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A VUELO DE NEBLÍ ALIGERO V

EL DEDO EN LA LLAGA…

“Cuando reflexionemos sobre nuestro siglo XX, no


nos parecerán lo más grave las fechorías de los
malvados, sino el escandaloso silencio de las buenas
personas”

Martin Luther King


Nos encontramos frente a un mundo globalizado o mundializado,
palabras que hoy están en boca de todos pero que, seguramente, no
alcanzamos a comprender en su significado pleno. Lo único cierto, la
realidad que nos incomoda, es que sus efectos se dejan sentir por
todas partessin que seamos capaces de controlarlos, sujetándolos a
las normas que hasta hoy han orientado nuestras vidas.

Si bien es cierto que es un movimiento que tiende a unificar el


planeta, a “occidentalizarlo”, ante un capitalismo de nuevo cuño, no
es menos cierto que, nos enfrentamos, a la vez, a la desarticulación
de regiones enteras del planeta, al desarraigo de grupos sociales, a
la perdida de patrimonios culturales importantes, al
empobrecimiento de amplios sectores de la población y a la
exclusión, cada vez más notoria, de los países menos desarrollados al
proceso de los avances técnicos y desarrollo del sistema económico
vigente: La globalización ha mejorado el estándar de vida de millones
de seres humanos, enriquecido astronómicamente a unos pocos y
destruido muchas tradiciones y patrimonio cultural.

Me propongo, en éste artículo,llamar la atención sobre la pérdida del


patrimonio cultural: Si algo enriquece los puebloses la mezcla de
culturas, tanto, como enriquece a la democracia el dialogo cordial
entre los legítimos contradictores. Los pueblos vibran, progresan y se
desarrollan con la yuxtaposición de tradiciones y culturas. Pero esa
cara apasionante se desdibuja en la medida en que la globalización
con su emigración económica, en todos los órdenes de su que hacer
comercial y financiero, toma contacto con grupos cada vez más
amplios de la población mundial: La difusión mundial del pensamiento
único, de la música, de la literatura, de la culturavigente en los países
más desarrollados de occidente; el contacto directo de más gente
con culturas extranjeras provoca que el colorido de la diversidad
cultural este desapareciendo.

Uno de los temas más recurrentes en nuestro medio, el que con razón
más escozor causa entre los nativos, es la lengua. El lenguaje es la
expresión identitaria más emblemática de los pueblos, cohesiona el
grupo humano y permite la trasmisión del conocimiento y la cultura a
las nuevas generaciones. Por ello, es obligación de todos, tirios y
troyanos, defender la lengua y las tradiciones seculares de la cultura.
Pero como quiera que la globalización es integración,ingresamos por
fuerza en un movimiento en el que ya sea por necesidad, por
imposición o por libre elección, a adoptar la lengua y la cultura
dominante a escala nacional o mundial, con la consiguiente pérdida
de nuestras tradiciones culturales y lingüísticas.

Si perdemos nuestra cultura, si perdemos nuestra lengua, si


perdemos nuestra identidad nos enfrentamos a la soledad y al
desarraigo aun viviendo en el lar de nuestros abuelos. Es éste el
destino último que aguarda a miles de seres humanos. Los lingüistas
calculan que de las casi 7000 lenguas existentes a día de hoy, para
finales del siglo, la mitad habrán desaparecido, y, con ellas, su último
hablante.

La historia, ese barril sin fondo donde depositamos todas las


secreciones humanas, nos enseña que las lenguas y las culturas
mueren cuando las sometemos a discriminación. El mundo en el que
nos ha tocado vivir, este mundo urbanita globalizado, es
especialmente agresivo con la cultura y lenguas vernáculas que se
cimentan en la relación estrecha de vínculos tribales nacionales.
Vivimos, para bien o para mal, en la época más interconectada que
haya vivido jamás la humanidad y paralelamente estamos perdiendo
nuestro pasado, sabiduría y cultura, ínsitos en nuestras tradiciones.
Los ciudadanos, los políticosy los administradores de la cosa pública
estamos en la obligación de defender la cultura, la lengua y las
tradiciones que hemos heredado de nuestros antepasados. Decía
Wade Davis que, “TODA LENGUA ES UN ANTIGUO BOSQUE DE
LA MENTE, UNA CUENCA FLUVIAL DEL PENSAMIENTO, UN
ECOSISTEMA DE POSIBILIDADES ESPIRITUALES.

Carlos Herrera Rozo.

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