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EL BOSQUE LIMITADO.

Porminio vivía en el bosque limitado. Un curioso bosque del que si se


hiciera una maqueta a escala parecería un jardín de malas hierbas, y
aunque limitado, se tardaría toda una vida en recorrerlo entero.

Entre los habitantes del bosque limitado había muchas leyes, como en
toda sociedad civilizada que se precie, pero solo una era sagrada e
inmutable. Pues esa ley era la que Porminio se saltaría, bueno más bien
fue Portidio quién se la salto, pero fue Porminio quién hizo que la falta de
Portidio se convirtiera en algo grave.

Porminio desde niño preguntaba, ante la inquisidora y molesta mirada de


sus padres, por los distintos lugares del Bosque limitado. Por respuesta
siempre tuvo malas caras. Hasta que un día se le ocurrió preguntar que
había mas allá del bosque limitado. Esta pregunta le costó muy cara, no
volvió a preguntar jamás por el bosque limitado y mucho menos que había
más allá. Hizo lo que hacían todos, descubrir el bosque limitado por si
mismo.

Los habitantes del bosque limitado son seres inquietos, ávidos de


conocimiento, pero muy conscientes de que vivían en el bosque limitado.
Este bosque, como ya dije, llena una vida, pero solo una. La única ley
sagrada e inmutable de los habitantes del bosque limitado es que no se
podía transmitir de manera alguna los conocimientos del bosque limitado
que se obtuviesen durante una vida.

Portidio era una persona algo desmemoriada, por eso para conocer el
bosque limitado, a parte de una vida entera necesitaba de un diario. Se
paso muchos años volviendo sobre sus pasos en el bosque limitado, para
el, realmente, el bosque era ilimitado, como no recordaba ningún lugar
siempre eran nuevos. Hasta que un día alguien le advirtió sobre su
problema y pensó en lo que se podía estar perdiendo. En ese momento
empezó a escribir su pormenorizado diario sobre el bosque limitado.

El día que murió Portidio, lo hizo completamente solo, porque solo estaba
en el mundo. Porminio terriblemente curioso, al saber de la muerte de
Portidio en soledad muy sola, decidió visitar su casa. No se si esto lo hizo
por su terrible curiosidad o porque sabía de la existencia del diario. Lo
importante es que lo encontró, el diario, y en una semana de intensa
lectura supo todo lo que tenía que saber sobre el que se desveló como el
maravillosamente increíble y fantástico bosque limitado.

Sabiéndolo todo y habiendo vivido, en su imaginación, todas las aventuras


que se podían vivir en el bosque limitado, se dirigió directamente a los
límites de este.

Al llegar tubo la sensación de que el mundo terminaba allí, se armó de


valor y se asomó al borde.

Vio un mundo sin límites, un mundo que se aburría, que se autodestruía,


un mundo sin metas.

De repente se vio inmerso en el, y al volver la vista atrás vio una pequeña
porción de terreno plagada de malas hierbas, era el bosque limitado.

Fabricó una maceta y trasplantó la porción de tierra a esta y para siempre


vivió en el mundo ilimitado, observando la maceta y reviviendo las
aventuras que Portidio había vivido por él en el bosque limitado.

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