
el siguiente método para dorar el cobre: hacían una aleación de oro Y cobre,
conteniendo una quinta parte de cobre, que se funde a una temperatura de 200
grados centígrados, menor que el grado de fundición de cobre; el objeto de cobre se
ponía en contacto con la aleación oro-cobre fundida, la aleación humedece la superfice
del objeto dorándolo, el dorado obtenido con este sistema es tosco y requiere
pulirnento.
El sistema para trabajar el oro era variado. El repujado lo trabajaron con el metal
en frío o caliente; en muchos casos matrices o moldes tallados en piedra eran
empleados, tanto en el alto como bajo relieve. En muchos casos hicieron trabajos
de filigrana labrados con minuciosidad con pequeños granulitos o alambritos y
soldándoles cotgajitos o tembleques, e incrustándoles piedras semipreciosas o
conchas de diferentes colores.

176
LETRAS Y ARTES
Casi todo el oro peruano es argentífero. En el Norte del Perú, Vicus, Huapalas,
Tembladera, Frías, Chongoyape, es de arriba de 20 quilates; en Batán Grande y
Chanchán es oro de 17 a 20 quilates; en Paracas, Nazca, lea y Cahuachi, no llega
a 16 quilates, y en Cuzco y Walla Walla es oro de 12 a 16 quilates.
En un alarde de refinamiento emplearon los metales combinados: oro con plata
o platino soldados con una técnica depurada, y oro de diferentes colores en ‘una
misma pieza, demostrando el alto grado al que llegaron los orfebres de estas
regiones.
Las herramientas usadas para el trabajo del oro eran rudimentarias, utilizando
piedras chatas como yunques y otras alargadas como martillos, usaban cuchillos y
cinceles de cobre y pulidores de piedras duras en todas formas. Valiéndose de
estos instrumentos primitivos y de una destreza manual altamente desarrollada los
prehispánicos lograron producir adornos y complejos utensilios.
Hemos considerado que para ilustrar mejor a los visitantes, describirernos las
piezas prehispánicas por estilos, siempre de Norte a Sur, Comenzando por el más
antiguo: Chavín, y terminando por el más moderno: Cuzco, especificando antigüedad
aproximada, cultura probable, zona geográfica manera de trabajar, características,
quilataje y piezas principales.

ESTILO CHAVIN
Chavín de Huantar es un villorrio ubicado en el Departamento de Ancash, a
cuatro mil metros de altura, en la Cordillera Blanca. Cerca del Pueblo moderno está
el enorme castillo, en parte subterráneo, cuya ansiedad está en la época de la
prehistoria. Dentro y en los alrededores del castillo se han encontrado numerosas
piedras labradas. El nombre Chavín ha sido aplicado a una cultura muy antigua, que
aparentemente dominó en la sierra del Norte del Perú y emergió de los valles de la
costa. La mayoría de las piezas de oro llamadas de Chavín han sido encontradas a
450 kilómetros al Noroeste, cerca de Chongoyape, un Pueblo ubicado en el Valle
de Lambayeque a cincuenta kilómetros del mar. Las piezas encontradas son coronas,
adornos de cabeza, pinzas, orejeras, máscaras trabajados en alto relieve con dibujos
intrincados de gran merito rito artístico, representando jaguares coronados con
colmillos salientes cercados por serpientes, casi todas las piezas llamadas Chavín
tienen trabajos recargados con motivos zoomorfos o antropomorfos. También se
han encontrado algunos pequeños objetos de oro en los alrededores del castillo.

ESTILO VICUS
Diferentes tumbas ubicadas en la Hacienda Pabur del Departamento de Piura,
en la carretera Panamericana a unos ochenta kilómetros del mar, su antiguedad
oscila entre 200 años AC y 300 DC y su cultura es Mochica, encontrándose piezas
de oro de la cultura local. La mayor parte de las piezas de oro que se han encontrado
han sido narigueras de todas las formas y colores, de oro blanco con incrustaciones
de turquesas, y tembleques, llanas de oro y plata, de filigrana de oro con pajaritos,
de anillo con borde filigrana acordonado, con trabajos en alto relieve con motivos
zoomorfos y caras humanas, de plata y oro de diferentes colores, qrandes naríqueras
funerarias hechas con gruesas láminas de oro. También se han encontrado vasijas

177
EL PERÚ MINERO
con fieras mitológicas en alto relieve y pátina cobriza, máscaras de oro, y de plata
y oro-, las piezas de cobre y plata doradas han sido una de las características de
Vicus: armas, rodelas, máscaras, pectorales, ídolos, caras humanas, animales,
adornos y utensilios admirablemente bien laborados, utilizando el sistema baño de
oro o “mise en couleur”

ESTILO FRIAS
Frías es un pequeño pueblo enclavado en la ceja de sierra del Departamento de
Piura, a unos cuarenta kilómetros del pueblo de Chulucanas en la carretera
Panamericana. los objetos de oro han sido en, contrados en las tumbas cercanas
al pueblito de Frías. Pertenecen a la cultura Tallán o tal vez Mochica, la antigüedad
va del siglo II al siglo IV DC, sus piezas se caracterizan por su alto quilataje, maleable
Y amarillo arriba de 20 quilates, por sus trabajos vaciados, soldados en cera perdida,
con representación de felinos, comadrejas, lagartijas, ídolos, bolsas de coca Y
cinturones con cabezas de felinos en bulto, discos Paro vestidos, aretes con pajaritos,
pecheras, estólicas. Sus orfebres se distinguieron por sus trabajos estilizados,
especialmente por la alta técnica de hacer aretes, pinzas y conos para las puntas
de las trenzas en oro Y platino en que no se nota ni la soldadura ni la unión,
luciendo trabajo impecable,

ESTILO BATAN GRANDE


En huacas de diferentes formas y alturas, hechas de rectangulares o cónicos,
ubicadas en unas pampas arenosas poblad de algarrobos, en la hacienda Batán
Grande, junto al pueblo de Illimo y a Linos quince kilómetros de la ciudad de Chiclayo
en el Departamento de Larribayeque, han sido excavadas el mayor número de piezas
de oro peruano, de la cultura de Lambayeque según últimos estudios y según los,
antiguos arqueóloqos. Chimú; entre los siglos VIII y XIII de antigüedad. La mayoría
de las grandes piezas de esta región son recortadas, martilladas y trabajadas en
alto relieve o modeladas en bulto y soldadas con oro de baja ley o con plata; también
las hay engrapadas y recalentadas para unir los extremos. Policromadas con cinabrio,
sulfuro de cobre y amoníaco. Entre las piezas principales de oro se encuentran los
típicos botijos o huacos de Lambayeque, con dos picos y puente que los une, con
motivos zoomorfos: grandes máscaras funerarias, policromadas y ojos helados, los
tumis o cuchillos ceremoniales que representan a Naym Lap, figura idolátrica y
mítica, con incrustaciones de turquesas o con motivos zoomorfos, vasos
ceremoniales con incrustaciones, con motivo,< antropomorfos Y con doble fondo,
coronas con grandes penachos, guantes funerarios con cubre-brazos, vasos
comunicantes y platos de plata y oro, orejeras de filigrana, pinzas, adornos de
vestido y collares de esmeraldas, amatistas, topacios, cuarzo rosado, cristal de
roca, antracita, jade, malaquita, lapislázuli, turquesa. crisocola, perlas, concha
multicolor y chaquiras o cuentas de oro hechas en todas las formas y tamaños.
ESTILO CHANCHAN Chanchán era la capital del Imperio Chimú, está en el valle de
Moche, cerca de Trujillo, en el Departamento de La Libertad, a unos quince kilómetros
del mar. Los restos de la ciudad tienen unos veinte kilómetros cuadrados, compuestos
por calles, palacios, templos, jardines, Pirámides y cementerios. Las piezas
principales de plata y oro han sido encontradas en las excavaciones hechas en los

178
LETRAS Y ARTES
templos, palacios y cementerios; las piezas principales son grandes recipientes,
cuchillos, ídolos. vasos, copas, collares pinzas martillados en alto relieve,
representando demonios con sus víctimas, felinos y aves, discos y anillos
concéntricos algunas de las piezas admirablemente bien remachadas sin solddura
por el lado exterior, vasijas con doble lámina para mantener el Calor de los alimentos
y corte en el borde para la boca y facilitar la bebida. Las piezas de Chanchán tienen
una antigüedad que va del siglo VIII al XII de nuestra era.

ESTILO CHANCAY
En el valle de Chancay, que queda aproximadamente a sesenta kilómetros
Ometros al Norte de la ciudad de Lima, en la provincia de Chancay, Departamento
de Lima. Las piezas de oro han sido encontradas menos intensamente que en el
Norte del Perú. Las tumbas están ubicadas desde 01 río Chillón hasta Barranca, a
lo largo de la costa hasta treinta y cinco kilómetros tierra adentro, Hay piezas
desde Chavín decadente, siglo V A. C., Chirnú siglo XII, Tiahuanacoide y Teatino,
siglo IX e Inca siglo XIV; las piezas típicamente Chancay de la cultura local, son de
Lauri, Canta, Písquillo y Quilca, encontradas en los cementerios, fortalezas, castillos,
dentro de fardos funerarios de forma cónica o cilíndrica y en posición horizontal o
vertical, son del siglo XII al XV. La mayoría de las Piezas auríferas son coronas
llanas o con puntos y rayas en alto relieve 0 caladas ladas con penachos, pectorales
con motivos zoomorfos en alto relieve 0 caladas con penachos, agujas, orejeras; en
Lauri se han encontrado coronas, ponchos, camisas, delantales y otras prendas de
vestir de plumas de delicados colores y bellos diseños con aplicaciones de oro y
plata a; hermosas miniaturas en plata de funerales de jefes, con todos los utensilios
que usó en vida.

ESTILO PARACAS
Paracas está ubicado en el Departamento de Ica provincia de Pisco, en una
península rocosa, árida y arenosa. Los fardos cónicos encontrados en esta zona
contenían las momias envueltas con tejidos extraordinarios: cinturones, adornos de
cabeza, ponchos, mantos, camisas , etc. hechos con la mayor cantidad de técnicas
textiles, con mayor número de colores y con mayor cantidad de puntadas por
centímetro cuadrado, que en ninguna otra zona del Mundo. Estas-telas fueron
encontradas juntamente con piezas de oro laminadas, martilladas y recortadas
representando máscaras, vinchas con adornos de nariz, adornos de vestidos con
motivos zoomorfos, espátulas y agujas con pátina cobriza. Su antigüedad va del
siglo V A.C. al siglo 1 D.C.

ESTILO NAZCA
Nazca es la capital de la provincia de Nazca, en el Departamento de Ica, a unos
ciento cuarenta kilómetros de esta ciudad, y a unos cuatrocientos cincuenta
kilómetros de Lima. Arqueológicamente Nazca Se ha distinguido principalmente
por su cerámica policromada de más bello brillo y colorido de toda Sudamérica.
Sus tumbas están en los valles de Pisco, Ica, Río Grande de. Nazca; su antigüedad
en el oro va del siglo vil al IX DC. Las principales piezas son máscaras funerarias,

179
EL PERÚ MINERO
laminadas, martilladas, con culebras ligeramente curvas, en toda la cabeza,
“máscaras de boca”, canilleras y muñequeras con puntos aglobados o corriugadas
en alto relieve, anillos, orejeras, adornos de pelo, narigueras, balanzas lanzas de
hueso, madera, concha cobre y plata con platillos de oro, 0 con bolsas de red y los
famosos ‘vasos retratos con narices aguileñas.

ESTILO TIAHUANACO
Hay dos culturas Tiahuanaco, la Clásica o Boliviana y la de la Costa o Peruana,
que floreció desde Nazca hasta el límite con Bolivia, peruano produjo figuras de
piedra realísticas, macizas arrodilladas o sentadas; mantos de plumas decorados
con rectángulos amarillos y azules alternos, probablemente para colocarse en los
muros, Piezas de Plata y oro laminadas Y martilladas, adornos de vestido.
nariguemotivos zoomorfos. Su antigüedad va del siglo IX ala XI.

ESTILO CUZCO
Cuzco es la capital del antiguo Imperio Incaico, hoy es la capital Arqueológica
de Sud América y capital del Departamento del Cuzco; está ubicada en la Cordillera
Orienta¡ Sur de los Andes a 3,400 metros sobre el nivel del mar. Algun s Piezas de
oro han sido encontradas en las chulpas 0 tumbas de los ¡rededores de la ciudad,
las más importantes encontradas en Wallawalla a unos ochenta kilómetros del
Cuzco. las piezas principales son ídolos masculinos y femeninos hechos en bulto,
que en oro casi blanco, algunos soldados con plata y otros con oro de baja ley, De
los más pequeños los hay también macizos que constituyen una excepción, porque
todos los trabajos de oro del Perú pre-hispánico son huecos. También hay llamitas
hechas con la misma técnica, muñequeras laminadas, vasos de lámina gruesa,
aríbalos Y vasitos con motivos zoomorfos, hachas y tumis. En plata también se ha
encontrado ¡a misma calidad de piezas; tupus y aretes laminados y martillados. En
piedra Y cobre se ha encontrado toda clase de armas contundentes.
En las láminas de este catálogo el lector podrá apreciar el arte extraordinario
que existió en las diferentes culturas peruanas; en estos remotos estilos se puede
admirar las diferentes técnicas, Para lograrlo que todos los grandes pueblos han
tenido como objetivo: Un mensaje aurífero y argentífero de belleza para la posteridad
hecho según la leyenda íncaica con “sudor del sol y lágrimas de la luna”.

180
LETRAS Y ARTES

George Petersen G.

NOTAS HISTORICAS SOBRE LA MINERIA EN EL PERU*

PERIODO HISTORICO
En el Perú, país rico en una diversidad de metales y no metálicos cos las
actividades mineras retroceden a los tiempos más remotos. El legado de tesoros
de la antigüedad de que dan noticias los cronistas, historiadores, así como
colecciones y museos particulares y públicos, pone en evidencia el alto grado de
desarrollo que se ha logrado durante los tiempos pre-histórícos en los campos de la
minería, metalurgia, orfebrería y artesanía. Los metales empleados en aquel entonces
son principalmente los siguientes:
ORO - Objetos laminados por martilleo, repujados, pulidos, vaciados, soldados
y dorados;
PLATA.- Objetos trabajados de la misma manera que los de oro:
COBRE.- Objetos de diversas formas, como son discos, recipientes, herramientas
y armas, en muchos casos dorados y/o plateados;
AZOGUE- Cinabrio usado preferentemente para pintar las caras de los guerreros,
las máscaras de los fardos funerarios y las caras de las mujeres nobles, costumbre
que se generalizó a principios de la época colonia.
Se habría aplicado este colorete con cierta precaución debido sus efectos tóxicos;
juzgando por la cerámica y las máscaras funerarias, su uso se redujo, por lo general
al simple trazo de rayas en las mejiillas
Hay solo cuatro metales que se han empleado, pero en cantidades des muy
pequeñas:
______
* Tomado de Informaciones y Memorias de la Sociedad de Ingenieros del Edición de Homenaje al
Primer Centenario de creación de la Escuela Nacional Ingeniería del Perú.
ESTAÑO - En los yacimientos arqueológicos no se ha encontrado aún en estado
metálico. En el Perú, la presencia del estaño se conoce en los Departamentos de
Puno, Apurímac, lima, Pasco, Ancash y Caja. marca. Afloramientos de Caciterita
existen solo en el Cerro Condoriquítira extensión del Nevado Ananer (Dpto. de Puno)
y como material detrítico en las arenas fluvioglaciares y morrénícas de Poto,
Anccocala y Huarasalani (Prov. de Sandia) (L. F. Aguilar Condemarín, 1940). En las
dernás localidades, el estaño en forma de óxido y sulfuro está asociado ..si siempre
a minas de cobre y oro.
La distribución particular del estaño explicaría tal vez suficientemente que su
empleo como aditamento eventual y en proporción variada en la manufactura del
bronce se halla limitado preferentemente a la sierra del sur del Perú.
A. v. Humboldt (1810, Reed. 1968) manifiesta: “pensando que los peruanos
debieron tener útiles de cobre que mezclado con una cierta proporción de estaño
181
EL PERÚ MINERO
adquiere gran dureza. Mis sospechas quedaron completamente justificadas por el
hallazgo de un antiguo cincel cerca del Cuzco, en una mina de plata explotada en
tiempo, de los Incas. en Vilcabamba. Este precioso instrumento, que debo a la
amistad de P. Narciso Gilbar y que he conseguido traer a Europa, tiene 12 centímetros
de largo y 2 de ancho, su material está compuesto de 0.94 de cobre y 0.06 de
estaño, según el análisis que del cincel hizo Vauquelin. Este cobre cortante de los
peruanos es muy parecido al de las hachas de los galos”.
FIERRO - Se ha hecho mucha especulación acerca de la falta de objetos de
fierro en el antiguo Perú, a pesar de que se disponía en todo su territorio de
afloramientos de grandes depósitos de fierro (Hematita y Magnetita). Este hecho es
significativo, pero no debe llamar ninguna atención. Precisa tener presente que en
todas partes del mundo la evolución de la civilización siguió rigurosamente la
secuencia: Edad de Piedra - Edad de Bronce - Edad de Fierro. Cada una de ellas ha
durado muchos siglos, siendo la transición de una a otra casi siempre gradual y no
necesariamente contemporánea en las diferentes áreas culturales. Es Pues,
innegable que cuando se produjo la conquista española del continente americano,
sus pobladores autóctonos no habían aún completado evolutivamente el período
cultural del cobre y bronce, no obstante haber logrado una perfección técnica
extraordinaria. No habiendo alcanzado ni siquiera los albores de la “Edad de Fierro”,
al igual a otras regiones americanas, los antiguos peruanos, sin que mediara
transición alguna, Más bien se vieron bruscamente enfrentados a una nación extraña,
portadora de una etapa bastante avanzada en siderurgia.
En el Museo Larco Herrera se exhibe “fierro” en forma de bolas de, Magnetita de
diámetros diferentes, sin conocerse aún su finalidad práctica tal vez serían accesorios
de molienda. Bolas de magnetita semejantes, Pero algunas con cierto desgaste,
se han encontrado también en tumbas prehistóricas de la Sierra Central.
En la tumba de un orfebre en Yécala (Vicús - Píura) se encontraron trocitos de
pirita posiblemente para ser empleado para algún adorno (G. Petersen G. 1969). En
lo demás, el fierro se aprovecha solo en estado de óxido u ocre para teñir o decorar
suntuosamente templos y otros edificios, según atestiguan las ruinas de
Pachacamac, Chanchán, Pañamarca marca y Cerro Culebras (Chillón) entre muchas
otras ruinas que ostentan tan murales.
PLATINO - El platino, tan frecuentemente empleado en Colombia y el Ecuador,
es casi desconocido en la antigüedad en el Perú. J. Muelle ¡le manifestó que en
1942 unos buscadores de tesoros encontraron en el pueblo de Saña (Lambayeque)
una lámina ornada de platino y oro (la Prensa, Lima, 16 de marzo de 1966). En un
ornamento de oro con plata procedente de Paracas se constataron vestigios de
platino (S. K. Lothrop, 1953).
PLOMO - En la antigüedad el plomo metálico se habría obtenido accidentalmente
durante la fundición de menas plumbo argentíferas. En el Museo Amano de Miraflores
se exhiben pequeños conos de plomo metálico, no conociéndose aún la aplicación
práctica que se les dio,
ORO - El oro se extraía preferentemente de los lavaderos de arena fluvial
abundantes en numerosas cuencas de ríos de las vertientes orientales de la Cordillera
de los Andes, sobre todo en las regiones del Chinchipe, Marañón, Ayacucho,
Abancay, Cuzco, Madre de Dios, Carabaya, San Gabán, Sandia y Tambopata.

182
LETRAS Y ARTES
Igualmente algunos de los ríos de la costa conducen oro, como por ejemplo Tumbes,
Calvas, Santa, Chuquicara, cuyas pepitas de oro tenían antaño fama, y Ocoña, en
la región de Arequipa.
La ley del oro en los lavaderos del sureste del Perú (Carabaya Y Sandia) es
generalmente de 20 a 22 quilates (833 - 916 milésimos) pero en el Noroeste peruano
(río Tumbes) baja hasta 17 1/2 quilates (aprox. 730/000) (G. Petersen G., 1954,
1955, 1964); en este último caso contiene hasta 26% Ag. y el resto cobre y otras
impurezas, aleación conocida también como “Electro”. El oro de lavadero se presenta
normalmente en polvo, chispitas y pepitas de uno o dos centímetros de diámetro.
Especímenes de este tamaño no son muy frecuentes, pero se les conoce en el Río
Sandia y Tambopata Garcilaso de la Vega las menciona de Callo’ hualpa y San
Gabán. No faltan ocasionalmente pepas de gran tamaño Según se las vé en exhibición
en el Museo “Oro del Perú” del señor Miguel Mujica Gallo (Hacienda San Antonio,
Monterrico); una de estas pepas Pas encontrada en el río Mucumayo, afluente del
Caxiles e inambari, en la mina aurífera Candelaria, provincia de Carabaya, Depto.
de Puno, Peso 1,950 gramos.
Conforme a la tradición afirmó Atahualpa que le trajeron también oro de los
yacimientos de Atacama, Chile (S. K. Lothrup, 1953, 1954) Perú hay suficiente
fundamento para asegurar que la floreciente industria orfebrería se basaba casi
exclusivamente en el oro extraído del antiguo perú - Aparte. de la explotación del
oro de los lavaderos, hubo en la antiguedad una incipiente minería de oro; por cierto
las labores subterrá. neos o socavones tuvieron poca profundidad y penetración
debido a razones zonas técnicas como son falta de alumbrado, ventilación y
dificultades de, desagüe. El oro filoniano se explotaba antiguamente en Cajamarca,
centro del Perú y Carabaya, donde en muchos sitios se han encontrado herramientas
Primitivas para el laboreo minero; consistían en los cuernos los durísimos de la
“Taruca”, venado andino, huesos y maderas duras nos sp formados a manera de
cuñas, trozos de quinual o queñua (Polipepis p.) para servir como puentes de acceso
en las “medias barretas”, pa12,5 y lampas hechas del hueso ilíaco de venado y
llama. Tales herra.entes antiquísimas se conocen, entre otros, de los numerosos
socavones del cerro Huamanripa, cerca de Yauricocha (Cerro de Pasco). El transporte
de la mena extraída se practicaba en costales de cuero crudo, llamados “capachos”.
En el asiento minero del cerro Chacllatacana, cerca de Huancavelica, donde desde
los tiempos prehistóricos se explotaba el bermellón en cuevas, socavones y galerías,
se hallaron herramientas y morteros Para la trituración de minera¡ que luego se
lavaba para separar el cinabrio de lo estéril (G. Lohmann V., 1949). También en las
pequeñas labores llamadas “llamperas” de Atacama se encontraron igualmente
herramientas de hueso así como de piedra.
PLATA - La plata se explotaba en los afloramientos de vetas plumbo-argentíf
eras; se- trabajaba desde tiempos remotos en Porco y en Tarapacá, fracturándose
la roca con la aplicación de fuego y mazos pesados. Otros sitios que se citan como
lugares de minería incaica, son Andecaba y Yu1loma de la región de Pacaje en
Carabaya, cerro de Lin cerca de Micuypampa (Cajamarca), Huamanga, Huaraz,
Guaneso (Huánuco Viejo Y Chincha. (A. A. Barba, 1640, Reed. 1967 y M. Bargalló,
1955).
COBRE - A juzgar por la abundancia de objetos prehistóricos encontrados, los
pueblos del antiguo Perú tuvieron una extraordinaria demanda de cobre para la
183
EL PERÚ MINERO
manufactura de sus utensilios domésticos, agrícolas bélicos y para la orfebrería.
Es difícil estimar el consumo total de cobre, que es evidente que sobrepasaría
muchos cientos de toneladas lo que a su vez significa la existencia de una minería
regular. Para 18 materia prima se sirvió tanto del cobre nativo en trozos y planchas
“traídas de las zonas de oxidación de los afloramientos filonianos cupriferos como
de los minerales oxidados y sulfurados. El beneficio de ellos se efectuó por fundición.
En Atacama, por ejemplo, las minas de Cobre se trataban en hoyos en el suelo o
crisoles de barro, lográndose “reducción de los óxidos a metal, por medio de carbón
de palo y aplicación de una fuerte corriente de aire. Este procedimiento era eficiente
en ’51 caso de los óxidos, pero en presencia de sulfuros. las escorias acusaban un
contenido de cobre y azufre, según es el caso de la fundición de Chan - Chan y en
Tiahuanaco. En el caso de la mina de los depósitos cupro estañiferos el estaño no
se eliminaba del todo, incorporándose bien al cobre, del mismo el antimonio, que
en Bolivia está asociado a la casiterita.
Un significativo ejemplo de la metalurgia del período Chirnú, e constituyen las
fundiciones de Chan-Chan, en las inmediaciones de Trujillo y las escorias
amontonadas a su alrededor; una se halla en el ángulo NE del grupo “Tschudi” y
otra en el grupo “Tello”. V. F. Hollister, 1955 analizó las escorias. Estimando la
pérdida por fundición en Chan-cha entre 05% y 10% del contenido original en cobre,
le resultó que la Mina beneficiada hubiese tenido de .05% a 1.2% Cu; la considera
muy baja se inclina a suponerla entre 10 y 20% como lo más probable. La proporción
de azufre oscila entre .16% y .84% en los cinco análisis practicados, lo que
demostraría que además de menas oxidadas se ha tratado también sulfuros. Las
escorias contienen entre 0.40 y 0.14 onzas de plata, indicando menas de baja ley
de plata o minerales complejos de cobre y plata. Los primitivos hornos de fundición
han sido revestidos de arcilla impura en vez de material refractario. Durante el proceso
de fundición el revestimiento se fundía parcialmente, mezclándose con la ganga de
los minerales. La composición química de la escoria permite es. timar que su fusión
se habría realizado a los 1.300° C., es decir a una temperatura notablemente más
alta que es norma en las fundiciones modernas (aprox. a 9809 C.). No se han
encontrado aún éstos del minera¡ mismo, quedando por lo tanto incierta su
procedencia, que habría que buscarse en los depósitos cupríferos andinos al este
de Trujillo, distando más de 100 kilómetros, lo que en sí envuelve un regular problema
de transporte del mineral.
BRONCE - Muchos objetos de cobre poseen ‘una gran dureza, resultado del
proceso metalúrgico por martilleo y recocido. La ocurrencia en el antiguo Perú de
bronce, aleación de cobre y estaño, ha dado origen a muchas y nutridas discusiones.
Los bronces verdaderos constituyen una aleación de 90% Cu y 9-10% Sin, mientras
que los bronces peruanos poseen una ley de Sin variable entre 2 y 5% y solo
ocasionalmente hasta 12%. Jijón y Camaño constató centros metalúrgicos en centros
carentes de estaño, pero con objetos de bronce, lo que probaría que los Incas
conocieron la forma de hacer bronce, llevando el estaño de otras localidades lejanas.
(E. Romero, 1937). Tales deducciones no son del todo concluyentes, pues se ha
evidenciado en la Nota de Pie N° 2, que en e territorio peruano existen en diversas
partes filones cupro-estanníferos Y filones de casiterita, tal vez anteriormente no
conocidos por los autores referidos. Se requiere una investigación más prolija aún
para decidir el problema de la manufactura del bronce en base a minas naturales de
cobre y estaño o por mezcla de cobre y estaño separado.
184
LETRAS Y ARTES
De todas maneras, la manufactura del bronce es posterior a la introducción del
cobre en la elaboración de los artefactos. A este respecto Conviene tener presente
también la existencia de dos áreas arqueológicas diferentes: a) - Con predominio
de cobre: Colombia, Ecuador y norte del Perú. El 85% de los artefactos es de
cobre; cuando hay impurezas en pequeñísimas proporciones (Ag. As. Fe, Pb y Zn)
se deber, evidentemente a su presencia natural en las minas beneficiadas. b) - Con
Predominio de bronce: Costa central y sur, así como la Sierra Sur Perú, ‘Bolivia y
norte de Argentina.

185
EL PERÚ MINERO

Emilio Hart-Terré

LOS PUEBLOS CERAMISTAS EN EL ANTIGUO PERU


La cerámica primitiva peruana es una expresión Plástica de primera clase; en lo
histórico y en lo artístico. Las investigaciones en su extenso territorio nos pintarán
al hombre peruano en su evolución social y en sus crisis culturales. Es tema
inagotable de instigante perennidad. Es el mejor libro que para memorar su vida
histórica haya podido producir pueblo que carecía de letras. En la variedad de sus
cerámicas y en las pictografías que grabó sobre ellas, ha dejado explicada toda su
vida sociál . Nuestro afán es, particularmente, dentro de la vastedad de su
interpretación y exégesis, y utilizando las lecciones del arte y sus experiencias
vistas con la filosofía del arte, señalar en la obra de estos hombres, su conquista
concreta del Arte; y a través de ese arte, su psicología arútica. Concreción en la
que ha fijado, de modo indeleble, un signo de su espiritualidad. Hemos tomado por
consiguiente el camino de su cerámica para indagarlo. Si es que por este camino
inducimos alguna conclusión, tanto mejor; pues si el arte influyó en el hombre, su
arte nos dará el reflejo de su humanidad. Pero al mismo tiempo que buscamos
interpretar su arte, aplicando patrones de Valoración, no podríamos dejar de gozar
del arte mismo que nos brindará la contemplación de esos objetos en los que el
artesano buscó la expresión de un sentimiento artístico. De allí dos juicios generales
posibles: uno objetivo, otro subjetivo. Dos caminos que en verdad tiene la estética:
bivio muchas veces no siempre recorrido, o por el crítico que fija la regla sin gozar
del arte, o Por el admirador que lo padece sin alcanzar la misma regia. El “estéta”
y el “aficionado” han de sumarse para la complexión cabal en el crítico. No hay aquí
dialéctica particular; y si la hay, la síntesis de ambos cur803 ha de ser utilizada con
mayor y definitivo provecho para nuestro análisis Es quizás un propósito muy
ambicioso, pero ensayaremos en él.
La tipología de esta cerámica la presentaremos aquí bajo el mero ángulo estético
como lo tenemos dicho, (aunque no podemos apartarnos totalmente de la ordenación
arqueológica). Esta tipología, actualmente esté denotada en varios aspectos por
diferentes investigadores: proto-
___________
* Tomado de su libro: Estética de la Cerámica Prehispáinica Nasca, Lima, 1973.
tipos y fases cronológicas los permiten sentar algunas premisas y clasifícaciones
bastantes completas estableciendo bases temporales Para va. rios ciclos de cultura
nasquense, y en general, para toda la que fue en el extenso Perú de antigüedad
precolombina. La alfarería nasquense resulta con peculiaridades tan propias que
indudablemente señalan la existencia de una nación extensa, importantemente
cultural y pobladísima, y en un no corto período temporal. Se distingue lo suficiente
por su originalidad de otras culturas igualmente importantes, cuyas características
cerámicas son igualmente bien netas y particulares. Son tres las zonas arcaicas
del Perú de esta significación. Tres grandes culturas alfareras costeñas: la de los
186
LETRAS Y ARTES
“moches” (Mochicas), los “chavines”, y estos los “nascas”. En los extensos territorios
que estuvieron bajo su dominio cultural los artefactos hallados son abundantísimos
sin que hasta ahora -as! lo creemos- se haya agotado el tesoro; muy por el contrario:
recién se inicia científicamente su descubrimiento. lo que conocemos ya, expuesto
en museos nacionales o foráneos, o a través de colecciones particulares y
representados sus ejemplares en numerosas publicaciones son bastante Para
sustentar por ahora los juicios que expresamos aquí.
En un somero e indispensable análisis del carácter y morfología de estas alfarerías
para un lector común, podemos decir que la cerámica “mochica” es lo espiritual en
representación humana, es decir el Pathos” (el drama de la persona en todos los
ángulos, desde la actividad social hasta la figuración de las emociones en los cántaros
facíales). La imaginación positivista del moche se manifiesta en su plástica alfarera
con una expresión realista que son sus propias cualidades cultura les y
antropológicas y pueden establecerse como si se leyesen las paginas de un libro
de Historia: figuración de escenas y acontecimientos de todo orden; y la modelación
de rostros, en sus “huacos cefaloides” son su más afortunada culminación. Por
cierto que hay otras facetas de interpretación que no es el caso incluir aquí.
A la par, “chavín”, es lo humano en representación fantástica: el ethos. En el
“chavin”, la, imaginación artística tiende a lo mágico, y al Parecer sobrenatural.
Culturas ambas en que la cerámica tiene un mar, cadísimo sentido figurativo
escultórico. Junto con estas dos grandes muestras de cerámicas, Ñasca ¿qué
representa? o preguntándonos mejor ¿qué significa en el arte precolombino peruano?
Contestamos de inmediato: ante las “figuraciones” plásticas de las otras dos,
no es una alfarería “escultórica”. Nasca precisamente queda aparte en sus
representaciones plásticas en este orden, Y ésta” más que nada, en un plano
artístico de significativa representación Pictórica. Es precisamente este contraste
con las dos otras culturas arcaicas que la hace tan distinguible, peculiar y notable.
Sin perder el sello doméstico y utilitario que había de tener su producción, el adorno,
Y particularmente la forma del vaso, alcanza graduaciones que pueden llevarnos a
un importante análisis.
En este ensayo, insistimos como excusa previa, es posible que se hallen
contradicciones respecto al paralelismo o a la coetaneidad de la creación de formas
y dibujos, y se aventure alguna opinión que resulte en desacuerdo sobre la evolución
de esas formas y de esos adornos pictográficos tal y como hoy lo ven los
arqueólogos.
Por lo común establecen ellos cadenas de hechos; y la sucesión parece ser la
norma común para el desenvolvimiento de algún motivo artístico es decir que de
una forma simple se alcance la compleja; mas, a través de la historia de las formas
en el arte, no siempre es así, y la forma compleja puede ser la original para acabar
reduciéndose a esquema convencional, simplificada, purificada de sobreformas que
se consideran inútiles; o también, varias formas ambas pueden ser coetáneas y
desarrollar simultáneamente. No sería sino consecuencia de una mentalidad artística
particular en uno o varios grupos contemporáneos. Las investigaciones de Ruth
Bunzel revelan que “hay siempre una lucha entro problemas meramente tecnológicos
y el gusto tradicional que no siempre se acomoda a los recursos en uso”.
Esto es lo que creemos con respecto a las expresiones plásticas del arte

187
EL PERÚ MINERO
nasquense en su alfarería (que es una producción artística); es decir, pensamos
que durante el período de su evolución, desarrollan paralelamente dos prácticas del
arte decorativo de sus vasijas en formas y dibujos; una popular y otra religiosa; una
naturalista, expresiva de cosas comunes, y a la mano y vista del hombre artista;
otras esotéricas provocadas por la religiosidad (mito y “totem”) y que ciertamente, a
través de imágenes existentes en su cosmos, las interpreta, sobrepasando el aspecto
de esas cosas, y deformándolas, alcanza el plano simbólico en el “summum” de su
mística.

188
LETRAS Y ARTES

Guillermo Lohmann Villena

LA MINERIA EN EL MARCO DEL VIRREINATO PERUANO

INVENCIONES, SISTEMAS, TECNICAS Y ORGANIZACION


INDUSTRIAL
Las características peculiares de la industria extractiva en la época virreinal en
el Perú (y por extensión en el resto de los dominios españoles en el Nuevo Mundo)
revisten una doble modalidad: el conjunto de las técnicas inventadas en estos
territorios para obtener un mayor rendimiento de las menas, y los sistemas
perentoriamente impuestos por la realidad social puestos en juego, para reclutar
mano de obra en volumen conveniente para el laboreo de los yacimientos.
Caen fuera de nuestro campo de consideración, pues de lo contrario pasaríamos
de lo,¡ tasados límites de tina comunicación a un voluminoso tratado, tratar de las
formas de explotación (galerías, lumbreras o pozos, a cielo abierto, etcétera), de
las modalidades originales de organización de las empresas, del tipo social del
minero, de las corporaciones profesionales, de las leyes promocionales, de los
organismos de tu apoyo financiero, en suma. de numerosos otros aspectos que
todavía están estudiando sólo muy ligeramente,
Por lo que concierne a los sistemas utilizados para el beneficio de los metales, es
muy lisonjero destacar que en varios órdenes se alcanzó un notable progreso. Una
autoridad en la materia, Bargalló, al concretar el legado de los españoles y los
Hispanoamericano a la metalurgia universal, tras de exponer documentada y técnicamente
la historia de la minería en la América española durante la época colonial, concluye que
« ... los españoles e hispanoamericanos se anticiparon casi dos Siglos Y medio a los
grandes metalurgistas de la Europa Central al crear y practicar industrialmente los
beneficios de la amalgamación de las menas de plata. 14
Es asimismo altamente satisfactorio compulsar la inquietud especulativa que
más pulsó a una legión de autores a exponer en libros, cartillas y escritos de la
más variada índole (sin excluir a aquellos que por sus descabelladas propuestas
han de incluirse en la galería de los arbitristas sus iniciativas y experiencias en
orden explotación más racional y económica de los yacimientos,
Para el Virreinato peruano es título de honor poder exhibir una nómina en que
figuran autores tan famosos como Alvaro Alonso Barba, Fernando de Montesnos
Juan del Corro y Cegarra, Alonso Hidalgo de Tena, Juan Manuel de Orozco, de
Pedro de Peralta Barnuevo (cuya obra, publicada bajo la atribución de un obscuro
llarnado Lorenzo Felipe de la Torre Barrio, mereció el encomio del benedictino Fijóo),
y otros que no desmerecen del cotejo con los mencionados. La creación de una
Sociedad, Mineralógica en Arequipa en 1792, y el amplio espacio que el Mercurio
dispensó en sus páginas a los asuntos relacionados con la explotación de las

189
EL PERÚ MINERO
minas, revelan a las claras que la preocupación por esta industria embargaba por
Igual el ánimo de todos cuantos comprendían que de ella dependía el bienestar y la
prosperidad económica del Perú.
Scila Y Caribdis. Si el interés general de los importantes núcleos sociales
económicos vinculados con la minería procuraba por todos los medios posibles
reducir el peso que significaban los gastos de producción, uno de los cuales lo
constituía el consumo de azogue en el proceso de la amalgamación, en cambio la
Corona mi,,b, tales propósitos con marcado recelo, pues al disminuir el consumo
de azogue, bajarían correlativamente las utilidades que el Estado percibía del
monopolio implantado en Huancavelica, y por tanto la alternativa no era dudosa
para las autoridades aunque con ello corriera peligro el rendimiento global de los
yacimientos de Potosi.
Sin detenernos en los conocimientos alcanzados por los aborígenes sobre los
metales y su beneficio antes de la llegada de los españoles, acerca de lo cual
contamos con una nutrida bibliografía y -un trabajo clásico, 15 comenzaremos por
exponer sumariamente los métodos que se emplearon en el Perú para beneficiar el
rey de los metales, principalmente en Carabaya, región aurífera todavía hoy en
explotación.
Excluido el que se hallaba puro y perfecto, que no necesitaba ni de fundirse ni
de otro procedimiento de depuración para apurarlo, se le encontraba por lo general
en vetas, mezclado con materias’ extrañas (comúnmente plata o cobre), o sea lo
que se denominaba la «madre del oro”, y finalmente, en forma de arenas auríferas.
En estas últimas, el oro solía aparecer o muy menudo, lo que se denominaba «oro
en polvo» u “oro volador» (por ser tan diminuto que apenas podía ser retenido), o
bien en pedazos 0 granos, llamados pepitas, que se encontraban por lo general en
los llamados «aventaderos», porque bastaba aventar la arena como trigo, y
llevándosela el viento, el oro mía a los pies del obrero, como materia más pesada.
En los lavaderos bastaba lavar las arenas auríferas, ya mediante unos lebrillos o
barreños de madera, llamados «bateas “bateas”. Ya mediante el procedimiento de
las acequias, utilizado exclusivamente en dicha Provincia de Carabaya, donde con
frecuencia solía obtenerse oro de ley de 23 112 quilates, En cuanto al oro que se
encontraba incorporado con mineral, se le beneficiaba triturando el mineral hasta
reducirlo a polvo y mezclándolo luego con azogue, que abrazándose con el oro, lo
separaba de la escoria. 16
Por lo que toca a la plata, sabido es que el beneficio de estos minerales comenzó
utilizando el sistema de la fundición, heredándose los hornos que ya desde tiempo
inmemorial empleaban los indígenas, hasta que corriendo el octavo decenio del
siglo XVI se implantó el método de la amalgamación importado desde la Nueva
Espata.

________
14 La Minería y la Metalurgia en la América española durante la época colonial (‘léxico 1955), pág.
351.
15 RIVET y la ACOSTA ARSANDAUX, La metallurgie en Amérique précolombienne (parís, 1946).
16 ACOSTA Historia TA, Historia Natural y Moral de las IV Libro IV, Capítulo IV; y Cobo, Historia del
Nuevo Mundo (Sevilla, 1890), I, págs. 294-300.

190
LETRAS Y ARTES
En los primeros años era tan subida la ley de los minerales argentíferos e..
traídos de Potosí, que de cada quintal de mena se obtenían 50 libras (igual 100
marcos) de plata, o sea que ésta acudía a razón de un marcó por cada libra de
mineral 17.
Tan extraordinario rendimiento, propio de menas muy ricas, se lograba a es.
pecho del beneficio mediante el procedimiento de la fundición con unos rudimentarios
hornos, llamados “guayras”, cuya descripción encontrarnos en todos los cronistas
que escribieron sobre Potosí. Acaso la más minuciosa sea la del P. Bernabé Cobo
aunque no le van a la zaga otras, entre las que se cuenta la del jesuíta P. José de
Acost. 18
Al mismo tiempo, se empleaba el método de reverberación, modalidad del &¡s.
tema de fundición del metal, que también describe detalladamente el P. Cobo, su
rentabilidad era inferior al beneficio por «guayras», tanto porque para cada fundición
era necesario hacer casi de nuevo los hornos, como por el elevado consumo de
combustible Con todo, estos procedimientos continuaron utilizándose aún después
de haberse implantado el método de la amalgamación, de donde se infiere que a
despecho de su carácter rudimentario, podían rivalizar con técnicas más adelantadas.
1572 marca un híto cronológico trascendental en la industria extractiva de Potosí
En ese entonces se aplica el hallazgo realizado en 1555 en Pachuca (Nueva España)
por Bartolomé de Medina, del llamado «sistema de patio», modalidad a escala
económica del clásico sistema de amalgamacíón. Fue el introductor -mejor dicho,
0.1 adaptador a las menas de Potosí y a las rigurosas condiciones climaticas de la
región- de dicho método Pedro Fernández de Velasco, que expuso al Virrey Toledo
las ventajas del procedimiento, en circunstancias en que el mineral que se extraia
Ya no podía ser tratado en condiciones económicas valiéndose de los hornos
“guayras” La proporción de la mengua de ley del mineral la cifra Ulloa en la cantidad
de 1 : 1.250 en comparación con el rendimiento en los momentos iniciales de la
explotación del cerro. Fue, pues, verdaderamente providencial la aplicación del nuevo
método pues hacia 1570 había descendido el rendimiento de cien marcos por quintal
a escasos 2 112 y aun dos, de forma que no tenia cuenta “guayrarlos”. 19
Cuando es tan conocida la modalidad que nos ocupa, sería impertinente intentar
su descripción en estas páginas, ya, que del beneficio por azogue han referido todo
genero de detalles cuantos autores han consagrado espacio en sus obras al
legendario Yacimiento del Potosí. Así, pues, nos consideramos exonerados de
repetir en la presente ponencia informaciones y datos que están al alcance de
todos.
Fue tal el acierto de la innovación aplicada al beneficio de los metales argentíferos
por Fernández de Velasco, que ella continuó en práctica durante dos siglo’ medio
sin experimentar modificaciones sustanciales, salvo las variantes «de patio”
___________
17 ULLOA, Noticias Arnericanas (Madrid, 1772), Entretenimiento XIV, párrafo 15,
18 ACOSTA, ob. cit., Libro IV, Capítulo V y Cobo, ob. cit, págs. 308-312. Jimenez la Espada,
Relaciones Geográficas de India II, Apéndice IV, págs.
Y de “cajones”, en frío o en caliente, tal cual nos las describe el Licenciado
Barba en y a Arte de los metales. No obstante, agotados los rninerales argentíferos
que se presentaban Con ventaja a la amalgación según el método introducido por

191
EL PERÚ MINERO
Fernández de 00 P fue necesario para proseguir con provecho el beneficio del
yacimiento, perfeccionar dicho sistema o en todo caso, adaptarlo a la naturaleza y
condiciones mineralógicas de la primera materia extraída del cerro. El objetivo
fundamental de todos los experimentos se orientaba a ahorrar el elemento
amalgamador, en razón del alto lo consumo del mismo, ya que a estar a lo que nos
dice el repetido Alvaro Alonso Barba, “... Aún oy, que a costa de descompasadas
pérdidas, le tiene más acertado la experiencia consume el que beneficia mejor otro
tanto peso de azogue como lo que saca de plata, y rara es la vez que no se pierde
más”.20
Empero, toda posibilidad de contracción en el consumo del azogue despertaba
preocupación de la Corona, que temía ver mermadas las utilidades que rendía el
monopolio del suministro del azogue, desde el momento en que Huancavélica había
,ido expropiado y el total de su producción administrado por el Estado. En efecto,
era de prever que se redujeran las ganancias provenientes del suministro del mercurio,
sin que por otra parte fuera segura una compensación con el incremento de los
quintos satisfechos por la mayor producción de plata, habida cuenta de constituir
«misterio tan reservado la noticia fixa de la cantidad de marcos de plata que cada
minero saca del azogue que consume, que la más eficaz diligencia no es suficiente
para conseguirlas” 21 Era, por tanto, muy fundamentada la prevención de las
autoridades virreinales a toda innovación que repercutiera sobre los ingresos fiscales.
Esto no obstante, tenemos copiosa información de que el Ingenio y la Inventiva
de los mineros y de los metalúrgicos del Virreinato peruano no se mantuvieron
inactivos y ya a los pocos años de haberse implantado el sistema que introdujo
Fernández de Velasco se trató de ‘Mejorarlo. En 1582 se sabe que Juan Capellín
halla un nuevo procedimiento, cuyas características no han llegado hasta nosotros.
El Bachiller Garci Sánchez ideó por su parte la forma de ahorrar azogue utilizando
la escoria de hierro. Juan Fernández Montaño propuso verter en cada cajón de 50
quintales de polvo de metal, un poco de estiércol de caballo y unas onzas de sulfato
de cobre (la piedra lipus o lípez que abundaba en las cercanías de Potosí), pero tal
combinación no produjo los resultados esperados,
En 1587 Juan Andrea Corzo, su hermano Carlos Corzo de Leca, y su compañero
Francisco Ansaldo Sandi discurrieron otra invención: añadir a cada cajón de 50
quintales de harina de metal unas libras de agua de hierro (que consistía en «el
hierro Meneado en una tina hasta ponello en cierto punto»), o sea mezclar con la
harina de los minerales argentíferos y el azogue, durante el proceso de la
amalgamación, agua que contenía en suspensión limaduras o raeduras de hierro,
que se incorporaban a los minerales. A diferencia de los anteriores proyectos, este
que acabamos de señalar consiguió efectivamente levantar del abatimiento en que
habían comenzado a caer las minas Potosi.22
19 ULLOSA ob. cit., loc. cit., párrafo 24.
21 Arte de los metales (Madrid, 1770), pág. 61. ULLOA, b Cit Entretenimiento XIII, párrafo 18.
22 El volumen 3.040 de la Sección Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid* todo él formado
por papeles relacionados con Potosí, contiene en los folios 98 a “OS- 249 y 274 a 411, nutrida
información sobre los Inventos realizados en esas millar’ en los dos últimos decenios del siglo
XVI, textos a los cuales nos remitimos.
A principios del siglo XVII, el diligente Licenciado Alvaro Alonso Barba de, en
rarabueo el procedimiento de cazo y cocimiento para beneficiar oro, plata cobre,

192
LETRAS Y ARTES
«que éste sólo es el verdadero modo de sacar la ley a los metales por azogue,
pérdida ni consurno» utilizando como combustible la yareta, método que describe
talladamente en el Libro Tercero de su famoso tratado metalúrgico.
Quedan, además de la precedente, noticias de otras invenciones coetáneas: el
24 de marzo de 1607 se concedió el privilegio de explotación al arbitrio ideado Por
Antonio Singler (que en 1640 halló trágica muerte en las minas de Huancavelica,
intoxicado con “umpé”, probablemente monóxido de carbono), que proponía beneficiar
los minerales de plata sin emplear en absoluto magistral alguno; el 7 de julio del
mismo año se concedió igualmente exclusiva al Ingenioso dominico Fray Miguel de
Monsable salve (autor de ciertos hornos para la extracción del mercurio), que había
descubierto un nuevo método para beneficiar con mayor rendimiento los minerales
negrillos (minerales) de plata cuprífera de color obscuro); el 20 de diciembre de
1608 se dispensa privilegio a Giraldo Paris, para el beneficio de la plata y azogue, y
finalmente, el Licenciado Rafael de Porras Marañón declaraba en 161,3 haber enviado
en la flota de eje año una muestra de cierta pasta y polvos para extraer plata y oro
del mineral negrillo y de otro cualquiera, por baja ley que contuviera.23
El primer tratado impreso concerniente al tema de la presente ponencia, aparecido
en el Perú, es el que publicó en Lima en 1639 el Licenciado Fernando -de Montesinos,
novelesco tonsurado que recorrió los yacimientos mineros del Virreinato peruano
en la cuarta década de la decimaséptima centuria. A él se debe la obra titulada
Beneficio común, o Directorio de beneficiadores de metales y Arte de ellos, con
reglas ciertas para los negrillos. 24 En razón de su utilidad pragmática la demanda
por esta guía para el mayor rendimiento de los minerales negrillo hizo que fuera
muy buscada Por los Industriales, por lo cual hoy son rarísimos los ejemplares
conocidos. Un siglo más tarde Juan Manuel de Orozco compuso unas adiciones, y
si hoy podemos leerlo, es gracias a una reimpresión.25
Al año siguiente, y en Madrid, daba a las prensas el Licenciado Alvaro Alonso
Barba su célebre tratado, concluido de componer en 1637. Nos referimos al Arte de
los metales, en que se enseña el verdadero beneficio de los de oro y plata por
azogue, el modo de fundirlos todos, y como se han de refinar y apartar unos de
otros...
De la utilidad de este escrito es prueba incuestionable la cantidad de reediciones
que de él se han tirado, no sólo en el idioma originario, sino en lenguas extranjeras.
Anotemos entre todas ellas una reimpresión hecha en Lima, en 1817, y señalemos
que la última es una pulcra, al cuidado de Armando Alba, en el propio Potosí, en
1967. Este tratado llega a denominarse por antonomasia «el código del minero” por
la aceptación general que alcanzó.
___________
23 Archivo General de Indias, Indiferente General, 428, Lib. 33, fols. 9, 18 y 80; 1953, Lib. 6, fol. 154.
24 Medina, La Imprenta en Lima, I, págs. 312-313, y Vargas Ugarte, Impresos Peruanos. 1584-1650
(Lima, 1953), pág. 162. r
25 GONZALES, Registro y relación general de minas de la Corona de Castilla (Madrid) 1832), 11,
págs. 261-321.
En 24 de junio de 1676 un industrial de Potosi, Juan del Corro Segarra fechaba
escrito, que se imprimió aquel mismo año, en que explicaba un nuevo procedimiento
Para el beneficio de los. metales. Después de tenaces experimentos en unas minas

193
EL PERÚ MINERO
de , propiedad, aseguraba haber hallado una fórmula para obtener un rendimiento,
anunciado del orden del doble del que hasta entonces se granjeaba en el tratamiento
de los minerales argentíferos, empleando la pella en lugar del mercurio. Proclamaba
que utilizando su método, se evitaría la pérdida de unas siete libras de azogue que
se consumían por cada cajón de plata tratado mediante el procedimiento de la
amalgación lo cual se podrían apurar también los metales negrillos.
Las autoridades y el gremio de mineros de Potosí abonaron al inventor, poniendo
de manifiesto su inteligencia y versación, afianzándose todo con las experiencias
realizadas. En Lima el Virrey Conde de Castellar ordenó, a! saber la noticia, un
repique general de campanas y hubo festejos y ceremonias religiosas. El mismo
gobernante dispuso que se imprimiera el informe de Corro Segarra, a fin de distribuirlo
en todos los asientos mineros, para aplicación inmediata.
Sin embargo, a poco sobrevino el desengaño, pues todo lo que parecía en lo
especulativo practicable y ventajoso, en la práctica demostraba ser imposible de
ser aplicado Nuevas experiencias, con asistencia de expertos, demostraron la
ineficacia del decantado invento, en que vino a reconocer el propio autor que
comparando los sistemas tradicionales con el suyo, las ventajas de unos y otro se
compensaban, y de hecho, carecía de utilidad industrial. 26
En 1684 el Sargento Mayor Alonso Hidalgo de Tena propuso en Potosí un nuevo
método para el mayor rendimiento de los minerales, cuya explicación consignó en
un cuaderno impreso aquel año.27
En 1737 entregó a las prensas de Lima el Alférez Juan Manuel de Orozco (como
se ha visto, adicionador de la cartilla de Fernando de Montesinos), un opúsculo de
53 páginas, bajo el encabezamiento de Cartilla metálica, que enseña desde sus
primeros a conocer y beneficiar toda suerte de metales, y nueva quema de ellos, y
algunos materiales de que se pueden usar para limpiar la plata con rara facilidad y
certidumbre Y mucho aumento, y menos pérdida de azogue... 28 La novedad consistía
en el beneficio de la “collpa”.
Al arlo siguiente, siempre en Lima, y bajo el nombre de un minero del asiento de
Lucanas, Lorenzo Felipe de la Torre Barrio y Lima, aparecía un folleto de 32 páginas
con el título de Arte o Cartilla del nuevo beneficio de la plata en todo genero de
metales finos y calientes. que alcanzó los honores de dos reediciones madrileñas
(1743 Y 1766).29 En puridad de verdad, el autor de este tratado fue el insigne
polígrafo. virreinal Pedro de Peralta Barnuevo, 30 y así nada tiene de extraño que el
benedictino Feijóo ponderara el estilo literario en que estaba expuesta una materia
tal’ árida.,
___________
26 Memoria de gobierno del Virrey Conde de Castellar, en Memorias de los Virreyes (Lima, 1859) 1,
Pág,. 189-192, y Lohmann Villena, Las minas de Huancavelica en 27 1% 819105 XVI Y XVII
(Sevilla, 1949), págs. 384-385.
27 VARGAS UGARTE, ob. cit;, 1651-1699 (Lima, 1954), pág. 164,
28 VARGAS UGARTE, ob. cit., 1700-1762 (Lima, 1956), pág. 151.
29 VARGAS UGARTE, ob. cit., 1700-1762 (Lima, 1956), pág. 156 y Medina, Imprenta Hispano-
Americana, IV. Pág. 366.
Aunque en aras de la indispensable concisión que impone una comunicación la
índole de la presente, sólo se han colacionado los trabajos impresos que expresan

194
LETRAS Y ARTES
invenciones o descubrimientos en orden a la mejor explotación de los yacimientos
Virreinato peruano, a fuer de inédito y recóndito no resistirnos a la tentación de
cabida aquí a la referencia a un método que en 1786 se atribuía haber descubierto
Administrador de los Almacenes de Tabaco del Virreinato peruano, Mariano del
Solar y Cueva. Este funcionario declaró entonces haber dedicado cerca de diez
años a una ocupación ajena de su cargo, es a saber, investigar prolijamente los
fundamentos del sistema del beneficio por azogue, las causas de sus pérdidas o
consumo excesivo a causa de las escorias que de ordinario acompañaban a los
minerales y el modo de purgarlos, obteniendo así un mayor rendimiento de plata.
Luego de reiterados experimentos y ensayos docimásticos que había practica-
do valiéndose de los conocimientos adquiridos mediante la lectura de varios
tratadistas españoles y extranjeros, “especialmente el célebre Alvaro Alonso Bar-
ba”, se consideraba haber alcanzado la fórmula para rebajar considerablemente el
tiempo empleado hasta entonces para lograr una adecuada amalgamación: de ordi-
nario oscilaba entre de treinta y cuarenta días, y algunas veces más. Solar se
jactaba de que valiéndose de su invención dicho período quedaba reducido a sólo
tres días para los metales pacos (mineral argentífero con mezcla de óxido de hierro
y de color amarillo o rojizo), y de ocho para los pavonados, negrillos y demás
clases, con la ventaja adicional de una ley superior. La operación se realizaba
mediante una máquina muy elemental, que a mayor abundamiento evitaba los cre-
cidos desembolsos derivados de los repasos, con el consiguiente ahorro de mer-
curio «por medio de exalar, purificar y limpiar primero con algunos simples de poco
costo” el mineral, de suerte que se facilitara la acción del magistral en el proceso de
amalgamación, eliminándose las materias que entorpecían el proceso de contacto
con las partículas de metal argentífero, El sistema ideado por Solar se decía haber-
se ensayado con minerales procedentes de distintos yacimientos del Virreinato, y
en todas las ocasiones había acreditado singular eficacia.32
Para concluir con este apartado, resta una sumaria referencia a la importante
misión presidida por el Barón de Nordeneflycht, que a la cabeza de un equipo de
trece k’, técnicos mineralogistas sajones, pasó al Perú a fin de implantar «las
ventajas que experimentan en Europa de la aplicación a la minería de los principios
de la mineralogía, la metalurgia, la geometría subterránea, la mecánica, la química
y demás Ciencias auxiliares de ella». Fije el último esfuerzo desplegado por la
Corona española para reactivar la decaída producción de las minas del Perú. Era
notorio, a fines de la décima octava centuria que la minería peruana languidecía por
falta de unas adecuadas técnicas de explotación, y urgía introducir métodos científicos
modernos, al de los adelantos alcanzados en Europa.

__________
30 La restitución de este trabajo a su verdadero autor se comprueba en una nota colocada por los
miembros de la Sociedad Académica de Amantes de Lima que auspiciaba la publicación del
Mercurio Peruano, y que puede leerse en el número 47, correspondiente al 12 de junio de 1791,
al tomo II, pág. 109. Esto ésto explica satisfactoriamente la alabanza del ilustre Feijóo, amigo y
corresponsal Peralta: Barnuevo.
31 Cartas Eruditas, II, Carta XIX.
32 Archivo Nacional del Perú. Protocolo de Teodoro Aillon Salazar, 1784-1789, folio 335. Escritura
extendida en Lima el 7 de abril de 1786.

195
EL PERÚ MINERO
El mencionado conjunto de técnicos llegó al Perú a fines de 1790, y efectuaron
reconocimiento en Potosí, Huancavélica y Cerro de Pasco. El ilustrado Virrey, Gil
Taboada dispensó a la comisión una deferencia especial Y auspició con entusiasmo
parece mas proyectos Y reformas propuestas, que a la postre no resultaron muy
convincentes SI reportaron utilidad perceptible, aunque en ello buena parte de la
culpabilidad que íncumbe a los mineros peruanos, que aferrados a sus antiguas
costumbres, e resistían a poner en práctica el beneficio de trituración en barriles, no
obstante .e en el mercurio Peruano, el órgano científico de mayor prestigio a la
sazón, se ...eja con fervor las ventajas de las nuevas técnicas. En efecto, en un
principio se demostró que aparte de ahorro de tiempo -trece horas en lugar de tres
o cuatro emanas—, se advertía un incremento en la ley del metal, del orden del
75%, aparte de ahorro de azogue. Sin embargo, al correr del tiempo estas
espectativas se desvanecieron y quedó comprobado que el sistema válido para
Sajonía no era aplicable al Perú. En 1810 se dio por concluida la labor confiada a la
misión del Barón de No5rdenflycht – 33 cabe al Perú el privilegio de haber sido el
primer territorio del Nuevo Mundo en donde se empleó una máquina movida por la
fuerza del vapor para el trabajo en las minas: en 1816 Pedro Abadía, un emprendedor
e industrioso navarro instaló calderos, bombas y demás elementos para desaguar
las galerías de Cerro de Pasco. 34
«Al Gobierno y cuidado del Cerro de plata de Potosí se sigue Inmediatamente
tratar del de azogue de Huancavélica, que estos dos como tan importantes y que
uno a otro se ayudan -promiscuamente, son como dos polos que sustentan estos
Reynos y los de España ... “.35 Esta frase, extraída de la Relación de mando del
Virrey Marqués de Mancera, es la más fiel expresión de cuán indisolublemente
ligados se encontraban entonces el Yacimiento de Potosí y la fuente de donde se
obtenía el principal elemento para la amalgamación de los minerales argentíferos.
con razón, otro Virrey, don Francisco de Toledo, al entablar la correspondencia
Posotosi-Huancavélica, afirmó que iba a hacer el casamiento de más importancia
del mundo.36 Por tanto, después de haber enumerado las más importantes
expresiones de la inventiva industrial en Potosí, es del cazo también pasar revista a
los descubrimientos que se realizaron en Huancavélica, a fin de beneficiar el azogue
con mayor rendimiento, Menor gasto Y Procedimientos más eficaces.
El problema del combustible fue un factor fundamental para impedir la aplicación
de Huancavélica de los tipos más avanzados de hornos empleados en Idria.
____________
33 DEUSTUA PIMENTEL, «La expedición mineralógica del Barón de Nordenflycht al Perú*, en Mercu-
rio Peruano (Lima, 1957), XXXVIII, núm. 366-367, págs. 510-519; Vargas Ugarte, Historia Gene-
ral del Perú (Barcelona, 1966), V, págs. 117 y siguientes y del mismo autor, «Una relación Helms
sobre la minería peruana a 34 fines del siglo XVIII”, en Mercurio Peruano (Lima, 1959), XI, núm.
381, págs. I-22
34. MENDIBURU, Diccionario Histórico - Biográfico del Perú, artículo ABADIA, Pedro
35. Memoria de gobierno del Marqués de Mancera, párrafo 27.
36. Montensinos. Anales del Perú (Madrid, 1906), II, pág. 51.
El ichu era apropiado para los hornos pequeños usados en Huancavélica, empero
producía la suficiente intensidad calorífica que requerían los grandes hornos de
Idria, horros de cámara, que inclusive sólo se introdujeron en Almadén a principios
del siglo pasado.37

196
LETRAS Y ARTES
En los años iniciales de la explotación de Huancavélica, se recurrió a hornos de
un sistema primitivo, ya en desuso en Almadén, con capacidad para unas treinta a
cuarenta ollas. Sólo posteriormente, con la introducción del sistema de jabecas, se
dió un paso considerable en el camino del mayor rendimiento del mineral cinábrico
También se intentó aplicar el método de los hornos de reverberación, usados en
Potosí. Quien ensayó estos hornos fue el mismo descubridor del yacimiento de
Huancavelica, el portugués Enrique Garcés.
Mas, con el correr de los años, se hizo notorio que ninguno de los procedimientos
aplicados apuraba en grado rentable el azogue. En medio del atraso de luces en
materias científicas en que de ordinario se cree que vivían los industriales radicados
en Huancavélica, es lo cierto que aquellos hombres, a fuerza de espíritu observador
y de innumerables experiencias, lograban alcanzar felices resultados. Corresponde
asi la gloria de haber acomodado el modelo de los hornos de jabecas utilizados en
Almadén a las minas de Huancavélica, a Pedro de Contreras, y se mantuvo en vigor
hasta que el invento de los hornos «busconiles» de Lope de Saavedra, medio siglo
más tarde, los desplazó. La novedad sustancial introducida hacia 1580 por Contreras
fue ampliar el aforo de las jabecas almadenenses, en donde- la distinta composición
del inineral tratado exigía hornos más reducidos. Por otra parte, las rnismas
diferencias en la materia sometida a destilación, indujeron a Contreras a recomendar
que a su vez las vasijas fuesen en Huancavélica de menor tamaño que sus similares
de la Península, aproximadamente la mitad de capacidad. El horno modificado por
Co’treras, muy semejante a los llamados de galera, se componía de cuatro paredes
verticales, que formaban una especie de cajón rectangular, cubierto con una bóveda
de medio punto, bajo la cual estaba colocado el fogón u hogar. Bajo aquella bóveda,
el’ sentido longitudinal, había unos tubos largos y angostos, distribuídos por pares.
El aspecto exterior de esta construcción se puede evocar a través del tosco díbujo
del cronista Huamán Poma de Ayala (Nueva Crónica, pág. 1.047).
Una nueva modificación de este sistema de las jabecas se propuso en 1608, en
presencia del Virrey Marqués de Montesclros, que se había desplazado a inspeccionar
las minas de Huancavélica por Bernardino de Tejada. Sustancialmente Se trata de
una variante de las antiguas jabecas, pero con ciertas características de los hornos
de reverberación, participando así de las ventajas de ambos métodos. Los hornos
ideados por Tejada eran capaces de acoger hasta un centenar de orzas, cuyo aforo
era de una arroba de mineral cada una, o sea que un horno de la nueva modalidad
rendia tanto como cuatro jabecas, sin variar ni la forma ni el tamaño de los cántaros.
Era, pues, un tímido paso hacia la industrialización en gran escala. La novedad
aportada por Tejada consistía en que las jabecas, pareadas, se cubrían con una
bóveda, en tanto que hasta entonces se beneficiaban a la intemperie. Al aplicarse
el fuego, los Vapores del azogue, como los tarros llenos de cinabrio permanecían
ahora destapados durante la cochura se coagulaban en la pared Interior de dicha
arca o cámara, a la que no penetraban los humos o gases de la combustión, derivados
por un conducto independiente La bóveda estaba provista de tres canalillos, que se
obturaban durante la una vez terminada, servían de registros para elegir el momento
oportuno en que, ya condensadas todas las emanaciones mercuriales, podían
desmontarse las botijas sin peligro de intoxicación. Era el mismo sistema que
Barba describe en el Libro IV, Capítulo XV, de su Arte de los metales, pero aplicado
al beneficio del mineral de mercurio, y que por lo visto hasta entonces era
desconocido en Huancavelica.
197
EL PERÚ MINERO
________
37 Rivero y Ustariz. Colección de Memorias científicas...(Bruselas,1857), II Pág. 116.
A principios de 1617 se habló mucho en aquél yacimiento de una innovación el
sistema de los hornos de reverberación, cuya paternidad se atribula el dominico en
y Miguel de Monsalve. Por más que el religioso se adjudicara la exclusiva del
descubrimiento según se desprende de los diseños que conocemos y de las
descripciones de la construcción del horno, éste pertenecía a la misma familia que
los utilizados en Almadén, y que por cierto ya anteriormente, aunque sin éxito, se
habla intentado acomodar a Hualicavélica.
Ha llegado el momento de dar razón, aunque sumaria, de una de las auténticas
contribuciones del Nuevo Mundo al progreso de la metalurgia. Se trata del método
de obtener azogue Por destilación, inventado por un médico avecindado en
Huancavélica llamado Lope de Saavedra Barba.
Los experimentos de este industrioso empírico, que por dedicar los momentos
Ubres que le dejaba el ejercicio de su profesión a descubrir yacimientos, estaba
clasificado entre los denominados despectivamente «buscones*, se orientaron
definitivamente hacia 1629, a descubrir un accesario que permitiera la condensación
del azogue fuera de la cámara en que se alojaban las orzas. Al cabo de cuatro años
de incesantes ensayos y después de haber construido varios modelos de hornos
dé reverberación y otros de nueva planta, denominados «grifos» y «dragones», con
resultado vario, creyó que perfeccionando el sistema de las jabecas se alcanzaría
la meta que se había propuesto. Las ventajas se concretaban en una considerable
reducción en el tiempo empleado en cada cochura, ahorro de apreciable mano de
obra y por fin, economía de Combustible. A todo esto se sumaba la expectativa de
poder apurar los minerales pobres que no eran tratables mediante las jabecas.
Según los cálculos de Saavedra Barba, Para beneficiar cien quintales dé mineral
valiéndose de su procedimiento, en lugar de 23 operarios sólo eran necesarios dos
o tres; del mismo modo, en vez de 184 cargas de combustible, se consumían
únicamente 27.
Más, ¿Cuál era la innovación aportada por nuestro industrioso personaje? El
Sistema de las jabecas, aún después de introducidas las mejores que hemos Ido
reseñando, era todavía susceptible de perfeccionarse todavía más desde el punto
de vista de la Y de la Técnica. Por eso debe encomiarse el descubrimiento de
Saavedra, le permitia la desulfuración en grado máximo y oon sensible ahorro de
primeras materias Todos los métodos para beneficiar el mercurio, que con diferentes
nombres se han propuesto posteriormente en las disciplinas de la Química
metalúrgica, reposan fundamentalmente sobre la idea de Saavedra: descomponer
el cinabrio con el O)dgen0 del aire en gran escala, lo que permite acometer la
explotación a escala Industrial.
Sería impertinente que expusiéramos en esta ponencia la conformación del horno
que ya hemos hecho en una monografía anterior, en donde dedicamos varías páginas
a describir la novedad aportada por Saavedra Barba, cuya exclusiva pretendio tendió
arrebatarle Juan Alonso de Bustamante, en Almadén, en donde fueran conocidos
como hornos de aludeles o de Bustamante, con notorio agravio para la fama de,
modesto inventor de Huancavélica.38
Para terminar y en correspondencia con otro aspecto anunciado en las primeras
páginas de esta ponencia, es del caso ocuparse en el tema de la recluta de mano
198
LETRAS Y ARTES
de obra para la explotación de las minas de Huancavélica. Puesto que otros
asistentes al coloquio abordarán tanto el tema por lo que atañe a las minas de
Potosí, así como los problemas de orden moral emergentes de la implantación de
un procedimiento compulsívo, para congregar operarios, nos ceñiremos a exponer
las líneas generales de la cuestión tal como se presentaron en Huancavélica.
El problema de allegar obreros para la explotación de las minas de Huancavélica
se planteó desde el mismo instante en que se inició su explotación a escala industrial.
Trabajarías con esclavos negros hubiera resultado antieconómico, primero por el also
precio de los negros, segundo por el clima adverso y finalmente, porque no era posible
adquirirlos con facilidad para tales faenas. Otra posibilidad también demostró ser
inaplicable: destinar mulatos, mestizos y españoles deseosos de abrirse un porvenir
al laboreo de las minas. Ni el número de los primeros permitía hacerse muchas
ilusiones sobre su aportación, ni español alguno iba a gatear por las galerías, cuando
por sólo ir a visitarlas y vigilar el trabajo de los obreros «es una gran cosa y no lo
hacen todos, y a este español, que es tan solícito le dan dos o tres mil pesos”. 39
No quedaba, pues, otra salida que echar mano de los naturales, pero como ya la
experiencia lo había demostrado, poco o ningún interés demostraban éstos por
enrolarse en las cuadrillas de mineros. Frugales, hasta extremos inverosímiles,
esquivos, sin ninguna apetencia por bienes materiales, era difícil lograr que
voluntariamente se vinieran a ofrecer para el trabajo en las minas. Hubo que valerse
del sistema ya empleado en el Imperio de los Incas para la realización de trabajos
ventajoso para la comunidad: la mita.
Sobre ella ha corrido abundante tinta, pues no hay autor que no eche su cuarto
a espadas sobre tal método de allegar logueros. Veamos los rasgos generales de
51 funcionamiento en Huancavélica.
Es importante, por lo pronto, hacer hincapíe en un distingo esgrimido Por los
industriales de Huancavélica, para abonar su necesidad de trabajadores conseguidos
mediante la mita, Argüían que no cabía asimilación con la míta que servía Potosi,
habida cuenta de que la asignación de veceros para la explotación de los yacimientos
en este último lugar, a juicio de los mineros de Huancavélica, era sencillamente
graciosaal paso que para Huancavélica era remunerativa, esto es, en correspondencia
de los gravárnenes que Por la misma recaían sobre e¡ gremio de industriales. En
efecto alegaban que la mita de Potosí era una concesión graciosa de la Corona que
estaba en este caso facultada para introducir las novedades que tuviere por
convenientes, en este los mineros pudiesen deducir excepción de ninguna especie;
en cambio, la contribución de mano de obra para Huancavélica estaba concertada en
los famosos “asientos” contratos entre el Estado y el gremio de mineros-, en los
cuales ambas convenían las condiciones y retribuciones, siendo, por consiguiente,
exigible recíproamente el cumplimiento de las bases, una de las cuales era justamente
el como contraído por la Corona de facilitar un determinado número de peones.
_________
38 Véase para cuanto se acaba de esbozar sobre inventos de Huancavélica, la obra del autor de
la presente comunicación, Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII (Sevilla, 1949),
39 Memorial del jesuita P. Alonso Messia al Virrey Velasco sobre el servicio Personal de los indios.
Biblioteca Nacional de Madrid, Manuscrito, 8553, fols, 38-67, reducido por Lorente, Relaciones
de los Virreyes y Audiencias (Madrid, 1871), págs. 341-343.

199
EL PERÚ MINERO
En la frondosa selva de monografías y estudios consagrados a la mita, no se
hecho suficiente hincapié en un punto que es esencial dentro del concepto de dicha
horarios. Dicho extremo estriba en que la mita no ha de considerarse como una
obligación personal, una capitación individual, sino un encabezamiento real,
contribución de una determinada comarca, de suerte que al abandonar el territorio
desaparecía para el regnicola la obligación de prestar dicho servicio. De esta suerte,
no era un estatuto personal que acompañaba al individuo por doquiera adistamiento
territorial, en cuya virtud era una determinada comarca la que estaba obligada a
facilitar un número prefijado de sus habitantes para cumplir un turno de trabajo. En
cierto modo, el obrero estaba pues vinculado a la región servidora o tributaría, de la
cual podía exentarse, de un modo similar al acto de desnaturarse en la Edad Media,
En resolución, podía hablarse de una transposición a lo real del tributo, esencialmente
personal.
Fue el Virrey Toledo el primero en dictar las normas básicas relativas a esta
prestación de servicios. Los indios aplicables a las minas de Huancavélica, sólo
ascenderían a una séptima parte del nionto total de los tributarios. El área de
conscripción abarcaba cuarenta leguas en derredor de las minas, dentro de cuyo
ámbito se distribuyeron entre las diversas provincias enclavadas en el mismo, poco
más de tres mil Indios, los cuales se turnarían cada mes.
La indicada circunstancia de ser la mita una obligación que cargaba sobre una
determinada comarca, engendrará una corruptela que ha contribuido a deformar la
imagen real de la mita. Mi cuanto los naturales comprobaron que la obligación no
recaía ‘Obre sus Personas, sino sobre determinadas circunscripciones, comenzaron
a huir a las comarcas alodiales, inmunes de semejante carga. Otros se refugiaban
ocultándose en haciendas y fundos rústicos, seducidos por las promesas de algunos
propietarios de dispensarles –una protección y de sustraerlos de la mita, a cambio
de trabajarles sus propiedades e” régimen de servidumbre. Como es obvio, ¡a
disminución de los cupos asignados requeria suplir las bajas mediante los llamados
indios “alquilas”
Era ilusorio pretender suprimir la existencia de estos voluntarios mediante tibias
órdenes contenidas en los «asientos». Respondían a las urgencias de la industria
Y tenían Su origen en el libre albedrío de los propios indios, tantas veces proclamados
por la legislación indiana. Eran éstos los que dan el más rotundo mentís en la
leyenda negra del trabajo en las minas y sus sufrimientos. Si bien se mira, la
existencia de alquilas era la última consecuencia del círculo vicioso que comenzaba
en el instante en que el mitayo, huyendo a una comarca exenta, dejaba de cumplir
su tarea, La provincia no aportaba el caudal de mano de obra asignado, y el minero,
obligado por las circunstancias, no tenía otra alternativa que contratar voluntarios,
los cuales especulando con la necesidad, reclamaban un jornal dos o tres veces
superior al de los mitayos ordinarios. Este mismo incentivo convidaba a los obreros
a permanecer en Huancavélica una vez que expiraba su turno, resistiéndose a
reintegrarse a sus comarcas de origen. Así, se anticipaban en pequeño los problemas
de la aglomeración urbana creados por la rápida industrialización en el mundo
contemporáneo, sin que hoy a nadie se le ocurra afirmar la tesis de que los habitantes
de esos núcleos habían muerto en 1 trabajo al servicio de las grandes empresas.

200
LETRAS Y ARTES

Hermann Buse

ORO PERUANO, ATRACCION MUNDIAL


Uno de los más enterados expertos en metalurgia americana, Samuel K. Lothrop,
de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, estuvo en Lima en noviembre,
preparado, por encargo de la casa editora Skira; de Suiza, un álbum sobre Arte
Precolombino Americano, de la serie “Tesoros” de arte universal.
El nombre de Samuel K. Lothrop está unido a uno de los descubrimientos más
resonantes de la arqueología peruana: el que en 1925 efectuó en los arenales de
Paracas el sabio Julio Tello, que dio al mundo la novedad de los celebérrimos mantos,
tejidos sin par por las excelencias de su arte y de su técnica.
(Lothrop -fallecido en enero de 1965- fue un americanista distinguido, con
dedicación de años al estudio de las culturas antiguas de este continente. Su área
de trabajo no tuvo límite. Abocado de manera especial a la metalurgia, rastreó en
busca de testimonios de la técnica y el arte antiguos desde su país de origen,
Estados Unidos, hasta la extremidad meridional del continente Sur -Nuevo México,
Puerto Rico, Guaternala, Honduras, Yucatán, Patagonia, Tlerra del Fuego, boca del
río Paranás. Su ejecutoria profesional ha sido una de las más amplias. Retirado de
la docencia, a la que Sirvió desde 1915 en las universidad-es de Massachussets y
Harvard —cuyomuseo Peabody tuvo a su cargo, también-, mantuvo hasta antes de
morir activo programa en el campo de la Historia del Arte, del que fue exponente
destacado).
En 1925, de regreso de un viaje a la Argentina, estuvo de paso en Lima y entabló
relación con Tello. Un dinero que no alcanzó a Invertir en el programa que se le
había encomendado, lo puso a disposición del arqueólogo peruano para que lo
empleara en lo que tuviera por conveniente. Surgió, así, la idea de ir a Pisco,
doscientos kilómetros al Sur de Líma, siguiendo la huella de los audaces choferes
de aquella época, de través de las pampas desoladas y las anchas playas, para
buscar en los arenales 4 Paracas, donde la soledad es absoluta, los testimonios de
una cultura de la que se Conocían algunas muestras por el clandestino trajín de los
huaqueros.
Favorecidos por los copiosos chaparrones que habían caído en la Costa,
endureciendo los arenales, Tello, Lothrop y Mejía Xesspe, éste, brazo derecho del
sabio, emprendieron la ruta del Sur y establecieron al término del viaje su cuartel de
operaciones en Pisco. De allí Partieron durante varios días a los alrededores,
buscando en los arenales. La exploración fue infructuosa al comienzo. Los huaqueros,
recelosos, no soltaban el secreto de las tumbas, No obstante ello, el ánimo de los
expedícionríos se mantuvo, y al cabo de no pocas presiones y de recorridos más
cuidad-osos sobre las yermas soledades de la península, salió a luz la maravilla del
incomparable arte textil de los viejos pobladores de la comarca. La extracción de un
bellísimo manto, en el acto inicial del descubrimiento, fue, contaba Lothrop, “un
momento inolvidable en m¡ vida”.
201
EL PERÚ MINERO
__________
* Tomado del libro del autor: Introducción al Perú, Lima, 1965,
Este solo hecho -haber financiado la expedición a Paracas y participado en la
exhumación de tan deslumbrantes tesoros de arte-, liga el nombre del gran
americanista a la arqueología peruana de la manera más íntima y perdurable. En el
prefacio de Paracas (1959), obra póstuma del sabio Tello Toribio Mejía escribió:
“...después de diez años de afanosa búsqueda para descubrir el origen de la cultura
Proto - Nasca, de Uhle, Tello logró ubicar... los cementerios de Cerro Colorado, en
compañía de su colega y amigo norteamericano, doctor Samuel K. Lthrop”
Esta vinculación se estrechó en los años que siguieron al descubrimiento. Lothrop
regresó varias veces al Perú y mantuvo un cordial enlace con Tello. En el Congreso
de. Americanistas de 1939, realizado en Lima, presentó importantes ponencias, y
al año siguiente se le tuvo nuevamente en Lima, empeñado en un programa de
investigación en el campo de su especialidad. Regresó, por cuarta vez, en 1947 y
trabó amistad entonces con los nuevos arqueólogos peruanos.
Los aportes do. Lothrop en metalurgia, son medulares. Distinguió dos áreas:
una, en la Costa Norte, de entronque Chavín, donde florecieron las culturas mochica
Y chimú y otra en el Altiplano, al Sur, en torno al Titicaca. El área del Norte tiene las
piezas de oro más antiguas del Perú, de un milenio antes de Cristo, salidas a luz en
el sitio llamado Chongoyape. En un estudio que presentó al Primer Congreso
internacional de Peruanistas, realizado en Lima en agosto de 1951, con motivo del
Cuarto Centenario de la Universidad de San Marcos (La Metalurgia Aborigen de
América, en “Letras”, 1953), sentó que la evidencia “indica que la metalurgia más
vieja de América procede del Perú y está asociada con las culturas Chavín, Paracas
(Cavernas) y Nasca. Las fechas del radiocarbono colocan aproximadamente a esta
industria entre los años 300 y 700 A. C.”. Recordó lo propuesto por Rivet, en el
sentido de que “todo conocimiento en metales llegó a México del Perú, además de
las técnicas colombianas”. El foco meridional “desarrolló el uso de la fundición del
cobre como metal principal, descubrió las propiedades del estaño en la fabricación
del bronce y pasó esta herencia a todo el Perú así como a los estados adyacentes
bajo la dominación inca”.
De antes del siglo X precristiano, no se conocen piezas de oro ni de ningún Otro
metal. La ausencia establecida por la investigación arqueológica, no es, sin embargo,
definitiva, Caben dos posibilidades: 0 los testimonios metalúrgicos no han sido,
todavía hallados o la técnica del laboreo y uso de los metales llegó del Norte con
retraso respecto a otros elementos de cultura material.
El Norte -Colombia- es una de las áreas más importantes de América en el arte
y técnica de los metales. Su influencia fue grande, llegando hasta Centro America
y, probablemente, hasta México y propagándose, también, por el Sur, basta el país
de los mochicas. Desde luego, llegó la técnica, mas no el estilo, que los mochicas
los tuvieron propio .

BATAN GRANDE O EL DORADO


El jugar de mayor fama de todo el Perú, es Batán Grande, del que Proceden de
casi todas las épocas del Perú antiguo, desde el Cupisnique del horizonte chavinoi
de piezas mil años antes de Cristo, hasta el tiahuanacoide, pasando por el mochica,
202
LETRAS Y ARTES
vinoide ande tiene, tamben piezas tardías como algunas de la época inca final.
A fines de 1936 y principios de 1937, se hicieron allí los sensacionales
descubrimientos que, dieron fama al lugar, exhumándose, entre otras piezas de
extraordinario un ídolo en forma de tumi, o cuchillo ceremonial de 43 centímetros
de alto y un kilogramo de peso, que hoy exhibe el Museo Nacional de Antropología
y Arqueología como su más preciada joya.
Batán Grande es el nombre de una hacienda del distrito de illimo, margen derecha
del río La Leche, en el departamento de Lambayeque, Las piezas fueron extraídas
de tumbas del antiguo cementerio de La Ventana, contiguo a Huaca La Cruz.
Tello fue comisionado para hacer un estudio del lugar y de las piezas. En un
informe detallado que se publicó en El Comercio, en enero de 1937, reveló a la
ciencia y al país los pormenores del descubrimiento. Aprovechó la circunstancia,
posteriormente, de que el interés público estaba por esos días volcado al
deslumbrante tesoro. para exponer en una memorable conferencia sus ideas en
torno al origen y desarrollo de la metalurgia en el Perú y las de dos de sus más
caracterizados colegas, profundos conocedores, como él, del tema: el francés Paul
Rivet y el personaje de este capítulo, Samuel K. Lothrop, al -que momentáneamente
dejamos para sintetizar lo que se sabe sobre la técnica y el arte de los metales en
el Perú antiguo.

ARQUEOLOGIA DE AUREOS REFLEJOS, CODICIADA


“América precolombina desconoció el hierro, pero tuvo el oro... oro nativo o Puro
... en polvo o en pepitas o granos que se recogían en los lavaderos de los ríos”.
La fama de América y, en especial, del Perú, fue fama de oro. El Perú,
sobrepasando con tus tesoros la fama de Cólquide y Ofir, fue dice Raúl Porras en
el prólogo del bello álbum de Miguel Mujica Oro en el Perú- “el único Vellocino
hallado y tangible de la conquista de América. El Inca Atahualpa, avanzando en su
litera áurea por la Plaza de Cajamarca entre el rutilante cortejo de sus soldados
armados de petos, diademas Y hachas de oro, o llenando de planchas y vasijas de
oro el cuarto del rescate, es el único auténtico Señor del Dorado”.
Los lavaderos y las minas proporcionaron la refulgente materia prima para los
primores del arte. Los españoles de la Conquista comprobaron que en todo el Perú
había Oro, en las vetas subterráneas y en los ríos. La fama del Perú se hizo entonces
universal. El Perú era el Ofir de la leyenda.
El Oro de los Incas llenaba los palacios y los templos, Tanto era en el increíble
%dicha (Cerco de Oro, en la traducción literal), del Cusco, que cubría los muros de
alta Y sólida piedra. Garcilaso lo describió: “Todas las cuatro paredes del templo
estaban cubiertas de arriba abajo de planchas y tablones de oro”; y en el testero
altar mayor de la pagana deidad, la figura del sol era “de una plancha de oro, el
doble más gruesa que las otras planchas que cubrían las paredes”. En el exterior,
un, cenefa de oro, de, no menos de una vara de ancho, abrazaba todo el edificio, y
el reluciente metal se repetía en las capillas menores y en las portadas, menos en
el recinto dedicado a Quilla, donde la plata imperaba porque allí se quería que “por
el color blanco viesen que era aposento de la Luna...”. Cieza, en El Señorio de los
Incas, dejó detalles que deslumbran: `Tenía (el Coricancha) un jardín que los terrones

203
EL PERÚ MINERO
eran pedazos de oro fino, y estaba artificiosamente sembrado de maizales, los
cuales eran de oro, así las cañas dello como las hojas y mazorcas... Tenían hechas
más de veinte ovejas de oro con sus corderos, y los pastores con sus hondas y
cayados, que las guardaban, hechos deste metal. Había mucha cantidad de tinajas
de oro y de plata y esmeraldas, vasos, ollas y todo género de vasijas, todo de oro
fino. .. En fin, era uno de los ricos templos que hubo en el mundo”.
Alcanzaron a ver los españoles socavones profundos en cuyas bocas se
apostaban celosos vigilantes que cerraban enérgicamente el paso a quien no tuviera
autorización para hacerlo; y vieron, también, buscadores de pepitas y laminillas en
las playas y remansos de los ríos. Entre todas las regiones, ninguna superó el
renombre de la de los Andes de Carabaya, cerrada por altísimas montañas nevadas
y cruzada por arteria fabulosas.
Pero la Arqueología, al tiempo que confirma la fama, se. plantea la siguiente
pregunta general: ¿Qué origen tienen la industria y el arte de los metales en el Perú
precolombino?
Este es “uno de los problemas más interesantes -dijo Tello- de la Arqueología
americana”. No obstante lo que se ha avanzado, nada definitivo se conoce al respecto
¿En qué lugar de América comenzó el hombre a beneficiar los metales? ¿En qué
época? ¿Cuáles fueron los focos de irradiación de las técnicas de beneficio y mezcla
Se consideran dos locos: uno en la Guayana y otro en el altiplano del Titicaca
La cuna, según Rivet, está en la Guayana, con el oro y el cobre. De allí, la técnica
habría irradiado a Norte, Centro y Sudamérica, y el Perú, a través de Colombia Y
Ecuador, habría sido área de recepción, con condiciones excepcionales para acoger
y desarrollar la entrega. Colombia, ya se dijo, juega un papel de suma importancia
en el cuadro general de la metalurgia precolombina americana.
Tocante a la altiplanice sudperuana, habría aportado, independientemente del
Otro foco, técnicas de aleación, uso intensivo del cobre y, sobre “o en determinado
momento, como ya se dijo, el bronce, estrechamente ligado a Tiahuanaco, con los
Incas como principales propagadores sobre toda el área andina, hasta la Costa
1400 “El bronce —dice Lothrop- es tema para mayor investigación. Hay dos tipos,
de cualidades distintas -, uno, para herramientas, con contenido pobre de estaño,
adecuado para endurecer a martillo en frío; otro, con un contenido rico en estaño,
adecuado para endurecer el cual no llegó a México”.
La Costa Norte, entonces, según el esquema anterior que se ajusta a las
opiniones más versadas, fue zona de convergencia de dos grandes corrientes
metalúrgicas, cadda Cual con tradición propia: la guayanense y la altípiánica del
TIticaca, con oro, cobre y aleaciones, Siguiendo a Tello, habría que señalar la corriente
sudperuana como la primera en llegar. La industria guayanense se superpuso a
ella, y alentó la técnica.
Este esquema explica la posición preeminente de la costa Norte (Chongoyape,
culturas Mochica, Pre-Chirnú y Chimú, hasta las fases tardías de ésta) en la técnica
y el arte de los metales. “Chirnú — dice Porras- desarrolló una de las más avanzadas
técnicas del oro, al que trató por fundición, al martillo, soldadura, remache y repujado”.
De todos los metales que se conocieron en el Perú, ninguno disputa mayor
antigüedad al oro. Fue el primero. Se le extrajo de los lavaderos, trabajándosele

204
LETRAS Y ARTES
primitivamente al martillo, con técnicas simples de laminado, calado y repujado. En
la historia del oro peruano, el repujado fue el primer gran Paso de perfeccionamiento.
En antigüedad y extensión del uso, sigue al oro el cobre. Oro y cobre, por lo
general asociados, aparecen en los estratos más profundos de la civilización alta
del Perú, en Costa y Sierra. Tello enumeró y recientemente ha repetido los sitios
Oscar Fernández de Córdova: Huaylas, Tiahuanaco, Pucara, Paracas (tanto Cavernas
como Necroópolis), Nasca, horizonte Chavín,
Respecto al oro, la ventaja del Perú, cualquiera que haya sido la cuna de la
técnica del beneficio, estuvo en la abundancia del metal, puro o nativo. Los lavaderos,
como ya se dijo, favorecieron la prosperidad de esta industria.
Después de una primera etapa de metales nativos, oro y cobre sin mezclar,
siguió otra, segunda, con aleaciones, de gran importancia en el cuadro de la evolución
de la metalurgia peruana. Se combinan el oro y el cobre, bajándose la ley del
primero (que puro se da hasta de 24 kilates) para ganar en maleabilidad, virtud
exigida por la alta orfebrería (que prefiere los oros de 14 y 18 kilates); y se inventa el
bronce, mezcla de cobre y estaño. Ya se dijo que el bronce, cuya importancia es
universal y cubre todo un período de la historia humana, nació en el altiplano del
Titicaca y llegó a la Costa Norte, al Chimú Ultimo, con los Incas. Ventaja
incuestionable de la aleación del oro y el cobre, además de la dicha sobre la que
llama la atención Lothrop en su ponencia al Congreso de Peruanistas anteriormente
aludido-, es el punto térmico de derretimiento bajo, que se logra. Mientras el oro
puro y el cobre están cerca de los mil cien grados Y la plata de los mil cuatrocientos,
la aleación oro (82%) y cobre (18%) está en 878°C Y la plata (77%) y cobre (23%)
en sólo 779°C Además -y esto revela un sorprendiente avance técnico, según acota
el mismo Lothrop, Ios naturales habían apremiado a eliminar el cobre de la
superficie..— dejando una capa de oro puro que se Podía renovar en caso de que se
deteriorase”. Otra aleación importante fue la tumbagra en la que entra la plata.
Pero, la tumbaga, por este último ingrediente, corresponde a la tercera etapa. Según
Tello, “el uso de la plata parece ser relativamente reciente...” puede señalarse su
aprovechamiento como nacido en el flanco occidental de los Andes de donde se
extendió a la meseta peruano-boliviana durante Tiahuanaco Ecuador durante los
incas.
A la técnica del martillado de la primera épocas que sólo utilizó metales nativos,
siguio la de la fundición, con la que se llega al apogeo. La industria mochica mejora
bases y la pre-Chimu las perfecciona, Con ésta, el arte del oro llega a su más alto
nivel verdaderamente de esplendor. Quedan todavía en el secreto los procedimientos
empleados por los eximios orfebres, pero es evidente que calaron hondo en las
técnicas químicas y físicas. Difícilmente se lea Puede superar hoy. La filigrana llegó
a extremos asombrosos de finura y como muestra de habilidad en el laminado
dejaron hojas el gadísimas. George D. Marshall, experto en Metalurgia Física, dice
que “hay pocas técnicas básicas de metalurgia moderna que no hayan sido conocidas
por los antiguos peruanos. Ellos fundieron, alearon, trabajaron, unieron, soldaron,
trataron térmicamente- y aplicaron una variedad de procedimientos de acabado”.
Sabían también estañar. En suma: como en el tejido, como en la cerámica, también
en el arte y la técnica, de los metales fueron eximios.
,Gustavo Antze, en la Introducción a su estudio Trabajos en Metal en el Norte
del Perú, dice: “En la literatura que se ocupa de las labores en metal en América,
205
EL PERÚ MINERO
destaca la pregunta de si el plateado o dorado al fuego, es decir, con ayuda de
amalgama, eran conocidos. Nadie puede negar que el enchapado con plata era
conocido por los peruanos, pero también es cierto que se ha encontrado objetos
plateados o dorados en los que no ha, sido utilizado este procedimiento”. Arturo
Baessler fue de los primeros en sugerir que este “otro procedimiento” podía ser el
“uso de amalgama de plata pan el plateado”. Refiriéndose a las piezas que el
coleccionista alemán Hans H. Bruning después de haber vivido cincuenta años en
el Perú, dedicado al comercio, en La baye. que, llevó a Alemania, cediéndolas al
Museo Etnográfico de Hamburgo, el citado Antze concluye: “Las comprobaciones
(en tales piezas) demuestran... que los peruanos planteaban y doraban con
amalgama...”.
Este arte fue principalmente ceremonial, con fines religiosos y civiles. Más con
fines religiosos, como subrayó Tello. El muestrario comprende incontable variedad
de piezas, destacando los ídolos, los tumis o cuchillos de ritual, las máscaras y los
vasos, muchos de estos con insinuación escultórica a la manera de los vasos-
retratos de arcilla en que los mismos mochicas fueron maestros.
Sin duda por haber sido centro de convergencia de las dos grandes corrientes
continentales de industria de los metales, la Costa Norte domina ampliamente en el
oro. Tello, a raíz de los hallazgos de Batán Grande, dijo que “las tres cuartas partes
de las especies arqueológicas de oro peruano que existen en los museos nacionales
y extranjeros, proceden del departamento de Lambayeque”.

A LA CABEZA EN AMERICA, CON LOS MEJORES TITULOS


El área del Sur, del Altiplano, tiene, como ya se dijo, el aporte del bronce, que se
inventó —según Lothrop- en la época de los incas, “pero la técnica de la fundición
es antigua, probablemente del siglo V antes de Cristo, y fue ensayada con el cobre”,
Consideró Lothrop que los avances logrados por los antiguos peruanos de las
dos especialmente áreas señaladas -la de la Costa Norte y la del Altiplano del Sur-
pero especialmente por los orifices de Lambayeque, dan al Perú títulos bastantes
para situarse a la cabeza. en América, en metalurgia, y ambicionar colocación de
honor en el cuadro mundial de la época. Con el oro y el cobre desde la época
Cupisnique, la plata extendida 5 todo lo largo de la Costa y parte de la Sierra, el
plomo y el estaño desde el siglo XIV Y el bronce inventado en la época incaica en el
Altiplano, exhibe el Perú las mejores credenciales entre las naciones coetáneas
del mundo entero. (Larco descubrió el plomo entré, los mochicas; descubrió, además,
la técnica del plateado del cobre con subsiguiente dorado exterior en Vicus, y el
plateado del cobré en Chimu, Afirma que los mochicas conocieron el hierro,
seguramente meteórico -de sideritos, como los incas, según indica Chávez Ballón).
La técnica básica -sostuvo Lthrop llegó de Colombia, pero aquí se perfeccionó
Mediante Procedimientos químicos (uso de ácidos) y físicos (alta temperatura),
según los casos Y los propósitos artísticos, los orfebres mochicas, diestros en
grado sumo, enriquecían la calidad del oro en la superficie de los objetos, lo que los
consagra como primeros en el oficio. Igualmente, el manejo de las aleaciones y
muchos otros recursos de avanzado desarrollo, los afirma en la vanguardia de la
metalurgia americana.

206
LETRAS Y ARTES

COLECCIONES QUE PREGONAN LA FAMA


No obstante las pérdidas irreparables que el patrimonio nacional ha sufrido por
lenidad, descuido o complicidad de las autoridades, hay en el país colecciones de
extraordinario valor. El Museo Bruning, de Lambayeque, tiene piezas magníficas en
número considerable, procedentes de Batán Grande y de los depósitos de Piura. Él
Museo Nacional de Antropología y Arqueología exhibe, igualmente, piezas
sobresalientes que conforman un verdadero tesoro. Pero, dos colecciones particulares
han ganado justa fama en el mundo por sus maravillosas joyas, la condición de
piezas únicas de muchas de ellas, la variedad del muestrario y la cantidad de
objetos: son las de los señores Rafael Larco Hoyle y Miguel Mujica Gallo, esta
última la más notable.
La Colección Mujica Gallo consta de mil piezas, pacientemente reunidas por su
propietario en los últimos catorce años. Una parte de ella, llevada a diversas capitales
del mundo, está cotizada, en estimación que se considera corta, en más de veinte
millones de soles.
Don Miguel Mujica Gallo la comenzó a formar en 1948, a raíz del obsequio, que
recibió de un amigo, de un tumi o cuchillo ceremonial, de oro, de puro estilo mochica,
Una pieza bellísima que cautivó a su feliz propietario. Obligado por su afición de
coleccionista -ya en esa época tenía una de las mejores oplotecas del mundo—,
Mujica Gallo pronto agregó a este obsequio su primera compra, y juego otra y otras
más, has—la reunir centenares de objetos, todos de probada autenticidad.
Exhibe la Colección Mujica Gallo cuanto hizo el orfebre antiguo peruano de la
Costa Norte. Las piezas, en su mayoría, son de las culturas mochica y chimú,
predominante las de oro de más alta ley Idolos con piedras preciosas engastadas,
diademas, coronas, brazaletes, collares de pedrería, tumis o cuchillos, figurines,
muñequeras, máscaras ceremoniales, pectorales finísimos, vasos prendedores,
orejeras, aretes, pinzas depíladoras, cetros, cascos, rodelas y muchos otros objetos
de variada forma, integran esta espléndida colección, que ha dado varias veces la
vuelta al mundo llevando a los públicos de Europa, América y Asia el mensaje del
arte peruano precolombino.
Todas las grandes capitales conocen la famosa colección, que se llama “Oro en del
Perú”. Este es, también, el título de la obra de Miguel Mujica Gallo, impresa en Alemania,
que reúne, en reproducciones impecables, una selección de las piezas más importantes
La obra lleva prólogo de Raúl Porras Barrenechea, un estudio sobre la metalurgia en el
Perú antiguo que, como todos los de Porras, es modelo en su género.
Después de haber sido admirada en, Londres, Madrid, Roma, Viena, Berna,
París, México, La Haya, Estocolmo, Washington, Nueva York, Bruselas, Colonia,
Bonn y haber obtenido un éxito resonante, con más de medio millón de visitantes,
en Tokio, la colección “Oro en el Perú”, rigurosamente seleccionada —464piezas
de asombrosa variedad- fue mostrada por vez primera al público limeño con ocasión
de la Feria internacional del Pacífico, de 1963, desfilando ante ella cientos de miles
de personas, para las que no fue obstáculo alguno ni causa de desgano el tener que
esperar, en colas in, terminables, Por espacio de cuatro y cinco horas. Esta fue la
consagración nacional de la obra del gran coleccionista.
Sin embargo, alguien tuvo después la malhadada ocurrencia -absurda, negativa
y decepcionante, como la calificó un comentarista de El Comercio- de pedir que la
207
EL PERÚ MINERO
colección fuera confiscada por el Estado para que éste la exhibiera en sus museos.
El pedido, que fue hecho en la Cámara de Diputados, mereció de inmediato el más
enérgico y unánime rechazo, Hombres de letras, historiadores, arqueólogos,
periodistas, los periódicos como opinión editorial, legisladores y maestros expresaron
su indignada pro. testa por tan descabellada proposición.
La reacción de la propia Cámara no se hizo esperar y hasta el autor del
desaguisado se apresuró a retirar su pedido. Se vertieron, entonces, en desagravio,
palabras de elogio por la obra de Miguel Mujica Gallo y se hizo notar que, gracias a
su afán coleccionistas, el Perú había podido salvar un tesoro invalorable que, de
otra manera, libre en plaza, habría terminado en las galerías extranjeras, con daño
insubsanable para el patrimonio arqueológico y artístico de la nación.
La colección “Oro en el Perú” tiene garantizada su existencia a perpetuidad Por
una fundación, que la mantendrá al servicio de la cultura, el arte y la ciencia del
país. Con cientos de piezas que hacen un total que se acerca a los noventa kilos,
es un tesoro que ha revivido, en su peregrinaje por todo el mundo, la fama áurea del
Imperio de los Incas y el resonante prestigio —como de moneda colonial, según
quiso el poeta que el Perú tuvo en mejores tiempos idos.
Ningún conjunto de nuestros museos evoca con mayor justeza la frase rotundo
de ¡Vale un Perú!

208
LETRAS Y ARTES

Virgilio Roel

LA MINERIA COLONIAL EN EL SIGLO XVI


La búsqueda de riquezas en el flamante Estado Colonial, tomó dos formas
principales: el saqueo de objetos valiosos y la ubicación de minas de oro y plata
para su inmediata explotación. En estos afanes, se descubrieron yacimientos de
toda clase de minerales, aunque la preferencia primordial la tuvieron los asientos de
metales preciosos.
Empleando la tortura, Gonzalo Pizarro y Diego Centeno lograron que los indígenas
de su encomienda les dieran la ubicación del yacimiento de Coloque Pocro, que así
se convirtió en la primera mina de plata que se beneficia en estos reinos. los inkas
ya la conocían, de manera que los españoles no hicieron sino intensificar su laboreo,
a partir de 1540. No obstante, su auge -fue corto, pues 50 años después, en 1590,
ya estaba en plena decadencia, a causa de que las excavaciones se toparon con
una capa de agua, que impidió la prosecusión del laboreo. la mina de Colque Pocro
tiene, además, la primacía en materia monetaria, pues allí es que se acuñé, a golpe
de martillo, la más antigua moneda peruana.
El descubrimiento de Colque Pocro desató una verdadera fiebre Por los cateos
que, a partir de ese momento, cubrieron todo el país. A poco se harían los más
importantes hallazgos en Potosí y Huancavelica.
Se da el año de 1545 como el del descubrimiento de las minas de Plata de
Potosí, por los indios Guanca y Huallpa, que los pusieron en conocimiento de los
españoles. Ese mismo año, Centeno, Villarroel, Santander y Cotamito fundaron la
ciudad, haciéndose los registros correspondientes. Hacia 1587 estaban en
explotación las vetas “Centeno”, Rica”, “Estaño” y “Mendieta”.
Al principio, las minas eran explotadas con la mano de obra existente en las
encomiendas dentro de las cuales se hallaban las vetas. Así resultaba que, por
grande que fuera la encomienda, había siempre una definida limitación de brazos
disponibles, fenómeno que se agudizó por despoblamiento de los campos y las
comarcas. Esta creciente deficien-
__________
* Tomado de su Libro: Historia Social y Económica de la Colonia, Lima, 1970
cia la encaró el virrey Toledo convirtiendo la mita minera en un servicio obligatorio
en todo el territorio.
Toledo dispuso que la mita de Potosí fuera servida por 16 provincias, de las
cuales debían tomarse un séptimo de su población, e, edad de ser incluida en las
cédulas: entre los 18 y los 50 años. Cada mitayo estaba obligado a servir durante
un año.
Los rnétodos de explotación que se emplearon inicialmente en Potosí eran de
origen inka. Pero mientras en el inkario sólo se trabajaban las vetas superficiales,

209
EL PERÚ MINERO
en la colonia se emprendió la explotación en profundidad, siguiendo la ruta del
mineral Los socavones que para el efecto se construían eran estrechos, oscuros y
sin suficiente ventilación; en estos túneles profundos y angostos, eran frecuentes
los esta. dos de asfixia de los obligados, que sólo recibían como un paliativo
rnomentáneo la concesión de salir a la superficie hasta su reanimación, luego de lo
que nuevamente volvían a las profundidades de la tierra.
El minera¡ se extraía de los socavones en atados de cuero y por medio de
escaleras. Cuando ocurrían inundaciones, el agua también era sacada en recipientes
y a lomo humano. Para la iluminación se usaban velas de sebo, que en las honduras
se apagaban por la falta de oxígeno y que, en todo caso, repletaban de humo los
socavones, haciendo irrespirable el ambiente.
Ya en la superficie, el mineral era molido para luego ser fundido y purificado en
las famosas wairas inkas. Estas wairas eran pequeños hornos, calentados por
leña, carbón o ichu; el fuego se avivaba por acción del viento, por lo que las wairas
se instalaban en las prominencias rnás aireadas de los cerros. En los primeros
años de su laboreo, había en las elevaciones potosinas unas 6,000 wairas, (según
el Padre Acosta), que unos años después pasaron a ser 15,000, (según Llano
Zapata), las cuales iluminaban, a manera de un gigantesco fuego de artificios, la
gran Villa Imperial.
El método de las wairas no permitía el aprovechamiento de 100 cloruros y los
sulfuros de plata, que terminaban siendo amontonados en las faldas de los cerros,
como desperdicios, pese a que tenían un contenido argentífero importante. Vino a
salvar la deficiencia el sisterna de la amalgamación, inventado en México allá por el
año de 1556. El procedimiento fue introducido al Perú por Enrique Garcés el año de
15661 cuando comenzaban a explotarse las minas de azogue de Huancavelica.
El método de la amalgamación comportaba los siguientes Paso’: una vez extraído
de la veta, el mineral era molido en los grandes batanes de piedra de los ingenios,
siendo luego cernido en cedazos de alambre. El polvo resultante era mezclado con
igual cantidad de sal, generalmente en un gran patio empedrado, (razón por la que
también Se le c cía como el “sistema de los patios”); en el mismo patio se le 06
azogue y toda la mezcla era amasada con agua caliente, que después secada al
aire libre. Hecho esto, se pasaba el mineral por unos recipiente en los que el agua
discurría para arrastrar el barro, quedando en el fondo de los recipientes la plata y el
azogue. Las partículas de plata disociaban del azogue por medio de lienzos suaves
de algodón. La recuperación del mercurio residual se hacía al calor. Con el tiempo,
el procedimiento se fue perfeccionando en el sentido de un mayor aprovecharniento
y recuperación, tanto de la plata como del azogue.
Los molinos de los ingenios, usaban, los unos la fuerza hidráulica los otros la
tracción animal. Para obtener el agua necesaria fueron construidas lagunas
artificiales. A fines del Siglo XVI existían en la zona unos 150 ingenios, de los
cuales 30 empleaban la tracción animal los 120 restantes la fuerza hidráulica.
Con los nuevos métodos aumentaron tanto la productividad como los insumos.
En Potosí se empleaban por entonces, 30 mil pesos de velas al ano, de 6 a 7 mil
quintales de azogue huancavelicano y se vendían un valor montante a los 800 mil
pesos anuales. Como añadidura, en 30 kilómetros a la redonda de la villa Potosína
dejaron de existir pastos y sembríos, a causa de los humos.

210
LETRAS Y ARTES
Resultó siempre difícil calcular la producción argentífera real de potosí debido a
que una gran parte de la misma escapaba al control oficial, (es decir, era clandestina).
Según el virrey Toledo, de allí se habían extraído, hasta 1569, alrededor de 380
millones de pesos, en plata. Según el virrey Manso de Velazco, lo extraído fue de
590 millones de pesos, hasta 1603.
En cuanto al azogue, debe puntualizarse que en España se explotaban las
minas de Almadén, minas estas encomendadas a la administración de los banqueros
alemanes Fuger, (prestamistas de Carlos l); en menor escala, también se explotaban
los yacimientos de Guadalcanal y la Sierra Morena. De esta procedencia hispana
fue el mercurio que se utilizó en América, durante los primeros años coloniales.
Pero las cosas cambiaron al producirse el descubrimiento de las minas de
Huancavelica, que pronto devinieron en las de mayor producción de todo el Imperio
hispano.
Las minas de azogue de Huancavelíca eran conocidas ya por IOS pobladores
preinkas. En Chacllatacana quedaron pasmados los españole.s ante las
perforaciones que manos preinkas e inka.s habían realizado Para extraer el bermellón,
que era empleado como pintura por las mozas de la nobleza; (al producirse el arribo
de los españoles, esta práctIca se generalizó en todos los Andes, pasando de la
nobleza a la población Corriente).
Los indios que conocían, (como queda dicho), el yacimiento, comunicaron de
su existencia al encomendero Amador de Cabrera, (personalmente fue el indio
Nahuincopa quien la dio a conocer), el que a su turno, se lo trasmitió al jesuita P.
José de Acosta. Este jesuita se encargó de propagar la buena nueva de la existencia
de tal mina en la década del 70 del Siglo XVI. El yacimiento se halla en una meseta,
a 3,800 metro, sobre el nivel del mar y a poco más de 20 leguas de Huarnanga; en
una de las faldas de esta elevación se levantó pronto la población. (Es da señalar
que Cabrera hizo el denuncio de la mina, el primero de enero de 1564).
A poco de propagada la noticia, afluyó a Huancavelica una cantidad apreciable
de cateadores que descubrieron muchas vetas más, que fueron siendo prestamente
denunciadas. Cabrera, que poseía la pertenencia denominada “La Descubridora”
(fuego llamada “Santa Bárbara”), hizo que muchos de sus allegados y familiares
también hicieran denuncios. La ciudad se vio mucho más poblada y requirió de
funcionarios que no tardaron en ser nombrados, como el Alférez Real, el Alguacil’
Mayor, el Fiel Ejecutor, el Escribano, el “Protector de Indios”, el Alcalde Mayor de
Indios, (encargado de la mita), todo el cuerpo componente del Cabildo de españoles,
etc. Al crearse en 1578. la Caja Real de Huancavelica, hubieron de residir en la
misma población un Tesorero y un Contador. (El Factor fijó su residencia en Chinche,
lugar de embarque del azogue). A partir de 1581, se nombró un Corregidor en la
provincia.
Los funcionarios que trabajaban en la mina misma eran varios: dos veedores, un
oficial cantero, dos sobrestantes, un carpintero y un maestro calero; la labor de
éstos se refería al control y dirección de la explotación del yacimiento.
El año 1572, el Consejo de Indias expidió sentencia por la que se declaraba
como de propiedad real la mina de Cabrera, aunque se le reconocía a éste el derecho
del usufructo. 0 sea que, a “La Descubridora’, pasó a explotarla directamente el
gobierno español; las ganancias los percibía Cabrera y el rey cobraba su respectivo

211
EL PERÚ MINERO
quinto. (Este derecho de usufructo se le otorgó a Cabrera en razón de haber sido el
iniciador de la extracción del mercurio de Huancavelica). Las restantes minas de
azogue huancavelicano también se incorporaron al patrimonio real, mejor dicho,
fueron expropiadas en favor del Estado.
Toledo, para hacer efectiva la expropiación de los yacimientos tuvo que obrar
con suma habilidad. Los pasos que siguió fueron los siguientes: en primer lugar,
prohibió el comercio particular del azogue’ (el Estado era el único que podía transportar
el producto desde Huancavelica a Potosí y México), luego decidió la baja en la
cotización del mercurio, (de 100 pesos el quintal a menos de 40 pesos) con lo que
consiguió ablandar a los mineros; finalmente, procedió a someter a Cabrera,
obligándolo a firmar un documento por el cual se desistía de reclamar el derecho
que tenía sobre “La Descubridora”, (a cambio de lo
se le hizo un pago en efectivo y se le confirmó en su encomiendo de Angaraes).
Sometido Cabrera, no hubo ya problema para el virrey,,, que dictó una disposición
por la que, tanto los yacimientos como los “lavaderos” existentes en Huancavelica
pasaban a ser bienes reales. Procedió Gabriel de Loarte, cumpliendo encargo del
virrey Toledo procedió a ocupar en nombre del rey, (febrero de 1573), las 43 minas
denunciadas y toda la existencia de azogue, lo mismo que la totalidad de los bienes
de capital de los mineros. La valorización fue hecha muy minuciosamente. los
mineros apelaron a la Audiencia y amenazaron con retirarse colectivamente. La
amenaza surtió sus efectos en el sentido de que los contratos que se celebraron
entre el Estado y los mineros estuvieron bajo el signo de esta presión.
Estos contratos fueron denominados “asientos-; el primer asiento fue celebrado
en marzo de 1573 con Pedro de Contreras, Torres de Navarra y Juan de Sotomayor.
Estos tres, junto con Cabrera, resultaron siendo, de este modo, los únicos que
pudieron concertar contrato para explotar las minas huancavelicanas, dejando
marginados a las decenas de los otros que habían venido trabajando los socavones.
La explicación de ello es que éstos eran los únicos que poseían el capital suficiente
como para emprender la extracción del mercurio a escala considerable.
A los mineros aquellos se les otorgó en arrendamiento minas, galerías y lavaderos,
por tres años. A su vez, los mineros se obligaban a vender al Estado 1,500 quintales
de cinabrio, al precio de 42 pesos ensayados. Se les adelantó para el caso, 4,000
pesos y se les acordó una Mita de 900 indígenas, en el período de la fundición, y
cerca de 500 en el invierno. los equipos mineros fueron declarados libres de embargo.
Por lo demás, el carácter del asiento y el reducido número de los mineros,
condujeron a que éstos actuaran como una asociación particularmente poderosa,
con capacidad de negociar con el virrey desde posiciones de poder.
En virtud del auge violento de Potosí, las cuotas asignadas a Huancavelica para
la producción de azogue resultaron evidentemente pequeñas, por lo que se buscó
la concertación de un nuevo asiento, el cual es realizó en junio de 1574, válido
hasta fines de 1576. Por este asiento se fijaba como cuota anual del mineraje 4,000
quintales. La regalía real se señaló en un octavo.
Al concluirse el período del asiento, Toledo forzó la concertación de uno nuevo,
para el lapso de cuatro años, (1577-1581). En este asiento se reproducen las
condiciones del anterior, salvo que la regalía se establece en el quinto consabido y
se determina que las entregas del mercurio debían realizarse por los mineros,
trimestralmente. Se avinieron al convenio 16 mineros.
212
LETRAS Y ARTES
Para entonces, Toledo decidió otorgar, también por contrato, la conducción del
mercurio hasta Potosí, para lo que convocó a una subasta arreglada, en la que
compitieron furiosamente los mineros potosinos y huancavelicanos. canos. El poder
de la asociación de los mineros de Huancavelica se hizo patente en esta oportunidad,
ya que, pese a que los del sur cían mayores ventajas, la concesión la obtuvieron 4
integrantes del grupo de Huancavelica: Hernández de Herrera, Solís, Rodríguez
Zambrano y Rodríguez de la Serna. Los contratistas se comprometían a pagar 64
pesos por quintal, (a diferencia de los potosinos que prometieron pagar 70 pesos
por quintal , para venderlo en Potosí al precio de 85 pesos, (10. dos tercios del
importe del quinta¡ debían pagarlo en la Caja Real de Huancavelica y el resto en
Potosí). La duración de este asiento fue fija. do en 3 años.
El siguiente asiento se celebró en 1581, entre Toledo y los Mineros huancavel
¡canos, cuyo número ascendía ya a 37, (21 más que en el asiento anterior). Para
lograr que los mineros firmaran este convenio,
Toledo tuvo que recurrir a la presión, pues los azigyeris querían que las condiciones
señaladas como base de las tratativas se modificaran sustancia¡ mente, en su
beneficio. En definitiva, el asiento estipulaba que las entregas debían elevarse a 9
mil quintales anuales, que se pagarían a 42 pesos netos, (ya deducido el quinto
real); se destinarían a la mita 3,280 indígenas; en lo restante, se mantenían las
condiciones del contrato precedente.
En el año anterior (1580) ya se había celebrado un segundo asiento, relativo a la
comercialización del mercurio. La firma de este contrato resultó siendo lesiva a los
intereses reales. (Como los beneficios líquidos por cada quintal que estos mercaderes
obtenían era de 13 pesos, y el tráfico del producto había llegado a unos 17 mil
quintales, las utilidades totales montaban mucho más de 200 mil pesos). Sobre
este nuevo asiento, Guillermo Lohman nos dice, en su documentado libro sobre la
minaría huancavelicana, lo siguiente:
“ El 6 de marzo de 1580 suscribió Toledo un contrato con Carlos Corso, Juan de
Prendonés y Francisco de Guzmán (de quienes era con socio el omnipotente D.
Martín García de Loyola, aunque éste no Compareciera públicamente), para que se
encargaran de poner el azogue en Potosí, en un período que vencía a fines de 1582.
Esta sociedad ofreció al Estado una prima de 8 pesos sobre el precio anterior, o
sea que adquiría el quintal de azogue en Huancavelica a 72 pesos ensayados,
revendiéndolo en 85 pesos. Como la expresada diferencia de 13 pesos era absorbida
por los gastos de transporte, en realidad no obtenían ganancia alguna, con opción
además a experimentar un fuerte revés en caso de naufragar algún navío en la etapa
Chincha-Arica. La explicación de esta aparente generosidad se halla en que como
los asentistas eran criados del Virrey, aprovechándose de esa protección, compraban
mediante terceros el azogue a menos precio, defraudando así a la administración
pública, porque de dichas cantidades adquiridas subrepticiamente no se enteraban
los derechos fiscales ni en Huancavelica ni en potosí. El azogue que obtenido de
esta manera fraudulenta, era transportado junto con el que se compraba por vías
legales, pero como no figuraba en los registros tros, podía venderse en Potosí a
precios superiores a la tasa, expediendose a 110 y aún a 120 pesos. Como ya es
sabido, la sociedad tenía 10 obligación de empozar el dinero preciso en Huancavelica
para pagar 100 jornales de los obreros, valor de los cupos de mercurio entregados,
etc r Sin embargo, a fin de obligar a los asentistas a que vendíeran la mayor cantidad
213
EL PERÚ MINERO
posible de minera¡ ocultamente, aún a precio Inferior al estipulado, al paso que
ofrecían todo el dinero necesario para tales compras dolosas, se retraían de facilitarlo
a las Cajas reales. Como éstas carecien de numerario suficiente para cubrir los
jornales de los veceros, los mismos se resistían a trabajar con la espectativa de
devengar sólo una fracción muy pequeña del salario; por su parte, las autoridades
se veían desasistidas de razón para apremiarlos a dedicarse a las labores.
El exceso de producción respecto de la demanda potosina, originó que, al cabo
de la conclusión de los asientos, no pudiera celebrarse otro en condiciones normales.
El Estado estaba muy atrasado en sus pagos a las mineros, el azogue se vendía
ilegalmente, (se estima que de esta procedencia era más de un tercio del total
producido en Huancavelica), y a precios muy por debajo de los oficiales-, en fin, una
buena cantidad de mineros habían emigrado a Lima. Los asientos, pues, se fueron
prorrogando de año en año, hasta que en marzo de 1586 el virrey Villardonpardo
suscribió uno nuevo con los mineros, luego de muchos tires y aflojes, particularmente
en lo relativo al precio que el azogue debía ser vendido al Estado.
Los mineros que suscribieron el contrato este llegaban a 42, que se
comprometieron solidariamente a producir 7,500 quinta!; se fijó una mita de 3,000
indígenas, con un jornal de dos reales y un cuartillo, (anteriormente éste era de un
real y tres cuartillos).
Ese mismo año de 1586 se concretó el asiento de comercio del azogue, que lo
tuvo, por presión, una compañía que auspiciaba, (según veralón autorizada de
Guillermo Lohman), el Inquisidor Antonio Gutiérrez de Ulloa. Los contratistas se
comprometían a transportar a Potosí cuando menos 7,000 quintales de azogue al
año. que comprado en 68 pesos sería vendido a 85 en las minas de plata, (de íos 68
pesos, 37 serían entregados en las Cajas Reales de Huancavelica y 31 en las de
Potosí). Nadie podía negociar con el producto hasta tanto los concesionarios no
hubieran colocado la totalidad de sus existencias. Su vigencia se extendía hasta
1589, Inclusive. Al llegar a su año de término, la tal compañía adeudaba al fisco
alrededor de un millón 700 mil pesos, que no pudieron cobrarse sino parcialmente,
con el embargo de sus bienes.
El fracaso de este último asiento, aunado al aumento de las existencias de
mercurio, (en Potosí se comenzaron a introducir procedimientos que requerían menor-
cantidad del producto para el tratamiento de la plata), y a las dificultades técnicas
que el transporte ofrecía, (pérdidas en su acarreo, por defectos de los recipientes),
resultaron siendo factores adversos para que se llegara a formalizar otro contrato,
con el resultado de que a partir de 1589, el mismo Estado asumió el papel de
proveedor de mercurio en las minas argentíferas del Perú y en exportador el virreinato
de México.
El virrey Marqués de Cañete, al término del anterior, suscribe un nuevo asiento
en abril de 1590 con 57 mineros, (11 de los cuales eran ricos Indígenas). Se estipulaba
que cada indio de cédula debía producir 3 quintales, y como se asignó una mita de
2,274 personas, la Producción anual debla ser de más de 6,800 quintales; en vista
de los costos, Se acordó que e¡ Precio que pagaría el Estado por quintal sería de 40
pesos de esa cantidad, retendría la Caja Real el jornal de los “ indios cédulas,,’ a
razón de dos reales y medio diario; un real semana¡ para sus gastos ‘ de
sostenimiento y el viático o “purina”. El incumplimiento en la en. tréga del mercurio
sería sancionado con una multa. Quedaba establecido que las labores se realizarían
214
LETRAS Y ARTES
a cielo abierto, (este Punto resultaba sumamente ínteresante porque la explotación
intensificada del azogue habla hecho que los mineros optaran por los socavones,
que resultaron siendo verdaderas cámaras de sufrimiento y muerte de los indígenas).
No todo el contrato se aplicó cumplidamente, como el del laboreo a cielo abierto,
cuestión que era incumplida, (según el mineraje), debido a que tampoco el fisco era
escrupuloso en lo relativo a los pagos que les adeudaba. Debido a ese incumplimiento,
en 1594 se produjo un desplome de proporciones en las galerías, que no contaban
con las adecuadas medidas de seguridad.
Sin embargo, la curva de la producción ascendió en este período, en tina cuantía
grandemente superior a la demanda; prueba de ese aserto es que, en tanto que
Potosí requería de 5 a 6 mil quintales, Huancavelica producía más o menos 11 mil
quintales de azogue, (entre lo registrado y lo ilícito). Así se explica que en 1594
hubieran más de 26 mil quintales de azogue guardados en Huancavelica, Chincha,
Arica y Potosí, (provocándose la consiguiente falta de recipientes y de merma de
las existencias). Por eso, es comprensible que al año siguiente, el virrey dispusiera
la reducción de la mita a la mitad, con el ánimo de que la producción se redujera en
la misma proporción. El mineraJe elevó prestamente su protesta.
Dado que al término del asiento de 1590-1598, las existencias Se habían elevado
aún más, (se calculaban en alrededor de 28 mil quinta. les), el virrey Luis de Velasco
trató de dilatar la suscripción del asiento siguiente, para la fijación del cual se
hallaba en buenas condiciones de negociación. Así las cosas, se suscribió el asiento
en noviembre de 1598 que entrara en vigencia desde enero de 1599 hasta 1602
inclusive. En principio, el número de mineros con los que se celebró el contrato fue
reducido a trece, mientras la mita se disminuía hasta 1,600 indígenas.
Simultáneamente con el asiento, el virrey tomó medidas destinadas a mejorar la
administración minera. Hasta entonces, por ejemplo, Para Pagar a los indios y a
los propios mineros se esperaba la remesa de Potosí, con las lógicas pérdidas de
tiempo, que causaban esperas Y aún retiros por cansancio, (era el caso e los
mitayos que al no poder esperar mucho sus pagos, se iban o vendían sus derechos
a comerciantes sin escrúpulos; cosa parecida ocurría con los mineros sin capitales);
afanados en solucionar esta situación se dispuso que las remesa se hicieran de
Lima mismo. Se prohibió expresamente el trabajo nocturno, así como que los
indígenas transportaran el mineral de las minas a los hornos, haciendo las veces de
las bestias de carga: las llamas debían cumplir esta labor. Del azogue que
oficialmente fue extraído de Huancavelica, Guillermo Lohman Villena hace una
interesante relación, con cifras extraídas de la publicación Razón del azogue que
se ha sacado de la Real Mína dos Guancavellica y enterado y quintado en las
reales Cajas della, existente en la Biblioteca Nacional de Madrid. He aquí la relación,
de año en año;

215
EL PERÚ MINERO

AZOGUE REGISTRADO EN HUANCAVELICA EN EL SIGLO XVI


Año Quintales Libras
1571
1572
1573 6,041 3 (suma de los 3 años)
1574 1,830 42
1575
1576 2,266 49 (suma de los 2 años)
1577 3,695 44
1578 5,869 38
1579 7,322 20
1580 6,821 34
1581 8,389 74
1582 13,611 2
1583 9,337 38
1584 5,080 64
1585 2,082 36
1586 2,556 33
1587 10,189 36
1588 8,527 19
1589 7,891 88
1590 8,121 0
1591 11,522 18
1592 5,524 38
1593 7.323 46
1594 7,921 82
1595 4,457 52
1596 6,528 21
1597 7,064 60
1598 5,236 29
1599 5,418 93
1600 4758 86
Las cifras anteriores se refieren a cantidades registradas en las oficinas reales de
modo que no consideran los márgenes de producción ,le al. que montaban una cifra
muy apreciable cada año. En esa relación, ta ilegal tampoco figura el azogue extraído
de 1564 a 1570, debido a que en esos siete años’no hubo registro oficial de la minería.
Resurniendo el proceso de la extracción de metales en el Primer Siglo de la
dominación española, resulta claro que en sus albores, el oro y la platra peruanos
se sacaban del país como producto del saqueo de los tesoros inkas; luego vino la
fase de la explotación de los Yacimientos de oro y plata, ya trabajados por los inkas
en la Convención, Urubamba. Carabaya, Sandia, Cajamarca y Porco; (el oro se
obtenía por lavado y la plata por fusión). En un tercer momento, se explota
principalmente potosí con métodos inkas, (fundición en wairas), y con el empleo de
grandes cantidades de mitayos indios; finalmente, se introduce el método de la
amalgamación, con el que se pueden trabajar vetas de menor ley y des. perdicios,
merced al descubrimiento y laboreo de las minas huancavelicanas. En este último
período, se reglamenta y sistematiza la mita minera,
216
LETRAS Y ARTES

Federico Kauffmann Doig

EL PERU ANTIGUO

LA METALURGIA *
En cuanto a las técnicas de la metalurgia, más que influenciar las zonas
conquistadas, los Incas debieron ser influenciados técnicamente por los artesanos
Chimú. No sólo les vino esta influencia incidentalmente, sino que supíeron fomentarla.
Existen versiones tradicionales reco. gidas por los cronistas, y se sabe por ellas
que los gobernantes cuzqueños crdenaron el traslado de expertos metalistas Chinnú
al Cuzco. También arqueológicamente este desplazamiento ha sido identificado; en
la zona del Cuzco se dan testimonios en metal, porras, puntas metálicas, etc.,
idénticos a los elaborados en la Costa Norte y fabricados en plena epoca Chirnú, la
cultura peruana de tradición metalúrgica más rica. Con todo, en la época incaica y
en la región del Cuzco, encontramos también algunas formas típicas en el arte de
los metales: las figurillas humanas de plata y oro, que representan varón y hembra,
y otras que representan llamas. Estas estatuillas de metal, se caracterizan por su
forma moderadamente estilizada y la actitud estática de los seres representados.
As¡mismo, son frecuentes otras formas pequeñas representadas en metal, a manera
de dijes, Los “tumi” o cuchillos en semicírculo, tan característicos entre los Mochica
y Chirnú, siguen fabricándose con profusión en la época de los Incas. Durante el
período Inca, el mango de los tumi, remata con frecuencia en una figura escultórica;
una cabeza de llama, por ejemplo. Diversos utensilios como pinzas depilatorias,
limpíaoídos, agikas. tupos, se generalizan en la época de los conquistadores
cuzquenos. En lo que se refiere a las técnicas, aunque éstas no son novedosas, se
practica el laminado a martillo, la fundición, soldadura, vaciado a cera Perdida,
dorado y otros procedimientos tomados de épocas anteriores. los metales preciosos
eran patrimonio del Estado, y de ellos se fabricaban los adornos personales de la
nobleza y la vajilla real y religiosa. Se explotaban minas y posiblemente también se
“lavaba” el oro de los ríos, Usándose tropas de mirnaes o yanaconas (68).
________
* Fragmento de El Perú Antiguo, Lima, 1963.
(68) Muchas de las minas coloniales, que sólo pudieron rendir con mano de obra barata están
abandonadas hoy. Algunas de ellas pudieron haber sido explotadas desde tiempo inmemorial.

217
EL PERÚ MINERO

Luis G. Lumbreras

DE LOS PUEBLOS, LAS CULTURAS Y LAS ARTES DEL


ANTIGUO PERU *
Si bien es cierto que la cerámica logra un desarrollo artístico apreciable, lo que
más se destaca en la tecnología ChimÍ es el trabajo de los metales, sobre todo el
trabajo en oro. Es la cultura que más y mejor uso hizo de los metales preciosos y
logró con ellos todas las formas deseables, pese a los limitados recursos técnicos
disponibles en aquellos tiempos. los orfebres Chirnú, incluso ya producida la
conquista Inka, conservaron su bien ganado prestigio, y aparte del suculento botín
que los cusqueños recogieron de los valles nor-costeños, se llevaron también al
Cusco, la capital imperial, a los artesanos del metal del reino de Chimú.
En oro y plata se hicieron vasijas ceremoniales de las más variadas formas,
desde vasos con grabados antropomorfos o más bien prosopomorfos, hasta
complejas botellas muy finas de doble pico y asa puente. Es conveniente anotar
que el asa puente Chimú, generalmente cintada, tanto en cerámica como en metal,
es diferente a la Wari en que las asas Chimú n 0 siempre están echadas. Hay
representaciones de animales males y seres humanos, trabajados ya sea en macizo
o a base de láminas que le dan forma al cuerpo. la decoración de las piezas laminadas
se hace por repujado y martillado y en algunas se pueden observar verdaderas
escenas en las que participan hombres y animales rodeados de Plantas. El tumi,
un cuchillo en forma de media luna con un mango de forma variable, que a veces
adopta la forma de personajes rnitológicos, es uno de los más frecuentes instrumentos
hechos con metal Precioso. Hay copas, tazas, platos, sonajas, alfileres y
representaciones el miniatura de toda clase de animales. los adornos personales,
tales como mascaras aretes o tembetás, son también usuales. Tal parece que 01,
arte, que siglos atrás estuvo en manos del alfarero pasó a las del orfebre.
Todavía hoy, pese a la permanente búsqueda de los saqueadores de monumentos
arqueológicos, se encuentran en la costa norte país objetos preciosos de oro’ y
plata, que siguen llenando museos,
_______
* Fragmentos tomados del libro del mismo nombre, publicado en Lima, 1969
En cambio, otras tecnologías no lograron un desarrollo muy notable, pese a que
en el arte textil se llegaron a hacer telas muy bellamente adornadas con plumas y
se dominó el tapiz, la gasa y el brocado. forma de decoración más frecuente fue a
base de pintura.
El trabajo en piedra fue insignificante.
No es posible decir ahora, como de tiempos pasados, que todo o la mayor parte
de la actividad artística estaba al servicio de la reli. gión y, naturalmente, mucho
menos las tecnologías. Chirnú es una sociedad secularizante, orientada por un
sentido económico más pragmático y más liberado de la dependencia de las fuerzas
218
LETRAS Y ARTES
misteriosas de la naturaleza. La religión cambió con la intervención Wari.
El centro del Imperio era la ciudad del Cusco, en la que se encontraban los
tesoros más fabulosos concebibles, en tal medida que generaron la leyenda del
borado, una ciudad misteriosa cubierta casi total mente de metales y piedras
preciosas. En el Cusco, ciudad con servicios administrativos centrales, con servicios
urbanos de agua y desagüe, con calles Y casas ordenadas y con cierta planificación,
vivía el Inka y la corte, controlando desde allí su vasto territorio dependiente.
No es un mito la existencia de casas con muros cubiertos de oro y plata, pues el
templo de Oori Kancha (recinto de oro), en donde se rendía culto al dios Wira Qocha,
a Inti (el Sol), a Killa (la Luna) y Koyllur (las estrellas), los tenía~ Dicho templo
comprendía varios santuarios, dedicados a cada una de las formas de las divinidades
celestiales, constando de seis cuerpos, en lo que hoy es el templo y convento cristiano
de Santo Domingo. El circuito de los muros exteriores medía unos 68 metros por 59,
con un ábside redondeado, semicircular, que se proyectaba sobre unos 34 metros en
el lado sudoeste. El exterior del muro estaba adornado, en el centro, con un friso que
consistía en una lámina de oro de casi un metro de ancho; los vanos de acceso
estaban también cubiertos con gruesas láminas de oro; los muros interiores tenían
cubicrtas de este metal, dando a un gran patio central en el que se dice había un
jardín medio artificial y medio natural, surtido de agua por canaletas forradas de metal
precioso, con una fuente central de piedra, de forma octogonal, cubierta totalmente
de oro. Aparte, debajo del ábside circular, había plantas artificialmente hechas de oro
y pedrerías, tales como tallos de maíz con sus mazorcas y sus hojas que Cieza de
León en su Señorío de los Incas describe: los terrones eran pedazos de 010 fino, y
estaba artificiosamente sembrado de maizales, los cuales eran de oro, así las cañas
dello como las bolas y mazorcas; Y estaban tan bien Plantados, que aunque hiciesen
recios vientos no se arrancaban. Sin todo esto tenían hechas más de veinte ovejas de
oro con sus cor, Y los pastores con sus hondas y cayados, que las guardaban,
hechos deste metal. Hay una relación de varias de estas cosas que fueron llevadas
Por los cusqueños a Cajamarca con la finalidad de cubrir un fabuloso tesoro por el
que Atawallpa quiso cambiar su libertad con los espaes.
El santuario principal estaba dedicado a Inti, y todas las Paredes cubiertas de
oro, y en el altar la figura del Sol, hecha de una gruesa plancha de oro; a sus
costados estaban las momias del Inka, momias que después fueron quemadas por
los españoles, En el santuario de killa (la Luna) figuraba en plata la imagen de la
divinidad y parece que allí estaban las momias de las esposas de los Inka. Las
otras capillas estaban ligadas a personajes cósmicos tales como las constelaciones,
¡¡la,, (el Rayo) o el Arco iris.
La riqueza del Oori Kancha debió ser tan grande que en la relación del botín que
fue como tributo para el rey de España, había esta. tuas de mujeres más de veinte
con sus tapaderas (vestidos), muy hermosas, de tamaño natural, hechas de plata y
oro macizos, así como figuras de llamas también de tamaño natural, y sabandijas,
arañas, camarones, etc. todo de metal precioso.
Además de este templo, había en el Cusco otros de menor impor. tancia, junto
con palacios y edificios públicos y casas habitación habilitadas para los cortesanos.
los edificios públicos eran hechos de piedra finamente tallada, con una delicadeza
tal que las junturas coincidían de piedra a piedra y no era necesaria la argamasa y
en algunos muros sin> posible pasar un alfiler por la ranura entre piedra y piedra.
219
EL PERÚ MINERO

Mario Samamé Boggio

ORO Y LIBROS DEL PERU


Lambayeque, la tierra en que nacimos, es un ópimo valle rico en arroces, caña,
peces y oro. Allí llegó, “como la neblina, como la nube, ,lomo la polvareda” en el
tiempo sin tiempo de la creación -como dice el popo¡ Vuli- un rey extraño y
magnificente: Nay Lamp. llegó con su mujer, su hijo y su séquito. Venía de tierras
adentro, del reino legendario de los mayas. Traía, en su inmensa barca de monarca
ricos, trales de plumas tropicales, y maíz y ají, y también oro. Desembarcó en lo
que hoy es la caleta de San José, fundó Llampayec, se dedicó a cosechar los
campos y a sembrar igualmente los vientres de sus hermosas concubinas.
En esa misma tierra, novecientos años antes de Cristo, vivieron unos hombres
que escribieron su historia en unos ceramios de color rojo y blanco, anticipo de los
colores patrios. Eran los mochicas. Grandes metalúrgicos. Usaron el oro, la plata,
el cobre y varias aleaciones, con los cuales fabricaron prendas ornamentales, puntas
y otros instrumentos. No conocieron la técnica de la cera perdida, pero dorando y
soldando a la perfección nadie pudo igualarlos.
En Lambayeque floreció tres siglos más tarde otra cultura clásica: los chirnú.
Venían del austro, pero recogieron el humus terrígeno y sanguíneo del septentrión y
se mezclaron a él. Fue una raza sobria, tan sobria que vistió de negro toda la
cerámica alegre de sus predecesores. A despecho de ello, labraron el oro del modo
más quimboso. Los abundantes objetos hallados en Trujillo y Lambayeque desde
el siglo XVI. Y recientemente en Batán Grande, del primer lugar nombrado, les
pertenece. En un ritual cuchillo de oro, incrustado de esmeraldas -el “turnil,- grabaron
a su lejano y opulento antecesor, el rey Naylamp.
La historia que desde niños aprendimos -y pláceme recordar ¡as horas de estas
clases, en mis Colegios Bolognesi y San José de Chilcayo, dirigidos respectivamente
por esos grandes pedagogos Nicolás. La Torre y Karl Weiss- nos fue dibujando un
país de oro y de boato, don- de un sino trágico, al decir de Raúl Porras, le acompaña
en su destino rnilenario. Todos los mitos antiguos sobre las riquezas e islas de for-
tuna y la experiencia máqico-religíosa de los alquimistas medioevale, que transforman
los metales de oro -agrega el distinguido historiadordesaparecen, se esfuman en el
Siglo XVI con el descubrimiento del ¡m. perio Inca y de los tesoros del Coricancha.
_________
* De Mineria Peruana”, Tomo II, Bibliografia,
(Nota del Editor— El presente trabajo no estaba Incluido en la selección antológica presentada por el
autor. La agrega el Editor porque, a su juicio, no debe quedar excluido el primer especialista
peruano en materia minera).

Y es verdad. La historia de América, la historia del descubrimiento del Nuevo


Mundo, es la historia de las riquezas minerales y propiamente del oro. Fernando e

220
LETRAS Y ARTES
Isabel oyen a Colón hablar de unas nuevas tierras de las indias y del príncipe “Gran
Can”, pensando primero en las especias que es riqueza salida de esas tierras y
después -¿acaso antes?- en el oro, Tal objeto, sin embargo, es ocultado por el fiel
vasallo, temeroso de la historia: “Vuestras Altezas -dice en la Introducción de su
Diariocomo católicos cristianos y príncipes amadores de la santa fe cristia. na y
acrecentadores de ella, y enemigos de la secta de Mahoma y de todas las idolatrías
y herejías, pensaron enviarme a mí, Cristóbal Co. lón, a las dichas partidas de
Indias para ver los dichos príncipes, y los pueblos y tierras, y la disposición de ellas
y de todo, y la manera que se pudiera tener para la conversión deflas a nuestra
santa fe”.
Bien pronto, sin embargo, el 13 de octubre, al día siguiente del descubrimiento
y primero del desembarque, no puede el Almirante de. jar de revelar el dominante
propósito de su viaje: “Luego que amaneció, vinieron a la playa muchos destos
hombres, todos mancebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura. Gente
muy fermosa: los cabellos no crespos, salvo corredios y gruesos, como sedas de
caballo, y todos de la frente y cabeza muy ancha, más que otra generación que fas,
ta aquí haya visto, y los ojos muy fermosos y no pequeños... Y yo estaba atento y
trabajaba de saber si había oro, y vide que algunos de ellos traían un pedazuelo
colgado en el agujero que tienen en la nariz. Y por señas pude entender que yendo
al sur, o volviendo la isla Por el Sur, que estaba allí un Rey que tenía grandes vasos
dello, y tenlo muy mucho”.
El humanista español Gregorio Marañón, se ha encargado, empero ro, de vindicar
el fuero interno y con ello el prestigio del Descubridor: “El Almirante no iba a buscar
ni las especias ni el oro. Esto 10 han dicho después los especuladores y los
catedráticos. El que lea el Diario, que Cristóbal buscaba el oro, ¡además de soñar
navegando, porque sólo así se contentarían los que no le habrían creído. Para él, el
oro era si lo alcanzaba, otro motivo de soñar. Ya había dicho a los Reyes, que si
hallaba tesoros, los quisiera emplear en la conquista de Jerusalén. Al escucharlo,
los Reyes Católicos se rieron, como se ríen las gentes responsables de los que
tienen poca responsabilidad”.
Pero la historia es cruel y desengañadora. Si la avaricia no ba al lado de Colón,
sí lo estaba de sus compañeros, En el mismo texto el Almirante sentencia: “Los
españoles eran tan codiciosos y despedidos, que no les bastaba que por un cabo
de agujeta Y aún por un pedazo de vidrio y de escudilla y por otras cosas de no
nada, les diesen los indios cuanto querían; sino que sin darles algo, se lo querían
todo haber y tomar” oro Y codicia, saqueo y violencia, explotación o n y abuso, son
sínónimos estante historia del Perú. La conqui en la restante es el episodio más
revelador de la abundancia, pero también de ese mito trágico. Empieza al engaño,
mejor- el Rey za en Cajamarca. Gracias a la astucia, de Reyes Atabaliba es apresado
y ofrece por su libertad el fabuloso res. .te. Pero el honor por la palabra empeñada
no la respeta el cristiano, a pesar de las evidencias. “Pasadas estas cosas -cuenta
el cronista Francisco de Jerez- desde algunos días vino gente de “Atabaliba”. - y
trajo rnuchas vasijas de oro; cántaros y ollas y otras piezas y mucha plata, y dijo
que por el camino venía más y así entran algunos días veinte mil, y otras veces
treinta mil, y otras cincuenta, y otra setenta mil pesos de oro en cántaros y ollas
grandes de tres arrobas y de a dos, y cántaros y ollas grandes de plata y otras
muchas vasijas”.

221
EL PERÚ MINERO
En el reparto del botín, Pedro Sancho -Secretario, como Jerez, de Pizarro-
extiende una acta del hecho y registra: “Al señor Gobernador por su persona y a los
lenguas y caballo” 2.350 marcos de plata y 2.220 pesos de oro. Y aunque el oro de
Atahualpa alcanzó hasta para el caballo del Gobernador, “él (Atahualpa) fue muerto
-dice lacón¡camente Miguel de Estete-; aunque para él no fue muerte sino vida,
porque murió cristiano y es de creer que se fue al cielo”.
A pesar de tanta dicha, los españoles no se apiadaron de este infeliz país,
donde sólo el botín de aquella vez en el estimado de un historiador tan imparcial
corno Prescott, dice que fue de “un millón trescientos veintiséis mil quinientos treinta
y nueve pesos de oro, lo cual, teniendo presente el mayor valor de la moneda en el
siglo XVI, vendría a equivaler en el actual (XIX) a cerca de tres millones y medio de
libras esterlinas o poco menos de quince millones y medio de duros”.
Después fue Pachacamac. El encandilamiento del oro, los empujó a lo que,
como, dice Ventura García Calderón, “es uno de los actos de mayor audacia y valor
que pueden imaginarse, pues Hernando Piza’lo, al mando de veinticinco hombres
tan sólo, mostró grande intrepidez <al aventurarse por caminos del todo desconocidos,
al atravesar pueblos Y Provincias habitadas por multitud de indios, y penetrar al
santuario venerado, al que sólo llegaban los sacerdotes; saquearlo, destruirlo, Plantar
la cruz en lugar del ídolo famoso y volver, cargados, de botín....”.
Al Cuzco le tocó el turno entonces. Garcilaso, el príncipe de los cronistas, al
contar sobre la entrada, de los españoles al Cuzco y el hallazgo de tesoros no
quiere relatar con boca propia para “dar testigos españoles en lo que voy diciendo”,
no sea que como peruano se ponga en duda su testimonio. Y cita a Gomara:
“Entraron los españoles en el Cuzco sin contradicción ninguna, y luego comenzaron
unos a desentablar las paredes del templo, que de oro y plata eran; otros a desente.
rrar las joyas y vasos de oro que con los muertos estaban; otros a to. mar los ídolos
que de lo mismo eran ... En fín, hubieron allí y a la redonda donde más cantidad de
oro y plata que con la prisión de Atabaliba...”
La capital imperial fue acaso la mina más salvajemente explotada por el furor del
oro. Por eso, cuatro siglos después, nuestro cantor de América, el poeta Chocano,
la describe así:
La cíudad de los Incas, que a los siglos resiste desde
su orgullo inmóvil, es fuerte, pero triste ...
La tristeza selló las paredes del Coricancha y con ellas la alegría de un pueblo
colectivista, donde el oro, al decir de Luis Valcárcel, tuvo un sentido religioso, puro,
hecho para el rito o la distinción honorífica, símbolo de un alto sentido conceptual.
Pero después, en el segundo acto -continúa el ilustre historiador se envilece: —Ala
Edad de Oro de los Incas sigue ahora la Era de la Crueldad, del despojo y la muerte”. Y
es así. La frase que circunvoló por los aires de Europa, “-¡Vale un Perú!— para significar
el fausto y la riqueza, suena más tarde a ironía, pues señala a un país explotado
ininterrumpidamente para exaccionarle el oro que en diferentes tonos y blandura quiso
la naturaleza regalar a su seno: “oro en polvo” (guano), —orofertilizante” (salitre), “oro
blando” (caucho) “oro blanco” (algodón). “oro negro” (petróleo). Oro que todas las veces,
como en la frase de Churchill, costó a la Patria “sangre, sudor y lágrimas”.
Así y todo, el oro o la tristeza de la patria nos compete y hemos de afrontarlos.
“Ka patria es una sola y es de todos” dijo alguna vez el Presidente Velasco. Encaró

222
LETRAS Y ARTES
el problema de la riqueza minera del Perú, en Minería Peruana, un libro que publiqué
hace dos años. Permítase que abunde sobre el tema, entregando esta vez un material
de trabajo que servirá para que otros, con más lucimiento y versación que yo,
indaguen sobre una actividad que he llamado decisiva.
La presente recopílación es un trabajo que comencé en 1934 por etapas, cierto,
pero -¿cierto también?- que me he tardado icuarenta años! para concluirla. Los
escasos antecedentes habidos de modo si’ tematizado, cuando la emprendí; y los
excelentes trabajos de J. L. Torres y el clásico libro de Gustavo Steinmann Geología
del Perú, fueron los motivadores de esta obra que, incompleta como toda bibliografía,
servirá sin embargo de auxiliar instrumento de labor para quienes 98 ocupen de
nuestra minería.
No quiero dejar de reconocer a pesar de ello los grandes derrote ros bibliográficos
que inauguran el Diario de Colón, primer libro de 10 bibliografía americana. A ellos
siguen, como contribuyentes básicos, casi todos los cronistas del Descubrimiento,
de la Conquista y de las lndias, entre los que descuella Fernando de Montesínos
con su Directorio de Beneficiadores de Metales (1639). Contribución que es
genéricamente Ordenada por don Antonio León Pinelo -primer biblióqrafo del
con,J.ente- quien, maravillado por este Paraíso del Nuevo Mundo, aseguraba que
con los tesoros del Perú enviados a España, se podría tender puente desde Madrid
a Potosí de plata maciza, de doce metros de ancho Y cuatro de espesor. El Epítome
(1629) de León Pinelo, es así la ente para la bibliografía minera del Perú y de
América.
Fuentes bibliográficas parciales, pero no por eso menos importantes, las
constituyen las versiones de los viajeros de los siglos XVII al XIX, entre los que
destacan Humboldt y Raimondi, y asimismo las de los criollos eruditos del XVIII
como Baquíjano Carrillo y Peralta Barnuevo, que desde el Mercurio Peruano y otros
medios, alientan la actividad y los estudios sobre la minería. Contemporáneamente,
los trabajos de Torres, Bravo, Steinmann, Lohmann Villena y otros, son valiosos
abrevaderos para la bibliografía minera del Perú.
El trabajo bibliográfico, como tengo dicho, es y será siempre restricto. Recopilar
más de 9 mil fichas, correspondientes a más de 5 mil autores, no sólo ha significado
el acarreo DEL material. La información ha sido seleccionada, analizada, corregida,
y aún así no faltarán vacíos, yerros y omisiones. Pido excusas por ello. La ambición
temática de la bibliografía -metalurgia, geología, mineralogía, petróleo, cristalografía,
paleontoloqía, ecología, etc—— también determinará la existencia de pie zas no
registradas. Todo ello hará imperfecta esta contribución, pero el dicho popular
asegura que lo perfecto es enemigo de lo bueno y que el hacer es preferible al no
hacer.
Mis palabras de sentidas gracias van para todas las instituciones y personas
que me facilitaron sus archivos, notas, consejo y concurso. Y para quienes, leyendo
constructivamente este repertorio, puedan colaborar con datos para una nueva
edición. El presente aporte lo hago llegar en las felices circunstancias en que se
celebrará en Lima el VIII Congreso Mundial de Minería. Saludo con él a los
distinguidos colegas participantes. Pienso que tal evento tendrá significación especial
Para el desarrollo de tan sustantiva riqueza de los pueblos y muy particularmente
para este país. Dentro de nuestras modestas posibilidades hemos aliado el oro,

223
EL PERÚ MINERO
real y fantasioso del Perú, a los libros, mensajeros de riqueza y heraldos del futuro.
Oro y libros, pues, que hablan de una leyenda, pero también de una -para nosotros-
hermosa realidad. Realidad de cuatro letras -¡Perú!- desde la que partimos y en la
que queremos terminar.
Para finalizar estas líneas, quiero repetir mi homenaje a los mineros de mi patria,
esos ciclópeos forjadores del metal con quienes Compartí horas de lucha- en el
verso restallante, viril y humano de Valleun minero también de la vida y de la poesía:
Los mineros salieron de la mina
remontando sus ruinas veníderas,
fajaron su salud con estampidos...

Craneados de labor,
y calzados de cuero de vizcacha,
calzados de senderos infinitos,
y los ojos de físico llorar,
creadores de la profundidad,
saben, a cielo intermitente de escalera,
bajar mirando para arriba,
saben subir mirando para abajo.

Son algo portentoso los mineros


remontando sus ruinas venideras;
elaborando su función mental
y abriendo con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo

Salud, oh creadores de la profundidad... !

Lima, 1974.

224
LETRAS Y ARTES

III

CRONICA DE VIAJE
Concolorcorvo .................................... Ruta de Huamanga a Huancavelica ea -La
Villa de Huancavelica.
Robert Proctor .................................... Cerro de Paseo y la
Explotación Minera (1823).
Juan Diego dv Tschudi ....................... De Matucana a La Oroya.
Alejandro de Humboldt ....................... La sierra de Cajamarca.
Antonio Raimondi ............................... El Perú.
Ernest Middendorf .............................. El Perú.
José De la Riva Agüero ....................... Impresiones Finales.
Luis Alayza y Paz Soldán ....................La Oroya.
Aurelio Miró Quesada ..........................Huancavelica.
E. Schweígger ....................... .............La Costa.
Friedrich Gerstacker ........................... Cerro de Paseo.

225
EL PERÚ MINERO

226
LETRAS Y ARTES

Concolorcorvo

RUTA DE HUAMANGA A HUANCAVELICA - LA VILLA DE


HUANCAVELICA *
Huanta A Paucará ...............................7
De Huamanga a Huanta ....... 6
A Huancavelica ....................... 6
Angaras __
A Parcos ..............................10 Postas, 4 : leguas ......... 29
A media legua de Huamanga se presenta un profundo barranco, que llaman la
Ouebrada Honda, que tiene media legua de bajada perpendicular y otro tinto de
subida, con veredas estrechas; pero el visitador me dijo que jamás se había visto
agua en su fondo. Puesto cualquiera en él y mirando al cielo daría solución al
Problema de Virgilio, pues apenas se divisan las tres varas de cielo de su pensamiento.
Voy a copiar los dos disticos, con el mismo derecho que lo hicieron otros muchos:
Dic quibus interris, et erís mihi magnus Apollo,
tres pateat Coeli spatium, non amptius ulnas.
Muy poco sabía Virgilio de problemas cuando propuso éste por tal, o en su
Mantua o en toda la Italia no había quebradas hondas y estrechas, que son tan
comunes en toda la América; pero supongamos que no las hay, o que fuese una
sola, de que tuvo noticia. ¿Es posible que no haya elevadas chimeneas? A fe que si
yo fuera su pastorcillo me reiría bastante de su pregunta, aunque le consta a Vd.
muy bien que los Indios apenas nos reímos tres veces en la vida. «Está bien, dijo el
visitador, y prosiga Vd. Toda esta jornada es de camino fastidioso, y en que se
Puede picar por la mucha piedra y barrancos.»

__________
* Tomando de su libro El Lazarillo de Ciegos Caminantes desde Buenos Aires hasta Lima, Bibliote-
ca de cultura Peruana, Paris 1938. La edición primigenia fue en Gi-
La jornada de Huanta a Parcos, aunque no es más que de diez leguas, no se
puede hacer en un día con carga doble sin remuda de mulas, Porque saliendo de
Huanta, país muy caliente, hasta pasado el río de Huarpa, bien sea por el puente o
por el vado, se cubren de sudor fatigan en sumo grado. Sigue Incontinenti la
perpendicular cuesta de Marcas, que tiene dos leguas de penoso y arriesgado
camino para caballerías y hombres. Las mulas no pueden dar cuatro pasos sin
pararse a resollar. Muchas se caen rendidas, y las más briosas apenas Ponen la
carga en la primera planicie cerca de la noche, en que sólo para desaparejarlas y
que se seque el sudor es preciso esperar dos o tres horas, y mientras se revuelcan
y buscan el escaso pasto se pasan más de seis, El resto del camino, hasta Parcos,
aunque es subida, se va costeando por medias laderas, que la hacen accesible. En
esta sola jornada Padecen los correos más de diez horas de atraso, y el único
227
EL PERÚ MINERO
remedio es el de situar casa de postas en Marcas, o que se pague al maestro de
Huanta una remuda, que puede pasar a la ligera con aparejo hasta el Pie de la
cuesta, para recibir prontamente la carga, adelantándose las mulas que salieron
cargadas de Huanta para subir la cuesta a la ligera Y descan. sar en la cumbre,
para concluir la jornada a Parcos. Del maestro de postas de este sitio hace su
jornada a Huanta con prontitud y sin molestia de sus mulas. Lo primero, porque no
conduce más que la carga y carguilla de poco peso, y lo segundo, porque bajando
no trabajan tanto sus mulas,
En Paucará y Huancavelica no hay postas montadas. Este tránsito, de trece
leguas, es de medias laderas y barrancos, que no causan tanta fatiga a las mulas
cargadas como en las empinadas cuestas. En tiempo de aguas es camino algo
contemplativo, y por esta razón no se puede hacer la jornada con cargas en un día,
por lo que convendrá mucho situar posta en Paucará o en los molinos, aunque el
visitador prefiere el primer sitio. La bajada a Huancavelica, por todas partes es muy
enfadosa y contemplativa por la noche, que servirá de. gobierno a correos y pasajeros.

HUANCAVELICA
Esta memorable villa se fundó con bastante regularidad con el motivo de haberse
descubierto por casualidad la gran mina de azogue, y entre este elevado cerro y
otro de igual magnitud está fundada, Con competentes calles y casas regulares.
Siempre se ha gobernado por personas muy distinguidas, me dijo el visitador, que
conoció al señor Sol’del consejo de S. M. y a los señores Leyva y Vega, también
del consejo. Al señor Ulloa, capitán de navío, a quien debió la villa la cornodidad del
tránsito de sus calles, y al presente al señor Jáuregui, que fué presidente de
Chuquisaca, que a su costa hizo un puente de un arco de cantería en un barranco
profundo, que da tránsito a un arroyo que pasa o juntarse con el río Grande, y que
aquél con las avenidas detenía 0 Ponía en riesgo grave a los recueros, y en particular
a los de Ica , que conducen aguardientes en botijas de barro. Otras muchas obras
han hecho estos de, señores gobernadores, particularmente en la mina; que es un
gran Pueblo subterráneo, con calles, estribos y bóvedas de seguridad. Sólo
descripción de esta mina ocuparía un tomo rnayor que mi itinerario, Y se agregase
la de dos ingenios y hornos, en que se convierte el metal en humo y éste en
azogue, se gastaría un volumen de a folio
«Muy ociosa sería, señor Concolorcorvo, esa descripción, que ya tienen hecha
tantos hombres sabios. Me consta que el señor Sola presentó al Rey en plata
maciza la mina de Huancavelica, con todas las obras hasta su tiempo, y cada
gobernador ha dirigido a España y a este superior gobierno una delineación de la
mina y haciendas por los sujetos que las trabajan, con los estados de aumento y
disminución de leyes y sus causas.
«Eso no puede ser, le repliqué, porque más depende de la casualidad que del
discurso humano.” «Está Vd. errado, me replicó, y no se hable más sobre el asunto»,
y añadió:
«No hay villa más pacíficamente gobernada en todo el mundo que de
Huancavelica, porque la dirige solamente un hombre sabio, con un teniente muy
sujeto a sus órdenes, sin más alcaides, letrados ni procuradores. Todos los pleitos
se resuelven en el día, y así se escribe poco yse adelanta mucho en las causas
228
LETRAS Y ARTES
civiles. Un escribano sólo, que lo es de toda la provincia, reside en esta villa, y sólo
se ejercita en las causas criminales de entidad y en algunas escrituras de ventas y
contratos. Todo lo demás lo compone el gobernador prudente, sin estrépito judicial,
y así no se ven tantas trampas y recursos como en el resto del reino.»

229
EL PERÚ MINERO

Robert Proctor

CERRO DE PASCO Y LA EXPLOTACIÓN MINERA (1823) *


Canta está en una llanura seca a una milla de Obrajillo y dos o tres leguas al pie
de la cumbre andina en aquella región. Es pueblo gran. de, pero de lejos tiene
aspecto mísero, con su gran grupo de graneros más que de casas. Los habitantes
se quejaban muchísimo del retardo de las lluvias y el ganado se moría de hambre
por falta de pasto. El mismo pueblo parecía más incómodo por esta razón. Los
habitantes son principalmente indios de raza más robusta y osada que los costaneros,
pero con la misma suavidad de maneras y la misma expresión inocente y melancólica
en el semblante. Su vestido es casi enteramente manufacturado por ellos mismos.
Los hombres usan ponchitos ordinarios, chaquetas y calzones de lienzo, con medias
de estambre tejidas por mujeres, y ojotas. Los sombreros masculinos son de castor
ordinario. Las mujeres se visten mucho más como las costaneras, y todos
evidentemente son de una raza, aunque clima y ocupación han hecho a los que
habitan cerca del mar algo diferentes en su aspecto y hábitos.
Los indios del interior son gente muy activa e intrépida y famosos Particularmente
por las largas marchas a pie efectuadas con velocidad sorprendente. El camino de
Pasco a Lima es de cincuenta leguas; Y los animales lo hacen en cuatro o cinco
días, mientras un indio propio, o correo a pie, emplea en recorrer esta distancia tres
días, cortando por la cumbre de las montañas acompañados solamente de su perro
Y caminando con largo báculo. Pueden soportar el hambre tanto como la fa’ tiga, y
con una bolsita de cancha y otra de coca, marchan días sin re, querir ningún otro
sustento. La cancha se hace de una especie de rnaíz dulce que crece en la sierra,
pisado y molido en una piedra plana Contra redonda; es muy nutritiva y agradable al
paladar y se come en polvo. La coca es la hoja seca de un árbol que mascan como
tabaco, rne’zclándola con lima; tiene la doble ventaja de evitar el hambre y ser
fuerte estimulante. Como el ejército español, en gran parte, es compuesto
_________
* Tomado de Viaje a través de los Andes, CDIP, Lima, 1972, nueva edición traducida del original
inglés publicado en Londres, 1925. Reproducción de la Selección de Estuarod Nuñez, El Perú
visto por los viajeros.
Con estos indios, algo contará en la longitud y rapidez de sus marchas por
desiertos horribles y montañas aparentemente infranqueables.
Antes he mencionado que la agricultura de la sierra se limita principalmente a
maíz, cebada y papas. Este último vegetal crece con la mayor perfección en la
sierra de donde recientes investigaciones han demostrado ser oriundo. Hay tres
clases en el Perú: la primera, amarilla clara, la segunda azul y la tercera blanca; las
tres son del tamaño y forrna de las que entre nosotros se llaman “campeones”, y
son las mejores que hasta ahora haya comido, aunque quizás la amarilla es preferible.
Los más de los parchecitos de tierra cultivada por los indios se ca van, a mano con
una especie de azada tosca asegurada en la punta de un mango largo; luego se
230
LETRAS Y ARTES
desmenuza con azadones; pero también vi una yunta de bueyes arando un terreno
en las márgenes del río.
Además de sus manufacturas laneras de paño tosco, medias de estambre y
ponchos, los naturales hacen artículos más finos de lana de vicuña hilada por mujeres
que usan un palo derecho al que se envuelve el hilo torcido con los dedos. De este
lindo material hacen medias y guantes de color natural de cervato adornando los
cuadrados y costuras con seda verde. Un par de medias de esta clase vale de cinco
a doce duros. También tejen lindos ponchos, de colores vivos, con preciosísimos
dibujos, que valen 700 duros. Ponchos y colchas de algodón también hacen los
indios, pero son carísimos.
Hay tres clases de llamas, o carnero peruano: el guanaco silvestre, inútil si no
es para alimento; la vicuña, que da lana fina, y la llama usada solamente como
bestia de carga. La vicuña es silvestre y vive en las quebradas; la caza proporciona
gran diversión a los indios y se la atrapa del modo siguiente: forman cerco, en los
valles frecuentados por estos animales, de postes derechos unidos por sogas
horizontales a que se atan pedazos de estambre de diversos colores vivos y este
círculo se deja abierto por un lado. Luego toman un ancho circuito y arrean los
animales asustados por la quebrada hasta que entran al corral, avanzando
gradualmente hacia sus tímidas presas, las vicuñas, viendo los pedazos de estambre
coloreado agitarse con el viento, se agrupan en rebaños, alarmadas por la vista
desusada y se dejan matar como los indios quieran.
El camino a Pasco no va por la cumbre andina como en la cordillera de Chile,
pero como la cadena elevada es interrumpida y quebrada a intervalos el camino
generalmente corre por estos valles y hendeduras. Antes de llegar al pueblo, el
viajero pasa por un altiplano cubierto de ganado en la estación pastosa, que forma
agradable contraste con las Montañas que lo circundan. Al principio y fin de la
estación lluviosa, esto es, en diciembre y mayo, se considera peligroso cruzar esta
llanura a consecuencia de los tremendos truenos y rayos reinantes. Se cree que
las nubes son atraídas por los cerros y la cantidad de substancias minelales que
estos encierran, parecen dar escape a toda su furia en este lugar nivelado esparciendo
el terror y la muerte; apenas pasa una estación sin noticias de nuevas víctimas de
las tormentas furiosas.
El pueblo de Paseo, propiamente llamado así, decae rápidamente pues la veta
de plata que atrajo la población está muy aqotada; pero lo que se llama Cerro de
Paseo, por su riqueza en metales, progresaba rápidamente antes de estallar la
revolución. El pueblo está dos o tres leguas más lejos de Lima que el mismo Paseo;
y se halla entre minas en un valle encerrado por montañas en la falda del cerro de
que deriva su nombre y es origen de su importancia. Es gran población desparramada
compuesta principalmente de casas inferiores interceptadas por pocos edificios
buenos sin formar ninguna calle regular.
El clima siempre es desagradable y en invierno llueve casi sin interrupción,
acompañado por truenos y rayos que producen anualmente numerosos accidentes.
En verano la atmósfera es clara pero el frío ma. yor que en invierno. En vez de
estufas los naturales usan braseros, en que arde carbón de leña o una clase delgada
de turba mohosa que cubre el valle. Se coloca en medio del cuarto y la familia se
arrebuja en torno; y se dice que ésta es en mucho la causa de la modorra y falta de

231
EL PERÚ MINERO
salud de los habitantes que generalmente tienen las piernas ulceradas por el fuego.
No se produce ninguna de las necesidades vitales en las inmediaciones; los víveres,
pasto y aun agua se traen de lejos, pero el mercado está siempre bien provisto.
Los minerales de las inmediaciones son en extremo ricos y variados. Además
de la plata, con frecuencia encontrada casi pura, el País abunda en cobre, hierro y
estaño que se encuentran tírados como cosas sin valor. Hay también minas de oro
a cinco leguas de Paseo, y vetas de azogue se empezaban a explotar poco antes
de la revolución . Una mina de azogue se evaluaba por los peruanos tan alto como
una de plata, Pues siempre había sido muy limitada la provisión de España o Alemania
para refinar las gangas, y el precio, en consecuencia, era muy subido. La única
mina de azogue en el Perú, antes de descubrir las vetas cercanas a Paseo, estaba
en Huancavelica. Este lugar es una de las singularidades mayores del mundo, con
un pueblo completo y su catedral en ¡al entrañas de la tierra. Además de sus
gangas abundantes Paseo tiene montañas de excelente hulla en sus inmediaciones,
que, cuando el país se vea libre de los partidos contendientes, darán mayor facilidad
poro beneficiar las minas mediante máquinas de vapor.
La mina más curiosa cerca de Paseo es la de Matagente, llamada así
probablemente por las numerosas personas que de tiempo en tiempo han perecido
en ella. Ocupa grande extensión bajo tierra con un extenso lago en el interior
perfectamente obscuro. La mina misma ha estado abandonada muchos años; pero
los indios a veces se aventuran a bajar con el objeto de robar los pilares de ganga
dejados paria sostener el techo, y muchos que se extraviaron en el revuelto laberinto,
se encontrado muertos de hambre. El amigo que me dio estos datos, una fue a la
mina, acompañado debidamente de antorchas Y guías, y desve cubrió el cadáver
de un indio con los dedos roídos; sin duda el pobre desgraciado fue víctima de su
avidez, y en su hambre extrema comenzó devorarse las manos.
La minería, como todos saben, es negocio muy arriesgado y puede compararse
con el juego en grande escala, pues tiene la misma influencia sobre las pasiones.
Se han perdido ingentes capitales en el Perú y hecho algunas espléndidas fortunas.
El propietario de las más ricas minas de Paseo las heredó de su padre que, primero
carpintero de un barco español, fue a Paseo con pocas mercaderías y abrió tienda.
Su nombre era Vives, Y, siendo frugal y diligente, juntó algún dinero en época que
muchos propietarios de minas valiosas deseaban deshacerse de ellas; preguntaron
a Vives si quería comprarlas. Naturalmente sorprendido por la propuesta, contestó
no tener fondos para pagarles; pero los propietarios que tenían buena opinión de él
convinieron en otorgarle plazo para el abono de las instalaciones, que montaba a
300.000 duros. En breve tiempo Vives canceló esta suma, y, adquiriendo otras
minas, llegó a ser el hombre más rico de Paseo.
Todo el minera¡ se saca de las minas sobre cabezas de indios que conducen así
tres arrobas o setenta y cinco libras. Desde la bocamina se lleva a lomo de mulas
o llamas, a las haciendas donde están los ingenios o casas de función y molinos
para moler la ganga, antes de amalgamarla. Esta operación a veces es un negocio
aparte, y el minero en tal caso paga tanto por ciento por el trabajo de acuerdo con
la riqueza. del mineral. La plata, luego de extraerse de la ganga, se llama plata piña
y no tiene aleación; en este estado se compra por los capitalistas de Paseo, que
adelantan dinero a los mineros. La plata luego se funde en grandes lingotes, y
después de pagar el quinto del rey, que subre al 15 % más o menos, se envía a
232
LETRAS Y ARTES
Lima a lomo de mula y se cambia en la Moneda por el mismo peso en duros,
devueltos inmediatamente a Paseo. Comprar plata, transportarla a Lima y recibir
los duros en cambio, ocupaba en término medio un mes, y se calculaba el producto,
libre de gastos, de 2 a 2 y medio por ciento de ganancia y por viaje, de modo que el
capitalista podía realizar de 24 a 30 % anual sobre el dinero así empleado, sin
riesgo, pues el precio de la plata era siempre fijo, y, antes de la revolución, rara vez
se oía de un robo, los arrieros que llevaban Plata eran responsables de la carga.
La maquinaria empleada en Paseo perteneció a la casa de Arizlliendi y Abadía;
se suponía costar un millón de duros y empezaba justamente a trabajar cuando el
comienzo de las hostilidades destruyó las doradas perspectivas de esta firma, antes
famosas. Iban a recibir un Porcentaje por sacar el agua de las minas, sobre toda la
ganga extraída, y se calculaba que, en muy breve tiempo, hubieran reembolsado el
gran capital invertido.
Habiendo mencionado los nombres de esta casa, antes célebre en el Perú, y
ciertamente en toda Europa, haré breve relación de su caída, relacionada con la,
historia peruana. Abadía, español de nacimiento, era hombre de principios ilustrados
e inteligencia bien cultivada: hablaba inglés y francés con facilidad, habiendo
aprendido el primero durante u residencia en los Estados Unidos. Su casa estaba
siempre abierta Y su mesa frecuentada por los extranjeros que se encontraban en
Lima: los oficiales ingleses, antes del arribo de San Martín de Chile, eran siempre
especialmente bien venidos a la Casa de las Filipinas. Arizmendi Parece que era
iluso hombre de negocios y tenía todo el manejo y superintendenciencia del
escritorio. Se levantaron a tal altura de importancia en Lima, que el virrey nunca
hacía nada sin consultarlos, y fue por persuasión de Abadía que las tropas realistas
evacuaron Lima la primera vez. poco antes de este suceso, el general Arenales,
que había sido destacado por San Martín para sublevar a los habitantes del interior
detrás de Lima, había penetrado la Sierra hasta Pasco, donde derrotó al general
español O’Reilly.
En este conflicto Pasco sufrió severamente: la maquinaria fue muy dañada y se
suspendió todo laboreo minero. Cuando San Martín entró en Lima, Arizmendi y
Abadía le fueron tan útiles como habían sido para el virrey y los españoles en
consecuencia resolvieron hacer todo lo posible para arruinar el establecimiento y
satisfacer su venganza al msmo tiempo que destruir su influencia sobre el enemigo.
Con este fin, Lóriga, que mandaba los españoles en Jauja, empleó dos monjes,
espías de San Martín, a quienes había tomado en la Sierra, para devolver a San
Martín una carta fraguada, significando que procedía de Abadía a un general realista,
detallando una serie de sucesos de Lima. Los frailes de buena gana aceptaron la
misión: San Martín fue engañado, y Abadía, metido en la cárcel, con dificultad salvó
la vida. Entretanto, Arizmendi sostener el crédito de la casa, sacudida por estos
acontecimientos y por las grandes pérdidas sufridas, fraguó cuentas de embarque
de plata en el Hyperion y el Superb; y finalmente, para evitar detención Y castigo,
después de juntar todos los bienes que pudo cobrar, desapareció una noche. Antes
había embarcado sus bienes en un navío inglés que le esperaba en Ancón a pocas
leguas de Lima.
Abadía, el perdidoso y, según se creía, honrado socio, se arruinó así
completamente: desde entonces continuó residiendo en Guayaquil, respetado, pero
pobre, mientras su esposa e hijo, y un socio menor,
233
EL PERÚ MINERO
El viven en Lima, de algunos cortos bienes que no les pudieron quitar. El resto
de la maquinaria minera perteneciente a esta firma antes poderoso’ fue destruido en
la última visita del general Lóriga, que entró en Pasco con 600 hombres, y así
completó la venganza comenzada con la folsificación de la carta de Abadía. Esta
última calamidad sucedió cuando Yo estaba en Obrajillo en camino a Pasco. Algunos
ingenieros ingleses Vinieron de Cornwall con la maquinaria, y eran muy respetados
y queridos por los peruanos; pero desde la, destrucción de las obras, la mayor
parte abandonaron el país dejando detrás de ellos, como representantes, nu merosos
niños de cabellos rubios ensortijados, conocidos en Pasco Po( los inglesitos. Estos
científicos invariablemente contaron cosas extraordinarias de las riquezas mineras
de Pasco, y afirmaban que se satisfarian rían con lo que los nativos habían tirado en
su modo de trabajar descuídado y negligente: las sobras contenían plata suficiente
para, realizar grandes fortunas siempre que se les permitiese extraerlas.
De Pasco a Jauja hay cuarenta y cinco leguas; la primera parada as en el pueblo de
Reyes, quince leguas de Paseo, célebre Por los pastos y el patriotismo de sus habitantes,
debido a una circunstancia ocurrida casi al estallar la revolución. Algunos oficiales
españoles se albergaban en una casa del pueblo y, por la noche fría, encendieron
carbón en un brasero dentro del cuarto con las puertas cerradas. En consecuencia, por
la mañana se les encontró muertos; pero sus camaradas insistieron en que habían sido
envenenados y comenzaron una masacre confusa de la gente del pueblo, matando a
toda alma viviente que no pudo escapar, y llevándose el ganado. Desde entonces los
nativos de Reyes se han distinguido por su patriotismo, y, a la aproximación de una
fuerza realista, transportan sus familias y riqueza en balsas, para una isla fértil en
medio de un gran lago próximo donde están seguros de no ser molestados.
El pueblo de Jauja está en uno de los más grandes, fértiles y poblados valles del
Perú, aunque hoy muy desolado por el largo tiempo que el ejército español ha
acampado allí. Es punto central excelente para amenazar a Lima y defender el
Cuzco, y provee amplios medios para subsistencia y recluta de un ejército. Los
indios de este valle son patriotas decididos y se han sublevado varias veces contra
los realistas, pero sin éxito. Una vez, poco después del desembarco de San Martín,
algunos centenares fueron matados después de una lucha inútil por la Independencia.
El país entero entre Jauja y Cuzco es montañoso pero cortado por quebradas
productivas. Las montañas abundan en minerales; los más valiosos son el azogue
de Huancavelica y la plata de Huamanga, de donde se trae la bella filigrana de plata,
tan justamente admirada, que trabajan los indios.
He descripto ya el país occidental de los Andes, o del Pacífico, COMO una serie
de llanos y cerros arenosos refrescados y fertilizados aquí Y allá por un torrente
montañoso, que produce un vallecito verde en medio de la desolación. El ¡,)de
orienta¡ de la Cordillera ofrece aspecto MUY diferente, y el país, así que sale de las
montañas, se dilata en lindas llanuras interceptadas Dor ríos navegables y cubiertas
de selva, donde el suelo, también bendito con lluvias, produce espontáneamente
todas las frutas y otras producciones de climas tropicales. Aquí, sin embargo,
concluye la población civilizada: los aventureros españoles penetraron muy poco
más allá de las montañas que contienen su querida ganga.
___________
* (Tornado de: R, Proctor, Narrative of a journey across the Cordillera of the Andes and of a
residence in Lima and other parts of Pera, 1823-1824 London, A. Constable and Co., 1825,
traducido en CDIP, tomo XXVII, vol. 29, Lima, 1972, pp. 297-311).
234
LETRAS Y ARTES

Juan Diego de Tschudi

DE MATUCANA A LA OROYA

1839
Matucana es un pueblo bastante grande, en la margen izquierda del Rímac, de
casas de adoble con techos de tejas o paja. Las frecuen. tes y prolongadas lluvias
en esta región requieren más previsión para la vivienda que en los pueblos de la
parte baja del valle.
La tierra alrededor es fértil pero no produce las plantas que re. quieren de una
temperatura muy cálida. La agricultura, por tanto, se limita a maíz, trigo, alfalfa, que
aquí se da muy abundante, y papas que son exportadas en grandes cantidades a la
capital. En todas las rocas crecen cactos cuyos sabrosos frutos, las tunas, son
también objeto de comercio.
Más allá de Matucana, el valle se convierte en una garganta angosta, no más
ancha que el lecho del río, y se torna cada vez más abrupto. El difícil camino lleva
a lo largo de la cadena de montes que limita la margen izquierda del río. La vegetación
no es ya tan monótona y escasa como en los anchos y secos valles de la Costa;
casi todas las rendijas de las rocas están revestidas de verde. A la orilla del río
crecen sauces (Safix humboldtii Wild) y en las pendientes algo menos escarpadas
el hermoso y rojo chamico (Datura sanguinea R. Pav); los nativos lo llaman
huacacachu, yerba de huaca o bovachevo y preparan de sus frutos Une bebida
narcótica muy fuerte, la llamada tonga.
____________
* De Testimonio del Perú, publicado en Lima, 1966, traducido parcialmente de la obra Perú -
Reisseskizzen aus den Jahren 1838-1842, publicada en 1846,
En tiempos antiguos (y también en la actualidad entre los salvajes), los curanderos
o magos utilizaban infusión de chamico para entrar en éxtasis Y “hablar en confianza
con los espíritus poderosos” Después que e! cristianismo suprimió la hechicería y
se extendió en forma general, por lo menos en apariencia, la creencia en un solo
Dios los indios siguieron utilizando la tonga para, según decían, comunicarse con
sus antepasados y obtener de ellos noticias sobre tesoros ocultos en las tumbas
de los gentiles o huacas. De ahí el nombre de huacacachu (planta de tumba). Los
mestizos utilizan la planta para este fin con mucho más frecuencia que los indios,
los cuales tienen temerosa reverencia por las as e sus antepasados. No es raro que
los cholos den a sus mujeres o afrodisíaco el zumo del chamico mezclado con
chica, Esta mala u bre se ha extendido también entre los criollos de la Sierra, por lo
general con nefastas consecuencias.
Una hora más allá de Matucana sale de una quebrada lateral uno de los afluentes
principales del río, No tiene nombre y comúnmente se lo puede cruzar sin peligro,
pero sí crece, como sucede con todos los dos de la cordillera en la estación de
lluvias torrenciales, se convierte en pocas horas en un peligroso torrente.
235
EL PERÚ MINERO
Una legua más arriba se abre otra quebrada lateral, ancha y agradable la quebrada
de Viso. Por ella discurre un riachuelo que pasa por el villorrio homónimo. En el
punto donde se juntan las dos quebradas está Tambo de Viso, a 9,100 pies sobre el
nivel del mar, donde el viajero encuentra alojamiento aceptable y abundante, forraje
para las bestias. Aquí hay un puente sobre el río y se abandona, por Primera vez
desde Lima, la orilla izquierda. Los puentes se construyen en los lugares donde es
más angosta la garganta por la cual pasa el río. Consisten de algunos palos de
maguey (Agave americana) unidos por sogas, sobre los cuales se extienden ra
mas. Tienen tres pies de ancho y carecen de barandas. Cuando la distancia entre
ambas orillas es demasiado grande para cubrirla con palos, se utilizan entonces,
en lugar de ellos, fuertes sogas de cuero de buey. Los puentes son muy peligrosos
ya que los caballos suelen caer al tropezar en las ramas tranversales. Esto me
sucedió una vez con mi mula arriba de San Mateo y sólo logré escapar de una
segura muerte en las rocas del lecho del río, aferrándome a la montura y halando al
animal para levantarlo.
El camino de tres horas entre Viso y San Mateo se torna más y más difícil. la
garganta se sume hasta ser apenas una grieta a la que limitan a ambos lados
paredones de roca pelada de más de mil pies de altura. Estos muros se levantan en
forma veritical o sus cúspides parecen aproximarse una a otra como una bóveda
gigantesca. El camino se desliza al borde del rocoso desfiladero y lo salpican las
aguas del río; y baja, también, cubierto de piedras y escombros que la lluvia desprende
de las rocas más altas hasta el fondo de la garganta, pasando sobre las piedras
sueltas que ceden a las pisadas de los animales cargados sin ofrecer a sus cascos
un apoyo seguro. Desde arriba van cayendo piedras o grandes rocas, dando saltos
hasta la torrentosa profundidad.
Tengo un recuerdo penoso de este trecho entre Viso y San Mateo. Aquí fue que
una roca desprendida arrastró al abismo a uno de mis animales de carga y lo
sepultó en el espumoso río. Mis más importantes instrumentos ‘y artículos de viaje,
parte de mis colecciones y papeles Y que sentí como una pérdida irreparable un
diario llevado mínucioamente durante catorce meses, se perdieron en las
embravecidas aguas. Dos días después del accidente, el animal fue encontrado a
orillas del río, cerca de Matucana, p’ero la carga había desaparecido.
Todos los años muchos animales de carga encuentran la muerte en este camino
y del trágico desenlace no se libran, también, los viajero, Cuando pasan tropas, la
caballería es la que más sufre, ya que un Mal* paso del animal lanza al jinete al
abismo. En Tambo de Viso me encontré tré con un oficial que había venido de la
cordillera con dos niños, llevan. do al menor delante de sí en la mula. Media hora
más allá de Viso, un, piedra cayó, arrastrando a este niño al río. El desconsolado
padre busca. ba en vano el cadáver de su hijo.
San Mateo es el pueblo más grande de la quebrada y se halla a 10,947 pies de
altura, en una pequeña entrada que ensancha el valle ha. cia el Norte. Aquí se dan
en abundancia pa.pas, ocas (Oxalis tuberosa), y ullucos (Tropaeolum tuberosum),
el maíz madura en mazorcas muy pequeñas. La alfalfa no crece muy alta pero da
una cosecha abundante. Está muy expuesta al hielo y se puede aprovechar sólo
durante los cinco meses de lluvia. Quinientos pies más arriba, a unos 11,500 de
altura sobre el nivel del mar, estas plantas de cultivo llegan al límite de altitud.

236
LETRAS Y ARTES
Los pobladores de San Mateo parecen desconocer la hospitalidad usual en los
demás indios. Son desconfiados y de mal talante con los extraños. Tan pronto un
viajero llega al pueblo, se presenta el alcalde con los regidores para pedirle el
salvoconducto. Si no lo tiene, corre peligro de ser llevado sobre un burro de carga
ante el prefecto mas cercano y aun maltrato. Cualquier papel, impreso o escrito,
con tal que tenga letras grandes, basta para esta policía local ya que ni el alcalde ni
los regidores saben leer. Una vez, cuando me pidieron el salvoconducto, no tenía en
el bolsillo otro papel que el que usaba para cargar la escopeta, y se lo entregué al
azar al regidor, quien lo desplegó con aire de importancia. Con grandes letras decía
“Lucía de Lammermoor”: era el programa de la última ópera que había sido dada
antes de mi partida de Lima. Después que el representante de la autoridad hubo
mirado detenidamente mi Por* sona y el papel, me lo devolvió con las palabras: “El
pasaporte está conforme”. Como no hay tambo en el pueblo, suele ser difícil encontrar
alojamiento dada la mala voluntad de los pobladores. Varias veces me asignaron
un hueco oscuro donde depositan los cadáveres antes de enterrarlos, sin ventana
para ventilación y fuerte olor nauseabundo. Otra vez, tuve el dudoso placer de pasar
la noche en la húmeda cárcel. Por tanto en los viajes por la quebrada hacia Lima
siempre evité pasar la noche el este pueblo. Pero, cuando iba a la cordillera
pernoctaba allí Pues San Mateo es el último punto donde crece alfalfa y los caballos
encuentran abundante forraje para el pesado camino que les espera al día siguiente.
Regresemos al lugar donde se separan los dos camino, antes de Casapalca, y
sigamos ahora el de Piedra Parada. Es algo más corto que de Antarangra pero
incomparablemente más empinado. Primero pasa delante de algunas chozas indias
en y y por la derruida hicienda San Rafael y, fuego, sube en forma abrupta,
generalmente sobre enormes piedras, hasta la cresta. A más o menos 15,200 pies
sobre el nivel del mar hay una gran roca, Piedra Parada, a la cual antes estaba
adosada una capilla cuya pared posterior era la roca misma. Aquí, antiguamente,
los obispos rezaban una misa durante los obligados viajes por us diócesis. El rayo
destruyó la capilla. No fue reconstruida. El paso de Piedra Parada está a 16,008
pies sobre el nivel del mar y casi siempre ,e presenta cubierto de nieve. Se le evita
porque es fácil extraviarse allí Esto me sucedió en marzo de 1842 cuando pasé
completamente solo por este paraje. Me encontré de pronto con un fuerte temporal
de nieve cerca de la curribre y podía ver sólo a unos cuantos pasos. Durante muchas
horas vagué por los monótonos campos de nieve y me extravié cada vez mas en la
salvaje montaña hasta abandonar toda esperanza de poder salir en mi bestia ya
debilitada de esa soledad espantosa. Sólo al atardecer descubrí una hondonada
lateral donde pude pasar la noche protegido por algunas rocas, para llegar al día
siguiente, con inenarrable esfuerzo, hasta una choza india, que por cierto quedaba
muy lejos de mi destino, donde me indicaron el camino a seguir.
También la. bajada Este del Paso de Piedra Parada es abrupta-, aunque menos
que la ladera Oeste, sí mucho más empinada que la de Huascacocha. El camino va
por crestas y terrenos pedregosos. Después de dos horas de viaje agotador, se
llega al valle de Yauli y pronto al pueblo del mismo nombre.
Yauli está a 13,100 pies de altura sobre el nivel del mar y agrupa a 150 chozas
pobres que albergan unos 1,200 a 1,400 indios, la mayoría de ellos trabajadores de
las minas.

237
EL PERÚ MINERO
La cordillera de Yauli es extraordinariamente rica en mineral de plomo con plata.
En un área de pocas millas hay más de ochocientos socavones, los cuales no son
en su mayor parte suficientemente ricos para minería económicamente provechosa.
Cuando un cajón de minera¡ (igual a sesenta cargas de llama o el mismo número de
quintales) no Produce por lo menos doce marcos (seis libras) de plata, no se trabaja
la mina que rinde este mineral.
La razón de ello está en los jornales altos y la escasez de combustíble. Este
último, en una región que carece totalmente de madera, se reduce sólo al estiércol
seco de ovejas, llamas, uanacos, etc., que se conoce con el nombre de taquia. Da
una llama muy viva e intensa, la cual es Preferida por la mayoría de los mineros a la
del carbón de piedra. El Proceso de fundición es muy sencillo. El horno consta de
dos partes: en la más pequeña está el fogón, cuyo piso se halla provisto de una
parrilla a un nivel un poco más bajo que la superficie de la segunda división, la más
grande en la cual se llena el metal. Ambos están separados Por un bajo puente de
fuego sobre el cual dan las llamas. La división más grande tiene una chimenea alta.
El mineral se echa al horno por un hueco, el cual se tapia luego. El fuego se
enciende con paja y lo mantíene (in indio, sentado día y noche delante del hueco
del horno, que casi cada segundo echa un manojo de taquia. Esto da una llama
muy pareja que baña uniformemente el mineral. Parte del plomo se volatiliza por la
chimenea, la mayor parte se va sacando de la superficie de la masa fundida con
una vara de fierro ancha, algo curva. El plomo se aprovecha sino se bota. Después
de entre veinte y treinta y seis o cuarenta horas según la cantidad y dureza del
mineral, se ha eliminado todo el plomo y queda la plata. Tan pronto se notan las
características que indican que el metal es puro, se apaga el fuego y se echa agua
a la masa fundida, la cual se saca entonces del horno formando una pieza solidificada
irre. gular (plata de piña). Apenas se ha enfriado el horno, se le vuelve a cargar.
Por imperfecto que parezca este procedimiento, es apropiado a las circunstancias.
Todas las empresas europeas empeñadas en mejorar los procedimientos de
fundición, han fracasado o quedado muy atrás en cuan. to al éxito en comparación
con los simples métodos indígenas. Los com. plicados hornos europeos son muy
caros, mientras que los nativos cons. truyen los suyos a un costo de 50 a 60 pesos
duros con la ventaja de poderlos establecer cerca de las minas y abandonarlos sin
gran Pérdida cuando éstas se agotan.
Muchos indios, en especial en Yauli y Huaipacha, se dedican a la minería en
forma muy peculiar. Van con sus mujeres y niños a la cordillera y extraen minerales
de plata, ya sea de minas abandonadas o de vetas que encuentran ellos mismos.
Después de varias semanas, cuando han juntado entre sesenta y ochenta cargas
de llama de mineral, oda la familia se va a recoger excremento de guanacos y
vicuñas en las punas. Cuando han reunido cantidad suficiente de este combustible,
alquilan un horno por doce reales o dos pesos duros y funden la plata.
Los indios, por lo general, *venden la plata a un precio más ajo que el oficial de
ocho y medio pesos duros por marco. Frecuentemente, lo dan a 5 y 6 pesos duros,
Ya que no consideran su trabajo personal, estiman como ganancia neta la que
obtienen por la venta del metal. Con el dinero se pasan algunas semanas felices
dedicados al ocio, a beber aguardiente y chicha y a mascar coca. Tan pronto se les
acaba el dinero, regresan sobriamente a la cordillera.

238
LETRAS Y ARTES
Entre los habitantes de Yauli y los trabajadores de las minas cercanas, por lo
general indios oriundos de otras provincias, hay siempre fricción, ya que estos
últimos llegan el domingo al pueblo, se emborrachan y buscan líos que nunca
acaban sin dejar un buen número de heridos y muertos.
Media hora después de Yauli hay más de veinte fuentes de agua mineral en un
área de un cuarto de milla. Varias de éstas contienen sales de sulfato de magnesia,
entre ellas el llamado Hervidero, en forma de embudo, que tiene un diámetro de diez
a doce pies en la superficie Y está en un constante hervor; la temperatura del agua
es solamente 7°C. más alta que la temperatura ambiente. Otras son termas
sulfurosas, en algunas de las cuales el termómetro sube a 899C. En varias hay
Polos cuadrangulares donde se bañan con éxito las personas que padecen de
enfermedades de la piel y males reumáticos. El agua es enfriada hasta la temperatura
deseada por medio de vertientes de agua fría. Estas pozas ,Carecen de techo, de
modo que quien no desee bañarse al aire libre expuesto a las frecuentes nevazones,
tiene que llevar una carpa. Algunos Indios pasan casi todo el día en estas termas,
cocinando carne, papas y huevos en una vertiente cercana muy caliente. El terreno
de estas fuentes termales es de pantanos, del centro de los cuales se ve hervir el
agua o salir vapor. Donde el suelo es pedregoso, parece ser hueco pues cada paso
retumba como si se pasara por sobre una bóveda. El clima en Yauli es muy riguroso.
En verano, la temperatura media, de noche, es de ocho grados centígrado bajo
cero, pero los días son calurosos; en cambio en invierno, de noche, es 1°C y, de
día, apenas 39C, ya que el cielo está constantemente cubierto de nubes que se
disuelven en nevazón. Los yaulinos están acostumbrados al clima de su pueblo. He
visto a los niños indios correr completamente desnudos por la nieve durante días
enteros y jugar en la acequia semicongelada. Durante varias senianas permanecí
en Yauli y sus alrededores y este tiempo rico en aventuras rindió interesantes frutos
para mi trabajo de naturalista.
La distancia de Yauli a Pachachaca es de dos leguas. El camino lleva por la
margen derecha del río Yauli que, en realidad, es la fuente principal del río de La
Oroya. También en esta dirección se encuentran numerosas haciendas mineras,
derruidas o abandonadas, que pertenecieron antiguamente a los portugueses y que
después de la persecución general contra gente de esta nacionalidad, cuando el
cónsul portugués fue ahorcado por la Inquisición, jamás fueron reconstruidas. Rodea
esos sucesos un misterio que probablemente nunca se desentrañará del todo. los
portugueses eran los mineros más poderosos, conocedores y afortunados del Perú,
por lo cual despertaron la envidia del virrey. Una inmigración portuguesa que en
esos tiempos tuvo lugar del Brasil a Maynas, le sirvió a éste de motivo o pretexto
para sospechar que los portugueses querían apoderarse del Perú, y entró en
combinación con la Inquisición para atacarlos. Su Cónsul fue condenado como
hereje, los demás Perseguidos y en su mayor parte muertos. Una pequeña parte
huyó a las selvas donde fueron asesinados por los indios bravos; sólo unos cuantos
lograron refugiarse en el Brasil. Muchos mineros portugueses, anticipándose al
peligro, sumergieron sus enormes tesoros en lagunas o los enterraron en lugares
aislados del altiplano. Riquezas incalculables, tanto en plata fundida como en plata
acuñada, fueron ocultadas, habiéndose encontrado sólo una mínima parte.
Los más ricos mineros fueron, así, víctimas de la codicia que, no obstante,
quedó insatisfecha. La minería en el Perú nunca ha vuelto a alcanzar alcanzar la

239
EL PERÚ MINERO
situación brillante que tuvo cuando la dirigían los portugueses. Las minas más ricas
están abandonadas o se han perdido. Los cactos Cubren SUS entradas y las ocultan
a la ansiosa búsqueda de los criollos.
El camino entre Yauli y Pachachaca es peligroso debido a los panDurante mi
estada en Yauli me despertó cierta vez a medianoche un indio que había sido enviado
a buscar auxilio por unos Misioneros amigos míos. Se habían quedado atascados
a una legua del Pueblo la noche era negra y tormentosa, Después de larga búsqueda
encontramos a eso de las dos de la mañana a los accidentados casi cubiertos por
la nieve y con gran trabajo nos fue posible sacarlos a tierra firme por medio de
lazos. El mayor, un anciano de setenta años, estaba Ya rígido.
Lo subí a mi caballo y lo llevé a Yauli. luego, logré también salvar uno de los
caballos y nos pudo seguir el misionero más joven. los dos hombres habían estado
durante cinco horas en la peligrosa situación en que los había puesto su guía,
confundidos por la nieve recién caída.
De Pachachaca a La Oroya va un valle bastante ancho, de declive imperceptible.
A media milla de Pachachaca hay un vadeo por el cual pasa un camino sobre la
cresta empinada de Yanaclara a Jauja Y otro a los valles silvestres de Huayhuay.
A mitad de camino entre Pachachaca y La Oroya está el pequeño y triste
pueblecito indio de Saco, que raras veces es visitado por viajeros ya que allí no
encuentran alimentos para las bestias y apenas para el ser humano. Un puente
natural cruza el río en este lugar. En varios pun. tos he visto tales puentes naturales
de rocas, siendo éste el único viable para caballos. La Oroya está a la margen
izquierda del río del mismo nombre, y se comunica con la margen derecha, por
donde va el camino, por medio de un gran puente de sogas. Estos puentes consisten
en cuatro sogas de cuero de res, del grosor de un brazo, unidas por algunas sogas
más delgadas del mismo material, sobre las cuales se colocan unas cuantas capas
de ramas de árboles, paja y raíces de maguey. Un cordón a cada lado, a dos o dos
pies y medio más alto que el puente, forma la baranda. En cada ribera las sogas
están aseguradas a postes o rocas. Cuando llueve mucho los puentes se alargan al
humedecerse las sogas, y hay que volver a templarlos. Siempre son más bajos al
centro que en los puntos de partida y se mecen como una hamaca cuando se les
PisaSe requiere cierta práctica y no sufrir de vértigos para cruzar sin hacerse
acompañar por uno de los indios puenteros, en especial cuando se lleva un caballo
o una mula, lo cual causa un movimiento mucho más violento. Estos animales
suelen tener espanto por los puentes colgantes Y hay algunos que se empacan,
siendo imposible hacerlos avanzar por ellos, Por lo general, se pasa por el puente
de uno en uno; la persona siguiente espera que se haya calmado el movimiento
antes de pisarlo. cuando PIasan las tropas esto causaría excesiva demora, de
modo que los soldado pasan al trote, muy juntos, por compañías. El puente se
mece entonces fuertemente pero con un movimiento regular. Las personas temerosas
son cargadas por los puenteros.
Por sólidos que sean estos puentes, no son duraderos, ya que condiciones
atmosféricas afectan las sogas hechas de cuero sin curtir. Hay que renovarlas
frecuentemente y los viajeros se ven obligado, ‘ esperar a veces varios días a orillas
del río, si no quieren hacer un rodeo de veinte a treinta leguas.
El puente de socias de La Oroya tiene unas cincuenta varas de larvara y media
de ancho. Es uno de los más grandes del Perú. El que a sobre el Apurímac, en la
240
LETRAS Y ARTES
provincia de Ayacucho, es casi el doble largo y cruza sobre un abismo mucho más
profundo.
Otra forma de puente, muy curiosa, es la conocida con el nombre que consiste
en una soga gruesa tendida de una orilla a otra huaro firmemente asida a puntas
rocosas. En esta soga está asegurada una polea y una madera mediante las
cuales se hala el yugo de un extremo a otro por la soga. La persona que utiliza el
haro es amarrada. al yugo, al que debe asirse fuerternente con ambas manos. Los
pies se cruzan por encima de la soga principal y se procura mantener la. cabeza lo
más levantada posible. Un indio en la orilla opuesta va halando el yugo con la
persona colgada debajo de él. Es la forma más incómoda e inquietante que conozco
de pasar por un río. Cuando se rompe la soga, cosa que no es rara, la persona está
irremediablemente perdida, ya que se encuentra maniatada. Si las rocas en la orilla
no son altas, la soga cede tanto que al llegar al rnedio se va arrastrando la espalda
por el agua. En la misma forma pasan los aperos de montar y la carga y el naturalista
ve ansioso cómo sus valiosas colecciones van colgadas de la insegura cuerda.
Caballos y mulas son obligados a travesar el río a nado. Muchos se ahogan, sobre
todo si están agotados por un viaje pesado y no pueden resistir a la fuerte corriente.
En algunos huaros tienen caballos que nadan delante de los otros corno guía.
Para no confiarme indefenso a la traicionera soga, he preferido, cada vez que me ha
sido posible, atravesar a nado el río junto a mi bestia, una vez que habían sido
pasados mis aperos.
En la orilla derecha, cerca del puente de La Oroya, queda un tambo bastante
limpio en el cual vive el puentero que vigila el tránsito y cobra los derechos respectivos.
Cada viajero paga dos reales por él y su bestia. En el tambo, a 11,859 pies sobre el
nivel del mar, se encuentra cebada verde, cultivada en quebradas protegidas de los
alrededores. El Pueblo está en una ladera a un cuarto de hora del puente. Se
compone de unas cincuenta chozas ruines, dispersas, habitadas por indios
paupérrimos. De aquí parten los caminos hacia varias regiones de la cordillera, los
utilizados con mayor frecuencia son: el que va por el extenso altiplano de Cachi
Cachi a Jauja, por una región monótona, ondulada; el menos largo pero mucho más
dificultoso camino a Tarma, que a tres leguas detrás de La Oroya bordea la fortaleza
incaica de Huichay; y un tercero, muy traficado, es el que va Huaypacha y de allí a
Junín y Cerro de Pasco.
Entre Saco y La Oroya se une al Yauli el río Angoyacu, que desaqua la laguna
de Chinchaycocha o Junín. Es mucho más grande que el río Yauli p’ero, a la par que
éste, pierde su nombre al llegar a La Oroya Y toma el del pueblo. Por regla general,
los ríos en el Perú llevan los nombres de los pueblos más grandes por los cuales
pasan, y muy pocos tienen un nombre propio, como el Apurímac y el Huallaga.
He mencionado los montones de piedras que se levantan en algunas crestas.
En tiempo de los Incas, los nativos que habían alcanzado con sus pesadas cargas
la cumbre de una montaña, solían parar Y ofrecer un tributo de gratitud a
Pachacámac, “la deidad vívifícante”. Lo único que encontraban en estas alturas
eran piedras, las cuales amontonaban con la exclamación de ¡Apachecta! o sea “A
aquél que da la fuerza”. Este nombre lo conservan hasta los tiempos actuales,
aunque después de la Conquista las rumas de piedras han adquirido otro significado.
Se les considera corno una especie de oráculo. Cuando un indio se aleja por un
tiempo largo de su choza dejando en ella a su mujer. levanta sobre la cresta de una
241
EL PERÚ MINERO
montaña una ruma de piedras: si la encuentra intacta a su regreso, esto significa
para él que su mujer ha sido fiel durante su ausencía, pero si por alguna casualidad
se ha derruido, el indio maltrata a la mujer a su regreso. Por mucho que ella le jure
que es inocente, el indio da más crédito a la señal de la apachecta que a todo lo
que pueda ase. verar su mujer.
Los indios consideran estas rumas como algo sagrado y jamás tocarían una
ajena. Solamente los mestizos a veces se divierten destruyendo estas marcas y
alegrándose malévolamente ante la idea que una inocente mujer será por ello
maltratada por su marido.

242
LETRAS Y ARTES

Alejandro de Humboldt.

LA SIERRA DE CAJAMARCA
Permanecimos 17 días en el caluroso valle del alto Marañón o río Amazonas.
Para trasladarse desde las orillas de este río a las playas del Mar del Sur, se
ascienden los Andes, entre Micuipampa y Cajamarca, por el sitio en el cual según
mis observaciones sobre la inclinación de la aguja imantada, atraviesa el Ecuador
magnético a esta cordillera (entre los 6°57° latitud austral Y los 80°56° de longitud).
Subiendo siempre, se llega a las célebres minas de plata de Chota, de donde se
Comienza ya a bajar entre Aroma y Huangamarca a las llanuras de la costa del
Perú, pasando por la antigua Cajamarca, teatro hace 316 años del sangriento drama
de la conquista, española. En esta región como en casi todas de la cadena de los
Andes, y en las cordilleras de México, se caracterizan de un modo muy pintoresco
los cerros más altos por afloramientos de traquita y pórfido que se alzan como
torres o en columnas. Dan estas masas a ciertos sitios de las cumbres, el aspecto
de crestas festoneadas o de redondas cúpulas; atravesaron en esta comarca una
formación de caliza que se extiende en América a distancia inmensa a, uno y otro
lado del Ecuador, y pertenece según las profundas ínvestigaciones de Leopoldo de
Buch, a la formación cretácea. Entre Huambos Y Montán, a 3,898 m.s.n.m.,
encontramos petrificaciones pelágicas (amonitos de 38 cms. de diámetro, el gran
Pecten alatus, erizos de mar, lsocardios y Exogyra polygna; en Tomependa y cerca
de Micuipamapa, la misma especie de Cyclaris. Partimos de la solitaria alquería de
Montán, a cuyo alrededor vagan los rebaños de llamas, y continuamos dirigién
donos al sur ascendiendo la pendiente orienta) de la Cordillera. Llegamos al caer la
noche a una alta llanura en la cual nos ofreció un magnífico espectáculo el cerro de
la plata de Hualgayoc, centro principal de las minas de Chota.

_________
* Tomado de Cuadros de la Naturaleza por A, de Humboldt. Traducción de Bernardo Giner, Madrid,
Imprenta Gaspar, edición 1876. Reproducido en El Perú en la obra de Alejandro de Humboldt por
Estuardo Núñez y George Petersen, Líma, Studium, 1971.
El cerro de Hualgayoc, separado del cerro calizo Cormolatsche por una quebrada
Profunda, consiste en una roca córnea atravesada por un sinnúmero de filones, que
se cruzan, estando cortado casi a pico hacía el norte y oeste. Las bocas de mina
más altas están a 469 metros sobre nivel de la galería, llamada Socavón de Espinachi.
El contorno del cerrel se halla interrumpido por la multitud de crestas y picos que
asemejan torres y pirámides, por lo cual se llama “Las Puntas” a la cima más alta.
Esta configuración forma gran contraste con la suave pendiente que su.. ¡en los
mineros atribuir a las regiones metalíferas. “Nuestro cerro, decía un rico minero con
quien descendimos a la mina, está allí derecho como sí fuese un castillo encantado”.
El cerro Hualgayoc recuerda en algún modo el efecto de los conos dolomíticos o
más bien la agrietada cresta de Monserrat en Cataluña, que tuve ocasión de visitar

243
EL PERÚ MINERO
y que después Mi hermano describió amenamente. El cerro argentífero de Hualgayoc,
además de estar puesta al descubierto por los centenares de galerías que en todo
sentido lo atraviesan, presenta también en su masa silícea grietas naturales a través
de las que puede un observador colocado al Pie de la montaña, percibir el azul del
cielo, siempre azul oscuro en estos altos parajes. El pueblo llama a tales aberturas,
las “Ventanas de Hualgayoc”. Se nos ha enseñado ventanas iguales en las grietas
que interrumpen los flancos abruptos del volcán de Pichincha, llamadas también
las “Ventanillas de Pichincha”. la singularidad del espectáculo, se aumenta aún
más con el sinnúmero de chozas y habitaciones que doquiera se muestra un pedazo
de terreno llano, se ven suspendidos como nidos de pájaros en las escarpadas
laderas del cerro. los mineros llevan la mena o minera en canastos, por senderos
estrechos y peligrosos, hasta los sitios donde se verifica la operación de la
amalgamación.
El valor de la. plata sacada de las minas en los 30 primeros años, desde 1771 a
1802, excede probablemente en mucho de 32 millones de pesos. A pesar de la
solidez de la roca cuarcítica según atestigua la presencia de galerías y excavaciones,
de fecha muy lejana, los peruanos. antes de la llegada de los españoles, habían
extraído ricas galenas argentíferas en el Cerro de la Lin y el Chupiquicayu, y de oro
en el Curimayo, donde también se encuentra, en arenisca cuarzosa, azufre nativo,
como en la Itacolumita del Brasil. Vivíamos cerca de las minas en el pequeño
pueblo de Micuipampa, edificado en el cerro a 3,620 metros sobre el nivel del mar,
en la cual que aunque no dista del Ecuador más de 6°45" se congela el agua todas
las noches, durante gran parte del año, en el interior de las habitaciones. En esta
soledad sin vegetación viven tres o cuatro millares de hombres, que necesitan traer
de los va¡¡” calientes, todos los víveres, ya que no producen mas que algunass
coles y unas lechugas excelentes por cierto. En medio de estos vastos páramos
como en todas las ciudades del Perú habitadas por mineros, el aburrimiento arrastra
a la clase más acomodada, pero que por eso no es siempre la más culta, a jugar
sin medida a los naipes o a los dados. Riquezas rápidamente adquiridas se disipan
con más rapidez aún. Todo el ambiente recuerda allí a aquel soldado de Pizarro,
que después del saqueo de los templos del Cuzco se dolía de haber perdido en una
noche, “un gran Pedazo del sol”, que así llamaban a una placa de oro.
Observé el termómetro en Micuípampa; empezaba hacia las 8 de mañana a
señalar un centígrado y llegaba a 109 centígrados. Hallamos entre una yerba espesa,
llamada “ichu”, que es acaso nuestra Stipa eriostachya, una hermosa Calceolaria
(Calceolaria sibthorpioides), que no hubiéramos Presumido encontrar a semejante
altura.
Cerca de Micuipampa en una planicie elevada, llamada Llanos o arripa de Navar,
se encontraron, en una extensión de un cuarto de legua cuadrada aproximadamente,
masas enormes de plata roja, antimonial e hijos de plata nativa, a manera de
remolinos, clavos y vetas manteadas, Inmediatamente debajo del césped, y como
si formaran cuerpo debajo las raíces de las qramíneas alpestres. Otro páramo situado
al oeste con del Purgatorio, cerca de la quebrada de Chiquera, es denominada
Choropampa . (11), el campo de las conchas. Este nombre se refiere a la existencia
de fósiles en la formación cretácea que en efecto, son tan abundantes en esta
región que han llamado desde antiguo la atención de los indígenas. Háse recogido
en Choropampa, casi en la superficie de la tierra un rico tesoro de oro nativo,

244
LETRAS Y ARTES
recubierto de hilos de plata. Tal afloramiento demuestra la independencia de
numerosos filones metalíferos que han ascendido del interior de la tierra a través de
fracturas de las rocas encajonantes, y de la edad relitiva de las formaciones que
atraviesan.
Las rocas del cerro de Hualqayoc y de Fuentestiana encierran gran cantidad de
agua; pero en el Purqatorio reina por el contrario una sequía absoluta. Me extrañó
mucho el hallar que, a pesar de la gran elevación de estos estratos sobre el nivel del
mar, la temperatura en los Pozos de mina llegaba a 10.9 centígrados, mientras
cerca de allí en la mina Guadalupe, tenía el agua en la mina 10 centígrados
aproximadamente. Como por otra parte el termómetro al aire libre subió a sólo 0.6
centígrados, los mineros que realizan los rudos trabajos en las minas sin vestidos,
califican de sofocante el calor subterráneo del Purgatorio.
El camino estrecho que conduce de Micuipampa a la antigua ciudad de los
Incas, Cajamarca es difícil hasta para los mulos. El nombre de Cajamarca era,
primitivamente, Cassamarca o Kazamarca, esto es, ciudad de las heladas. La palabra
marca en el significado de localidad Pertenece al dialecto del norte, al Chínchaysuyo
o Chinchasuyo; mientras que en la verdadera lengua quíchua significa una casa,
expresa también Protector o garante. Durante 5 ó 6 horas, el camino nos condujo
por una serie de páramos, donde uno está frecuentemente expuesto a tempes
________
(11) Véase mi Ensayo geonótico acerca del yacimiento de las rocas (Essai géognostique que sur le
gisement des roches, 1823, p. 236), y relativamente a la primera dieterminación zoológica de los
fósiles que contiene la antigua formación cretácea de los Andes, la obra de Leopoldo de Buch:
Petrificaciones recogidas en América por Alej de Humboldt y Ch. Degenhardt (Petrifications
recueilles en América, etc) 1839 en fol. ps. 2, 3, 5, 7, 9, 11 y 18 - 22) Pentlandt ha encontrado
conchas petrifitades violentas y a granizadas de partículas angulosas, que es tan ea. racterístico
en las alturas de los Andes. Mantiénese el camino casi constantemente a una altura de 2,700 a
3,000 metros. Este trayecto dióme ocasión para una observación magnética de interés general
para la cien. cia. Pude determinar el punto en que la inclinación de la aguja imantada pasa del
norte al sur, o sea el lugar en que viajero atraviesa al Ecuador magnético. (12).
Llegando a la última de estas soledades, al páramo de Yanaguanga, es ameno
el espectáculo que seduce y encanta la vista al mirar el fértil valle de Cajamarca que
atravesado por un arroyo, constituye una planicie oval de 12 a 15 leguas cuadradas,
semejante a la de Bogotá, ue como ella, probablemente era en otro tiempo el lecho
de un lago antiguo. Sólo faltaría aquí el mito del taumaturgo Botschica o ldacanzas,
gran sacerdote de Iraca, que dio a las aguas salida a través de las peñas de
Tequendama. Está situada la ciudad de Cajamarca 200 m. más alto que Santa Fe
de Bogotá y por tanto casi a igual altura que Ouito, pero abrigada por los cerros que
la rodean, ofrece un clima más agradable y be. nigno. El suelo, de fertilidad
maravillosa, se ve cubierto d e campos cul. tivados y de jardines que atraviesan
alamedas de Sauces, de variedades de Daturas, de grandes flores rojas, blancas y
amarillas, de mimosas y hermosos árboles de Quinuar descritos con el nombre de
Polylepis villosa; una Rosácea además Alchemilla y la Sanguisorba. El trigo da por
término medio en la pampa de Cajamarca, 15 a veces la semilla. En algunas
ocasiones, sin embargo,las heladas nocturnas producidas por la irradiación del
calor hacia un cielo sereno en las capas secas y enrarecidas de la atmósfera alto
andina y que los habitantes no llegan a sentir en sus casas, frustran las esperanzas
de una rica cosecha.

245
EL PERÚ MINERO
Pequeñas cúpulas de pórfido, (que probablemente fueron islas en otra época,
antes de vaciarse las aguas del lago), se elevan en la parte septentrional de la
llanura atravesando extensas capas de arenisca. En la cumbre de una de ellas, el
cerro de Santa Apolonia, disfrutamos de una vista encantadora.
Por este lado, la antigua residencia del Inca Atahualpa, se halla rodeada de huertas
frutales y de campos de alfalfa (Medicago sativa), regados a manera de prados. A lo
largo se divisan las columnas de humo que se desprenden de los baños calientes de
Pultamarca, llamados actualmente “Baños del lnca”. He observado que la temperatura
de estos manantiales sulfurosos es de 70 centígrados. Atahualpa pasaba una parte del
año en Pultamarca donde algunos restos de su palacio, salvados del furor de los
conquistadores, subsisten aún. El pozo grande y profundo (el Tragadero) en el cual,
según la tradición, se echó al fondo de una de las literas de oro del Inca, que nunca se
pudo encontrar después, roe pareció a juzgar por su forma regularmente redonda, que
había sido artificialmente labrado en la arenisca, sobre una de las grietas del afluente.
___________
(12) véase mi Relación histórica del Viaje a las regiones equinocciales (Relation ríque du voyage
cte.) T, III p. 622 y Kosmos, T,I. p, 191 y 432.
En la ciudad, adornada hoy por bellas iglesias, se ha conservado poco de las
fortalezas y Palacio de Atahualpa. La destrucción se aceleró por el ardor imprudente
con que los avarientos conquistadores removieron las paredes y cimientos de todas
las habitaciones, para desenterrar tesoros que suponían ocultados en su profundidad,
Estaba el palacio del ,nea construido sobre una colina de pórfido que había sido en un
principio lo cortada y ahuecada en la superficie, esto es, donde afloran los estras, de
tal suerte que la habitación principal resulta rodeada casi tos rocoso a manera de una
muralla. Encima de una parte de las ruinas se ha construído la cárcel municipal y la
“Casa de Cabildo”. Frente al convento de San Francisco, se han conservado mejor las
ruinas, aunque no llegan a más de 4 ó 5 metros de altura. Según se puede apreciar en
el domicilio del cacique consisten de sillares de 60 a 90 cms. de canto cortado con
regularidad y superpuestos sin argamasa unas de otras, del propio modo que en la
fortaleza del Cañar o Inca Pilca, en la sierra de Ouito.
Se ha labrado en la roca de pórfido un pozo, que conducía en otros tiempos a las
salas subterráneas y a una galería, o socavón que se dice comunicaba con otra
eminencia porfídica, la colina de Santa Apolonia, antes mencionada. Estas
disposiciones atestiguarían las inquietudes inspiradas por las eventualidades de
guerra, para asegurar la fuga en caso de peligro. Era también entre los peruanos
costumbre muy antigua y general la de enterrar objetos preciosos; todavía se ven
en Cajamarca, salas subterráneas debajo de muchas habitaciones particulares.
Nos enseñaron escaleras talladas en roca y lo que llaman el Iavadero de los pies
del lnca”. Tal acto de lavar los pies del Inca era un procedimiento acompañado de
ceremonias desagradables (13). Una parte de las alas del palacio que, según la
tradición servía para alojar a la servidumbre del Inca, está hecha también parcialmente
de sillería y provista de Paredes puntiagudas, otra se compone de ladrillos bien
hechos muros y obra de tapia. Presentan estos edificios huecos arqueados o nichos
cuya gran antigüedad había puesto en duda, tal vez infundadamente.
___________
(13) La operación a que estaba consagrado este lugar iba acompañada de ceremonias de muy
mal gusto. Dice Garcilaso: “El Inca nunca escupía en el suelo, en la Mano de una Señora muy
principal, por Magestad” (Coment. Reales, 2a. parte, Página 46).
246
LETRAS Y ARTES
(14) A su Pedido el Inca prisionero poco antes de su ejecución fue condu-
cido hacia Cuera para enseñarle un cometa grande. El cometa verdinegro, del gro-
sor de hombre (Garcilaso, P. 11, p. 44 dice: un cometa verdinegro poco menos
grueso que cuerpo de un hombre) que Atahualpa vio antes de su muerte, es decir
en julio o Agosto de 15 3, y tomó por el mismo cometa de mal agüero que había
aparecido a la muerte su padre, Huayna Capac, es probablemente el que Aplano
observó el 21 de julio que Ubicado cerca del Norte en la proximidad de Perseo,
parecía representar la espada que tenía en la diestra. Compárece: PINGRE:
Cométographie, T.I, p. 469; GALLE.* Verzeichnís aller bisher berechneten.
Cometenbahnen (Repertorio de todas las trayectorias de cometas calculadas has-
ta ahora) en la obra de OLBERS: Leiclrteste Methode die Bahn eines Cometen zu
berechrren (Método más fácil de calcular la trayectoria de un cometa), 1847, p. 206,
MAEDLER: Astronomie, 1846, p. 307; SOHNU» RRER: Die Chronik der Seuchen
in Verbindung mit gleichzeitigen Erscheinungen (Crónica de las epidemias y de los
fenómenos con ellas simultáneos) 1825, 2a. Parte, p. 82.
Robertson consideró dudoso el año de la muerte del Inca Huayna Capac;
pero según las investigaciones de Balboa y Velasco, parece seguro que ocurrió a
fines de 1525, con lo cual quedarían los cálculos de Hevelius (Cometographia, pági-
na 844), Y los de Pingré, (t. 1, p. 485) confirmados por el testimonio de Garcilaso
(la. parte pág. 321), y por la tradición conservada entre los amautas, “que son los
filósofos de aquella República”. Añadiré die paso una observación: Oviedo es el
único historiador que pretende, sin razón seguramente, en la continuación inédita
de su historia de las indias que el verdadero nombre del Inca no era Atahualpa, sino
Atabaliba. (Prescott, conquest of Peru, t. 1, p. 498).

Todavía se muestra en la parte principal del palacio el cuarto en donde estuvo el


desdichado Atahualpa encerrado durante nueve meses a contar desde Noviembre
de 1532 (14). Enséñase también a los viajeros la pared en que hizo una señal para
indicar la altura hasta la cual se comprometía a llenar de oro la habitación, como
precio de su rescate. Jerez en su “Historia de la Conquista del Perú”, que nos ha
conservado Barcia, Hernando Pizarro en sus cartas y otros escritores de la misma
época, dan alturas muy diferentes entre sí. El infortunado príncipe declaró que “el
oro en lingotes, planchas y vasos debería amontonarse hasta donde tocara su
mano”. Jerez da al cuarto 7 metros de longitud Y 6 de ancho. Según Garcilaso de la
Vega, que salió del Perú ya en 1560, esto es, a los 20 años de edad, los tesoros
traídos de los templos de Cuzco Huaylas, Huamachuco y Pachacamac a Cajamarca,
hasta el día fatal de 29 de Agosto de 1538, en que fue el Inca ejecutado, ascendían
a la suma de 3,838,000 ducados de oro (15).
En la capital de la prisión municipal construída como ya dije, so. bre las ruinas
del palacio de los Incas, enseñan a los crédulos eStremeciéndose los guías una
piedra teñida por una “mancha de sangre indeleble”. Se trata de una losa, muy
delgada y de 4 metros de longitud, colo. cada delante del altar que se ha extraído
probablemente de las masas de pórfido o traquita que abundan en los alrededores.
No se permite tocarla para examinarla. Las tres o cuatro manchas a que se atribuye
este origen, parecen ser agregaciones de anfibol o de piroxeno formadas naturalmente

247
EL PERÚ MINERO
en la piedra. El licenciado Fernando Montesinos, aún habiendo visitado el Perú
apenas 100 años después de la toma de Cajamarca, propaga ya tal fábula y cuenta
que Atahualpa fue decapitado en
___________
(15) La suma que indico es la apuntada por Garcilaso de la Vega en sus taríos reales de los Incas.
Parte 11, 1722, p. 27 y 57. Las evaluaciones del padre Valera y de Gómara en la Historia de las
Indias 1553, difieren mucho. Es tambien muy difícil la determinación del valor del Ducado, Caste-
llano o Peso de Oro. El íngenioso historiador Prescott ha podido utilizar un manuscrito que lleva
corno título pro- metedor: “Acta de Repartición del Rescate de Atahualpa”. Es de creer que el
botin en la extraordinaria suma de tres millones y medio de libras esterlinas el botin los hermanos
Pizarro y Almagro se repartieron, comprende Prescott en tal cifra el del rescate, como también
el de los diversos templos del sol y jardines encantados (“Huertas del Inca, Conquest of Peru,
Vol. 1 p. 464 - 477).
La prisión, y que la piedra sobre la que tuvo lugar la ejecución ha conservado
huellas de su sangre. lo cierto es, según informes de gran número de testigos
oculares, de que no cabe duda, que el Inca consintió, para no ser quemado vivo, en
dejarse bautizar bajo el nombre de Juan Atahualpa por su fanático y miserable
perseguidor, el franciscano Fray Vícente de Valverde. Agarrotado es como realmente
murió y la ejecucíón tuvo lugar públicamente a la faz del cielo. Existe además una
leyenda según la cual ha debido construirse una capilla sobre la piedra en que fue
el Inca agarrotado, y que el cuerpo del Inca yacía debajo de dicha piedra. Esta
tradición no se preocupa en modo alguno de explicar las pretendidas manchas de
sangre. Pero el cadáver no ha reposado nunca debajo de dicha loza. Después de
una misa de difuntos y de solemnes funerales a que los dos Pizarro asistieron en
traje de duelo, fue llevado el cadáver al cementerio del Convento de San Francisco,
y más tarde a Ouito, donde Atahualpa había nacido. Tenía expresado, en efecto, en
el momento de su muerte, de una manera formal, el deseo de que sus restos
fuesen trasladados a Quito. Por razones políticas su enemigo personal, el artificioso
Rumiñavi, es decir—elhombre del ojo de piedra”, (de rumi, piedra y ñavi, ojo) así
llamado por tener uno de los ojos desfigurado por una verruga, le hizo en Quito
magníficas exequias.
Entre las tristes ruinas que recuerdan el, esplendor desaparecido del pasado de
Cajamarca, habitan aún algunos descendientes del último monarca, y forman hoy
la familia Astorpilco, cuyo jefe lleva el nombre de Cacique o de Curaca, en lengua
quichua. Vive esta familia en mucha pobreza; pero contenta con poco, no se queja
sino que muestra una resignación conmovedora a la desgracia que no ha merecido.
Nadie duda en Cajamarca de su descendencia de Atahualpa por la línea femenina;
sin embargo, indicios de barba revelan quizás alguna mezcla de sangre española.
Ambos hijos de Huayna Capac, un pensador algo libre para un Hijo del Sol (16)
Huáscar y Atahualpa que gobernaron antes de la llegada de los españoles, no
dejaron descendencia masculina reconocida. Huáscar, a quien tuvo prisionero
Atahualpa en los llanos de Ouipaypan, fue muerto secretamente por su orden.
Tampoco se conocieron hijos varones a los otros dos hermanos de Atahualpa, es
decir, ni al joven e insignificante Toparpa, a quien puso Pizarro en el trono de los
Incas, en el otoño de 1533, ni al más emprendedor Inca Manco Capac, coronado
también, pero que más tarde se rebeló contra los españoles. Atahualpa lo dejó un
hijo con el nombre de D. Francisco, que murió muy Joven y una hija Angelina, con
la cual Francisco Pizarro conviviendo a manera de guerrero tuvo un hijo muy amado
por él, nieto del Inca ajusticiado Además de la familia de Astorplico, a la cual traté
248
LETRAS Y ARTES
en Cajamarca, a se tenía también en la época de mi viaje, por enlazados con la
dinastia de los Incas, a los Carguaraicos y a los Títu-Buscamayta, pero la familia
Buscamayta no existe ya hoy.
_________
(16) El Inca Huayna Capac abrígaba respecto del poder del Sol, como soberano del mundo, dudas
filosóficas que le había sugerido la ausencia de este astro durante la noche, El padre Blas Valera
nos ha conservado las palabras mismas del Inca, pretcnden muchos, decía, que el sol vive y es
hacedor de todas las cosas; pero es lo cierto que el que quiere hacer bien una cosa, ha de
seguir siempre la meta que persigue pasan sin embargo muchos acontecimientos en ausencia
del sol, no es pues este astro 111 autor de todo lo creado. Cabe además que uno dude de lo que
sea un ser vivo, pues girando sin cesar no se cansa jamás. Si estuviera animado, habría de
fatigarse con nosotros , si fuera un ser libre, iría ciertamente a sitios del cielo donde no lo vemos
nunca. Es pues el sol como una res atada que siempre hace el mismo cerco; o como Una flecha,
que solo va donde se le envía, no a donde ella quiere ir” (Garcilaso: Comm Reales P. I lib. VIII cap.
8 p. 276) Esta manera de explicar el curso de un cuerpo Celeste Por la hipótesis de una cuerda
que lo tuviera sujeto, es muy notable. Huayna Capac, que murió en Quito, en 1525, siete años
antes de la llegada de los españoles, dividió su imperio entre Huáscar y Atahualpa (el nombre del
Primero quiere decir cable o cuerda, y el del otro, encierra la idea de la gallina o gallo), resulta de
aquí que Huayna Capac se servía, en vez de res atada, del término general de animal atado a una
cuerda; pero también, aún es español, el vocablo res, no se aplica sólo bestias de cuernos sino
a todos los animales domésticos. No es de este lugar el inquirir lo que el padre Valera debió haber
añadido a su propia prédica de las herejías del Inca, para desviar a los indígenas del ‘culto oficial
y dinástico, por decirlo aparte de los escrúpulos de Huayna Capac, estaba en el espíritu muy
conservador los Incas y especialmente en la política del Inca Roca, el conquistador de la
provincia de Charcas, el preservar a las clases inferiores de toda duda religiosa. Roca fundó
escuelas para las clases superiores pero dijo, “No es lícito que enseñen a los hijos los plebeyos
las ciencias, porque la gente baja no se eleve y ensoberbezca y Menoscabe la República”.
(Garcilaso la. parte, pág. 276). Tal era la constitución teocrática Imperio de los Incas; casi la
misma política que se practica en aquellos estados dionales de los Estados Unidos de Norteamerica,
donde se mantiene aún la esclavitud.
El hijo del cacique Astorplico, agradable muchacho de 17 años que me guiaba a
través de las ruinas de su casa paterna, del palacio de sus antepasados, había
poblado su imaginación de seductoras imágenes en medio de su extrema pobreza.
Figurábase una grandiosa magnifencia y tesoros de oro abandonado bajo los
escombros que íbamos Pisan. do; contaba cómo en otro tiempo uno de sus
antepasados había vendado a su mujer los ojos y después de hacerle dar mil rodeos
por caminos labrados en la peña, la había conducido a los jardines subterráneos del
Inca. La mujer vió allí árboles cubiertos de follaje de oro purísimo y delicadamente
trabajados; alli vió también una de las andas de oro de Atahualpa, objeto que tantas
veces se buscó en vano. El marido prohibió a su mujer el tocar nada, porque el
tiempo anunciado ya de muy atrás en que había de renacer el Imperio, no había
llegado aún, y cualquiera que se apropiase de algunas de aquellas obras
maravillosas, debía morir en la misma noche. Estos dorados sueños y fantasías de
aquel joven descansaban en recuerdos y tradiciones de tiempos que pasaron. El
lujo de los “Jardines o Huertas de oro- ha sido muchas veces descrito or testigos
oculares, por Cieza de León, Sarmiento, Garcilaso y todos los primeros historiadores
de la Conquista. Se hallaban estos jardines bajo el Terriplo del Sol del Cuzco, en
Cajamarca y en el precioso valle de Yucay, sitio preferido de la familia reinante. Allí,
donde los jardines de oro no estaban bajo tierra, crecían plantas vivas al lado de
plantas artificiales, entre las últimas se citan los elevados tallos y las espigas de
maíz como lo mejor imitado de la naturaleza.
La enfermiza seguridad con que afirmaba el joven Astorpílco, que bajo mis pies
y un poco a la derecha del sitio en que yo estaba, sobre o del Inca, extendía sus
249
EL PERÚ MINERO
ramas un Datura de grandes flores, un el retiro artísticamente hecho de hilos y
láminas de oro, me producía una honda pero triste emoción. Allí como donde quiera
son las ilusiones y los ensueños un consuelo felizmente imaginado, para endulzar
la desnudez Y las miserias presentes. “¿Puesto que tú y tus padres creís tan
firmemente en la existencia de tales jardines, no intentáis alguna vez, preguntaba
yo al joven Astorpilco, buscar desenterrando tesoros que tan . próximos los tenéis,
un remedio a vuestra pobreza?”. Fue tan sencilla la contestación del muchacho, y
expresaba tan bien la resignacíón tranquila, que es tino de los caracteres de su
raza, que la puse en español en mi “Diario”. “No nos da el antojo; dice mi padre que
fuese pecado. Si tuviéramos las ramas de oro, con todos sus frutos de oro, nos
aborrecerían los blancos, nuestros vecinos nos harían mal. Tenemos un pequeño
terreno y buen trigo”. No presumo desagradar a muchos de mis lectores recordando
aquí las frases y sueños dorados del joven Astorpilco.

250
LETRAS Y ARTES

Antonio Rairnondi

EL PERU *

A LA JUVENTUD PERUANA
Con la mas dulce complacencia por haber sembrado en esta hos. pitalaria tierra
el gérmen de los estudios de las ciencias naturales, que han constituido las delicias
de toda mi vida; os dedico ahora, oh jóvenes peruanos, el fruto de diez y nueve años
de continuos trabajos.
Digo mal. Para mí han sido de continuos placeres: pues á pesar de los grandes
obstáculos que ofrecen los viajes en el interior del Perú la satisfacción moral, mucho
más duradera que la fisica, me ha alimentado constantemente, infundiéndome
sobrado valor para arrostrar todo género de penalidades.
Las agradables sensaciones que se sucedían casi sin interrupcíon en el curso
de mis largas correrias, entre tantos objetos nuevos ora descubriendo una verdad,
ora presenciando los admirables fenórnenos físicos, ó contemplando los magestuosos
y sublimes cuadros que ofrece la naturaleza en este inexplorado país, han pagado
con usura todas las molestias, amarguras, peligros y privaciones que he tenido que
experimentar.
Diez y nueve años he gastado tan sólo en la primera parte de 0¡ proyecto, ó sea,
en el acopio de materiales. Si acaso me es dado pro, longar mi existencia otros
tantos años, los emplearé agradablemente en dar cima á mi trabajo, con el estudio
y publicacion de todos los objetos y datos recogidos en mis excursiones por la
República entera.
Aunque no he desperdiciado el tiempo, ni siquiera un instante, 00 creais que
haya agotado la materia: la vida de un solo individuo es corta para el estudio de tan
grande extension de territorio.
__________
* Introducciones y Cap. 1 de la Parte Prelimínar del libro del autor, El Perú, tomo I, publicado en Lima,
1874.
Os dejo todavía un vasto campo en que ejercitar la investigación. Yo, por mi
parte, me consideraré ampliamente recompensado de mis afarles , con tener la
dicha de haber dado á conocer al mundo, la geogray muchos veneros de riqueza de
un país que he adoptado por segunda patria y de haberos abierto la senda para que
vosotros, continuando los estudios saqueis a luz los inmensos caudales que yacen
aun ocultos en vuestro suelo nativo.

PROTECCION DADA A LA PRESENTE OBRA


Antes de dar principio á mi tarea, séame permitido llenar un sagrado deber, cual
es el de declarar el generoso patrocinio que se ha dispensado a la presente obra,
sin el cual hubieran sido inútiles todos mis esfuerzos para llevarla á cabo.
251
EL PERÚ MINERO
Todos los Gobiernos que se han sucedido desde 1858, ocho años después que
comencé mis estudios en el Perú, me han prestado directa ó indirectamente su
eficaz apoyo, facilitándome el desempeño de la ardua misión que voluntariamente
me había impuesto de dar á conocer el país y sus proverbiales riquezas naturales;
y lo que es mas, tres Soberanos Congresos me han honrado con resoluciones á mi
favor, votándose en 1858 la suma de dos mil pesos y en 1860 la de tres mil, para
auxiliarme en los crecidos gastos que hacia en mis dilatados viajes por el interior de
la República, y resolviendo el Congreso de 1869 que la publicación se hiciese á
expensas del Estado.
Pero estaba reservado al ilustrado gobierno del Excmo. Señor D. Manuel Pardo,
el dar la mas decidida protección á esta obra, cumpliendo con munificencia la
resolución del Soberano Congreso de 1869, por medio del espléndido Decreto del
20 de Junio de 1873.
Cuando dirijo una mirada al pasado, y veo un gran número de sabios naturalistas
que, despues de sufrir mil infortunios en los vírgenes bosques de América, han
muerto sin el consuelo de publicar el precios material que habían reunido á costa de
tantos padecimientos; me lleno de gratitud hacia el inteligente é ilustrado mandatario
que ha dado tan grand losaa interpretacion á la ya citada resolución legislativa.
Con efecto: ¿Qué se han hecho todos los trabajos emprendidos en la Nueva
Granada por el infatigable y célebre Mutis, y por el mártir de la libertad de su patria,
el inmortal Caldas? ¿Dónde están los herbarios y la bella Y numerosa coleccion de
dibujos de plantas de Méjico hecha Por Sessé y Mociño? ¿No yace todavía inédito
en el Jardin de plantas do Madrid, la mayor parte del material recogido en el Perú y
Chile por “‘célebres botánicos Ruiz y Pavon?
No basta pues, que haya hombres que dediquen su existencia al estudio de un
país es preciso tambien que haya un gobierno que sepa apreciar esta clase de
trabajos, y les conceda su poderoso valimiento para que estos no permanezcan
estériles.
Reciban aquí esta muestra de profunda gratitud todos los que de al modo han
protegido esta obra, y especialmente el ilustre manda. tario que, ordenando su
publícacion, ha dado movimiento y vida á mi inerte trabajo.

A LOS LECTORES
Al publicar hoy el resultado de diez y nueve años de un trabajo emprendido con
el exclusivo objeto de estudiar este rico cuanto poco conocido país, bajo el punto
de vista geográfico y de sus variadas Pro. ducciones naturales; seria necesario
presentar una larguisíma introduccion, donde se tratase de una multitud de cuestiones
que no Pueden hallar cabída en el cuerpo de la obra. Tales son, por ejemplo, el
móvil que me impulsó á emprender este trabajo, cómo he practicado los estudios y
con qué instrumentos, las dificultades que ofrece el país, el modo de via. jar en el
interior, etc., etc.
Mas, como muchos de los lectores, cuando ven una introduccion demasiado
extensa, no se toman la molestia de leerla; y como por otra parte, es de suma
importancia, porque da mucha luz sobre el contenido del libro, y proporciona datos
útiles á los que quieren dedicarse á estudios especiales; he creido conveniente
reunir todos aquellos datos en una Parte preliminar, la cual vendrá á ser la clave de
252
LETRAS Y ARTES
toda la obra. Ademas, para que se tenga desde ahora una idea general del Perú, he
incluido en dicha Parte preliminar una descripcion de los viajes que he emprendido
en todo el territorio de la República, lo que formará como la parte histórica de la
obra.
Debiéndose publicar mi trabajo por partes separadas, segun los diferentes ramos
que abraza (geografía, geología, míneralogía, botánica, etc., etc.), acompañaré cada
Parte, siempre que sea preciso, de una breve introduccion relativa á la materia.

PARTE PRELIMINAR
CAPITULO 1
Origen é historia de mis estudios sobre el Perú
Para manifestar la causa ó móvil que me hizo emprender los estudios que van
ahora á publícarse, séame permitido entrar en algunos rasgos biográficos de mi
persona. La historia de mi trabajo está tan intimamente ligada con la de mí vida,
que bien pudiera decir que empiezan juntas.
Nacido con una decidida inclinación inclinación á los Viajes y al estudio de las
ciencias naturales, soñé desde mí infancia con las espléndidas regiones de la zona
tórrída. Mas tarde, la lectura de varias obras de viajes tales corno las de Colon,
Cook, Bougainville, Humboldt, Dumont d’Urville etc despertaron en mí el mas vivo
deseo de conocer aquellas comarcas privilegiadas. En mi lectura seguía sobre el
mapa el itinerario recorrido r esos ilustres viajeros, y me parecía visitar con ellos las
numerosas islas de la Oceanía y los dilatados bosques de la América tropical,
presentándoseme á los ojos como en un espejo los panoramas mas hermosos y
llenos de vida que sólo ofrece la faja de nuestro globo encerrada entre los trópicos,
La exuberante y lujosa vegetacion, la infinita variedad de animales, las tribus de
salvajes que vagan errantes por aquellas sombrias florestas; todo aparecía en mi
imaginación bajo la forma de variados escenas, y acrecentaban en mí el deseo de
presenciarlas personalmente.
Todas las producciones de los trópicos tenían para mí el mas vivo interés: así,
visitaba con gran placer las colecciones de animales vivos que existen en las distintas
capitales de Europa; y si no me era dado entónces verlos en el estado de libertad
en las selvas de su patrio suelo, me entretenía en estudiar sus costumbres en el
estado de esclavitud, encerrados en una estrecha jaula de fierro.
Al ver los animales disecados de nuestros museos, daba vida con mi fantasía á
todos esos seres inanimados, me trasladaba como en un sueño á las regiones donde
habitan, y asistía á sus sangrientas luchas. Veía con horror al feroz tigre brincar á la
garganta del humilde venado, y destrozarlo en un momento con sus aceradas garras.
Veía al cóndor dominar con su magestuoso vuelo las cimas nevadas de la gigantesca
Cordillera de los Andes. Me parecía ver al asqueroso boa arrastrarse pesadamente
sobre el suelo; apostarse en la orilla de algun rio, esperando en prolongado ayuno la
llegada de algun inocente animal que viniese á apagar allí su sed; lo veía atacar á su
víctima envolviendo su cuerpo en numerosos pliegues; me parecía sentir el crujido del
esqueleto que se rompía bajo la presion ejercida por la constricción del monstruoso
reptil-, oía sus tristes gemidos; y creia ver al dócil y gracioso animal perder poco á
poco sus esbeltas formas, estirándose y alargándose su delicado cuerpo, hasta quedar
reducido á una informe masa de carne y huevos quebrantados.
253
EL PERÚ MINERO
íQué de cuadros se me presentaban interiormente, al hallarme entre tantos y
tan variados animales reunidos en las espaciosas salas de los museos! Inclinado
por mi naturaleza al estudio de las ciencias de observaOlor, he tenido siempre la
tendencia de dar cuerpo y forma á todas las Ideas que cruzan por mi mente; por
eso, relacionando las nociones de geografía é historia natural que había adquirido,
con los objetos que tenla delante de mis ojos, recorria, si no con el cuerpo al menos
con el alma, los mas recónditos lugares del globo, y pasaba horas entera en delicioso
desvarío, dejando libre vuelo á mi exaltada ímaginacion.
Lo mismo me sucedia con las plantas: soñando continuamente con las regiones
tropicales, donde la vegetacion se desarrolla con la misma actividad en todas las
épocas del año, me llenaba de tristeza viendo los árboles de mi patria perder poco
á poco sus hojas al acercarse la estacíon de invierno; y una profunda melancolía se
apoderaba de mi cuando, avanzada ya la cruda estacion, veía todos los ca m Pos
cubiertos de una blanca sábana de nieve, y los árboles con sus ramas descarnadas
y desnudas que parecían pedir al cielo los cálidos y vivificantes rayos del sol.
En esta estacion no tenla otro consuelo que refugiarme en el in. vernáculo ó
conservatorio del Jardín botánico. Allí, en medio de una verde y variada vegetación,
que hacia un verdadero contraste con la blanca nieve que cubría el terreno por fuera,
donde no se levantaba ni un solo verde arbusto para interrumpir la monotonía, á no
se algunos sombríos pinos y lúgubres cipreses, cuyo obscuro y triste follaje des.
pierta la idea de la muerte y aumenta la melancolía: allí, digo, en presencia de esa
verde y activa vegetación, casi toda indígena, de las regio. nes tropicales, á la vista
de brillantes y caprichosas flores, respirando un aire perfumado con delicados aromas,
rodeado de una atmósfera calentada artificial mente, que simulaba el ardiente clima
de la zona tórrida; mi ánimo se despertaba, mi imaignación salía de la especie de
letargo que me había producido el espectáculo de aquella naturaleza muerta y
sepultada debajo de una gruesa capa de fria nieve; y remontado en las alas de mi
espíritu, volaba hacia aquellas deseadas regiones, Y recorria las espesas y solitarias
florestas, buscando por todos lados el sitio donde moraban y crecian en plena
libertad los parientes de todos los cautivos vegetales que estaba contemplando.
Entre esa multitud de plantas reunidas en un limitado espacio don- de figuraban
los representantes del reino vegetal de los puntos Mas apartados del globo, merecian
mi particular atención, y casi diría una especie de cariño, las plantas indígenas de
la América Meridional.
Un día, estando, como de costumbre, en el conservatorio del Jardin botánico de
Milan, presencié por una rara casualidad el corte de 01 gigantesco Cactus peruvianus,
el que habiéndose levantado como un monstruoso candelabro hasta el techo del
conservatorio, recorría una gran parte de este, sostenido por medio de cordeles. La
mutilación de este patriarca de los cactus, que era una de las plantas de mi
predilección, me produjo un vago pesar, como sí hubiera sido un ser animado. Y
Sensíble, y esa extraña circunstancia hizo nacer en mí la primera simpatia hacia el
Perú, su patria: presagio sin duda de mi futuro viaje á este país.
Mas tarde, habiendo formado mi determinación de venir á rica, y realizar los
ensueños de mi infancia, empecé á pensar á qué región del Nuevo Mundo dirigiria
mis pasos.
Corno el objeto que me hacia abandonar mí patria Y emprender viaje tan dilatado,
no era la simple curiosidad de conocer las regio tropicales, sino el deseo de estudiar
254
LETRAS Y ARTES
sus producciones naturales en al, propio suelo, Pasé luego revista á todas las
partes de la América, para escoger la menos conocida, y que me proporcionase,
por consiquierite, mas abundante cosecha.
El Brasil fué el primer país que pasó por mi mente; y con efecto, este imperio por
su grande extension, es la parte de Sur-América que tiene las producciones naturales
mas variadas. Pero el Brasil ha sido ya estudiado por eminentes naturalistas, tales
como Aug. Saint-Hilaire, Martius, que publicó una importante obra sobre las
Palmeras, y Vellozo de Miranda, autor de la voluminosa Flora fluminensís.l Ademas,
en el Brasil se hace un activo comercio de objetos de historia natural; de manera
que los museos públicos y particulares de Europa, se hallan, por decirlo así, repletos
de las producciones naturales de este vasto Imperio. Por estas razones abandoné
la idea de visitarlo.
No me fijé en la República Argentina, por estar situada en gran parte fuera de la
region inter-tropical, que era la de mis afecciones, y ¡por la uniformidad de su territorio,
compuesto casi todo de grandes llanuras, llamadas pampas, donde las producciones
naturales son poco variadas.
El Uruguay no merecía mi atencion, por su pequeñez y su situacion fuera de los
trópicos.
El Paraguay, por las mismas razones, y por haber sido estudiado ya por el
célebre Azara que, sin ser naturalista, tenia un talento excepcional para las ciencias
de observacion, como lo prueban sus importantes obras sobre los Mamíferos y
Aves del Paraguay. Ademas, en aquella época vivía todavía allí el ilustre Bompland,
compañero de Humboldt en los viajes á las regiones ecuatoriales.
Chile tampoco me llamaba la atención, por no estar comprendido en la zona
tropical, y por haberse encargado de su exploracion el célebre naturalista D. Claudio
I. Gay, quien, protegido por el gobierno de aquella República, ha dado á luz la
importante obra que lleva por título Historia física y política de Chile, que fué publicada
en Paris á expensas del gobierno chileno.
Desde muchos años, otro esclarecido naturalista, el Dr. A. Phise halla á cargo
de la direccion del Museo de la capital de Chile Y continúa los estudios en ese país,
habiendo publicado ya interesantes memorias, tanto en los anales de la Universidad
de Santiago como en varios periódicos científicos europeos, y una excelente obra
sobre el desierto de Atacama, que fué publicada en Alemania igualmente á expensas
sas del gobierno de Chile.
________
* Recientemente el Dr. wavra, que acompañó al príncipe Maximiliano en su viaje al Brasil, ha
descrito y publicado muchas plantas de esta región.
Esta República es la parte de Sur-América cuyas producciones turales han sido
mejor estudiadas; pues además de los citados naturllstas que han dado á conocer
la Fauna y la Flora, tiene al afamado químico Domeyko que ha estudiado los
minerales, y el inteligente ingeniero Pissis que se ocupó de geografla y geología.
En cuanto á Bolivia, no despertaba mi interés, porque tambien ha. bía tenido su
explorador en el entusiasta naturalista Alcides d’Orbigny.
Respecto al Ecuador, Nueva Granada, Venezuela y Méjico, llena. ban algo mis
deseos por la variedad de sus producciones; pero hablan sido estudiados á fines

255
EL PERÚ MINERO
del siglo pasado por Hernandez, Mutis, Caldas, Mociño y Cessé, cuyos preciosos
materiales desgraciadamente no fue. ron publicados, existiendo en gran parte inéditos
en el Jardín botánico de Madrid. No obstante, esta region fué después teatro de los
estudios del inmortal Humboldt, cuyos importantes trabajos se hallan publicados
en numerosas obras bien conocidas de los naturalistas.
Pasando ahora al Perú, diré que ha sido explorado a fines del siglo pasado por
los célebres botánicos españoles Ruiz y Pavón, en union de otro botánico frances,
del. Dombey: pero la publicacion de los inmensos materiales que habian recogido
quedó incompleta por escasez de fondos, habiendo visto la luz tan sólo una parte
de los trabajos de estos valerosos botánicos, en la importante obra que lleva por
título Flora Peruviana et Chilensis.
Esta obra de muchísimo mérito cuando se publicó, aunque es to- davía de grande
importancia para el estudio de las plantas peruanas, tiene, como he dicho, el defecto
de ser incompleta, y además no se halla á la altura de la ciencia actual, por los
grandes adelantos que ha hecho la botánica desde aquella época.
En cuanto á la zoologia, el Perú ha sido estudiado por un inteligente naturalista
aleman, el Dr. Tschudi, quien ha dado á luz sus trabajos en la obra denominada
Fauna Peruviana: sólo es de sentirse que sea Poco conocida aquí por hallarse
escrita en idioma alemán. En esta obro se hallan descritos únicamente los animales
vertebrados, y aun de estos faltan muchísimos, porque el autor no visitó sino una
pequeña parte del Perú.
_______
1 Recientemente otros distinguidos botánicos han emprendido nuevos estudios en esos países, y
se han publicado ya algunos de sus trabajos. Así Karsten se ha ocupado pado en general de
la Flora de Colombia; Triana y Planchon estan publicando la de Nueva Granada.
Tambien el Ecuador ha seguido el movimiento científico, habiéndose publicado mamente dos
pequeños volúmenes sobre la Flora de aquella República por la laborioso botánico Jameson, y
una memoria 6 informe del inteligente botá D. Ricardo Spruce, que encierra preciosos datos
sobre la Flora de la re on cascarillas.
Respecto á las inmensas riquezas minerales de esta República, sólo se han
publicado algunas descripciones generales de los asientos minerales mas
importantes, por el Señor D. Mariano E. de Rivero.
Despues de haber pasado revista á todas las partes de Sur - America parecíó
que el Perú era el país menos conocido hasta hoy. Además su proverbial riqueza,
su variado territorio que parece reunir en sí, en los arenales de la Costa, los áridos
desiertos del Africa; en las dilatadas Punas, las monótonas estepas del Asia; en
las elevadas cumbres de la Cordillera, las frígidas regiones polares; y en los espesos
bosques de a montaña,’ la activa y lujosa vegetación tropical, me decidieron á
preferir el Perú como mi campo de exploracion y de estudio.
Hecha esta determinación, pensé preparame de antemano por dos años para
emprender con provecho mi campaña. En este tiempo era mi propósito ver todo lo
que se había hecho y publicado sobre el país que había escogido como blanco de
mis trabajos, proveerme de los libros é instrumentos necesarios, recoger cuantos
datos me fuera posible sobre la region que iba á visitar, y formar un proyecto ó plan
de estudios, á fin de facilitar el trabajo, economizar el tiempo, y hacer un estudio
mas completo.

256
LETRAS Y ARTES
Desgraciadamente los acontecimientos políticos de mi patria, en los que tomé
parte activa, decidieron de mi suerte de otro modo: pasaron los dos años en continuas
agitaciones y peligros, viéndome despues obligado a salir de mi patria sin hacer los
preparativos que había deseado.
Dejé pues las playas de Italia al principio del año 1850, y llegué en Julio del
mismo año al puerto del Callao.
Desde esta época datan mis estudios en esta bella y rica porcion de la América
tropical, que tanto deseaba ver y había recorrido con la imaginacion en mi tierna
edad.
Séame ahora permitido dar á conocer las sensaciones que experimenté despues
de mi llegada al Perú.
Apenas había puesto el pié sobre esta tierra de augustos recuerdos, cuna del
antiguo y floreciente Imperio de los Incas, y aún no había visto sino una muy pequeña
parte de la célebre ciudad de los Reyes, cuando apoderó de mí un deseo
vehemente de recorrer el campo para cono-
___________
1 En el Perú la palabra montaña no indica una elevación del terreno, sino la parte cálida Y cubierta
de bosques vírgenes, situada al otro lado de la cordillera, dándose comúnmente te en el país el
nombre de monte á cualquier lugar, cubierto de vegetación indgígena sin cultivo

Falta una hoja


que me hallé á una altura de 15,000 píés sobre el nivel del mar, al atravesar
elevada Cordillera, y en que experimenté los extraños efectos del aire enrarecido.
Al bajar al otro lado, una continua variedad de escenas se suceden Unas a otras
sin interrupción, desde la nieve eterna que corona los culminantes picos de la
Cordillera, hasta la cálida y húmeda region de la Montaña, cubierta de espesa
vegetacion. Los líquenes que cubren copio manchas las áridas peñas son
reemplazados por secas gramíneas; en seguida aparecen pequeñas matas; luego
arbustos, arbolillos y por último árbol es. Llegado ya á los ansiados bosques, ví con
gran placer las soñadas palmeras, y contemplé con admiración algunos gigantescos
y vetustos árboles, verdaderos colosos del reino vegetal.
Estimulado por la curiosidad, me interné hasta lo mas espeso del bosque, como
huyendo de las huellas del hombre, para colocarme frente á frente de ese mundo
maravilloso. Allí, rodeado de elegantes arbustos y á la sombra de coposos árboles,
que obscurecian la luz del sol, me parecia hallarme en el laboratorio de la vida
vegetal, y crela descubrir en medio de la espesura del follaje á la vírgen Naturaleza,
bajo forma humana, afanada en modelar y producir, las delicadas y hermosas plantas
que tenia á mi rededor.
Largo tiempo quedé absorto, contemplando ese enjambre de variados vegetales;
me parecia no tener ojos suficientes para verlo todo y abrazar de un solo golpe su
admirable conjunto; al mismo tiempo pasaban por mi mente los sueños de mi
niñez, y tan viva era la sensación que experimentaba, que todas las descripciones
de la vegetación tropical que había leido en Europa, me parecían un débil reflejo
comparado con la realidad.
Por fin salí de aquel estado extático, y girando la vista por todos lados, vi una

257
EL PERÚ MINERO
multitud de plantas raras y poco conocidas, que me prometian una abundante
cosecha y ancho campo á mis estudios.
Las minas de plata más valiosas en los alrededores de Puno, Y que por el
trágico destino de sus propietarios, también son bastante conoc,; das fuera del
Perú, son las del cerro de Layicacota. En la parte superior de un cerro a los lados
del Cancharani y el San José, había una laguna que según una tradición, los indios
habían represado en tiempos anti. guos para ocultar las ricas vetas de minera¡ que
allí afloraban. Se cono. cía esta pequeña laguna con el nombre de Laycacota (laguna
de las bru. jas). El maestre de campo, José Salcedo, que había trabajado con poca
suerte en la vecindad, mandó barrenar en la laguna, en 1657, y descubrió en su
fondo una rica veta metalífera con grandes cantidades de plata maciza, que pudo
ser extraída a poco costo. José Salcedo y su hermano Don Gaspar obtuvieron
grandes riquezas con el laboreo de esta mina; eran generosos con la gente de su
condición y caritativos con los pobres, pero, a pesar de todo, no gozaban de simpatía
general, ya que mucha gente sentía envidia de su suerte. Atraídos por las noticias
que se di, fundieron de los grandes hallazgos de plata, acudieron aventureros de
todas partes, y surgió una gran población; pero pronto estallaron entro los codiciosos
y pendencieros advenedizos, sangrientas querellas Y luchas tal como había ocurrido
antes, bajo circunstancias parecidas, en Potosí. José Salcedo armó a 800 hombres
de su gente, pero los puso bajo el mando del corregidor de Lampa. El Virrey Conde
de Santísteban, en 1665 envió a Paucarcolla, el pueblo más importante de la provincia,
como Gobernador a Don Angel Peredo. Este, desde un principio mostró aversión a
los hermanos Salcedo, y no parece haber procedido con el 00 que su situación,
ciertamente difícil, requería; el descontento de los habitantes se manifestó ese
mismo año en graves desórdenes. En marzo del siguiente año, el pueblo de
Laycacota fue asaltado por los Partidarios de los Salcedo; su gente se componía
especialmente de andIaluór, ces y de criollos; sus adversarios eran en su mayor
parte vascos y Españoles oriundos de Burgos. En las luchas que estallaron entre
los dos bandos, pereció mucha gente, entre ella también el Gobernador Peredo.
__________
* Fragmentos del Tomo III de la obra del mismo nombre, del autor, publicados volúmenes, de 1893
a 1894, en Berlín, Alemania.
Durante estos acontecimientos había fallecido en Lima el Virrey Santlsteban, Y
la Real Audiencia, que tuvo que asumir el Gobierno hasta llegado de un nuevo
representante de la Corona, fue incapaz de contojar los desórdenes, y también los
esfuerzos de rriedíación del obispo de Arequipa resultaron infructuosos. Gaspar
Salcedo mandó construir obras de defensa, organizó militarmente a los suyos, al
mando de oficiarlos y hasta ordenó fundir cañones. En estas circunstancias, hizo
su aparición en Paucarcolla, en junio de 1668, el nuevo Virrey, Conde de Lemos,
quien había llegado a Lima a fines del año anterior y consideró que el principal
deber de su cargo era restablecer personalmente la tranquilidad tanto tiempo
perturbada. Con este objeto, se presentó allí con un número adecuado de soldados,
y acompañado también de un Oidor de la Audiencia de Lima. Muchas de las personas
que habían intervenido en forma destacada en las luchas, fueron apresadas, y se
calcula que más die dos mil fugaron. A los presos se les siguió con rapidez una
causa y 42 de ellos fueron condenados a muerte y ejecutados, entre ellos, José
salcedo, sus empleados y amigos íntimos. Su hermano Gaspar escapó, pero más

258
LETRAS Y ARTES
tarde fue llevado a Lima y condenado a 6 años de destierro y a una multa de 12 mil
pesos. El Virrey mandó, además, arrasar y asolar la población de Laycacota, que
contaba con 3 mil casas y designó por capital de la provincia el pueblo de Puno,
dándole el título de Villa.
El arbitrario y cruel procedimiento del Conde de Lemos fue desaprobado por el
Rey. A solicitud del defensor de los hermanos Salcedo, Don Mateo Rodríguez de
Almogabar, se instituyó un Consejo de Ministros para revisar este asunto, declaró
infundado el cargo de alta traición contra los Salcedo, y dispuso que se devolvieran
a su hermano Gaspar los bienes confiscados. En 1703, el Rey Felipe V otorgó al
hijo ¡legítimo de José Salcedo el título de Marqués de Víllarica de Salcedo.
La sentencia del Virrey fue indudablemente injusta y precipitada, pero afirmar
que le habían guiado propósitos interesados, es tan infundado como inculpar a
Salcedo de actos de alta traición. Las minas de los herManos Salcedo ya no
beneficiaron a nadie, pues los socavones y galerías se llenaron de agua, de modo
que no fue posible reanudar más tarde el laboreo. El Conde de Lemos era todavía
hombre joven cuando fue nombrado Virrey del Perú; en el ejercicio de su cargo
reveló un carácter autoritario e inflexible, y desde el punto de vista religioso, era un
Católico ferviente, como deben haber habido pocos, incluso en la España de aquella
época. Especialmente grande era su devoción a los jesuitas y no le habría disgustado
que tuvieran un colegio en cada calle. Solia ayudar durante la misa, como sacristán
al Padre Castillo que en Lima gozaba de gran veneración; además, fregaba el suelo
de la capilla, limpiaba las alfombras, daba lustre a los candelabros. Se confesaba
todos los días, oía misa dos veces, y cada noche rezaba a coro todo el rosario Con
¡Os miembros de su familia. Introdujo la costumbre de arrodillarse en las calles,
cuando, en la mañana el repique de las campanas anunciaban la elevación del Santísimo
en la Catedral, así como también hacer tocar las campanas a las nueve de la noche
por aquellos que se encontraban en pecado mortal. Hizo celebrar 30 misas por cada
uno, de los 42 hombres condenados por él en Laycacota, o sea 1,260 misas
en total. Después de haber gobernado 5 años, falleció de una grave enfermedad. Ya
moribundo, dispuso que las festividades en honor a la Purísima o Concepción que
estaban celebrándose, no se interrumpieran en el momentos de su fallecimiento. Los
jesuitas realizaron en homenaje a Su protector los funerales más pomposos que se
había visto en Lima; la gran Iglesia de la Compañía de Jesús estaba enlutada con
tafetanes negros y con la capilla mayor, de arriba a bajo cubierta con pesados brocados,
mientras que el ataúd descansaba sobre un catafalco de plata.

259
EL PERÚ MINERO

José de la Riva Agüero

IMPRESIONES FINALES
Las riquezas de las minas, encomiendas y corregimientos, y la unidad territorial
del virreinato íntegro todavía, contrapesaron en favor de la Sierra, durante los siglos
XVI y XVII, la preeminencia de Lima y las ventajas que iban adquiriendo los llanos
costeños. Mas al cabo, la despoblación indígena, la afluencia creciente de los
blancos a la Capital, la separación del Alto Perú; y luego las reformas aduaneras de
la República, la decadencia de los viejos asientos mineros, la valía del guano de las
islas, la navegación a vapor, fueron destruyendo el equilibrio. A mediados del siglo
XIX, Arequipa con el Sur disputaba aún a Lima la real dirección política. Pero al
concluir el siglo, las fuerzas de la cultura y de la economía nacional se hallan
concentradas en la Costa. Casi toda la actividad pública y literaria se reducen a
Lima. las haciendas litorales, azucareras y algodoneras, componen lo mejor del
patrimonio peruano. Con el nuevo auge de las minas y la penetración de los
ferrocarriles, se inicia ahora la reanimación de la Sierra, indispensable para la grandeza
patria. Los valles de la Costa son a la verdad apacibles y cómodos, muy propios
para la civilización y el refinamiento pero muy cortos y limitados; la irrigación, hasta
emprendida en la más audaz escala, no puede multiplicarlos indefinidamente; y el
Perú, con toda evidencía, necesita base más extensa y sólida. La delgada franja de
la Costa, entrecortada por desiertos, es tan exigua que en porvenir remoto pero
Indudable no continuará llevando sobre sí, como hoy sucede, el mayor Peso de la
nación. Cierto que el Perú dispone de una magnífica reserva: de una buena porción
de la Montaña feracísima, de las selvas prodigiosas que, andando el tiempo,
compensarán con creces la pobreza agrícola de la Costa y Sierra. Si no seguimos
neciamente enajenando y renunciando gruesos pedazos de nuestra hijuela
amazónica, no será imposible, mediante ella, que nuestros sucesores alcancen, a
pesar de todo, lugar preferente en la América Meridional. Mas la población y
explotación metódicas de la Montaña son obras dificilísimas, gigantescas, que tal
vez demanden varias centenas de años-, y entretanto la Sierra, asiento do la gran
mayoría de los habitantes, cuna de la nacionalidad, necesa-
____________
* Tomando del líbro del autor Paisajes Peruanos, Lima, Imprenta Santa María, 1951
ria columna vertebral de su vida, tronco del que parten las dos cas de tierras
cálidas, tiene que ser, por toda especie de razones gráficas e históricas, la región
principal del Perú. Su actual abatimiento significa llanamente la atrofia de los órganos
centrales del país, En lo económico es hoy ante todo minera, lo que equivale a decir
que a apro. vechan y utilizan los extranjeros. Hay que esforzarse por restaurar su,
cultivos en el grado de prosperidad a que los llevaron los Incas, Y del que en la
época española no decayeron tan completamente como s, cree. Su naturaleza la
dispone, por sus zonas templadas y frías, a Ser proveedora de granos y productos
pastoriles en la nación cuyo núcleo duradero constituye. Sin la mejora e incremento
260
LETRAS Y ARTES
de la agricultura serrana, jamás habrá, material ni moralmente patria vigorosa. Estriba
en esto lo más del problema indígena que es el esencial problema peruano,
La población rústica es en efecto dondequiera, la carne y el músculo de los
estados: y en la Sierra del Perú, el campesino es y ha de ser siempre el indio. Los
colonos extranjeros, allí de costosísimo arraigo, servirían a lo surno, en ciertas
comarcas privilegiadas, de estímulos y modelos para la restante producción; pero a
nadie que esté en su sano juicio se le ocurrirá de seguro desalojar y expulsar al
cultivador indio de las elevadísimas altiplanicies y breñosidades, a las que está
perfecta y secularmente adaptado, para substituirlo por emigrantes europeos, que
no vendrían en bastante número y que desertarían muy pronto ese suelo ingrato. El
agricultor quechua no es el cazador piel-roja o pampa; y no hay analogía alguna
entre los territorios y los consiguientes destinos de tan contrarias sociedades. la
raza. indígena, muy al revés de tendera extinguirse, aumenta desde fines del siglo
XVIII, a pesar de los destrozos del alcoholismo, de las pestes y de la gran propiedad,
y excede en mucho a la raza blanca pura; y la acción del mestizaje en la Sierra es
C831 ilusoria, porque el cholo o mestizo serrano tiene a menudo tres cuartos y aun
siete octavos de sangre india. En tal situación, la suerte del Perú es inseparable de
la del indio: se hunde o se redime con él, pero 0 10 es dado abandonarlo sin
suicidarse.
Si existe una verdad comprobada por la Historia, es la de que las razas humanas
no poseen cualidades psicológicas inmutables, Sino a lo más propensiones, de
diversísimos resultados según las circunstoncias. Sus condiciones morales varían
de continuo, y así decaen como Se regeneran. La raza india, nuestra compañera
indisoluble, es de genio dócil, ordenado y perseverante. No es inepta radicalmente,
ni mucho menos, para las primordiales funciones colectivas de trabajo y defensa;
pues, a pesar de su degradación presente, hay que reconocerle do nobles vocaciones:
la agrícola y la militar.
Labradores tenacísimos, apegados a sus terruños abruptos dos de sus andenes
estrechos y sus empinadas laderas, los indios benefician campos tan pobres que
cualquier otra gente descuidaría; mayor dicha para ellos es cultivar sus propias
chacras. Si el rendimiento no es adecuado a sus afanes, la desproporción se debe
a su ignorancia
y miseria profundas, que les impiden estimar y emplear los inventos mo1 a la
escasez de mercados, por falta de caminos y leyes protectoras a la mala distribución
de la propiedad, por los latifundios y los os en el régimen interno de las comunidades
y partición de sus lotes y en particular, al desánimo que han de acarrear
necesariamente la exacciones seculares, a la reconocida inferioridad económica
del peón defraudado Y la tarea servíl.
Sus aptitudes militares no son de desdeñar tampoco: soldados sobrios, sufridos,
de increíble resistencia para las marchas más ágiles penosas, en extremo obedientes
y disciplinables, de iniciativa nula pero muy buenos para acciones de conjunto, de
frío valor fatalista. Si en las camapañas que sustentaron con su sangre, no llegaron
los indios a formarse conciencia clara de las causas que servían, ni a diferenciar las
contiendas civiles de las guerras nacionales, culpa fué de nuestras clases directoras,
que no supieron infundirles, con la instrucción y la dignidad el concepto de patria. Si
carecen hoy de espontaneidad para el servicios y de empuje bélico, es que en

261
EL PERÚ MINERO
ellos, lo propio que en los mestizos y criollos blancos, el orgullo patriótico está
dormido; suprema causa de nuestra mengua.
Entre las restantes facultades para la civilización, los indígenas peruanos no
están desprovistos por cierto de disposiciones poéticas, prenda infalible de la
personalidad duradera de una raza, a pesar de todas las vicisitudes de la Historia.
los campesinos quechuas, no obstante su barbarie e insondable abyección,
conservan hasta el día una interesante literatura popular, un folklore rico y en extremo
característico, sistematicamente menospreciado y olvidado por la frivolidad y la
insipidez cosmopolita de nuestros pseudocultos. Son cantares pastoríles (bayitis)
y tristes amatorios (barabuis) de íntima y dolorida ternura, de ingenuidad infantil, de
idílica rustiquez, a la par frescos y melancólicos como un paisaje de madrugada
andino. Composiciones sencillísimas, instintiva creación de pobres indios o de
mestizos casi tan ilustrados COMO ellos, estas canciones serranas sorprenden
generalmente por una finura de afectos y una castidad de dicción admirables en
sociedad tan ruda y grosera, y embelesan por el delicado sentimiento de las bellezas
naturales que de continuo las inspira. Los candorosos versos Comparan el talle de
las doncellas al cimbrarse de los maizales, y las rosadas mejillas de sus rostros
morenos a la encarnada y dorada dulzura do las manzanas (Cantos de Huánuco).
La égloga se bosqueja con plástica y luminosa simplicidad, mas en el fondo apuntan
con frecuencia signos sombríos, malos agüeros, conformes a la aciaga fantasía
aborígen: la Pastora adolescente apacienta alegre su rebaño de ovejas y cabras,
que trepan hacia una verde loma, sobre la cual revuelan acechando, en el aire puro,
halcones y cóndores; y los zagales broncíneos se apoyan en las pétreas canchas
de los apriscos, por cuyas rendijas musgosas asoman husmeando los zorros
rapaces. En el horizonte despejdo, soplan vientos precursores de tempestad y
granizo (Cantos de Chupaca). árboles de las quebradas cobijan a la pareja de amantes,
y la estrella, del amanecer luce piadosa sobre las quejas melódicas del desde-nado
Un cantar de Ayacucho celebra la corriente fecundadora de las anchas acequias
que han de cubrir el valle de sembrados y frutos, y anima a los labradores de la
comunidad en las regocijadas tareas de romper y apisonar la tierra. Invocan varias
copias al río de Jauja, o al poderoso Apurímac que gira y ondula entre aldeas y
caseríos; o encarecen, sobre las lozanas praderas (huayllapampas), la blancura de
los ganados , que co paran con las cimas de nieve, y a los que engalanan con
cintas multi: colores y con orejeras y borlas entretejidas (El (El Huaccataqui). Uno
de los yaraviés más antiguos y de eufonía más suave, que comienza:
_____________
103Consultese para todo esto el folleto bilingüe Azucenas Quechuas (Tarmap Pacha-Huaray) que
en 1905 publicó en Tarma el malogrado folklorista A, Vienrich, colector muy útil aunque no muy
seguro.

Purum pampapi pisccucunata: A la llanura solitaria,


íbamos los dos a oir el trinar de los pájaros;
hace recordar el principio de una conocida balada alemana. la fúnebre lamentación
de la huérfana (Ayataqui), los tan musicales coros elegía. cos del Ollantay, y el
Huancascca cuzqueño, que se diría inspirado en el Valmiki indostánico y sus eslocas,
son acabadas muestras de la tristeza sollozante y desolada a que tanto se inclinan
los americanos autóctonos. Corresponde a este lúgubre tono, predominante en

262
LETRAS Y ARTES
...104 otras copias invocan al poderoso río Apurímaj, que gira y ondula entre aldeas
y caseríos:
Llajtan, llajtan múlluy
Apu huarpa mayu; ...
______________
104Perdida la última página del manucristo de los Paisajes Anidnos, se ha para completar la exége-
sis de la poesía quechua de Riva - Aguero, el texto de una glosa sobre el mismo tema, iniciada
en este trozo, que aparece en otra obra Riva-Aguero y sigue, casi puntualmente, la misma
dirección que el final trunco de los Paisajes. Riva-Aguero desglosó seguramente dicho
trozo, del final de libro de viajes, para incorporarlo en 1921 en la Introducción a su libro o
Histórico y Artístico, sobre el alma quechua. La temática y la actitud espiritual y hasta muchas
frases, son las mismas.
o comparan el talle de las doncellas al cimbrase de los maizales. En estos
rústicos versos, la égloga se bosqueja con plástica y luminosa simplicidad. Mas en
el fondo apuntan signos sombríos, malos agueros, conformes a la patética fantasía
india. La pastora adolescente apacienta ta el rebaño en una verde loma, sobre la
cual revuelna, acechando, 60 el aire sereno, halcones y cóndores; y los zagales
broncíneos se apoyan en las pétreas canchas de los apriscos, por cuyas rendijas
musgosas asoman husmeando los zorros rapaces (Cantos de Chupaca), En el
horizonte despejado, soplan vientos precursores de tempestad y granizo. e
arbustos d las quebradas cobijan a la pareja de amantes; y la estrella al amanecer
luce trémula y pía sobre los ayes melódicos del desde. (Cantos de Huancayo y
Ayacucho).
La misma suavidad lírica, la misma incomparable mansedumbre, mezclada a
ratos con intenciones satíricas y burlas, caracterizan las fá bulas y consejas en
prosa. En ellas, no sólo hablan los animales, sino los árboles, las cuevas y los
cerros: toda la Naturaleza se anima y personalíza. En su intuitiva inocencia, el
quechua concibió la fraternidad del Universo. Las aguas sagradas de los manantiales
(puquios) infunden el cariño y el olvido. Las rocas y las pampas se conduelen de los
desgraciados. y las clementes y misteriosas palabras con que dialogan, sólo pueden
y oirse en sueños. El venado, que huye anhelante por los riscos, fué ap rico cruel,
transformado en animal medroso y siempre perseguido, porque despreciaba a su
hermano pobre. En las nubes multiformes que encubren las cimas, ven los genios
benéficos de los Andes; y en las aislaladas peñas que se elevan entre los pajonales,
pastores petrificados en castigo de sus faltas. En las noches de luna nueva, por las
lejanías lucientes a bajo las recortados sombras del arbolado escaso, dicen que
recorre los campos, en compañía de un buitre y de un puma, una joven hermísima
y atribulada, hija de un cacique, a la que raptó el Diablo. En las grutas tenebrosas,
creen que duermen tranquilos con sus tesoros los curacas de la Conquista, que no
quisieron sobrevivir a sus legítimos soberanos.
Abundaron en la mitología peruana las invenciones solemnes o graciosas.
Huiracocha, el dios creador y civilizador, desaparece andando sobre un manto en
las olas del mar, y profetiza que por el mar ven. drán los misteriosos hombres
pálidos a poner término al poderío indígena. El dios Con, a quien de ordinario se
confunde con Huiracocha o Pachacámaj, sopló a manera de un viento fuerte, al
principio del Mundo, Y erigió las cordilleras y allanó los valles. La lluvia se debe al
cántaro de una doncella celeste, quebrado por su travieso hermano. El oro y la son
las lágrimas del Sol y de la Luna. El planeta Venus es el paje favorito del Sol, de

263
EL PERÚ MINERO
tremenda cabellera. Un zorro se enamoró de la diosa Luna, Y las huellas de aquellos
brazos son las manchas de su vestido blanco- La Vía Láctea es un río de luz, origen
de los mares y las fuentes; y 10 constelación de la Cruz del Sur, el puente o la
escalera de los clelos, Los grandes nevados se llaman “ancianos” (Machu) o “dorados
y sante*” (Corihuillca); y los volcanes “aureolados” (Chimpu). En los reflejos do las
nieves perpetuas e inviolables del Coropuna, figuraron fantásticos palacios.
Las tradiciones de Huarochiri hablan de los amores de los cerros, te miran al
través de los nublados invernales, y por encima de los hondos barrancos y el
dentellado hacinamiento de las cadenas menores.
Cierto semicírculo de peñolerías que hay en esa región, es para las abusiones
de los indígenas la asamblea de los huaris o dioses tutelar., Cuentan que ante ellos
se presentó una antigua deidad acompañada de su hija, disfrazadas ambas de
mendigas. Los huaris las desconocieron y arrojaron ignominiosamente. La ultrajada
deidad cargó a su hija y se dirigíó a la Costa. Entonces los genios sus parientes,
arrepentidos, quisieron detenerlas; pero no pudieron ya alcanzarlas, ni impedir con
sus Clamores que se precipitaran en el océano, donde se convirtieron en los islote,
blanqueados por la espuma frente a los templos de Pachacárnacj. En la misma
provincia refieren que el nevado de Pariajaja, pródigo en lluvias se enamoró de otra
altura, la cual es seca y estéril, pero encierra en sus piedras partículas de oro.
Soberbia con su riqueza, la montaña desechó el cántaro de agua que, como don
amoroso, le enviaba el Pariajala, y se quedó árida y triste. El cántaro, rechazado
con violencia, fué rodando quebrada abajo, entre los demás cerros calvos; y
rompiéndose en el lo. zano prado que ahora se llama de Buenavista, produjo el
vertedero que fertiliza la parte inferior del valle. Como estas amables leyendas,
recogidas de labios de naturales de aquellas comarcas, traen muchísimas otras el
libro del cura Avila y el del jesuita Arriaga, ambos del siglo XVII. Ha. bría que
compararlas (para apreciar cabalmente las diferencias entre las razas americanas)
con los adustos cuentos araucanos de monstruos y aparecidos, sus héroes
cuchilleros o langemtuves, sus crueles anchimallen o duendes, sus huytranalhues
cuyo aspecto es mortal y se, alimentan de sangre humana, las vaticinadoras de
terremotos, los viajes a la lóbrega mansión de los difuntos, y el alado caballo de
fuego (cherruve que cruza tronando los aires para anunciar la muerte de los caciques;
rasgo este último de magnífica y sombría belleza, que no disonaría en una saga
germánica. 105
En cambio, la oración incaica a Huiracocha, recordada ¡por los Padres dres
Molina y Cobo tiene la vibrante sublimidad de un salmo hebreo Mundo “¡Oh Hacedor
Incomparable, que estás en los términos del mundo, ;Y creaste a los hombres; -
¿dónde te ocultas? - ¿Por ventura en lo alto del Cielo, o en los abismos de la Tierra,
o en los nublados de las tempestades”» La invocación a la Pachamama es de un
delicioso panteismo: «Madre Tierra, larga y anchurosa, que traes a los hombres en
tus zos... ». A las cavernas, que eran los sepulcros de la Sierra, le cían: “He de
dormir en tus senos; Dame sueños apacibles.”..
___________
105Vid. Psicología del pueblo araucano, por Tomás Guevara (Santiago de Chile, 1908) págs. 325,
326, 336, 344 y sgts.

264
LETRAS Y ARTES

Luis Alayza Y Paz Soldán

LA OROYA
Se inicia el frío. Estamos cerca de Casapalca y en breve cruzamos, como una
saeta, frente a la Fundición de Backus y Johnston. El frío arrecia. Comenzamos a
sentir que el pecho se dilata como reventando el chaleco. Efecto del aire enrarecido
en las alturas. Estamos a 4,165 metros de altura. ¿Nos atacará el soroche?
Ahora hacia Morococha. Ese pedazo siberiano de la línea. Cruzamos las alturas
de Anticona y su estación, que marca el punto más elevado del Ferrocarril Central:
4,813 metros. Está nevando. En el cielo de la Sierra no se puede fiar. Ni en sus
estaciones. En plena época seca nos abruma una nevada persistente, que enturbia
el cristal del parabrisas y penetra por la ventanilla abierta del auto, proyectándose
como alfileres de punta en mis mejillas, aunque estoy sentado al fondo del coche.
Felizmente adquirí un poncho de alpaca en San Mateo, y arrebosado con él, dejo
que me cubran las plúmulas heladas.
Bajamos a la Oroya, a 3,726 metros. Esta ciudad es doble. Hay la Parte antigua
y la población nueva, bien trazada, que iniciaron a principios de este siglo los yanquis.
Se compraron una ciudad con todas sus casas y hasta podría decirse que con sus
habitantes, como si fuese de juguete.
No visitamos la Fundición gigante de los Andes, la planta más grande de la
América del Sur, porque es de mañana, y los famosos humoS, aunque atenuados
ya, producen dolor de cabeza, picor de garganta, ardor de ojos. Y porque le tengo
tirria.
Estos humos cargados de súlfuros y arsénico, envenenaron a una Parte de la
población autóctona. A los yanquis no, porque ellos construyeron su estancia
residencia¡ a dos kilómetros, en Chulec: una quebrada donde los humos no
descienden. Asolaron los campos. Depositaron cenizas Mortíferas, como en las
plagas bíblicas, sobre las tierras. Y no estaban solos los humos, pues la Fundición
arrojaba al río aguas envenenados y escorias vítreas que semi pulverizadas por la
corriente vertían en bisturís, invisibles de puro finos. y cortaban las entrañas ganado.
______________
* Fragmentos del libro del autor del país, publicado en diez volúmenes en Lima, de 1939.1962,

En breve la región agrícola fué algo peor que un inmenso cementerio: el campo
de horror de todas las maldiciones fulminadas, sobre los desgraciados indígenas,
los animales inocentes y las pobrecitas Plantas
Pero, cuando ya asolados los campos, desaparecidos los rebaños y reducidos
los campesinos a la situación de Job, desvalorizóse enteramente la región,
adquiriéronla los de la Fundición, con un puñado de co bres. Suprimieron los humos
mediante un costoso aparato ‘ Importaron ganados. Y hoy existe una floreciente

265
EL PERÚ MINERO
industria agro-pecuaria, de propiedad yanqui. ¿Cómo se ha producido ese emporio?
Eso es cosa olvidada, de mal gusto recordarla las revistas científicas de yanquilandia
extrañan el salvajismo de los indios, que no se apasionan por las dulzuras de la
civilización ni aman a sus benefactores norteamericanos.

EL ANTIPLANO
En fin, tras una penosa ascención estamos en el Antiplano, a 4,063 metros de
altura. Las dos enormes cordilleras de los Andes -Orienta¡ Y Occidental- corren
paralelas a través de todo el continente americano, En el Perú se reúnen dos veces,
para bifurcarse nuevamente. Esos dos enormes brazos de piedra al abrazarse forman
los dos extensos antiplanos de Junín y Puno.
Aquí surge un espectáculo inesperado. Rodamos sobre una superficie casi tan
plana como la de un lago, a 90 kilómetros de velocidad er; la estepa elevadísíma.
Cúbrela un pastito pajizo y amarillento. tan duro, que no se explica cómo algunos
animales puedan aprovecharlo. Pero la naturaleza, que en ésto se muestra tan
mezquina, derrocha enormidades en cambio, en el reino de la geología. El Antiplano
es un amplisimo entes de anfiteatro bajo la bóveda infinita, con un lejano cerco de
gigantes de los Andes. Hacia el Noroeste corre la cordillera de ‘ La da”, con sus
filos en forma de dentadura de perro, cubiertos por ete nieves. Semejan en las
lejanías, minaretes, torreones, basílicas Y mezquitas. En cambio, a nuestra espalda
completan el lejano cerco.
El 6 de agosto de 1,824 los dos ejércitos: libertador y realista, el pués de haber
estado contemplándose todo un año y alistándose para el encuentro decisivo,
acometiéronse en este escenario, uno de los mas elevados del orbe, el
Antiplano de Junín, digno escabel de la lucha emancipadora de un continente. Tuvo
el encuentro la elegancia de un lance honor. Fué sólo un duelo de arma blanca entre
los centauros Bolivar los de Canterac. Ni un solo disparo ensució el ambiente.
Parecía que al ceñirse os ejércitos en legendaria justa, con los monarcas de los
Andes por testigos, emulando en caballerosidad hubiesen decidido resolver en
minutos la suerte de un mundo.
Junín representa el triunfo espiritual. La caballería española era ible. Era el dragón
que custodiaba a la virgen encadenada. Las invisibles armas enemigas
despedazábanse contra la coraza compacta y erizada de cuchillos de sus lanzas
de acero toledano. Para vencer a España era preciso Junín pues fue vencer antes el
prestigio de su invicta caballería. victoria no sobre la mole sino sobre el prestigio.
No aniquiló a un ejército- destruyó su moral y su renombre. Desde ese instante la
batalla de Ayacucho era un axioma realizable a corto plazo los centauros de Canterac
huyeron poseídos de pánico hasta las lejanías de Andahuaylas.
Ahí está la columna conmemorativa de la lucha de dos renombres, de dos
inmortalidades, de dos glorias-, la de los ¡laneros del Apure y los serranos del Perú,
comandados por Sucre y la Mar, con los hipogrifos de Canterac. Muerto el prestigio,
en breve moriría la fuerza material de los Conquistadores.

CERRO DE PASCO
Ahora descendemos a Cerro de Pasco: La Ciudad Negra.

266
LETRAS Y ARTES
Aquí todo es mina. Cada casa y cada calle está sobre un haz de vetas de cobre
o plata. En ocasiones, ahuecada la capa subterránea, ha caído toda una casa
dentro del socavón que la minó. Las callejuelas son tortuosas, mezquinas,
atormentadas. El suelo negro. Las paredes y murallas cubiertas como de polvillo de
carbón. Está lloviendo, y el cielo tiene el aspecto de una casi plana bóveda de
plomo. Reina sobre el Cerro una tristeza enorme y sin protestas. No hay un ampo
de luz en el espacio, ante el que nuestros corazones puedan sentir a Dios. Salgamos,
salgamos Pronto de aquí que el corazón se oprime, como si una mano negra lo
apretase cerrando el puño hasta ahogarlo. Salgamos que esto es el infierno, Pero
no el infierno en llamas, sino en frío. Un frío siberiano que hace hasta dudar de la
existencia del calor, como si para siempre hubiese,desaparecido del planeta. Prefiero
la puna, el antiplano, con su vegeta,ion Mezquina, sus pueblecitos diseminados en
ella, estancias y caseríos en los que se agrupan en la infinitud de la estepa unas
cuantas chocitas Circulares o elípticas de piedras superpuestas, con el agudo
cartucho cólico de paja de las techumbres. Siquiera ahí reina el sol, vivificante
divinidad de los peruanos.

267
EL PERÚ MINERO

Aurelio Miró Quesada Sosa

HUANCAVELICA *

HUANCAVELICA, 0 LA VILLA RICA DE OROPESA - HISTORIA DEL


SOMBRERO QUE SE CONVIRTIO EN MINA DE AZOGUE.-
LA CIUDAD Y EL PAISAJE
Al acercarnos a Huancavelica, el camino se va haciendo más áspero, Atrás han
quedado Mariscal Cáceres -la antigua Mejorada- con su rnovimiento encontrado de
viajeros, y Acoria, el pueblo del nombre difun. dido por la tradición religiosa de su
Cristo. Vamos siguiendo por que. bradas cada vez más estrechas, en las que corren
ríos pequeños, pero bravos. A nuestro lado muros hoscos, rocas que avanzan con
audacia, rudos picachos escabrosos. Las peñolerias nos asedian; y sólo tenemos
de trecho en trecho, la compensación de los amarillos cebadales o de los alfalfares
de un lindo color verde esmeralda.
En seguida, nuevos roqueadales, nuevos riscos. El trenn va cruzando túneles,
hundiéndose y resurgiendo en esta zona dura. A nuestra derrecha, entre cactus y
agaves, un riachuelo serpentea espumoso, mientras, asentado sobre firmes
peñascos, lo ve discurrir un puente antigua
Al cabo, el paisaje se amplía. En diversos niveles, empezarnos distinguir las
casas blancas, los aleros de tejas, los anchos campanarios de Huancavelica, o la
Villa Rica de Oropesa. Está allí, circundada por los altos cerros rojizos y agrietados
que la defienden y la aprisionan al mis, mo tiempo: el San Cristóbal, el San Jerónimo,
el Potocchi, que visto das, de la Plaza, colocado detrás de los amplios portales del
Cabildo co su cruz en lo alto, parece el genio tutelar de la ciudad.
El que no se llega a distinguir, pero continúa siempre aureolado por el doble
prestigio de la historia real y la leyenda, es el de Santa Bárbara. Cerro de una
extraordinaria riqueza en azogue, fue conocido por los españoles en la segunda
mitad del siglo XVI y desde entonces Constituyó un vivo acicate para la codicia y
para la imaginación de todo mundo. Los inmensos caudales de plata de Potosí
fueron beneficiados, el proceso de amalgamación con el azogue de este cerro, en
mediante o mismo descubrimiento hay todo un encanto de novela.
________
• Tomado del libro del autor, Costa, Sierra y Montaña, 2 vols. Lima, 1938-40
• De Costa, Sierra y Montaña
En realidad, parece demostrado que los indios no conocían la existencia ni la
aplicación industrial del azogue. Aunque este producto y el cinabrio se encuentran
¡untos en las minas, los habitantes prehispánicos de Arnérica sólo utilizaban el
cinabrio, que les servía como pintura y al que llarnaban “llimpi”. Alrededor de 1560
se descubrió el tesoro. Frandel cisco de Contreras, de San Lúcar de Barrameda, y
Enrique Garcés, portuqal, hallaron Y beneficiaron el mercurio. El indio que los
acompajaba quedó asombrado de ver sacar del meta¡ una “agua blanca”, Garcés de
268
LETRAS Y ARTES
contreras disputaron; y la lucha habría asumido caracteres más graves, si la mina
no hubiera sido pobre. Se necesitó esperar algún tiempo, para que, en 1566 según
Montesinos y en 1563 según los documentos de Mar cos Jiménez de la Espada, se
descubriera la magnífica mina de Santa Bárbara, en la forma que narra Montesinos
y que Palma matiza con algunas sabrosas adiciones.
Parece que en la procesión del Corpus Christi que se celebraba enaquella fecha
con todo boato en Huamanga, llevaba el guión Amador de Cabrera, nacido en Cuenca,
y avecindado en esa importante ciudad del Perú. Destacado como era de rigor,
tenía en la mano un amplio sombrero, adornado con un riquísimo cintillo de oro y
brillantes. Para mayor comodidad, entregó el sombrero a un paje, un indiecito hijo
del cacique Ñahuincópac, natural de Acoria y de la encomienda que Cabrera tenía.
El chiquillo, con la aglomeración, perdió el sombrero. Se produjo entonces una
intensa conmoción en Huamanga. Al día siguiente, Ñahuincópac se dirigió a la
casa de Amador de Cabrera a presentarle excusas y a ofrecerle, a cambio del
sombrero extraviado, un tesoro valioso con el que Podría comprarse cuantos cintillos
de brillantes quisiera. Cabrera fue con él; y así Ñahuincópac le llevó al cerro que se
llamó primero de Cabrera, luego de los Santos, en seguida la Descubridora y por fin
Santa Bárbara. La riqueza que se encontró fue efectivamente fabulosa. “Vino a
tener de renta (Cabrera) cada día una barra de 250 pesos”, escribe Montesinos. Su
opulencia fue tanta que le llegó a producir dificultades; hasta que en 1572 se vió
forzado a ceder la mina al Rey de España por 250,000 ducados.
Desde entonces, Huancavelica ha quedado, en las tradiciones y en la historia
como el gran centro del azogue. “La cantidad de mercurio decía en un informe el
ingeniero E. Gastelumendi- que se produjo desde 1570 hasta 1813, o sea en 243
años de extracción casi continua, fue de 1,110,235 quintales 41 libras, que equivalen
a 51,070 ton. m. 829 kilos. Desde 1813 hasta 1820 no hay datos exactos, pero se
afirma que Producía alrededor de 2,000 quintales cada año”. En 82.000,000 de
pesos añade Emilio Romero en su “Historia Económica y Financiera del Perú se
calcula el valor de lo obtenido durante la Colonia del azogue de Huancavelica, “fuera
de las explotaciones clandestinas”. Aún ahora, la riqueza potencia¡ parece enorme,
y es corriente oír cómo al restaurarse una casa o al removerse los cuarteles de
grama de la Plaza e centro mismo de la ciudad ha aparecido a flor de tierra y ante
la vista asombrada, el azogue.
Animado por estos comentarios, me dedico a pasear por la Plaza. Allí están los
edificios públicos: la Prefectura: la Municipalidad, en el local del antiguo Cabildo,
con su amplio corredor y sus soportales anchuosos. En la planta baja de la
Municipalidad se halla la Cárcel, con una vieja cadena en una columna, y contigua
a la Capilla de la Virgen de los Dolores, que ostenta, a los lados de su puerta, dos
escudos de Piedra, con la corona, el toisón de oro y las armas reales de Carlos II.
En una de las esquinas de la Plaza, hay una. severa residencia que la tradición
relaciona con la familia de Santa Teresa de Jesús. Es una casa de dos pisos, con
una hermosa escalera de piedra y una Puerta inte. rior muy noblemente tallada en
madera. ¿Habrán sido sus propietarios los descendientes de aquel Lorenzo de
Cepeda que estuvo en Lima por 1562 y que seqún refiere Mendiburu- enviaba de
aquí dinero para las fundaciones de Teresa? ¿0 se tratará de Agustín de Ahumada,
avecin. dado por largo tiempo en Quito, pero que recorrió nuestro país y parte de
Chile, preciándose de haber intervenido bajo las banderas reales en todas las
269
EL PERÚ MINERO
rebeliones del Perú? El hecho es que la tradición sigue enla. zando esta casa
elegante, con la prestancia y con el nombre de la Santa de Avila.
Continúo visitando la Plaza principal o Plaza de Armas, de esta ciudad fundada por
Francisco de Angulo el 5 de agosto de 1572, de orden dell Virrey Francisco de Toledo,
y con el nombre de Villa Rica de Oro pesa, por el Condado que al padre de Toledo
correspondía en España. Veo en la Municipalidad el escudo, consistente en un cerro
con la bola del mundo en lo alto y encima de ella todavía una Cruz. Observo la hermosa
fuente de la Plaza, con sus gruesos tazones de piedra. Me detengo ante la fachada de
la Iglesia Catedral, con su portada de piedra roja y sus dos torres blancas, cada una
con cuatro arcos para las campanas. A su la 0, un pequeño balcón con pinturas de
tema religioso, pero no muy antiguas,
En el interior de la Iglesia, erigida bajo la advocación de San Antonio, veo altares
dorados, imágenes antiguas como la de un arrogante Santiago a caballo, púlpitos y
lámparas de madera dorada, retablos OPolentos, profusión de columnas salomónicas,
puertas que dan entrada 9 subterráneos, en que la imaginación urde tesoros porque
nadie sabe hasta dónde conducen; lápidas de nombres resonantes, como la que recuerda
a la aristocrática figura de don Gaspar de la Cerda, Marqués de Távara, de tan ilustre
prosapia española. De las pinturas, lo más valioso es la colección de pequeñas cabezas
de Cristo y los Doce Apóstoles, sin excluir al mismo Judas, que están colocadas en un
altar al que hacen gyardua de dos imágenes severas de sacerdotes vestidos de negro
y con bibetes lo puntas agudas. Entre las esculturas, lo que no admite parangón es
hermosa figura del Nazareno, que sale en procesión en la Semana santos despertando
como ninguna la devoción y el amor de los fieles.
La iglesia que sique en interés es la de Santo Domingo, también con una hermosa
portada barroca en Piedra roja, y una bella puerta de madera con talladura en forma de
rombo. En el interior se conserva un curioso altar en miniatura sobre la piedra bautismal,
que se halla rodeada de pinturas. En la nave de la izquierda, circundada por finas verias
de madera, con un altar brillante y revestidas sus paredes de piedra por aplicaciones de
madera, doradas y talladas, se encuentra la opulenta capilla de los Dolores. A los
lados, hay dos retratos: uno del canónigo Don Luis Joseph de Ulloa y Frías, y otro del
Consejero de su Majestad y Gobernador de Huancavelica, don Gerónimo de Sola y
Fuente, encargado de la direccion de las minas de 1736 a 1748, cuando la Corona de
España decidió asumir el control directo y no ejercerlo, como antes, por medio del
Virrey y la Audiencia de Lima. El antiguo convento de Santo Domingo que acompanaba
a la Iglesia, ya no existe, y en su lugar se ha instaia instalado el Mercado, que se halla
enaltecido por una puerta lateral, enmarcada por dos columnas salomónicas:.
También el Hospital de San Juan de Dios se halla en el luqar de un antiguo convento,
ya supreso. Paso por él, observando la vieja cruz de piedra, cuya fiesta se celebra
anualmente el 2 de mayo. Una calle más, doblo a la izquierda y me encuentro en la
calle principal, que desemboca en una plazoleta de un sabor antiguo incomparable. Ya
conocía este lugar, por los cuadros de José Saboga¡, que me había elogiado con tan
especial y arraigada emoción la riqueza pictórica de Huancavelica. Allí están las casas
antiguas, las paredes blancas, la imagen de piedra, el pequeño balcón tallado en una
esquina; los rebaños de llamas, que salen, todas encintadas, de un portón decorado.
(Ha de haber duelo en la familia, por que el postigo está cerrado y pende un crespón
sobre la puerta). En dos de los lados de la plaza, y como contraponiéndose entre sí dos
iglesias: San Sebastián y San Francisco.
270
LETRAS Y ARTES

Erwin Schweigger

LA COSTA *
Una imponente cordillera se levanta inmediatamente ddee rás de la costa
occidental del continente americano y le imprime su sello caracte. rístico. El litoral
peruano, naturalmente, expone la misma configuración y pocos son los sitios donde
esta muralla gigantesca se aleja de la orilla del mar, dejando, de por medio, una faja
plana, más o menos ancha, inte. rrumpida sólo por colinas bajas o por las
estribaciones de la misma gran cordillera.
A cualquier observador atento por pocas veces que haya navegado a lo largo de
la costa peruana no puede habérsele escapado la diferencia que presentan las
diferentes partes del litoral. El habrá notado dos lugares donde se manifiestan
cambios profundos y se modifica el aspecto de la costa y del cielo, las condiciones
del viento y la temperatura en mar e intemperie.
Viajando de Puerto Pizarro a Arica se percibe el primer cambio después de
haber pasado el extremo W de la península de illescas, llamado Punta Aguja.
Ouedaron atrás las torres petroleras levantadas en las regio’ nes de Zorritos, Máncora
(Los Organos) y en mayor número entre Cabo Blanco y Punta Pariñas, lo
característico de la zona ribereña del extremo N del Perú cuya costa es
absolutamente árida entre Punta Sal y Punta Aguja. Pero en la costa situada al S
de Punta Aguja hay valles que se abren entre espacios desérticos y el color verde
de los cultivos luce en la costa. Se encuentran islas, unas más lejos que otras del
continente, y largas filas de aves guaneras andan en sus trajines encima del mar.
La costa ofrece este aspecto entre Pimentel y Pisco o sean unas 500 millas. A
corta distancia de dicho puerto hacia el S la península Paracas Se eleva del mar
abrupta casi perpendicularmente y al W de ella ‘ a más o menos una milla, se
encuentra la isla San Gallán. El espacio marítimo entre la isla y el continente se
denomina “El Boquerón”.
___________
* Capítulo del libro del autor, El Litoral Peruano, Lima, 1964.
Después de pasar la isla San Gallán se produce un segundo cambio, cambio,
no menos profundo que el experimentado en Punta Aguja. El cielo se despeja, el
viento aumenta su fuerza, perceptiblemente baja la temperatura del aire y la del
mar, y en lugar de valles se avista una costa árida .n cerros acantilados y escarpados.
Cuanto más al S se llega, más se .,pone la sensación de navegar a lo largo de una
muralla alta hasta llegar al Morro Sama, no muy distante de la frontera entre el Perú
y Chile y que marca algo así como un punto final de esta muralla.
Tal sería la impresión que recibe él que ha recorrido algunas veces el litoral
peruano y a quien dos lugares le habrán llamado preferenternente la atención: Punta
Aguja e Isla San Gallán, que demarcan cambios sensibles y delímitan tres Zonas
del litoral peruano profundamente distintas. Estas tres Zonas se llamarán
271
EL PERÚ MINERO
sucesivamente en nuestras exposiciones: Zona Norte (N), que abarca la ribera
peruana desde la frontera con el Ecuador hasta Punta Aguja; Zona Centro (C), que
comprende la costa situada entre Punta Aguja e Isla Gallán, y Zona Sur (S), que se
extiende desde dicha isla hasta el límite entre el Perú y Chile.

LA CONFIGURACION DE LA COSTA
Una observación más detallada del litoral nos revela que: entre Morro Sama y la
isla San Gallán la costa está formada en realidad por cerros escarpados que caen
con un declive casi vertical hacia el mar y que constituyen los restos de una cordillera
paleozóíca, llamada comúnmente “Cordillera de la Costa”, expresión que utilizaremos
también en siguientes páginas. Esta “Cordillera” es el elemento más antiguo de la
costa occidental de Sud-América cuyos restos se extienden desde el extremo S
del continente hasta el N. Rocas metamórficas y cristalinas la caracterizan e inducen
a los geólogos a determinar su origen en el paleozoico superior. la opinión chilena
(Muñoz Christi, 1950) de que las rocas de la Cordillera de la Costa incluyen restos
precámbricos no se ha Podido confirmar. Steinmann (citado según Jessen, 1943)
considera esta cordillera como “restos de masas terrestres situadas en el Sur-
Pacífico Y hundidas en el pasado geológico reciente” de la Cordillera de la Costa se
eleva con Chile todavía a una altura de 2,000 m. pero no alcanza una elevación
Mucho mayor de 1,000 m en la costa Peruana. Transgresiones del mar cubrieron
repetidas veces partes de la cordillera ya sean chilenas o sean peruanas, en diferentes
épocas geológicas, hasta el cretáceo superior. según se desprende de los mapas
paleográficos publicados por Weeks (1956) y de los más modernos confeccionados
en base de nuevos conocimientos por Harrington (1962).
El ancho de la Cordillera de la Costa es en el Perú de 20-40 km. y una faja de
terreno llano se inserta entre ella y la Cordillera de los Andes COMO sucede, por
ejemplo, entre Moliendo y Arequipa con la Pampa de la Joya.
La Cordillera de la Costa desaparece de la vista con el macizo de la Península
de Paracas a la que pertenece geológicamente la isla San Gallán. Las rocas
metamórficas, características de este complejo paleozóico se hallan, sin embargo,
muy probablemente, en algunas islas como en las islas Guañape y Macabí y, en
íntima vinculación a esta última, en el cerro de Malabrigo. Las islas que forman los
grupos de Lobos de Afuera están compuestas también por estas rocas metamórficas,
como los cerros de la Península de Illescas (Petersen, 1945, 1963). La misma
formación aparece, al N de la península en la Silla de Paita la Sierra de Amotape.
Respecto al problema de si el pequeño grupo de las islas Hormigas de Afuera
también comprende esta formación antigua, no se ha podido resolver nada aún, en
vista de la dificultad que existe para desembarcar en ellas y hacer investigaciones
geológicas.
La Cordillera de la Costa constituye así una muralla a cuyo p e re. vientan las
olas del mar; siendo pocos los sitios donde Pueden formarse terrenos planos en
reducida extensión. En varios casos las angostas playas costeras se deben al
acarreo de material de erosión que es llevado por los ríos hacia el mar, como ocurre
cerca a Camaná por acción del río Majes y a cierta distancia del Moro Chala donde
se abre una planicie de mayor anchura con campos de cultivos irrigados por el río
Lomas (Chaviña). Entre Cabo Nasca y la Península de Paracas la Cordillera de la
272
LETRAS Y ARTES
Costa continúa nuevamente como un muro sin valles cultivados que bajan hasta el
mar.
La N de la Península de Paracas falta una cadena de cerros a o largo de la
misma ribera del mar. El litoral comprendido entre Pisco Y P¡mente¡ es cortado por
valles y los ríos bajan por ellos hacia el mar su, ministrando agua de riego para los
cultivos, y las grandes carreteras que van de la costa al interior del país, suben por
estos valles.
La planicie costera entre el mar y las estribaciones de los Andes, en su mayor
parte angosta, se ensancha el N de Trujillo, o dicho más exactamente: al N del
Monte Campana (08°). Desde Arequipa hasta la latitud de Trujillo, aproximadamente,
el eje longitudinal de los Plegamientos andinos corre en dirección SSE-NNW y a
partir de 089 varía Su curso a S-N. Al mismo tiempo la línea de la costa cambia su
orientación de SSE-NNW, dirigiéndose primero hacia el NW, desde el N de, Pimentel
hacia el WNW, y va casi hacia el W en la ribera sur de la península de del illescas.
Simultáneamente con el cambio de dirección del contorno del continente y de la
dirección general de los Andes, termina delante” la costa, islas e islotes de los que
se tratará más adelante (pág. 18).
Entre Punta Aguja y Cabo Blanco la línea de la costa se delinea hacia el N.
interrumpida por el Golfo de Sechura como, además, la ensenada hacia nada de
Paita. Desde Cabo Blanco la costa va hacia el NE. es decir Cabo adentro en el
Golfo de Guayaquil. El litoral entre Punta Aguja Y parte en orto Blanco se distingue
por tres formaciones montañosas, visibles desde muy adentro en el mar y que son:
los cerros de illescas, La Silla de paita y la Sierra de Amotape. La región comprendida
entre esta última y la costa, llamada a veces “Pariñas” fue conocida ya en tiempos
anteriores a la conquista por procurar la brea. Estos macizos montañosos constituyen
junto con la antigua Cordillera de la Costa, según la visión de Steinmann (1930), un
ramal occidental de los Andes bifurcados en la región de Trujillo, llamado por él
“Chimu-Andes”. Steinmann sustentó que éstos se extienden desde el continente
hacia el WNW y que sobre .¡los se elevan por fin las islas Galápagos. Este concepto
fue descartado por Olsson (1932) interpretando de otra manera las tendencias
estructurales observadas.
En algunas partes de la costa comprendidas entre Pisco y Eten, o sea en la
Zona C, se presentan cerros y elevaciones que suben escarpadaniente desde el
mar y que no está demás mencionar en vista de las exposiciones posteriores. Del
cerro Quilmaná, que separa el valle de Asia del de Cañete, se desprende un ramal
que termina en la costa con el “Malpaso de Asia”. Al N se encuentran los macizos
que delimitan las ensenadas de Pucusana y de Chilca. Al S de Lima se levanta el
Moro Solar. En la cercanía de Chancay está el cerro escarpado la “Punta de Chancay-
y un poco al S de Huacho se destaca el grupo de elevaciones que componen el
cerro Salinas y la Punta del mismo nombre. Pasados los campos de Paramonga
se divisa el cerro “La Horca- desde la Carretera Panamericana al acercarse a “La
Fortaleza”. De aquí hacia el N casi toda la costa está acompañada por elevaciones
de las que la más alta es el cerro Mongón, que sube a más de 1000 m de altura y
cuya cúspide está cubierta casi siempre por nubes que durante el invierno se forman
encima de la costa. Entre Casma, situado inmediatamente al N del Mongón, y el
antiguo puerto de Santa varios cerros se levantan en la línea de la costa, siendo los
más altos el Monte División y el Cerro de Chímbote. Notable es el Cerro de Guañape
273
EL PERÚ MINERO
en el extremo W del valle de Virú. Pocos kilómeros al N de Salaverry se levanta el
Monte Campana, justamente al N de la antigua capital de Chan-Chan y a cuyo pie
se encuentra arrinconado el viejo puerto de Trujillo: Huanchaco. El último en esta
serie es el Cerro de Eten, inmediatamente al S del puerto del mismo nombre y al N
de la desembocadura del río Zaña.
En la Zona N hay menor número de accidentes terrestres que los Citados para
la Zona C. Aparte de la Silla de Paita, en la misma línea de la costa se sitúa la
Punta Pariñas, el lugar más occidental de toda Sudamérica Es un farallón
inmediatamente al S de Negritos y unido con el continente gracias al levantamiento
de la costa. Al N de Lobitos se destaca desde lejos sobre el tablazo el cerro “El
Alto” con una altura mayor de 300 m. A su pie está Cabo Blanco donde el contorno
del continente dobla hacia el NE. Sólo 18 millas al NE de Cabo Blanco se encuen.
tra el Monte Organos, un acantilado pintoresco modelado a manera de órgano por
erosiones producidas en tiempos pasados , quizás en el pleistoceno.

274
LETRAS Y ARTES

Friedrich Gerstacker

CERRO DE PASCO
Cerro de Pasco, situada en la meseta oriental de la cordillera, pue. de ser la
ciudad más alta del mundo, no habiéndose establecido los hom. bres a mayor
altura donde pudieran existir que aquí: 14.500 pies sobre el nivel del mar. Hay
muchos que no pueden tolerar el aire tan ralo y tan cortante, teniendo la mayor
parte de las enfermedades que se presentan en los lugares sanos, su asiento en
los órganos de la respiración y en los pulmones. los recién llegados se quejan
especialmente de dolores de cabeza y de náuseas. He tenido yo mismo esa
desagradable presión en las sienes, no habiéndome librado de ella sino cuando
retorné a tierra más baja Conservé el mejor apetito, no obstante las profecías de lo
contrario, manteniéndose mi estómago en perfectas condiciones.
Sumamente característica es la visión de Cerro, cuando se llega a la cima de la
más próxima colina, contemplándose toda la lejanía al Pie las dos lagunas que
enmarcan la ciudad. Desde allí no se puede reconocer otra cosa que los tejados de
un rojo oscuro de las tejas, tejados unidos unos a otros, así como los muros grises
de las casas hechos de adobe. A la izquierda de la ciudad, y separada de ella por
una laquna brillantísima, un edificio limpio y regular, que es el lavadero de la plato,
movido a vapor, y los depósitos redondos, alineados a cordel, en los que la tierra
molida y conteniendo plata, es pisoteada por caballos hasta convertirla en una
especie de papilla.
El conjunto está rodeado por peladas y grises montañas, en las que se ve de
vez en cuando ocupados a los trabajadores del la mina. De esta manera, Cerro está
en una verdadera caldera de rico mineral, Y hasta sus paredes están construídas
con lo más rico, de suerte que hasta I’ medio de las casas se puede encontrar las
bocaminas de antiguos socavones. la mayor parte de éstos, cualquiera que fuere
su riqueza, esta poner ahogada, no habiéndose podido reunir dinero suficiente como
para poner o instalar una maquinaria a vapor, a fin de sacarles el agua y dejarlo
libres.
__________
* Tomado del libro del autor Viaje por el Perú, Lima, 1973.
Cerro de Paseo debe a estas minas su existencia, pues los primeros trabajadores
se estableciera naturalmente muy cerca de su centro de trabajo, mientras nuevos
inmigrantes eran atraídos por los nuevos y ricos tesoros descubiertos con los que
la plaza iba agrandándose. La ricos ‘ cuenta ahora con 12 a 15 mil habitantes,
estando todas las casas Ciudad as de todo el lujo europeo, a pesar de que cuanto
poseen tiene que ser transportado a lomo de mula.
Cerro de Paseo es, como ya lo hemos dicho antes, famoso a causa de sus
ricas minas de plata, considerándose la ciudad como las más ricas. En parte,
estas minas están agotadas, en parte anegadas, de manera que no se podría

275
EL PERÚ MINERO
emprender algo nuevamente allí, hasta que no se pueda encontrarla manera de
extraerles el agua económicamente, por medio de máquinas movidas a vapor. lo
que puede darnos una idea aproximada de lo que podría costar una máquina de
esas en Cerro de Paseo, es considerar el que cada una de las piezas tendría que
ser transportada a lomo de mula 48 leguas, teniendo en cuenta que ninguna de las
mulas puede cargar, en promedio, más de 280 ó 300 libras. Cuántas piezas contiene
una máquina, cuántas cargas habría que pagar, ninguna de las cuales valdría menos
de 20 pesos, hasta que el todo haya llegado y haya sido armado en el lugar... Hasta
ahora sólo existe una máquina a vapor en Cerro de Paseo en poder de una firma
inglesa Naylor y Conroy, que es la que tiene el más importante lavadero de plata. la
máquina ha debido costar una enormidad de dinero. El producto debe de ser excelente
como para cubrir los intereses.
Ahora se ha establecido en Cerro de Paseo un herrero alemán, un hombre
circunspecto, que compone calderos, aligerando de este modo el desgaste de las
máquinas.
Resulta singular, por otra parte, en Cerro de Paseo descubrir de repente en la
ciudad, o en casas reconstruidas, pozos o socavones en el cerro, en torno de los
cuales se ha levantado solamente una pared de protección. Como las minas más
próximas están trabajadas o a pun0 de ser explotadas, los mineros comienzan a
buscar en los alrededores de los cerros y así es como de pronto resuenan el martillo
y la alanca en todas las alturas vecinas.
Se ha sacado plata de estas minas, en cantidades extraordinarias, aunque han
sido trabajadas en forma primitiva. Es altamente interesante er Cuánto trabajo
representa separar la plata misma de la piedra o de Minerales comunes con los
cuales está confundida.
Esta mezclada principalmente con plomo, fierro, bronce. El minees molido
primeramente con gigantescas muelas, hasta reducirlo a polvo, luego se traslada a
recintos redondos y amurallados, donde se dispersadodispersado sal después de
lo cual, se la hace pisotear en buena forma caballos ‘a fin de mezclarlo todo, y
formar cloruro de plata que amalgama después con facilidad con el azogue que se
le añade.
En esta condición, absorbida y revestida completamente por el azogue, hay que
dejarla en exposición, pues el azogue se separa Con muy poco trabajo de la plata.
En primer lugar, esta masa que hay que amasar, debe ser prensada en lienzos, en
los cuales se queda una gran parte del azogue y el resto se deja evaporar debajo de
una campana y al fuego, mediante lo cual se pierde el resto del azogue y se elabora
la plata completamente limpia.
Finalmente, es fundida en anchos y gruesos lingotes que cada uno pesa de 130
a 150 libras, dos de las cuales componen una carqa para una mula.
Casi todas estas minas son de propiedad privada, y por lo que alcanzo a saber,
sigue en vigencia todavía en América del Sur la ley de minas española o mexicana,
que fue dada con el objeto de favorecer la explotación de las minas y estimular a la
gente a buscarlas. Se da a los que las descubren todas las facilidades posibles.
Allí donde encuen. tran unía mina, el propietario eventual de esa tierra debe daría en
venta y no precisamente al precio que debería tener por ser mina, sino al pre. cio de
antes en el Perú, de cerros desolados casi de balde. Aparte de esto, los propietarios

276
LETRAS Y ARTES
de las haciendas vecinas tienen que proporcionar al denunciante, madera, si hay en
ella y agua, en cantidades que éste requiera a un precio conveniente y estipulado;
y si la mina es rica, puede él sacar provecho de ella, sin tener que temer que su
trabajo pueda fracasar por pequeños inconvenientes o chicanerías.
A su debido tiempo, los lingotes son fundidos en Cerro, y llevados luego a lima
en un transporte común, debidamente custodiado por suficiente fuerza militar. Los
caminos en esta bendita tierra son en verdad tan inseguros, que no se puede correr
el riesgo de enviar lingotes sueltos con un arríero. A esta escolta se unen después,
no raras veces, otros viajeros, formando una tan respetable tropa, que la gentuza no
se atrevería a ponerle alguna dificultad en el camino. Al menos no existe ningún
ejemplo, de que una escolta semejante haya sido atacada con éxito alguna vez.
El producto de la plata fue registrado en el último informe del gobierno peruano,
esto es en el año 1859, en
plata acuñada 246.650
plata exportada en lingotes 2.103.350
———————
2.350.000
El producto efectivo ha debido ser mucho más importante, y bastante superior a
los tres millones. Pero al público no se le puede revelar dinero lar todos los secretos;
muchos soldados cuestan también mucho dinero y los balances deben ser correctos.
si no se quiere que los comerciantes hagan sobre ello un ruido infernal.
También se afirma que el producto neto del Guano en el Perú, habría sido mucho
menor, no obstante haber confesado el gobierno algo más de 15 millones, una
hermosa entrada para un país de apenas dos millones de almas, habiendo que
añadir aún pingües sumas por el salitre Y algunos otros productos.
El mismo Cerro de Paseo no obtiene ninguna utilidad especial de ello. Hasta
este camino tan principal deja mucho que desear, realmente,a lo sumo, una simple
y brusca senda para mulas, con infinitas dificultades, cultades, que desde hace
años habrían podido ser eliminadas si sólo una pequeñísima parte de la plata que
los pobres animales tienen que acarrear al valle, se quisiera emplear en ello. Hasta
se habla de extender un ferrocarril a Cerro, lo que de ninguna manera sería imposible,
Se habla de ello, evidentemente. Un nuevo Presidente electo o una nueva revolución,
de la cual sacarían los militares su tajada del costo total, mantiene en constante
ansiedad y excitación, en tanto que el mejoramiento del interior del Perú, que levantaría
al país y es lo único que le puede asegurar un porvenir, es constantemente
postergado. Son cosas que sólo han prometido al país.
En Cerro hay una cantidad de gente rica y pudiente, que debe su dinero
exclusivamente a las minas, Tales minas son, no obstante, un negocio inseguro y
peligroso, considerando que su producto se asienta no sobre una sólida evaluación,
sino sobre las grandemente inciertas y misteriosas vetas de metal que invisíblemente
se deslizan por el tuétano del cerro. Pueden ellas, sin que nadie lo sepa, ocultar
aún inagotable riqueza y en cada vara mostrarse más fecundas, pero también pueden
convertirse a cada braza en piedra insignificante, haciendo que al propietario de la
mina, que quién sabe si ha invertido todo su capital en la esperanza de hallarlo, se
le deshaga su ansiada dicha en la mano que acaba de extender. Eso tiene una
semejanza con el juego de azar, y es, Por sus parciales éxitos, tan peligroso y

277
EL PERÚ MINERO
contagioso como el juego de azar. Es por ello que en ninguna parte encontramos
tan rápido e intempestivo cambio de la riqueza a la pobreza y no pocas también,
pero raras, a la inversa- como en estas ciudades mineras, especialmente cuando el
posible éxito está fundado en metales preciosos como el oro y la Plata.
El éxito de uno solo atrae a otros a buscar su suerte, alimentado la esperanza
de hacerse de un quiño una fortuna, invirtiendo unos cien o mil dólares, a la vuelta
de un par de años. Naturalmente, esas hombres no entienden nada de minería,
debiendo fiarse en otros, quienes sólo pueden apoyarlos por sus medios. Tales
hombres siempre encuentran con facilidad personas que han descubierto una mina
fabulosa Y quienes por carecer de unos doscientos pesos, se vieron obligados a
abandonar el tesoro. Ahora, el trabajo debe comenzar sin demora ¡cuántos castillos
de aire construyen los hombres en las nubes!- y el éxito es siempre el mismo: el
capital invertido desaparece con seguridad y luego se hace aquí y allá una tentativa,
algún hueco que se cava demás e inútilmente, en la dura tierra; luego se gasta la
plata acuñada, no se ha podido encontrar nada, y así pasó la aventura.
A pesar de ello, Cerro de Paseo es una ciudad bastante rica animada, el pequeño
capital está también en este mundo para ayudar crecer al grande, así como el
modesto hilo de agua no acoge al río, sino que hace crecer a éste. Es así cómo se
consume anualmente en Cerro una enormidad de champaña, cherry y coñac. En
todas las fondas hay billares, en tanto que los pacientes mulos cargan sobre sus
lomos toda suerte de objetos de lujo hacia la gran ciudad para esa insaciable
población humana.
Los más dinámicos elementos de Cerro, entre todos los demás son los italianos,
quienes aquí, como en Lima, han convertido todas las esquinas de la ciudad en
cafeterías y pulperías o negocios de abarrotes, Por todas partes ofrecen bebidas,
panaderías, puestos de tabaco, dul. cerías y otros mil objetos, en los que no piensan
otros hombres, y saben adornar las paredes con litografías francesas, buenas en
parte, de. sagradables otras, referentes a las batallas recientemente libradas. Se
ven incluso esos papeles pintados, bonitamente pintados. con humo de pólvora en
el medio, una fila de pantalones rojos a la izquierda y blancos uniformes a la derecha,
matizados con balas de cañón en el paisaje, como si apenas dos semanas no
hubiese llovido otra cosa que balas de cañón de tres pies, en término medio. Este
es el más barato y también el más lucrativo patriotismo.
Cerro realiza un comercio muy importante con el interior del país pudiendo ser
considerado como el almacén de todas aquellas haciendos que se encuentran
dentro de una circunferencia de 50 leguas en la vertiente oriental de la cordillera.
Todos los objetos europeos o norteamericanos imaginables, se encuentran en sus
depósitos, siendo comprados a los vendedores a! por menor de Cerro, por otros
vendedores al por menor, los que se consideran maltratados por la suerte, cuando
por cada da uno de los artículos no ganan el doscientos o trescientos por ciento.
Los peores artículos se remiten a esta ciudad-colmena, especialmente a las Vendas
de sombreros y de modas pasadas, ya que todo es bastante bueno todavía para la
cordillera-. Pero en cambio, lo rnás moderno y caro que se encuentra en Regentstreet
en Londres, es malbarateado a precios verdaderamente risibles, en relación con lo
que dicho artículos costaron allá, pese a todo uno debe estar satisfecho si puede
conseguir siquiera esas mercaderías.

278
LETRAS Y ARTES
Del interior del país viene en cambio, coca y café, los que junto con la plata
constituyen la única carga de regreso que de vez en cuando se envía de Cerro. La
coca misma debe sufrir doble envío a otras plazas las mulas que regresan a Lima,
casi siempre lo hacen vacías a fin de acarrear al devorador Cerro nuevas presas. Tal
es este lugar que antaño alojaba apenas a unos cuantos trabajadores mineros Y
que Parecía depender completamente de los beneficios de la minería, y oto, con el
correr del tiempo se ha convertido en una plaza comercial apreciable lo que aun, si
cesara conjuntamente la explotación, podría seguir subsistíendo bien. El gobierno
tendría que construir sólo caminos carreteros , caminos Y caminos, desde Cerro a
todas partes; y si llegara a extender realmente una línea férrea a este punto central
del comercio del interior podría esperarse que las propiedades rurales situadas
cerca de las fuentes del río Amazonas, se valorizaran alguna vez. Mas si van a Ser
explotadas en la forma primitiva que predomina hoy, permaecerán siempre salvajes
y las pequeñas colonias aisladas, como tantas otras islas seguirían sin obtener
provecho.
Como lo he hecho donde me he encontrado, rara vez he descuidado visitar el
camposanto, lugar en el que generalmente se encuentra algo nuevo.e interesante,
sin tener en cuenta que para mí tiene un encanto propio deambular por entre las
filas calladas de los muertos, e imaginarme los extendidos y tiesos miembros que
están bajo el césped y córno éstos desaparecen en la nada, o van a adormecerse
en una nueva eternidad. No descuidé esto en Cerro de Pasco, por lo cual fui
ampliamente recompensado.
Llegué a tiempo para ver el entierro de un niño, lo cual, como supe más tarde,
era muy frecuente porque el aire excesivamente delgado y frío no es nada tolerable
por los niños de tierna edad aquí deben morir infinidad de criaturas.
El cementerio es sumamente pequeño para una ciudad tan populosa. los muertos
están en sus sepulturas sin ningún adorno, pues no prosperan las flores al aire libre
en esa altura y sólo crece un pasto reseco en las laderas bajas. También dejan
mucho que desear los mausoleos erigidos a los muertos. Pueden haber sido
apreciados de todo corazón, lo que no pongo en duda, en lo más mínimo, pero su
construcción no está hecha en mármol de Carrara y tampoco con arte italiano,
apareciendo más bien como si fuera un barro enjalbegado de blanco que hace
tiempo ha sido arañado y golpeado hasta que ha tomado la forma de una columna
o de una urna que en conjunto, parecen destinados a llevar debajo de una figura
pintada con cruces negras o bolas punteadas Y con dos huesos atravesados en
cruz, en la parte inferior, el nombre Y el día del deceso.
Mi acompañante, que ha vivido mucho tiempo en Cerro de PasCo, me refirió algo
de los que habían muerto hacía poco. Uno de ellos, enterrado dos días antes, había
sido uno de los más ricos propietarios de minas, quien contaba sus tesoros por
millones. Como es natural, él huhiera querido tener más, pero descendió tanto, que
hubo de ser mantenido Por sus amigos.
Muy cerca de allí se levantaba una sencilla piedra blanca, esto es un mausoleo
cuadrado, construido con barro y pintado de blanco, pelo Ya con sus ángulos romos
y sin una inscripción siquiera. Debajo de él reposaban las dos muchachas más
hermosas de la ciudad: dos mchachas que habían muerto, una después de otra,
con pocos días de apenas creíble, pero tiene que ser cierto, por desgracia, Por lo

279
EL PERÚ MINERO
demás, parece que no conocen en Corro de Pasco un desmanche.
La fosa se vuelve a llenar con tierra, e inmediatamente después, toda la comitiva
se dirige hacia las botellas de aguardiente, y con ellas, hacia la casa, donde, en
honor del “angelito”, inician una verdadera orgía.
En el cementerio había dispersa una cantidad poco habitual de osamentas de
hombres, a las que no se les toma en consideración, y más bien hasta se les pone
sobre el camino. Pude contar tres calaveras diferentes Y una gran cantidad de otros
huesos. Una de las calaveras fue puesta sobre un mausoleo.
“Yo no sé si ésta es la misma calavera”, dijo mi acompañante: “El día de Todos
los Santos, cuando los católicos visitan sus cementerios, lo cual constituye una
especie de fiesta, yo vine también aquí, y esa cabeza u otra como esa, aparecía de
manera bastante maravillosa”. Alguien la había rodeado con un pañuelo rojo de
seda amarrado debajo de la mandíbula, los pómulos habían sido pintados de un
color rojo ladrillo y entre los dientes sostenía una pipa de arcilla. Tenía una terrible
apariencia, pero la gente que pasaba por delante, se reía y se divertía lindamente
con eso”.
El tiempo, que había sido seco derrepente se mostró amenazante. Comenzó a
soplar el viento y en la parte noroeste se arremolinaron pesadas y negras nubes,
con gran prontitud. Tenía las trazas de ser aquello, una tempestad de nieve, de la
que casi todos los días sufríamos una prueba pequeña. Es en esos momentos que
pensamos en retornar a casa. Justamente cuando pasábamos por delante del
camposanto, nos encontrarnos con otro sepelio, el cual era también un entierro de
niño. El acompañamiento parecía más regocijado que el anterior, como que el niño
fallecido pertenecía a gentes más ricas, estaba echado en un ataúd pequeño forrado
con paño rojo y claveteado con clavos amarillos. Delante iban tres músicos, dos de
ellos con violines y el otro con un arpa, tal como se usa y toca mucho en Ecuador
y Perú. Se acomPañaban con una melodía de las más vivaces y además, el arpista
no Iba tranquilo y circunspecto a la cabeza de la concurrencia, sino que bailaba
perfectamente su melodía, unas veces hacia la derecha otras hacia la izquierda y a
veces describiendo un círculo. Hasta el hombre que llevaba sobre una mesa el
ataúd, apuntaba unos “pasos” con los pies Y acompañaba la música con el compás.
Detrás del pequeño ataúd, lo seguían, algo así como doce mujeres y muchachas
pero ningún hombre, éstos venían rezagados fumando su cigarrillo.

La amenazante nevasca de hacía poco rato, se nos vino encima Con gran aparato
y el viento silbó en la desolada altura, de manera que nos apresuramos a regresar
a la ciudad.

280
LETRAS Y ARTES

IV

NARRACIÓN
Felipe de Lucio M. ............................. Una Aventura del viejo Beaumont
Ricardo Palma ................................... Tradiciones Peruanas
Enrique López Albújar ....................... Los tres jircas
César Vallejo ..................................... Tungsteno
Abraham Valdelomar ........................ El Alfarero
Ciro Alegria ....................................... Lla Serpiente de Oro
Julían Huamay .................................. El Retoño
José María Arguedas ........................ Todas las sangres
Manuel Scorza .................................. De los diversos colores de las
Caras Y cuerpos de los cerreños.
Raúl Estuardo Cornejo ..................... Huanccachina

281
EL PERÚ MINERO

282
LETRAS Y ARTES

Felipe de Lucio M.

UNA AVENTURA DEL VIEJO BEAUMONT

Primera Parte
Ese había sido su apodo mientras estuvo en la Escuela, debido a su afición a la
Geología y al que siempre era recordado por las generaciones de ingenieros que le
sucedieron, porque desde que comenzaron prematuras canas a brillar en su bigote,
no tenía más ambición que gozar durante dos o tres meses de la compañía de
algún excursionista.
Se esmeraba con sus turbulentos huéspedes, a quienes enseñaba con gran
interés todo aquello que él sabía y no se halla en los libros y que debía a su larga
práctica. En cuanto al trato en su mina era espléndido y sólo pedía que atentos
escuchasen los interminables relatos de lo que la Escuela en su tiempo y, las no
siempre santas aventuras de sus excursiones.
Cursaba 2do. año de Especiales cuando tuve ocasión de conocerle, pues fuí a
su mina en compañía de tres alumnos de primer año.
Bastaba verle para cobrarle simpatía. Estatura más que mediana, bien musculado,
fisonomía de rasgos acentuados, en la que sobresalía Un aire de bondad, debido a
los grandes ojos pardos que se humedecían cuando los chinchis, tras él repetían a
coro el tantata, taita y desDrendían resplandores cuando tenía que chocar con
algún mestizo.
Tenía fácil palabra, tanto para aplicaciones científicas como pala la conversación
usual. En el relato de sus aventuras buscaba lo córnico Para insistir sobre ello; pero
fácilmente daba un timbre poético a sus Palabras, lo que pronto reprimía con alquna
brusquedad, volviendo a su estado irónico. Igual contradicción se notaba en sus
modales, que finos de ordinario, trataba de hacer bruscos notándose claramente
que eso no le era habitual.
_______
* Novela corta, en edición mimeografiada y restringida, escrita en Quespesisa, Setiembre de
1891.
Me tomó gran afecto lo que unido a su bondad excesiva y Mi na. tural lisura, me
permitía grandes libertades.
Una noche que no había doble en la mina y que parecía haber agotado su repertorio
de aventuras, pues callado contemplaba el fuego de estufa abierta, aspirando de
tarde en tarde el humo de su Pipa de espuma, que tenía en gran estima, le pregunté
por decir algo: Mr, Elie ¿no tiene usted hijos? -”Hijos” exclamó, al mismo tiempo
que una nube pasaba por su serena frente. -”Sí, tuve uno” añadió con amargo acento.
Entre curioso y cortado, insistí diciéndole: ¿Y que fué de él?
Permaneció silencioso, hasta que hablando consigo mismo dijo puede ser útil a
ustedes”. Golpeó la pipa en el tacón de su legendario borceguí, cargóla nuevamente,

283
EL PERÚ MINERO
bajó más la boina sobre la sien derecha y con el aire bondadoso y serio que usaba
para sus explicaciones, comenzó así:
“Cuando todavía leía novelas, hallé en una, cierta frase que hiriendo mi corazón
ha quedado gravada en mi memoria. La leí después, ya tarde....”
“Sembradores de hijos, sembradores de miserias, sembradores e infortunios”.
“Cuando tenía tu edad y como tú, estudiaba 2do. año, era aún que bastante
buen alumno, el muchacho más impávido de la Escuela, creyendo que a fuer de
estudiante, todo me era lícito. Con mi título de alumno y sin medio de sobra, me
creía un Tenorio con ribetes de sabio”.
“Jamás me había visto solo en la puna, siempre con alegres compañeros, había
considerado esa inmensa soledad, verde a veces Y blanca otras; pero siempre fría,
como el teatro obligado de nuestras ex« cursíones, muy a propósito para estudios
geológicos”.
“Pero cuando solo y ligado a ella por un compromiso contraído en Lima, pude
estudiarla, me sentí poseído del violento deseo de so’ ciedad, de afecto. El aislamiento
moral me mataba”.
“Su cielo ya sereno, no, estúpido, ya tempestuoso, pesaba sobre mi. Prefería lo
segundo, pues en cada aplomada nube adivinaba el rayo que es vida y el trueno,
nota poderosa de la inmensidad. Sus verdes lomas me causaban tedio. Morada de
llamas y mineros, tan insensibles unos como otros. La primera pasta o sucumbe
bajo la carga, como el segundo bebe o traza una chulana...”
“Maldita tierra, produce sólo ichu y tristeza”.
“Sus taciturnos habitantes, evitaban mi contacto; saludaban como máquinas
con la expresión sin alma del indio”.
“Sólo una mesticita que solía pasar por delante de mi puerta, dejaba de mirar SU
puchca, para pagar con una sonrisa, graciosa hasta más los piropos que la dirigía”.
“Ebrio de soledad y Lamartine, mi imaginación vagaba alrededor na Gragulla de
lliclla ¿Quién era ella? La mestiza Angelita”.
“Alguna amistad me unía a su familia, por haber atendido en sus últimos momentos
a un cuñado suyo, víctima del alcoholismo; pero amistad de sierra - - - La vieja
callada, las muchachas en la cocina - “.
“Dejé a un lado el romanticismo y ayudado de mi mataperril inventiva’ resolví
presentarme como marido futuro, pues me decía que las madres tanto serranas
como costeñas tienen irresistible tendencía a hacerse suegras”.
“Fue a la casa, hablé de techo de calamina y plano en la futura mansión de los
desposados, trastorné con ello la chaveta a la suegra y concedida la niña, obtuve
autorización para charlar con ella todas las noches”.
“ Al día siguiente había desaparecido la cortedad de la familia; dos después
había corrido la noticia por el pueblo, todas las muchachas se reunían con nosotros
y al cabo de una semana, entraba, salía, reía y bromeaba por todo el pueblo y con
todo el mundo”.
“Ya no era el gringo, era un buen muchacho que reía mucho, convidaba manzanas
de “F” y sólo tenía el defecto de parecer europeo—.

284
LETRAS Y ARTES
“Cada día me cautivaba más Angelita con su ingenua coquetería. Su gracia y
carácter tan distinto de sus paisanas, hacía que lisonjease mi amor propio, mi
conquista”.
“Al regresar en la tarde del trabajo, distinguía a Angelita recostada a la cerca del
corral, esperándome. Emprendía entonces una fantástica carrera, cerro abajo con
el teodolito al hombro, le dejaba en casa Y saltando el cerco me reunía con ella en
la cocina, donde siempre me había guardado alguna cosa”.
“No satisfecho con la visita oficial, cuando todos dormían, me encaminaba a
paso de lobo a la tranquera del corral y ahí, ella de un lado y yo de otro, dejábamos
correr las horas contemplando los brillan, lajes de la luna. Así extasiados
permanecíamos hasta que al susurrar Un: ¿en qué piensas chunchullay?
Entablábamos una conversación entre suspiros - -“.
“Otras veces me decía: -Enséñame tus versos. Y yo recitaba rimas de Bequer,
Doloras de Campoamor o Abigail Lozano”.
“Arrullados por esa música del alma, dejaba reposar su cabeza so bre el brazo
que yo apoyaba en la tranquera y así seguía el movimiento
de mis labios, hasta que al concluir depositaba un beso en sus cabellos o en
sus sienes. Beso puro, como el ambiente que aspirábamos ... Es. tremecíase
entonces y ligera corría a casa”.
“Así se deslizaba mi vida tranquila y gratamente dividida entre mis triangulaciones
y mi Anglita, sin pensar jamás que un día tendría que separarme de ella para no
verla nunca; ni imaginar que un rival pudiera ser la nube negra en el horizonte de
nuestro amor”.
“El día de la fiesta de Santa Ana, patrona del pueblo, ví al salir de casa, un mozo
que se entretenía haciendo caracolear un arrogante potro castaño que montaba”.
“Al divisarme puso su caballo al paso, tal vez le había llamado la atención mi
casco, cruzó delante de mí, mirándome con fijeza y diri. giéndome un saludo de
rara expresión penetró a casa de Angelita, no sin haberme dirigido otra mirada al
entrar”.
“Era alto y bien formado, pero su fisonomía era repelente. Rubio aelonado como
muchos mestizos, con dos ojos verdes, profundos y muy separados por una nariz
africana, lívida y que dejaba ver de frente las fosas negras y seguro pestilentes”. 11
.
“Al verlo entrar sentí como un escalofrío y sin saber por qué Segui sus pasos”.
“Angela estaba en la puerta y en su fisonomía se notaba algo de angustia. Al
preguntarle quién era el que había entrado, se acentuó ese expresión y me dijo: -Es
mi primo Manuel, quiere casarse conmigo mejor no entres. -¿Por qué? -Es muy
malvado y si sabe Por Dios no entres!”
“Estaba por volverme, cuando le ví cruzar la puerta principal Y observar que
Angelita tiraba de mi poncho para impedirme el Paso- Creí ver dibujarse una sonrisa
en su cara de buho y fue esto suficiente para que hiciese soltar con brusquedad y
entrase en la casa con el aire más impávido que pude tornar”.
“Fui presentado, con mal disimulado embarazo de la familia: me senté y él
continuó paseando mientras yo destrozaba el petate Con herrado borceguí. El silencio

285
EL PERÚ MINERO
era embarazoso y para cortar esta terrible situación, comencé a hablar de la vida de
las minas, de mis trabajos luego de las estancias de Manuel”.
“Tanto él como yo respondíamos secamente, conociéndose 8 claras que nos
estorbábamos. Por fin, después de un pesado cuarto hora salió él y momentos
después yo”.
“Angela permanecía en el patio, la cité para la noche y me encamine a casa”.
“Pasé el día haciendo conjeturas para explicarme la causa del te. rror que
inspiraba el ñato; pero, como es natural, sin resultado”.
“Oscuro va, me encaminé a la tranquera desde donde oía la guitarra y canto de
la jarana, que por motivo de la fiesta se hablia aramdo en la casa”.
Minutos después llegaba Angelita y me refería que el primo quien gozaba de
fama de malvado, la había Pedido a su madre, ésta confusa, habla aceptado; pero
que al hablarle a ella se negó rotundamente. Entonces él había dicho: -Sí, por el
gringo; bueno, tampoco quiero ahora. Al referirme esto, temblaba ella Y trataba yo
de tranquilizarla de palabra Y con caricias, observé una sombra cerca de nosotros.
Angela dio un grito y huyó. El recién venido era el ñato quien exclamó: -Chola sucia
. a. Al mismo tiempo que con su melosa cortesía me daba las buenas noches, Sin
contestarle le pregunté: -¿Con qué derecho la tratas así? Porque sí . _¿Porque sí?
¿Quién eres tú? -¿Yo? Manuel, el ñato, cuidado blanco. Y se hundió en la sombra
del corral. Impresionado por la amenaza hecha en voz sombría, salté la tranquera,
navaja en mano. No hallé a nadie”.
“Quise entrar y promover una riña; pero al mismo tiempo, cruzó por mi mente
una idea bien triste”.
“Tal vez sea más que primo, me dije, y torturado con ese pensamiento volví a
casa”.
“No pude dormir con la desgraciada idea que me había ocurrido, y en mi insomnio
resolví convencerme jugando al mismo tiempo una mala pasada al repelente ñato”.
Al alba pasó por mi puerta, me miró insolente, riendo y seguido de dos o tres
más, tomó al galope el camino de su estancia”.
“Ese proceder y la pálida cara de Angelita me confirmaron en mi suposición”.
Resolví pues, llevar a cabo mis planes y no hice la menor alusión a la familia ni
a Angela, sobre la visita que tantos sinsabores había Ocasionado”.
“Pasaron los días, se acercaba la Pascua, que tanto la familia como yo habíamos
resuelto pasar en “F”.
“Llegado el día, les faltaba una bestia y me brindé a llevar a Anqela en mi caballo.
Aceptaron. -¡Qué cosa más natural ¡Novios al fin!”.
“Con doble carga mi caballo se retrasaba sin que nadie se Preocupase por ello.
Poco a poco nos fuimos atrasando, hasta no distinguir la familia...”.
“Cuando les dimos alcance en una aguadito, donde nos esperaban, J Angela
trémula, se estrechaba a mí, y ocultando su rostro entre los pliegues de mi poncho,
decía con angustiado acento: -No me Olvides Chunchullay”.
“El ñato, tenía la seguridad, era sólo primo de Angelita”.
..............................................................................................................

286
LETRAS Y ARTES
Aquí el viejo ahogó un suspiro, mordiendo la boquilla de ámbar hasta romperla
y continuó.
“A mi regreso, aprovechando de la confianza y sin que se impusiese Angela,
hice comprender a la familia que lo del matrimonio, había sido sólo un medio para
conseguir relaciones; que era un estudiante hijo de familia, y que por consiguiente
no podía casarme hasta tener una posición. Quetal vez, cuando se trabajase las
minas y fuese yo un ingeniero de ellas . - - “
“Bien o mal, aceptaron: eso disminuyó en consecuencia la Intimidad y las
ocasiones de verme con Angela”.
“El a extrañaba el cambio en la familia; pero continuábamos viéndonos a
hurtadillas...”.
“Llegó al fin el día de mi partida; al ver Angela que era cierto 10 que siempre
temía, se ocultó a llorar”.
“A la salida del pueblo, detrás de un cerco, me esperaba. Llorosa me dijo: -
¿Volverás? -Tal vez, respondí tratando de sonreír, mientras sentía mi corazón
destrozado por una mano de hierro. La conciencia’
“Marché sin añadir una palabra”.
“Al cruzar el puente de S.D. sacudí la cabeza para desechar mis atroces
remordimientos y con toda la impiedad de un seductor de 19 años, dije: -Tarde o
temprano le habría sucedido. Bah! se casara con Manuel”.
Sonrió el viejo, como debía sonreír el gladiador al ver el 0? invertido de las vestales
romanas, mientras dos lágrimas de fuego, mando sus mejillas, se ocultaban luego
en su bigote gris.
¡Qué imponente es la conciencia asomándose a los ojos de un anciano!

Segunda Parte
Algunos instantes de reconcentración y un trago de coñac, permitieron al viejo
continuar los años corren; los recuerdos parecen borrarse, pero allá en el oculto
rincón del cerebro, entre dos circonvuluciones ignotas donde se Oculta la causa de
la vida y la noción de la eternidad, la conciencia grita”.
“La mía preguntaba si Angelita sería madre. Un cariño sin límites hacia ese hijo
que no sabía si haba existido, se abría paso entre todas mis preocupaciones, pero
la inercia del alma hacía que no diese un paso por averiguar de su existencia”.
“La Providencia quiso, que se me hiciese proposiciones por la misma empresa
minera de H, para instalar y dirigir una oficina de lixiviación, novedad de la época,
para los minerales del asiento, cuyos primeros planes, hice aún de alumno, cinco
años antes”.
“ Mi primera preocupación al llegar a H, fue averiguar por Angela”
“ Supe que después de mi partida, estando en su hacienda de o, había sido
robada por Manuel; que ambos habían desaparecido después de dar a luz a un
niño, y que se sabía que era mártir de la feroz crueldad del ñato”.
“Ignorando su paradero, nada podía hacer por ella, y más tranquilo, me dediqué
a mi trabajo con proficuos resultados”.

287
EL PERÚ MINERO
“Diez meses después, y estando la oficina en marcha, comenzó a hablarse de
un levantamiento de indios. Los pueblos del sur eran víctimas de sus exacciones,
pero cerca de nosotros todos estaban tranquilos. aunque estuviésemos en guardia”.
“ Un día, tuve el sentimiento de saber, que a tres leguas de nosotros acampaba
un cabecilla con su montonera; armé la gente de confianza que llegaría a treinta
hombres y esperé. Pronto comenzó la fuga de operarios, pero los restantes
continuaban en sus labores”.
“Me hacía cavilar el hecho que nada se intentase contra la hacienda Y tanto más
cuando conocía el carácter profundamente solapado del indio. Algo más que cupo
pretenden, me decía”.
“Preocupado así, me paseaba una mañana por el patio, cuando sudoroso llegó
a mí un chiquillo flaco, semi-desnudo, de cinco años más Menos, quien me entregó
un papel y partió a correr”.
“Me llamó la atención más que el hecho, el chiquillo. Era blanco de ensortijados
cabellos rubios. Hijo de italiano, me dije y fijé la vista en el papel. Decía así: “Me
enqañaste, no te guardo rencor; te he que. rido tanto. Nunca podrás imaginar lo que
he sufrido desde el día que presa de Manuel, descubrió éste que el hijo que llevaba
en mi seno era tuyo. Hambres, fríos, fatiqas, todo he sufrido por él, y no me he
muerto para que contemple lo que sufre ese pobre ángel”. “Esta noche al toque de
punta afuera, tus operarios se alzarán apoyados por la montonera de Manuel, que
sólo espera tu muerte para acabar conmigo y mi hijo”. ,Sák vate y sálvale y no me
aqradezcas nada a mí, sino a él, que burlando los centinelas te llevará ésta”. “Es
imposible que salve yo, así es que era por rabona del montonero. Angela”.
“Sentí que mi razón se extraviaba, llamé pidiendo que siguiesen al chuchi, pero
no me oían o no me comprendían. Corrí en la dirección que él había partido, seguido
de dos o tres empleados”.
“Al trasponer la primera cumbre le ví en poder de dos hombres montados que le
llevaban; redoblé mis esfuerzos por alcanzarle. Creo me hicieron dos tiros, pero en
mi loca carrera fui preso del soroche y caí sin sentido”.
“Vuelto a la realidad, traté de conjurar el peligro que conocía, Cerré las rejas de
la mina, donde se hallaba la mayor parte de los operarios. Los de la oficina,
intimidados con el aspecto de treinta hombres decididos y bien armados, se dejaron
encerrar en las metaleras y minutos después volábamos al encuentro de los
montoneros”.
“Ignorábamos su número, pero mis gritos de “mi hijo, mi hijo” electrizaban a
esos leales”.
“En medio de una quebrada, nos esperaban; allá en el fondo co, rría el río del y
se vislumbraba el puente colgante de S.D.”.
“El cielo sereno, parecía mirar impasible el drama sangriento que se preparaba.
Cielo de la puna, estúpidamente azul”.
“Parapetados detrás de las peñas nos recibieron con terrible fuego”,
“Un grupo extraño se destacaba; una mujer y un niño estrechados uno a otro,
servían de parapeto al ñato que me había tornado como blanco”.
“No los maten! exclamé, y mis compañeros estupefactos se tuvieron.

288
LETRAS Y ARTES
“En esos instantes pasó por mi alma algo que el Dante no concebio para su infierno”...
“Delante de mí, tratando de acabar con mi existencia, el hiombre que me había hecho
probar en horas, todos los tormentos posibles, parapetaba tras de mi amante y mí hijo....”.
“La carabina que furioso estrechaba entre mis dedos era inútil ¡as balas zumbaban en
mis oídos”.
“Loco, arrojé lejos de mí mi inútil arma y puñal en mano marché el, busca de la muerte
“Avanzaba con el paso firme y fijos los ojos en mi hijo ... una boda invisible me protegía
de las balas del ñato, que sin interrupción me hacía fuego. Mis compañeros avanzaron y
este ataque dispersó a los indios, que abandonaron sus parapetos y caían heridos por las
balas de los míos”.
“Huían por doquier siendo perseguidos y victimados....”.
“A cien metros de Manuel, corrió éste hacia el puente llevando adelante los dos
pedazos de mi alma. - - “
“Al entrar al exilante pasaje, se resistió Angela y cayó al golpe de un culatazo del
ñato, arrastrando a su hijo. En mi frenética carrera estaba cerca de ellos, hice un tiro y
una bala de mi revólver hirió a Manuel; volteó furioso, saltó sobre mí, puñal en mano
arrastrándome al caer.
“Primero tú, luego tu hijo, rugió. Y entonces comenzó una lucha de fieras...”.
“Su fétido aliento me ahogaba. Diestros parábamos las puñaladas que nos dirigíamos.
Cogidas las manos y los puñales rodábamos sobre el puente que se balanceaba en
terribles oscilaciones. De repente sentí que había soltado una mano y clavado su puñal
en mi muslo. El dolor y la desesperación redoblaron mi poder y hundí tres veces mi puñal
en su costado; un pestífero estertor sobre mi frente me hizo ver que sobre mí. tenía un
cadáver”.
“Me libré de él y corrí al grupo de la mujer y del niño”. “Ella tenía el cráneo destrozado
y palpitaba aún; mi hijo teñido de su sangre tiritando de frío y miedo besaba los mustios
labios de Angela”.
“Le cogí en mis brazos, quise devorarle a besos, él se defendía aferrándose al cadáver
de su madre”.
Después me pareció que todo giraba alrededor mío, que el puente se hundía ... no
supe más”.
“Después de la matanza mis compañeros recogieron en el río dos cadáveres, un
moribundo y un niño que lloraba...”.
Al pronunciar estas palabras, la voz del viejo era un ronquido articulación, brillaban sus
ojos con extraño fuego y todo su cuerpo era preso de un temblor convulsivo. Permanecimos
estremecidos creyendo contemplar esa tragedia ignorada. Luego pregunté: -¿Y el niño”
“Murió tísico dos meses después diciendo: Marnallay, muchaicuay. Mientras yo repetía:
“Sembradores de hijos. - - malditos sean”.
Se levantó el viejo sin decir una palabra; toda la noche estuvo despierto, le sentimos
rezar y llorar. - - ¡Pobre Ello, Ello de Beaumont!
Ouespesisa, Setiembre 25 de 1891
fdo. Felipe de lucio.

289
EL PERÚ MINERO

Ricardo Palma

TRADICIONES PERUANAS

LA MINA DE SANTA BARBARA (1564)


I
Era el día de la festividad del Corpus, y contábase el año 1564 de la era cristiana.
El Cabildo de la ciudad de Huamanga, que apenas tenía un cuarto del siglo de
fundada, había echado, como se dice, la casa por la ventana para celebrar con
esplendidez el día solemne de la cristiandad. En sólo cirios de a cinco libras para
alumbrar la iglesia parroquia¡, había gastado el Cabildo veinte mil ducados. La cera
fue artículo carísimo en los primeros tiempos de la conquista.
A las once de la mañana, funcionando de maestro de ceremonias Y con una
campanilla de oro en la mano, salió del templo don Francisco de Cárdenas, luciendo
la venera y manto de caballero de Santiago. Acompañábanlo, con campanillas de
plata, don Pedro de Contreras y don García Martínez de Castañeda, de la Orden de
Alcántara.
Abrían la procesión los cofrades de Nuestra Señora del Rosario con su
mayordomo, el ricacho minero don Juan García de Vega. Llevaban todos capa de
bala y cirio de a libra.
Tras la cofradía venían veintiséis religiosos del convento dominico, fundado en
1548, con su prior, fray Jerónimo de Villanueva.
Sequíanlos treinta franciscanos, Orden fundada en 1552. Y presididos Por el
comendador fray Sebastián de Castañeda venían veinticinco rnercenarios. Estos
tenían la antigüedad de fundación en Huamanga.
_____
* Madríd, Editorial Aguilar, 1957.
Después de las comunidades religiosas, y en medio de ocho cinos acaudalados,
iba don Amador de Cabrera llevando el guión del Santísimo.
Seguían doce monaguillos con pebeteros de filigrana, que des. pedían nubes de
aromado incienso, y el palio parroquial, de brocatel de seda, con varillas de plata
sostenidas por seis regidores del Cabildo.
Tras el párroco y los eclesiásticos que lo acompañaban bajo el palio, llevando la
custodia de oro deslumbradora de pedrería preciosa venían el alcalde don Juan de
Palomino, de la Orden de Montesa, y el corregidor don Hernán Guillén de Mendoza,
con el resto de cabildantes y empleados reales.
El estandarte de la ciudad ostentaba un castillo de oro con un cordero y una
bandera, y era conducido por el alférez real don Miguel de Astete, natural de Calahorra,
el mismo que en Cajamarca derribó a Ata. hualpa de las andas de oro en que lo
conducían sus vasallos, y le arrancó la borla imperial. En 1535, Astete, a quien

290
LETRAS Y ARTES
habían tocado en el reparti. miento del rescate nueve mil pesos de oro y trescientos
sesenta marcos de plata, se fue a España en el navío San Miguel, conductor de
gran tesoro para la Corona. Allí escribió una relación de la conquista, que, según
Jiménez de la Espada, se conserva inédita en uno de los archivos. Después de tres
años de permanencia en su patria, volvióse al Perú, y fue uno de los principales
fundadores de Huamanga.
Escoltaban la procesión cuarenta hidalgos en lujoso atavío de alabarderos reales,
capitaneados por don Francisco de Angulo, primer alcalde de minas, y por el veedor
don Gonzalo de Reinosa.
Detúvose la procesión frente a tres soberbios altares, cuya rnesa era formada
por barras de plata la procesión, que pasaba por entre arcos cubiertos de flores Y
joyas, no habría sido más suntuosa ni en la capital del virreinato.
En el arrabal, o barrio de Carmencca, los naturales del país recibieron al Santísimo
con loas, tarasca, gigantes y gigantilla, danzas de pailas y diversos festejos.
Los cohetes atronaban el espacio y el contento de la muchedumbre era
indescriptible.
A las dos de la tarde una compañía de cinco comendiantes, traídos ad hoc de
Lima, representó un auto sacramental, que fue ruidosamente aplaudido.
Don Amador de Cabrera, que llevaba en una mano el guión Po quial y en la otra
el sombrero con cintillo de oro esmaltado de brillantes queriendo gozar a su sabor
del auto, entregó el sombrero a su paje, que indiecito de diez años, hijo de uno de
los caciques de Guancavilca.
Pero ello fue que, en el barullo de Carmencca, valioso cintillo y elegante chapeo
desaparecieron de manos del muchacho. También éste se hizo humo.

II
Apenas si Cabrera paró mientes en la pérdida, que no era su merced como don
César Gallego, quien para socorrer en una necesidad a otro paisano SUYO sacó un
gran talego rebosando monedas, tomó un duro y lo dió al necesitado. Este, que era
un mozo de agudo ingenio, rechazó la dádiva, diciendo:
(45) Probando está ese talego
de tus nombres el contraste;
como César empuñaste,
y diste como gallego.
Al día siguiente almorzaba don Amador de Cabrera en compañía de su esposa,
doña Inés de Villalobos, cuando se le presentó el cacique de Guancavelica, padre
del pajecito, que, temeroso de castigo, había ido a refugiarse en la casa paterna.
-Perdona a mi hijo, viracocha, y sé bueno para con él- dijo el anciano.
-¿Y en qué ha pecado el muchacho para solicitar gracia de mí? El Pecador fuí
yo, que no debí confiar prenda de codicia a un niño.
-Y yo, víracocha, vengo a pagarte...
-No fe ofendas, cacique -interrumpió Amador de Cabrera, que ofensa es que me
tengas por tacaño a quien afligen pérdidas de bienes. Cierto es que el cintillo vale

291
EL PERÚ MINERO
seis mil ducados, pero doylo por bien perdido, Ya que fué en la fiesta del Santísimo.
No se hable más del asunto Y vuelva el chico a casa, que Inés y yo lo queremos
como a hijo.
Una lágrima de agradecimiento asomó a los ojos del cacique, y besando la
mano de Cabrera, dijo:
-Tu generosidad y nobleza me obligan a revelarte un secreto que te hará el
hombre más rico del Perú. Manda ensillar tu caballo y ven conmigo a Guancavilca.
Doce el cronista Montesinos que don Amador de Cabrera, tomando entonces
los dos cabos o extremos de una cinta, le contestó al viejo:
-No tengo hermano, y tú, cacique lo serás mío. Seremos tan iguales como los
dos cabos de esta cinta.

III
Veinticuatro horas después don Amador de Cabrera era dueño de famosa mina
de azogue de Huancavelica, y realmente el hombre más rico del Perú, pues sólo la
mina daba, libre de menudencias, una renta de 250 pesos diarios.

IV
Aquí habría puesto punto final a la tradición; pero un amigo cree que debo
completarla con apuntes biográficos que sobre el acaudalado minero Jiménez de la
Espada y Mendiburu proporcionan. Haré, Pues, una rapidísima biografía, y el que
más extensa la quiera, búsquela en otras fuentes.
Amador de Cabrera, natural de Cuenca, en España, emparentado con los
marqueses de Moya y condes de Chinchón, vino al Perú en 1555, en busca de la
madre gallega (fortuna), en la comitiva del virrey maqués de Cañete. Su excelencia
no halló otra manera de protegerlo que casándolo con la hija del conquistador
Hernando de Villalobos, heredera del rico repartimiento de Angaraes.
Poseedor de la Todos Santos, Descubridora o Santa Bárbara, que Por estos
tres nombres es conocida la mina de cinabrio, rival de las de Almadén, convino en
1572 en cederla a la Corona por la suma de dos, cientos cincuenta mil ducados.
Firmada ya la escritura de cesión, arrepintióse Cabrera, alegando lesión enormísima,
pues según dictamen de Peritos la mina era de balde por un millón. Más que el
pleito, la ambición de poseer un título de Castilla espoleó a don Amador de Cabrera,
que era sobradamente rico, para emprender viaje a España, y cuando Ya casi tenía
conseguido el título, no sé si de conde o marqués, sorprendiólo 18 ñata en 1576. La
mina quedó incorporada a la. Real Corona, sin que por eso dejara de ser semillero
de litigios con sobrinos y deudos del hidalgo conquense.

LA DESOLACION DE CASTROVIRREINA (1661-1666)


(Crónica de la época del décimoctavo virrey del Perú)
I
Doña Teresa de Castro, esposa del virrey don García Hurtado Mendoza, marqués
de Cañete, llegó a Lima en 1590, acompañando muchas damas, Parientas y amigas

292
LETRAS Y ARTES
suyas, la mayor parte solteras, y a poco hacer, encontraron marido acaudalado en
esta ciudad de que los reyes. Ateniéndonos al testimonio de un cronista, pasaron
de quinientas las personas que se embarcaron en Cádiz para seguir la suerte que
Dios deparase a la virreina.
Fué don García el primer virrey a quien se permitió venir al Perú 00 su esposa.
Entró ésta en Lima un día antes que su marido, en una tapizada de terciopelo
carmesí, acompañada de doña Magdalena litera de Burges, mujer del caballero a
quien traía por secretario el marqués, Tras la litera venían lujosos carruajes, y en
ellos la camarera mayor doña Ana de Zúñiga y quince dueñas y meninas. Las
criadas de éstas, que as. cendían a cuarenta mujeres españolas, y todas jóvenes,
llegaron a la ciudad por la noche. La recepción de doña Teresa fué para Lima una
verdadera y espléndida fiesta. Con la virreina vino también de España una banda de
música.
Minuto más, minuto menos, doña Teresa frisaba por entonces en los veinticinco
años, y a rancios cuarteles de nobleza unía gran fortuna y deslumbradora beldad.
Ella fué la primera que estableció en los salones de palacio la etiqueta aristocrática
de una pequeña corte y la galantería de buen tono.
Hablábase mucho, a la sazón, del descubrimiento de poderosas minas de plata
en uno de los distritos de Huancavelica, y no era escaso el número de españoles
que, soñando con un nuevo Potosí, abandonaban el templado clima de la capital
para aventurarse en esos riscos, cuyas entrañas escondían el precioso metal.
Una mañana presentóse un indio en el patio de palacio, seguido de varias llamas
cargadas de barras de plata, solicitando la merced de hablar con la virreina. Acogiólo
ella con su genial bondad, y el indio, después de obligarla a aceptar, como si fuesen
bizcochuelos, las consabidas barras Y excusarse por la mezquindad del agasajo,
la pidió que sacase de pila una hija que en su pueblo le había nacido. Doña Teresa,
por más honrar al futuro compadre, no quiso conferir poder para que otra persona la
representase como madrina y prometió que antes de quince días se pondría en
camino para la sierra. Loco de orgullo y de gusto salió el indio de Palacio, y sin
pérdida de tiempo regresó a su hogar para preparar un recibimiento digno de comadre
de tanto fuste.
Cinco o seis semanas después, doña Teresa de Castro, con varias señoras de
Lima, un respetable oidor de la Audiencia, tres capellanes, gran séquito de hidalgos,
cincuenta soldados de a caballo, hacía su entrada en el miserable pueblecito del
indio. Este había tapizado con barras de plata el espacio que mediaba entre el sitio
donde se apeó la vi’reina y la puerta de su choza.
Al siguiente día tuvo efecto la ceremonia bautismal, y con ella la formación de
una nueva villa.
Así cuenta la tradición popular el origen de Castrovirreina, falta de otra fuente
histórica a que atenernos, aceptamos el relato del pueblo, que se non é vero é bene
trovato.
Castrovirreina se encuentra situada en una altura, y es riguroso el frío que en ella
se experimenta. Las minas están esparcidas en los cerros inmediatos. Se halla a
cuarenta leguas poco más a menos del mar, y a diez y ocho de Huancavelica. Tuvo
un convento de franciscanos, iglesias, hospital y capillas.

293
EL PERÚ MINERO
La nueva villa progresó mucho con la abierta protección que lo dispensara el
virrey don García, quien, para impulsar el laboreo de las minas, la señaló dos mil
mitayos o peones indígenas. No creemos que fuese tan fabulosa como la de Potosí
y otros asientos la riqueza de Cae. trovirreina; pues en los tiempos del marqués de
Salinas se Pensó en abandonar los trabajos “porque -dice un historiador- aunque la
ley razonable, los metales eran pocos y muy duros de labrar, necesitando de quema,
con grave daño de los indios, y dando las minas a pocos estados en agua
Sin embargo, en los tiempos del virrey príncipe de Esquilache ( 615 a 1621) la
producción anual de Potosí era de cinco mil quintales de pla. ta; la de Oruro de
setecientos, y la de Castrovirreina de doscientos; “bien entendido -añade el mismo
historiador- que todas esas cifras reposan sobre datos y apreciaciones oficiales,
que la extensión del con. trabando dejaba a gran distancia de la verdad”.
Este dato nos hace presumir que, en la época de su fundación, de, bió ser
verdaderamente alucinadora la riqueza de Castrovirreina.
Hoy las minas están casi abandonadas, la población ha disminuído muchísimo,
y la villa no es sombra de lo que fué. Veamos lo que produjo esta desolación,
sujetándonos siempre al relato popular.

II
El excelentísimo señor don Diego de Benavides y de la Cueva conde de
Santisteban del Puerto, comendador de Monreal en el hábito do Santiago y que
había sido virrey de Navarra, entró en Lima el 31 de Julio de 1661. Fué el conde -
dice Peralta— de grandes virtudes, sobresaliendo en las de piedad, devoción y
liberalidad, y adornado de alto erudición y poesía, como lo justifica su libro titulado
Las horas sucesivas, al. volumen de versos latinos que existe en la Biblioteca
Nacional,.
La ordenanza de obrajes, en protección de los infelices indio,” la habilidad con
que administró las rentas públicas, llegando a tener Tesoro en vez de déficit un
sobrante de medio millón, bastan paro la apología de este virrey.
Amagos piráticos, un terremoto que en 1664 arruinó a Ica, pereciendo más de
cuatrocientas personas; epidemias de tifus y viruela, y primeros disturbios de los
hermanos Salcedo, afectaron el ánimo del lapo y bondadoso virrey, ocasionándole
la muerte en 1666. Su cadáver depositado en la iglesia de Santo Domingo.
Las armas de los Benavides eran: escudo cortado con un bastón gules, y león
linguado y coronado: bordura de plata con ocho calderas de sable.
Por entonces, los ricos mineros de Castrovirreina quisieron imitar el lujo, los
caprichosos dispendios, las vanidosas fantasías y la mapara de ser de los de Potosí
y Layeacota. Las procesiones eran un incen. tivo para ello, y aquel año, que no
podemos determinar con fijeza, eran grandes los preparativos que se hacían para la
fiesta del Corpus.
Disputábanse el alferazgo o prerrogativa de llevar el guión y de hacer los gastos
de la fiesta y del banquete dos de los mineros más poderosos, criollo el uno y
español el otro. llegado el día de hacer la elección en Cabildo, triunfó el español por
mayoría de un voto, y celebró su victoria con música y cohetes, exasperando así
más si cabía al partido desairado.
294
LETRAS Y ARTES
La procesión fué suntuosa. Arcos formados con barras de plata se ostentaban
en todo el tránsito, y las familias españolas se habían echado encima todo el baúl
de alhajas y los mejores trapitos de cristianar.
El alférez, con la insignia de su cargo, iba más orgulloso que la mitad y otro
tanto. Vestía jubón y calzón corto de finísimo terciopelo azul, capa de caballero de
Alcántara, y sujeta al cuello por una cadena de oro una espléndida cruz de brillantes.
A poco andar de la procesión, asomó por una esquina el vencido criollo con un
grupo de sus parciales, y se lanzó a arrebatar el guión de manos del alférez. Los
españoles estaban prevenidos para el lance, y por arte de encantamiento salieron a
relucir espadas, puñales y mosquetes. los Indios, igualmente armados, acudieron
por las bocacalles, y empezó entre ambos partidos un sangriento combate. Claro
es que todos peleaban tentados por
(111) los tres reyes de Oriente:
vino, chicha y aguardiente.
Aun en nuestros republicanos tiempos han tenido lugar idénticas to cenas en
las fiestas religiosas de algunos pueblos, y aquí viene a cuenuna historia auténtica
y contemporánea.
No hace mucho que en Huancavelica, y para la fiesta de San Sebastián se
dividían los indios en dos partidos, y después de un comba te a palos y de las
víctimas consiguientes, el bando vencedor ssee llevaba ab, la imagen del santo y
atendía a su culto durante el año. Los vencidos guardaban su enojo para el año
próximo, reforzaban sus filas y casi siempre en la batalla salían vencedores. Hubo
al fin un prefecto, bastante ilustrado y enérgico, que prohibió la procesión. Los
indios llevaron, poco,, días después, ante el prefecto a San Sebastián con un recurso
en la Mano. El memorial estaba escrito en papel sellado, llevando por sumilla esta
cuarteta:
(112) San Sebasfián ante usía,
con el debido respeto,
pide revoque el decreto
que promulgó el otro día.
Diz que el prefecto estuvo tentado de proveer, para escarmiento de santos
demagogos, San Sebastián a la cárcel; pero, pensándolo me. jor, hizo regresar la
efigie al templo y poner en chirona a los cabecillas. El decreto prefectual subsistió,
y parece que no se han repetido los es. cándalos antiguos.
Este memoria¡ de San Sebastián nos trae a la memoria el que dirigieron a un
obispo dos mujeres, a quienes el nuevo cura de la parroquia suprimió de improviso
el pago de una pensión alimenticia, que su antecesor, para apartarlas de pecadero,
las había asignado sobre el producto del cepillo de las ánimas. Decía así el memorial:
(113) Ilustrísimo señor:
Era el cura anterior un agnus Del;
pero puesta que el nuevo es un qui tollis
y no es posible ya peccata mundi,
señor obispo, miserere nobis.
Volvamos a )a procesión de) Corpus en Castrovirreina.
Algunos muertos y heridos contábanse ya de ambos bandos, sin que la ventaja

295
EL PERÚ MINERO
de la lucha se pronunciase por ninguno. De pronto, el sa. cerdote que llevaba el
Santísimo cayó al suelo, mortalmente herido en el pecho. Una bala, destrozando
un rayo de oro de la custodia, lo había atravesado.
La consternación fué general, el espanto se apoderó de los ánimos, cesó el
combate; y los indios se dispersaron.
Y corno si un anatema del cielo hubiera caído sobre Castrovirreyna, empezó la
desolación del asiento. Unas minas se derrumbaron otras dieron en agua, y para
colmo de desdichas, una epidemia que los naturales llamaron ferrochucco, y que
presumimos fué el tifus, tercios de la población.
Bajo el gobierno del virrey conde de Castellar se decretó la traslade las cajas
reales y mítayos de Castrovirreina al mineral de Otoca, en la provincia de Lucanas.
Carlos IV, en los primeros anos del presente siglo, encomendó al intendente
Vives que procurase restablecer los trabajos en Castrovirreina Y devolver al mineral
su pasada importancia. Pero los esfuerzos de Vives fueron estériles.
La custodia, con el rayo de oro roto por la bala, se conservaba en la iglesia hasta
la época de la Independencia, en que desapareció robada por unos soldados de la
división del general Arenales.

296
LETRAS Y ARTES

Enrique López Albújar

LOS TRES JIRCAS


Marabamba, Rondos y Paucarbamba.
Tres moles, tres cumbres, tres centinelas que se yerguen en tor. no de la ciudad
de los CABALLEROS de LEON de HUANUCO. Los tres jirca-yayag, que llaman los
indios.
Marabamba es una aparente regularidad geométrica, coronada de tres puntas,
el cono clásico de las explosiones geológicas, la figura menos complicada, más
simple que afectan estas moles que viven en perpetua ansiedad de altura; algo así
como la vela triangular de un barco perdido entre el oleaje de este mar pétreo
llamado los Andes.
Marabamba es a la vez triste y bello, con la belleza de los gigantes y la tristeza
de las almas solitarias. En sus flancos graníticos no se ve ni el verde de las plantas,
ni el blanco de los vellones, ni el rojo de los tejados, ni el humo de las chozas. Es
perpetuamente gris , con el gris melancólico de las montañas muertas y abandonadas
. Durante el día, en las horas de sol, desata todo el orgullo de su fiereza, vibra, re*
verbera, abrasa, crepita. El fantasma de la insolación pasea entonces por sus flancos.
En las noches lunares su tristeza aumenta hasta reflejarse en el alma del observador
y hacerle pensar en el silencio trágico de las cosas. Parece un predestinado a no
sentir la garra inteligente el arado, ni la linfa fecundante del riego, ni la germinación
de la semilla bienhechora. Es una de esas tantas inutilidades que la naturaleza ha
puesto delante del hombre como para abatir su orgullo o probar su Iinteligencia.
Mas quién sabe si Marabamba no sea realmente una inutilidad, quién sabe si en
sus entrañas duerme algún metal de esos que riel la codicia insaciable del hombre
transformará mañana en moneda, máquina o instrumento de vida o muerte.
Rondos es el desorden, la confusión, el tumulto, el atropellameinto to de una
fuerza ciega y brutal que odia la forma, la rectitud; simetría. Es la crispatura de una
ola hidrópica de furia, condenada perpetua-
__________
* Tomado de su libro Cuentos Andinos, publicado en primera edición en 1920.
rnente a no saber del espasmo de la ola que desfallece en la playa. En Carnbio
es movimiento, vida, esperanza, amor, riqueza. Por sus arrugas, por sus pliegues
sinuosos y profundos el agua corre y se bifurca, desgranando entre los precipicios
y las piedras sus canciones cristalinas y monótonas rompiendo con la fuerza
demoledora de su empuje los obsáculos y lanzando sobre el valle, en los días
tempestuosos, olas de fango y remolinos de piedras enormes, que semejan el
galope aterrador de una manada de paquidermos enfurecidos...
Rondos, por su aspecto, parece uno de esos cerros artificiales y caprichosos
que la imaginación de los creyentes levanta en los hogares cristianos en la noche
297
EL PERÚ MINERO
de Navidad. Vénse allí cascadas cristalinas y par¡eras: manchas de trigales verdes
y dorados; ovejas que pacen entre los riscos lentamente; pastoras que van hilando
su copo de lana enrollado, como ajorca, al brazo; grutas tapizadas de helechos,
que lloran eternamente lágrimas puras y transparentes como diamantes; toros que
restregan sus cuernos contra las rocas y desfogan su impaciencia con alaridos
entrecortados; bueyes que aran resignados, lacrimosos, lentos Y pensativos, cual
si marcharan abrumados por la nostalgia de una potencia perdida; cabras que triscan
indiferentes sobre la cornisa de una escarpadura escalofriante; árboles cimbrados
por el peso de dorados y sabrosos frutos; maizales que semejan cuadros de indios
empenachados; cactus que parecen hidras, que parecen pulpos, que parecen boas.
Y en medio de todo esto, la nota humana, enteramente humana, representada por
casitas blancas y rojas, que de día humean y de noche brillan como faros
escalonados en un mar de tinta. Y hasta tiene una iglesia, decrépita, desvencijada,
a la cual las inclemencias de las tempestades y la incuria del indio, contagiado ya
de incredulidad, van empujando inexorablemente a la disolución. Una vejez que se
disuelve en las aguas del tiempo.
Paucarbamba, no es como Marabamba ni como Rondos, tal vez Porque no
pudo ser como éste o porque no quiso ser como aquél. Paucarbamba es un cerro
áspero, agresivo, turbulento, como forjado en una hora de soberbia. Tiene
erguimientos satánicos, actitudes amenazadoras, gestos de piedra que anhelara
triturar carnes, temblores de leviatán furioso, repliegues que esconden abismos
traidores, crestas que retan al cielo. De cuando en cuando verdea y florece y alguna
de sus arterias precipita su sangre blanca en el llano. Es de los tres el más escarpado,
el más erguido, el más soberbio. Mientras Marabamba parece un gigante sentado y
Rondos un gigante tendido y con los brazos en cruz, Paucarbamba parece un
gigante de pie, ceñudo y amenazador. Se diría que Marabamba piensa, Rondos
duerme y Paucarbamba vigila.
Los tres colosos se han situado en torno de la ciudad, equidistantemente, como
defensa y amenaza a la vez. Cuando la niebla intenta bajar al valle en los días grises y
fríos, ellos, con sugestiones misteriosas, la atraen, la acarician, la entretienen y la
adormecen para de pués, con manos invisibles -manos de artífice de ensueños – hacerse
turbantes y albornoces, collares y coronas. Y ellos son también los que refrenan y
encausan la furia de los vientos montañeses, los que entibian las caricias cortantes y
traidoras de los vientos puneños y ‘Os que en las horas en que la tempestad suelta su
jauría de truenos desvían hacia sus cumbres las cóleras flagelantes del Rayo.
Y son también amenaza: amenaza de hoy, de mañana, de quién sabe cuándo. Una
amenaza llamada a resolverse en convulsión, en des. moronamiento, en catástrofe.
Porque ¿quién puede decir que mañana no proseguirán su marcha? Las montañas son
caravanas en descanso evoluciones en tregua, cóleras refrenadas, partos indefinidos.
la llanuri de ayer es la montaña de hoy, y la montaña de hoy será el abismo o el valle
de mañana.
Lo que no sería extraño. Marabamba, Rondos y Paucarbamba tie. nen
geológicamente vida. Hay días en que murmuran, en que un tumulto de voces
interiores pugna por salir para decirle algo a los hombres esas voces no son las
voces argentinas de sus metales yacentes, sino voces de abismos, de oquedades,
de gestaciones terráqueas, de fuerzas que están buscando en un dislocamiento el
reposo definitivo.
298
LETRAS Y ARTES
Por eso una tarde en que yo, sentado sobre un peñón del Paucarbamba,
contemplaba con nostalgia de llanura, cómo se hundía el sol tras la cumbre del
Rondos, al levantarme, excitado por el sacudi m iento de un temblor, Pílico, el indio
más viejo, más taimado, más supersticioso, más rebelde, en una palabra, más
incaico de Llicua, me decía, poseído de cierto temor solemne:
-Jirca-yayaq, bravo. Jirca-yayaq, con hambre, taita.
-¿Ouién es Jirca-yayag?
-Paucarbamba, taita. Padre Paucarbamba pide quejas, cuca, bescochos,
confuetes.
-¡Ah! Paucarbamba come como los hombres y es goloso co’ mo los niños!
Quiere confites y bizcochos.
-Au, taita. Cuando pasa mucho tiempo sin comer, Paucarbamba piñashcaican.
Cuando come, cushiscaican.
-No voy entendiéndote, Pillco.
-Piñashcalcan, malhumor; cushiscaican alegría, taita.
-¿Pero tu crees de buena fe, Pilico, que los cerros son los hombres?
-Au, taita. Jircas comen; fircas hablan; jircas son dioses. De día callan, piensan,
murmuran o duermen. De noche andan. Pillco no mirar noche jircas; hacen daño.
Noches nubladas jircas andar más, comer más, más. Se juntan y conversan. Si yo
te contara, taita, por qué jircas Rondos, paucarbamba y Marabamba están aquí...

II
Y he aquí lo que me contó el indio más viejo, más taimado, más supersticioso y
más rebelde de Llicua, después de haberme hecho andar muchos días tras dél, de
ofrecerle dinero, que desdeñó señorilmente, de regalarle muchos puñados de coca
y de prometerle, por el alma de todos los jircas andinos, el silencio para que su
leyenda no sufriera as profanaciones de la lengua del blanco, ni la cólera implacable
de los jircas Paucarbamba, Rondos y Marabamba. “Sobre todo, me dijo con ucho
misterio, que no lo sepa Paucarbamba. Vivo al pie, taita”.
“Maray, Runtus y Páucar fueron tres guerreros venidos de tres lejanas comarcas.
Páucar, vino de la selva; Runtus, del mar; Maray, de las punas. De los tres, Páucar
era el más joven y Runtus, el más viejo. Los tres estuvieron a punto de chocar un
día, atraídos por la misma fuerza: el amor. Pillco - Rumi, curaca de la tribu de los
pillcos, después de haber tenido hasta cincuenta hijos, todos varones, tuvo al fin
una hembra, es decir, una orcoma, pues no volvió a tener otra hija. PilicoRumi por
esta circunstancia puso en ella todo su amor, todo su orgullo, y su amor fué tal que
a medida que su hija crecía iba considerándola más digna de Pachacamac que de
los hombres. Nació tan fresca, tan exuberante, tan bella que la llamó desde ese
instante Cori-Huayta. Y Cori-Huayta fué el orgullo del curacazgo, la ambición de los
caballeros, la codicia de los sacerdotes, la alegría de Pilico-Rumi, la complacencia
de Pachacamac. Cuando salía en su litera a recoger flores y granos para la fiesta
del Raymi, seguida de sus doncellas y de sus criados, las gentes se asomaban a
las puertas para verla pasar y los caballeros detenían su marcha embelesados,
mirándose después, durante muchos días, recelosos y mudos.

299
EL PERÚ MINERO
Pilíco-Rumi sabía de estas cosas y sabía también que, según la ley del
curacazgo, su hija estaba destinada a ser esposa de algún hombre. Si la esterilidad
era considerada como una maldición entre los pillcos, la castidad voluntaria, la
castidad sin voto, era tenida como un signo de orgullo, que debía ser abatido, so
pena de ser sacrificada la doncella a la cólera de los dioses. Y la ley de los pillcos
prescribía que los varones debían contraer matrimonio a los veinte años y las mujeres
a los dieciocho. Pilico-Rumi no estaba conforme con la ley. PificoRumi sintió rebeldías
contra ella y comenzó a odiarla y a pensar en la Manera de eludirla. Según él, Cori-
Huayta estaba por encima de la ley. la ley no se había puesto en el caso de que un
padre que tuviera una orcoma habría necesariamente de casarla. Cuando se tiene
varias hijas, bien Puede cederse todas, menos la elegida por el padre para el cuidodo
de su vejez. Y cuando se tiene una como Cori-Huayta, pensaba Pillco-Rumi, todos
los hombres sumados, no merecen la dicha de poseerla.
Y Pillco-Rumi, que, además de padre tierno, era hombre resuelto y animoso,
juró ante su padre el Sol que Cori - Huayta no sería de 103 hombres sino de
Pachacamac.

III
Y llegó el día en que Píllco-Rumi debía de celebrar en la plaza pública el
matrimonio de todos los jóvenes aptos según la ley.
La víspera Pillco-Rumi había llamado a su palacio a Racucunca el gran sacerdote,
y a Karu-Ricag, el más prudente de los amautas, Para consultarles el modo de
eludir el cumplimiento de la ley matrimonial,
El arnauta dijo:
-La sabiduría de un curaca está en cumplir la ley. El que mejor la cumple es el
más sabio y el mejor padre de sus súbditos.
Y el gran sacerdote, que no había querido ser el primero en hablar:
-Sólo hay dos medios: sacrificar a Cori-Huayta o dedicarla al culto de nuestro
padre el Sol.
Pilico-Rumi se apresuró a objetar:
-Corí-Huayta cumplirá mañana dieciocho años; ha pasado ya de la edad en que
una doncella entra al servicio de Pachacamac.
-Para nuestro Padre repuso Racucunca- todas las doncellas son iguales. Sólo
exige juventud.
Y el gran sacerdote, a quien Cori-Huayta, desde dos años atrás, venía turbándole
la quietud, hasta hacerle meditar horribles sacrilegios, y que parecía leer en el
pensamiento de Pillco-Rumi, añadió:
-No hay hombre en tu curacazgo digno de Cori-Huayta.
El arnauta, que a su vez leía en el pensamiento de Racucunca, intervino
gravemente:
-La belleza es fugaz-, vale menos que el valor y la Un joven sabio y valiente
puede hacer la dicha de Cori-Huayta.
Ante tan sentencioso lenguaje, que significaba para Racucunca dismulando un
reproche y para Pillco-Rumi una advertencia, aquél, disimulando intenciones. replicó:
300
LETRAS Y ARTES
-Mañana a la hora de los sacrificios lo consultaré en 109 ñas del llama.
Y mientras Racucunca, ceñudo y solemne, salía por un lado y Karu-Ricag,
tranquilo y grave, por otro, Pillco - Rumi, con el corazón apretado por la angustia y
la esperanza, quedábase meditando en su infelicidad.
Por eso en la tarde del día fatal, en tanto que el regocijo popular se difundía por
la ciudad y en la plaza pública los corazones de los caballeros destilaban la miel
más pura de sus alegrías; y los guerreros, coronados de plumas tropicales, en
pelotones compactos, esgrimían sus picas de puntas y regatones relucientes,
balanceaban los arcos, blandian las macanas cabezudas, restregaban las espadas
y las flechas, rastrellaban las hondas y batían las banderas multicolores; y los
haravicus, estacionados en los tres ángulos de la plaza cantaban sus más tiernas
canciones eróticas al son de los cobres estridentes; y las futuras esposas, prendidas
en rubor, coronadas de flores, enroscadas las gargantas por collares de guayruros
y cuentas de oro, y envueltas en albas túnicas flotantes, giraban lentamente, cogidas
de las manos, en torno de la gran piedra de los sacrificios, y Cori-Huayta, ignorante
de su destino, esperaba la hora de los desposorios; Pillco-Rumi, de pie sobre el
torreón del occidente, los brazos aspados sobre el pecho; la curva y enérgica nariz
dilatada y palpitante, la boca contraída por una crispatura de soberbia y resolución
y la frente surcada por el arado invisible de un pensamiento sombrío, encarando al
sol el rojizo rostro, como una interrogación al destino, hacía esta invocación, mezcla
de impiedad y apóstrofe:
-¿Podrán los hombres más que Pachacamac? ¿No querrás tú, Padre Sol, cegar
con tus ojos los ojos de aquel que pretenda posarlos en los encantos de Cori-
Huayta?. ¿No podrías tú hacerles olvidar la ley a los sabios, a los sacerdotes, a los
caballeros? Quiero que Cori-Huayta sea la alegría de mí vejez; quiero que en las
mañanas, cuanto tú sales Y vienes a bañar con el oro de tus rayos bienhechores la
humildad de mi templo, Cori-Huayta sea la que primero se bañe en ellos, pero sin
que los hombres encargados de servirle la contemplen, porque se depertaría en
ellos el irresistible deseo de poseerla. Cori-Huayta es, señor, digna de ti. ¡Líbrala de
los deseos de los hombres!
Y Pilico-Rumi, más tranquilo después de esta invocación, volviendo el rostro
hacia la multitud, que bullía y clamoreaba más que nunca, clavó en ella una indefinible
mirada de desprecio. Y al reparar en Racucunca, que en ese instante, con un gran
espejo cóncavo, de oro bruñido, recogía un haz de rayos solares para encender el
nevado copo de algodón del que había de salir el fuego sagrado para los sacrificios,
levantó el ‘puño como una maza, escupió al aire y del arco de su boca salió, como
flecha envenenada, esta frase: “Cori-Huayta no será tuya, raid r Yo también, como
Karu-Ricag, adiviné ayer tu pensamiento. Primataré a Cori-Huayta”.
Pero Supay, el espíritu malo, que anda siempre apedreando las de toda tranquilidad
y de toda dicha para gozarse en verlas revueltas y turbias, comenzó por turbar el
regocijo público. Repentinamente te enmudecieron las canciones y los cobres
musicales, pararon las danzas, se levantaron azorados los amautas, temblaron las
doncellas, se le escapó de la diestra al gran sacerdote el espejo cóncavo, generador
del fuego sagrado, y la multitud prorrumpió en un inmenso alarido, que hizo estremecer
el corazón de Cori-Huayta, al mismo tiempo que, señalando varios puntos del
horizonte, gritaba: “¡Enemigos! ¡Enemigos! Vienen Por nuestras doncellas. ¿Dónde
está Pillco-Rumi? ¡Defiéndenos, Pillco-Rumi! ¡Pachacamac, defiéndenos!”.
301
EL PERÚ MINERO
Eran tres enormes columnas de polvo, aparecidas de repente en tres puntos del
horizonte, que parecían tocar el cielo. Avanzaban ‘ avanzaban... Pronto circuló la
noticia. Eran Maray, de la tribu de los paseos; Runtus, de la de los huaylas, y
Páucar, de la de los panataguas, la más feroz y guerrera de las tribus. Cada uno
había anunciado a Piilco-Rumi su llegada el primer día del equinoccio de la primavera,
con el objeto de disputar la mano de Cori-Huayta, anunció que Pillco-Rumi desdeñó,
confiado en su poder y engañado por las predicciones de los augures.
Los tres llegaban seguidos de sus ejércitos; los tres habían carninado durante
muchos días, salvando abismos, desafiando tempestades, talando
bosques,devorando llanuras. Y los tres llegaban a la misma hora, resueltos a no
ceder ante nadie ni ante nada. Runtus, durante el viaje había caminado pensando:
“Mi vejez es sabiduría. La sabiduría hermosea el rostro y sabe triunfar de la juventud
en el amor”. Y Maray: —Lafuerza impone y seduce a los débiles. Y la mujer es débil
y ama al fuerte”. Y Páucar: “La juventud lo puede todo; puede lo que no alcanza la
sabiduría y la fuerza”.
Entonces Pilico-Rumi, que desde el torreón de su palacio había visto también
aparecer en tres puntos del horizonte las columnas da polvo que levantaban hasta
el cielo los ejércitos de Runtus, Páucar
Maray, comprendiendo a qué venían, en un arranque de suprema desesperación,
exclamó, invocando nuevamente a Pachacarnac: “Padre Sol, te habla por última
vez Pillco-Rumi. Abrasa la ciudad, inunda el valle, o mata a Cori- Huayta antes de
que yo pase por el horror de matarla”.
Ante esta invocación, salida de lo más hondo del corazón de Pillco- Rumi,
Pachacamac, que desde la cima de un arco iris, había estado viendo
desdeñosamente las intrigas de Supay, empeñado en producir un conflicto y
ensangrentar la tierra, cogió una montaña de nieve Y la arrojó a los pies de Páucar,
que ya penetraba a la ciudad, convieriéndose al caer en bullicioso río. Páucar se
detuvo. Después lanzó otra montaña delante de Maray, con el mismo resultado, y
Maray se detuvo también Y a Runtus, que, como el menos impetuoso y el más
retrasado, todavía demoraba en llegar, se limitó a tirarle de espaldas de un soplo,
Luego clavó en cada uno de los tres guerreros la mirada y convirtióles, junto con
sus ejercitos, en tres montañas gigantes. No satisfecho aun de su obra, volvió los
ojos a Cori-Huayta, que astustada, había corrido a refugiarse al lado de su padre, y
mirándola amorosamente exclamó: iHuá-Huayta, más hermosa, más exuberante,
más seductora que nunca, cayó fulminada en los brazos de Pilico-Rumi.
Ante tal cataclismo, la tribu de los Pillcos, aterrorizada, huyó, yendo a
establecerse en otra región, donde fundó una nueva ciudad con nombre de Huáñucuy,
o Huánuco, en memoria de la gran voz imperio que oyeran pronunciar a Pachacarnac.
Desde entonces Runtus, Páucar y Maray están donde los sorprendió la cólera
de Pachacamac, esperando que ésta se aplaque, para que e! Huallaga y el Higueras
tornen a sus montañas de nieve y la hija de Pilico.Rumi vuelva a ser la Flor de Oro
del gran valle primaveral de los pillcos... ...

302
LETRAS Y ARTES

César Vallejo

TUNGSTENO
Dueña, por fin, la empresa norteamericana “Mining Society”, de las minas de
tungsteno de Quivilca, en el departamento del Cuzco, la gerencia de Nueva York
dispuso dar comienzo inmediatamente a la extracción del mineral
Una avalancha de peones y empleados salió de Colca y de los lugares del
tránsito, con rumbo a las minas. A esa avalancha siguió otra y otra, todas contratadas
para la colonización y labores de minería. La circunstancia de no encontrar en los
alrededores y comarcas vecinas de los yacimientos, ni en quince leguas a la redonda,
la mano de obra necesaria, obligaba a la empresa a llevar, desde lejanas aldeas y
poblaciones rurales, una vasta indiada, destinada al trabajo de las minas.
El dinero empezó a correr aceleradamente y en abundancia nunca vista en Colca,
capital de la provincia en que se hallaban situadas las minas. Las transacciones
comerciales adquirieron proporciones inauditas, Se observaba por todas partes, en
las bodegas y mercados, en las calles y plazas, personas ajustando compras y
operaciones económicas. Cambiaban de dueños gran número de fincas urbanas y
rurales, y bullían constantes ajetreos en las notarias públicas y en los juzgados.
Los dólares de la “Mining Society” habían comunicado a la vida provinciana, antes
tan apacible, un movimiento inusitado.
Todos mostraban aire de viaje. Hasta el modo de andar, antes lento y dejativo,
se hizo rápido e impaciente. Transitaban los hombres, vestidos de caqui, polainas
y pantalón de montar, hablando con voz que también había cambiado de timbre,
sobre dólares, documentos, cheques, sellos fiscales, minutas, cancelaciones,
toneladas, herramientas. Las mozas de los arrabales salían a verlos pasar y una
dulce zozobra las estremecía pensando en los lejanos minerales cuyo exótico
encanto las atraía de modo irresistible. Sonreían y se ponían coloradas, preguntando:
________
* Fragmento de la novela del mismo nombre, del autor, publicada originalmente 1931, en España.

-¿Se va usted a Ouivilca?


- Sí. Mañana muy temprano.
_¡Quién como los que se van! ¡A hacerse ricos en las minas!
Así venían los idilios y los amores, que habrían de ir luego a anidar en las
bóvedas sombrías de las vetas fabulosas.
En la Primera avanzada de peones Y mineros marcharon a Quivilca los gerentes,
directores y altos empleados de la, empresa. Iban allí, en primer lugar, místers Taik
y Weiss, gerente y subgerente de la “Mining Society”; el cajero de la empresa,
Javier Machuca; el ingeniero peruano Baldomero Rubio, el comerciante José Marino,

303
EL PERÚ MINERO
que había tomado la exclusiva del bazar y de la contrata de peones para la “Mining
Society”; el comisario del asiento minero, Baldazari y el agrimensor Leónidas
Benites, ayudante de Rubio. Este traía a su mujer y dos hijos pequeños. Marino no
llevaba más parientes que un sobrino de unos diez años, a quien le pegaba a
menudo. Los demás iban sin familia.
El paraje donde se establecieron era una despoblada falda de la vertiente oriental
de los Andes, que mira a la región de los bosques. Allí encontraron, por todo signo
de vida humana, una pequeña cabaña de indígenas, los soras. Esta circunstancia,
que les permitiría servirse de los indios como guías en la región solitaria y
desconocida, unida a la de ser ése el punto que, según la topografía del lugar, debía
servir de centro de acción de la empresa, hizo que las bases de la población minera
fuesen echadas en torno a la cabaña de los soras.
Azarosos y grandes esfuerzos hubo de desplegarse para poder establecer definitiva
y normalmente la vida en aquellas punas y el trabajo en las minas. La ausencia de
vías de comunicación con los pueblos civilizados, a los que aquel paraje se hallaba
apenas unido por una abrupta ruta para llamas, constituyó, en los comienzos, una
dificultad casi invencible. Varias veces se suspendió el trabajo por falta de
herramientas y no Pocas Por hambre e intemperie de la gente, sometida
bruscamente a la acción de un clima glacial e implacable.
Los soras, en quienes los mineros hallaron todo género de apoyo y una candorosa
y alegre mansedumbre, jugaron allí un rol cuya importancia llegó a adquirir tan
vastas proporciones, que en más de una ocasión habría fracasado para siempre la
empresa, sin su oportuna intervención. Cuando se acababan los víveres y no venían
otros de Colca, a s ras cedían sus granos, sus ganados, artefactos y servicios
persona, es, Sin tasa ni reserva, y, lo que es más, sin remuneración alguna. Se
contentaban con vivir en armoniosa y desinteresada amistad con los mineros, a los
que los soras miraban con cierta curiosidad infantil, agitarse día y noche, en un
forcejeo sistemático de aparatos fantásticos y aras misteriosos. Por su parte, la
“Mining Society” no necesitó, al comienzo, la mano de obra que podían prestarles
‘los soras en los trabajos de las minas, en razón de haber traído de Colca y de los
lugares del tránsito una peonada numerosa y suficiente. La “Mining Society” dejo, a
este respecto, tranquilos a los soras, hasta el día en que las minas reclamasen
más fuerzas y más hombres. ¿Llegaría ese día? Por el instante, los soras seguían
viviendo fuera de las labores de las minas.
-¿Por qué haces siempre así?- te preguntó un sora a un obrero que tenía el oficio
de aceitar grúas.
- Es para levantar la cangalla.
-¿Y para qué levantas la cangalla?
- Para limpiar la veta y dejar libre el metal.
-¿Y qué vas hacer con metal?
-¿A tí no te gusta tener dinero? ¡Qué indio tan bruto!
El sora vio sonreír al obrero y el también sonrió maquinalmente, sin motivo, le
siguió observando todo el día y durante muchos días más, tentado de ver en qué
paraba esa maniobra de aceitar grúas. Y otro día, el sora volvió a preguntar al
obrero, por cuyas sienes corría el sudor:

304
LETRAS Y ARTES
-¿Ya tienes dinero? ¿Qué es dinero?
El obrero respondió paternalmente, haciendo sonar los bolsillos de su blusa:
- Esto es dinero. Fíjate. Esto es dinero. ¿Lo oyes?...
Dijo el obrero esto y sacó a enseñarle varias monedas de níquel El sora las vio,
como una criatura que no acaba de entender una cosa:
-¿Y qué haces con dinero?
- Se compra lo que se quiere. ¡Qué bruto eres, muchacho¡
Volvió el obrero a reírse. El sora se alejó saltando y silbando.
En otra ocasión, otro de los soras, que contemplaba absortamente y corno
hechizado a un obrero que martillaba en el yunque de la forja, se puso a reír con
alegría clara y retozona. El herrero le dijo:
-¿De qué te ríes, cholito? ¿Quieres trabajar conmigo?
- Sí. Yo quiero hacer así.
- No. Tú no sabes, hombre. Esto es muy difícil.
Pero el sora se empecinó en trabajar en la forja. Al fin, le consintieron y trabajó
allí cuatro días seguidos, llegando a prestar efectiva mecánicos. Al quinto, al mediodía,
el sora puso repentinamente a un lado los lingotes y se fuertemente
- Oye - le observaron -, ¿Por qué te vas? Sigue trabajando.
- No - dijo el sora -, ya no me gusta.
- Te van a pagar. Te van a pagar por tu trabajo. Sigue nomás trabajando.
- No. Ya no quiero.
A los pocos días, vieron al mismo sora echando agua con un mate a- una batea,
donde lavaba trigo una muchacha. Después se ofreció a llevar la punta de un cordel
en los socavones. Más tarde, cuando se empezó a cargar el mineral de la bocamina
a la oficina de ensayos, el mismo sora estuvo llevando las parihuelas. El comerciante
Marino contratista de peones, le dijo un día:
- Ya veo que tú también estás trabajando. Muy bien cholito, muy bien. ¿Quieres
que te “socorra”? ¿Cuánto quieres?
El sora no entendía este lenguaje de “socorro” ni de “cuánto quieres”. Sólo quería
agitarse y obrar y entretenerse, y nada más. Porque no podían los soras estarse
quietos. Iban, venían, alegres, acezando, tensas las venas y erecto el músculo en
la acción, en los pastoreos, en la siembra, en el aporqué, en la caza de vicuñas y
guanacos salvajes, o trepando las rocas y precipicios, en un trabajo incesante y,
diríase, desinteresado. Carecían en absoluto del sentido de la utilidad. Sin cálculo
ni preocupación sobre sea cual fuese el resultado económico de sus actos, parecían
vivir la vida como un juego expansivo y generoso. Demostraban tal confianza en los
otros, que en ocasiones inspiraban lástima. Desconocían la operación de compra -
venta. De aquí que se veían escenas divertidas al respecto.
- Véndeme una llama para charqui.
Entregado era el animal, sin que se diese y ni siquiera fuese reclamado su valor.
Algunas veces les daban por la llama una o dos monedas, que ellos recibían para
volverlas a entregar al primer venido y a la menor solicitud.

305
EL PERÚ MINERO
Apenas instalada en la comarca la población minera, empleados Peones fueron
prestando atención a la necesidad de rodearse de los elementos de vida que, aparte
de los que venían de fuera, Podía ofrecerles les el lugar, tales como animales de
trabajo, llamas para carne, granos alimenticios y otros. Sólo que había que llevar a
cabo un paciente trabajo de exploración y desmonte en las tierras incultas para
convertirlas en predios labrantíos y fecundos.
El primero en operar sobre las tierras, con miras no sólo de obtener productos
para su propia subsistencia, sino de enriquecerse a base de la cría y del cultivo, fue
el dueño del bazar y contratista exclusivo de peones de Quivilca, José Marino. Al
efecto, formó una sociedad secreta con el ingeniero Rubio y el agrimensor Benites.
Marino tomo a su cargo la gerencia de esta sociedad, dado que él, desde el bazar,
podía manejar el negocio con facilidades y ventajas especiales. Además Marino
poseía un sentido económico extraordinario. Gordo y pequeño, de carácter socarrón
y muy avaro, el comerciante sabía envolver en sus negocios a las gentes, como el
zorro a las gallinas. En cambio, Baldomero Rubio era un manso, pese a su talle alto
y un poco encorvado de hombros, que le daba un asombroso parecido de cóndor en
acecho de un cordero, En cuanto a Leónidas Benites, no pasaba de un asustadizo
estudiante de la Escuela de Ingenieros de Lima, débil y mojigato, cualidades
completamente nulas y hasta contraproducentes en materia comercial.
José Marino puso el ojo, desde el primer momento, en los terrenos, ya sembrados,
de los soras y resolvió hacerse de ellos. Aunque tuvo que vérselas en apretada
competencia con Machuca, Baldazari y otros, que también empezaron a despojar
de sus bienes a los soras, el comerciante Marino salió ganando en esta justa. Dos
armas le sirvieron era el caso: el bazar y su cinismo excepcional.
Las soras andaban seducidos por las cosas, raras para sus mentes burdas y
salvajes, que veían en el bazar: franelas en colores, botellas pintorescas, paquetes
policromos, fósforos, caramelos, baldes brillantes, transparentes vasos, etc. Los
soras se sentían, atraídos al bazar, como ciertos insectos a la luz. José Marino
hizo el resto con su malicia usurero.
- Véndeme tu chacra del lado de tu choza- les dijo un día en el bazar, aprovechando
de la fascinación en que estaban sumidos los soras ante las cosas del bazar.
-¿Qué dices, taita?
- Que me des tu chacra de ocas y yo te doy lo que quieras de tienda.
- Bueno, taita.
La venta, o, mejor dicho, el cambio, quedó hecho - En pago del valor del terreno
de ocas, José Marino le dio al sora una pequeño garrafa azul, con flores rojas.
-¡Cuidado que la quiebres! - le dijo paternalmente Marino.
Después le enseñó cómo debía llevar la garrafa el sora, con mucho tiento, para
no quebraría. El indio, rodeado de otros dos soras, llevó si ¡a lentamente a su
choza, paso a paso, como una custodia sagrada. Recorrieron la distancia —que
era de un kilómetro- en dos horas y media gente salía a verlos y se moría de risa.
El sora no se había dado cuenta de si esa operación de cambiar su terreno de
ocas con una garrafa, era justa o injusta. Sabía en sustancia que Marino quería su
terreno y se lo concedió. La otra parte de la operación - el recibo de la garrafa la
imaginaba el sora como separada e independiente de la primera. Al sora le había
306
LETRAS Y ARTES
gustado ese objeto y Creía que Marino se lo había cedido, únicamente porque la
garrafa le gustó a él, al sora.
Y en esta misma forma siguió el comerciante apropiándose de los sembríos de
los soras, que ellos seguían, a su vez, cediendo a cambio de pequeños objetos
pintorescos del bazar y con la mayor inocencia imaginable, como niños que ignoran
lo que hacen.
Los soras, mientras por una parte se deshacían de sus posesiones y ganados
en favor de Marino, Machuca, Baldazari y otros altos empleados de la “Mining
Society”, no cesaban, por otro lado, de bregar con la vasta y virgen naturaleza,
asaltando en las punas y en los bajíos, en la espesura y en los acantilados, nuevos
oasis que surcar y nuevos animales para amansar y criar. El despojo de sus intereses
no parecía infligirles el más remoto perjuicio. Antes bien, les ofrecía ocasión para
ser Más expansivos y dinámicos, ya que su ingénita movilidad hallaba así más
jubiloso y efectivo empleo. La conciencia económica de los soras era muy simple:
mientras Pudiesen trabajar y tuviesen cómo y dónde trabajar, para obtener lo justo
y necesario para vivir, el resto no les importaba Solamente el día en que les faltase
dónde y cómo trabajar para subsistir, sólo entonces abrirían acaso los ojos y
opondrían a sus explotadores una resistencia seguramente encarnizada. Su lucha
con los mineros, sería entonces a vida o muerte. ¿Llegaría ese día? por el momento,
los soras vivían en una especie de permanente retirada, ante la invasión, astuta e
irresistible de Marino y compañía.
Los peones, por su parte, censuraban estos robos a los soras, con lástima y
piedad.
-¡Qué temeridad! - exclamaban los peones, echándose cruces- ¡Quitarles sus
sembríos y hasta su barraca! ¡Y botarlos de lo que les pertenece! ¡Qué pillería!
Algunos de los obreros observaba:
- Pero si los mismos soras tienen la culpa. Son unos zonzos. Sí les dan el
precio, bien; sí no les dan, también. Si les piden sus chacras, se ríen como una
gracia y se la regalan en el acto. Son unos animales. ¡Unos estúpidos! ¡Y más
pagados de su suerte! ... ¡Que se frieguen!
Los peones veían a los soras como si estuviesen locos o fuera de la realidad.
Una vieja, la madre de un carbonero, tomó a uno de los soras por la chaqueta,
refunfuñando muy en cólera:
-¡Oye animal! ¿Por qué regalas tus cosas! ¿No te cuestan tu trabajo? ¿Y ya te
vas a reír?... ¿No ves? Ya te vas a reír...
La señora se puso colorada de ira, y por poco no le da un tirón de orejas. El
sora, por toda respuesta, fue a traerle un montón de ollucos, que la vieja rechazó,
diciendo:
- Pero si yo no te digo para que me des nada. Llévate tus ollucos.
Luego la asaltó un repentino remordimiento, poniéndose en el caso de que fuesen
aceptados por ella los ollucos, y puso en el sora una mirada llena de ternura y de
piedad.
En otra ocasión, la mujer de un picapedrero derramó lágrimas, e verles tan
desprendidos y desarmados de cálculo y malicia.

307
EL PERÚ MINERO
Les había comprado una cosecha de zapallos ya recolectados, por los que, en
vez de darles el valor prometido, les había dicho a última hora, poniendo en la mano
del sora unas monedas:
- Toma cuatro reales. No tengo más. ¿Quieres?
- Bueno, mamá —dijo el sora.
Pero como la mujer necesitase dinero para remedios de su marido, cuya mano
fue volada con un dinamitazo en las vetas, y viese que toda” vía podía apartar de los
cuatro reales algo más para sí, le volvió a decir, suplicante:
- Toma mejor tres reales solamente. El otro lo necesito.
- Bueno, mamá.
- La Pobre mujer cayó aún en la cuenta de que podía apartar un real más. Le
abrió la mano al sora y le sacó otra moneda, diciéndole, vacilante y temerosa:
- Toma mejor dos reales. Lo demás te lo dará otro día.
- Bueno, mama - volvió a contestar, impasible, el sora.
Fue entonces que aquella mujer bajó los ojos, enternecida, por gesto de bondad
inocente del sora. Apretó en la mano los reales que abrían de servir para el remedio
del marido y la estremeció una desconocido y entrañable emoción, que la hizo
llorar toda la tarde.
-NO, señor. A mí me parece que a estos indios les gusta la vida el trabajo, abrir
brechas en las tierras vírgenes, ir tras de los animales salvajes. Esa es su costumbre
y su manera de ser. Se deshacen de sus cosas, sólo por lanzarse de nuevo en
busca de otros ganados y otras chozas, Y así viven contentos y felices. Ignoran lo
que es el derecho otra de la propiedad y creen que todos pueden agarrar
indistintamente las cosas. ¿Recuerdan ustedes lo de la puerta?
-¿Lo de la puerta de la oficina?- interrogó el cajero, tosiendo.
- Exactamente. El sora, de buenas a primeras, echó la puerta al hombro Y se la
llevó a colocar en su corral, con el mismo desenfado y seguridad del que toma una
cosa que es suya.
Una carcajada resonó en el bazar.
-¿Y qué hicieron con él? Es divertido.
Cuando le preguntaron a dónde llevaba la puerta, “A mi cabaña” contestó sonriendo
con un candor cómico e infantil. Naturalmente, se la quitaron. Creía que cualquiera
podía apropiarse de la puerta, si necesitaba de ella. Son divertidos.
Marino dijo, guiñando el ojo y echando toda la barriga:
- Se hacen los tontos. ¡Son unas balas!
A cuyo concepto se opuso Benites, poniendo una cara de asco y piedad:
-¡Nada, señor! Son unos débiles. Se dejan despojar de lo que les pertenece, por
pura debilidad.
Rubio se exasperó:
-¿Llama usted débiles a quienes se enfrentan a los bosques y jalcas, entre
animales feroces y toda clase de peligros, a buscarse la vida? ¡A que no lo hace
usted, ni ninguno de los que estamos aquí!

308
LETRAS Y ARTES
- Eso no es valor, amigo mío. Valor es luchar de hombre a hombre, el que echa
abajo al otro, ése es el valiente. Lo demás es cosa muy distinta.
-¿Así es que usted cree que la fuerza de un hombre, su valor, ha sido creada
para invertirla en echar abajo a otro hombre?. . . ¡Magnífico! A mí me parecía que el
valor de un individuo debe servirle para trabajar Y hacer la riqueza colectiva, y no
para usarlo como arma defensiva contra los demás. ¡Su teoría es maravillosa! ...
- Ni más ni menos. Yo soy una persona incapaz de hacer daño nadie. Todos me
conocen. Pero yo me creo obligado a defender mi vida e intereses, si se me ataca
y me despojan de ellos.
Marino terció:
- Yo no digo nada. En boca cerrada no entran moscas... ¿Qué, bebe? ¿Quién
manda? ¡Vamos! ¡Déjense de zonceras!
El agrimensor no te hizo caso:
- Aquí, por ejemplo, he venido a trabajar, no para dejarme quitar lo que yo gane,
sino para reunir dineros que me faltan. Por lo demás yo no quito a nadie nada, ni
quiero echar a tierra a ningún hijo de vecino’
Marino se cansaba de preguntar quién pedía las copas, y como Benites, su
socio en lo de la cría y los cultivos, no le hiciese caso, embebecido como estaba en
la discusión, el comerciante dijo, con una risa de cortante ironía, para hacerle callar.
- Yo no digo nada. ¡Benites! ¡Benites! ¡Benites! ... Acuérdese de que en boca
cerrada no entran moscas...
El cajero Machuca tuvo un acceso de tos, pasado el cual dijo, congestionadas
por el esfuerzo las mantecas de su cuello:
- Yo sé decir...
Le volvió la tos.
- Yo sé decir que...
No podía continuar. Tosió durante algún tiempo, y al fin, pudo desahogarse:
- Los soras son unos indios duros, insensibles al dolor ajeno Y que no se dan
cuenta de nada. He visto el otro día a uno de ello suspenderse de una cuerda, que
sujetaba por el otro extremo un muchacho, arrollada a la cintura. El sora, con el
peso de su cuerpo templó 18 5090 y la ajustó de tal manera, que iba a cortarle la
cintura al otro, que no tenía cómo deshacerse y pataleaba de dolor, poniendo m
rada la cara y echando la lengua. El sora le vía, y, sin embargo, seguía en su
maroma riéndose como un idiota. Son unos crueles y despreciados. Unos fríos de
corazón. Les -falta ser cristianos y practicar las virtudes de
Iglesia-
-¡Bravo! ¡Bien dicho! ¿Pide usted las copas? -dijo Marino.
- Déjeme, que estoy hablando
- Pero pide usted...
-¡Maldito sea! Sirva usted no más...
Leónidas Benites no hacía más que expresar por medio de palabras 10 que
practicaba en la realidad de su conducta cotidiana. Benites era la economía

309
EL PERÚ MINERO
personificada y defendía el más pequeño centavo, con un celo edificante. Vendrían
días mejores, cuando se haya hecho un capitalito y se pueda salir de Quivilca, para
emprender un negocio independiente en otra parte. Por ahora, había que trabajar y
ahorrar, sin otro punto de vista que el porvenir. Benites no ignoraba que en este
mundo, el que tiene dinero es el más feliz, y que, en consecuencia, las mejores
Virtudes son el trabajo y el ahorro, que, procuran una existencia tranquila y justa,
sin ataques a lo ajeno, sin vituperables manejos de codicia y despecho y otras
bajas inclinaciones, que producen la corrupción y la ruina de personas y sociedades.
Leónidas Benites solía decir julio Zavala, maestro de escuela:
- Debía usted enseñar a los niños dos únicas cosas: trabajo y ahorro. Debía
usted resumir la doctrina cristiana en esos dos apotegmas supremos, que en mi
concepto, sintetizan la moral de todos los tiempos. Sin trabajo y sin ahorro, no es
posible tranquilidad de conciencia, caridad, justicia, nada- Esa es la experiencia de
la historia. ¡Lo demás son pamplinas!
Después, emocionándose y dando una inflexión de sinceridad a sus palabras,
añadía:
-A mí me crió una mujer y vivo agradecido a ella, por haberme dado la educación
que tengo. Por eso puedo manejarme de la manera que todos conocen: trabajando
día y noche y esforzándome en hacerme una Posición económica, bien humilde por
cierto, pero libre y honrada.
Y su crónica mueca de angustia de desembarazaba. Le brillaban ¡Os ojos. Como
si se acordase de algo, explicaba a Julio Zavala:
- Y no crea usted... Una cosa es el ahorro y otra cosa es la avaricia. De Marino
a mí, por ejemplo, hay esa distancia: de la avaricia al ahorro. Usted ya me comprende,
mi querido amigo...
El preceptor daba señal de que le comprendía, y luego parecía reflexionar
hondamente en las ideas de Benites.
El agrimensor tenía, en general, íntima y sólida convicción de que era un joven
de bien, laborioso, ordenado, honorable y de gran porvenir. Siempre estaba aludiendo
a su persona, señalándose como un paradigma de vida, que todos debían imitar.
Esto último no lo expresaba claramente, pero fluía de sus propias palabras,
pronunciadas con dignidad apostólica y ejemplar, en ocasiones en que se perfilaban
problemas de moral y de destino entre sus amistades. Peroraba entonces
extensamente sobre el bien y el mal, la verdad y la mentira, la sinceridad y el
tartufismo y otros temas importantes.
Debido a la vida ordenada que llevaba Leónidas Benites, jamás sufrió quebranto
alguno su salud.
-¡Pero el día en que se enferme usted! - vociferaba José Marino, que en Quivilca
se las echaba de médico empírico -¡ya no levanta nunca!
Leónidas Benites, ante estas palabras sombrías cuidaba aún más de su
conservación- La higiene de su cuarto y de su persona era de una pulcritud esmerada,
no dejando nada que tachársela. Andaba siempre buscando el bienestar físico,
valiéndose de una serie de actos que nadie sino él, con su paciente meticulosidad
de anciano desconfiado, podía realizar. Por la mañana, ensayaba, antes de salir a
su trabajo, distintas ropas interiores, para ver cuál se conformaba mejor al tiempo

310
LETRAS Y ARTES
reinante y al estado de su salud, no escaseando ocasiones en que volvía de mitad
del camino, a ponerse otra camiseta o calzoncillo, porque había mucho trío o porque
los que llevó le daban un abrigo excesivo. Lo mismo ocurría con el uso de las
medias, calzado, sombrero, chompa y aún con los guantes y su cartera de trabajo.
Si caía nieve, no solo cargaba con el mayor número de papeles, reglas y cuerdas,
sino que, para ejercitarse más sacaba sus niveles, trípodes y teodolitos, aunque no
tuviese nada que hacer con ellos. Le veía otras veces agitarse y saltar y correr
como un loco, hasta ya no poder. Otras veces, no salía de su cuarto por, nada, y si
alguien venía abría con sigilo y lentamente la puerta, a fin de que no entrase de
golpe el ventisquero. Pero si había sol, abría todas las puertas y ventanas de par en
par y no quería cerrarlas.
Así es como un día, estando Benites en la oficina del cajero, el muchacho a
quien dejó cuidando la puerta abierta de su cuarto se distrajo y entraron a robarle el
anafe y el azúcar.
Mas no era esto todo. Tratándose de medidas previsoras contra el contagio de
los males, su pulcritud era mayor. De nadie recibía así nomás un bocado o bebida,
sino exorcisándola previamente y echaba sobre las cosas cinco cruces, ni una más
ni una menos. El cajero Viro a verle un domingo en la mañana, en que la cocinera le
acababa de traer de regalo un plato de humitas calientes. Entró el cajero en el
preciso momento en que Leónidas Benites echaba la tercera cruz sobre humitas.
Olvidó la cuenta de las cruces y este fue el motivo Por el cual ya no se atrevió a
probar del regalo y se lo dio al perro. Poco afecto a tender la mano era. Cuando se
veía obligado a hacerlo, tocaba apenas con la punta de los dedos la mano del otro,
y luego permanecía preocupado, con una mueca de asco, hasta que podía ir a 1
lavarse clases de jabón desinfectante, que nunca le faltaba. Todo en su habitación
estaba siempre en su lugar, y él mismo, Benites, estaba siempre en su lugar
trabajando, meditando, durmiendo, comiendo o leyendo Ayúdate de Smiles, que
consideraba la mejor obra moderna. En los días feriados de la Iglesia, hojeaba el
Evangelio según San Mateo, librito fileteado de oro, que su madre le enseñó a amar
y a comprender en todo lo que él vale para los verdaderos cristianos.
Con el correr del tiempo, su voz se había apagado mucho, a consecuencia de
las nieves de la cordillera. Esta circunstancia aparecía corno un defecto de los
peores a los ojos de José Marino, su socio, con quien frecuentemente disputaba
por esta causa.
-¡No se haga usted! ¡No se haga usted! - le decía Marino, en tono socarrón y en
presencia de los parroquianos del bazar -. ¡Hable usted fuerte, como hombre! ¡Déjese
de humildades y santurronerías! Ya está usted viejo, para hacerse el tonto. Beba
bien, coma bien, enamore ya verá usted cómo se le aclara la voz...
Algo respondía Leónidas Benites, que en medio de las risas provocadas por las
frases picantes de Marino, no se podía oír. Su socio, entonces, le gritaba con mofa:
-¿Qué? ¿Cómo? ¿Qué dice? ¿Qué cosa? ¡Pero si no se le oye nada! ...
Las risas redoblaban- Leónidas Benites, herido en lo profundo por la burla y el
escarnio de los otros, se ponía más colorado y acababa por irse.
En general, Leónidas Benites no era muy querido en Quivilca. ¿Por qué? ¿Por
su género de vida? ¿Por su manía moralista? ¿Por su debilidad física? ¿Por su

311
EL PERÚ MINERO
retraimiento y desconfianza de los otros?. La única persona que seguía de cerca y
con afecto la vida del agrimensor era una señora, madre de un tornero, medio sorda
y ya entrada en años, que tenía fama de beata y, por ende, de amiga de las buenas
costumbres Y de la vida austera y ejemplar. En ninguna parte se complacía de
estar Leónidas Benites, descontando el rancho de la beata, con quien sostenía
extensas tertulias, jugando a las cartas, comentando la vida de Quivilca, y, muy a
menudo, echando alguna plática sobre graves asuntos de moral.
Una tarde vinieron a decirle a la señora que Benites estaba enfermo, en cama, la
señora fue al punto a verle, hallándole, en efecto, atacado de una fiebre elevada, que
le hacía delirar y debatirse de angustia en el lecho. Le preparó una infusión de
eucalipto, bien cargada, con dos copas de alcohol y dispuso lo conveniente para
darle un baño de mostaza. Se produciría así una copiosa transpiración, signo seguro
de haber cedido el mal, que no parecía consistir sino en un fuerte resfrío. Pero,
efectuados los dos remedios, y aun cuando el enfermo empezó a sudar, la fiebre
persistía y hasta crecía por momentos.
La noche había llegado y empezó a nevar- La habitación de Benites tenía la
puerta de entrada y la ventanilla herméticamente cerradas. La señora tapó las rendijas
con trapos, para evitar las rachas de aire. Una vela de esperma ardía y ponía toques
tristes Y amarillos en los ángulos de los objetos y en la cama del paciente. Según
éste se moviese o cambiase de postura, movido por la fiebre, las sombras palpitaban
ya breves, largas, truncas o encontradas, en los planos de su rostro cejijunto y
entre las almohadas y las sábanas.
Acezaba Benites y daba voces confusas de pesadilla. La señora, abatida por la
gravedad creciente del enfermo, se puso a rezar, arrodillada ante un cuadro del
Corazón de Jesús, que había a la cabecera e la cama. Dobló la cabeza pálida e
inexpresiva, como la mascarilla de yeso de un cadáver, y se puso a orar y gemir.
Después se levantó reanimada. Dijo, junto al lecho:
-¿Benites?
Se oía ahora más baja y pausada su respiración. La señora se acercó de puntillas,
inclinóse sobre la cama y observó largo rato. Habiendo meditado un momento,
volvió a llamar, aparentando tranquilidad:
-¿Benites?
El enfermo lanzó un quejido oscuro y cargado de orfandad, que vino a darle en
todas sus entrañas de mujer.
-¿Benites? ¿Cómo se siente usted? ¿Le haré otro remedio?
Benites hizo un movimiento brusco y pesado, agitó ambas manos en el aire,
como si apartase invisibles insectos, y abrió los ojos que estaban enrojecidos y
parecían inundados de sangre. Su mirada era vaga y, sin embargo, amenazadora.
Hizo chasquear los labios amoratados y secos, murmurando sin sentido:
-¡Nada! ¡Aquella curva es más grande! ¡Déjeme! ¡Yo sé lo que hago! ¡Déjeme!...
Y se volvió de un tirón hacia la pared, doblando las rodillas y metiendo los
brazos en el lecho.
En Quivilca no había médico. Lo habían reclamado a la empresa, sin resultado.
Se combatía las enfermedades cada uno según entendimiento, salvo en el caso de

312
LETRAS Y ARTES
neumonía, en cuyo tratamiento la señora que asiste a Benites no sabía sí acudir
al comerciante, por si fuese neumonía, o procurarse otra receta por cuenta propia,
sin pérdida de tiempo. Daba mil vueltas por el cuarto, desesperada. De cuando en
cuando, observaba al paciente o ponía oído a la puerta, atenta a la caída de la
Nieve. Podría ser que su hijo acertase a acudir en su busca o que cualquiera otro
pasase, para pedirle consejo o ayuda.
A veces, el enfermo se sumía en un silencio absoluto, del que la señora no se
apercibía por su sordera, pero, en general, la noche avanzaba poblándose de los
gritos dolorosos y palabras de delirio. Contiguo había, por toda vecindad, un extenso
depósito de mineral. El resto de los ranchos quedaba lejos, en plena falda del cerro,
y había que llamar a gritos Para hacerse escuchar.
La señora decidió hacerle otro remedio. Entre las cosas útiles que por precaución
guardaba Benites en su mesita, encontró un poco de glicerina, sustancia que le
sugirió de golpe la nueva receta. Encendió otra vez el anafe. Habiéndose luego
acercado de puntillas a la cama, examinó al paciente, que hacía rato permanecía
en calma, y se percató de que dormía. Decidió entonces dejarle reposar, postergando
el remedio para mas tarde y para el caso de que la fiebre continuase. Fue a
arrodillarse ante el lienzo sagrado y masculló, con vehemencia dolorosa y durante
mucho tiempo, largas oraciones mezcladas de suspiros y sollozos. Después se
levantó y llegóse de nuevo a la cama del enfermo, enjugándose las lágrimas con un
canto de su blusa de percal. Benites continuaba tranquilo.
_ ¡Dios es muy grande! - exclamó la señora, enternecida y con voz apenas
perceptible -. ¡Ay, divino Corazón de Jesús! - añadió levantando los ojos a la efigie y
juntando las manos, henchida de inefable frenesí- ¡Tú lo puedes todo! ¡Vela por tu
criatura! ¡Ampárale y no le abandones! ¡Por tu santísima llaga! ¡Padre mío, protégenos
en este valle de lágrimas! ...
No pudo contener su emoción y se puso a llorar- Dio algunos pasos y se sentó
en un banco. Allí se quedó adormecida.
Despertó de súbito. La vela estaba para acabarse y se había horreado de una
manera extraña, practicando un portillo hondo y ancho, Por el que corría la esperma
derretida, yendo a amontonarse y enfriarse en un solo punto de la palmatoria, en
forma de un puño cerrado, con el índice alzado hacia la llama. Acomodó la vela, y
como notase que Benites no había cambiado de postura y que seguía durmiendo,
se inclinó a verle el rostro. “Duerme”, se dijo, y resolvió no despertarle.
Leónidas Benites, en medio de las visiones de la fiebre, había mirado a menudo
el cuadro del Corazón de Jesús, que pendía de su cabecera- La divina imagen se
mezclaba a las imágenes del delirio, envuelta en el blanco arrebol de la caliche del
muro. Las alucinaciones se relacionaban con lo que más preocupaba a Benites en
el mundo tangible, tales como el desempeño de su puesto en las minas, su negocio
el Sociedad con Marino y Rubio y el deseo de un capital suficiente para ir a Lima a
terminar lo más pronto sus estudios de ingeniero y emprender luego un negocio por
su cuenta y relacionado con su profesión. En el delirio vio que el comerciante Marino
se quedaba con su dinero y le amenazaba pegarle, ayudado por todos los pobladores
de Quivilca. Benites protestaba enérgicamente, pero tenía que batirse en retirada,
en razón del inmenso número de sus atacantes. Caía en la fuga por escarpadas
rocas, y, al doblar de golpe un recodo del terreno fragoso, daba con otra parte de

313
EL PERÚ MINERO
sus enemigos. El susto le hacía entonces dar un salto. El Corazón de Jesús entraba
inmediatamente en el conflicto y espantaba con su sola presencia a los agresores
y ladrones, para luego desaparecer súbitamente, dejándole desamparado, en el
preciso momento en que míster Taik, muy enojado, le decía a Benites:
-¡Fuera de aquí! ¡La “Mining Society” le cancela el nombramiento, en razón de su
pésima conducta! ¡Fuera de aquí, zamarro!
Benites le rogaba, cruzando las manos lastimeramente. Mister Taik ordenó a
dos criados que le sacasen de la oficina. Venían dos soras sonriendo, como si
escarneciesen su desgracia- le cogían por los brazos, arrastrándole y le propinaban
un empellón brutal. Entonces, el Corazón de Jesús acudía con tal oportunidad, que
todo volvía a quedar arreglado. El Señor se esfumaba después en un relámpago.
Benites, poco después, sorprendía a un sora robándole un fajo de billetes de su
caja. Se lanzaba sobre el bribón, persiguiéndole, impulsado no tanto por la suma
que le llevaba, cuanto por la cínica risa con que el indio se burlaba de Benites,
montado sobre el lomo de un caimán, en medio de un gran río. Benites llegó a la
misma orilla del río, y ya iba a penetrar en la corriente, cuando se sintió de pronto
entorpecido y privado de todo movimiento voluntario. Jesús, aureolado esta vez de
un halo fulgurante, apareció ante Benites. El río se dilató de golpe, abrazando todo
el espacio visible, hasta los más remotos confines. Una inmensa multitud rodeaba
al Señor, atenta a sus designios, y un aire de tremenda encrucijada llenó el horizonte-
A Benites le poseyó un pavor repentino, dándose cuenta, de modo oscuro, pero
cierto, de que asistía a la hora del juicio final.
Benites intentó entonces hacer un examen de conciencia, que le permitiera
entrever cuál sería el lugar de su eterno destino. Trató de primer recordar sus buenas
y malas acciones de la tierra, Recordó, en primer lugar, sus buenos actos- Los
recogió ávidamente y los colocó en si preferente y visible de su pensamiento, por
riguroso orden de importancia: abajo, los relativos a procederes de bondad más o
menos discutible o insignificante, y arriba, a la mano, sobre todos, los relativos
grandes rasgos de virtud, cuyo mérito se denunciaba a la distancia, sin dejar duda
de su autenticidad y trascendencia. Luego pidió a su memoria los recuerdos amargos,
y su memoria no le dio ninguno. Ni un solo recuerdo roedor. A veces, se insinuaba
alguno, tímido y borroso que bien examinado, a la luz de la razón, acababa por
desvanecerse las neutras comisuras de la clasificación de valores, o mejor sopesado
llegaba a despojarse del todo de su tinte culpable, reemplazado éste, no ya sólo
por otro indefinible, sino por el tinte contrario: tal recuerdo resultaba ser, en el fondo,
el de una acción meritoria, que Benites reconoces con verdadera fruición paterna¡.
Felizmente, Benites era Inteligente y había cultivado con esmero su facultad discursiva
y crítica, en la cual podía ahora profundizar las cosas y darles su sentido verdadero
Y exacto.
Muy poco le faltaba a Benites, según lo intuía, para presentarse ante el salvador.
Al razonarlo, un gran miedo le hizo arrebujarse en su propio pensamiento. De allí
vino a sacarle un alfarero de Accoya, al que no veía muchos años, y a quien la
madre del agrimensor solía comprarle hierba para sus cuyes, echándole maldiciones
por su codicia y avaricia. Por rápida asociación de ideas, recordó que él mismo,
Benites, amó también, a veces, el dinero, y quizás con exceso Recordó que en
Colca, una noche, había oído en una vasta estancia desolada, donde dormía a
solas, ruido de almas en pena. Empezaron en la oscuridad a empujar la puerta.
314
LETRAS Y ARTES
Benites tuvo miedo y guardó silencio. Rememoraba que al otro día, refirió a los
vecinos lo acontecido, no faltando quien le asegurase que en aquella casa penaban
las almas a menudo, a causa de un entierro de oro que dejó allí un español,
encomendero de la Colonia. Como se repitiesen después los ruidos nocturnos, el
ansia de oro tentó, al fin, a Benites. Y una media noche, cuando fueron a empujar la
puerta sumida en tinieblas, el agrimensor invocó a las penas
¿Quién es? - interrogó, incorporándose en la cama, y dándose diente con diente
de miedo.
No contestaron. Siguieron empujando. Benites volvió a preguntar, anheloso y
sudando frío:
-¿Quién es? Si es un alma en pena, que diga lo que desea
Una voz gangosa, que parecía venir de otro mundo, respondió con lastimero
acento:
- Soy un alma en pena.
Punto: Benites sabía que era malo correr de las penas, y argumentó al

_¿Qué le pasa? ¿Por que pena?


A lo que le replicaron casi llorando:
- En el rincón de la cocina dejé enterrados cinco centavos. No me puedo salvar
a causa de ellos. Agrega noventa y cinco centavos más de tu parte y paga con eso
una misa al cura, para mi salvación...
Indignado Benites por el sesgo inesperado y oneroso que tomaba la aventura,
gruñó, agarrando un palo contra el alma en pena:
-¡He visto muertos sinvergüenzas, pero como éste, nunca!...
Al siguiente día, Benites abandonó la posada.
Recordando ahora todo esto, ya lejos de la vida terrenal, juzgó pecaminosa su
conducta y digna de castigo. Sin embargo, estimo tras de largas reflexiones, que
sus palabras injuriosas para el alma en pena fueron dictadas por un estado anormal
de espíritu y sin intención malévola. No olvidaba que, en materia de moral, las
acciones tienen la fisonomía que les dé la intención y sólo la intención. Respecto a
que no pagase la misa solicitada por el alma en pena, suya no había sido la culpa,
sino más bien del párroco, a quien una fuerte dispepsia impedía por aquellos días ir
al templo. A Benites no se le ocultaba, dicho sea de paso, que la enfermedad del
sacerdote no era mayor que alcanzase a sustraerle del todo del cumplimiento de
sus sagrados deberes. Por último, en un análisis más juicioso y serio, quizás no
fue, en realidad, una alma en pena, sino una broma pesada de alguno de sus
amigos, sabedores de sus cuitas en pos del supuesto tesoro. Puesto en este caso,
y de haberse oficiado la misa, la broma habría tenido una repercusión de burla y de
impiedad con Benites de por medio, como uno de sus promotores. Indudablemente,
había, pues, hecho bien en proceder como procedió, defendiendo
subconscientemente los fueros de seriedad de la Iglesia, y su conducta podía, en
consecuencia, aparejar mérito suficiente para un premio del Señor- Benites puso
este recuerdo en medio, exactamente en medio, de todos sus recuerdos, movido
de una dialéctica singular e inextricable.

315
EL PERÚ MINERO
Un sentimiento de algo jamás registrado en su sensibilidad, y que te nacía del
fondo mismo de su ser, le anunció de pronto que se hallaba en presencia de Jesús.
Tuvo entonces tal cantidad de luz en su pensamiento, que te poseyó la visión
entera de cuanto fue, es y será la con’ ciencia integral del tiempo y del espacio, la
imagen plena y una de las cosas, el sentido eterno y esencial de las lindes. Un
chispazo de sabiduría le envolvió, dándole servida en una sola plana, la noción
sentimental y sensitiva, abstracta y material, nocturna y solar, par e impar, fraccionaria
y sintética, de su rol permanente en los destinos de Dios. Y fue entonces nada
pudo hacer, pensar, querer ni sentir Por sí mismo ni en sí mismo exclusivamente.
Su personalidad, corno yo de egoísmo, no pudo sustraerse al corte cordial y solidario
de sus flancos. En su ser si había posado una nota orquesta¡ del infinito, a causa
del paso de Jesús y su divina oriflama por la antena mayor de su corazón. Después,
volvió en sí, y, al sentirse apartado del Señor y con universal, errar al acaso, como
número disperso, zafado de la armonía universal por una gris e incierta inmensidad.
Sin alba ni ocaso, un dolor indescriptible y jamás experimentado, le llenó el alma
hasta la boca, ahogándose, como si mascase amargos vellones de tinieblas, sin
poderlas siquiera pasar, Su tormento interior, la funesta desventura de su espíritu,
no era a causa del perdido paraíso, sino a causa de la expresión de tristeza Infinita
que vio o sintió dibujarse en la divina faz del Nazareno, al llegar ante sus pies. ¡Oh,
qué mortal tristeza la suya, y cómo no la pudo contener en el vaso de dos bocas
del Enigma! Por aquella gran tristeza, Benites sufría un dolor incurable y sin orillas.
-¡Señor! - murmuró Benites suplicante- ¡Al menos, que no sea tanta tu tristeza!
¡Al menos, que un poco de ella pase a mi corazón! ¡Al menos, que las piedrecillas
vengan a ayudarme a reflejar tu gran tristeza!
El silencio imperó en la extensión trascendental.
-¡Señor! ¡Apaga la lámpara de tu tristeza, que me falta corazón para reflejarla!
¿Qué he hecho de mi sangre? ¿Dónde está mi sangre? ¡Ay, Señor! ¡Tú me la diste
y he aquí que yo, sin saber cómo, la dejé coagulada en los abismos de la vida,
avaro de ella y pobre de ella!
Benites lloró hasta la muerte.

316
LETRAS Y ARTES

Abraham Valdelomar

EL ALFARERO *
(Sañu - Camayok)
Su frente ancha, su cabellera crecida, sus ojos hondos, su mirada dulce. Una
vincha de plata ataba sobre las sienes la rebelde cabellera. Sencillo era su traje y
apenas en la blanca umpi de lana un dibujo sencillo, orlaba los contornos. Nadie
había oído de sus labios una frase. Sólo hablaba a los desdichados para regalarles
su bolsa de cancha y sus hojas de coca. Vivía fuera de la ciudad en una cabaña.
Los camayoc habían acordado no ocuparse de él y dejarle hacer su voluntad inofensiva
para el orden del Imperio. De vez en cuanto encargábanle un trabajo o él mismo lo
ofrecía de grado para el Inca o para el servicio del Sol. Las gentes del pueblo le
tenían por loco: Su familia no le veía y él huía de todo trato. Trabajaba febrilmente.
Veíasele a veces largas horas contemplando el cielo. Muchos de los pobladores
encontrábanle solo, en la selva, cogiendo arcillas de colores u hojas para preparar
sus pinturas, o cargando grandes masas de tierra para su labor. Pero nadie veía sus
trabajos. Nadie jamás había entrado a su cabaña. Una vez el Curaca le mandó a su
hijo para que aprendiera a su lado el noble y difícil arte de la alfarería. El muchacho
era despierto y alegre. Tenía afán creciente por aprender, y labró su primera obra.
Pero Cuando más contento estaba el Curaca, recibió un día a su hijo despavorido,
Temblaba el niño, todo lleno de barro, y sólo musitaba temeroso y con los ojos
demesurados:
-¡Supay! ¡Supay! ¡Supay!
_________
* Tomado de Cuentos, Lima, 1968.

Y no quiso volver más a la casa del artista. Porque un día Mientras él labraba
afuera, mandó al muchacho a sacar un jarrón fresco. El niño, solícito, acudió y en la
oscura habitación buscó el objeto a tientas. Pero he aquí que cuando menos pensó,
encontróse con una enorme me sombra y quiso salir precipitadamente; sintió sus
manos detenidas por un monstruo enorme que luchaba con él. Era una estatua
había Supay, que secaba en la habitación. Y el niño, al querer huir, había metido en
la fresca arcilla sus manos y a medida que quería desprender más se aprisionaba
en el barro y gritaba despavorido y el Supay se derribó Y cayó sobre él y llegó el
artista y lo libró.
Desde entonces cortó toda relación con los del pueblo. El mis se procuraba su
alimento. El iba en pos de las frutas del valle, mismo canjeaba a los viajeros huacos
por coca, y así vivía, libre como un pajarillo. Un día le envió al Inca una serpiente de
barro que silbaba al recibir el agua, y causó tal espanto que el Inca hubo de mandarla
al Templo del Sol.

317
EL PERÚ MINERO
Otro día hizo una danza de la Muerte. Cada vez que trabajaba, decían oír gritos
de dolor en su covacha, y llegaron a no pasar cerca de sus linderos los traficantes.
Una tarde en que Apumarcu había ido al río en pos de agua para deshacer su
barro, sintió tocar una antara en la fronda. Y él nunca había oído más dulces canciones
y poco a poco se fue acercando y vio a un hombre que sobre una roca, solitario, a
la orilla del río, tocaba. Y le habló:
-¿Quién eres tú y por qué tocas aquí donde nadie puede oírte?...
-¿Y quién eres tú que así vienes a estos lugares donde sólo hay un recuerdo que
es mío? ...
- Yo soy Apumarcu, el alfarero.
- Ah hermano, yo soy Yactan Nanay, el que toca la antara...
-¿Y de qué ayllo... eres tú, Yactan Nanay?...
- Yo no tengo ayllo. - - Y tu ayllo, ¿cuál es?
- Mi barro.
Y desde entonces fueron como grandes hermanos. No se separaban nunca.
Juntos iban en pos de la fruta escondida entre el follaje rumoroso. Juntos pasaban
largas horas y conversaban largamente. Apumarcu le hablaba de cosas que él
nunca había escuchado a nadie. Y Yactan le decía cómo una tarde su amada
habíase perdido...
Y le relataba algunos viajes hechos por países desconocidos y le hablaba de
sus dudas respecto a la divinidad. Una vez hizo Apumarcu una cabeza del amigo.
El la llevaba consigo porque no era más grande que un puño. Y tanto hablábale de
su amada y de tal manera le describía su cara que un día Apumarcu le hizo una
cabeza de ella. Y él 10 explicaba, y el otro realizaba. Y cuando estuvo concluída,
Yactan Nanay le dijo:

- Yo no tocaré sino para ti hermano, porque tú la has comprendido y me la has


devuelto. Creo que el barro en que ella está aquí en tu obra vivirá eternamente. Eres
más grande que el Sol Porque él la hizo y la llevó, mientras que tú la has hecho en
dura arcilla y no Morirá nunca. Pero yo he perdido a mi amada y ya no puedo ser
alegre. Tú que no la has perdido, que no la tienes ¿por qué eres tan triste?... Tú
podías ser el alfarero del Inca. Tú podías hacer que el Inca te diera por esposa a la
más bella dama de la corte... ¿Por qué vives solitario hermano?...
- Yo siento que algo me falta... Yo siento una ansia inexplicable en mi alma... Yo
siento que hay algo que yo podría hacer y sé que podría ser feliz... Tengo un
incendio en el alma, veo una serie de cosas pero no puedo expresarlas. Tú sufres y
cantas en la antara tu dolor y haces llorar a los que te escuchan, pero yo siento,
veo, imagino grandes cosas y soy incapaz de realizarlas. ¿Sabes? Yo quisiera
pintar la vida tal como la vida es. Yo quisiera representar en un pequeño trozo lo que
ven mis ojos. Aprisionar la naturaleza. Hacer lo que hace el río con los árboles y
con el cielo. Reproducirlos. Pero yo no puedo: me faltan colores, los colores no me
dan la idea de lo que yo tengo en el alma.
He ensayado con todos los jugos de las hojas a reproducir un pedazo de la
Naturaleza, pero me sale muerto. No puedo hacer la alegría del bosque, ni la azul

318
LETRAS Y ARTES
belleza del cielo, ni puedo hacer una sonrisa, sino en el tosco barro. ¿Tú no crees
que se puede hacer otra Naturaleza como la que se ve?... Los hombres del Imperio
no comprenden esto. Nadie hay que comprenda esto. El barro es tosco; yo puedo
hacer todo con el barro, pero ¿cómo haría yo a un hombre que pensara, cómo
pondría en su cara la palidez del insomnio?... ¡Ah, cuán desgraciado y pequeño soy
hermano...!
Y lo llevó hasta su covacha y le mostró un muro en el cual se veía, vago y lleno
de durezas a trozos, un pedazo de campo. Pero allí faltaba un color... El color de un
crepúsculo. El rojo era demasiado rojo. El quería un color como el del Sol cuando
ya se ha ocultado, algo como los Pétalos de las florecillas rosadas.
- Esto no es, no es, hermano... Esto no es como el crepúsculo...
- El crepúsculo sólo lo puede hacer el Sol, hermanito - ¿Porqué te empeñas en
igualarlo? ...
- Yo quiero hacer lo que hace el Sol, lo que hace el día, lo que hace la Naturaleza.
Un día Yactan se había alejado en busca de una semilla, que rosada, para
ofrecérsela a Apumarcu. Y cuando volvió por la tarde contró solo el lugar donde
solía estar el artista. Entró hasta su cuarto y no lo encontró.
Un día Apumarcu se empeñó en hacer sobre el muro los colores de una tarde,
de aquella tarde en la cual había visto a Yactan Nanay. Cogió hojas y empezó a
restregarlas contra los muros y con unas flores iba dando las notas de color.
- Tráeme hojas y florecillas de molle, le dijo.
A Poco volvió.
- Esto no es, no es, hermano... Pero puede ser...
Entonces, como poseído de una fuerza extraña, empezó a restregar febrilmente
contra el muro los diversos colores, y en su rostro iba creciendo una extraña fiebre,
y trabajaba cálidamente y seguía copiando la luz y el paisaje que por la ventana
veía. De pronto se detuvo. Faltaba algo, un algo sólo, un tono, un color que él no
tenía; ¿cómo hallarlo? Sacó su cuchillo de chilliza y apasionadamente se cortó el
puño, y surgió la sangre con el agua de un vaso y vio el color que le faltaba y siguió
poniendo las notas hasta que cayó examiné sobre su lecho.
Cuando Yactan Nanay volvió, encontró a, Apumarcu tendido sobre el lecho: la
sangre coagulada y morada había hecho un pequeño lago en la tierra, y en el muro
vio el paisaje de la última tarde.
Besó su frente y, llorando, tocó a sus pies la canción del crepúsculo. El oro del
Sol caía por la ventana estrecha. y se desleía en las ropas del artista, en cuyo
rostro anguloso había un tono verde y en cuyos ojos señoreaba esa humedad trágica
de los ojos que ya no tienen vida
A sus pies encontró Yactan Nanay una cabecita de barro con la imagen del
amigo muerto. Y siguió tocando, tocando, hasta que la noche cayó, como una sola
sombra inerte sobre el Mundo silencioso.

319
EL PERÚ MINERO

Ciro Alegría

LA SERPIENTE DE ORO *
Cuando despertamos, al amanecer, don Osvaldo no estaba con nosotros ¿Qué
le pasaría? Sus mantas aparecían allí, bien dobladas, hablando de un alejamiento
juicioso. Sin duda fue a dar un paseo por el campo, aprovechando la frescura, del
alba. Y sin entrar en mayores conjeturas, nos marchamos a nuestros quehaceres.
El sol se halla muy alto ya cuando veo venir al ingeniero por el caminito que pasa
ante el cerco de mi huerta. ¡Ha cambiado mucho, don Osvaldo! Antes resaltaba
ante nosotros y ante el paisaje. Tenía, amén de sus ropas nuevas y sus arreos
flamantes, algo interior que le daba cierto aire de encontrarse por encima de cuanto
veía. Ahora, ya no. Está a tono con todo y hasta camina un tanto encorvado y con
pasos bruscos. En este momento parece que al valle le es familiar y que no lo
repudia ni lo deja a un lado como a un extraño, sino que lo toma para sí, que lo
adhiere al paisaje, que lo amasa a la tierra. No sé bien qué es lo que pasa, pero
hasta a su barba rubia no se la nota rubia. Y si anoche estuve alegre de su cambio,
hoy me atrista un poco, pues tengo la impresión de haber visto su destino, que es
destino de hombre que muere a medio viaje por no saber plenamente el punto de
llegada da y haberse olvidado mucho del de partida.
Yo estoy cortando una cabeza de plátanos y él me distingue Y se acerca a
ayudarme, acompañándome hasta mi choza.
Se sienta en un pequeño banco que encuentra a la mano y responde con breves
palabras afirmativas cuando le pregunto si fue a dar muy un paseo. Luego calla y
toma un aire de estar pensando en cosas muy serias. ¡Será en su compañía, sin
duda!
_________
* Capítulo de la novela del autor, del mismo nombre, publicada originalmente en 1935.

En silencio ve que alíneo la cabeza de plátanos junto a otras muchachas, ya en


sazón, que cuelgan en el corredor. Tiene la cara pálida dejado caer los brazos con
un gesto de cansancio. Continúa callado mientras come los plátanos que le invito y
luego me pide agua, que bebe a des tragos de un poro nuevo que pongo en sus
manos.
_Hasta luego – dice, parándose bruscamente y tomando el camino
-¿Cuándo va pa los lavaderos?
- Quién sabe esta misma tarde.
Pero no se movió de la casa de don Matías la misma tarde. Ni la del día siguiente.
Una semana entera ha estado hablando de su gran empresa y haciendo proyectos.

320
LETRAS Y ARTES
En las noches - cuenta el viejo- abandonaba la tarima del corredor en la cual dormía
y no retornaba sino al amanecer. Más ahora sí parece que se va. La partida ha sido
fijada en definitiva para el día siguiente y ha contratado al Pablo y al Julián para que
le presten ayuda.
Y es un amanecer claro y alegre cuando el ingeniero se dispone a marcharse a
explorar el río. El sol ha surgido a un cielo intensamente azul, moteado de raras
nubes blancas, inundando el valle de luz. Cantan los pájaros y el río murmura
apaciblemente. De la tierra brota un vaho fresco y fragante y los árboles muestran
una lozanía jocunda.
El ingeniero ha tomado el desayuno charlando con entusiasmo, contagiado de
la vigorosa y brillante plenitud de este día abrileño. Ya están aquí sus acompañantes
y se disponen a irse cuando la Hormecinda pasa por el callejón arreando las cabras
hacia los montales.
La chinita se aparta del rebaño y avanza hacia nosotros saludando con su voz
tintineante, el sombrero en la mano. Luego llama a don Osvaldo hacia, un lado y le
entrega un pequeño envoltorio, en tanto que su faz trigueña se arrebola y en sus
ojos tiembla el llanto. Después dice temerosamente:
- Su fiambrito, señor.
Y se marcha con paso ligero y menudo en pos del rebaño, al que sigue, cuidando
de que no penetre a los sembrados. Don Osvaldo se la queda mirando un buen rato
y, cuando voltea hacia. nosotros, vemos que tiene la cara intensamente pálida. Su
única palabra es para el Pablo Y el Julián:
- Vamos les dice con voz ahogada.
Cogieron sus alforjas y se pusieron en marcha. El ingeniero metió el envoltorio
en la suya y pasó ante nosotros casi de largo, despidiéndose parcamente:
- Hasta la vuelta... Muchas gracias.
Tiempo después contaron los cholos que, una de las primeras noches en que
acamparon junto al río, don Osvaldo no pudo contenerse más y les dijo:
- Por duro que quiera ser uno, ciertas cosas conmueven. Respondan: ¿me querrá
la Hormecinda?
Ellos habían contestado que sí, puesto que hasta trataba de ayudarlo y el ingeniero
no pudo pegar los ojos en toda la noche.
Don Osvaldo fue rápido en su trabajo. Muchos días estuvo río arriba, examinando
arenas y empaquetándolas. Daba buen resultado todo el lecho- En los remansos
había una cantidad prodigiosa. El reguero de oro no acababa probablemente sino
en Pataz y acaso más arriba.
Y estando de regreso a Calemar, una tarde en que el aire hervía como metal
fundido, se detuvieron en una playa de gualangos para eludir el sol bajo el ramaje.
Se hallan contentos: los cholos con los buenos soles ganados fácilmente; él,
con las muestras listas y los resultados óptimos. Se aleja de ellos hasta perderse
tras unos arbustos para reaparecer como su madre lo echó al mundo. Entra a un
remanso donde se zambulle y nada. Es una alegría la caricia de las frescas aguas
diáfanas. Los cholos, sentados al pie de los gualangos, miran a otro lado para no
avergonzar su desnudez, y él, en pago, sale mofándose en alta voz de sus remilgos.

321
EL PERÚ MINERO
Se viste rápidamente y, refrescado por el baño, siente una completa placidez
aquietándose bajo la sombra, de modo que toma asiento al pie de un copudo higuerón
de grandes hojas, abiertas como manos ante el sol.
Su cigarrillo da al aire una voluta que se funde en el reverbero luminoso y, entre
un chirrido de cigarras, llega a sus oídos solamente del monótono tactac de los
checos caleros y el apagado rumor del río adormecido. La sombra es húmeda y
enervante. Es grato pensar y hacer Proyectos en un momento así...
Irá a Lima y formará la compañía. A esos capitales que duermen en las cajas
bancarias, él los hará salir a desperezarse y multiplicarse en este lecho pródigo.
¿Ethel? El recuerdo de la muchacha con la que tomaba cocktails en el Country, le
produce una sensación especial. La advierte más que nunca fina y bella y siente
que sus besos de menta y su olor de Coty le sabrán extraña y dulcemente, después
de ¡la coca y la de pera fragancia de estos valles. ¡Qué sensación de raso en sus
labios sangre, bajo los suyos, rajados por el viento y el sol! ¡Qué magnífico asombro
en sus ojos azules cuando él le cuente su odisea por las sierro bravías! Sí: será rico
y se casarán. ¡Qué euforia la de su cuerpo elástico entre las limpias sábanas, allá,
frente al mar, en una casíta linda Y plena civilización! Ethel tiene los senos redondos
y el talle flexible. Se dará a él en una entrega rendida y plena, civilizadamente, no
como esas cholas a las que hay que domar como fieras y luego, aunque se rindan,
producen siempre una sensación de ausencia. En cuanto a la Hormecinda, no
había que ser sentimental. Ya se arreglaría ella con cualquier cholo de por aquí.
Llegará a Calemar y saldrá para Lima inmediatamente, sin dar jugar a mayores
detalles. Después de todo, las lágrimas conmueven siempre. No, no dará ocasión
para que llore en su presencia. Bueno: Ethel será su mujer y seguramente un niño
vendrá, en fin...
Pero habrá que formar la compañía primeramente. La Serpiente de Oro ha de
prosperar. El les dará ejemplo a esos muchachos limeños que se quedan en casita,
mendigando empleos del gobierno para curvarse ante una mesa y los “padrinos”
toda la vida. Podría ser como Juan Carlos que, debido a influencias, desempeña
desde Lima la inspección de un provinciano camino que no existe; pero no... de
ninguna manera... , ¡él será el abanderado de una cruzada en favor de una vida
intensa y viril, con brillo de sol montañés en la frente y brillo de oro entre las manos¡
¡La Serpiente de Oro! ...
Mas después de tan bellos proyectos le entra una desazón cuya causa no
puede precisar. ¿Qué? Y se echa a pensar en su situación, en haber cambiado
tanto, llegando hasta a mascar coca y dormir con los cholos y a sobrevivir con una
rara reciedumbre a las penalidades, y a creer aun en cuentos de penas. Y advierte
que ya no es el limeño de otrora, sin ser tampoco un hombre del Marañón. Y nuevas
dudas vienen a roer su entraña dolida. ¿Volverá? ¿Se irá? Todo lo que le rodea es
tremendo, sorpresivo, y no sabe él mismo de los abismos que ha atravesado en
cuerpo y alma, ni de los que podrá cruzar todavía. Y luego piensa que el hombre
cuenta poco en estos mundos y dice, hablando en voz baja, para sí mismo:
-¡Aquí la naturaleza es el destino!
El sol ha caído y hay que proseguir la marcha. No restan sino Cuatro horas de
viaje hasta Calemar. El joven se incorpora llamando a los indios:
-¡Eh....!

322
LETRAS Y ARTES
No dice más, pues da un salto al sentir una punzante mordedura en el cuello.
Se vuelve ante algo que le chicotea el hombro y logra ver lila serpiente amarilla,
delgada y ágil, que ha saltado al higuerón y se va entre los árboles, pasando
rápidamente de una rama a otra, perdiéndose en la espesura. Como una cinta de
oro ha brillado sobre las hojas...
Don Osvaldo se agita, llamando a gritos a los cholos, que llegan corriendo:
- Una culebra... , una culebra amarilla - les dice - se fue por allí...
Su mano tiembla al señalar los ramajes. Los cholos miran la espesura sin
demostrar afán de encontrarla, pues saben que no lo han de lograr.
- ¡La víbora, señorcito, la Intihuaraka!
El ingeniero se desespera silenciosamente. Si alguna vez se siente solo e
impotente el hombre, es cuando una víbora artera lo envenena en esos rincones
abruptos de las encañadas del Marañón. ¿Cómo curarse? La presencia de otros
hombres no vale nada. La soledad de un cuerpo emponzoñado y muriente es lo
único cierto. Una quemazón progresiva se le extiende del cuello a la espalda. Los
cholos no saben qué hacer: ni limones, ni hierros candentes, ni tizones. Tal vez
cortando la herida, pero sus cuchillos son muy toscos.
- Su cuchilla, señor...
El ingeniero registra en todos sus bolsillos atolondradamente y al fin la hace
salir de uno de ellos. El Pablo la coge y dos cortes despiadados signan con una
cruz el punto de la picada. La sangre fluye abundantemente exprimida por las rudas
manos de los cholos, pero don Osvaldo siente que los pies se le adormecen y aun
sus mismos brazos, sus mismas piernas, su mismo tórax no responden con el
dolor de la vida a sus pellizcos angustiados.
Dentro, le chicotea la víbora de la desesperación. Es bien estúpido esto de venir
a terminar así, ignorado y solo, en un mundo miserable y salvaje. Sí, ¡miserable y
salvaje en medio del oro regado! ¿Cómo salvarse? ¿Cómo? No sabe qué hacer con
sus manos laxas y esos Pies embotados no le sirven ya ni para sostenerse.
Se tira al suelo temblando, mientras un sudor frío te corre en gotas oleaginosas por
la cara contraída y pálida. Cruzan sombras ante sus ojos. Los cholos lo contemplan en
silencio: el Pablo limpiando la fina hoja ensangrentada, el Julián mascando su coca y
moviendo el checo. Saben que todo auxilio es imposible por tardío y esperan la muerte
del joven impasiblemente. El está pálido como si hubiera muerto Ya, pero respira
ruidosamente y sus miembros tiritan y sé contorsionan. De pronto se queda rígido. Su
boca se contrae por última vez y sus ojos se dilatan, como si fueran a saltar de las
órbitas, tratando de ver algo entre los borrones de sombras. La caja del tórax se aquieta.
Ya se apagan los ojos, vencidos. Lentamente, mientras grazna la muerte en las entrañas,
los párpados se juntan como puertas que se clausuran.
-¿Murió?
- Acau, ya murió...
El Julián y el Pablo lo hicieron llegar a Calemar sobre una armazón de varas,
cubierto con ramas. El cuerpo se le había puesto. Al otro día, después de la noche
de velorio, lo enterramos
Sí: ¡la serpiente de oro!

323
EL PERÚ MINERO

Julián Huanay

EL RETOÑO *
Una mañana salí detrás de don Pedro, cuando se fue a trabajar me hallaba de
pie, triste mirando el paisaje gris, cuando se acercó un hombre y dijo: Oye muchacho,
¿quieres trabajar?
-¿Dónde, señor? - respondí.
- En la mina, de capachero. Te pago un sol cincuenta. Si quieres sígueme- y
continuó su marcha a grandes trancos.
Vacilé un instante, pero, fuego, decidí aceptar, y lo seguí. Cruce el largo páramo
que bordeaba la laguna y subimos hasta llegar a una bocamina a media altura de un
elevadísimo cerro. A un costado de la entrada había un depósito construido con
calaminas. Sobre el tablero de una pequeña ventana de aquel cuarto, un hombre
escribía lentamente con su tosca y sucia mano.
- Oye Yupanqui, aquí te traigo un chiuche más.
- Bueno don Ezequiel, respondió éste, mirándome de pies a cabeza.
- Oye chiuche, ¿antes has trabajado en la mina? - me preguntó el hombre que
me había ofrecido trabajo.
- No, señor - respondí.
- Oye Yupanqui, dale sus cosas que voy a mandar al Tuco pa’l que le enseñe -
ordenó al hombre de la ventana y se marchó.
- Vamos a ver si vales pa’l trabajo chiuche. Aquí tienes tu lámpara. El carburo y
tu capacho- me dijo, colocando los tres objetos en la tabla de la ventana.
__________
* Fragmentos de la novela del autor, del mismo nombre, Líma, Casa de la Cultura, 1969. (2a
edición).
-¿Cómo te llamas?
- Juaníto Rumi.
- Juanito, Juanito, Juan serás. Aquí hay que hablar como hombre – rezongó y,
mojando la punta del lápiz en sus labios amoratados, escribió torpemente.
-¿Quién responde por ti?
Como me quedé en silencio y confundido, aclaró la pregunta.
-¿Quién es tu taita o tu mama, y con quién vives?
- Yo no tengo papá ni mamá, los dos se han muerto. Yo vivo en Ombla con don
Pedro Huayta - respondí atribulado.
- Ahhh... entonces Pedro Huayta responde. En ese momento apareció, como
un fantasma, un cholito de recia contextura. Estaba prácticamente cubierto de

324
LETRAS Y ARTES
andrajos. Innumerables parches, de un azul desteñido algunos y de nuevos retazos
otros, cubrían sus vestidos. Sus zapatos eran enormes y el sombrero tenía varios
huecos. Uno de ellos tan grande, que le salía el cabello como un manojo de cerdas
negras. Me escudriñó rápidamente con sus ojillos de lagartija, y se quedó, de pie,
esperando.
Oye Tuco - dijo el hombre de la ventana, dirigiéndose al Muchacho: Don Ezequiel
dice que le enseñes a este chiuche.
Cogí torpemente mis instrumentos de trabajo y nos encaminamos en silencio
hacia la mina. A unos diez metros adentro, donde todavía la luz del día iluminaba
débilmente el socavón, nos detuvimos. El pequeño minero se sentó sobre el durmiente
de una angosta ferrovía, y allí iniciamos nuestra primera conversación.
- Tú nunca has sido capachero?
- No.
-¿Dónde has trabajado antes?
- En Oroya. Después acá; fui a pallaquear pero no aguanté.
- Claro, es bien jodido la pallaqueda. íCállate!, ¡cállate! - dijo cogiendo rápidamente
el paquete de carburo y mí lámpara.
En ese momento pasó el hombre que me había dado trabajo. Nos miró
brevemente y se alejó diciendo: ¡apúrense!, ¡apúrense!
-¿Ese es el dueño? - pregunté.
- No, ese trabaja para los gringos. Es un desgraciao, no quiere uno descanse ni
un ratito, comentó el Tuco, mientras desentornillaba la tapa de mi lámpara. Luego
echó una parte del carburo que me habían dado, y siguió explicándome: Ahora le
echas agua acá arriba - me dijo señalándome un pequeño orificio de la lámpara - y
después lo tapas. Cuando se te quiere apagar, le das más agua dando vuelta este
alambre, y vas a ver como arde más.
Se puso de pie y nos encaminamos al interior de la mina. A medida, que
avanzábamos la luz del día nos abandonaba y yo apenas podía ver la silueta difusa
del Tuco que caminaba tranquilamente. Una rara sensación de miedo, de terror a lo
desconocido se fue apoderando de mí, corno no estaba acostumbrado a caminar
en la oscuridad, tropezaba a cada rato con las piedras que sobresalían, o me torcía
los pies al pisar en las hondonadas que las continuas goteras habían formado. Una
extraña sensación me invadía lentamente y sentía unos deseos apenas contenidos
de voltear y correr hacia atrás. A medida que avanzábamos el silencio se hacía más
denso, más tétrico. Sólo se escuchaba el tic-tac monótomo de las gotas que caían,
y el ruido de nuestras pisadas que se perdía a la distancia. Mientras caminaba con
zozobra, sentí un ligero temblor bajo mis pies que acrecentó el miedo que sentía.
Fue como un trueno lejano que, estremeciendo la mina, llegaba hasta nosotros. Me
detuve instintivamente, pero el Tuco siguió impertérrito su marcha. Cuando se dio
cuenta de mi atraso, regresó rápidamente, y me dijo:
- No tengas miedo, homm... es el carro - y se quedó de pie junto a mí.
Efectivamente, en esos momentos divisé, a la distancia, una débil luz que se
aproximaba. Era la del carro que sacaba el metal a la superficie. Al pasar junto a
nosotros, uno de los carreros gritó:

325
EL PERÚ MINERO
- Tucóoo... prende tu luz - y siguieron empujando el carro que rodaba con gran
estruendo.
- Tienes miedo? - me preguntó.
- Sí, yo nunca he entrado en una mina.
- Yo me ando toda. la mina así nomás, sin luz. A mí nadie me gana. Pero tú
tienes que prender tu lámpara. A ver, saca tu fósforo.
- Yo no tengo nada, porque el contratista me ha traído de la calle nomás.
- Ahhh... tienes que comprarte tu fósforo. A ver dale agua a tu lámpara.
Recordé sus enseñanzas e hice girar la llave. Un olor nauseando hendió el aire
y un leve chasquido salió de la lámpara. Cuando el Tuco acercó un fósforo encendido,
una lengua de fuego rojizo se proyectó en el negro ámbito de la mina. La oscuridad,
herida por la luz, nos dejó ver las filtraciones de agua que brillaban extrañamente en
las paredes negruzcas. Seguimos caminando hasta llegar junto a otro carro que se
hallaba detenido. Los carreros, sentados sobre la pequeña plataforma conversaban
alegremente.
- Hola Tuquito, qué milagro con luz - inquirió uno de los mineros.
- No es de mí, es de este nuevo - repuso el Tuco, recostándose sobre el carro.
En esos momentos sentí un chapoteo muy cerca al lugar donde me encontraba,
y, al voltear, vi una tenue luz azulada que se aproximaba lentamente. Breves instantes
después llegaba, jadeante, el primer capachero que vi en mi vida. Era un indiecito
rechoncho muy Parecido al Tuco. Pasó delante de nosotros y, trepándose a la
plataforma, vació dentro del carro el contenido de su capacho. Enjugándose el
sudor con un retazo de trapo sucio, volvió a pasar junto a nosotros diciéndonos en
voz baja: guarda, que hay viene el bichikuma.
Instintivamente seguí la mirada de los mineros, y vi una luz brillante, la más
potente de todas cuantas había visto hasta entonces, que se acercaba rápidamente.
El que portaba aquella luz era un gringo alto y magro. Vestía una gruesa casaca de
cuero, pantalón de montar y botas. Llevaba una hermosa y reluciente lámpara en su
enguantada mano, y un sombrero de jebe negro cubría su descomunal cabezota.
A grandes trancos pasó entre nosotros, haciendo resonar las claveteadas suelas
de sus enormes botas. Cuando el ruido de sus pisadas se perdió en la distancia, se
reanudó la conversación. El Tuco que se había retirado a un rincón volvió arrastrando
su capacho, y los carreros se sentaron nuevamente a descansar, en espera que el
carro fuese llenado. Unos momentos después, apareció una larga fila de luces que,
titilando, se acercaban. Eran las luces de los demás capacheros. Uno a uno fueron
vaciando el contenido de sus capachos dentro del carro, y, secándose el sudor, se
sentaban a descansar sobre los durmientes, ó se quedaban de pie recostados en el
carro o la pared. Cuando el último de los capacheros se disponía a sentarse, una
voz bronca se dejó oír en la oscuridad.
- Vamos, vamos, flojos, carajo. - Era el capataz que, silenciosamente y sin luz,
los había seguido.
Todos nos pusimos en movimiento y en silencio iniciamos el desfile.
___________
* Blchikuma: Frase que usan los mineros para designar a los yankis.

326
LETRAS Y ARTES
- Vamos chiuche - me dijo el Tuco.
Me sumé, pues, medroso, a la columna de pequeños mineros. Escoltándome
marchaba el Tuco y eso me reconfortaba. Caminábamos lentamente. Me molestaba
el peso de la lámpara que llevaba sobre la frente, al sombrero. Aunque inclinaba la
cabeza, no conseguía alumbrar atada camino. Entonces, sin detenerme, pregunté:
-¿Puedo llevar la lámpara en la mano para alumbrar mejor el camino?
- No, más allá tienes que agarrarte con tus dos manos pa’bajar la escalera y
pa’subir también.
La luz del primer capachero se distinguía como un puntito blanco, mientras las
otras formaban una línea larga y ondulante. De pronto la primera lucecita se detuvo,
su débil reflejo cambió de dirección y, como tragada por la oscuridad, desapareció
bruscamente. Una a una, las otras luces, también fueron desapareciendo. Sólo
cuando el pequeño minero que iba delante se detuvo, me di cuenta que allí había
que bajar más al fondo.
- Oye Rumi, me dijo el Tuco, que hasta entonces había caminado en silencio,
tienes que tener cuidao que por acá se baja a la veta. Eso es una escalera.
Me detuve atemorizado. Agaché la cabeza lo más que pude para alumbrar el
sitio por donde iba a bajar, pero, a pesar de ese esfuerzo, no pude ver con claridad
la escalera. Entonces temblando de miedo, casi a tientas como seguramente lo
habrían hecho los demás muchachos, me dispuse a bajar. En ese momento el
Tuco, que se había quitado la lámpara del sombrero proyectó un hermoso haz de
luz sobre el primer peldaño. Jamás en mi vida sentí tan profunda gratitud por un
amigo. Reconfortado, pero aferrándome ansiosamente con ambas manos, bajé un
pie. ¡Qué enorme distancia había entre un peldaño y otro! En el brevísimo tiempo que
mi pie quedaba suspendido en el espacio, sentí una sensación desesperante. Me
parecía que no iba a encontrar el escalón Siguiente o iba a caer. Hice esfuerzos
inauditos por dominar e¡ temblor de mis Piernas, sin conseguirlo. Por fin, cuando
llegué al final de la escalera y Mis Pies tropezaron con el piso de la mina, me paré
vacilando. No sabía dónde dirigirme. La larga fila de luces que momentos antes
marchaba delante, había desaparecido. Una gran desolación y un silencio sepulcral
me rodeaban. En esos instantes bajó el Tuco que era el último de la partida y me dijo:
- Por tu culpa nos han dejao, carajo; apúrate - y siguió caminando rápidamente.
Había instantes que ansiaba agarrar al Tuco por el capacho y obligarlo a caminar
despacio, pero un resto de valor y vergüenza me impedía hacerlo. Por seguirlo me
tropecé y caí. Mi lámpara rodó trazando del arco de luz y el Tuco, al darse cuenta,
lanzó una estentórea carcajada que retumbó en la negra cavidad de la mina. Me
levanté casi llorando, cogí mi lámpara y seguí caminando rápidamente.
En un recodo del camino divisé una linterna que oscilaba irradiando una potente
luz.
- Aquel es Matalma - me indicó el Tuco que había acortado sus pasos hasta
casi detenerse -. Allá trabajamos sólo los antiguos - Continuó explicándome- porque
es bien peligroso. Ahí ya se han caído varios, pero eso me lo paso yo a oscuras. Allí
sí tú no puedes ir. Si acá nomás no puedes, allá te matas.
-¿Es muy peligroso? - aventuré la pregunta un tanto cohibido.

327
EL PERÚ MINERO
- Claro, pues, en Matalma no hay escalera. Hay que subir metiendo el pie en los
huecos que han hecho en la roca grande. Si te falla, te vas hasta el pique y de ahí
te sacan muerto, amarrao con soga. Por hoy día te voy enseñar el trabajo acá, que
es más fácil, pero mañana ya me vuelvo allá.
A medida que avanzábamos el túnel se iba haciendo más bajo y pese a nuestra
pequeña estatura teníamos que caminar encorvados. Allí nos cruzamos con los
primeros capacheros que regresaban llevando, sobre sus pequeñas espaldas, sendos
capachos que resumían por sus agrietadas costuras un líquido denso y verdusco.
Al final del túnel, los demás esperaban en fila que llenasen sus capachos. Cuando
llegó Mi turno, el lampero me miró extrañado y me preguntó.
- Tú eres nuevo, no?
- Sí, señor.
-¿Podrás pues con una capachada?
- No sé, señor.
- Bueno pues, te pondré poquito pa’ que no te jodas.
Yo había visto que el lampero llenaba con dos paladas hasta rebosar los capachos,
pero, en el mío, sólo puso una lampada llena Y otra con menos de la mitad.
- Si ves al capataz vas a meter tu mano por acá, así, por me dijo el Tuco
enseñándome como debía levantar el fondo del capacho con ambas manos para
que pareciese estar lleno hasta el borde. Luego me ayudó a ponerme el capacho
sobre la espalda y esperó su turno
Felizmente no pesa mucho -pensé- mientras el Tuco, ayudado por el lampero,
subía su cargamento con gran facilidad. Cuando llegamos al lugar donde se hallaba
la luz que despedía brillantes destellos, salían otros capacheros. Eran los más
experimentados que trabajaban en Matalma
A medida que avanzábamos mi carga se hacía cada vez más pesada. Cuando
aún no había llegado a la escalera, ya estaba cansado. Me dolían las piernas y la
cintura, y apenas podía caminar. Sin embargo, urgido por el minero que caminaba
detrás, tenía que apresurarme. Para subir la escalera reuní todas mis fuerzas y, a
pesar de eso, el ascenso se me hacía muy penoso. Las piernas apenas me podían
sostener y parecía que el peso de mi carga había aumentado tanto, que me jalaba
hacia atrás. Gruesas gotas de sudor me nublaban la vista sin que pudiera enjugarlas.
Entonces cerré los ojos y a tientas seguí subiendo. Tenía terror de separar mis
manos de la escalera y me aferraba cada vez con desesperación. Así,
instintivamente, seguí subiendo hasta sentí un ligero fresco y mis manos hallaron,
en lugar de otro peldaño, la roca de la superficie. A gatas seguí un largo trecho
hasta que pude incorporarme con gran dificultad. Me limpié, recién, el sudor que me
inundaba los ojos produciéndome un agudo escozor, y vi la distante fila de luces
que parecían guiñarme con sarcasmo. Como un autómata continué caminando
hasta que llegué al carro. Subí a la plataforma pero no pude elevar mi carga hasta el
borde para vaciarla, y, sino hubiese sido por la oportuna ayuda de un minero, ella
habría ido a parar, con capacho y todo, al fondo del carro. Descendí trastabillando y
fui a recostarme contra la pared. Entonces uno de los carreros dijo:
_¿Estás cansado chiuche?

328
LETRAS Y ARTES
- Sí, señor. - respondí, jadeante.
- Aquí es trabajo pa’hombres pues. Ya te vas a acostumbrar como el Tuco,
No respondí. Me quedé de pie, limpiándome el sudor con la manga húmeda de
mi raído saco.
Aquella mañana trabajé hasta que el capataz hizo sonar insistentemente un
silbato anunciando la hora del almuerzo. En el espacio donde Se detenían los
carros, se fueron reuniendo los capacheros y carreros. Formaron grupos de tres,
cuatro y cinco y se sentaron de espaldas contra la Pared húmeda. Aparte del
capataz, muy pocos fueron los mineros que Salieron para ir a sus casas. Yo dudaba.
No sabía si salir e ir a casa de don Pedro o quedarme. Estaba demasiado agotado
y todo lo que deseaba en esos momentos era descansar en cualquier lugar. En ese
momento el Tuco me dijo: Oye Rumi, vente por acá.
Nos encaminamos a un rincón apartado donde se hallaban varios muchachos
que comían en silencio. Me senté en el lugar más oscuro hasta que el Tuco me
alcanzó unas cuantas papas, y otro tanto hicieron los demás muchachos. Cuando
terminamos de comer, nos acomodamos para descansar. Unos se sentaron sobre
el piso manteniendo la espalda contra el muro, y otros se echaron largo a largo con
las manos Puestas a manera de almohada.
Entonces, uno de las capacheros, nos contó la siguiente historia:
“Ahora años, esta mina lo trabajaba por contrata don Flavio Huallpa. Tenía dos
peones. Y por las noches, cuando ellos se iban, se quedaba trabajando solito hasta
media noche, y después se quedaba a dormir. Solo una o dos veces al mes salía
para ir a su casa, Su hijo, un chiuche cito bien retaco y bien pendejo, le traía la
comida todos los días. Pero don Flavio, por más que trabajaba como un burro,
nunca ganaba mucho. Siempre encontraba buenas vetas, pero allí nomás se perdía.
Pero un día que estaba saliendo a almorzar, oyó que su hijo se estaba riendo y
correteaba. Entonces salió despacio para ver con quien estaba jugando, pero cuando
llegó encontró a su hijo solito. Entonces le preguntó con quien estaba jugando, y su
hijo le dijo que siempre jugaba con otro chiuche que, apenas él llegaba, se metía
adentro, a la mina.
Entonces don Flavio se dio cuenta de que ese era el Muqui. ¡Con razón - se dijo-
yo no gano plata! Rápidamente se fue a su casa a buscar una soga de cerda,
porque al Muqui no se le puede amarrar sino con soga de cerda de caballo, porque
hasta el alambre lo rompe bien fácil. Cuando regresó con la soga, le dijo a su hijo:
Oye, agarra esta soga, y cuando viene a jugar ese otro chiuche lo amarras en un
des* cuido y no lo sueltas hasta que yo llegue.
Al otro día, cuando el Muqui fue a jugar, el chiuche lo amarró en un descuido y
por más que el Muqui se revolcaba y le rogaba, el muchacho no lo soltó. Cuando
salió su papá a almorzar y lo encontró al, Milqui amarrao, se lo llevó cargado adentro
a la mina y allí dice que hicieron un pacto para que le diera bastante mineral. El
diablo, para que lo soltara, tuvo que aceptar nomás. Desde ese día don Flavio
comenzó a ganar plata como cancha, pero de nada le sirvió porque todo se lo
emborrachaba, hasta que se murió”.
Desde esa vez la mina ha estao cerrada. Después, cuando 10 han vuelto a
trabajar, lo primero que han hecho es hacer secar todas las lagunitas y derramar

329
EL PERÚ MINERO
bastante agua bendita porque dicen que en las lagunas viven los muquis.
Ese don Flavio era el único que conocía esta mina como y se andaba todo en
oscuras. Después de él sólo el Tuco 10 conoce lo anda en oscuras.
_______
* Muqui: Pequeño diablo.
- A lo mejor el Tuco también tiene pacto con el Muqui - interrumpió otro
Una carcajada general fue respuesta a la interrupción.
Uno de los pequeños mineros, al que llamaban Vizcacha, dijo con cierto aire de
fanfarronería:
- Esto no es nada para mí, Yo me conozco las minas del Cerro que son más
grandes, y me los ando en oscuras nomás. Esta mina es chiquita pa’ mí.
- Sí, pero al Tuco no lo ganas. El hasta Matalma se pasa sin luz - respondió otro
capachero desde la oscuridad.
- Matalma no es nada. Yo también me lo paso sin luz - respondió el Vizcacha
con dejo altanero.
- Qué Váaa - intervino el Tuco.
- Claro que me lo paso, ¿qué te apuesto?
- Lo que quieras.
-¿La entrada al cine?
- Ya está.
Hubo un instante de silencio entre nosotros. Ya sabía yo, y mucho más los que
allí trabajaban, lo peligroso que era pasar Matalma a oscuras. El contratista, a
pesar de ser un hombre muy avaro, mantenía siempre encendida una lámpara a
gasolina para iluminar aquel pasaje peligroso. A pesar de todo, ya muchos capacheros
habían caído hasta el fondo de la mina, y sus cadáveres habían sido extraídos por
otros mineros que bajaban atados con cables.
- Vamos a salir sin hacer bulla pa’ que no nos oigan - dijo el Tuco.
Salimos de puntillas. Eramos cinco pequeños mineros que íbamos a ver la
apuesta. Cuando llegamos al lugar iluminado por la lámpara, me acerqué temeroso
a la bocamina y observé. Primero había una escalera de tres peldaños y, después,
un enorme promontorio pétreo, brillante Por la humedad. La luz, al chocar contra
esa pulimentada superficie gris, lanzaba tenues e irisados destellos. Las hendiduras
taladradas en la roca, que servían de peldaños, eran como fauces negrísimas. Más
abajo no se distinguía nada y, a un costado, el precipicio, oscuro, frío, a Plomo.
- Primero bajamos los dos, y cuando grito, ustedes apagan la luz ordenó el
Tuco.
-¿Quién sube primero?
Lo tiramos a cara y sello, ¿quién tiene plata?
- Yo - dijo uno de los mineros y sacó una moneda de diez centavos
- Tríncalo tú, ¿qué vas? - preguntó el Vizcacha al Tuco,
- Cara - respondió éste secamente.

330
LETRAS Y ARTES
La moneda voló en el aire dando volteretas y cayó produciendo un breve sonido.
Cuando uno de los mineros aplicó la luz de su lámpara sobre la moneda, gritamos
a coro: ¡Cara! Había ganado el Tuco.
El silencio era impresionante. Muchachos curtidos en la faena diaria,
acostumbrados a enfrentarse a la muerte cada minuto: pequeños hombres que
durante meses subían con gran cuidado esa escalera pétrea y resbaladiza, se
sentían nerviosos. Silenciosamente nos dirigimos a la bocamina. El primero en
bajar fue el Tuco. Lo vimos desaparecer lentamente en las profundidades. Después,
también en silencio y sin mirar a nadie, el Vizcacha siguió el mismo camino. Nos
quedamos quietos. Los rostros graves, las miradas interrogadoras, los labios
trémulos. Esperábamos el anuncio para apagar la luz.
-¡Ya - gritaron desde el fondo, y ese grito, golpeándose en as paredes de la
mina, fue a perderse en la distancia.
Pablito Rojas, el más alto de nosotros, se empinó y apagó la luz. Fueron
instantes dramáticos. La noche reinaba en el socavón. Sólo Se escuchaba la
respiración entrecortada de los que esperábamos ansiosos el fin de la prueba. El
corazón me latía violentamente y tenía que humedecerme los labios continuamente.
El tiempo me parecía sin fin. La oscuridad era tal, que sentí miedo y alargué el
brazo para tocar a mis Camaradas. De pronto escuché una respiración jadeante, e,
instintivamente di un paso chocando con los otros. Segundos después, oír la voz
del Tuco
- Rumi.
- Já - fue todo cuanto pude hablar.
El silencio que siguió fue tan impresionante como el anterior. Respiración jadeante
del Tuco era todo lo que se escuchaba. Esperábamos al Vizcacha.
De súbito, un alarido rompió el silencio e inundó los ámbitos las galerías. Luego...
el golpe seco del pequeño cuerpo que se estrellaba en el fondo de la mina. Después,
un silencio de muerte. Una tía que paraliza los latidos del corazón.
Cuando se encendió la luz de la lámpara, vi al Tuco que apagaba el fósforo Y su
cara tenía una expresión de piedra. Los demás, lívidos, sin poderse mover, se
hallaban como clavados en el piso.
El eco del grito desgarrador, recorrió las galerías cercanas. Algunos mineros
llegaron precipitadamente e interrogaron con la, mirada. Tuco contestó con voz
lejana: el Vizcacha.
Los rostros duros de los mineros no exteriorizaron mayor emoción. Silenciosos,
casi torvos, iniciaron el descenso de la fatídica escalera. Algo rezagado apareció
otro minero llevando un rollo de soga bajo el brazo.
- Carajo, por no gastar dinamita y volar esa roca e’ mierda se matan tantos
muchachos - comentó.
- No, no es por eso, es que si le meten dinamita todo se viene guarda abajo, así
ha dicho míster Black - respondió otro.
-¡Afuera los muchachos, carajo! Ese grito nos volvió a la realidad. Era el capataz.
Cabizbajos nos retiramos en silencio.
Aquel día el trabajo continuó pesado. Nadie habló una sola palabra. La voz del

331
EL PERÚ MINERO
capataz se tornó más ronca y su lenguaje más procaz. Esa tarde, como no lo había
hecho en toda la mañana, no se apartó ni un segundo de nuestra fila. Caminaba
confundido con nosotros, evitando con su sola presencia toda conversación.
Cuando terminó la jornada, rendidos de cansancio salimos a la bocamina y nos
hallamos ante una fuerte tormenta. El viento aullaba, los relámpagos dibujaban
arabescos de fuego en el cielo fosco, y la lluvia caía a torrentes. Nos detuvimos
antes de salir. Sólo el capataz, después de Ponerse un abrigo de jebe, se marchó.
A los pocos instantes también míster Black se abrió paso entre nosotros y se
dirigió, a grandes trancos, al cobertizo cercano donde le esperaba su automóvil.
Antes de subir, se quitó el impermeable que el chofer guardó en la maletera del
carro. Después, encendió su pipa, se arrellanó en el mullido asiento, lanzó una gran
bocanada de humo, y se fue.
Estuvimos allí más de tres horas en espera que la tempestad calmase. Ninguno
de nosotros tenía abrigo. Torbellinos de viento y lluvia barrían la bocamina
obligándonos a buscar refugio cada vez más adentro. Cuando amainó la lluvia,
salimos a todo correr rumbo a nuestras casas.

332
LETRAS Y ARTES

José María Arguedas

TODAS LAS SANGRES


CAPITULO XI
Los vecinos de San Pedro recibieron una notificación del juez en lo civil de la
provincia. El propio magistrado y el subprefecto visitarían la villa para transcribirles
una disposición importante del gobierno.
No hacía muchos días que habían contemplado, casi sin comprender bien el
espectáculo, el desfile de inmensos camiones que transportaban máquinas de
diferentes clases, pintadas de amarillo, y piezas y piezas de acero. Encabezaba el
desfile una flota que cargaba una máquina que ya conocían: pequeños bulldózeres,
especie de camiones con pies de cadenas y un hocico como de chancho, pero
largo, hendido Y con filo. Empujaba piedras gigantes, montículos de tierra, aplanaba
el suelo con fuerza de infierno.
¡Y don Fermín no aparecía! ¿Cómo don Fermín no encabezó este desfile entre
macabro y triunfa¡, tan parecido a la propia alma del minero?. En cambio se supo
que el ingeniero Cabrejos se había instalado en la casa residencial de la mina, y
que su departamento anterior, y el que! estuvo vacío, fueron ocupados por tres
ingenieros nuevos, todos jóvenes.
Los vecinos miserables y los alcaldes indios contemplaron paso de las máquinas,
temerosos, como si todo hubiera Ocurrido de residentes noche. Porque supieron
que más de ochenta sampedrínos residentes en la Capital habían sido apresados,
incluso señoritas. Y no se decidían muchos padres de familia, entre la angustia de
ir a Lima gastan era último que les quedaba o vendiendo la vaquita o el caballito que
Ya lo único que tenían y la expectativa de la notificación del juez. El alcalde Ricardo
de la Torre decidió llamar a cabildo.
__________
* Tomado de Todas las Sangres, Tomo I, Lima, Biblioteca Peruana, Peisa, 1973.
Asistieron pocos y a desgano. Doña Adelaida y Asunta fueron juntas. Los cinco
alcaldes de Lahauymarca ocuparon sus sitios, muy cerca la mesa del alcalde de
los vecinos, desde temprano.
El alcalde esperó casi una hora a que llegaran más vecinos, No venían. El pueblo
estaba como calcinado por el cielo; la torre blanca, tan feliz siempre, se le presentaba
al alcalde como un monumento ciego, sin alma, de cal apagada. Los arbolitos
jugaban con el aire, deshojados por los niños, con sus brazos heridos o delgados
en esa inmensa plaza que merecía un eucalipto señorial o una fila de sauces. El
cielo limpio hacía resaltar el vuelo de varios gavilanes que bajaban hasta la cúpula
de la torre y volvían a subir, como si buscaran algo y nada encontraran. La montaña
sagrada de los indios, el “Apukintu”, ya rala de flores de kantuta en sus faldas,
aparecía moteada de espacios negros, de vacíos donde la yerba había sido aniquilada,

333
EL PERÚ MINERO
y de piedras que se mostraban algo iracundas, ahora que las rojas flores no las
cubrían ya con su esplendor.
Los alcaldes indios esperaban de pie, indiferentes.
- Se abre el cabildo - dijo don Ricardo de la Torre, mirando algo miedoso a doña
Adelaida.
-¿Qué se discute? - preguntó uno de los vecinos -. Somos pocos. Veinte en
total, sin contar a los varayok’.
- Señores vecinos, alcaldes de Lahuaymarca: en Lima han apresado a cien hijos
de San Pedro, de todas las castas. ¿Por qué? Hemos recibido una notificación del
juez anunciando su visita a la villa en compañía del subprefecto. ¿Por qué, señores
vecinos?
Anto ocupaba, por primera vez, un asiento en el cabildo. Día domingo, había
subido al pueblo a oír misa y a hacer unas compras. Se había casado con una
mestiza aindiada, bastante mayor que él, famosa Por honrada, por fea y trabajadora.
Ella no se atrevió a ingresar al cabildo. Desde el suelo de la plaza, con la cabeza
apoyada en la base de piedra de una de las columnas, oía al alcalde. Su marido no
estaba cerca de ella. y podía ver su actitud seria, corriente, de vecino, como si
siempre hubiera estado allí en todos los cabildos. Anto tenía su casa, sus bueyes,
dos Perros y una mujer que trabajaba más que él mismo. Había ascendido a la
categoría de vecino próspero. Los dos hermanos Aragón de Peralta cumplieron con
darle lo que le habían ofrecido.
La pregunta del alcalde quedó largo rato sin contestación.
Anto se levantó.
- Su licencia, señor - dijo.
Los veinte vecinos lo contemplaron sorprendidos. Doña Adelaida, a Pesar suyo,
se sintió algo ofendida; dirigió al nuevo vecino una mirada despectiva, como a algo
que apestara; en cambio la señorita Asunta sonrió. Todos vieron con extrañeza esa
sonrisa de halago. El señor vecino Antonio Yauri Policarpo puede hablar.
“El señor vecino... “, Filiberta, la mujer de Anto, apretó su cabeza contra la
piedra esculpida.
- Va haber desgracia, señor alcalde - dijo Anto -. ¿Ve usted al padre “Apukintu”?
Está distinto. La mina nos va quitar los maizalitos de “La Esperanza”. Yo voy a
morir en mi chacra. Tengo revólver. No hay hijos de mí, juelizmente.
-¿Qué? ¿Cómo sabes eso, cholo? - preguntó doña Adelaida, apoyándose en su
bastón con puño de oro.
- Tú también, señora vas morir, porque eres viejita, ya, No vas aguantar desgracia.
Gobierno dictando decreto, dice, para que vendamos maizal a minas en diez
centavos. Subprefecto vendrá con soldados a hacer cumplir. ¿Adónde vas ir, don
Ricardo? ¿Adónde, don Brañes, que has sido alcahuete de minas? A don “Gálico”
ha matado el padre “Apukintu” en Kacharpariy pata. Ya hemos enterrado.
-¿De dónde sabes, indio? - gritó doña Adelaida, nuevamente.
Anto no le dirigió la mirada.
- Vas morir, señora – dijo -. San Pedro va morir; arbolito va secar, torre va caer.
Lahuaymarca, en las alturas solo quedará, padrecito alcalde Maywa.
334
LETRAS Y ARTES
-¡Es cierto! - gritó Brañes -. ¡Es cierto! El gobierno ha dictado un decreto de
expropiación.
- iCiento! - dijo con voz solemne don Felipe Maywa, alcalde del común.
-¿Cómo sabes, indio? - volvió a preguntar doña Adelaida, dirigiéndose al varayok’-
. Expropiación en favor de particulares no hay.
- Para gobiernos de ahora, hay, señoracha - contestó Maywa, dando a la última
palabra la tiernísima terminación quechua.
Brañes saltó en ese momento del corredor a la plaza: “¡Soy Judas, maldito! ¡Soy
Judas, maldito!, iba gritando.
¡No se desbanden! ¡Calma! - dijo don Ricardo. Palideció se quedó como sin
sangre -. Regidor “campo”, anda toca a rebato, las tres campanas - ordenó.
-¡Anda! - confirmó la orden don Felipe.
Esperaron en silencio los pocos vecinos que asistieron al cabildo sol brillante
ante empezaba ya a caer sobre las bancas y sillas vacías del corredor. Los gavilanes
seguían balanceándose en el cielo; se elevaban corredor y descendían hasta los
basurales del pueblo. En el silencio que el sol y el mal presagio imponían, las alas
de los gavilanes vibraban en el oído y la gente, cortaban el tranquilo espacio.
Las campanas empezaron a alocarse en ese silencio. Tocadas
desordenadamente, alarmaron a viejos, niños y mujeres. Creyeron que algún demente
se había atrevido a subir a la torre, y salieron por curiosidad o indignados, y fueron
acercándose a la plaza. La voz mezclada, sin concierto, de las campanas, se
compuso. Empezó a golpear la más grave, agitadamente, llamando a peligro; luego
la mediana, y finalmente la más delgada Y cristalina, la que daba el tono más triste
cuando se doblaba por los muertos. Y concluyeron por hablar las tres. Su canto
hizo elevarse muy alto a los gavilanes; sacudió las casas, la tierra, la superficie
quemada de flores del “Apukintu”; el pueblo ruinoso se animó como si fuera a empezar
una sangrienta corrida de toros o una lucha con bandoleros armados que hacía
decenas de años que habían desaparecido. La montaña sagrada, ya más oscura
que roja, se acercó a los ojos de los cabildantes. Y la pobre multitud llegó al corredor
del municipio; todos: hombres, mujeres y niños. Guadalupe, que no salía desde el
suicidio de su marido, se aproximó, vestida de negro, hasta los pilares. “¿Qué
sucede, señora? ¿Qué sucede?”, le preguntó a Filiberta, en quechua. Sus ojos se
habían hundido más, llevaba una manta negra sobre la cabeza y no el sombrero de
paja. Sus ojos alcanzaban distancias enormes, retrataban las montañas más lejanas.
Filiberta la contempló; no estaba enervada por el temor ni la alarma. “¡Ay, tan delgada,
tan triste y tan bella! - le dijo en quechua -. Vamos a morir, dicen todos. La mina nos
va quitar «La Esmeralda»”.
-¿Morir? - dijo la viuda -. ¿Morir, peleando? Gracias al cielo.
Y en sus tiernos ojos profundos se encendió una llama inesperada.
- ¡Así, señoracha! - le gritó, casi Filiberta -. ¡Vente con nosotros! ¡Pelearemos!
-¡Sí, Filiberta! Mí padre vendió la mina y es cobarde.
-¡Señores! - se oyó la voz de don Ricardo, en ese momento, como sino fuera la
de un viejo -. ¡Señores! El gobierno ha dictado un decreto mandando expropiar “La
Esmeralda” en favor de la mina. ¡Esa es la notificación que nos traerán el subprefecto

335
EL PERÚ MINERO
y el juez! ¡Diez centavos Por Metro cuadrado! Yo estoy dispuesto a morir antes que
entregar lo Poco que tengo. ¡Ni esclavo de la mina ni fugitivo de mi pueblo! ¿Qué
vale San Pedro sin “La Esmeralda”?.
- Esperen, señores - gritó doña Adelaida- Esa noticia la han el cholo Anto, el
indio alcalde Maywa y Brañes. ¿Cómo sabemos es cierto?.
-¿No ha visto, señora, huir a Brañes como un condenado? Su hijo, que está
preso, era secretario de defensa del Club de Sampedrinos de Lima. El tiene que
haberle dado la noticia.
-¡Demetrio Rendón Willka, sabe! Administrador de “La Providencia” - dijo Anto.
- Demetrio Rendón Willka, sabe. Hijos de Lahuaymarca; amigos de Lima le han
avisado - repitió el mayor alcalde don Felipe Maywa.
- Pero a ustedes, indios, no les importa. Ustedes no tienen tierras en “La
Esmeralda”.
- ¡Era de indios lahuaymarcas todo, todo, señora! Bajaremos a defender. Aquí
estamos, señora. ¿Por qué estamos aquí, en cabildo, encabezando junto con el
señor alcalde? Respeto, señora - contestó Maywa, sin mirar a la anciana.
Guadalupe se apoyó en Filiberta y subió al corredor., Alcanzó a apoyar los pies
en una de las piedras del borde.
- Mi padre, que Dios le perdone, se vendió también a Cabrejos - dijo,
sofrenando el ardor que le quemaba de la cabeza hasta las manos. - Mi difunto
marido traicionó a San Pedro. Pero no sabían que Cabrejos preparaba la venta del
pueblo a la mina. ¡Juro que no lo sabían! ¡Son inocentes! Fabricio se hizo volar los
sesos en el Andén de las Despedidas, no por traidor, sino por desventurado. Nuestro
Señor lo marcó. El sabrá por qué. No hay Judas ahora en San Pedro. Que venga el
juez, que venga la tropa. La expropiación no vale. “La Esmeralda” era de los indios
lahuaymarcas. ¡Dios nos la dio! ¡Sólo Dios nos la puede quitar! Yo propongo que
vaya el alcalde a notificar esta decisión del pueblo al subprefecto. ¿Quién ha de ser
aquí una gallina para no defender su casa y su alimento? ¡Que nos maten a balazos!
-¡Viva!
-¡Viva!
-¡Que vaya el alcalde!
Don Felipe levantó la cruz de su vara, y la asamblea guardó silencio
- Alcalde del Común de San Pedro también irá - dijo.
-¡Viva el Común, carajo! - gritó uno.
-¡Ahora mismo, ahora mismo!
Le trajeron su caballo bien aperado a don Ricardo.

- El Pueblo lo siguió hasta el Andén de las Despedidas. El sacristán corrió a la


torre. Tocó en las campanas el tono de las despedidas a ilustres: el obispo, el
subprefecto, el diputado. Ya en el Kacharpariy el alcalde “campo” sacó de debajo
de su poncho un caracol lustroso inmenso y tocó en ese pututo la nota solemne
con que se anuncia la iniciación de las grandes ceremonias.

336
LETRAS Y ARTES
Algunos niños se echaron a llorar. El pueblo oprimía. Las campanas y el pututo
llamaban a triunfo, pero los semblantes de las señoras nos y de los propios indios
y señores causaban temor. Era más severa la, expresión de la gente, que minutos
antes de que soltaran un toro bravo a la plaza, con un cóndor cautivo saltando sobre
el lomo de la bestia y hundiéndole el pico en la carne, mientras los wak’rapujus
tocaban el Yawar k’ocha (lago de sangre). Ellos presentían; los niños y algunas
mujeres lloraron. Doña Adelaida caminó hasta el extremo del pueblo. Apoyada en
su bastón con puño de oro, vio alejarse a don Ricardo de la Torre y al alcalde Maywa
que lo seguía, a pie, escoltado por un regidor joven.
Todo San Pedro se reunió en el Andén. Se quedaron mirando el camino largo
rato; parecían tranquilos. Las campanas se callaron y el silencio del gran mundo
cayó sobre los cuerpos, con el sol tan mudo y ardiente. Pero Filiberta se cubrió
medio rostro con su manta y cantó:
Auk’a yana sonk’o
hamuchkay;
yana puyu, yana yawar,
hamuchkay.
Llak’tay allk’o
mikusunki
llak’tay all’ko
llak’wasunki.
¡Ah á á á á!
Enemigo, negro corazón;
ven, viniendo;
negra nube, negra sangre
viniendo, ven.
El perro de mi pueblo
te devorará;
el perro de mi pueblo,
lamerá tu sangre.
¡Ah á á á á
No se movieron hasta que los niños empezaron a llorar a gritos. Entonces se
fueron dispersando, con cuidado, como si estuvieran obligados a irse escondiéndose.
Se quedaron solos Bellido, Asunta y Guadalupe.
- Nos matarán no más, a unos cuantos, en la plaza y el corredor. YO llevaré un
fierro - dijo Bellido.
- Yo tengo, el revólver de mi marido. Lo recogí del suelo; aquí mismo - dijo
Guadalupe-. Yo... yo soy el destino... ¡Vámonos! aquí
En sus ojos podía verse el Pukasira sin adornos, con sus faldas pedregosas, las
yerbas y arbustos secos.
- En tus ojos, señora, hay retrato -dijo Bellido.
- Así ha sido siempre. Pero ningún retrato querido.
- El mundo, señora.
- Que ahora está para morir.
- No, Guadalupe; alguien, otro. ¡No sé qué será! Quizá Yo no más lo veo... dijo
Asunta, pensando.
337
EL PERÚ MINERO
-¡Hace Falta don Bruno! -se fue diciendo el platero-. No sé qué haría el señor.
¡Hace falta, estoy diciendo!
El subprefecto y el juez fueron alcanzados por los alcaldes, tras la montaña,
donde empezaba la zona fría, cerca del pueblo, a dos horas de bestia y media hora
de automóvil.
El jinete y el alcalde del común se cuadraron en media carretera. Habían visto,
desde lejos, dos camiones llenos de guardias civiles y un automóvil negro por
delante.
El subprefecto se bajó.
- No entiendo quechua - dijo.
- Don Ricardo podía parecer un mestizo pobrísimo. No se acordó de cambiarse
de traje ni nadie se lo advirtió en la algazara que cegó al cabildo. El subprefecto vio
a un hombre con una corbata raída y mal anudada, el saco y pantalón remendados,
un sombrero de paja manchado, la camisa también remendada y sucia; sólo el
chaleco estaba algo limpio y sin parches. Se lo puso para ir a misa. Pero uno de los
zapatos de hechura poblana tenía la suela abierta; con las estaquillas visibles
semejaba una boca de sapo abierta y con dientes. Le extrañó que ese hombre fuera
rubio. A su lado, el indio, con su vara ornada de anillos de plata y el traje negro,
limpio, de saco muy corto y su montonera en la mano, tenía cierta majestad que
aun el subprefecto, un estafador limeño de menor cuantía, pudo observar. El regidor
permaneció como oculto detrás de Maywa.
Don Ricardo se dio cuenta de la impresión que causó en el subprefecto.
- Soy don Ricardo de la Torre y Condemarín, alcalde del distrito de San Pedro de
Lahuaymarca; tengo a mi lado al Mayor alcalde de la comunidad indígena. Pertenezco
a la clase de los señores desde el período de la conquista - dijo en voz alta.
- ¿Qué tal, no? - respondió el subprefecto -. El indio parece de y o, veras 5
alcalde y usted más o menos pordiosero.
- Los pordioseros no pueden ser confundidos con los señores, sólo por el traje,
sino por quienes no son capaces de reconocer el alma. ...
- Es el alcalde - dijo el juez, saliendo del coche -. ¿Qué desea?
- Hacerles saber, señores, que hemos sido informados sobre el decreto de
expropiación de nuestras únicas tierras. No aceptamos el decreto, porque es ilegal.
Vengo de presidir un cabildo. No he tenido tiempo de cambiarme de ropa.
- Y...¿Qué van a hacer? - preguntó el subprefecto.
- Según como las autoridades procedan. El señor juez, que es abogado, sabe
que el decreto es ilegal. No puede expropiarse bienes en favor de particulares.
El subprefecto oía con mucha curiosidad el correcto castellano de ese hombre
traposo y mal alimentado. “¡Sabe hablar, el pordiosero y parece que es entendido!”,
reflexionaba, sin dejar de mirarlo con creciente desprecio.
- Un decreto supremo no puede dejar de cumplirse. ¿Cómo se enteraron de que
había sido expedido? - preguntó el juez.
- Por muchas personas. El joven Brañes...
- ¡No! El Fermín Aragón – le interrumpió el subprefecto.

338
LETRAS Y ARTES
- El gran señor don Fermín Aragón de Peralta es nuestro enemigo - dijo
enérgicamente don Ricardo, recalcando la categoría de don Fermín.
-¡Gran señor! Yo me voy a zurrar en él y en usted...
- Y se está zurrando en el señor juez de primera instancia de la Provincia.
¿Quién es usted? - preguntó don Ricardo.
El helado viento movió como a una hoja, un trozo de su pantalón roto.
- El nuevo subprefecto - dijo el juez, algo desconcertado.
-¡Ah! las autoridades no acostumbran vejar a las autoridades. Perdone usted,
señor subprefecto.
- Yo sólo digo la verdad, amigo. Podrá, mediante la fuerza, hacer lo que prefiera
con cuerpo; pero no llegará a menoscabar mi alma de caballero, señor,
-¿Y qué más discursos espera, señor juez? El cuerpo de este hombrecito debe
estar ya friolento.
- Señor Alcalde, le ruego subir al coche, seguiremos discutiendo aquí.
- Me opongo - dijo el subprefecto -. Que vaya en el camión. Ensuciaría mi auto.
- Tengo que persuadirlo.
- Aquí, entonces; en la pampa. Que el frío le dé más su lenguadita.
- Sienten frío quienes tienen más carne que espíritu. El decreto es ilegal, señor
Juez. ¿Cómo viene usted a hacerlo cumplir?.
- Orden de los ministros de Justicia y Gobierno. Somos funcionarios de menor
cuantía. A usted lo nombra el prefecto solamente.
- Yo represento al pueblo...
- ¡No jorobe, hombre! Me hace perder tiempo.
El subprefecto subió al coche y ordenó al chófer que arrancara.
Los dos alcaldes vieron alejarse, a la mayor velocidad posible, el automóvil y los
dos camiones. Se quedaron en la pampa. Y había aún tiempo para que los carros
llegaran con luz a San Pedro.
- El alcalde era necesario, subprefecto, para los trámites - dijo el juez disgustado,
pero temeroso.
- Estará el teniente alcalde o el juez de paz. Ese tramposo habla de un modo...
¿Quién lo aguanta?
- Sea algo paciente, amigo. Estos pueblos de humildes pueden revolverse. Y
todos los señores de San Pedro son traposos, pero persiste todavía en ellos el
orgullo. Fueron ricos y tienen apellidos.
- Oiga usted, juez, un apellido que ha sido y ya no tiene plata es la pior mierda
que hay. Usted verá, Y perdone mí modo de hablar. Así he sido criado y creo por
eso me han mandado a amansar indios y “caballeros” más piores que indios.
- Dios le ayude.
- Usted, usted tiene que hacer como que ayuda. Yo hago el resto. Dios no hace
por meterse en estas porquerías de pueblecitos.

339
EL PERÚ MINERO

Manuel Scorza

DE LOS DIVERSOS COLORES DE LAS CARAS Y CUERPOS


DE LOS CERREÑOS *
Seis minutos antes del mediodía del 14 de marzo de 1903 cambió, por primera
vez, el color de las caras de los cerreños. Hasta entonces los felices habitantes de
la lluviosa Cerro de Paseo ostentaban rostros cobrizos. Ese mediodía sus rostros
cambiaron: un hombre emergió de una cantina donde bebía aguardiente de culebra
con la cara y el cuerpo azules; el día siguiente otro varón, que se emborrachaba en
la misma cantina, lució el verde; tres días después un hombre de rostro y manos
anaranjadas se paseó por la plaza Carrión. Faltaban pocos días para el carnaval: se
creyó que eran candidatos a ocupar plazas de diablos-supay. Pero los carnavales
pasaron y la gente siguió mudando de color.
Cerro de Paseo es la ciudad más alta del mundo. Sus callejuelas se retuercen
a mayor altura que los montes más elevados de Europa. Es una ciudad donde
llueve doscientos días al año. El día se entreabre sobre una nevada. Cerro de Paseo
se acurruca al final de la pampa de Junín. Para los mismos choferes, embufandados
hasta los ojos, la pampa es un mal paso. Todos los camioneros pegan en sus
parabrisas estampas de la Beatita de Humay: le encomiendan sus motores. ¡No
vaya a ser que les fallen en esta estepa perpetuamente pulida por las heladas: en
esta Pampa donde el soroche, el mal de altura, fulmina a tantos costeños! los
viajeros que conocen esa desolación vigilada por el ojo celoso del lago Junín se
santiguan apenas desembocan de los rocosos desfiladeros de la Oroya. ¡Virgen
María, protectora de los caminantes, ampáranos! ¡Santa Tecla, protectora de los
peregrinos, ruega por nos!, rezan, verdes Por la falta de oxígeno, apretando los
limones inútiles contra la anoxia. Ni los collares de limón ni las oraciones sirven en
la estepa sin árboles. Porque los que no viajan a Huánuco no conocen árboles ni
flores: nunca ¡Os han visto; aquí no crecen. Sólo el pasto enano desafía la cólera de
los vientos. Sin ese pasto, sin el icchu, nadie viviría. El pajón es el alimento de los
rebaños de carneros, única riqueza. Millares de ovejas ramonean en la pampa hasta
las tres de la tarde. A las cuatro, cae la guillotina de la oscuridad. El atardecer no
es el fin del día sino el acabamiento del mundo.
_________
* Tomado de la novela del autor Redoble por Rancas, Editorial Planeta, Barcelona, 1970.
¿Qué trajo a los hombres a esta capitanía del infierno?. El mineral. Hace
cuatrocientos años que Cerro de Pasco esconde el más fabuloso yacimiento del
Perú- Ahí, en una pelada colina, casi rozando los testículos del cielo, se alinean las
maltrechas tumbas de los cateadores: vinieron por fortuna y dejaron los huesos;
trescientos años después de los empecinados gallegos subieron los duros alemanes,
los desconfiados franceses, los rígidos servios, los peligrosos griegos; todos duermen
en sus tumbas maldiciendo la nevisca.

340
LETRAS Y ARTES
Hacia 1900 las vetas se agotaron. Cerro de Pasco, tan orgullosa de sus doce
viceconsulados, falleció. Mineros, comerciantes, restauranteros y putas la
abandonaron. Cerro, pues, se despobló. El vago censo departamental de 1895
enumera tres mil doscientas ventidós casas. En los cinco años siguientes, el viento
arrastró dos mil ochocientas treinta y dos casas. Poco a poco, Cerro volvió al
páramo. En 1900 ya sólo quedaban unas cuantas casas, acurrucadas alrededor de
Plaza Carrión, cuando una víspera de Semana Santa llegó un gigante rubio de
alegres ojos azules, de llameante barba roja, estupendo para comilonas y
borracheras. Era un ingeniero, un formidable fornicador que desde el comienzo se
Mezcló y simpatizó con la gente. Al principio la gente desconfió del norteamericano,
pero vieron que más que de los teodolitos el barbirrojo se preocupaba de buscar las
galerías de las cholitas y le cobraron confianza. El gringo anduvo unos meses
recogiendo muestras y mejorando la raza. La gente se le encariño. Infortunadamente,
el pelirrojo enloqueció. Una tarde de, unas tres de la tarde, entró al «Valiente de
Huandoy», una cantinita de mala muerte donde sobrevivía un cajón de whisky de
los buenos tiempos. Se bebió una botella, luego dos, luego tres. Al atardecer salió
a la calle a repartir whisky. A las siete lo visitaron los diablos azules. Quizá se
excedió en las copas: quizá lo afectó, finalmente, la altura: comenzó a reírse como
embrujado. La gente siguió bebiendo se emborrachaba a costillas del cómico -,
pero poco a poco, a medida que la risa se convertía en una catarata de carcajadas,
en un espumoso mar de risas, en Una marejada de burla, se asustaron y salieron.
No había por qué. Una hora después el de la inolvidable barba crepuscular se secó
las lágrimas, depositó un montoncito de libras de oro y salió del “Valiente de Huandoy”
No volvió jamás.
El dueño de aquella carcajada se reía de los mineros y cateadores de
cuatrocientos años, de Cerro de Pasco, del viento que se lleva casas, de las
nevadas de a metro, de la lluvia interminable, de los muertos tiritan de frío, de la
soledad. ¡Había descubierto debajo de las vetas agotadas el más fabuloso filón de
la minería americana! Tras cuatrocientos años de enriquecer a reyes y virreyes,
Cerro de Pasco era virgen. La ciudad misma, el mortecino pueblo, levantaba sus
casuchas sobre a más estruendosa veta del Perú. Las maltrechas casas sin pintar,
las calvas plazas sin árboles, las calles fangosas, la Prefectura a punto de caerse,
la única escuela, eran la cáscara de una riqueza delirante.
En 1903 vino a establecerse la «Cerro de Pasco Corporation». Eso es harina de
otro costal. « La Cerro de Pasco Corporation Inc. in Delaware» conocida aquí
simplemente como «La Cerro» o «La Compañía» demostró que el escultor de la
inolvidable carcajada, el legendario barba de chivo sabía de qué se reía. «La
Compañía» construyó un ferrocarril, transportó maquinarias mitológicas y levantó
en La Oroya, mil metros más abajo, una fundición cuya pura chimenea asfixiaba a
los pájaros en cincuenta kilómetros. Soliviantados por la paga, una multitud de
harapientos trepó hasta las minas. Pronto treinta mil hombres zapaban profundísimas
galerías. En la misma Cerro de Pasco, la Compañía prorrumpió un monumento el
horror arquitectónico: un gordo edificio de tres pisos, la «Casa de Piedra», sede de
más desaforado dominio minero conocido en el Perú desde los tiempos de Felipe II.
Los balances de la «Cerro de Pasco Corporation» demuestran que, en realidad, el
de la barba crepuscular sólo se permitió una risita. En poco más de cincuenta
años, la edad de Fortunato, la «Cerro de Pasco Corporation» desentrañó más de
quinientos millones de dólares de utilidad neta.
341
EL PERÚ MINERO
Nadie podía imaginario en 1900. «La Compañía», que pagaba salarios delirantes
de dos soles, fue acogida con alegría. Una muchedumbre de mendigos, de prófugos
de las haciendas, de abigeos arrepentidos, hirvió en Cerro de Pasco. Sólo meses
después se percibió que el humo de la fundición asesinaba a los pájaros. Un día se
comprobó que también trocaba el color de los humanos: los mineros comenzaron a
variar de color; el humo Propuso variantes: caras rojas, caras verdes, caras amarillas.
Y algo mejor: si una cara azul se matrimoniaba con una cara amarilla, les nacía una
cara verde. En una época en que Europa aún no descubría las embriagueces del
impresionismo, Cerro de Pasco se alegró con una especie de carnaval permanente.
Por supuesto, muchos Se asustaron y volvieron a sus pueblos. Circularon rumores.
«La Cerro de Pasco” mandó pegar un boletín en todas las esquinas: el humo no
dañaba. Y en cuanto a los colores, la transformación era un atractivo turístico único*
El Obispo de Huánuco sermoneó que el color era una caución contra el adulterio. Si
un cara anaranjada se ayuntaba con una cara roja, de ninguna Manera podía nacerles
una cara verde: era una garantía. La ciudad se sosegó. Un veintiocho de julio el
Prefecto declaró, desde la tribuna que, a ese paso, pronto los indios serían rubios.
La esperanza de . transformarse en hombres blancos, clausuró toda duda. Pero los
campesinos continuaban quejándose: en las tierras, ni en las azules, ni en las
amarillas prosperaba la semilla. Unos meses después -1904- «La Cerro» anunció
que no obstante la notoria falsedad de que el humo envenenase las tierras las
compraría de buena fe. Efectivamente, compró la hacienda Las Nazarenas del
Convento de las Nazarenas: 16.000 hectáreas. Así nació a - División Ganadera» de
la «Cerro de Pasco Corporatión”. Pero el cerco de alambre de Las Nazarenas no se
quedó quieto: pronto encerró a la hacienda Pachayacu, y luego a la hacienda Cochas,
y luego a la hacienda Puñascochas, y luego a la hacienda Consac, y luego a la
hacienda Jatunhuasi, y luego a la hacienda Paria, y luego a la hacienda Atocsaico,
y luego a la hacienda Puñabamba, y luego a la hacienda Casaracra y luego a la
hacienda Quilla. La “División Ganadera» crecía y crecía.
Hacia 1960, «La Cerro de Pasco Corporation” poseía más de quinientas mil
hectáreas. La mitad de todas las tierras del departamento. El mes de agosto de
1960, quizás enloquecido por una marcha de medio siglo, quizá porque sufrió un
ataque de soroche, el Cerco ya no se pudo detener. En su locura anheló toda la
tierra. Y empezó a caminar, caminar.
Un día, un tren fuera de itinerario se detuvo en el Apeadero de Rancas.

342
LETRAS Y ARTES

Raúl Estuardo Cornejo

HUACCACHINA *
Médanos ardientes, palmeras de sombra, agua refrescante. He ahí la trilogía
elemental lugareña.
Trasponiendo montañas de suelo movedizo, que la paraca besa el ósculo fugáz,
se halla el esmeraldino y milagroso oasis que de repente surgen en medio del erial.
De día, cuando se descamisa el sol, el médano se hincha, la palmera se enhiesta,
el agua se entibia. Al morir, las arenas se enfrían, los dátiles se mecen, el líquido se
ablanda.
Huaccachina, la laguna perdida del Incario es un jade engastado en el platino de
un arenal. Sus aguas son de sal y de esperanza, En los amaneceres semejan un
espejo bruñido donde se quiebra el sol en irisdicentes tonos verdemar y violáceos;
en la tarde, tras la cura a los cuerpos que sensualmente abraza, se transforma en
sudario de paz. Un sudario que nos habla de una larga agonía, ya en el triste
murmullo de las olas, ya en los rojos algodones del cielo.
“Mujer que llora”, “mujer que hace llorar”. Desde su etimología, Huaccachina es
triste. Anuncia así su dramático origen- Una mujer que llora resume ya la más
desgarradora de las tristuras, pues sus Ojos no se hicieron para el llanto sino para
la contemplación y el amor. Y Huaccachina es ciertamente una gran lágrima, la que
formó las muchas brotadas de los apasionados ojos de una mujer, verdes como la
uva, tibios como el querer.
Si amáis la historia de los amores desgraciados, y si alguna vez Padeciste por
uno, os contaré la historia de Huaccachina, aquella infortunada princesa incaica.
Pero es necesario que prometáis bajo juramento no revelarla jamás a quien no haya
sufrido alguna vez mal de amor.
____________
* Tomado de Sangre en el Yermo, cuentos iqueños, Lima, 1971.
No olvides que ahora Huaccachina es el hado de los amores imposibles y trágicos.
Si cumplés vuestra promesa, hasta puédes pedirle una gracia con la seguridad que
la concederá. Pero si quebrantas vuestro juramento no oséis jamás bañarte en sus
aguas, porque ahogaréis irremisiblemente. Huaccachina castigaría vuestra falta.
Ahora, haced hondo silencio y escuchad su historia:

I
Magro el rostro, cansada la voz, el viejo cacique Apu Sumac se dirigió al más
empenachado de sus bravos soldados: -¡Valiente Urco el más valiente entre todos
mis capitanes! Declaran: ¿Viste hoy a la cierva de mi corazón? ¿Cesaron de llorar
sus tibios ojos?

343
EL PERÚ MINERO
- Señor de toda mi obediencia y devoción. Cada mañana y cada tarde, antes que
nuestro Padre Sol aparezca y se aleje, cuido de ir a escuchar a Huaccachina muy
cerca de los parajes que escogió para Su ostracismo. Cien lanceros la guardan
noche y día, y es consigna para ellos avisar con un chasqui cuando la triste quena
de su voz haya por fin cesado
-¡Pobre gacela mía! ¡Pobre flor de mi pecho! Desde que el fúnebre mensajero
trajo la mala nueva de la muerte de Ajall Kriña, nada borra su desconsuelo. ¿Que
sacrificio podré realizar, amado Urco, para ganar el milagro de que Ajall Kriña vuelva
a la vida y con él la paz al corazón de mi hija?
- Señor, vuestro augur, el sacerdote del templo, ya ha consultado al oráculo.
Pero es grave el designio...
-¡Decídmelo! ¿Qué reclama mi padre?
- Señor.
- Decídmelo, si no queréis que mande a matar al más leal de mis vasallos!
- Vuestra vida, señor, en la primera de las lunas nuevas V ante la mirada pétrea
del soldado, el anciano más noble, más guerrero, Más poderoso de todo el cacicazgo,
ganó el amplio ventana¡ del palacio, y con los ojos al sol dijo en grito de prey y de
esperanza:
-¡Padre Inti, si es preciso mi vida para calmar el llanto de hija, yo te la ofrendaré
en la primera de las lunas nuevas!

II
Al oeste de la vasta región del Hurin Ika, zona de crepitantes yernos y paracas,
quedaba el cacicazgo de Tacaraca. La realeza imperial había otorgado a su cacique,
en gracia a su lealtad y virtudes de guía, dominio y jurisdicción sobre los pueblos
que hoy conforman Saraja, Chanchajalla, Tinguiña, Parcona, Orongo, Acomayo,
Pariña, los Acuaches, Poruma Cachíche, Comatrana- Pequeño grande reino donde
se aposentaba un grupo de varios miles de hombres, dedicados a las faenas de la
un grupo el pastoreo y hasta la minería; pocos, pero los más esforzados atravesaban
los médanos llameantes y bajaban hasta las claras es del mar en busca del pez
fresco.
Vista desde un altozano, la geografía jurisdiccional del cacicazgo, era de una
dualidad rebelde y hostilizante. En las tierras que se acercaban a las estribaciones
de la cordillera, crecían los toñuces, los cinamo la higuerilla, el piñonero. Allí se
esmaltaban, aunque con dura labor, los ocres valles, y podían verse sembrados de
maíz, de yuca, de cocoteros, de grama dulce. Pero hacia el lado opuesto aquel que
miraba y avanzaba hacia el mar, la naturaleza se hacia hosca y agresiva.
Grandes vientres de arena, de caprichosas formas geológicas, cerraban el paso
a todo transeúnte; médanos que durante el día relucían quemantes como un hervidero
de plata y en la noche soltaba la frialdad de los montes de hielo. Apenas fofos
huarangos y espinosos arbustos, cuando no un verde cactus, rompían la soledosa
severidad que la paraca agravaba.
Allí, sobre el raro oasis de una ola de arena, en el vértice casi de dos inmensas
dunas, yacía, contrita, la hermosísima hija del viejo Apu Súmac. Bajo la escasa

344
LETRAS Y ARTES
sombra de un huarango centenario habíasele instalado una carpa de campaña, tan
solitaria como el puesto de avanzada del mas lejano vigía, y a cuyos pies la única
señal de que existía vida era la de un pocito de agua cristalina y refrescante, a cuyo
alrededor crecían unas matas de yantén, de cadillo y de esprimidera. De cuando en
vez una lagartija plomiza rampaba ágil por la arenas circundantes, o un chaucato
perdido se libraba del viento asido del huarango
Orden era de Apu Súmac, satisfaciendo el doloroso pedido de su hija, que nadie
penetrase al recinto sagrado. Anhelo era de ella morirse en llanto y canciones, con
el ser que llevaba secretamente en las entrañas, Para juntarse en la otra vida con el
dueño de su corazón. Ajall Kriña había sembrado su alma y su vientre con la mejor
semilla, y nadie Podía reemplazar en el blanco pecho de esa torcaza, ni en sus
auvados ojos verdes, la pasión que húbole despertado el apuesto mancebo que se
marchó para la guerra. La vigilancia consistía en un círculo de hombres apostados
más allá de las dunas, que protegía el ingreso de algún posible intruso, y con
finísimo oído en tierra registraba el infinito llanto Otras veces, era el mismo viento
que llevaba las quejumbrosas notas de su canción acompañadas de ululantes silbidos.
Pero si en todos, vasallos y guerreros, la curiosidad por contemplar a Huaccachína
era definitivamente cierta, en los ojos de Urco, el fiero capitán de Apu Súmac,
sobrino de éste y comandante actual de las tropas del cacicazgo, tal ansiedad
cobraba visos de verdadera obsesión. Con la muerte de Ajall Kriña, que logró anunciar
en el palacio y la muy cercana del gran jefe, que se inmolaría por su hija, quedaba
limpio el camino para adueñarse de la grácil princesa que le arrebatara la juventud
y el talento del príncipe de Pariña, y con ella el poder, la riqueza y la gloria en el
amplio cacicazgo de Tacaraca. Sólo esta cercana esperanza, y el temor de echar a
perder con su vehemencia tan seguro fruto, contenían los rijosos impulsos del que
simulaba la mayor fidelidad al venerable Apu Súmac

III
Todo el cacicazgo de Tacaraca habíase sacudido con la terrible noticia. Esa
noche, a los primeros albores de la luna, la inicial del mes el octogenario varón que
durante cincuenta años los había gobernado, si sacrificaría ante el ara del gran
templo del Sol, cumpliendo los deseos de su Padre, que reclamaba la vida del
patriarcal jefe como tributo para librar del extraño mal de llanto de su única y adorada
hija, la simpar Huaccachina. Las mujeres anegaban sus ojos de lastimeras lágrimas
y los hombres no podían ocultar la convulsión que les significaba perder al sabio y
prudente gobernante, dueño de generosos sentimientos, que en la paz y en la
guerra había sabido conducir a sus hombres hacia la felicidad y el triunfo- Deseo del
cacique era el que su pueblo lo acompañase en la luctuosa ceremonia, cuyos
preparativos concluíanse ya, ante el abigarramiento de las gentes que colmaban la
gran plaza pública frente al atrio del templo.
Ya la clara luna. Espolvoreaba celajes de plata sobre la gentilidad, cuando
comenzó el acto. Apu Súmac fue traído sobre la litera ricamente forrada en oro y
plata, y colocado cerca al altar mayor donde relucía el gran disco áureo que
representaba al Sol. El sacerdote ayudado por decuriones inició el bárbaro ceremonial,
entonando piezas y letanías extra, ñas, inclinándose sucesivas veces, con hipócrita
unción, a los pies del cacique y ante e¡ ara de Inti. Aquél, con una serenidad propia

345
EL PERÚ MINERO
de sus años pero impropia por el fin que aguardaba, musitaba oraciones que nadie
pudo oír. A su lado Urco se mantenía imperturbable, como un verdugo que simulara
repugnancia a su oficio, mientras ñustas y lloronas besaban los pies del curaca
querido.
El sacerdote había entregado ya a la víctima el dardo envenenado, que ésta
sostenía en lo alto listo para clavárselo en el pecho, cuando, rompiendo el silencio
reinante una voz exclamó:
-¡El correo del Inca!
Y en efecto, abriéndose paso entre la multitud un fornido luciendo los distintivos
del servicio real, irrumpió vertiginosamente el ara del templo. De dos potentes saltos
ganó las escalinatas del atrio, postrándose ante los pies de Apu Súmac le entregó
el quípu multicolor diciéndole:
_¡Señor! ¡Tus legionarios al mando de Ajall Kriña, vencieron a los Antis!. El
retorna a salvo, hacia tu cacicazgo. Nuestro señor, el Inca, te otorga sus gracias.
Al oír tan diferente nueva, una conmoción sacudió al gentío. De la anterior
información que se diera sobre la muerte y la derrota de Ajall la anterior ésta de
triunfo y vida, gran distancia existía. Los hombres se miraban vis a vis sin salir de
su asombro, hasta explosionar de pronto en una ola de emoción y de júbilo:
- Ajall Kriña no ha muerto! ¡Viva Ajall Kriña!
Y aprovechando la confusión reinante, un hombre solamente pretendió huir
agazapado entre las sombras de la noche. Era Urco- Y antes que Apu SúMac lo
advirtíese fue el propio gentío el que, leyendo en la actitud del traidor su propia
delación, se abalanzó con una furia inmensa sobre el huidor:
-¡Urco huye!, ¡Urco mintió! ¡Cogedlo!
Y como una jauría de lobos que persigue a su presa, así fue perseguido el falso
Urco. Dos mil indios armados de mazas, hondas y flechas gritando desaforadamente,
pugnaba por aprehenderlo vivo, mientras otro grupo contemplaba cómo el Sumo
Sacerdote del templo se suicidaba con el dardo minutos antes destinado a Apu
Súmac, revelando también su traidora complicidad con Urco. Este entretanto, corría;
ágil como el mejor venado, mantenía en ventaja al más avanzado de sus
perseguidores, salvando a grandes saltos los obstáculos naturales del camino.
Pero cuando tras una curva el felón tendió una línea en dirección a las dunas, donde
se encontraba el sagrado aposento de Huaccachina, la turba clamó con ira:
-¡Violará el recinto! ¡Matadlo!
Entonces, una lluvia de piedras rasgó primero el espacio nocturno- Tronaban las
hondas lanzando los pétreos proyectiles y el bandido los esquivaba felinamente
con rápidos zigzags e inverosímiles esquinces. Mas no pudo evitar que algunos de
ellos dieran en el blanco. Herido en la cabeza y duramente castigado el cuerpo, el
aleve extrajo de su carcaj una flecha envenenada y comenzó a escalar el médano
inviolable.
Alguien gritó al momento:
-¡Matará a Huaccachina! ¡Impedidlo!
Los que llevaban arcos vaciaron prestos sus aljabas de flechas. Tesando con
destreza los aparatos de muerte pronto oscurecieron la débil claridad de la noche

346
LETRAS Y ARTES
lunar. Como voladoras serpientes, ¡Os afilados dardos clavábanse inmisericordes
sobre la espalda del huido. Semejante a un toro banderíllado, éste bufaba, se retorcía,
pero trepaba en os movedizos remansos del arenal, en una loca carrera hacia la
cumbre. y cuando ya sus manos sangrantes cogían en desesperado intento las
arenas cimeras para mirar el oasis ansiado, dio un rugido horrible, mezcla de clamor
y blasfemia y rodó medio despedazado hasta las faldas externas del médano
infranqueable.

IV
Los alegres sones de un pututo avisó muy de mañana al Pueblo que había de
batir palmas. En las puertas casi del cacicazgo se encontraba ya el esforzado Ajall
Kriña, Príncipe de Pariña y héroe militar que retornaba victorioso desde lejanas
tierras. Un inusitado movimiento se advirtió para recibir al bizarro que había
comprometido la gratitud imperial. Apu Súmac, con las mejores galas presidía el
cortejo, que en las puertas mismas de la ciudad le daría la bienvenida. Otros
servidores y principales del cacicazgo lo acompañaban reverentes.
Al fin, una columna de polvo anunció al esperado. A la cabeza del ejército, como
un pretor romano, apareció arrogante. Cientos de infantes le seguían. Detuvo el
polvoroso y fatigado convoy a diez pasos del señor de Tacaraca, y avanzando dos
más hacia él se prosternó diciendo:
-¡Apu Súmac, el más prudente de los caciques del Reino! Tus legionarios,
requeridos por el Inca para marchar a la guerra, han cumplido tu encargo de triunfo¡
!Aquí tenéis, para que engrandezca el recuerdo (le tus victorias, la cabeza de Anti
Rípac, el osado que desafió 0 nuestro Inca! ¡Vos decidiréis si se lo enviamos al Hijo
del Sol en vuestro nombre!
Un decurión avanzó hasta el cacique portando una bandeja de Plata, tapada con
un fino mantel y la depositó a los pies de Apu Súrnac. A un gesto de éste quitó la
tela cubridora y dejóse ver el cráneo frío, sanguinolento aún, de un indio maduro,
fiero y lleno de cicatrices. El cacique, lanzando sobre él una breve mirada de desprecio,
levantó señorialmente los ojos y dijo:
-¡Ajall Kriña, Príncipe de Pariña y respetado de mi corazón! Tu valor engrandece
la gloria de nuestro cacicazgo y me obliga a honrarte como merecéis. Dime ¿qué
merced puedo yo darte que pague con creces tus duros sufrimientos?
- Señor, bien sabéis que no soy un soldado mercenario- poder brazo sólo se
alzó para castigar a los que se rebelaron contra el poder del Inca, nuestro Señor y
del Imperio. Nada, pues, me debéis Y nada estáis obligado.
- Generoso eres amado, Aja¡¡ Kriña, pero yo insisto en que me pidáis una gracia,
que por más grande o pequeña que fuese, me sentiré feliz en concedértela, como
feliz se siente el deudor que cancela una deuda
- Señor, vuestra nobleza es inagotable. Y ya que insistís en que te pida, ruégote
que me dejes ver al secreto de mi corazón, a la de mi fuerza, al divino fruto de tu
procreación, a la dulce y tierna razón princesa Huaccachina.
- Hijo de mi corazón- Desde que os marchasteis, pronto descubrí el gran amor
de mí hija por tí. Los manantiales de sus ojos no han cesado desde entonces de
cantar y llorar. Pidió la soledad de un médano, que en la noche es un páramo, para
347
EL PERÚ MINERO
allí morirse como tú, pues fue el desleal Urco quien urdió la noticia de tu muerte- Ya
el vil recibió su merecido. Anda ahora a verla, que la mustia canción de sus gemidos
te guiarán hasta ella. Y si vos lo queréis, deposaos cuando mejor os plazca, que en
nadie mejor que en tí quedará depositada cuando muera la vara del poder de mi
pueblo.
Ajall Kriña besó conmovido la purpúrea, toga del cacique, y tomando la dirección
mostrada por éste, enfiló hacia allá. Pronto estuvo al pie del médano buscado, pues
tras sus empinadas y ardientes arenas brotaba la música- Música débil, delgada,
elegíaca como el afligido treno arrancado de una arpa tañida por ángeles. Ajall
Kriña, excitado, sudoroso, escalaba el embarazoso lomo, pero notaba que cada
vez se le hacía más difícil. Las piernas trabábansele, la paraca cerraba más sus
ojos y su vista, el sol le mordía rabiosamente las carnes y la sed le acuchillaba la
garganta. Se detuvo un instante. Limpió sus ojos y su boca de la arena caliente
pero la paraca arreció y silbando con más fuerza lo cegó nuevamente. Avanzó
semiciego, a tumbos. Cayó, se incorporó, siguió avanzando. El sol, la sed, la paraca,
la música más alta y enervante, casi lo transtornó pero siguió ganando altura,
maltrecho, rampando a veces.
Al fin la coronó- Y sacando fuerzas de la flaqueza el victorioso adalid se incorporó
y poniéndose las manos de visera quiso mirar su meta. Un espectáculo hermoso y
trágico lo conturbó. En la garganta de los médanos en el fondo que orillaban sus
faldas interiores, había una laguna, verde como una esmeralda, formada con el
llanto de la princesa cautiva. Del interior, del fondo mismo, partía el taladrante canto
que decía:
_ ¡Aja¡¡ Kriñaaaaaa! ¡Ajall Kriñaaaaaa!
Enloquecido, descendió desde la agigantada montaña, rodando a trechos y
balbuciendo el dulce nombre amado. Pese a las duras caídas, a las brasas del
arena¡ mórbido, a las lenguas de fuego del sol, a los latigazos del viento, ganó la
orilla y traspasóla desvariando. El agua, como una líquida gorgona, se le fue subiendo.
El avanzaba hacia el centro, hacia donde brotaba el lacerante llanto:
-¡Ajall Kriñaaaaaa! ¡Ajall Kriñaaaaaa!
Ya no podía responder ahora. El agua le cubría el pecho, el rostro, el pelo
ennegrecido de batallas. Se vio luego un brazo en alto, la muñeca, los dedos, varias
ondas concéntricas en el agua y el apagarse de un llanto. Tras esto la quietud. la
quietud de los corazones reencontrados la paz del amor colmado.

348
LETRAS Y ARTES

POESIA Y CANCIONES
Juan del Valle y Caviedes......................Lo que son las Riquezas del Perú
José Santos Chocano...........................Las minas de Potosí
César Vallejo........................................Los mineros salieron de la mina
Enrique Bustamante y Ballivián............ Junín
Manuel Scorza.....................................Canto a los Mineros de Bolivia
Sergio Quijada Jara.............................. Candadito de Oro
Nicomedes Santa Cruz......................... Décimas en homenaje al
Ingeniero de Minas
Dionicio R. Berna¡................................ Mulizas
Heraclio Bonilla................. .................. Huaynos
Hijos de Cerro de Pasco....................... Sentimiento Minero Mulizas y huaynos
Varios................................................. Huaynos

349
EL PERÚ MINERO

Juan del Valle y Caviedes

LO QUE SON LAS RIQUEZAS DEL PERU *


La plata de estos Reynos anhelada,
adquirida con logros y con daños,
a polvo se reduce en pocos años,
en seda rota y lana apolillada.

Ya tan grande tesoro paró en nada,


los cambrayes, las telas y los paños,
anzuelos de enemigos y de extraños,
muladares aumentan, que son nada.

En muladar pararon los desvelos


de los logros, insultos y avaricias,
¿qué habrá en ellos de infamias y de anhelos

de robos, tiranías y injusticias,


de que claman los pobres a los cielos,
mártires de miserias y codicias?
_________
* Tomado de Selecciones de la obra del Valle y Caviedes, en
A. Arias Larreta, Literatura Colonial, Ed. Indoamérica, B. Aires, 1970.

350
LETRAS Y ARTES

José Santos Chocano

LAS MINAS DE POTOSÍ *


Es justo que Zipango renuncie su decoro:
ostentan mayor pompa las cúspides andinas;
y aún pueden, en medio de las incaicas ruinas,
buscar los Argonautas el símbolo del oro.

Cuando el hispano, ha siglos, tocó el clarín sonoro,


los indios se escaparon al fondo de las minas;
y bajo de las piedras y nieves cristalinas,
quedó, como en un cofre, guardado su tesoro.
El padre de los Incas, el Sol, que oyera el grito
de ese clarín que supo colmar el infinito,
también quiso ocultarse, miedoso de la guerra;

y así, después, al golpe del pico y de la azada,


el oro fué sacando su luz petrificada
como si el Sol brotase de bajo de la tierra.
_ _ _ _ _ _ _ _ _
*Tomado de Antología General de la Poesía Peruana, S. Salazar Bondy.
B. Aires LIP, 1957.

351
EL PERÚ MINERO

César Vallejo

LOS MINEROS SALIERON DE LA MINA

Los mineros salieron de la mina


remontando sus ruinas venideras,
fajaron su salud con estampidos
y, elaborando su función mental,
cerraron con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo.

Era de ver sus polvos corrosivos!


Era de oír sus óxidos de altura!
Cuñas de boca, yunques de boca, aparatos de
boca. (Es formidable!)

El orden de sus túmulos,


sus inducciones plásticas, sus respuestas corales,
agolpáronse al pie de ígneos percances
y airente amarillura conocieron los trístidos y tristes,

imbuidos
del metal que se acaba, del metaloide pálido y pequeño.
_________
* Tomado de Selección de Poemas Del Autor, Lima, 1956

Craneados de labor,
y calzados de cuero de vizcacha,
calzados de senderos infinitos,
y los ojos de físico llorar,
creadores de la profundidad,
saben, a cielo intermitente de escalera,
bajar mirando para arriba,
saben subir mirando para abajo.

Loor al antiguo juego de su naturaleza,


a sus insomnes órganos, a su saliva rústica!
Temple, filo y punta, a sus pestañas!
Crezcan la yerba, el liguen y la rana en sus adverbios!

Felpa de hierro, a sus nupciales sábanas!


Mujeres hasta abajo, sus mujeres!
Mucha felicidad para los suyos!
Son algo portentoso, los mineros

352
LETRAS Y ARTES
remontando sus ruinas venideras;
elaborando su función mental
y abriendo con sus voces
el socavón, en forma de síntoma profundo!
Loor a su naturaleza amarillenta,
a su ¡interna mágica,
a sus cubos y rombos, a sus percances plásticos,
a sus ojazos de seis nervios ópticos
y a sus hijos que juegan en la iglesia
y a sus tácitos padres infantiles!
Salud, oh creadores de la profundidad...

353
EL PERÚ MINERO
Enrique Bustarnante y Bailivián

JUNIN *
(Polirritmo)

“Cielo nublado de oxidaciones


que enturbia los ojos i los cristales.
Cauces de verdores cobrizos
que roban metales a Smelter.

Bungalow de la Esperanza
que no han Podido subir la cuesta
están esperando
ir a la ciudad en un fordcito.

Iglesía de torres enmaderadas


como los socavones,
para impedir que Dios se derrumbe
en esta tierra de agujeros
donde el Piso se Sostiene bajo la palabra de honor,
i las bolsonadas
le quitan la importancia a la eternidad.

“La Goleta”
con todas sus bodegas llenas de agua
está durmiendo bajo la Matriz.
la boca de su pique se ha cerrado
entre el altar mayor i el púlpito.

____________
* Tomado de su libro Junin, Lima, 1930.

24 horas cada día entre las minas


i unas cuantas de descanso
a la. sombra de cartas de pocker
que llenan de misterios las miradas
para que despierten alegres
persiguiendo el filón de los dados
que puede ser de oro
en unos trece de a cien libras.

Un dulce abrigo de chimeneas en los pies


i en las entrañas un calorcito de whisky.
Ascensores que se han parado de cabeza
para meterse en las minas.

354
LETRAS Y ARTES

Bombas que son pulmones


para millares de obreros.

(La “Cooper” ha metido a los indios


800 pies dentro de la roca,
pero nadie ha podido entrar
un milímetro en sus almas,
aunque están vestidos de over-all)”.

355
EL PERÚ MINERO

Manuel Scorza

CANTO A LOS MINEROS DE BOLIVIA

Hay que vivir ausente de uno mismo,


hay que envejecer en plena infancia,
hay que llorar de rodillas delante de un cadáver
para comprender qué noche
poblaba el corazón de los mineros.

Yo no conocía
la estatura melancólica del agua,
hasta que una tarde, en el otoño,
subí a El Alto, en La Paz,
y contemplé a los mineros ascendiendo al porvenir
por la escalera de sus balas fulgurantes.
¡Cómo olvidar a los obreros
luchando por la vida en los fusiles!
¡Cómo olvidar a los ausentes
combatiendo, de memoria, en los suburbios!

Miré sus casas


edificadas sobre el trueno,
entré a sus vidas como al carbón ardiendo,
toqué sus cuerpos
capaces de contener odio y relámpagos,
cuando era todavía la edad inclinada de sus frentes.
__________
* Poema escrito en México, Abril de 1952.

Yo fui a Bolivia en el otoño del tiempo.


Pregunté por la Felicidad.
No respondió nadie.
Pregunté por la Alegría.
No respondió nadie.
Pregunté por el Amor.
Un ave
cayó sobre mi pecho con las alas incendiadas.
Ardía todo en el silencio.
En las punas hasta el silencio es de nieve.

Comprendí que el estaño


era
una

356
LETRAS Y ARTES
larga
lágrima
petrificada
sobre el rostro espantado de Bolivia.
¡Nada valía el hombre!
¡A nadie te importaba si bajo su camisa
existía un cuerpo, un túnel o la muerte!

En vano cavaban los mineros


tratando de enterrar su gran fatiga;
durante siglos buscaron sus ojos ciegos en el metal,
sin saber que en la altura el llanto era neblina.
¡No haberlo sabido me avergüenza!
Porque en las ciudades los poetas
lloran la ausencia nostálgica del aire,
pero no saben lo que es vivir bajo la lluvia,
confundiendo el hambre con la sed,
y la sed con un pájaro pintado.

Yo fui uno de ellos.


Yo no sabía por qué los ríos
se secan en el sueño
y ciertos rostros en los Andes
son puras miradas melancólicas.

Hasta que los mineros,


cansados de tener una sola vida para tantas muertes,
domesticaron truenos,
nutriéronse de piedras,
bebiéronse las lluvias,
rompieron con sus manos la jaula de la vida.

En la Paz.
Era otoño.
Recordadlo.
Era otoño. Velad por los muertos – recordadios -.

La sanqre derramada
- era otoños –
el oído secreto de la tierra
- en el otoño
y a través de su silencio
- era otoño
descifra la raíz el idioma futuro de las flores
- en el otoño-
y el aire siente que su cuerpo
- era otoño-
acaba en verde campanada.

357
EL PERÚ MINERO
Recordadlo.

Ya lo veis desde la altura.


Aquí empieza
la dinastía sucesora del rocío.
A mi patria rota me voy.
Mas antes de partir, decidme, mineros:
¿Cuándo veré esta luz en los ojos de América?

¿Hasta cuándo jugarán a los dados


la túnica sangrienta de mi patria?
Oh, hermanos, ruiseñores verdaderos del metal,
¡prestadme vuestra muerte para edificar la vida!
México, abril, 1952.
Tomado de Selección de Poemas del autor, Lima, 1956.

358
LETRAS Y ARTES

Sergio Quijada Jara

CANDADITO DE ORO
I II
Candaditoy de oro Candaditoy de oro
llavecita y perla redil filigrana
ábreme tu puerta ábreme tu puerta
yo soy solteríto. yo soy tu pastora.

III
Patrón botas cuero
ponchito vicuña
trae tu cariñito
para la pastora.

CANDADITO DE ORO
I II
Candadito de oro Candadito de oro
llavecita de perla redil filigrana
ábreme tu puerta ábreme tu puerta
yo soy solterito. yo soy tu pastora.

III
Patrón de botas de cuero
y de ponchito color vicuña
trae tu cariñito
para la pastora.
_________
* Tomado del libro del autor: Canciones del Ganado y Pastoreo, versiones quechua y español,
Huancayo, Talleres Villanueva, 1957.

359
EL PERÚ MINERO

Comedes Santa Cruz

DECIMAS EN HOMENAJE DEL INGENIERO DE MINAS


Por tí Ingeniero de Minas
de nuestra rica nación
son minerales mis rimas
al compás del socavón...

I
Ingeniero que la tierra
horadas en socavón
hurgando su corazón
por los tesoros que encierra.
En Costa, Montaña y Sierra
buscas las materias finas;
y si abajo te iluminas
con un lucero en la frente
vela arriba el sol fulgente
por tí Ingeniero de Minas.

II
Mí canto no es malaquita
que en roja bauxita engarzo.
Mi canto no es oro en cuarzo
sulfuro o plata y calcita.
Mi canto es negra antracita
lista para combustión
bituminoso carbón
de peruanismo inflamado.
Mi canto es canto rodado
de nuestra rica nación.
__________
* Puestas en Lima, 12.5.69

III
Alguien dijo sin desdoro
dando al mundo por testigo
que, El Perú es un mendigo
sentado en un banco de oro”
Ingeniero yo te imploro
que al tal mendigo redimas
y extraigas de nuestras minas
oro, plomo, zinc y cobre
Por el “banco” de ese pobre
son minerales mis rimas.

360
LETRAS Y ARTES

IV
Yo te dijera “colega”
porque al fin la poesía
igual que la minería
hasta lo profundo llega;
Tu vas a la dura brega
en diaria perforación;
yo desciendo al corazón
donde anida la virtud
y ambos hacemos Perú
al compás del socavón.

361
EL PERÚ MINERO

Dionicio R. Bernal

MULIZAS

CANCIONES DE LA REGION MINERA DEL CENTRO


CUADRO MINERO
En los Picachos blancos
de estos Andes Milenarios,
existen grandes dolores
cual si fueran ¡Ay Calvarios.

Son calvarios estas minas


donde los tristes mineros,
buscando un mendrugo de pan
viven días lastimeros.

Hasta las tristes mujeres,


del infeliz proletario,
rinden sus débiles fuerzas,
por un mísero salario.
Por un mísero salario
marido, mujer e hijo,
trabajan sin descanso,
sin luces sin regocijo.

Estribillo

Minero de estas regiones,


triste “Paria Tributario”,
siempre en las malditas minas
hallarás, tú, el MARTIRIO.
_________
* de Dionicio R. Bernai: La Muliza, Opus cit.

MULIZAS

CONTRA LOS CHILENOS 1881


Rumbo a Oroya con premura
van los chacales del Sur.
ya volverá la tersura,
la limpidez del azur.

362
LETRAS Y ARTES

Son bayonetas Peruanas


fuertes lanzas montoneras,
las que arrojaron ufanas
de Chile la horda guerrera.

Huye con temor y duelo


dejando ruinas en pos,
mientras sobre patrio suelo
ruge del centro la voz.

Estribillo

Coged rosas y laureles


bellas cerreñas gentiles,
de nuestros soldados fieles
ornad las frentes viriles.

MULIZA (Pablo Morales, 1905)


Pobre mineral del Cerro
plagado del extranjero,
que aparentan protejernos
con nuestro propio dinero.
________
* Tomado de D. R. Bernal: La muliza, opus cit.

363
EL PERÚ MINERO

Heraclio Bonilla

HUAYNOS

DESDENES
(M. Gutiérrez, 1930)
De mineral en mineral
la suerte me va llevando
y con este andar errante
mi triste vida terminaré.

(Anónimo)
Morococha, tierra fría
de nevada cordillera
cuantas penas ¡ay! escondes
en las winchas y tajeos.
La amargura de mi vida
refleja mi lamparita
en rincones de los cuadros
y en frontones ya dejados.
Si supiera mi jaujinita
la suerte de los mineros
murallas de amor haría
al contorno de mi Jauja.

Estribillo

Penas y suspiros
son mis alimentos
me vas consumiendo
Morococha helada”
__________
* Tomados del libro de Heraclio Bonilla, El Minero de los Andes, Lima Estudios Peruanos, 1974.

(Anónimo)
Con el valor de mi “paqo”
Pan de Milán comeremos
donde Villaorduna, luego,
“Copa de Oro” tomaremos.

Aunque después sin remedio


sólo miraré mi “ficha”
cuando no tenga ni “medio”
para un vasito de chicha...

364
LETRAS Y ARTES
Año tras año, ay china
mi vida así voy pasando
padeciendo en la mina
en la calle ‘1agarteando”.

(Anónimo)
Muro, muro, lagunita que fue
sabedora de mis penares
donde depositaba con fe
mis más íntimos pesares.

Con tus aguas te llevaste


mis más dulces esperanzas
y en el pecho me dejaste
las más negras esperanzas.

Así, cuando yo me muera,


de la mina en sus entrañas
mi alma que te venera
e contará mis hazañas

(Anónimo)
Cerro, Porque eres ingrato
Para los hijos de tu seno
vas regalando tus riquezas
de tu profundo cariño.

Hoy el triste obrerito


trabaja lleno de martirio;
agotado mucho en la mina
con ese Polvo venenoso.

El oro y la Plata corren


sin esperanza ninguna,
así son mis Paisanitos
trabajan al son del pito.

Estribillo

Por fin tierra donde nací


eres protector del extranjero
tu dinero vas regalando
ni las gracias tú recibes.

365
EL PERÚ MINERO

Hijos de Cerro de Pasco

SENTIMIENTO MINERO - MULIZAS Y HUAYNOS

Mi TIERRA
(Muliza) Autor: Flavio Cuba

Mi tierra
mi entrañable mina de plata
orgullo
de la linda cerreñita
dicen
que tus ojos lloran mucho
triste
porque mí tierra se hunde
madre
por qué me has abandonado
solo en la vida sin consuelo
cerreña de mis ilusiones
asomada a tu ventana (bis)
quizás sólo con mirarte
yo quiero comunicarte
y enjugarte mi ternura.
__________
De SENTIMIENTO MINERO, disco de larga duración, grabado por el conjunto Hijos de Cerro de Paseo.

OJITOS NEGROS
(Huayno)
Autor: P. Remigio
Anocheciendo estaba
Y tu negro me mataba (bis)
esos habían sido
tus ojos que enojados me miraban (bis)
ay noche de oro conmigo
que me has traicionado el querer (bis)
a separarte de mis brazos
Para no volver a quererte (bis)
Para que Miren con desdeño
me he enamorado de tus Ojos (bis)
qué te costaba decirme
cerreñito tengo mi novio (bis)
ay me iré, me iré
con quien te dejaré (bis)
ay campesina del alma
llorando te has quedado (bis).
366
LETRAS Y ARTES

EN UN CANTINA
(Huayno)
Autor: P. Remigio
En tina cantina
tú me has encontrado (bis)
tomando cerveza
tú me has conocido (bis)
toda la semana hemos trabajado (bis)
Para disfrutarlo en esta cantina
para derrocharlo en esta cantina
señor cantinero
déme dos cervezas (bis)
una heladita
Y otra sin helar (bis)
basta corazón no llores
desenmola tu tristeza
con un vaso de cerveza
se acabará tu tristeza.
_________
De EL OBRERO, disco de larga duración, grabado Por Víctor Alberto Gil, el “Picaflor de los Andes”.

EL OBRERO
(Huayno)
Arreglo de V. A. Gil
Una canción para mis amigos
que viven en las altas cumbres nevadas
que son amigos del viento de la lluvia y el frío

lágrimas de alegría
risas de dolor
caminos y parajes que sangran
con el recuerdo del vivir
Chungal

cuántas vidas obreras ocultas en su suelo


grito del alma que resuena de confín
a confín Huancavélica, San Genaro, Huachocolpa
Oroya, Morococha, Casapalca

frío que hiela el alma


nevada que cubre mi rostro
Yauricocha, Colquijirca, Colla,
Almamarca, Milpo, Atacocha,
San Cristóbal, Santuay, Santander
Huarón y Cerro de Pasco
367
EL PERÚ MINERO

olor a tierra mojada


roca viva que sangra
dinamita y carburo
witman, caymán, no importa

pitos y campanas
que anuncien un epitafio
nuestras vidas por el progreso.

HUAYLAS 72
(Huaylas)
Autor: V. A. Gil
Comadre, compadre, ven a bailar
el huaylas del año 72 (se repite 4 veces)

mira chinita mira mi amor


qué lindo se baila cuando hay querer
el año que viene será mejor
pero yo prefiero el 72 (bis)

bailando juntitos te contaré


un secretito que tengo aquí
que he de quererte, te de amar
durante el año 72.

LA CASITA
(Huayno)
Autor: V. A. Gil
Mírala como ha quedado
la casita desolada (bis)
las flores que he cultivado
solitas se han marchitado (bis)
no porque te hayas casado
olvidas que me has querido (bis)
recuerda que hemos sido
palomas de un solo nido (bis)

tal vez un día regrese


al lado de la casita
reviva aquellas flores
con llanto Y mis amores (bis).

368
LETRAS Y ARTES

“EL OBRERO”
Huayno Cerreño
Cantan: “los hijos de Cerro de Pasco”
Tocan las 6 tocan las 7
Tocan las 7 de la mañana
ay obrerito que mal nacistes
que en todas partes te dan mal pago.

Cobras tu pago cobras tu abono


ay obrerito triste es la vida
y tu bolsillo siempre vacío
en la cantina todo se queda.

De qué te sirve de qué te vale


que tú trabajes dentro la mina
con la miseria de 30 soles
y tu destino siempre ser pobre.

Fuga

Con los recuerdos de los cerreños


te quedarás llorando
esos recuerdos que nunca olvides
hasta que yo vuelva.

369
EL PERÚ MINERO

Varios

HUAYNOS

AÑORANZAS (Huayno)
Huaynito dedicado al Club Vulcano, en sus bodas de plata.

¿Dónde están aquellos tiempos


de tu brillante esplendor,
en que jamás el dolor
pudo vencer tu grandeza?

Ya ni las carretas ruedan


por tu socavado suelo;
todo es dolor, todo es duelo
para tus hijos que quedan...

Pobre mineral del Cerro,


que fatal es tu destino;
convertido en peregrino,
hoy mendigas tus riquezas.
Nada es dicha, nada es gloria,
oh! los tiempos de antaño
todo se fué como un sueño:
dicha, bonanza, alegrías...

Estribillo

Sin embargo, cerreñitas,


loemos al “Club Vulcano”,
que hoy día celebra ufano,
felices bodas de plata.

Letra de Andrés E. Urbina


Música de Nicéforo Bravo S.
Febrero 6 de 1932

AÑORANZAS
Huayno
(Anónimo)

Tierra grande y generosa


donde están aquellos tiempos,
de bonanzas y alegrías
se esfumaron como un sueño.
370
LETRAS Y ARTES

Hasta los parques se botan


y las campanas se pierden,
todo es dolor, todo es duelo
para tus hijos que quedan.

Pobre mineral del Cerreño


qué fatal es tu destino
tu pueblo llora y siente
al recordar al terruño.

Estribillo

Olvidados y en silencio
se hunde mi tierra querida,
y que ufanos y orgullosos
los que se creen ser muy dueño.

DULCE BESO
Huaynito por la Lira Cerreña

El pito de «La Central»,


ya me llama cerreñita;
para alejar todo mal,
que me bese tu boquita.

En mi labor peligrosa,
el recuerdo de tu beso
es estampa milagrosa,
que me conserva ileso.

Es mí dulce golosina,
«urpillay» de negros ojos
que destierra de la mina
el sufrir de mis trabajos.

Dulce como turroncito,


fragante como la rosa,
es cerreña, tu besito,
en mi vida pesarosa.

Estribillo

Es mi suerte de minero,
el despedirme con pena.
Adiós, radiante lucero,
adiós mi flor de azucena.

371
EL PERÚ MINERO

Febrero 6 de 1932 letra de Andrés E. Urbina


Música de Angel Portillo.

HA VUELTO A Mi LA EXISTENCIA
Ha vuelto a mí la existencia,
revestida de ilusión;
ha vuelto a mí la existencia
palpitante de emoción

qué rosicleres del cielo


ni qué mágico fulgor,
qué rosicleres del cielo
mi dicha han de competir...
Eres buena i eres bella,
como estrella matinal;
eres buena i eres bella,
fuego, númen de mi ideal...

Quiero sentirte en mi canto,


Palpitando todo hermosa;
quiero sentirte en mi canto
hagas a. mi alma dichosa...

Estribillo

Busco ideales, mi cerreña


en el fondo de tus ojos,
donde irradia la dulzura
de tu divino querer.

Carnaval: 1936 Letra de A. w. Casquero

BELLA GOYILLARINA
Huayno
Oh mi bella Goyllarina,
escucha tú mi canción;
preciosa joya andina
que robas el corazón.

Eres para mí un diamante,


incomparable y brillante;
que no quisiera perderte
372
LETRAS Y ARTES
y por siempre poseerte.

Yo contemplo en lontananza
de tus ojos la mirada;
que tú eres mi bien amada,
mi consuelo y mi esperanza.
Quiero que tus lindos ojos
negros y fascinadores,
me revelen sin enojos,
desde que tú mi tesoro eres.

Estribillo

Sí, mi bella Goyllarina,


eres para mí un diamante,
extraído de esta mina
incomparable y brillante.

Letra de Eladio Yupari


Música de Alberto Dávila

¡AY! Mi CHOLITA...
Huayno
Como las aguas de “Patarcocha”
que POCO a Poco se van secando,
así lo mismo, ¡ay! mi cholita
sus procederes está cambiando.

De ésa laguna ya nadie quiere


beber sus aguas ayer ansiadas,
así lo mismo, ¡ay! mi cholita
ya no me atrae con sus miradas.

Por las «huanquitas» bien cuidadita


¡qué orgullosa fué “Patarcocha
así lo mismo, ¡ay! mi cholita
de mi amor fué su fiel «songocha».

Esa laguna la disecaron


sedientas bombas del extranjero,
así lo mismo, ¡ay! mi cholita
mi amor hoy mata por vil dinero.

Estribillo

Como las aguas de los pilones,

373
EL PERÚ MINERO
que turbias caen gota a gotita,
así se muestra en sus amores
hoy en el día cualquier cholita.
Letra de Andrés E. Urbina
Música de Jesús Enciso
Cerro de Paseo, Carnaval de 1936

EL MINERO
Huayno (Anónimo)
Quisiera ser un minero
un minero bien pagado (bis)
letra en quechua
Quisiera ser un minero
un minero bien pagado (bis)
letra en quechua
Quisiera ser un minero
un minero bien pagado (bis)
olvidando el sudor frío
olvidando el escalofrío
en la mina, en la planta
mi vida está sentenciada (bis)

pero me pongo a pensar


abandoné a mi negra (bis)
pero me pongo a pensar
que estafo a mi negra (bis)
letra en quechua
yo voy al mercado
me tratan de cholo
Yo voy al comercio
me tratan de indio
cuando llega el pago
todos me respetan
el señor alcalde ahora me saluda

cuando llega el pago todos me respetan


hasta el taita cura ahora ya me habla.

A LA SALIDA DE CASAPALCA
Huayno*
A la salida de Casapalca
hay un cadáver,

374
LETRAS Y ARTES
de quién será, de quién será?
(bis)

Seguramente de un proletario
que dio su vida. por la lucha
(bis)

Salgan muchachas, a los balcones


Que los mineros van a pasar,
van a pasar.
(bis)

Seguramente vienen bajando


de la masacre de Cobriza.
(bis)

Ven si sabes querer,


Ven si sabes amar,
la lucha de los mineros
nunca va a terminar.
(4 veces)

música: huayno cuzqueño


letra: mineros de Cobriza
Tornado de Cancionero,
Ed. Tiempo Nuevo, s/f.

TEMPESTAD EN EL ALMA
Muliza
Autor Anónimo
Triste corazón Cerreño
hoy nostalgia sin consuelo,
de las ruinas del terruño
la opulencia en miseria.

Tierra hoy de aventureros


sedientos por oro y plata,
se desploman las casitas
vivos quieren sepultarnos.

Hoy tus hijos conmemoran


tu grandioso aniversario,
aún con el alma conmovida
cuna santa de los tuyos.

375
EL PERÚ MINERO
Estribillo

Olvidemos nuestras penas


y orgullosos del terruño,
cantemos nuestras canciones
que el cielo sabrá premiarnos,

376
LETRAS Y ARTES

VI

TEATRO
Fausto Linares Málaga.................................... La Catástrofe de Morococha
Enrique Solary Swayne................................... Collacocha
Julio De la Paz................................................ El Cóndor pasa
Ferenc Herczeg .............................................. Dos hombres en la mina
José Diez Canseco ......................................... Pachacutec Mines
Company Programa

377
EL PERÚ MINERO

378
LETRAS Y ARTES

Fausto Linares Málaga

LA CATASTROFE DE MOROCOCHA *

PERSONAJES
EMILIO ................................................... Contratista
FEDERICO ............................................... Jefe de Guardia
ENRIOUE ................................................. Contratista
ALFREDO ................................................. Caporal
JOSEFINA .............................................. Madre de Federico
ELVIRA .................................................. Novia de Federico
MARIA .................................................. Madre de Elvira
JUANITO ............................................... Hermano de Federico
PERICO .................................................. Hermano de Federico

ACTO 1
Las escenas se desarrollan en casa de Federico. El mobiliario ha de ser sobrio
y modesto. Una mesita de centro y seis sillas. Un pequeño aparador con pastas,
dulces y licores.

ESCENA I
JUANITO Y PERICO
Ambos hermanos menores de Federico, aparecen en escena. Mientras Juanito
sacude muy afanado con un plumero el polvo de los muebles, Perico permanece
repantigado en una silla.
JUANITO.- (Dirigiéndose a Perico y, agitando el plumero en son de amenaza)
Oye Perico, tú no quieres hacer nada. Sigue muy sentadito, que ya no tarda en
venir nuestro hermano Federico para contárselo todo.
__________
* Drama, Lima, Escuela Tipográfica Salesiana, 1930
PERICO.- Anda, zonzo, demás te apuras tanto, si ya está todo arreglado
(levántase y se dirige hacia el aparador, lo abre y registra lo que hay en él).
JUANITO.- ¿Qué haces tú ahí? (Riñéndolo).
PERICO.- (Con gracia). Oye Juanito, aquí hay dulces... ¡qué ricos!... se me
hace agüita la boca.
JUANITO.- (Amenazándolo) Cuidado que toques nada. ¡Eso es para convidar a
los que asisten a la fiesta!
PERICO.- Así que entonces se casa Federico, nuestro hermano?
JUANITO.- Tú que sabes, ¡hombre! No va a ver matrimonio, sino cambio de aros,

379
EL PERÚ MINERO
¿entiendes?
PERICO.- ¡Ahhhhh! ¿Y cómo es el cambio de aros, Juanito? ¿sabes tú cómo se
hace?
JUANITO.- Ya, lo sabrás más tarde; retírate de ahí (Con imperio), y vámonos; ya
no tarda en venir Federico (Sienten pasos y voces) ¿No te decía? Ahí viene. El es.
¡Vámonos! ¡Vámonos! (Empujando a Perico).
PERICO.- (Encarándose con Juanito). Oye, seguro que te has olvidado que yo
también tengo buenos pies para caminar, ¿ah?
JUANITO.- ¡Silencio, pericote, y andando! (Salen por la derec a del escenario).

ESCENA II
EMILIO Y FEDERICO
Emilio, es hombre solterón que representa tener alrededor de cincuenta años;
respetable y muy estimado. Viste de minero.
Federico es joven de unos veinte años, aproximadamente, orgullo de su madre y
querido y mimado por todos. Preséntase en traje de calle’ pero decente, apropiado
a la fiesta que ha de realizarse. Ambos entran conversando por la izquierda del
escenario que es la puerta de entrado a la casa de Federico.
FED.- Pase adelante, don Emilio.
EMIL.- Gracias, Federico.
FED.- Tome Ud. asiento, que debe estar fatigado.
EMIL. (Tomando asiento). Que estamos fatigados dirás, Federico, porque a trancos
largos hemos venido desde Morococha Vieja.
FED.- En verdad que hemos caminado duro, a causa de esta bendita nevada
que no cesa de caer con frecuencia. (Ouitándose el saco de agua).
EMITA.- Y en este tiempo, sobre todo, época de las nevadas y de lluvias.
FED.- (Genialmente) Permítame su sombrero, don Emilio, y hagan el favor de
quitarse el saco de agua. Está Ud. en casa de su amigo a toda confianza. (Cuelga
los sombreros y los quien debe tratar con sacos de agua de un perchero y siéntase
frente a don Emilio).
EMIL.- Gracias, gracias, Federico; eres muy fino y muy amable. Pues... como
te iba diciendo, no te imaginas, Federico, cuán grato es para mí el recuerdo del
pasado glorioso del Perú; y, por el contrario, la tristeza y el desconsuelo que causa
en mi ánimo el estudio y meditación sobre nuestros menguados tiempos
republicanos.
FED.- Por lo visto, Ud. es entusiasta admirador de las antiguas glorias de nuestra
patria.
EMIL.- Y lo seré, mientras viva, Federico.
FED.- Quiere Ud. decir entonces, que el Incanato y el Coloniaje están mil veces
por encima de nuestro régimen republicano?
EMIL.- Tanto como eso, no; pero la verdad es que, el Perú desde que adoptó la
República como forma de gobierno, ha marchado al abismo de la ruina, a causa de

380
LETRAS Y ARTES
los desaciertos e improbidad de sus gobernantes, y han sido mayores el desenfre-
no y la indisciplina de las clases sociales.
FED.- Vamos, despacio, don Emilio (con acento de convicción, pero respetuo-
so). Hay que juzgar los hombres y las cosas con criterio libre de apasionamientos
y prejuicios (Saca la cigarrera del bolsillo). Es preciso medirlo y pesarlo todo con la
vara de la justicia y la balanza de la imparcialidad ¿Un cigarrillo don Emilio?
EMIL.- Gracias.
FED.- Ud. cree, don Emilio, que hoy por hoy no progresamos?; que nuestra
legislación, nuestras instituciones, nuestras costumbres, no han mejorado notable-
mente de algunos años a esta parte? Ya lo creo que sí, don Emilio, y negarlo,
equivaldría a negar la luz que nos alumbra.
EMIL.- Escúchame, Federico. Aparte de que eres un joven tan querido en la
sociedad por la bondad ingénita de tu carácter, eres muy inteligente, y no será
necesario esforzarme mucho, para convencerte de lo que te voy a decir. Es cierto,
y nadie podrá negar, que los dos primeros tercios de nuestra vida republicana, llevan
sobre su frente el borrón de la ignominia; que es poco, casi nada, lo que nuestros
gobiernos han hecho por mejorar y engrandecer a nuestra patria, haciéndola digna e
tomar un asiento en el concierto de los pueblos civilizados. Y si en el actual momento
histórico en que vivimos (Con animación y entusiasmo) se ha abierto un paréntesis de
luz, de progreso y de cultura, en el curso de nuestra vida democrática; si el Perú es
conocido J respetado Y admirado por todas las naciones; si los gobernados gozan
hoy de mayores garantías; si reina la paz, el orden y la moralidad, todo esto es fruto
del esfuerzo, del talento y patriotismo de muy pocos gobernantes, cuyos nombres
pronunciamos con respeto, y a quienes la historia ha consagrado ya con los mereci-
dos dictados de grandes, de próceres padres de la patria.
FED.- ¡Don Emilio! (Entusiasmado y alegre se levanta para abrazarlo), lo que
Ud. acaba de decir merece un abrazo. Ha hablado Ud. divinamente, mejor que
todos los parlamentarios en Congreso pleno. (Vuelve a tomar asiento). Sus pala-
bras convencen a cualquiera. Efectivamente; hemos entrado, desde hace pocos
años, en una época de verdadero progreso. Nuestra actividad industrial y comercial
es asombrosa. Se multiplican cada vez más, nuestras vías de comunicación. Los
que eran áridos desiertos se convierten en tierras fértiles y grandes zonas de pro-
ducción. Hoy vivimos una vida nueva, respiramos un ambiente saturado de optimis-
mo, hablamos menos y hacemos más. Gozamos de una paz octaviana propicia
para el adelanto del país en todos los órdenes de la actividad humana. Así es como
e hace patria, ¿no es verdad, don Emilio?
EMIL.- Ni más ni menos, querido Federico. Acabas de confirmarlo con tus
palabras. Pero, a fin de procurar que nuestra patria, sea grande, próspera y feliz,
preciso es que, todos los peruanos, inspirados en el verdadero patriotismo, amen
de veras a su patria, la respeten y hagan respetar, y que, mediante el trabajo honrado
y perseverante, nos hagamos dignos hijos de ella. El Perú, para honra y dicha
nuestra, es uno de los países más ricos del mundo. Aparte de la industria ganadera,
que es importantísímo, y de la agrícola, que en breve tiempo, bastará a matar el
hambre del mundo entero, considera, Federico, la gran importancia, que tiene entre
nosotros, la industria minera. El Perú, es uno de los países más grandes Productores
de metales. Son fabulosas las riquezas que encierran en sus entrañas los Andes

381
EL PERÚ MINERO
milenarios. Mira, contempla, Federico, esas gigantescos montañas cubiertas de
nieves sempiternas. Se yerguen imponentes a través de nuestro suelo, paralelamente
a la costa y a la región oriental prodigando en magnífica abundancia toda suerte de
riquísimos metales, merced al esfuerzo del sufrido y abnegado minero.
FED.- Y, sin embargo, ¡amarga irrisión de la vida¡ El Perú, sigue siendo como
alguien decía, “un mendigo sentado sobre un banco de oro Pero, créeme, dejará de
serio, el día en que, nuestros gobiernos Y sindicatos nacionales, se propongan dar
impulso a la minería. (Se levanta Y se al aparador, del cual saca una botella y dos
copas).
EMIL.- Sí; porque es una lástima que compañías extranjeras tengan casi
monopolizada esta industria y que los mineros peruanos, pobres en su mayoría,
sean víctimas de su explotación.
FED.- Creo que no se opondrá, don Emilio, a que tomemos una copita de lágrima
de león, para matar el microbio del frío. (Sonriente).
EMIL.- Claro está que no; nos vendría de perlas, pues el tiempo lo requiere.
FED.- Vamos a tomar esta copa, don Emilio, por el minero peruano y por el
progreso de la minería en el Perú.
EMIL.- Tienes unas salidas, Federico, que me encantan. Tomemos por ello,
¡Salud!

ESCENA III
DICHOS Y ALFREDO
Alfredo, preséntase vestido de minero. (Toca la puerta).
FED.- ¡Adelante, Alfredo! ¿Cómo estás? (Con sequedad).
ALF.— Así, así, Federico, no tan bien como tú. (Le da la mano).
FED.- Eso se puede decir por tí.
ALF.- ¡Hola, don Emilio, ¿por acá también? (Danse la mano).
EMIL.- Aquí me tienes de visita en casa de mi amigo Federico, a
quien estimo y quiero de corazón. (Con énfasis).
ALF.- Precisamente, esos son los oficios de la verdadera amistad.
FED.- (Aparte). Este tipo es antipático; su presencia me repugna. Toma asiento,
Alfredo. (Con frialdad).
ALF.- Mil gracias. Pero, tal vez, sea importuna mi visita.
FED.- En mi humilde casa, Alfredo, todos son bien recibidos.
EMIL.- (Dirigiéndose a Alfredo). Efectivamente, Federico, tiene un corazón muy
noble y muy generoso. Nadie podrá quejarse de él. Todo el mundo le guarda
estimación y cariño. Es verdad, que no faltan siempre amigos falsos e intrigantes
que....
FED.- (interrumpiendo). Gracias, don Emilio; soy franco en confesar que esa es
mi manera de ser y en el trato social, me guío por aquel aforismo popular tan
conocido de que “lo cortés no quita lo valiente”.

382
LETRAS Y ARTES
EMIL.- Tal actitud es muy noble y propia de caballeros.
ALF.- (Dándose por aludido). ¡Ah!, sí, claro está. Federico es muy caballerito y
un hombre a carta cabal, como suele decirse. (Con irónica expresión).
Y... dígame, don Emilio, cómo anda el trabajo en su sección?
EMIL.- Ahí, como siempre. Y en la tuya, ¿qué tal?
ALF.- Bastante avanzado. Se sufre un poco, es verdad; pero también es cierto
que, sino fuese la Compañía Americana, nos moríamos de hambre.
EMIL.- Estás en un error, Alfredo. Sin la protección de la Compañía, aquí nadie
se muere de hambre. Felizmente nuestro país es uno de los más privilegiados del
mundo. A nadie le falta un pan qué comer, gracias a Dios, al revés de lo que pasa en
algunas naciones, que si bien llevan gran ventaja a la nuestra, por muchas razones,
dejan ver, sin embargo, en su organismo social la horrible lacra del pauperismo y de
la mendicidad con todos su horrores y todas sus miserias. Pero prescindiendo de
todo esto, lo que sé decir es que, es mucho muchísimo lo que se sufre trabajando
en las galerías de las minas. Es lo más penoso, lo más horrible que cabe imaginar.
(Excitado y nervioso).
FED.- Cualquier otro trabajo es menos pesado que este.
EMIL.- Pues, ya lo creo, a cada paso que damos y en todo momento, la muerte
está pronta a echarnos el zarpazo encima. (Mientras Federico y Emilio, dialogan, la
actitud de Alfredo ha de ser despectiva y burlona).
FED.- Esto es atroz; esta vida se hace cada día más insufrible. Hay que estudiar
la triste realidad, para darse cuenta de la tristísima condición y de la serie de
penalidades y trabajos, a que vivimos sujetos ¡Os trabajadores de las minas. Sobre
todo, esos pobres, (Con acento enérgico Y airado) que sacrifican su salud y su vida
por un mísero jornal insuficiente por demás, para satisfacer sus más apremiantes
necesidades. Es algo que provoca indignación y cólera.
EMIL.- Tienes razón, Federico, tiene razón; esos pobres mineros son dignos de
lástima.
ALF.- Sí; es verdad, son dignos de lástima (sonriéndose burlonamente).
FED.- Qué corazón por duro que sea no se compadece de viéndolos habitar en
viviendas malsanas, húmedas, frías, estrechas, desprovistas de comodidad? Pero,
sobre todo, lo que llena más de indignación y hervir de furor la sangre en las venas,
(Más enérgico y animado), es despotismo, la crueldad y bárbara rudeza con que
son tratados por ciertos tus jefes de la Compañía Americana, sin dignidad, sin
sentimientos humanitarios, y hasta desprovistos de los más elementales principios
de cultura y de buena educación.
ALF.- (Con ademán despectivo y en tono de ironía) Un orador de plazuela o un
abogado de la clase obrera, que para el caso es lo mismo, no hablaría tan bien
como tú, ja, ja, ja.
FED.- Defiendo los intereses de los obreros, porque me sobra razón para hacerlo
¿lo oyes, Alfredo? (Sumamente indignado). No puedo consentir que sean objeto de
injusticia sin nombre y de crueles despotismos. Su pobreza, su ignorancia, su
humilde condición de indios y de cholos, no da derecho a nadie, para que sean
tratados como bestias de carga, como viles esclavos. No señor. Y me llama la

383
EL PERÚ MINERO
atención que haya peruanos que defiendan más a la Empresa que al elemento
obrero, cuyas energías son explotadas con bárbara crueldad.
ALF.- Pero la Empresa no obliga a trabajar a nadie en las minas. La culpa la
tienen en todo caso los que solicitan trabajo.
FED.- A pesar de todo, aunque su trabajo sea, voluntario, tienen derecho a ser
tratados con las consideraciones debidas a todo ser racional ¿no es verdad, don
Emilio? ¿tengo o no razón?
EMIL.- Estoy conforme con tu manera de sentir en este punto. (En tono grave y
moderado). El minero por pobre y humilde que sea, es hombre como nosotros; no
es de una naturaleza infríor a la de los jefes directores de trabajo, y, desde luego, no
se les debe tratar con indiferencia, con menosprecio, ni mucho menos con crueldad...
Pero, lo más prudente será que variemos de curso a la conversación.
ALF.- Aunque me tilden de imprudente, permíteme que te diga Federico, que así
fuesen incorrectos y vituperables los procedimientos de la Empresa Americana, los
que viven por ella, no tienen porqué despretigiarla.
FED.- Sabes, Alfredo, (Denotando enojo) que será mejor que te calles Y no
hables disparates.
ALF.- Disparates, no pueden ser, porque si tú vives actualmente, porque la
Empresa te da trabajo, no es justo que tú hables en contra de ella,
FED.- Pero yo no tendría necesidad tampoco de solicitar trabajo ella, si los
infernales humos de los hornos de fundición implantados por los americanos en la
Oroya, no hubiesen contaminado los pastos de casi todo el departamento de Junín,
en donde yo, como la mayoría de los mineros, tienen sus propiedades. Antes que
dichos hornos se implantasen los pueblos de esta riquísima región, tenían vida
propia. Las tierras cultivables ofrecían en abundancia sus productos, y, como
consecuencia, pocos eran los que se veían precisados a trabajar en estos asientos
mineros por un jornal irrisorio, y poniendo en peligro su vida a cada paso.
ALF.- No te consiento que hables así de la Compañía (Poniéndose de píe).
FED.- (Poniéndose también de pie). Ni mucho menos Puedo consentir yo que la
defiendas, con menoscabo del elemento obrero nacional.
ALF.- Yo había tenido un concepto más elevado de tu persona. Creí haberme
encontrado con un hombre sensato, racional; pero resulta que eres un... destornillado,
sencillamente. (Con indignación. Adelántase a coger su sombrero).
FED.- El destornillado serás tú. Lo que pasa es que eres... ¿quieres que te lo
diga en tu cara.?
ALF.- Dí, habla sin temor para contestarte lo que mereces. (Levantando la voz).
FED.- Pues eres un vil adulón de la Compañía, y por congraciarte con ella,
desempeñas el ridículo papel de soplón.
ALF.- ¿Qué es lo que dices? (Sumamente indignado).
EMIL.- (Levántase y se coloca entre los dos, tratando de calmarlos). ¡Federico!
¡Alfredo!, cálmense por Dios. Vamos, hay que evitar estas discusiones impertinentes
y acaloradas. Por eso decía hace poco que sería mejor y más prudente variar de
conversación.

384
LETRAS Y ARTES
FED.- Don Emilio, permítame un momento, ha llegado la ocasión de que diga la
verdad de las cosas. ¿Quieres saber algo más? (Más indionado y nervioso). No
solo has hecho traición a tus connacionales; si no que eres, además, un amigo
traidor y fementido, porque has pretendido seducir con halagos y juramentos a mi
prometida; has intentado mancillar el honor de Elvira., que ha de ser, mal que te
pese, mi futura esposa.
ALF.- (En tono de amenaza). Mientes, Federico ¡Eres un farsante! ¡un vil
calumniador!
FED.- ¡Qué cínico eres! ¡Canalla,! ¡Infame! No quiero verte ni un momento más
en mi presencia, ¡fuera de mi casa! mándate mudar, antes de que te haga volar la
tapa de los sesos. (Saca un revólver Y hace ademán de disparar, mientras Alfredo
huye despavorido).
ALF.- ¡Auxilio! ¡socorro!
FED.- ¡Cobarde ¡miserable! ¡sinvergüenza!. A pesar de todas las canalladas que
hace, todavía tiene cara para venir a meterse a mi casa.
EMIL.- Olvida todo, no hagas caso Federico. Demás te quemas la sangre por
defender una causa cuyo mérito no ha de ser por todos recodo, ni aún por los
mismos que debieran mostrarse agradecidos. Porque has de saber, Federico, que
quien siembra beneficios, cosecha ingratitudes, y que un bien casi siempre con un
mal se paga. (Con aire sentencioso y grave).
FED.- Y también es verdad que todo redentor sale crucificado.
Pero ¡qué importa! De todos modos, defendiendo la causa de los obreros habré
defendido una causa justa.
EMIL.- Tranquilízate, Federico. Así es el mundo; así es. No tengas cólera. Ya
todo pasará.

ESCENA IV
DICHOS Y ENRIQUE
Este último en traje de minero. Toca repetidas veces la puerta, de emoción y de
nerviosidad.
FED.- (Saliendo a recibirle). ¡Hola Enrique! ¿Qué te pasa? ¿Por qué vienes tan
alborotado y nervioso?
ENR.- ¡Ay, Federico!, una horrible desgracia acaba de ocurrir en las minas.
FED.- ¿Qué es lo que dices Enrique? (Lleno de sorpresa).
EMIL, ¿Una desgracia?
ENR.- Sí, uno de tantos accidentes que ponen término a la vida infelices obreros.
EMIL.- ¿Dónde se produjo el accidente?
ENR.- En el pique de la Central. Un grupo de siete hombres hacía las reparaciones
del pique, y al bajar el balde, que, como saben ustedes, capacidad para subir dos
toneladas de metal, los agarró de improviso destrozándolos horriblemente.
EMIL.- ¡Pobres compañeros nuestros! (Con sentimiento de compasión.
FED.- ¡Qué lástima! El día menos pensado se ha de apagar también nuestra

385
EL PERÚ MINERO
vida, como lámpara sin carburo.
EMIL.- Pues, yo voy allá. ¿Vamos Enrique?
ENR.- Vamos, don Emilio.
EMIL.- ¿No nos acompañas, Federico?
FED.- Un momento más, y voy enseguida... Ah, se me Olvidaba... dispense una
palabrita, don Emilio.
EMIL.- ¿En qué puedo servirte?
FED.- No deje de regresar prontito para el asunto de que le hablé ayer. (Sigue
hablándole en voz baja).
EMIL.- Ya, ya; pierde cuidado Federico. Vengo pronto; hasta luego.
FED.- Hasta luego.

ESCENA V
FEDERICO SOLO
Paseándose dentro de la habitación.
FED.- ¡Qué fatalidad! Esta desgracia ha venido a sumarse a las muchas que han
venido repitiéndose en estos últimos tiempos en las labores de las minas; en esos
antros pavorosos y sombríos donde está pendiente de un hilo la vida del minero. Ya
es una caída en un espantoso precipicio; ya un derrumbe de enormes planchas de
metal. Unas veces los gases mortíferos o los humos asfixiantes de los explosivos;
otras, una corriente de aire o de agua que los estrella contra las rocas, acabando
para siempre con su vida.
Y tú, Alfredo (Con gesto de visión), ingrato y traidor, que has traicionado a tus
hermanos y pisoteado sus derechos por defender los le la Compañía, por un puñado
de monedas. Y más traidor aún, porque faltaste a la fidelidad que me debías como
amigo.
Sencillo de corazón y confiado en la amistad que me inspiraba, (Más nervioso),
le manifesté la pasión que sentía por Elvira; le pedí luces y consejos en orden a mi
futuro matrimonio. Pero no creí jamás, ni siquiera me había imaginado, que había
de ser mi rival y convertirse en mayor enemigo. Las sospechas que tengo de su
deslealtad, son bastantes fundadas. Personas hay que me han dicho: Federico, no
te fíes de Alfredo, está locamente enamorado de Elvira. (Pausa). Además, me
aseguran haberlos visto juntos en varias ocasiones. Pero, por otra parte, me, consuela
el pensar que Elvira (Con gesto de visión), es una muchacha y recatada, y no creo
que ella, (Denotando serenidad di ánimo), ha jurado amarme hasta la muerte, haya
prestado oídos a sus requerimientos amorosos. ¡imposible! ¡imposible! Y si por
desgracia mía (Accionando nerviosamente), esto fuese verdad, yo impediré que
tales amores sigan adelante. He tomado una firme resolución y la cumpliré, si es
posible a precio de mi vida.

386
LETRAS Y ARTES
ESCENA VI
FEDERICO Y ELVIRA
Elvira, joven de mediana posición social, de trato afable y sencilla de carácter.
Toca la puerta y entra por la izquierda.
FED.- (Saliendo a recibirla). ¡Elvira! ¡qué milagro!
ELV.- ¡Federico! cuánto me alegro de verte! buscándote como una loca estoy
desde que fuí noticiada del accidente que acaba de ocurrir en la mina.
FED.- (Risueño aunque nervioso). Y yo estoy más loco aún, pensando en el
porvenir que se me espera. ¡Elvira! ¡Elvira!, (Accionando nerviosamente). No puedes
imaginar cómo está mi corazón víctima de amargo desconsuelo. No sé lo que me
pasa. Sufro horriblemente. Prefiero mil veces la muerte a esta vida de llanto, de
miseria y de dolor. (Se sienta y llora oprimiéndose la cabeza con ambas manos).
ELV.- (Con acento compasivo se acerca a Federico y le toma por los hombros).
¿Qué tienes Federico? ¿qué te pasa? ¿por qué sufres, por qué lloras?
FED.- (Limpiándose el rostro y sollozando). Escúchame Elvira; toma asiento.
(Coge una silla y siéntase junto a Elvira).
ELV.- (Asequible). Gracias, Federico.
FED.- No es preciso hablarte mucho. (En tono confidencial), para que te des
cuenta de mi triste y dolorosa situación. Convencida estás, Elvira, del cariño tan
vehemente, tan tierno y puro que siempre te he Profesado desde el primer día en
que tuve, no sé si la dicha o desgracia de conocerte. De ello te he dado pruebas en
diversas oportunidades. Vivía dichoso, pensando en que algún día seríamos felices,
fundidas nuestras almas en una sola alma y nuestros corazones en un solo corazón.
Soñé que tu serías el encanto de mi vida, (Más emotivo y sentimental mi compañera
idolatrada, y que, una vez desposados, marcharíamos Inseparablemente unidos en
pos de la felicidad. Pero, ¡ay! (Emocionado), Los celos y fundadas sospechas que
tengo de tu infidelidad, han saturado mi alma de amargura y de dolor. Hoy no soy
feliz, Elvira, no soy feliz.
Concéntrate dentro de tí misma; oye el dictamen de tu conciencia verás, entonces,
si no es verdad lo que te digo.
ELV.- (Emocionada y triste). Federico: he escuchado con atención tus palabras,
y por toda respuesta lo único que puedo decirte es que, pongo al cielo por testigo
de que mi comportamiento ha sido Siempre noble y digno; que no te he engañado
jamás, ni soy capaz de engañarte. Y los que han llenado tu cabeza de cuentos y
calumnias, no han pretendido otra cosa que nuestra separación. Una y mil ve ce
repito, y te juro, amado Federico, que no te he engañado ni te engañaré jamás.
(Sollozando).
FED.- ¿Estás convencida de lo que dices Elvira?
ELV.- (Accionando). Sí, Federico, de lo contrario, sería una infame, una criminal,
no sería digna de tí.
FED.- ¿Estarías pronta a sacrificarte y a morir por mí si fuera necesario?
ELV. (Accionando). Sí, Federico; pronta estoy a sacrificarme y a morir por tí, si
el cariño que nos une, me obligase a ello.

387
EL PERÚ MINERO
FED.- (Tomándole de ambas manos con cariño). Me alegro, Elvira, del
convencimiento con que me hablas y de la sinceridad de tu alma tan grande, tan
noble, tan generosa. Pues bien; no falta ahora otra Cosa sino realizar nuestros
ensueños y acariciados ideales. Dices que me amas, que no me engañas, que te
has mantenido fiel a tus juramentos y promesas de amarme toda la vida, hasta la
tumba. Y ya que esto es así, (Se sueltan de las manos, y se sientan juntos alrededor
de una mesita de centro), yo desearía que la ceremonia de cambio de aros que,
según nuestro compromiso debería de realizarse dentro de quince días, Se lleve a
cabo ahora mismo. Sí; hoy mismo, ¿qué te parece Elvira?
ELV. (Risueña). Tú lo has dicho, Federico; que se haga en este momento, ya
que así lo quieres. Mi mamá no se opondrá, porque bien conoces la estimación y
cariño que guarda por ti.
FED.- ¡Elvira de mi alma! (Con alegría besa la mano de Elvira), permíteme que
imprima sobre tu mano un beso ardiente y puro en seña de verdadero cariño.
ELV.- Gracias, Federico. No haces sino corresponder al que yo te profeso. Mis
hechos dirán claramente, que no fuí jamás traidora e ingrata. Pero lo que sí debo de
aconsejarte, Federico, es que no seas tan ligero en dar crédito a la chismografía de
cierta clase de gentes empeñadas en sembrar rencillas y discordias entre seres
que bien se quieren. Es verdad que Alfredo se ha atrevido a hablarme de amores,
Uno 06 en el Centro Social y otra en el Club Movilizables, con motivo de qué fiestas
que hubieron. Pero si él ha faltado a los deberes de amigo, haciéndome Propuestas
incorrectas y tratando de seducirme con halagos, promesas y juramentos, yo en
cambio lo he rechazado enérgicamente, al conviene a una mujer a quien has reputado
siempre de honesta discreta.
FED.- Así lo he creído en todo momento, y no podía pensar que conducta fuese
indecorosa y liviana. Y ahora, sin pérdida de tiempo, Querida Elvira, quiero ver
satisfechos mis deseos. (Con dulzura).
ELV.- Así será Federico, Dios mediante.
FED.- Sabes, Elvirita, que previendo esto le hablé ayer a don Emilio, que para mí
es un hombre honrado y un buen amigo, que nos hiciera el favor de apadrinar esta
ceremonia. No tarda en venir. A tu mamá le mandaremos una tarjeta con uno de los
chicos. (Siéntase a escribir). Ya verás, Elvirita, que todo nos va a salir a pedir de
boca, (Acabando de escribir). ¡Juanito!
JUAN.- ¿Me llamas, Federico?
FED.- Sí; ven acá; lleva esta tarjeta a la mamá de la señorita Elvira. Ya sabes,
ella vive aquí a la vuelta. Que venga pronto, que precisa... Por lo que respecta a
mamá ya sabes que ella consiente gustosisima en nuestro matrimonio. Ojalá pudiera
hacerse todo a la vez. Pero no siempre es posible realizar lo que uno desea. Tú
comprendes demasiadamente, Elvira, que yo hago las veces de padre en mi casa;
trabajo y me desvelo por mi madre y por mis hermanitos menores. ¡Qué sería de
ellos si por desgracia me sorprendiera a mí la muerte en el trabajo de las minas.
Estoy seguro que Dios, que es tan bueno velaría por ellos, ¿no es cierto Elvira mía?
ELV. Así es Federico, y también velaría por tu desgraciada Elvira, si llegase a
quedar sola en el mundo, ¿no es verdad? (Con acento de tristeza).
FED.- Nuestros sentimientos cristianos nos fuerzan a creerlo así. Lo que es, yo,

388
LETRAS Y ARTES
Elvira, no te olvidaré mientras viva. Pero... será mejor Que dejemos de pensar en
cosas tristes. Ahora me siento orgulloso y feliz como nunca.
ELV.- Más feliz y orgullosa me siento yo, Federico. (Muéstrase alegre y risueña).
Pero el día en que nos desposemos creeme que me voy a volver loca de contento,
¿Cuándo llegará ese día, Federico? (Con aire de tristeza).
FED.- Pronto, muy pronto, Elvira. El cielo ha de proporcionarnos el ¡dulce placer
de vernos unidos con lazos eternos. Los meses corren, los días vuelan. Trabajaré
sin descanso, a fin de que no les falte el pan a Mi adorada madre y a mis hermanitos,
y cuando ya tenga mis ahorros, realizaremos nuestro ansiado matrimonio... Siento
Pasos, creo que vienen.

ESCENA VII
DICHOS Y EMILIO
Emilio se presenta en traje de visita y entra por la izquierda del escenario. Llama
a la puerta y Federico sale a recibirlo.
FED.- ¡Hola, don Emilio!; le esperaba con la mayor ansiedad.
EMIL.- ¡Querido Federico!; aquí me tienes a tus órdenes. ¡Elvirita!, cuánto placer
tengo de verte.
ELV.- Y yo de verlo a Ud. don Emilio.
EMIL.- Ahora dirás, Federico, si soy o no cumplido. He llegado a la hora exacta;
ni un minuto más, ni un minuto menos.
FED.- Muy puntual es Ud. don Emilio; tome Ud. asiento.
EMIL.- Gracias, Federico.
FED.- (Sentándose también). Un reloj en marcar las horas no es tan puntual ni
tan exacto como Ud. en cumplir con sus compromisos.
EMIL.- Favor que quieres hacerme. Y ¿cómo está tu mamá?
FED.- Bien gracias, no tarda en salir.
EMIL.- Lo que es Enrique vendrá pronto; pues cumplí con tu encargo de invitarlo
a tu ceremonia.
FED.- Muy agradecido.
EMIL.- ¿Y tu mamá, Elvirita, no viene?
ELV.- Ya vendrá; no debe de tardar mucho.
EMIL.- Felizmente vive muy cerca. a
ELV.- Ya la hemos hecho llamar con urgencia. puerta).
JUAN.- ¡Federico!, la señora María ha venido.
FED.- Dile que pase adelante. (Sale a recibirla).

ESCENA VIII
DICHOS Y MARIA
Esta última es relativamente joven de unos 35 a 40 años.

389
EL PERÚ MINERO
FED.- ¡Señora María! pase Ud. adelante.
MARIA.- Gracias, Federico, ¡qué gusto tengo de verte!
FED.- El gusto es para mí, señora.
MARIA.- Buenas noches con todos.
TODOS.- Buenas noches, señora. (Poniéndose de pie)...
MARIA.-Y tú, Emilio, ¿cómo estás?

EMIL.- Bien, gracias, señora, para servir a Ud.


FED.- Tome asiento, señora.
MARIA.- Gracias, Federico.
ELV.- Esperándote estábamos mamá.
MARIA.- Ya me suponía; pero tú ves, hijita, que las horas vuelan.
(Llaman a la puerta).
JUAN.- Federico: el señor don Enrique ha venido.
FED.- Hazlo pasar. (Sale a recibirlo).

ESCENA IX
DICHOS Y ENRIOUE
Este último en traje de visita entra por la izquierda del escenario.
ENR.- Buenas noches tengan ustedes. ¡Federico! te felicito anticipadamente
(Abrazándolo con cariño); la estrella de la felicidad te acompaña Por lo visto.
FED.- ¡Quién pudiera ser feliz! Enrique.
ENR.- Señora María, ¿cómo está Ud.?
MARIA.- Bien gracias, Enrique, para servirte.
ENR.- Y Ud. señorita Elvira, no es menos dichosa que nuestro buen amigo
Federico, (Estrechándole la mano con afecto); reciba Ud. también mis más cordiales
felicitaciones.
ELV.- Gracias, no hay porqué.
ENR.- Se le saluda atentamente, don Emilio.
EMIL.- De igual modo, Enrique.
FED.- Enrique, toma asiento.
ENR.- Gracias, Federico. Verdaderamente, hay motivo para suponer que Federico
y la señorita Elvira, serán felices, ¿no es verdad, don Emilio?
EMIL.- Pues ya lo creo; y por lo mismo debemos de estar de plácemes por este
noviazgo ¡Una pareja tan simpática! (Con acento de satisfacción).
ENR.- ¡Tan ideal y tan dichosa! (Mostrándose risueño). Al menos así lo deseamos
de todo corazón.
MARIA.- Gracias, mil gracias, por los buenos deseos que ustedes manifiestan
tener. (Con aire de modestia).

390
LETRAS Y ARTES
FED.- Ustedes son muy amables. No sé cómo corresponder a tanta fineza.
EMIL.- No hay porqué Federico. Tú tienes derecho a ser feliz, por. Que eres un
hijo modelo, fiel y cariñoso con tu madre y el protector de todo tu familia. Y no
dudamos que también serás feliz en compañía de la que muy pronto ha de ser tu
digna esposa. (señalando a Elvira).

ESCENA X
DICHOS Y JOSEFINA
Josefina madre de Federico, es una señora que tiene alrededor de 50 años,
modesta y de trato afable.
JOSEFINA.- Muy buenas noches tengan ustedes.
TODOS.- Buenas noches, señora. (Poniéndose de pie).
JOSEF.- ¡Señora María!, muy honrada me siento con su visita. (Le da un abrazo).
MARIA.- Para mí es la honra, señora Josefina.
FED.- Aquí tienes mamá, a la que pronto ha de ser tu hija (Con de satisfacción
y sonriente).
JOSEF.- ¡Elvírita de mi alma! me alegro de verte por acá (La abra, con cariño).
ELV.- Y yo de verla a Ud. señora Josefina. Qué dirá Ud. que intempestivamente
hemos venido a invadir la casa. (Con amabilidad y dulzura).
JOSEF. Está bien, está bien; para mí sería una honra el tenerlos todos los días
en mi casa. Y tú, Emilio, que bien estás, siempre rebozando salud ‘ vida y alegría
EMIL.- Gracia que Ud. quiere hacerme, estimada señora.
JOSEF.- A Enrique no le pregunto cómo está. (Dándole la mano), menos ingrato
que ustedes, me visita con frecuencia.
ENR.- Es mi deber señora.
FED.- Toma asiento mamá, pero que sea al lado de mi futura suegra y de mi
simpatiquísima novia.
EMIL.- ¡Bravo, Federico! así me gusta que quieras a tu futura suegra tanto como
a tu novia; pues sabido es que, para la mayoría de los hombres que aspiran a
casorio, la suegra es sinónimo de culebra de cascabel, ya falta de leña, quisieran
meterla al fuego. (Con mucha sal y gracia).
TODOS.- ¡Ja, ja, ja!
ENR.- Celebro su ocurrencia don Emilio, pero la verdad es que, todos debieran
de querer mucho a sus suegras.
EMIL.- No cabe duda.
MARIA.- Naturalmente. (Sonriente y entusiasta); porque a ellas se debe el que
las hijas, sobre todo si son bonitas o buenas mozas, sean el encanto y alegría de
los hombres.
EMIL.- Muy bien señora, muy bien. Por las madres existen las hilas, de quién
perdidamente vivimos enamorados los hombres. Y uno de ellos es Federico, que
sería capaz de dar la vida por Elvirita. Precisamente, mi Presencia en esta casa,

391
EL PERÚ MINERO
obedece a la honrosa designación que él ha hecho de mí, para que apadrine la
ceremonia de cambio de aros que en este momento se va a realizar entre él y la
señorita hija de Ud.
MARIA.- Pero ¡cómo!... (Llena de asombro), si habíamos quedado ya en que se
haría dentro de quince días.
FED.- Ya, ya: (Con serenidad y aplomo). Habíamos quedado en eso Señora.
Pero motivos especiales, me obligan a hacerlo ahora, Creo que Por Parte de Ud. no
habrá inconveniente ¿verdad?
MARIA.- Por mi parte, ninguno, Federico. Por el contrario; tengo muchísimo
gusto de que te hayas ‘anticipado a hacerlo.
FED.- Muchas gracias, por la deferencia y el respeto que Ud. me guarda, estimada
señora y que compromete hondamente mí eterna gratitud.
EMIL.- Pues ya que ustedes, han tenido a bien nombrarme Padrino de esta
ceremonia, no hay más que proceder a realizarla. Vamos a ver... ¿qué cosas se
necesitan? ... Por de pronto creo que un par de anillos. Si es por ellos aquí están.
(Juanito entra en ese momento con una bandola adornada de flores y la coloca
sobre la mesa. Emilio deposita en ella los anillos).
FED.- Estamos a sus órdenes don Emilio. (Pónese de pie a la derecha de
Elvira; los demás hacen lo mismo, hay un momento de silencio.)
EMIL.- Me alegro de que haya llegado para ustedes este momento tan solemne
en el curso de vuestra vida. Pues bien queridos ahijados: cumpliendo con un deber
impuesto por la amistad que me une a ustedes con vínculos indestructibles, voy a
haceros entrega del anillo que habéis de llevar siempre con respeto, porque es
símbolo del amor, de ese amor puro, desinteresado y noble que cual delicada flor,
perfumará vuestras vidas con su pura esencia, y es, a la vez, prenda segura de
vuestro próximo y definitivo enlace. (Les coloca los anillos). En adelante no seré
sólo un amigo. Algo más; seré para vosotros como un segundo padre y vosotros
mis ahijados muy queridos. Con tal motivo, permitidme que os dé el abrazo de mi
sincera felicitación. ¡Elvira! te deseo un noviazgo feliz.
ELV.- Gracias, padrino.
EMIL.- Y a tí te recomiendo, Federico, (Abrazándole), que tu vida como novio,
sea tan limpia y tan pura como lo ha sido hasta hoy.
FED.- Muy agradecido; procuraré que mi conducta sea fiel espejo de la suya.
MARIA.- ¡Hija mía! que Dios te bendiga, (Abrazándola), lo mismo que a tí,
querido Federico.
JOSEF.- ¡Queridos hijos! (Abrazándolos), que el amor y el respeto mutuo os
hagan felices.
ENR.- ¡Señorita Elvira!, la felicito de todo corazón, (Estrechándole la mano), y
tú, Federico, mereces un fuerte abrazo. Cuando te cases te’ daré media docena por
lo menos. (Lo abraza con cariño).
FED.- Sírvanse tomar asiento.
TODOS.- Gracias.
EMIL Fiestas como esta, hay que celebrarlas con entusiasmo y alegría, y bien
merece que tomemos una copa de champaña por la felicidad de mis ahijados. El
392
LETRAS Y ARTES
día que los vea uncidos al yugo matrimonial, prometo arrojar la casa por la ventana.
(Se apresura a servir unas copas de champaña, impidiéndolo Federico).
FED.- No se moleste, padrino. Yo haré sus veces. Aquí estoy yo para atenderlo
como su digna persona merece. (Mientras Federico sirve el champaña, Juanito
ofrece dulces y pastas).
EMIL. Agradezco ahijado, muy de corazón, tus finezas y atenciones
ENR. Federico: cuando te cases, prometo echar unas cuantas canas al aire.
Todo está en que después de casados, no se les antoje ir a pasar la luna de miel a
otra parte.
ELV.- No somos tan egoístas, ¿verdad Federico?
FED.- Egoístas, no hija, de ninguna manera.
EMIL.- ¡Cómo! y dónde estoy yo, sino es para mandar en mis ahijados. (Con aire
de autoridad, pero con dulzura).
FED.- La luna de miel se quedó sólo para los ricos. Yo como pobre, me quedaré
a pasarla con ustedes, alternando con la hiel de los trabajos.
EMIL.- Tienes razón, Federico, tienes razón; porque en esta tierra caduca, el
que no trabaja no manduca. Ahora vamos a brindar esta copa de champaña por la
felicidad de mis ahijados y porque muy en breve los veamos desposados formando
un hogar modelo, ¡salud!
TODOS.- ¡Salud!
EMIL.- ¡Viva la alegría!
TODOS.- ¡Vivaaaaa!
ENR.- Pero qué alegría puede haber donde no hay música. Además que ya Ud.
sabe, don Emilio, que en estos casos y en esta región, se acostumbra amenizar
estas fiestas sociales con una buena orquesta.
EMIL.- ¿Qué no hay música, Enrique? Ya, verás, a fuerza de baile, te voy a
quitar la comezón que tienes en los pies. (Con amabilidad y gracia).
ENR.- Qué más quiere el sapo que lo echen al agua. (Sonriente). Bailaremos, sí
señor, si es posible, hasta hacer temblar la tierra y sus alrededores.
FED.- No hay inconveniente.
MARIA.- Una fiesta sin música y sin baile es demasiado triste Sobre todo las
muchachas y los jóvenes deben de alegrarse, que para ello* se ha hecho el baile, la
diversión y la alegría.
EMIL.- Está Ud. en lo cierto, señora.
ELV.- Está bien lo que dices mamá. Pero lo que noto es que la señora Josefina
está muy triste.
EMIL.- ¿Triste la señora Josefina? No puede ser, ni hay razón para que lo esté
¿no es verdad señora?
JOSEF.- Francamente, no sé que me pasa. Pero tengo el triste presentimiento
de que alguna desgracia va a suceder a mi hijo Federico.
FED.- ¡Oh mamá, si vamos a pensar en las desgracias que pueden sucedernos,
estaríamos divertidos.

393
EL PERÚ MINERO
MARIA.- Procure Ud. disipar toda tristeza. Hay que encomendar las cosas a
Dios que Él todo lo proveerá.
ELV.- Pero vamos a ver, en qué piensa la señora Josefina. ¿Qué desgracia
puede ser esa? ¿Tal vez porque Federico va a casarse conmigo? (Con aire de
dulzura y de modestia).
JOSEF.- Decir tal cosa o pensarla siquiera, sería injurioso para tí. Eso no, Elvirita.
Lo que pasa es que, el número 13 es muy fatal para mí. Vean ustedes. Dos días
antes de que muriese mi esposo accidentado en las minas, ofrecimos una modesta
comida, con motivo de su cumpleaños a varios amigos. Eramos trece, y cuando me
dí cuenta de este detalle, le dije a mi esposo: sabes que he oído decir y creo yo
también que el número 13 es fatal. Esas son creencias supersticiosas, me contestó.
Y quién les dice a ustedes, a los dos días, mi esposo era víctima de un accidente
en las minas. Hoy me ha asaltado el mismo pensamiento, porque esta mañana, un
suertero me ofreció un número de la lotería que principiaba por 13 y acababa por 13,
y hoy que se realiza esta ceremonia es también 13, Así que, ya pueden darse
cuenta ustedes, si no tendré razón para ando, preocupada y triste.
EMIL.- Señora; disipe Ud. toda preocupación y tristeza* NO hay que ser
abusionísta ni supersticiosa, Todo lo que sucede es porque 051 Dios lo quiere, y no
hay más. Así que, ahora no debemos pensar en, otra cosa que en alegrarnos, en
divertirnos y bailar hasta sudar la gota gorda celebrando la fiesta de hoy, ¿no es
verdad?
ENR. - Muy bien, muy bien, don Emilio; pero que venga la música.
EMIL.- Pues que venga; pero el primero en bailar vas a ser tú
FED y MARIA.- Sí, sí que baile.
ELV.- Que baile Enrique, ¡bravoooo! (Aplaude alegremente).
ENR.- Gracias, por la elección. Sin embargo creo que a quien corresponde
bailar primero, es al padrino y a los ahijados.
EMIL.- En todo caso, será mejor que bailemos todos.
FED.- Aprobado.
ELV.- Sí; bailemos todos.
EMIL.- Vamos a ver entonces. Ustedes, qué prefieren, ¿el baile de la resurrección
de la carne o un huainito bien zapateado?
TODOS.- Ja, ja, ja.
ENR.- ¿Oué clase de baile es ese, don Emilio?
EMIL.- ¡Bah!, ¿no lo sabes? una resbalosa, hombre, una zamacueca, o como
quieras llamarlo.
ENR.- Para mí es, lo mismo. Pero yo preferiría un huainito de esos que alegran
el corazón y hacen estremecer el alma popular. Pero eso sí, bien tocado y mejor
bailado.
EMIL.- Pues a bailar se dijo. Todos, todos, sin excepción.
JOSEF.- Menos yo, Emilio, porque mi edad y el estado de ánimo en que me
hallo, no me lo permite.

394
LETRAS Y ARTES
ENR.- Eso no puede ser, Ud. también baila, señora. Por lo mismo que está Ud.
triste hay que disipar las penas. Y sino que lo diga la señora María y la señorita
Elvira. ¿No es cierto que también ella debe bailar?
MARIA.- Sí, que baile la señora Josefina.
ELV.- Naturalmente, sino tendríamos que excusarnos también nosotros,
FED, Dales gusto mamá, hazlo por mí. (Con acento suplicante y cariñoso).
JOSEF.- Vaya, pues, hijo, por tí lo haré.
TODOS.- ¡Bravooooo, bravooooo! (Baten palmas de alegría).
ENR.- Venga la música, entonces, ¡don Emilio!, ¡música, música! ¡gueno!
EMIL.- ¡Esa orquesta! ¡vamos a ver! ... Así me gusta... ¡Qué
FED.- ¡Bravo!, ¡viva la orquesta!
TODOS.- ¡Vivaaaaaa!.....
ENR.- ¡Viva nuestra fiesta!......
TODOS.- ¡Vivaaaaaa! ......
EMIL.- ¡Viva Federico, el defensor de la clase obrera!

TODOS.- ¡Vivaaaaaa! ¡Hip, hip, hip, hurraaaaa!

ACT0 II
Las escenas se desarrollan en casa de don Emilio. El mobiliario se ha de distinguir
por su sobriedad y sencillez.

ESCENA I
EMILIO SOLO
Aparece vestido de minero, paseándose dentro de su habitación, sobreexaltado
y nervioso.
EMIL.- ¡Horrible, pavorosa catástrofe! Una arrolladora e incontenible avalancha
mezcla de fango y de agua, se ha precipitado desde la superficie de la laguna,
innundando totalmente las galerías subterráneas de las minas. ¡Cuántas vidas
humanas devoradas por las fauces insaciables de la muerte, han perecido en un
instante! ¡Cuántos padres e hijos de familia que eran el sostén de sus esposas y de
sus madres, han sido arrebatados para siempre del seno de su hogares, en donde
hoy impera el llanto, y el dolor, la tristeza y la desesperación!
Espoleados por la dura necesidad de buscar el pan para los seres queridos de
su corazón, tropezaron con la parca inexorable de la muerte, que, cual fiera acosada
por el hambre, los estaba acechando en las encrucijadas de las minas. Las viudas
tristes y desoladas, (Sentimental Y triste), no volverán jamás a recibir las caricias y
el consuelo de sus esposos. Las madres que sintieron desgarrarse sus entrañas
para dar 8 luz esos hijos que tantas lágrimas y sacrificios les costaron, no volverán
de recibir sobre sus rugosas frentes, besos filiales de cariño y de ternura» Los hijos
no volverán a subir sobre las rodillas de sus padres para ser por ellos dulcemente
acariciados.
395
EL PERÚ MINERO
la masa obrera está vestida de luto por la trágica muerte de Sus compañeros de
trabajo.
La noticia de este luctuoso acontecimiento, se ha esparcido como un reguero
de pólvora por esta laboriosa y pacífica población; ha conmovido el alma nacional
en sus más delicadas fibras, y traspasando las fronteras de la patria, ha repercutido
en el corazón del mundo entero.

ESCENA II
Enrique entra en traje de minero. (Llama a la puerta).
EMIL,- ¡Enrique!, cuánto me alegro de verte!
ENR.- Y yo de verlo a Ud. don Emilio.
EMIL.- Pasa adelante, toma asiento.
ENR.- Gracias, don Emilio. ¡Qué pensativo lo encuentro! Ya se que obedece la
tristeza que lo embarga.
EMIL.- Cómo no he de estar triste, querido Enrique, si aquí dentro del pecho
llevamos un corazón que sabe sentir y llorar las desgracias de nuestros hermanos.
ENR.- Así es don Emilio; pero supongo que estará Ud. al corriente de todos los
detalles relativos a la catástrofe.
EMIL.- A decirte verdad, Enrique, no he tenido tiempo para recoger informaciones.
Tal ha sido mi nerviosidad, mi aturdimiento, no sé qué decirte. Lo único que sé es
que Morococha está de duelo, y que muchos hogares han quedado envueltos en el
negro manto de la orfandad y del dolor. Pero ya que has tenido la gentileza de venir
a visitarme, desearía me proporciones algunos datos al respecto. Dime, tú has
estado presente en el momento preciso de la catástrofe, o sea, del hundimiento de
la laguna.
ENR.- Sí, don Emilio. Afortunadamente para mí, no me tocaba trabajar en la
guardia de día; pues, de lo contrario, quien sabe si hubiera sido una de las víctimas.
Eran las nueve y media de la mañana, cuando al salir de mi habitación sentí un
ruido formidable, parecido al que produce un fuerte terremoto. Enseguida, oí voces
de alarma, desaforados llantos de mujeres y de niños que salían de los campamentos,
dando gritos de desesperación y que exclamaban: ¡socorro! ¡auxilio! Los más vecinos
al lugar de la catástrofe, temerosos, sin duda, de que el terreno se hundiese bajo
sus plantas, corrían en dirección de las cumbres cercanas, llevando consigo sus
enseres, menajes, ropas de cama y cuanto les era Posible acarrear. Madres y
esposas, bañados los ojos en llanto y presa de horrible desesperación, corrían en
dirección de la Central de San Francisco, a inquirir datos del hijo, del esposo, del
hermano. Los campamentos ofrecían un aspecto desolador. Todo era angustia,
confusión y espanto.
EMIL.- ¿Y has podido darte cuenta, Enrique, de las dimensiones del terreno
resquebrajado y hundido?
ENR.- Aproximadamente mide unos doscientos metros de largo por ciento
cincuenta de ancho.
EMIL.- ¡Qué barbaridad!

396
LETRAS Y ARTES
ENR.- Hay que ver, don Emilio; todo el terreno pantanoso de la parte norte de la
laguna, se ha hundido, precipitándose la “Iama”, tal ímpetu y violencia, que ha
obstruido completamente las galerías de los niveles de las labores. (1).
EMIL.- De modo que la “lama”, ha, invadido las galerías de las minas “Riqueza”,
“Yanqui”. “San Francisco” y “Austria Duvas”?
ENR.- Y también las de la mina “Alejandría”, Propiedad de la Negociación
Puquiococha.
EMIL.- ¿Y qué me dices del funcionamiento de las bombas?
ENR.- Se hace imposible, por haberlas tapado completamente las aguas de las
compuertas que han innundado las galerías, llegando a una altura de diez metros
sobre el nivel del terraplén.
EMIL.- Figúrate, Enrique, cuántas toneladas de lodo habrán invadido los socavones
de las minas.
ENR.- Se calcula unas doscientas mil toneladas.
EMIL.- Sino es algo más... Y considerar que esa avalancha de agua y lodo ha
asfixiado y aplastado a nuestros connacionales, a nuestros hermanos y compañeros
de trabajo, (Sentimental), es algo que desgarra el alma, que parte el corazón de
tristeza y de dolor.
ENR.- Y Ud. sabe don Emilio, ¿cuántas son las víctimas de la catástrofe?
EMIL.- Tú lo dirás, Enrique.
ENR.- Me aseguran que han perecido aplastados por la “lama” 27 hombres, de
los cuales, dos eran extranjeros: uno de nacionalidad inglesa y otro antiguo y conocido
minero, de nacionalidad Yugoslava, Ha podido ser mayor el número de las víctimas,
porque cuando se produjo la catástrofe se hallaban trabajando en la red de socavones
de los minas, alrededor de mil operarios.
EMIL.- Créeme, Enrique, sino es por algunos mineros que supieron mantenerse
ecuánimes y serenos ante el peligro que les amenazaba dando la mortandad do
inmediatamente la voz de alerta a sus compañeros, hubiera sido horrorosa.
ENR.- Ni qué dudarlo. Y ¿qué le parece a Ud. la labor de salvamento llevada a
cabo en la mina “Alejandría”?
EMIL.- ¡Ah! estupendo, Enrique, estupendo. EI ingeniero de di mina y tres mineros
expertos, me parece que fueron los que dirigieron los trabajos de salvamento, ¿no
es verdad?
ENR.- Efectivamente; no hace mucho hablé con uno de ellos y me dijo que en el
nivel seiscientos de “Alejandría”, se hallaban trabajando ciento treinta operarios. El
ingeniero, al ser avisado del peligro, ordenó que salieran todos, quedando aislados
doce hombres, y a quienes “lama” al tapar la galería, impidió salir. Dispuso entonces
que cuatro cuadrillas detuvieran la marcha de la “¡ama” en los niveles doscientos y
trescientos, impidiendo así que bajase al seiscientos. Hecho esto, y localizado el
sitio para encontrar a los sepultados, se corrió un frontón de doce metros, labor que
duró veinticuatro horas, al cabo de las cuales pudieron salvar a los trece hombres.
Si Ud. los hubiera visto, don Emilio. Su aspecto era triste y cadavérico, algunos
apenas si daban señales de vida; otros casi no podían ni hablar y estaban atontados.

397
EL PERÚ MINERO
EMIL.- El caso no era para menos, ¡Veinticuatro horas aislados con la muerte
delante de los ojos que los amenazaba con el hambre y la asfixia. ¡Es de suponer
cómo estarían los pobrecitos!
ENR.- Según refieren ellos mismos, era desesperante y desgarrador el cuadro
que ofrecían mientras permanecieron dentro de la mina. El recuerdo de la madre, de
la esposa, de los hijos, de los hermanos, desgarraba su corazón de dolor y les
hacía prorrumpir en amargo llanto. Trataban de alentarse y consolarse unos a otros
con la esperanza de que serían salvados. Al oír el ruido de las perforadoras que
trabajaban sin cesar día y noche y los explosivos de dinamita, sintieron renacer en
su alma la esperanza y la alegría.
EMIL.- Han podido morir asfixiados.
ENR.- Felizmente, no ha sucedido así, porque, a fin de que no les faltase oxígeno,
ni luz, el caporal tuvo la precaución de ordenar a sus subalternos, que apagaran
once de las trece lámparas que tenían. Sino es eso, crea Ud. que todos hubieran
muerto por asfixia.
EMIL.- Y dime Enrique, ¿es verdad que uno de ellos al salir de la mina, bailó un
cachaspari de puro gusto y alegría?
ENR.- ¡Ah!, eso ha sido graciosísimo. Casi siempre en toda tragedia, no falta
una nota cómica, y esta la dió un tal Salazar. ¡Qué hombre tan optimista! Refieren
que a todos los alentaba, procurando disipar su tristeza y asegurándoles que serían
salvados. Y cuando se vieron libres Ya de todo peligro, Salazar se echó a bailar loco
de alegría, saltando de contento y repartía abrazos a todos, en señal de satisfacción.
EMIL.- íValiente muchacho! Se vé que tiene más hígados que un frasco de bacalao.
¡Cuánto vale un carácter alegre y optimista en lances apurados! La presencia de
esos hombres alienta y fortalece los ánimos más deprimidos por el abatimiento y la
tristeza, la vida se hace más fácil Y llevadera. (Se oye a un chico vendedor de
periódicos, que a grito pelado anuncia el periódico “La Prensa”). ¡Enrique!, ahí pasan
vendiendo periódicos. Moléstate en comprar un número. De seguro que se han
Publicado noticias importantes sobre la catástrofe.
ENR.- Veamos que dice el periódico. (Sale Y compra una Prensa). Aquí tenemos
la Prensa de hoy.
EMIL.- A ver busca, qué dice de Morococha. está. ENR.- Ya, ya, Mo..ro..co..cha.
(Hojeando el periódico). Aquí
EMIL.- (Con ansiedad). A ver qué dice.
ENR.- (Leyendo). En las minas de Morococha se produjo una espantosa tragedia.
Una avalancha de lama y agua innundó las galerías de las minas de la Cerro de
Pasco Corporation y la mina “Alejandría” de la Negociación Puquiococha, quedando
sepultados veintisiete operarios. De las víctimas, trece fueron rescatadas con vida.
Efectúase intensa labor de salvamento. Viaje en tren extraordinario del Ministro de
Gobierno, al lugar de la catástrofe. Disposiciones que dicta para que se preste toda
clase de atención a las familias de las víctimas. Otros detalles.
EMIL.- Veamos si en la sección “Cámara Legislativa”, se dice algo al respecto.
ENR.- Sí; posiblemente. La importancia del asunto debe de llamar la atención
de los parlamentarios. (Leyendo). Cámara Legislativa, Senado.- Sesión del 7 de

398
LETRAS Y ARTES
diciembre. Pedidos. El Señor Senador por Junín, Señor Presidente: “la lamentable
catástrofe que acaba de ocurrir en Morococha... Aquí está, don Emilio, aquí está.
EMIL.- Sigue leyendo, a ver qué dice.
ENR.- “La lamentable catástrofe que acaba de ocurrir en Morococha demanda la
atención de los Poderes Públicos. Me es muy satisfactorio declarar que, ya el
Ejecutivo, preocupándose del asunto, con todo el interés que requiere, ha tomado
medidas, tanto por el Despacho de Fomento como por el de Gobierno, y se han
iniciado las investigaciones necesarias a fin de establecer los hechos, deslindar
responsabilidades y proteger seguramente el porvenir de las familias de las víctimas
de tan espantosa tragedia...
Me parece que dada la gravedad de la catástrofe, procede que el Poder Público
tome medidas eficaces.
Un país como el nuestro que proporciona la mano de obra a los grandes
empresas, tiene el derecho de esperar que esas empresas, cuando ocurre una
catástrofe indemnicen en forma amplía y hasta generosa, a las víctimas de sucesos
tan lamentables.
Estoy en el deber de llamar la atención del Senado, respecto a este unto, a fin
de que, desde ahora, la Empresa responsable, prepare su espíritu para el acogimiento
de las reclamaciones que tendrán que venir y que deberán atenderse, abonando
adecuadas indemnizaciones a todos los lesionados Y a todas las familias de los
obreros que han desaparecido, dejando en la orfandad y desesperación a los suyos...
Por eso he creído de mi deber, como Senador por Junín, levantar la voz en el
Senado, desde el primer momento en que he tenido noticia de la catástrofe”.
EMIL.- Bien, muy bien; me alegro de que un Senador haya defendido a la clase
obrera de Morococha, pidiendo que se establezcan hechos y se deslinden
responsabilidades. A cada cual, lo que es suyo. Hay que hacer justicia a quien la
tiene y castigar al culpable, no hay más. ¿o qué dices Enrique?
ENR.- Ha dicho Ud. la verdad, don Emilio, no es justo que a los obreros, por ser
pobres e ignorantes se les mire con indiferencia y hasta con desprecio, y se les
niegue las garantías a que tienen derecho como ciudadanos de un país democrático
como el nuestro. Afortunadamente nuestro gobierno tiene el más vivo interés en que
las empresas cualesquiera que sean, extremen todas las medidas de precaución,
para garantizar la vida y salud de los trabajadores.
EMIL.- Precisamente, Enrique al actual gobierno se deben las disposiciones
sobre policía minera e inspecciones industriales, la ley de Accidentes del Trabajo y
la del riesgo profesional. (Llaman a la puerta).

ESCENA III
DICHOS Y ALFREDO
Este último en traje de minero toca la puerta.
EMIL.- (Saliendo a recibírlo). ¡Adelante, Alfredo! ¿cómo estás?
ALF.- Bien gracias, don Emilio, y Ud. ¿cómo está?
EMIL.- Así, así, siempre luchando, sufriendo siempre. (Revela tristeza en su
semblante).
399
EL PERÚ MINERO
ALF.- Esta es la vida, don Emilio, una lucha continua. Y tú, Enrique, ¿cómo
estás?
ENR.- A Dios gracias, bien, Alfredo, porque he escapado de buenas.
EMIL.- Toma asiento, Alfredo.
ALF.- Gracias don Emilio. Tienes razón, has escapado milagrosamente de la
catástrofe.
ENR.- Ese día no fuí a trabajar, porque me sentí un poco mal, no, ya hubiera
torcida la esquina.
ALF.- Y Ud. don Emilio, ¿porqué está tan triste? ¿ha perdido algún miembro de
familia?
EMIL.- Afortunadamente, no; pero es muy natural que la tristeza nos agobie, por
la espantosa catástrofe que acaba de producirse. Se necesita tener corazón de
piedra para no sentir la desgracia de tantas familias que han quedado reducidas al
más espantoso estado de desolación y de miseria.
ALF.- Es verdad, don Emilio; pero no hay que olvidar que ha sido un accidente
de imposible previsión, enteramente fortuito.
ENR.- Me parece que estás equivocado, Alfredo. Es preciso hacer una prolija y
severa investigación, sobre las causas que han originado este suceso desgraciado
y deslindar responsabilidades.
EMIL.- Por eso ha hecho muy bien el Gobierno en disponer que se constituyera
en el lugar del accidente el propio director de minas, y el inspector de laboreos
subterráneos, para investigar y saber si la catástrofe es debida únicamente a causas
fortuitas, y al peligro inherente -3 todo trabajo de minas; o si es por culpa de la
Empresa que, por sacar mayores utilidades y ventajas, ha mantenido la explotación
en lugares en donde la abundancia de las filtraciones o la naturaleza del terreno
constituían un inminente peligro para la vida de los obreros.
ALF.- Por mi parte, juzgando el asunto, con criterio sereno e imparcial, digo que,
la Compañía, no tiene en este caso, ninguna responsabilidad.
ENR.- Sabes, Alfredo, que tus juicios no me parecen acertados, ni mucho menos
llevan el sello de la imparcialidad. (En tono prudente y moderado).
EMIL.- Pero si basta abrir los ojos para convencerse de la realidad. Contra hechos
no hay argumentos. Y los hechos son estos. Hace un mes, aproximadamente, que
se produjo un agrietamiento en la superficie y parte cenagosa de la laguna, notándose
desde esa fecha abundante filtración de agua y cieno, Y veinticinco días antes (le la
catástrofe, un minero, fué muerto, debido a una recia descarga y precipitación, de
que cayó, causándole la muerte instantánea, Además un contratista de viendo ya
el peligro que amenazaba la laguna, porque la filtración que tenía y lodo iba
aumentando más y más cada día, abandonó la labor que a su cargo. Después de
todo esto, ¿habrá razón, para afirmar que la tragedia ha sido imprevista y fortuita, y
que, por consiguiente, no es res sable de ella, la Empresa?
ALF.- Mí ánimo no está dispuesta a sostener discusiones con ni con nadie, pero
insisto en afirmar que la Empresa no es culpable catástrofe, porque esta fué
puramente casual.
EMIL,— Antes de sostener tales aberraciones, sería mejor que te porque estás
haciendo un papel ridículo. (Muéstrase un tanto colérico),
400
LETRAS Y ARTES
ALF.- El que defiende la verdad no tiene por qué callarse ni tener miedo a nadie.
ENR.- (Excitado y nervioso). ¡Qué verdad vas a sostener tú ni qué niño, muerto!
Lo que dice don Emilio es más claro que la luz del día.
ALF.- Así que, entonces, los informes dados por las autoridades representativas
del departamento de Junín y de la provincia de Yauli, han traicionado a la verdad?,
¿han engañado al Gobierno y al pueblo?
EMIL.- Dios me libre de decir nada en contra de ellos: han cumplido su deber
emitiendo su opinión; pero como tú sabes cada uno tiene su criterio y su modo de
pensar, y mi criterio, en este caso, es el que acabo de darte a conocer.
ALF.- Pues lamento mucho que en este punto sean diametralmente opuestos
nuestros juicios.
EMIL.- Con hechos palpables y con testimonios verídicos de personas autorizadas
es como yo defiendo la verdad, y no por mero capricho y testarudez. Y si no, aquí
tienes otra prueba. (Pónese de pie. Su lenguaje es más animado y más expresiva
la acción). Un contratista trabajaba en las galerías altas que comunicaban con la
superficie de la laguna en donde tuvo lugar el hundimiento. Pues bien; este contratista,
le previno al Jefe de minas de esa sección, que no era conveniente seguir las
labores en ese lugar, porque corría peligro de muerte toda su gente. Pero el Jefe se
hizo el sordo y el mudo, importándole un comino la vida de los obreros. Y tres días
antes del suceso desgraciado, cómo de costumbre el contratista bajó a la mina y
encontró a sus obreros ocupados en limpiar el barro y el agua, que, en gran cantidad
se había desprendido de la parte alta de la mina. Les intimó que no trabajasen,
hasta esperar la llegada del Jefe. Este, a pesar de las observaciones hechas por el
contratista, ordenó que siguieran trabajando, y dirigiéndose a él, con aire arrogante,
le dijo: “Ud. es un cobarde, no parece ser hombre”. “Y Ud. no entiende de trabajo de
minas”, repuso el contratista. “Entregue Ud. las herramientas y mándese mudar”,
dijo el Jefe. “No hay inconveniente”, contestó el Otro; pero sepa Ud. que sé estimar
mi vida y la de los obreros que trabajan a mis órdenes”, y después que el gringo se
retiró, el contratista, Por última vez, les dijo a los obreros que abandonasen el
trabajo, porque de un momento a otro se iba a producir un accidente de fatales
consecuencias. Los obreros, por temor de ser despedidos, siguieron trabajando. Al
tercer día se produjo la catástrofe, Perecieron siete hombres en esa sección,
quedando sepultados para siempre, menos el contratista, que no fué a trabajar,
porque le sobrevino un dolor de muelas, Y Más que, todo, porque previendo el
peligro, no quizo perder miserablemente su vida. Todo esto que refiero es lo que los
diarios han dado a conocer al público. Según esto, ¿habrá todavía un espíritu serio
que pretenda afirmar y sostener que no es responsable la. Compañía Americana de
la catástrofe de Morococha?, y que el personal encargado de la dirección técnica y
ejecución de los trabajos de las minas, no es merecedor de la más dura sanción?
Sólo los ignorantes y los tontos Pueden ser objeto de engaños y de farsas, menos
las personas conscientes como yo.
ALF.- Ha gastado Ud. mucha saliva y total no me ha convencido.
ENR.- Porque estás cegado por la pasión. (Levántase nervioso).
EMIL.- Porque no quieres entender. Pretendes con esa tu conducta odiosa y
antipática para el elemento trabajador de Morococha, conquistarte las simpatías de
los “gringos”. Eso es todo. (Sumamente irritado).
401
EL PERÚ MINERO
ALF.- Lo que Ud. dice es un insulto a mi dignidad. (Pónese de pie).
EMIL.- ¡Qué dignidad vas a tener tú, si hace tiempo que la has perdido.
ALF.- ¡Miserable! (Con acento despectivo).
EMIL.- El miserable eres tú, y el sinvergüenza y el traidor a tu patria, porque lo
eres con tus connacionales. (Levantando el tono de voz).
ALF.- No puedo consentir, que Ud. me insulte y me calumnie de esa manera.
ENR.- Todo esto mereces que te diga y mucho más,
ENR.- ¡Desgraciado! (Con desprecio).
ALF.- Desgraciado, ¿por qué? (Encarándose con Enrique).
ENR.- Porque eres enemigo de los obreros, por defender los Intereses de una
Compañía extranjera que amasa sus capitales con el sudor, con las lágrimas y la
sangre del minero peruano, (Sobreexcitado y nervioso).
ALF.- Hago bien en defenderlos, y me río de ustedes de obreros imbéciles e
ignorantes que censuran mí conducta. (En y tono de amenaza y de burla).
EMIL.- Mira, Alfredo, será mejor que te mandes mudar Y que vuelvas más a
atravesar palabra con nosotros. Razón tuvo Federico para.....
ALF,- (interrumpiéndole) ¿Federico? ja, ja, ja. Vaya a presentar donde está
Federico mi rival. Ja, ja, ja. (En son de burla y de ironía; ya sin despedirse).
EMIL- ¿Has oído, Enrique? por qué habrá dicho ese mentecato, con risa burlona
que vaya a preguntar dónde está Federico?, ¿sabes tú, si Federico fué a trabajar en
la mañana de la catástrofe? Porque yo sabía que trabajaba de noche, a no ser que
haya cambiado de guardia.
ENR.- Francamente no lo sé. Pero cuando Alfredo se ha expresado de ese
modo, es posible que tal vez Federico ha sido una de las víctimas.
EMIL.- Es posible; créeme que sería una desgracia para su pobre madre y toda
su familia. Sin embargo, si esto fuese verdad ya me hubiera mandado avisar la
señora Josefina, salvo que la noticia de la muerte de su hijo la tenga como loca y
aturdida. Como te decía hace poco, no conozco más detalles de la catástrofe que
los que tú acabas de proporcionarme. Ojalá no sea cierto. Alfredo tiene una boca de
infierno.
ENR.- Verdaderamente, sería muy sensible la muerte de Federico. ¡Tan buen
muchacho!
EMIL.- ¡Un hijo tan bueno! ¡un amigo tan sincero y tan noble! Moléstate, Enrique
en ir a su casa y preguntar por él a su mamá ella te dará razón. Por el momento yo
no puedo salir, porque ese desgraciado de Alfredo, con sus impertinencias, me ha
causado un fuerte dolor de cabeza.
ENR.- Bueno, voy allá.
EMIL.- Regresas pronto.
ENR.- Pierda cuidado, no tardo mucho; hasta luego.
EMIL.- Hasta luego.

ESCENA IV
402
LETRAS Y ARTES
EMILIO SOLO
Paseándose dentro de su habitación.
EMIL.- No sé qué es lo que me pasa. Una tristeza profunda invade mi espíritu,
Siniestros pensamientos cruzan por mí mente. El corazón me late con inusitada
violencia y siento una fuerte opresión al pecho como si pesara sobre mí una inmensa
montaña de plomo. La idea, sólo. La idea de que Federico haya sido víctima de la
catástrofe, me aflige, me entristece, me mata ...

ESCENA V
EMILIO Y JOSEFINA
Josefína en traje de luto llama a la puerta.
EMIL.- ¡Adelante señora Josefina!
JOSEF.- ¡Emilio! ¡Emilio! (Se arroja en sus brazos sollozando).
EMIL.- ¡Señora Josefina!, ¿qué le pasa?
JOSEF.- ¡Tu ahijado Federico ha muerto! ...
EMIL.- ¡Ha muerto Federico! (Con asombro).
JOSEF.- Sí; ha muerto en la catástrofe... ; mi hijo, mi hijo tan querido.
EMIL.- ¡Dios mío! ¡qué desgracia!.... (Saca el pañuelo para enjugar sus lágrimas).
JOSEF.- Ya no volveré a ver a mi hijo...; a mi padre...; al báculo de mi vejez. - al
protector de sus hermanitos!... (Sigue llorando desconsolada).
EMIL.- Cálmese, señora; tenga paciencia. Dios remediará su desgracia.
JOSEF.- Sí, en el confío; El que es tan bueno para con los pobres.
EMIL.- Y después de el estoy yo, señora para hacer las veces de Federico, a
quien quise como a un verdadero hijo.
JOSEF.- Gracias, Emilio, por la nobleza de tu corazón. Pero es tan grande mi
pena y mi dolor que no puedo vivir sin mi hijo. (sigue llorando).
EMIL.- Es un mal irremediable, señora. Todos tenemos que Paga esa deuda.
JOSEF.- Sí, es verdad; pero su muerte trágica, tan repentina tan triste, me
causa un inmenso dolor, Ojalá hubiera podido asistirlo sus últimos momentos. ¡Hijo
mío Federico! - Antes de ir a tu trabajo te despediste de tu madre para nunca más
volver... Busco tus despojos para darles digna sepultura, para abrazarme a ellos y
darte el ultimo adiós... y... no los encuentro. ¡Qué desgracia la mía! Verme privada
de mi hijo... condenada a vivir en la soledad y en la tristeza” mendigando el pan para
el sustento de mis hijitos.
EMIL.- No se confunda, señora, no se desespere. Hay un Ser bondadoso, un
Amigo fiel un Padre cariñoso que nunca olvida, que nos alienta Y consuela en
medio de nuestras más crueles angustias y más 9 andes infortunios. ¿Vé Ud. ese
crucifijo? He ahí al Amigo, al Padre universal que está en el cielo, al Protector de los
huérfanos y de las viudas. A El, a El pídale Ud. que le dé paciencia y resignación
para llevar cuestas la cruz del sufrimiento. El es el autor de la vida y de la muerte.
Acatemos humildemente sus eternos designios.
JOSEF.- Sí; tienes razón, Emilio...; sí, Dios mío. (Cae de rodillas al pie del
403
EL PERÚ MINERO
crucifijo, con los brazos tendidos en alto y llorando). TÚ; sólo Tú puedes consolar
mi afligido corazón de madre. Tú que no descuidas a las florecitas del campo y a
las avecillas de los aires, cuidarás de mí, velarás por mí y por mis pobres hijitos. Tú
me diste a mi hijo Federico y Tú me lo quitaste. ¡Bendito seas’ Señor’ ¡Hágase tu
santa voluntad!

ACTO III
El escenario representa la Oficina Central de San Francisco.

ESCENA I
EMILIO Y ENRIQUE
Ambos en traje de minero.
EMIL.- El dolor de una madre, Enrique, cuando sufre las desgracias de sus
hijos, solo es comparable a su amor. Ambos son heroicos Y sublimes. Es lo que he
podido notar en la mamá de Federico, a quien la muerte ha arrebatado para siempre
dejándonos el recuerdo imborrable de su vida ejemplar, como hijo, como hermano,
como amigo. ¡Pobre madre! Sus ojos se han convertido en fuentes de lágrimas y su
semblante refleja la tristeza y el amargo desconsuela de los corazones azotados
por la miseria y el dolor.
ENR.- Y es natural que así sea; porque Ud. comprende don Emilio, que no hay
madre que no quiera a sus hijos entrañablemente, así sean ellos ingratos y
desnaturalizados. Así se explica que la señora Josefina haya sentido tan hondamente
la desaparición de su hijo.
EMIL.- Y no solamente su mamá. Todos, todos lamentan la muerte de Federico:
sus amigos, sus compañeros de trabajo, todo e) pueblo de Morococha, porque su
trato afable y cariñoso despertaba simpatía en los corazones que intimaron con él
y supieron aquilatar su bellas cualidades personales.
ENR.- Amigos como Federico, no se encuentran fácilmente, los hay pero casi
todos faltan a los deberes impuestos por la verdadera amistad.
EMIL.- Sin ir muy lejos. Ahí tienes a. Alfredo, hombre Inconsecuente e hipócrita.
En apariencia revela profesarnos una amistad sincera y noble, pero sus hechos
dicen todo lo contrario. La traición hecha a sus connacionales, demuestran lo que
es, lo retrata de cuerpo entero,
ENR.- Bien señalado lo tenemos todos por la doblez de su carácter y la ruindad
de sus procedimientos.
EMIL.- A la vista está lo que ha hecho con Federico, a quien Dios haya en gloria.
Le ha declarado guerra a muerte, una guerra sin cuartel, es atroz, indecible todo lo
que ha hecho para hacerlo salir de su puesto con intrigas, calumnias, indisposiciones
ante los Jefes yanquis. Preferible hubiera sido mil veces que abandonara el trabajo
de las minas. As!, la muerte no lo hubiera sorprendido en la catástrofe. Pero quién
es profeta para preveer lo que ha de pasar. Esta es la vida, llena de enigmas y de
misterios.
ENR.- Y qué dirá Ud. don Emilio, de las pretensiones que abrigaba respecto a
Elvira, de quien sabía muy bien que era novia de Federico. Y, sin embargo... qué no
404
LETRAS Y ARTES
ha hecho para seducirla, por todos los medios posibles. Pero la firmeza de carácter
de la muchacha y su fidelidad a Federico, fueron la roca contra la cual se estrellaron
sus extraviadas intenciones.
EMIL.- Y todo esto lo hacía nada más que guiado por sus instintos malévolos,
por su innata perversidad. Porque, al fin y al cabo mujeres no faltan. Las hay en
abundancia. Son como las ranas, que por una que zambulle salen cuatro a flor de
agua.
ENR.- Ja, ja, ja, y como se dice también por una puerta que Se cierra, ciento
quedan abiertas.
EMIL.- Pero lo que pasa es que Alfredo le ha tenido siempre 8 Federico, tirria y
mala voluntad.
Ese ha sido el motivo de sus requiebros y marrullerías con Elvira; solo por darte
ajo que morder.
ENR.- Y la pobrecita de Elvira ¿cómo estará?
EMIL.- Ya puedes imaginarte como estará con la noticia de la trágica muerte de
su novio. Me dicen que está como loca; que ando con la cabeza descubierta,
recorriendo los campamentos y penetra en las labores de las minas buscando a
Federico y llamándolo por su nombre.
ENR.- (Paseando). Ese matrimonio hubiera sido feliz.
EMIL.- Muy feliz. Desde años atrás, siendo aún niños, se entrañablemente;
pero con sencillez, con ingenuidad. Arraigado ya hondamente ese cariño en sus
corazones y dada la simpatía que yo habia despertado en ellos, tuvieron a bien
designarme para que apadrinase la ceremonia de cambio de aros, como a tí te
consta. He seguido paso a paso el curso de sus amores durante el noviazgo, y
jamás hubo entre ellos ninguna desavenencia, ninguna nota discordante o cosa que
se parezca. vivían felices y hubieran sido más aún, si hubieran realizado su matrimonio
Pero el hombre propone una cosa, Dios dispone otra, y viene el diablo mete su pata
y... todo lo descompone. Era muchacho formal y serio, nada borracho, ni jugador, ni
botarate. Andaba juntando sus reales Para poner en buen pie a su familia, educar a
sus hermanos menores y tener una base segura que le permitiera formar con el
tiempo un hogar digno y de respeto. Y ya has visto, Enrique, la suerte que ha
tenido, pero lo que mas me preocupa, es la triste situación en que va a quedar su
pobre madre.
ENR.- Pero yo creo que no ha de quedar tan mal, don Emilio, porque me parece
que tiene derecho a cobrar indemnizaciones a la Compañía.
EMIL.- ¡Ay, Enrique!; pero bien conoces tú las injusticias e ilegalidades que en
la Oficina de la Compañía, sarcásticamente llamada “Legal”, se cometen cada día.
Tú crees que paguen las indemnizaciones conforme a la ley y con la prontitud que
demandan las circunstancias?
ENR.- Tiene Ud. sobrada razón, don Emilio.
EMIL.- Abusan de la pobre gente, que por ignorancia y escasez de recursos, no
puede ejercitar su acción ante los tribunales.
ENR.- Y al final de cuentas, los pobres son los que pagan el pato de la boda;
porque la Compañía es omnipotente; los funcionarios del Gobierno, salvo honrosas

405
EL PERÚ MINERO
excepciones se dejan fácilmente sobornar y claro está, la balanza de la justicia
tiene que inclinarse favorablemente al lado que puede más, porque más tiene.
EMIL.- ¡Ah maldito dinero’ Bien dice un refrán: Dios manda en el cielo, el diablo
en los infiernos y en este pícaro mundo, el que manda es el dinero. El pago de las
indemnizaciones, convéncete una vez más, Enrique, no se hace conforme a ley,
porque no hay más ley para la Empresa Americana que su propia conveniencia y su
soberana voluntad.
ENR.- Conozco personas, don Emilio, a quienes se ha ofrecido en Pago de
indemnización, la insultante suma de doscientos soles.
EMIL.- ¿Ya ves?; pero eso no es nada. Hay pobres a quienes han querido contentar
con la miseria de cincuenta soles.
ENR.- ¿Cincuenta soles?
EMIL.- Así como lo oyes, Enrique. Y todo ¿por qué? Por hacer economías.
¡Hacer economías una Empresa que cuenta los millones de dólares, como contar
nosotros los centavos! Y no solamente así hace economías. Economiza también
despidiendo a los obreros y empleados o causas triviales, para recibir a otros
pagándoles un jornal más Por reducido Economiza haciendo desenmaderar y
desrielar las labores antiguas, Para utilizar el material carcomido en labores nuevas.
Economiza negándose a pagar a los que trabajan por “contratas” el precio a que
tienen derecho según el número de toneladas de metal que extraen, o haciendo
aparecer que el minera¡ extraído, es de baja ley. El caso, es que la Empresa Procura
sacar las mayores ventajas a fuerza de especulaciones criminales y de economías
mal entendidas, por las que se sacrifican tantas vidas humanas.
ENR.- ¡Pero qué cuenta tienen ellos con la vida de los obreros! Para los jefes
americanos, la vida de un obrero peruano no vale nada; morir un perro o un obrero,
lo mismo da. Así lo han dicho cínicamente ellos mismos.
EMIL.- Y, sin embargo, todo lo deben a los peruanos. Peruanos son los que
perforan las duras rocas, los que enmaderan y acarrean el metal; peruanos en su
mayoría los segundos jefes que dirigen la ejecución de los trabajos, pites casi
todos los jefes yanquis no entienden ni jota en materia de trabajo de minas. Conozco
a algunos que tienen las entendederas más agudas que la punta de un colchón.
ENR.- Ja, ja, ja, vaya con la ocurrencia, don Emilio. Serán entonces como el
que asó la manteca y llenó agua en canasto.
AMBOS.- Ja, ja, ja.
ENR.- ¿Qué otra prueba más palpable quiere Ud. de su ignorancia que la
catástrofe de Morococha?; porque el trazo que se hizo para sacar la chimenea por
la parte norte de la laguna, vino a dar a la laguna misma en donde se produjo el
hundimiento.
EMIL.- Pero, sobre todo, lo que no puedo sufrir es que los gringos despoticen a
los obreros peruanos, tratándolos de borrachos, de Perezosos, de incultos y groseros;
siendo ellos en realidad más borrachos que guindas en alcohol; ellos los perezosos
ya que su trabajo se reduce únicamente a impartir órdenes y a vigilar las labores;
ellos los incultos Y groseros, porque carecen de educación y buenos modales,
emplean u” lenguaje soez y tabernario, y como tienen plata, se creen con derecho
a tratar a los demás con aire despótico y desplantes propios de matones. Esto lo
406
LETRAS Y ARTES
vemos todos los días y a cada paso.
ENR.- Se creen más dueños del Perú que los mismos peruanos.
EMIL.- Es por la preponderancia que les da el dinero. Con razón oí decir cierto
día a un veinticuatríno, compatriota nuestro, que C Perú los únicos que mandaban,
eran el Presidente de la República como es natural, y el Gerente de la Compañía
Copper del Cerro de Pasco.
ENR ¿Con qué así decía ¿eh?
EMIL.- Como lo oyes.
ENR.- Por desgracia así es; sobre todo en el departamento de Junín, son los
reyes y señores de la situación. No hay quien les ataje el resuello, y pobre del que
se atreva a hacerles algún daño. (Oyese cantar, la canción a los acordes de un par
de guitarras, o de quena y violín con acompañamiento de arpa),
EMIL.- ¿Oyes, Enrique?; música tenemos. (En voz baja).
ENR.- Muy conocidas me son esas voces. Escuchemos un poco.
Es mi vida un calvario,
vivo triste y angustiado,
al trabajo condenado,
por un mísero salario.
Con mi sangre y mis sudores
el sustento voy buscando,
y con lágrimas regando,
de las minas las labores.
Ten presente, Elvira amada,
que aunque pobre y desgraciado,
ante el Cielo he jurado
adorarte hasta la muerte.
Si es afrenta mi pobreza
y tu dios es el dinero,
vale más un fiel minero,
que del mundo la riqueza.
EMIL- Apostaría que esa letra la compuso Federico.
ENR.- El mismo.
EMIL.- Sí; porque alguien me dijo: Federico tiene gusto para tocar Y cantar, y
también compone versos, Ha escrito uno, titulado “El Minero”, que es cabalmente
el que acabamos de oír, y que, de vez en cuan0 se oye cantar en los campamentos.
ENR.- Gratos recuerdos ha dejado en este asiento minero.
EMIL.- Con su buen modo de ser, con la dulzura y afabilidad de su trato, se hizo
acreedor al respeto y cariño de todos sus amigos,
ENR.- ¿Y hasta ahora no se ha podido encontrar su cadáver?

407
EL PERÚ MINERO
EMIL.- Hasta ahora. Se han extraído ya ¡OS cadáveres de otros mineros que
trabajaban en su misma sección, pero el suyo no se encuentra todavía.
ENR.- Es de suponer que, la ¡ama, con la fuerza con que ha invadido las galerías
de las minas, lo haya arrastrado a alguna distancia.
EMIL.- He tenido el cuidado y la precaución de venir a preguntar todos los días
a la Central de San Francisco por el cadáver de Federico; pero, nada. Sin embargo
me aseguran que no tardarán en dar con él. Pena da oír el relato de los obreros,
sobre la forma cómo han sido encontrados algunos cadáveres. Unos, en actitud
suplicante con los brazos tendidos e alto. Se supone que la muerte los ha sorprendido
así, pidiendo auxilio y rogando a Dios por sus madres, esposas e hijos. Los que no
han perecido arrollados por la lama, han muerto de hambre y de asfixia, con los
dedos destrozados de lo que arañaban las rocas en medio de su angustia y
desesperación, y con los brazos y otros miembros del cuerpo roídos. No hay duda
que el hambre los incitaba a devorarse así mismos. En qué trances apurados y
desesperantes habríanse visto los pobrecitos! Hay escenas tan tristes y tan
horriblemente trágicas, que el describirlas es imposible; todo relato que se haga de
ellas, es pálido en comparación de la realidad.

ESCENA II
DICHOS Y JUANITO
Juanito entra precipitadamente por la izquierda queriendo pagar de largo; pero al
tropezar con Emilio y Enrique les da aviso del hallazgo del cadáver de Federico.
JUAN.- Don Emilio ¡ya encontraron el cadáver de Federico!
EMIL.- ¿Lo han encontrado ya? (Lleno de asombro).
JUAN.- Sí.
ENR.- ¿Y a qué hora lo sacarán de la mina?
JUAN.- No lo sé; pero creo yo que no tardará mucho.
EMIL.- ¿Y cuánto tiempo hace que entraste tú a la mina?
JUAN.- Esta mañana, entré en compañía de un hombre quién le aviso a mi
mamá que ya habían encontrado los cadáveres de algunos que trabajaban en la
sección donde estaba Federico.
EMIL.- ¿Y a dónde ibas tan apurado?
JUAN.- A dar aviso a mi mamá y a la familia.
EMIL.- Todavía no; no conviene que digas nada a tu mamá.
ENR.- De ninguna manera.
EMIL.- Poco a poco iremos preparando su ánimo. Primeramente llévanos allá.
Vamos todos a prestar el auxilio que sea necesario, ¿Vamos Enrique?
ENR.- Vamos don Emilio. (Salen todos por la izquierda).

408
LETRAS Y ARTES
ESCENA III
ELVIRA SOLA
Entra por la derecha vestida de luto, con el cabello desordenado y extraviada su
mirada.
ELV.- ¡Federicooooo! ... ¡Federicooooo! (Sollozando). No me contesta... Hace
días que lo busco y no lo encuentro. Pero ya que no lo puedo ver vivo, quisiera, al
menos, ver su cadáver... ¿Dónde estará? ... ¿qué día será ese en que lo extraigan
de la mina?... ¡Ah! trabajos de las minas! ¡Cuánto costáis! ¡cómo habéis devorado
las vidas de tantos infelices obreros, que como Federico ganaban el sustento de su
familia, y muchos de ellos también como él, aguardaban alegremente el día de su
desposorio! Muerto él, murió para mí toda esperanza, todo consuelo y alegría. Sólo
me queda su recuerdo. Sí: su recuerdo, su imagen que ha quedado impresa aquí,
en mi corazón, para siempre - - - para siempre... Quise a Federico y ese cariño se
perpetuará a través de todos los días de mi vida y bajará conmigo a la sepultura. Por
momentos pienso e imagino que vive, que vive aún y me consuelo con repetir su
dulce nombre... ¡Federicoooo! ¡Federicoooo!

ESCENA IV
ELVIRA Y ALFREDO
El papel de Alfredo en esta escena ha de ser irónico y burlón.
ALF.- (Entra por la derecha, sobreexaltado y lleno de asombro). ¿cómo, tú por
acá, Elvira? (Elvira se asusta de la presencia de Alfredo o intenta huir). No te asustes
Elvira, ¿por qué huyes de mí? ¡Que! ¿no me conoces? soy Alfredo ¿no te acuerdas
de mí?
ELV.- ¿Alfredo?... ¡Ah!... sí, ¡Alfredo el traidor de Federico ¿no es verdad? El
traidor de los obreros ¿no es cierto? Te tengo muy Presente.
ALF.- Vamos, déjate de insultarme sin motivo, pero tú, Elvirita, dime ¿a qué has
venido? ¿qué haces en esta bocamina? ¿a quién esperas?
ELV.- He venido a buscar a Federico, espero a mi novio Federico. (Responde a
las preguntas de Alfredo con indiferencia y sin mirarlo de frente).
ALF.- No seas loca Elvirita ¿Cómo es posible que esperes a Federico, si es
muerto ya? Esperar a Federico, cuya alma tan pura hace rato voló al cielo ¡Qué
ocurrencia!
ELV.- Lo sé pero espero precisamente que saquen su cadáver para verlo siquiera
por última vez (Con expresión de dolor).
ALF.- Está bien; muy bien. Nadie te impide el hacerlo, pero me parece que no
debes de pensar en él; el que murió, se acabó para siempre, piensa ahora en quien
te ha amado y te amará con amor eterno. (Fingiéndole amor).
ELV.- ¿Qué dices? (Llena de enojo).
ALF.- Piensa en mí Elvíra. (Sonriéndose socarronamente). No pienses en nadie
más que en mí. ¡Te amo Elvira, te adoro!
ELV.- ¡Calla traidor!, ¡hipócrita! ¡cocodrilo! No tienes derecho o hablar. No puedo
quererte, porque nunca olvidará a Federico- Aunque muerto soy de él, única y
exclusivamente de él. (Se encara con Alfredo hablándole con energía y desdén).
409
EL PERÚ MINERO
ALF.- Esas son locuras Elvira.
ELV.- Sí; pero locuras de amor verdadero, ¿Sabes tú lo que es amor?
ALF.- Por supuesto.
ELV.- Yo también; pero no a tu manera. Yo Sé amar a uno solo para siempre ¿lo
sabes?
ALF.- Pero si muere el hombre a quien amas, es imposible siga siendo objeto de
tu amor. Por eso te digo que es chifladura de lo que tienes. Solo a tí se te puede
ocurrir amar a un muerto ja, ja,ja.
ELV.- Por la misma razón, déjame tranquila con mi chifladura. Yo amo y seguiré
amando a Federico ¿me comprendes? El fué mí novio, tuvo la sana intención de
hacerme su esposa, y lo hubiera cumplido, estoy segura de ello. Pero... la muerte,
la cruel e implacable muerte me lo ha arrebatado para siempre. (Sollozando). Ya no
he de verlo más, sin embargo, Mi corazón que supo amarlo con cariño ingenuo y
sencillo, seguirá amándolo hasta mi tumba, y aún más allá... más allá de la tumba.
(Mientras así habla Elvira, Alfredo fija en ella sus miradas con irónica expresión).
ALF.- Así que entonces ¿no me amas?
ELV.- Ya te he dicho y te vuelvo a repetir que nó, no te amo. No ¡puedo ni debo
de amar a un hombre vi¡ y cínico como tú. (Con acento enérgico) .
ALF.- ¿Yo vil y cínico Elvira? (Con aire de asombro y de extrañeza)
ELV.- Sí; tú, tú... ¿más claro quieres que te hable? Muchas veces estando aún
vivo Federico y al pretender tú, que yo correspondiera a tus requerimientos amorosos,
te rechacé indignada, por que comprendía que ese era mi deber, y con todo, insistías
caprichosamente en que accediera a tus locos deseos, y olvidara a Federico por
quererte a tí.
ALF.- Fuí persistente en que me dieras el sí, por que te amaba.
ELV.- No, no, a eso yo no llamo amor. Tu propósito era otro ¿Sabes cuál?
¿Amargar la vida de Federico con celos y sospechas para sembrar entre ambos la
manzana de la discordia; pues sabías que él era amigo del elemento obrero cuyos
intereses siempre defendió. Pero que tú hayas sentido por mí verdadero amor, eso
no puedo creerlo nunca ¡jamás!
ALF.- (Aparte). Ni bruja que fuera para adivinar mis intenciones. ¡Elvira! (Con
acento de amor fingido), por favor, no quisiera oír de tus labios palabras de reproche.
Al fin, ya todo pasó. Federico ya no existe ya roncó la olla el pobrecito (Sonriéndose).
Con su muerte todo ha terminado: el noviazgo, el compromiso de matrimonio que
tenía contigo, sus amores, sus ilusiones, todo, todo. Te suplico pues Elvira, te
compadezcas de mi y atiendas a mis ruegos. Arrodillado a tus plantas te confieso
sinceramente Elvira que te amo con delirio, con pasión... casándonos ¡qué felices
seríamos!, ¡qué felicidad! (Aparte con ironía), Sí la quiero como al cólico miserere.
ELV.- ¿Yo casarme contigo? ¡nunca! ¿lo oyes? ¡nunca! A Federico sí que juré
amarlo, solo a él, y debo de cumplir mí juramento y mi Palabra empeñada. Y no
insistas más. Ya te he dicho una y mil veces que 10 te amo, y no, y no. (Con
indignación) ¿lo oyes?
ALF.- (Presa de nerviosidad) ¿Qué dices Elvira? ¿Qué no me amas?

410
LETRAS Y ARTES
ELV.- Cansada estoy de decirte que no. (Llena de nerviosidad y de cólera), por el
contrario, ¡te odio, te aborrezco! (Más nerviosa o indignada).
ALF.- Elvira ¿tú odiarme? ¿tú aborrecerme? Pues, entonces, ya que es así
maldita seas, maldita mi suerte y maldito el día en que te conocí. Ya que no puedo
saciar mi sed de amor, Saciaré mi sed de venganza. (Con pretexto de la negativa de
Elvira, arrójase sobre ella para Mal. tratarla).
ELV.- ¡Cobarde! ¡miserable! Pretendes abusar de la debilidad de una pobre mujer.
(Forcejea por escaparse de las manos de Alfredo que la tiene aprisionada).
ALF.- ¿Con que me aborreces no? Pues ahora vas a pagar con la vida todas las
que ha hecho conmigo ese perro miserable de Federico que fué tu novio, (Saca un
puñal que lleva ceñido a la cintura blandiéndolo en son de amenaza).
ELV.- ¡Alfredo! ¡Alfredo! ¡por Dios! ¿qué es lo que intentas hacer? (Lucha por
escaparse de las manos de Alfredo).
ALF.- Ya lo verás ¿con que te gusta burlarte de mi?
ELV.- ¡Socorro! ¡auxilio!
ALF.- ¡Silencio! este puñal que ves, lo voy a sepultar en ese tu corazón que amó
a Federico. (Muestra el puñal en actitud amenazadora)
ELV.- (Sumamente nerviosa). Bueno... si... un momento estoy dispuesta a todo
lo que tú me digas Alfredo; pero, arroja esa arma lejos de ti, No seas cobarde
Alfredo, ¡no seas cobarde (indignada).
ALF- ¿De veras Elvira? ¿no me engañas? ¿Me das tu Palabra de
corresponder a mi cariño? e puñal
ELV.- Sí, sí, todo lo que tú quieras; pero, no puedo ver es en tus manos. Eso es
indigno de un hombre como tú. Arrójalo SI es que quieres escuchar de mis labios
palabras de amistad, de cariño, de amor.
ALF.- (Arrepentido de su criminal intento y ablandado su corazón con la súplica
de Elvira, arroja el puñal al suelo). Bueno, ahí lo tienes. Yo puedo estar contenta y
tranquila ¿no es verdad?
ELV.- Pues ya lo creo; ahora sí podemos entendernos. (Con Valor y serenidad).
ALF.- Pues, entonces, tiempo es ya de que me des una respuesta definitiva,
Elvira ¿de veras me amas?
ELV.- (Rápida como un relámpago coge el puñal y se abalanza sobre Alfredo
para matarlo). ¿Quieres mi respuesta? Aquí la tienes, brazo levantado amenaza
asentar sus golpes).
ALF.- ¡Elvira! ¡Elvira!, por Dios, perdóname, me he burlado de ti cobardemente
¡perdón! ¡perdón!
ELV.- Para tí no hay perdón ¡infame, criminal, traidor! (Clávaselo el puñal, cayendo
Alfredo mortalmente herido). Sí; ¡traidor de tus hermanos los obreros! ¡traidor de
Federico, tu amigo! Muerto, bien muerto estás. ¡Venir a hablarme de amores, a mí,
que tengo traspasado de dolor el corazón por la muerte de mi único amor! No me
arrepiento de lo que hecho. Al fin, querido Federico (Levantando los ojos y las
manos al cíelo he vengado!

411
EL PERÚ MINERO
ESCENA V
ELVIRA, EMILIO, ENRIQUE Y JUANITO
Elvira al sentir los pasos de Emilio y Enrique que traen en hombros el cadáver de
Federico, se vuelve a ellos, cruzándose entre unos y otros miradas de terror y de
respeto.
EMIL.- (Asombrado y nervioso). ¡Horror!... ¡un muerto!... ahhh ¡es Alfredo... ¡Elvira!
¿quién le mató?
ELV.- ¡Yo! ¡yo le maté! (Con noble altivez; enseguida dase cuenta de que el
cadáver que traen Emilio y Enrique es de Federico). Pero ¿qué veo? no es éste el
cadáver de Federico? (Llena de asombro).
ENR.- No, no es de él.
EMIL.- Es de un minero desconocido.
ELV.— ¡No! no puede ser, ustedes me engañan. (Se arroja ciegamente sobre el
cadáver y con ansiedad y precipitación, arranca el velo que le cubre el rostro, mientras
Emilio y Enrique bajan el cadáver y lo ponen en el suelo). Sí, ¡es él! ¡él mismo! (Llora
desconsoladamente cogiendo entre sus manos las de Federico).
EMIL.- Cálmate, Elvira; ten paciencia.
ELV.- (inclinada sobre el cadáver de Federico) ¡Federico!.
¡Federico!... ¡despierta! ¡óyeme!... Soy yo, es Elvira quien te habla. Te ha buscado
tantos días, y al fin te encuentro; frío, cadavérico... ¡Muerto! Ya no me hablas, ya no
me escuchas, ya no fijas tus miradas en las mías... Te fuiste para siempre, dejándome
triste... sola... desamparada... Pronto quizá con tu vida se irá la mía. Te amé y
seguiré amándote, hoy mañana... ¡siempre! Recibe mi último adiós, Federico de mi
alma... ¡adiós! ... ¡adiós! (Abrázase del cadáver y cae desmayada sobre él).
Mientras se desarrolla esta escena. Emilio, Enrique y Juanito muéstranse
visiblemente consternados.

N0TAS
1- “Lama” es una sustancia negruzca, formada de lodo depositado en
el fondo de las lagunas y de tierra mineral.
2.- Nómina de los operarios víctimas de la catástrofe:
G. S. Mac Gregor, Shift Boss, de nacionalidad inglesa.
Cristóbal Melitích, carrilano, de nacionalidad yugoeslavo.
Fausto Solís, peruano, de Paucartambo.
Daniel Muniva, de Chongos Altos.
Apolinarlo Llallico, de Masma.
Apolinario Nateros, de Tarma.
Lorenzo Machacuay, de Palcamayo.
Víctor Zapata, de San Jerónimo.
José Bustillos F., de Lauricocha.
Víctor león, de Pampas.
Luis Fierro Z., de Paca.
Manuel Maita, de Sincos.

412
LETRAS Y ARTES
Manuel Obispo, de Jauja.
Benjamín Antipa, de Acostambo.
Gregorio Cristóbal, de Huailas.
Aniceto Egoavíl, de San Mateo.
Basilio Cabrera, de Acostambo.
Filomeno Quintana, de Paca.
Bernardino Camarena, de Acolla.
Teodoro Sovero, de Muqui.
Francisco Mercado, de Apata.
Laberiano Huamán, de Huancayo.
Mariano Carhuamaca, de Huancayo.
Juan Carhuamaca, de Huancayo.
Santos Fiqueroa, de Morococha.
3.- Jefes, contratistas y caporales que salvaron en la catástrofe:
Mr. Fergunson.
Teodosio Amarillo.
Florencio Llanos.
Pablo Ingunsa.
Maríano Linares Salas.
Teófilo Terrazos.
Teodoro Cueva.
E. Dávila,

413
EL PERÚ MINERO

Enrique Solary Swayne

COLLACOCHA

ACT0 TERCERO
Escenario igual a los actos anteriores. El dictáfono ha sido retirado y los muebles
son distintos, aunque su distribución es la misma. Al levantarse el telón esta EL
MUCHACHO INDIO colocando vasos y una botella encima de un escritorio. Se oye
el ruido de un autocarril que se acerca y se detiene a la puerta de la barraca. Entran
FERNANDEZ y BENTIN. Aunque jóvenes aún, en su aspecto se nota que han
pasado algunos años. FERNANDEZ está vestido de campo: BENTIN lleva ropa de
viaje. EL MUCHACHO sale, cerrando la puerta tras de sí.
BENTIN
(DETENIENDOSE, SORPRENDIDO Y DESPUES DE HABER OBSERVADO
TODO LO OUE LO RODEA) Pero. Fernández. ¡esto es idéntico a como era antes!
...
FERNANDEZ
Parece. Si miras bien, te darás cuenta de que todo es distinto. Nuestra barraca
debe haberse podrido ya en algún lugar del Océano Pacífico.
BENTIN
¡Es increíble! ¡Te acuerdas de lo que pasamos aquí hace cinco
FERNANDEZ
Eso nunca lo podremos olvidar.
BENTIN
Ese día conocí el terror...
__________
* Tercer acto del Drama del autor, estrenado en 1955.

FERNANDEZ
También yo. Pero no pensemos más en eso. Estamos aquí para festejar.
BENTIN
(MIRANDO DETENIDAMENTE LA SILLA DEL ESCRITORIO DE ECHE. COPAR)
Sí. - - esta silla no es la misma. (REPARANDO EN QUE FALTA EL DICTAFONO) Y
falta el dictáfono. Fuera de esa, todo parece exacto,
FERNANDEZ
Ese fue el deseo de Echecopar, o “El Viejo de las Montañas”, como se le llama
ahora en la región. Lo primero que hizo al llegar fue a pedirme que aquí mismo
hiciera una barraca igual a la que había antes. En realidad nunca me he atrevido a

414
LETRAS Y ARTES
decirle que va obstaculizar el tránsito de los vehículos en el túnel. Pero, ¡qué quieres!
Las obras de Collacocha están ahora a mi cargo. El no ha aceptado ningún trabajo.
Pero, en el fondo, es y seguirá siendo siempre mi jefe.
BENTIN
Has hecho muy bien, Fernández. Es necesario que Echecopar tenga aquí todo
lo que necesita para ser feliz.
FERNANDEZ
Es lo que trato siempre. ¿Te tomas un trago?
BENTIN
Esperemos mejor que llegue él. Además, no me siento muy bien, Con los cinco
años en Lima, me he desacostumbrado un poco a la altura.
FERNANDEZ
¿No quieres sentarte?
BENTIN
(SENTÁNDOSE) Antes de que llegue Echecopar, háblame de él. Tus cartas han
sido siempre muy lacónicas. ¿Cómo llegó aquí? ¿Qué piensa de la catástrofe, de
los muertos? ¿Qué hace? ¿Cómo ha cambiado en los cinco años que no lo he
visto?
FERNANDEZ
Bueno, bueno: vamos por partes.

BENTIN
Antes de verlo, quiero saber algo de él. Es el hombre que más... precio en el
mundo.
FERNANDEZ
Pues bien, llegó aquí... sí, el mes entrante hará dos años.
BENTIN
Y ¿del dónde venía? ¿Dónde estuvo metido esos tres años?
FERNANDEZ
Yo mismo no lo sé muy bien. Tú sabes que él nunca cuenta nada de sí mismo.
BENTIN
Sí, eso es verdad.
FERNANDEZ
Creo que venía de la selva. A veces, refiriéndose a Collacocha y a los Andes en
general, me dice: “Fernandito, así me llama ahora éste sí es un paisaje de hombres
verdaderos. A mí no me vengan con cafetales perfumados ni con bosquecitos de
naranjos”.
BENTIN
¡Me parece oírselo decir! Por lo que veo, no ha cambiado mucho.
FERNANDEZ

415
EL PERÚ MINERO
Sí, sí ha cambiado mucho. Físicamente es casi un anciano, Pero es muy fuerte
todavía.
BENTIN
Alguna vez me escribiste algo de eso. Pero también me decías que te
preocupaba... no sé... algo de su carácter.
FERNANDEZ
(TRAS UNA BREVE PAUSA) Mira, Bentín tú y yo somos amigos, ¿no es verdad?
BENTIN
¡Hombre! Así lo creo. (PENSATIVO) A veces bastan unos minutos Para conocer
y llegar a querer a una persona, Fernández.

FERNANDEZ
Así. Y, además, uno no puede callar algo toda la vida, ¿no?
BENTIN
Claro que no. Pero, ¿qué es lo que quieres decir?
FERNANDEZ
(CASI ANG USTIOSAM ENTE) Bentín: Echecopar, es, en el fondo un hombre
absoluta y totalmente desesperado, El corazón me lo dice.
BENTIN
¿Cómo? ¿El?
FERNANDEZ
Sí, él. Desde el día del aluvión. Echecopar está roto por dentro, ¿entiendes?,
partido, liquidado. (CON RABIA) y eso no se puede tolerar. Porque las ciudades
están llenas de canallas y de sinvergüenzas que son felices y tienen todo.
BENTIN
Nadie puede remediar eso. Los que vimos lo que ocurrió aquí, Jamás podremos
librarnos del recuerdo. Pueden pasar muchos años, diez, veinte. Es igual.
FERNANDEZ
No, no. No es eso. El no es el hombre al que un aluvión puede des, destruir.
Todavía hay en él la fuerza para agarrarse a patadas con los Andes durante mucho
tiempo.
BENTIN
Ya sé que es lo que debe tenerlo desesperado, Una vez que lo ví en Lima, me
dijo: “estoy harto de todo esto. Harto de vagar por los ministerios y los Directorios.
Harto de que tanto rufián ignorante me hable de patriotismo y de moral”.
FERNANDEZ
No, no es eso tampoco. Son los muertos. Sobre todo Soto* Echecopar se siente
responsable de la muerte de Soto.
BENTIN
¿El? ¿Y por qué demonios precisamente él?

416
LETRAS Y ARTES

FERNANDEZ
(RECORDANDO) ¡Ah, no! Es que tú no puedes saberlo. Tú ya te habías ido...
(SE DETIENE, SABIENDO QUE EL RECUERDO DEBE SER PENOSO PARA
BENTIN QUIEN, EN EFECTO, SE HA TAPADO LA CARA CON LAS MANOS) No
he querido herirte...
BENTIN
¡Qué cobarde fui! ¡Qué cobarde
FERNANDEZ
(CONVENCIDO) ¿Cobarde? ¿Pero qué disparates estás hablando? Tuviste los
riñones de quedarte casi hasta el final.
BENTIN
Pero, ustedes dos, hasta el final mismo.
FERNANDEZ
Esas son otras quinientas.
Echecopar y yo sabíamos por qué nos quedábamos. Tú no. Reconócelo. Uno
no se puede engañar a sí mismo toda la vida.
BENTIN
Quizás... (ENTUSIASMÁNDOSE) Pero una cosa te aseguro, Fernández: mis
ideas no han cambiado, pero vivo y siento en otra forma. “Se generoso, honrado y
valiente y piensa como te dé la gana”, me dijo Echecopar el día del aluvión - - - Pero,
a propósito del aluvión, ¿qué es lo que pasó, cuando yo ya me había largado?
FERNANDEZ
Soto quería irse de su puesto. Veía que los cerros comenzaban a hundirse
alrededor de su Central: Y Echecopar lo convenció de que se quedara: Y se hundió
con las Montañas.
BENTIN
Sí, lo supe todo. Pero el deber de Soto era quedarse. ¿Quién, sino él podía
avisar el movimiento de los obreros? El era el único que podía dar la voz de volar el
túnel, Echecopar tenía que exigirle que se quedara.
FERNANDEZ
(QUERIENDO INTERRUMPIRLO) Claro, claro...

BENTIN
Y fué porque Soto se quedó que se salvaron casi todos los obreros del túnel 2...
FERNANDEZ
Naturalmente.
BENTIN
Y la muchacha
FERNANDEZ

417
EL PERÚ MINERO
Eso lo sabemos perfectamente tú y yo. Pero él mismo lo duda, ¿comprendes?
BENTIN
¡Pero si es absurdo... !
FERNANDEZ
Lo sé tan bien como tú... Pero él, en el fondo, se pregunta si tenía el derecho de
decidir quienes se deberían salvar. Lo mismo me pasaría a mí, o a tí.
BENTIN
Es verdaderamente grave...
FERNANDEZ
Claro que es grave. Si no lo fuera, no haría la vida que hace.
BENTIN
¿Qué vida hace?
FERNANDEZ
Echecopar, ha construido, con su propia mano, una casa en la quebrada, es
decir, en lo que antes era la quebrada, al lado del cementerio de las víctimas de la
catástrofe y vive allí solo. No sólo no; con el vive María, la chiquita que salvamos con
nosotros,
BENTIN

¿Pero, cómo has podido permitir que viva así?


FERNANDEZ
¿Permitir? ¿Y quién soy yo para decidir sobre su destino? Además, nunca pasa
un mes sin que le llegue alguna propuesta de las mejores firmas constructoras.
BENTIN
¿Y?
FERNANDEZ
¿Y? ¡Nada! Una vez, en su casa, después de haber roto una de esas cartas, me
dijo, señalando hacia el cementerio: “Claudio Echecopar aquí, junto a sus cholos”.
BENTIN
¡Qué hombre extraño!
FERNANDEZ
Con sus propias manos cuida y limpia las tumbas. Y se ha hecho una para sí
mismo. Fuera de eso, su modo de ser es igual que antes. Todas las mañanas entra
a los túneles. Desde aquí oigo sus gritos: “¡Buenos días, buenas noches, buenos
túneles, hombres del futuro!” Bromea con los obreros, carga piedras, vocifera, se ríe
a carcajadas y manda a todo el mundo: hasta a mí mismo.
BENTIN
¡Qué hombre formidable!
FERNANDEZ
¡Ah, y los domingos! Ahí va don Claudio por los cerros, por las Punas, por las
418
LETRAS Y ARTES
gargantas, por el cementerio, rodeado de todos los niños del campamento. Cuando
los veo sentados todos en torno de él, ya sé que les está contando cómo era Soto,
cómo eran Sánchez, Roberto. Lo adoran.
ECHECOPAR
(DE LEJOS) ¡Echecopaaaaaaaar...
BENTIN
¡El!
FERNANDEZ
sí, él,
BENTIN
¡Qué emoción, Fernández! Después de cinco años
FERNANDEZ
Bueno, bueno, no te enternezcas demasiado. Estamos aquí Para celebrar. Hoy
hace cinco años que nacimos de nuevo los tres. Y Para celebrarlo, te tengo una
sorpresa.
BENTIN
¿Para mí? Bueno, suéltala.
FERNANDEZ
Todo a su debido tiempo, amigo. Todavía tienes que esperar un rato. (SE
ESCUCHAN, DESDE AFUERA, LOS PASOS DE ECHECOPAR. FERNANDEZ
SALE A RECIBIRLO. UN MOMENTO DESPUES, INGRESAN AMBOS AL
SOCAVON. ALLI PERMANECEN UNOS INSTANTES EN LOS QUE ECHECOPAR
ENTRA RIENDO SOLO Y GRUÑENDO, CONTEMPLA LAS PAREDES, LOS
INSTRUMENTOS DE TRABAJO. LUEGO, INGRESAN A LA CABAÑA).
ECHECOPAR
(A FERNANDEZ, SORPRENDIDO AL REPARAR EN BENTIN) Fernándito, ¿es
ésta la sorpresa de que me hablaste ayer?
FERNANDEZ
No. Esta es otra.
ECHECOPAR
(SEÑALANDO A BENTIN) ¡El campeón mundial de los monigotes! ¡El tirifilo
máximo de la Historia Americana!
BENTIN
¿De modo que nunca se resolverá Ud. a tomarme en serio?
ECHECOPAR
(EXTENDIENDOLOE LOS BRAZOS Ven para acá, muchacho. (SE ABRAZAN
LARGAMENTE) ¿Y, qué nos vas a contar hoy de la situación europea del siglo
dieciocho, ah? Y. sobre todo, ¿cómo están tus hermanitos de Beluchistán, hm?
BENTIN
Siempre me mandan saludos para “El Viejo de las Montañas”. Bueno, Fernández:
sirve copas. Quiero tomarme unos tragos con el constructor de Collacocha.
419
EL PERÚ MINERO
ECHECOPAR
(ENTRE COLERICO Y SOMBRIO) Yo no soy el constructor de Collacocha, Y si
has venido aquí para hacer bromas estúpidas, tómate tu trago y lárgate.
FERNANDEZ
(A ECHECOPAR) ¿Me puede Ud. decir quién construyó Collacocha, sino fué
Ud.?
ECHECOPAR
(A FERNANDEZ) ¡Ajá! ¿De modo que tú también, entonces? Si quieres saberlo:
tus Directores de Lima lo hicieron, don Alberto Quiñones y Quiñones. (A BENTIN) 0
los derechos del hombre, me es igual. Yo soy el asesino de Collacocha.
FERNANDEZ
Echecopar, no hable Ud. así, por favor.
ECHECOPAR
El asesino, sí. Los médicos asesinan a sus pacientes, los generales asesinar,
a sus soldados y yo asesiné a mis obreros. ¿Tiene algo de raro? A todos ustedes
se los dije: estoy dispuesto a asfaltar este camino con mis huesos y con los de
ustedes. ¿Recuerdas, Bentín?
BENTIN
Sí, recuerdo.
ECHECOPAR
¿Lo hice o no?
BENTIN
No.
ECHECOPAR
Sí, sí lo hice. Y sí yo no morí, no es culpa mía.
FERNANDEZ
¿Puede alguien tener la capa de estar vivo?
BENTIN
Ningún valiente puede avergonzarse de estar vivo.
ECHECOPAR
(SENTÁNDOSE, LOS OTROS DE SIENTAN TAMBIEN) Pero, si fue. se necesario,
lo volvería a hacer todo igual. ¿Entienden? Lo que pasa héroes es que hoy nadie
quiere ofrecer su felicidad por nada. Ya sólo hay héroes a foetazos. ¿o no? Todos
viven con el terror de perder un puesto, un sueldo, una casa, una reputación. Yo
expuse mi vida por el progreso de un país casi salvaje, a merced de todos y de todo.
Y el que expone su propia vida, puede exponer la felicidad de unos cuantos para
asegurar la felicidad de muchos, su redención de la muerte y la enfermedad Y la
miseria.
BENTIN
Eso no puede ser... Su filosofía es inadmisible...

420
LETRAS Y ARTES
ECHECOPAR
¡Cómo! ¿Eres tú un apóstol de las multitudes o un profesor de filosofía?
FERNANDEZ
Tampoco creo yo que la felicidad de unos hombres puede comprarse con la
desgracia de otro. Ud. mismo se lo dijo a Soto: “¿Puedes fijar el precio de una vida
inocente?”.
ECHECOPAR
¿Y no eran inocentes las vidas que devoraba la tuberculosis Y el paludismo y la
fiebre amarilla y la lepra y la miseria, a la misma hora en que ejércitos de holgazanes
no sabían como matar el tiempo? ¿Cuál era su pecado? ¿Haber nacido en la miseria?
El destino también asesina... y el que no hace nada contra el destino es cómplice
de sus crímenes Porque para dejar morir, se necesita tanta crueldad corno para
matar... No, ustedes no han descubierto la capacidad de fe a que puede llegar el
hombre.
FERNANDEZ
(ACERCÁNDOSE) Y, con todo, es con fe que estamos reabriendo el camino
que Ud. trazara... (PAUSA, ECHECOPAR QUEDA COMO ARO BADO, SOÑADOR,
LOS OTROS LO CONTEMPLAN).
ECHECOPAR
(A FERNANDEZ, SIN MIRARLO) Fernandito: ¿es verdad que de estos días... ?
FERNANDEZ
Sí, Echecopar: uno de estos días, cuando terminemos un tramo que queda a
cosa de setenta kilómetros, comenzarán a pasar por aquí autos y camiones.
ECHECOPAR
¡Es sencillamente extraordinario! Hay una laguna: un cerro la ,plasta. Luego un
río se lleva al cerro. Un año después, allí está la laguna, un kilómetro más allá...
¡Qué quieren! Es el país. Mil hombres hacen un túnel. Trabajan ocho años... y el
túnel los aplasta. Dos años después, allí está nuevamente el túnel. Y otra vez los
cataclismos lo borran... y otra vez los hombres lo perforarán en la entraña de la
tierra. Así, hasta que un día el hombre habrá dominado su suelo y estará parado
firme y para siempre sobre él ¡Es grandioso, fenomenal! Los que vendrán después
no lo sabrán. ¡Qué se va a hacer! Hay que trabajar no solamente para nosotros, sino
también para los hombres del futuro.
FERNANDEZ
Hay que tener paciencia unos cuantos días más...
ECHECOPAR
Y desde ese mismo día, el Viejo de las Montañas...
BENTIN
(INTERRUMPIÉNDOLO) ¿Se retirará a descansar, supongo?
ECHECOPAR
¿A descansar, yo? ¿Con este puño que me queda todavía? ¿Y de qué quieres
que descanse? No. Desde ese día, comenzaré a trabajar de nuevo.

421
EL PERÚ MINERO
BENTIN
No entiendo.
FERNANDEZ
Tampoco yo.
ECHECOPAR
(CONFIDENCIAL) Desde ese día, amigos, mis buenos y únicos amigos. El Viejo
de las Montañas será un hombre feliz...
FERNANDEZ
¿Qué es lo que piensa Ud. hacer?
ECHECOPAR
(SOÑADOR, COMO HABLANDO PARA Si MISMO) Me sentaré la puerta de mi
casa, en Collacocha y observaré el lento despertar de- Mi camino a la vida. Seré el
testigo de la justificación de todo. Y cada mañana, al levantarme, me diré: “ayer
pasaron sesenta camiones... ayer pasaron ciento cuarenta camiones. Llevaban
fruta, medicinas, madera, maquinaria. ¿Comprenden ustedes eso?
FERNANDEZ Y BENTIN
sí.
ECHECOPAR
Veré como, día a día, todo se anima, como todo crece y crece y crece, como el
alma del país circula sobre los cadáveres de ayer... Las cáscaras, los periódicos y
los cigarrillos que arrojen los choferes al pasar, irán cubriendo las tumbas de
Collacocha... (PAUSA) Los motores zumban... los hombres pasan... Van a conocerse,
a casarse, a negociar... (ANIMÁNDOSE) Los choferes subirán a visitarme. Les
invitaré un trago. Les contaré... les hablaré de ustedes... ¡Ah! cuanto más viejo me
hago, tanto más me doy cuenta de que no se puede vivir solitario en medio de los
hombres... (SE INTERRUMPE ENFURECIÉNDOSE) ¡Qué hombres! ¡¿Adónde
estaban?! Sólo había piedras y silencio y frío y obscuridad... ¡Había que gritar en el
túnel, para que los oídos no se pudrieran de silencio! ¿Entienden? Cada vez que
pasa un camión, le gritaré: ¡En Collacocha no ha pasado nada! Después de todo,
¿tengo yo la culpa (le estar vivo?
FERNANDEZ
No.

ECHECOPAR
No, claro. Pero, mientras lo esté, quiero ser testigo de la justificación de todo.
BENTIN
¡Pero si no hay nada que justificar! ¡El país es así!
ECHECOPAR
¿No hay nada que justificar? ¿De modo que ciento ochenta vida’ no son nada?
MUCHACHO
(DESDE AFUERA, MIENTRAS SE OYEN SUS PASOS ACERCARSE LA

422
LETRAS Y ARTES
CARRERA) ¡Taitas taitas... taitas ... taitas! (ENTRA, JADEANTE, Se ÑALANDO
HACIA AFUERA) Taitas: ikarrimionmi chekamunam! ikarnmionmi he karnunam! (SE
OYE LLEGAR, DE MUY LEJOS, EL RUIDO DEL CAMION QUE SE ACERCA).
ECHECOPAR
(QUE HABIA QUEDADO COMO PARALIZADO) ¿El camión? ¿Qué camión,
Fernández?
FERNANDEZ
(DESBORDANTE DE ALEGRIA) ¡El primero que viene de la selva! ,Esa es la
sorpresa: desde hoy está expedito nuestro camino! ¡De la selva al mar: se dice en
dos palabras!
ECHECOPAR
(COMO QUIEN NO PUEDE COMPRENDER) ¿El camión? ¿El camión está
llegando?
BENTIN
Sí, Viejo de las Montañas: ikarnmionmi chekarnunam!
ECHECOPAR
(DANDO FURIOSOS GOLPES DE PUÑO SOBRE UN ESCRITORIO). El camión
está llegando!! ¡¡El camión está llegando!! ¡¡Soto: el camión está llegando!! ¡¡Soto: el
camión está llegando!! ¿Lo oyes? (HABLANDO POR LA VENTANA DEL ABISMO,
HACIA AFUERA) ¿Lo oyen todos? (VA HACIA EL LUGAR EN QUE ESTABA ANTES
EL DICTAFONO Y HACE COMO Si HABLARA POR EL) Aló, aló... ¡todas las
Centrales! ... ¡todas las Centrales! Central Uno, Central Tres, Central del
Campamento, Central de Collacocha, Centrales del Túnel Dos y, sobre todo, Central
del Cementerio... oigan todos, los vivos y los muertos... Soto, Sánchez, todos: ¡En
Collacocha no ha pasado nada! ¡Absolutamente nada!
FERNANDEZ
¡Nada! Simplemente, la vida se ha instalado...
BENTIN
¡Nada más! Unos hombres han abierto un camino.
FERNANDEZ
¡Nada más!
(EL RUIDO DEL CAMION HA IDO CRECIENDO Y CUBRE YA LAS VOCES. SE
DETIENE EN LA PUERTA. SE APAGA EL MOTOR. GOLPE DE CIERRE DE LA
PORTEZUELA).
TAIRA
(ENTRANDO Y DESPUES DE SALUDAR CON LA MANO) Tardes, patrón.
ECHECOPAR
(SE LE ACERCA LENTAMENTE Y LE PONE LA MANO SOBRE UN HOMBRO)
Jacinto Taira, de San Pedro de Lloc... El mismo que hace cinco años comenzara a
subir a la madrugada... el que debió llegar abajo al atardecer... ¡Qué demonios! Aquí
está él mismo, ahora, hoy, al mediodía de hoy ¡Es como si no hubiera pasado nada!
Jacinto Taira...

423
EL PERÚ MINERO
TAIRA
El patrón no se ha olvidado de mí...
FERNANDEZ
Antes nos olvidaríamos de nosotros mismos...
BENTIN
Claro.
ECHECOPAR
Eso. Porque tú, Jacinto Taira. eres el hombre que cantó del himno al progreso
donde nunca antes se escuchara— »
TAIRA
(AVERGONZADO POR EL ELOGIO) ¡Patrón....!
ECHECOPAR
(ENTUSIASMADO) Tú pasarás hoy, el primero, por estas punas desoladas y
estos caseríos ateridos, por estos tremendos abismos Y estos túneles helados. Y,
por donde pases, tu motor, rugiendo y gimiendo cantará nuestro esfuerzo y
embellecerá nuestra miseria y nuestra muerte,
BENTIN
¡Un trago para Jacinto Taira, el Caballero Rodante!
ECHECOPAR
Eso es: un trago para todos, antes de que partas. (BENTIN SE DISPONE A
SERVIR Y REPARTIR COPAS) ¿Y, Taira, qué traes en tu camión?
TAIRA
Platanito, Patrón. (SEÑALANDO A FERNANDEZ) Es un regalo del Ingeniero
para un hospital de Lima. (ECHECOPAR MIRA A FERNANDEZ CON HONDA
TERNURA. ESTE, Al REPARAR EN ELLO, BAJA LA VISTA).
BENTIN
Este es un día inolvidable, Fernández...
ECHECOPAR
Bueno, ¡salud! (EN EL MOMENTO EN QUE SE APRESTAN A BEBER SE OYE
UN LEJANO Y DEBIL TEMBLOR. TODOS BAJAN LOS VASOS, SIN HABER
BEBIDO Y SE MIRAN).
TAIRA
(A ECHECOPAR, ALGO ASUSTADO, PERO TRANQUILO) ¿Qué fue, eso,
patrón?
BENTIN
Ha sido un temblor.
FERNANDEZ
Un temblor como hay muchos por acá.
ECHECOPAR
¡Claro! Es la tierra que brinda con nosotros. (VERTIENDO AL SUELO UNAS
424
LETRAS Y ARTES
GOTAS DE SU VASO) ¡Salud, Pachamarna! ¡Salud todos! (TODOS BEBEN).
FERNANDEZ
Taira, tiene que seguir ya. Hay treinta y dos camiones esperando el paso. (TAIRA
SALUDA CON LA MANO Y SALE. EL MOTOR SE VENDE Y El CAMION SE
ALEJA).
ECHECOPAR
(TOMANDO LA BOTELLA Y REGANDO SU CONTENIDO, PRIMERO EN EL
SUELO Y, LUEGO, A TRAVES DE LA VENTANA, HACIA EL ABISMO) Un trago
para Jacinto Taira y ciento ochenta tragos para todos... Para todos...
FERNANDEZ
(QUE, DESDE LA PUERTA DE LA BARRACA HA ESTADO DESPIDIENDO,
CON LA MANO, Al CAMION QUE SE ALEJABA; ENTUSIASMADO) Sólo ahora lo
comprendo... lo verán pasar por los pequeños pueblos... los pastores lo señalarán...
la gente se parará al lado del camino y le hará adiós con la mano... Y si es de
noche, los hombres se in. corporarán sobre sus pellejos y se dirán unos a otros:
“Oye... Oye: ¡el primer camión está pasando!”.
BENTIN
Y el cholo Taira, con la bufanda hasta la nariz: ¡rumbo al Pacífico
ECHECOPAR
Un poco de tierra, un poco de cemento, un poco de sudor y de fe y millones se
entrelazan en nuestro Perú amado (SEÑALANDO HACIA EL ABISMO) y terrible!
BENTIN
¡Ojalá!
FERNANDEZ
(CONVENCIDO) Sí, así será! (CAMBIANDO DE TONO) Bueno, ahora tenemos
que ir a la Alcaldía: los notables nos esperan.
ECHECOPAR
(EXTRAÑADO) ¿Adónde?
FERNANDEZ
A la Alcaldía. A las doce hay un gran banquete.
ECHECOPAR
Yo no voy.
FERNANDEZ
¿Cómo? ¡Tiene Ud. que tomarse una copa de Champagne con todos!
ECHECOPAR
¡¿Yo beber con esa banda de ladrones?!
BENTIN
Tiene Ud. que venir. Sería un desaire imperdonable...
ECHECOPAR
Los que yo quería que me perdonaran, me han perdonado Yo

425
EL PERÚ MINERO
BENTIN
¡Es Ud. intolerable!
FERNANDEZ
Otra vez comienza Ud.
ECHECOPAR
Otra vez, sí, otra vez! Miren: yo hice un túnel... un aluvión se lo tú, Fernández,
volviste a abrirlo. ¿Es eso motivo para que cuarenta cretinos se pongan a discursear
en el vacío? No voy y se acabó el asunto. Soy un hombre libre, que hace lo que le
da gana; tan libre, que he preferido morirme de hambre por mi propia voluntad a que
otros me obliguen a ser feliz. “Lárguense! BENTIN Y FERNANDEZ SE MIRAN, SE
ENCOGEN DE HOMBROS Y SALEN).
BENTIN
(REGRESANDO, DESDE LA PUERTA) Adiós, Gigante de Collacocha...
(ECHECOPAR LO AMENAZA CON EL BASTON, BENTIN SONRIE y SE RETIRA.
SE ENCIENDE EL MOTOR DEL AUTOCARRIL Y SE ESCUCHA ALEJARSE A
ESTE. ECHECOPAR APAGA LA LUZ. LA ILUMINACION DE LA BARRACA SE
TORNA IRREAL. ECHECOPAR SE ASOMA A LA VENTANA DEL ABISMO.
PAUSA).
VOZ DE SOTO
(HABLA PAUSADAMENTE, CASI ALEGRE, PERO CON UN MATIZ DE
IRREALIDAD) Buenos días, Ingeniero... (ECHECOPAR GIRA VIOLENTAMENTE
HACIA EL CENTRO DE LA BARRACA) Buenas noches, Ingeniero...
ECHECOPAR
¡Soto...
VOZ DE SOTO
Buenos túneles, mejor... (RIE SUAVEMENTE).
ECHECOPAR
Soto... ¡por fin llegas! Eras el único que faltaba... Todos los demás habían venido
ya a mí...
VOZ DE SOTO
¿No riegas hoy tus flores, viejo amigo?
ECHECOPAR
¡Ya no hay flores en Collacocha, Soto... Ya no hay flores en la ventana del
abismo... !
VOZ DE SOTO
(CON UNCION PROFETICA) Volverán a salir... ¿Te imaginas el trabajo que les
costará crecer entre estas piedras, en medio de esta obscuridad?
ECHECOPAR
¿Y llegará el día en que nuestros huesos confundidos serán una piedra olvidada
entre las piedras de la tierra... ?
VOZ DE SOTO

426
LETRAS Y ARTES
Eran seis... pero Fernández arrancó una.
ECHECOPAR
Y el aluvión...
VOZ DE SOTO
Y el aluvión arrancó todo lo demás...
ECHECOPAR
¿Y llegará también el día en que todo un pueblo joven se acercará por nuestro
camino para encontrarse en la fiesta del amor verdadero?
VOZ DE SOTO
Ese día llegará. Duerme hoy tranquilo, Echecopar.
ECHECOPAR
Entonces, ¡el anillo se ha cerrado! Lo que vivió y murió, ha nacido nuevamente.
El eterno ciclo se ha cumplido y Echecopar es un hombre feliz.
VOZ DE SOTO
¿Oyes los camiones? (DE LEJOS SE ESCUCHA ACERCARSE EL RUIDO DE
MOTORES Y BOCINAS DE LA CARAVANA QUE SE ACERCA) ¡Son exactamente
treinta y dos camiones que van a pasar! Sobre ellos vienen treinta y dos tractores
para cultivar la selva.
ECHECOPAR
¡Es grandioso y fenomenal! ¡Soy un hombre feliz!
VOZ DE SOTO
¡Ah, pero la laguna se está formando de nuevo!
ECHECOPAR
¡Qué importa! Vendrá otro hombre y otro y otro y muchos más. y un día, nuestros
hijos estarán parados firmes y para siempre sobre suelo que supimos conquistar.

VOZ DE SOTO
Ya veo las luces del primero.
ECHECOPAR
Y quedará instalada la era de las cosas buenas y hermosas... ¿verdad?... ¡Soto!
... ¿Verdad? (EL ESTREPITO DE LOS CAMIONES, OUE COMIENZAN A PASAR
Al LADO DE LA BARRACA, APAGA SU VOZ. LOS FAROS PASEAN SU LUZ POR
El ESCENARIO. ECHECOPAR SALE DE LA BARRACA Y, AGITANDO EL BRAZO
HACIA EL TUNEL, GRITA) ¡En Collacocha no ha pasado nada! ¡Absolutamente
nada!
TEL0N

427
EL PERÚ MINERO

Julio De la Paz

EL CONDOR PASA

PERSONAJES
MARIA
JUANACHA
HIGINIO
FRANK
Me. KING
Mr. CLIP
RUPERTO
TIBURCIO
FELIX
EL PASTOR
MINEROS, PASTORES
CORO GENERAL
La acción en la región minera de los andes peruanos.- Epoca presente.

TRAJES
INDIAS.- Sombrero de lana, pequeño, gris; monillo rosado o azul de lana, sobre
los hombros, manteleta cuadrada (lliclla) granate Oscuro, guarnecida con greca
amarilla, que le cubre la espalda hasta más abajo de la cintura; los extremos
superiores están unidos sobre el pecho por un largo alfiler de plata enjoyado y
churrigueresco. Doble faldellín negro que deja ver la carnosa pantorrilla; medias
color carne. Pendientes con perlas y piedras ordinarias; collares de cuentas de
cristal verdes, rojas, azules, amarillas, blancas. A la espalda le caen las trenzas
abultadas lustrosas como dos serpientes vivas.
____________
* Drama del autor, cuyo verdadero nombre es Julio Baudoin, Ediciones del Teatro Universitario de
San Marcos, Serie III N° 41.
INDIOS.- Birrete o gorro tejido, pegado a la cabeza como un elástico, con tapa-
orejas; camisa rústica que descubre el cuello ancho y prieto saco corto a manera
de chaqueta, azul, muy oscuro entallado, abrochado por dos botones sobre el vientre;
pantalón ajustado, marrón hasta rodilla abierto a un costado; doble media, la primera
gris, la segunda marrón, enrollada en torno de la pantorrilla, Ojotas (sandalias
sencillas). poncho doblado al hombro.
YANQUIS.- Sombrero ancho, habano, de fieltro, con cuatro abolladuras; camisa
blanca, de lana, deja libre el cuello, lleva un bolsillito sobre el pecho para el reloj
cuya gruesa cadena de plata baja a sujetarse en el ancho cinturón de cuero, del
que también pende la cartuchera del revólver. Pantalón de diablo fuerte; botas

428
LETRAS Y ARTES
amarillas, altas, campanudas. poncho imitación vicuña, sin frisa, pero con fleco,
doblado al hombro.

CUADRO PRIMERO
ESCENARIO.- TELON AL FORO QUE REPRESENTA LOS ANDES
DESTACANDOSE EN GRAN PARTE LA BASE DE LA MINA “YAPAC”; AL
EXTREMO DERECHA LA BOCA DEL SOCAVON ABIERTA EN LA TELA, OUE
SIMULA PERDERSE EN EL INTERIOR DE LA MONTAÑA. EN LA LEJANIA,
ESCALONADO LAS CUMBRES, APARECEN DIVERSAS MONTAÑAS
CORONADAS DE NIEVE. EN TERCERO Y SEGUNDO TERMINO, INSINUANDO
LAS GRADIENTES DE PIEDRA, ROMPIMIENTOS PRACTICABLES EN
ASCENSION. JUNTO AL SOCAVON DEL “YAPAC- UNA PIEDRA INMENSA DE
LAS QUE RUEDAN DE LAS CUMBRES EN LAS TORMENTAS. OTRAS MAS
PEQUEÑAS, CONVENIENTEMENTE DISPUESTAS EN TODA LA ESCENA. ES
UN NUBLADO AMANECER DE SIERRA.

ESCENA I
HIGINIO, FRANK, TIBURCIO, FELIX Y CORO DE MINEROS.
(SITUADOS EN LOS ROMPIMIENTOS Y EN El EXTREMO IZQUIERDA DE LA
ESCENA, CANTAN DIRIGIENDO SUS ACTITUDES A LA MINA “YAPAC”. HIGINIO
RENGUEANDO SOBRE SUS PIERNAS TORCIDAS, RECORRE EL CENTRO DE
LA ESCENA, INQUIRIENDO ALTERNATIVAMENTE LOS ROSTROS SOMBRIOS
DE LOS MINEROS Y LAS CUMBRES DE DONDE BAJA EL SONIDO DE LA
QUEMA DEL PASTOR).
MUSICA.- (ADENTRO, EL PASTOR ALTERNA TOCANDO EN SU QUENA)

CORO.-
En la nieve de las cumbres
comienza a brillar el sol,
y el día, la luz y el cielo
para nosotros no son;
que cuando raya la aurora
nos manda la esclavitud
sepultarnos en la tierra
huyendo del cielo azul,
para arrancarle a su entraña
la riqueza del metal
que al incendio de los hornos
nuestros lomos llevarán.
En la nieve de las cumbres
comienza a brillar el sol.
Para nosotros la sombra,
y la luz para el pastor.
(AL FINALIZAR EL CORO, HIGINIO SE ENCARAMA EN UNA PEÑA DEL FONDO
Y SILBA CON FUERZA AL PASTOR, QUE HA DEJADO DE TOCAR LA QUENA)
429
EL PERÚ MINERO
TIBURCIO.- ¡Qué alto va el pastor!
FELIX.- Ya se pierde entre las nubes.
FRANK.- Las ovejas forman una mancha blanca que se confunde con la nieve.
HIGINIO.- ¡Maldito pastor! ... ¡qué alto va!
FRANK.- Bendito, porque no ha descendido al corazón de oro de las minas,
porque no ha pisado estas piedras. Es libre como el aire que se lleva su voz, grande
como las cumbres que te rodean.
TIBURCIO.- Cuando te alcanza la noche, duerme entre las peñas.
FELIX.- Su inocencia le aventura bajo los cielos tormentosos.
FRANK.- No teme a nada; holla las nieves más puras; trepa las cumbres más
altas, descubre el rastro de los cóndores, les imita en su libertad. El pastor no es
como nosotros. Hasta este profundo hueco negro no baja ya ningún cóndor.
HIGINIO.- El último que yo vi, fue en una noche azul Y Se llevó el secreto de mi
dicha. Vuela muy alto... ¿cómo llegar hasta él, cómo interrogarle sobre tu dolor, hijo
mío? ¡Si para subir a las cumbres tengo rotas las piernas y hay aquí (GOLPEÁNDOSE
LA FRENTE) una ala negra que oscurece mis pensamientos!
FRANK.- ¡Mi destino, taita! ... No piense en eso. He nacido 1 dio rubio, porque
los amos lo han querido, porque desde chico me inculcaron sus ideas a golpe de
barreta, y mi voluntad y mis brazos Y Mío fuerzas, han sido siempre suyas. El pelo
rojo que hay en m¡ cabeza, 00 el reflejo del incendio de odios que hay en mi sangre;
los odio, taita, los odio a los amos, porque desde que compraron las minas, nos
compraron también a nosotros como a bestias de carga y como a bestias nos
tratan.
TIBURCIO.- Y así debe ser, Frank. Los amos han nacido para mandar y nosotros
para obedecerles, eres injusto con ellos; estas fuerzas que empleamos en abrir las
entrañas de las minas, estarían perdidas ¡no fuera por ellos. Hoy nuestras energías
se convierten en cobre y en oro virgen.
FELIX.- Tiene razón, Tiburcio: los amos son superiores a nosotros; nuestras
caras de cobre, no pueden ver sin ocultarse la blancura admirable de sus rostros.
HIGINIO.- Sí, Frank, ellos pueden mucho, a ellos le debemos i lo que somos.
FRANK.- Es cierto, eso, sí, Tiburcio tiene razón. Pero el dolor que pesa en
nuestras espaldas, la tristeza de nuestras frentes, la angustia de nuestras almas,
eso se lo debemos a ellos también. Bien está que se exploten los minerales, que
se les rompa el corazón a dinamitazos, que la plata y el oro se conviertan en joyas
preciosas y en monedas deslumbrantes... pero que no se nos ahogue en la sombra,
que no se reduzca nuestra voluntad a la suya, que no se opaquen nuestras vidas...
¡Veo ese látigo maldito, esa mirada imperiosa del blanco, ese revólver que siempre
apunta a nuestras frentes para hacernos bajar la cabeza! —No puede ser, taita;
algo hay en mi mente que me dice que la vida no es así.
TIBURCIO.- Cálmate, Frank; por nosotros mismos, nunca se hubiera sacado el
tesoro de los cerros que nos rodean.
HIGINIO.- Gracias a mí se descubrió el “Yapac”, todavía no habías nacido tú (A
FRANK) y yo tenía derechas mis piernas. En los primeros trabajos, una galga

430
LETRAS Y ARTES
inmensa me las quebró para siempre, y mi vida Y la vida de estos hombres, nuestra
pura vida indígena, se fue transformando con las costumbres de los amos y al
último, al último cóndor que Por aquí pasaba, lo vi volar una noche sobre mi choza,
perdiéndose en la altura... Allí dentro estaba Mc. King; María, tú madre, también
estaba..., Pero yo no sé si nuestro amor se lo llevó el cóndor en su vuelo trágico.
FELIX. ¡Pobre viejo! ¡Está loco!
TIBURCIO.- ¡Siempre con la misma historia!
FRANK,- Me atormenta, taita, cada vez que recuerda esa escena; me parece
que yo hubiera nacido a ese conjuro y que mi sangre no sea toda suya, taita mío.
HIGINIO.- El cóndor partió a las alturas y sólo el pastor puede decirme su secreto.
Pero no lo sabré nunca; en la sierra todo es mudo y misterioso como las piedras;
todo calla; las nubes han opacado el sol... Y me falta la fe de la venganza.
FRANK. No piense en eso, taita; yo también sufro cuando me llaman Frank
como a gringo, y me digo ¿por qué me llaman Frank Por qué no soy el indio Francisco,
por qué no tengo el pelo oscuro y fuerte como todos los indios, por qué en mi
cerebro hay estas ideas que no se conforman a vivir ocultas, sino que quieren salir
como proyectiles para matar y destruir?... ¡indio rubio, indio rubio soy!
TIBURCIO.- Parece que en sus venas ardiera la misma sangre imperiosa del
amo.
FELIX.- Tendremos que avisarle que Frank le es infiel.
HIGINIO.- ¡Pobre Frank! Ninguno de nosotros te comprende.

ESCENA II
DICHOS, MAS JUANACHA Y RUPERTO
(SE OYEN RISAS DE JUANACHA OUE APARECE POR DERECHA,
EVADIENDO LOS ASALTOS AMOROSOS DE SU NOVIO RUPERTO).
JUANACHA.- No me cogerás bandido, no me cogerás.
RUPERTO.- Un beso, un beso... te daré uno, aunque corras.
JUANACHA.- ¡Por la Virgen, muchacho me vas a hacer caer! ¡Déjame, déjame!
- - - (SE AMPARA A ESPALDAS DE LOS MINEROS).
RUPERTO.- Es inútil que quieras escaparte; eres mía, mía, aquí está la sortija
que le he quitado ¡la sortija! ¡véanla!
FELIX.- No avances; nosotros la defendemos.
TIBURCIO.- Menos corre un zorro que tú ¡aparta!
HIGINIO.- Oye, ¿tú no trabajas hoy?
RUPERTO.- Quién piensa en trabajar cuando ama como YO- Déjeme taita, que
se me escapa Juanacha.
FRANK.- Habla bajo ¿no ves que nuestras caras no son de alegría?
RUPERTO.- Disculpa, Frank... yo estoy alegre. ¿No es cierto, Juanacha que
me quieres?
JUANACHA.- Cierto, te quiero, pero me agitas, te echas sobre mí como un loco;

431
EL PERÚ MINERO
no reparas que vas a romperme el refajo a tirones y los aretes a mordiscos. - -
¡Jesús María!
FELIX.- Cuenta cómo le quitaste la sortija.
JUANACHA.— No, Ruperto, cállate; me harás poner colorada, te devolveré mi
palabra.
RUPERTO.- Verán pues. Yo venía de cosechar las últimas papas de mis tierras,
y venía de lo alto, alegre como cuando se festeja a la Virgen y como si yo hubiera
sido el mayordomo, el dueño del aguardiente, el amo de los bailes y el más borracho
entre todas las mujeres que se enamoran del favorecido de la Virgen; sentía el
corazón que me rebotaba dentro del pecho como un cabrito loco; una comezón y
una inquietud que me movía a hablar y a cantar y a reirme... ¡cuando advertí ondeando
en la hollada el refajo amarillo de Juanacha!
JUANACHA.- Cállate; lo dirás todo.
RUPERTO.- Lo diré. Al verla, gané de dos saltos la quebrada. Cuando contemplé
claramente su cara, sus trenzas, sus aretes de oro, me puse las manos así (EN
ACTITUD DE VOCEAR) y le grité con todas mis esfuerzos: ¡Juanacha! ¡Voy por tu
sortija! ... ¡Voy alláaaa!
TIBURCIO.- ¡Ja, ja, ja! Me habría gustado verte.
FELIX.- ¡Pobre Ruperto!
HIGINIO.- Acaba; vendrán pronto los amos.
RUPERTO.- Bueno. Cuando vio que iba a caer como un rayo sobre ella, se
irguió como llama asustada, giró la mirada a su rededor buscando donde ocultarse
y no encontrando lugar, echó a correr. Entonces mis Piernas se afigeraron más; me
parecía volar sobre las rocas y que el suelo Pedregoso se ablandara a mis plantas.
Muy pronto la alcancé y entre forcejeos y tirones, caímos juntos en tierra, mi aliento
en su aliento, Mis ojos en sus ojos, mis brazos en su talle ... Cuando la vi vencida,
estrujé sus manos con cariño y dulcemente... ¡me apoderé de su sortija ¡aquí está!
¡ya no cabe duda que nos casamos en seguida!... (CONTINUANDO LA
DESCRIPCION). Ella aprovechando mi gozo, se incorporó rápidamente y ha venido
hasta aquí huyendo de mis besos, como si la Persiguiera el mismo diablo enamorado.
HIGINIO.- Deja que te bese, muchacha, para eso eres su novia.
FELIX.- Y te casarás muy pronto con él.
JUANACHA.- No, no me gustan los besos. ¡No me dejaré!
RUPERTO.- Pues será delante de todos. (VA A COGERLA, PERO JUANACHA
SE ESCURRE ENTRE LAS MANOS DE LOS MINEROS y CORRE HACIA EL
FONDO DISPUESTA A HUIR).
JUANACHA.- Aparta, aparta. !No me da la gana! ¡No me da la gana! ¡Ja, ja, ja!
(VASE POR ROMPIMIENTO DERECHA, SITUADO Al FORO).
RUPERTO.- Se ha propuesto hacerme correr toda la sierra.
JUANACHA.- (ADENTRO) Alcánzame... si puedes, (LLAMANDO) ¡Rupertóooo!
TIBURCIO.- Corre, la perderás de vista.
RUPERTO.- (EN EL ROMPIMIENTO, EN UN MEDIO MUTIS) Su refajo amarillo
me guía. Ya regresaremos por aquí, riendo y saltando como siempre... pero sin
432
LETRAS Y ARTES
besos... ¡Juanacha! ¡Juanacháaa! ... (VASE DERECHA, FORO).

ESCENA III
DICHOS, MENOS JUANACHA Y RUPERTO
FRANK.- ¡Qué hermosa alegría!
FELIX.- Envidia da verles tan felices.
TIBURCIO.- Se casarán en esta semana, ¡quién como ellos!
FELIX.- Nosotros ni siquiera podremos acompañarles al pueblo a la ceremonia.
FRANK.- Hay mucha que trabajar aquí. ¡Un año, dos, tres*** quien lo sabe!...
TIBURCIO,- Entonces, antes de que se vayan, los festejaremos con un baile.
HIGINIO.- Hay que pedirle permiso a Mr, Mc. King.
TIBURCIO.- Se lo pediremos.
FELIX~ Se lo pedirás tú; yo no me atrevo.
TIBURCIO.- Yo tampoco.
FELIX.- Tú, Frank que eres más arriesgado y hablas mejor, pídeselo en nuestro
nombre.
FRANK, ¿Yo?
TIBURCIO,- Tú, tú ... ¡Oh, Frank tampoco se atreve! Mejor será le hable María.
FRANK.- No, ella no.
HIGINIO.- Sí, Frank, que le hable tu madre... ¡El amo no acostumbra negarle
nada a ella!
FELIX.- Cállese, taita; vienen los amos. Ya están sobre la loma. Desde aquí los
veo.
(SUBITAMENTE, EL MIEDO SOBRECOGE A TODOS, MENOS A FRANK).
TIBURCIO.- Vamos. Nos castigarán si nos ven aquí.
HIGINIO.- Hoy nos hemos atrasado más de lo de costumbre.
FELIX.- Evitemos su cólera.
HIGINIO.- ¡Malditos sean!
TIBURCIO.- A trabajar (LLAMANDO, PERO SIN DETENERSE) ¡Frank! ...
(TODOS SE SUMERGEN EN EL SOCAVON DEL FORO, MENOS FRANK, QUE
SUMIDO EN SU DOLOR, PERMANECE SENTADO SOBRE UNA PEÑA DE
SEGUNDO TERMINO, CON LA CABEZA ENTRE LAS MANOS. HIGINIO ANTES
DE HACER MUTIS, ENCIENDE LA LINTERNA CON QUE SE ALUMBRAN EN LA
MINA).

ESCENA IV
FRANK
MUSICA.-
Pobre alma prisionera

433
EL PERÚ MINERO
de tu dolor
y del cruel enigma
que te forjó.
¡Qué duras cadenas
las de tu destino;
Misterio y sombra
sombra y abismo!
Maldita lumbre trágica
de mis cabellos,
que envuelven mi vida toda
con su misterio.
Porqué sí son rubios
mi vida es tan negra
y tiene esta ansia
de sangre y guerra.

ESCENA V
DICHOS, MAS MC. KING Y MR. CUP.
(FRANK, AL TERMINAR EL YARAVI, RECOBRA SU ACTITUD MEDITATIVA
SOBRE LA PEÑA. SE SIENTE ADENTRO EL RUMOR SORDO y METALICO DE
LAS BARRETAS QUE HORADAN LA MINA).
Me. KING.- (QUE APARECEN DERECHA CONVERSANDO). Es usted un poco
sentimental. la vida, Mr. Cup, es la misma en cualquier parte.
Mr. CUP.- No, en la sierra se vive por amor al dinero, con las zarpas prestas al
asalto. Nuestros sentimientos están bien lejos de aquí.
Mr. KING.- ¡Ja, ja, ja! ... ¡Ud. ama! (INQUIRIENDO).
Mr. CUP.- Nada es comparable a New York. Fuera de nuestro país echamos una
¡¡ave de acero al corazón, en nosotros todo se vuelve cálculo y codicia; nos hacemos
esclavos del porvenir.
Mr. KING.- Me hace usted reír. (FLEMATICO) Yo llevo a New York en el tabaco
que fumo y en el whisky que bebo. El mundo ofrece muchos placeres y bellezas...
y yo estoy libre en medio del mundo. ¡Ud. todavía no puede comprender esto! ¡Ja,
ja, ja!
Mr. CUP.- ¡Oh, no! ¡Me ofende Ud.! ¡Nuestra águila tiene preponderancia sobre el
mundo entero!
Me. KING.- (REPARANDO EN FRANK. TRANS. FUERTE) ¡Frank! ¡Frank! ¡salvaje!
¿estás muerto?... Es hora de trabajo, ¿qué haces? (IMPERIOSAMENTE) ¡Al
socavón!
FRANK.- (PAUSA. LENTAMENTE, LEVANTANDO LA CABEZA) Estaba
pensando.
Mr. KING.- (IRONICO) ¿Pensando?... ¿tú piensas?
FRANK.- (INTENCIONADAMENTE) Comienzo a pensar—,
Mr KING.- Camina o te haré caminar por la fuerza. (AVALANZANDOSE A FRANK).

434
LETRAS Y ARTES
FRANK.- Voy, (HACE MUTIS PASO A PASO EN EL SOCAVON, DIRIGIENDO
A Me. KING UNA MIRADA AMENAZADORA EN LA
EXTERIORIZA TODO DE LO QUE ES CAPAZ SU ALMA VENGATIVA).
Mr. CUP.- (CON TRISTEZA) ¡Infeliz!
Me- KiNG.- oué superior es el sufrimiento de Ud,!
Mr. CUP.- Sí, Mr, King, lo declaro; no puedo vivir aquí, esta e S la región del dolor,
del castigo, de la muerte.
Mc. KING. ¡No sea Ud. imbécil! ¡Compárese con ellos ... y tenga resignación!
¡Ja, ja., ja!
Mr. CUP,- Su risa es diabólica. Me desorienta.
Mc. KING.- Fíjese, ellos son seres humanos como Ud., y sufren día a día,
minuto a minuto, y sufren aquí donde han nacido, aquí donde todo les pertenece,
aquí donde flamea su bandera, en su misma tierra, en su propia tierra, sufren. Ud.
puede regresar cualquier día a la “city” y ser feliz.
Mr. CUP.- No me compare con ellos. Estos hombres son peor que bestias.
Mc. KING.- No. Pertenecen a una hermosa raza sin amparo. ¡Oh, hay mucha
belleza en su pasado!
Mr. CUP.- Ud. delira. No encuentro sino desolación y servilismo.
Mr. KING.- Ud. no es artista. Observe en las mujeres. Hay indias de un perfecto
tipo original. Aquellos rostros oscuros que Ud. desprecia, a mí me exaltan; parecen
tallados en bronce; son duros y hermosos; hay ojos profundos que todavía adoran
al sol; en ellos revive el fanatismo J de sus antepasados. ¡Hermosa época!
Mr. CUP.- Yo río ahora con ganas.
Mr KING.- Ría. Nosotros, hombres de progreso, que forjamos el acero que
inventamos máquinas, que elevamos rascacielos, no tenemos en nuestra historia
una civilización maravillosa como la de los padres de estos indios.
Mr. CUP.- Si Ud. se compadece de los indios, dé les la libertad.
Mr. KING.- Yo sólo veo el espíritu de la raza. Necesito sus fuerzas y las pago.
Mr. CUP.- Bien, bien. Somos amigos (LE ESTRECHA LA MANO).
Mr. KING.- Somos amigos. Invito a Ud. a beber.
Mr. CUP.- Gracias; al “Sacracancha” me lleva whisky la mujer del capataz. Voy
a vigilar el trabajo, Hoy hemos de dar en boya. La veta crece, brillando el cobre puro.

Me. KING.- ¡Fortuna!— ¡Hip, hip, hip! ... ¡hurra!


Me. CUP.- ¡Hurra! (VASE IZQUIERDA).

ESCENA VI
Me. KING, LUEGO FRANK, HIGINIO, TIBURCIO, FELIX, Etc.
Me. KING.- (DUEÑO Y SEÑOR DEL TERRENO QUE PISA, SE DES. TACA
DOMINADO SOBRE LA ESCENA Y AVANZA SILENCIOSO, CON PASO FIRME
HACIA EL SOCAVON Y SE DESPLOMA EN LA PEÑA DE ENTRADA. GRAN

435
EL PERÚ MINERO
PAUSA DURANTE LA CUAL SE SIENTE ADENTRO El RUMOR SORDO Y
METALICO DE LAS BARRETAS QUE HORADAN LA MINA). (TARAREA SIN
ESMERARSE EN LA CANCION).
Take me back to New York town,
New York town, New York town,
There’s w1srere Y long to be,
witts the friends so dear to be.
(LLAMANDO AL SOCAVON) ¡Higinio! ... (CONTINUA TARAREANDO
VOLVIENDO A LLAMAR) ¡Higinio!..- (TARAREA. LLAMA OTRA VEZ CON MAS
FUERZA) ¡Higinióoooo! ... (CONTRARIADO, PERO SIN DEMOSTRARLO, SACA
SU REVOLVER Y TIENDE LA MANO CON NATURALIDAD Y DISPARA DENTRO
DEL SOCAVON, UNOS TRAS OTRO TRES TIROS. INMEDIATAMENTE, COMO
IMPELIDOS POR UNA FUERZA EXTRAÑA, SURGEN DEL SOCAVON Y SE
DETIENEN A SU ENTRADA, FRANK, HIGINIO, TIBURCIO, FELIX, etc. FRANK,
ADELANTE DE TODOS, TIENE EN LA MANO LA BARRETA CON QUE HA ESTADO
TRABAJANDO Y HAY EN SU ACTITUD Y EN SU MIRADA UN DESAFIO A Me.
KING, QUIEN SE DIRIGE A HIGINIO SIN INMUTARSE) ¿Todos están trabajando?
FRANK.- (IMITANDO LA VOZ RONCA E IMPERIOSA DE Me. KING) Todos
están trabajando.
Mr. KING.- ¿Siguen trabajando los diez metros a pique?
FRANK, Seguimos como ayer.
Mr. KING.- (QUEDASE PENSATIVO Y MIRANDO DE SOSLAYO, ESCRUTA
EL ROSTRO DE FRANK. DE PRONTO) Bien. Váyanse.
(TODOS VANSE POR EL SOCAVON RESIGNADOS Y SOMBR10S’ HUNDIDAS
LAS CABEZAS EN LOS PECHOS FRANK VACILA PARA SE’ GUIRLOS; PERO
Me. KING SE LIBRA DE SU PRESENCIA, SIN ACALORARSE NI MIRARLE A LA
CARA, DANDOLE UN EMPELLON CON UNA MANO COMO A ALGO QUE
ESTORBA. Al GOLPE RECIBIDO, FRANK ENTRA EN EL SOCAVON DANDO UN
TRASPIES).

ESCENA VII
Me. KING Y MARIA
MARIA.- (POR DERECHA) (AGITADA) ¡Ah! Me cansa la cuesta, (DIRIGIÉNDOSE
a Mr. KING A SERVIRLE DE LA BOTELLA DE WHISKY QUE TRAE ENTRE
MANOS) Cuantos más años pasan, más difícil me es llegar hasta aquí. A mi paso
las rocas crecen, se encrespan, se encolerizan... y no me dejan avanzar.
(SIRVIENDOLE) Parece que estuvieran furiosas contra mí. (TRANS.) Es del whisky
de la despensa, el mejor.
Mc. KING.- (BEBE) Las rocas odian a los mineros. Tiempo vivo entre ellas y hay
días en que parecen amenazarme desde arriba en que quieren desplomarse sobre
mí. Pero no les temo.
MARIA.- Antes, cuando Frank era chico, los dos subíamos hasta aquí, corriendo,
tomados de las manos como dos hermanitos. Y antes, mucho antes, entonces era
yo muchacha, las quebradas me parecían piso llano.
436
LETRAS Y ARTES
Mc. KING.- ¡Lo recuerdo!... entonces (APASIONÁNDOSE) Ud. lo alegraba todo
con su juventud, con su risa, con sus ojos. El cobre de su cara tenía reflejos de
llama; yo ardía en deseos de pasión, de una pasión salvaje como su belleza ¡Hermosa
ilusión, todavía vive! (LE ACARICIA LAS MANOS).
MARIA.— Déjame taita, te lo ruego. Vuelvo a tener miedo; creo volver -a verte
enfurecido de amor por mí, perseguirme en la noch0oe, llegar hasta la choza y allí...
Mr. KING.- Calle, esté tranquila (CONSOLÁNDOLA).
MARIA.- No puedo estarlo, taita; no sé qué espíritu malo ha metido su odio en
estas montañas. Están condenadas.
Mr. KING.- Calle, le he dicho; le prohibo hablar así.
MARIA.- Conforme veo más hombre a Frank, mi mente se oscurece, mi corazón
se oprime; me parece que el día se me hiciera noche y que las bocas negras de los
socavones me acusaran como conciencias.
Mr. KING.- Frank siembra esa inquietud. ¡Es un rebelde!
MARIA.- Frank es incapaz de ello.
Mc. KING.- Sí, es un rebelde; quiere intrigar a la gente, levantarla contra mí,
imponerse. Pero es indio, indio y su destino lo tengo yo trazado, lo tengo en mis
manos como el de los demás. (SARDONICO) Sin embargo ... hay en su mirada una
protesta oculta que es como un rayo de esperanza.
MARIA.- No lo creas taita, no lo creas: (TRATANDO DE CALMAR SU AMIGO)
Todos te quieren a ti; Frank es bueno y te pedirá perdón, te llenará las manos de
lágrimas.
Mr. KING.- ¡Jum!... Debe comprender que él es mío, como lo son los otros,
como lo es Ud., porque quiero, porque puedo, porque Sí. (COLERICO).
MARIA.- (SUMISA Y TEMBLANDO AL CASTIGO QUE VISLUMBRA) Sí, taitita,
yo soy tuya, sí, mi cuerpo y mi alma son tuyos, tú puedes matarme, si quieres,
porque eres el amo, el dueño de todos nosotros. (CON LAS LAGRIMAS EN LOS
OJOS) Escúchame taita, yo haré cuanto me mandes sin quejarme, pero perdona a
Frank; él es bueno... muy bueno... Tú debes quererle, tú sabes por qué debes
quererle... tú lo sabes... (SOLLOZANDO) él no tiene la culpa. de haber nacido.
Mc. KING.- En mala hora vive. ¡Frank, Frank! ... En mala hora ¡así se muriera!
MARIA.- No repitas eso, taita, no lo repitas. (TEMEROSA, BAJO)
Mr. KING.- (PRESINTIENDO ALGO TRAGICO) ¿Por qué, di, por qué?... ¿crees
que sería capaz de matarme? (IRONICO)
MARIA.- (MUY BAJO) Sí, taitita.
Mr. KING.- ¡El sería capaz! (NERVIOSO, TRANSFIGURADO, AVANZA HACIA
EL SOCAVON EN ESPECTATIVA MEZCLA DE MIEDO Y RABIA).
MARIA.- (LLEGA HASTA EL CASI ARRASTRÁNDOSE) Sí taitita, sí te mataría
a ti y a mí. Yo te quiero taita, escucha: mejor sería sacar a Frank de la mina, dejarlo
que se vaya a otra parte de la sierra a otras minas, si quiere; pero que no se quede
aquí, que no se quede.
Mr. KING,- Se quedará. Es mío, me pertenece ¡Mal agradecido! (TOMANDO
UNA RESOLUCION REPENTINA) Inmediatamente haré venir la peonada y lo
437
EL PERÚ MINERO
castigaré delante de todos... (LLAMANDO) iHíginio!
MARIA.- (ARROJÁNDOSE A SUS PIES) Ten compasión de mí, yo soy su madre;
ten compasión de Frank, pobrecito ¡mí hijo! ... Escúchame taita; tú no debes ser
malo con él no debes ser malo, por que tiene tu sangre, taita, tiene tu sangre.
Me. KING.- (CUBRIÉNDOLE LA BOCA, TEMEROSO DE QUE OIGAN LAS
ULTIMAS PALABRAS DE MARIA) ¡Calla, calla, calla!

MUSICA (DUO)
MARIA.-
Perdónalo, taita; el hijo
es del amor
y de tu sangre; por eso
fue que heredó
tu altivez. Cuando
lo vi nacer era
su vida toda sólo tristeza.
Taita, tú nunca me has amado
cuando llegaste
sólo tuviste un capricho
que me hizo madre.
Fue cosa del diablo
que trajo el deseo
e hizo mi vida
un duro infierno.
Mc. KING.-
Yo te amo sólo a ti,
a tu carne cobriza
que es mía como todo
lo que encierra la mina.
¡Frank! ¡Qué! importa Frank!
Sólo sé dos amores:
tu amor y el de la veta;
los dos son de cobre.
MARIA.-
Taita, no sé qué presiento,
perdona a. Frank.
Mc. KING.-
Mírame, dame tus labios,
yo sólo pienso en amar.
MARIA.
Amor es fatalidad
incendio que siente mi alma
y que abrasándome está.
Mc. KING.
¡Amor!

438
LETRAS Y ARTES
MARIA.-
¡Oh, perdón!
Taita, perdona a Frank.
Mc. KING.-
Amor, yo sólo sé del amor
Después sabré perdonar.
Mc. KING.- ¿Me ama Ud.?
MARIA.- ¡No lo sé! A mi rededor todo me dice que he traicionado a los míos, que
soy la desgraciada de Higinio; los ojos de mi hijo me acusan, y hay en mis venas
una mezcla de temor y de gozo al saberme deseada por ti.
Mc. KING.- Levante la cabeza, míreme con sus ojos (MIRÁNDOLA
PROFUNDAMENTE A LOS OJOS), ¡Qué misterio! ... Es la primera vez que los veo
llenarse de lágrimas y ya cobra su rostro un nuevo atractivo Para mí.
MARIA.- Tus palabras me queman. Déjame, déjame. Siento que se reabre la
herida que me has hecho aquí. (POR EL CORAZON).
Mc. KING.- Entonces... ¿me aborreces?
MARIA.- Te aborrezco... y ¡te amo!
Mc. KING.- Te creo (TRANS. CON VOLUPTUOSIDAD, TRATANDO DE LLEVARLA
POR DERECHA HACIA LA CHOZA) Vamos, sígueme.
MARIA.- (ROTUNDAMENTE) No.
Mc. KING.- (PAUSA, BUSCANDO DARLE UNA RAZON QUE LA SATISFAGA)
¡Perdono a Frank!
(SUENA EN LA OUENA A LO LEJOS, EL MOTIVO DEL PASTORIL).
MARIA.- (SIN PODER CONTENER SU EMOCION, LO ABRAZA) ¡Gracias,
gracias! ... ¡Soy tuya!
Mc. KING.- (DUEÑO DE SU PRESA, HACIENDO ALARDE DE SU TRIUNFO)
¡Infeliz de mí! ¡Qué hombre blanco puede temer a sus esclavos!
MARIA.- (EXULTADA) Siento que mi voluntad se fortalece al unir, se con la tuya.
Me. KING.- ¡Mí india, mi india! Ahora, soy feliz! Vamos.
MARIA.- (CON SUMISION) Vamos, taita (VANSE POR DERECHA),

ESCENA OCTAVA Y ULTIMA


HIGINIO.- (APARECE POR EL SOCAVON, TRANSFIGURÁNDOSE CONFORME
ESCUCHA LA MUSICA DE LA QUENA DEL PASTOR, COMO Si LE REVELARA
EL MISTERIO QUE ATORMENTA SU VIDA).
¡Maldita música! - su eco me habla de traición... me enagena Y me enloquece.
(DEJA DE SONAR LA QUENA)
(TRANS. RECORRIENDO LA ESCENA MOVIDO POR LA INQUIETUD DE SUS
PRESENTIMIENTOS) (FUERTE) ¡María! ¡María! ¡Maríaaa!, (TRANS.) Estoy delirando
¿Por qué la llamo?... Si no ha venido aquí... sí yo no la he visto... Me parece sentir
un temblor que recorriera estas piedras... como si el diablo hubiese pasado dejando
un rastro que me atrayese al abismo. (PAUSA, AVANZANDO COMO IMPELIDO
439
EL PERÚ MINERO
POR UNA FUERZA EXTRAÑA HACIA LATERAL DERECHA, POR DONDE
HICIERON NAUTIS MARIA Y Me. KING). (LLAMANDO A LO LEJOS) ¡María! ¡María!
... ¡Maríaaaaa!... (TRANS.) ¡Ah, el cóndor, el cóndor se la lleva! (SOLLOZANJIDO,
DESPLOMADO EN EL SUELO) ¡Se la lleva! ¡María! ¡María!... Frank tenía razón,
sí... (CON RABIA IMPOTENTE) Yo también odio a los amos, también yo los odio...
pero cómo matarlos... cómo matarlos... (SE REVUELCA MESÁNDOSE DE LAS
CRENCHAS. SE SIENTE ADENTRO EL RUMOR SORDO Y METALICO DE LAS
BARRETAS QUE HORADAN LA MINA).
TELON

CUADRO SEGUNDO
ESCENARIO.- A TODO FORO, TELON DE SIERRA; REPRESENTA LAS MOLES
GIGANTESCAS DE LAS MONTAÑAS AL ARRANCAR DE LA TIERRA, GRANDES
BLOCKS A LOS QUE LA NATURALEZA HA DADO FORMAS EXTRAORDINARIAS.
UN CAMINITO ANGOSTO COMO UNA HUELLA, SUBE SERPENTEANDO ENTRE
LAS PEÑAS. A ALTURA CONVENIENTE, COMO INCRUSTADA EN LA ROCA,
UNA VIRGEN DESTEÑIDA Y GROTESCA, DENTRO DE SU URNA SIN VIDRIOS.
ARDE A SUS PIES UNA LAMPARILLA DE ACEITE. ROMPIMIENTO PRACTICABLE
QUE CONDUCE HACIA LA VIRGEN. OCUPANDO LA LATERAL IZQUIERDA,
FACHADA DE LA CHOZA DE HIGINIO, CON EL ALERO DE PAJA QUE AVANZA
HACIENDO SOMBRA A LA PARED. ES DE DIA.

ESCENA I
MUSICA - BAILE
TODOS LOS PERSONAJES Y EL CORO DE MINEROS CON SUS MUJERES,
MENOS Mr. CUP Y EL PASTOR. Me. KING, SENTADO EN UNA BANCA RUSTICA
PRIMER TERMINO DERECHA, TIENE ENTRE SUS PIERNAS LA CABEZA DE
HIGINIO, QUE DESCANSA EN EL SUELO. DURANTE El BAILE, LE MARTIRIZA Y
LE ZARANDEA, BURLON. TOMÁNDOLE DE LOS PELOS Y HUNDIÉNDOLE EL
BORDE DEL VASO EN LA BOCA BRUTALMENTE, LE HACE BEBER DE SU
BOTELLA DE WHISKY, AL FINALIZAR LA MUSICA, SE ENSAÑA MAS CON EL
PROPINÁNDOLE UN COGOTAZO, QUE LE HACE BESAR TIERRA. LOS DEMAS
PERSONAJES SOLO PARTICIPAN DEL ENTUSIASMO DE LAS PAREJAS A LAS
QUE RODEAN Y EXCITAN CON GRITOS Y EXCLAMACIONES PECULIARES A
SUS COSTUMBRES, A QUE ECHEN EL RESTO EN HONOR DEL CASAMIENTO
DE JUANACHA Y RUPERTO.
FELIX.- ¡Viva la novia! ¡Viva Juanacha!
TODOS.- ¡Viva!
TIBURCIO.- A tu salud, Ruperto.
PADRINO.- A la salud del novio.
FELIX, ¡Viva Ruperto!
TODOS.- ¡Viva!
RUPERTO.- Bebo por Juanacha y por las parejas.

440
LETRAS Y ARTES
INDIA 1° Si quieres repetiremos el baile. ¡Estamos todos alegres!
(Mr. KING, SONRIENDO DESPRECIATIVAMENTE A LOS CIRCUNSTANTES,
SE DIRIGE TAMBALEÁNDOSE HACIA EL FORO, DESAPARECE IZQUIERDA,
HIGINIO, REPONIÉNDOSE DEL GOLPE SUFRIDO DE MANOS DE Me. KING, LE
SIGUE, DESPIDIENDO SUS OJOS UN EXTRAÑO FULGOR, CONTRAIDO EL
CUERPO COMO PARA UNA ACOMETIDA SALVAJE. VASE IZQUIERDA).
RUPERTO.- Veamos qué dice la madrina.
INDIO 1° Eso es ¡Qué dice la madrina!
TODOS.- ¡Viva la madrina!
MADRINA.- ¡Dios mío, qué bullicio! Ya les he dicho, que después del casamiento
continuaremos el baile en el pueblo; no podemos demorarnos aquí; tenemos casi
un día de camino ¡Allá bailarán y retozarán hasta cansarse!
INDIO 2° ¡Muy bueno! Así, llegando temprano, bailará el señor Sub-Prefecto y
también el señor Cura.
(RISA GENERAL. SE CIERNE LEVE NUBLADO, PRESAGIO DE TORMENTA.
EMPIEZAN LOS RELAMPAGOS, TODAVIA LEJANOS A ILUMINAR LA ESCENA).
PADRINO.- (ALGO BEODO) Menos... risa. yo, el padrino, pro... pongo que bailen
no más... los... indios...
INDIO 1° Que baile entonces Higinio (LLAMANDO) ¡Higinío! ¡Cojo, cojo! ...
FRANK.- No está; se fue detrás del amo. Lo habrá llamado.
RUPERTO.- Vamos, pues en marcha (TRANS.) ¿Es verdad, Frank, que no puedes
venir con tus compañeros al pueblo?
FRANK.- Verdad. Tenemos mucho trabajo aquí.
MARIA.- (A RUPERTO). Confórmate, Ruperto, con el baile, el amo rne dio permíso
para celebrar tu casamiento; he querido verte contento al lado de Juanacha. No
podemos abandonar la mina.
RUPERTO.- Gracias, María (UN RELAMPAGO CERCANO INUNDA LA ESCENA
CON SANGRIENTO FULGOR. AUMENTA EL NUBLADO).
JUANACHA.- ¡Jesús mío! ¡La tormenta se viene! No podremos avanzar.
INDIO 1° ¡La tormenta! ¡Estamos perdidos!
(TODOS DAN LA EXPRESION DE SU CONTRARIEDAD).
RUPERTO.- Mala suerte tenemos, Juanacha.
FELIX.- Desde aquí veo un pastor que arrea sus ovejas hacia la quebrada.
INDIO 1° Adelantémonos, antes que arrecie sobre nuestras cabezas.
A Mejor será que esperen a que se disipe el cielo.
MADRINA.- Calma. La Virgen no ha de querer que se apague su lámpara en
este día (DIRIGIÉNDOSE A LA VIRGEN). Si le rezamos nos hará un milagro.
JUANACHA.- Rezémosle con fe. Yo soy su devota y nos concederá su gracia.
RUPERTO.- Bendita sea la Virgen. ¡Siempre que la miro, recibo de sus ojos una
bendición para mis cosechas! ¡Es milagrosa! (SE DIRIGEN AL FORO, ALZANDO
LOS OJOS FERVOROSAMENTE, HACIA LA VIRGEN. DURANTE LOS PRIMEROS
COMPASES DE PRELUDIO LO SIGUIENTE).
441
EL PERÚ MINERO
MUSICA
MADRINA.- (DE RODILLAS, EN TONO DE SUPLICA) ¡Ampáranos, Virgen
nuestra, tú que reinas en el cielo y gobiernas las aguas! ¡guíanos con bien hasta el
pueblo, que van a casarse ante tu altar estos dos pecadores que bendicen tu divino
nombre! ¡Ayúdanos Virgen del Cerro, madre, patrona nuestra!
C0R0
Dulce reina de las cumbres,
patrona de este lugar,
por amor de los humildes
tiende tu manto de paz,
alejador de los rayos
y la tormenta, que van
dos almas en pos de tu hijo
por la bendición nupcial.
Madre de desconsolados,
de su dolor ten piedad,
y cúbrelos con tu manto
que aleja la tempestad.
(TODOS HACEN MUTIS POR DERECHA, BAILANDO EL PASA-CALLE
DESPUES DE DAR DOS VUELTAS A LA ESCENA. FRANK, MARIA, TIBURCIO,
FELIX Y LOS MINEROS DEL “YAPAC” QUEDAN EN ESCENA).

ESCENA II
FRANK, MARIA, TIBURCIO, FELIX, etc.
FELIX.- Parece que ya cesan los relámpagos.
TIBURCIO.- Por arriba empieza a aclarar como si fuese a salir el sol. ¡Es un
milagro de la Virgen!
MARIA.- Son tan buenos, que si ahora le pidiesen a ella que lloviera, caería agua
una semana seguida.
FRAN K.- Ellos son verdaderamente felices. Elevan sus súplicas a la Virgen y la
Virgen les escucha; siembran cantando en las lomas Y el buen año es para ellos;
para ellos la cosecha abundante para ellos la vida robusta, la alegría sana, el amor
como la cosecha, hermoso y fecundo,
TIBURCIO.- Es cierto, no había pensado en ello; llevan una Vida muy distinta a
la nuestra,
FRANK.- Y menos cruel que la nuestra. Los agricultores, esperan, do del cielo
la buena agua que hará reverdecer la semilla en los surcos o abriéndolos con el
arado, mientras entonan una canción; los pastores, con su quena y sus tristezas
en el milagro de la nieve, rodeado de sus ovejas que despiden un vaho tibio que se
entreveran y rejuntan para balar todas a la vez.
MARIA.- He oído contar de esas escenas a tu tío Eladio, que era pastor. Es muy
bonita la vida que llevan, Parece que los pastores vive eternamente, porque se les
escucha cantar y tocar su quena en todas cumbres de la sierra. Pero el mejor día,
un rayo los convierte en cenizas y nadie sabe de su muerte.

442
LETRAS Y ARTES
FELIX.- Prefiero nuestra vida; me gusta más.
FRANK.- ¿Te gusta más hundirte en la mina, buscar su corazón con manos
temblorosas, arrancar el metal a su entraña, para que brille en nuestras manos
corno único sol de ese infierno negro? No, prefiero ese otro sol que cae en los
sembrados, que les da calor para que suban más alto, que caldea los lomos, que
despeja el horizonte, que fulgura en todo como si las aguas y los cerros fuesen de
oro.
TIBURCIO.- Yo quiero ser dueño del pedazo de metal que me costó sudor sacarlo
de la piedra.
MARIA.- Si cultivásemos la tierra, esperaríamos más del cielo que de aquí abajo.
FRANK.- Déjalos. Estos desgraciados tienen el alma ciega de ambición, ese
maligno fulgor del metal lo llevan en los ojos: por eso enmudecen, por eso sufren en
silencio, por eso se arrastran a los pies del amo. Parecen mansos y odian en su
cobardía; serían capaz de traicionarnos, de matarnos por la espalda ¡Siempre por la
espalda! ¡Nunca de frente!
TIBURCIO.- Tú no estás en tu juicio. ¡Deliras!
MARIA.- No pareces hijo mío. Siempre dispuesto a responder y a herir con la
respuesta. ¡Dios mío, qué suerte la mía!
FELIX.— Tus pensamientos te hacen desgraciado; cambia de modo de ser,
más ganarías siendo obediente y resignado.
FRANK.- Cuando yo sea siervo como ustedes, cuando bendiga el Pan que nos
tiran los amos, cuando reciba sin chistar azote tras azote en las espaldas, seré
obediente, seré resignado, seré... cobarde... No Puedo callar; el látigo me levanta
ampolla; el pan se me atraganta, el alma se me endurece, las manos se me crispan.
íQuisiera juntarlas en un cuello y apretar hasta no oír la voz que me manda, hasta
que apenas llegue a mis oídos un quejido que diga: (BAJO, COMO UN ESTERTOR
DE MUERTE) ¡Perdón! ¡Perdón! (TRANS.) Necesito que me pidan perdón así,
Pagándome con sangre todos mis sufrimientos.
MARIA.- Calla, Frank, calla; me desconciertas; me haces desgraciada
(SOLLOZANDO).
TIBURCIO.- Con tus ideas quieres enloquecernos; parece que el diablo anduviera
suelto por aquí desde que naciste.
FRANK.- El diablo huye de los buenos; por eso reina aquí. Al fin de los trabajos,
cuando la mina se acabe, nos llevará a todos al infierno.
FELIX, Te llevará a ti, ¡maldito seas!
FRANK, Calla, calla.
TIBURCIO.- Calla tú y huye... huye a confundirte con la tormenta con sus rayos
infernales.
MARIA.- (ABRAZÁNDOSE A FRANK) ¡No! ¡No!
FELIX.- Si no te vas, te arrojaremos con el amo por traidor.
FRANK.- No, este fuego que arde aquí dentro no es locura... Un destello siniestro
escapa por mis ojos, un terrible misterio transparenta mis pupilas. (TRANS.)
(COMPRENDIENDO SUS MIRADAS DE TERROR). ¡Ah! tienen miedo, miedo de

443
EL PERÚ MINERO
mirarme, de escudriñar mis ojos, ¡como el amo! ¡Tienen miedo! ¡el mismo miedo!
Este es su poder, esta la lumbre que nos esclaviza; yo también soy amo, yo también
mando, ¡pero más que ellos! Soy el cóndor huido que regresa a las sierras, soy el
cóndor trágico que trae en sus alas la muerte. ¿No sienten un hálito caliente que
despide mi cuerpo? ¿Una fuerza misteriosa que revive? Sí, yo soy el cóndor que
pide redención que vuelve a nuestra antigua vida ¡Yo soy el cóndor! (TRANS.) Pero
mi grandeza muere aquí, entre la cobardía y la humillación. Mis alas están plegadas
y ¡no puedo volar! ... ¡no puedo volar! (SOLLOZANDO RECUESTA SU CABEZA EN
EL PECHO DE MARIA).
MARIA.- No llores, Frank; ni Tiburcio ni Félix saben lo que dicen; los locos son
ellos.
TIBURCIO.- Estamos en nuestro juicio; por eso queremos que se vaya de aquí,
antes que paguemos nosotros por su culpa.
FELIX.- El amo también quiere que se vaya; Frank es un miserable; no reconoce
el pan que se le da, lo escupe y lo maldice.

ESCENA III
DICHOS MAS El PASTOR
MARIA.- Un pastor.
TIBURCIO.- ¿Qué buscas aquí?
FELIX, ¿Qué dices?
FRANK, Mal presagio es dejar la cima para bajar a la hollada.
TIBURCIO.- Habla de una vez.
PASTOR.- Me iré pronto. la tormenta no está lejos y he de contarlos algo que
me ha horrorizado (NERVIOSO DURANTE TODO EL PARLAMENTO) Hace un
momento empezó a relampaguear y me hice hacia la quebrada, cuando distinguí
entre las peñas más bajas a un hombre cojo y extraño, que con todas sus fuerzas
abrazó una piedra inmensa y clavando sus uñas en la roca le dio un impulso tan
fuerte, que la piedra perdió su equilibrio y salió de sus manos rodando velozmente
por la falda. Era una galga; rebotando contra los peñascos, llevaba una dirección de
muerte. En su carrera arrastraba otras piedras más pequeñas y una. nube de polvo,
que envolvió instantáneamente la figura de un hombre que caminaba abajo. Cuando
se disipó la nube, vi la galga hundida en la tierra y que la sangre brotaba de ella
como si al golpe se hubiese desgarrado las entrañas.
FRANK.- ¿Qué dices?
MARIA.- ¿Pero quién era ese hombre?
FELIX, Habla claro.
PASTOR.- Mi impresión ha sido tanta, que volví la cara ante la sangre y sólo
pude reconocer al hombre cojo, que me parece trabaja en el Yapac, ¿Lo conocen
ustedes?
TIBURCIO.- iHiginio!
FRANK.- ¡Mi padre!
MARIA.- Y el otro era el amo.
444
LETRAS Y ARTES
TIBURCIO.- No puede ser, no puede ser; no sabes lo que dices.
FELIX.- Si eso fuera cierto, estamos perdidos.
PASTOR.- Lo oirán ustedes de su misma boca. El criminal se dirige aquí; lo he
visto correr en esta dirección.
FRANK.- ¡Padre mío!

ESCENA IV
DICHOS MAS HIGINIO
HIGINIO.- (CORRIENDO POR FORO IZQUIERDA, OCULTÁNDOSE EL ROSTRO
CON LAS MANOS) ¡Sí, yo lo maté! ... (DESPLOMÁNDOSE EN UNA PEÑA) La
quena del pastor me ha dicho toda la verdad y lo maté.
FRANK.- Padre, padre ¿qué has hecho?
TIBURCIO.- Has quitado la vida a nuestro amo.
FELIX.- ¡El era nuestro protector, nuestro sostén! ¡Eres un criminal!
HIGINIO.- No, me he cobrado y nada más; muerto tenía que ver. lo, estrellado
contra las piedras, contra estas piedras que nos ha ‘robado.
FRANK.- No te desesperes, ¡taita! ¡son unos cobardes!
MARIA.- Tu acción es miserable... El amo me había prometido ser bueno, perdonar
a Frank, y a ti hacerte capataz... ¡Pobre! ¡pobre taita! (CONTENIENDO UN SOLLOZO)
HIGINIO.- ¡Dios santo! ¿hacerme capataz encima? (TRANS. RE. PARANDO EN
EL LLANTO DE MARIA) Llora, llora; tu corazón reboza lágrimas de amor ¡de amor!
... no quiero matarte... ¡para qué! ... El ha muerto ya... ¡infeliz de mí!
FRANK.- ¿Qué quieres decir taita? ¿Por qué tu faz se contrae con esa mueca
de angustia y nubla tus ojos el llanto? ¿Qué hay en tu corazón que yo ignoro? ¿Qué
misterio es este que no puedo conocer? ¡Madre, madre mía, explícamelo tú...
(APOYANDO SU CABEZA EN El HOMBRO DE MARIA).
FELIX.- Explícaselo tú, la causante de todo, díselo ya, María; dile que su padre
es el muerto.
TIBURCIO.- ¿Lo oyes? ... ¿Lo oyes, Frank?- - - Ja, ja, ja. -
FELIX.- ¡Sí, sí, tu padre es el muerto!
MARIA.- No es cierto eso: ahora ellos se vuelven contra mí—, (LLORANDO)
¡soy muy desgraciada!
FRANK.- (DESPUES DE UNA GRAN PAUSA EN LA QUE SU ROSTRO
EXPRESA LA CONFIRMACION DE SUS IDEAS SOBRE SU DESTINO, A MARIA)
No sufras, no sufras más; la culpa es de los otros, de los indios rubios, de esos
indios contra los que lucha mi alma rebelde, la col’ pa es de ellos que nos han
enseñado a llorar sin consuelo y a maldecir entre dientes. ¡La culpa es de ellos! ¡Tú
no has podido vencerlos, ni estos que son hombres y pelearían con los lobos a
dentelladas! Todos hemos doblegado las espaldas ¡Todos, ante los indios rubios!
(DEJA CAES SU CABEZA SOBRE EL PECHO DE MARIA).
TIBURCIO.- ¿Quién nos dará ahora pan y trabajo? Seremos “asesinados como
tú lo has hecho con el amo.

445
EL PERÚ MINERO
FELIX, Pronto sabrá tu crimen Mr. Cup y nos hará conducir encadenados al
pueblo.
HIGINIO.- Mejor, acabaremos de una vez.

ESCENA V
DICHOS MAS MR. CUP
Mr. CUP.- Al primero que pretenda huir 10 mataré como a un perro (APARECE
POR LA IZQUIERDA REVOLVER EN MANO).
TIBURCIO Y FELIX.- ¡Perdón! (ARRODILLÁNDOSE)
FRANK.- (REPONIÉNDOSE, CON DECISION REPENTINA) ¿Perdón? ¿Por qué?
Levántate miserable (ENCARÁNDOSE CON Mr. CUP) Nadie pretende huir. Si crees
que quiero escaparme, avanza y préndeme... ¡Yo respondo por ellos!
Mr. CUP.- Aparta o te mataré aquí mismo.
FRANK.- De aquí no se moverá nadie. Acuérdate que tenemos raíces en este
suelo y que todas las fuerzas de la tierra no nos arrancarán de él; acuérdate que la
hemos regado con sangre y sabe que sin ti, sin el pan que nos das, solos,
muriéndonos de hambre, nos quedaremos aquí.
Mr. CUP.- Me falta la paciencia y te mataré como a salvaje que eres.
FRANK.- Salvaje soy y más salvaje que tú; sangre de indio y sangre tuya arde
en mis venas, cruel y sanguinario quisiera ser para destrozarte el corazón y gritar
con la cara al sol, en plena cumbre ¡libres, libres!
Mr. CUP.- Por rebelde quedas despedido de la mina (VOLVIÉNDOLE LA
ESPALDA, SE DIRIGE A LOS OTROS) Ustedes (APUNTÁNDOLES CON EL ARMA)
irán al pueblo a purgar su culpa ahora mismo.
FRANK.- ¡Ja, ja, ja! ... No te ha bastado robarnos la plata y el Oro; has roto
nuestras vidas, has envenenado nuestras almas; hasta el amor, lo más grande, nos
has robado. ¡Pobre de mí! Í llevo sangre tuya! ¡Y Siento que tu sangre se revela con
la mía y se funden furiosamente! ¡si te mato, será porque tú me has enseñado a
matar! Necesito libertar a estas bestias doloridas, impedir que las hagas sufrir más.
Mr. CUP, Hablas sandeces; si insistes dispararé mi revólver sobre ti. Acuérdate
que yo quiero y mando aquí, y todos irán encadenados Por criminales al pueblo.
Quítate de mi presencia, o disparo.
TODOS,- ¡No! ¡Socorro!- ¡Taita! ¡socorro!
FRANK.- ¡Mata! ¡mata! ... (SALE EL TIRO, PERO FRANK OUE SE HA
AGAZAPADO COMO UN TIGRE PARA ACOMETER, NO ES HERIDO Y SE LANZA
SOBRE Mr. CUP DERRIBANDOLO EN TIERRA; LE AFERRA LAS MANOS AL
CUELLO Y LO MATA AHOGANDOLO) ¡Así, así!... ¡muere! ¡muere! - - - ¡Ya está!
MARIA.- ¡Frank, Frank!
TIBURCIO.- ¿Has muerto a nuestro taita? ¡tú, lo has muerto!
HIGINIO.- ¡Jesús!
FELIX.- Hombre cruel, nos quitas la vida, para darnos la muerte.
TIBURCIO.- ¡Huyamos, huyamos de aquí! ... Te maldecimos ¡mala sangre!

446
LETRAS Y ARTES
FELIX.- Huyamos, sí, Dios ha de querer que esta misma noche te fulmine un
rayo.
MARIA.- (SOLLOZANDO CON HIGINIO) ¡Hijo, desgraciado hilo!
HIGINIO.- ¡Maldición!
TIBURCIO.- Tenemos horror a tu locura y no queremos morir ¡nos vamos!
FRANK.- ¿Huir? ¿y van a huir?... Si por ustedes he matado; este indio rubio era
dueño de todo, del aire que respiramos, de las cumbres nuestro horizonte, del sol
nuestra alegría, de la sangre nuestro orgullo... ¿Y se van?... ¿Se van ahora que
rompo las cadenas, ahora que podemos mandar en lo nuestro, en el oro de las
montañas y en el corazón de las mujeres, ahora que verdaderos dueños de todo,
volvemos a recobrar tierra y cielo... Huyen despreciando la dicha que les devuelvo?
(TRANS-) ¡Huyan! ¡huyan de una vez!
FELIX, A tu lado nos espera la muerte ¡Huyamos, Tiburcio!
TIBURCIO.- Nos ocultaremos en la noche (CORREN HACIA EL FORO PARA
SALIR.
HIGINIO.- ¡Maldición! (PAUSA SOLEMNE. SE OYE COMO UN SILBIDO OPACO
PRODUCIDO POR LAS ALAS DE UN CONDOR y MAS CERCA YA, EN EL FORO,
EL ALETEO MAJESTUOSO Y AMPLIO DEL REY DE LAS CUMBRES QUE PASA).
TIBURCIO Y FELIX SE DETIENEN EN EL FORO SUGESTIONADOS MIRANDO
AL CIELO)
FRANK - ¡El cóndor!
HIGINIO - ¡El cóndor!
MAIRA - ¡El cóndor!
TIBURCIO - ¡El cóndor!
FELIX - ¡El cóndor!
FRANK.- ¡Apareémonos bajo sus alas; el también se ve libre de los indios rubios
y quiere reinar en nuestro cielo.
HIGINIO.- ¡Bendito sea!.. ¡ha vuelto! ... ¡las cumbres le envían para protegernos!
FELIX.- Si, bendito sea, el es potente y trágico y nos vengará
MARIA .- Que hermoso es! ¡ya no siento miedo!
FRANK.- ¡Sintámonos cóndores, seamos como el en la inmensidad de la tierra.
Higinio.- ¡Si, todos somos cóndores! ¡todos somos cóndores!
TELON RAPIDO

447
EL PERÚ MINERO

Ferenc Herczeg

DOS HOMBRES EN LA MINA

PERSONAJES
KOP BRADI
Oscura cavidad subterránea en la mina de carbón
hundida. A la derecha escombros, a la izquierda
la entrada de una galería.
BRADI. (En completa oscuridad yace en el suelo y reza en voz alta). El pan
nuestro de cada día dánosle hoy... Y perdónanos nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores y no nos dejes caer en la tentación ... No nos
dejes caer en la tentación ... En la tentación (No sabe continuar).
(Ruido sordo, producido por un nuevo desprendimiento en alguno galería, que
muere fuego en las entrañas de la tierra).
BRADI. (Se incorpora rápidamente, aguza el oído, después habla despavorido).
¡Desprendimiento! ¡Otro desprendimiento! ¡Se hunde toda la montaña! (Vuelve a
tumbarse emitiendo un sonido medio suspiro medio bostezo.) ¿Dónde está el señor
ingeniero? ¿Dónde está el contramaestre? ¿Dónde está Dios? Nadie... nadie...
Solo en la noche ... (Reza.) No nos dejes caer en la tentación... (Con tristeza.) Ya
no me acuerdo de como continúa. (Después de una pausa vuelve a sentarse de
golpe, atiende, habla con la voz ahogada.) ¡Alguien! (Se pone en pie.) ¡Alguien habla
por aquí! (Se acerca a la entrada) ¡Hay alguien en la galería! (Aguza el oído, se
santigua.) ¡Jesús! ¿0 es sólo mi corazón? (Escucha.) Uno, dos(Tambaleándose.)
¡Ahora se detiene! (A voz en grito.) ¡Socorro! ¡Socorro, hombres! ¡Hermanos! ¡Por
aquí! (Escucha.) Nada... sólo mi corazón.., Pero no, sí: uno, dos - - - (Espantado)
¡Jesús y María, si es el fantasma de la mina...! ¡Sólo no volverse loco! (Mirando
hacia la galería.) ¡Una estrella, una estrella en la noche! ¡Una linterna en el recodo!
(Reza.) No nos dejes caer en la tentación ... (Se apoya agotado en la pared, aprieta
las manos contra el corazón.)
_________
* Draina, escenificado por el Teatro Universitario de san Marcos. (Gentileza del Dr. Guillerrno
Ugarte Chamorro).

KOP. (Desde lejos.) ¡Eeeh!


BRADI. (Incapaz en su emoción de gritar deja oír un ronquido.)
(En el profundo silencio se oye el ruido de unos pasos sobre el suelo enlodado.)
KOP. (Entra de la izquierda levantando en alto su lámpara de seguridad, que
está apagándose.) ¡Eeeh!
BRADI. (Resuella débilmente.)

448
LETRAS Y ARTES
KOP. ¿Quién gimotea aquí? ¿Hombre o animal? (Pasea la luz en derredor, la
cual cae sobre el rostro de BRADI. Durante un instante se miran fijamente.) ¡Hombre!
BRADI. (Con un suspiro). ¡Hombre!
KOP. ¿Un hombre vivo aquí? ¿Estás solo?
BRADI. (Emocionado y entusiasmado.) Hombre, un pobre hombre pecador, un
pobre minero. - ¡Alabado sea el nombre del Señor! (Se santigua.) El Padre, el Hijo y
el Espíritu Santo... te han enviado con sus ángeles para que condujeras al pobre
minero a la luz...
KOP. (Seco). Bien, bien, no hay que redoblar enseguida las campanas... ¿Estás
solo?
BRADI. Solo en la noche... Y no sé siquiera lo que ocurrió conmigo Lo que fue
aquel espanto en la mina...
KOP. ¿Qué iba a ser? Grisú, explosión... Algún bribón, fumador de pipa, nos
hizo caer encima el monte. ¿Dónde trabajabas al ocurrir la explosión?
BRADI. En el pozo de San Esteban, para servirle.
KOP. (Sorprendido). ¿En el San Esteban? ¿Estás en tus cabales? ¿Sabes lo
que dices?
BRADI. En el San Esteban. Descendí con el turno de noche, con el destacamento
del contramaestre Sárosi.
KOP. (Mueve incrédulo la cabeza). ¿Y dónde están tus compañeros?
BRADI. No lo sé. Me separó de ellos la galería derrumbada. Quizás hayan muerto
todos.
KOP. ¿Y tú?
BRADI. La misericordia divina estuvo conmigo... El contramaestre Sárosi me
mandó al depósito para buscar dinamita. Entonces ocurrió y me salvé... Acababa
de recoger seis cartuchos cuando ocurrió...
KOP. ¿Y cómo llegaste hasta aquí desde el depósito?
BRADI. No lo sé, señor. De repente el monte empezó a bramear y a revolverse
como un toro enfurecido... Me lancé a la ciega oscuridad, algo me empujaba hacia
adelante... Como cuando vuela uno en sueños. , A través de las galerías, de los
tajos, todo en la oscuridad. Me caí, volví a levantarme... Tenía conmigo la dinamita,
pero no me acordaba de ello. Es un milagro que no me haya volado. Me di contra
una viga, perdí el conocimiento y cuando volví en mí estaba aquí en este sitio...
Desde entonces sigo aquí en la oscuridad. Cuando la miro durante mucho rato.
Empieza a moverse y a lloriquear como si tuviese cien brazos y pies. A veces veo
ojos encendidos y oigo cánticos desde las entrañas del monte, suaves cantos
infantiles... Se dice que la muerte canta así en la mina que si alguien lo oye, no
vuelve a salir jamás - -
KOP. (Impaciente). ¡Deja ya esos cuentos de vieja!
BRADI. (Confuso). Hace tanto tiempo que no he hablado con nadie...
KOP. ¿Cómo te llamas?
BRADI. Brádi, Mihály Brádi. Nací en Szoboszló.

449
EL PERÚ MINERO
KOP. (Con desprecio). De modo que eres del llano... Se nota que te criaste con
espejismos y cerdo en gelatina.
BRADI. (Un tanto ofendido). Mi padre era cura. -
KOP. Sangre de señores corrompida. ¡Oh, si no viese yo nunca más gente de
ésta en la mina! ¿Tienes lámpara?
BRADI. Sí, pero tuvimos que apagarlas todas cuando notarnos el olor del gas. Y
no pude volver a encenderla porque en San Esteban todas las linternas van con
llave.
KOP. ¿Tienes aún gasolina?
BRADI. Apenas falta algo.
KOP. (Contento). Bien. La mía está agotándose. ¿Sabes dónde,-’ estás?
BRADI. No lo sé, señor. Corrí como loco.
KOP. En el antiguo pozo de Eva.
BRADI. (Asombrado). ¿En el Eva? (Se santigua.) ¡Jesús María! ¿Cómo es posible?
Bajé al San Esteban... Con el contramaestre Sárosi... ¡Desde aquí son diez
kilómetros!
KOP. En la oscuridad debes de haber dado con el túnel que enlaza el San
Esteban con el Eva.
BRADI. ¡Jesús y María! ¿Y cuánto tiempo hace que pasó la desgracia?
KOP. Hace tres días exactamente.
BRADI. ¿Tres días? Yo creía que una semana... En la oscuridad el tiempo se
pudre como el agua encharcada.
KOP. ¿Tuviste algo de comer?
BRADI. (Con sonrisa emocionada). Una vez leí una historia el libro era de la
biblioteca del Círculo, un hombre, un joven picador se había quedado en la ratonera
como yo... Durante tres días no tuvo nada de comer y ya creía que iba a perder su
alma ... Y entonces llegó cierta persona. Parecía un capataz o entibador... Y por
caminos desconocidos le condujo fuera de la mina, al sol, y entonces le dijo:
«Hermano, estás libre». Y a éste, al salvador no le vieron en la cuenca ni antes ni
después.
KOP. Oye, llanero, a mí no me interesan tus cuentos de vieja.
BRADI. Yo no te he visto hasta ahora y no sé quién eres. Tu cara es casi como
de mi difunto hermano.
KOP. Estás hablando necedades. Dí si tenías algo de comer.
BRADI. (Descorazonado). Un poco sí... La patrona había hecho Pastelillos salados
y me metí unos cuantos en el bolsillo.
KOP. ¿Tienes todavía algo?
BRADI. Me los comí... Ya al principio... Pero aún tengo fuerzas Y si quieres ya
podemos ir.
KOP. ¿Ir? ¿Adónde?
BRADI. ¡Fuera de aquí, al aire libre al sol!

450
LETRAS Y ARTES
KOP. ¿Al sol? (comprende el error de BRADI.) ¡Ah, sí!
BRADI. (Con voz insegura). Quisiera volver a mi hospedaje...
KOP. (Coloca su lámpara en el suelo y se sienta sin decir palabra)
BRADI. (Le mira receloso, empieza a sospechar algo). Entonces ¿no vienes de
ahí arriba?
KOP. (Esquiva su mirada). Vengo de abajo.
BRADI. (Tímidamente). ¿No eres del equipo de salvamento?
KOP. Soy prisionero como tú. Un prisionero de la mina. A mí también me cogió
aquí el hundimiento.
BRADI. ¿Ah, sí? Entonces... entonces (Se enjuga la frente, se calla aturdido.)
KOP. (Mirando obstinadamente al suelo). No soy del salvamento. Cuando ocurrió
aquello estaba mirando las filtraciones de agua desde el pozo de Eva. Avisaron que
el agua iba subiendo.
BRADI. (Sin interés, sólo por decir algo). ¿Estás con las bombas?
KOP. A veces también... Estaba en el piso segundo cuando el agua inundó la
galería baja. Y entonces ya no se podía volver al San Esteban... Di vueltas durante
dos días, hasta que empezó a acosarme la crecida...
BRADI. ¿Y cómo conseguiste huir?
KOP. Encontré el antiguo vertedero y he subido.
BRADI. ¿No estaba cegado?
KOP. Lo he limpiado.
BRADI. ¿Tenías herramientas?
KOP. Sí, mis diez uñas. Fue un trabajo urgente, el agua me acosaba cada vez más.
(Mirando sus uñas.) Mis diez uñas se han quedado allí, pero el vertedero está despejado.
BRADI. ¿Qué comiste?
KOP. Nada.
BRADI. ¿Desde hace tres días? Eres un mozo duro si has aguantado así. ¿Dónde
está ahora el agua?
KOP. En el piso primero.
BRADI. ¿Sigue subiendo?
KOP. Sesenta centímetros por hora.
BRADI. Tú lo sabes todo. ¿Sabes también sí nos puede alcanzar?
KOP. Sí, puede.
BRADI. ¿Puede?
KOP. (Asiente silencioso con la cabeza).
AGRADA. (Con desesperación sorda). ¿Entonces? ¿Entonces?
MOR. Veremos lo que se puede hacer. (ilumina escrutador la cavidad.) ¡Mil diablos!
Esto no tiene buen aspecto.
BRADI. (Sigue con vivo interés cada movimiento del otro). ¡No, no mientes al
diablo!
451
EL PERÚ MINERO
KOP. (Sigue investigando la cavidad). Maldito aspecto tiene. Me parece que
estamos en un callejón sin salida. ¡Qué guarida de ratas es ésta! No es ni socavón
ni chimenea de ventilación ... ¿Qué demonios será? (Se rasca el cogote.) Lástima
que pise yo por vez primera el pozo Eva.
BRADI. (Sombrío, caviloso). Detrás el agua, delante la montaña... (Levanta la
cabeza.) ¡Dios nuestro Señor nos ayudará!
KOP. A Dios nuestro Señor le importan más las leyes de la Física que el pellejo
de dos mineros.
BRADI. (Optimista). ¡Pero los hermanos! ¡Los hermanos no nos
abandonarán! Apostaría a que en este momento ya están cavando en busca
nuestra.
KOP. Cierto que están cavando. lo malo es que no aquí, sino en el pozo de San
Esteban, a diez kilómetros. ¿A quién se le ocurrirá buscar hombres en el abandonado
pozo de Eva? Nos tocará el turno cuando hayan desescombrado el San Esteban,
dentro de unos quince días...
BRADI. ¿De quince días? Y el agua sube sesenta centímetros por hora... ¿Qué
nos aguarda entonces?
KOP. A lo mejor una honrosa muerte de minero.
BRADI. (Con amargura sorprendente). ¿Muerte de minero? ¿Ahogarse por unas
miserables coronas?
KOP. ¿Cuántos años tienes?
BRADI. Treinta y cuatro.
KOP. ¿Y nunca has pensado hasta hoy en la muerte?
BRADI. Sí, he pensado alguna vez... Incluso quería matarme Pero cuando el
hombre la ve así, frente a frente, es espantoso...
KOP. Desde hace centenares de miles de años los hombres hacen otra cosa
que morir y no obstante la muerte siempre les resulta una sorpresa.
BRADI. La muerte Pero ¿qué muerte? Ahogarse como una roto cuando se
desborda la alcantarilla - - - Por unas coronas ... Los ricos Mueren en la cama.
KOP. Sí, su ilustrísima el señor director murió el año pasado en la cama de
cáncer de estómago. ¿Te da envidia de su muerte?
BRADI. Por lo menos antes había vivido bien.
KOP. A la postre es igual cómo se ha vivido. Otro comerá tanto los champiñones
como el tocino rancio. Pero ahora abre bien los oídos Yo soy nuevo aquí. Cuando
entré en la empresa, el Eva ya no trabajaba.
BRADI. Lo cerraron hace cinco años.
KOP. ¿Trabajaste aquí?
BRADI. Aquí empecé de mozo de vagoneta, luego continué de picador.
KOP. Entonces conocerás el percal. ¡Escucha!
BRADI. A mí me dijo siempre el contramaestre Sárosi...
KOP. No me interesa la opinión de aquel idiota. Yo te pregunto y tú me contestas.

452
LETRAS Y ARTES
¡Estrújate los sesos! (Con ahínco, casi hipnotizándole) Las caballerizas, ¿sabes
dónde están las caballerizas? Sales de las caballerizas, tuerces a la derecha, das
unos pasos, ahora estás en el vertedero. Subes por el vertedero. ¿Adónde llegas?
BRADI. Subo... Espera. Por el vertedero...
KOP. Tranquilo, piensa tranquilamente. Subes por el Vertedero—
BRADI. (Se tapa los ojos con la mano, fuego levanta la vista). Llego a la galería
principal.
KOP. ¿Seguro? Si sigues hacia la izquierda, la galería principal está en declive
hasta el recodo. Continuando más allá del recodo, ¿adónde conduce el pasillo?
BRADI. Pues... al exterior.
KOP. ¿Al exterior? ¿Seguro?
BRADI. A la falda del Monte del Pájaro Carpintero, Allí está la antigua casa de la
compañía.
KOP. Allí no hay ningún edificio. Yo estuve en aquel lugar.
BRADI. Bueno, ya no hay, pero hubo. Lo derribaron cuando cesó la explotación
de este pozo. Era una casa de madera.
KOP. Tampoco vi ninguna boca en el monte.
BRADI. La tapiaron. Una vaca se rompió la pata y entonces la tapiaron para
evitar accidentes.
KOP. ¿Viste las obras?
BRADI. Trabajé yo mismo en ellas. Levantamos un muro de un metro de espesor,
luego vertimos encima unas vagonetas de escombros.
KOP.- ¿Conoces el camino desde el recodo hasta la casa de la mina?
BRADI.- ¡Cómo no! Durante medio año conducía yo el caballo del tren.
KOP, ¿Cuántos metros tiene el camino?
BRADI. Pues no lo sé.
KOP. Lo recorrías durante medio año y ¿no lo sabes? Eres un minero atolondrado.
BRADI. (Ofendido un poco). Pues yo soy así. (Pausa). Pero me acuerdo de una
cosa. Nosotros, los muchachos de vagoneta cantábamos siempre una cancioncilla...
La empezábamos en el recodo y la cantamos al ritmo del traqueteo de las ruedas...
Al terminar la tercera estrofa ya estábamos fuera de la mina...
KOP. La está diñando mi lámpara. ¿Dónde tienes la tuya?
BRADI. (Se la entrega). No se puede abrir, no tengo la llave.
KOP. Venga... (De espaldas al público hurga en la linterna). ¿Te acuerdas de
aquella canción?
BRADI. (Vergonzoso). Es una niñería; no sé cómo llegó a nosotros...
KOP. (Enérgico). ¡Cántala, venga! Pero al ritmo con que solíais hacerlo en la
vagoneta.
BRADI. (Canta).
Partieron tres huérfanos
Con tres varas en la mano
453
EL PERÚ MINERO
Para buscar a su madre
En el viejo cementerio.
¡levántate, madre mía,
Se han roto los vestidos!
¡No puedo, hijos míos!
No me dejan estas piedras»
KOP. (Una vez terminada la canción). ¿Dices que tiene tres estrofas.
BRADI. Tres.
KOP. Recorríais de doscientos cincuenta a doscientos sesenta metros con esta
canción. Desde el recodo hasta aquí son doscientos cincuenta y cinco metros. (Se
levanta rápidamente, alza su linterna que arde con luz amarillenta, la luz llena toda
la cavidad). ¡Ahora ya sé qué hueco es éste! Aquí tiene que estar el muro.
BRADI. (Desde ahora no aparta la vista del rostro de KOP; habla sombrío, casi
amenazador). Tú no eres lo que yo creía. El señor no es minero. ¿Quién es el
señor?
KOP. (No le presta la menor atención, ilumina los escombros de la derecha).
¡Aquí tiene que estar! ¡Aquí tiene que estar!
BRADI. ¿Quién es usted?
KOP. (Señalando más arriba de los escombros). ¡Aquí tiene que estar! ¡Aquí!
¡Aquí está! ¡Es éste! ¡El muro! ¡Obra humana! ¡Estamos inmediatamente bajo la
superficie! ¡Encima de nuestras cabezas, a unos Pocos metros, crece la hierba,
sopla e) viento, caminan hombres! (Consulta su reloj de pulsera). Ahora sale el sol,
¡A unos pocos metros de aquí hay luz, libertad, vida! ¡No, no pereceremos aquí!
Sería una vergüenza que dos mineros». Nosotros que luchamos con las rocas de
Dios no nos asusta” remos de una miserable tapia. ¡Coge tus herramientas!
BRADI. (Totalmente cambiado observa tétrico a KOP). ¡No hay!
KOP. Tendrás tu pico, tu martillo
BRADI. los he perdido.
KOP. ¿Tienes por lo menos una maldita cuña?
BRADI. Nada,
KOP. ¿Qué minero eres si abandonas tus herramientas? ¡Eso es cobardía,
inutilidad!
BRADI. El señor también ha perdido las suyas.
KOP. Mi herramienta es la cabeza y ésta sigue en su lugar.
BRADI. ¿Es usted ingeniero?
KOP. (No le atiende, está sumido en sus pensamientos; de repente con nueva
esperanza). Dijiste que te mandaron por dinamita... Y que cogiste seis cartuchos...
¿Dónde están?
BRADI. (Evasivo). Están bien.
KOP. Entonces he ganado la batalla. Con seis cartuchos de dinamita cataré el
monte como una sandía... ¡Hala, los cartuchos!
BRADI. ¡Primero contésteme el señor!

454
LETRAS Y ARTES
KOP. ¿Qué te pasa? ¿Desvarías?
BRADI. Tengo que saber cómo se llama usted.
KOP. No me digas. ¿Tengo que presentarme? Bien. Soy el ingeniero jefe Kop.
BRADI. ¿Kop? Naturalmente. Ya me parecía... ¡El famoso ingeniero jefe Kop!
KOP. (Sarcásticamente). ¿De modo que soy famoso?
BRADI. Lleva aquí sólo un mes, pero su fama se ha extendido ya por la colonia:
el ingeniero jefe Kop, el desollador...
KOP. ¡Oh, si hubiera desollado al maldito tunante que encendió el último su pipa
en la mina? Pondría las manos en el fuego a que fue un fumador de pipa quien
encendió el infierno bajo nosotros. No quieren comprender los estúpidos, los
animales, que ellos necesitan más la disciplina que nosotros.
BRADI. El famoso Kop, a quien teme la gente como el caballo la fusta; el severo
ingeniero jefe, que caminaba por encima de nuestras cabezas como Dios, ahora se
ha quedado en ¡,a ratonera. ¡Ja, ja, ja!
KOP. Da gracias a Dios porque se haya quedado aquí, pues de otra manera te
pudres aquí solo como una lombriz aplastada.
BLANDA. Sabe Dios que ya no temo tanto a la muerte desde que sé que el
señor es el famoso Kop. Es una cosa disparatada, señor mío: la vida del ingeniero
jefe está en mis manos.
KOP. ¿En tus manos? ¿Otra vez te pesan los espejismos en el cerebro?
BRADI. Si no quiero no le doy los cartuchos.
KOP. Y te ahogas como una rata de cloaca.
BRADI. Y el señor ingeniero conmigo.
KOP. ¿Ah, sí? Hace un momento eras un guiñapo y ahora ¿te rebelas contra
mí? ¿Qué te pasa, hombre?
BRADI. Arrastraba cargas, caminaba con riendas, era un animal de tiro durante’
toda mi vida, sentía en mi espalda el látigo de los amos, y ahora puedo pisotear con
mi herradura al más duro, al más altivo entre los señores... Por esto cambio
gustosamente el par de años miserables con que pudiera alargar aún mi vida.
KOP. ¿Te atreves a encararte conmigo?
BRADI. ¡Sí, hasta con el mismísimo diablo! Porque ha ocurrido algo grande
conmigo. La suciedad, la carbonilla, se han desconchado de mi alma y soy el de
antes, antes de venir a la mina. En otros tiempos fui soldado, llevaba armas, era un
hombre libre... ¡Ahora voy a recuperar mi honor, mi amor propio, y pasaré por encima
de quien se interponga en mi camino!
KOP. ¿Por qué este odio desenfrenado? Yo no te hice nunca nada.
BRADI. El señor no me hizo nunca nada porque no sabía siquiera que yo existía.
Pero el señor estaba entre las rocas que me oprimían el pecho, me ahogaban la
respiración, me rebajaban a una vida animal... ¿De dónde este odio? Este odio es
mi honor, mi amor propio; este odio me convierte en persona humana.
KOP. ¡Estás loco! ¡Venga, los cartuchos! ¡Te lo ordeno!
BRADI. Se reventó el caballo, ya puedes chasquear el látigo. Ahora ya no hay

455
EL PERÚ MINERO
ingeniero jefe ni picador. Somos dos hombres en las entrañas de la tierra, dos
hombres desnudos! De los dos el mejor es el más fuerte. ¡Ahora soy yo el mejor, el
señor, el ingeniero jefe.
KOP. (Con frialdad). Te equivocas. Yo sigo siendo el ingeniero jefe. (Saca un
revólver del bolsillo). Mira, seis balas de acero...
BRADI. ¿Quiere matarme a tiros?
KOP. Sería lo más razonable. Semejante bestia sólo puede dañar a sí mismo y
a los demás. Pero si obedeces te vas a salvar. ¡Cuidado¡ Al primer movimiento
sospechoso disparo. ¡Vengan los cartuchos!
BRADI. (Cazurro). Están aquí. (Levanta algo del rincón y despacio intenta
acercarse a KOP).
KOP. ¡Alto! Al primer movimiento. Allí, debajo del entibo...
BRADI. Bajo el entibo... (Va a la entrada y de repente arroja el objeto que tenía
en la mano). ¡Ja, ja, ja!
KOP. ¿De qué te ríes tan estúpidamente?
BRADI. ¿Oíste cómo chapotearon en el agua? ¡Ya está aquí el agua!
KOP. ¿Los cartuchos?
BRADI. ¡En remojo! ¡Bucee usted si quiere!
KOP. ¿Los has tirado al agua?
BRADI. Ya no volarán montañas ni calarán sandías...
KOP. (Le contempla atónito, se acerca a la salida, clava la mirada en la oscuridad,
fuego hace un gesto de desesperación y murmura). No puede ser... Se acabó. (Se
adelanta con la pistola en la mano y durante largo rato mira sombrío a BRADI).
BRADI. ¡Dispare! ¡Dispare ya!
KOP. (Titubea un momento, de repente arroja el arma a la galería y vuelve la
espalda a BRADI).
BRADI. (Admirado). ¡Ajá! (Pausa). ¿Abandonas la lucha?
KOP. (Muy bajo). Sí.
BRADI. (Turbado). ¿Qué te pasa? ¿Por qué la has tirado?
KOP. (Se pasa la mano por la frente como si despertara de un profundo sueño).
No se puede aguantar esta vergüenza, este odio... Dos hombres, dos moribundos,
cuando ya les acepillan los ataúdes, se clavan aún los dientes el uno al otro...
BRADI. Tienes miedo, ¿verdad?
KOP. Tengo miedo... Pero no a la muerte, sino al odio satánico que llena esta
mazmorra... No es el grisú el que derrumba las rocas e inunda las minas, sino el
odio... (Señala el suelo). ¿Ves esta raya negra?
BRADI. (Intimidado, bajo). ¡El agua! ¿Tan pronto?
KOP. Ha venido más deprisa. Se desliza furtivamente como una serpiente negra...
¡Es la muerte! ¡La muerte lenta, penosa! Dentro de una hora te llegará hasta el
tobillo... Luego sube hasta tu rodilla, hasta tu cadera, hasta tu garganta...
BRADI. (Pensativo). La muerte no es tan mala ... No habrá que picar más piedras
ni levantarse de madrugada en invierno; se podrá dormir sin sueños. - - No es mala
456
LETRAS Y ARTES
la muerte. ¡Sólo el morir! Se apagará nuestra linterna ... estaremos a oscuras ...
con el agua hasta el cuello... lucharemos por el último rincón ... perdiendo la razón
entre gritos... (Se estremece).,
KOP. No. Prometamos que moriremos como hombres, como camaradas. Nos
estrechamos la mano, nos decimos adiós y juntos, cogidos del brazo, traspasamos
el negro umbral.
BRADI. ¿Podrías hacerlo?
KOP. Sí.
BRADI. Quizás yo pueda también si me hablas. Háblame cuando veas que me
vuelvo loco de miedo, llámame hermano. Entonces me ablando enseguida porque
no tuve nunca a nadie. ¿Sigue creciendo el agua?
KOP. Sigue.
BRADI. ¿Sueles rezar?...
KOP. (Calla).
BRADI. Rezar se aprende de la madre. De la madre o de nadie.
KOP. Yo no he conocido a mi madre.
BRADI. La mía fue una mujer muy infeliz.
KOP. ¿Y tu padre?
BRADI. (Aspero). ¿Qué te importa?
KOP. Seremos compañeros durante muchos miles de años... No está de más
saber con quién compartimos el lecho.
BRADI. Mi padre era cura. Una historia fea y triste. Siendo cura se mató.
KOP. ¿Cómo viniste a la mina?
BRADI. No había quien me enseñara a trabajar. Yo buscaba lo más fácil: quería ser
militar, marinero, explorador en Africa, un hombre famoso Y libre ... Y por fin me hice
acarreador y picador en la mina... Es extraño, hace mucho que se me olvidaron esas
cosas, me cubrió el polvo de carbón, pero ahora veo otra vez claramente el pasado.
KOP. Yo no nací señorito. Soy hijo de minero.
BRADI. (Sorprendido). ¿Tú? ¿Cómo llegaste a tanto?
KOP. Quería saber a toda costa de dónde venía el carbón y adónde iba a parar.
Yo empecé de pinche, pero me fugué para ir a la escuela. Era una vida de perros ...
Yo limpiaba las botas de los mayores, dormía en el suelo, era su criado y su mano
... Y llegué a ser el primero entre ellos.
BRADI. A mí me quitó todo la vida. No sabía defenderme. Tú lo hiciste de otra
manera: la agarraste por la garganta y le arrancaste todo lo que necesitabas.
(Mirando de reojo el agua). Ahora ya me da pena que tengas que morir conmigo.
¿Te gustaría vivir?
KOP. Me hubiera gustado. Trabajaba en una nueva perforadora. Me hubiera
gustado verla trabajar. Es ridículo, pero lo que más me duele es no volver a ver mi
máquina. Perfora sesenta centímetros más por hora que la. Fábry.
BRADI, (Con reconocimiento). Y la Fábry no es mala tampoco... (Pausa.) ¿Te
gusta el oficio?
457
EL PERÚ MINERO
KOP. Es lo único que me gusta. Las montañas están llenas de rayos de sol
petrificados, y abajo, en el valle, humea el bosque de chimeneas fabriles, y los
hornos abren sus bocas hambrientas ... Nosotros alimentamos a los gigantes del
trabajo ... ¡Es un oficio bonito! Lo quería, quizás demasiado. Fui una rueda en la
gran maquinaria de la mina, y me endurecí como el acero. El ingeniero jefe reprimía
en mí al hombre.
BRADI. Perdona hermano, mi insensatez causó la desgracia. Pero yo era siempre
así: me reía de los golpes, pero si me hacían cosquillas con una paja en mala hora,
hervía mi sangre.
KOP. Si un hombre odia a otro, ambos tienen la culpa. Yo hablaba siempre de
justicia. Pero ¿qué es la justicia? Lo que me conviene. La justicia divide a los
hombres, los convierte en jueces y reos, Habría que buscar alguna otra cosa. Algo
que sea más que la justicia, algo que una a los hombres.
BRADI. Si yo, trastornado, no hubiera tirado los cartuchos ¿nos habríamos
liberado?
KOP. ¿Para qué hablar de eso?
BRADI. Caminé atolondrado por el mundo... Me gustaría decirle adiós con los
ojos videntes... (Observa el agua.) ¿Nos habríamos salvado?
KOP. (Asiente con la cabeza). Sí, en cinco minutos.
BRADI. (Tranquilo). Aquí están los cartuchos.
KOP. (No lo comprende). ¿Los cartuchos?
BRADI. (Levanta una funda de cuero del rincón). Aquí están, secos... El detonante
está en orden también.
KOP. (Sin comprenderle). ¿Los cartuchos?
BRADI. Yo no hacía comedia: yo estaba decidido. Pero quería saber quién eras.
Si no hubieras sido quien eres, entonces habrías muerto y yo contigo. Pero ahora
me parece que sería una lástima morir.
KOP. (Coge con ambas manos la funda que tiene BRADI, le sacude el llanto,
apoya su cabeza en el hombro de BRADI).
BRADI. (Después de una pequeña pausa, conmovido). ¡Señor ingeniero! ¡Señor
ingeniero! ¡Mande usted! ¿Qué tengo que hacer? ¡El agua sube!
KOP. (Se domina con su antigua energía, pero a través de ella es nota la emoción).
¿Sube? ¡Que suba! ¡En tres minutos partiremos en dos esta cáscara de huevo!
BRADI. ¡La partiremos y entre llamas surgirán dos hombres de las tinieblas!
(Telón)

458
LETRAS Y ARTES

VII

FOLKLORE
Juan Diego de Tschudi. . . . . . . .. . . . Cerro de Paseo
Luis Alayza y Paz Soldán. . . . . . . . . . La Estatua de Oro
Aurello Miró Ouesada. . . . . . . . .. . . . Paseo
Efraín Morote Best. . . . . . . . . . . . . . El Muki
Ciodoaldo Alberto Espinoza Bravo. . Una ciudad metalúrgica y un centro
minero: la Oroya y Morococha
Alfonsina Barrionuevo. . . . . . . . . . . El Muki
Emilio Hart-Terré . . . . . . . . . . . . . .. El aprendiz de platero
José Luis Jordana Laguna . . . . . . . . Mitos e historias aguarunas
Lucrecia de Paiva. . . . . . . . . . . . . .. Los tres toros
Dionicio Rodolfo Bernall. . . . .. ... . . Teoría sobre el origen
de la muliza

459
EL PERÚ MINERO

Juan Diego de Tschudi

CERRO DE PASCO *
“La ciudad de Cerro de Pasco, famosa en el mundo entero por sus ricas minas
de plata. En una hondonada, rodeada por todo lados de empinadas í desnudas
cumbres entre las cuales bajan caminos tortuosos, se extiende en terreno disparejo,
entre pequeñas lagunas de pantanos. Pero, por grata que haya sido la primera
impresión, el agrado disminuye cuando se entra a la ciudad misma. Callejuelas
chuecas, angostas i descuidadas se retuercen entre filas irregulares de casas,
entre las cuales, junto a miserables chozas de indios, ha¡ vistosas viviendas que
desde lejos dan a la ciudad un carácter casi europeo. Aún sin echar una mirada a
las masas humanas que pupulan por las calles i plazas, la diversidad de la
arquitectura muestra al observador cuando diferentes tipos de gentes se han reunido
para construir en el trópico, casi en los límites de las nieves eternas, una ciudad de
tal importancia i de aspecto tan variado. El desolado paisaje dice a las claras que
solamente una causa muy poderosa ha podido reunir a toda esta gente aquí: las
ricas vetas de plata que atraviesan en diversas direcciones el valle i las montañas
circundantes. Aquí la tierra nada produce en la superficie pero ha reunido a las más
diversas naciones en la búsqueda de sus tesoros ocultos.
Según cuenta la historia, hace unos 215 años un indio llamado Huari Capcha
pastaba sus ovejas en una pequeña pampa al Sudeste de la laguna de Llauricocha.
Un día que se había alejado más de lo acostumbrado de su choza, buscó junto a
una ladera del Cerro de Santiestevan protección contra el frío; encendió una fogata
i a la mañana siguiente encontró, gran sorpresa suya, que las piedras debajo de
ceniza se habían derretido i convertido en plata. Alegremente, comunicó su
descubrimiento a su patrón, el español don José Ugarte, dueño de una hacienda en
la quebrada de Huariaca. Este se dirigió sin pérdida de tiempo al lugar señalado,
donde, efectivamente, encontró una veta muirica de minera¡ de plata que denunció
de inmediato í trabajó con el mayor éxito. Esta mina que se llama la Descubridora,
continua en explotación. Pronto vinieron a Llauricocha varios mineros del pueblo de
Pasco, distante sólo dos horas, dueños de minas muy ricas en los cerros de
Colquixirca. Buscaron¡ hallaron nuevas vetas i abrieron socavones. la extraordinaria
riqueza del mineral atrajo más i más gente, los unos para trabajar las minas los
otros para proveer a la creciente población de los alimentos necesarios, formándose
así, con asombrosa rapidez, una ciudad que ahora cuenta con 18,000 habitantes”
(1).
“Todavía se relata con terror i repugnancia que Huari Capcha, descubridor de las
minas de Cerro de Pasco, fue echado por Ugarte en un calabozo í mantenido allí
toda su vida. No me consta si esto es cierto. Lo he oído muchas veces relatar por
los indios como la razón por la cual no quieren ayudar a encontrar minas”.
“Los habitantes de Cerro de Pasco son una mezcla tan variada como rió se
esperaría en una ciudad que está casi 14,000 pies sobre el nivel del mar, en medio
460
LETRAS Y ARTES
de la cordillera. Los pueblos de dos continentes están representados allí, porque
creo que no habrá país de Europa 0 América que no tenga la ciudad uno de sus
nacionales. Los habitantes de Cerro pueden ser divididos en dos grupos: los
comerciantes y los mineros, ambos en el sentido más extenso de la palabra. Los
comerciantes son en su mayor parte europeos o criollos blancos, propietarios de
las tiendas más grandes. La mayoría de los dueños de tiendas, café 1 can. tinas
son aquí, como en Lima, italianos, principalmente genoveses. El pequeño comercio
lo realizan los mestizos, mientras los indios se ocupan de ¡a venta de víveres que
traen de regiones lejanas”.
“Contribuye para arruinar a los mineros, además de esta terquedad de continuar
en el camino iniciado, la inclinación incontrolable por los juegos de azar. En pocos
lugares del mundo se juega tan alto como en Cerro de Pasco. Desde de las primeras
horas de la mañana están en movimiento los dados i los naipes. El minero deja sus
listas de pago, el comerciante su vara de medir, para reunirse a jugar un par de
horas en el curso del día. De noches es casi la única diversión en las mejores
casas de la ciudad. Los mayordomos de las minas, generalmente hombres jóvenes
de buenas familias de la Sierra, que han dirigido la punta durante el día, al caer la
noche se sientan a la mesa verde i la abandonan solamente cuando oyen la campana
de las seis que avisa que les toca el turno de bajar nuevamente a la galería. Suelen
perder en el juego su futura participación en una boya, mucho antes de que ésta se
haya presentado Las cantidades de dinero están en constante ir i venir, finalmente
se quedan en manos de unos cuantos, los tahures profesionales que nunca faltan”.
____________
(1) Según el Censo de 1961 la población de la ciudad llega a 21,363 h.; i según el de 1940, era de
17,882 h.
“Con admirable paciencia i constancia trabaja el indio en los socavones i lo hace
bajo condiciones que los obreros de minas europeos seguramente no resistirían.
Esto se refiere, en especial, al hapiri. Conformándose con una poca alimentación i
peor vivienda, baja a la mina a determinada hora, cumple allí su dura tarea encontrando
algún alivio en mascar coca cuatro veces al día, i al final de la semana, después que
le han descontado los víveres i mercaderías entregado a cuenta, recibe del número
una cantidad de máximo un peso duro en dinero. Esto lo destina a la diversión del
domingo, que consiste en consumir chicha i aguardiente hasta donde alcance el
dinero o el crédito de las pulperías. As¡ es la vida diaria del pobre indio que trabaja
a jornal fijo en las minas. Pero, cuando le toca participar en una boya, obteniendo,
así mayor cantidad de dinero, se dedica por completo a la bebida.
En el estado de ánimo exaltado que en ellos precede la completa embriaguez,
los indios se ponen primero muy alegres¡ luego peligrosos, porque buscan discusiones
i camorras ya sea con los blancos o entre ellos mismos; pasan gritando por las
calles i atacan a los trabajadores de otras minas. Casi no transcurre un domingo o
feriado sin que se produzcan serias peleas con palos, cuchillos i hondas entre
diversos grupos de obreros de minas, cuyas consecuencias usuales son heridos
graves i hasta muertos”.

461
EL PERÚ MINERO

Luis Alayza y Paz Soldán

LA ESTATUA DE ORO *
Estamos en el valle de Yucay. Qué fácil es en este sitio soñar despierto. los
relatos de los cronistas, de jardines incaicos con plantaciones de oro de tamaño
natural y mazorcas de rica orfebrería, donde relucen turquesas y esmeraldas. La
sombra faraónica del glorioso Huayna Capac, el más grande de los emperadores, el
que marca el apogeo de la dinastía del Imperio. Los recuerdos agólpanse.
Una linda cuzqueña de cabellos de oro antiguo y ojos de berilo, que parece
hecha con el material heróico de las espigas y mazorcas mitológicas de los jardines
de Huayna Capac, marcha en silencio a mi lado mientras el viento murmura en el
follaje de floridos capullos, y dice cosas musicales el Yucay.
De pronto estalló en mis labios la pregunta de amor, en lengua de los Incas.
-¿Munahuanquichu? (¿Me quieres?)
-¡Muna cuhyquin sínchita! (Te quiero derretidamente) fué la respuesta.
Hace cuatro siglos, en 1536, estalló la formidable insurrección del último Inca
del Perú: Manco. Para mantener la cohesión de la nacionalidad y más fácilmente
dominarla, la artera política de Pizarro creó el trono de Manco, sombra de monarca
sin siquiera sombra de poder efectivo. Mojiganga de colores llamativos, portadora
de un nombre impresionante y carente de efectividad, desdeñada muy luego como
un trasto inservible de escenario de comedia.
Pero dentro de ese príapo había un hombre de veras, con alma de guerrero y
visión de estadista. Manco secretamente levantó las indiadas.
Fragmento del libro del autor Mi País, publicado en diez volúmenes, en Lima, de
1939 a 1962 de )os alrededores, válido precisamente de la libertad de que gozaba
gracias al desdén de los españoles.
Delatado por una fracción de indios afectos al Conquistador, capturado en la
huída y recluido en una prisión, recomenzó pacientemente a desarrollar su política
subterránea. Conocía el punto vulnerable de los conquistadores, la codicia; y deslizó
en los oídos de Hernando Pizarro la frase de mágicos efectos: ¡Conozco el paradero
de la estatua de oro de Huayna Capac!
Desde este momento tuvo a Hernando cogido entre las redes de su intriga.
Consiguió por este medio la libertad, y hasta escolta para salir del Cuzco, en
busca del escondite de la codiciada estatua.
En este Yucay, a orillas del riachuelo que pasa a mi lado arrullando mis amores
con frívolas sonatinas, fué el encuentro los centauros de Juan Pizarro despedazaron
a) caer la tarde a las turbas de Manco. Pero a la mañana siguiente el cordón
obscuro de guerreros del Inca, más numerosos aún ocupaba las alturas.
Todavía otra carnicería. Pero esta vez Pizarro nada avanzó.

462
LETRAS Y ARTES
El tercer día preparaba el último ataque, cuando recibió el llamamiento
desesperado de Hernando: los peruanos habían cercado el Cuzco y amenazaban
tomarlo por asalto.
Inmediatamente Juan abandonó el campo del honor y contramarchó. Penetró al
Cuzco y se asoció a Hernando en la defensa.
Entonces comenzó la agonía del Cuzco, asediado por las tropas de Manco que
dominaban las alturas coronando la urbe. Cada día un centenar de combates. Manco
arrojaba dardos inflamados, que incendiaban las techumbres de paja de los palacios
de piedra.
Por fin una empresa concebida por un heroísmo delirante, resultó eficaz. Gonzalo
Pizarro, Gabriel Rojas y Hernán Ponce de león rompieron el cerco, incidieron de
sorpresa sobre los sitiadores y desmoralizaron a la india da. Pero esta reaccionó y
se hizo fuerte en la ciudadela de Saxahuamán, que sobre un espolón de los Andes
domina al Cuzco.
Juan Pizarro emprendió el asalto. Pero cada vez que sus hombres escalaban un
punto de la muralla aparecía un guerrero gigantesco, con el prestigio de su sangre
incaica y el poder de sus bíceps de bronce, blandiendo una maza digna de un
cíclope, y aplastaba a )os asaltantes.
Al cabo, como en el pacto de un jugador con el diablo, Juan Pizarro cambió su
existencia por la ciudadela. El más audaz ataque coronó la empresa y Juan entregó
la vida en la contienda. Cercado el gigantesco defensor, todo el empeño de los
blancos fué capturarlo vivo. En un punto estuvo logrado. Herido, acorralado, sin
armas, no tenía escapatoria. Entonces los Conquistadores presenciaron algo más
grande que todas sus hazañas. Algo más noble que todos sus alardes de castellanos
de capa y espada. Algo en que el holocausto brotaba de las fuentes del más puro
orgullo de raza, no de los inconfesables acicates de la codicia. El hercúleo guerrero
-que acaso era la estatua de oro de Huayna Capac, alentada por un principio vital
milagroso- envolviéndose majestuosamente en su amplia clámide, con gesto de
gran señor arrojóse de la altura de la muralla, para castigar la codicia de sus
enemigos, entregándoles, en vez de su viviente estatua de oro, la masa de barro
humano, aplastada contra las rocas en el despedazamiento del salto de la muerte.

72 – MARIANGOLA (1)
El Bronce de las campanas de 76% de cobre y 14% de estaño.
Los antiguos tenían secretos especiales. La plata agregada a la aliación, daba
las voces argentinas. Unos gramos de oro hacíanlas sonoras. Otros metales eran
otros timbres.
Oro. Plata. Plomo.
Glorias. Alegrías. Penas.
También hubo secretos para fundirlas. La hora, la sequedad, la luz y aún el día,
eran otros tantos arcanos.
¿Cómo ha de sonar lo mismo la campana que nació el día del misterioso San
Juan, ocultista y teósofo, que la del día de San Bartolomé, en que según mi abuela,
Dios permite que el diablo esté suelto? ¿Ni las de San Francisco de Asís que

463
EL PERÚ MINERO
hablan en verso, que las de San Pedro, que son fanfarronas como el canto del gallo
de la pasión?.
Y hay fórmulas de ungüentos misteriosos para las campanas recién nacidas.
De mirra para las que doblan a muerto. De nardo para las nupciales. De sangre
humana para las que tocan a rebato.
Los antiguos sabían cultivar campanas.
Hay aquí una que tiene nombre de mujer. Se llama Mariangola. Es la que ha
despertado a este pueblo cada vez que ha debido ponerse de pie para derrocar a un
tirano. Para extirpar un abuso. Para lavar una injuria
Su influjo háse hecho algo atávico para esta ciudad, que la escucha de padres a
hijos desde hace siglos. En una época bastaba que sonase para que la
muchedumbre, sin averiguar por qué, se echase armada a las calles. Y estallaba la
asonada.
________
(1) - De Dau - el Kamar.
Hay, dicen los ocultistas una nota clave. Ella, después de siete vueltas, a sones
de trompetas, derribó las murallas de Jericó, trizadas como un cristal cuando le
hiere una corriente de aire. Un hábil violinista podría despedazar una copa de Bohemia,
con sólo producir esa nota, 0 matar a un hombre. Y Mariangola, la insigne ocultista,
con ese son misterioso despedazaba las tiranías corno copas de cristal.
Pero cuando los pueblos olvidan sus tradiciones, cuando el látigo y el oro envilecen
las conciencias, cuando las almas adoran al vellocino y a Molloch -todo tirano es un
Molloch- las campanas, vigías de los pueblos, desde lo alto de sus mástiles, las
torres, enferman de vergüenza.

464
LETRAS Y ARTES

Aurelio Miró Quesada

PASCO*
Al salir de la vega del Mantaro, el camino se va haciendo difícil. Torcemos a la
izquierda entre parajes agrios, corriendo por una quebrada tan estrecha que ha
habido que horadar más de un túnel en el cerro, Se acabaron los campos extensos,
los quishuares esbeltos los trigales. Ahora vemos montañas desnudas, puquiales
que resuman, cauces pedregosos, quebradas hondas; y, como para acentuar la
gravedad, un viejo puente con torres cuadradas. la calva aspereza de las rocas
debe ser efecto no sólo del frío y de la altura, sino también de la industria minera tan
cercana; y así, como un reproche, observo que una hostería del camino lleva el
nombre de “La neblina americana”, evidente aunque eufemística alusión a los humos
de La Oroya.
El automóvil me hace pasar luego por el barrio de Chúlec, agradable lugar
residencia¡, verdadero sitio de refugio en esta zona rica, pero desgraciadamente tan
inhóspita. Estamos ascendiendo a una de las partes más altas del camino. Esta es
la puna plena, con lagunas metálicas, mesetas de paja amarillenta, colinas blandas
e infinitas que se suceden unas 0 otras, como para llegar a los nevados que
vislumbramos a lo lejos. Puna severa, rala, fría, batida siempre por el viento, y
donde las únicas notas de vida son la grama minúscula, el paso sereno de las
llamas y alguna choza rústica arropada bajo un techo de paja. Región de silencio y
de misterio, en que hasta el cielo mismo nos parece que deja de ser azul, para
acomodarse al aire pálido y como esmerilado del paisaje.
Y fue en esta región -”techo del mundo”, como decían los antiguos viajeros-
donde se desarrolló una de las batallas de mayor trascendencia para los destinos
del Perú. En la amplia pampa de Junín
“Sunin” parece que significa, precisamente, vasto, extenso- se libro el 6 de agosto
de 1824 el combate entre las fuerzas realistas y el ejercito emancipador, que no
sólo dió una descollante victoria a éste, sino le abrió las puertas para sellar más
tarde, en Ayacucho, la Independencia de todo un Continente. En el lugar donde la
lucha fue más áspera, se ha levantado una columna, coronada por un redondo Sol
de bronce, que ostenta solamente la palabra “Junín”.

__________
* Tomado de su libro costa, sierra y Montaña, 2 Vols., Lima, 1938-40.
Fije un duelo extraño y singular, como convenía a este ambiente de puna. No se
escuchó un disparo, no hubo un solo ruido de metralla; sino el sordo rumor del
galope tenaz y fatigoso de las caballerías. El ejército patriota venía del Norte,
encabezado por Bolívar y reuniendo entre sus filas nombres ya tan sonoros como
Sucre, Cordova, La Mar, Santa Cruz, Necochea, Gamarra, Miller. Los realistas
avanzaban del Sur al mando de Canterac. En su grave desfile, desplegaban los
465
EL PERÚ MINERO
cuerpos de su ejército apelativos audaces y probados: Dragones de la Unión,
Dragones de Lima, Granaderos de la Guardia, Húsares de Fernando VII, Escuadrón
San Carlos y Guardias del Virrey.
El 6 de agosto las caballerías de ambos ejércitos -que iban adelantadas- se
encontraron. Hubo chocar de aceros, fuertes voces de guerra, arremetida esforzada
y vivaz de los caballos. La “ciénaga cubierta de verdor” de que nos hablan los
informes del día, se vió también cubierta de sangre en muchas partes. Necochea,
herido por siete lanzadas, es reemplazado en el mando por Miller. Un momento
parece que han de ser los realistas los que dominen la batalla. Continúa la lucha y
entonces no se ve sino mezcla de brazos y corceles, sonar de cascos y de arzones
caídos. Hay una dispersión que el Comandante Isidoro Suárez aprovecha. Sus
Húsares del Perú arrollan con gran ímpetu y deciden el lance. Los realistas tienen
que replegarse, y la arrogante caballería de Canterac recibe, junto con la derrota de
esa hora, una herida mortal irrestañable. El Comandante Suárez se ve, en cambio,
envuelto por la gloria. La caballería peruana vendría a decir más tarde Miller- fue la
que dió “la ganancia del día”. Los Húsares del Perú eran llamados, desde ese
momento, por Bolívar, Húsares de Junín; y en la posterior demarcación el
Departamento que se creó fue bautizado con el nombre de la pampa, perdiendo el
antiguo y prestante de Tarma.
Ahora, sin embargo, se ha producido un nuevo cambio en la demarcación política,
cuando se creó el Departamento de Pasco, segregado de Junín, y se le dió como
capital a la ciudad del Cerro de Pasco. Ciudad elevada, agrupada, compacta, de
población muy numerosa relacionada casi en su totalidad con la industria minera,
presenta un movimiento y una vida comercial considerables. Sobre todo a la caída
de la tarde, empiezan a poblarse de rumores sus calles principales, o se animan de
pasos otras calles estrechas y torcidas, con casas encaladas, zócalos negros,
techos de calamina, y a veces puertas y hasta muros de un verde brillante y excesivo.
El ambiente de la población es así totalmente moderno. Los mismos monumentos
de sus plazas alguna de las cuales no es sino un breve y simple triángulo- recuerdan
episodios y figuras de nuestra historia más cercana: la muerte gloriosa de quienes
componían la “Columna Pasco” en la guerra con Chile-, el sacrificio de un cerreño
como el ilustre Daniel A. Carrión, quien rindió la vida por inocularse el germen de la
verruga en una heroica investigación científica, que ya se ha hecho legendaria.
Sorprende por eso saber que el actual Cerro fue fundado por el Virrey Manuel de
Amat, reedificado como “distinguida Villa, por Hipólito Unanue, y consagrado, en
1839, con el título de “Opulenta ciudad del Cerro de Pasco”.
En realidad, esa opulencia no ha correspondido tanto a la ciudad como a las
minas de cobre, de plata y hasta de oro, circundantes. El Cerro ha sido sólo un
lugar de refugio y de comercio, esforzado campamento minero, rodeado por cerros
de riqueza, horadado por cuevas y galerías subterráneas, y envuelto en cierto prestigio
de leyenda que ha sabido poner su nota cálida en el frío cortante, hecho aún más
intenso en esta altura de 4,300 metros. Poco a poco, el campamento se fue haciendo
villa; la villa convirtíóse en ciudad; y en sus calles brotaron tiendas, casas, edificios
comerciales, hoteles animados y un resonante Club Social, en el que es fama iban
y venían en el juego apuestas de carros de ferrocarril cargados de mineral, que
correspondían a decenas de miles de soles.

466
LETRAS Y ARTES
Este mismo carácter hace que el Cerro de Pasco, si no tiene como ciudad una
fisonomía muy marcada, presente sin embargo, desde el punto de vista humano, un
importante valor de documento. A diferencia de otras poblaciones, lo que interesa
allí no son los edificios sino los habitantes. Al Cerro acuden gentes de todos los
lugares, atraídas por el trabajo de las minas, que vienen a cambiar en esta nueva
Bolsa, esfuerzos, costumbres, reacciones, opiniones, problemas. Algunas veces
los problemas y las opiniones son explícitos; pero otras surgen 0 se adivinan en un
canto, en un modismo, en una música. Como en esas canciones y “mulizas”,
traídas quién sabe desde cuántos lugares, pero acuñadas en el Cerro y repetidas
junto a la guitarra en esas noches en que el corazón se hace más amplio y la
confidencia es más urgente.
Y así hay cantos de trabajo y de amor, de nostalgia de tierra y de esperanza;
dolores del esfuerzo, desengaños sentimentales, junto a triunfos. Un día es la amada
que se va; o es el problema de la vida moderna que pone su angustia y su aventura
en una existencia que puede ser penosa pero que no sabe el dolor del azar. Otra
vez es un idilio suave, cortado bruscamente por la llamada cotidiana al trabajo:
El pito de “La Central”
ya me llama, cerreñita.
Para librarme de mal,
que me bese tu boquíta.
La canción es mestiza; pero parece que en ocasiones el alma misma del paisaje trae el
recuerdo de voces lejanas. Se habla así de las flores sencillas de otros campos; del fino
dulzor del capulí; de las “urpis”, esas palomas de tanto abolengo en los cantos ancianos
(“UrpíllaY de negros ojos”.- “Te quiero pertenecer sólo a tí, mi palornita”). o se deciden los
cantos amorosos por las letras bilingües, escritas en el “runa-simi” de la región y en castellano:
Puca huya cerreñita,
capulí ñahui pasqueñita
cuyaycarnamay corazoncita,
ama gongamaicho ñañita
En ocasiones, la “muliza” deja su nota leve y apacible para llegar a motivos
profundos. El tema puede ser sólo individual, pero la intensidad de vida le hace
alcanzar un hondo sentido filosófico. Así es la canción “A tí” (letra de Mariano V.
Collao, y música de Graciano Rixí), una de las más intensas de la ¡ira cerreña:
De la vida en el camino
muchas veces encontramos
al placer que va deprisa,
al dolor que va despacio.
Cuando una flor se marchita
otra flor brota en la tierra;
cuando una pena se acaba,
nace en el alma otra pena.
Dicen que la vida es sueño
y todos quieren soñar,
¡sueño yo cosas tan tristes
que quisiera despertar!
Pero es sólo el decaimiento de un instante; porque luego el espíritu se anima y
vuelven a triunfar en las “mulizas” el dinamismo y los afanes de la vida cerreña.
467
EL PERÚ MINERO

Efrain Morote Best

EL MUKI

FOLKLORE MINERO
En la comunidad de Sallaq (Ouispicanchi, Cuzco), el mundo está dividido en
tres planos. Aquel en que vivimos se llama “Kay Pacha” (el mundo de aquí). Por
encima está “Hanaq Pacha” (el mundo de arriba), donde están Dios, los ángeles,
que son las almas de los niños, las almas de los muertos sin “pecado”, la Virgen
Purificada y la Virgen Dolorosa. El mundo de abajo se llama “Ukhu Pacha”; tiene
por habitantes a hombres díminutos, tan pequeños que se necesita diez de ellos
para degollar un conejillo, al que llaman toro. Varones y mujeres, en ese mundo de
abajo, se dedican al cultivo de campos en los que siembran pimienta. (222)
En cuentos de otros lugares del Perú, aparecen también los enanos ocupados
en apacibles tareas agrícolas. Esto sucede en Patasca, Corongo, Ancash, donde
una señora, al entrar en cierta cueva, halló una ciudad de diminutos pobladores.
“Vio como hacían la siembra; con gran cuidado araban los surcos y en vez de
bueyes tenían un par de carneros que les servían para arar la tierra. (223)
Frente a estos enanos agricultores, y a los acuáticos (Ichik Ollqo) surgen sus
parientes metalúrgicos, todos ellos distintos de los Duendes, de origen al parecer
claramente occidental. Las provincias de Pasco y Yauli se hallan nutridas de relatos
sobre el “Muki”, al que se lo pinta muy pequeño, del tamaño de un niño, con las
barbas muy largas. Cuando los obreros dejan las minas, el “Muki” comienza su
tarea. En los socavones solitarios de oye, entonces, el sonido que producen los
combos y martillos con los que hiere las mejores vetas (informe de Dn. Germán
Fraga, de La Oroya, Junín; minero).
Cuantos relatos han sido obtenidos sobre el personaje coinciden con el que
acabamos de transcribir. La figura, la ocupación habitual, el tipo de trabajo, todo es
lo mismo, pero Casos o relatos personales sobre él son muy numerosos y variados.
______
* Tomado de Morote Best, Efraín: El Degollador y Otros Personajes Fabulosos del Perú, obra
inédita. Se ha conservado la numeración original de las citas de pie de página.
(222) Morote Best, Efraín: La Vivienda Campesina de Sallaq, Rev. Tradición, Cuzco, Año II vol. iii,
enero-agosto, 1951, Nrs. 7-10, pp. 93-193. Sobre este tema en la antigüedad, véase Arriaga, P.
Pablo Joseph de: La Extirpación de la Idolatría en el Perú, colección Urteaga-Romero, 1920 p, 70.
(223) Arguedas, José María e Izquierdo Ríos Francisco: Mitos, leyendas y cuentos peruanos,
Lima, 1947, p. 126.
Tomemos el que narra Dn. Aurelio Torres, minero de La Oroya, refiriéndose a un
conocido suyo. Este acostumbraba quedarse en el interior del socavón haciendo
sobretiempo, pero, concluidas sus labores, se quedaba también a dormir. El “Mulki”
aprovechaba el sueño del trabajador para hacerle un sinnúmero de burlas; le tiraba
de las barbas y los bigotes, y él veía todo esto en sueños. Pero, un día llegaron a

468
LETRAS Y ARTES
ser amigos (de esto pasa sólo tres años - hasta 1953-) y se pusieron de acuerdo
para trabajar en compañía. La verdad es que el minero tenía la intención de agarrarlo
y meterlo en una botella, para valerse de él y conseguir fortuna a corto plazo.
Realizó su propósito, pero a poco de haber conseguido una magnífica veta por
indicación del enano, cambió de parecer. Vio las grandes ventajas del comercio que
enriquece sin riesgos; creyó que obtener fortuna de los hombres era más fácil que
arrancarla del fondo de la tierra; le gustó más la luz del día que la oscuridad de las
minas. Pero hizo mal, porque el “Muki”, que adivinaba sus intenciones, se apoderó
de su estómago y se introdujo en él.
Como se sintiera cada vez más enfermo, se hizo radiografiar en el hospital de
Chulek (o Churek). Los médicos comprobaron la presencia del “Muki” en el vientre
del minero y le hicieron una operación, hallando, efectivamente, al enano metido
entre las vísceras. Lo tomaron prisionero y lo remitieron a los Estados Unidos de
Norteamérica, para utilizarlo con el fin de buscar minas. Ahí lo tienen hasta ahora.
El personaje aparece, como es dable observar en este Caso o Sucedido, como
enano trabajador de las minas y habitante del fondo de la tierra, que conoce bien
dónde están los mejores filones. Puede hacer amistad con el hombre o ser cazado
por éste, en cuyo caso le señala los sitios exactos en los que, con poco trabajo,
logra grandes riquezas.
Esto mismo se nota a través de otro relato que tiene las características de un
nuevo Caso. G. F. nos dijo que la fortuna de la Empresa Fernandini se debía,
exclusivamente, a un “Muki” cogido por los dueños hace algunos años y guardado
hasta hoy celosamente. (La Oroya).
En el Departamento de Ayacucho, pobre en materia de minas explotadas, aparece
un enano que sí no se llama “Muki”, pues que no tiene nombre, participa de muchas
cualidades del enano minero. Es de unos treinta centímetros de altura; un hombrecito
muy pequeño. Es el dueño de las joyas y tesoros escondidos. Tiene la voz de un
hombre adulto. Muchas veces llama a los caminantes por sus nombres y éstos no
se dan cuenta de donde viene la voz; pero siempre está cerca y se lo puede encontrar
debajo de las piedras, donde es fácil atraparlo. Si se lo caza, señala, en cambio de
su libertad, lugares donde hay tesoros, y las cantidades indicadas son exactamente
iguales a las que él señala. (Informe de Dn. Arte. mio Vílchez Gutiérrez).
Veamos algo de lo publicado sobre el personaje.
Arturo Jiménez Borja se refiere al “Muki” afirmando que los datos le fueron
suministrados en Tuco, Ancash. Dice: “Sólo los mineros conocen a Muqui. Es el
dueño de las minas. Tiene en la cabeza dos cuernos pequeñitos y relucientes.
Algunas veces ofrece a los mineros una veta fina y mientras’ habla se fija si los ojos
de los cholos brillan de codicia. Según el trato se debe ceder al enano la mitad de
lo que se encuentra. Muqui sabe cuál promete de buena fe.
Por las noches hunde sus duros cuernecitos en la roca. El cerro tiembla al
sentir que le rompen su barriga de plata. Para aquel que ofreció con intención
derecha, el enanito golpea su cabeza una y otra vez, hasta dejar bien abierta la
veta.” (224)
El mismo, en otro trabajo anterior, transcribe una versión hallada en Morococha,
Yauli, Junín. Esta versión coincide demasiado exactamente con la de Ancash en
los dos párrafos últimos del texto escrito, aun cuando hay una variación de interés
469
EL PERÚ MINERO
en el primero: “Pocos mineros -dice- conocen al Muqui. Es el dueño de la mina,
recorre los socavones meciendo en la mano una lamparita, abrigado con un peludo
poncho de vicuña. Tiene en la cabeza dos cuernos relucientes y pequeños y habla
con voz tan suave, que suena como dentro de un sueño”. En el último párrafo dice
que “El cerro tiembla al sentir que le roen sus nervios de plata.” Pero, la coincidencia
es asombrosa. (225)
“El Retoño”, la hermosa novela de Julián Huanay, tiene referencias bellísimas
acerca de nuestro enano. Le avisó un “capachero” esta historia sobre el “pequeño
diablo”: “Ahora años, esta mina la trabajaba por contrato don Flavio Huayta. Tenía
dos peones. Y, por las noches, cuando ellos se iban, se quedaba trabajando solito
hasta media noche, y después se quedaba a dormir. Sólo una o dos veces al mes
salía para ir a su casa. Su hijo, un chitichecito, (Nos: pollito, muchachito) bien
retaco y bien pendejo (pícaro) te traía la comida todos los días. Pero don Flavio, por
más que trabajaba como un burro, nunca ganaba mucho. Siempre encontraba nuevas
vetas, pero allí nomás se perdían.
(224) Jimenez Borja Arturo: Imagen del Mundo Aborigen (a través de los relatos Populares), Rev.
Tradición, Cuzco, Año II, vol. III, enero-agosto, 1951, Nrs, 7-10, pp. 3-27
(225) Jiménez Borja, Arturo: Cuentos y Leyendas del Perú, Lima, 1940, p. 11,
Pero un día que estaba saliendo a almorzar, oyó que su hijo se estaba riendo y
correteaba. Entonces salió despacio, para ver con quién estaba jugando, pero cuando
llegó encontró a su hijo solito. Entonces le preguntó con quién estaba jugando, y su
hijo le dijo que siempre jugaba con otro chiuche que apenas él llegaba, se metía
adentro, a la mina.
Entonces don Flavio se dio cuenta que éste era el Muqui. ¡Con razón - se dijo—
yo no gano plata! Rápidamente se fue a su casa a buscar una soga de cerda - al
Muqui no se le puede amarrar sino con soga de cerda de caballo, porque hasta el
alambre lo rompe bien fácil. Cuando regresó con la soga, le dijo a hijo: Oye, agarra
esta soga, y cuando viene a jugar ese otro chiuche, lo amarras en un descuido y no
lo sueltas hasta que yo llegue.
Al otro día, cuando el Muquí fue a jugar, el chiuche lo amarró en un descuido y
por más que el Muqui se revolcaba y le rogaba, el muchacho no lo soltó. Cuando
salió su papá a almorzar y lo encontró al Muqui amarrao, se lo llevó cargado adentro
de la mina y allí dice que hicieron un pacto para que le diera bastante mineral. El
diablo, para que lo soltara, tuvo aceptar nomás. Desde ese día don Flavio comenzó
a ganar plata como cancha (Nos.: tostado de maíz; cosa muy abundante) pero de
nada le sirvió porque todo se lo emborrachaba, hasta que se murió.” (226)
Las muchas versiones recogidas por nosotros y resumidas en una sola después
de un breve proceso de comparación, las versiones de Jiménez Borja y las que
hallamos en “El Retoño” de Huanay, escrito, en gran parte, con motivos de la vida
minera, nos llevan a ciertas conclusiones y plantean la necesidad de un vasto
trabajo:
1. Dentro de la tierra, y especialmente en las minas, viven unos enanitos
que se llaman Muki.
2. Esos son los dueños de las minas.
3. Se los puede aprisionar usando de varios procedimientos (naturales o
magicos). También es posible realizar un “pacto” con ellos.
470
LETRAS Y ARTES
4.El “pacto” con el Muki o su apresamiento, es un medio para con se-
guir la ubicación de vetas y tesoros.
Parece que estos son los Motivos Básicos alrededor de los cuales se disponen
los demás, constituyendo las Variantes...
Es posible sospechar que su difusión llegue hasta Ayacucho, en el centro y
hasta Ancash en el norte, sobrepasando Junín y Pasco.
___________
(226) Huanay, Julián: “El Retoño” (novela), Lima, pp, 98-90.
Como en todo lo tocante a problemas de esta índole, se hallan pendientes de
estudio los relativos al origen del personaje y al papel que cumple allí donde aparece.
En cuanto a lo primero, hace falta examinar, con esta intención, el menos crónicas
y vocabularios. En lo que respecta a lo segundo, estudiar la cultura y ¡a vida social
de los medios mineros.
¿Acaso no significa algo que el vocablo Muki, en antiguos y nuevos léxicos, se
relacione con la humedad o que Guamán Poma de Ayala diga que los antiguos
peruanos “sauian todas las minas de este reyno de plata de oro cobre estaño y
plomo azogue” por obra de ciertos demonios? (227)
Claro que sí.
___________
(227) Guamán Poma de Ayala, Phelipe: Nueva Crónica y Buen Gobierno.

471
EL PERÚ MINERO

Clodoaldo Alberto Espinoza Bravo

UNA CIUDAD METALURGICA Y UN CENTRO MINERO: LA


OROYA Y MOROCOCHA
i
Mui de mañana el Sol remonta entre nubes de plata i melodías de jilgueros.
Salimos de la querencia rural que nos satura con sus rosedales en flor, sus eucaliptos
resinosos i su cedrón florido. Por la pampa fresca percibimos el deslizarse del tren.
Aligeramiento de pasos. Llegada a la Estación. Nos embarcamos. Como nadie nos
interesa de los que quedan o se van, nos sumergimos en nuestro paisaje interior. El
Ferrocarril de la PERUVIAN CORPORATION LTDA., ovillando kilómetros, estaciones,
se dirige aguas arriba del Mantaro, el “Río del Destino”, al decir de Luis Alaíza i Paz
Soldán, a la Oroya. Estación estratégica, de donde se bifurcan paralelas de hierro
a Morococha i a Cerro de Pasco. En todo el trayecto el río de las truchas ha parlado
su monólogo de cristal. Elevados montículos de escoria negra - amenaza para el río
-; densidad de humos sulfurosos i trepidar de tolvas nos afirman que estamos en
tierra oroyina. Aglomeración de gente. Algarabía de voces maduras e infantiles. El
castellano deja de ser Castellano, por haberse regionalizado. Runroneo de motores
i bulla de cláxons. Atmósfera impregnada de olores que turban “oder di femina”. La
garganta siente, el primer golpe, el efecto químico de los humos de la FLINDICION
AMERICANA. Nos hallamos inmersos en un paisaje antitético al de donde partimos.
Todo es gris. El Azul del Cielo se ha encapotado de humo. El viento sopla, silva.
Forcejeo de chuffeurs para conducir pasajeros: ¡Tarma! ¡Cerro de Pasco! ¡Morococha!.
A los pocos minutos nos adaptamos al ambiente. Los pulmones respiran con
regularidad, como funciona normalmente el corazón. Es que somos de tierra adentro
1 no de tierras yungas. La diferencia de altura no es para alternarnos
psicofisiológicamente: Jauja a 3,395 M. de a. s. el n. del m.; La Oroya a 3,712 m.
de a. s. el n. del m. Oteamiento. Captación. Interpretación del paisaje social en
función del habitat 1 de su hombre. Recorrremos Oroya Vieja, encajada al S.E., a la
margen izquierda del Mantaro. Por ella, zona S.E., pasa la Carretera Vía-Tarma, i
por la zona S. la Carretera Central. Se halla envuelta de humo 1 más humo.
_________
* Publicado en “Turismo”. Año XIV, N9 136. Lima, Febrero de 1939.

________
(1) Según el Censo de 1961, el Distrito de La Oroya tiene una población de 26,036 h. de la que
13,923 son hombres 1 12,113 mujeres. Esta misma población se descompone en urbana: 13,281
hombres 1 11,443 mujeres; rural: 642 hombres i 670 mujeres “Sexto Censo Nacional de Pobla-
ción” -2 de julio de 1961— Dirección Nacional de Estadística. Lima, Marzo, 1964.
(2) - “La gran chiminea - que es la segunda del mundo por su altura- lleva los humos de la
fundición a más de 180 metros del suelo, sin lograr impedir, no obstante ello, que perjudiquen el
valle,. puede tomarse como el símbolo de esta ansia de construcción i de trabajo; anhelo fecundo

472
LETRAS Y ARTES
que, aún más que los millones de dólares invertidos, constituye el mejor aporte de la Cerro de
Paseo a la zona central del Perú “El Perú en Marcha”, Antonello Gerbi - Banco Italiano- Lima,
1941.
(3) - “De los residuos pestilente de los humos de la fundición sale el plomo puro, puro hasta el
100%, que, no obstante de ser todavía una “materia prima,’, puede considerársele como el
primer producto metalúrgico acabado que sale del Perú i quizá de Sudamérica. En 1937 ya se
producen 20 mil toneladas de electrolítico i en 1938 se exportan casi 30 mil toneladas. La
capacidad de la instalación es de 100 toneladas diarias”.- El consumo interno de plomo no es
insignificante; los principales consumidores son la industria de la construcción i la fabricación de
tipos de imprenta. De acuerdo con algunos datos parciales, se puede calcularle en cerca de
2,000 toneladas anuales” “la incrementada producción del oro, del cual el bismuto era en muchos
casos un subproducto, sino sobre todo en el hecho de extraerse bismuto de los humos de la
fundición de La Oroya”.- “Antonello Gerbi”, Ob. cit.
al ver cómo trabajan los obreros, con una temperatura alta. ¡Toda una visión
dantesca La población es de cierta densidad, Por este sector, margen derecha del
río, se halla el Campamento Obrero. La FUNDICION se levanta a la margen derecha
del Mantaro - el Río civilizador i de esperanza, según Emilio Romero— En sus 9
plantas i su Power House de 25,000 pies cuadrados de área, trabajan unos 3,000
obreros, diariamente, de día i de noche, por sistema de guardias: de 4 p. m. a 12 de
la noche; de 12 de la noche a 8 a.m.: de 8 a.m. a 4 P.m. La FUNDICION se halla
cercada i por doquiera se lee afiches de alarma: ¡Seguridad ante todo! Enfilamos a
Oroya Nueva que se extiende al N.O. No está afectada por los humos, Porque las
corrientes de aire se dirigen de N. a S. Es poblada. Las casas de empleados y de
los altos jefes están ubicadas en esta zona, de marcada actividad comercial, donde
se levanta la Estación del Ferrocarril de la PERUVIAN CORPORATION, para Cerro
de Pasco. Entre Oroya Vieja i Oroya Nueva se extiende la Oroya Central, donde
funcionan: Subprefecturasas Juzgados, Municipalidad, Comisaría, Centros
Escolares, Estación aludida - de la Peruvian -, Mercado, Mercantil, Hotel Junín,
Club Peruano¡ numerosas casas comerciales. Es la zona que registra el movimiento
vital de la población de esta Ciudad metalúrgica, que fluctúa entre 4 1 6 mil habitantes
(1), según la intensidad de los trabajos. La población es cosmopolita. Se tiene
gentes de todos los meridianos del Perú i aun en América i Europa. Dominan,
mayoritariamente, el indio i el mestizo de Jauja Huancayo, Tarma y Huancavélica.
El proceso del mestizaje se observa mui bien. La impresión que se saca de La
Oroya es fuerte. Pero, mucho más fuerte es la impresión que dan las Plantas de la
FUNDICION. Uno se aturde, por las grúas de gran potencia, por las fajas conductoras,
por los carros traccionados eléctricamente; por las locomotoras, de diversos
tamaños; por los talleres estrepitosos; por sus chimeneas: 4, de a 300 pies i una de
500 pies de altura (²) por el funcionamiento de Cotrelles, cuyo objetivo será fabricar
ácido sulfúrico (3). 1, uno se queda abismado se queda en los ojos para siempre! ...
Las horas “ caen hechas cenizas”, en un crepúsculo sin celajes, a los instantes
que el Sol tramonta i agoniza la tarde. No haí tonos cromáticos en lontananza. No
exprime poesía lírica el Cielo. Es que el crepúsculo se difumina entre capas de
humo i nubes densas. Entretanto la noche se hace millonaría de luz eléctrica; de
música perifoneada por las Estaciones radiales de Lima; i de licor: desde el whisky
hasta el “huajai-cholo”. Los bares se pueblan, como las “chinganas”. Las copas se
vuelcan. Las calorías aurnentan i la euforia florece. El estado licófero eclosiona
discusiones, risas i abrazos; bordoneo de guitarras i cantares cholos de tierras
lejanas... En estos centros se capta la confesión de la tragedia que viven los que
trabajan en los dominios de la CERRO DE PASCO COPPER CORPORATION... La

473
EL PERÚ MINERO
Oroya, capital de la Provincia de Yauli (4). es el corazón metalúrgico de más
importancia que Compañía extranjera tiene en el Perú. Constituye un soberbio
laboratorio social de constataciones. Ha¡ que venir aquí a estudiar ecuánimemente,
sin partidarismos políticos, i exonerados de colusiones i enjuagues, los problemas
que afronta el capital humano, en función de trabajo ¿Qué mejor para el conocimiento
de la psiquis i de la caracterología del indio i del mestizo que trabajan i del yanqui
que usufructúa? ¡Qué magnífico escenario para que el literato, no conservantista,
produzca la novela social mui peruana i no extranjerizada! Hai que venir aquí no a
demagogizar sino a dimensionarnos, a profundizarnos. En La Oroya, todo es
interrogante perentoria i respuesta lapidaria, en cuanto a lo hecho i por hacer, en
defensa del capital de los capitales: el hombre ¡¡OROYA!!, debe ser el grito de los
investigadores, de los estudiosos, diagnosticadores e intérpretes de la realidad
nacional. Hai que salir de las academias i de las urbes, para encontrar en los
centros de trabajo, como La Oroya - Ciudad metalúrgica- al verdadero Perú, hecho
por el indio, por el mestizo, que se dan en músculo, en sudor inagotable, i, aun en
jaranas, de puro “chanca-chuño”, de “chumaichas”, tristes, marineras, tonederos i
huainos, “bien tocados, bien baílados i bien cantados” . - - 1, en verdad que es así.
Al encaminarnos a la Estación, de por ahí nos viene 11 un aire”, “un tono”, en “un
jaleo”, que termina en un zapateo, que “Dios manda”, mezclado de “wayaris”:
__________
(4).- El Distrito de La Oroya se creó por Le¡ de 15 de Noviembre de 1899, con su capital la Villa, de
su nombre. Por Le¡ N9 9606, de 18 de setiembre de 1942 se elevó a la categoría de Ciudad dicha
Villa. i, por la siguiente Lei N° 5216, se trasladó a La Oroya la capital de la Provincia de Yauli:-”EL
PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.- Por cuanto: el congreso ha dado la le¡ siguiente:- El Congreso
de la República Peruana- Ha dado la le¡ siguiente:- Art. único- Trasládase a la villa de La Oroya,
la capital de la Provincia de Yauli, debiendo anexarse al Distrito de La Oroya, de la indicada
Provincia, la parte conocida con el nombre de Oroya vieja, situada a la margen izquierda del río
Mantaro- Comuníquese al Poder Ejecutivo para que disponga lo necesario a su cumplimiento.-
Dada en la sala de sesiones del Congreso, en Lima, a los 9 días del mes de octubre de 1925.- E.
de la Piedra, Presidente del Sonado.- F. A. Mariátegui, Presidente de la Cámara de Diputados.-
Revoredo, Senador Secretario.- V. A. Perochena, Diputado secretario.- Al Sr. Presidente de la
República- Por tanto: mando se imprima, publique, Circule i se le de el debido cumplimiento.- Dado
en la casa de Gobierno, en Lima, a 105 15 días del mes de Octubre de 1925.- A. B. Leguia.- Jesús
M. Solazar’’,- ES de esperar que el 259 aniversario de la jerarquización de la Ciudad de La Oroya
no pase inadvertido. Se impone su celebración, por razones de historia i de prestancia, local-
mente, nacional.

“Ríos de La Oroya
que vas presuroso,
llévame un encargo
para mi cholita.
Estas tristes gotas
que vierten mis ojos
porque no la veo,
porque yo la quiero.
Quiero que ella sepa
antes que los yanquis
en sus altos hornos
conviértanme en cobre;
antes que los humos

474
LETRAS Y ARTES
me quiten la vida,
quiero que ella sepa
estos llantos míos.
(zapateo)
Río de La Oroya
que vas presuroso
llévate un encargo
para mi cholita”.

II
Entre empujones i apresuramientos tomamos un asiento incómodo en el auto-
wagón, que parte veloz rocas arriba. Un Cielo Azul, cuajado de estrellas, i cerros
con pastos naturales que se incendian por llameros, seduce. La mirada escudriña
el paisaje nocturno. Una Luna. enorme, como un disco de plata, precisa la “orgía
geológica” de las alturas. Qué bien se nos presentan, en el recorrido zigzagueante,
los aspectos hipográficos. Se tiene, como describiría el filósofo Iberico Rodríguez:
Ievantamientos, depresiones, retorcimientos de las enormes moles; capricho de
crestas que se yerguen en el azul, de precipicios vertiginosos, de suaves declives
que bruscamente se detienen cortados por un tajo vertical, de gargantas cuyas
rudas paredes casi se tocan i a cuyo fondo sombrío apenas llega la aingosta zona
luminosa del cielo, de cadenas ondulantes como serpientes, de nudos, cuyos hilos
se enlazan en forma inexplicable” (5). El paisaje de estas tierras altas es así. Se va
configurando, caprichosamente, al correr de la Mama luna, como diría cualquier
hermano indio, que se quiebra en luz i más luz argentífera en los copos de nieve de
los picachos í en las mil lagunillas erngastadas, por acá, por allá, por acullá. Los
cerros se hallan tapizados de pasto natural, el íchu, i de hierbas medicinales:
esconzonera, huila-huila, huamanripa, chinchimali, borraja, ortiga colorada, etc. El
viento que brama en los vericuetos, musicaliza esta flora raquítica y pasa silbando
hacia las laderas. Chozas diseminadas, con sus luces de velas de cebo o de
mecheros a kerosene indican majadas de llamas o de carneros. Los kilómetros se
suceden i la Luna se pone más alta, con relentes a lontananza. Los pasajeros,
embebidos en cosas intrascendentes, no advierten el milagro sideral que se opera
en estos mundos de nieve i roca; de viento i hielo. No se despojan, como buenos
indios esfinge, de sus preocupaciones “demasiado humanas”, por unos instantes,
para desinteqrarse en el Cosmos. La noche viajera, también, como nosotros, al que
la siente, la vive, invita, conmina a la meditación. Está en plenitud de embrujo i
desembrujo, de noche andina, puneña. Tenemos un Azul purísimo, con una Luna
de ultra-polar blancura, con estrellas que titilan i parecen caerse; con nubes de
algodón que se engarflan en las puntas de los cerros; con cascadas de agua
cantarínas i con un viento helado que nos penetra “a la médula de los huesos”. Son
los momentos supremos, de música pitagórica, en que el Cosmos se expresa i en
que el hombre se siente mayestático e interroga, a todo, por Dios. Los minutos
adquieren cierto sentido de eternidad i nos ponen más allá de lo humano, en límite
de lo Absoluto... A la voz de ¡Cut Off! nos integramos a la realidad tangible, cotidiana.
En está estación ferroviaria un compañero de viaje, desconocido i antiguo minero,
sale de su mutismo i se da conversacional mente. Nuestra abstracción sufre una
crisis, un impase. El minero habla de los buenos tiempos de la antigua capital de la

475
EL PERÚ MINERO
Provincia de Yauli, en el curso de 19 años (6). Ingentes minas en explotación.
Dinero en abundancia, como “cancha”, derroche de él, en juntaos, en mujeres i en
pinta- Entonces, todo un pretérito de riqueza aladinesca, novelada i de tragedia
humana. i, hoi, Yauli, la tierra del cobre, es una ciudad muerta, un mero puerto a
dónde llegar, por sus famosas aguas térmicas, ponderadas por el sabio Raimondi,
como las mejores, para toda clase de enfermedades (7). Ha perdido hasta el rango
de capital de Provincia, Por la capitalidad de la Oroya. Pueda ser que nuevas o
renovadas explotaciones extractivas den vita nueva a Yauli, cuyos antiguo* habitantes
supieron movilizarse heroicamente, en pro de la Independencia Nacional; obteniendo
honrosas distinciones del libertador San martín, como la de llevar en el brazo izquierdo,
un escudo elíptico encarnado, con esta inscripción: “a los constantes patriotas de
Yauli”... Se recuerda a Don Ricardo Palma, en la tradición: “los pasquines de Yauli...
Inter tanto el auto-wagón ha desarrollado más velocidad, malgrado el mal
funcionamiento del motor, por viejo... Nuevamente el embrujo lunar, el chasquido del
viento, nos hace suyo... El compañero de viaje se queda con la palabra frustrada. -
- Uno se hace filósofo i un algo metafísico... La noche incita a ello... Tiemblan i
rutilan tanto las estrellas que no e óbice a preguntarles con el poeta del suicidio,
Asunción Silva: ¿Por qué os calláis si estáis vivas?, i por qué alumbráis si estáis
muertas?... Pues ahora anhelamos que el silencio de las alturas alterado por el
wagón, que trepa i coce cerros i cerros, i, allí por la carretera, por autos de reflectores
potentes, se puebla de voces siderales, de voces del Más Allá que crea la Vida...
Somos partículas del Cosmos - - - Somos mineral a decir de Keiserling...
___________
(5).- “Notas Sobre el Paisaje de la Sierra” Mariano Iberico Rodríguez. Lima, 1937.
(6).- La Provincia de Yauli se creó por la Lei N° 459, de lo de Diciembre de 1906, “teniendo por
capital el pueblo del mismo nombre”. Por Lei N° 5216, de 15 de Octubre de 1925, se trasladó la
capital a La Oroya.
(7).- “Media hora después de Yauli hai más de veinte fuentes de agua mineral en un área de un
cuarto de milla. Varias de estas contienen sales de sulfato de magnesio, entre ellos el llamado
Hervidero en forma de embudo que tiene un diámetro de diez a doce pies en la superficie i está
en un constante hervor; la temperatura del agua es solamente 7°C. más alta que la temperatura
ambiente, Otras son termas sulfurosas en algunas de las cuales el termómetro sube a 89°C. En
varias ha¡ pozas cuadrangulares donde se bañan con éxito las personas que padecen de
enfermedades de la piel i males reumáticos”.- Visión del notable Tschudi, cuando estuvo en
Yauli, donde vió “a los niños indios correr completamente desnudos por la nieve durante días
enteros i jugar en la acequia semicongelada”. “Testimonio del Perú” —1838- por J. J. von Tschudi.
Lima, 1966. La zona, donde afloran las aguas, por R. S., de 24 de Noviembre de 1943, fue
declarada Estación Balnearia Minero-Medicinal; porque las “citadas aguas Son de las denomina-
das vírgenes o primitivas i están clasificadas crenológicamente en el grupo de las aguas
sulfatadas-bicarbonatadas-cálcico—magnesianas cloruradas-sódicas, cuyas aplicaciones están
definidas en Crenoterapia”.
De repente orillamos la Laguna de Huascacocha. Se nos perfila como un espejo
irregular i distendido a capricho. La Luna la riela en trechos i las estrellas cabriolean
en sus aguas móviles. Los cerros que la bordean por un flanco permiten que la
diosa tutelar de los incas: Mama Quilla, recorte en mil figuras geométricas las
sombras i juegue, como una niña, en esta Laguna encantada, para la mentalidad
mágica del aborigen. Por la fisiografía del terreno nuestra curiosidad varía i la altura
en que se encuentra la Luna permite que la abandonemos. La mirada siempre
vigilante. Observa a lejanía un horizonte de luz eléctrica. Estamos pasando por
Tucto, que está encajonado. La velocidad del vehículo averiado disminuye. Es

476
LETRAS Y ARTES
descenso. Piteo. Estación de Morococha, a la vista. Por breves segundos, a
velocidad, tenemos una maravillosa presentación. Centenares de focos eléctricos,
por diferentes puntos, se desparraman, reflejándose. Como en un espejo. El agua
adquiere prodigios de luz, miliunanochescos. Quien no supiera que Morococha es
centro minero supondría que se va entrando, por entre florecimiento de luces, aguas
i más luces, a una gran ciudad encantada i durmiente. La visión es instantánea, por
la rapidez con que pasa el wagón. Estos restos de la Laguna antigua debieran
subsistir. para no alterar el paisaje nocturno morocochano, que reclama ojos de
turista í lentes brujos de artistas fotógrafos. Píteos dilatados anuncian el final del
viaje. Descendemos al conjuro de voces amigas. Entre abrazos, risas i palabras
fraternales, con una que otra ironía, camino de la población silente. Otra vez la Luna
ante nosotros se desliza en un Cielo de añil, extendiendo, con cierta unción religiosa,
su blancura inmaculada en la ciudad irregular, de casas chatas, con techos de
calamina i de cerros con montones de nieve, como depositados por niños juguetones
i poetas cubistas.
El frío es penetrante. Rechinan los dientes i tiembla la carne. la temperatura es
baja. Corresponde a los 4,580 m. de a. s. el n. del m. No es época de invierno. Se
está en los meses de los hielos, que dificultan la circulación de la sangre, la
respiración í escarchan el agua. No hai más que ingerir el líquido que aumenta las
calorías í Pone eufórico i ocurrente: el licor. Desafiamos “el mal de las alturas”; de
estas alturas tan temidas por los arrieros, en tiempos no lejanos, por morir sus
animales con veta. No estamos para dormir. Nuestro viaje no es para Morfeo. Es
viaje de activismo, de indagación, de vigilia. Queremos robar tiempo al tiempo,
antes que la Desconocida nos sorprenda sin haber, por lo menos, intentado
explicarnos el por qué de los por qué es. Nos damos a la captura del alma nocturna
de esta tierra de lagunas de mil colores, de las minas de plata, cobre, oro i de miles
de trabajadores. Conversacionalmente se ha llegado, a pie, a Morococha Vieja, a
través de la calma, del silencio i de la mucha luz eléctrica del camino. Nos internamos
por alguna calleja abandonada. Cuya virtualidad estriba en suscitar evocaciones de
los tiempos áureos de Morococha. Nos hacemos imagineros i saboreamos leyendas
que poetizan el ayer, tradiciones, supersticiones mil. Toda una filmación se produce.
Adoración idolátrica, a la post-guerra del Pacífico, en el paraje de Churruca, de 3
calaveras que devinieron “Taita Compuerta” para el indígena minero, incivilizado;
calaveras que terminaron por ser destrozadas por algún cholo leído... Temor de los
“gentiles” o “auquillos”... Sustos en las “bocas minas”, por los “muquis”, enanos
aterradores, por ser genios maléficos... Recuerdos novecentistas del período de
apogeo. Correr de “palidas” (libras esterlinas)- de soles de plata (nueve décimos),
no sólo en manos de jefes i empleados, sino en manos de lamperos i “capacheros”.
Derroche de energías. Jaranas, pintas, polleras i brillar de puñales i disparos de
revólveres. Vuelco de licores finos. Pachamancas. Picantes. Amores de un día con
“la placenta jugosa o con la “chola soberbia”... Todo esto era en los tiempos de los
famosos “Pagos”. Tiempos en que toda Morococha se extravertía; i que ya no volverán
en realidad sino en añoranzas de viejos sentimentales - - - Salimos de la abstracción
romantizadora del pasado. Nuestras voces 1 pasos repercuten en el silencio de la
noche, mientras en el fondo de las minas se desarrolla el drama humano de los que
extraen los codiciados metales de las entrañas de la tierra... De lejos nos llegan
cantares cholos. Voces i guitarras incitan hacia “el rincón” de donde parten Alto

477
EL PERÚ MINERO
sigiloso en la puerta. Es todo un jaleo i un vuelco de copas. Los circunstantes están
groggy i, por consiguiente, a temperatura de millonaria alegría. Insinuaciones. Temples
de guitarras. Bordoneos i gorgoritos en las voces. De repente unos “tonos” nos
conmueven. Es el terruño lejano que se expresa, que vibra. Cuántas veces, por las
callejas poblanas de nuestra ciudad, esos aires se han oído i han tenido la virtud de
hacer amanecer las auroras en los ojos soñolientos i la canción en los labios:
“En el campo hai una flor,
en el campo haí una flor,
que le llaman “cardo santo”
que le llaman “cardo santo”
cholitay...
Ay sí, ay nó; ay sí, ay no
No te peines con el peine,
con el peine que paino yo,
cholitay...
Mírala por buena alhaja,
mírala por buena alhaja,
hai parecido tanto,
hai parecido tanto,
cholitay...
(Palmas)
Huaray que sí, huaray que no,
me estás queriendo, dices que no,
Huaray que sí, huaray que no,
me estás amando dices que no”.
La riqueza mineral de Morococha parte desde el Coloniaje. Su primer explotador
fué el azoguero huárochirano don Martín de Bidogaray (1760-1773). El primer ingenio
donde se concentraban los minerales se instaló en San Martín de Tucto.
Posteriormente en varios ingenios: “Santa Bárbara”, “El Carmen”, “Huacracocha”,
“Mhar” (1). Al presente los minerales se benefician en la Fundición Americana de La
Oroya. La fama de Morococha trascendió por América i Europa i aun por Asia, por
su abundosa “plata piña”, por sus grandes filones de ‘blenda—. Sus minas han
pasado por variantes de nombres: “San Miguel”, “Natividad”, “Alejandria”, “Ombla”,
“San Pedro”, “San Antonio”, “Alparnina”, “Anticona”, “Huacraccocha”, “Wilca”.
Cobraron tono de leyenda i se hicieron obsesión de aventura i riqueza fabulosa.
Procrearon la “pequeña Minería”. que dió paso al asentamiento i expansión de la
CERRO DE PASCO COPPER CORPORATION; subsistiendo una que otra Compañía
nacional. La explotación no declina. Acusa un volúmen seductor de plata, cobre,
oro, plomo, etc. Se explota, mensualmente, 2,000 toneladas, de las que más de la
mitad es de alta lei ¿Cuál sería la cantidad de oro que Morococha hubo dado en
1937, cuando se sabe que la C. de P. C. explotó en Junín: 1’605,356 gramos de oro;
de planta, cuando en 1936, el mismo trust, exportó de Oroya, Casapalca 1
Morococha: 385,611 kilos de plata; i el Sindicato Minero de Sacracancha, en el
mismo año, también, exportó: 15.0117 kilos de plata?.
______
(8) Por Lei N9 9356, de Febrero 1941, se jerarquizó como pueblo. El Art. 19, dice: “Desígnase con el
nombre de “Manuel Montero” la población conocida con el nombre de Marh Túnel, situado cerca
de la boca de socabón del mismo nombre, en la Provincia i Distrito de Yaull”, después de la

478
LETRAS Y ARTES
siembra i la cosecha. El Indio campesino deviene, en la lucha por la existencia, proletario minero;
i el mestizo, empleado. El dinero que sale de Morococha se desparrama en el Gran Valle,
retornando el indio, siempre, pobre endeudado, 1 las más de las veces, enfermo incurable.
Morococha concentra alrededor de 3,000 trabajadores. Jauja, Tarma 1 Huáncayo
son los proveedores de brazos. Para mestizos e indios, ella, es la tierra de promisión.
El valle del Mantaro se despuebla, anualmente, Morococha, por Lei de 21 de
Noviembre de 1907, fue jerarquizado como Distrito (1), de la jurisdicción de la Provincia
de Yauli. Se halla al pie del nevado Yanasinga. La dominan, a lejanía, los nevados
de Puy-Puy i Antaragra i el río Mantaro. Su fislografía le determina un clima frígido.
En el habitante se producen alteraciones psíco-fisiológicas, cuya lucha por la
existencia es trágica. El diagnóstico de las enfermedades corresponde más al “mal
de las alturas”; neumonía, reumatismo, neumoconiosis, reflejo congestivo de los
ojos -”el jumpe”-, etc. La esquizotimia del indio, que se agudizá, lo introvierte más i
lo hace esfinge. El mestizo deviene extrovertido, por los estimulantes: música,
juego, licores.\ mujeres. La población fluctúa. No es fija. Aumenta o disminuye,
según la intensidad de los trabajos mineros (10). Se halla distribuida en los dos
barrios de Morococha. La Vieja al S.O., al pie del cerro Potosí, con los campamentos
de obreros. La nueva, al N.E., poblada por comerciantes minoritarios, empleados i
artesanos. En ella se encuentran las Oficinas administrativas: Municipio,
Gobernación, Comisaría, Mercado, numerosas casas comerciales i las instituciones:
Casino Morococha, fundado en 1922 (11) Centro Social, fundado en 1922. 1, por su
calle céntrica se enfilan vendedores ambulantes, sobre todo, negociantes de calzado,
especialmente te hechos de baqueta i estaquillados, en algunos pueblos de Jauja,
como Julcán i de Huancayo. Estos “chuzos”, de gran tamaño, no tienen competidores,
i se venden a precios módicos. Morococha se halla urbanizada desde 1922, en más
de 30,000 metros cuadrados, de los 49,928 metros cuadrados, expropiados, a base
de indemnización, a la PERUVIAN CORPORATION i Cerro de Pasco. Se halla a 35
kilómetros de La Oroya, a 36 de Yauli 1 a 14 kilómetros de Ticlio. Enlazado a ellos
por líneas férreas 1 recorrida por ¡a Carretera Panamericana. El conglomerado social
está constituido en 90% por el indígena, que es el auténtico trabajador de las minas;
mientras que el mestizo es contratista, jefe, oficinista, empleado de la MERCANTIL
i comerciante minorista. Del indio se tiene un concepto de minusvalía, por su
ignorancia i su esquizotímia, que lo hace humilde, cenceño. Su standard de vida
deja mucho que desear. Esta realidad hai que remarcatla, para que la atención de la
política de asistencia social del Estado advierta la inaplazable urgencia del
funcionamiento de un Restaurant Popular, como el de La Oroya. Es imperativo
instaurar Escuelas de carácter especial, puesto que las vigentes no corresponden
a las exigencias antropo-geográficas, sociales i económicas del medio. Si la Provinela
de Yauli por cumplimiento de las leyes 8433-8509 tiene asegurados 7,641, con un
rendimiento de cuotas que llega a S/. 92,315.03 (1937), i siendo la mayoría de los
asegurados, 1 por ende, trabajadores del Departamento de Junio, nada más lógico,
congruo i realista que establecer el Policlínico que corresponderá a Junín, en virtud
de las leyes aludidas, en la zona de Llocllapampa. Zona propicia, recorrida por el
Mantáro, por el Ferrocarril Central, por la Carretera Central; con aguas termales,
agua potable, no del río i de clima magnífico; distante de La Oroya 61 kilómetros, de
Jauja, 15 Km., de Huancayo, 62 Km. (12).

__________

479
EL PERÚ MINERO
(9).- “Lei N9 682.- EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.- Por cuanto: el congreso ha dado la le¡
siguiente:- E¡ Congreso de la Repúblíca Peruana.- Ha dado la lei siguiente:- Art. 1° Créase en la
Provincia de Yauli, del Departamento de Junin, el Distrito de Morococha, que tendrá por capital el
pueblo de su nombre- Art. 2° Los límites del nuevo Distrito serán: por el N., el río de Aunábamos,
que naciendo de los nevados de Puy-Puy desagua en el río Mantaro *. por el S., la línea de
cumbres determinada por los picos más elevados de Tunshuruco, Santa Clara i Alpamina; por el
E., la Cordillera de los Andes; í. por el 0., el río Mantaro... Comuníquese al Poder Ejecutivo, para
que disponga lo necesario a su cumplimiento.- Dada en la sala de sesiones del Congreso, en
Lima, del los 25 días del mes de Octubre de 1907.- M. C. Barrios, Presidente del Senado.Juan
Pardo, Diputado Presidente.- D, Matto, Secretario del Senado— Mario Sosa, Diputado Secretario.
Al Excemo Sr. Presidente de la República.- Por tanto: mando se imprima, publique, circule i se le
de el debido cumplimiento.- Dado en la casa de Gobierno, en Lima, a los 21 días del mes de
Noviembre de 1907.- Pardo— Germán Arenas”.
(10).- El Censo de Población de 1961, registra para Morococha: 8,873 h.; de los que 4,902 son
hombres í 3,971 mujeres. Su población urbana es de 6,519 – total -; la que se descompone en
3,578 hombres i 2,941 mujeres. Su población rural: 2,354; de la que 1,324 son hombres 1 1,030
mujeres. “Sexto Censo Nacional”, cit.
(11).- Esta entidad que invitara al autor, en muchas oportunidades, para ofrecer conferencias,
recitales, lo premió con medalla de oro ¡diploma de honor:- “CASINO MOROCOCHA.- Premio al
Mérito.- Diploma i medalla de oro, otorgado por la Institución al Socio Honorario escritor señor
Clodoaldo Alberto Espinosa Bravo, por su labor cultural en beneficio del “Casino Morococha”.-
Morococha, Agosto 10 de 1940.- J. Vidal, Presidente. Un sello.- Ilegible. Secretario, Un sello”.
Hemos recorrido peatona e indagativamente Morococha, que la conocíamos, a
la ligera, cuando en una de nuestras vacaciones (1918), de estudiante secundario,
trabajábamos, vigilando a los arrumadores de madera, a plena ínterperie, de campo
traviesa i de nevada. Hoi como ayer, el panorama níveo de sus alturas es sugestivo.
Ofrece un suceder proteico de paisajes, que pueden satisfacer al turista más
exigente, ya sea nacional o extranjero. Sus paisajes de nieve – cubistas -, con sus
auquénidos que las recorren al silbido del llamero, que hace zumbar su honda con
elegancia deportiva, se clavan en las pupilas para no ser olvidadas. Sus lagunas
verdes, ondulantes i cromáticas a las caricias caprichosas del Sol, invitan a una
inmersión cenital. Cada cinco minutos sopla el viento con fuerza que levanta remolinos,
que se van en espiral, en columnas, hacia el espacio infinito. las máquinas, con su
trepidar, enruidecen el ámbito, conduciendo, incesantemente, en tolvas, minerales,
rumbo a la FUNDICION de La Oroya. Por la Carretera Central, ir i venir de carros, de
automóviles, con chauferes costeños que se quedan cada véricos, por el “soroche”,
en alguna de las calles del lugar. Desfile de empleados i trabajadores por ser hora
de almorzar, a paso veloz. Cholas que llevan típicamente la “manya”, al marido o
papá que por ahí “cerquita 11 espera. Correr de escolares desnutridos, que piden a
gritos un REFECTORIO ESCOLAR - -
_____
(12) - Esta parte no se ha suprimido. Pues, es procedente ello, por tratarse de una clarinada
oportuna. I, porque es necesario establecer un Policlínico en Llocllapampa pues el de La Oroya,
no invalida esta demanda. Téngase presente que este artículo fue publicado en 1939,
El reloj marca la hora de transición entre la tarde i la noche. Sorprende el atardecer
con la nevada que entristece el paisaje, no ha minutos apedernalado. Las minas
vomitan a sus trabajadores, inclusive las 11 canchas”, donde han pallaqueado metal,
mujeres. Andan i desandan los mineros. Unos, con sus overalls ennegrecidos.
Otros, con tremendas botas de jebe. 1, otros, con sacos í sombreros engomados.
La carátula que sonríe no deja de hablar el drama que viven allá en el fondo, a 800 o
más pies dentro la roca, saturados de grisú, sudor, agua i fatiga. Por sus ojos í

480
LETRAS Y ARTES
labios al rojo i una tos enronquecída se diagnostica la destrucción que va operando
“el jumpe” la neumoconiosis. Se puede afirmar que el 50% de los que retornan al
Valle del Mantaro llevan el mal incurable dentro. La acción de los polvos metalíferos
absorvidos, en las 8 horas diarias de trabajo, en el curso de un año, es fulminante,
dígase lo que se quiera. Ante este drama viviente es obligatoriedad nacional superar
la defensa del capital humano. 1, para ello nada más científico que establecer,
nosográficamente, la nomenclatura integral de las enfermedades que producen las
minas, con sus polvos i sus gases. Pues, defender, integralmente, el capital humano,
que genera todos los valores, es hacer Patria. Cerro de Pasco, la Oroya, Morococha,
son los centros genitivos donde se verifica el proceso crucial de nuestros
componentes étnícos: el mestizaje, en forma elocuente. Estos laboratorios vivientes
deben ser tomados como lugares de estudio de los problemas médicos, pedagógicos,
psicobiológicos i económico-sociales, que ha¡ que efectuarlos en el mismo escenario
agrícola-minero. Siendo el Perú un país eminentemente rural i minero es realístico
darse una legislación social, de conformidad a las Regiones naturales que antropogeo
i fisiográfícamente lo configuran, lo determinan. Ha¡ que llegar a La Oroya, a
Morococha i a centenares de centros mineros, metalúrgicos, con ojos i oídos bien
abiertos; 1 con una sensibilidad capaz de sentir e interpretar, en su esencia, a
nuestro capital humano, básico: el indio, que sabe conllevar su drama i al mestizo
que unas veces se colude a los intereses creados, y otras, muchas, se yergue en
defensa propia i extraña.
La ciudad metalúrgica de La Oroya 1 el Centro minero de Morocócha, reservan
el mensaje inédito de la Sierra Central, que es el crisol del mestizaje de la
nacionalidad. Estos paisajes no ha¡ que pasarlos de vista. Ha¡ que sentirlos,
convivirlos. Él turista encontrará sorpresas a maravilla, el artista, temática singular
para sus creaciones. El estudioso, problemas que plantear. El legislador, realidad
que salvar 1 el hombre, se reencontrará en estos escenarios bravíos en su medida
cabal tendido hacia el infinito, como una flecha disparada a un blanco fijo: UN
PERU NUEVO, admiración del Universo!

481
EL PERÚ MINERO

Alfonsina Barrionuevo

EL MUKI
El muki es el espíritu de las minas. Es el dueño de los tesoros de la tierra. Su
pequeño guardián. No se sabe si los antiguos peruanos lo conocieron con ese
nombre. Su sistema para explotar el oro y la plata era diferente, tomándolo de las
vetas que afloraban a la superficie de la tierra o de las charpas (1) de los preciosos
minerales, que eran arrastradas por los ríos.
El mágico personaje debió haber aparecido como tal, cuando los españoles
abrieron los primeros socavones, con trabajadores indígenas, que forjaron en su
imaginación la personalidad pintoresca del muki; añadiéndola a la superstición de
que nada con faldas, ni mujer, ni cura, puede entrar en las minas, porque acarrea
desgracias¡ se rompen las vigas, hay derrumbes, se aniegan las galerías, suceden
accidentes. A más de un obispo, según la tradición, no le han dejado hacer misa
adentro.
El muki se presenta como un geniecillo, que anda vestido de verde musgo, a
veces con una finísima capa de vikuña o con el traje de agua que usan los mineros.
En la cabeza tiene dos cuernitos que le sirven para romper la roca y señalar las
vetas, su piel es muy blanca y lleva, colgando de la mano, un farolito. Es un ser
travieso, burlón, que descubre sus tesoros a los hombres de buen corazón y a los
malos, los echa de su mina o los mata.
Los técnicos identifican al muki con el gas letal, que irrumpe a ras del suelo o
flota por encima, y con la silicosis que antes no se conocía, por algo su nombre
viene de mukiq, el que asfixia, y mukísqa, en qeshwa, es el asfixiado. En los nefastos
tiempos de las mitas, durante el Virreinato, los indios que eran arrancados de los
campos para ser conducidos a las minas, de donde no volvían jamás, alcanzaron a
difundir la existencia del mukí, tan atado a su destino. La crueldad de los capataces
que los flagelaban, hasta sacarles a tiras la piel, o los obligaban a abrir las galerías
y trabajar sin protección alguna, se reflejaba en las muertes y los desastres, que se
atribuían al muki, espíritu terrígeno, que demostraba así su desagrado, por quienes
invadían sus dominios sacrificando a cientos de infelices, para arrancar a la tierra
sus riquezas.
________
* Lima, 1974
Su existencia, vinculada con casi todas las zonas mineras del, Perú, ha dado lugar a numerosos
relatos inverosímiles, En Cerró de Pasco, los mineros ya jubilados, lo describen como un enanito
de cara tiznada, juguetón, que aparece por detrás de sus espaldas, en puntillas, apagándoles la
luz de sus lámparas o soplándoles en los párpados para hacerlos dormir, cuando se sientan a
descansar. Los de Huarochirí, Lima, agregan que el muki es el dueño del antimonio, el espíritu que
cuida las riquezas del subsuelo, sobre todo la plata. Algunos aseguran que es gringo y que se
deja ver en los lugares donde están los filones, cuando quiere favorecer a los mineros.

482
LETRAS Y ARTES
Arturo Jiménez Borja, relata que, siendo niño, vió al Sur del Perú, en una mina
llamada Choqellimpi, matar un toro en el interior de los socavones, durante los
festejos del carnaval, y untar las galerías con su sangre, para que la mina bebiera y
arrojar después su corazón palpitante en sus entrañas, para que comiera de él.
Puede haber sido un pago (1) al dios del cerro o un pago al muki, para que les deje
trabajar, o quien sabe a ambos. En Moroqocha, los mineros dicen que sólo ellos
pueden ver al muki. En su peluda cabecita apuntan dos cuernos chiquitos,
relucientes, y se abriga con un hermoso poncho de vikuña. Suele ofrecer a los
mineros sus vetas más finas y mientras habla, “con voz suave que suena como
dentro de un sueño”, se fija si en los ojos de los cholos brilla la codicia. Según el
trato deben dejarle la mitad de lo que encuentren. Si aquellos aceptan hunde, en las
noches, sus duros cuernitos en la roca. El cerro tiembla al sentir que le rompen su
barriga de plata. Y al día siguiente la veta queda descubierta para aquel que prometió,
con intención derecha, darle lo suyo.
Los recios mozos de Junín mantienen la creencia de que el muki fue hallado en
Jalamalay, Yauyos, cuando se abrieron túneles para explotar los metales preciosos,
hace muchísimo tiempo. El hombrecillo no es perverso sino que es muy bromista y,
jugando, es como causa, sin querer algunas muertes. La comunidad de Mukiyauyos
lleva su nombre, añadido al de sus descubridores, en remembranza de aquellas
épocas.
__________
(1) Pedruzcos.
(1) Ofrendas.

En Castrovirreyna, Gladys de Baertl, la única mujer que los mineros han dejado
entrar a una mina, “porque tiene buena sombra”, ha escuchado hablar del muki,
como una especie de gnomo, alegre y amigo de hacer chanzas. Es blanco, barbudo,
usa sombrero alón y traje verde. Sólo pueden jugar con él los niños. Si la gente es
buena les deja llevarse su plata. Si es mala, pone señales que los mineros conocen,
como filtraciones que aparecen al paso del indeseable, piedras que caen, manchas
oscuras que surgen en las paredes y otras evidencias. Los mineros le hacen regalos,
con cosas que representan los tres reinos de la naturaleza, un puñado de coca, una
botellita de pisco o aguardiente, un terrón de champu (1), naranjas maduras, huesillos
de zorro, de víkuña o de cóndor, una moneda de plata y flores del campo.
Carmela Hurtado, de Huancavelica, agrega que el muki había con los hijos de
los trabajadores, porque son inocentes, porque son puros. En pequeños altarcillos
que cavan en las mismas galerías, como se acostumbra también en las minas de
Arequipa, le ponen cigarro, coca y cañazo, y él, en recompensa, les avisa en cuántos
días y en qué parte van a encontrar el minera¡. A veces anda silbando por los pozos,
con su ropa de agua, su casco y su lamparita. De noche, cuando está solito,
trabaja incansablemente, tallando la roca, arrancando chispas a los muros y moviendo
las vetas a su antojo.
En las minas de Progreso, Grau, Lina Chauca dice que el muki sale y se acerca
hasta las casas de los mineros, apareciendo en el dintel. Es muy pequeñito, risueño,
viste de rojo y calza zapatitos de oro con tacones. Se cubre la cabeza con el
inconfundible casco de los mineros, por donde salen sus cuernitos, y llama a las

483
EL PERÚ MINERO
gentes a quienes quiere descubrirles las vetas. Los trabajadores le ofrendan, además
de coca y aguardiente, con llamphu, tierra comestible, y botellitas de aceite de
lámpara, aceite María y aceite Virgen, añadiéndole incienso, agua coronada y pichu
wira, grasa de llama. A pesar de su nombre mukiq, “el que asfixia”, quiere a los
indios y es bueno con ellos.
______
(1) Comestibles

484
LETRAS Y ARTES

Emilio Harth-Terré

EL APRENDIZ DE PLATERO
i
Estamos, por ahora, en el siglo XVI: la “aurora de Lima”. No se ha cumplido el
medio siglo de fundada la ciudad. Como lo señalamos, en el acto fundamental
estaban presentes como primeros vecinos de oficio platero un tal Aranda y “maese”
Robles. Oficios indispensables en esos primeros actos administrativos para fundir,
aquilatar, ensayar y quintar los metales finos, oro y plata, fruto de los jugosos
repartos del tesoro de los Incas.
Los oficiales plateros en sus varias categorías desde la de ensayador, orífice y
orfebre hasta la de mazonero, fueron en cantidad creciente. Y el de platero se
consideró de categoría desde los primeros días de la colonia. En la historia de
estos oficiales tenemos a Diego de Fonseca quien fuera soldado de la conquista y
como tal tuvo repartimiento de indios por cédula de Vaca de Castro en 1547.
Al amparo de un maestro examinado desde ya numerosos quienes tenían taller
en la ciudad, los aspirantes buscaron a Diego Bravo, veterano del oficio, para lograr
la capacidad suficiente. En este medio siglo de cuaje urbano fueron varios los talleres.
La abundancia de la plata significó un paso económico hacia la industrialización del
metal- la vajilla doméstica cobró lugar preponderante poniendo de lado la de loza
que fue considerada “plebeya”. La jícara, la jofaina, taza, cubiertos, platos y hasta
cierto adminículo de uso muy privado, se labran en plata. No quiere decir esto que
los orífices dejarán de obrar preciosas alhajas y joyeles, ni los orfebres custodia,
cálices, sahumadores y braseros. El lujo argentino era sostenido por el consumo
industrial. De allí la importancia económica del oficio.
_______
* Publicado en “Expreso, 5 de Abril de 1977.
Pero lo que buscamos destacar es el enorme número de gentes en una
organización gremial a exigencias del Cabildo en 1549. Dos plateros portugueses
Francisco Rodríguez que fuera elegido alcalde del gremio y Antón Rodríguez como
veedor, agruparon a los compañeros cumpliendo la exigencia municipal. Y además
en otro aspecto de no menos importancia: la confraternidad menestral y la integración
racial que se produjo tan natural y espontánea a través de los oficios plebeyos.
Es necesario largo capítulo; lo que hacemos es un esbozo. Mostraremos cómo
el maestro ibérico enseña al joven criollo y al mestizo así como trasmite sin recelo
al indio - que se torna maestro- los cono. cimientos y experiencia de su arte.
Recordemos que el indio fue excelente orfebre al punto que el Virrey Toledo, estando
en el Cusco, en 1570, promulgó sus ordenanzas admitiéndolos en un gremio en el
que eran maestros y resultaban indispensables en la economía industrial metalífera
del oro y plata.

485
EL PERÚ MINERO
Caso al parecer insólito pero de proporcionado valor es a nuestro juicio el de dos
jóvenes indios naturales de Moro (Prov. de Santa) Tomás Chacayquiui, y Pedro
Pacclla, ambos de edad de doce años que ingresan al taller del maestro igualmente
indio Pedro Chumbi. El maestro les dará alojamiento, de comer y vestir, doce pesos
y doce fanegas de maíz al año. Con la intervención del intérprete indio Martín Chilca
se formaliza el contrato de aprendizaje. Esto es en 1574.

II
En esta eucaristía artesanal iba cumpliéndose el fenómeno de la integración
racial hispano india, por un lado tan evidente cuando al gusto se refiere; y ahora
que, mediante estas fichas paleográficas se nos muestrá un mundo metropolitano
-Lima- que podemos analizar y juzgar mediante los trabajos de orfebrería de oro y
plata de entonces sin competir y acaso sin emular con otra ciudad peruana con
abundancia de oficiales del arte -Cusco- ambas, a la postre coincidiendo en una
esencia del gusto que nos atrevemos a calificar de ecumenia.
Termina el siglo, y en esta de sus últimas décadas son aprendices mozos que
vienen de lejanas tierras, o de la misma metrópoli. De Sevilla es Juan Ximénez
quien se asienta con Gaspar de los Reyes, “platero de oro”, por cuatro años. Andrés
Alegría, español de la península con Juan Ruiz, por dos años. Francisco de Mendoza,
natural de Santa Fe de Bogotá del Reino de Nueva Granada con Bartolomé Labrador.
Alonso Díaz de Vargas de Santiago de Chile con Diego de la Hoz.
El escribano ha tenido buen cuidado de señalar la oríundez del aspirante; no
escapa de su diligente cálamo aquel calificativo ya en boga: “mestizo”, Andrés de
Capillas lo es y así consta en el acta de concierto. Francisco Hernández lo es
también natural de la Villa de Cañete.
La ecumenia abarca no sólo los límites del Virreínato de Nueva Castilla sino que
también revierte en las mismas entrañas del hombre aborigen. Diego de Macho es
indio ladino natural de Quito. Se asienta con Martín de Saldívar en 1596. Lo es Juan
de Escobar indio de Cusco - Como reza el texto paleográfico, que Ingresa al taller
de Diego de la Hoz. Este es uno de los muchos casos sobre el que me repito: la
adopción del gentilicio español por el indio. La calificación escrIbanil aparta de toda
duda acerca de esta curiosa aspiración.
A fines del siglo XVI la calle de los plateros está colmada de talleres; bulle de
maestros y oficiales. Esta, ahora, se prolonga hacia el templo de la Compañía de
Jesús -, de San Pablo y San Pedro, nombrada hasta poco “Plateros de San Pedro”.
Para terminar esta nota: el moreno tampoco fue excluido de esta comunidad
laboral. En 1590 ingresaba al taller de Miguel de Greña el mulato Juan de Santiago,
de doce años, hijo legítimo de “morena horra” (y consiguientemente hijo de padre
blanco). Pero esto es canela de otro costal...

486
LETRAS Y ARTES

José Luis Jordana Laguna

MITOS E HISTORIAS ÁGUARUNAS,

JEMPUÉ, EL PICAFLOR, Y EL ORIGEN DEL FUEGO


Cuando los aguarunas empezaron a poblar la selva del Alto Marañón no conocían
él fuego. En aquel tiempo tampoco sabían cultivar la tierra, no poseían chacras y
carecían de yuca y de plátanos. Sufrían de hambre y de frío. Morían muchos niños
a los pocos días de nacer, porque no había cómo abrigarles y calentarles.
Como no tenían fuego, los aguarunas no cocinaban carne ni los otros alimentos.
Buscaban choros y camaroncitos por las quebradas y cuando conseguían algunos,
se los metían debajo del brazo, bajo las axilas. Así los tenían un rato hasta que
cambiaban levemente de color y luego se los comían. Esta era la forma de cocinar
de los antiguos aguarunas. También comían el palo de balsa (118) o topa cocinándolo
por el mismo procedimiento de mantenerlo unos minutos debajo del sobaco.
Otra manera de cocinar consistía en colocar los choros, camarones o pescaditos
sobre una estera tejida de chambira en el sol. Así los dejaban hasta que bien
soleados, se secaban. Después los comían sin sazonar, pues tampoco conocían la
sal.
Iwa (119), el gigante que se alimentaba de gente, era el único que poseía el
fuego. Lo cuidaba con mucho esmero. No se lo daba a los aguarunas. Y éstos no
se atrevían a quitárselo, ya que mataba a los aguarunas y se los comía.
_________
* Tomado del libro del mismo nombre, Lima, Ediciones Retablo de Papel, INIDE, 1974.
(118) Palo de balsa: Es el árbol llamado topa, de madera liviana, esponjosa y que flota muy bien en
el agua. Se utiliza para la construcción de balsas. Una balsa de 20 topas gruesas puede
soportar tranquilamente unos 2.000 kilos de carga.
(119) Iwa: Nombre propio de un gigante de la antigüedad que exterminaba a los agua runas y se
los comía.
Pero un día, Jémpue (120) y Yampits (121) se pusieron de acuerdo para robarle
el fuego al gigante Iwa,
Mientras yo agarro el fuego, tú, Yampíts, aprovecho para conseguir toda clase
de semillas que tiene Iwa para sembrar en su chacra.
Así hablaba Jémpue, el picaflor. Yampits, la palomita del monte, también
conversaba:
- De acuerdo. Tú vete por allá, yo iré por este otro lado.
El picaflor se fue a una quebrada y se remojó bien sus plumas, luego se tendió
en la trocha (122) por donde habían de pasar las mujeres de Iwa al volver de la
chacra.
Regresaban ya las mujeres de lwa por la trocha, cuando encontraron al picaflor
mojado, tumbado en el suelo y tiritando de frío.
487
EL PERÚ MINERO
Los aguarunas salieron a recoger el fuego y lo llevaron a sus casas y desde
entonces procuran que nunca se les apague.
Yampits, la palomita, aprovechando que estaban todos los Iwas preocupados
con la huida de Jémpue llevándose el fuego, se escapó también volando. Y llegó a
casa de un aguaruna y vomitó todas las semillas que había tragado en casa de Iwa.
Y así obtuvieron los aguarunas las setrillas del frijol, del maní y del maíz. Y a partir
de entonces los empezaron a sembrar en sus chacras.
Desde aquel día, los aguarunas mantienen siempre encendido el fuego de la
candela, durante el día y por la noche, y de esta manera pueden cocinarse los
alimentos, asarse los plátanos y las yucas, ahumar la carne para que no se pudra
y calentarse los pies, durante las noches frías de los días lluviosos.

EL CONEJO, EL ZORRO Y EL HOMBRE DE BREA


Un hombre muy trabajador tenía una chacra bien cultivada donde crecían diversas
hortalizas, plantaciones de maíz y yuca, y numerosos árboles frutales que producían
sabrosos caimitos, maracuyás (4), taperibás (5), paltas (6), tumbos (7) y otras
frutas.
Dentro de su chacra, este hombre tenía sembrado semillas de sandía para
experimentar si en la tierra húmeda de la selva, donde el fuerte sol se entremezclaba
con las intensas y frecuentes lluvias tropicales, se lograría producir las generosas
sandías.
Todas las mañanas el buen hombre marchaba con su mujercita a su chacra
para desyerbar con su machete, abrir nuevos rozos y últimamente para, sembrar
semillas de maní en un terreno arenoso apropiado.
Pero un día, al llegar a la chacra, observó disgustado que muchas plantas estaban
destrozadas, las hortalizas particularmente mordisqueadas y las pequeñas sandías
que comenzaban a engordar con sospechosos arañazos.
El hombre se dijo:
- ¿Quién será el intruso que destroza mis plantas? Preparará una trampa para
que no se vuelva a repetir.
Fue al bosque y raspó las cortezas de algunos árboles resínosos que el hombre
conocía bien. A las pocas horas ya había conseguido una buena cantidad de penkáe
(8) shijín (9) daúm (10) y shijíkap (1 l). En su casa mezcló las resinas, las hizo hervir
un tiempo y después puso a enfriar la mezcla. Cuando la brea todavía estaba caliente
con sus manos moldeó una figura de hombre. Finalmente, agarró al hombrecito
resinoso y lo colocó a la entrada de su chacra a modo de guardián.
De noche, Wapujúsh (12) se acercó a la chacra. Venía alegre por que el día
anterior había encontrado una mina de alimentos en aquella chacra con tantas
hortalizas, maní y sandías.
________
(4) Maracuyá: Fruta de color y tamaño semejante a la ciruela, de sabor muy agradable, óptima para
refrescos y para bajar la presión arteríal.
(5) Taperibá: Fruta de sabor ácido peculiar que se cultiva en la región de la Selva.
(6) Palta: Es la fruta conocida en otras partes por aguacate, de forma de pera, que se come también

488
LETRAS Y ARTES
con sal como ensalada y se le llama mantequilla vegetal.
(7) Tumbo: Fruta del tamaño de una papaya, de sabor agridulce, que se suele tomar con agua como
refresco.
(8) penkáe: Brea, resina especial que sacan de un árbol conocido del bosque. Cera vegetal. Funda-
mentalmente la utilizan para la fabricación de las cerbatanas Y para tapar las rajas o huecos de
sus canoas.
(9) shijín. caucho, jebe, shiringa, cierta resina.
(10) Daúm: Leche caspi, resina de árbol. Arbol que produce una resina o goma muy parecida a
la balata, pero más elástica y de mayor consistencia, F látex de su corteza se asemeja a la leche
de vaca, es de sabor algo dulce y goza de propiedades medicinales.
(11)Shijikap Copal, resina de cierto árbol. La utilizan para hacer antorchas Para caminar de noche y
para tatuarse la cara, la nariz, los brazos y el pecho.
(12) Wapujúsh El conejo de la selva del Alto marañón. Hoy día escasea bastante y es difícil
encontrarlo.
El conejo iba ya a ingresar a la chacra, cuando de pronto casi se topa con el
hombrecillo de brea que estaba parado junto a la puerta. Wapujúsh le dice con la
mejor de sus sonrisas:
Señor, ¿sería usted tan amable de apartarse un poco para que pueda entrar a la
chacra?
El hombrecillo moreno nada contestó. El conejo habló mas fuerte:
- Permiso, señor. Voy a pasar a la chacra.
Nada. No respondía nada. Wapujúsh empezaba a amargarse. Se acercó más al
hombrecillo y le chilló:
- Señor, ¿está usted sordo? le repito que se aparte porque voy a entrar a la
chacra.
Como no obtuviese ninguna respuesta, Wapujúsh caliente por tanto silencio
gritó:
- ¡Ah! ¿Con que éstas tenemos? ¡Ahora verás negro cholo!
Y le zampó una tremenda patada a la canilla (13) del hombrecillo de brea. El hombre
permaneció en su mutismo, pero la pata del conejo se había quedado pegada a la
canilla de la figura resinosa y por más esfuerzo que hacía Wapujúsh no podía despegarla.
- ¡Suéltame! ¡Si no te voy a dar un puñetazo!
Como no le soltase, Wapujúsh le lanzó un puñetazo a la cara y su mano quedó
apegada a la brea. Con el otro brazo golpeó al hombre silencioso y también se
quedó adherido al cuerpo pegajoso del guardián, de tal forma que no podía despegarlo.
le pateó con la única pata que le quedaba libre y le sucedió lo mismo.
El conejo desesperado y rabioso gritaba:
- ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltame!
Como no respondiese nada y permaneciese inmóvil, el conejo como último intento,
a la desesperada, le dio un fuerte cabezazo en su barriga. Pero la cabeza de Wapujúsh
se quedó también fuertemente pegada. Total que, de pronto, sintió Wapujúsh que
no podía moverse absolutamente nada. Y _m esa incómoda posición el conejo tuvo
que pasarse el resto de la noche.
Al amanecer, el dueño de la chacra fue, como todos los días, a trabajar
acompañado de su mujercita y descubrió al conejo pegado al hombrecillo, de brea
489
EL PERÚ MINERO
que había dejado como trampa. El hombre dijo:
¿Así que tú eras el que maltrataba mis plantas, comía mis hortalizas y malograba
mis sandías? ¡Ahora verás lo que es bueno...!
Y dirigiéndose a su mujercita le dice:
- Mujer, vamos a la casa. Calentaremos al rojo vivo un fierro oxidado que encontré
el otro día botado en la trocha y se lo meteremos en su trasero a este conejo ladrón,
para que se le quiten las ganas de robar lo que no es suyo.
Diciendo así, se marcharon a su casa para preparar el fierro, mientras el conejo
sollozaba de puro miedo.
Al poco rato aparece Amich (14), el zorro, que le pregunta:
- Amigo conejo, ¿qué haces acá? ¿Qué te sucede que estás tan nervioso?
Y el conejo Wapujúsh te respondió:
- ¡Ay, compadre! ¿Sabes lo que me pasa? Que el dueño de esta chacra quiere
entregarme a su hija más linda por esposa y van a matar diez gallinas gordas para
la fiesta, y mi problema es que yo no sé comer gallinas...
El zorro contestó:
- ¿Ese es tu problema? Si quieres podemos solucionarlo fácilmente. Vamos a
cambiarnos. Y así yo me casaré con la hija del dueño de la chacra y podré comerme
con mucho gusto las diez gallinas, que son mi plato favorito.
Así hicieron. El zorro ayudó a soltarse al conejo y se puso en su lugar. El
conejo, amarrándole bien, dijo agradecido:
- Compadrito; que te vaya bien en la boda y que las gallinas no sean muy viejas.
Y diciendo esto, se largó corriendo y se fue a perderse en el Interior del bosque.
Apenas había escapado el conejo Wapujúsh, llegó el dueño de la chacra con el
fierro ardiendo, al rojo vivo. Al descubrir al zorro en lugar del conejo, se sorprendió
un poco, pero pronto se repuso pensando:
- ¡Ah! ¡El conejo se convirtió en zorro! ¡Bien sabido es el bandido! De todas
formas hay que castigar al intruso.
________
(13) Canilla: Cualquiera de los huesos largos de la pierna.

Y diciendo esto, le metió al zorro el fierro humeante por su poto. El zorro al


sentirse abrasado, estiraba las patas traseras.
Después de chamuscarle el poto, el hombre pensaba que ya estaba bien castigado
y lo soltó.
Y el zorro Amich, salió disparado hacia el bosque. Y buscó desesperado al
conejo Wapujúsh para matarle, porque le había hecho una mala jugada y le había
engañado una vez más con su astucia.
Y el zorro apestaba duro.
__________
(14) Amich: Es el zorro de la selva amazónica, terror de los gallineros; es animal nocturno y Posee
una glándula que segrega una sustancia repugnante, que se huele a distancia.

490
LETRAS Y ARTES

Lucrecia de Paiva

LOS TRES TOROS


El gran hundimiento que se nota al costado derecho de la bajada de Santa
Rosa, en Cerro de Pasco, era un enorme cerro, del mismo nombre, que tenía como
particularidad estar cubierto de abundante pasto que se extendía hasta los cerros
aledaños.
Este campo era la ambición de los pastores de ganados, de la región, en especial
de los de pueblo de Pasco, que en la época de sequía o de continuas heladas
tenían que emigrar a otros lugares, arreando sus rebaños, en busca de mejores
pastos. Pero quienes pretendían cruzar los límites del cerro Santa Rosa se
atemorizaban por el riesgo de perder la vida ante la feroz embestida de tres enormes
toros de filudas astas; uno de color rojo anaranjado, otro blanco nieve y un tercero
negro carbón. Cual centinelas alertas salían los tres toros a merodear por las faldas
de cerro en espera de todo ser humano o animal que se aproximara, los que eran
despedazados y después consumidos por las aves de rapiña, quedando sólo
osamentas en el campo,
La noticia de la misteriosa existencia de esos animales, era una continua amenaza
para los que caminaban por dicho lugar y para los pastores que se aproximaban a
sus inmediaciones, habíase propalado por comarcas vecinas. Crecía al mismo tiempo
la codicia por la posesión del indicado cerro, que los toros vigilaban, porque el pasto
de Santa Rosa podía remediar la situación penosa de los rebaños en las épocas de
sequía.
Estas circunstancias hicieron que los principales de los pueblos de la región se
dieran cita y acordaran hacer el “chaku” (cacería) de los toros. En efecto, al amanecer
del día convenido alistáronse treinta jóvenes de a caballo, armados de lanzas y
lazos, capitaneados por hombres de experiencia, y otros treinta peatones provistos
de hondas y garrotes, seguidos también de muchos perros. Todos se encaminaron
al cerro Santa Rosa, guiándose por otros que iban llevando trompetas hechas de
cuerno de vaca y tambores. El sol era quemante, eran los meses de verano. Por fin,
después de una fatigosa caminata, pudieron llegar a un pequeño cerro de donde se
podía divisar a distancia, como puntos, los tres toros y por las cimas revolteaban
cóndores oteando alguna presa. Acórdose hacer el alto con el fin de que los caballos
tomasen un poco de pasto, sacando también los jóvenes jinetes y los de a pie de
sus “chuspa” (bolso de lana tejida) un poco de coca para “chakchar”, así como el
tabaco que portaban en taleguitas para envolverlo en pancas de maíz y fumarlo,
libando a la vez la tradicional “chakta” (aguardiente), que algunos llevaban en sus
cuernos de vaca.
____________
* Leyenda recogida por la autora, (Fichero del Instituto de Estudios Etnoiógicos).

491
EL PERÚ MINERO
Después de algún tiempo de reposo y llenos los carrillos de “pikchu” (bolo de
coca, pusiéronse a embozalar a los caballos y, cabalgando enseguida, prosiguieron
la caminata a paso ligero, siendo divisados a una distancia de tres millas por los
tres toros. Los toros levantaron la cabeza y enroscaron los rabos sobre las ancas,
en señal de rabia, para acometer enseguida; pero el sonar de las trompetas, tambores
y clarines, el ladrido y la embestida de los perros y los impactos de los hondazos
lanzados por los de a pie, pusieron en fuga a los toros, que en desesperada carrera
subían al cerro. En ese momento cargaron los de a caballo con las lanzas listas
para dar las heridas mortales. Jadeantes ascendían los caballos tras los toros.
Cuando estos ya habían llegado a la cima volvieron a huír los cornúpetas de la
presencia de los lanceros. Pero al llegar a unos peñascos, el de color rojo apartándose
de los otros dos, habíase introducido en una cueva, llegando también a los pocos
instantes sus perseguidores. Estos se situaron a los costados de la entrada y otros
entraron a provocar la salida y esperaron al toro, que no fue encontrado. la cueva
estaba vacía y al penetrar en ella sólo vieron un polvillo rojo con chispitas brillantes
que se veían a la luz del sol, riotándose también un olor asfixiante y apestoso a
metal. Salieron de allí los hombres con una tosesita seca de tísicos.
Los peatones, que subían fatigados, vieron de pronto que por otra falda del
cerro corrían velozmente dos de los toros perseguidos y, creyendo que había sido
cogido el rojo, aceleraron la subida, encontrándose a poca distancia con sus
compañeros, por quienes fueron informados de la extraña desaparición del animal.
Prosiguieron en la persecución de los toros, que habían llegado a la laguna de
Patarcocha. Estos toros volvieron a emprender veloz carrera hasta llegar a la
laguna Quiulacocha donde se separaron el uno del otro. El negro dirigióse hacia
Goy1lar y el blanco hacia Colquijirca, tomando la dirección de la laguna de
Yanamate. En persecución del toro blanco fueron una parte de los de a caballo y
peatones, alejándose mas y mas el animal, que a la distancia se veía como un
punto blanco. Principiando la bajada hacia Colquijirca, habíase desencadenado
una tempestad de rayos y granizos, cubriéndose la pampa de nubecillas blancas
que impedían ver al animal. Fue entonces cuando Quilco (Gregorio), el mayor de
los hombres que perseguía a los toros, dirigiéndose a su compañero Lauli
(Laurencio), le dijo: ‘Mala seña. El “pachap suyo” (nubes de tierra) se ha interpuesto.
Todo está perdido y no nos queda sino ir rastreando por la “chítira” (fangal) los
pasos del toro”. En efecto, en medio de la niebla, atinaban a seguir los rastros
que los perros husmeaban, llegando por fin a una lagunita donde desaparecían las
huellas, notándose cerca del borde turbia el agua, como si alguien hubiera removido
el lodo hacia el fondo.
Algo semejante sucedía con los hombres del otro grupo, pues cuando llegaron a
la actual población de Goyllar, en cuya dirección se encaminaba el toro negro,
fueron sorprendidos por vientos huracanados que hacían caer las piedras de los
cerros, apareciendo igualmente una densa humareda negra que se levantaba como
un incendio, por lo que atemorizados por esos extraños fenómenos tuvieron que
volver en precipitada fuga.
Al día siguiente, todos los indios que intervinieron en el “chaco” habíanse buscado
para contarse lo que sucedió. Acordaron en la reunión volver al cerro Santa Rosa
para ver si habían vuelto los toros huídos; pero, cuando llegaron a los hermosos
pastales ya no fueron hallados ninguno de los tres toros.

492
LETRAS Y ARTES
Desde el día siguiente, los indios echaron sus rebaños de carneros, llamas y
otros animales al cerro de Santa Rosa. Empezaron también los pastores a construír
sus chozas, poblándose así la región.
Transcurridos algunos años, fueron descubiertas las grandes vetas de oro y
cobre en el cerro Santa Rosa, las de plata de Colquijirca y el carbón de piedra de
Goyllar. Los tres toros, eran el ánima de estos fabulosos yacimientos.

493
EL PERÚ MINERO

Dionicio Rodolfo Bernal

TEORIA SOBRE ÉL ORIGEN DE LA MULIZA


Desde 1630, época en que el indio pastor de ovejas Santiago Huaricapcha,
descubre el asiento mineral de San Esteban de Yauricocha; éste toma un inusitado
auge, en la explotación de las minas, el laboreo de los minerales y, que a medida
que pasa el tiempo, su importancia es creciente; a tal extremo que durante el
mando del Virrey, Don Luis Jerónimo Fernández de Cabrera, se remite a la Metrópoli,
una cuantiosa cantidad de ducados; procedentes del mineral dé Yauricocha y desde
aquella fecha es reducto de esforzados mineros españoles, lusitanos, que hacen
de este asiento mineral, sitio propicio para su enriquecimiento.
En 1639, habíasele concedido el Título de “Ciudad Real de Minas”; en 1771, el
Cerro de Paseo, es fundada oficialmente como ciudad, por el Virrey Amat, con
estas categorías, era un virtual centro de trabajo e intensa actividad minera.
Extraído el mineral de las entrañas de la tierra, era conducido a las haciendas,
valiéndose de llamas y mulos como animales de transporte. El primer trabajo del
minero una vez extraído el mineral, era triturarlo, lo que se realizaba por medio de
los ingenios, en los que unas ruedas de piedras circulares accionadas por el agua
lo molían, de donde pasaba a las cochas y luego a los circos, en los que se desleía
el mineral por el procedimiento del azogue. En este lugar el mineral era pisoteado
por caballos en punta de 8 o 10 que lo revolvía con la sal y mercurio, durante ocho
horas diarias. Este proceso de la amalgamación del azogue y la plata duraba de 8
a 10 días. De allí la necesidad de emplear mulas y caballos, no sólo para el acarreo
del mineral, sino también para el desleimiento de este. Dice Don Tadeo Haenke, en
1792 al referirse a la Villa de Paseo, “así no obstante la aspereza del clima, es una
de las más recomendables poblaciones del reino, tanto por su crecido vecindario,
como por el mucho dinero que circula y hace todo el fondo de su comercio. Este
presenta en dicha Villa el espectáculo más agradable a la contemplación de los
curiosos, pues se ve llegar a los vecinos de Jauja a expender sus harinas, a los de
Conchucos que vienen con el mismo destino y con el dar salida a la ropa que labran
en su país, no obstante que también los de Huamalíes conducen los suyos; a los
de Huaylas, cuya importancia princípal se compone de azúcar; a los de Huánuco,
que conducen la coca, chancaca, mieles, grasas y frutas; y a los de Cajatambo y
Chancay, que transportan el ingrediente tan necesario de la Sal. A esto el comercio
diario de dos mil mulas, empleadas en la conducción de metales, cuyo trabajo
siempre se paga en dinero descontado, reportando sus dueños de esta suerte
ganancia ventajosa, siendo el alma de todas estas negociaciones la prosperidad de
la Mina. (1)
_______
* Tomado de su libro La Muliza, G. Herrera Editores, Lima. 1978.

494
LETRAS Y ARTES
Por los años de Mil Setecientos al Ochocientos, se realiza con gran intensidad
y florece el comercio de mulas, el que se realiza desde el norte argentino: Salta,
Tucumán y Corrientes Santa Fé y Jujuy, al centro del Perú, especialmente hasta la
tabladá de Tucle entre Jauja y Huancavelica, Tarma y Paseo. Escuchemos a
Concolorcorvo, cuando habla de los arrieros muleros: “Su principal trato es la compra
de mulas tiernas en los pagos de Buenos Aires, Santa Fé y Corrientes, que traen a
los potreros de Córdova a invernar, donde también hay algunas crías, y después de
fortalecidas y robustas las conducen a las inmediaciones de Salta, donde hacen
una segunda invernadá, que no baja de seis meses ni excede de un ano. Allí sus
tratos con los que bajan del Perú a comprarlas, cuyo precio estos últimos años ha
sido de siete y medio a ocho pesos por cabeza. Otros las envían o las llevan de su
cuenta para. venderlas en las tabladas del Perú, donde tienen valor según las
distancias”. (2)
Este trato o comercio de mulas, fué floreciente actividad comercial durante los
años ya mencionados; pues se realizaban en el “Valle de Lerma” las más grandes
ferias de mulas, donde llegaban a concentrarse, hasta sesenta mil mulas y cuatro
mil caballos, los que vendidos iban a incrementar las recuas de mulas de los arrieros
mestizos del Centro del Perú. Sigamos citando a Concolorcorvo. “En la gran Feria
de Salta hay muchos interesados. La mayor parte se compone de cordobeses,
europeos y americanos y el resto de toda la provincia, con algunos particulares,
que hacen sus compras en la campaña de Buenos Aires, Santa Fé, Corrientes y
parte de la provincia de Cuyo; de modo que se puede decir que las mulas nacen y
se crían en las campañas de Buenos Aires hasta la edad de dos años, poco más o
menos, que comunmente se llama sacarlas del pie de las madres; se nutren y
fortalecen en los potreros del Tucumán. trabajan y mueren en el Perú”. (3)
Afirma Concolorcorvo, que los comerciantes eran cordobeses, europeos y
americanos, lo que demuestra que los arrieros muleros eran argentinos y europeos
quienes llegaban con sus mercancías al virreynato del Perú, especialmente con las
numerosas tropas de mulas en las que cuidándolas solían venir dieciséis hombres,
incluso capataz y ayudante, cada uno de los cuales, era argentino era un payador
acostumbrado a cantar vidalas y decir décimas, glosas etc.
________
(1) Tadeo Haenke. Descripción del Perú - pág. 190 — Edición Imprenta El Lucero, 1901, Lima.
(2) Concolorcorvo - El Lazarillo de ciegos caminantes- Pág, 65 - Biblioteca de cultura Peruana. -
París 1938.
(3) Concolorcorvo. El Lazarillo de Ciegos caminantes, Pág. 103 - Obra Cit.
Oigamos otra cita, que es más precisa al fin que destínamos: “la única producción
que forma la riqueza territorial de este sue!o, es la plata; la que mineralizada con
otras substancias de gran volumen, se extrae con orden o sin el de sus entrañas,
en cuyo estado se nomina metal vulgarmente. Este se amontona en ciertos positos
que hay en la superficie contiguos a las bocas por donde se sacan en los que
desechos los terrenos volumosos se llenan en costales de cinco arrobas de
capacidad, formando cincuenta de estos una medida que llaman caxon, por las que
únicamente se gobiernan. Así se transporta para su depuración, y beneficio a las
respectivas haciendas, viéndose ocupadas en semejante tragin 2 o 3 mil mulas
diariamente. (4)

495
EL PERÚ MINERO
Este trabajo en el acarreo de minerales, y el comercio de mulas qué desde la
lejana Argentina, venían al Perú, creó un tipo especial que fué el arriero mulero.
Cuando por las necesidades del comercio sobrevino el Incremento de mulas, caballos
y asnos, apareció el arriero mestizo; pues por los reales caminos de los Incas,
como los caminos del Tucumán, Córdova y Salta al Perú, no solamente transitaban
grupos de indígenas taciturnos, sino también recuas de mulas para ser vendidas y
mulas conductoras de mercaderías para ser negociadas en el Perú. Estos afanes
dieron lugar al surgimiento de aquel tipo social particular, medio aventurero, trajinante,
medio mundano, picaresco y jovial, que vino a ser el mulero, o sea el arriero que se
encargaba de conducir piaras de mulas de Buenos Aires y el Norte Argentino a
Tarma, Pasco y Huamanga. Además este sujeto era factor de economía, noticiero,
cantor o payador, elemento de contacto popular entre las poblaciones de la colonia.
Pues el arriero como el pequeño empresario de transportes, sin perder sus
peculiaridades, realizaba el comercio interior, el comercio de mulas, algodón, telas
y chucherías. Estos individuos o sean los arrieros influyeron de modo decisivo con
sus costumbres, decires y cantares cosmopolitas en el ánimo de nuestras gentes
mestizas y provincianas, y esto nos hace pensar que el origen de la muliza haya
sido el cantar de mulero, que probablemente fué la vidala que regresa al Perú a
partir de 1700 en labios de estas gentes cuando el comercio de mulas en el Siglo
XVII florecía con intensidad.
“La intervención del individuo, pues en la corriente tradicional, altera y modifica,
aun sin que el músico asuma la actitud de creador. No hay creación pura en los
dominios de las clases populares. Los cancioneros derivan principalmente por
recreación y por hibridación. El pueblo a lo largo del tiempo y a través de varias
generaciones, produce como el espíritu de un creador culto. Es un creador culto
con ralentiseur”, (5)

_________
(4) El Peruano Liberal - Estadística de la Población del Mineral de Yauricocha Números XVII - XVIIII -
4 y 7 de Mayo de 1813 - Imprenta Peruana de Don Tadeo López Lima,
No es aceptable la tésis que sostiene que el nombre de muliza procede de la
contracción de “Muy lisa”; esto explicaría la aparición de la canción, por generación
espontánea, lo que no sucede con los bienes folklóricos; de otro lado las canciones
así tituladas, no tienen la picardía para así denominarías, y si esto fuera así, se
explicaría su aparición en todo el Perú; lo que no sucede, pues la muliza solamente
se produce en los Departamentos del Centro del Perú, siendo sus principales focos
de Irradiación Cerro de Pasco y Tarma. Además el tono de la música de la muliza
tiene mucho del caminar de la mula, es un tono acompasado en el trajinar del
animal, un tanto marcial y sereno. Los arrieros y comerciantes en mulas o muleros,
trajeron consigo sus cantares populares del Norte Argentino y los recogidos en el
camino, y la que más similitud tiene con la muliza es la vídala, ambas cuentan con
estribillo; aparecen como canciones de carnaval; lógico es suponer que en las
“pascanas” del trayecto, improvisarán reuniones de canto, para cantar las aprendidas,
y disipar la tristeza de los parajes desolados, ya que la canción siempre ha sido
compañera del hombre. Y los muleros cuando llegaban a las ciudades término de
sus viajes; luego de haber efectuado con felicidad sus negocios se dedicaban a
visitar las casas de familias amigas, y en cada una de ellas cantaban sus canciones

496
LETRAS Y ARTES
que diferían de los yaravíes, huainos etc., entonces es fácil presumir que las gentes
indagaran o reclamaran los cantares o canciones de los muleros, que con el tiempo
tuvo arraigo y lograron por la ley del menor esfuerzo llamarle “Muliza”, que se integró
en el alma popular- de las gentes de estas regiones, donde aflora la canción.
Las mulizas así vestebradas, llegaron a ser famosísimas; pues coren, se cantan
en casi todos los Departamentos del Centro del Perú; invade los centros de
aglomeración humana, se pone de moda. Claro está que en el transcurso de sus
andanzas sufre alteraciones; por que a la retentiva popular le es más fácil acomodar
una canción a sus sentimientos o modificar la letra de la muliza para sus objetivos
sentimentales.
Cada nación, cada pueblo, o cada villorío, expresan en forma más o menos
igual, sus maneras de sentir, pensar, reaccionar. Recordando en cantos sencillos,
con exactitud, los acontecimientos individuales y colectivos que con más fuerza
han presionado su imaginación; por eso los pueblos de la Región del Centro del
Perú, cantan y seguirán cantando la Muliza.
Hemos visto en los análisis y comparaciones, que anteceden a este capítulo, la
similitud, el emparentamiento de los cantares populares como la Muliza, con el
Zégel, la glosa, el romance etc., los que acomodados a la modalidad sentimental
del mestizo de las sierras del centro, pervive en la tradición popular, que nos hace
ver que la literatura tradicional; la Literatura del Siglo de Oro y posteriores serían los
iniciadores de la tradición poética cerreña, a través de la tradición oral de los muleros.

_________
(5) Carlos Vega - Panorama de la música Popular Argentina - pág. 87 - 1944.
Probablemente su ubicación musical pertenece al cancionero Ternario Colonia¡
que corrió por toda América, en cuyos cantos existía la íntención lírica, añadida de
una poética singular en lengua española a base de coplas, refranes, estribillos, y
motes entremezclados con fruición medioeval; en su ritmo tiene un parentesco con
el yaraví; siempre está en tono menor en compas de 2/4.
Este Canto Carnavalesco, literariamente aparece en cuartetas octasílabas, por
lo general de cinco cuartetos, siendo el último siempre el estribillo, como vemos en
la antología sucede a este ensayo, a. los cuales hemos dividido en razón de los
temas que expresan.

497
EL PERÚ MINERO

VIII

PERUANISMOS
Juan de Arona ....... ..... .... .... .... .... Peruanismos
Martha Hildebrandt .... ..... .... .... ... . Peruanismos

498
LETRAS Y ARTES

499
EL PERÚ MINERO

Juan de Arona

PERUANISM0S
ACACITO.- AQUICITO.- ALLICITO.- Difícilmente tendrán idea en España de estos
curiosos diminutivos. Como el objeto de ellos es exagerar lo insignificante de una
distancia, van casi siempre acompañados de no más, diciéndose aquicito no más,
allacito no más.
APACHETA.- Montón de piedras y tierra más o menos informe que marca el
punto culminante en los pasos de ¡a cordillera, y que se va formando con el puñado
de tierra o con la piedra que a manera de ofrenda piadosa va lanzando cada indio
cuando al llegar allí con la carga a cuestas se endereza y respira, y da gracias a la
Divinidad tributándole lo que puede. Es la cruz de los caminos civilizados. Apacheta
viene del quichua y no corre en Lima. Oigamos todo lo que Garcilaso halla encerrado
en esta sola palabra. “Apacheta quiere decir demos gracias y ofrezcamos algo al
que hace llevar estas cargas dándonos fuerzas y vigor para subir por cuestas tan
ásperas como ésta”.
ASOROCHARSE.- Coger el soroche al pasar ciertos puntos de la Cordillera o al
llegar sin estar aclimatado a algunas poblaciones de la Sierra. Es el mareo de
tierra... peruana. Véase SOROCHE.
BARRO.- Sería bueno que dejáramos descansar un poco esta palabra y que
recordáramos que también hay lodo. Para nosotros es literaria, culta, elegante casi
la palabra lodo, y he aquí una sustitución o usurpación más que el lector puede
agregar a la lista que damos en la página 22 al tratar de nuestra preferencia por los
vulgarismos. Mas no porque barro suene grosero y burdo lo es más lodo: todo lo
contrario. El puede ser la noble arcilla: la base de los infinitos artefactos de la
alfarería, la gloria de Bernardo de Palissy. Los españoles, principalmente los del
siglo XVII, llamaban de una manera absoluta y antonomástica Y tomando la materia
por la cosa, barro, a lo que nosotros cacharro.
_________
* Tomados de su Diccionario de Peruanismos, Biblioteca de cultura Peruana, Paris, 1939.
BATEA.- He aquí como describe SALVA esta pieza- “Especie de bandeja o
azafate de diferentes hechuras y tamaños que viene de Indias, hecha de madera
pintada, o con pajas sentadas sobre la. madera. Artesilla o barreño hondo que sirve
para varios usos. “Lo que en Lima entendemos por batea, es una pieza de madera
circular alta como una artesa, obra de tonelería hecha de duelas y aros de hierro y
que sirve exclusivamente para el lavado de la ropa sucia; por lo que dar a la batea,
echar a la batea, equivale a entregar la ropa a la lavandera. Es igualmente voz de la
isla de Cuba, y por esto y por llamarla Salvá de Indias, nos inclinarnos a creer que
sea una de esas voces que los escritores de la Conquista denominan de las islas
de Barlovento. En el Brasil la batea es como la nuestra, con el mismo nombre, y se
usa en los lavaderos de oro. Terreros en su Diccionario Castellano la describe lo

500
LETRAS Y ARTES
mismo que el Diccionario Portugués o brasileiro.
BREQUE.- Es brete, y entiéndase no sólo del dicho estar en un breque, más
también del aparato que enfrena el movimiento de los trenes, que llamamos breque,
y que tan familiar nos es, sin duda por la animación que recibe de su timonel o
brequero, cuyo trágico fin llama tantas veces nuestra atención sobre el; porque así
como el soldado es carne de cañón, así el brequero es carne de ferrocarril, porque
tarde o temprano muere entre las ruedas.
BUFANDA.- Paño de pescuezo (como oíamos decir en nuestra niñez) de lana,
algodón, merino u otro género cualquiera para embozarse el cuello y la parte inferior
de la cara al salir a la calle de noche. Es ni más ni menos el cache-nez de los
franceses.
Salvá en su Diccionario castellano (1857) no lo trae: pero si en el francés español
que publicó un año más tarde también en París. Entendemos que bufanda es un
mero neologismo, directamente traído del verbo bufar o resollar, como que la parte
principalmente abrigada en la bufanda es la nariz.
CANCHA.- El maíz tostado. Cuando por la acción del fuego y ser un maíz especial,
el grano ha reventado completamente hasta volverse del revés y tomar un color
blanco albo y una forma esponjada, se le denomina “cancha blanca”, y en España
“palomitas”, nombre mucho más poético y significativo. En Egipto hemos visto a los
naturales, usar la cancha blanca con el nombre de do urah.
También se da el nombre de cancha a los lugares destinados a reñir gallos y
correr caballos, proviniendo la doble acepción de que, como dice muy bien Garcilaso,
“hace de pronunciar con m en el primer caso, porque con la n significa barrio de la
vecindad o un gran cercado”.
Ambas son voces quichuas.
Viva. la chicha que ensancha
los ánimos apocados,
y viva la chomba ancha,
y viva también la cancha
que es pan comido a puñados.
La cancha que deleita y que embelesa
que el Inca vió con soberano agrado,
el grano de oro del maíz tostado,
único dado que rodó en su mesa.

POESIAS PERUANAS

Arqueada y ancha
su planta brilla
cual la cuchilla
de gallo en cancha.
CANDELA.- Así decimos siempre por fuego, lumbre, llama, & palabras demasiado
cultas para la provincia y para la llaneza democrática, por lo que Andalucía y Cuba
corren lo mismo que aquí. Por la misma llaneza democrática o lo que fuere preferimos
pescuezo a cuello, palo a madera (arcaísmo), pellejo a piel, cachete a carrillo y aun
quizá quemazón a incendio.

501
EL PERÚ MINERO
CANDELA: provincialismo “pero no de dónde”, dice Salvá. Es lo mismo en Cuba,
y en nuestros campos en donde designa la que levanta la quema nocturna de los
rastrojos:
Ya más o menos rara
alguna candelada fugitiva
la noche por intervalos aclara.
o bien si nos abruma
la noche ya con su tiniebla suma,
diré las misteriosas candeladas
que despuntando apenas tras el monte,
clarean vagamente al horizonte
como las matutinas alboradas.
POESIAS PERUANAS
En boca de los andaluces puede llamarse candelada aun la que se levanta de un
hogar o chimenea bien alimentada, como lo vemos por este pasaje de la Farisea de
Fernán Caballero; “Villareza recostado en la tarima y calentándose los pies en la
hermosa candelada”.
CIMIENTO ROMANO.- “Especie de zulaque que viene de afuera y que muchos
llaman cal hidráulica”, diche Pichardo en su Diccionario Cubano. Entre nosotros
igualmente se hace un uso considerable de esa mezcla de importancia dándole de
preferencia el primer nombre Como en Cuba.
COCA.- La gran yerba masticable de los indios del Perú EritroxyIon Coca. El
nombre viene del aymará Koka. Los indios la mascan contínuamente como los
marineros ingleses el chewing tabacco, sobre todo en sus largas jornadas a pie, en
las que esta planta les sirve de alimento casi único. Es como el betel de los orientales.
Mucho se ha escrito sobre la célebre coca, y una de las memorias o monografías
clásicas es la que publicó el Dr. D. Hipólito Unánue a fines del siglo pasado y de la
que vimos una traducción italiana en Milán hace ya mucho tiempo.
CAPORAL.- Caporal y capataz vienen igualmente de caput que en latín es cabeza,
pero conviene advertir que al hombre que preside al peonaje en las labores del
campo se le designa entre nosotros con el primer nombre siempre, y en España y
sus colonias de América con el segundo, que es el más propio, porque sólo significa
ésto u algo muy parecido; al paso que caporal recuerda al de los franceses, y aún
en castellano suele correr por cabo de escuadra. Capataz entre nosotros puede
decirse que se echa a mala parte, porque sólo suena al referirse a capataz de
ladrones, bandoleros, malhechores, etc.
Si tu ganado semanal no cuentas,
si de tu caporal únicamente
blanco o negro te fías,
y a la pampa no vas todos los días.
POESIAS PERUANAS
HUAIRONA.- Femenino. Horno para quemar la piedra de cal. Dell quichua
huayracachina o huayracuna que quiere decir hornillo de fundición.
Las infinitas voces quichas variantes de la presente y que no han pasado al
español, vienen todas del radical huayra que significa aire, viento.

502
LETRAS Y ARTES
HUAMANGA.- La piedra de Huamanga es una preciosa piedra o alabastro que
se encuentra en varias partes del Perú, como Puno y Recuay (pueblo cercano a
Huaraz), que poséen la mejor calidad, que es un alabastro ágata.
Pero la de Ayacucho o antiguo Huamanga, aunque inferior a las otras, es la que
ha dado el nombre por ser ése el único punto donde los naturales se designan
explotarla empleándola en varias obritas de tan admirable escultura, que gozan de
fama en Lima.
Generalmente, se inspiran esos indígenas escultores en la Sagrada Escritura;
única enciclopedia de nuestros pueblos del interior, de ese Perú “cuyo alto pie de
civilización” es un gusto oírlo decantar a nuestros periodistas y tribunos, que mienten
y engañan al pueblo o por necedad o por bellaquería.
La escena del Calvario, la más dramática, es la que generalmente presta asunto
a los rústicos cinceles huamanguinos.
Otras veces es una mesa de tinteros con todas sus piezas, inclusive la campanilla
que no da sonido metálico por supuesto, y varias figuras alrededor representando
indios emplumados.
Alcedo o su traductor Thompson, dice que la piedra de Huamanga es concreción
de una agua tan blanca como el alabastro y muy transparente.
Esbelta jarra de alabastro blanca,
transparente jarrón, cándida hechura
del ágata mejor de Humantanca.
RIMAS DEL RIMAC
HUANO.- Del quichua huanu que significa estiércol; cuando es de pájaros, se le
agrega la palabra que a este nombre corresponde y se dice en quichua piciu-huanu.
En nuestro lenguaje español llamamos huano indistintamente al de los establos,
corrales, caballerizas, etc. que muchas veces se le ha creído alguna materia fósil;
y asímismo se supone que anda mezclado con muchos despojos pulverizados y
detritus de los mismos pájaros que lo producen.
Aunque en todo tiempo sirvió para abonar las tierras, como lo comprueban, no
sólo los historiadores primitivos de Indias unánimemente; más también diversas
locuciones de la lengua quichua equivalentes (con este mismo radical huanu) a
estercolar (abonar) a chacra bien estercolada, etc. huanucha, huanucama chacra y
huanucta cotopaya, estercolar mucho.
Y hasta el cuadro pintoresco, animado, del barco huanero de nuestros días, en
que este abono tomó un incremento universal, parece divisarse en algún pasaje de
Herrera, cuya monumental historia de las Indias de Occidente llega hasta 1531.
Helo aquí: “En algunas islas de la costa del Perú se ven unos cerros blancos que
parecen de nieve... montones de estiércol de los pájaros marinos... y allá van los
barcos a cargar de ello para estercolar la tierra, de que sienten gran provecho.
“Aquella operación, se llamó en los últimos tiempos contemporáneos el carguío del
huano, frase de grato sabor fiscal, porque el huano empezó a constituir desde hace
cosa de cuarenta años, la grande y su¡ generis riqueza fiscal del Perú, llamada a
fertilizar y fecundar las tierras del universo, y a esterilizar y quemar la raíz de todo
progreso sólo en la tierra que lo exportaba. Estos tesoros, acumulados casi siempre
fuera del territorio firme o propiamente dicho, parecían indicar hasta con esto, que

503
EL PERÚ MINERO
estaban llamados a huirnos. Puede decirse que se han ido sin que los hayamos
visto y sin que hayamos conocido a los que se los llevaban.
Los barcos que llegaban después de una larga navegación, se arrimaban o
atracaban a la isla o islote o lo que fuera, cuando les llegaba el turno, tras de
estadías más o menos largas (que también esto era materia de especulación), y se
procedia a la... insaculación, única industria que la explotación de tan efímera riqueza
desarrollaba allí mismo y en el continente. Y aun los braceros ocupados en tan
importante industria eran chinos traídos del Asia, ¡lo único que debía quedarnos
cuando huano, barcos, cargadores, consignatarios y los mil millones de fuertes
producidos por aquél, hubieran desaparecido! Los chinos... y eso es todavía lo
menos malo entre las muchas plebes de por acá; circunstancias que recuerda lo
que con tanta amargura decía Manuel del Palacio, de Puerto Rico:
¡Pues lo mejor que tiene son los negros!
El chino sostiene la agricultura extensiva e intensiva; la cocina de los vecindarios
pobres, y ha creado o revivido multitud de pequeñas industrias que no podían
desempeñar los Sober... asnos multicolores, ocupados en ejercer la Soberanía
Nacional, como Sancho Panza en gobernar Barataria.
Como si la suerte del Perú hubiera sido siempre la de Tántalo, he aquí lo que
decía Garcilaso de la Vega desde hace tres siglos y medio: “Y con ser la tierra tan
rica y abundante de oro y plata y piedras preciosas, como todo el mundo sabe, los
naturales de ella son la gente más pobre y mísera que hay en el universo”.
Y es que la riqueza del Perú, nación, ha sido la del hombre jugador, que deslumbra
a la familia y no le trae un verdadero bienestar.
Mientras de trabajar le llega el turno,
nadie, nadie atormente a mi peruano,
dejadlo estarse mano sobre mano,
mientras dura el reinado de Saturno...
es decir, el reinado del Dios Huano.
POESIAS PERUANAS, 1867
En estos cuarenta años el huano ha desarrollado hasta una especie de literatura,
cuyo más acabado producto ha sido un libro inglés publicado hace muy poco en
Inglaterra bajo el título de “El Perú en la Edad del Huano”, libro lleno de hiel y
mordacidad, y en el que a cada paso resplandece la verdad.
Pero volvamos a los días patríarcales del abono de Chincha, como por
antonomasia se le llamó posteriormente, por haber sido su mayor emporio las islas
de este nombre, frente al puerto de Pisco, unas treinta leguas marítimas al Sur de
Lima. Cieza de León (1555) lo describe así: “Más adelante están los ricos valles de
Tarapacá. Cerca de la mar, en la comarca de estos valles hay algunas islas bien
pobladas de lobos marinos. Los naturales van a ellas en balsas, y de las rocas que
están en sus altos traen gran cantidad de estiércol de las aves para sembrar sus
maizales y mantenimientos; y hallando tan provechoso, que la tierra se para con
ello muy gruesa y fructífera, siendo en la parte que lo siembran estéril; porque si
dejan de echar de este estiércol, cogen poco maíz, y no podrían sustentarse si las
aves, posándose en aquellas rocas de las islas susodichas, no dejasen lo que
después de cogido se tiene por estimado, y como tal contratan con ello, como cosa
preciada, unos con otros”.

504
LETRAS Y ARTES
Garcilaso se extiende más todavía: “En la costa de la mar, desde más abajo de
Arequipa hasta Tarapacá, que son más de doscientas leguas de costa, no echan
otro estiércol, sino el de los pájaros marinos, que los hay en toda la costa del Perú,
grandes y chicos, y andan en bandas tan grandes, que son increíbles si no ven.
Crian en unos islotes despoblados, que hay por aquella costa; y es tanto el estiércol
que en ellos dejan, que también es increíble. De lejos parecen los montones de
estiércol puntas de alguna Sierra Nevada. En tiempos de los reyes incas había
tanta vigencia en guardar aquellas aves, que al tiempo de la cría, a nadie era lícito
entrar en las islas, so pena de la vida; porque no los asombrasen y echaran de sus
nidos. Tampoco era lícito matarlos en ningún tiempo, dentro ni fuera de las islas, so
la misma pena”.
Análogas providencias se dictaron en tiempo de la República, y aún se recuerda
el candor de una de las disposiciones referente al que Fuese sorprendido con el
pájaro muerto o los huevos en la mano.
Continúa Garcílaso: “Cada isla estaba por orden del Inca señalada para tal o tal
provincia, y si la Isla era grande, la daban a dos o tres provincias. Poníanles mojones
porque los de una. Provincia no se entrasen en el distrito de la otra; y repartiéndola
más en particular, daban con el mismo límite a cada pueblo su parte, y a cada
vecino la suya tanteando la cantidad de estiércol, que había menester; y so pena de
muerte, no podía el vecino de un pueblo tomar estiércol del término ajeno, porque
era hurto; ni de su mismo término podía sacar más de la cantidad que le estaba
tasada, conforme a sus tierras, que le era bastante, y la demasía, le castigaban por
el desacato, Ahora en estos tiempos se gasta de otra manera. Es aquel estiércol
de los pájaros de mucha fertilidad.”
Hasta aquí no parece todavía la palabra huano, única corriente hoy entre nosotros.
Ya hemos notado en otra parte lo que tardaron en hacer su aparición ciertos
provincionalismos indígenas, al revés de otros, que se imponen desde los primeros
días.
Tal ha sido el huano, semejante al carbón de piedra, que habiendo existido
siempre en grandes masas y con un uso restringido, sólo debía venir a ser el espíritu
del siglo en el siglo XIX. Así nuestro abono ha sido el espíritu del Perú independiente,
y si hasta ha desarrollado, como decíamos arriba, una especie de literatura, con
mayor razón habrá fomentado una biblioteca entera en los ramos de finanzas,
economía, parlamentario, política y diplomacia. Las más ruidosas cuestiones
internacionales del Perú, su misma importancia quizá, no han sido más que huano.
Abandonado a sí solo, el pueblo peruano, sin industrias considerables, sin una
gran fuerza para el trabajo,
Pueblo que no trabaja y come huano como decía don Felipe Pardo ahora
muchísimos años, sin esta piedra de escándalo, interno y externo, el pueblo peruano,
poco ruido habría hecho en el mundo. Los que pudieran reivindicar para sí solos una
parte de esa importancia exterior, son meros individuos; constituyen una sociedad,
mas no un pueblo. Y no se enojen, que lo que aquí y en otras partes del Diccionario
se dice, va encaminado a la masa y no a cada uno de ellos en particular.
Se cree que los pájaros marinos que señaladamente producen el huano, son los
llamados huanaes jaraniños, gaviotas, alcatraces, y Potoyuncos

505
EL PERÚ MINERO
-¡Hombre! ¡Don Tomasito! ¿Usted a las islas? ¿Un poeta en las islas? ¿Se ha
vuelto usted loco? ¿Ouiere usted, enhuanar sin duda su moliera para que le produzca
buenos versos? Vaya que este siglo es de vates y huano! Todo se abona ahora,
hasta la imaginación de los poetas. ¡Ah! ya caigo. ¿Lo mandan a Ud. para que
ponga en verso las cuentas del carguío?... ¡Oh! en ninguna parte del globo terráqueo
hay más cordura y acierto que en el Perú para conferir destinos” - Juan de los
Heros. Los tres rivales (1854).

506
LETRAS Y ARTES

Martha Hildebrandt

PERUANISMOS
CAPORAL.- Caporal por capataz, mayoral, “jefe” de peones 0 vaqueros en una
hacienda, hato o rancho es de uso corriente en el Perú, Ecuador, Colombia,
Venezuela, Guatemala y México. En el Perú se llama también caporal, en una
cárcel, al jefe de un grupo de reclusos, o cabo de presos.
En Arequipa se domenta el uso de caporal “vaso grande para chicha” que aparece
ya en la “La chicha, canción popular cantada en las fiestas que se dieron a la
llegada del general San Martín” a Lima. Dice una estrofa:
“El Inca la usaba
en su rejia mesa
ahora no empieza,
que es inmemorial.
Bien puede el que acaba
pedir se renueve
el poto en que bebe
o el gran caporal”.
Este uso podría haber surgido a partir de la acepción de “principal capital- que
tuvo antes caporal (se decía, por ejemplo, viento, caporal), teniendo en cuenta el
tamaño, excepcionalmente grande, del vaso de vidrio que designa.
Caporal es un término del lenguaje militar tomado del italiano caporale en el
siglo XVI y aplicado entonces al cabo de escuadra, anticuado en la lengua general,
se conserva en algunas hablas regionales de la Península.

_________
* Tomados de su libro Peruanismos, Lima, Moncloa Campodánico, 1969.
Del uso militar salió el americano, que se documenta ya en El lazarillo de ciegos
caminantes. Hablando de la doma de mulas en Tucumán, dice Concolorcorvo que
“cada peón debe montar la que le enlazare el caporal”. Pero fuera de esta única
ocasión, el autor usa sistemáticamente el sinónimo capataz.
CHAFALONIA.- Es en el Perú “conjunto de prendas de oro o de plata - o fracciones
de ellas- que se compran al peso, para ser fundidas El término se aplica también a
alhajas de imitación, y tiene usos figurados.
Chafalonía fue admitido, con indicación de peruanismo, en la edición de 1899
del Diccionario de la Academia; como posteriormente se le retiró dicha indicación,
hoy aparece como si fuera un uso general. Pero lo cierto es que chafalonía sólo se
conoce en el Perú, Chile, Argentina y Bolivia.
Del uso de este término en América nos ofrece viejo testimonio una carta de
Lope de Aguirre, escrita en la Isla Margarita hacia 1561; en ella dice que de ciertos

507
EL PERÚ MINERO
rebeldes “no hay para que hacer cuenta, porque es chafalonía”. Un siglo más tarde
Caviedes escribe un poema titulado, precisamente, Doctos de chafalonía.
“Si quieres docto ser en todas ciencias,
en púlpitos, en cátedras y audiencias,
pondrás mucho cuidado
en andar bien vestido y aliñado
de aquella facultad que representas,
que de esta suerte ostentas
lo que ignoras y nunca has aprendido,
que es ciencia para el vulgo el buen vestido”.
Por estos versos, en que Caviedes se burla de las apariencias de saber y
respetabilidad, se ve que chafalonía tiene, en el título, el sentido de “oropel”,
“relumbrón”.
Chafalonía es palabra de incierta etimología. Según Corominas, está en relación
con el verbo cliáfar “aplastar”, “ajar”, “estropear” (de origen onomatopéyico) que da
origen a chafallo “remitiendo mal compuesto” y chafallón “chapucero”; de chafallón
puede haber salido “chafalonía” con el sentido de “alhajas chapuceras” que no
merecían conservarse como tales por tener sólo el valor intrínseco del oro o plata
empleado en ellas; chafalonía, siguiendo la hipótesis de Corominas, se hizo después
chafalonía por despalatilización de 11.
Es interesante volver a Caviedes para señalar su uso de un término fonéticamente
semejantes a chafallón, chanflón, en su poema titulado Caballeros chanflones:
“El que quisiere hacerse caballero,
que se ponga muy grave y muy severo
y aprenda muy despacio
lo que son etiquetas de palacio”
Y sigue, en mordaces versos, instruyendo a chanflones, es decir, chapuceros,
sobre algunos útiles ardides para triunfar en la Corte.
CHAMPA.- En el Perú y gran parte del área de sustrato quechua Ecuador, Chile,
Bolivia, norte argentino - se usa champa por raigambre, tepe, cepellón.
Champa viene del quechua ch’anpa “masa de césped con tierra”. Se ha usado
también en América con el sentido de “estiércol empleado como combustible”,
acepción que se documenta en el Mercurio Peruano y en algunos oficios del ejército
libertador anteriores a la batalla de Junín.
Relata Vicente Lecuna que, según informe proporcionado al Libertador en julio
de 1824,
“de Cochamarca a Yauli no había casas con techos, ni bosques donde se
pudiera cortar madera para ramadas, los habitantes habían huído, no se
encontraban papas, excepto en Canta, ni se conseguían champas ni boñiga
para combustible y el ganado vacuno era muy escaso”.
Al saber esto, Bolívar ordena “acopiar en Yauli y otros pueblos el mayor número
de champas, boñigas de vaca y leña de humanpínta en gran cantidad”. Al Intendente
de Pasco encarga, al mismo tiempo, que se ocupe exclusivamente y con
extraordinario interés en preparar víveres, champas, grano, pasto y movilidad”.
En cuanto a derivados, en el Perú y buena parte de América se usa champear
con los sentidos de “sacar champas con la pala”, tapar con champas huecos hechos
508
LETRAS Y ARTES
por la lluvia o “hacer diques de champas”. En Bolivia, además, achamparse en
“enraizarse”; enchampanser (un terreno) cubrirse de matorrales” y, en sentido
figurado, “enzarzarse en una pelea”. En Chile, donde champa tiene mucha vida, se
llama así también la cabellera rizada y enmarañada (especialmente la porción que
cubre la nuca) y cierta formación minera¡ que semeja un tepe. Champuda es la
planta que al arrancarse arrastra mucha tierra, Y también la persona de pelo crespo
y enmarañado. Achampar un camino equivale a champearlo y, en uso figurado,
achamparse es “no querer salir de una casa o lugar, contra la voluntad del dueño”,
¡,no devolver lo prestado” achamparse un dinero es “alzarse con él”.
ENCOMIENDA.- Etimológicamente encomienda equivale a encargo, lo que se
pone en manos de otro, “lo que se encomienda o recomienda a otro para su
cumplimiento; encomendero era quien llevaba encargos de otro o respondía de él.
De estos sentidos primarios, abstractos y genéricos, surgieron en América otros
diversos, concretos y específicos.
En primer lugar, se llamó encomienda el encargo y cesión de un cierto número
de vasallos que hacía la Corona de España a descubridores, conquistadores y
pobladores de América. La cesión era temporal (por dos, tres y hasta cinco
generaciones) y condicionada por lo menos en teoría, al cumplimiento por parte del
encomendero de sus deberes para con sus encomendados: cristianizarlos y
defenderlos del ataque exterior.
En segundo lugar, se llamó encomienda el envío recomendado de un paquete o
bulto por medio de un viajero particular o de un funcionario de correos. El lazarillo de
ciegos caminantes, que describe la ruta del correo colonial desde Buenos Aires
hasta Lima, se refiere varias veces a este tipo de encomiendas. Dice, por ejemplo:
“El corto estipendio que se paga a los maestros de postas atrasa mucho
los viajes, porque no se costean las remudas ni pueden mantener caballerías
a la estaca en corrales. La conducción de encomiendas de oro y plata, y
otras de bultos tan útiles a1 comercio y particulares, atrasan también mucho
las correspondencias.
Este uso de fines del siglo XVIII documenta la transición entre el sentido genérico
de “encargo” y el específico de “paquete postal”, que hoy constituye un extendido
amerícanismo. En el XVIII se usaba también en América el derivado encomendero
con el sentido de “gestor de negocios por cuenta de otro”; el Diccionario de Autoridades
lo da como “término muy usado entre los comerciantes de Indias”. De esta acepción
parte, sin duda, el uso cubano de encomendero “proveedor de carne para un municipio”
y el peruano de encomendero por pulpero. De encomendero, en su uso comercial,
sale, a su vez, encomendería, que en Méjico designa un puesto callejero para la
venta de frutas y en el Perú es más o menos sinónimo de pulpería (véase).
Encomendería se documenta ya en el Diccionario de peruanismos de Arona (1883),
pero debe de ser mucho más viejo. El uso parece haber estado originalmente
asociado a la venta de especias, y en la literatura costumbrista peruana de principios
de siglo se relaciona frecuentemente con el pequeño comercio en manos de
inmigrantes chinos.
LAJA.- Término propio del lenguaje marinero, designa el “bajo de piedra” que
generalmente forma capas o filos y que suele hallarse a la entrada de los puertos.
Según Corominas, se tomó del portugués laja o lage (de probable origen celta) que

509
EL PERÚ MINERO
tiene análogo sentido y muy rica vida en dicha lengua. En castellano laja se
documenta desde mediados de siglo XVI, casi siempre en referencia a viajes
marítimos a Amé
rica. Pero en este continente el término marinero pasó al habla común, con las
consiguientes extensiones de sentido.
Ya a mediados del siglo XVII el Padre Cobo describe así “las piedras para fábricas”
que hay en las inmediaciones de Lima:
“Todos los cerros deste valle de L - Lima son de rocas; peñas y lajas muy
duras, de donde se corta piedra para los edificios de mampostería; unas de
estas rocas son piedras sueltas como grandes tinajas; otras, grandísimas,
contiguas unas de otras. Deste género de piedras duras y lajas vemos cerros
que tienen vetas seguidas encajadas entre otras peñas, al modo de las vetas
de metales, y son del grosor de uno a dos palmos. Estas piedras, pues, así
encajadas en otras, son buenas para edificios de mampostería, porque tienen
las dos haces llanas y lisas; y desta suerte de piedras se labró la muralla del
puerto del Callao. Otras deste género de lajas son muy delgadas, porque
están compuestas de hojas a manera de hojaldre desde el grosor de un real
de a ocho hasta uno, dos y cuatro dedos; de donde se sacan losas y pizarras
muy delgadas y llanas para enlosar el suelo; y los indios solaban con ellas
los terrados de sus casas y sepulturas”.
Hoy laja es voz corriente en el Perú y casi todo el resto de América con el
sentido de losa, ¡ancha, piedra naturalmente plana, generalmente pizarrosa y
cortante, de poco espesor y superficie algo irregular.
Se conserva igualmente en Filipinas, Canarias, Galicia y Andalucía; en la sierra
de Cartagena es nombre popular de un mineral; en Navarra laja (seguramente a
partir de la idea de “superficie plana”) ha tomado el sentido de “aparador o armario
de cocina”, por los anaqueles que lo componen.
En Chile laja es también “lasca de piedra desprendida de otra mayor “y “ canto
rodado” (con este sentido se emplea mucho el diminutivo lajusta). En Nicaragua
laja ha ampliado su significado hasta hacerse equivalente de “piedra” en general. En
Colombia el término se aplica especialmente al “promontorio rocoso” que sirve de
refugio en caso de inundación o crecida de un río. En el Ecuador laja es hoy “terreno
escarpado”. En Honduras tiene, aparte del significado americano básico, el de “polvo
blanquizco usado para limpiar metales”. En la selva del Perú, por último, laja ha
llegado a tomar el sentido de “grieta profunda que se hace en las plantas de los
pies”.
Hoy las lajas se emplean para revestir fachadas, levantar paredes o cercas
(apilándolas sin argamasa) y, sobre todo, para pavimentar y para hacer senderos
(colocándolas en forma discontínua) en los jardínes. Enlajar es (en la Argentina,
Venezuela, Nicaragua y otros países) equivalente del general enlosar; enlajadura
expresa la acción correspondiente; enlajado, en uso sustantivo (común a Méjíco),
vale lo que empedrado o enlosado. En la Argentina lajear es fraccionar la laja en “
planchas”, en Nícaragua el mismo verbo ha llegado a tomar el sentido de “apedrear”-
En Cuba lajero es gentilicio correspondiente a las localidades de San José de las
Lajas y Santa Isabel de las Lajas.

510
LETRAS Y ARTES
LAMPA.- En el Perú, Ecuador, Bolivia, Chile y el interior argentino (Cajamarca),
lampa es el término usual en vez de azada (que apenas se conoce) o pala.
El diminutivo normal es lampita. Lampada es cada movimiento de la azada y la
correspondiente cantidad de tierra removida. Lampero es el peón que trabaja con
dicho instrumento y lampazo el golpe dado con él. Lampear se emplea hoy menos
que la expresión equivalente formada con el ubicuo tirar: tirar lampa, la cual expresa
también la idea general de “trabajar duramente”. En replana lampa es eufemismo
por cuchara, y lampear equivale a comer.
Lampa viene del quechua lampa “azada”. El Lexicón de Santo Tomás consigna
ya rompa “azadón”; en el posterior Vocabulario de Gonzáles Holguín no hay todavía
un apartado para la letra L, cuyo sonido es tardío en quechua. Garcilaso afirma que
en dicha lengua -I senzilla (alveolar) no la hay, sino II duplicada (palatal)”: la afirmación
del Inca es válida en cuanto al quechua cuzqueño del siglo XVI, su lengua materna.
Pero la II quechua se despalatizó más tarde en varios dialectos de la región central:
los correspondientes a las actuales provincias de Cajatambo, Canta y Chancay, en
el Departamento de Lima, y parte de los de Junín y Huánuco.
El préstamo tuvo que tomarse, por lo tanto, de uno de estos dialectos. De otro
modo, la forma cuzqueña llaripa habría conservado el sonido palatal inicial (como
sucedió con llama “ganado”). Y aún es posible que la forma dialectal lanpa se haya
difundido, a través del castellano, en otros dialectos quechuas en los que no se
había realizado el proceso de despalatización.
SAL.- En castellano tiene tradición el uso metafórico de sal agudeza, donaire,
gracia”, así como también el de salado “ingenioso, salada y resalada son piropos
usuales en España.
En el Perú, Ecuador, la América. Central, Antillas y Méjico, sal tiene en cambio,
el sentido figurado de “mala suerte, infortunio, desgracia: salado o salada se aplica
a la persona perseguida por la fatalidad o mala suerte.
SOROCHE.- Esta es una palabra de oscura etimología. Algunos quechuistas
han relacionado soroche o suruchi con sururipi “conjuntivitis producida por el reflejo
del sol sobre la nieve, otros derivan soroche de sorja o curka “víscera, pulmón, pero
en ambos casos queda sin explicar el terminal-che, que no parece morfema quechua.
Soroche es hoy, en el Perú y otros países de Sudamérica, equivalente de mal dé
altura, es decir, malestar causado por el aire enrarecido de cordilleras y punas.
Asorocharse o sorocharse (como también apunarse) es sufrir dicho malestar.
Sin embargo asorocharse fue antes sinónimo de envetarse “Intoxicarse por las
emanaciones de una veta de minera¡”. Una carta publicada por el Mercurio Peruano
en 1792 explica así el origen del uso:
“Todas las personas que viajan en la cordillera, padecen unos cansancios
extraordinarios y están acometidos de dolores de cabeza, de náuseas y
desalientos, que se han atribuído generalmente a las emanaciones de las
innumerables vetas que cruzan estos elevados cerros. Esta preocupación
envejecida hizo imaginar que los minerales que se vaporizan a un grado de
calor moderado podían igualmente volatilizarse a la temperatura en que se
hallan de ordinario, y este error es sin duda el motivo por que llamamos
asorochados o pasados de vetas a los que están afectados de estas dolorosas
sensaciones”.
511
EL PERÚ MINERO
Un siglo después Arona hacía todavía un paralelo entre soroche asorocharse y
veta-envetarse. Palma diferenciaba entre asorocharse y apunarse porque, aunque
los efectos eran semejantes, las causas del malestar eran distintas.
Asorocharse y soroche estaban estrechamente asociados a vetas y minerales
porque el sentido original de soroche fue el de mineral de baja ley. Ya en las
Ordenanzas de Minas de Toledo hay disposiciones sobre el metal “pobre que llaman
soroche, que solamente sirve de liga en las fundiciones”. El Padre Cobo se refiere
igualmente al “soroche, que es metal plomizo y de poca ley”. En la Relación
correspondiente al Cerro de Potosí se habla de una toma de soroche”, de “minas y
soroche” y de “soroche rico”; el Diario de Lima de Suardo se refiere igualmente (en
1630) a los “metales soroches” de Potosí.
Hoy, en Bolivia y Chile, se llama soroche a la galena (sulfuro de plomo argentífero).
En algunas partes de la Argentina se usa soroche como adjetivo sinónimo de gris
(tal como entre nosotros plomo, ploma), a causa del color de la galena.
TARRO.- Tarro, originalmente “vaso de barro vídriado”, es palabra de étimo incierto
(tal vez en relación con el latín terra, por el material empleado) común sólo al
castellano y portugués entre las lenguas románicas. El nombre se extendió a
recipientes de diversos tamaños Y formas, especialmente a aquéllos más altos que
anchos, cilíndricos o de caras rectangulares.
A fines del siglo pasado se documenta en el Perú y Chile la expresión, en
principio humorística, tarro de unto como designación del sombrero de copa alta.
Según José Toribio Medina, el uso chileno se explicaba por la forma cilíndrica común
al sombrero y a los envases en que se vendía betún para calzado, que en Chile se
llama corrientemente unto.
Por su parte Arona cuenta que los mataperros limeños solían molestar a los
transeúntes elegantes a la vez que se justificaban burlonamente a voces:
“ ¿Por qué asunto?
- Por el tarro de unto”
Tarro de unto se abrevió posteriormente en tarro. Abelardo Gamarra describe así
un típico cierrapuertas limeño:
“Y unos para arriba y otros para abajo, ésta soltando los atados, aquél
por media calle y tarro en mano, leva al aire y pies para qué os quiero; los
coches al escape, los látigos de los cocheros traqueteando ¡Jesús, que
confusión!
El mismo tunante hace el retrato de cierto diplomático acreditado en lima:
“Mi diplomático, cuando no está entre las cuatro paredes de su legación,
viviendo a cuerpo de rey, se le ve en los paseos, en los alrededores de la
ciudad, enguantado hasta las narices, entarrado hasta las orejas, encapotado
hasta los talones y embastonado, por supuesto”.
Así como se llamaba tarro el sombrero de copa alta, se daba el nombre de
medio tarro al de copa mediana. los usos regionales de tarro por sombrero
corresponden al centro y sur de la América Meridional: Perú, Bolivia, Chile, Argentina
y Uruguay; el uso ecuatoriano y colombiano que señalan Malaret y otros lexicógrafos
podría explicarse por extensión tardía desde el Perú.

512
LETRAS Y ARTES
Que el sombrero de copa, prenda típicamente clasista, suscitó el rechazo popular
y burlón a uno y otro lado del Atlántico, lo prueban designaciones como la hoy
establecida de chistera que en su origen fue del mismo tipo caricaturesco que tarro
de unto. Otras designaciones humorísticas peninsulares son cariera, bomba, gavión
y galera; en América la misma prenda se ha llamado cubílite (la Central, Colombia,
Venezuela), cubeta y sorbete (Méjico), bolero (Méjico y América Central), pumpá
(Venezuela), buche (Ecuador) y colero (Chile), además de otros términos de
significado menos claro.

513
EL PERÚ MINERO

514
LETRAS Y ARTES

Contenido

Introducción al Tomo II ............................................................................ 1


Carta de Julio C. Tello ................................................................................ 7

CRÓNICA COLONIAL ................................................................................... 9


Pedro Cieza de León ................................................................................... 10
LA CRONICA DEL PERU* ........................................................................... 10
Francisco López de Górnara ........................................................................ 15
HISTORIA GENERAL DE LAS INDIAS ......................................................... 15
Pedro Pizarro ............................................................................................. 17
RELACION DEL DESCUBRIMIENTO Y CONQUISTA DEL PERU* ................. 17
Francisco de Jerez ...................................................................................... 19
RIQUEZAS DEL PERU * .............................................................................. 19
Guamán Poma de Ayala .............................................................................. 21
NUEVA CRONICA Y BUEN GOBIERNO * ..................................................... 21
MINER0S ................................................................................................... 21
PREGUNTAS Y RESPUESTAS * ................................................................. 26
Juan de Matienzo ........................................................................................ 31
GOBIERNO DEL PERU ............................................................................... 31
Inca Garcilaso de la Vega ............................................................................ 33
HISTORIA GENERAL DEL PERU ................................................................ 33

ENSAYO .................................................................................................... 39
Hipolito Unanue .......................................................................................... 41
HISTORIA DEL CLIMA DE LIMA ................................................................. 41
SECCION 1 ................................................................................................ 41
Historia del Clima ................................................................................... 41
I SITUACION DE LIMA ............................................................................ 41
II CALIDADES DEL SUELO ..................................................................... 42
Mateo Paz Soldán ...................................................................................... 44
BREVE DESCRIPCION GEOLOGICA DE LA CORDILLERA DE
LOS ANDES * ............................................................................................ 44
Alejandro Garland ....................................................................................... 47
RELACION DE LA PRIMERA REMESA A ESPAÑA DE LOS QUINTOS PROVE-

515
EL PERÚ MINERO

NIENTES DE LA EXPLOTACION DE LAS MINAS ........................................ 47


José Balta .................................................................................................. 55
EL FIERRO Y LA INDUSTRIALIZACION NACIONAL* ................................... 55
Antonello Gerbi ........................................................................................... 61
INTRODUCCION ........................................................................................ 61
Javier Prado ................................................................................................ 75
ESTADO SOCIAL DEL PERU DURANTE LA DOMINACION ESPAÑOLA* ...... 75
Manuel Vicente Villarán ............................................................................... 79
ESTABLECIMIENTO DE LA MITA MINERA * ................................................ 79
José Carlos Mariátegui ................................................................................ 85
ESQUEMA DE LA EVOLUCION ECONOMICA .............................................. 85
1. LA ECONOMIA COLONIAL ...................................................................... 85
II. LAS BASES ECONOMICAS DE LA REPUBLICA ...................................... 87
III. EL PERIODO DEL GUANO Y DEL SALITRE .......................................... 89
IV. CARACTER DE NUESTRA ECONOMIA ACTUAL .................................... 91
V. ECONOMIA AGRARIA Y LATIFUNDISMO FEUDAL ................................... 94
Rubén Vargas Ugarte ................................................................................. 98
EL PERIODO AUREO* ................................................................................ 98
Raúl Porras Barrenechea ........................................................................... 101
ORO Y LEYENDA DEL PERU .................................................................... 101
LA LEYENDA AUREA ............................................................................... 101
NO HAY EJO SIN ORO ............................................................................. 104
GENESIS DE LA METALURGIA AMERICANA ............................................ 105
LOS MOCHICAS Y EL 0R0 LUNAR ............................................................ 105
PROFANIDAD DE LOS HUAQUEROS ........................................................ 106
JOYELES ANTIGUOS DE PERUANO ........................................................ 107
ORFEBRERIA CHIMU ............................................................................... 108
EL ORO: MITO INCAICO ........................................................................... 109
EL CORICANCHA: CERCO DE ORO .......................................................... 110
PALACIOS Y TESOROS INCAICOS ............................................................ 111
EL IMPERIO DE HUAYNA CAPAC Y SUS HITOS DE ORO .......................... 112
EL BOTIN DE ORO DE PIZARRO .............................................................. 113
EL RESCATE DE ORO DE ATAHUALPA .................................................... 114
EL REPARTO DEL BOTIN ......................................................................... 114
EL ORO PERULERO EN SEVILLA ............................................................ 115
EL BOTIN DEL CUZCO ............................................................................. 116
EL ORO NECROFILO ............................................................................... 117
LAS MINAS COLONIALES ........................................................................ 118
PLATEROS COLONIALES ......................................................................... 118
EL FATUM DEL ORO ................................................................................ 119

516
LETRAS Y ARTES

José Luis Bustamante y Rivero .................................................................. 121


LA MINA .................................................................................................. 121
Mariano Iberico Rodríguez .......................................................................... 123
NOTAS SOBRE EL PAISAJE DE LA SIERRA * ........................................... 123
LOS CERROS ..................................................................................... 123
LAS PIEDRAS ..................................................................................... 124
Honorio Delgado ....................................................................................... 128
ANTONIO RAIMONDI ............................................................................... 128
VIAJE DE AVENTURAS EN SERVICIO DE LA CIENCIA .......................... 128
INGENIOSA EXPLICACION DE LOS “PACOS” ........................................ 130
CIENCIA Y ENGRANDECIMIENTO NACIONAL ....................................... 132
Jorge Basadre .......................................................................................... 136
EL MEDIO PERUANO Y SUS RECURSOS ................................................. 136
EL PERU CONTEMPORANEO .............................................................. 136
Luis Alberto Sánchez ................................................................................ 141
INTERLUDIO MINERO: RICARDO BENTIN SÁNCHEZ Y EL YACIMIENTO DE
CASAPALCA * ......................................................................................... 141
Arnold J. Toynbee ..................................................................................... 151
EL HOMBRE Y El AGUA EN EL PERU ....................................................... 151
EL ALTIPLANO .................................................................................... 153
MACHU PICCHUÍ ................................................................................. 155
LA SELVA ........................................................................................... 157
Modesto Bargalló ...................................................................................... 159
CONOCIMIENTOS DE LOS ABORIGENES DE CENTRO Y SUDAMERICA
SOBRE LOS METALES Y SU BENEFICIO ................................................. 159
METALES CONOCIDOS ....................................................................... 159
CONOCIMIENTOS DE LOS ABORIGENES ............................................ 159
GRANDES RIQUEZAS DE ORO Y PLATA .............................................. 160
YACIMIENTOS EXPLOTADOS ............................................................... 161
LABOREO DE MINAS .......................................................................... 161
BENEFICIO DE LOS METALES ............................................................ 162
Vitold de Szyslo ....................................................................................... 164
LA NATURALEZA EN LA AMERICA ECUATORIAL ..................................... 164
CARACTERES QUIMICOS Y FISICOS DE LA HOJA ............................... 164
LAS RIQUEZAS MINERALES DE LA AMAZONIA ................................... 166
Carlos Prieto ............................................................................................ 167
EL CUENTO Y LA CUENTA DEL ORO DE AMERICA .................................. 167
Cuatro mil cuatrocientos millones de pesos en 311 años: $ doce millones por
año. .................................................................................................... 167
El toma y daca un mal planteamiento. .................................................... 167

517
EL PERÚ MINERO

El destino final de los metales preciosos. - Colón, citado por Carlos Marx . 168
La Influencia del Nuevo mundo en Europa a través del oro y la plata. ........ 168
La circulación monetaria entre los Virreinatos “los situados”. .................... 168
Gwendolyn Ballantine Cobb ....................................................................... 170
POTOSI Y HUANCAVELICA * ................................................................... 170
Marcel N. Barbier ...................................................................................... 173
LA MINERIA Y LAS ARTES ...................................................................... 173
Miguel Mujica Gallo ................................................................................... 175

EL ARTE AURIFERO PREHISPANICO EN EL PERU ................................... 175


ESTILO CHAVIN .................................................................................. 177
ESTILO VICUS .................................................................................... 177
ESTILO FRIAS ..................................................................................... 178
ESTILO BATAN GRANDE ..................................................................... 178
ESTILO CHANCAY ............................................................................... 179
ESTILO PARACAS ............................................................................... 179
ESTILO NAZCA ................................................................................... 179
ESTILO TIAHUANACO ......................................................................... 180
ESTILO CUZCO ................................................................................... 180
George Petersen G. .................................................................................. 181
NOTAS HISTORICAS SOBRE LA MINERIA EN EL PERU* .......................... 181
PERIODO HISTORICO ......................................................................... 181
Emilio Hart-Terré ....................................................................................... 186
LOS PUEBLOS CERAMISTAS EN EL ANTIGUO PERU .............................. 186
Guillermo Lohmann Villena ........................................................................ 189
LA MINERIA EN EL MARCO DEL VIRREINATO PERUANO ......................... 189
INVENCIONES, SISTEMAS, TECNICAS Y ORGANIZACION INDUSTRIAL 189
Hermann Buse .......................................................................................... 201
ORO PERUANO, ATRACCION MUNDIAL ................................................... 201
BATAN GRANDE O EL DORADO .......................................................... 202
ARQUEOLOGIA DE AUREOS REFLEJOS, CODICIADA ......................... 203
A LA CABEZA EN AMERICA, CON LOS MEJORES TITULOS ................. 206
COLECCIONES QUE PREGONAN LA FAMA ......................................... 207
Virgilio Roel .............................................................................................. 209
LA MINERIA COLONIAL EN EL SIGLO XVI ............................................... 209
Federico Kauffmann Doig ........................................................................... 217
EL PERU ANTIGUO .................................................................................. 217
LA METALURGIA * ............................................................................... 217
Luis G. Lumbreras .................................................................................... 218
DE LOS PUEBLOS, LAS CULTURAS Y LAS ARTES DEL ANTIGUO PERU *218

518
LETRAS Y ARTES

Mario Samamé Boggio .............................................................................. 220


ORO Y LIBROS DEL PERU ....................................................................... 220
CRONICA DE VIAJE ................................................................................. 225
Concolorcorvo ........................................................................................... 227
RUTA DE HUAMANGA A HUANCAVELICA - LA VILLA DE
HUANCAVELICA * .................................................................................... 227
HUANCAVELICA .................................................................................. 228
Robert Proctor .......................................................................................... 230
CERRO DE PASCO Y LA EXPLOTACIÓN MINERA (1823) * ........................ 230
Juan Diego de Tschudi ............................................................................... 235
DE MATUCANA A LA OROYA ................................................................... 235
1839 .................................................................................................... 235
Alejandro de Humboldt. ............................................................................. 243
LA SIERRA DE CAJAMARCA ................................................................... 243
Antonio Rairnondi ...................................................................................... 251
EL PERU * .............................................................................................. 251
A LA JUVENTUD PERUANA ................................................................. 251
PROTECCION DADA A LA PRESENTE OBRA ....................................... 251
A LOS LECTORES ............................................................................... 252
PARTE PRELIMINAR ................................................................................ 253
CAPITULO 1 ............................................................................................. 253
Origen é historia de mis estudios sobre el Perú ....................................... 253
José de la Riva Agüero .............................................................................. 260
IMPRESIONES FINALES .......................................................................... 260
Luis Alayza Y Paz Soldán ......................................................................... 265
LA OROYA ............................................................................................... 265
EL ANTIPLANO .................................................................................... 266
CERRO DE PASCO ............................................................................. 266
Aurelio Miró Quesada Sosa ....................................................................... 268
HUANCAVELICA * .................................................................................... 268
HUANCAVELICA, 0 LA VILLA RICA DE OROPESA - HISTORIA DEL SOM-
BRERO QUE SE CONVIRTIO EN MINA DE AZOGUE.- ........................... 268
LA CIUDAD Y EL PAISAJE ................................................................... 268
Erwin Schweigger ..................................................................................... 271
LA COSTA * ............................................................................................. 271
LA CONFIGURACION DE LA COSTA ..................................................... 272
Friedrich Gerstacker .................................................................................. 275
CERRO DE PASCO .................................................................................. 275

519
EL PERÚ MINERO

NARRACIÓN ............................................................................................ 281


Felipe de Lucio M. .................................................................................... 283
UNA AVENTURA DEL VIEJO BEAUMONT ................................................. 283
Primera Parte ...................................................................................... 283
Segunda Parte ..................................................................................... 287
Ricardo Palma .......................................................................................... 290
TRADICIONES PERUANAS ...................................................................... 290
LA MINA DE SANTA BARBARA (1564) .................................................. 290
LA DESOLACION DE CASTROVIRREINA (1661-1666) ............................ 292
(Crónica de la época del décimoctavo virrey del Perú) .............................. 292
Enrique López Albújar ............................................................................... 297
LOS TRES JIRCAS .................................................................................. 297
César Vallejo ............................................................................................ 303
TUNGSTENO ........................................................................................... 303
Abraham Valdelomar ................................................................................. 317
EL ALFARERO * ....................................................................................... 317
(Sañu - Camayok) ..................................................................................... 317
Ciro Alegría .............................................................................................. 320
LA SERPIENTE DE ORO * ........................................................................ 320
Julián Huanay ........................................................................................... 324
EL RETOÑO * .......................................................................................... 324
José María Arguedas ................................................................................. 333
TODAS LAS SANGRES ............................................................................ 333
CAPITULO XI ............................................................................................ 333
Manuel Scorza ......................................................................................... 340
DE LOS DIVERSOS COLORES DE LAS CARAS Y CUERPOS DE LOS
CERREÑOS * ........................................................................................... 340
Raúl Estuardo Cornejo ............................................................................... 343
HUACCACHINA * ..................................................................................... 343

POESIA Y CANCIONES ........................................................................... 349


Juan del Valle y Caviedes .......................................................................... 350
LO QUE SON LAS RIQUEZAS DEL PERU * ............................................... 350
José Santos Chocano ............................................................................... 351
LAS MINAS DE POTOSÍ * ........................................................................ 351
César Vallejo ........................................................................................... 352
LOS MINEROS SALIERON DE LA MINA ................................................... 352
Enrique Bustarnante y Bailivián .................................................................. 354
JUNIN * ................................................................................................... 354
(Polirritmo) ............................................................................................... 354

520
LETRAS Y ARTES

Manuel Scorza ......................................................................................... 356


CANTO A LOS MINEROS DE BOLIVIA ..................................................... 356
Sergio Quijada Jara ................................................................................... 359
CANDADITO DE ORO ............................................................................... 359
CANDADITO DE ORO ............................................................................... 359
Comedes Santa Cruz ................................................................................ 360
DECIMAS EN HOMENAJE DEL INGENIERO DE MINAS .............................. 360
Dionicio R. Bernal ..................................................................................... 362
MULIZAS ................................................................................................. 362
CANCIONES DE LA REGION MINERA DEL CENTRO ............................. 362
CUADRO MINERO ............................................................................... 362
MULIZAS ................................................................................................. 362
CONTRA LOS CHILENOS 1881 ............................................................. 362
MULIZA (Pablo Morales, 1905) .............................................................. 363
Heraclio Bonilla ......................................................................................... 364
HUAYNOS ................................................................................................ 364
DESDENES ......................................................................................... 364
(M. Gutiérrez, 1930) .............................................................................. 364
Hijos de Cerro de Pasco ............................................................................ 366
SENTIMIENTO MINERO - MULIZAS Y HUAYNOS ....................................... 366
Mi TIERRA ........................................................................................... 366
(Muliza) Autor: Flavio Cuba .................................................................... 366
OJITOS NEGROS ................................................................................ 366
(Huayno) .............................................................................................. 366
Autor: P. Remigio ................................................................................. 366
EN UN CANTINA .................................................................................. 367
(Huayno) .............................................................................................. 367
Autor: P. Remigio ................................................................................. 367
EL OBRERO ........................................................................................ 367
(Huayno) .............................................................................................. 367
Arreglo de V. A. Gil ............................................................................... 367
HUAYLAS 72 ....................................................................................... 368
(Huaylas) ............................................................................................. 368
Autor: V. A. Gil ..................................................................................... 368
LA CASITA .......................................................................................... 368
(Huayno) .............................................................................................. 368
Autor: V. A. Gil ..................................................................................... 368
“EL OBRERO” ...................................................................................... 369
Huayno Cerreño ................................................................................... 369
Cantan: “los hijos de Cerro de Pasco” .................................................... 369

521
EL PERÚ MINERO

Varios ...................................................................................................... 370

HUAYNOS ................................................................................................ 370


AÑORANZAS (Huayno) ....................................................................... 370
Huaynito dedicado al Club Vulcano, en sus bodas de plata. ..................... 370
AÑORANZAS ...................................................................................... 370
Huayno ............................................................................................... 370
(Anónimo) ............................................................................................ 370
DULCE BESO ..................................................................................... 371
Huaynito por la Lira Cerreña .................................................................. 371
HA VUELTO A Mi LA EXISTENCIA ........................................................ 372
BELLA GOYILLARINA .......................................................................... 372
Huayno ............................................................................................... 372
¡AY! Mi CHOLITA... ............................................................................... 373
Huayno ............................................................................................... 373
EL MINERO ......................................................................................... 374
Huayno (Anónimo) ................................................................................ 374
A LA SALIDA DE CASAPALCA ............................................................. 374
Huayno* .............................................................................................. 374
TEMPESTAD EN EL ALMA .................................................................. 375
Muliza ................................................................................................. 375
Autor Anónimo ..................................................................................... 375

TEATRO .................................................................................................. 377


Fausto Linares Málaga .............................................................................. 379
LA CATASTROFE DE MOROCOCHA * ....................................................... 379
Enrique Solary Swayne ............................................................................. 414
COLLACOCHA ......................................................................................... 414
ACT0 TERCERO ................................................................................. 414
Julio De la Paz ......................................................................................... 428
EL CONDOR PASA .................................................................................. 428
Ferenc Herczeg ........................................................................................ 448
DOS HOMBRES EN LA MINA ................................................................... 448

FOLKLORE .............................................................................................. 459


Juan Diego de Tschudi ............................................................................... 460
CERRO DE PASCO * ................................................................................ 460
Luis Alayza y Paz Soldán .......................................................................... 462
LA ESTATUA DE ORO * ............................................................................ 462
72 – MARIANGOLA (1) ......................................................................... 463

522
LETRAS Y ARTES

Aurelio Miró Quesada ................................................................................ 465


PASCO* ................................................................................................... 465
Efrain Morote Best .................................................................................... 468
EL MUKI .................................................................................................. 468
FOLKLORE MINERO ............................................................................ 468
Clodoaldo Alberto Espinoza Bravo .............................................................. 472
UNA CIUDAD METALURGICA Y UN CENTRO MINERO: LA OROYA Y
MOROCOCHA .......................................................................................... 472
Alfonsina Barrionuevo ................................................................................ 482
EL MUKI .................................................................................................. 482
Emilio Harth-Terré ..................................................................................... 485
EL APRENDIZ DE PLATERO ..................................................................... 485
José Luis Jordana Laguna .......................................................................... 487
MITOS E HISTORIAS ÁGUARUNAS, ........................................................ 487
JEMPUÉ, EL PICAFLOR, Y EL ORIGEN DEL FUEGO ............................ 487
EL CONEJO, EL ZORRO Y EL HOMBRE DE BREA ............................... 488
Lucrecia de Paiva ...................................................................................... 491
LOS TRES TOROS .................................................................................. 491
Dionicio Rodolfo Bernal .............................................................................. 494
TEORIA SOBRE ÉL ORIGEN DE LA MULIZA ............................................. 494
PERUANISMOS ....................................................................................... 498
Juan de Arona .......................................................................................... 500
PERUANISM0S ........................................................................................ 500
Martha Hildebrandt .................................................................................... 507
PERUANISMOS ....................................................................................... 507

523

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