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Intro:
•
El
día
de
hoy
quiero
hablar
acerca
de
la
Hombria,
y
no
slo
en
el
aspecto
del
sexo
masculino,
sino
en
el
concepto
de
SER
VALIENTE
• Esto
es
muy
importante
para
cada
creyente
que
esta
viviendo
en
estos
tiempos
tan
dificiles,
en
donde,
de
verdad
se
necesita
Valentia
Viviendo
Varonilmente
• El
verdadero
hombre
es
aquel
que
HACE
la
voluntad
de
Dios.
Esto
es
hacer
las
cosas
de
una
forma
buena,
agradable
y
perfecta.
La
Bilbia
dice:
“Velad,
estad
firmes
en
la
fe;
portaos
varonilmente,
y
esforzaos.
Todas
vuestras
cosas
sean
hechas
con
amor”
(1
Corintios
16.13-‐14).
• Portarse
varonilmente
significa
imitar
a
aquel
que
nos
ha
dejado
ejemplo
en
todo:
Jesucristo.
Ser
hombre
• El
rey
David,
antes
de
morir,
dijo
a
su
hijo
Salomón:
“esfuérzate,
y
sé
hombre”
(1
R
2.2).
La
hombría
es
más
que
el
ser
masculino,
es
producir
el
carácter
de
Cristo
en
mí.
En
este
mismo
pasaje
se
nos
dice
que
la
verdadera
hombría
consiste
en
la
obediencia
a
Dios.
• Cuando
Moisés
escogió
hombres
para
ponerlos
por
jueces
del
pueblo
escogió
hombres
con
las
siguientes
características
(Ex
18.21
y
Dt
1.15):
“Además
escoge
tú
de
entre
todo
el
pueblo
varones
de
virtud,
temerosos
de
Dios,
varones
de
verdad,
que
aborrezcan
la
avaricia;
y
ponlos
sobre
el
pueblo
por
jefes
de
millares,
de
centenas,
de
cincuenta
y
de
diez.”
(Ex.
18:21)
“Y
tomé
a
los
principales
de
vuestras
tribus,
varones
sabios
y
expertos,
y
los
puse
por
jefes
sobre
vosotros,
jefes
de
millares,
de
centenas,
de
cincuenta
y
de
diez,
y
gobernadores
de
vuestras
tribus.”
(Dt.
1:15)
1. Virtud:
Llenos
de
carácter,
de
dones,
de
cualidades.
Hombres
que
amen
y
se
dejen
amar,
y
que
expresen
ese
amor
a
Dios,
a
sus
mujeres,
a
sus
hijos,
a
sus
padres,
a
sus
hermanos
cristianos
y
al
mundo
en
general.
Hombres
eficientes,
productivos,
capaces,
fuertes
y
estables.
2. Temor
de
Dios:
que
respeten
a
Dios
y
le
teman
a
él
y
no
al
mundo,
a
la
sociedad
o
a
la
presión
de
otros,
sino
que
mantengan
un
testimonio
vivo
y
radical
de
Jesucristo.
Que
no
se
dejen
influenciar
por
la
presión
de
grupo,
sino
sean
ellos
agentes
de
cambio.
Que
ante
todo
honren
a
Dios
y
lo
amen
no
sólo
por
sobre
todo
sino
con
todo.
3. Varones
de
verdad,
llenos
de
integridad
y
cumplidores
de
su
palabra,
que
mantengan
promesas,
santos.
Varones
fieles,
no
sólo
a
Dios
sino
aquellos
a
quienes
Dios
ha
puesto
a
su
alrededor;
fieles
a
personas
y
a
ideales.
Hombres
de
principios,
que
tengan
valores.
4. Que
aborrezcan
la
avaricia:
que
sepan
dar
y
compartir,
sus
diezmos
y
ofrendas
a
Dios,
como
regalos
y
dones
a
los
hombres.
No
avaros
no
sólo
en
lo
material
sino
también
en
lo
espiritual
y
lo
sentimental;
que
puedan
compartir
el
evangelio
y
la
palabra,
ministrar
la
unción,
así
como
demostrar
afecto
a
su
familia
y
a
todos,
amar,
entregarse
y
dar.
5. Líderes,
personas
de
influencia
hacia
otros,
ejemplares,
que
marquen
el
paso
de
una
generación
que
desee
cambiar
este
mundo
para
Cristo.
Personas
de
carácter,
amorosos
y
tiernos
con
las
personas,
pero
severos
con
el
mal,
llenos
de
gracia
y
de
verdad.
Ejemplares,
decididos,
motivadores,
personas
de
empuje
y
consigue
metas,
logrando
cambios
positivos
en
la
gente,
en
la
familia,
en
la
iglesia
y
en
la
nación
6. Varones
sabios,
apartados
de
la
necedad
y
la
obstinación;
prudentes,
entendidos
en
la
palabra
y
con
conocimiento
de
Dios,
que
sepan
dirigir
con
sabiduría
a
su
familia,
a
su
empresa
y
a
su
nación
para
Cristo.
7. Varones
entendidos
y
conocedores.
Varones
educados,
enseñados
y
puestos
bajo
una
autoridad
que
respeten
y
honren.
Hombres
de
visión,
de
ideales,
de
sueños,
por
los
cuales
luchan
y
se
esfuerzan
en
alcanzar
Cristo,
la
cabeza
de
todo
hombre
“Pero
quiero
que
sepáis
que
Cristo
es
la
cabeza
de
todo
varón...”
(1
Cor.
11:3)
• Cristo
es
nuestro
ejemplo
de
hombre
y
nuestro
líder.
Así
como
Cristo
es
la
cabeza
del
hombre,
éste
debe
ocupar
su
lugar
como
cabeza
del
hogar.
• El
liderazgo
del
hombre
es
necesario
en
estos
días
en
los
que
cada
día
más
sufrimos
por
falta
de
personas
dignas
de
imitar.
El
hombre
debe
ser
la
cabeza
del
matrimonio
y
ejercer
el
liderazgo
con
responsablidad,
amor
y
firmeza.
Todo
hombre
dará
cuenta
al
señor
de
la
posición
que
él
le
delegó
un
día.