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Importancia estratégica de los recursos naturales.

Desde que acabo la guerra fría, analistas políticos de todas las orientaciones tratan de descubrir cuál va a ser el
conflicto central definitorio del nuevo entorno internacional, o lo que Thomas Friedman, en The New York
Times, llama la “Gran Cuestión”.
Samuel Huntington, postula que la dinámica de la seguridad planetaria estará regida por el “Choque de las
civilizaciones”. Robert Kaplan plantea un panorama de la Tierra agobiada por superpoblación y la anarquía.
Fridman, por su parte, ha propugnado que la globalización económica anuncia ser el rasgo predominante en
todo el mundo, explica bastante bien la tendencia económicista que se observa actualmente en las asuntos
internacionales, postula que las principales disputas son sobre los recursos, y estas se resolverán a través de
los mecanismos del mercado, pasando por alto la realidad de que muchas veces los Gobiernos han acudido a
las armas para lo que ellos consideran “intereses nacionales vitales” entre los que figuran los abastecimientos
de petróleo y agua potable.
No es posible explicar la dinámica mundial de las cuestiones de seguridad sin admitir la importancia crucial
de la competencia por los recursos. En casi todos los países del mundo, el designio de proteger las materias
esenciales se ha convertido en rasgo primordial de a planificación nacional de seguridad.
Los recursos naturales han pasado a ser tan importante por que la adopción de una política de seguridad
econocentrica conduce casi invariablemente a valorar soberanamente la protección de los recursos. La
desaparición casi completa de los conflictos ideológicos en el mundo contemporáneo también ha contribuido
a situar en un lugar central a los recursos naturales, es decir, que la búsqueda y la protección de las materias
primas críticas se contempla como una de las funciones primordiales de seguridad que tiene a su cargo el
Estado.
La demanda insaciable.
La demanda mundial de muchas materias claves esta creciendo a un ritmo insostenible. A medida que
aumenta la población humana, las sociedades necesita más de todo (alimentos, agua, energía, madera,
minerales, fibras, y un largo etcétera) para satisfacer las necesidades materiales básicas de los individuos que
las componen. Aunque algunos países consumen más que otros –Estados Unidos requiere para su propio uso
un 30 % de todas las materias primas consumidas por la humanidad en cualquier año dado-, también es cierto
que todas las sociedades están aumentando su utilización de las materias básicas. En buena medida, uno de los
factores que más empujan el aumento de la demanda es el espectacular crecimiento demográfico. Solo en 50
años, la población mundial ha aumentado en más de 3.000 millones de habitantes. De 2.600 millones que
éramos en 1950 hemos pasado a poco más de 6.000 millones en 1999. Este aumento de la población
naturalmente acarrea mayores demandas de alimentos, vestido, vivienda, y demás necesidades vitales básicas.
Hay que agregar a esto el aumento de la industrialización, y el nivel adquisitivo o de riqueza personal a
escala mundial, que potencia un apetito insaciable de energía, de automóviles particulares, de materiales de
construcción, de enceres domésticos y de otros artículos cuya producción implica un intenso consumo de
recursos. Entre 1950 y 1999 el producto bruto mundial aumentó en unos 583%, aproximadamente de 6
billones a 41 billones de dólares Estadounidenses. Aunque muchos siguen atrapados en la pobreza, muchos
otros pueden acceder a bienes que antes eran inaccesibles. La tenencia de automóviles particulares, por
ejemplo, pasó de unos 53 millones de coches en 1950 a una cifra estimada de 520 millones en 1999.
Teniendo en cuenta el consumo y población mundial que se pueden seguir analizando con muchos datos
estadísticos, creemos que es estratégico tener en cuenta en los países los recursos naturales, a estos hay que
protegerlos y desarrollarlos para no ser victima de las potencias dominantes del mundo. Para esto la política
debe reposar sobre una base real y no mítica. Hay que tomar un concepto de recursos natrales de construcción
social por su dinámica fuertemente política. Por esto es fundamental la evaluación estratégica de los recursos
de un país.
Las características físico-geográficas de la República Argentina muestra una extraordinaria diversidad
climática, geológica, morfogenética, hidrográfica y biótica, junto a un mosaica edáfico singular. Dicha geo-
diversidad ha contribuido a construir una serie de ecosistemas de naturaleza variada, cada una con su ritmo
propio de evolución que en definitiva generan un territorio complejo.
Podemos considerar que argentina es un país medianamente bien provisto de recursos naturales con
potencialidades y restricciones. Una política integral e inteligente de mover estos recursos potenciales no pude
desconocer el significado de distintas áreas y limitaciones.

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