Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
ESTEBAN MAYO
Vivir poco o mucho es cosa del Creador, pero vivir bien
o mal es cosa nuestra.
Ningún problema por difícil que sea, será superior a nuestra fuerza y
competencia para resolverlo.
Editorial Mayo
Gutemberg 39,
Col. Anzures
Cód. Post. 11590
545-13-43
545-11-86
Diseño y Portada: Ernesto Molina y Vedia Tipografía y
Formación: MEX-SUR EDITORIAL, S.A. DE C.V., California
98-A, Col. Parque San Andrés, Coyoacán, 04040 México,
D.F., Tel. 689-17-40
12
ji Quién eres tú!!
13
realizados nuestros anhelos, pero como ya no espero nada. . . he
perdido la ilusión. Sin embargo, la indiferencia me lleva a pesar
mío, a ese pasado colmado de los anhelos que hacen estimulante la
vida. Uno de ellos fue el arribo de nuestro primer hijo; su espera se
nos hizo interminable desde que estuvo dispuesta la cuna para
recibirlo.
14
Por las mañanas, la enérgica y cariñosa voz de mi esposa nos
hacía abandonar el lecho para emprender las labores que requiere
un hogar; el nuestro se mantenía confortable porque todo estaba en
orden.
15
cambio bruta! de nuestra vida, como por la rebelde actitud que
adopté al ser atropellado en mis derechos de padre.
Ahora me parece que media una eternidad entre esas horas que
se han ido y las que vivo actualmente, esa época feliz pasó con la
premura con que se lleva el tiempo las cosas buenas de la vida. En
cambio, lo que nos atormenta, se queda a formar parte de un
presente sin esperanza, y sólo nos queda el recurso de evocar los
buenos tiempos.
17
esposa. El aspecto atrayente de los platillos, el arreglo de la mesa, y
el desbordante júbilo con que disfrutaban mis hijos de ese
desayuno especial, le dio un ambiente de fiesta a la cabaña.
18
Nuestros gobernantes lanzan a los jóvenes a la vorágine de un
odio nunca antes sentido, para que consideren a sus semejantes
como enemigos mortales, por los convencionalismos de la guerra.
Fue así como un simple papel, con una cuantas líneas lacónicas
y frías, puso fin a nuestras ilusiones y modificó nuestras vidas.
Por las noches oía el aullar del viento, ese rumor que aumenta
el dolor de los que sufren; así como también, cuando el viento se
lamenta prolonga la agonía de los que mueren o de los que esperan.
El viento tiene tantas voces. . . una de ellas acaricia, cuando lleva
la humedad del mar al convertirse en brisa; pero esa voz ya no la
podré percibir aun cuando la sienta sobre mi piel; he quedado
insensible de tanto dolor.
19
Las pocas horas de sueño que lograba conciliar ya no fueron
tranquilas. El despertar era terrible. Apenas entreabría los ojos vivía
de inmediato la realidad, como si en el espacio estuviera suspendida
una leyenda con enormes letras que dijera: ¡tu hijo no volverá de
la guerra!
20
Mis hijos ya no regresaron . . . al poco tiempo después ella
partió al lugar donde cesan las angustias.
21
Me han bastado unos segundos para captar en su mirada una
profunda dulzura que me identifica con él; es más, en ese momento
tengo la sensación de que estuve aguardándolo. Es inexplicable mi
actitud: he rehusado la compañía de mis amigos porque me ofendía
su compasión, y por eso nadie ha vuelto a llamar a mi puerta.
22
La magia del momento se interrumpe cuando el hombre se
levanta para alimentar la chimenea, y en tanto acomoda los leños,
lentamente dice:
23
y de la compañía de este hombre que me contagia su tranquilidad.
24
Su respuesta me desconcierta, pero él sigue diciendo:
25
Caigo en tan grande asombro que, incrédulo, sólo acierto a
decir sus mismas palabras.
— /.Perdonar a Dios .. ,?
26
doy cuenta de que cada vez que habla me desconcierta más, decido
preguntarle:
27
— Por qué no busca en su memoria y recuerda si cuando ya
estuvo resignado, pronunció esta frase que estamos tan
acostumbrados a decir: ¡Es la voluntad de Dios!
28
coincidir en un tema tan delicado, como es hacerle un juicio a Dios
para perdonarlo. En fin, . . si no tiene argumentos bien fundados,
tendré que discutir con él, pero como también ha mencionado su
inconformidad con la vida y con los hombres, seguramente surgirá
algo interesante de esta charla.
29
esa desconfianza y desorientación en que vivimos, se deba a que
ignoramos cuál es la realidad del hombre, y cuál es la finalidad de
la vida.
30
los de manera desaprensiva, como si el hombre fuera irremisi-
blemente insensible.
Los buenos hábitos son la base del correcto desarrollo del ser
humano, y para adquirirlos tenemos que estimular nuestra
sensibilidad, ese delicado y sutil nivel de consciencia que está
latente en nuestro ser, y nos hace percibir hasta los más ínfimos
detalles al hacernos conscientes.
31
niño de los actos que comete, para que no adquiera el
hábito de culpar a los demás. Es tan nociva la costumbre
que tiene un menor de acusar a otro de la falta que él
cometió, que ni siquiera se inmuta cuando miente. Como su
insensibilidad no lo delata, tampoco le impresionará el
castigo que le imponen al que señaló como culpable.
32
Como en alguna forma mi madre se sintió culpable de
la ilegitimidad de mi nacimiento, me sobreprotegía,
seguramente para compensar el hecho de no tener padre.
Esto motivó que mi educación careciera de la disciplina
que establece los principios de respeto a los mayores, y a
los derechos ajenos.
33
conocido, con una herida en el pecho, y mi navaja estaba tirada
junto a él.
El juicio que me siguieron fue tan rápido, que sin darme cuenta
cayó sobre mí, la condena más larga y cruel que se puede aplicar a
un joven que empieza a vivir.
34
Aplican a los de nuevo ingreso. La traición la califican
como la peor característica que pueda tener el interno, por
lo que relegan a éste a la indiferencia más cruel y le dan
el peor de los tratos, además de vigilarlo en forma
constante para evitar sus posibles denuncias; esta
situación es más insoportable que el propio cautiverio.
35
bichos cuando suben al techo, y desde arriba pueden contemplar la
masa humana que se revuelve en el cieno de sus pasiones
contenidas, en el constante fluir de sus nefastos pensamientos y en
el hedor de sus humores.
36
Quizás por esta razón, al perder la libertad, se desencadena en la
mayoría de la gente el demonio que todo ser lleva dentro. Es común
que el delincuente reaccione en contra del castigo que le impone la
justicia. Unos pueden ser inocentes; otros esgrimen argumentos que
los justifiquen, o bien encuentran fácil culpar a alguien de aquellos
actos que nacieron de su propio impulso.
37
Voy a continuar narrándole a usted mi estancia en el penal.
Considero que por mi edad y por el hábito que tenía de imponer mi
capricho a los que me rodeaban, no me doblegó ni siquiera el hecho
de verme reducido a ser un delincuente. Por el contrario, ante mis
compañeros de cautiverio, la soberbia era el escudo tras del que
pretendía ocultar mi desolación, al verme privado de la libertad de
ir y venir a mi antojo, para final-mente acudir al hogar, en el que
tenía reservado ese sitio que tanto añoraba entonces, descansar el
cuerpo del ajetreo del día con el sueño: ese estado en que
momentáneamente cesan las angustias e inquietudes cuando
nuestro interior está tranquilo.
Al hablarnos en la infancia del poder de Dios, creamos fan-
tasías en torno a Su existencia, y éstas nos persiguen aun en la
mayoría de edad. De ahí parte lo equivocados que estamos, al creer
que estará a nuestra disposición cuando lo necesitemos, y es así
que transcurrimos por la vida, con la confusión de un Dios que no
sentimos, y menos sabemos cómo encontrarlo...
38
Al llegar mi huésped a este punto de su relato, consideré que
había ido demasiado lejos en un asunto tan delicado. Inclusive, aún
resentido como yo estaba con la vida, con los hombres y hasta con
Dios, no soporté que hablara de Él a la ligera, como imaginé que lo
estaba haciendo; así que sin más reservas lo interrumpí:
— Mucho se habla de Dios y de la consciencia, y usted ha
dicho que vamos por la vida con la creencia de un Dios que no
sabemos cómo encontrar, pero. . . ¿no le parece que una cosa es
hablar por hablar, y otra muy distinta sería sacar de la ignorancia a
los que no hemos tenido el privilegio de encontrarlo, y menos aún
de sentirlo, para experimentar la relación que existe entre Dios y el
hombre?
39
-Sí -contestó—.
40
lo desconocido, a lo inclemente de las adversidades que cree im-
posible superar. Así, empieza a templar su espíritu, esa fuerza
interna en la que está lo más valioso del ser humano.
41
Pero también le digo que vale la pena librar esas batallas, para
conocer la verdadera vida, la que da la experiencia en el dolor, en
ese infortunio que llega sin previo aviso y nos obliga a
fortalecernos, para vencer una a una las barreras que se levantan en
el transcurso de la lucha que libramos; inclusive en contra nuestra,
cuando no reconocemos que las causas que producen los efectos
provienen de nuestras acciones, y que estos efectos son más tarde
los que nos atormentan y no sabemos a quién atribuirlos, en tanto
no aceptemos la culpa que nos corresponde en ello.
Le aseguro que ese tipo de suerte será tan adversa para el que
la tiene, que si la fatalidad lo sorprende cuando ha pasado lo que
pudiésemos considerar la mayor parte de su existencia, el hábito de
vivir sin luchar será su propio mausoleo en vida. Pero aún más, el
ocaso de una de esas vidas que se han deslizado en el ocio, tendrá
muy poco de positivo en su haber y así no habrá valido la pena
vivir.
42
Algo más voy a agregar: para mi próxima estancia en la Tierra,
yo no quiero llegar al mundo en la opulencia; deseo nacer en la
pobreza y conocer las carencias desde que empiece a vivir; para que
pueda extraer de mi interior, la fuerza para enfrentarme a la vida y
ser yo mismo el que descubra los horizontes insospechados que ella
ofrece para hacerlo todo, desde poner la primera piedra, hasta
terminar el edificio de una existencia, porque no encontré al
nacer, las cosas hechas.
43
Con el pretexto de alimentar el fuego de la chimenea, el ca-
minante se tomó el tiempo necesario para reflexionar, y sin
apresurarse, continuó:
44
mentos suficientes para clasificarlo, y esto nos demuestra que lo
valioso de una persona no está en lo que se aprecia de ella a simple
vista. En la presente ocasión, éste es el caso, por eso me siento tan
complacido en su compañía.
Agradezco el cumplido —respondió—, pero la fortuna es mía.
No es común encontrar personas dispuestas a disertar sobre los
temas profundos y humanos que vamos a tratar. El objeto de esta
plática es ocuparnos del hombre y de la vida, pero como no
llegaríamos a nada trascendente sin asociarlos a Dios, tendremos
que hablar tanto de ella como del Creador; además, se aclarará a
quién debemos perdonar. Ahora bien, como aún nos falta mucho,
me va a permitir que prosiga.
Antes de continuar con lo que nos ocupa, tengo que relatarle la
historia de mi libro. Es difícil relacionarlo conmigo si se toma en
cuenta mi manera anterior de ser, y en estas condiciones resulta
extraño que yo hubiera tenido tanto interés en estudiarlo.
45
Por otra parte, hay una curiosa circunstancia:-las mismas pa-
labras que he leído y releído tantas veces, me han venido dicien-
do cosas distintas al paso de los años.
Los conceptos de mi libro no fueron fáciles de comprender,
particularmente en las primeras veces que los leí; sólo con gran
paciencia e interés pude ir captando algo del idealismo y filoso-
fía del autor.
Como los conceptos de mi libro no estaban a mi alcance,
únicamente un milagro pudo iluminar mi entendimiento, y este
prodigio lo motivó el amor a mi madre.
Ahora me siento obligado a compartir lo que pude entender
con gran esfuerzo, cuando tengo la oportunidad de que alguien
se interesa en escucharme, porque necesita apoyarse en algo
para seguir viviendo. Esto es lo valioso de mi libro: me ha en-
señado a identificarme con el dolor de mis semejantes, y cuando
un caso parece irremediable, ya no me es difícil acudir a la ins-
piración; le aseguro que nunca he regresado, sin haber encontra-
do la forma de motivar a una persona que se halle desesperada,
para que logre encontrar por ella misma la solución de su pro-
blema, o bien, si ya no tiene interés por la vida, despertárselo
nuevamente.
Lo estimulante de mi libro, es que nos hace ver que siempre
hay más y más que descubrir en el milagro de la vida. Como ella
se renueva día a día con la aparición del Sol, sólo se requiere de
creatividad para que el hombre encuentre nuevas formas de vi-
vir, tomando en cuenta que no carece ni de las capacidades, ni
de las posibilidades que le ofrece esa vida que ya no quiere vivir.
46
y más tarde condenado a un largo cautiverio. Su calvario fue
prolongado no por sus dolencias, sino por saberme privado de la
libertad.
47
conserva las manchas que dejaron mis lágrimas en su cubierta;
además luce desgastado, como testimonio de que cumplí su último
deseo.
48
camino, ese precisamente fue
llevó
a mi
objet
ivo. el que me llevó a mi objetivo.
sufrí en la rodilla. Al limpiar la sangre me dijo que en mi
habían muchos duendecillos que iban a restaurar
presurosos mi piel dañada, para que pronto encontrara
alivio; como la imaginación del niño es pródiga en
fantasías, dejé de llorar al visualizar un ejército de
pequeños seres, ocupándose de mí en es-
Disculpe que me haya apartado
el entusiasmo de hablar de estas
cosas,
Es curioso ver como los mayores
egoísmo y vani dad, en lugar de
Desde niño carecí de confianza debido a la imposición de mis
caprichos, y de adulto sufrí el complejo que es el más común de la
gente; creerse más de lo que se es, y apreciarse en menos de lo
que uno vale. En mi casa me consideraba lo más importante, pero
en el medio hostil de la calle, ante los que mostraban seguridad en
sí mismos, me sentía muy poca cosa, aun cuando aparentaba una
ridícula autosuficiencia.
Debe disculparme; sin querer me alejé otra vez del relato sobre
mis heridas...
52
—Siento mucho el haberlo decepcionado --me aclaró de in-
mediato; no fue ese mi propósito. Los temas que hemos venido
trat a n d o pueden resultar áridos en sí; por eso es difícil abordarlos
si no tenemos calma e interés por ambas partes. Si mi relato le
parece inocente e insustancial, es porque quiero ser detallista en la
exposición de las circunstancias que concurrieron para que pudiera
orientarme en un terreno en el que estaba perdido.
53
de la letra; es así como los tejidos, los órganos y los sistemas, están
formados de miríadas de células que tienen consciencia nerviosa,
circulatoria, muscular, etc. y se rigen con precisión y armonía
dentro del sistema al que pertenecen.
Siento mucho la desilusión que le ha ocasionado mi forma
infantil de abordar el Plan y Orden perfectos que rigen la vida,
tanto en los organismos, por medio de las células, como en el
Cosmos, mediante la consciencia del átomo.
Por el momento no quiero desviar la conversación para narrarle
todo lo que pasé para entender el conjunto que está formado por la
vida y el hombre; pero si no lo asociamos al Creador, no
podríamos comprender que exista un plan tan perfecto que no
alcanzamos ni siquiera a imaginar, no obstante que formamos parte
de él.
54
Es un hecho que la angustia, el miedo, el rencor y aun la misma
inseguridad enferman al individuo y tarde o temprano, los estados
conflictivos o de tensión, son causa de las enfermedades cuyo
origen, en ocasiones, no se sabe a qué atribuirlo.
A esto me refería cuando mencioné que las gentes cuidan su
aspecto exterior con esmero y constancia; pero no toman en cuenta
el daño que les ocasionan las reacciones violentas, así como los
estados de angustia prolongados, que tanto alteran las neuronas que
forman el sistema nervioso.
El hecho de ocuparme de esos minúsculos duendes, me in-dujo
a meditar profundamente en la consciencia. Deseché que ésta fuera
solamente el juez acusador de nuestras malas acciones; era mucho
más que eso. . .y tanto así, que entre más pensaba en ella, más la
sentía manifestada como el Conocimiento Universal, actuando lo
mismo en el átomo, que en cada célula de mi cuerpo. Pensando en
todo lo anterior, llegué a la siguiente conclusión: el funcionamiento
de todos mis órganos se realizaba en forma perfecta, porque mis
células tienen consciencia de la misión que deben cumplir.
T a mb i én pude visualizar cómo los animales desde su
formación genética, vienen dotados de consciencia; de tal manera
que cada especie actúa de acuerdo al conocimiento que trae
programado; así como también conoce la manera apropiada de
alimentarse y la época en que debe reproducirse.
('tula especie animal es guiada por la consciencia, sólo que en
ellos actúa en sus niveles elementales de instintos y sensaciones.
55
te del reino mineral, están sujetos a transformarse para cumplir su
misión, de acuerdo al rango o clasificación al que pertenecen.
56
un poder energético que más adelante voy a intentar explicarle. A
través de esa energía inteligente se manifiesta Dios, tanto en la
partícula más ínfima del átomo, como en la capacidad de contener
en Él mismo, todo lo que no alcanzamos ni siquiera a imaginar.
57
Interrumpí al caminante para hacerle una aclaración. Según
entendí, nada escapaba a ese orden perfecto en que todo evolu-
ciona, y a mi manera de ver quedaba fuera de ese proceso, nada
menos que el ser humano; por lo tanto le dijo:
58
Cuando terminé de hablar, el caminante había concluido de
poner leña a la chimenea, y al volverse para tomar asiento, me di
cuenta que se dibujaba una sonrisa en su rostro, pero al ver que ya
esperaba su respuesta, de inmediato me contestó:
59
pensaba en forma rudimentaria de acuerdo a sus necesidades, que
no eran muchas en ese tiempo; sólo se reducían a comer y
defenderse; aún ahora, en nuestros días, estamos aprendiendo a
utilizar la mente por medio de prácticas superiores del pensa-
miento, como es elevarnos al nivel de la meditación.
60
gran privilegio del hombre es que sólo él puede elevarse a los
niveles superiores de la consciencia, en los cuales da testimonio de
ser la criatura superior que el Ser Supremo creó a Su Semejanza,
con mente creativa y albedrío, para que pudiera decidir por sí
mismo, por el hecho de ser una criatura de consciencia espiritual.
61
do arrancar de mi memoria las enseñanzas de mi libro, así como
mis propias conclusiones.
62
la barca era el conocimiento que me hacía falta para seguir el rastro
de la evolución del hombre. Lo que más me desanimaba, era pensar
que todo mi esfuerzo iba a resultar inútil, en caso de que la supuesta
evolución quedara en entredicho.
63
¿Y quién podría demostrar que no provienen del espíritu las
potestades superiores del hombre? y si alguien lo afirmara, ¿cómo
podría definir en qué parte del cuerpo está la fuente de donde
provienen la consciencia, la voluntad, la inteligencia, la capacidad
de amar y de pensar? Además, ¿a qué cosa o entidad se le puede
atribuir la creatividad del hombre en el campo de Las Ciencias, de
Las Letras, de Las Artes en todas sus formas, incluyendo el arte de
convivir y la ciencia de administrar y hasta de gobernar, cuando en
este último cometido se cumpla todo lo que ofreció el que rige los
destinos de un país?
64
riores, de la fuente del conocimiento, y una vez en esa dimensión
comprobé que la capacidad del hombre no tiene límite.
Después de todo lo anterior, llegué a esta conclusión: la in-
cógnita del hombre. .está en su consciencia.
65
a las demás especies? Ellas no tienen conflictos para vivir, en
cambio el hombre, su criatura favorita, se debate en un mar de
confusiones; por eso están llenas las cárceles, los hospitales, y por
eso también no cesan las guerras.
Aún no cruzaba aquella laguna de que le hablé, pero en su
orilla permanecía sin desfallecer. Comencé por imaginar que la
consciencia es también una laguna en la que navegamos, con la
seguridad de llegar a donde se encuentra lo que afanosamente
hemos buscado.
66
que la circundan, así podemos viajar en los dominios de la
consciencia, para encontrar el conocimiento que buscamos.
Ahora bien, si el Sol depende de la inteligencia Suprema,
¿estará la consciencia también sujeta a la misma subordinación?
67
lizar, y volver a reproducir la afluencia de Su amor, transformado
en la Energía Inteligente que rige la Creación.
Los falsos conceptos que prevalecen acerca del amor, nos han
confundido a tal grado, que se dice y hasta se cree que el amor es
ciego; pero nada hay más equivocado. Ciega es la pasión. El
amor, además de ser Energía Inteligente, es consciencia.
68
potestad al amor, por la costumbre muy arraigada de confundirlo
con la pasión; no obstante que aquél proviene del espíritu, en tanto
ésta tiene su origen en la emotividad.
69
das, se estrechaban más y más en torno mío. Ese estado de angustia
no llegó a su clímax, gracias a que logré reaccionar nuevamente, y
sin darme cuenta, al meditar y volver a meditar, reviví esa actividad
interna como si gozara de completa libertad, remontándome a las
regiones creativas, en donde encontraba una paz absoluta, no
obstante estar en ese antro, en el cual es tan difícil conservar la
serenidad, ese estado de armonía que nos dispone a la
introspección. En otra oportunidad, logré un estado de ausencia de
toda realidad, en el que desaparecieron los deseos, y por lo mismo
cesó la impaciencia que me impedía aquietar el pensamiento. Ese
estado es como caer en la nada... cuando la mente se calma, pero en
esa nada . . . está todo ... y así me fue dado recibir el destello
inteligente, por medio de la armonía... ese estado en donde se
origina el amor, que fue el conducto que me llevó hasta la fuente
del Conocimiento Universal.
70
que adquiere el amor a través de la revelación que usted tuvo, y de
la cual se deriva la íntima relación que existe entre el amor y la
inteligencia.
71
¿Qué es lo que hay en la personalidad, en mayor o menor
grado, y en forma permanente, aparte de las virtudes y otros
defectos? Egoísmo y vanidad. Estas características difícilmente se
apartan del hombre, y por lo mismo le llegan a ser tan familiares,
que no se da cuenta del poder que pueden llegar a ejercer sobre de
él.
¿Qué es lo que emana de la esencia espiritual?, inteligencia,
albedrío y voluntad; consciencia, capacidad de amar y de pensar...
¡esto sí es.. Jo que el hombre es!
72
investigaciones, y digo que las amó intensamente, porque sólo
cuando se ama algo no se abandona, hasta que se ven realizados los
ideales que impulsa el amor; en este caso, fueron los des-
cubrimientos que legó a la humanidad. Este hombre solía decir,
cuando alguien se disculpaba por haberlo hecho esperar, que él
nunca perdía el tiempo, porque siempre lo utilizaba en pensar. El
hombre que supo darle valor al tiempo que se pierde en las esperas
tediosas, fue Alberto Einstein.
73
dorsos, por el vacío que se forma a nuestro derredor; porque nadie
tendrá nada que devolvernos.
74
Mi huésped se levantó para alimentar la chimenea, y entre tanto
yo aproveché para decirle:
75
esa alimaña que usted ha mencionado: el egoísmo. Además, no le
falta razón al señalar lo mucho que lograríamos con tan poco
esfuerzo, tanto en beneficio de un bienestar común, como del que
obtendríamos para provecho particular.
76
La evolución que va logrando el hombre, la mayor parte de las
veces pasa inadvertida, porque juzgamos inteligente al individuo
que ha podido amasar una gran fortuna, y consideramos ignorante al
que conoce la forma de vivir con sabiduría, aunque sin poseer
bienes materiales.
77
que respecta a nosotros mismos, también en el efecto que nuestros
actos tendrán en quienes nos rodean; asimismo lograremos valorar
la vida, cuando sintamos la diferencia de vivir en armonía, en lugar
de pasar la existencia luchando con los conflictos que provoca la
inconsciencia.
78
Ahora bien, respecto a su pregunta en relación al hombre, le
digo: él no está falto de elementos para evolucionar. Por el hecho de
ser una criatura de consciencia espiritual tiene voluntad y goza de
albedrío; además capacidad de amar y pensar, para llegar a ser
usuario de la propia inteligencia del Creador, y por esta razón tiene
que superarse por sí mismo.
Como Dios es el Uno, todos nos integramos a Él, por medio del
proceso de evolución que logremos por nosotros mismos. Este
concepto lo ampliaremos más delante.
79
efecto de cada uno de nuestros actos, no volví a tener prisa por
cumplir mi condena. Con tranquilidad dejé pasar el tiempo que
tenía que permanecer cautivo. Olvidé el día de la semana y el mes
que transcurría; inclusive el inicio de cada año, ya no me produjo
impaciencia.
8O
lo que sentía, aun cuando mi aspecto físico y la situación en que me
encontraba inspiraran desprecio.
81
Cuando el amor te despierta con su hábito sutil, nos
colmas de conocimientos, en las infinitas
dimensiones de tus amplios dominios.
82
dad natural que tiene todo hombre de comunicar sus experiencias,
ya sean artísticas, científicas, filosóficas ... y aun cuando solamente
hable de ideas, si alguien las escucha, es suficiente para que se
sienta recompensado.
83
Desarrollar la sensibilidad es, como usted lo señaló al principio
de nuestra charla, una tarea cuya dificultad radica en la constancia,
y ya lo creo que vale la pena saber cómo empezar a estimular ese
todo intangible que funciona tan sutilmente, y sin embargo es la
clave para mantener en actividad al espíritu.
84
dolorosa de la vida. Al decirle que vivió, me estoy refiriendo a que
en lugar de degradarse más, se consumió en el fuego del dolor su
anterior personalidad, y como el ave Fénix surgió de sus propias
cenizas otro hombre que en nada se parecía al que fue.
85
A la inteligencia se le debe rendir culto, para no confundirla
con la astucia, el ingenio, la intelectualidad o el talento. Éstas son
capacidades mentales propias de la personalidad.
86
biera captado del todo, por lo que me sentí apenado; pero él, en
forma benévola me contestó:
¡La vida quiere vivir! Ella sabe que el plan de Dios es ella
misma, y como la vida emana del amor del Creador, Su amor a su
vez mantiene despierta a la consciencia, para que cada partícula de
la energía que genera la vida, se mantenga activa para cumplir su
misión. Así Dios, que es la inteligencia Suprema, fuente del
Conocimiento Universal, se manifiesta en la Consciencia Cósmica
y Su Amor impulsa a Su propia Voluntad.
87
El mismo proceso del Cosmos opera en el hombre, porque
solamente el amor tiene el poder de llevar a cabo el despertar de su
consciencia, para que pueda hacer contacto con la Inteligencia
Suprema, y como ella es absoluta al manifestarse en el hombre, no
lo hace con mayor ni menor intensidad o grado. Los grados a que
usted se refiere se logran en la consciencia. A mayor amplitud de
ella, las posibilidades de hacer contacto con la inteligencia son
mayores, y una vez manifestada ésta, refleja el dato exacto, justo,
cabal, necesario y oportuno, de lo que se quiere conocer, ya sea
para lo más espectacular, o para lo más modesto.
88
nitud. Es irrefutable aquello que por ser equitativo ajusta todas las
partes para dar una solución que cae en el punto de equilibrio de lo
que es justo, cabal, necesario y oportuno.
89
amplios dominios de la consciencia para encontrar soluciones
inteligentes.
Por otra parte, ante el gran problema que significa llevar a cabo
el proceso de la evolución, el cual impone haber pasado por
amargas experiencias que nos dejan valiosas enseñanzas, se me
ocurre imaginar que para el Ser Supremo lo más sencillo hubiera
sido que el hombre viniera programado con su total desarrollo . . .
pero en cambio, el Creador le impuso la tarea más complicada.
90
le son ajenos; en cambio, como el ser humano no tiene límite en su
expansión espiritual, la capacidad de su mente no puede quedar
circunscrita a un radio de acción determinado; pues por muy amplio
que éste fuera, estaría sujeto al término de mayores posibilidades, y
no podemos ni siquiera imaginar hasta qué grado pueda el hombre
llegar en su avance, para dar testimonio de que es un ser superior.
91
—Quiero disculparme —le dije a mi huésped—, por lo fácil
que me pareció tratar de enmendar el Orden que tiene establecido el
Creador, pero como yo aún no me siento capaz de semejante
empresa por mi propio esfuerzo, supuse que era sencillo que El con
Su poder, nos evitara ese trabajo, el cual puede llevarse más tiempo
que el lapso de una vida.
92
En la exploración y conquista de los vastos dominios de la
consciencia, llegará el hombre a conocerse a sí mismo, a com-
prender a los demás, a sentir su analogía con la Creación para ar-
monizarse en Su orden y a sentir como verdad absoluta que la ley
que impera en el Universo es perfecta. El haber mencionado esta
ley, nos obliga a tenerla presente en el transcurso de nuestra charla,
hasta que llegue usted a identificarse con su magnitud; por el
momento le diré solamente, que en esta ley se está plasmando la
consciencia del futuro. Hoy por hoy la han conquistado los que
logran evolucionar en la actividad espiritual, y ya saben vivir con
sabiduría; otros se han remontado a los planos de la inspiración y
han logrado grandes y valiosos descubrimientos.
93
La mayoría de mis compañeros de prisión y de los que siguen
ingresando a las cárceles, están en un proceso tan atrasado, que sin
tardanza se familiarizan con el medio, o bien desarrollan un
ambiente agresivo, para dar salida franca a su bestialidad, la cual no
reprimen ni por el hecho de saber que van a empeorar su situación.
94
por sufrir la maldad de esos seres que en sus niveles inferiores y
encarcelados son más temibles que las fieras.
Ahí volví a ser niño; recuerdo que no había vuelto a llorar desde
el día en que no me dieron el último juguete que pedí, y ahora en la
cárcel ocultaba mi dolor que parecía que iba a romperme el pecho
para no ser el motivo de las burlas de mis compañeros, aunque sé
muy bien que ellos también hubieran querido sollozar como cuando
eran niños.
95
Mi huésped hizo una pausa; yo volví el rostro para verlo
detenidamente, y al encontrar su mirada no pude relacionarla con la
de aquel hombre que me describía en el penal lleno de miedo y de
rencor.
¿En qué parte de su ser se habían alojado ese odio y esa in-
seguridad de los que ya no quedaba rastro alguno en sus ojos?
96
— Usted hace que me sienta un personaje con sus atenciones.
Ya olvidé el sabor que tiene el coñac, pero en esta ocasión será un
placer gustarlo en tan grata compañía.
97
Como la sabiduría es tan modesta, puede estar latente en el
hombre menos instruido, así como en el de condición más humilde;
nunca se sabe en qué momento pueden ser de utilidad para alguien.
. . las experiencias ajenas.
98
— Cada vez que menciona usted que debemos perdonar a Dios
—le señalé a mi interlocutor—, algo se agita dentro de mí. No sé
que fibras tocaron sus palabras desde la primera vez que las
pronunció; inclusive, ahora siento la misma molestia; por lo tanto,
no creo que me llegue a convencer de acto tan irreverente.
99
El dolor moral traspasa el pecho como si un puñal lo hubiera
herido, y es cuando sentimos que algo se nos rompe por dentro.
Este dolor es mucho más intenso que el de un órgano enfermo o el
de un músculo desgarrado.
100
rrible experiencia de convivir con gentes de bajo nivel. También al
explayarme en lo relativo al dolor me alejé del tema; si me permite
usted, voy a volver al punto en que me quedé.
101
En el campo de mis conquistas femeninas era muy afortu-
nado. Es casi seguro que mi aire de autosuficiencia, impresiona-
ba a las jóvenes que tenían tratos conmigo. Para mí, lo impor-
tante era sentirme admirado. Siempre que una chica me gustó
le fingí buenas intenciones; también por vanidad me hice acom-
pañar de muchachas hermosas y con buena figura. Ellas se
creían amadas por mi aparente solicitud, pero en realidad nunca
quise a ninguna. Mi fatuidad me cegaba, y no hubo una a la que
creyera merecedora de mi consideración, después de lograr mis
propósitos y hastiarme de ella.
Las mujeres sólo eran para mí objeto de diversión y placer
egoísta; cuando cansado de ellas las apartaba de mi lado, nunca
me conmovieron sus lágrimas, y siempre respondí con injurias y
desprecios a sus ruegos de amor.
Viví situaciones que a cualquier hombre de diferente índole
a la mía, le hubieran conmovido.
Cuando alguna de mis conquistas me daba la noticia del ad-
venimiento de un hijo, me exasperaba y también me desenten-
día de la infeliz, que al conocer su estado, creía que me iba a
hacer responsable de la situación.
102
me conmovió. En una ocasión me lo llevaron con la esperanza de
que me hablara la voz de la sangre, pero ésta permaneció callada y
pasado el primer año, me lo presentaron nuevamente. El niño, a
pesar de su corta edad, tuvo más sensibilidad que yo; el pequeño
sintió el lazo que nos unía y me tendió los bracitos a una simple
indicación de la madre, en tanto que yo no pude precisar si el
egoísmo ahogó el grito de mi sangre para no llamarle hijo mío, y así
no comprometerme, o si en realidad no sentí nada por él.
10.1
Sería interminable describir una a una mis atrocidades. Des-
graciadamente mis víctimas aumentaban debido a mi aspecto
agradable, al magnetismo que proyectaba mi fingida y estudiada
educación, acompañada de conversaciones salpicadas de una
aparente y falsa cultura lograda de oídas, pero que en realidad
estaba muy lejos de poseer y menos aún de comprender. Tenía la
habilidad de usarla en pequeños fragmentos, y me batía en retirada
cuando alguien se interesaba en profundizar en un tema. Esta clase
de tipo vacío, superficial y malvado era yo.
104
lidad que le sea concedido. Así como que alguien le pidiese como
gracia especial, que detuviera el tiempo para poder llegar a una cita,
de la que dependiera algo muy importante, o bien, que una madre le
implorara que su hijo fuera un hombre de bien, cuando ella le
permitió de niño ser arbitrario.
105
nos hace consumir en el fuego del dolor la anterior personalidad,
para dar paso al nacimiento de otro individuo más consciente y
sensible, que en nada se parece al anterior. También por convicción
profunda, cuando asciende el hombre a los niveles de la
comprensión, puede cambiar su manera de ser practicando nuevos
hábitos y modificando inclusive su manera de pensar.
I
I
Al llegar a este punto de su relato hizo una pausa que me dio la
oportunidad de ofrecerle otra taza de café y de nuevo llené la mía.
Por mucho tiempo perdí el gusto por la aromática bebida, pero esta
noche adquirió para mí un sabor especial, así como también era
diferente la sensación del calor del fuego sobre mi cuerpo. Mi
huésped gustaba del café con fruición, y esto motivó que
interrumpiera su charla por un momento, para continuarla cuando
hubo terminado de beberlo.
106
recta actuación, pero en los casos personales somos ciegos, sordos e
inconscientes. Entre tanto, nuestros errores nos atormentan aunque
en apariencia tratemos de ignorarlos, disimulando aparente
resignación o tratando de justificar la impotencia para enfrentarlos.
Esta abulia para resolver nuestros problemas es muy común, y
propicia que el error se agigante y contamine otras situaciones que
provocan consecuencias que resultan finalmente más graves que la
equivocación inicial.
107
sible, abierta; otros de manera sutil que se va esparciendo como si
fuera un vaho que poco a poco va enajenando la voluntad, y
modifica hasta la manera de pensar de aquellas personas a las que
tienen interés en someter.
108
Tendría que explicarle que el amor tiene un código, y su primer
artículo es que el hombre se ame a sí mismo, para defenderse de
toda clase de agresiones, incluyendo las que él mismo se infiere,
por no vencer las pasiones que lo dominan, así como de los
pensamientos negativos que engendran envidia, odio, o
resentimientos. El segundo artículo es amar a nuestros semejantes,
y con el cumplimiento de estos dos primeros artículos, el hombre se
armoniza con él mismo y con la humanidad.
109
La paciencia, virtud modesta pero muy valiosa, exaspera a
las gentes que no logran el objetivo de amedrentar o martirizar
a aquéllos con quienes conviven. En ocasiones, la paciencia bien
aplicada, las rinde con el poder insospechado que tiene, no obstante que esta
virtud se puede confundir con la negligencia, la
pasividad, o con la actitud de no hacer nada práctico y efectivo;
pero cuando se tiene el propósito de dar una oportunidad a que
rectifiquen su conducta, esta virtud se convierte en un acto inteligente.
111
-Es verdad que la serenidad ha hecho famosos a muchos
hombres —le dije—, y en el caso que nos ocupa, las virtudes que
mencionó, con todo lo que pueden aportar, no son competentes para
realizar el milagro de sustraernos a la influencia de los individuos
inconscientes. Por otra parte, tratándose de gentes de tan bajo nivel
como las que convivieron con usted en la prisión, no creo que dé
resultado su tesis. ¿Hablé de gentes . . .? llamarlas así es darles una
categoría que no tienen, y nombrarlas fieras sería ofender a estos
animales; pero además de los que llenan las cárceles, hay millones
en el mundo que disfrutan haciendo el mal; por lo tanto, no puedo
creer que a ese tipo de personas se les pueda dominar con amor.
112
vel en que esta gente está colocada, para no esperar que de in-
mediato la reacción sea favorable. Estas personas permanecerán
en su lugar, y nuestro mérito radica en confundirlas con actitu-
des que no esperan.
113
Creí que había terminado su argumentación e intenté rebatirlo
nuevamente, pero él, con un. ademán, me indicó que aún no había
concluido.
115
era precisamente lo que me podía capacitar para comprenderlos, y
si algo pude lograr en el esfuerzo por superarme, lo aprecié al
sentirme humilde, y hasta llego a presumir que se me notaba
porque algunos de los reclusos que anteriormente rehuían dirigirme
la palabra, ahora buscaban mi compañía.
De alguna manera tenía que pagar todos los males que oca-
sioné, y por lo visto, ésta era la forma de liquidar mi deuda.
117
infortunio, y solamente en esta forma los consideré menos mal-
vados, hasta que sin darme cuenta, los estaba tratando con esa
benevolencia que da la comprensión, y en ese acto, está presente el
amor a los semejantes.
118
Al concluir se levantó mi huésped para atizar el fuego, y así dio
por terminado el tema. Yo había seguido sus razonamientos, que
sin duda en parte eran convincentes; sin embargo, para mí algo
quedó confuso, y si no era aclarado, desvirtuaría su anterior
exposición.
119
Cuando hubo terminado, le dije para confundirlo:
120
do; pero sólo una cosa saqué en claro, y al sentirme seguro de lo
que en esos momentos pensé, le dije:
—Esa Ley del Amor, que según usted es de Dios y opera sin
fallar, no cabe duda que sería la solución de los conflictos de la
Tierra, pero empecemos por ver lo difícil que es practicarla.
121
La Ley de Dios incluye Su propia Inteligencia y por eso es
perfecta.
122
La armonía que une a la humanidad es el amor.
123
que tiene el hombre al nacer es vivir, no se atentaría contra la vida
de nadie.
Hasta ahora las ideologías de libertad y justicia, han estado
muy lejos de resolver los problemas de los pueblos y de sus habi-
tantes, porque han tratado de imponerse sobre la muerte y des-
trucción que allana el primer derecho del hombre. . .vivir.
Miré a mi acompañante para ver qué impresión le habían
causado mis palabras, y aprecié una sombra en su mirada; inclusive
sentí que compartía mi tristeza.
Su actitud fue sincera; al darse cuenta de que todo mi ser había
sido sacudido al hablar del amor, quedamos relacionados en el
sufrimiento que produce precisamente la falta de amor entre los
seres humanos, cuando está de por medio el egoísmo provocado
por la ambición del poder o de bienes materiales.
Cuántas cosas se agolparon en mi mente, que me hicieron
viv ir por un momento las múltiples formas de felicidad que nos da
el amor, al hacer por la familia lo que necesita para su formación, y
cuando ya no tenemos nada que prodigarles, no sentimos eso
impulso que es el que mueve la voluntad; permanecemos en un
estado de abulia cargado de resentimientos y de egoísmo.
Pero hay algo que de pronto cambia el hermetismo de un
hombre que se ha propuesto guardar para sí los recuerdos que lo
atormentan; de improviso una persona totalmente ajena a él, sin
quererlo, logra romper el propósito que se ha hecho de no hablar
con nadie del pasado.
124
que se hizo el vacío que sentí cuando se fue para siempre de mi
vida, mi amada compañera.
125
Cuando mi esposa y yo nos perdimos en la desesperación y el
sufrimiento por la muerte prematura de nuestros hijos, ni ella ni yo
apreciamos lo mucho que aún nos quedaba. Nos faltó la fortaleza
para llegar al convencimiento de que en su corta estancia en la
Tierra, fueron felices.
Sólo tengo que agradecer que por fortuna su muerte fue tan
violenta, que ni siquiera la agonía los hizo acobardarse o sufrir.
126
La juventud de mis hijos estuvo ligada siempre a la Naturaleza.
Pasaban varias horas del día recolectando insectos, descubriendo
nidos de pájaros que cuidaban para llevarnos la noticia del
nacimiento de los polluelos.
Trepar a los árboles para cortar los primeros frutos, los llenaba
de orgullo cuando los ponían en la mesa, y todos celebrábamos el
poder comer los primeros de la temporada.
127
Mi mayor tortura provenía de no haber previsto que el gobierno
reclamaría su presencia, y cuando el cartero me entregó el primer
sobre oficial, creí que se había equivocado de dirección.
128
bre los que provocan las guerras, no se vuelva en contra de Él, que
es el que tiene el poder de evitarlas.
De la misma manera que esta cabaña quedó más triste que una
tumba, millones de hogares se han enlutado desde el principio de
este siglo. Si nos uniéramos los que hemos quedado solos e
interrogáramos a los que han originado el caos mundial, no podrían
justificar el sacrificio de tantas vidas, para no ganar nada.
129
to no salga del seno del que lo concibió, seguirá conservando su
pureza. Pero cuando es adoptado por otros, lo degeneran al
mezclarlo con sus ambiciones personales, como usted muy bien lo
ha señalado.
130
hombre ambicioso y materialista la ha convertido en instrumento de
muerte y destrucción.
131
sana satisfacción y esperanza, por el beneficio que la humanidad
llegue a obtener de él.
Pasó el tiempo, ese tiempo que alarga los días de quienes an-
siosos esperamos algo . . . Ese algo no llegó ... en cambio, fui
visitado por el cartero dos veces más.
132
El contenido de cada sobre fue el mismo: ". . . su hijo ofrendó
su vida en el cumplimiento del deber . . ." etc.
133
sólo pude darme cuenta de lo equivocado que estaba cuando mi
esposa dejó de existir, aniquilada por el dolor. Hasta entonces
aprecié que su presencia amada, aun cuando ya sólo era la sombra
de lo que fue, llenaba la cabaña con silenciosa ternura.
134
Siento envidia de usted por haber estado en prisión pues ahora
ya es libre; en cambio yo, en mi aparente libertad, estoy condenado
a ser prisionero de mi detestable soledad ocasionada por la
inconsciencia de los hombres, y por qué no decirlo. . . por la
injusticia de Dios.
135
voqué al hablar de mi tragedia. Nunca antes lo hice con nadie,
seguramente por eso mi fortaleza ya no pudo mantener la presencia
de ánimo que quise aparentar, y apenado le dije:
136
-Lo que usted me dice —señaló—, me complace y me obliga;
por ello permítame encauzar el diálogo hacia puntos que podamos
poner en claro, de aquellos hechos que razonando tratamos de
justificar.
137
La vida es tan pródiga cuando se respetan los derechos aje
nos, que el progreso de los pueblos se debe al orden y a esa la-
borrosidad encauzada a la explotación e incremento de los elementos de la
Naturaleza. Ellos son la propia vida, y está calcula
do en el Plan Inteligente de la Creación, que ninguno de los se
res que nacen carezca de alimentos, si la tierra y el agua son ad
ministrados con sabiduría.
138
Es un hecho que si usted volviera a vivir esa misma situación,
se negaría a exponer la vida de sus hijos, y como se retorna a pasar
por las mismas situaciones en las sucesivas vidas que vamos a
tener, lo más seguro es que ya no volveremos a cometer el mismo
error, cuando éste nos ha dejado una dolorosa experiencia.
139
existencia ella nos revela la forma en que hemos vivido, por eso
unos expiran en paz, en cambio otros no pueden irse tranquilos,
porque en esos momentos algo les atormenta.
Los deberes que tuve los cumplí, y por cierto fueron inútiles;
do todo lo que hice no quedó ni siquiera el rastro que pueda (lar
testimonio de mi esfuerzo, y si hasta eso se perdió, no me siento
obligado a nada más respecto a Dios; sólo le pido a El que termine
de martirizarme.
140
Al oír lo anterior, mi acompañante retomó la palabra:
141
11
142
Ahora bien, el espíritu es Uno y es Todo; como en él hay
consciencia, voluntad e inteligencia, estas tres facultades forman el
Triángulo del Poder, cuando el amor despierta la consciencia.
143
Cuerpo, mente y espíritu están tan íntimamente ligados, que lo
que afecta al espíritu lo resiente el organismo y la mente; así
también, la alteración de las funciones del cuerpo, afectan el
espíritu; por esta razón decae la actividad y lucidez del pensa-
miento.
144
to la de los demás como la mu estr a. Ningún deporte en el que
llegáramos a destacar nos daría tantos beneficios, como los que se
logran cuando se adquiere el hábito de ejercitarse en la tarea de
sensibilizarnos, para prever la consecuencia de nuestros actos o
actitudes.
145
para desahogarnos, nos volvemos agresivos por la falta de eleva-
ción espiritual.
146
cho lo que pude analizar de ellos; una sola palabra tuvo la virtud de
sacudir todo mi ser al taladrar mi dolor, el cual ha pasado a formar
parte de mi pensamiento, y vive en mí, así como yo vivo en él.
147
—Siento que su alma está aún atormentada. Si mi charla volvió
a abrir sus viejas heridas, le ruego me disculpe. Al hablar de estas
cosas, no se puede prever el efecto que ocasionarán en el ánimo
ajeno, pero si le han incomodado, le ruego me lo haga saber para
cambiar de tema.
148
los estados emocionales, los prejuicios y el egoísmo que nos limita
con su forma destructiva de operar.
149
lerar ese proceso, a través del cual el hombre logra desterrar el
sufrimiento.
4
dio del tacto tenemos consciencia de lo que tocamos. Una de
sus manifestaciones elementales la podemos sentir en el instinto, a través del cual
ella es la guía de todas las especies de animales, incluyendo al hombre. Ahora
bien, en un nivel superior,
nos da la oportunidad de percibir, de ser sensibles e intuitivos.
Aún más, su expresión más relevante es la inspiración, que se
150
hace presente, como ya lo dije, cuando estamos armonizados con
nosotros mismos y podemos penetrar a sus ilimitados dominios en
busca del conocimiento. En ocasiones, también sentimos una
sensación de malestar cuando ella se agita en nuestro interior; es
como un descontento por algo inconveniente que hemos hecho.
151
y mueve los corazones, nos convierte en seres de nobles sentimientos.
152
La variedad de criterios que surgen al tratar de resolver un
problema, se debe a que cada una de las partes se establece en
diferentes niveles de consciencia para juzgar la misma situación. El
grado de comprensión, sensibilidad y percepción en que esté
situado un individuo, determina el punto de vista que tiene de un
asunto.
153
mitados dominios de la facultad espiritual que más auxilia al ser
humano.
154
consciencia está en todas partes, ¿por qué es tan difícil encontrarla?
155
del hombre, no obstante que el cuerpo y el espíritu están ligados
hasta por el efecto del pensamiento, de tal manera que aquellos que
son negativos, influyen en los sistemas nervioso y glandular.
156
Desde la época lejana en que fue pronunciada esa frase que
encierra la sugerencia más sabia en tan sencillas palabras, se ha
descubierto lo increíble, y me conmueve apreciar la capacidad del
hombre a través de sus inventos; pero me siento defraudado por
reconocer que descubrirá lo inconcebible, antes de poder
descubrirse a sí mismo.
157
conocemos lo que es el más allá, porque al nacer olvidamos de
dónde venimos, y ese constante retornar a la vida terrenal va
marcando los ascensos de nuestro ser, que permiten a la
consciencia llevar el registro del nivel de evolución en que estamos,
como si fuera un libro de contabilidad con su debe y con su haber.
Aun cuando noto su impaciencia por rebatir lo que acabo de
mencionarle, y a sabiendas de que usted no acepta lo de esas
sucesivas vidas, le pido un poco de paciencia. Estoy a punto de
entrar de lleno al tema, para tratarlo con la amplitud que requiere.
158
Creemos equivocadamente que amamos radica en procurarnos
placeres y comodidades que nos satisfagan. Pero amarse en verdad
es algo tan diferente, que inclusive demanda sacrificar la propia
personalidad, que está asociada a nuestra parte temperamental: ese
volcán que llevamos dentro dispuesto a estallar cuando menos lo
esperamos. Solamente la verdadera estimación y reverencia que
tengamos por nuestro ser físico, podrá controlar las alteraciones
emotivas que lo dañan.
159
Todo lo que ha cambiado desde que el hombre vivía en las
cuevas que encontraba, se debe a que ha ido evolucionando, tanto
en lo material, como en lo mental y espiritual, y esto queda de
manifiesto en la creatividad que ha desarrollado, por medio del
espíritu creador que mora en él.
160
mismos, sobre la vida, y algo muy íntimo les hace sentir que si no
incluyen a Dios en sus investigaciones, no resolverán su propia
incógnita. Quieren saber de El, pero lo rechazan como un Ser que
solamente es de castigo.
161
ría de los sucesos de nuestra vida anterior, es algo que está fuera de
mi alcance comprender, y lo considero además absurdo e im-
procedente precisamente por la indiferencia con que Dios con-
templa nuestros sufrimientos.
I()2
Como para Dios lo más importante es la vida infinita, está
previsto en Su plan que todo evolucione, y el hombre lleva a cabo
este proceso, en la sucesión de tantas vidas como sean necesarias.
163
Ahora me esfuerzo para que mis próximas estancias en la
Tierra sean menos penosas, al intentar hacer el bien, a cambio de
todo el mal que intencionalmente hice.
164
inclusive del más ignorante de los hombres. Observando la ig-
norancia de los demás, también se amplían nuestros conocimientos.
Por otra parte, no obstante que el sabio entiende lo que es justo y
cabal, duda ante lo desconocido y lo analiza para evitar el error,
pero en caso de cometerlo, lo reconoce de inmediato sin culpar a
nadie. Es un universo lo que está en actividad en la facultad de la
consciencia.
165
Por otra parte, debemos tomar en cuenta que en el corto tiempo
de una vida, no se alcanza a extirpar la vanidad, por lo que
tendríamos motivos para envanecemos del modesto avance que
hubiéramos logrado, y por lo mismo, el pequeño grado de
superación alcanzado, quedaría sin efecto.
166
Naturaleza. En el reino vegetal las plantas son más variadas y
hermosas en la medida en que interviene la mano del hombre, con
las muchas técnicas y elementos con que cuenta en la actualidad,
para lograr variedades superiores en hermosura y rendimiento, a las
anteriores.
167
Ya dijimos en el inicio de nuestra charla, que todo lo que existe
tiene consciencia; ésta se encuentra aun en las más ínfima partícula
de energía, y como ella es conocimiento, tiene a su cargo el proceso
de la evolución, para que cada una actúe en el orden y jerarquía que
le corresponde. Para entender esto, es necesario tener presente que
sin evolución la vida terminaría, en la misma forma que si no
hubiera movimiento, no existiría la Creación.
168
I
Aproveché su silencio para decirle que no me había conven-
cido, y él intrigado sólo acertó a interrogarme con la mirada; en-
tonces yo le expuse mis puntos de vista:
160
Su pregunta me desconcertó; no tenía ninguna relación con
lo que yo le acababa de decir, pero la forma de hacerla no me
permitió eludirla, y me vi. obligado a darle una respuesta concreta:
I 70
Las formas de la Creación pueden desaparecer al transformarse,
pero no así Su esencia que es eterna, para los efectos de Su plan que
es la Vida y de Su orden que es la Evolución.
171
te tema las filosofías orientales, las cuales podemos sentir exóticas
y ajenas; no así el contemplar y llevar a cabo la observación de la
Naturaleza, que en su actividad inteligente nos da la clave de la
vida misma.
I 7 2'
Como ve usted, ésta es la causa de que la evolución del ser
humano sea tan lenta, y lo es tanto, porque la personalidad persiste
a través de las sucesivas existencias como la mala hierba que brota
espontánea, y cuantas veces se arranque vuelve a crecer; de esta
manera, la personalidad emotiva, egoísta y pasional retorna en
muchas vidas, hasta que por evolución se va modificando, y al igual
que un árbol que se desarrolla vigoroso ya no le pueden afectar las
malas yerbas que lo circundan.
173
—Todos los seres que existen se reproducen hasta el infinito, y
le repetiré que el Plan del Ser Supremo es la vida, y por lo tanto, Él
está en continua actividad en el proceso de la multiplicación, que es
la propia vida, y Su Creación se está realizando en todo el
Universo. En el planeta Tierra, podemos observar en la Naturaleza
el proceso en que se transforma todo, y en el Cosmos, lo
advertimos en la formación de nuevas galaxias, llenas de millones
de soles, que a su vez se acompañan de infinito número de nuevos
planetas, con sus respectivos satélites.
Por otra parte, debemos considerar que son muchas más las que
empiezan a vivir nuevos ciclos de vida, que las que ya terminaron
su misión, para volver a su original estancia en el Seno del Ser
Supremo, de donde partieron un día para cumplir con la finalidad
de la vida.
174
Ahora bien: desde ese punto de vista es difícil no aceptar que
quizá tengamos que volver a vivir tantas veces como sea necesario,
para cumplir con el deber de superarnos por nuestro propio
esfuerzo, y si nos resistimos, seguramente haremos más penosas
nuestras sucesivas existencias.
175
El hecho de no tolerarnos, es sintomático de la falta de evo-
lución que provoca un desfallecer íntimo, por la carencia de
identificación espiritual, ese lenguaje que entendemos sin palabras,
simplemente con la mirada, ese latir de alas internas, cuando nos
identificamos entre sí. Por eso cuando el espíritu permanece en
estado latente, el hombre se siente perdido en su propio vacío
interno, en el que encuentra una inmensa desolación, que le
provoca una rebeldía con sentimiento de odio contra la vida, y lo
hace renegar de los lazos de amistad o familiares.
Todas las actividades requieren del don creativo, aun las más
elementales se destacan cuando se realizan con el espíritu de
mejorarlas. Hasta el descanso demanda de capacidad creativa, para
no caer en el aburrimiento.
I76
¿Y qué decir de la creatividad que se requiere para vencer las
fatalidades. . .? esos trances que demandan de toda la imaginación y
fortaleza espiritual, para salir airosos de las situaciones que en
apariencia no tienen solución.
177
crédito que merece al potencial que tiene el ser humano en su
esencia espiritual. Por otra parte, no debemos olvidar que en los
intentos que han hecho la mayoría de los filósofos para profundizar
en el conocimiento del hombre, generalmente sólo han
incursionado en su parte mental, en sus reacciones emotivas, y en el
campo de sus pasiones.
I78
flan, y solamente a través del amor y el respeto que llegue a sentir
el hombre por sí mismo, podrá mantener el equilibrio entre su parte
material, mental y la actividad espiritual, consistente en que el
hombre vaya descubriendo que en la esencia de su espíritu, se
fusiona en un todo el amor, la consciencia, la voluntad, la
inteligencia, así como la capacidad de pensar y el libre albedrío.
179
mos un tiempo precioso, un esfuerzo que es innecesario y un
ingenio que podríamos aplicar a cosas más útiles.
180
Al terminar de hablar el que ya podía considerar mi amigo,
salió de la habitación, y por fortuna no alcanzó a darse cuenta del
abatimiento que sentí, al reconsiderar lo confundidos que vivimos.
-Fueron muchos los errores que pude evitar, con el sólo hecho
de visualizar las múltiples formas que existen para resolver un
grave problema, pero en cambio caí en la falsa suposición de la
impotencia de hacerlo. Ahora me doy cuenta que hasta es preferible
recurrir a un cambio total de vida, si esto nos aleja del peligro que
nos amenaza. Como usted ha dicho, las posibilidades que tenemos
son infinitas en tanto hay vida, pero al acobardarnos,
agigantamos los problemas y nosotros nos reducimos al tamaño
de un enano. Con todas mis reflexiones, no tengo argumento para
rebatir su creencia sobre el proceso de la evolución del hombre, por
medio de las sucesivas vidas.
181
Tengo que aceptar que la vida es la escuela en donde apren-
demos las lecciones con dolor, a través de la experiencia. Sus en-
señanzas me han hecho recapacitar, pero aún más: las he sentido en
carne viva, al reconocer que en ese encuentro que tenemos con
nosotros mismos, no quedan dudas; éstas desaparecen cuando nos
damos cuenta de que somos seres capacitados para saber vivir.
Ninguna situación por difícil que sea, será superior a nuestras
fuerzas y capacidades para afrontarla y resolverla, y créame, es
muy doloroso para mí reconocerlo, pero no puedo menos que ser
verídico conmigo mismo y con usted, que se ha tomado el trabajo
de orientarme en algo que hubiera sido muy valioso antes de mi
tragedia.
182
Aun sin entenderlo del todo, he comprendido que estos temas
no deben someterse a debate sin antes meditar profundamente en
ellos. Para llegar a alguna conclusión sobre su fondo, quizás se
requiera tanto tiempo que pueden pasar meses y aún años; también
existe la posibilidad de que alguien los comprenda de inmediato y
los haga propios.
183
tal vez acepte usted que ella nos permite- ver a Dios de frente sin
confundir Su poder, cuando comprendemos que hemos vivido
desorientados.
184
inteligencia, en el instante en que logra su expansión al despertarla,
con esa energía que solamente él posee, por estar constituido de las
propias características de las facultades del espíritu es decir: en el
amor hay consciencia, hay voluntad e inteligencia. Lis así como el
amor es energía inteligente por sí mismo, debido a la fuente de la
que procede. . . Dios.
185
No obstante que confundimos el amor con la pasión como lo he
venido mencionando, podemos encontrar la diferencia que existe
entre ellos, si reconocemos que el amor potencialmente es
inteligencia; en cambio, las reacciones pasionales son producto de!
estado de ánimo en que se encuentra un individuo, o bien, de sus
niveles elementales.
No es lo mismo lo que fluye de la paz interna, en la que hay
serenidad, que aquello que proviene de un estado emotivo que
generalmente es pasional; por eso la consecuencia de la armonía. ..
es el amor, y lo que emana de él, es sabiduría.
186
Viene a mi memoria una conversación, en la que se mencio-
naba que si el hombre utilizara su inteligencia para el bien, tan
frecuentemente como la aplica para el mal, el mundo sería distinto.
Quienes lo decían, daban por hecho que esta facultad es aplicable
por igual tanto a los actos malévolos como a los grandiosos.
187
ciendo que el amor potencialmente es inteligencia, sabremos si es
amor lo que sentimos, o es la pasión lo que nos ciega e impide ver a
los nuestros tal como son.
188
La forma en que captó mi mensaje, ha superado lo que yo le
expliqué, debido a que estimuló el conocimiento innato que reside
en su interior, y sólo necesitaba exteriorizarlo.
189
—El mérito no es mío; la forma minuciosa y reiterativa en que
usted explica la manera en que operan nuestras facultades
superiores, no dejan duda de la capacidad que tenemos como seres
espirituales.
Ahora siento una gran pena por haber ignorado lo que repre-
senta para el género humano este conocimiento. Quisiera que en
alguna forma supieran las mayorías, que en ellas mismas está la
clave para hacer funcionar el mecanismo de la inteligencia, a través
del amor que sientan por todo lo que hagan. Lo importante es
experimentarlo en la práctica y no suponer que es sim-
190
plemente teoría. Debemos comprobar que somos criaturas inte-
ligentes, cuando el amor nos impulsa porque actuamos de manera
justa y cabal.
191
que aun las llamas desaparecieron de mi vista. Me remonté a las
regiones donde solemos recrearnos con las ilusiones que anhelamos
se conviertan en realidad. Fue allí que sentí la urgencia de volver a
empezar a vivir; particularmente ahora que he conocido muchas
cosas que antes ignoraba, y por la verdad que ellas encierran.
Además las puse imaginariamente en acción, y me sentí capaz de lo
increíble ante el íntimo rechazo de volver a caer en el abatimiento
en que he vivido. . . pero al regresar de mi introspección,
nuevamente siento la inseguridad para enfrentarme a la vida, como
si tuviera que luchar contra adversarios invisibles que se interponen
para impedirme alcanzar ese maravilloso horizonte que antes
entreví despejado.
192
Nuevamente me alteró al oírle mencionar esta sentencia irre-
verente, que recomienda como si fuera un mandamiento, y le digo:
193
En mi libro se encuentra una anécdota concebida por el autor,
que narra un clamor de toda la humanidad para unirse con el
propósito de perdonar a Dios-, Ahí se describe cómo el Ser
Supremo acudió al llamado y habló en un idioma que todos en-
tendieron, para explicarles la forma en que podían perdonarlo.
También Él puso de manifiesto Su complacencia por alcanzar el
perdón de Sus hijos. Como me sería difícil transcribir esta anécdota
con mis propias palabras, prefiero leerla directamente del libro,
para que no se me escape ningún detalle, y usted pueda apreciar la
intención que tuvo su autor al escribirla.
195
rra, con la esperanza de que al perdonarte, cambie Tu vo-
luntad. Señor. También en los trances más amargos por los
que pasamos, sale de nuestros labios una pregunta a la que
nunca, hasta hoy, has dado respuesta: ¿Por qué. Señor. . .
Por qué. . . ? Estas palabras son estallidos de nuestras almas
atormentadas, cuando sentimos que el pecho se nos rompe de
dolor en mil pedazos. La inmensa mayoría las pronunciamos
sin resentimientos, pero sí con mucho pesar. No te niego que
haya excepciones, y por fortuna muy pocos claman contra Tus
designios renegando de Tu justicia, al sufrir una pérdida
irreparable o un revés de fortuna. Otros alardean de vivir
felices sin creer en Tu existencia, pero cuando la adversidad
los abate, aun cuando apenas ayer te hayan negado, al estar
a solas, sin testigos de su insuficiencia, ellos también te
preguntan: ¿Por qué. Señor. . . Por qué.. ,? Y cuando van
quedando atrás las crisis de sus pesares, las heridas que no
cicatrizaron los hacen decir resignados: ¡Fue la voluntad de
Dios. . . ! Así es como recorremos el camino de la vida,
sufriendo por Tu voluntad. Señor.
196
ras suspendieron la búsqueda de su alimento. En general cesó
la actividad en la tierra, en el aire y en el mar; sólo se
percibían las vibraciones del ambiente.
107
198 sencillos y comunes que acostumbran ustedes en la Tierra,
para que antes de aspirar a perdonarme, conozcan Mi plan.
Mi orden y Mi ley.
199
Hizo mi huésped una pausa para descansar, pero fue tan breve
que interrumpió mi reflexión, cuando lo oí decir:
200
"La ley del amor no busca nada fuera de los deberes que
impone la vida, y el primer deber es amarse, para participar
con inteligencia del privilegio de la vida.
201
nía también me interrogó desesperado: Dios mío. . . ¿por qué
me has abandonado?, pero nuevamente se estableció en su
realidad, al sentir que en verdad estaba en Mí al cumplir con
Mi ley. Él murió por amor a los hombres.
202
dadera justicia. Yo, Creador del Universo, tengo que aceptar
sus decisiones. No les impongo Mi voluntad para no
desvirtuar Mi propia obra; si lo hiciere, quedarían reducidos
a ser una especie más de entes irracionales.
203
"En ser de dolor se ha convertido el hombre, al no aca-
tar Mis leyes y abusar del placer. Es dolor, lo que en princi-
pio es placer sin medida, así como la intensidad del gozo
afecta más que el profundo dolor, y los placeres constantes
consumen más rápido que el prolongado sufrimiento.
204
"No es objeto de Mi voluntad que contraigan enferme-
dades; si así fuera, Mi voluntad negaría sus fines: fortaleza
espiritual para la superación.
205
todos sus intentos han fracasado. Han creído, desde siempre,
que sufren por Mi voluntad, suponiéndola como inexorable
Ley de Castigo.
206
pero no han sabido disfrutar de esta distinción, por ser las
criaturas que más confusiones tienen. El saberse Mi obra
elegida, y sufrir más que los otros seres los ha desorientado,
porque piensan que les reservé la tarea más difícil, y desde
que los envié a poblar la Tierra, no han sabido vivir en
armonía con la Naturaleza, como lo hacen las demás
especies. Han pasado miles de generaciones, y es doloroso
comprobar, que los animales viven con mayor seguridad en sí
mismos que el ser humano, no obstante que lo designé el amo
de este Planeta y de todas las especies.
207
demás especies. Por no hacerlo, la mujer da a luz con dolor,
el hombre siente el pesar de perder años de virilidad por sus
excesos sexuales, y ambos padecen múltiples enfermedades.
208
"Mi inteligencia es la causa y Mi amor el efecto; a su vez
el efecto de la armonía es . . . ¡Amor!, tanto en Mí como en el
hombre.
209
"Nada opera fuera del orden de la evolución. Este pro-
ceso se realiza en la consciencia; en ella me encontrarán
cuando logren estar en paz con ustedes mismos, no importa
cuánto tiempo tenga que pasar; de cierto les digo que me
encontrarán.
210
sombra de duda, que se operará el milagro de sanar, porque
se aman a sí mismos y aman la vida.
211
"Yo soy Creador, y creativo es el hombre para que pueda
darle sentido a su existencia. En tanto este don no sea
estimulado por ustedes, cuando alguien les pregunte: ¿cómo
estás? seguirán contestando en la mayoría de los casos lo
siguiente: ¡pasándola nada más! Esta sencilla respuesta
revela que no aprecian que están viviendo la mejor etapa de
su vida, al no acontecerles nada extraordinario.
212
pretendida angustia: ¡Nosotros los pobres. . .! como si fueran
pobres por Mi expresa voluntad. No analizan si su pobreza es
espiritual, si son pobres porque los han dominado sus
flaquezas, o porque han puesto limitaciones a sus
capacidades. ¿No han pensado que también pueden estar
pobres porque han tenido miedo al trabajo ?
213
"La verdadera riqueza que no está expuesta a pérdida y
envidias, es la posesión de los valores internos, y éstos son
motivo de auténtica y sincera admiración.
214
"Hizo Dios una pausa para cambiar su entonación, y
enérgico continuó:
215
"Observen la perfección de una humilde florecilla del
campo. Nada le sobra ni nada le falta. Yo no he puesto mayor
interés ni más amor en crearla con todo lo que ella necesita,
que el que he empleado al hacer del hombre un ser
inteligente.
216
grado controlar sus pasiones, y Mi ley no la aplican en uste-
des mismos, ni siquiera por amor a los hijos que engendran.
Sus pasiones y debilidades encadenan su voluntad, y quedan
esclavizados a ellas, sin freno, sin normas y sin ley.
217
"La aparición del arco iris, no obstante que es majes-
tuosa por sus dimensiones y delicado en su combinación de
colores, pasa inadvertida para las mayorías; ahora ya no es
motivo de admiración cuando aparece surcando el espacio.
219
"El hombre descubrió que Mi Creación está formada de
energía, y sus observaciones le revelaron que el átomo, al
desintegrarse, libera esa energía transformada en fuerza
incontenible. Ante este descubrimiento, los dirigentes con
mayor poder en La Tierra, se apresuraron a acapararla y a
convertirla en instrumento de destrucción de la vida, tanto en
la superficie del Planeta, como en las profundidades de los
mares.
120
"No me asombra que lo hagan, de cierto conozco la
capacidad que les di; pero lo que es imperdonable, es equi-
vocar los procesos. Quieren conquistar el espacio para saciar
su curiosidad, y establecer desde las alturas el poder para
dominar a los demás, cuando el primer paso debería ser el de
conocerse a sí mismos, para que descubran que son seres
inteligentes cuando proceden con amor; este sólo hecho,
haría de La Tierra el paraíso que originalmente les di, sin
necesidad de alterar el orden de la Naturaleza con sus
descubrimientos nucleares, ni tampoco allanando los
derechos ajenos por medio de la superioridad de las armas.
"Desde hace algún tiempo les ha empezado a inquietar la
posibilidad de que otros planetas estén habitados por seres
más evolucionados que ustedes, y esto los aparta de resolver
primero y con urgencia, los problemas vitales que han creado
en la Tierra.
'No debe existir en su Planeta lleno de recursos natura-
les, el problema de la primera e inminente necesidad, la de
alimentarse. No importa que unos puedan hacerlo con
manjares especialmente condimentados, y otros en forma
sencilla, pero nadie debe carecer de lo necesario para nutrir
su organismo.
"Disponen de la tierra y del mar para que nadie padezca
hambre. Si sus dirigentes actuaran de manera inteligente
harían consciencia de la primera y urgente necesidad de sus
gobernados: alimentarse. Si así fuera, en todos los países del
orbe se implantaría una ley, que garantizara la protección de
todas las especies de animales terrestres y marinas, para
evitar su extinción. Además, se le rendiría culto a la tierra,
trabajándola con amor, para tener el derecho de colmarse de
sus frutos.
221
"Es inconcebible que a mayor cantidad de descubri-
mientos que hace el hombre para crear armas de guerra o
productos industriales, se vuelva más negligente e irrespon-
sable, para evitar la contaminación de su medio ambiente con
desechos venenosos.
222
vida atentando contra la propia Naturaleza, al contaminar el
medio ambiente en perjuicio tanto del hombre, como de las
especies que sirven a éste de alimento. Aún más: su
223
presente, que Mi plan es la vida, y ella forma parte de la
Eternidad. Yo Soy Eterno y ustedes lo son conmigo. Como
materia se transforman; como espíritu, están en proceso de
evolución.
224
Hizo mi huésped otra pausa que me sirvió para meditar en las
palabras de Dios, pero su voz cortó mis reflexiones al reiniciar la
lectura:
225
ilimitados dominios de la consciencia. En ello radica la
solución de todos los problemas que tienen en su Planeta y
que ustedes quieren zanjar por medio de la agresión, en lugar
de recordar que están capacitados para resolverlos con
inteligencia.
226
"Las guerras son las catástrofes que más víctimas oca-
sionan en La Tierra; pero ustedes, erróneamente, las atri-
buyen a Mi voluntad.
227
tener el pretexto de producir más armamentos y vestuario
militar; inclusive los que pudieran llamar motivos personales,
como es la esperanza que mueve al soldado a matar, para
lograr un ascenso y llegar a ser un héroe.
228
continuamente por una razón: no se reconoce tal cual es, ni
en sus poderosas facultades, ni en sus grandes debilidades.
229
sentirlo y aplicarlo en sí mismo, para tener fortaleza, ejer-
cer la templanza y adquirir seguridad.
230
ciencia, y éste es el único saber que da superioridad al in-
dividuo.
231
de las estaciones del año, con diferentes climas y fenómenos,
para que en ella se cumpla el propósito de la vida.
232
randa la propia adversidad, y privándose inclusive de horas y
días de descanso o esparcimiento.
233
"El ignorante envidia al que sabe mucho, sin imaginar
siquiera que la sabiduría no se aprende en los libros y es el
único saber que no envanece a los hombres, aun cuando les
da el verdadero conocimiento.
234
I
"Los seres humanos adoptan diferentes máscaras para
mostrar a los demás lo que no son, y con ello complican su
existencia y la de quienes los rodean.
235
Mi huésped se acomodó en el sillón y continuó la lectura:
236
"Todos llegan al mundo llorando y los que han vivido
bien se van con una sonrisa. . .
237
de enjuiciar al Ser Supremo, y pensaron que esto les atraería
males mayores; otros se avergonzaron de su osadía al
pretender perdonarlo.
i
238
"Yo, Creador del hombre y conocedor de Mi obra, les
hago saber: los que aspiren a perdonarme, tendrán que poner
al descubierto sus intemperancias e inconsciencia, para que
puedan hacer un balance equitativo de los daños que se
ocasionan a sí mismos y de los que permiten que les infieran
quienes los rodean, además de todos los que le atribuyen a Mi
voluntad. Si los analizan, llegarán a la siguiente conclusión:
los que deben perdonarse. . . son ustedes mismos.
239
"Cuando reconozcan que son víctimas de la inseguridad
y de la confusión en que viven, que son esclavos de la
ignorancia de su realidad espiritual, y que son verdugos de
ustedes mismos por no amarse y respetarse, acatarán el
primer artículo de Mi ley, y darán testimonio de que son
seres inteligentes.
240
guros. Estas gentes, por la misma inseguridad son agresivas,
además de excesivamente egoístas por la ausencia de espi-
ritualidad.
"De siempre han creído, que son ustedes los que deben
perdonar a los demás por los males que éstos les han
ocasionado, pero es otra la realidad: si alguien los ha da-
ñado, ustedes son los responsables por haberlo permitido, y
toda culpa debe ser perdonada.
241
"Uno de los deberes que la vida impone, es eludir sa-
biamente las ofensas o agresiones que procedan sobre todo
de sus seres queridos. Ellos pueden haber nacido de sus en-
trañas. Si éste es el caso, deben impedir que las criaturas que
han traído al mundo se conviertan en malvadas. Las ligas de
la sangre no los obliga a tolerar las perversas intenciones o la
mala índole de las gentes, así como la falta de respeto o
consideración; en cambio, sí los responsabiliza del mal
hábito que puedan adquirir los hijos, al acostumbrarse a
ofender tanto a sus progenitores, como a cualquier semejante.
242
acto le dará la oportunidad de hacerse consciente del engaño
en que ha vivido, por albergar odios o resentimientos hacia
aquél que le permitió allanar su individualidad o sus
derechos.
243
"Vuelvo a repetir: todos tienen la capacidad de cambiar
su manera de ser, si fundamentan su paz interna en el
respeto propio y en el ajeno. Esta simple actitud también
cambiaría las situaciones anormales que confrontan en la
Tierra, como es que se agredan y se maten los hombres entre
sí.
244
"Si llegan a reconocer que sus facultades superiores
provienen de Mi, sabrán que son seres inteligentes por su
Origen, y ya libres de toda duda podrán comprobar, que el
245
"La superación desarraiga el hábito de culpar, al
adquirir la capacidad de comprender.
246
nar un canto de gratitud al Ser Supremo, por haber permitido
que se oyeran Sus palabras, y en unos instantes se organizó la
sinfonía más hermosa, nunca antes escuchada.
247
palabras con diferentes entonaciones, matizándolas de emoción y
de energía, para darle vida y sentido a su lectura, al grado que logró
que yo participara también del despertar simultáneo de todas las
consciencias, que supuestamente experimentó la humanidad al
escuchar a Dios.
248
tículos incluye a Dios como amor, a la vida como el objetivo de Su
Gran Plan, y al hombre como el ser inteligente que sabrá vivir
cuando cumpla esos artículos, que solamente son tres.
249
ligera, aun cuando vuelva a sentir gusto al vivirla. Si la finalidad
de vivir es evolucionar, ése va a ser ahora mi objetivo; quiero ser
ese hombre que empieza a entrever el privilegio de haber nacido,
y así como el niño que arriba al mundo reclama vivir, volveré a
empezar, pero lo haré como si estuviera en la etapa de la adoles-
cencía, cuando se experimentan las primeras inquietudes; ese
tiempo que reclama el despertar de la consciencia, para empezar a
situarnos en la vida por nosotros mismos.
250
ciando estimulante la vida, al incluir el amor en sus tareas y
propósitos.
251
Al terminar mi visitante de decir lo anterior, yo continué:
252
Al profundizar en sus palabras, llego indefectiblemente al punto
del cual parte ese orden evolutivo que existe; por lo tanto, quizás no
podré sustraerme a la creencia de que vivimos incontables
existencias para aprender a vivir, ya sea por medio de la dolorosa
experiencia, o en el ilimitado campo de la comprensión.
253
medios para dejar escrita la experiencia de mis errores; porque tuve
el valor de reconocerlos gracias a su enseñanza, motivo por el cual
dejaré de vivir en el error de culpar a Dios y a los hombres.
2.54
La puerta de esta cabaña ya no permanecerá cerrada como lo
estuvo hasta el día en que usted llamó a ella, y quienes me
escuchen, sabrán que fui un hombre amargado que no podía resistir
los golpes de la adversidad, porque ignoraba que era necesario
enfrentarme al pasado, para reconocer que el mayor grado de dolor
lo he padecido, por ignorar que en tanto no reconociera mis errores,
seguiría el malestar interno provocado por el remordimiento.
255
con el deber que tiene cada quien de resguardar su vida, como el
tesoro más valioso que le hubieran dado en custodia.
256
Nuestros errores nos afectan más por no reconocerlos, y el acto
más inteligente sería aceptarlos para corregirlos.
257
Esos seres viven para sí mismos, y no toleran a los que tienen
sus mismas características, pero en ca mb i o sugestionan a sus
víctimas y aun les impiden pensar por ellas mismas.
258
-La persona afectada —me contestó—, deberá sentir indig-
nación por la forma en que es tratada, para que pueda armarse de
valor para actuar.
259
La tarea no es fácil, pero el que logre cambiar esta clase de
situaciones, habrá realizado el mejor acto de su vida, y en lo per-
sonal, sentirá que es otra gente tan distinta a la que fue, que le
parecerá extraña su nueva personalidad, al recuperar una con
fianza que le hará sentir que vive nuevamente. Además, recono-
cerá que vale la pena haber rescatado su dignidad.
260
dría para reclamar el respeto que demanda en el trato cotidiano la
individualidad.
261
Cuando se cree que la responsabilidad es compartida, se de-
be tomar en cuenta lo difícil que es, que ese don se desarrolle
en todos por igual, para que dos personas simultáneamente cum-
plan con un deber que les es común. Generalmente la responsa
bilidad cuando es de dos o de varios. . ."ya no es de ninguno".
262
círculo estrecho de nosotros mismos, y no abarcamos todo lo que
depende de una sola persona, cuando es responsable.
263
El prurito que el hombre inseguro tiene de sobresalir de los
demás, lo orilla a la violencia para destacar; otros caemos en la
(rampa de sentirnos vanidosamente inteligentes, por nuestra propia
suficiencia. Los sabios en cambio, no son violentos y menos
vanidosos; es más, ni siquiera comentan que son inteligentes, pero
la amplitud de consciencia en la que viven justifica la confianza que
tienen en sí mismos, al estar más cerca de Dios por su forma
inteligente de vivir, aun cuando no profesen ninguna religión. No
así los que se han fanatizado; éstos, entre más ostentación hacen de
sus creencias, menos seguridad tienen en ellos mismos, y es que el
fanatismo hace tan irresponsables a las gentes, que encuentran
muy natural eludir sus deberes, con el sólo hecho de dejar todo
en manos de Dios.
No creo que usted sea el único que conozca lo que esta noche
me ha enseñado, pero. . .¿en dónde están esas gentes que pueden
orientarnos en forma sencilla, dinámica y práctica, para que
empecemos a tener confianza en nosotros, al saber que somos seres
inteligentes por nuestro origen?
264
— No se desespere —me dijo mi huésped—; reflexione por un
momento, y sincérese con usted mismo sobre lo que le voy a
comentar.
265
y termina confesándome que recordó mis palabras cuando enfrentó
una difícil situación.
266
I
Por hábito o por disciplina, se puede adquirir la agilidad de
escalar los niveles superiores de consciencia; por lo tanto, el
hombre que así proceda se puede considerar un ser inteligente,
mientras no descienda de los niveles en cuya altura se ve la forma
justa de equilibrar una difícil situación.
267
poco éste se manifestará forzando el entendimiento, es más: es
necesario inclusive aquietar la actividad de la mente, cuando ha
estado concentrada en la búsqueda de la solución que se requiere,
para resolver una situación difícil.
268
se de inmediato en la memoria la clave recibida, para no olvidar
ninguno de los detalles que nos fueron revelados.
269
mo conservan su casta; en cambio el hombre, que es el que ha
descubierto tantas cosas, desconoce que es de casta divina, por su
origen.
270
— La ley a la que usted se refiere —señaló mi acompañante-,
opera a la vista de todos; pero recuerde que alguien dijo que
tenemos ojos y no sabemos ver, que tenemos oídos y no sabemos
escuchar. Además, en su más amplia acepción, el amor es un
código, el más pequeño, y sin embargo el más completo de los
códigos, porque en sus tres únicos artículos se resume la ley de la
vida.
271
Las gentes que han vivido en carne propia la lucha contra sus
flaquezas y pasiones, finalmente llegan a tener gran respeto y amor
por ellas mismas, y los hacen extensivos a los demás, para poder
vivir en armonía con todo aquél que las rodea; además, como se
han sensibilizado, no hacen a otro lo que no quieren para sí, y
con esta práctica cumplen con el deber de los deberes.
272
Cuando regresó mi buen amigo bebimos el café en silencio, y al
terminarlo me vi obligado a tomar la palabra, pero ya no quise
opinar sobre esa ley tan breve, compuesta por sólo tres artículos, y
sin embargo, tan difícil de acatar, porque la condición es aplicar el
primero de esos artículos a nosotros mismos; por lo tanto, me decidí
a cambiar de tema:
273
La tarea de integrar en una síntesis el inconmensurable Uni-
verso, el Gran Plan de la Vida, y el individual mundo que existe en
cada hombre sería infructuosa, si no entendiéramos que su
perfección proviene de una sola Inteligencia, cuyo origen no es
posible encontrar en otra fuente que no sea el Creador de todo lo
que existe.
274
cual el hombre sin el hombre no puede desarrollar su capacidad, no
obstante que él, en sí mismo, lo tiene todo. Como piezas aisladas,
no llegaríamos a formar ese disímbolo complejo en el que hay
ingenio, astucia, talento, habilidad manual, fuerza física y todo lo
que emana de la creatividad. Por ejemplo: de un hombre surge una
idea, pero se requiere de las aptitudes y especialidades de otros,
para integrar cada una de las partes de que se compone dicha idea.
275
go ahora, a sólo unas horas de diferencia, lo que más anhelo es
vivir.
276
Mis nuevos pensamientos deberán nacer en un estado de
amplitud de consciencia, para que puedan ser justos y cabales.
Solamente maduradas las ideas en una profunda introspección,
tendrán su propia suficiencia, para que pueda apoyarme en ellas, sin
temor de caer en la falsedad de lo que se piensa a la ligera, o bien
en la contaminación de las ideas ajenas.
Éste será el primer paso que dé: practicar ese ejercicio exci-
tante que usted clasifica de actividad del espíritu, para poder
penetrar en lo desconocido. Es así como nos llegarán los destellos
de inspiración, cuando hayamos logrado la apertura de cons-
ciencia.
277
Creo haber captado que en la proporción en que mantengamos
activo el espíritu, en esa misma relación se agilizan nuestras
facultades superiores; por lo tanto, el haber tenido esa valiosa
información, representa para mí la clave que me permitirá salir de
esa estrechez de conceptos que limitan la capacidad que me
ayudará a verificar que realmente somos seres inteligentes. Esta
posibilidad no deja de ser atrayente, ante el desperdicio (le tiempo
que hacemos al llevar una vida vacía, en lugar de llenarla de
actividad y sabias soluciones.
Las bases que usted me ha dado son tan sólidas y precisas, que
sólo se requiere que las ponga en práctica. Después de haber
recibido sus enseñanzas, ya no podré soportar seguir viviendo
como lo he hecho hasta ahora, si es que a eso se le puede llamar
vida.
278
desafiaron con sus proezas al tiempo. Ellos no murieron, el poder
inteligente del amor con que actuaron los inmortalizó, por la
actividad espiritual en que vivieron.
279
Es imperativo que aniquilemos al egoísmo para desterrar su
consecuencia. . .la egolatría. Ella nos impide despersonalizarnos,
por lo que caemos en los impulsos emotivos, que nos lanzan por los
caminos tortuosos de la ofuscación, como me aconteció a mí, por
no haber resuelto una difícil situación en el estado sereno, en que el
espíritu nos da la fortaleza que requiere el resolver un problema por
los caminos difíciles. Si queremos solucionar en forma definitiva lo
que es trascendente, tendremos que elegir aquéllos que nos
parecerán escabrosos, porque nos son desconocidos; en cambio, lo
que es fácil y rápido, solamente será un paliativo momentáneo,
pero nunca será estable la situación que logremos por los medios
que elegimos a la ligera.
280
En esos estados accesibles a la comunicación, tenemos que
hablar, y si apreciamos en quien nos escucha un marcado interés,
esto nos alienta a extraer del tema los puntos importantes, que en
forma increíble van llegando sin esfuerzo.
281
- Antes de complacerlo, debemos convenir en que si logra
descargar todo lo que fue acumulando sin darle un cauce adecuado,
le va a permitir hacer un nuevo acomodo, tanto en su forma de
vivir, como en su manera de ser, y no obstante que las situaciones
sean las mismas, va a poder apreciarlas en forma distinta.
282
lor, los que tienen que luchar para escapar de las redes de las gentes
inseguras, que se aferran a los que tienen confianza en sí mismos,
para apoyarse en ellos. Digo que viven en verdad los que batallan,
porque la vida es actividad física, mental y espiritual; por esta razón
los que ponen espíritu en la contienda de la vida, fortalecen y
agilizan la mente, activan la voluntad y despiertan su consciencia.
283
Ahora bien: voy a complacerlo narrándole la etapa de mi vida,
que se inició en el momento en que abandoné el penal, cuando
cumplí mi condena.
284
El que recobra la libertad y cree que va a volver a ocupar el
lugar que tenía, se da cuenta que no puede llenar el vacío que se
hace en su derredor; vacío que además de envolverlo, se introduce
en él, dándole la sensación de estar hueco por dentro: Ese estado lo
hace flaquear, al comprobar día con día que no tiene posibilidades
de volver a empezar, por sentirse otra vez marginado.
285
seria, me fijé una meta para conquistar nuevamente mi lugar en la
vida. Si a un pájaro no le falta el alimento ¿cómo era posible que
yo no tuviera capacidad para proveerme de lo necesario? Así, con
la determinación firme de no flaquear, me encaminé a un
establecimiento que vendía herramientas de labranza, decidido a
resolver mi problema.
286
Tenía que volver a conquistar el lugar que me correspondía en
La Tierra; por fortuna encontré que el primer hombre al que me
dirigí fue comprensivo y entendió mi problema; desde entonces no
me he enfrentado al rechazo de las gentes.
287
su leña o traérselas del bosque, y nadie se ha resistido a mi petición.
288
mientos, y es más: si algún otro niño llega a acercarse, se queda a
formar parte del grupo; en cambio, cuando el padre nos encuentra
platicando de estos temas, es raro que le interese partic i p a r en la
charla.
289
Nunca había aceptado hasta que en una ocasión me vi obligado
a ello, por las circunstancias muy especiales en que se encontraba
una mujer, imposibilitada de atender las tareas de su granja, debido
al accidente que sufrió junto con su marido. Ella quedó paralítica y
él pereció, dejando huérfanos a sus ocho pequeños hijos.
290
para cambiar impresiones con ella. No fue mucho lo que me dijo,
pero de ello deduje que su desamparo era absoluto.
291
se ofreció a indicarme lo que era necesario hacer de inmediato,
debido a que el tiempo de sembrar ya estaba cercano y las tierras
requerían prepararse con urgencia.
292
Después de preparar la comida fuerte del día, la tomamos con
un apetito que echaba por tierra mis propósitos de racionar las
escasas provisiones; pero fue tanto lo que disfruté de ver que
saboreaban lo que pude prepararles, que no quise ya tomar en
cuenta que corríamos el peligro de agotar lo almacenado, antes de
recoger la nueva cosecha.
Desde ese día asignamos los deberes de cada quien, los hora-
rios y las formas de trabajo, para coordinar todo en un orden, que
nos permitiera eliminar la dilación o tropiezos que pudieran
presentarse, al no coincidir unos y otros en el desarrollo de las
diferentes actividades que íbamos a desempeñar.
293
Hay algo que tengo que mencionar en forma especial; el tra-
bajo de un hombre rinde por la fuerza de los músculos de su
espalda, piernas y brazos, pero la actividad de ocho pares de
manos infantiles es asombrosa. Nunca hubiera imaginado lo que
iban a rendir esas manitas, que aún tenían la piel tan delicada,
que por las noches era necesario curar las escoriaciones produci-
das por la tierra y el abono, pero en forma increíble, por las ma-
ñanas ya no había rastro de sus pequeñas heridas. También es
digno de mencionar la energía que desplegaban; nadie quería
ser menos que el otro en las labores del campo.
294
Logré además, que tuvieran interés en analizar sus actos equi-
vocados de cada día, para que los calificaran; en esta forma cada
uno hacia su propio juicio sin atenuantes, para que pudiera ser
equitativo, cabal y provechoso para ellos mismos.
295
ción a cambio de un pago que la gente no tiene necesidad de
realizar o se encuentra imposibilitada para hacerlo; así los tres
niños y yo, nos enfrentamos al rechazo de nuestra demanda de
trabajo, a cambio de unas monedas que nos permitieran comprar
provisiones; por otra parte, era difícil presentarse a la madre con el
ánimo decaído, para lo cual, los obligué a demostrar el optimismo
I
que ella se había acostumbrado a ver en sus hijos, en los últimos
tiempos.
296i
preguntar en qué rumbo se encontraba ubicada, y de pedirnos
informes sobre nuestra manera de trabajar, me propuso hacer una
prueba que yo acepté de inmediato con el beneplácito de los niños,
que se reanimaron a tal grado, que ese día trabajaron con más
empeño que nunca.
297
Por fin llegó la fecha de ver coronado nuestro esfuerzo, como
llega todo lo que está programado por la Naturaleza y realizado por
el hombre. El resultado que obtuvimos sobrepasó nuestras
esperanzas y las de la dueña de la granja, quien tuvo oportunidad de
ver lo que alcanzamos a cultivar, cuando nos p idió que la
lleváramos a ver los sembradíos.
298
Esta idea se incrustó en mí de tal forma, que aunque su caso
parecía perdido, no quise comentarlo con nadie, para que no me
desanimaran. Hay algo que a veces nos obliga a callar, para no
perder el tiempo y las energías que son necesarias para alimentar
nuestro ideal. Vivimos en él, y él vive en nosotros. Además, a
medida que pasa el tiempo, lo sentimos como si fuera parte de
nuestro ser, por el amor con que lo hemos nutrido.
299
po. Con ello aliviamos las faenas más pesadas; además, logramos
aumentar las áreas que antes no alcanzábamos a cultivar, por no
tener elementos de trabajo.
300
cía lo que significaba separarme de él, hizo la promesa de leerlo
con mucho detenimiento y devolverlo cuando saliera, esperando
hacerlo por su propio pie.
301
a cabo en los graneros, pesebres, caminos y en la casa habitación.
Esto la hacía vibrar de impaciencia por volver a su casa, y fue
motivo de que le dejáramos la tarea de acortar el tiempo, con el
empeño y la fe que pusiera en su tratamiento.
Para los menores, era una aventura hacer un poco más cada día,
aparte de las tareas normales, y esto me dio la oportunidad de
comprobar, que el esfuerzo que se hace diariamente al agregar algo
más a lo que es habitual, nos colma de satisfacciones y, éstas nos
hacen olvidar aun el cansancio.
Este último esfuerzo acumula resultados, que al sumarse su-
peran lo que pudiéramos calcular que debe rendir una hora más de
trabajo, y solamente con el transcurso del tiempo, los hechos
demuestran el avance que se logra al hacer cada día, un poco
más.
302
Los muchachos, a medida que apreciaban la mejoría de la
madre, se esforzaban a tal grado, que yo tenía que imponer mi
autoridad para que suspendieran el trabajo, cuando su agotamiento
era evidente.
303
con estas palabras para abrazar a sus hijos: "Cumplí mi promesa:
aún no sé si algún día podré abandonar este sostén que ahora me va
a permitir andar; pero de cualquier manera me considero muy feliz
de hacerlo en esta forma, ya que con su libro aprendí a caminar
sin muletas por la vida."
I
Primero trataron de no arrebatarse la palabra para decir uno por
uno lo que hicieron; pero al tardarse el primero en su explicación,
fue imposible que los demás permanecieran callados, y acabaron
por hablar todos al mismo tiempo. Al llegar a la ranchería, ya nadie
pronunció palabra y hasta creo que por momentos retenían el
aliento.
304
Cuando terminamos el recorrido, que por razón natural fue muy
lento, ya empezaba a obscurecer. Llegamos a la casa justo cuando
había que prender las luces y la chimenea, para lo cual yo me
adelanté en compañía del más pequeño que seguía siendo mi
sombra.
305
los alimentos y en la limpieza de la casa, pudimos dedicarlo a
impulsar por nuestra cuenta algunos productos, vendiendo lo que
producíamos y eliminando a los intermediarios, para lo cual
ampliamos nuestro radio de acción hasta los centros comerciales de
la ciudad, con la que estábamos familiarizados por las frecuentes
visitas que hacíamos al hospital.
306
Esto no quiere decir que la forma en que fueron educados los
preservara de cometer errores; los tuvieron y fueron muchos, pero
eso también era parte de su formación.
307
tan sencillos dentro de su grandeza, que solamente la toman en
cuenta para demostrarla en sus acciones; porque eso sí. . . ellos no
i
desconocen sus valores internos, pero los aplican con la humildad
del que agradece ser merecedor de ellos.
Nunca será suficiente mi agradecimiento, por la oportunidad
que se me dio al permitirme sembrar la tierra; esa actividad me
dejó grandes enseñanzas, pero lo más valioso para mí, fue haber
podido cultivar esas mentes blancas, esas almas puras. Ellos fueron
los hijos que no tuve, y así como en todas las familias éstos se van i
a buscar su propia vida, en mi caso hubo un pequeño cambio: fui
yo el que emigró en busca de las aventuras que me permitieron
proseguir con mi objetivo.
309
\
Por otra parte, para darles una idea clara tanto del mundo en el
que viven, como de lo que ellos mismos son, siempre convertí a mi
libro en tema de conversación entre nosotros, y sus conceptos se
fueron ampliando, a medida que su crecimiento desarrolló en ellos
mayor capacidad para comprenderlos.
310
I
venes, ya actúan como hombres maduros, de la misma manera que
hay individuos en edad avanzada, que aún no han logrado crecer,
porque cuando fueron niños no hubo quien les enseñara a hacerse
fuertes, y con un amor mal entendido, las gentes mayores les
allanaron todos sus pequeños problemas, sin permitirles a ellos
mismos resolverlos.
311
Sus razonamientos no lograron que yo les hiciera la concesión
de renunciar al objetivo que dejé pendiente cuando los conocí.
Tampoco podía alejarme, sin que ellos comprendieran que el
anhelo de una persona que alienta un ideal para hacer el bien a los
demás, no debe obstaculizarse ni siquiera con la resignación. En
caso de que nadie participe de su entusiasmo, por lo menos se le
debe alentar con buenos deseos.
312.
ninguno necesita apoyarse en mí, justifiquen con una actitud
comprensiva, que mis enseñanzas los prepararon para hacerle frente
a la vida, sin el egoísmo que se incuba en las gentes que son
timoratas, porque desconocen la capacidad que tienen para valerse
por ellas mismas.
"Tienen esta noche para meditar, les dejo todo el amor que me
une a ustedes; por la mañana quiero despedirme o saber quién duda
de sí mismo, para quedarme a su lado."
313
-No la tuve —me contestó de inmediato—. El reto era deter-
minante; si se ponían de acuerdo para retenerme, recuerde que les
dije que solamente iba a quedarme con aquél que demandara mi
apoyo; con esto quise decir que ya no estaríamos en grupo, de tal
manera que les corté la posibilidad de que siguiéramos todos
juntos. Además, no olvide usted que fueron templados en la
verdad; ninguno de ellos recurría a la mentira para justificarse o
sacar ventajas.
Ahora bien: lo que aún les faltaba y no era poco por cierto, ya
no se los podía dar yo, ni eran mis enseñanzas las que iban a
concluir su formación; eso se los daría la propia vida, y precisa-
mente yo tenía que cederle mi lugar a ella.
Era necesario dejar que volaran solos; las bases ya las tenían, y
los buenos hábitos también; por otra parte, a su edad ya habían
tenido algunas de las experiencias por las que pasa un adulto en los
problemas que la vida le depara a cada quien, y con toda intención
dejé que las vivieran; lo único que alejé de ellos, fue el sufrimiento
inútil como en el caso de la madre enferma. Sufrir por sufrir no
tiene caso; al dolor se le debe dar el cauce del trabajo
productivo, en lugar de dedicarse a lamentaciones inútiles.
Le vuelvo a repetir: no tuve ninguna duda, pero en cambio,
supe de antemano que el reto que les lancé, los sacudió interna-
mente en el enfrentamiento que cada uno tendría, en la nueva etapa
que iban a vivir. Verían ahora las situaciones frente a frente y eso
los obligaría también, a llevar a cabo un encuentro con ellos
mismos, para proyectarse sin mi ayuda en la vida que les enseñé a
valorar, a amar y a vivir con inteligencia.
314
que ahora veo razonable, considero que no dejó de ser triste la
separación de ustedes.
315
Cuando se encaminó a nosotros la madre de esos muchachos,
que ahora eran unos jóvenes con rasgos de firmeza en su carácter,
aunque con apariencia infantil por su vida sencilla, se movía con
tanta seguridad, como si las muletas las llevara solamente por
precaución.
316
En ese abrazo nos fundimos por un momento todos en uno;
pero yo empecé a deshacer el nudo que formamos, para no pro-
longar ese momento doloroso, y con paso inseguro me detuve en el
lugar en el que estaba preparado mi hato, mi hacha y mi libro.
317
cada surco, la esperanza de una buena cosecha. Éste es el caso
Éste es el caso de la ilusión que se siembra, y al abonarla
germina y florece.
318
Me doy cuenta que yo no he salido de la ranchería; el caminante
no se encuentra allí, pero me quedé a compartir con ellos ese vacío,
tan grande, que la entereza de la madre no fue suficiente para
infundir en sus hijos nuevos ánimos, para continuar como si él aún
estuviera a su lado. Ante su propia derrota, ella les argumentó que
el tiempo cicatriza las heridas, con las cosas buenas que la vida nos
va dando.
Este hombre vive en verdad la vida, aun sin tener nada mate-
rial, pero lo que tiene en su interior es tanto, que lo necesita
compartir.
319
que se quedaron solos, mas en esa fracción de segundo pude
comprender que si fui favorecido con su presencia y su ayuda, esto
se debió a que, para poder cumplir con su misión, él renunció a las
comodidades de un hogar que ya podía considerar propio, y a una
familia que lo amaba.
320
Usted logró abrir las brechas de las dos veredas que debemos
recorrer; por eso tiene el conocimiento del que hace el camino al
andar en él, tanto en las luchas materiales como en el desarrollo
espiritual.
321
tos de esa vida, que palpita en continua evolución, no es posible
pensar que ese Todo Inteligente haya surgido de la casualidad.
322
Si apreciamos que para el Creador lo más importante es la
vida, aceptaremos que creó un ser inteligente para que le diera
sentido a la existencia, y seguramente por eso Su paciencia no se
agota, esperando que Sus criaturas amen la vida que les fue dada,
para que la sepan vivir, así como también que amen y estimulen su
propia perfección, la cual incluye que a través de Su ley, que rige
Todo, puedan vivir con inteligencia.
323
Cuando la inteligencia se manifiesta, supera la velocidad de la
luz, y así como el rayo lleva una mínima parte de la electricidad del
ambiente, así la chispa de luz que recibimos, es un destello de la
Suprema Inteligencia, que llega de improviso; por eso so requiere
estar abierto para captar esa revelación fugaz que trae consigo la
solución que buscamos.
324
aplicando las virtudes que emanan de la consciencia ...
comprensión, prudencia, etc. necesarias para poder
convivir.
325
t itu d, que no era fácil entenderla; por lo tanto me propuse llegar
hasta el fondo de la intención de actuar así, y finalmente logré
comprender, que si el agresor se atreviera a descargar el segundo
golpe, cuando se le ofreciera el otro lado de la cara en son de paz,
al hacerlo se sentiría tan mal, que toda su rabia se convertiría en
vergüenza, y ésta a su vez, en arrepentimiento.
326
miliar como fuera de él, para poder formar la cadena humana: uno
en todos y todos en uno, en la misma forma en que todas las partes
del Universo concurren como si fuera una sola, en ese Todo
Inteligente que está organizado para dar lugar a la vida, esa vida en
la cual viviremos en armonía, en !a medida en que acatemos la Ley
del amor.
En tanto ignoró el campesino que era hijo del rey, fue humilde
y resignado, pero en cuanto supo que era noble, algo dentro de él
cambió. Se impuso su casta aristocrática, y pudo ejercer el mando y
la responsabilidad, que recae sobre un rey.
327
rán las que caigan en terreno fértil, y éstas, a su vez, seguirán re-
produciéndose, para cumplir con el proceso de la multiplicación. Es
así como se van llenando las necesidades del alimento del cuerpo al
sembrar la tierra generosa, y la necesidad que tiene el espíritu de
expresarse se lleva a cabo, en la práctica de la actividad espiritual,
como tantas veces lo he mencionado.
328
la vista en el lugar donde el día anterior había un montículo
de maderos... ahora ya están partidos y acomodados en un
rincón.
329
Esta edición de 3,000 ejemplares
se terminó de imprimir el
14 de septiembre de 1982
en los talleres de Litográfica
Cultural, S.A., Isabel la Católica
No. 922, México 13, D.F.