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Rated: M
PREFACIO
Edward lo supo inmediatamente, si lo habían hecho alejarse por una falsa alarma de su
hija y de su esposa, entonces ellas serían el blanco. Ahora ellas estaban en peligro y él
y los agentes encargados del caso estaban a varios kilómetros de distancia de su casa.
Mientras esto sucedía la esposa de Edward, estaba jugando en el jardín junto con su
pequeña hija Isabella.
Ambas estaban concentradas en la pelota que corría por el jardín delante de la niña.
Cuando la alarma del perímetro que había instalado su esposo por seguridad, fue
traspasado y la única forma de que esto pasara, es que alguien quisiese hacerles daño.
Bella su nuevo nombre un diminutivo del anterior, tomo a su hija en brazos y entro en
la casa activando las protecciones que como ex-agente del FBI conocía mejor que
nadie, la seguridad de su familia fue su norte cuando mando a instalarlo para luego
trabajar en la adecuación de los detalles que adiciono al sistema original.
Un grupo de asalto, vestidos todos de negro tiraron gases dentro de la casa para entrar
sin oposición.
Bella bajo al refugio subterráneo con su pequeña de cuatro años en brazos, dando
gracias a Dios por haber tomado las precauciones necesarias.
En el sótano había una pequeña sala, una cocina habilitada y una habitación, era una
casa en sí misma debajo de su actual vivienda.
Reneesme estaba compuesto por una serie de dispositivos creados por separado y
entrelazados entre sí, que habían sido colocados por toda la casa, se componía de
cámaras digitales, sistema de movimiento y explosivos.
Al accionarse éste trancaba las salidas de la casa e incendiaba cada movimiento que se
suscitara dentro de ella, para luego demoler en pequeñas explosiones cada centímetro
de la casa. Iniciando por el techo de la segunda planta hasta terminar con el
estacionamiento techado que se extendía un poco hacia el exterior, fuera de la
construcción.
Ella sabía que Edward al ver lo que le sucedió en la casa, vendría por ellas y si a él le
pasaba algo y no cumplía con el plan ideado por ambos, siempre podría caminar los
seis kilómetros de túnel hasta el vehículo que estaba aparcado en la salida, cerca de un
bosque cercano a la carretera perpendicular a la principal que llevaba de vuelta a
Seatlle.
Su mayor miedo llego cuando pudo ver a través de las cámaras que podía ser
expuesta, ya que los intrusos estaban en la cocina muy cerca de la entrada al refugio
subterráneo.
Fuera Edward y Emmett junto con los agentes que le acompañaban vieron la escena
de destrucción como en cámara lenta.
Edward solo rogaba a Dios, que sus precauciones hubiesen sido suficientes y que las
dos mujeres de su vida estuvieran bien.
Pero por ahora, debía encargarse de los intrusos que estaban fuera de la casa y que
ahora les disparaban en un fuego cruzado, ellas pese a su deseo debían esperar.
Slds
Katlyn