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- LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
Entre 1780 y 1860 Gran Bretaña experimentó una transformación radical de su economía y de
su organización social, que se conoce como Revolución Industrial.
Significó el paso de una economía agraria a otra industrializada. Además, consolidó un nuevo
sistema económico, el capitalismo, fundamentado sobre los principios teóricos del liberalismo.
Como consecuencia de las duras condiciones laborales que el sistema capitalista impuso a los
obreros, la mayoría de la población no mejoró su nivel de vida.
La revolución agrícola
Las tres innovaciones agrarias más importantes, y que consiguieron aumentar la producción
que permitió la supervivencia de una población en rápido crecimiento, fueron las siguientes.
Cambios en el sistema de cultivo con la introducción del Norfolk, que combinaba la siembra de
cereales con plantas forrajeras, permitió suprimir el barbecho que dejaba un tercio de la tierra
sin producir, a la vez que el cultivo de nabos, tréboles o alfalfa permitieron fijar el nitrógeno al
suelo y aumentar la producción de forraje para dar de comer al ganado.
El aumento de la población
El aumento de la oferta de alimentos desde mediados del siglo XVIII hizo posible un elevado
crecimiento demográfico. La población, mejor alimentada, tuvo mayor resistencia a las
enfermedades y epidemias.
Este crecimiento fue resultado de cambios en la natalidad y mortalidad. Durante el siglo XVIII
aumentó la natalidad debido al descenso en la edad de matrimonio y del número de célibes
por la mejora de la situación económica. En la segunda mitad del siglo XIX disminuyó la
natalidad debido a la disminución de la mortalidad infantil y de un deseo de controlar el
número de hijos.
La reducción de la tasa de mortalidad se debió, en principio, a una mejor alimentación y
algunos avances médicos e higiénicos.
Así mismo, la esperanza de vida creció situándose en Gran Bretaña, a finales del siglo XIX, en
unos 50 años.
La industria algodonera
Fue el sector emblemático de la R.I. En esta época empezó a sustituirse el tejido de lana, que
era lo tradicional, por el de algodón que era suave, de fácil lavado y que , producido en
grandes cantidades resultaba económico.
Hasta el siglo XVIII los tejidos de algodón se importaban de la India, pero con la prohibición de
la entrada en Gran Bretaña de las indianas, la industria textil británica conoció una expansión
sin precedentes. Con la importación de materia prima barata ( algodón en rama) desde la India
y Estados Unidos ( colonias británicas) y la aplicación de sencillos inventos como la lanzadera
volante, la productividad creció considerablemente.
El carbón y el hierro
Otras industrias que también se desarrollaron en esta época fueron la industria química y la
metalurgia. La química asociada a la industria textil que precisaba ingentes cantidades de
tintes y blanqueadores. La industria metalúrgica, asociada a la difusión de la mecanización .
Con el fin de poder trasladar la materia prima y los productos, en Gran Bretaña se mejoraron
los caminos y se construyeron canales para facilitar la navegación fluvial. Pero fue el ferrocarril
el que supuso una verdadera revolución en el transporte, gracias a su rapidez, su enorme
capacidad de carga, menor coste por unidad transportada y mayor seguridad.
Por su parte, Robert Fulton aplicó la máquina de vapor a los barcos, que hasta entonces se
movían gracias a la fuerza del viento.
La mejora de las infraestructuras y el transporte hizo posible el paso hacia una economía de
mercado. El impulso inicial vino de la mano del mercado exterior. Pero el cambio de mayor
calado fue el desarrollo del mercado interior. Su consolidación se consiguió gracias al
crecimiento de la población que procuraba mayor número de consumidores, el aumento de la
capacidad adquisitiva del campesinado, la especialización de los productos y la mejora de los
transportes. Así, se pasó de un mercado de ámbito local o comarcal a otro de ámbito nacional.
La industrialización del continente
A finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, la industrialización se extendió por el continente
europeo, aunque no en todos los países fue igual dicho proceso. Fuera de Europa, se extendió
a EE.UU. y a Japón.
En la Europa meridional, el crecimiento fue tardío y lento. En Italia y España coexistían áreas
fuertemente industrializadas ( Cataluña. Piamonte…) con regiones de economía rural. Esto fue
así por la falta de una reforma agrícola.
Liberalismo económico
Los pensadores británicos que elaboraron los principios del liberalismo económico fueron :
Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y John Stuart Mill.
Adam Smith consideraba que la búsqueda del interés propio era el motor del desarrollo
económico. Éste tenía la teoría de la oferta y la demanda que eran las que equilibraban los
intereses contrapuestos, mediante los precios, en el mercado. Además defendía la no
intervención del Estado en economía para que no obstaculizase el crecimiento económico.
David Ricardo decía que, al ser el trabajo una mercancía y muy abundante, los salarios no
crecerían por encima del nivel de subsistencia.
Además, es un sistema que tiene como objetivo la búsqueda del máximo beneficio que sólo se
puede conseguir reduciendo los costes de dos maneras: adoptando técnicas más avanzadas o
bajando los salarios a los trabajadores.
Los desajustes entre la oferta y la demanda provocan crisis periódicas que se corrigen
ajustando los costes ( salarios) o la producción ( oferta). En estas crisis, los productos no se
venden, los precios caen, los beneficios bajan, las empresas cierran y el paro aumenta.
Proteccionismo y librecambio
El rápido crecimiento de las ciudades originó una fuerte segregación social por barrios. La
burguesía edificó nuevos barrios residenciales donde la suciedad y la contaminación industrial
eran muy pequeñas. Tenían muchos servicios como iluminación o alcantarillado. Las grandes
avenidas articulaban estos barrios. Los barrios obreros crecieron rápidamente y sin
planificación. Las calles no estaban pavimentadas, con lo cual se llenaban de barro si llovía, lo
había alcantarillado ni servicio de recogida de basuras, ni agua corriente ni baños individuales.
En medio de estas dos clases, apareció lo que se denomina clase media, cuyo rasgo común es
que no ejercían un trabajo manual. Eran profesionales liberales, técnicos e ingenieros,
empleados de comercio, funcionarios, trabajadores especializados, militares de alta
graduación y empleados de banca.
Las mujeres en la sociedad industrial
La sociedad industrial consolidó una clara diferenciación social por géneros. La esfera pública
quedó reservada a los varones, mientras que las mujeres quedaron relegadas a la esfera
doméstica.
Las mujeres estaban sometidas al hombre ( marido, padre…), tenía la obligación de obedecerle
y necesitaba su permiso para cualquier acto legal. Además, carecían de derechos políticos.
En general, las mujeres debían atender sus casas y a los hijos. En el caso de las campesinas y
obreras, además debían trabajar durante jornadas de entre 10 y 12 horas, por lo cual cobraban
menos que sus compañeros varones. La educación recibida por las mujeres era mucho más
reducida que la de los hombres, y eso en el caso de la burguesía y aristocracia que eran la
clases que se podía permitir educar a sus hijos.