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Igor corre por unos pocos metros y cuando intenta

dar la vuelta a la esquina se encuentra con


Alexandra de frente.

- ¡Alexandra! – dice asustado y sorprendido.


- ¡Por favor Igor, necesito que me escuches! –
le suplica la vampira.
- ¡No!, ¡no quiero escucharte!, ¡no quiero nada
contigo! – grita Igor para luego iniciar
nuevamente su camino.
- Mi amor...por favor, tienes que escucharme,
¡te lo suplico! – dice Alexandra al
encontrarse con Igor de frente.
- ¿¡Por qué nunca me dijiste!? – replica
furioso - ¿¡acaso era tan complicado serme
sincera desde el principio!?
- Igor...¡tenía miedo! – responde.
- ¿¡Miedo de qué!?
- De que me rechazaras...yo te amo tanto…que no
podía imaginar que me alejaras de tu
lado…sería insoportable vivir separados…
- ¡Pero Alexandra!, ¡cuántas veces te mencioné
que siempre estuve al tanto de los vampiros!,
¿cómo nunca tuviste el valor de contarme la
verdad?
- No era tan fácil...siempre hay riesgos...
- ¿De qué?, ¡nunca te delataría!, ni siquiera
ahora lo haré, ¡lo que me molesta y apena no
es el hecho de que seas lo que eres, sino que
nunca tuviste la suficiente confianza en mi
para contármelo!
- ¡Igor, basta!, ¡me equivoqué y lo siento!,
¡no sabes cuánto! – Alexandra suelta unas
lágrimas pequeñas.
- No lo sé, Alexandra, hay muchas cosas que
necesito pensar en este momento, no sabría
darte una respuesta ahora, ¡estoy muy
dolido!...ahora si me disculpas, me voy...
- ¡Igor!, ¡por favor!, necesito contarte toda
mi verdad...la razón por la cual estoy aquí y
todo lo que he hecho en mi vida...
- ¿Sabes qué?...¡no me interesa ahora
escucharte!, quizás podrías estar manipulando
mi mente y yo no lo sabría...sólo tengo una
pregunta...
- ¿Cuál? – pregunta Alexandra.
- ¿Cómo es que eres tan buena actriz como para
aparentar ser tan humana?
- Eso es justamente de lo que quiero
hablarte...yo no soy como cualquier
vampiro...soy...un poco diferente...
- ¡No, no, no!, mejor no me digas nada ni te
hagas la víctima en este momento...necesito
irme para pensar...¡adiós!

Igor sigue su camino solo, dispuesto a no mirar


hacia atrás, aunque en su rostro hay una gran
tristeza y un poco de arrepentimiento por lo que
acaba de hacer, pero sabe que es lo correcto, por
ahora.
Alexandra grita de dolor y se tira al suelo
totalmente entristecida.

- ¡Igor!, ¡por favor vuelve! – dice llorando


desesperadamente...

Pero Igor no fue capaz de dar vuelta atrás, a


pesar de que se muere por ir a contener a la
persona que ama. Dobla en la siguiente esquina y
desaparece.

CAPÍTULO CATORCE: REVELACIÓN – PARTE 2

Han pasado algunos días desde que Igor se enteró


sobre la verdad de Alexandra y aún no ha querido
tener contacto con ella.

Ha pensado mucho las diversas situaciones que


vivió junto a ella y ahora comprende por qué
siempre actuó de manera extraña. En su mente hay
una gran contradicción sobre lo que debería hacer.
También ahora entiende por qué Giselle siempre le
advirtió acerca de Alexandra, quizás no sabiendo
lo que ella realmente era, pero si presintiendo
algo no muy bueno en ella.

Igor no sabe qué hacer, pues siente que ama a


Alexandra en lo más profundo de su ser, pero aún
así no puede entender por qué ella tuvo miedo de
contarle su verdad, cuando él siempre fue sincero
con ella en todo ámbito.

Está absorto en sus pensamientos, cuando de


pronto su madre golpea la puerta de su habitación.
- ¿Sí madre? – pregunta Igor con un grito.

Helena abre la puerta.

- Hijo, hoy es el cumpleaños de Steven,


acuérdate, vamos a saludarlo a su habitación,
todavía está durmiendo...
- ¡Bueno! – responde Igor.

Igor se levanta de su cama y se dirige junto a su


madre hacia la habitación de Steven. Sin embargo
grande es su estupefacción al darse cuenta que él
no se encuentra ahí.

- ¿Dónde habrá ido? – dice Helena – no lo


escuché salir en la mañana.
- Esto es un poco extraño, pero mira, aquí hay
una especie de nota en su escritorio.
- ¿A ver? – Helena la toma y la lee.

“Queridos madre y hermano: lamento haberme ido


sin avisarles, pero no quise preocuparlos ni
tampoco quise escuchar las advertencias de mamá
sobre lo que debería hacer o no. Esto es algo que
debo resolver por mi mismo, sin la ayuda o
consejo de nadie, pues mi identidad está en juego,
lo único que espero es que me comprendan y me
dejen estar unos días solo para meditar y
analizar lo que deseo y debo hacer con mi vida.
Quiero que sepan que estaré bien, apenas resuelva
esto estaré de vuelta con ustedes, con amor,
Steve.”
- ¿Por qué Steve hizo esto? – pregunta Igor.

- Él necesita tiempo, hijo...


- ¿Tiempo?, ¿para qué?
- Igor – Helena se coloca más seria – hay algo
que tú no sabes y llegó la hora de contarte...
- ¡Ay Dios!, las confesiones se han vuelto algo
muy recurrente en mi vida...
- Hijo, Steven es adoptado...
- ¿De verdad? – pregunta un sorprendido Igor.
- Algo así, lo que pasa es que es hijo de tu
padre...
- No entiendo, ¿es adoptado o no?
- Cuando tú eras muy pequeño yo y tu padre nos
separamos por un tiempo y el tuvo otra
relación, de la cual nació un hijo...
- ...y ese era Steve, ¿cierto?
- Sí, pero la mujer con la que tu padre tuvo a
Steve tenía muchos problemas y el asunto es
que luego él volvió con tu hermano y me pidió
si podía considerarlo como un hijo más...y yo
accedí.
- Entiendo...¡igual es muy sorprendente lo que
me estás contando!, pero quizás él decidió
irse por un tiempo, para aclarar su mente, no
podemos impedírselo, es lo mejor para él...
- Sí, me da mucha pena haberle contado recién
esta semana, siento que lo engañé toda la
vida, pero necesitaba saberlo...además la
mujer que es su verdadera madre estuvo aquí,
no es primera vez que me visita, y dejó una
caja que sólo puede abrir él a partir de este
día, cuando cumpliera 21 años...todo esto me
parece demasiado extraño, pero voy a esperar
que el tiempo pase para conversar bien con
él...
- Es lo mejor madre, sólo espero que sea
responsable y se cuide y resuelva lo que
necesite y vuelva...bueno, ahora me voy a
arreglar, que tengo muchas cosas que
hacer...¡todavía estoy en shock por la
revelación!
- Creo que debemos aprender a vivir sin
mentiras...
- Ojalá Alexandra escuchara tus palabras...
- ¿Qué paso con ella?
- Terminamos – dice Igor con tristeza.
- ¿Por qué?, si se veía tan adorable esa
muchacha...
- No lo entenderías madre...pero dejémoslo con
que no fue del todo sincera...
- Bien, hijo, eso es algo que tienen que
resolver ustedes...¡vaya a arreglarse!
- Bueno mamá, cualquier cosa que necesites
estoy dispuesto a ayudarte con mi hermano...
- ¡Gracias Igor!

Igor sale y se dirige a su habitación.


En la Casa Pastoral de Saint Honore se encuentra
Roberto leyendo muy concentrado, aprendiendo
sobre nuevas cosas acerca de los vampiros,
aprovechando que está solo, ya que su tío está en
asuntos eclesiásticos. El timbre suena y el sale
a contestar la puerta para saber quién es.

Abre la puerta y una mano lo toma del cuello y lo


golpea contra la pared.

- ¡Cómo te atreviste, maldito!

- ¡Eres tú! – dice Roberto sin poder hablar


mucho.
- Sí, ¿te sorprende? – le responde Alexandra.
- ¿Cómo sabes que vivo aquí?
- No es primera vez que pongo mis ojos sobre
alguien que odio...creo que en mis peores
tiempos lo hacía bastante...y no ha sido
difícil para mi rastrarte todos estos días y
descubrir que eres el sobrino del sacerdote
del pueblo...
- Eres bastante inteligente...¡suéltame!
- ¡No antes de que me respondas qué es lo que
estás buscando en este lugar!
- ¡Matar a todos los de la especie de tu amiga!,
¿acaso sabías con la clase de cosas que te
estabas juntando?
- ¿Si acaso sabía? – Alexandra ríe - ¡pues yo
también soy una de esas cosas!
- Pero mi anillo no me lo ha revelado...no ha
cambiado de color...
- Será que quizás soy otra especie...
- ...no me digas que tú eres una...
- ¡adivina, buen adivinador! – responde
Alexandra.
- ¿Híbrida? – responde con incredulidad.
- Así es...¡veo que sabes mucho!
- ¡Cómo no me di cuenta!
- ¿Cómo crees que he logrado mezclarme con la
gente durante tantos siglos?, soy de la clase
de vampiros más humanizados que existen,
aunque he tenido mis tiempos oscuros...pero
no quiero discutir esas cosas contigo,
¡respóndeme!, ¿qué andas buscando aquí?
- Matarlos a todos ustedes...limpiar este
planeta de los demonios en el nombre de mi
Señor, Jesucristo...
- Mi vida no ha sido fácil...
- ¡Eso no me importa ahora! – dice Roberto.
- Yo, he estado condenada a ver a cada persona
que amo morir y tu has agrandado ese
dolor...ser una híbrida no es algo simple de
llevar, no conocí a mi padre y mi madre murió
cuando yo era muy joven, al igual que mis
abuelos...

Prusia / 1758

En la habitación principal de una gran casa se


encuentra Anne Douchelle, quien está dando a luz.
Con ella se encuentra el médico de la familia,
mientras sus padres y su esposo esperan en la
sala de estar.

- Anne, ¡resiste! – le dice el médico.


- ¡No puedo!, estoy debilitándome poco a poco...
- ¡Ya va a nacer!

Afuera de la habitación el ambiente está tenso.

- ¡¿Qué diablos está sucediendo con mi hija?! –


pregunta Joseph.
- No lo sé, debemos rezar – responde su esposa.
- ¡Ella se está muriendo! – dice Joseph, luego
se acerca a Hanz - ¡todo esto es por tu
culpa!, y por tu bien, espero que no pase
nada con Anne.
- Yo no sabía que su hija tenía problemas,
señor, ella nunca me lo dijo – responde Hanz.

La puerta de la habitación principal se abre y es


el médico.

- Felicitaciones, ha nacido una hermosa


niña...sin embargo, la señorita Anne está un
poco débil y necesita mucho cuidado durante
algunos días...
- ¡Yo lo haré! – dice Louise, su madre.
- ¡No!, yo la cuidaré – responde Hanz - ¿puedo
entrar a verla, doctor?
- Sí, pero trate, señor Hanz, que no se agite
demasiado, recuerde que su estado no es muy
bueno.
- Ten cuidado con lo que vas a hacer con ella –
dice Joseph murmurando al oído de Hanz.
- Sé muy bien lo que haré – responde Hanz.

Hanz entra a la habitación y cierra las puertas,


se dirige donde Anne.

- Mi amor...te presento a nuestra...


- ...hija...ya lo sé... – dice Hanz.
- No...no me siento bien...pero he pensado en
un nombre para la niña...
- ¿Cuál?
- Alexandra...¿te...te parece? – dice Anne.
- Sí...
- ¿Qué te sucede?, no...pareces muy feliz...
- Escúchame, Anne, siento mucho lo que va a
pasar...pero es algo que debo hacer...
- No entiendo...¿qué sucede?

Hanz acomoda la cabeza de Anne y la mira


fijamente a los ojos.

- Anne, tú desde este momento vas a olvidar que


me conociste, que nos casamos y cada una de
las cosas que vivimos juntos. Vas a criar a
Alexandra sola con la ayuda de tus padres.
Cuando te pregunten vas a responder que la
hija que llevas en tus brazos es de un
oficial del ejército llamado Hanz Friedrich
el cual murió hace algunos
meses...¿entendido?
- Entendido – responde Anne hipnotizada.
Hanz corta su mano y la sangre que gotea se la da
de beber a Anne, con esto logrará que su
recuperación sea más rápida.

- Lo siento, amor, pero no tengo otra


alternativa, soy yo o tu familia – la besa en
la boca antes de irse.

Hanz hace el mismo ejercicio con los padres de


Anne, quienes tampoco recordarán la existencia de
él y se dedicarán a cuidar a su nieta junto a su
hija.

Hanz se va rápidamente y para siempre de la vida


de la familia Douchelle.

Saint Honore / 2010

La escena vuelve a centrarse en la actualidad con


Roberto y Alexandra.

- Eres bastante ingenuo si crees que tu Señor


te ayudará...además te aviso que nunca
lograrás exterminarme...pero el que hayas
asesinado a mi mejor amiga no te lo
perdonaré...
- ¡Te lo mereces!, por asesina...
- ¡Basta! – Alexandra saca a relucir sus
colmillos y con fuerza muerde el cuello de
Roberto.

El muchacho grita del dolor.

- ¡Suéltame! – suplica Roberto.


- Esto sólo es una advertencia de lo que podría
llegar a pasarte si sigues metiéndote
conmigo...entiende, aunque tengas mil estacas
y armas para atacarme, jamás podrás
conmigo...ahora me voy...ya sabes...aléjate o
cada una de las personas que amas van a ir
desapareciendo y cuando ya no tengas a nadie
más a quien recurrir, vendré por ti y te
mataré – murmura Alexandra con una cara de
odio que nunca mostró antes.

Alexandra lo suelta y lo tira al piso, luego se


va.

En el trabajo, Igor está un poco malhumorado y


sabe que se debe a Alexandra.

Giselle pasa por su oficina y se da cuenta y


entra para conversar con él.

- ¿Estás bien? – pregunta Giselle.

- La verdad es que no – responde Igor.


- ¿Qué sucede?
- Es...Alexandra...
- ¿Pasó algo entre ustedes dos?
- Terminamos...
- ¿Cómo? – pregunta Giselle, con un poco de
alegría que intenta disimular.
- No me ha sido sincera del todo, y creo que yo
sí lo fui y me sentí un poco traicionado por
eso...
- Igor, siempre te dije que ella no era una
persona muy confiable...mi instinto de mujer
nunca falla.
- Ahora me arrepiento de no haberte hecho
caso...me he acordado mucho de ti en estos
días...
- ¡Tengo una idea!, ¿por qué no salimos un día
a divertirnos por ahí para que olvides estos
malos momentos?
- No lo sé, Giselle.
- ¡Vamos!, como amigos solamente, quiero que te
sientas mejor...

Igor piensa un momento.

- ¡Bueno!, salir y distraerme me hará bien.

- ¡Qué bueno!, más tarde nos ponemos de acuerdo,


ahora tengo que ir a entrevistar a unas
personas...¡nos vemos, Igor!, y arriba el
ánimo...
- ¡Gracias! – responde Igor con alegría.

Amelia está escuchando música en su habitación y


no se da cuenta que el timbre de su casa suena.
Su padre que está más cerca de la puerta va y la
abre.

- ¿Sí? – pregunta Leonard.

- Buenos días señor – es Máximo.


- ¿Qué deseas muchacho?
- No nos conocemos, me llamo Máximo y soy amigo
de Amelia, ¿ella se encuentra?
- Sí, está en su habitación, ¿quieres pasar
mientras esperas?
- Me encantaría.
- Adelante, disculpa que esté un poco
desordenado, estoy justo viendo unas cosas de
mi trabajo...
- No se preocupe señor, yo esperaré aquí.

Leonard sube a buscar a Amelia, luego de un


momento bajan los dos.

- Ofrécele algo a tu amigo, hija – dice Leonard


a Amelia.

- Sí papá – responde.
- No se preocupe, señor, estoy bien así – dice
Máximo.
- Bien, yo voy a ir al estudio a revisar unos
libros, con permiso.
- Adelante, fue un gusto conocerlo – dice
Máximo.
- ¿Y tú tan amable que estás? – pregunta Amelia.
- Algunas veces tengo que serlo, para que veas
que también puedo tener esa parte de mi
personalidad muchas veces escondida...
- ¿A qué vienes?
- ¿Y por qué la pregunta?
- Porque Máximo Salvioli siempre tiene algo
planeado...
- Vaya, ya estás empezando a conocerme...me
gusta eso.
- ¿Y?
- Bueno, vine porque quería verte, y en segundo
lugar necesito que me acompañes a un lugar...
- ¿Dónde?
- Sólo acompáñame, ¿si?, es algo que nos va a
beneficiar a los dos...
- Está bien, algunas veces eres imposible de
rechazar...
- ¡Gracias! – dice Máximo.
- Bueno, espérame un momento, voy a terminar de
arreglarme y bajo para que nos vayamos...
- Está bien, preciosa, esperaré, pero más te
vale que no te demores, pues hay sangre
fresca en la casa y no respondo de mi...
- ¡Créeme que he tenido que aprender a
acostumbrarme! – dice al subir las escaleras.

En Queen’s Harbor, un pueblo cercano a Saint


Honore, se encuentra Steven en una habitación de
un pequeño hotel. Está sentado en la cama y con
la caja a un lado de él, la cual observa con
detenimiento.

Él acerca un poco la caja hacia sus manos y


comienza a tocarla. La recorre por todo el
contorno hasta llegar a la piedra preciosa que se
encuentra en el centro.

Intenta abrirla sin resultados positivos hasta


que con su pulgar izquierdo toca el centro donde
se encuentra ese cristal y siente una extraña,
pero fuerte energía la cual le permite abrir la
caja.

Observa y lo primero que encuentra es una carta,


y en segundo lugar encuentra un anillo muy
anticuado, pero bonito, con una inscripción en él
que tiene una forma no muy definida.

Toma la carta, la abre y comienza a leerla. En su


rostro se puede apreciar un gran gesto de
sorpresa.

FIN DE CAPÍTULO

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