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MIGNOLO
ELEMENTOS
PAI\A UNA 'moníA
DEL TEXTO LITERAIUO
EDITORIAL CRITICA
PHILOLOGIA. f.f. Ciencia
compuefta y adornada de la
Gramática, Hhetórica, Hifto-
ria, Poesía, Antigüedades,
Interpretación de Autores, y
generalmente de la Crítica,
con efpeculación general de
todas las demás Ciencias. Es
voz Griega. Lat. Philologia.
Diccionario de Autoridades
ELEMENTOS
PARA UNA TEORíA
DEL TEXTO LITERARIO
FILOLOGíA
Director: FRANCISCO RICO
WALTER MIGNOLO
ELEMENTOS
PARA UNA TEORíA
DEL TEXTO LITERARIO
EDITORIAL CRíTICA
Grupo editorial Grijalbo
BARCELONA
Para Wylie.
PREFACIO
el texto literario estén formados por la materia verbal, y por ello no sea
siempre posible tra7,!lr las distinciones entre estructuras (frásticas, na-
rrativas, figurales) que se inscriben en el sistema primario o el secunda-
rio; por otro lado, el hecho de que, partiendo de una estructura verbal
cualquiera, reconocida su inscripción en el sistema secundario, es posi-
ble describirla mediante una regla; pero, al mismo tiempo, las estruc-
turas generables a partir de tal regla, no necesariamente se inscribirán
en el sistema secundario y/o en el texto literario.
Estas constataciones nos conducen a abandonar la búsqueda de la
especificidad literaria en los fenómenos puramente verbales y a cons-
truir otra dimensión. Ésta, que parte de la distinción entre texto y no-
texto, entre sistema primario y sistema secundario, se configura en tres
aspectos:
dado que éste comien7.fl a bosquejarse como un tipo de texto cuya exis-
tencia se delimita en su auto-definición. Tal afirmación no implica
que el texto literario sea el único cuya delimitación es inseparable de
la metalengua, sino que su especificidad parece residir en la metalen-
gua que lo autodefine. La metalengua, como manifestación, puede en-
contrarse no sólo en discursos externos al texto literario mismo (cartas,
ensayos, tratados), sino también en los incluidos como parte de éste (e.g.,
Don Quijote).
e) El proceso de semioti7.flción que permite explicar la literarie-
dad por las relaciones entre el texto y el no-texto, por un lado, y, por
otro, entre el texto y la metalengua, exige también, en tercer lugar, re-
lacionar la semiosis con un sistema comunicaaonal en el cual ésta se
cumple en la interacción de un organismo emisor y de un organismo
receptor. De ello resulta que si, por una parte, la especificidad litera-
ria es «indecidible» en términos de estructuras aisladas y sin la pro-
yección de las estructuras verbales en el conjunto conceptual de la me-
talengua, por otra parte, resulta también impensable sin referencia a
un organismo emisor y a un organismo receptor en cuyas intenaonali-
dades se procesa la información.
bien hacer. del hacer con arte. Es ésta una de las ratpnes porlas cua-
les las poéticas, en el paradigma normativo, estuvieron unidas al arte
como ciencia del hacer, más que (o también) a la filosofía como cien-
cia del saber (volveremos sobre este punto en el capítulo 1). El para-
digma normativo se ve despla'Z¿1do cuando la denominación de «poé-
tica», recuperada por elformalismo ruso, se incorpora al paradigma de
I~ ciencia moderna: la poética, como teoría literaria, se sitúaen la cien-
cia del saber. A esta concepción de teoría es a la que nos referimos como
teoría en sentido restringido (analítico), y cuyo punto de referencia lo
constituye la definición de teoría en la filosofía de la ciencia.
En el ámbito de la teoría en sentido restringido, podemos distin-
guir, a su Ve7" entre teoría general y teoría particular o regional. La
primera define su objeto buscando explicaciones plausibles delfinómeno
literario; las segundas, definen su objeto buscando explicaciones plausi-
bles de aspectos particulari'Z¿1dos del finómeno literario. Esta distin-
ción implica, a su Ve7" la especificación de las relaciones que se estable-
cen entre el/as. Estas relaciones pueden plantearse bajo dos aspectos:
a) una teoría regional puede formularse sin hacer explícitos los prin-
cipios de la teoría general; ésta, no obstante, siempre existe, aunque no
esté claramente formulada; b) una teoría regional puede formularse
como expansión de una teoría general; en este caso las teorías regiona-
les se formulan como derivación del cuerpo central de la teoría gene-
ral hacia la descripción de finómenos empíricos específicos.
Al tra7,!lr esta segunda relación, podemos volver sobre la primera
y proponer que las teorías regionales, sin una teoría general explícita
que las soporte, pertenecen al orden de las generali-zaciones empíricas.
Esta afirmación tiene su fundamento en un principio aceptado: pode-
mos reconocer dos tipos de afirmaciones, aquel/as que se relacionan con
observaciones directas y aquel/as que intentan formular leyes genera-
les. Por el contrario, si la teoría regional está ligada y es el resultado
de la derivación de la teoría general, lasgenerali7,!lciones no serán em-
píricas, sino reguladas por el ámbito operativo de la teoría general. E,¡
el primer caso, la generali7,!lción emptrica es el resultado de una teoría
no explícitamente formulada y de injerencias extraídas a partir de los
datos; en tanto que, en la segunda, los datos delimitados en el cúmulo
de fenómenos empíricos están regulados por el cuerpo central de la teo-
PREFACIO 17
2.-MIGNOLO
18 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
1.1. INTRODUCCIÓN
1, Nos cucontramos aqui con una vanedad tcrminolú¡(ica 'lu,' quisier« especificar
en rclaciún al uso 'lU" haremos de ella en este libro. En primer lugar, por «estudios litera-
rios •• nos retcrinu» ~t un campo inditcrenciado de.' actividades e intuitivamente rcconn-
cido. Dentro J,' ,'''e campo..Ip.ln'ce un tipo especifico Je actividad 'lu,' '" Jesi~na. con
muchas scmejanza«, u Tl'()rí~1 lucr.rria u. «Teoría Jr l.. literatura u. «Cicncu de la lireraru-
ra», ce Poética». y yuiz~is con .d!{unols nociones m.is. Estos términos Sl' emplear.in cuan-
Jo se rriier.lIl a su contexto J,' origen: es decir, si hahLllnos J,' R. \V cllck y A. Warren,
nos rvferircnu» a l.. «rcoria de.' l.1 literatura», si ~d formalismo ruso, usaremo-, «poética»,
etc. El marco epistemolú¡(ico 'lue subyace a cIJa una de las expresiones con 'lue '" J,'Si~na
la actividad teórica. scr.i l'hoz.•Jo en ,'sle capitulo. A partir de entonces uvarcmos la <"Xpre-
siún trori« dtl texto ltterurto en un sentido l'pl'l'iiico [se dcscrihc en d aparta-
Jo 1,5,) 'lue la ditcrcnci.r J,' l." rcst.uucv. Por otr.• p.mc, si .0\ contronr,rr lemias habla-
mos Je lenri.• del 1<"X 10 literario en referencia .11 fomulismo ruso, por "j,'mplo. dio im-
plica 'lue "SI.II11os haciendo nuestros tal,'s o cuales aspeclos 'lue, para dios. correspondían
~, la poéuca. Lo mismo ocurre.' con ti' expresiones «literatura», «liicraricdad». «poevia »,
«pocncid,rd». P.IrJ l~'t.l' valen la, mismas advertencias hl'ch;l' con respecto a la teoría.
Por nuestra p.&rtl' propondremos en correspondencia con la c.'xprr!'lo¡(')J1 teori« di¡ texto
'1",.
literario. 1.1 nocion J"/tx/o v Je texto ltterarto, ser.in JáiniJ"s en 1.4.
20 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
cepeos si carecemos de una teoría que guíe nuestra conceptualiaaciénj' Cuando esto ocu-
rre. y lo vemos a menudo en nuestros días. la conceptualización resulta muchas veces de
una transposición a veces inconsciente. a veces apresurada. de los conceptos de otras dis-
ciplinas: la teoría no se construirá comenzando por transponer concq>tos sino que debe-
rá, primero. delimitar su objeto de estudio y la estructura de la teoría para saber. preci-
samente. qué conceptos pueden ser de utilidad. Esta afirmación es extrema. soy cons-
ciente, puesto que los dos fenómenos no se pueden deslindar de manera tajante; no obs-
tante, asumo el dogmatismo por cuanto intuyo en este aspecto un problema no sólo de la
actividad teórica, sino también de una gran parte del campo de los estudio. literarios.
26 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
~~
Y, (gramática: «recti 4 _-. Y2 (retórica: «beni
loquendi scientia ») discendi scientia»]
J. - MIGNOLO
34 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
guna esencia universal que puede ser caracterizada de una vez para
siempre, más allá del desplazamiento histórico de los conceptos?
Pregunta fundamental para la teoría del texto literario; dado que
x¡-Xl es el objeto de Y. la definición del primero será lo que ca-
racterice el objeto de la teoría. Pero, entonces ¿qué atributos de-
bemos seleccionar en el fenómeno Xl-Xl? Comenzamos esta dis-
cusión mencionando el toncepto de literariedad, como una posi-
ble respuesta. Pero. todavía. ¿este concepto se refiere a atributos
constantes y universales? 0, por el contrario. si consideramos el
desplazamiento de conceptos. ¿el concepto de literariedad es uno
de los que, antes de ser aceptado como objeto de la teoría, debe
ser analizado en el marco epistemológico del desplazamiento dé
conceptos? Si aceptamos la segunda posibilidad ¿qué nos queda
como designación del objeto de la teoría. ya que el de lirerariedad,
aunque discutido. presentaba. sin embargo. una solución cómoda?
Retomemos dos de los mayores intentos. en el presente siglo, de
formular el objeto de estudio sobre bases sistemáticas: el que trata
de delimitar la estructura de la obra de arte literaria y el que tra-
ta de delimitar lo específico de la literatura (e.g., la lirerariedad).
4.-MIGNOLO
50 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
~
Estructuras smtáctico-
proposicionale:s
Superficie:
gráfica o S
fónica e
L----. ORGANISMO.-
RECEPTOR
e
e
. - - Cúmulo
.-- de
'--Información
o
EL CAMPO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS 53
sos «simbólicos». Por lo tanto. lo qu~ debería contarse como base de los
sistemas de modelación, serían las capacidades humanas para organizar la
información idtntificando. diftrtnciando y combinando. Y. en segundo lugar.
los objetos simbólicos qu~ construy~ a partir de tales capacidades cogni-
tivas. La lengua (natural) sería así una de las estructuras simbólicas posi-
bles cuya categorización de sistema primario no indicaría. necesariamente,
qu~ ella sea la base modeladora de todo sistema simbólico. Lo primario
indicaría. en este caso. sólo la función comunicativa que ella time m el
grupo social y qu~ su utilización «iguale» a los usuarios en la simetría de
roles. Contrario a lo qu~ ocurre en los proc~os que actualizan el sistema
secundario (pero. en este caso. no entendiendo el arte como único ejemplo
del sistema secundario) en donde la estructura de comunicación se define por
la asimetría de roles: el sermón del párroco. una conferencia, un libro mar-
can el polo de la emisión y el de la recepción como asimétricos. Si bien
el arte puede considerarse como parte dd sistema secundario. aquél no
cubre la totalidad de este último. Además, y por lo qu~ acabamos de decir,
la lengua natural puede considerarse como moddadora del «arte verbal
literario», p~o no necesariamente de las otras artes. Para ello sería nece-
sario considerar. para cada caso. la correspondiente manifestación primaria
en rdación a las bases cognitivas gen~ral~. Así. para la pintura. las estruc-
turas primarias estarían dadas por la conceptualización visual del espacio
y los signos producidos para su representación (e.g .• línea. figuras geomé-
tricas. etc.]. De igual manera, para el caso de la música. sería necesario
elaborar la estructura del sistema primario, teniendo en cuenta la capacidad
humana para articular sonidos. que sobrepasa, como es obvio. la articu-
lación «fonética» de los sonidos en la lengua natural.
Con estas observaciones quer~mos subrayar el hecho de que.cuando hablamos de sis-
tema primario y de sistema secundario. nuestro «universo del discurso» lo constituyen
sólo y únicamente los actos verbales [orales y escritos] de lenguaje.
56 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
10. Llegamos aquí a otra cuestión terminológica. El vocablo texto se emplea hoy
en numerosos sentidos. En el primero. texto se tmp/ta en un uso generalizado y reemplaza.
en este caso. a la noción de obra; cualesquiera que sean los presupuestOS que llevan a este
reemplazo. En un segundo sentido. y de una manera rigurosa. se emplea en la «rext-
grammaro para definir la construcción abstracta, «equivalente o a la noción de fras« en la
lingüística que traza su límite en ella: texto y frase se diferencian. cornn construcción
abstracta. de enunciado y discurso que refieren a ocurrencias concretas. En tercer lugar.
J. Krisreva emplea texto en un sentido más cercano a Lacan que a la lingüística: d texto.
para J. Krisreva (1974) se define: a) como una práctica que pone en juego la situación
del sujeto en la lengua (p. 30). Y b) en tanto práctica. el text» se diferencia de otras prác-
ticas discursivas definidas. ellas también. por o en relación a la situación dd sujeto: la me-
talengua, la narración y la contemplación (pp. 86-84). En cuarto lugar. la semiótica so-
viética emplea la noción de texto no sólo con referencia a las construcciones verbales. sino
de todo conjunto de símbolos que tiene una función en la cultura (J. Lorman y A. M. Pja-
tigorskij. 1972); por lo tanto. la cultura no sólo se define como un sistema compuesto de
textos sino que ella es a su vez un texto (8. Uspenski Y otros. 1973; J. Lotman. 1970.
pp. 89-127). Por nuestra parte, emplearemos el concepto de texto: a) como derivación
dd sentido que tiene en la semiótica soviética; b) lo limitaremos a las estructuras verba-
les. y c) lo fundaremos en el proceso de serniotización,
EL CAMPO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS 57
110 Es oportuno recordar. aunque no nos detendremos sobre ello. las distinciones
entre el texto y el antitexto (B. Uspenski y otros. 1973. p. 11): el antitexto ocupa un
lugar ambiguo entre el texto y el no-texto (entre el sistema primario y el secundario], Po-
dría decirse que el antitexto es el indicio de un conflicto de fuerzas en la cultura. en el cual
el texto como representación de la «norma cultural» marca sus límites expulsando lo que
lo pone en peligro. No obstante. la expulsión no llega necesariamente a relegar el texto
que se margina al no-texto: lo relega hasta sus límites; en los límites entre ambos surge el
antitexto. Los ejemplos que pueden ilustrar este momento de conflicto abundan: la des-
trucción de los libros de «izquierda» en los regímenes totalitarios; la manifestación sim-
bólica en R. Bradbury: Farmbeit 4J 1; la selección de libros al comienzo de Don Quijote;
La Celmina se cuenta. en América. entre los textos que hay que relegar al antitexto:
«(.. o) por lo cual mandamos a todas las personas. hombres y mujeres de todo nuestro obis-
pado de cualquier estado y condición que sean. que so pena de excomunión mayor. den-
tro de cuatro días de publicación de esta constitución sinodal. nos traigan y envíen a las
casas de nuestras moradas todos los libros que se titulan Dianas. de cualquier autor que
sean. y el libro que se tirula de Celestina. y los libros de caballerías. y las poesías torpes
y desonestas» (constitución del sínodo diocesano de Tucumán, en 1597; citado por
I. Leonard, 19B. P: 86)0 Podría recordarse también que en España -Luis Vives (Im-
tru((ión de la mujer cristiana, 1524) y también Antonio de Guevara (Aviso de privados
J doartn« de cortesano), 1539)- La Celestin« se considera como uno de los libros que «es
affrenta nombrarlos»: desde el sistema de sus presupuestos. el libro es antitexro.
58 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
a) T= {EVS+Mge_i}
b) TL= (EVS+Mg ex I
PS
1)
Es decir, los elementos EV del conjunto SP son serniotizados en
EVS del conjunto SS, como:
SP ss
-¡;
>
1
No-texto
1
Texto
í
i
1 PS
======l~~ El
1- PSi,,,rno----+
El
- - - - PS interno -+ 1
E.
(E VS: colectivas (EVS: colectivas a) (EVS + Mg ex: pro-
orales; memoria registradas; ducción y transforma-
-¡;
> oral) memoria escrita) ción en el paradigma
i Mg ex)
PdS .. PS interno 4..- - - - - - -
b) (El Y El inscritos en
E4 : operación de Mg ex
que «recupera» la lite-
ratura popular: villan-
cicos, romances, co-
plas)
EL CAMPO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS 65
~El
2) E)--.~E3
E4
Este nivel nos permitiría situar el proceso de semiotización no
sólo en relación a estructuras verbales específicas. sino también en
relación a «tipos de textos». De esta manera podemos ver que. a
partir del estado) (El)' inscrito en el sistema primario, El marcaría
un tipo de semiotización de carácter colectivo y transmitido oral-
mente. En E 3, los textos conservados en forma oral pasan a ser
guardados en la «memoria» gráfica de la cultura. En E 4 tendría-
mos. entonces, dos tipos:
a) el primero correspondería a la definición operativa de TL:
producción y recepción de «textos literarios» dentro de un
paradigma especificado por la metalengua literaria a lo largo
de su transformación histórica;
b) el segundo correspondería a los textos que se inscriben en E 4
mediante una pura operación de la metalengua: «recupera-
ción» de la literatura «popular» (villancicos. romances, coplas,
refranes, etc., los cuales, en cuanto intención original de emi-
sión. se inscribían -de manera consciente o no- en El o en
E 3) ·
El párrafo anterior pretende ser una descripción de la «fórmu-
la» 2). No obstante. si se observa con detenimiento el ejemplo de
la recuperación de la literatura popular. es fácil ver que estamos
ante un proceso de semiotización ligeramente distinto al esque-
matizado en 2). En el primer caso se trata de un proceso «exter-
no»: de SP a SS; en tanto que, en el ejemplo de la recuperación de
la literatura popular, el proceso es «interno»: en el interior de SS.
De manera que podríamos reescribir 2) como:
l.-MIGNOLO
66 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
3) El - - - - - ..
E4
Podríamos ilustrar el proceso interno de semiotización con un
ejemplo de la literatura gauchesca. Hilario Ascasubi publica en
1851 (Comercio del Plata, Montevideo, 25 de mayo de 1851) su
«Cielito Gauchi-Patriótico». El cielito, sabemos. es una forma
popular que podemos situar en E 2 y en E~. Esta forma pasa, como
proceso de semiotización interno. en la literatura gauchesca. a E.¡.
Este ejemplo es claro y simple. Pero queda todavía otro proceso.
de E.¡ a E 3 y E 2 que resulta de mucho más interés. El primer cuar-
teto del cielito de Ascasubi se lee:
con generalizaciones empíricas. Ahora bien. el problema es que. si bien las generaliza-
ciones empíricas no conducen necesariamente a una teoría. ello no les quita su valor heu-
rístico. Pero. al ser generalizaciones basadas sobre hechos observados. son restringidas
en su aplicación y refutables de una manera muy simple y directa mediante la mostración
de evidencias contrarias. Un ejemplo en los estudios literarios: F. Stanzel ( 195 5) intenta
explicar la diferencia entre la epopeya y la novela. gnurali7.!zndo sobre la posición del
narrador. Su argumento es el siguiente: a) uno de los rasgos centrales de la novela es su
«mediación en la presentación». pero b) descubre que este rasgo es aplicable también a la
epopeya; r) generaliza entonces diciendo que la diferencia entre una y otra reside en la
posición del narrador en uno y otro caso; ti) en la novela. lo que caracteriza al narrador es
su posibilidad de «introducirse» en el relato. Basta mencionar La A raucana para res-
tringir la generalización empírica a un número limitado de casos.
Volviendo a Feyerabend, nos interesa recordar que este autor sostiene que las teo-
rías son muy generales y no restringidas a la evidencia: una teoría no se abandona ni se
refuta con evidencias contrarias. sino mediante otro tipo de asunciones muy generales
y no restringidas: es decir. por otra teoría. De ello se deriva que la teoría no surge de las
investigaciones empíricas. sino que son las observaciones empíricas las que están guiadas
por la teoría. No debe verse por cierto una separación extrema en este caso puesto que las
teorías no surgen del vacío sino que surgen de las observaciones realizadas por las teorías
anteriores. así como de sus dificultades para resolver el comportamiento de ciertos fenó-
menos (ver 1.5.2.2; con respecto a la validez de las investigaciones empíricas ver el inte-
resante artículo de P. Feyerabend. 1968). Ahora bien. lo interesante en la posición de
Feyerabend -dado que lo expuesto hasta aquí no difiere radicalmente de la concepción
de la investigación teórica propuesta por K. Popper (1935)- es que. al definir las teorías
de la manera expuesta, considera como teorías no sólo a aquellas que son reconocidas en
el reino de la ciencia sino a toda construcción conceptual que se define por sus asunciones
generales y no restringidas. 1ndependientemenre de las críticas que se les puedan hacer a
estas propuestas (P. Suppe, 1974). lo que me interesa señalar. en relación a nuestra
discusión en curso. son tres puntos: a) las teorías surgen cuando. como decía Platón en
algún diálogo (o presumiblemente Sócrates). debemos deádir sobre cuestiones más com-
plejas que la de saber si en el canasto hay ocho o cinco manzanas (en este caso no hace
falta la teoría porque la cuestión se resuelve contando las manzanas); la teoría es nece-
saria cuando no podemos resolver un dilema de esta manera. Para Feyerabend, los mitos
o las creencias religiosas serían también especies de teorías; b) si aceptamos esta propues-
ta. entonces la teoría no se define por su estructura [i.e.• axiomática. como lo sostuvieron
los representantes del positivismo lógico: P. Achinsrein y S. F. Barker, 1969). sino
-quizás. podríamos arriesgar- por su función; r) el problema es entonces el de decidir
cuándo una teoría. aceptada como tal. es científica o no. Dos criterios podrían aplicarse
para resolver esta cuestión: el uno pragmático y el otro semántico. En el primero. una
teoría sería aceptada como científica de acuerdo al paradigma de la ciencia «normal»
en el sentido de Kuhn (1962); en el segundo. que sería a su vez un elemento del primero,
podría ejemplificarse con el criterio de «refurabilidad» propuesto por K. Popper (1967.
pp. 43-79; ver nota 14). Lo que quiero señalar. finalmente. es que teoría no necesaria-
mente se identifica con formalización: la diferencia reside entre tener una teoría y expre-
sar una teoría; la formalización es una posibilidad del txpresar (P. Achinsrein, 1968).
70 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
Queda así por discutir. y espero poder hacerlo en próxima oportunidad. el nivel
Je ..cienci •• empírica .. o de "hermenéutica u de la teoría del texto literario y de la teoría
litcran•• ea general. Pienso en los trabajos que comienzan a plantear el problema (ver
nota I j) y. específicamente. en el análisis .. metareórico .. de Esa Irkoncn (1974) en re-
lación a la lingüística [ver, especialmente. pp. 277.3(7).
72 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
I 5. Quiero insistir sobre este punto para evitar la creencia de que la generalidad de
la estrategia científica opera como una estructura madre. en algún mundo de conceptos. al
cual las teorías regionales deberían alcanzar. Si bien la estrategia científica. en la defini-
ción de Bunge, puede tomarse como una guía o programa de trabajo. no debe otorgársele
la rigidez que. quizás. no pretende. La importancia de la autonomía regional reside en
el descentramiento de las estructuras madres (para la lingüística. N. Chomsky. 1964;
R. Botha, 1970). El problema de la autonomía regional. desde una perspectiva episte-
mológica que difiere radicalmente de aquella que proviene de la "clásica » filosofía de la
ciencia. fue destacada por M. Serres (1972). En la teoría literaria general. estos proble-
mas comienzan ya a ser discutidos; S. J. Schmidt (197 3a. 1973b. 1976; J. Ihwe, 1976;
H. Gónner, 1976; B. Hrushovski, 1976; A. Lefevere, 1977).
Cuerpo de
conocimientos
disponible
~ Problema 1
I
•
Consecuencias
-.
contrastables
Nuevo cuerpo
Estimación de
de ~ conocimientos
hipótesis
1
Técnica de
contrastación
~ Evidencia / I Nuevo problema
EL CAMPO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS 75
16. Con la noción de modelo ocurre algo semejante a lo <jue ocurre con la noción
de teoría. Además de los dos sentidos del término <jue aceptamos en este trabajo. pue-
den consultarse R. B. Braithwaire (1962): K. W. Deutsch (19n\; M. Hesse (1963.
1965): E. H. Hurten (1954): G. Frey (1960); P. Achinsrein (1968): P. Caws
(1965): L. Apostel (1960).
76 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
i!
Modelo
i¡
Modelo
i¡
Modelo
objeto I objero j objeto ,
17. Un ejemplo claro de este dilema puede verse en algunos párrafos del propio
D. Alonso (D. Alonso y C. Bousoño, 1951): «y esa prrgunta ("qué es un porma.... este
poema?"] es una prrgunta científica, estrictamente hablando. la única prrgunta cientí-
fica sobre materia literaria. Con otras palabras: resolver ese problema es el objeto de una
ciencia todavía inexistente [aunque otra cosa se mienta a veces por ahí): la Ciencia de la
Literatura» (p. 43). Por otra pane. después de haber organizado la «táctica de los con-
juntos semejantes», D. Alonso concluye: «H e aquí un inmenso campo literario reducido
a riguroso sistema. Por la naturaleza misma del objeto. esa reducción era fácil. Si todo en
la materia literaria pudiera ser tratado así. la constitución de una Ciencia de la Literatura
no sería un problema» (p. 73). Ambos casos no sólo consisten en hacer ciencia de lo par-
ticular sino. como consecuencia. el objtJO de la ciencia de la literatura no tiene límites,
puc:sto que se confunde con el dominio dd fenómeno literario.
EL CAMPO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS 79
fracasa en la realización de tal tarea; por otro lado. que las ciencias
sociales fracasan en el intento de captar la alegría de un niño en el
juego social con sus padres, la angustia de un adolescente. o los
matices de interacción social en una reunión de directores de
empresas. La segunda respuesta eliminaría la objeción mostrando
su aspecto paradójico: si es posible reconocer el fenómeno único
es porque tenemos un marco de referencia general para reconocerlo
como hecho único.
Ahora bien, ¿ qué tipo de generalizaciones permite la teoría del
texto literario en los términos en que ha sido planteada? Este
problema requiere un tratamiento más extenso del que puedo darle
aquí. Por otra parte. es importante mencionarlo para dar ciertas
proyecciones a la teoría. El problema, en su sentido más amplio, es
el siguiente: una teoría T es definida por su «cuerpo central»
(<<hard core», 1. Lakatos, 1970, pp. 132-138) Y es éste el que
determina el conjunto de sus posibles aplicaciones. Los axiomas
(o principios) que configuran el cuerpo central bosquejan las
áreas a las cuales T puede ser extendida y las áreas a las cuales no
puede. Vale decir. ¿qué tipo de datos son releuantes'" para la teoría
y qué tipo de modelos son relevantes para la extensión del modelo
teórico? Ejemplifiquemos: los dos principios a) (da literariedad
es el objeto de la poética» y b) (do que define la literariedad son
las construcciones equivalentes», pueden ser analizados en dos
direcciones. Una de ellas, a la cual ya nos referimos, la caracteriza
por sus presupuestos esencialistas. Esto no quita que tales prin-
cipios se constituyan como el ((cuerpo central» de una teoría. De
este modo, estos principios permiten extender la hipótesis y apli-
carla a descripciones empíricas sólo en aquellos casos en que la
literariedad, definida en b) tenga aplicación. La misma operación
bosqueja el área de las no-aplicaciones (cartas, crónicas, memo-
rias, etc.]. El criterio de relevancia es entonces fundamental, en el
análisis y en la construcción de teorías, para considerar el área de
fenómenos pertinentes en su campo de investigación. Siguiendo
18. La noción de relevancia en los estudios literarios fue tratada por H Giiuncr
(1976). Para la filosofía de la ciencia ver P. Achinstein (1968. pp. 1-46 l·
80 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
6. - MIGNOLO
82 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
si ainsí es el gauchajé!
deje que allá el dotoraje
se pronuncie en lo profundo.
que los gauchos en el mundo
tenemos nuestro lenguaje.
Mi papel es peticito,
pero es gaucho. y han de ver
que al Diablo le ha de correr
en cuanto a decir verdades;
Destinatario
participa- no-partici-
ción en el pació n en el
enunciado enunciado
1) Destinador = Agente
2) Destinatario = Agente
3) Acciones + estructuras temáticas del tipo x
4) Acciones + formas métricas.
R, - ti 1 s, - ,-,
20. Algunas observaciones más extensas sobre este aspecto en W. Mignolo ( 197 ~.
1976a). donde se contiene también una bibliografía sobre discusiones recientes de este
tópico.
EL CA..\1PO DE LOS ESTUDIOS LITERARIOS 87
LA CONFIGURACiÓN
DEL SISTEMA PRIMARIO
2.1. INTRODUCCIÓN
( ...._------A.. .- ----'\ ~
Discursos de
una lengua L --+
Gramática / '
/1 Gf
general de L --+ G d
1
~Gl r
En 1) tendríamos. en primer lugar. el área de los fenómenos verba-
les de los que se ocupa la lingüística: gramática de la frase. Gf. Y
gramática del discurso. Gd; en segundo lugar. tendríamos el ám-
bito de una teoría lingüística de la literatura mediante la construc-
ción de una gramática literaria. G¡. de la lengua L (T. van Dijk,
1972. pp. 192-201). La teoría del texto literario comenzaría
en 2). donde termina la lingüística: mediante la construcción
de modelos de estructuras verbales frásticas (M de EVr). mode-
los de estructuras verbales discursivas (M de EVd) y. finalmente.
modelos de estructuras verbales «literarias» (M de EV¡).
Esta primera lectura del esquema requiere algunas observa-
ciones adicionales: en primer lugar. los modelos de estructuras
verbales tienen como objeto. en este nivel. trazar el punto de con-
tacto entre los sistemas primarios y secundarios. Se podría así
decir que si en 1) se trata de una teoría lingüística de la literatura.
en 2) se trata de una teoría «literaria» de la lingüística. En segun-
do lugar. y en lo que respecta a M de EVf. la disposición en el
diagrama responde a la necesidad de una «imagen clara» de las
correspondencias. No obstante. no hay que olvidar que el ejemplo
con el que aclaramos este caso es el del juego de palabras o la ló-
gica de los sueños que tienen su lugar de pertenencia en el sistema
primario. Especificando aún estos dos puntos diríamos que:
teoría del texto literario. Para ésta, la «ayuda» que puede prestar
la lingüística frástica y discursiva es la de suministrar un conjunto
de técnicas para describir y situar, en relación a una lengua L, el
tipo de estructuras lingüísticas semiotizadas. Cuando debemos
encontrar, en la teoría, descripciones plausibles de la semiotización
del concepto de tiempo físico en los cuentos de J. L. Borges, los
instrumentos de la lingüística son ya de poco alcance.
7.-MIGNOLO
98 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
Dieron su nombre a cada mes; contaron los medios meses por la cre-
ciente y menguante della: contaron las semanas por los cuartos. aunque
no tuvieron nombres para los días de la semana. (Garcilaso de la Vega.
Comentarios reales. libro II. cap. XXIII; la cursiva es mía.)
muerta, con una luz que hacía vacilar los pasos y que le movía
apenas la sombra de su nariz. Pero ya no tengo necesidad de ten-
derle trampas estúpidas (J. C. Onetti, El Po'l,!J. 1939).
2)
El que dice enlace, en caso de que sea sensible a los valores etimológicos,
piensa en lazos y nudos; los hechos se lo permiten. Ya los griegos lla-
maban a las palabras de cierta clase aúvoEa~ol (oúvóeou«), y los la-
tinos uncían mediante sus conjunaiones dos frases a un «yugo»; eran las
mismas palabras en la unidad de varias frases, que sugerían a los griegos
la imagen de los lazos y a los latinos la dd yugo. Los creadores de la
palabra texto pensaban en tejido; pero no sé exactamente qué querían
trasladar específicamente del tejido a lo lingüístico (p. 562).
t) Tal vez esté lleno de rencor conmigo por haberlo dejado solo en
nuestra última hora. it) Porque era también la mía iit) Él vino por mí.
iv) No los buscaba a ustedes, simplemente era yo el final de su viaje, la
cara que él soñaba ver muerta, restregada contra el lodo, y pisoteada
hasta la desfiguración. v) Igual que lo que yo hice con su hermano; pero
lo hice cara a cara, José Alcancía, frente a él y frente a ti y tú nomás
llorabas y temblabas de miedo. Vt) Desde entonces supe quien eras y
cómo vendrías a buscarme. Te esperé un mes (...) (Juan Rulfo, El
hombre).
3)
...--- M I~ ml----" ~ mi ---... mh
R~ R= R= R=
'-""---' M• Z m¡: m'J _ _ _ _ rnj,:
8 - MIGNOLO
114 PARA UNA TEORfA DEL TEXTO LITERARIO
Barcarola
..I
Amapola
+
Sola
¡.
Solamente
~=~~ l .,,~=~ ...
.-------- --------.
e:======="~ Soplaras
Los dos primeros puntos nos remiten al objeto que debe ser anali-
zado; los dos últimos. al lenguaje teórico. Aprovecharemos, en
consecuencia, conceptos ya establecidos en el lenguaje teórico
para situar el objeto de análisis en el sistema primario, sugiriendo
LA CONHGURACION DEL SISTEMA PRIMARIO 121
_
(* )
Eh_ _ _ _ _
h •
T
c:::::::::: •
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.---.~.Ei
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c->:
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/" - - - - - . - - - - - -
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__ •
-"------. • En
9.-MIGNOLO
130 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
son relevantes para las dependencias entre acciones. son los pun-
tos en donde podemos ver, con mayor claridad, las relaciones entre
las pautas internalizadas del curso de acciones y la verbalización
de éstas. Los atributos expanden la gama de posibilidades en la
totalidad del relato. Así los atributos del agente Y pueden ser
conectados con la misma clase de atributos del agente P, para esta-
blecer dependencias semánticas entre los agentes. La connotación
«belleza», por ejemplo, en el orden del «sen). es un elemento co-
nectivo (y diferenciativo), en la novela de Mármol. cuando Amalia
es «comparada» con la belleza de Agustina (pp. 214-217). La com-
paración, en la estructura conceptual, puede resumirse en una
fórmula simple; «Amalia es más bella que Agustina». Podríamos
extendernos sobre el ejemplo 7), y analizar diferentes formas de
dependencia semántica. Creemos que los ejemplos dados aclaran
suficientemente el problema. Es válida, para este caso, la obser-
vación de R. Barthes (1966. p. 7) sobre el hecho de que. en un re-
lato, todo significa. El problema consiste en trazar la red de las
conexiones significativas. En ella pueden localizarse dos formas de
semiotización narrativa; la semiotización de mención de aconteci-
mientos, en sus diversos tipos, y la de las dependencias semánticas
entre ellos.
1)
Punto de
vista:
Enunciación: Observador
Contexto de la
enunciación:
r
ldenlogía
ción inicial (el punto de vista es un fenómeno que debe ser analiza-
do mediante categorías no-lingüísticas); y, por otro, nuestra afir-
mación última: el nivel fraseológico es fundamental en el punto de
vista. Creo que la contradicción podría existir en el nivel sustan-
tivo; pero creo, también, que no hay tal contradicción, puesto que
el problema se presenta en el nivel metodológico. Aceptando los
cuatro niveles propuestos por el propio B. Uspenski, necesitamos,
sin embargo, un componente de base que, por una parte, esté des-
provisto de las cargas semánticas de los cuatro en cuestión, y, por
otra, los incluya igualmente a todos. Ese componente puede en-
contrarse en el concepto que da origen al fenómeno: la perspec-
tiva. El diagrama 1 representa las diversas perspectivas desde las
cuales el observador Y aprehende el acontecimiento u objeto X.
Teniendo la perspectiva como base composicional, el diagrama
representaría los ~asos y niveles siguientes: para aprehender el
objeto X, el observador Y produce un discurso. En el discurso se
incluyen las informaciones lingüísticas que permiten inferir cuatro
órdenes: lo que sabe el observador, lo que ve, lo que jU7.¡,a y lo
que evalúa. Cada orden está relacionado con un punto de vista:
temporal, espacial, psicológico e ideológico. Las flechas marcan el
«grado de directez» del observador en su propio discurso: vale
decir, si presenta el objeto X de manera «objetiva» o «subjetiva».
Hasta aquí los elementos del diagrama composicional del
punto de vista. Si queremos integrar la ideología, debemos traba-
jar con otro tipo de categorías analíticas que escapan al problema
cornposicional, y que nos remiten a las categorías que definen las
condiciones de producción de discursos como una actividad social
(M. Pécheux, 1969, pp. 16-23). Volviendo al aspecto composi-
cional, podemos hacer algunas observaciones específicas que mues-
tren su «funcionamiento». Sabemos, por ejemplo, que las lenguas
(al menos las occidentales) disponen de categorías para marcar las
relaciones temporales y espaciales, y también las evaluativas y los
juicios. Sabemos, también, que no sólo estas categorías evidencian
el punto de vista sino que, del mismo modo, puede hacerlo la
dispositio: no siempre podemos decir directamente lo que quere-
mos, o no deseamos hacerlo. En ciertos casos «arreglamos» nues-
LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA PRIMARIO 143
III - ~11t;NOLU
146 PARA UNA iEüRiA DEL TEXTO LITERARIO
2)
3)
Enunciado de A
I
Emisor,
+
Receptor,
(A) (K)
4)
Enunciado¡
I
Emisor (Autor)
[, E"""~'------Iado
Destinador
1 I
Destinatario
]
IV'
1------------,v
Situación discursiva
Situación contextua)
~)
Él
[aquél]
y,; Tú
(iSlr) (l:S~)
I I
Este esquema intenta mostrar la distinta función que tienen los de-
mostrativos cuando éstos embragan, por un lado. sobre la situación
contextual (triángulo externo) y cuando lo hacen en la situación
discursiva (triángulo interno). En el primer caso, se trata de un
organismo que procesa información del mundo y. en consecuencia.
los embragues organizan esta información; en el segundo caso, no
se trata de un ente biológico que utiliza las categorías de la lengua
para referirse al «mundo», sino de un ente gramatical, ficticio. que
fija un ego de enunciación discursiva y que articula el espacio
enunciativo en distintos niveles y en sus correspondientes coorde-
nadas temporales."
Éstas son las primeras palabras del cuento. El emisor es. obvia-
mente. Lugones y el receptor yo o usted. o cualquiera que lea el
cuento. En nuestros roles de emisor y de receptor. Lugones, usted
y yo estamos en la situación contextual. Dejemos. entonces. de
lado este aspecto. Pasemos a los dos niveles enunciativos que se
articulan en el ejemplo. La primera frase (<<Como hiciera (...))
es una información del destinador¡ (narrador del cuento) a su
destinatario. (tácito). De modo que el primero le cuenta al segundo
que encontró a un amigo A. La forma de la expresión hace suponer
que el destinatario. conoce también al agente A; puesto que el
destinador¡ se refiere a él por formas pronominales: «no lo veía».
«le pregunté». El discurso podría continuarse en estilo indirecto.
refiriéndose siempre al agente A por medio del pronombre. Pero
Lugones prefiere introducir el estilo directo. Al hacerlo, introduce
una nueva situación discursiva: el destinador¡ pasa a ser destina-
dorj, y su amigo A el destinatarioj. Éste. a su vez, pasará a ser des-
tinadory, dada la situación de diálogo que reproduce el estilo direc-
to. Lo que interesa aquí es lo siguiente: el destinador¡ se encuentra
en una situación discursiva. y, desde tal posición, compensa la situa-
ción discursiva. en la cual, él y su amigo A enunciarán. La compen-
sación se da en la frase inicial: «Como hiciera varias semanas que
no lo veía (... )>>. Sin esta compensación. el cuento hubiera empeza-
do por: «Al encontrarlo le pregunté: -¿Estás enferrno P». Si este
hubiera sido el caso, la ausencia de compensación nos haría supo-
ner que el destinatario¡ sabe que el destinador¡ le preguntó a A si
estaba enfermo porque hacía varias semanas que no lo veía; y sabe
también que el destinador¡ supone que A estaba enfermo porque
hacía varias semanas que no lo veía. Vale decir que la compensa-
ción de la situación discursiva- da, al destinatario de la situación
discursiva ¡, las razones que llevaron a tal intercambio de palabras.
Al haber dos situaciones discursivas, los parámetros temporales
adquieren sentido según que el ego de la enunciación se encuentre
en la situación discursiva) o en la situación discursivaj, De este
154 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
- Esta es la gran casa de: cantera, habitada hasta el día de: hoy por
la familia.
LA CONFIGURACiÓN DEL
SISTEMA SECUNDARIO
3.1. INTRODUCCIÓN
II.-MIGNOLO
162 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
3.2.1. Introducción
Analizaremos, en primer lugar, la hipótesis de R. Jakobson
(1960, p. 358), según la cual el discurso poético se define como
un discurso que desplaza el principio de equivalencias del paradig-
ma al sintagma, de la selección a la combinación. En el capítulo 1,
se analizaron las consecuencias epistemológicas de este principio.
En éste nos detendremos sobre sus alcances sustantivos y metodo-
lógicos. Este análisis nos permitirá: a) ver, detrás de esta hipótesis,
un mecanismo más general, del cual las equivalencias son sólo un
caso: un tipo de semiotización que consiste en marcar estructuras
(conexiones), teniendo como base las estructuras discursivas (cone-
xiones) del discurso comunicacional; b) ver que la formulación de
reglas discursivas para describir este fenómeno no es suficiente
para explicar su «poeticidad» (su inscripción en el texto literario);
y que esas reglas necesitan de los principios de una norma, que
se manifiestan en la metalengua.
Comencemos por el ya bien conocido principio de selección y
de combinación. Roman Jakobson (1963, pp. 43-67) propuso
que toda construcción discursiva presupone una operación de selec-
ción, paradigmática, entre formas equivalentes en la lengua, y
una operación de combinación de estas estructuras en el sintagma.
Esta doble operación, que caracteriza el discurso comunicacional,
debe ser modificada para explicar el funcionamiento del discurso
poético: éste tiene en común, con el primero, los dos principios
enunciados, pero, además y a diferencia de aquél, sintagmati7il
combinaciones equivalentes. Vale decir que de la selección de equi-
valencias en el discurso comunicacional, pasamos a la combinación
de equivalencias en el discurso poético; si el discurso comunica-
cional presupone la presencia de estructuras no equivalentes, el
discurso poético presupone la sintagma tización de estructuras equi-
valentes. Jakobson se encuentra, sin embargo y de inmediato, con
un problema: la metalengua (en el sentido que le da este autor y
LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA SECUNDARIO 163
1)
¡-"'lllllT pr ct a '-¡"lIl
sem.muca
2) X sonaría con el mismo sonido con que suenan las ruedas de (del o
de un) tren con sueño.
rítmica. Este hecho es, quizás, lo que hace que el octosílabo esté
ligado a textos folklóricos o a textos literarios, cuya metalengua
impone un tipo de semiotización que tiene su base en el primero.
En este sentido es interesante notar el destino que sufre el octosí-
labo en el Renacimiento. Navarro Tomás (1966, p. 214) habla
de expansión del octosílabo. La expansión se explicaría por una
complicación de los tipos octosilábicos: «Del examen de algunos
ejemplos se puede deducir que el octosílabo en el presente período
(Renacimiento), era manejado con amplia libertad en lo que se
refiere al empleo de sus variedades rítmicas». Navarro Tomás nos
dice, además, que en el Renacimiento, el tipo trocaico ocupaba la
posición dominante. Tampoco este hecho debe sorprendernos: de
los tres tipos de versos octosílabos (trocaico, dactílico y mixto), el
trocaico es el que distribuye las pautas sonoras con mayor simetría.
Esto hace que su pervivencia esté marcada por dos aspectos: a) su
base en los grupos fónicos de la lengua lo haría sobrevivir en la
forma popular (donde tiene su origen); sobrevive así en el teatro
y en la difusión del romance; b) la metalengua sería la que permite
explicar que, en el Renacimiento, el tipo de verso dominante fuera
el trocaico, que presenta, como dijimos, el mayor grado de simetría
entre los versos octosílabos. Una conclusión semejante podríamos
extraer si examináramos las formas estróficas de las composiciones
en versos. El soneto, por ejemplo, por su forma fija, representa
un alto grado de artificialidad en las composiciones estróficas.
Además, el soneto está estrechamente ligado al endecasílabo. Sa-
bemos que nace en Italia en el siglo XIII y que de ahí pasa a Es-
paña. Ahora bien, los períodos literarios que más lo privilegian,
como es de esperar por el carácter de éste, son el eeSiglo de Oro»
y el «Modernismo»: « Recuperó el soneto en el Modernismo
prestigio semejante al que había alcanzado en sus mejores tiem-
pos» (Navarro Tomás, 1966, p. 400). Los «mejores tiempos»,
sabemos, es el Siglo de Oro: «Fue el soneto la composición pre-
ferida entre las estrofas endecasílabas del siglo de oro» (p. 252).
El soneto, como forma estrófica ligada a la metalengua tiene, como
es de esperar, una caída, como forma estrófica dominante, en el
Romanticismo. Creo que estos casos son suficientes para ejempli-
176 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
12 - MIGNULU
178 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
Nida señala que cada una de estas esferas o dominios pueden tener
su correlato con las unidades gramaticales (entidades = sustanti-
vos; acontecimientos = verbos. etc.}; pero, sostiene también. que
el estudio del campo léxico debe realizarse en su propia autonomía.
sin referencias a la gramática.
Sobre esta base, y para los fines que perseguimos en este libro,
necesitamos una estructura analítica que nos permita distribuir, en
unidades menores. la organización del campo semántico y con-
ceptual en alguno de los dominios semánticos. La unidad de base
es el lexema. Ahora bien, para que un lexema pueda ser organizado
en campos semánticos. necesitamos reconocer en él algunas propie-
dades sobre las cuales basar su estructuración, en relación a otros
lexemas del campo. Un lexema se analizaría, en primer lugar. en
dos componentes: los designadores y los formadores (G. Leech,
1974, pp. 34 Y61). Con respecto a los primeros conviene recordar
que en toda lengua pueden presentarse dos casos: un lexema tiene
varios referentes; y un referente puede tener varios lexemas. Am-
bos casos resumen el componente referencial de un lexema. En
cuanto a los segundos, consideraremos al lexema compuesto por
unidades menores como los fonemas y los sernas.
1)
Lexema
I
I 1
n
dl'signadorl's torrnadorcs
I
I
un L varios R varios L un R
2)
ce
PARTES DEL CUERPO
CS 1
/~ CS z
Lexema:
l humano Lexema: 1 animal
. 1
Sememas . boca Sernernas : 1 hocico
dientes dientes. colmillos
manos patas
ojos oJos
etc. etc.
3)
ce:
HUMANO
CS¡
~~ CS z
4)
CC:
ANIMAL
¡
CS 1
t
CS Z
¡
CS l
~ ~ ¡
Archilex: ~ domésticos Archilex: salvajes Archilex: ~ de trabajo
Lexemas:
~
gato Lexemas: tigre Lexemas: caballo
perro león buey
5)
CC:
BOCA
es, es,
l ¡
Semema: boca (partes del Sernema: boca (de un río)
Sernas:
cuerpo)
+
objeto físico Sernas:
¡
objeto físico
concreto concreto
inanimado, parte de inanimado. parte de una
entidad animada entidad inanimada
abertura abertura
para hablar, comer donde las agua, son
descargadas
182 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
6)
Vejeral Oxidente
Lexemas
orizinarios
C"
----+~ vegetal
n
CS,
vejez
CS¡
óxido
es,
occidente
es¡
5, Es rreciso notar que la coincidencia fonética es sólo para el área hispánica que
sesea: para e seseo. la grafía « de orridenre pertenece al grupo fónico Iks/: mientras que.
para las zonas que lo distinguen. el grupo fónico es Ik-tt/.
184 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
7)
ce.
VEJETAL
Lexema:
T vegetal Lexema: vejez
1)
Clase semántica¿:
Serna: y y.-.y Serna: y
Ilustremos este caso con más detalles. E. A. N ida ( 197 5. pp. 178-
186) resume los dominios semánticos bajo los cuales se está orga-
nizando el diccionario griego del Nuevo Testamento cuyo uso
está destinado. principalmente, para los traductores de la Biblia.
Pese a la complejidad de este trabajo, podemos sin embargo to-
mar. en resumen. la clasificación de Nida, para ejemplificar algu-
nos aspectos de las clases semánticas. Tendríamos entonces:
186 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
Dominio 1: ENTIDADES
Categoría A: No animadas
l. Naturales
2. Manufacturadas
Categoría B: Animadas
l. Animales
2. Humanos
3. Poder sobre-natural
l. Físicos
2. Fisiológicos
3. Sensorios
4. Intelectuales, etc.
l. Tiempo
2. Volumen
3. Edad, etc.
léxica: aquella que se define por la selección (y, por lo tanto, la pre-
sencia o la ausencia) de: a) determinados campos semánticos de
la lengua presentes en el texto (marcados cuantitativamente). y b)
determinados campos semánticos ausentes del texto porque la pre-
sencia de uno implica, en relación a la organización conceptual del
sistema primario. la ausencia del otro. Este tipo de semiotización
léxica se pone de relieve cuando organizamos el campo concep-
tual en clases semánticas.
Tomemos, como ilustración. un ejemplo que tiene la ventaja
de estar computado. En un análisis del léxico de Emma de Jane
Austen y Jacob's Room de Virginia Woolf, las estadísticas dan los
cómputos siguientes (K. Kroeber, 1967):
VerboJ
Sonidos escuchados (específicos) 9 29
Movimientos. posiciones 28 83
Adjetivos
Color 1 ~2
Emoción 49 22
Valor 6~ 33
2)
Emma Jacob's Room
Partes del
F cuerpo - +
es¡
c Muebles
o es, - +
N Emociones
+ -
o es,
F
Acciones
mentales + -
c es.
o
(<<Soledad Primera»]
Este poema que D. Luis intitula "Soledades" (por ti ajunto o por ti verJo)
es un género de composición que los latinos llamaron silva (oo.) Presumo
que D. Luis quiso que a esta voz siloa correspondiese Joltdad en nuestra
lengua, y no impropiamente. pues si la silva significa en castellano selva o
bOJqut, qué cosa más solitaria.
LA CONFIGURACiÓN DEL SISTEMA SECUNDARIO 193
dría resumirse:
1)
silva (Iatrn)
~
siltia .•elea
~ ~
CC 1 : CS~; CC 1 : CS 1 :
I
forma literaria
I
madrigal
!
geografía
I
bosque
soneto llanura
etc.
•
métrica sin de árboles
orden íijo
soledad - . Connotación
13 MI(iMII.O
194 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
café sonido
x ':\.
y f
agudo' agudo
Proposición A COMP
3.4.1. Introducción
14 - MIGNOLO
210 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
10. Es preciso notar aquí la distinción entre tiempo cronológico (para el cual dis-
ponemos de los días de la semana• del año. erc.): tiempo físico. que conceptual izamos.
en el sistema primario. en la intuición del acontecer y. en el sistema secundario-cultural.
con las teorías sobre d tiempo; y tiempo lingüístico (E. Traugott, 1975). Un enunciado
como" El traje <jue vestiré ayer .. produce un sentimiento extraño por la incompatibilidad
entre el verbo y el sustantivo. Su efecto es más lingüístico <jue físico-conceptual. Por el
contrario. en el caso de Borges, el tiempo lingüístico no se altera y la «operación .. del
relato consiste en alterar el tiempo físico-conceptual. De manera <jue, si d concepto del
tiempo es inseparable de una "lógica .. [i.e .• resultado de una racionalidad). estos relatos
nos sugieren la necesidad de «otra lógica » (i.e .• otra racionalidad). Lo curioso es <jUl' esa
lógica comienza a buscarse (A. N. Prior. 1957; N. Rescher y A Urquhart, 1971;
N. Rescher, 1968 j.
LA CONFIGURACIÓN DEL SiSTEMA SECUNDARIO 219
11. Este aspecto era ya notado por el Ta"o. cuando intenta 'IIU.lr d "1'1~"1I del
milagro COII plena conciencia de 'lue lo maravilloso (prodigio ° mJla~ro) nene 'u h,l'" ,'11
convenciones socializadas: no es verosímil 11I creíble par,. d ni'tI.llI" 1" 'lue h.•h,.1 "d"
creído por el idólatra: «Quanto dunque il maravigli"'o che port.ln" "'0' i (ji"vi e ~Ii
Apollini sia acompagnato da ogni probabilirá. da ogni verisinuluudinc. da o¡.:ni ll'l',kll~,
da o¡!ni grazia e da ogni autorirá, ciascuno di mediocre ¡(uidllio '" IH' potr.i 1.11I1ml'lltl
avedere, leggendo I rnoderni scritrori. lila ne poeti annchi 'lu,'"'' (O," deoll" •.",'1' lene
con altra considerazione e quasi con altro ~u~to. non ~ollJ come ricrvutr d.rl \"ol¡..:o, 'l1.l
come approvale de 'ludia rdigiolle. qualunque dla lo"e» (Dl\fOnl del /,Uf'III<I "1'''1111
1594, 11), Ercilla, en La Araucan« (parte 11. canto IX) se encuentra ,'011 UII prohkm.1
semejante cuando tiene que contar un mjL.l~ro: « Si lo, hombre... no \TIl I11d.l~rfl' t.m-
tos I como se vieron en la edad pasad.• / es causa haber a¡(01'a pOl'!" s.lmos. / , rvt.rr l..
ley cristiana autonzada.» Moraleja: el problema que se preSl'll!a vn el .11I;¡li", lucr.mo, \
que toca a la clasificación «semántica» de cierto tipo de textos (fant;l!'ltiro. m.ir.rvillo-,o.
extraño. «realismo rn.igico»], debcri.r, .mtc ... lit' l1e~Jr ;.l tal~ d;t~ifict<,:i(l'H''''lfur JrprnJc.'1l
LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA SECUNDARIO 221
~o.;til'lI1polilll'al
--+ tiempo ramificado
3)
A z:
AC (j: «posibilidad de incendio»; a: acción no descrita en la
estructura de superficie)
PA (j: «propagación del incendio»; a: lienzo del viejo velario
que se desgarra)
AR (j: «incendio consumado»; a: acción no narrada - presu-
mible muerte de Irene, el proc6nsul y Licas)
B z:
AC (j: «posibilidad de incendio»; a: el pañuelo de gasa que
arde en llamas)
PA (j: «propagación del incendio»; a: acción no descrita en la
estructura de superficie)
AR (j: «incendio consumado»; a: muerte de Sonia y Roland)
AC PA AR
+ +
3.J.l. Introducción
Para analizar, pues, este caso de semiosis, partiremos, en
primer lugar, de la distinción entre situación contextual y situación
discursiva analizada en 2.5. II En segundo lugar, introduciremos
dos nuevos conceptos: el de axia/idad y el de figuración. El pri-
mero se refiere a la organización del espacio pronominal (pro-
nombres, deícricos, embragues) de la situación discursiva de la
enunciación. El segundo, a la posición que ocupa el destinador en
cuanto destinador: qué informaciones o ausencia de informaciones
tenemos sobre él, qué inferencias (y a partir de qué niveles] pode-
mos realizar para reconstituir la «imagen. del destinador, Figura.
en latín, significaba también simulacrum: podemos decir que el
problema, en la figuración, es cómo se simula el destinador.
13. Algunos de los trabajos que se relacionan con esta discusión aparecidos en los
últimos años. además del número especial de Langages, n" 17. dedicado a la enunciación.
importan los de S. Lecointre y J. Lecalliot ( 1972. 1973); para el estudio de lo que aquí
llamamos destinatario. G. Prince (1973); y. desde una perspectiva cercana a la nuestra.
N. Tamir (1976). En cuanto a los estudios "clásicos» sobre el narrador. los de W. Kay-
ser (19~~. 1970).1'. Sranzel (19~~). B. Romberg (1962). K. Hamburger (1951.
pp. ~ ~ -194) Y M artíncz Bonati ( 1960. especialmente. pp I 12 Y I I 7-125).
230 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
/'0
yo
"',
A este diagrama agregaremos una nueva dimensión: el que los pro-
tagonistas de la situación discursiva puedan tener o no tener corre-
latos con los protagonistas de la situación contextual (indicado por
la doble flecha ~). En la situación discursiva de enuncia-
ción. ia ausencia o presencia de correlación son ambas posibles;
y son grados distintos de semiotización. El caso de la presencia
de correlación es el que más lleva a «confusiones» con respecto a
la falta de autonomía de la situación discursiva y, por ende. a la
identificación del yo de la situación discursiva con el yo de la situa-
ción contextual. Lo mismo es válido para el caso de los otros pro-
nombres. De la misma manera que el él de la situación discursiva
puede ser correlacionado con una «persona)), exterior al espacio
enunciativo. también pueden serlo los demás componentes del
enunciado (descripciones. acciones. etc.]: nos encontramos en
este caso con el ya aludido. en estas páginas. efecto mimético.
Sobre el diagrama 1 podemos también señalar que el término
«relato en tercera persona)), para el caso de la narración, es un total
contrasentido: no es posible narrar en tercera persona. La confi-
guración misma de la enunciación (tanto discursiva como contex-
tual) hace que la única forma de narrar (de enunciar) sea en primera
persona. Tampoco puede haber. en consecuencia. «relato en se-
gunda persona)). Estos casos sólo representan diferentes organi-
zaciones axiales del espacio enunciativo. Puede haber enunciación
personal o impersonal: es decir. el destinador deja las huellas
LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA SECUNDARIO 231
1)
Tenemos hoy la prueba aquí en la mano de Rengo y
Tucapel, que peleando por sólo presunción y orgullo
vano, como fieras se estan despedazando.
(parte 1Il. canto XXX)
2)
Déjolo aquí indeciso, porque viendo el brazo en
alto a Tucapel alzado. me culpo. me castigo y
reprehendo de haberle tanto tiempo así dejado;
pero a la historia y narración volviendo. me
oisteis ya gritar a Rengo airado. que bajaba
sobre él la fiera espada por el gallardo brazo
gobernada.
(parte JJI, canto XXX)
LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA SECUNDARIO 235
16. - MIGNOLO
242 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
dar. para ello. otra serie de ejemplos sobre el mismo proceso. Por
la misma razón de que no existe la autobiografía en la Edad Media
(no es detectable tal serniotización del espacio enunciativo). es por
lo que La vida de La7,!lrillo de Tormes introduce. en los códigos de
producción textual. una semiotización que puede ser considerada
como forma nueva. Por lo cual parece correcto afirmar que este
texto inicia una forma que se codificará luego en el Gu'Zmán de
Alfaratbe (C. Guillén, 1966). Lo primero a notar. en la sernio-
tización de este espacio nuevo. es la posibilidad de otorgar al
La7,.t;lrillo la categoría de autobiografía. aunque con el agregado
de fiaioa (F. Lázaro Carretero 1968). Ahora bien. cuando una
forma de semiotización, como estructura nueva. se conserva en
la cultura. ésta se impone como una elección posible de futuros
textos. Así. por ejemplo. Carlos de Sigüenza y Góngora incluye
entre sus Relaciones históricas (1690) los «Infortunios de Alonso
Rarnírez» en donde opta por el espacio ya serniotizado de la
«autobiografía fictiva», en el cual el narrador cuenta su propia
vida pero no se identifica con el autor. De la misma manera que
una forma nueva se impone y se repite. puede. además. modificarse
al interferir con otras formas discursivas. Se han discutido larga-
mente las relaciones entre El la7,!lrillo de ciegos caminantes y la
novela picaresca (M. Bataillon, 1960; R. Mazzara, 1963). Lo
interesante de esta comparación. en cuanto a la serniotización del
espacio enunciativo. es que. en el caso de Concolorcorvo (como lo
nota E. Carilla. 1973. pp. 27-29). se trata de una estructura dis-
cursiva o textual que corresponde más al «diario de viajes» que a la
"autobiografía» (y es así como se lo recoge en determinados es-
tudios de erudición. J. Torre Revello, 1940). Es decir. que la
autobiografía fictiva en la novela picaresca es a la autobiografía. lo
que el diario fictivo (en Concolorcorvo) es al diario de viajes. Lo
cual sugiere una modificación radical del espacio enunciativo: en
La vida de Lazarillo de Tormes, por ejemplo. la autobiografía
asume la forma de Carta (Guillén. 1966; F. Rico. 1966). en
tanto que Concolorcorvo asume la forma de Diario que se con-
funde con las Memorias del visitador: "Después de haber des-
cansado dos días en Potosí, pidió el visitador este diario. que
LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA SECUNDARIO 245
3.6. ENMARQUE
Soneto
opcionales obligatorias
-<.
metro rima
-<.
14 versos 4 estrofas
»<.
2 cuartetos 2 tercetos
3 .1.1. Me/alengua
Il!. Este tema no cuenta con demasiada bibliografía en los estudios literarios, al
menos en mi conocimiento. No obstante. el enmarque es tratado en B. Uspenski (1973.
pp. I 37-IIU). en J. Lotman (1976b. pp. 197-20 1). v. con rt'SpeclO a la marca en el fin.
B. 11. Smirh ( I 96l!). También poniendo énfasis en el fin. pero en un sentido más cultu-
r..I. el helio lihro de F Kerrnode (1966).
248 PARA UNA TEüRIA DEL TEXTO LITERARIO
1)
TL ={ EV, EVS).-~-'Mg = {Se. CT. Ra}
en donde .. - - J_ --....
se lee «función de proyección» y la di-
rección de la proyección opera. como dijimos. en ambos sentidos.
Ahora bien. dado que toda proyección entre conjuntos es una
operación que traza las correspondencias entre un elemento x de
un conjunto X. y lo asocia con uno y sólo un elemento y del con-
junto Y. la correspondencia entre un elemento del conjunto Y y
dos elementos del conjunto X. o viceversa. puede darse cuando
trabajamos con conjuntos con más de un elemento. De esta ma-
nera. podríamos visualizar 1) en 2):
2)
TL Mg
x~o
z ::::.---------- p
y 4 q
LA CONFIGURACiÓN DEL
SISTEMA COMUNICACIONAL
4.1. INTRODUCCIÓN
a los conceptos. suministra. por un lado. una base de discusión para el procesamiento
de un tipo específico de información que es la información verbal y semiotizada, y. por
otro. la extensión del modelo perceptivo a la interacción entre dos organismos que inrer-
cambian información: H, Blumer (1969). W. H. Geoghegan (1971).
CONl'llilIRr\CION DEL SISTHIr\ CO¡\ll1NICACIONt\1. 255
¡
Versificación
Fónica» (prosodia)
Sintácticas ~.
Equivalencias-
Micro-
acoplamientos
estructuras Sem.inucas - ~
Campos semánticos
Referenciales ..............
(anomalía. símil.
"ITUACION mer.ifora) SITUACIÓN
Compensación
Situación Ernbragues-deícticos
OE Enunciación OR
discursiva Axialidad
CONTEXTUAL
f Figuración
CONTEXTUAL
Estructuras
narrativas
Agentes Descripciones
Macro- Acciones Personajes
estructuras Estados N iveles y estructu-
SP = Sistt'm.l primario
SS ~ Sistt'm.l secundario f Procesos ras temporales
[.«mundos posi-
bles..)
PS Proceso dc semiotización
~
CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA COMUNICACIONAL 259
4.3.1.. Direcaonalidad
3)
TEXTO: EVS: SS
PS
2 DISCURSO: EV: SP 2
este proceso donde operan las modalidades del saber y del querer:
una construcción anómala, por ejemplo, tenderá a ser estructurada
en forma coherente, si el receptor sabe que ella es una licencia
(literaria) permitida por la norma, o si sabe que el emisor no conoce
bien su propia lengua y es todavía incapaz de construir frases
sintácticamente bien formadas. Marcadas las diferencias entre dis-
cursos formales y naturales, nada impide que recurramos a los
primeros, tomándolos como modelo analógico para especificar el
ámbito de los fenómenos cohesivos en la configuración discursiva
y en su proceso de semiotización. Supongamos, para empezar y
teniendo como referencia discursos no semiotizados, una deriva-
ción simple en la cual los símbolos sean A, B, C, D, E, F, Ydonde
contemos con una regla de implicación. En tal sistema, cada
proposición debe estar implicada por la anterior. Supongamos,
además. que (A,B,C) sea un conjunto de proposiciones, dos de
las cuales, A,B, permitan derivar la tercera C. Supongamos tam-
bién que (D,E,F) sea un conjunto semejante pero independiente del
primero. El sistema S, compuesto por los dos conjuntos (A,B,C) y
(D,E,F) debe satisfacer un principio como:
(oo.) seguida
la novia sale de villanas ciento A
a la verde florida palizada,
cual nueva Fénix en flamantes plumas B
matutinos del Sol rayos vestida,
de cuanta surca el aire acompañada
monarquía canora
y, vadeando nubes, las espumas
del rey corona de los otros ríos, C
en cuya orilla el viento hereda ahora
pequeños no vacíos
de funerales bárbaros trofeos D
que el Egipto erigió a sus Ptolorneos. E
1M - MIGNOLO
274 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
• Nudo ,
(Lexemas)
1 1
~
11l1.,rma,iúll Informaciún
-ununistrad.,
por d discurs» •• Nudo,
(Frases)
acumulada y
codificada en OR
i •
Nudo,
(Acciones.
personajes. etc.]
i
276 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
Proyección Proyección
por por
abstracción similitud
XI
-. Modelo
perceptivo
Modelo
semántico
Expresión
CONflGURACIÚN DEL SISTEMA COMUNICACIONAL 281
DIAGRAMA 3
inferencias
Procesos mentales
286 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
.-
I . I
r--'
perceptivo conceptual le xpreslvas:
~
"
m
~ ---+ ...-
.1
~
........
~ 6.
n .-- 3 Memoria
----. Mant ención ;
o ca mbio :
I
". __ ...
-+ ~
t ~ + t ¡ t
. 7. Sistema de valores
s Retroalimentación
288 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
4. Contemplamos aquí sólo algunos aspectos del esquema con el propósito de bos-
quejar la generalidad del proceso de recepción y de runtualizar algunos de los problemas
sustantivos que se presentan en la «construcción» de sistema ORo
CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA COMUNICACIONAL 289
DIAGRAMA 5
Intención general del texto
!
Plano de los bloques semánticos mayores
¡
Estructuras sintáctico-semánticas de las frases
¡
Plano de las palabras
¡
Nivel de grupos fónicos (sílabas)
!
Nivel de los fonemas (o grafemas)
3)
1
Elección de una forma de discurso de acuerdo a las posibilidades
en juego: e.g .. aceptación de formas existentes o producción de
formas emergentes (im'tlltio). Esta etapa involucra una evaluación
de la situación de comunicación qUl' condicionan las modalidades
del querer y del desear.
4) Plan panicular:
ti)
1
Estructuras de base (conceptual) del discurso.
b) Proposiciones (enunciados. párrafos) que verbalizan la estruc-
tura conceptual de base. acciones. agentes. descripciones. etc.
e) Inserción léxica y manifestación micro-estructura] (conexión
entre enunciados j.
d) Manifestación concreta de signos: «obra literaria u.
298 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
DIAGRAMA 7
rd'C='f~
A B C
La,b,c--1
El esquema (A, B, C) guía el plan en tanto que las etapas micro-
estructurales (a, b, e; d, e, f) lo ejecutan. Refiriendo de nuevo este
esquema a la recepción, comprobamos nuevamente el proceso in-
verso, en la medida en que el receptor debe pasar, primero, por
las unidades microestructurales para reconstruir, luego, el esque-
leto del plan. La restricción aquí sería que, en la recepción, es
necesario pasar primero por la linealidad del discurso para llegar
a la categorización y a la conceptualización. En el proceso de pro-
ducción, por el contrario, si bien se cuenta con el plan global, su
ejecución requiere proceder paso a paso, completando sus partes
y desplazándolo hacia la concreción de las otras. Sabemos, por
experiencia y / o por intuición, que la producción de un discurso
debe proceder mediante la construcción de enunciados; y para ellos
es necesaria la selección léxica, la combinación de componentes
macro y microcstructurales, la introducción de figuras, etc. Y sa-
bemos también que la elección de los componentes verbales que
se insertarán en el discurso dependerán «de la idea que tenemos
de lo que queremos hacer» (4.a).
Lo dicho hasta el momento es sólo parte del proceso general.
Para dar una idea más completa de la estructuración y ejecución
del plan es necesario tener en cuenta la imagen. Miller, Galanter
y Pribram (1960) caracterizan la imagen como la totalidad del
saber acumulado por el organismo. Esta definición incluye no
sólo los datos memorizados, sino también los «códigos» de catego-
rización, clasificación y evaluación. Aceptando esta definición
de la imagen, podemos ver, al mismo tiempo, que el plan forma
parte de la imagen, dado que su construcción y ejecución forma
parte de lo que el organismo ha aprendido y almacenado. A su vez,
la imagen es fundamental para la ejecución del plan, puesto que
300 PARA UNA TEORÍA DEL TEXTO LITERARIO
DIAGRAMA 10
hgura J Estado [
hgura 2 Estado l l
jaros; talo cual agente está incluido entre los héroes buenos o
malos; las marcas silábicas o acentuales están incluidas en el
metro, etc. El ejemplo más claro de este proceso es, de nuevo,
la organización narrativa global en la cual podemos distinguir
entre la «línea principal de la acción» y acciones subordinadas
o imbricadas en ella.
salida
/
Estado ..-- Estado
Registros
entrada - . . .
sensorios
-----+ procesal procesal
l • 11
\
pérdida l pérdida 2
CONCLUSIONES:
LA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
COMO PROGRAMA DE INVESTIGACiÓN
O=MI
sistémicos
modelos de la
literario
conducta de O E
modelos de la
caja traslúcida
{ conducta de O R
esos códigos para que ellos, a su vez, sean los que modifiquen
la adaptación cultural de las generaciones futuras. Como
ejemplo de esta etapa podemos mencionar el de los cambios
literarios. Cuando se producen cambios literarios, ellos impli-
can una transformación de las condiciones de adaptación cul-
tural. Al mismo tiempo. este proceso de transformación dis-
tribuye un lluevo orden de relaciones entre O E Y O R:
raria en las ciencias formales, sin antes haber decidido (de acuer-
do con la materia empírica que se quiere explicar y con la tradición
y elementos disponibles a partir de otras disciplinas) qué es lo que
se quiere explicar. Sin pretender una toma de posición empirista se-
gún la cual una teoría debe surgir de la acumulación de datos, ni
negar que la teoría debe ser formulada deductivamente, tampoco
podemos olvidar los datos que queremos describir en nombre de
fórmulas que queremos «aplicar». Este es sin duda un espinoso
problema cuyas discusiones comienzan (S. Schmidt, 1976; J. Ihwe,
1976) y que no nos detendrá en este momento. Lo que nos inte-
resa es situar, con respecto a estas últimas reflexiones sobre la
construcción de la teoría literaria, el terreno que hemos explorado:
21- MIGNOLO
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íNDICE DE NOMBRES
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Abrams, M. H., 40 n., 327 Aura Bocaz, S., 231 n., 329
Achinsrein, P., 69 n., 75 n., Austen, j., 187, 188. 189
79 n., 327 Austin. A. G. A.. 30, 333
Agustín, San, 243 Ausrin, l- L., 137 n., 146, 231 n.•
Albarracín Sarmiento, C; 231 n., 235, 330
328 Ausubel, D.. 333
Alderete, B. J. de, 32 d'Avalle, A. S.. 110 n.. 230
Alemán, M., 244
Alonso, A., 9, 23, 98. 264,
265, 301, 328 Baktin, M.. 11
Alonso. D., 9, 20, 22, 23, 26. 27, Bally. Ch., 23
78 Y n., 194.273,274,313. Bar-Hillel, Y.. 329, 344
328 Barker, S. F., 69 n., 327
Andcrson, B. F., 277 n.. 281. Barrenechea, A. M., 18
304, 309, 311, 328 Barrhes, R., 18, 26. 27. 131.
Anderson, R., 333 215, 221, 231. 330
Andreu, J. 18 Bartlerr, F. c.. 277 n., 330
Antoine, G., 97, 329 Basilius, H .. 176 n., 330
Apollinaire, G., 39-40 Baraillon. M., 244. 330
Aposrel, L., 75 n., 261 n., 262. Baudot, G., 18
329 Baumrin, B.. 333
Apresian, Ju. D., 315. 329 Beardsley, M.. 28 n., 331
Aristóteles. 30, 31, 196, 206 Beaver, J. C, 170 n.. 331
Arrnstrong, D. M., 253 n., 329 Beck, M .. 354
Aron, Th., 110 n., 329 Békésy, G. v., 331
Ascasubi, H., 66, 67,81-82.240 Bellert, 1.. 94 n.. 268, 269, 276,
Atkins, J.. 285, 364 301. 331
368 PARA UNA TEORIA J)EL TEXTO LITERARIO
Haas, W .. 253 n.• 342 Jakobson. R.• 11. 23. 39. 40 n.•
Haber. R. N.. 253 n.. 342 62.85. 137 Y n .• 144. 149.
Halle. M .. 170 n.• 171.343 162. 163. 164. 165.240 n.•
Halliday. M. A. K.. 94 n.. 97. 292. 311. 3I 5. 323. 346
343 James. H .• 238
Hamburger, K.• 150 n.. 229 n.• [aúregui, J. de. 192
231. 343 [ohnson, A. L.. 110 n.• 347
Hamon, Ph.. 213. 343
Hanneborg, K.. 25. 34 3
Hare, R. M .. 137 n.• 343 Karnenszain, T.. 18
Hegel. G. W. F.. 35 Kant. I.. 24. 222
Heidolph, K.. 343. 356 Katz, J. J.. 87. 100. 177. 198.
Heinrich Lieb. H .. 261 n.. 344 335. 347
Hempel, C. G.. 41. 344 Kayser, W .. 149. 229 n.. 347
Hendricks, W. O .. 129 n.. 130. Kelvin, W. Th .. 324
344 Kepler, 196
Hernández, J.. 239 Kermode, F.. 247 n.. 347
Hesse, M. B.. 75 n.. 195 n.. Keyser, S. J.. 170 n.. 171. 343
196. 344 Kiparsky. P.. 170 n.. 347
Hintika, J.. 22 3 n.. 344 Klein, W .. 171. 172. 347
Hirsch. E. D .. 51. 344 Klibansky. R.. 354
Híz. H .. 94 n.. 105. 344 Kóck, W. K.. 145. 348
Hollands, N. N .. 51. 34 5 Krarner. F.. 62. 348
Holmes, J.. 345 Kristcva. J.. 56 n.. 93. 99. 106.
Hopkins, J. M .• 39. 40. 44 111. 266. 348
Houseldor, 341 Kroeber, K.. 187. 348
Hrushovski. B.. 73 n.. 34 5 Kuhn. Th. S.. 21 n.. 69 n.. 321.-
Humphrev, R.. 138. 238 n.. 345 348
Hutten, E. H .. 75 n.. 345
Hyrnes, D. H .. 160 n.. 345. 360
Lacan, J.. 56 n.. 111. 348
Lakatos, I.. 79. 321. 322. 348.
Ihwe, J.. 73 n.• 90 n.• 129 n.. 349. 353
170 n.. 320. 345 Landesrnan. Ch .. 119 n.. 334
Ingarden, R.• 23. 36. 37. 38.94. Lane, M .. BO
95.253 n.. 276. 313. 346 Lausberg, H . 117. 137. 349
ÍNDICE DE NOMBRES 371
aprendizaje:
de la lengua. 1 3
de la literatura. 1 3. 3 18- 3 19
caja negra. 71-72. 315·316
caja traslúcida. 281-282.316-317.319
coherencia (y recepción). 268·277
competencia:
comunicativa. 160
lingüística. 13. 159
literaria. 13. 1 59
métrica, 17 3-1 74
rítmica. 173-174
conexidad (definición). 135-136
conocimiento (fundación biológica del). 281·282
descripción. 205 ·215
(historia). 206·208
(estructura). 212-21 5
doble código:
en semiótica. 48- 53
en psicología cognitiva. 301
enunciación:
compensación. 1 5O, I 57. 2 39
376 PARA UNA TEORíA DEL TEXTO LITERARIO
conrextual, 148-1 50
discursiva. 148-150. 151-157
niveles. 146-148
oral! escrita. 22. I 52
Y punto de vista. I 38-143
temporalidad. 145-146
J axia/idad, 229-230. 238
estructura de la axialidad, 231-234
Y meralengua, 237
J figuración, 238-245
del canal de transmisión. 240
Y compensación. 239
oral/escrita/ monologada. 238
Y meralengua, 243-245
de la persona. 240- 241
estudios literarios. 26-27
gramática de la frase y del discurso. 90-94. 159
gramática literaria. 93. 110. 159
hispanismo. 10-11
litaaturalpocsía:
concepto de. 28 y n.• 47-48. 59. 90
clasificación. 29-35
definiciones normativas. 44
definiciones operativas. 57-60. 92-93
definiciones reales. 41-44
familia de la palabra literatura. 32-33
familia de la palabra poesía. 33-34
obra de arte literaria. 36-38
y estructura. 249
y texto parcial. 307-308
y unicidad. 79
metalengua literaria:
definición. 44-45
en conjunción con el texto literario. 58-59. 248-249
explícita/implícita. 18-60. 63. 80. 161
Y semiotización de:
anomalías semánticas. 166-169
estructuras métricas. I 74-1 76
estructuras léxicas. 184-185
lNlJlCE DE CONCEPTOS FUNDAMENTALES 377
y relato. 125-133,215-229
Y descripción, 212-21 5
Y estructuras temporales, 2 18-22 5
Y funciones del relato, 228-229
y neologismo. 182-184
y axialidad, 230-238
Y figuración. 238-245
Y emisión/recepción. 63-67. 259. 293
relato:
mención de acciones, 119-1 31
representación de acciones, 119-1 31
modalidades de la acción, 122-127
encadenamiento de acciones. 126-131
encadenamiento de funciones, 132-134
dependencias entre acontecimientos/funciones, 129-134
conceptualización de la acción. 126. 134
descripción (teórica) de la acción, 124
sistema comunicacional:
teoría de la comunicación. 253-255
la comunicación literaria. 17.255-257.259-261
modelos de la comunicación literaria. 2 59-261
emisor-receptor. 14. 17, 50-51, 261-267,317·319
modelo conceptual de emisión/recepción. 283-286, 303-311
proceso de emisión (producción). 63. 72
estructura de. 296-298
plan, 293-299
imagen. 299-301
proceso de recepción, 63. 72
estructura de. 288-293. 310-311
Y coherencia. 268-277
y diferenciación, 283. 290-291
e identificación. 283. 290-291
contexto de. 262-267
sistema primario y sistema secundario. 89-91
definición, 54-58
articulación de, 105-1 09
en la pronorninalización, 105-109
en la coordinación. 103-104
en el paragrama, 11 7
INDlCE DE CONCEPTOS ~UNDAMENTALES 379
Prefacio. 9
Títulos publicados:
Marcel Bataillon
ERASMO y EL ERASMISMO
Mauricio Molho
SEMÁNTICA y POtTICA
(GÓNGORA,QUEVEDO)
Walter Mignolo
ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA
DEL TEXTO LITERARIO
Carlos Blanco Aguinaga
JUVENTUD DEL 98
Maxime Chevalier
FOLKLORE y LITERATURA:
EL CUENTO ORAL
EN EL SIGLO DE ORO
En preparación:
Rafael Lapesa
LA LENGUA ESPAÑOLA
EN LA tPOCA MODERNA
Leo Spitzer
ESTILO y ESTRUCTURA
EN LA LITERATURA ESPAÑOLA
Raimundo Lida
PROSAS DE QUEVEDO
Francisco Rico (ed.)
HISTORIA Y CRtTICA
DE LA LITERATURA ESPAÑOLA
Fernando Lázaro Carreter (ed.)
LENGUA ESPAÑOLA
Y LINGüíSTICA MODERNA
WALTEH D. l\IIGNOLO
ELEMENTOS
PA HA UNA TEO HfA
DEL TEXTO LlTEHA HlO
EDITORl4..L CRÍTICA