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El valor de un color puede a su vez ser variado y controlado por las mezclas que él mismo
sufra, sea con blanco, negro, grises y sus complementarios, en este caso no sólo varía su
valor sino a la vez su saturación, dado que la mezcla quebranta el color, neutralizándolo y
haciéndole perder su pureza.

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Grados de claridad u oscuridad que existen entre dos extremos de valor, por ejemplo,
blanco y negro. El valor pone de manifiesto un mayor o menor grado de la posibilidad
lumínica, ligada ésta siempre a la claridad u oscuridad del mismo. El valor no es condición
única de los grises que resultan de la mezcla de blanco y negro, sino de toda aquella
superficie que refleje más o menos luz.

Así el color puro tiene un valor que es intrínseco, dependiendo siempre de su grado de
claridad, teniendo en consecuencia una ubicación con respecto a la escala de valores; de
esto resulta que el amarillo es más claro que el violeta y el rojo anaranjado, tanto como el
azul verde se encuentran en el centro de estos extremos.

 

Es la dualidad entre luz y sombra, así como los infinitos matices que entre ellas existan,
cuando se utiliza este recurso contribuye a una mayor expresividad, fuerza plástica y
naturalismo en la representación de figuras en una composición

  

Es el orden de los gradientes que se encuentran entre los extremos máximos. En este caso
se refiere sólo a variaciones crecientes o decrecientes de claridad, ubicadas entre polos de
claridad u oscuridad


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El   (en muchas ocasiones italiano, chiaroscuro) es una técnica artística (en
pintura, dibujo y grabado) consistente en el uso de contrastes fuertes entre los volúmenes
iluminados y los ensombrecidos del cuadro para destacar más efectivamente algunos
elementos. Desarrollada inicialmente por los pintores flamencos e italianos del
cinquecento, la técnica alcanzaría su madurez en el barroco, en especial con Caravaggio,
dando lugar al estilo llamado tenebrismo.

El término italiano chiaroscuro, aunque significa aparentemente lo mismo, es empleado


más específicamente para una técnica de grabado en xilografía, que por medio de
planchas complementarias da colores a las imágenes, como si fuesen pintadas a la
acuarela. El primer uso conocido del término, con este significado, se atribuye al grabador
italiano Ugo da Carpi, quien habría tomado la idea de composiciones de origen alemán o
flamenco. En los grabados de Da Carpi, el efecto del claroscuro destaca una figura central
iluminada por una fuente de luz normalmente ausente del plano del cuadro; sin embargo,
las áreas oscuras no están tan acentuadas como llegarían a verse en la obra de los
principales difusores del chiaroscuro, Caravaggio y Giovanni Baglione.

La técnica se impondría también entre los manieristas, siendo ejemplos de este uso la
Última Cena de Tintoretto o su Retrato de dos hombres, que presagia las composiciones de
Rembrandt. El pintor holandés ha sido uno de los más conspicuos practicantes del
claroscuro, utilizando la luz en su composición para destacar sólo su objeto específico.

    


     



La    es un proceso utilizado para dar la sensación de movimiento a imágenes o
dibujos. Para realizar animación existen numerosas técnicas que van más allá de los
familiares dibujos animados. Los cuadros se pueden generar dibujando, pintando, o
fotografiando los minúsculos cambios hechos repetidamente a un modelo de la realidad o
a un modelo tridimensional virtual; también es posible animar objetos de la realidad y
actores.

Concebir una animación tiende a ser un trabajo muy intensivo y tedioso. Por esto la mayor
parte de la producción proviene de compañías de animación que se han encargado de
organizar esta labor. Aun así existe la animación de autor (que tiene relación con la
animación independiente), en general más cercana a las artes plásticas. Ésta surge del
trabajo personal de uno o de unos pocos artistas. Algunos se valen de las nuevas
tecnologías para simplificar la tarea. Se comienza el proceso de animación al hacer un
modelo del personaje o la cosa que se va a animar. Este modelo puede ser un dibujo, o
puede ser también en plastilina.

    
   

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En toda forma iluminada se pueden distinguir diferentes zonas de luces y de sombras. En el


dibujo se resuelve su representación aplicando los diferentes valores de las escalas
cromáticas y acromáticas, según se trate de dibujos en color o en blanco y negro. Por esta
razón, el aplicar correctamente las luces y las sombras en un dibujo recibe el nombre de
valorar o entonar.

Generalmente, sobre el cuerpo a representar se encuentran las zonas de luces y sombras


siguientes:

ͻ La     que corresponde a la superficie que recibe la luz directamente.

ͻ La  , que es una zona contigua a la anterior, que al recibir los rayos luminosos
de forma amortiguada presenta una sombra clara.

ͻ La   del cuerpo, que es en donde se registra la máxima oscuridad del


mismo.

ͻ En algunos casos aparece el , que es una pequeña extensión cercana al contorno
del cuerpo y débilmente iluminada por los rayos que reflejan las superficies próximas a él.
ͻ La , que es la que proyecta el propio objeto sobre los cuerpos o las
superficies adyacentes.

Se puede valorar o entonar un dibujo utilizando cualquiera de los signos gráficos, desde el
punto hasta las texturas, pasando por la línea, la mancha, etc. Cada uno de estos
elementos proporcionará a la obra una expresividad particular y es el autor el que debe
decidir a cuál recurrir en función de su intencionalidad plástica.

Para llegar a dominar la técnica de entonación de un dibujo es muy conveniente dibujar


varias veces un mismo objeto aplicándole el claroscuro mediante la utilización de puntos,
manchas, texturas, etc

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