LA ADMINISTRACIÓN DE UNO MISMO

Considerando que la vida laboral promedio es de unos cincuenta años, y la expectativa de

vida de una empresa exitosa, de sólo treinta (período en el cual cambiarán su estructura
casi con certeza), los trabajadores, en especial los del conocimiento, deben aprender a
administrarse a sí mismos.

Para ello, se deben tener en cuenta las siguientes cuestiones:

¿Cuáles son mis puntos fuertes?

Mediante el análisis retroalimentador (poner por escrito expectativas ante un cambio o

decisión importante y, luego de nueve o doce meses, comparar los resultados con lo
esperado), se pueden conocer los puntos fuertes para trabajar a fin de mejorarlos, y
detectar dónde hace falta mejorar las aptitudes o adquirir nuevos conocimientos.

Hay que superar la arrogancia intelectual y remediarse los malos hábitos, que inhiben la
eficacia y el desempeño, como también saber reconocer dónde una persona no debe
hacer nada en absoluto, porque carece de los mínimos talentos necesarios.

Conclusión: Hay que desperdiciar la menor cantidad de esfuerzo posible en mejorar las
áreas de escasa competencia.

El análisis retroalimentador puede indicar errores en el modo en que uno se desempeña,

aunque no suele identificar la causa.

En cuanto a los valores, los del individuo deben ser compatibles con los de la
organización. Si bien no necesariamente deben ser los mismos, sí ser lo suficientemente
próximos para que puedan coexistir.

¿Cuál es mi lugar?

Saber cuál es el lugar propio convierte a personas comunes y corrientes en destacados

ejecutantes.

¿Cuál es mi aporte?

Luego de evaluar cuáles son los puntos fuertes propios, para que el trabajo dentro de la
organización prospere, uno debe preguntarse “¿qué exige la situación?”, “¿Cómo puedo
hacer el mayor aporte con mis puntos fuertes, mi forma de desempeñarme, mis valores, a
lo que es necesario hacer?” y ”¿a qué resultados hay que llegar para marcar la
diferencia?”. Las metas deben ser difíciles de alcanzar, pero no imposibles.

Responsabilidad de las relaciones

Es necesario entender la importancia de las comunicaciones. Para que una organización
funcione correctamente, uno debe primar que todos en la organización, a los cuales sus
acciones afecten, sepan cuáles son sus puntos fuertes, sus valores y su manera de
trabajar. De esta manera uno logra administrar de manera correcta y eficaz los puntos
fuertes de todas las personas que lo rodean en la organización y ellos pueden aprovechar
sus puntos fuertes en igual medida.