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Entre los habitantes del bosque limitado había muchas leyes, como en
toda sociedad civilizada que se precie, pero solo una era sagrada e
inmutable. Pues esa ley era la que Porminio se saltaría, bueno más bien
fue Portidio quién se la salto, pero fue Porminio quién hizo que la falta de
Portidio se convirtiera en algo grave.
Portidio era una persona algo desmemoriada, por eso para conocer el
bosque limitado, a parte de una vida entera necesitaba de un diario. Se
paso muchos años volviendo sobre sus pasos en el bosque limitado, para
el, realmente, el bosque era ilimitado, como no recordaba ningún lugar
siempre eran nuevos. Hasta que un día alguien le advirtió sobre su
problema y pensó en lo que se podía estar perdiendo. En ese momento
empezó a escribir su pormenorizado diario sobre el bosque limitado.
El día que murió Portidio, lo hizo completamente solo, porque solo estaba
en el mundo. Porminio terriblemente curioso, al saber de la muerte de
Portidio en soledad muy sola, decidió visitar su casa. No se si esto lo hizo
por su terrible curiosidad o porque sabía de la existencia del diario. Lo
importante es que lo encontró, el diario, y en una semana de intensa
lectura supo todo lo que tenía que saber sobre el que se desveló como el
maravillosamente increíble y fantástico bosque limitado.
De repente se vio inmerso en el, y al volver la vista atrás vio una pequeña
porción de terreno plagada de malas hierbas, era el bosque limitado.