Las Siete Bienaventuranzas

LAS siete
BIENAVENTURANZAS

Tere Aguiar
Las Siete Bienaventuranzas
LAS SIETE BIENAVENTURANZAS

El libro de Apocalipsis es el último libro de la Biblia y en él encontramos
un mensaje completo de todas aquellas cosas que Dios esta haciendo en
medio nuestro, no solo en el orden de los acontecimientos, como
muchos creen, sino que también es mostrado el plan completo de Dios
en su pueblo: la total madurez de un pueblo que se da a su Dios por
amor. Este pueblo va a manifestar a las naciones la realidad de Dios.

Lo que se muestra en las siete Iglesias es el fin del sistema religioso, la
victoria sobre la carne, el Hijo Varón rigiendo con vara de hierro y
mucho más que podemos encontrar en esos veintidós ricos capítulos;
pero comenzaré con las Siete Bienaventuranzas.

¿Qué quiere decir Bienaventurado? En griego significa: estado feliz de
alguien que esta por encima del dolor terrenal. Otra definición es: una
declaración de bendición, un Rey declarando las cualidades benditas
que posee un ciudadano de su Reino.

En el Nuevo Testamento encontramos nueve bienaventuranzas, y el
número nueve en el lenguaje de Dios significa: Juicio y Consumación.
Pero en Apocalipsis el Señor menciona siete bienaventuranzas y
sabemos que el número siete tipifica: Perfección.

Quiero dejar bien claro aquí esta verdad y es que todo el mensaje de
Apocalipsis es tipológico y es necesario conocer el lenguaje de Dios para
poder conocer lo que Dios quiere decirnos.

TODAS LAS BIENAVENTURANZAS VAN DIRIGIDAS A SU PUEBLO

Desde la primera bienaventuranza, en Deut.33:29 hasta la última en
Apocalipsis 22:14, vemos que todas van dirigidas al pueblo de Dios.

“Bienaventurado tú, oh Israel, ¿Quién como tú, pueblo salvo de Jehová,
escudo de tu socorro, y espada de tu triunfo, así que tus enemigos serán
humillados, y tú hollarás sobre sus alturas”. Deut. 33:29

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“Bienaventurados los que lavan sus ropas... Apoc. 22:14

1. Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta
profecía y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo
esta cerca. Apoc. 1:3

2. Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en
el Señor. Si, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque
sus obras con ellos siguen. Apoc. 14:13
3. He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela y
guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su
vergüenza. Apoc. 16:15
4. Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del
Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
Apoc. 19:9
5. Bienaventurado y Santo el que tiene parte en la primera

resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre estos,
sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él
mil años. Apoc. 20:6
6. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las

palabras de la Profecía de este libro. Apoc. 20:6
7. Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al
árbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad.
Apoc. 22:14
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PRIMERA BIENAVENTURANZA
LOS QUE PRESTAN ATENCIÓN:
En la primera bienaventuranza hay una exhortación a leer, escuchar y

guardar las cosas escritas en este libro. Es un llamado a escudriñar...
Debe haber un deseo en nosotros de conocerle, de mantener una
verdadera intimidad con el Señor, de estar dispuestos a su Reino y todo
lo que tiene que ver con él; esta acción es importante para poder crecer
espiritualmente. Si Jesucristo no toma el primer lugar en nuestras vidas
no podríamos entonces continuar con las otras bienaventuranzas.
Leemos en el libro de Nehemías 8:3‐18 que la restauración comenzó
cuando “oyeron” y ellos pusieron todo su sentido para entender la
Palabra, y esto no es actitud religiosa, sino diligente en lo que realmente
tiene valor. ¿Acaso no usamos diligencia en cosas que no aprovechan, y
prosperamos? ¡Cuánto más en aquello que es eterno!

SEGUNDA BIENAVENTURANZA

LOS QUE MUEREN PARA SI

Cando habla el Señor de que debemos morir, se refiere a la muerte del
viejo hombre, o vieja naturaleza adámica. El hombre viejo murió, pero
morir en el Señor es IDENTIFICARNOS en su muerte, en la muerte de
esa vieja naturaleza dejarnos revestir de la nueva, negándose a sí
mismo.

En Romanos 6:13 dice: “Presentaos como vivos entre los muertos”.

También en Colosenses 3:3 leemos: “Porque habéis muerto y vuestra
vida esta escondida con Cristo en Dios”

Y tenemos un buen ejemplo en Juan 21:18‐19 cuando Jesús le dijo a
Pedro con qué muerte le iba a glorificar, y es esta muerte a nosotros
mismos; recordemos que Pedro batalló mucho con su naturaleza
impulsiva y Jesús le enseñó de qué muerte él tenía que pasar para llegar
a esa mansedumbre y obediencia.

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TERCERA BIENAVENTURANZA

LOS QUE VELAN Y GUARDAN

LOS QUE VELAN:

Observe que cuando esta Bienaventuranza fue dada en el libro de
Apocalipsis, fue durante las siete copas de ira y precisamente fue al
mencionar la sexta copa (el número 6 siempre se refiere al hombre
natural). Velar es lo contrario a dormir y habla de un estado de alerta en
este tiempo que nos ha tocado vivir.

El mismo Jesús nos previene acerca de estos tiempos en los cuales
debemos estar velando, porque el tiempo de su venida es un tiempo
peligroso, porque es fácil desviarse del propósito de Dios, los
entretenimientos y afanes de la vida absorben tiempo y atención y no
permite que su vida se desarrolle en nosotros.

En Cantares 5:3 es hermosa la actitud de ésta amada (que representa a
la Iglesia)

“Yo dormía pero mi corazón velaba”

Vemos también la parábola de las 10 vírgenes (Mateo 25) solamente las
que velaron pudieron responder al llamado del amado.

En Marcos 13:33‐37 se da énfasis a la actitud de alerta:

MIRAD, VELAD Y ORAD; PORQUE NO SABEIS
CUANDO SERÁ EL TIEMPO...
Y LO QUE A VOSOTROS DIGO, A TODOS LO DIGO: VELAD.

En 1 Cor. 15:34 “VELAD DEBIDAMENTE Y NO PEQUÉIS”

En 1 Cor. 16:13 “VELAD, ESTAD FIRMES EN LA FE”

En 1 Pedro 5:8 “SED SOBRIOS Y VELAD”

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En Apoc. 3:3 “SI NO VELAS VENDRÉ SOBRE TÍ, COMO LADRÓN EN LA
NOCHE”

1 TES. 5:2‐11 “VELEMOS Y SEAMOS SOBRIOS”

El pueblo que vela conocerá el tiempo de su venida, estarán tan alertas
como el anciano Simeón, como Ana la profetiza, como los pastores que
velaban en la vigilia de la noche, aún como aquellos Magos del Oriente
que pudieron percibir una nueva estrella en aquel inmenso cielo,
porque ya sabían que iba a nacer ESTRELLA A JACOB Y NO SOLO SE
CONTENTARON CON VERLA, SINO QUE SE MOVIERON HACIA AQUELLA
ESTRELLA Y AQUELLA ESTRELLA LES REVELO EN DONDE SE
ENCONTRABA EL NIÑO. Porque ellos lo que querían era solo adorarle y
ofrecerle sus tesoros...

LOS QUE GUARDAN:

Dios le dio al hombre la responsabilidad de guardar el Huerto de Dios...
Gen 2:15 (esto fue antes de la caída del hombre) Y hoy todavía Dios
espera de nosotros esta responsabilidad.

Cuando el hombre peco, el perdió su posición en el huerto y fue echado
de allí, ya él no podía guardarlo en esa condición. Pero también perdió
algo que lo cubría... aquella vestidura espiritual que no le dejaba verse
desnudo y comenzó a ver su desnudez, sí, él no sabía que había perdido
su vestidura interna. Por esa razón en esta bienaventuranza nos
exhorta a guardar nuestra ropa para no andar desnudos.

Ahora bien la vestidura todo lo cubre y por ella también podemos
determinar tu posición (pobre o rico) tu profesión, por ejemplo:
sabemos cuando es un médico, un mecánico, un pintor, un campesino,
un soldado etc. Conocemos tu nacionalidad a través de los trajes típicos.
Tu estatura: vestido de niño, de joven o adulto. El clima: frío o calor. En
fin, podemos determinar que personaje eres por tus ropas. Pero para el
pueblo de Dios solamente existe un solo tipo de vestidura... las
vestiduras blancas.

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“LAS VESTIDURAS BLANCAS”

Su obra nos ha justificado, nos ha limpiado, en él somos santificados,
somos santos, escogidos por él. El velar para no quedar desnudos es la
acción del creyente en no perder de vista el huerto (la Obra de Dios en
nosotros) somos huerto suyo para que en nosotros crezca todo fruto y
seamos de bendición para otros, pero tenemos que velarlo y guardarlo.

VESTIOS PUES, COMO ESCOGIDOS DE DIOS; SANTOS Y
AMADOS, DE ENTRAÑABLE MISERICORDIA DE
BENIGNIDAD, DE HUMILDAD, DE MANSEDUMBRE, DE
PACIENCIA; SOPORTADOOS UNOS A OTROS, Y
PERDONANDOOS UNOS A OTROS SI ALGUNO TUVIERE
QUEJA CONTRA OTRO. DE LA MANERA QUE CRISTO OS
PERDONO, ASI TAMBIEN HACEDLO VOSOTROS.
Y SOBRE TODAS ESTAS COSAS VESTIOS DE AMOR, QUE ES
EL VINCULO PERFECTO.
Col. 3:1214

CUARTA BIENAVENTURANZA

LOS QUE SON LLAMADOS A LA CENA:

La boda típica judía tenía cierta característica, porque primeramente
era un pacto hablado, luego, era por escrito; el novio entregaba el anillo
o alguna prenda que garantizaba el compromiso y después era mas o
menos un año de espera para que él preparara el Tálamo, o sea el lugar
donde iban a vivir. El vestuario de boda tenía que ser como el de una
reina, si eran ricos ella llevaba una corona de oro, si eran pobres esa
corona era de guirnaldas, de flores recién cortadas; sus vestidos tenían
que estar perfumados con incienso y mirra, y si la novia no tenía alhajas,
sus familiares y amigas le prestaban, porque ella tenía que lucir muy
hermosa, como una reina.

El novio aparecía después de tener el lugar donde iban a vivir y ella
tenía que estar lista para comenzar las fiestas de bodas que duraba
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aproximadamente una semana, en esa fiesta había mucho regocijo y

mucha cena, y esto era solo el preámbulo de una pareja que iban a estar
juntos toda la vida. Y esto era tan importante en Israel, porque era el
comienzo de dos vidas que se unían para bendición del pueblo.

Al final de la fiesta los amigos del novio lo llevaban a reunirse con la
novia y allí se quedaban en su tálamo. Se consumaba la unión al
terminar la fiesta.

Es bueno conocer que para un oriental el banquete de bodas era un
evento de tanta importancia, que faltar a esa invitación era algo
deshonroso; tenían que vestirse de gala, ser ungidos con óleo
perfumado, y participar del vino y de la suculenta comida; por cierto
que el vino tenía que ser lo mejor. Un buen ejemplo de esto lo
encontramos en la parábola de la fiesta de bodas en Mateo 22:1‐14.

Escudriñando esta bienaventuranza nos damos cuenta claramente que
estamos comprometidos delante del Señor a participar en este tiempo
de una fiesta que ya comenzó hace dos mil años, cuando Jesús vino a
completar ese compromiso en palabra y escrito con sangre, dejándonos
como garantía su Espíritu Santo (arras) para que no faltara esa
seguridad de ver completada su obra en nosotros y esperando ver esa
actitud de expectación en nosotros para ser manifestado y pueda verse
la consumación de esta boda.

No me estoy refiriendo a la actitud religiosa de ver aparecer un Jesusito
en las nubes naturales, y yo aquí vestido de lo que sea, esperando que
me lleve para no sufrir los embates de esta vida. ¡Oh no mis hermanos!
hay algo más glorioso, más real, y es nuestra actitud hacia él en estos
planes eternos de Dios, y esto es: estar apercibido y ser parte de esta
fiesta AHORA, es comer y comer de su Palabra cada día con tanta
hambre que no dejes nada para mañana, porque mañana van a poner
otros ricos platos que puedes perderte.

¡En el Señor hay tanta riqueza! Y él quiere compartirla con sus hijos. ¿Y
cuándo crees que esto lo va a compartir? Ahora es el tiempo, somos
administradores de los misterios de Dios. ¿No lo sabías? Allí en 1 de
Corintios 4:1 el Señor nos lo dice: “Así, pues, tengamos a los hombres
por servidores de Cristo y administradores de los misterio de Dios.
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El vino que se reparte en las bodas esta representando la vida de esa
palabra en nosotros, no podía faltar en las bodas y tenía que ser de la
mejor calidad porque era garantía de una buena digestión... si no
digerimos su palabra nos atraganta mis hermanos. ¡Oh no! con tu mente
tú no puedes recibir los misterios de Dios ¿Quién puede? Nadie. Deja
que el Espíritu Santo lo haga.

¿Recuerdas las bodas de Canaán? Jn.2:1‐12 ¿Qué paso? Pues el vino se
había acabado (que es precisamente lo que esta pasando a mucho
pueblo de Dios, que se atragantan sin el vino, y de ahí han surgido tantas
falsas enseñanzas que cualquiera que las recibe lo único que les produce
es un impedimento en el andar con Dios) pero vemos que fueron a Jesús
a buscar solución y él mandó a llenar 6 tinajas de agua (que también
representa la palabra) y luego que fueron llenas las convirtió en el
mejor vino que se había tomado, esto escandalizó al maestresala porque
era superior al que se había dado al principio de la fiesta, y claro, el
Señor nos mostró aquí lo que él hace... Que es: DAR LO MEJOR AL FINAL
CONVIRTIENDO SU PALABRA EN VIDA, TRANSFORMANDO EL AGUA (la
palabra natural) EN VIDA.

“VAMOS A ÉL PARA QUE LO HAGA”

También notemos que el Señor le dijo a María, que aún no había llegado
su tiempo, y era verdad porque su tiempo es: AHORA... “La gloria de la
casa postrera será mejor que la primera” Hag.2:9

LA QUINTA BIENAVENTURANZA

EL QUE TIENE PARTE EN LA PRIMERA RESURRECCIÓN:

Esta etapa que nos toca vivir, es por el resultado del desplome del
andamiaje religioso donde la Iglesia ha estado por dos mil años.
Descubriendo todo el plan del enemigo, la actitud de la llamada “Ramera
que se sienta sobre muchas aguas” (Apoc. 17) que no es solamente la
Iglesia católica como nos habían enseñado, sino todo el imperio
religioso que no te lleva a la realidad del Cristo, sino que te lleva a una
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actitud ignorante y conforme, acusando a aquellos que sinceramente

buscan de día y de noche a su Señor...

Pero no voy a dar una enseñanza ahora de la gran ramera, porque me
llevaría bastante, ya sobre eso hemos escrito, pero quisiera dejar bien
claro que no es una sola denominación... Recuerde que ella se sienta
sobre “muchas aguas”, sobre muchas naciones. En el tiempo de Jesús
eran los religiosos, fariseos, saduceos, escribas etc., todos iban contra la
VERDAD del CRISTO… Todos aquellos que arremetan contra la verdad
del Cristo se están amparando bajo la sombra de esta ramera.

Mas he aquí vemos un pueblo que ha podido vencer este poderío
religioso, porque han dado su vida al Señor incondicionalmente, por
amor, y han podido vencer. Ahora ellos son bienaventurados porque
han muerto a sí mismos, han cedido todo porque para poder resucitar
hay que morir primero y ellos han experimentado esa muerte. ¿Quién
puede vencerles?... Cuando Juan el Bautista dijo “es necesario que él
crezca, pero que yo mengue” (Juan 3:30) estaba renunciando a sí
mismo, estaba renunciando a su cabeza, para dejar que Cristo, su
verdadera Cabeza reinara.

Esta bienaventuranza te pone en la posición de Rey y Sacerdote de Dios
y de Cristo. Aquellos sacerdotes de Dios del antiguo pacto que se
vestían para entrar en el lugar Santísimo, que tenían que purificarse
primero y estar muy limpios para entrar en su presencia y luego dejar
esa vestidura allí guardada para presentarse al pueblo (porque en su
vestidura todavía se sentía el olor del lugar secreto) Solamente uno
podía entrar y era una posición privilegiada, eran los Sacerdotes de
Dios.

Pero ahora a través de la sangre de Cristo se nos ha concedido entrar y
participar de su vida, como Sacerdotes de Dios, pero también de Cristo,
porque fue el Cristo quien abrió el velo para poder tomar esa
responsabilidad con él. Así como también nos abrió la oportunidad de
ser reyes, porque reinamos con él y ambos llamados son altos y
conllevan una gran responsabilidad delante de Dios.

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SEXTA BIENAVENTURANZA

EL QUE GUARDA LAS PALABRAS DE LA PROFECIA DE ESTE LIBRO:

Nuestra confianza en esta hora, es conocer el deseo de Dios: que
podamos guardar toda la verdad de esta profecía. Sí, es su mayor deseo,
él mismo nos capacitará, pero recuerda... Guardar Su Palabra es amarle
con todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra fuerza.

Dios nos ha abierto el cielo por amor y por amor solamente podemos
entrar. No trates de interpretar esta profecía, Dios no quiere
intérpretes, Dios quiere hijos que estén dispuestos a participar de sus
ministerios, de su vida, de su Cristo.

En la primera bienaventuranza dice: “El tiempo esté cerca”, y ahora dice:
“He aquí yo vengo pronto”, y en ambas advertencias se percibe una
realidad presente que no debemos ignorar; es AHORA, no podemos vivir
esperando siempre un futuro lejano, ¡No! Porque hace dos mil años el
Señor dijo que estaba cerca y todavía hay muchos que ven esto como
algo que parece que no llega. !Oh no mi hermano! aún en Fe debemos
caminar esto como si fuera ya, el día que tú creas que es ya, ese día se
abrirá un velo en tu alma que hasta tú mismo te asombraras.

Jesucristo es el que es, el que era y el que ha de venir, Apoc 1:4, y
sabemos mucho acerca del que era y acerca del que ha de venir, pero
¡cuánto necesitamos conocer al Cristo presente, al de Hoy, al que está en
medio nuestro!

SEPTIMA BIENAVENTURANZA

LOS QUE LAVAN SUS ROPAS:

Llegamos a la última bienaventuranza (en todas hemos visto una
disposición nuestra) Dios no usurpa nuestra voluntad, somos pues
libres para decidir y en esta nos alienta en lo que es su santidad...

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Debe haber una disposición que nace del mismo corazón, un deseo de
estar limpio ante él. En Daniel 1:8 vemos una determinación en este
joven, él no quería contaminarse y propuso en su corazón no hacerlo y
Dios le asistió y puso esa fuerza en él y no se contaminó.

¿Puede ser algo así? Yo creo que nada podemos hacer por nosotros
mismos, pero sí podemos determinar en nuestro corazón lo que
deseamos y Dios ve esa actitud... ¡Sed Santos! es una orden, es un
mandato y no quiero que se tergiverse esto en la santidad aparente que
el andamiaje religioso ha diseñado, de vestirse de blanco de la cabeza a
los pies, o llevar el cabello de tal largo, o no hacer aquello, o lo otro para
poder ser santos ante Dios (no se olvide de las vestiduras blancas de los
fariseos y de aquellas manos lavadas que estaban mas sucias que el
mismo infierno). Nada de esto ha podido santificar al pueblo de Dios,
sino una actitud sincera, una actitud de entrega y humillación delante de
él.

Cuando dice “Los que lavan” noten que es una acción diaria... para tener
derecho al árbol de la vida. ¿Qué fue lo que impidió a Adán el poder
mantenerse cerca de ese árbol? Su vestidura... El no estaba vestido en lo
natural, pero espiritualmente lo cubría la vestidura de santidad de Dios,
pero al perderla tuvo que ser echado lejos.

Hoy nosotros tenemos total acceso para entrar por las puertas de la
ciudad y derecho al árbol de la vida ¿Qué lo impide entonces?

Nosotros mismos ponemos impedimento ¡Oh, si tan solo lo creyéramos
y nuestros corazones estuvieran dispuestos a recibir toda esta realidad
de Dios, esta Gloria palparíamos!

Porque el mensaje es para nosotros, para alentarnos, para exhortarnos,
para movernos a ir en pos de esta experiencia, o por lo menos creerle a
Dios y decirle: “Te creo, sí Señor, abre mi entendimiento, quiero ver,
quiero oír lo que tú estas hablando a las iglesias, quiero entender todos
estos misterios para participar en ellos, para ser administradora de
ellos, todo lo que esta escrito allí es para mi, lo quiero vivir Señor, quita
todo lo que impide, porque en estos dos mil años tú has esperado por un
pueblo que te crea, que no crea en fábulas, sino en la realidad de tu vida,
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y esa vida no se entiende si no se vive en cada uno de nosotros, si no la
experimentamos como hueso de tu hueso y carne de tu carne.

¡Sí. . . Ven Señor Jesús!

Tere Aguiar
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5. Bienaventurado y Santo el que tiene parte en la primera

6. ¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las

En la primera bienaventuranza hay una exhortación a leer, escuchar y

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