Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
“De cómo Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, salidos de la mano de un monje
ibérico continúan cabalgando en nuestros días”
Introducción
Igualmente sucede con la sintaxis plástica que manejan, porque las herejías o
posturas contradictorias con el Evangelio que combate Beato mediante su
Comentario están ilustradas con un lenguaje formal producto del sincretismo
visigótico-árabe-bizantino y elementos no dominantes de la tradición
carolingia, más una curiosa evidencia cultural de cercanía con el enemigo
musulmán.
La pieza
1
“Los cuatro jinetes del Apocalipsis” es una pequeña ilustración que integra un
volumen de los “Comentarios del Apocalipsis” del Beato de Liébana hecha en
el monasterio de Santo Domingo de Silos en Burgos de entre 1091 y 1109 y
que se conserva actualmente en el British Museum en el Reino Unido.
La pieza es una miniatura, realizada dentro del estilo conocido como mozárabe,
sobre pergamino de 31,7 x 22,1 centímetros y se le atribuye su manufactura al
hermano Petrus, monje miniaturista del citado monasterio.
Elipando, siendo obispo de una ciudad cristiana, bajo dominio musulmán, con
esta teoría conseguía ajustar elegantemente a la fe cristiana con las creencias
musulmanas que consideraban a Jesús como un profeta. Comenta Monseñor
Romero Pose:
2
“La creación del Beato del “Comentario” debe inscribirse en la dura polémica
que durante la herejía adopcionista sacudió a la España visigótica del siglo VIII
y enfrentó a Beato con el Arzobispo de Toledo, el adopcionista Elipando. Entre
otros recursos el escritor lebaniego acudió al Apocalipsis, libro canónico que
hace referencia a la lucha de sus enemigos en contra de la Iglesia”
(2005:recuperado de http: www.teologìamedieval.com.es)
Poco después Alfonso I, hijo del Duque Pedro de Cantabria y yerno de Don
Pelayo comienza a fundar gran cantidad de monasterios y pueblos en la
comarca, dos de los cuales se vuelven poderosísimos, Santa María Piasca y el
de San Martín de Turieno que en el siglo XII cambia su nombre por el de
“Sancto Martino del Sancto Toribio epíscopo”. Cuenta la leyenda que fue Santo
Toribio, obispo de Palencia, quién llegó para convertir a Liébana efectivamente
al cristianismo y después de que se trasladó allí la Lignun Crucis, el mayor
fragmento conocido de la cruz de Cristo, la cual fue transportada desde Astorga
huyendo de los musulmanes y curiosamente había sido traída originalmente por
otro Santo Toribio, obispo de Astorga en el siglo V desde Tierra Santa, se
convirtió oficialmente en un sitio de peregrinación. Ya en el siglo X goza el
3
monasterio de Liébana de gran esplendor bajo la protección de Don Alfonso y
Doña Justa, Condes de Liébana.
4
en medio de los cuatro Vivientes una voz pronunció estas palabras: “Una
medida de trigo por una moneda de plata, y tres medidas de cebada por una
moneda también. Pero no dañes ni el aceite ni al vino”
7. Cuando abrió el cuarto sello, oí el grito del cuarto Viviente: “Ven”.8 Se
presentó un caballo verdoso. Al que lo montaba le llamaban la Muerte y detrás
de él montaba otro: el Lugar de los Muertos. Se le dio permiso para exterminar
la cuarta parte de los habitantes de la tierra por medio de la espada, del hambre,
de la peste y de las fieras” (Biblia Latinoamericana, Edición Pastoral, 1972:
372)
El texto original perdido se conoce a través de una serie de copias que se fueron
realizando en diversos monasterios españoles, y que han tomado su nombre
genérico del abad de San Martín, por lo que a estos manuscritos miniados que
del siglo IX al XIII que difundieron las explicaciones e ilustraciones sobre el
Apocalipsis y otros textos complementarios se les conoce como “beatos”.
5
Muy difundido recientemente ha sido el Beato de Liébana del Burgo de Osma
de Soria, trascrito por el clérigo Pedro y miniado por el monje Martino en el
1086. Otros monjes también célebres por su intervención en la ilustración de
los “Comentarios” fueron Senior y Oveco.
Esta explicación del texto de San Juan, último de la Biblia que data de fines del
siglo I, recibido en la isla griega de Patmos a donde había sido confinado ,
siendo este retiro involuntario lo que le permitió ser sensible a la visión del
“Apocalipsis” , que significa “revelación” y representa una visión alegórica de
lo que sucederá al fin de los tiempos ; está organizada de manera que además
del texto de San Juan aparecen los razonamientos de Beato inspirados en los
Santos Padres Gregorio Magno, San Isidoro y San Agustín . Además aparecen
expuestos argumentos del obispo norafricano Ticonio y del hispano Apringio de
Beja. También le componen un comentario del San Jerónimo del libro de Daniel
y tablas genealógicas de personajes bíblicos del Antiguo Testamento.
Esta afirmación nos permite suponer que la vinculación de la figura del diablo
con la fealdad comienza a fijarse en términos de imagen en estas miniaturas
hispánicas y desde entonces goza de aceptación y se convierte en un patrón de
representación a lo largo de toda la Edad Media, no solo en el terreno artístico
sino también en el doctrinal y pedagógico.
6
aparecerá vinculado a ellos, encontrándose distanciado de la luz de Dios. Lo
bello en contraste acrecentará la relación con un universo de bondad, amor y
justicia, separado formal y espiritualmente por su apariencia visual. La especial
belleza que aquí se destila es un claro signo identificatorio de la santidad y la
fealdad, en ocasiones extrema, surge como evidencia de las acciones réprobas
y del trato con los entes del inframundo.
Estilo y lenguaje
7
existen variaciones, las cuales pueden ser atribuidas a la inventiva del artista o
a un intento de secularizar el contenido para su mejor comprensión. Este
aspecto será abordado posteriormente con mayor amplitud.
Estamos en presencia de una maravillosa muestra del arte sacro, que como tal
tiene sus leyes y principios, opera con sus recursos y genera su propio discurso
en el cual las referencias a la realidad física están dictadas por la conveniencia
de la expresión y por su intención.
Así ha de ser leído y entendido. Pero bajo esta directriz resalta el un particular
fenómeno de “responsabilidad artística”, porque no solo se encuentran en
registros y colofones de las miniaturas quien y cuando lo hizo, sino hasta
retratos y autorretratos de los propios pintores como es el caso del Beato del
monasterio de San Salvador de Tábara, en Zamora que comienza el hermano
Magius, quien muere antes de concluirlo en el 968 y Emeterius, auxiliado por
Senior lo termina:
“En la última página de la obra aparecen ambos artistas sentados, con càlamos y
libros en sus manos en la mesa del scriptorium, situado junto a la torre-
biblioteca del monasterio” (Enciclopedia de Historia del Arte, 1997:635)
8
Puesto que la distorsión funciona en un sentido positivo produciendo una
especial combinación de extrañamiento y familiaridad cada objeto representado
de esta particular manera puede ser reconocido y a su vez interpretado como
perteneciente a “otra” realidad.
De ahí provienen las bestias míticas. Del este llegarán Gog y Magog y se harán
acompañar de toda la fauna imaginaria que les corresponde. Arnheim (Ibíd:278)
afirma al respecto que:
“A no ser que una imagen se organice en formas tan simples y tan claramente
relacionadas entre sí que la mente pueda captarlas” Resultaría complejo que
funcionaran como ilustraciones eficaces porque:
Lo cual en la pieza que nos ocupa discurre de la manera prevista sabiamente por
el artista, puesto que sus formas directas se encargan de conducirnos en la
9
comprensión de un universo sumamente especulativo, que de no ser por el sabio
uso que se hace de las imágenes resultaría aun más oscuro e inimaginable.
10
pintores creyeron firmemente en la presencia o materialización en lo que
estaban realizando, dando por seguro que sus enfoques plasmados
bidimensionalmente cobrarían visos de realidad próximamente.
Existe una distinción evidente en este sentido hacia los personajes divinos, en
los cuales no se manifiesta este tipo de mirar, más sin embargo los humanos
que asisten acongojados a las visiones apocalípticas que expresan con terror
milenarista y desasosiego el próximo fin de los tiempos.
Estas ilusiones, en las que un objeto real y presente se toma por algo distinto y
deformado se diferencian de una alucinación, que se describe clásicamente
percepción sin objeto, pero según el profesor Grau y Peña debe cumplir las tres
condiciones de sensorialidad, objetividad y falta de realidad. En una
alucinación clásica, el paciente es conciente de su falta de realidad y en la
seudo alucinación, y el objeto percibido tiene su origen en el ámbito psíquico.
11
detalles descriptivos del texto de San Juan no es exacto. Analizándolos a cada
uno en particular se aprecia del siguiente modo:
Los cuatro jinetes están vistos con equipo e indumentaria al modo de caballeros
alto medievales, sin embargo la figura del demonio acompañante tiene otro tipo
de antecedentes.
12
sigue principios anatómicos precisos, como se observa en los jinetes o en sus
caballos. El aparece entre incorpóreo o falto de esqueleto, dada la rara
articulación que se ve en sus piernas o patas.
“El color la Edad Media manifiesta, por el contrario, un gusto vivacísimo por
los aspectos sensibles de la realidad…el gusto por el color y la luz, es un dato
de reacción espontánea, típicamente medieval. [...] Además, como ya se ha
apuntado la belleza del color es sentida uniformemente como belleza simple, de
inmediata perceptibilidad, de naturaleza indivisa, no debida a una relación
como sucedía con la belleza proporcional”.
13
economía de medios. Hay amarillo cromo, naranja hansa, verde óxido, sienna
rojizo, ocre y sepia, colocados con ayuda de pequeños grafismos geométricos
que enriquecen con su texturización el plano.
Localización de la pieza
Modificaciones de la imagen
14
de las corrientes neoexpresionistas y de la transvanguardia italiana y su
influencia en el gusto y la percepción sobre fenómenos hasta no hace mucho
considerados ajenos al mundo del arte.
Conclusiones
15
en el sentido de la autenticidad que ellas poseen, como pocas piezas en la
Historia del Arte.
Han sido sacadas prácticamente de la nada, porque los monjes que las realizan
no disponen de información detallada para construirlas, y han diseñado un
mundo permeado por la imaginación personal.
Dado que el texto que las inspira tiene otras intenciones y que es producto de
una época especialmente confusa y convulsa y aunque realizadas en los
remansos de paz que consiguieron ser los cenobios y monasterios, están
imbricadas en las luchas seculares, ya sea contra las herejías, ya dentro de la
propia Reconquista, así que este es un arte que está expresando, con sus propios
recursos, la defensa de una postura ideológica y política bien definida.
Podemos afirmar, entonces, que esta interpretación no solo creó escuela, puesto
que se estuvieron copiando durante casi tres siglos, también instauró modelos,
cuya vigencia simbólica aun es válida.
16
Bibliografía:
Páginas electrónicas:
Martín Araguz (2005). “Pareidolia en los códices iluminados del Beato de Liébana”.
Recuperado el 9 de marzo de 2006. De www.neurologìa.hospital.madrid.es.
htpp: www.teologìamedieval.com.es
17