Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
“(...) Para la iniciación se atan las manos detrás de la espalda, a la altura de los
riñones, después se ata la cuerda alrededor del cuello formando una traílla que
pende delante de la garganta. ( Así los brazos forman un triángulo sobre la
espalda). Cuando el iniciado se arrodilla ante el altar la traílla se ata a una
anilla fijada en el altar. Un pequeño cordón se ata a modo de jarretera en la
pierna izquierda del iniciado, sobre la rodilla, con el cabo vuelto. Otro cordón
se ata alrededor de la pantorrilla derecha, con el cabo vuelto para no
perjudicar el desplazamiento. Estos cordones se usan para atar firmemente al
iniciado cuando se arrodilla ante el altar y deben ser lo suficientemente largos
para servir a este uso. Las rodillas también deben ser atadas. Esto debe
realizarse con precaución. Si el aspirante se queja a causa del dolor deben
aflojarse un poco las ataduras.
Por supuesto no todas las iniciaciones son así, ni para entrar entrar en trance
hace falta ya cortarnos el fujo sanguíneo, pero se trata de elementos
1
tradicionales que fueron usados durante mucho tiempo y que en su contexto
no tienen nada de reprochable.
Trabajos de atracción
2
Trabajos de contención.
Se usa un cordón de lana de color, de unos dos pies de longitud. Para preparar
un cordón durante la fase lunar adecuada, encienda su vela de la Diosa y
siéntese ante su altar o mesa de trabajo, o salga al aire libre. Invoque el
aspecto de la Diosa que desea conservar en el cordón.
Diga :
Se precisa una cuerda de nueve pies de longitud ( tres veces tres, el número
mágico por excelencia), de color rojo (color de la sangre y la fuerza vital). Es
mejor fabricarla con tres trozos de seda roja, aunque también sirven la lana o
el nylon (siempre es mejor la fibra natural). Se trenzarán los tres trozos
concentrando toda la energía en el proceso, para que llegue a ser parte de ti.
Una vez trenzada la cuerda, es necesario consagrarla.
Para almacenar una energía concreta ( la de una hora especial, fase lunar, día
de la semana, etc.) el proceso a seguir es el siguiente :
4
nueve, pronunciando estas palabras a medida que hacemos cada nudo
( siguiendo el diagrama):
Trabajos de liberación
5
Serian la inversión del ejemplo de las cuerdas de contención para el trabajo
con uno mismo. En un determinado momento uno puede sentirse atrapado,
agobiado, impotente, literalmente “como si lo hubieran atado de pies y
manos”, o bien sentirse ligado a algo o alguien que se está sirviendo de este
vínculo para abusar de uno. En algunas ocasiones perpetuamos estos absurdos
y destructivos ligamentos y vínculos hasta que la sensación se hace
insoportable. El trabajo con las cuerdas puede abreviar el proceso, darnos la
fuerza ( o mejor dicho, la conciencia de la fuerza que ya tenemos) para cortar
netamente sin temor ni culpa con estos vínculos opresivos. En esta ocasión es
recomendable el trabajo físico directo, dentro de un espacio ritual. Tomaremos
“cuerdas” débiles, tales como hilos de coser, o bien algún cordón que pueda
anudarse y desanudarse ( ¡ sobretodo nada de hilo de pesca ! ) y lo
enredaremos o anudaremos entorno a nuestras muñecas o cuello, ni
demasiado fuerte ni demasiado flojo, de manera que nuestra movilidad quede
reducida. A veces es un poco difícil hacerlo solo, pero es preferible a que
alguien nos ate, a no ser que encontremos a alguien que durante el rito pueda
asumir un rol impersonal y nosotros reconozcamos ese rol. Una vez atados
sentiremos la indignación por nuestra impotencia, indignación que puede ser
azuzada por nuestro impersonal compañero/a de rito, y dejaremos que este
sentimiento crezca hasta sentir la necesidad de romper estas cuerdas o
deshacer las ataduras; es importante que nadie nos ayude en esta tarea. Así
haremos fuerza con las manos, morderemos el nudo, etc. hasta que, después
de la “batalla”, nos veamos libres de nuevo, si el nudo era peleón no quedará
ni sombra de una posible culpabilidad, y algo que también es importante es
que habremos sido liberados por nuestra propia mano. Una vez libres, nuestro
compañero/a debe abandonar su rol impersonal, y para dejarlo todo limpio, le
agradeceremos su colaboración, por ejemplo, compartiendo con él la bendición
del agua/vino y las tortas.
Hemos hablado ya del uso simbólico de la cinta en los rituales de unión de una
pareja, y cómo las alianzas, pulseras, collares, etc. pueden cumplir la misma
función, extensible a cualquier pacto entre dos individuos o más, siempre de
acuerdo con la voluntad de cada uno de ellos; no hace falta casarse para
establecer un vínculo o compromiso con nuestra pareja, una amistad, un
familiar o un grupo, como tampoco hace falta privarse de sellarlo ritualmente.
6
1) Magia gitana amorosa, Raymond Buckland.
(...) El hechizo se hace con una cinta roja de casi un metro. La mujer ata el
primer nudo, el marido el segundo, la mujer el tercero, y así sucesivamente.
Mientras realizan el primer nudo en el centro de la cinta, dicen los dos: “ Con
este primer nudo damos comienzo a nuestro matrimonio” (...)
(...) “ Con este noveno nudo vamos a ser una sola cosa”.