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Cuantas noches en vela.

Cuantas lágrimas perdidas, cuantos


sentimientos en vano? son preguntas que me hago sin encontrar la
respuesta porque no existe tal utopía, no existe tal fin, ni siquiera
ahora creo que exista tal persona, todo fue un engaño, un
espejismo... una falacia que me da rabia e impotencia, que siento tan
fuerte como si se hubiera apoderado de mi cuerpo. Este sentimiento
de odio y rencor, la pasión de lo que una vez creí se perdió y no fue
poco a poco, fue de golpe como si me lo arrancaran sin pedir permiso,
como si no importara lo que yo sentía, mi corazón, mi nostalgia todo
esto ahora es real, pero duele, insisto en que duele y no puedo
explicarlo ahora porque estoy sorprendida. En el momento que me
hablas de engaño me doy cuenta que tu eres el concepto perfecto
para describir esa palabra. Si te tengo en frente no diría nada porque
jamás encontraras a alguien tan leal y pura como yo, estoy segura
que es y será así. Te felicito supiste engañarme de la mejor manera,
ganándote mi confianza. Confianza que jamás volverás a tener, y muy
pocas palabras hacia ti tengo porque no estoy segura de quien seas o
mejor dicho de lo que seas (un disfraz) mal hecho... solo puedo
asegurar una cosa y es que de mi jamás te vas a olvidar porque las
personas especiales nacimos para ser recordadas en el tiempo.

atte.: la ingenuidad

Por qué no me atiendes? Me estará desviando la llamada? Estará con


otra persona? Necesito saber, necesito saber. Si eso pasa, me muero.
No soportaría verlo con otra persona. Ya nuestra relación no tiene
sentido, no tiene dirección ni metas, pero necesito tenerlo a mi lado;
necesito saber que sigo contando con el tiempo maravilloso con en el
cual empezamos, necesito de el tanto como el necesita de mí.
Me vuelvo loca. Pasa el tiempo y la situación no cambia. Vuelvo a
alzar la mirada, para ver si un golpe fortuito del destino ha decidido
darle un vuelco a esta incomunicación, precipitada por lo alejado que
están nuestras acciones de nuestras convicciones. Mientras el tiempo
es inclemente en su pasar, una brisa de desesperanza, incertidumbre
y melancolía cruza en mis pensamientos.
Extraño aquellos días en que éramos felices. Extraño las sonrisas
sutiles, los abrazos consentidos, las miradas persuasivas, los besos
inesperados y, aunque sé que ahora nada de esas acciones me
conmueven, me alientan, me inspiran; es necesario que siga, es
necesario que no se detenga esta empresa que ya he echado a andar.
Te necesito. Te necesito por el sencillo arte de alejarme de mis
convicciones y de acercarme a este juego que nos hemos propuesto
llevar hasta las últimas consecuencias.

Pasión, Comunicación, Goce... Son palabras que ya he olvidado con el


paso del tiempo. He olvidado a reírme sin fingir, a hablar sin precisar
lo que quieres escuchar, a oír sin obligarme a mí misma a pretender
interés. He dado mi esencia en cambio de estar contigo; he
sacrificado mi ser para poder acoplarme a tu mundo donde, aunque
no pertenezca, no me siento desprotegida, sola y desamparada.
He decidido derrumbar paredes de confianza, muros de comunicación
y pilares de pasión; todo a cambio que sigamos en una recíproca
compañía no compartida. No compartida por nuestras mentes, por
nuestros espíritus, por nuestros cuerpos.
Seguiremos viviendo así hasta que el día en el que la burbuja estalle,
en que la capa se degrade y en que nuestra pasión de antaño se
convierta en el rencor diario; mientras tanto fingiré a quererte
mientras que tú juegas a amarme.

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