Sei sulla pagina 1di 4

Objetivos:

 Ofrecer situaciones para construir sentimiento de pertenencia social, institucional


que posibiliten acuerdos mutuos y solidarios para la convivencia dentro de la
escuela y con al comunidad.
 Crear un clima institucional armonioso para el mejoramiento de los vínculos y el
aprendizaje con límites suaves que posibiliten.

Adolescentes no quieren estudiar


L a entrada a la adolescencia supone un cambio de actitud en el estudio. Existe una
relación directa entre esta etapa de desarrollo y el rendimiento escolar. Se reduce la
curiosidad intelectual. Le interesan pocas cosas y esas cosas están por fuera de los libros. A
duras penas pregunta algo relacionado con el estudio.
En lugar de destacarse en el colegio, prefiere destacarse por otras cosas: montar en moto,
vestirse a la moda, estar al día en las telenovelas. Se pasa mucho tiempo sin hacer nada,
como cansado de la vida. Las dificultades que surgen lo desaniman y empezar algo le
cuesta demasiado.
"¡Estudiar es harto!", "los profesores me la tienen montada", "los compañeros me caen
mal". Sale con cara de aburrido y evita hablar de lo que le ocurre. Sólo lo hace para
quejarse de algo que le molesta.

Es un cambio radical, pero ¿cuáles son las causas? El adolescente suele ser un estudiante en
crisis porque esta etapa es problemática. Está en un proceso de autoafirmación, de
conocimiento de sí, de cambio. Es una crisis de crecimiento indispensable para pasar de la
niñez a la edad adulta y consolidar su estructura física y psíquica.

El estudio pasa a segundo plano, los motivos para estudiar han cambiado. Ya no le sirven
los de antes, entonces hay que buscar nuevos incentivos, pero especialmente aprender a
motivarse a sí mismo.

El adolescente suele ser impaciente (quiere todo aquí y ahora), cómodo (busca lo fácil,
huye del esfuerzo), de moral frágil (se desanima ante las dificultades), perezoso (aplaza las
tareas, las deja sin acabar) y anárquico (se niega a seguir planes y horarios). Todo esto se
opone al trabajo bien hecho.

Es poco dócil ante las indicaciones, se muestra autosuficiente como un mecanismo de


defensa ante su propia inseguridad.

El bajo rendimiento genera un nuevo conflicto: las peleas con los papás y las amenazas de
castigo.
Hay que actuar con cariño, autoridad, comprensión y exigencia para que la crisis pase sin
dejar huella.
Conozca los síntomas propios de esta edad para que no lo sorprendan: tendencia a estudiar
sólo para el examen, estudio apresurado, poco esfuerzo...

Aproveche para fomentar gustos y aficiones que luego servirán de punto de apoyo para
exigir en otras áreas: "Te compramos el quemador de CDs, pero tú te comprometes a no
usarlo sin haber hecho las tareas". Demuestre interés por las actividades del colegio y hable
más con los profesores para conocer la situación del hijo. Identifique cuál es el problema: si
es que no entiende lo que estudia, si no dedica suficiente tiempo, si el problema es afectivo,
si el método no es adecuado. Cada caso tiene una solución.
Los jóvenes no quieren estudiar
Es duro ver cómo los jóvenes se retiran del colegio porque no quieren estudiar. En
los exámenes muchos no escriben nada. Mirando estos exámenes en blanco, la
pregunta es ¿qué futuro les espera?, si ya llegan a sexto sin ganas de hacer nada.
Estos exámenes son peores que los del año pasado, y seguro que mejores que
los del año que viene.

Esta reflexión es desoladora. Y lo peor es que no hay duda sobre ella. Y eso que
no se ha hablado de la falta de respeto hacia el profesorado, del comportamiento
de los padres cuando son informados sobre la actitud de sus hijos. El panorama
escolar no puede ser peor. ¿La culpa? Ciertamente no es del actual Gobierno, que
está buscando infructuosamente un plan de estudios, como lo han hecho sin éxito
todos los gobiernos anteriores. Blair dijo que el resurgimiento de Gran Bretaña se
basaba en tres puntos: "Educación, educación y educación." Sería importante
aplicar aquí su fórmula.

Adolescentes en la escuela
del siglo XXI
Cuando un adolescente no quiere estudiar, muchas veces se atribuyen las
dificultades a la escuela, a los programas perimidos, a los contenidos
desactualizados, a los profesores con falta de capacitación, etc. Si bien algo de
esto es cierto, no lo es todo.
Se muestra apático.
El entorno que rodea al joven y su ámbito familiar es de una importancia
fundamental e influye directamente. A veces se lo subestima “¡pero mira las notas
que sacaste, eres un inútil!”, “¡eres un vago, nunca estudias!”,“¡hay que ser burro
para no aprobar esa materia!", sin detenerse a pensar cuáles pueden ser las
causas por tanto desinterés en el estudio o en la escuela. El bajo rendimiento
escolar no siempre es responsabilidad exclusiva del joven, a veces está expuesto
a conflictos del medio familiar, problemas con los hermanos, con los padres, falta
de comunicación, la separación o el malestar entre los padres, las crisis
económicas y/o laborales, enfermedades graves etc. Son situaciones que lo
afectan, lo tensionan, y sufre en soledad la inestabilidad emocional que perturba
su rendimiento, su carencia de disposición para el estudio u otras actividades, su
falta de concentración y dedicación. Se encuentra en un atolladero y las conductas
erráticas suelen ser actuaciones de su padecimiento. El adolescente es frágil
aunque aparente ser lo contrario. Un adolescente que va a la escuela y encuentra
allí un grupo de pertenencia, compañeros, grupo de amigos, docentes de quienes
siente que tiene cosas para aprender, que le transmiten valores y conocimientos,
encuentra allí espacios de identificación, donde poder hacer lazo. Ir a la escuela
es una motivación cotidiana a pesar de sus quejas. Cuando tiene dificultad para
relacionarse con pares, por su inhabilidad para socializar, porque es vulnerable a
los comentarios y se siente rechazado, la escuela representa un lugar hostil y
amenazante. La adolescencia es la edad de todos los posibles. También es la
edad de todos los desafíos, de los impulsos, de asumir riesgos, de conductas
desajustadas. Los accidentes, la violencia, las reacciones desmedidas, el
consumo excesivo de alcohol o de drogas son los signos de la fragilidad de esta
edad. El estudio no representa un objeto valioso a alcanzar; los estudios
universitarios que eran promesa de un buen trabajo para las generaciones
anteriores, perdió el brillo para los jóvenes de hoy. La extensión de los estudios y
el difícil acceso a un primer empleo y la precariedad de éste hacen poco deseable
la entrada a la vida adulta y la retrasan en una adolescencia prolongada.

ESTRATEGIA: Comprometer todos los actores

A este respecto, es preciso comprender que la educación solo puede darse con el
concurso coprotagónico del alumno, de los padres y de los docentes. Cada
miembro, responsablemente, debe desempeñar su papel y aceptar un cambio de
enfoque: ayer se pretendía formar eruditos; hoy queremos chicos capaces de
resolver situaciones, y de manejar herramientas propias para acceder a la cultura.
Resulta esencial continuó que el alumno comprenda el lugar importante que ocupa
el estudio en su mundo joven.
¿Qué hacer para que un adolescente tome conciencia de esto?
Es difícil pero no imposible: a través del diálogo —la vía más fecunda los chicos lo
van comprendiendo paulatinamente.
Un drama para los padres
Muchas voces, los padres son coprotagonistas, sí, pero de un drama y no de un
simple hecho educativo.
El hi]o "va mal en el colegio" y ellos "no son capaces de ayudarlo", porque han
olvidado las materias o porque no han cursado el secundario.
Esas limitaciones los angustian, aunque el hecho de reconocerlas implica un paso
adelante para una solución.
La falta de preparación si se nos permite la frase puede suplirse con otros
valiosísimos aportes: estar informados de la política educacional del colegio de los
hijos y compartirla; conocer la metodología que se aplica y aceptarla; concurrir
periódicamente a la escuela y comunicarse con los docentes comentando los
propios impedimentos y los de los hijos.
Por otra parte, la actualización intelectual de los padres se da, natural y
espontáneamente, si se comparten las lecciones con los hijos: tomándoselas,
preparando un examen junto a ellos, aprendiendo con ellos.
Siempre hay un ratito libre para enriquecer la opinión que se tiene de los hijos... y
para descubrir por qué no quieren, no pueden o no saben estudiar.
Aprender a aprender
Es cierto. Una gran parte de los estudiantes secundarios fracasa porque no sabe
estudiar. Porque no sabe dirigir su propio estudio.

Potrebbero piacerti anche