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La promesa de
los Biocombustibles
Gabriel Snyrynskyj
La promesa de los Biocombustibles
Según la publicación 2009 World Energy Outlook del IEA1 (International Energy
Agency), si se continúa en la actual senda sin cambios incrementará la dependencia a los
combustibles fósiles con una consecuencia negativa tanto el medio ambiente como a la
seguridad energética. El escenario actual y futuro inmediato prevé un aumento
constante de emisiones de CO2 relacionadas con la producción de energía hasta 2030
como resultado del incremento general de la demanda de energía fósil (petróleo y gas).
1
La IEA es un organismo independiente creado en noviembre de 1974, que forma parte de Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y tiene por fin el práctica un programa
energético internacional.
En 1990 se liberaban a la atmósfera 20,9 gigatoneladas (Gt) y en 2007 se liberaron 28,8
Gt de de CO2. La IEA calcula que las emisiones alcanzarán en 2020 las 34,5 Gt. De
todos modos sostiene que en 2008 y 2009 hubo algunas mejoras pero se las atribuye a la
crisis económica, no a buenas políticas energéticas.
La concentración de gases de efecto invernadero de los próximos 20 años conllevaría,
sostiene el informe, a un aumento de la temperatura global de hasta 6º centígrados, lo
que asegura, sería una situación sin retorno.
Por otra parte y a nivel nacional cada país trata de contribuir con el medio ambiente
mezclando los combustibles tradicionales derivados del petróleo con otros. En el caso
que aquí analizamos es el de los biocombustibles los cuales se obtienen de materias
primas agrícolas y se los procesa para obtener la energía. Con relación a este tema
muchos países ya tienen legislaciones sobre biocombustibles. Tal es el caso de
Argentina con la ley 26.093, la cual sostiene que “todo combustible líquido
caracterizado como gasoil o diesel oil (...) deberá ser mezclado (...) con la especie de
biocombustible denominada ‘biodiesel’, en un porcentaje del CINCO POR CIENTO
(5%) como mínimo”.
Chile está preparando su ley y la Unión Europea ya la promulgó y la cantidad de mezcla
determinada fue del 3,4% para 2009 y 5,75 % para 2010.
Por supuesto que no se pretende reemplazar directamente a los productos de origen fósil
pero sí ralentizar el crecimiento de la demanda.
Los gobiernos, empresas y distintas organizaciones internaciones impulsan con fuerza el
uso de biocombustibles. Sin embargo surgen a la luz al menos dos problemas serios. El
primero es que para satisfacer la creciente demanda internacional de biocombustibles es
necesario redirigir la producción de muchas tierras que hoy producen alimento hacia las
plantaciones que sirvan como combustibles. A su vez será necesario desmontar millones
de hectáreas para volverlas productivas con las lógicas consecuencias negativas para el
medioambiente. Cómo es lógico, la expansión de la frontera agrícola sólo es posible en
donde todavía hay espacio disponible. Los países latinoamericanos tienen miles de
hectáreas que forman parte de “pulmones verdes”, como el Amazonas, entre otros.
Por otro lado surge otra cuestión, no queda claro cuál es el balance de energía2
para hacer biodiesel de cultivos bioenergéticos. Algunos autores como David Pimentel3
y Tad Patzek4 sostienen que el balance es negativo. Se gasta más energía fósil que la
que se genera en biocombustibles. Los artículos de estos investigadores, junto con otros
científicos que alertan sobre la relación energética han despertado fuertes reacciones por
parte del gobierno de Estados Unidos.
Sobre este tema el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura),
esquiva el tema pero señala que los mejores balances energéticos los tienen la palma
africana (para la producción de biodiésel) y la caña de azúcar (para la producción de
etanol). Sin embargo el instituto brinda un dato para nada menor: la versatilidad de la
palma, se la utiliza en la industria farmacéutica, la química y en la manufactura de
alimentos, ha hecho que su demanda crezca y el origen de este aceite proviene casi en
2
Por balance energético se entiende la relación entre la cantidad de unidades de energía que se consumen
para obtener el biocombustible y la cantidad de unidades de energía que él mismo produce.
3
Profesor de la Universidad de Cornell en Nueva York
4
Profesor de la Universidad de California en Berkeley
su totalidad de monocultivos industriales con mano de obra precaria. Debido a esta
situación se creó la Mesa Redonda sobre Palma Aceitera Sustentable que busca
minimizar los costos al medio ambiente que posee la industria. Sin embargo en la
primera reunión participaron empresas como Unilever, Golden Hope Plantations Berhad
entre otras pero no representantes campesinos que son los primeros que sufren la
explotación.
Volviendo al plano geográfico, los países que en mejores condiciones están para
convertirse en productores de biocombustibles son los que tienen fuerte tradición
agrícola y no tienen grandes industrias… para decirlo de otra manera: el tercer mundo.
De esta manera se puede externalizar los costos de la producción. A la hora de producir
alimentos para exportar combustible hay que tener en cuenta que precisamente los
países del tercer mundo son los que mayor porcentaje de pobres tienen entre su
población. Para llenar un tanque de automóvil con 60 litros de etanol se necesita la
misma cantidad de granos que para alimentar a una persona durante 8 meses5. Sin
embargo el WBA (World Bioenergy Association) publicó en 2010 un artículo sobre la
potencialidad de los biocombustibles a nivel global y asegura que pueden satisfacer la
demanda mundial de energía. El artículo asegura que sólo el 0,19% de la superficie total
se dedica a la producción de biocombustibles, mientras que el 0,5% son tierras
agrícolas. Sin embargo es de remarcar que no aclara dónde deberían ser las mejores
zonas para instalar las plantaciones.
Aquí Latinoamérica corre el riego de recrear una división internacional del trabajo que
la favorezca poco o nada, en donde unos producen materias primas (con capitales
extranjeros) y otros las consumen. Hoy el riesgo es mayor por la desertificación
biológica que produce y el reemplazo de otros cultivos por otros más rentables. En
Argentina la Soja es un triste ejemplo: existen 18 millones de hectáreas sembradas que
tienen prácticamente a un único comprador: Asia. La cantidad de espacio para la
ganadería y otros cultivos de consumo interno se fue reemplazando rápidamente sin un
programa que permitiera mantener los precios internos y las rentabilidades de cada
producción. El único mecanismo que utilizó el gobierno nacional fue la política
arancelaria de subir el derecho de exportación y que fracasó por falta de consenso de la
población y por el voto definitorio del vicepresidente Julio Cobos.
5
Elizabeth Bravo. “Encendiendo el debate sobre Biocombustibles”. Editorial Capital Intelectual. Pág.14.
La posible alternativa latinoamericana