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amigo COTIDIANEIDAD

NO LO DEJEMOS SOLO

GENTE QUE ANDA POR


AHI: DON NOVAK
Esta edición de gente que anda por ahí roza lo internacional: hablamos con el único habitante
de Villa Epecuén, un pueblo bonaerense vecino a Carhué que quedó sepultado bajo el agua.
La Villa del Lago Epecuén fue, hasta 1985,
un pueblo ubicado a poco más de 500 km
de la Ciudad de Buenos Aires. Tenía 1.500
habitantes durante el año, pero en
temporada alta las orillas de la laguna
Epecuén atraían a muchos turistas, ya que
una tradición de estudios médicos le
atribuía, desde el siglo XIX, propiedades
curativas a la alta salinidad de sus aguas,
diez veces superior a la del mar.
La laguna Epecuén forma parte de un
sistema lacustre llamado "Encadenadas
del Oeste" y se nutre de arroyos que bajan
de Sierra de la Ventana. Ubicada en el fondo
de una depresión, el nivel de agua de la
misma solo disminuye por evaporación.
Es este particular emplazamiento
geográfico de la Villa del Lago Epecuén lo
que provocó que, a raíz de la inundación que
afectó a todo el sistema de las Encadena-
das en 1985, esta ciudad quedara casi

"Acá, de lunes a viernes


yo soy el intendente de
este pueblo y sábados y
domingos oficio de cura. totalmente bajo el agua.
La inundación fue tan potente que
con cuatro metros de agua en algunas
zonas. Como el nivel de evaporación no
Cuando me llaman digo desbordó la defensa de terraplenes con alcanzó a desagotar la inundación, en
'Intendencia que contaba la urbe y cerca de la mitad
del pueblo quedó sumergido.
1993, a raíz de otra fuerte crecida, la
laguna volvió a crecer tapando definitiva-
Epecuen, diga'". Al año siguiente Epecuén se encontraba mente a la antigua ciudad. Hoy en día las
aguas están diez metros por encima del
nivel que tenían antes de la inundación.
Sus pobladores la abandonaron y se
afincaron principalmente en Carhué.
Salvo una persona: Pablo Novak. Es el
único habitante de Epecuén porque no
encontró ninguna razón lo suficientemen-
te buena como para mudarse de ahí.
Con la impresionante sequía del último
año, después de casi 20 años, la ciudad
sumergida salió a la luz.
Fuimos a recorrer sus calles con el señor
Novak, un anciano que, con sus 79 años a
cuestas, nos recibe en su casa muy
amablemente y nos cuenta historias
mientras nos ofrece un trozo de queso.
¿Cómo es un día suyo?
Mirá, yo me levanto muy temprano, me
pongo la pava y le agrego un poquitito de
grapa, así arranca mi día; después, si no

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