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Agosto 30 de 2010

¿OCUPA UN PAPEL LA VERDAD EN EL PROCESO?


Laura Posada Correa

Es común punto de encuentro entre algunas de las diferentes


legislaciones el señalar la verdad, o al menos a la verdad probable,
como fin dentro del proceso. Incluso entre el común denominador de los
usuarios del sistema existe dicha creencia, pues finalmente quien se
acerca a un proceso además de buscar la resolución justa de un litigio,
pretender hallar la verdad detrás de ciertos hechos. Es así como Michele
Taruffo en “Prueba y Verdad en el proceso civil”, luego de señalar las
diferentes teorías que en torno al problema de la verdad en el proceso
se han erigido, parece tomar partido por aquella postura que considera
que el proceso puede y debe dirigirse a conseguir una decisión basada
en hechos ciertos .

Para el autor la importancia de dirigir el proceso a la búsqueda de la


verdad radica principalmente en considerar a aquella como un criterio
de corrección de la decisión tomada; pues si se parte de que el
objeto del proceso es el conseguir una decisión justa, se encuentra que
“ésta nunca es justa si está fundada en una determinación errónea o
inaceptable de los hechos. -Así pues- la veracidad y aceptabilidad del
juicio sobre los hechos es condición necesaria (obviamente, no
suficiente) para que pueda decirse que la decisión judicial es justa.”1
Asimismo se hace necesario hallar la verdad en el proceso en tanto ésta
se erige como correspondencia, es decir permite sanear la escisión entre
el lenguaje y la realidad empírica.

Existe otra postura que considera que el problema del papel de la


verdad dentro del proceso es absolutamente irrelevante, es decir no
debe ser analizado. Dentro de ésta postura existen dos variantes, la
primera considera al proceso como un campo de narraciones que es
estudiado por medio del lente de la lingüística, ésta recibe el nombre de
variante semiótica-narrativista. La segunda, llamada retorico-persuasiva,
interpreta el proceso y sus actividades inherentes por medio de la
retorica, pues entiende que aquello que sucede en la actividad procesal
1
Taruffo, Michele. PRUEBA Y VERDAD EN EL PROCESO CIVIL. Editorial Trotta, Madrid
2002. Pág. 64.
no es más que juego de discursos retóricos que pretenden persuadir. Así
pues la verdad se hace innecesaria en tanto la única finalidad del
proceso es convencer al adversario y al juez de una cierta posición,
puede ser ésta verdadera o falsa.

Encuentro infinidad de diferencias entre ambas posturas (aquella que


defiende la posibilidad de la verdad en el proceso, y aquella que predica
su irrelevancia), sin embargo a razón de la longitud y objetivo de éste
ensayo solo haré énfasis en tres de dichas diferencias. En primer lugar,
el hecho de basarse una en la necesidad y posibilidad de la verdad
dentro del proceso y la otra por el contrario en ignorar dicho elemento.

En segundo lugar, mientras la variante de la verdad como posible


considera el proceso más que la mera resolución de un conflicto
intersubjetivo de intereses, la búsqueda de una decisión justa, donde se
pretende establecer una verdad al menos posible; la variante de la
irrelevancia de la verdad, no le brinda dicha importancia, limitándose el
proceso a narraciones que buscan en última instancia convencer a toda
costa, sin importar el carácter justo de la decisión tomada.

En tercer lugar, para la postura de la irrelevancia la prueba se erige


únicamente como un apoyo para la narración realizada por el abogado,
pues finalmente ésta ayuda acreditar la historia de uno de los
personajes del dialogo. Por otro lado, para la postura de la verdad como
posible y necesaria en el proceso, la prueba interesa en tanto medio
para establecer la verdad que se pretende conseguir.

Así pues de ésta tercera diferencia es posible encontrar una similitud


entre ambas posturas, la cual así no sea puesta de presente en la
narración de Michele Taruffo, considero se hace relevante. Cuando la
variante de la irrelevancia señala que “será bueno todo aquello que
sirva para alcanzar la finalidad de persuadir a alguien de alguna cosa”,
implícitamente tendría que aceptar el hecho de que la verdad probada
es un mecanismo eficiente y eficaz para conseguir la adherencia a una
idea, y por lo tanto la verdad vendría a ocupar un papel central en el
proceso y el discurso de los abogados como medio de persuasión.

Personalmente considero que si bien la verdad es un fin importante


dentro del proceso, y por lo tanto no puede ser ignorada, ésta debe ser
alcanzada dentro de ciertos límites, pues en ocasiones se llega a
considerar posible la utilización de cualquier medio a costas de hallar la
verdad.

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