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Miscellaneous Publications of
The Houston Museum of Natural Science, Número 6
Conservando Crácidos:
La familia de aves más amenazada de
las Américas
Miscellaneous Publications of
The Houston Museum of Natural Science, Número 6
1
ISBN 0-9668278-2-1
Copyright © 2006
Conserving Cracids
ISBN 0-9668278-2-1
Contributions and views published do not necessarily reflect the opinion of the
Editors or their affiliated institutions, the Houston Museum of Natural Science
or the Cracid Specialist Group.
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Tabla of Contenidos
6 - Dedicatoria
6 - Agradecimientos
7 - Prefacio
Russell Mittermeier
9 - Prólogo
Stuart D. Strahl
3
74 - Chapter 5: Crácidos Vulnerables
75 - Pacharaca (Ortalis erythroptera)
Javier Barrio y Víctor Raúl Díaz
77 – Pava barbada (Penelope barbata)
Fernando Angulo Pratolongo y Rob Williams
80 - Pava ventrirrufa (Penelope ochrogaster)
Paulo de Tarso Zuquim Antas
84 – Pava Yacucaca (Penelope jacucaca)
Andrei L. Roos y Paulo de Tarso Zuquim Antas
87 – Pava Negra (Chamaepetes unicolor)
Gilles Seutin
90 – Pava Paujil (Penelopina nigra)
Knut Eisermann, Néstor Herrera y Oliver Komar
97 - Paujil Copete Rizado (Crax daubentoni)
Richard Buchholz y Carolina Bertsch
4
Rob P. Clay, Silvina Malzof, Ruben Quintana, Christine Steiner São Bernardo, David C.
Oren y Daniel M. Brooks
150 – Referencias
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Dedicatoria
Este libro está también dedicado a los Cracidólogos que han ofrendado sus vidas al estudio de
estas aves fascinantes. Al ofrendarla, ellos han hecho exactamente eso –pueden arriesgar sus
vidas trabajando en regiones peligrosas en condiciones más que incómodas con tal de satisfacer
su deseo de aprender todo lo posible acerca de estos raros pájaros. Sobra decir que los libros
como este no existirían si no fuera por las largas horas que estos disciplinados estudiosos de la
Ornitología le han dedicado al estudio directo de estas formas vivientes, cuya conservación es su
gran pasión.
Agradecimientos
Agradecemos a las siguientes personas por haber proveído valiosos comentarios con respecto a
los criterios de amenaza para las diferentes especies: Fernando Angulo P., David Ascanio,
Alfredo Begazo, Sara Bennett, Juan David, Víctor Raúl Díaz-M., Thomas Donegan, Jack
Eitniear, Jacques Erard, Jon Fjeldså, Mauro Galetti, Fernando González-G., Carlos Otávio A.
Gussoni, Bennett Hennessey, Nigel Hughes, Olaf Jahn, Oliver Komar, Miguel Lentino, Gustavo
Londoño, Ross Macleod, Adrián Naveda-R., Gustavo Alarcón Nieto, Jose Manuel Ochoa, Fabio
Olmos, Mark Pearman, Luis Miguel Renjifo, Robin Restall, Nicolás Rey, Robert Ridgely,
Margarita Rios, Javier Rivas, Paul Salaman, Stuart Strahl, Tom Stuart and Rob Wallace.
También queremos agradecer a las siguientes personas por revisar y/o proveer comentarios valiosos y
correcciones: Fernando Angulo, Paulo Antas, Hugo Aranibar, Hernán Arias, Rodrigo Soria Auza,
Javier Barrio, Carolina Bertsch, Carlos Bianchi, Richard Buchholz , Stuart Butchart, Laura Cancino,
Rob Clay, Ana José Cóbar, Juan Cornejo, Guy Cox, Víctor Raúl Díaz, Knut Eisermann, Raúl Fournier,
Juan Freile, Eduardo Gallo-Cajiao, Melvin Gastañaga, Fernando Gonzalez-Garcia, Floyd Hayes,
Néstor Herrera, Julián Idrobo, Olaf Jahn, Ivan Jimenez, Oliver Komar, Gustavo Londoño, Nancy
López de Kochalka, Ross Macleod, Eliana Marcela Machado, Silvina Malzof, Miguel Angel Martinez
Morales, Marcia Muñoz, Adrián Naveda, David Oren, Sergio Pereira, Alonso Quevedo, Ruben
Quintana, Margarita Rios, Javier Rivas, Andrei Langeloh Roos, Paul Salaman, Geer Scheres, Gilles
Seutin, Rodrigo Soria, Christine Steiner, Stuart Strahl, Luis Eduardo Urueña y Rob Williams.
Finalmente, las siguientes personas fueron generosas al proveer imágenes o fotografías para el
libro.Imágenes/arte proveídas por: Sara Bennett, Andres Gallo, Waldo Huaman, Jose Merizio, Ed
Rooks and H. Vercauteren. Fotografías proveídas por: Fernando Angulo P., Javier Barrio, Christine
Steiner São Bernardo, Carolina Bertsch, Brett Cole, Juan Cornejo, Fernando González-García, Melvin
Gastañaga, Arthur Grosset, Dolores Ibarguren, Julián Idrobo, Olaf Jahn, J. Kormendy, Gustavo
Londoño, Barry MacKay, Marcia Muñoz, Heinz Plenge, F. Poletto, Proaves-Colombia, Javier Rivas,
David Sarkozi, Denise Torres y Emilio White.
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Prefacio
Hace un par de décadas, cuando era principalmente un científico de campo, fuí a visitar a un
colega en Venezuela. Esta persona era Stuart Strahl. Ambos nos encontrábamos en etapas
similares en nuestras carreras y en nuestras vidas personales, y en aquellos tiempos ambos
estábamos sumergidos en el trabajo de campo y la conservación de vertebrados Neotropicales:
Strahl en aves y yo en primates. Durante esta visita, Stuart se había interesado en un grupo de
aves poco conocido, que sonaba como a danza mejicana o como un drogadicto; este era la familia
aviar conocida como los Crácidos.
Stuart estaba bastante entusiasmado por estudiar y conservar estos pájaros, y en aquel tiempo no
me percaté de la magnitud de la tarea con la que Stuart se enfrentaba. Al tener una formación en
Antropología, me empecé a dar cuenta poco a poco de cúan importantes eran estas aves para las
personas. Por ejemplo, los Crácidos son extremadamente importantes en el folklore
Indoamericano, frecuentemente encontrados en molas y otras artesanías hechas por los Mayas,
Kunas y otros grupos indígenas. Mas aún, las plumas de los Crácidos son importantes en la
ornamentación corporal tradicional creada por los Indígenas de las Américas, tales como las
coronas, brazaletes y collares.
La dependencia más dramatica de las tribus indígenas con respecto a los Crácidos está sin
embargo, en relación a su importancia como fuente de proteína. Una relación simbiótica muy
estrecha entre los Crácidos y los humanos ha existido históricamente, con los pájaros sirviendo
como una fuente sostenible de proteínas para los indígenas de las Américas. Las especies tales
como el Paujil tubersoso (Mitu tuberosa) y las piadoras (Pipile cumanensis y P. cujubi) por
ejemplo, se encuentran entre las cinco especies más comúnmente cazadas en la Amazonia. Sin
embargo, en los tiempos actuales, el crecimiento rápido y sostenido de la población humana en
los Neotrópicos ha llevado a la destrucción masiva de los bosques tropicales y a la sobre-caza de
las poblaciones de Crácidos. La estrategia reproductora de los Crácidos no puede cometir con la
caza intensiva porque la mayoría de las especies grandes, que son las más vulnerables a la sobre-
caza tienen un tamaño de puesta pequeño (dos huevos), un período largo de maduración (por lo
menos tres años), y necesitan territorios grandes para reproducirse. En consecuencia, estas aves,
junto con los primates Atelinos y los tapires, son indicadores de la sostenibilidad de caza
increíblemente en una determinada región. Si el hábitat es remoto y en está en buen estado, pero
no hay Crácidos en éste, probablemente la región esté bajo una intensa presión de caza.
Finalmente, y probablemente sea el punto más importante, los Crácidos son extremadamente
importantes en la regeneración de los bosques tropicales en los que habitan, a través de la
dinámica de dispersión de las semillas. Es obvio que los bosques tropicales son vitales para la
supervivencia de todas las especies del planeta.
Lo que Strahl inició hace 15-20 años atrás se ha convertido hoy en uno de los grupos de
conservación taxonómicamente orientados más fuertes que se conocen. Cuando Dan Brooks
empezó a ayudar a Strahl en 1996 como Co-director del Grupo de Especialistas en Crácidos
(GEC), las cosas comenzaron a tomar velocidad. Una plétora de boletines, talleres, monografías y
libros empezaron a aparecer con regularidad y este patrón continúa hasta ahora. Con algunos pros
y contras, Brooks fue “promovido” a director en el 2000; y fácilmente podría haberse olvidado
del grupo de aves que él ayudo a hacerse carismático y decidirse por una especie de bandera que
fuera menos exigente (p. ej., elefantes, pandas o ballenas) pero todo el trabajo que habían
realizado Brooks y Strahl, que debe elogiarse por lo intenso y persistente de sus esfuerzos en
7
poner a la familia Cracidae al frente de las especies de bandera para las aves, un trabajo nada
fácil, desde ningún punto de vista.
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Prólogo
Hace casi 25 años atrás que mi fascinación con la familia Cracidae comenzó cuando estaba
realizando la investigación para mi disertación en la Estación Experimental de Tomas Blohm in
Venezuela central. Hice algunas observaciones casuales en una población saludable de Paujil de
Copete rizado (Crax daubentoni) y de Guarachacas (Ortalis ruficauda) en bosques de galería y
sabanas inundadas. Rápidamente, estas observaciones me llevaron a una investigación post-
doctoral en esta familia de aves varios años después con mi colega José Lorenzo Silva, con
fondos de la Wildlife Conservation Society y de FUDENA.
En aquellos tiempos, lo poco que se sabía de estas species se encontraba en revistas de avicultura,
en el volúmen de 1973 de Jean Delacour and Dean Amadon Curassows and Related Birds, y en
los procedimientos de un symposium que se llevó a cabo en Méjico en 1981. Todas las señales
provenientes del campo indicaban que las poblaciones de Crácidos estaban disminuyendo
seriamente en los Neotrópicos, como resultado de la combinación de amenazas por caza y
destrucción de hábitat. Mientras tanto, pocos ornitólogos a nivel internacional estaban prestando
atención a éste hecho, y por lo menos una especie se extinguió en el estado natural. (Strahl 1990,
Strahl and Grajal 1991).
Al escribir este prólogo, la participación científica en conservación de Crácidos está mucho más
adelantada de lo que estaba en 1981. El Grupo de Especialistas en Crácidos (GEC) se formó en
base al interés que suscitó un symposium en biología y conservación de Crácidos que se llevó a
cabo en Venezuela en 1988. Este fué seguido por otro symposium en Houston (1994) un Plan de
Evaluación y Manejo (Strahl et al. 1995), un volumen sobre biología de Crácidos (Strahl et al.,
1997a) y un plan de acción internacional (Brooks and Strahl 2000). Las últimas dos
publicaciones nunca se hubieran completado sin los esfuerzos disciplinados del Dr. Dan Brooks y
sus colegas, como también es el caso de otros trabajos importantes (p.ej., Brooks et al. 1999,
Brooks y Gonzalez-G. 2001b, Brooks 2002a, en este volumen).
Este libro representa los más recientes avances en el conocimento de la biología, ecología y
estado de conservación de la Familia Cracidae, y sirve además como un plan de acción
actualizado. Representa el trabajo de más de 40 autores provenientes de más de una docena de
países, y compila la información más reciente sobre el estado de las aves y las acciones
prioritarias para las especies y poblaciones regionales amenazadas, basados en estudios de campo
y en experiencias locales.
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La plétora de referencias recientes, basadas en trabajo de campo y citadas en este volúmen son un
testamento a la efectividad del GEC, que se ha expandido significativamente a través de los años
y ha diversificado su membrecía y sus actividades de campo a lo largo de los Neotrópicos. Si
queremos conservar a los Cracidae, a los habitantes de sus bosques Neotropicales y a las especies
que dependen de ellos, es imperativo que continuemos apoyando la participación a nivel local,
regional e internacional siguiendo éste modelo.
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Pava Goliazul (Aburria cumanensis) dibujo por J. Merizio
Introducción
En el 2000, el primer Plan de Acción para los Crácidos fue publicado, proveyendo de una
revisión completa del estado de las especies y de un perfil para las acciones de conservación.
(Brooks and Strahl 2000). Durante el período de implementación de cinco años de este Plan de
Acción una gran cantidad de trabajo con estas especies se ha realizado y virtualmente, todos los
proyectos enlistados en el plan se han llevado a cabo. El principal propósito de este libro es el de
proveer una nueva revisión del trabajo de conservación de Crácidos en el mundo entero. Este
libro se ha preparado en base a la información más actual disponible en el 2005, y por lo tanto,
suplanta al Plan de Acción del 2000. El libro provee de evaluaciones específicas sobre las
acciones de conservación y de interpretaciones de información relacionada con la conservación,
así como de información detallada de las especies amenazadas de crácidos.
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El libro contiene una metodología de producción (Capítulo 2) que sigue a una Introducción
exhaustiva (Capítulo 1), la cual incluye información de trasfondo pertinente acerca de la historia
natural y biología, amenazas y acciones de conservación de los Crácidos. Los capítulos
siguientes, están escritos a nivel de especie, para Crácidos extintos en estado natural (EW) o
Críticamente amenazados (CE-Cap. 3), Amenazados (EN-Cap. 4), Vulnerables (VU- Cap. 5), o
Casi Vulnerables (NT-Cap. 6). Cada uno de estos capítulos contiene una serie de escritos sobre
especies que han sido realizados por Cracidólogos que han trabajado en las respectivas especies,
y que, por lo tanto, conocen la situación actual, amenazas y la mejor forma de conservar activa y
realistamente cada una de las 24 especies. Cada relación consta de tres secciones: 1) El trabajo
que se ha realizado hasta el momento, 2) Estado y amenazas, y 3) Acciones para la Conservación;
esta última sección es un documento de trabajo para la conservación de las especies a nivel
poblacional. Los últimos dos capítulos tratan sobre la conservación de crácidos a nivel de país
(Capítulo 7) así como también a nivel global (Capítulo 8).
Se han realizado todos los esfuerzos por obtener información actualizada, utilizando literatura
publicada y no publicada, correspondencia y discusiones con personas que se encuentran
actualmente involucradas en la conservación de crácidos y sus hábitats a nivel mundial. Donde ha
sido posible, todas las aseveraciones sustantivas han sido refrendadas por referencias literarias.
Tal como se hizo con la primera edición del Plan de Acción, esta edición se ha revisado
minuciosamente. El Grupo de Especialistas en Crácidos está por lo tanto, plenamente seguro de
que este Plan de Acción cuenta con el respaldo de su red internacional de miembros.
El Grupo de Especialistas en Crácidos (GEC) es el nombre que se le dio al grupo formado por
Stuart Strahl en 1990 bajo la supervisión de la IUCN –La Comisión de Supervivencia de las
Especies de la Unión Mundial para la Naturaleza. El GEC ha sido co-dirigido por Dan Brooks y
Strahl desde 1996, siendo Brooks el director desde el 2000, con una serie de Coordinadores
Regionales que ayudan a expandir el interés a nivel de sus regiones. (Ver Apéndice 2).
Entre los objetivos más importantes del GEC está el atraer la atención mundial de los
conservacionistas hacia la familia Cracidae, y el estimular investigaciones adicionales e interes
mundial sobre estas aves amenazadas. Uno de las primeras metas del GEC era el señalar la
importancia económica de los crácidos en la preservación y mantenimiento de los bosques
protegidos en América Latina. Como indicadores de perturbación por causas humanas y de
calidad del hábitat, los crácidos son insuperables entre los grupos de aves Neotropicales, como
herramientas heurísticas para el diseño e implementación de condiciones de monitoreo para áreas
naturales. La GEC mantiene su red activa a través de una serie de talleres y simposiums, una serie
progresiva de publicaciones y del apoyo a varios proyectos de conservación en el campo.
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Historia Natural de los Crácidos
Los Crácidos varían desde el tamaño de un faisán hasta el de un pavo doméstico. Las
Chachalacas son los miembros más pequeños de la familia, con las dimensiones corporales de un
pollo bantam o de un faisán pequeño. Las pavas tienden a ser miembros de tamaño mediano, y los
pavones son los más grandes, con especies tales como el Pavón norteño (Crax rubra) siendo del
tamaño de un pavo doméstico.
Los Crácidos son miembros de una familia primitiva, ancestral de las aves de caza
(Galliformes), habiéndose originado probablemente en América Central y al Sur de Norte
América. Hace aproximadamente unos 40 a 50 millones de años atrás, la mayor parte de Norte
América era tropical, incluso hasta las planicies de los estados del norte. Dentro de este hábitat
tropical vivía un ave primitiva, que aparentemente era principalmente arborícola –el ancestro
más temprano conocido para los crácidos-, reconocido por un fósil de aproximadamente 50
millones de años de antigüedad encontrado recientemente en Wyoming (del Hoyo, 1994).
Además de éste, fósiles mas recientes (de aproximadamente 30 millones de años de edad,
similares a las chachalacas, se han encontrado en Dakota del Sur (Tordoff y MacDonald 1957).
Fragmentos recientes, de fósiles de crácidos más contemporáneos (p. ej., Crax, Penelope) han
sido encontrados en sus rangos actuales, atribuyéndoseles una antigüedad de aproximadamente
20,000 años (del Hoyo 1994).
Existen un número de hermosos morfotipos de color en los pavones. Por ejemplo, variaciones
listadas del Pavón norteño (Crax rubra) y del Paujil de Pico Azul (C. alberti) son posibles.
Formas rojizas (marrones-rojizas) son posibles tanto en el de Cacho (Pauxi pauxi) y en el Pavón
Unicornio (P. unicornis) asi como en los Pavones norteños hembras (Brooks datos sin publicar,
Herzog y Kessler 1998). Aún cuando se ha sugerido que estas formas varían a lo largo de una
gradiente altitudinal (ver del Hoyo et al. 1994), dos morfotipos diferentes se han observado en la
misma bandada (formas listadas y comunes de C. rubra en Belize), ocupando el mismo hábitat,
simultáneamente (Zimmer 1999).
Tal vez uno de los patrones de distribución más intrigantes de los crácidos ocurren en algunas
de las especies de alturas que muestran distribuciones fuertemente separadas (P. ej. Pauxi,
Chamaepetes), cuando la mayoría de las especies de tierras bajas son (p. ej., Ortalis, Mitu,
Crax) son fuertemente parapátricas (es decir, sus distribuciones se tocan, más que
superponerse), aunque existen algunas excepciones, tales como varias subespecies de
Chachalacas moteadas (Ortalis guttata araucuan, O. g. squamata), Pavones de Alagoas (Mitu
mitu) y el Paujil de Pico Rojo (Crax blumenbachii). Las barreras rivereñas pueden ser la cause
de esta fuerte distribución parapátrica de las formas de tierras bajas, tales como Crax (Garcia y
Brooks 1997), pero se requieren mayores análisis. Otras especies con distribuciones más
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separadas han mostrado distribuciones más continuas históricamente. Interrupciones dramáticas
en el distribución son intrigantes en especies tales como los pavones de Cacho y Unicornio
(Pauxi), en los que el rango de ambas especies se encuentran a una distancia de más de 2000
km. (Wetmore 1943, Weske y Terborgh 1971). Es posible que estas distribuciones discontínuas
sean el resultado de cambios en el hábitat o climaticos (p. ej., volcanes andinos en actividad, que
interrumpen lo que fue alguna vez una distribución contínua, F. Olmos, en lit.) o por
competención histórica con otras (ver Remsen y Cardiff 1990). El único grupo que muestra
algún tipo de geografia simpátrica (distribuciones que se superponen) es el de las “verdaderas”
pavas (Penelope), con todas las formas de la Amazonía baja superponiéndose geográficamente
con la Pava Amazónica (Penelope jacquacu), y las formad de las tierras altas superponiéndose
con la Pava Andina (Penelope montagnii). Los mecanismos que permiten esta coexistencia en
algunos géneros aún tiene que ser estudiado a fondo, aunque ya se han realizado algunos
estudios al respecto (p. ej., Escano 1994, Santamaria y Franco 1994, Brooks et al. 2001c).
Las Chachalacas viven en una variedad de alturas y hábitats, pero parecen prosperar en
matorrales y en bosques secundarios. El coro de chachalacas al amanecer resuena en áreas
donde estos pájaros ocurren. Las “verdaderas” pavas (Penelope) también ocurren en una
variedad de alturas pero, como la mayoría de especies de crácidos, están principalmente
restringidas a bosques tanto montanos como de tierras bajas. Las Pavas aburria (Aburria) son
especies de pavas predominantemente de tierras bajas, moespecíficas (con géneros de una sola
especie) (i.e., Penelopina, Oreophasis) y están restringidas a medioambientes montañosos. Las
dos especies de Pavas Falcialares (Chamaepetes) están restringidas también a medioambientes
montanos, y pueden estar lejanamente relacionadas a otras pavas como para garantizar cuatro
divisiones en la familia: chachalacas, pavas, pavas falcialares y pavones (Escalante 1994). Sin
embargo, todas las pavas son únicas en cuanto a sus gritos con “zumbido de alas” que son parte
del cortejo y que pueden ser oídos desde una gran distancia al amanecer. El Paujil Nocturno
(Nothocrax), como su nombre lo indica, es activo mayormente durante la noche, pero una
tendencia al cambio de actividades hacia la noche se manifiesta en todos los pavones en
aquellas regiones donde son cazados. Al contrario de la mayoría de especies de pavones,
(Nothocrax, Mitu y Crax), los pavones de Cacho y Unicornio Curassows (Pauxi) son
estrictamente montanos.
La tendencia general en las dietas parece ser el consumir más hojas y menos frutas en especies
pequeñas (p.ej. chachalacas), a más frutas y menos hojas en especies más grandes, (p.ej.,
pavones). De manera similar, la materia animal parece ser más prevalerte en las dietas de las
especies más pequeñas (p.ej., insectos en la dieta de Ortalis, caracoles en la de Aburria) que en
la de los pavones (e.g., Guzman et al. 1999). Las especies que comen materia animal a veces
ocurren en ambientes más temperados o mas variables (p.ej., algunas Ortalis), requiriendo
cambios estacionales en las dietas (ver Caziani and Protomastro 1994).
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dispersores, ayudando a mantener la densidad poblacional de plantas bajo control (p.ej.,
Caziani y Protomastro 1994, Érard et al. 1991, Érard and Théry 1994, Théry et al. 1992),
aunque algunos pavones podrían dispersar algunas semillas duras (p.ej., Santamaria y Franco
1994, Peres y van Roosmalen 1996). Sólo hemos tocado la superficie en nuestro entendimiento
de la dinámica compleja de la dispersión de semillas y su depredación. Por ejemplo, algunos
dispersadores potenciales de semillas tales como Penelope obscura podrían de forma simultánea
dispersar gorgojos destructores de semillas vivos, que están contenidos dentro de las semillas
que podrían dispersar estas pavas (Guix and Ruiz 1997).
Algunos crácidos podrian depredar fuertemente aquellas especies de flores que son sus
preferidas, previniendo así la formación de frutos. Por ejemplo, las flores de Tabebuia spp. Son
una fuente alimenticia predilecta de la estación seca para pavas, pavas piping y chachalacas, en
el Pantanal, y estas aves probablemente impacten la demografía de los árboles en este lugar (F.
Olmos, en lit.).
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Por qué son Importantes los Crácidos?
Una amplia variedad de estudios ha demostrado la importancia de los crácidos como una fuente
de carne para los campesinos (campesinos sin tierras y granjeros) y para las poblaciones
indígenas nativas de los Neotrópicos. En casi todos los estudios acerca de la caza en los bosques
Neotropicales, los crácidos constituyen la mayor biomasa aviar colectada por los grupos de
(p.ej., Silva y Strahl 1991, Begazo 1997). Más aún, los crácidos se ubican alto cuando se
considera todas las especies de caza colectadas, incluyendo a los mamíferos (p. ej., Brooks
1999). Estos estudios demuestra la dependencia de muchas culturas de los crácidos para su
subsistencia.
La industria del ecoturismo ha crecido dramáticamente en los últimos años, con ingresos en algunos
países superiores a aquellos generados por todos los otros deportes recreativos combinados. Por
ejemplo, Groom et al (1991) estimaron que más de US$1.2 millones se generaron en 1987 por
turistas extranjeros que visitaron la región de Madre de Dios, en la Amazonía Peruana para observar
la vida silvestre del lugar. Los ingresos generados por ecoturismo desde ese entonces han crecido
dramáticamente. Por ejemplo, en uno de los albergues (con 25 camas) en la región de Madre de Dios,
Munn (1992) estimó que el número de personas locales que se mantenían con las ganancias del
ecoturismo excedían las 150 en 1987, incrementándose a 270 en 1989. El ecoturismo está
incrementándose en la región del Pantanal en Brasil, en la que el número de albergues está
aumentando de manera constante mientras que actividades más tradicionales, como la crianza de
ganado está decreciendo (F. Olmos, en lit.). Además, el ecoturismo incentiva a los locales a
convertirse en guías de campo, que pueden servir como guardianes de crácidos raros.
El rol que los crácidos juegan al regenerar los bosques tropicales es de suma importancia, pero
las dinámicas complejas de dispersión de semillas y depredación de las mismas, son poco
conocidas. La dispersión de semillas asegura que las plantas que las aves consumen con
preferencia se auto-regeneren en aquellos hábitats que son adecuados para su supervivencia.
Esta área ha sido sujeta a poca investigación, pero es probable que los crácidos jueguen un rol
importante en el mantenimiento de bosques tropicales al dispersar sus alimentos vegetales
preferidos (ver Sedaghatkish, 1996), especialmente ciertas especies que tiene semillas grandes y
que habitan bosques maduros, tales como Lauraceae, Arecaceae, y Sapotaceae (F. Olmos, en
lit.). Mas importante aún es el hecho de que estas especies son de uso amplio para los humanos
(Sedaghatkish 1996, Sedaghatkish et al. 1999), convirtiéndose potencialmente así los crácidos
en especies “piedra-angulares” (especies de las que otras especies dependen para su
supervivencia).
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Debido a que los crácidos se ven afectados seriamente por la caza y la destrucción del hábitat, y
debido a que sus poblaciones son fácilmente censables, estas aves pueden ser usadas de manera
efectiva (junto con varias otros grupos de aves y mamíferos) como especies indicadoras para el
manejo de parques y áreas protegidas en los Neotrópicos (Strahl y Grajal 1991). Sus roles como
bio-indicadores, que deberían ayudar con la implementación de programas de manejo de tierrasr
en toda la región ha sido mayormente ignorado hasta hace poco tiempo (Strahl 1990, Strahl and
Silva 1997b). Al monitorear el estado de la población de crácidos en un área en particular, los
gerentes de los parques y de manejo de fauna pueden determinar si los recursos forestales de
determinada región están siendo sobre-explotados o no.
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Amenazas para la Supervivencia de los Crácidos
Presión de Caza
Los crácidos son fuertemente cazados en los Geotrópicos. Varios estados han mostrado la
predominancia de los cracidos como fuente de proteínas para los campesinos y las poblaciones
indígenas en los Neotrópicos (p.ej., Ojasti et al. 1983, Silva and Strahl 1991, 1997a, Begazo
1997, Brooks 1999). Estos estudios proveen de elementos para comprender los factores más
importantes que conducen a la declinación de estas especies –las poblaciones de crácidos
declinan dramáticamente cuando los cazadores de subsistencia cazan insosteniblemente. El
deterioro de poblaciones locales y la extinción de varias especies de crácidos (p.ej., Aburria,
Mitu, Crax) se han debido principalmente a la caza, siendo esto demostrado por el hecho de que
sus hábitats se encuentran imperturbados. (F. Olmos en lit.).
Destrucción de Hábitat
Como especies principalmente forestales (especialmente las pavas y los pavones), los crácidos
son particularmente susceptibles a la destrucción de sus hábitats. Aquellas especies que tienen
rangos restringidos son particularmente vulnerables, tales como las especies endémicas de pavas
y pavones. La destrucción del hábitat, junto con la presión de caza, ha contribuído fuertemente
al rápido declive de los crácidos en las últimas décadas pasadas.
Este plan de acción provee de un survey del estado y de recomendaciones para acciones futuras
para los crácidos. Sin embargo, se conoce que existen varios casos en los que algunas subespecies
en especial y poblaciones aisladas de varias especies se hallan bajo amenaza por características
propias de estas especies o poblaciones. Algunos taxa de urgencia inmediata incluyen, pero no
están limitados a, varias especies endémicas de las montañas de Santa Marta, Colombia Ortalis
ruficauda lamprophonia, Chamaepetes goudotii sanctaemarthae y Penelope argyrotis
colombiana), especies del Este de Brasil (O. guttata araucuan, P. superciliaris alagoensis y Crax
fasciolata pinima), y las especies de islas Mesoamericanas (O. vetula deschauenseei y C. rubra
griscomi).
Brooks (2002b) llevó a cabo análisis de “hotspots” (lugares particularmente biodiversos) para
determinar patrones de diversidad alta para los crácidos, revelando las siguientes tendencias: El
Suroeste de Colombia y Ecuador presentan la mayor diversidad de pavas Penélope, así como
también de todas las especies de crácidos y de crácidos dependiented de bosques no perturbados.
Cuando se combinan las especies, todas las especies de pavas no-Penélope muestran mayor
diversidad en el Sureste del Perú, donde se intergradan los bosques Amazónicos y Andinos. Las
Chachalacas son el único grupo con un pico de diversidad en Mesoamérica, en la región sureña
del istmo Mejicano. Los pavones alcanzan su pico de biodiversidad en el oeste de la Amazonía,
algo que es sorprendente a la luz del incremento en la uniformidad del hábitat en la cuenca
Amazónica en relación con las laderas de los Andes.
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Acciones de Conservación para los Crácidos
Incorporando las experiencias adquiridas del trabajo que se realizó al implementar el Plan de Acción
anterior durante cinco años, esta sección delimita las diferentes formas de acciones de conservación que
han provado ser efectivas (Fuller et al. 2003). Estas han sido divididas en áreas que enfatizan la
secuencia de acciones que debe ser emprendida para asegurar la conservación a largo plazo de los
crácidos, y se proveen varios ejemplos.
• Las pavas piadoras (anteriormente del género Pipile) están tan cercanamente
relacionadas a la Pava Aburria (Aburria), que actualmente las cinco especies se
consideran congéneres dentro de Aburria.
• Las cuatro especies de Pavas Piadoras (Aburria) son especies únicas. La Pava de
Trinidad, críticamente amenazada, (Aburria pipile) es en realidad una forma única, más
cercanamente relacionada a A. cumanensis.
• El Paujil de Alagoas (Mitu mitu) y el Paujil tuberoso (M. tuberosa) son en realidad
especies diferentes.
• Penelope montagnii: las dos subespecies están separadas por la presencia de otra forma
(conocida como de patrón de salto de rana) y tienen llamadas muy distintas. Estas dos
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poblaciones podrían constituir especies diferentes y se requiere de investigación para
sustanciar este hallazgo (J. Fjeldså com. personal).
Surveys: Este es el prime paso hacia el conocimiento de los requerimientos de una especie y de
las amenazas potenciales para su supervivencia. Los surveys extensos incluyen la recolección de
información básica acerca de la presencia o ausencia de una especie en varios lugares, así como
tambien sobre su abundancia relativa y tamaño de población. Es difícil proponer Acciones para
la Conservación sin estos conocimientos básicos. Para generar resultados comparables para la
evaluación a largo plazo sobre cambios en la abundancia de una especie, es importante que los
surveys sean diseñados de tal forma que se pueda repetir el mismo trabajo en una fecha posterior;
siendo particularmente importante que los métodos estén claramente descritos y que los puntos de
sondeo estén precisamente localizados.
20
el desarrollo de recomendaciones para la conservación efectiva de la familia a niveles regionales
y de país.
Las técnicas de evaluación rápida se han venido refinando para enfocarse en obtener una línea
base de abundancia relativa y distribución de los Crácidos, pero también pueden aplicarse a
especies simpátricas importantes. (Brooks et al. 2005). Estos surveys se han llevado a cabo en
varias regiones, incluyendo Colombia, (Salaman et al. 2001), Paraguay (Clay et al. 1999) y
Bolivia (Mee et al. 2002). Otros surveys, enfocados estrictamente en una sola especie se han
llevado a cabo también. Las entrevistasy búsquedas intensas que realizó Hennessey (1999) para la
última población del Piurí (Crax globulosa) en Bolivia han sido adoptadas en la búsqueda de
otras especies raras en Perú, por ejemplo (Hennessey 2004a).
Algunos de los mejores estudios en estas especies son los estudios de largo plazo de algunos
cracidólogos en Méjico, por ejemplo. Fernando Gonzalez-Garcia (1994, 1995, 1997, 2001, 2005)
ha estado estudiando el Pavo de Cacho (Oreophasis derbianus) desde 1987, mientras Miguel
Martinez-Morales (1996, 1997, 1999, 2001) ha estudiado una subespecie muy rara del Paujil
grande (Crax rubra griscomi) en la Isla Cozumel desde 1994. Estudios intensos sobre la biología
y el comportamiento de búsqueda de alimentos de los paujiles amazónicos (principalmente Mitu
salvini y Crax alector) en el Parque Nacional Natural Tinigua, Colombia se llevaron a cabo
intensamente durante los 1990s (e.g., Escano 1994, Franco y Santamaria 1997, Jimenez et al.
1998, 2001, 2003, Santamaria y Franco 1994, 1997, 2002, Yumoto 1999).
Experimentos que investiguen y documenten la importancia de los crácidos para las dinámicas
de reforestación de bosques (p.ej., dispersión y depredación de semillas) son de vital
importancia. Los experimentos de dispersión de semillas han sido llevados a cabo
principalmente para pavas (p.ej., Érard and Théry 1994, Théry et al. 1992, Guix y Ruiz 1997,
21
Sedaghatkish et al. 1999), aunque se han llevado a cabo revisiones bibliográficas para la familia
en su totalidad (p. ej., Sedaghatkish 1996).
Una forma de analizar la dinámica poblacional de una sola especie es el llevar a cabo un Análisis
de Hábitat y Viabilidad de la Población (PHVA por sus siglas en Inglés). El objetivo básico es
usar información acerca de la historia de vida, ecología y distribución de especies para evaluar
cómo el tamaño poblacional puede variar en el futuro en respuesta a estrategias alternativas de
manejo, tales como mejoramiento del hábitat, control de caza, y crianza en cautiverio. (Galetti en
lit.). Este proceso permite la identificación de acciones combinadas que reduzcan el riesgo de
extinción al mínimo, al menos en teoría. Varios programas computarizados que simulan
poblaciones bajo diferentes condiciones han sido desarrollados, pero la introducción de datos en
estos programas debe ser monitoreada cuidadosamente para evitar resultados falsos. Una de las
mayores limitaciones para el modelamiento de poblaciones es lo adecuado de los datos, así como
su confiabilidad. La cantidad y la extensión de la información que se necesita para llevar a cabo
una simulación que de cómo resultado un modelo significativo y realizable es vasta, y por lo tanto
se necesita tener precaución cuando se trata de realizar éste ejercicio.
Protección de Hábitat: Dado que la degradación y pérdida del hábitat son las mayores amenazas
para los crácidos, el establecimiento y mantenimiento de áreas con hábitats idóneos es usualmente
la mejor manera de asegurar su supervivencia a largo plazo. Aún así, en ausencia de
recomendaciones detalladas como las que surgen de un PHVA, las distribuciones a gran escala y
la información sobre el hábitat pueden ser usadas para recomendar el diseño y la expansión de
áreas protegidas importantes, tal como se ha descrito en párrafos anteriores. Esto puede ocurrir de
manera formal o como resultado del desarrollo asociaciones con los habitantes locales. Es
necesario que las recomendaciones para la designación de áreas protegidas estén basadas en
evidencia científica sólida y en la evaluación de necesidades sociales, y que sean efectivamente
promovidas a través de presiones a los gobiernos locales, grupos locales y otros actores
involucrados en el proceso de toma de decisiones. Así, la designación de áreas protegidas,
22
frecuentemente de manera adicional a las ya establecidas, es un paso importante para la
protección de especies amenazadas, tal como lo es la protección y manejo de hábitats críticos
dentro de estas áreas.
Una revisión crítica de la efectividad y la extensión del diseño de reservas para crácidos es
esencial. Esto debe ser llevado a cabo tanto a nivel regional como nacional, pero la más alta
prioridad debe darse a la revisión por países. Si estas reservas fallan al proteger a los crácidos,
reservas futuras no serán tomadas seriamente por las personas que las habitan, o los locales.
Pero si las reservas existentes demuestran ser funcionales, las reservas que se establezcan en el
futuro deberían también servir como unidades funcionales de protección. Los factores que
contribuyen al éxito de las reservas incluyen la baja densidad humana, tamaño adecuado, la
existencia de hábitat apropiado, rutas de dispersión factibles, que permitan a las aves poblar
áreas nuevas, el cierre de caminos existentes en las áreas y la prevención de la construcción de
nuevas rutas de acceso. En algunos casos, es importante que las agencias donantes provean de
buenas prácticas de gobierno y de estándares de manejo que puedan ser usadas por los gerentes
de dichas áreas.
23
de poblaciones. Es también importarte el investigar y promover el uso de crácidos como especies
indicadoras de perturbaciones causadas por humanos. La ausencia de crácidos en hábitats de
buena calidad es frecuentemente una indicación seria de sobre-caza. Idealmente, el monitoreo y la
investigación deberían ser implementadas en reservas que permiten la extracción (caza), en las
cuales los objetivos son el uso sostenible de la vida silvestre y la protección de la biodiversidad.
Evaluaciones de la extracción han sido llevadas a cabo tanto a nivel de comunidades (p.ej.,
Begazo 1997, Hill 2003, Peres 2000) y a nivel de taxon (p.ej., Begazo 1999, Brooks 1999).
Llevando a Cabo Programas de Difusión sobre Conservación: Los crácidos son afectados
por los comportamientos sociales, políticos y culturales de todos los sectores de la comunidad,
desde los habitantes locales hasta los gobiernos. Las personas deben tener conciencia de la
importacia de salvar los crácidos y otras especies silvestres en peligro de la extinción. La
educación de los locales es necesaria en la mayoría de reservas en las cuales se permite la
extracción (caza), en las cuales los crácidos son frecuentemente sobre-cazados, junto a la
realización de programas que promuevan la ética conservacionista y el uso sostenible de la vida
silvestre (Silva 1997, Brooks et al. 2001a). Programas de organizaciones gubernamentales y no-
gubernamentales deberían trabajarse concertadamente tanto en poblaciones rurales como
urbanas. Modelos existosos de este tipo de trabajo se han llevado a cabo para múltiples especies
en Venezuela (Strahl et al. 1997b), y para especies-bandera individuales, tales como Penelope
albipennis en Perú (Flanagan y Williams 2001) y Crax globulosa en Colombia (Bennet 2003) y
Bolivia (Hennessey 2004b).
Debe prestarse particular atención a los tomadores de decisiones ya que sus valores y
percepciones sobre el medioambiente y la conservación podrían determinar los resultados de la
conservación de crácidos. Es importante el promover el desarrollo cooperativo de programas de
educación en conservación a lo largo de los Geotrópicos, con énfasis específicos en crácidos y
otras especies silvestres como herramientas educacionales. La importancia de los crácidos (por
ejemplo en las dinámicas de reforestación de los bosques) deben ser enfatizados en esots
programas. Los investigadores de campo deben contactar a los educadores y proveerles de datos
y materiales útiles para ser usados en estos proyectos de educación.
Debido a la estrecha relación entre los humanos y muchas especies de crácidos, existe un
potencial enorme para los programas de difusión sobre conservación para resaltar los problemas
de especies individuales, y para elevar la conciencia de protección del medioambiente y de uso
sostenible. En muchas situaciones, especialemente en aquellas en las cuales la disminución de las
especies está causada directamente por influencia humana, acciones de conservación a largo
plazo, que sean efectivas, no pueden implementarse sin un programa de difusión sobre
conservación riguroso y bien controlado.
Programas específicos de difusión sobre conservación son más adecuados para a nivel
comunitario en aquellas comunidades en las que existan especies que son preocupantes. Estas
iniciativas pueden incluir, por ejemplo, talleres que involucren a los principales involucrados para
24
discutir problemas y posibles soluciones, el establecimiento de mecanismos de distribución de
información dentro de las comunidades tales como la distribución de panfletos, la construcción de
un centro de información, la creación de senderos para la observación de la naturaleza, el
establecimiento de clubes de naturalistas en las escuelas locales que ofrezcan eventos de manera
regular (tales como shows de vídeos y filminas, paseos al campo, charlas, etc.) y el desarrollo de
campamentos para los niños y sus profesores.
Todos los programas de difusión sobre conservación deben ser evaluados para revelar cómo es
que las personas se beneficiaron con la iniciativa y cúales de las metas de conservación fueron
logradas. Estas últimas pueden ser poco específicas, pero las primeras deben ser evaluadas
usando cuestionarios y talleres de retroalimentación, dependiendo de la situación.
El mensaje principal es que los programas de difusión sobre conservación no deberían ser
añadidos a los programas biológicos de conservación porque se cree que es lo correcto. Estas
importantes iniciativas deben ser planeadas, ejecutadas y evaluadas cuidadosamente para ser
efectivas, y sus actividades deben ser llevadas a cabo a largo plazo. Idealmente, las experiencias
y evaluaciones deberían ser publicadas tanto a nivel local como a nivel internacional para ayudar
en el diseño de proyectos futuros.
25
Alternativamente, en aquellos casos en las que las poblaciones de crácidos son lo suficientemente
grandes como para soportar la pérdida de varias parejas, la posibilidad de la translocación en
regiones diferentes podría ser examinada para complementar las poblaciones aisladas con stocks
adicionales. Todas las reintroducciones y translocaciones deben seguir las recomendaciones para
las reintroducciones de la IUCN y seguir los métodos de otros (p.ej., Balda y Schemnitz 1997,
Simpson y Azeredo 1997, Scheres 1997, Pereira y Wajntal 1999, Angulo 2003, Angulo y Barrio
2004).
El Paujil de pico rojo (Crax blumenbachii) ha sido reproducido con éxito en un programa
intenso y bien documentado en Belo Horizonte, y ha sido reintroducido en partes de su rango
anterior gracias a los esfuerzos de la Fundación Crax con el apoyo de Crax International, Europa
(Azeredo 1996, Simpson y Azeredo 1997). Actualmente las aves reintroducidas tienen una alta
tasa de supervivencia y múltiples generaciones de crías descendientes de las aves liberadas han
sido producidas (Azeredo 1996, Scheres 1997). La Pava aliblanca (Penelope albipennis) es
también objeto de programas coordinados de reproducción en cautiverio y reintroducción con
crías nacidas en estado silvestre de padres reintroducidos (Angulo 2003, Angulo y Barrio 2004,
F. Angulo y R. Williams pers. com.).
26
Paujil nocturno (Nothocrax urumutum) dibujo por J. Merizio
Capítulo 2 – Métodos
Daniel M. Brooks y Stuart D. Strahl
El proceso de actualización del último Plan de Acción (Brooks and Strahl 2000) empezó en Julio
del 2004. El paso inicial fue el compilar una lista de todos los crácidos en peligro, trabajando en
base a las recomendaciones para cracidos de Birdlife’s (2004). Usamos las contribuciones del
“Forum de Aves Amenazadas en las Américas” (Birdlife International 2004), pero,
principalmente, solicitamos contribuciones de todas aquellas personas que sabíamos que hubieran
trabajado activamente con los taxa que nos concernían.
De las 24 especies de crácidos listadas como NT, VU, EN, CR o EW, (por sus siglas en Inglés),
recibimos respuestas iniciales buenas para 19 especies. En la mayoría de los casos, obtuvimos
contribuciones suficientes (p.ej., seis respuestas para Crax fasciolata y C. alberti; siete para
Penelope ortoni, Aburria aburri, Pauxi pauxi, Crax rubra y C. globulosa; ocho para P.
unicornis, etc.), pero en algunos casos, recogimos pocas o ninguna opiniones; para las cinco
especies sobre las cuales no recibimos ninguna opinión, no sugerimos el desviarse de las
recomendaciones de Birdlife (2004). En aquellos casos en los que se dieron recomendaciones
para elevar o disminuir la categoría de amenaza de alguna especie, estas recomendaciones fueron
usualmente unánimes entre los Cracidólogos que brindaron sus comentarios o una toma de
decisiones democrática brindó la solución en caso de discenso; por ejemplo, en el caso de C.
rubra: cinco contribuyentes recomendaron el dejar la especie como NT, uno recomendó el
disminuir la categorización a LC y otro recomendó elevarla a VU, así que la solución fue dejarla
en NT.
27
Una vez que todas las respuestas fueron retornadas (Mayo 2005), contactamos a aquellos
individuos que habían trabajado intensamente en el campo con una alguna especie en particular y
los invitamos a escribir los relatos sobre dichas especies, para los capítulos 3-6. En todos los
casos, las respuestas fueron inmensamente positivas; solamente una persona declinó el escribir el
capítulo inicialmente, y dos fueron reemplazados más adelante ya que tenían limitaciones de
tiempo que impedían que pudieran cumplir con el trabajo para las fechas límite indicadas
inicialmente. A todos los autores se les pidió que invitaran co-autores adicionales según lo
creyeran necesario. Uno o dos personas fueron los autores para algunos capítulos, pero la mayoría
tiene tres co-autores, y algunos tienen hasta cuatro (p.ej., Penelope albipennis) ó cinco (p.ej.,
Crax alberti). A cada autor se le envió un documento de tres páginas titulado “Instrucciones para
el Plan de Acción de Crácidos – Descripciones de especies escritas por autores” con doce
instrucciones. La mayoría del documento era un esquema para como enviar la información
(esquema para el contenido de los párrafos, citas, etc.), pero se enfatizó que lo principal era que
los autores de cada capítulo se comunicaran entre sí para asegurarse que los esfuerzos sean
coordinados y, consecuentemente, que hubiera una buena comunicación. Se les pidió a los autores
que no excedieran las dos páginas de texto si fuera posible y que incluyeran tres secciones: 1)
Trabajo Realizado hasta la Fecha, 2) Estado y amenazas y 3) Acciones para la Conservación.
Cada descripción podía incluir una o dos ayudas visuales (gráficos, tablas, mapas o apéndices),
pero en la mayoría de los casos los autores enviaron solamente una foto, solo unos pocos
enviaron mapas, tablas o apéndices. La primera ronda de ediciones para las descripciones de las
especies se llevó a cabo de entre Setiembre y Octubre del 2005. Se trató de mantener el estilo
creativo de los autores siempre que fuera posible.
Se anunció la compilación del libro a través de una variedad de fuentes, con una convocatoria para
revisores. La primera versión (desde la Introducción hasta las descripciones de especies) se envió para
ser revisada en Setiembre del 2005, en esta ocasión, las descripciones de especies se enviaron sin los
nombres de los autores para evitar sesgos en las revisiones. Los comentarios de esta revisión fueron
usados para actualizar el libro, y fue entonces que los dos últimos capítulos se escribieron : “Evaluación
por países” y “Análisis ecoregional”.
El capítulo de “Análisis por países” realiza resúmenes para los 17 países incluídos agrupados en seis
secciones regionales: norte de Centro América, sur de Centro América, sur de Centro América, norte de
Sudamérica, oeste de Sudamérica, sur de Sudamérica y Brasil. Cada una de estas regiones se separó en
cinco secciones: 1) Reservas, 2) Investigación, 3) Protección legal, 4) Educación y difusión, y 5)
Reproducción en cautiverio.
El capítulo sobre ecoregiones usó ánalisis de hotspots, una forma de identificar y priorizar la
conservación regional comparando bloques iguales, que representan la riqueza a nivel de especies
en cuadrantes de mapas regionales (Mittermeier et al. 1998). Los picos de diversidad de crácidos
se analizaron en varias regions geográficas suando dos escalas de riqueza de especies de cracidos
comparativas: crácidos en general y crácidos amenazados.
La versión corregida final se envió en Noviembre del 2005 para ser revisada antes de ser enviada a los
traductores. La lista completa para crácidos amenazados se da a continuación.
28
Extinguidos en Estado Silvestre (1 especie)
Amenazadas (7 especies)
Vulnerable (7 especies)
Casi-Amenazadas (5 especies)
29
Paujil de pico azul jóven (Crax alberti) foto por y Proaves-Colombia
30
Drawing by J. Merizio
Carlos A. Bianchi
Considerado por mucho tiempo una variante geográfica del Mitu tuberosa, esta especie fue
reportada primero por Marcgrave en 1648 y descrita por Linnaeus en 1766, pero sólo después de
1951 empezó a ser tratada como una especie distinta (Silveira et al. 2004). Su distribución fue
reportada para el Noreste de Brasil (Helmayr y Conover 1942), o más restringida a Pernambuco
(Pinto 1964, 1978), pero Teixeira (1997) sugiere que M. mitu se encuentra desde Rio Grande do
Norte hasta Alagoas (en el Río São Francisco), basado en la descripción de Marcgrave de un
bosque. Sin embargo, toda la información confimada acerca de la especie se refiere al estado de
Alagoas, posiblemente involucrando un área de menos de 2500 km2 (Silveira et al. 2004).
Esta especie seconsideró rara (Sick 1980, Teixeira 1986) y supuestamente desaparecida en el
estado natural al inicio de los (Collar et al. 1992). Nardelli (1993) describió sus esfuerzos por
rescatar lo que posiblemente fue el último grupo de Paujiles en Alagoas. En 1976 se colectaron
los primeros paujiles para el cautiverio, los que murieron unos pocos meses después. Durante los
dos años siguientes, Nardelli visitó estas áreas nuevamente, observando seis aves y un nido en
actividad. En 1979 capturó cinco pájaros Mata do Othon (municipalidad de Barra de São Miguel),
y obtuvo uno más que estaba cautivo en Maceió, transportando todos a sus instalaciones en Rio
de Janeiro. Ono de los seis pájaros murió, y el resto (dos machos y tres hembras) fueron
31
separados en una pareja y un trio. Alrededor del 1900, la población de paujiles alcanzaba a ser de
19 aves (12 machos y 7 hembras), todos descendientes del trio, ya que la pareja no puso huevos.
Debido al gran número de machos, Nardelli hibridizó algunas aves con Paujiles de pico filudo
(M. tuberosa) con la intención de recuperar aves “puras” en el futuro por “back-crossing”
(Silveira et al. 2004). La población en cautiverio llegó a ser de 44 aves en 1999, cuando el
criadero de Nardelli se cerró. IBAMA decidió trasladar a los paujiles a dos centros nuevos:
CRAX-Brasil que recibió 23 especímenes (11 machos y 13 hembras, de los cuales 3 machos y 4
hembras fueron consideradas “puras”), y CCCPC, que recibió 20 individuos (10 machos y 10
hembras de los cuales sólo una pareja se consideró “pura”).
Las acciones de conservación de esta rara especie por parte del gobierno Brasilero fueron
incipientes desde los 1970’s hasta los 1990’s, basándose solamente en dos proyectos de campo
poco exitosos (Bianchi en prep.). Sin embargo, en 1996 una ONG local llamada Instituto para a
Preservação da Mata Atlântica (IPMA) empezó a trabajar en la preservación y recuperación de
los restos de bosque en tierras de propiedad de compañias azucareras. IPMA también diseminó
información a través de un muy bien desarrollado plan de educación ambiental para las escuelas
del estado de Alagoas. En el 2003, IBAMA estableció el “Comité para la recuperación y manejo
del Paujil de Alagoas Mitu mitu” con varios expertos, investigadores e instituciones interesadas
en conservar esta rara especie (Bianchi in prep.). La primera reunión del Comité en el 2003
produjo varias recomendaciones (ver Acciones para la Conservación).
Estado y Amenazas
El Paujil de Alagoas es considerado el Crácido más amenazado, siendo tratado en varias fuentes
como “Extinto en el estado silvestre” (Collar et al. 1992, Brooks and Strahl 2000, MMA 2003,
BirdLife International 2004), y varios autores han reportado su rareza (Coimbra-Filho 1971, Sick
and Teixeira 1979, Sick 1980, Teixeira 1986). Números escasos de estas aves fueron reportados en
localidades diferentes durante los 1970’s y los 1980’s (Coimbra-Filho 1971, Teixeira 1986, Collar
et al. 1992). La presión de caza en la región fue un factor principal de la causa de la disminución
de M. mitu y otras especies de presa. Aún así, la rápida e intensa deforestación durante los años
1970’s y 1980’s debido a los incentivos del gobierno para establecer plantaciones de caña de azúcar
para el Proyecto Proalcohol (la producción de un combustible como alternativo de la gasolina-
Cavalcanti 1992) es el factor de más peso para la disminución de esta especie hasta quedar extinta
(Collar et al. 1992, Nardelli 1993, Silveira et al. 2004, Bianchi en prep.). Sin embargo, aún se
observan actividades de cacería en la región. (Silveira et al. 2003a).
En la actualidad, la única oportunidad que queda para esta especie es la población en cautiverio y la
restauración de su hábitat original en el Noreste de Brasil. Desde que se trasladaron de las
instalaciones de Nardelli, la población ha sido reproducida con éxito, alcanzando a 70 aves en el
2002 (Silveira et. al. 2003b) y el número de aves ha alcanzado los 115 recientemente (en Mayo del
2005) con cerca al 50% de éstos considerados pájaros “puros” (Bianchi in prep.). Wajntal y
Silveira (2005) llevaron a cabo un análisis genético para investigar los grados de hibridación en
toda la población cautiva, pero los resultados fueron inconclusos, debido principalmente a la falta
se seguridad en la identificación individual de las aves más antiguas del stock original. La
morfología continúa siendo la mejor herramienta para distinguir los pájaros puros de los que no lo
son, y los detalles acerca de cómo diagnosticarlos válidamente se encuentran Silveira et al. (2004).
IBAMA está evaluando los aspectos genéticos del programa de reproducción en cautiverio para
ayudar en el manejo de las limitaciones que trae consigo una población de aves pequeña, con el
objetivo de establecer una población viable en el futuro. Dos instituciones nuevas (São Paulo Zoo
y CESP) han sido evaluadas y seleccionadas para recibir Paujiles, lo cual expandería el número de
centros de crianza en cautiverio a cuatro.
32
Acciones para la Conservación
Durante la primera reunión del Comité en 2003, IBAMA coordinó las discusiones acerca del
establecimiento de estrategias para la conservación de M. mitu. Una segunda reunión se llevará a
cabo en Julio del 2005, en la cual se actualizarán las recomendaciones previas. Parte de las
acciones recomendadas ya se han completado. Aunque la creación de un Plan de Acción más
detallado se está realizando, las principales tareas que quedan por lograrse son:
33
Pava Aliblanca (Penelope albipennis)
Fernando Angulo Pratolongo, Víctor Raúl Díaz, Rob Williams y Laura Cancino
La Pava aliblanca fue descrita en 1877 y se conocía por tres pieles, una que fue collectada en los
manglares del Departamento de Tumbes, en el extremos Noroccidental del Perú, y dos que se
colectaron en la Hacienda Pabur, Departamento de Piura en los bosques secos ecuatoriales a 200
km. de la primera localidad (Vaurie 1968, de Macedo 1979). Después de estos registros, no se
hizo ninguna otra observación de la especie hasta 1977, cuando fue redescubierta en la Quebrada
de San Isidro, cerca al borde entre los departamentos de Piura y Lambayeque (de Macedo 1979).
En 1978 se llevó a cabo el primer censo poblacional, que resultó en 62 individuos (Ortiz 1980).
Un segundo censo se realizó en 1987 reportándose 97 aves (Ortiz y Diaz 1997) y un tercer censo
en 1990 dio como resultado 153 birds (Diaz y del Solar 1997). Fernando Angulo está
actualmente llevando a cabo un cuarto censo.
Esta pava endemica del Perú y de la región Tumbesina es monógama y territorial, y está mas
activa durante las primeras y últimas horas del día. La estación de reproducción para esta ave es
de Enero a Agosto, y usualmente pone dos huevos. Se alimenta de frutas, flores, semillas hojas y
brotes de arbustos y árboles (Ortiz 1980, Ortiz and Diaz 1997). Construyen sus nidos
aproximadamente a 3 m. del suelo, y generalmente están hechos de ramas y hojas (Ortiz 1980,
Williams 1980). Eley (1982) estudió las relaciones sistemáticas y la zoogeografía de la pava
aliblanca. La distribución actual de la especie ocurre entre los 5º25’ S - 79º55’ W al norte y los
6º39’25” S - 79º22’30” W al sur, dentro del bosque seco ecuatorial (Región tumbesina) de la
vertiente occidental de la cadena principal de los Andes, entre los 300 y 1100 m (Ortiz and Díaz
1997, Díaz and del Solar 1997), habiendo sido reportada hasta los 1400 m. La pava aliblanca
habita quebradas en una franja de aproximadamente 120 km de largo y 10 km de ancho.
34
polluelos nacidos en las mismas condiciones. El coto de caza “El Angolo” (Piura) y la zona
reservada de Laquipampa (Lambayeque) han sido evaluadas para determinar su potencial como
lugares de reintroducción y ambos han sido encontrados aptos (Angulo and Barrio 2004, Angulo
and Beck 2004). Actualmente se están llevando a cabo investigaciones en poblaciones silvestres
para determinar los cambios estacionales en la dieta y el hábitat de la especie. La dieta ha sido
determinada para poblaciones reintroducidas (Lerner 2003) y la supervivencia ha sido estimada
en 55% dos años después de la liberación (Angulo 2004).
Estado y Amenazas
La pava aliblanca esta considerada como Críticamente Amenazada (BirdLife International 2000)
y bajo esta misma categoría por la legislación peruana. Este crácido esta considerado como de
Prioridad Inmediata de Conservación por el Grupo de Especialistas en Crácidos de la IUCN/SSC
(Brooks and Strahl 2000), y esta listado en el apéndice I de CITES. El gobierno peruano creo la
zona reservada Laquipampa (11,347 ha) en 1982 con el objetivo de proteger esta especie y su
hábitat (Flanagan y Angulo 2002). En 2003 la pava aliblanca fue declarada por ley del congreso
peruano como una especie de “Interés Nacional”. Adicionalmente, el Gobierno Regional de
Lambayeque declaró a la pava aliblanca como “Ave Regional”. Se han llevado a cabo
entrenamientos a guardaparques (Flanagan and Williams 2001).
Respecto a las amenazas para la especie en el largo plazo, la fragmentación de hábitat se esta
tornando en el mayor peligro para la supervivencia de la especie. La población silvestre esta
siendo fragmentada en dos meta-poblaciones, una al sur y otra al norte del área de distribución,
actuando la carretera Chiclayo-Tarapoto como la barrera entre ellas. Esta vía asfaltada facilita los
asentamientos humanos, llevando esto a la desaparición de bosques por el aumento de áreas para
agricultura en ambos lados de la vía, resultando esto en una barrera ecológica que las pavas son
incapaces de cruzar. Este proceso no permite el flujo genético y la viabilidad de las dos meta-
poblaciones debe ser determinada a través de una evaluación genética.
35
II. Continuar con la reproducción en cautiverio (establecer al menos dos poblaciones viables) y
con los programas de reintroducción y suplementación para unir pequeñas poblaciones que se
encuentran aisladas a lo largo del área de distribución de la pava aliblanca.
III. Coordinar acciones en ecoturismo para aumentar los beneficios a las comunidades y para la
conservación.
VI. Establecer un studbook para la especie con el fin de coordinar entre los centros que mantienen
pavas aliblancas en cautiverio, para asegurar que se mantenga una población viable en el largo
plazo, así como establecer estudios del estado genético de las poblaciones tanto en cautiverio
como silvestres.
VII. Desarrollar y promover estrategias de uso sostenible del bosque seco ecuatorial, tales como
el ecoturismo y la apicultura en el área de distribución de la pava aliblanca y alrededores.
VIII. Investigar el efecto del fenómeno de “El Niño” en las poblaciones de pava aliblanca.
IX. Continuar con el levantamiento de fondos para asegurar la continuidad del proyecto de
conservación de la pava aliblanca.
36
Dibujo de E. Rooks
Floyd E. Hayes
A pesar de estarse “rápidamente convirtiendo en un ave rara” a finales del siglo (Chapman 1894)
y “estar confinada a la mitad oriental del rango Norte y al extremo Sur de la isla” el la mitad del
los 1930s, (Belcher and Smooker 1935), n half of the northern range and the extreme south of the
island” sólo unos cuantos avistamientos espaciados se reportaron en la literatura científica hasta
los principios de los 1980s (Worth 1973, French 1969, 1977, 1986).
Desde 1982 al 1987, surveys y entrevistas extensas a cazadores locales se llevaron a cabo por la
Sección de Vida Silvestre de la División Forestal, proveyendo de notas de tipo anecdótico acerca
de la biología de la Pava Piadora de Trinidad y también se obtuvo la primera evaluación detallada
de su estatus (James and Hislop 1988, 1997).
Luego de haber investigado cinco sitios de estudio potenciales en el rango Norte en 1989,
estudiantes de la Universidad de Glasgow pasaron 10 días en 1989 y 18 días en 1991 estudiando
la biología y comportamiento de la pava (Alexander et al. 1990, 1992, Alexander 2002). Desde
1999 al 2002, un grupo de la Universidad de West Indies y del Caribbean Union College
realizaron investigaciones extensas sobre las pavas en varios sitios a lo largo del rango Norte y
además llevaron a cabo estudios extensos sobre la ecología de las pavas y su comportamiento en
Grande Riviere (Hayes et al. 1999, en prep.). Sin embargo, sus intentos de capturar y rastrear con
radiotelemetria a las aves fueron poco exitosos. Desde el 2004, un nuevo estudio sobre el estado
actual y la biología de la pava en el rango Norte se ha llevado a cabo por otro grupo de la
Universidad de las West Indies (John Cooper comunicación pers.).
37
presente (ver arriba) revelaron que esta ave es rara y local en ciertos sitios aislados, poco habitados
por humanos dentro de un área de aproximadamente 150 km2 en la mitad oriental del rango Norte,
en el Noreste de Trinidad. Existe un reporte reciente de un avistamiento en el rango Sur (Mark
Berres, com. pers., 2000), en donde probablemente se extinga, si es que ya no se ha extinguido
localmente. La pava se encuentra principalmente en áreas de bosques primarios pero tolera
actividades humanas de forma limitada, tales como agricultura a menor escala, como la que se lleva
a cabo en Grande Riviere, en donde un grupo pequeño de individuos ha subsistido por lo menos por
20 años. Se encuentra desde el nivel del mar hasta los 900 m.s.n.m., pudiendo potencialmente
ocurrir en la mayor elevación de la isla (925 m). El tamaño de la población es desconocido, pero
probablemente no sea mayor que unos pocos cientos de aves.
Hace más de un siglo, Chapman (1896) reportó que “la carne de esta especie es justamente
apreciada, y debido a la persecución de los cazadores, se está convirtiendo rápidamente en un ave
rara”. La caza ilegal, tanto para subsistencia como por deporte, claramente ha sido y continúa
siendo la mayor amenaza para esta ave, aunque ha disminuído en décadas recientes gracias a las
campañas de educación pública realizadas por la División Forestal a principios de los 1980s (James
and Hislop 1997) y por el Centro Rare para la Conservación Tropical (en conjunto con la División
Forestal) a fines de los 1990s (Butler et al. 1998). Aunque estudios recientes en Grande Riviere
indican que la pava tolera ligeras perturbaciones causadas por humanos en plantaciones agrícolas
en pequeña escala de comunidades locales siempre y cuando los árboles más altos de los bosques
cercanos se conserven intactos, la pérdida de hábitat ha sido una amenaza constante y creciente. La
construcción de caminos que permiten el acceso a áreas remotas afecta negativamente a las pavas,
ya que esta actividad se encuentra usualmente acompañada por extracción ilegal de madera y por
ocupación ilegal. La deforestación, la mayoría de la cual se lleva a cabo ilegalmente, se ha
incrementado en décadas recientes con la movilización de colonizadores hacia áreas más remotas e
accidentadas en la parte oriental del rango Norte. La deforestación comprende inicialmente el
talado de madera seguida por el cultivo a menor escala de cosechas agrícolas (incluyendo la
marihuana) o por la plantación de especies exóticas (tales como el pino o la teca) y la construcción
de viviendas. La destrucción del hábitat seguramente se acelerará si una carretera en proyecto se
construye para conectar una porción remota de hábitat relativamente pristino de 18 km. que se
encuentra en la costa Norte entre Blanchisseuse y Matelot.
A pesar de haberse llevado a cabo varias campañas públicas de educación (algunas realizándose
actualmente) y proyectos de investigación, aún tiene que diseñarse un plan de acción a nivel
nacional para la conservación de esta pava. Sin embargo, varias recomendaciones sobre acciones
de conservación ya han sido propuestas (p.ej King 1981, Collar et al. 1992, James y Hislop 1988,
1997, Temple 1998, Connolly y Seutin 1998, Brooks y Strahl 1999).
I. Investigación
Varios proyectos de investigación recientes han incrementado notablemente nuestros
conocimientos acerca de la biología de las pavas, pero su estado en áreas remotas de su rango aún
permanece poco documentado y casi nada se sabe de su biología reproductiva. Se necesitan
survey más intensivos para estimar mas correctamente la población actual. Estudios con anillado
y de telemetría son necesarios para comprender mejor la biología reproductiva, parámetros de
historia de vida y la dinámica de metapoblaciones.
38
frecuentemente señalan que han dejado de cazar esta ave luego de enterarse que estaba en peligro
de extinción. Aún así, algo de caza ilegal aún persiste y se necesitan campañas de educación
continuas para mejorar las actitudes del público hacia el medio ambiente en general y hacia las
pavas en particular.
V. Crianza en cautiverio
Se ha dicho que existe urgencia para la creación de un programa de reproducción en cautiverio
(p.ej., King 1981, Collar et al. 1992, Connolly y Seutin 1998) pero nunca se ha intentado
establecer uno. Este programa debe ser planificado e implementado tan pronto como sea posible.
Un ave se encuentra en cautiverio en el Emperor Valley Zoo, que es probablemente muy
pequeño, muy visitado y muy ruidoso como para ser un sitio efectivo para la reproducción en
cautiverio. La Fundación para las Aves de Caza Point-a-Pierre podría ser la mejor instalación
para un proyecto de crianza en cautiverio.
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Pavo de Cacho (Oreophasis derbianus)
Fernando González-García, Javier Antípatro Rivas Romero y Ana José Cóbar Carranza
González-García et al. (2001) resumieron los datos de distribución para Méjico. Siempre se ha
sospechado de su ocurrencia en Chimalapas, en la zona de Oazaca, pero ésta nunca ha sido
confimada completamente ya sea con un espécimen colectado o por una publicación científica
(Navarro et al. 2004, Peterson et al. 2003, Delacour y Amadon 2004). Trabajos de campo
recientes (2005) y entrevistas a habitantes locales de los pueblos de San Antonio y Benito Juarez
en las municipalidades de San Miguel and Santa María, Chimalapas sugieren la presencia del
Pavo de Cacho en el área de Chimalapas. Evidencia verbal sugiere que el Pavo de Cacho está
presente en las areas conocidas como Cordón El Reten y Sierra Tres Picos. La región de
Chimalapas todavía contiene grandes cantidades de hábitat apropiado para este paujil (Peterson et
al. 2003), aunque en 1998 el bosque de niebla se redujo sustancialmente debido a incendios
forestales (Asbjornsen y Gallardo 2004).
En la Sierra Madre de Chiapas, Mexico, el hábitat del Pavo de Cacho se caracteriza por
asociaciones vegetales de Quercus-Matudaea-Hedyosmun-Dendropanax (Long y Heath 1991,
Williams-Linera 1991, del Hoyo et al. 1994, Birdlife International 2000, González-García et al.
2001, Delacour y Amadon 2004). Las características del hábitat en el área de Chimalapas,
Oaxaca aún no han sido descritas. Los Pavos de Cacho habitan ambas laderas de la Sierra Madre
de Chiapas y parecen ser más frecuentes en la vertiente Atlántica. Los Pavos de Cacho se
registran principalmente en bosques primarios húmedos, no deciduos, bosques de niebla a
elevaciones entre 1600 a 3350 m. Como ocurre con otras aves frugívoras, el Pavo de Cacho
40
llevar a cabo migraciones altitudinales estacionales, tal vez siguiendo en sincronía la aparición
fenológica de frutos. El rango territorial post-reproducción y el uso de su hábitat son todavía
mayormente desconocidos.
Datos sobre su historia natural han sido resumidos anteriormente (González-García et al. 2001,
Delacour and Amadon 2004), pero se sabe poco de la ecología poblacional de los Pavos de Cacho
fuera de la época de reproducción. En México, las hembras anidan en las porciones altas de las
copas de árboles relativamente aislados, a una altura promedio de 18.87 ± 5.54 m (n = 5). El nido
se construye con vegetación (raíces de bromelias, orquídeas y hojas secas) y mide 32 ± 4 x 30.3
± 2.52 cm. Los árboles usados como sitios de anidación incluyen Matudaea trinervia
(Hammameliaceae), Ternoestroemia lineata (Theaceae), Quercus sp. (Fagaceae) y Clethra sp.
(Clethraceae). Las hembras ponen dos huevos blancos de textura rugosa de un tamaño promedio
de 83.94 ± 1.13 x 58.46 ± 1.02 mm (n = 6) (González-García 1994, 1995, 1997a, 1997b,
González-García et al., en revisión). En Guatemala, los Pavos de Cacho parecen anidar a alturas
menores que en El Triunfo, Chiapas. En el Volcán Tolimán se registró un nido a 7.8 m de altura
en un árbol de Chiranthodendron pentadactylum (Méndez 2000).
Los Pavos de Cacho consumen frutas y hojas verdes. En El Triunfo, la dieta consiste de por lo
menos 57 especies de plantas; los Pavos consumen las hojas de 12 de estas especies (González-
García 2005). En Abril del 2005 se observó a una hembra comiendo las flores de una orquídea en
la Reserva de la Biosfera de El Triunfo (Abundis comm. pers.). En Guatemala, el Pavo de Cacho
ha sido registrado alimentándose de los frutos de Dendropanax arboreus (Araliaceae), Symplocos
hartwegii (Symplocaceae), Phoebe sp. (Lauraceae), y bebiendo el néctar de Chiranthodendron
pentadactylum. Otras especies vegetales en la dieta de los Pavos son conocidas con los nombres
locales de Palo blanco, Jocotillo y Aguacatillo (O. Mendez comm. pers.).
En contraste con México, se ha recogido menos información sobre la ecología y la biología básica
del Pavo de Cacho en Guatemala. La mayoría de la información proviene de estudios que se
llevaron a cabo en la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del XX. (Sclater y Salvin
1859, Salvin 1860, Salvin y Godman 1897-1904, Griscom 1932, Wetmore 1941, Andrle 1967,
Zepeda 1981, Escobar 1997, Vannini y Rockstroh 1997). Más recientemente, Méndez (2000)
recogió los primeros registros del comportamiento de anidación en el Volcán Tolimán, y
González-García et al. (2001) llevaron a cabo una evaluación del estado de conservación en
México y Guatemala.
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impacto de las actividades humanas locales, protección y manejo del hábitat, reproducción en
cautiverio y biología poblacional. Un resultado importante del taller fue la creación del
“Comité Binacional para la Conservación del Pavo de Cacho y de su Hábitat”, el cual promovió
las reuniones posteriores. En el 2003 se llevó a cabo el Primer Simposio Internacional para la
Conservación del Pavo de Cacho en conjunto con el VII Congreso de la Sociedad Mesoamericana
para la Biología y la Conservación, Chiapas, Mexico (Cornejo en litt.). En el 2005 el II Simposio
Internacional para la Conservación del Pavo de Cacho se realizó en la Reserva Natural Los
Tarrales, Patulul, Guatemala. En este taller, el progreso de las acciones que se delinearon en el
PHVA fue revisado. Durantes este simposio, expertos de México y Guatemala expusieron acerca
de los avances en la investigación, conservación del hábitat y reproducción en cautiverio, y
también esbozaron planes futuros para el comité binacional para la conservación del Pavo de
Cacho.
Estado Actual: Usando modelos predictivos, Peterson et al. (2001) han predicho un declive del
86 al 89% (asumiendo no dispersión) debido al calentamiento global. Aunque es considerada
“En peligro” a nivel mundial por BirdLife International (2000), los autores consideran que esta
especie se encuentra “En peligro crítico”, más cercana a las recomendaciones para Prioridades de
Conservación Inmediatas hechas por el Grupo de Especialistas en Crácidos de la IUCN (Brooks y
Strahl 2000). Desde 1979, el Pavo de Cacho ha sido listado en el Apéndice I de la CITES
Appendix I en Guatemala, en donde su caza y captura están prohibidas. Actualmente, BirdLife
International (2000) considera que el rango de esta especie es de approximadamente 7700 km2.
Registros de nidos y de poblaciones aparentemente viables se conocen solamente en la Reserva
de la Biosfera El Triunfo en México y en el Volcán Tolimán, Guatemala (González-García et al.
2001, Méndez 2000). Aunque la región Chimalapas en Oaxaca, México todavía contiene grandes
cantidades de hábitat apropiado (Peterson et al. 2003), no evaluaremos el estado actual o la
viabilidad de esta posible población debido a extensos incendios forestales (ver amenazas).
42
La Siberia en ciudad de Mexico), con un criador adicional en Portugal (M. Leal). La población
fundadora y su progenie, de la Fundación Ara se encuentran ahora en el Africam Safari, que ha
experimentado el éxito de reproducción más grande y consistente, con 15 pichones criados en 3
años. Adicionalmente, préstamos de reproducción del Africam Safari a otras instituciones (León
Zoo y al Zoológico de Guadalajara) son logros importante, porque abren el camino para el
manejo cooperativo. Actualmente, se estima que existe una población en cautiverio de
aproximadamente 100 individuos en México, junto con otros pocos más en Guatemala y siete en
Europa (J. Cornejo en lit., J. Rivas en lit.). Se ha publicado un Studbook Internacional (Cornejo
2005), lo cual permite un manejo genético adecuado de la población cautiva. Hasta el 31 de
Diciembre del 2004, existían 53 individuos en cautiverio distribuídos en 9 instituciones
participadoras. Menos de la mitad de los fundadores potenciales se han reproducido en cautiverio,
produciendo 31 (>50% nacieron entre el 2002 al 2005), con el 32% de las crías provenientes de la
misma pareja.
Amenazas: El Pavo de Cacho es una especie protegida en México y Guatemala, donde existen
leyes que prohíben su caza y cualquier actividad humana que pudiera tener un impacto negativo
en la viabilidad de la población. Alteraciones del hábitat, caza y comercio ilegales han sido
generalmente identificadas como las principales amenazas (Brooks y Strahl 2000, González-
García et al. 2001, González-García 2005). Incendios forestales incontrolables son una amenaza
más reciente para el bosque nuboso. Por ejemplo, 210,000 ha de bosque tropical y subtropical se
quemaron en la Reserva Comunal de Chimalapas en 1998, en la que el 60% del bosque nuboso
(38,000 ha) fue reducido a cenizas (Asbjornsen y Gallardo 2004); si es que existe una población
de Pavo de Cacho en la Reserva de Chimalapas, seguramente se encuentra en una situación muy
crítica. Los incendios forestales han tenido un impacto negativo El Triunfo también,
principalmente en Cerro Quetzal.
No existen garantías a largo plazo para la supervivencia del Pavo de Cacho debido a la
fragmentación potencial del bosque contínuo; esta fragmentación podría fácilmente llevar a la
extinción de esta especie (Peterson et al. 2001). Esto resulta particularmente cierto en El Triunfo,
en donde la agricultura no-sostenible y la deforestación clandestinas en tres áreas críticas ponen
en peligro la continuidad del bosque de niebla (IDESMAC 1997, J.C. Castro com. pers.). Otra
amenaza potencial es el efecto del cambio climático a nivel global, que finalmente puede afectar
muy severamente la habilidad de dispersión del Pavo de Cacho.
I. Apoyar la creación de nuevas áreas protegidas. Por ejemplo, algunas otras áreas
importantes a proteger en la Sierra Madre de Chiapas además de El Triunfo incluyen el
Cordón Pico El Loro-Paxtal y el Volcán Tacana.
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a. La Reserva del Cordón Pico El Loro-Paxtal (15,000 ha) necesita ser expandida.
b. Una reserva binacional debería crearse en el área de Tacama, entre México y
Guatemala, en donde existe un bosque de neblina viable con poblaciones de Pavo
de Cacho. (Heath and Long 1991, González-García 1995, Challenger 1998,
González-García et al. 2001).
o Estas dos nuevas áreas podrían ser manejadas como ejidales o reservas
comunales, con el el desarrollo de un sistema ecológicamente
sostenible.
o En apoyo a estas propuestas, el Volcán Tacana (6378 has. de
superficie) ha sido recientemente declarado una Reserva de la Biósfera
(Diario Oficial de la Federación, January 28, 2003).
c. Otra área es la Frailescana (60,450 has. de superficie), localizado al Oeste de El
Triunfo; en donde no existe protección para el bosque ni para el Pavo de Cacho
(Heath y Long 1991).
II. Reforzar el manejo y control en áreas nacionales protegidas con el fin de reducir la
deforestación y la caza ilegal.
a. Reforzar las entidades y organizaciones a cargo del manejo y protección del
bosque nuboso habitado por los Pavos de Cacho.
b. Prohibir la fragmentación en la Reserva de la Biósfera de El Triunfo y otros sitios
importantes.
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c. Restaurar el hábitat a través de la reforestación, esto es especialemte importante
en Chimalapas región de Oaxaca.
V. Crear una conciencia pública acerca de la importancia del Pavo de Cacho en las
comunidades y oficinas de gobierno locales, incluyendo a las comunidades locales en el
proceso de conservación.
a. Desarrollar y distribuir programas educativos para reducir la presión de caza.
b. Promover la conservación de tradiciones indígenas, tales como el uso sostenible
de reservas.
c. Fomentar las actividades productivas de bajo impacto cerca del hábitat viable.
Mural representando al Pavo de Cacho en San Marcos, Guatemala con un mensaje de conservación (J.
Rivas): “Protejamos el Astillero Municipal del San Marcos, hogar del Pavo de Cacho y otras especies”.
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Crax alberti parado en el aviso de la reserva (foto por Proaves-Colombia)
Luis Eduardo Urueña, Alonso Quevedo Gil, Paul Salaman, Hernán Darío Arias y Eliana Marcela
Machado
Los valores de densidad poblacional encontrados en la Reserva Natural El Paujil (PNR) son mas
altos que aquellos reportados por González (en prep.). Al usar el programa Distance 4.1, la
densidad poblacional en PNR fue de 3.1 ind/km2, mientras que al utilizar la metodología
propuesta por Strahl y Silva (1997a) se encontró una densidad poblacional de 5.5 ind/km2. La
densidad en PNR fue mas alta que en otros sitios que también siguieron la metodología de Strahl
y Silva (1997a): la densidad es de 1.66 ind/km2 en la comunidad rural de Maceo, y de 0.78
ind/km2 en Puerto Berrio.
Se está llevando a cabo actualmente un proyecto sobre la utilización del hábitat por C. alberti,
evaluando con análisis estructural los sitios usados C. alberti, y las relaciones de estos sitios con
diferentes comportamientos (p.ej., descanso, búsqueda de alimentos y anidación). Los resultados
preliminares indican que los sitios frecuentados por C. alberti son considerablemente
heterogéneos (Melo y Vargas 2003). Adicionalmente, muchas de las especies vulnerables y
sobre-explotadas de plantas en Colombia están bien representadas en áreas usadas por C. alberti
(Silva com. pers.). La mayoría de los comportamientos registrados para C. alberti fueron
localizados dentro del bosque, lo que en términos biológicos indicaría una predilección por un
hábitat de “calidad”.
Se ha recolectado información acerca de esta especie desde 1998, cunado el Grupo de Estudio de
Aves de la Universidad de Antioquia empezó a investigar al C. alberti al Noreste de Antioquia; y
se generaron dos publicaciones acerca de algunos aspectos de la historia natural de esta ave
46
(Cuervo y Salaman 1999, Cuervo et al. 1999), recogiéndose después información anecdótica de la
misma región (Salaman et al. 2001). Como resultado del trabajo inicial de Cuervo y sus colegas,
investigaciones posteriores en la región incluyeron una evaluación de la población (GEAUA
2000), una evaluación del uso de los bosques (Ochoa et al. 2002), un recuento de las amenzas que
se presentan en el Noreste de Antioquia (Melo y Ochoa 2004), y un estimado de la densidad
poblacional (Gonzalez com. pers.).
Debido a las serias amenzas que enfrenta esta especie, se coordinaron los esfuerzos para generar
su conservación generando la Estrategia Nacional para la Conservación del Paujil de Pico Azul, a
través del proyecto “Salvando al Paujil de Pico Azul” liderado por la Fundación Proaves-
Colombia (Quevedo et al. 2005). Las prioridades de este proyecto, son el rescatar y proteger las
poblaciones existentes de C. alberti en el medio Magdalena (Bocaya-Santander), Antioquia,
Santa Marta y Cordoba en el Valle del Sinu. En el 2004 este proyecto evaluó y priorizó las
amenazas (Machado 2004), evaluó la densidad y estructuras poblacionales (Arias 2005), así como
hábitat use y aspectos comportamentales (Urueña 2005). También promovió una campaña de
educación ambiental y la creación de la Reserva Natural Privada llamada “El Paujil” que
comprende más de 1000 ha (Urueña y Quevedo 2005).
Antioquia: Melo y Ochoa (2004) la ganadería intensiva era la actividad económica principal en
la región en la que se encuentran las poblaciones de C. alberti; esta actividad lleva a una
disminución en el empleo, y como consecuencia, a la destrucción del hábitat. Aparentemente, la
caza no constituye una seria amenaza para las poblaciones de C. alberti debido a la lejanía de los
poblados con respecto a zonas de caza productivas, así como el buen acceso de las comunidades a
la carne de origen doméstico en los centros rurales (Melo y Ochoa 2004).
Serranía de las Quinchas: Los habitantes del sector de Puerto Pinzón centran su economía
principalmente en la extracción de madera, agricultura y ganadería (Urueña y Quevedo, datos no
publicados 2004), lo cual conduce a la fragmentación del hábitat y a su reducción. Los colones
desplazados de los Departamentos de Antioquia, Tolima y Cundinamarca, debido a la violencia y
al desorden público en estos Departamentos, son la principal amenaza para las Serranías en
términos de destrucción del hábitat. La caza se dá no solamente para asegurar el consumo de
proteínas, pero también por pasatiempo y deporte. Otros factores tales como la depredación de los
nidos para extraer huevos y polluelos tanto para el Mercado como para domesticación casera, son
una preocupación grande en esta área.
www.proaves.org
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I. Educación Ambiental
a. Desarrollo del interés local por conservar los Paujiles
o Diseño y distribución de posters, chalecos, gorros y otros materiales del proyecto
a las comunidades de Puerto Pinzón y áreas aledañas
o Creación del grupo ecológico “Amigos del Paujil”
o Realización de 11 talleres de educación ambiental con mesas redondas de
discusión
o Creación de cuatro murales al aire libre, en paredes de edificios con el tema de la
conservación de C. alberti y de otros animales amenazados en la región
o Establecimiento de una “banda de guardianía” para la comunidad rural, que
contenga la figura de dos Paujiles
b. Promoción y establecimiento de festivales y eventos relacionados a las aves
o Establecimiento del Día Nacional del Paujil
o Promoción y desarrollo de Festivales Mundiales de Observación de Aves a nivel
local.
o Desarrollo del Primer Curso Nacional de Anillaje de Aves
o Desarrollo de interacciones con fines de educación ambiental en estos eventos,
especialmente para la comunidad de Puerto Pinzón
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Pauxi unicornis koepckeae por W. Huaman -
(Esta figura está basada en descripciones de cazadores)
49
Pintura por by A. Gallo
La Pava de Ortoni (Penelope ortoni) es escasamente conocida (Delacour y Amadon 1973, Hilty y
Brown 1986, del Hoyo 1994, Franco-Maya 2002). Esta pava es endémica del la ecoregión
biogeográfica del Chocó (Stattersfield et al. 1998), en donde es localmente conocida desde la
vertiente del Pacífico de los Andes en el Noroeste de Sudamérica, distribuyéndose desde el Notre
del Departamento del Chocó en Colombia hasta la provincia de Guayas en el Ecuador (Delacour
y Amadon 1973, Hilty y Brown 1986, Ridgely y Greenfield 2001).
Esta especie se distribuye entre los 50 a los 500 msnm (Hilty y Brown 1986, Jahn y Mena 2002).
P. ortoni habita las faldas de montañas, usualmente terrenos empinados junto a terrenos llanos,
así como también en colinas y cimas de montañas, en donde ocupa bosques húmedos y lluviosos
de suceción temprana a tardia (primarios) (Delacour y Amadon 1973, H. Álvarez-López com.
pers., O. Jahn datos sin publicar). La variedad de bosques que se encuentran en laderas
escarpadas de esta región de los Andes esta probablemente relacionada con los suelos inestables
que causan frecuentes aluviones (H. Álvarez-López com. pers.). Si consideramos al humano
como el factor limitante para la distribución de pavas, no es sorprendendte que los registros más
frecuentes se encuentren en terrenos abruptos (Delacour y Amadon 1973, Ridgely y Greenfield
2001), debido a que son inaccesibles para los cazadores. Por ejemplo, esta pava se ha registrado
con regularidad lejos de asentamientos humanos, en llanuras extensas y colinas de tierras bajas,
adyacentes a las faldas de las montañas (Jahn 2001, en prensa).
Esta pava vive en todos los estratos del bosque. Se alimenta, vocaliza, se atuza y vuela en cortejo
en la copa de los árboles. En el estrato medio, se esconde para evadir a sus depredadores
principales, tales como las aves de rapiña grandes (p.ej, Spizaetus ornatus). En el suelo busca
comida y puede cruzar caminos (ver Hilty y Brown 1986, Stotz et al. 1996, Ridgely y Greenfield
2001, Franco-Maya 2002, O. Jahn datos no pub., J. C. Luna com. pers.). Al igual que la mayoría
de los Crácidos, esta especie es principalmente frugívora (del Hoyo 1994, O. Jahn datos sin
publ.). Un estómago conteniendo dos semillas desconocidas fue reportado (Salaman 1994), y se
sabe que esta especie come los frutos del Chanul (Humiriastrum procerum, Humiriaceae; J.C.
Luna, A. Cortes y N. Hughes com. pers.).
50
Una pareja territorial se establece durante la época de reproducción, y las aves luego de esta
época de apareamiento viven en bandadas familiares, que usualmente contienen cuatro individuos
y excepcionalmente hasta ocho. Cuando un miembro de la pareja muere, el sobreviviente toma un
tiempo para establecer una nueva pareja a la cual se une (O. Jahn datos sin pub.). Algunos datos
de Colombia y Ecuador sugieren que esta especie se reproduce entre Julio y Setiembre, con una
puesta de dos huevos (Haffer 1968, Salaman 1994, Salaman et al. 2000, O. Jahn datos sin pub.).
Jahn y Mena (2002) han estimado 24 años para tres generaciones, pero considerando los dos a
tres años de maduración para Crácidos de tamaño mediano (del Hoyo 1994), un estimado mas
realista es tal vez de 12 a 18 años.
Usando muestras con mapeos por transectos visuales y auditivos (Jahn in prensa), dio un
estimado de tamaño de población extrapolado de 7,000 a 21,000 individuos maduros (O. Jahn
datos sin pub.). Sin embargo, estos valores se obtienen de regiones alejadas de asentamientos
humanos y por lo tanto deben ser considerados preliminares. Es probablemente cierto que la
población global sea considerablemente menor, de acuerdo con lo señalado por BirdLife
International’s (2005) que dio un estimado de 2,500 a 10,000 individuos maduros.
Estado Actual en Colombia: Esta especie esta distribuída de manera discontínua, a veces
ausente en hábAtats aparentemente ideales para ésta (Hilty y Brown 1986). Ha sido reportada
como común en el “alto Anchicayá” (Departamento del Valle del Cauca y en la Reserva Pangan
(Departamento Nariño), en donde se encuentran bosques intactos sin presión de caza. En cambio,
la especie es menos común en el “bajo Anchicayá” (Departamento del Valle del Cauca), que
contiene asentamientos humanos (H. Álvarez-López com. pers., J.C. Luna y R. Strewe com.
pers.).
Amenazas: En resúmen, las amenazas para Penelope ortoni son la caza no regulada, así como
también la pérdida y modificación del hábitat (Franco-Maya 2002, Jahn y Mena 2002). Ambas
amenazas están ligadas a la extensión de tierras de cultivo (Fajardo Montaña 2002) y a los
proyectos de integración regionales (Critical Ecosystem Partnership Fund 2001).
La concentración del terreno disponible para la ganadería y agricultura en manos de unos pocos
propietarios resulta frecuentemente en la migración de personas que no tienen terrenos hacia
áreas remotas extensamente pobladas de árboles que no presentan interés económico para
empresas agrícolas de cultivos comerciales. Las condiciones sociales y políticas en estos
asentamientos aislados frecuentemente favorecen la sobre-explotación de recursos naturales, así
como el cultivo de cosechas ilegales, acelerando aun más el proceso de deforestación. (Álvarez
2002). En la región del Pacífico de Colombia, la Pava del Ortoni comparte su rango de
51
distribución con algunas de las principales áreas de cultivo de la planta de coca (Erythroxylon
coca, Erythroxylaceae; Uribe Ramírez 1997).
Debido a las condiciones prevalentes de aislamiento, los habitantes de estos asentamientos tienen que
sostenerse usando la naturaleza (p.ej., a través de caza y de tala selectiva Critical Ecosystem Partnership
Fund 2001, Fajardo Montaña 2002, Jahn 2001, en prensa). Los Crácidos son una importante fuente de
proteína en areas rurales de América Latina, y como fruguívoros, sus poblaciones podrían ser afectadas
por la tala selectiva de árboles importantes para su sustento. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta
que la Pava del Baudó usualmente no huye si se le aproximan los humanos (Hilty y Brown 1986, Jahn
y Mena 2002, Johns 1998, Redford y Robinson 1987, Redford 1992).
www.proaves.org I. Asegurar la protección y evaluar el estado actual de las Reservas Colombianas existentes
a. La especie habita la región Norte de el Parque Natural Nacional Farallones de Cali
(205,266 ha, Departamento del Valle del Cauca; ver Franco-Maya 2002).
b. Esta especie tambien está protegida en el Parque Natural Nacional de Ensenada de Utria
(54,300 ha, Departamento del Chocó), el cual incluye una cadena del montaña en la
Costa (p.ej., Serranía del Baudó, ver BirdLife Internacional 2005).
c. Evaluación del estado de la población en la Reserva Privada del Pangan (1,000 ha,
Departamento de Nariño), en la que el bosque está protegido y no existe presión de caza
(ver Franco-Maya 2002).
52
b. La Pava del Baudó habita el Bosque Protegido Mindo-Nambillo (19,200 ha, Proviencia
de Pichincha, Soltani et al. 2001).
c. La comunidad de Playa de Oro (10,900 ha, Provincia de Esmeraldas), localizada en los
límites de la Reserva Ecológica de Cotacachi-Cayapas, contiene la que tal vez sea la
población de pavas mejor evaluada en su rango. Esta comunidad implementa estrategias
de desarrollo alternativo que reducen la presión en sus recursos naturales.
d. Un número pequeño de pavas se pueden encontrar en la Reserva Privada de Jocotoco-
Canandé (1,500 ha, Provincia de Esmeraldas), en donde se la protege a pesar de la
presencia de asentamientos humanos en su vecindad. La Fundación Jocoto planea
expandir esta Reserva. Además, aspira a desarrollar un manejo cooperativo de los
bosques cercanos en conjunto con la compañía maderera local (R. Ridgely com. pers.).
Hábitat de la Pava en el drenaje del alto Río Santiago, Ecuador (foto por O. Jahn)
53
Foto por G. Londoño
La Pava del Pava del Cauca es endémica a los Andes Centrales y Occidentales de Colombia, en
donde habita los bosques restantes entre los 1200 a 2600 m de elevación. La distribución actual
de la especie es todavía incierta, y se requieren surveys de ciertas áreas. Una de las poblaciones
más imporantes de Pavas del Cauca se encuentra entre los Departamentos de Risaralda y Quindío
en fragmentos de bosques de diferentes tamaños (Naranjo 1994, Renjifo 1998, 1999, 2001, 2002).
Otra población se localiza en el Departamento del Valle del Cauca,en la Reserva Natural del
Bosque de Yotoco (Silva 1996). Recientemente, Kattan et al. (en revisión) confirmaron la
presencia de nuevas poblaciones en el bosque de La Sirena y Chorro de Plata (Valle del Cauca).
También reportaron la detección aural de la pava en cuatro otras localidades en los Andes
Occidentales. Algunas observaciones sugerían la presencia de dos poblaciones de Pavas del
Cauca en el Departamento del Cauca. Una de estas está localizada en el Parque Nacional Natural
Munchique, aunque esta población no ha sido detectada desde su primer registro en 1987 (Negret
1991). La otra población está localizada en el Valle del Patía, en donde se descubrió una pequeña
población en la localidad El Hoyo (Negret 1992). Este autor sugirió que otras pequeñas
poblaciones podrían encontrarse a lo largo de riachuelos y ríos, en el Valle del Patía, en el flanco
Oriental de los Andes Occidentales (Negret 2001).
La dieta de la Pava del Cauca está bien descrita. Las primeras observaciones en el Santuario de
Flora y Fauna Otún Quimbaya (SFFOQ en adelante) fueron anecdóticas y el consumo de unas
pocas especies de frutas, una especie de hojas y una especie de flor fue documentado
(Nadachowski 1994, Renjifo 2002). En otra localidad (Yotoco), Silva (1996) reportó el consumo
de 11 especies de fruta. Un estudio más reciente se ha llevado a cabo en un período de un año con
la población del SFFOQ, en la que el consumo de 111 especies fue reportado en la dieta: 90
especies son frutas; 11 flores; y 10 hojas. El consumo de invertebrados se registró cuando las
Pavas siguieron hormigas arrieras (Labidus praedator). Este estudio también documentó la
agrupación de pavas en una plantación de fresno Chino (Fraxinus chinensis), en la que
54
consumieron las hojas tiernas de este árbol durante las temporadas de poca abundancia de fruta en
el bosque (Muñoz 2004, Muñoz et al. en prep.).
Hasta ahora, solamente dos estudios han investigado la historia natural de esta especie,
contribuyendo información nueva en cuanto a reproducción y comportamiento. La mayoría de
avistamientos de las pavas son de aves individuales, aunque grupos grandes pueden verse
alimentándose de frutos u hojas. Durante el período de reproducción, las pavas se mantienen en
pareja con sus polluelos hasta que estos tienen un año. (Rios et al. 2006). The nest of the guan is
a non-elaborate circular cup made with leaves and small dry branches, where the female guans
usually lay two white eggs (Nadachowski 1994, Silva 1996, Rios et al. 2006). Preliminary
information on three nests suggests the use of low branches for nest location. Information about
chick plumage is available for different stages of maturity (Silva 1996, Rios et al. 2006), as well
as information on the chick’s consumption of two fruit species (Rios et al. 2006).
Kattan et al. (En prep.) estimaron que la población en el SFFOQ comprendía entre 196 a 342
individuos. Sin embargo, más allá de este estimado, el estado actual de la Pava del Cauca en
Colombia no es claro, debido a la falta de datos acerca de la densidad de la población, el tamaño
poblacioinal y la calidad del hábitat. Se ha confirmado la presencia de poblaciones en varias
localidades, pero otras necesitan confirmación (Kattan et al. en rev.). Los sitios potenciales a
evaluar son los bosques en las laderas orientales y occidentales de los Andes Occidentales, tales
como San Antonio (Chocó), el Chicoral, las Brisas, Chorro de Plata y La Sirena (Valle del
Cauca), Tatamá (Risaralda), Munchique y valle del Patía (Cauca).
Las principales amenazas para la Pava del Cauca son el aislamiento poblacional y la presión de
caza. La fragmentación del hábitat en los Andes Colombianos ha reducido la cobertura de los
bosques e incrementado la pérdida del hábitat (Cavelier et al. 2001), aislando algunas de las
poblaciones de Pavas del Cauca (Renjifo 2002). Estas poblaciones aisladas son vulnerables a la
extinción, ya que son más propensas a los factores demográficos y estocásticos (Kattan 2002).
Otro problema que enfrenta la Pava del Cauca es la amenaza de caza (Rios et al. 2006), a pesar de
que esta actividad es ilegal en Colombia.
Un paso importante para la conservación de la Pava del Cauca fue la formulación de un plan
nacional de acción para la coservación de la Pava del Cauca (Kattan y Valderrama-A 2005). Este
plan propone diversos tipos de actividades (p.ej., investigación, educación y la promoción de la
conciencia pública) e involucra a un grupo diverso de actores involucrados (p.ej., investigadores,
universidades ONGs, propietarios de terrenos en los que habitan poblaciones de pavas,
funcionarios de parques nacionales y autoridades encargadas del medioambiente a nivel local). La
meta de este plan de acción para la conservación es mantener poblaciones viables de esta especie
en el largo plazo a través de todo su territorio. Este plan se produjo en el contexto del desarrollo
de un sistema regional de áreas protegidas, para el cual la pava era la especie focal. El plan de
acción tiene cuatro objetivos principales:
II. Incrementar la cantidad y calidad del hábitat, asociado a estudios de campo y educación. Para
lograr este objetivo, se propusieron 27 actividades en los componentes diversos del plan de
55
acción; algunas de las actividades a llevarse a cabo tan pronto como sea posible son:
a. Manejo del hábitat
o Identificar las necesidades y oportunidades posibles para establecer o
incrementar la conectividad entre poblaciones
o Restaurar hábitats degradados en los que todavía existen poblaciones de pavas.
o Evaluar la influencia de especies exóticas e introducidas como posibles
competidores por los recursos, y como predadores en algunos bosques en los que
habitan las pavas.
b. Investigación
o Evaluar el estado de la población (densidad y tamaño poblacional) y del hábitat
de la pava.
o Confirmar la existencia de poblaciones en localidades potenciales dentro del
rango de su distribución geográfica.
o Evaluar la estructura genética de la población y la cantidad de flujo genético.
c. Desarrollar planes de educación con terratenientes, comunidades, escuelas rurales y
turistas en parques y áreas protegidas.
56
Foto por A. Grosset
La Yacutinga Aburria jacutinga es endémica a los bosques del Atlántico del Este de Brasil, Nor-
Este de Argentina y del Este de Paraguay. Abundante en tiempos pasados, la deforestación
extensa y presión de caza intensa han extirpado esta especie de grandes partes de su antiguo
territorio, y ha causado un declive dramático en lo que resta del territorio, y actualmente casi no
existe fuera de las áreas protegidas.
Los estudios recientes se han enfocado en la consolidación del conocimiento de esta especie
dentro de las áreas protegidas. Se están llevando a cabo censos en varias áreas protegidas del
estado de São Paulo, Brasil, para evaluar la densidad y el tamaño de población de esta especie.
Un análisis de la viabilidad de la población se usará como indicador de cúales áreas contienen
poblaciones viables, y para ayudar a identificar los lugares en los cuales el manejo (como
reintroducciones, translocaciones, etc) es requerido para prevenir la extición a nivel local. Censos
recientes de Jacutingas (resumidos más adelante) se analizaron usando el programa DISTANCE
(Buckland et al. 1993, Laake et al. 1994).
En Serra da Paranapiacaba (Parques Estatales Intervales y Carlos Botelho), uno de los más
grandes fragmentos de bosque Atlántico restantes, las pavas se encontraban en densidades altas
(2.67 ind./km2), y la población se estima en mas de 2000 individuos (Galetti et al. 1997, Guix et
al. 1997, Sánchez et al. 2002). Sin embargo no se han llevado a cabo surveys de pavas piadoras
en PETAR que es un Parque Estatal continuo, adyacente a Intervales y Carlos Botelho.
En el Parque Estatal Ilhabela, una isla localizada fuera de la costa Norte del estado de São Paulo,
Galetti et al. (1997) repotaron una densidad poblacional de 0.93 ind./km2. Aproximadamente,
270 km de surveys de transectos se han llevado a cabo desde 2003, habiéndose registrado la
especie 33 veces (S.K. Gobbo datos no publ.). Es interesante notar que la palma del palmito o
juçara (Euterpe edulis) no ocurre naturalmente en esta isla, y que la mayoría de los avistamientos
recientes en Ilhabela se han producido en vegetación de bambú (S.K. Gobbo datos no publ.).
57
Esto no corrobora las observaciones previas acerca de esta especie que señalaban que era
dependiente de la palma E. edulis como se especuló en alguna ocasión.
En el Parque Estatal Ilha do Cardoso, una isla conectada a la costa que se ubica a lo largo de la
costa Sur del Estado de São Paulo, se han registrado pavas con una densidad media 1.19 ind./km2,
lo cual equivale a un tamaño poblacional máximo de 176 individuals (Bernardo et al. en
revisión). Ilha do Cardoso es un hotspot Brasileño de biodiversidad importante, y está protegido
por ley. Sin embargo, tanto las personas que viven dentro del parque (Indios Guaraní Mbya y
“Caiçaras”) y visitantes de ciudades cercanas, frecuentemente cazan fauna y extraen ilegalmente
los palmitos de Euterpe edulis. Tales actividades ocurren en muchas áreas protegidas Brasileras
y constituyen uno de los principales factores causantes del declive de las poblaciones de
animales, finalmente produciendo extinciones locales (Olmos et al. 2001, Olmos et al. 2004). Se
condujo un análisis de la viabilidad de las poblaciones usando el programa Vortex (Lacy et al.
2003) para determinar las probabilidades de extinción de las pavas piadoras en el Parque Estatal
de Ilha do Cardoso, bajo diferentes escenarios de caza (Bernardo 2004, Bernardo et al. en
revisión). Las simulaciones revelaron una alta probabilidad de extinción para las poblaciones de
pavas en la Ilha do Cardoso durante las próximas décadas, aún con una baja intensidad de caza.
Toda la cacería debe ser entonces eliminada, para que esta especie pueda sobrevivir.
A pesar de que Serra do Mar es el resto de bosque Atlántico más grande en Brasil (310,000 ha),
solamente se ha registrado una Pava piadora recientementemente, volando a través de una de las
carreteras principales en la parte Norte de este Parque Estatal (carretera Oswaldo Cruz, cerca a la
región Santa Virginia). Marques (2004) especuló que esta ave podía haber sido reintroducida por
CESP (Companhia Energética do Estado de São Paulo) en 1998. Esta especie probablemente se
encuentre extinta a nivel local en otros lugares en la porción Norte del parque (regiones de Cunha
y Picinguaba) así como en el Parque Estatal Jurupará (Steffler et al. 2004).
Clay et al. (1998) elaboraron un resúmen del estado de A. jacutinga en Paraguay, con una
actualización presentada en Clay (2001). El trabajo de campo realizado desde el 2000 se ha
enfocado en la localización de poblaciones de A. jacutinga en los parches restantes de Bosque
Atlántico. Sin embargo, sólo unas pocas aves han sido registradas en unos cuantos sitios (Guyra
Paraguay datos no publ.). Los autores mencionados anteriormente postularon que San Rafael,
una de las dos extensiones considerables de Bosque Atlántico que aún quedan en Paraguay,
podría contener una población sustancial de esta especie. Sin embargo, esfuerzos considerbles de
trabajo de campo no han producido ningún registro desde 1998 (Clay 2001). Un proyecto para
evaluar el conocimiento indígena sobre A. jacutinga en San Rafael se está llevando a cabo
actualmente con el apoyo de la Chicago Zoological Society. Algunos resultados preliminares han
mostrado que esta especie tiene un valor cultural significativo para los nativos Mbyá-Guaraní, y
éstos han expresado un compromiso profundo para ayudar a salvar la especie (R. Villalba com.
pers.).
58
practicada por ocupantes ilegales dentro de los parques (Caiçaras, y nativos Mbya-Guarani) y por
personas se las ciudades vecinas (Olmos et al 2001). En algunas localidades, tales como el
Parque Estatal Serra do Mar (Estado de São Paulo), esta situación es exacerbada por la reducción
en el número de guardaparques. En el Parque Estatal Serra do Tabuleiro, Santa Catarina, los
niveles de caza ilegal son extremadamente altos, con decenas, si no es que centenas de Pavas
piadoras cazadas recientemente (Tomim-Borges et al. 2002). En el Estado de Paraná, esta
especie se encuentra tanto en las montañas costeras como en el Parque Nacional Iguaçú. Este
último es contínuo a con el Parque Nacional Iguazú en Misiones, Argentina. A pesar de que se ha
encontrado la especie en dos áreas adicionales, esta sufre de niveles altos de explotación a lo
largo de su rango de distribución, incluyendo algunas áreas protegidas.
En Argentina, esta especie ha sufrido un declive y retracción de su rango (ahora restringido a las
partes Norte y central de la Provincia de Misiones) a pesar de que sus números parecen
mantenerse altos al Noroeste de la provincia. Poblaciones importantes de A. jacutinga ocurren en
la Reserva de la Biosfera de Yaboti, la cual comprende los parques provinciales de Esmeralda y
Moconá (adyacentes al Parque Estatal Turvo, Rio Grande do Sul, Brasil). Esta especie tambén se
avista regularmente en le Parque Nacional de Iguazú y en el Parque Provincial Uruguay, y ha sido
reportada recientemente, por primera vez en el Lodge Yacutinga en el extremo Noreste de
Misiones (ver también Benstead y Hearn 1994). Las palmeras de Palmito no se encuentran en
Uruguai y están ausentes en su mayoría de Iguazú, con la excepción de algunos grupos densos de
estas plantas en la parte Este, donde solamente algunos individuos vagabundos de A. jacutinga
ocurren (N. Rey com. pers.). Esto, combinado con la ausencia de Palmitos en el Parque Estatal
de llhabela, en el Estado de São Paulo (ver arriba) y de muchas áreas en el territorio Paraguayo de
A. jacutinga (incluído su baluarte, la Reserva Natural del Bosque de Mbaracayú), proveen de
evidencia adicional que apoya la idea de que esta especie no depende de las palmeras Euterpe
edulis. Chebez (1985) menciona que estas pavas ocurren en los siguientes sitios de Argentina:
Iguazu, Gral. Belgrano, Eldorado, San Pedro, Montecarlo, Guaraní, Cainguás, 25 de Mayo; con
extinciones locales en San Ignacio y Candelaria.
En Paraguay, la población total fue estimada en 870 a 1515 individuos en el 2000, con el número
menor probablemente más cercano al tamaño real de la población (Clay 2001). La –en teoría-
única población adecuadamente protegida ocurre en la Reserva Natural del Bosque de
Mbaracayú. Aún así, esta especie parece estar en un declive rápido (probablemente como
resultado de la caza ilegal) y la probablilidad de encontrar esta especie disminuyó de 0.007 in
1994 a menos de 0.001 en 1999 (Clay 2001). La deforestación del Bosque Atlántico en el Este
del Paraguay ha alcanzado el 30% en los últimos diez años, y, esto combinado con una alta
presión de caza, ha reducido la población Paraguaya a probablemente no más de unos pocos
cientos de individuos dispersos en sitios altamente fragmentados y degradados.
I. Surveys para localizar y censar la poblaciones en las áreas del Bosque Atlántico de
Paraguay (especialmente en los Departamentos de Amambay y San Pedro), Argentina y
Brasil (Estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná)
a. Es imperativo usar métodos estandarizados para asegurar la comparabilidad entre
los sitios.
b. Los métodos usandos en los estudios en el Estado de São Paulo deben ser usados:
transectos analizados usando el programa DISTANCE.
59
III. Monitorear la población en baluartes conocidos
a. Parques Estatales Intervales y Carlos Botelho, Estado de São Paulo, Brasil
b. Reserva de la Biosfera Yaboti, Provincia de Misiones, Argentina
c. Reserva Natural del Bosque Mbaracayú, Departamento de Canindeyú, Paraguay
IV. Desarrollar medidas en contra de la caza ilegal más efectivas en baluartes claves
involucrando a los natives en la conservación de las especies.
V. Desarrollar mapas de distribución y ocurrencia para cada Estado Brasilero, así como para
Paraguay y Argentina.
a. Deberán indicar en que gradiente altitudinal se ven las Yacutingas con mayor
frecuencia, así como aquellas areas que necesitan tener poblaciones
reintroducidas o translocadas.
b. Deberán ser usadas como modelos en otras localidades de Brasil, así como en
otros países.
VI. Se necesitan estudios para establecer si las Yacutingas dependen de palmeras Euterpe
edulis para su supervivencia en algunas áreas.
Areas protegidas para A. jacutinga en el Bosque Atlántico del Estado de São Paulo State, Brasil
(mapa obtenido de www.iflorestsp.br, modificado por C.S.S. Bernardo)
60
Foto por D. Torres
Wetmore y Phelps (1943), Phelps y Phelps (1958, 1962), Delacour y Amadon (1973), Meyer de
Shauensee y Phelps (1978), Silva (1999) y Hilty (2003) generalmente describen la distribución
geográfica de esta especie en Venezuela: en la cadena de montañas de la costa ( Estados de
Aragua, Carabobo, Miranda y Yaracuy), en la cadena montañosa de los Andes (Estados de Lara,
Mérida, Táchira y Trujillo), Sierra de Perijá (Estado de Zulia state), Sierra de San Luis (Estado de
Falcón) y probablemente, en el Este de Venezuela en el Estado de Monagas. En Colombia, se
distribuyen a lo largo de la vertiente Oriental de los Andes en la Sierra de Perija, desde el Sureste
del Norte de Santander hasta Boyaca del Norte, y ha sido reportada por cazadores en las faldas
del Suroeste de Arauca (Hilty and Brown 1986).
Esta especie habita en el interior de los bosques húmedos, nubosos, montanos y premontanos,
entre los 500 a 2200 msnm, siendo entre los 1000 y 1800 mts. la altitud óptima (Schäfer 1953,
Silva y Strahl 1997a, Hilty 2003, Hilty y Brown 1986). P. pauxi se alimenta especialmente de
frutos que caen al suelo, los cualos son tragados (sin ser triturados) siendo las semillas
subsecuentemente (Schäfer 1953).
Schäfer (1953) elaboró una descripción muy completa de los aspectos reproductivos del ave enel
Parque Nacional Henri Pittier National Park en Venezuela. P. pauxi es una especie monógama,
habiéndose observado un solo caso de poligamia. Durante la época de reproducción los machos
seleccionan y defienden un territorio de 300 m2. Los nidos se construyen entre 4 a 6 m de altura
del suelo por un máximo de seis días, siendo ovalados y midiendo entre 60 a 80 cm de largo x 35
a 50 cm de ancho. La puesta consiste de dos huevos que son de color blanco, de 10 a 12 cm de
61
largo por 6 a 6.5 cm de ancho. El período de incubación es de 34 a 36 días y ambos padres
protegen a los polluelos.
Pauxi pauxi fue considerado raro y “casi exterminado de lugares habitados” (Schäfer 1953) en
Venezuela durante los 1950’s. En 1985 la densidad poblacional fue estimada en 2 y 8 aves/km2
en los Estados de Aragua y Yaracuy, respectivamente (Silva y Strahl 1991), y se estimó en 5
aves/km2 en el Estado de Lara en 1987 (Silva y Strahl 1997a).
Aunque se ha considerado Vulnerable por Birdlife (2005), nosotros consideramos que el Paujil de
Copete de Piedra está en la categoría “Amenazado” (P. Salaman y S. Strahl com. pers.). Esta
especie está incluída en el Apéndice III de CITES (CITES 2005), y fue considerada como especie
con una Prioridad Inmediata de Conservación por el Grupo de Especialistas en Crácidos de la
IUCN (Brooks y Strahl 2000).
Su estado en Colombia is Vulnerable [Vu A2cd+4cd; B2ab (ii, iii); C2a (i)] debido a los bajos
niveles poblacionales, pérdida y destrucción del habitat y por la reducción de las areas que ocupa
(Franco-Maya y Alvarez 2002).
Las principales amenazas tanto para Colombia como para Venezuela son la alteracióny
destrucción del habitat, la fragmentación de las poblaciones aún (Brooks y Strahl 2000, Franco-
Maya y Álvarez 2002). La caza puede también afectar negativamente las poblaciones ya debido a
la baja densidad y tasa reproductora de esta especie (Silva y Strahl 1991, Franco-Maya y Alvarez
2002).
I. Venezuela
a. Investigación biológica
o Continuar la determinación del estado y distribución, especialmente en el Estado de
Zulia, para actualizar la información existente.
o Promover la investigación ecológica en esta especie.
b. Investigación contextual
o Analizar la relación de P. pauxi con el sistema de areas protegidas de Venezuela,
para evaluar la efectividad de la protección del hábitat y recomendar acciones para el
manejo del hábitat.
62
o Estudiar la Ethnozoología del Pauxi y de otras especies de vida silvestre para tratar
de entender los efectos de la actividad humana en las poblaciones.
c. Educación ambiental y crianza en cautiverio
o Continuar y extender los programas de educación ambiental, especialmente en las
áreas habitadas por P. pauxi.
o Diseñar e implementar un programa serio de reproducción en cautiverio como una
alternativa de seguridad adicional para la preservación de la especie.
II. Colombia
a. Investigación
o Evaluar la distribución y estado actual de la población, especialmente en Sierra de
Perijá, con el objeto de diseñar y ejecutar programas de conservación.
o Ejecutar estudios sobre efectos de la presión de caza.
o Se requiere investigación autecologica acerca de la historia natural de esta especie.
b. Educación ambiental y Conservación
o Diseñar e implementar una campaña de educación ambiental que apoye otras
acciones de conservación.
o Apoyar y continuar con proyectos de conservación ex-situ llevados a cabo por
instituciones regionales.
63
Primera foto de un Paujil de cuerno Peruano, P. u. koepckae (M. Gastañaga).
El Paujil de cuerno fué descubierto a finales de los 1930s en lo que se ha convertido en el Parque
Nacional Carrasca, Dept. Cochabamba en Bolivia central (Bond y Meyer de Schauensee 1939,
Herzog y Kessler 1998). Hasta los 1980s permaneció sin estudiarse y virtualmente desconocido.
Esta especie fue estudiada desde 1979 y a través de los 80s en el Parque Nacional Amboro en el
Dept. de Santa Cruz, y en los1990s en el Parque Nacional Carrasco (Cox et al. 1997, Renjifo y
Renjifo 1997, Herzog y Kessler 1998, Gúzman et al. 1999, Mee 1999, Mee y Gates 1999,
Macleod y Duguid 2000, Macleod et al. 2003, R. Soria en lit.). Estos estudios combinaros
proveyeron de datos básicos sobre asociaciones con hábitats y rango altitudinal, así como también
de datos limitados acerca de la dieta y época de reproducción del Paujil. Adicionalmente, las
vocalizaciones han sido bien estudiadas (Cox et al. 1997). Se cree que la mayor parte de la época
de reproducción ocurre entre Septiembre a- Deciembre, y un nido con un solo huevo fue hallado
en Octubre, en la horcadura de un árbol aislado (Renjifo y Renjifo 1997, Cox et al 1997). La
comida parece estar compuesta de frutas y algunos insectos (Cox et al. 1997, Renjifo y Renjifo
1997, Macleod et al. 2000).
En los últimos 30 años se han confirmado registros en ocho localidades aisladas, situadas entre
los 400-1300 m en las zonas montanas alta tropical y baja de las Yungas Bolivianas. Esta especie
parece estar restringida a una franja estrecha (de un ancho promedio de 8-10 km) de hábitat
adecuado a lo largo de la base de los Andes (Renjifo y Renjifo 1997). Todos los registros
confirmados de esta especie para Bolivia se encuentran dentro o inmediatamente adyacentes a los
Parques Nacionales Carrasco y Amboro. Trabajos realizados por Rodrigo Soria (datos sin publ.)
en el 2004, combinados con encuestas acerca de conocimientos locales amplias realizadas por
Hennessey y otros (datos sin publ.) anteriormente, en el Parque Nacional del Madidi y Pilon
Lajas demuestran que a pesar de lo asumido previamente (BirdLife 2000) el Paujil de cuerno es
desconocido entre la frontera Peruana y la Cordillera Mosetenes en el Dept., de Cochabamba en
Bolivia central. Actualmente no se encuentra evidencia definitiva para lla presencia de esta
especie en la Cordillera Mosetenes y el area que se extiende al Sureste hacia los límites del
Parque Nacional Carrasco. Existe, sin embargo, evidencia fotográfica de hace 30 años sobre la
64
presencia de esta especie en una localidad desconocida cerca del borde nororiental de la
Cordillera de Mosetenes (Guido Gonzales y Rodrigo Soria com. pers.) y creemos que una
población podría sobrevivir aún en esta área. En contraste, los resultados de tres extensos
inventarios de biodiversidad en la zona, desde el año 2000 en el lado Suroeste de la Cordillera
Mosetenes y en la Cordillera adyacente de Cocapata no han encontrado evidencia de la existencia
de esta especie (MacLeod et al. 2003, Herzog en lit., Rodrigo Soria en lit.). El hábitat en el lado
del Rio Altamachi en la Cordillera de Mosetenes es considerablemente más seco y más
estacional. Sin embargo, hasta la fecha, el Paujil de cuerno sólo se ha encontrado en bosques
extremadamente húmedos a lo largo del borde de afuera de los Andes. Por lo tanto, y a pesar de
encontrarse dentro del rango altitudinal de P. unicornis, el hábitat del lado Altamachi de
Mosetenes se presenta como inapropiado para la especie.
Pauxi unicornis fue calificado como Vulnerable (B1 + B2a,b,c,e) hasta 2004 porque tenía un
rango de ocurrencia pequeño y en declinación, estimado en 11,400 km2 (BirdLife 2000). Sin
embargo, en base a extensos trabajos de campo que se llevaron a cabo entre el 2000 y el 2005
(como se reporta arriba) ahora es claro que esta especie debe ser considerada En Peligro. Las dos
mejoras claves en los datos que han llevado a este cambio de estado son : 1) No hay evidencia
confiable para respaldar el supuesto de que esta especie habita el área entre las poblaciones en el
Perú central y Bolivia central, y 2) existen fuertes evidencias de que la población en sitios
reconocidos (inclusive dentro de parques nacionales) puede declinar rápida e inclusive
catastróficamente debido a impactos de origen antropogénico, principalmente debido a la caza, y
que tal presión humana existe a lo largo del rango potencial y conocido para esta especie. Usando
los criterios de IUCN/BirdLife (BirdLife 2000) elevamos al Pauxi unicornis a “En Peligro” bajo
el criterio A1a&d, A2d; B1+B2b,c,e.
65
Andes hasta Carrasco NP, y a lo largo del borde de afuera de la Cordillera Mosetenes hasta el
borde Noroccidental del Issiboro Secure NP. Esta es un área de aproximadamente 4000 km2
aunque no se han confirmado localidades para esta especie en los 2000 km2 más al Noroeste de
esta área. A pesar de los extensos trabajos de campo de los últimos cinco años, se conocen tan
pocos sitios para esta especie que no podemos estimar en la actualidad el área de ocupación o la
población de esta especie. Sin embargo, investigaciones durante la época de reproducción,
cuando se puede detectar a la especie fácilmente en localidades conocidas, no han podido
encontrarlas en muchos lugares en los que potencialmente pudiera encontrarse.
Sólo se conoce una población de Paujil de cuerno en el Perú y esta se encuentra separada de la
población Boliviana por más de 1000 km. Esta población, que se encuentra solamente en
montañas aisladas del Cerros del Sira (Dept. de Huánuco) en el Perú central se conoce
actualmente como la subespecie distinta P. u. koepckeae pero creemos que se necesita trabajo
urgente para examinar si el taxon es en realidad una especie distinta, que se encuentra
Criticamente Amenazada. Las encuestas de conocimiento local reportadas arriba y el
avistamiento del 2005 proveen de evidencia de que cazadores han encontrado números pequeños
y en disminución de la especie en la última década. Basados en estas fuentes y en la examinación
de los mapas estimamos que esta población tiene un potencial de ocurrencia de aproximadamente
400 km2 y probablemente un área ocupada mucho menor.
Las dos amenzas principales para esta especie son la caza y la destrucción del hábitat. La cacería es la
más inmediata de las amenazas y un estudio en el Parque Nacional Carrasco demostró que, hacia el
2004, la cacería acompañada de la destrucción del hábitat a pequeña escala parece haber resultado en el
extirpamiento local de este paujil en un período menor a los cinco años. Dado que una invasión
humana similar, pero mucho más grande se observa a través del rango de esta especie, parece razonable
usar el declive de esta especie para inferir que al menos un declive del 50% ha ocurrido en la última
década, y que se producirá nuevamente en la próxima década. El hallazgo de forams de reducir la
presión de caza es entonce, la prioridad inmediata de conservación para esta especie, siendo la
conservación del hábitat la prioridad a largo plazo.
I. Bolivia
a. Conducir estudios de campo para localizar y estimar el tamaño de la población
sobreviviente, determinar sus requerimientos de conservación y la vulnerabilidad con
respecto a la invasión humana.
b. Trabajar con los Parques Nacionales Carrasco y Amboro y con las comunidades locales
para desarrollar e implementar el monitoreo de la población y planes de manejo y
conservación para la especie y su hábitat.
c. Desarrollar trabajos con educadores locales y escuelas para informar a los habitantes
locales acerca de la importancia de la conservación y la originalidad de la especie y de su
hábitat para esta área.
d. Trabajar con las comunidades locales para promover una prohibición de caza para la
especie con el fin de reducir la presión humana en el área.
e. Identificar e implementar medidas que mejoren significativamente las condiciones de
vida de los pobladores locales como retribución por su ayuda a conservar la especie.
II. Perú
a. Continuar trabajando con las comunidades situadas en los alrededores de Cerros del Sira,
llevando a cabo entrevistas de conocimiento locales acerca de la distribución de P. u.
koepckeae y elevar la conciencia pública acerca de su estado especial.
66
b. Identificar e implementar medidas que mejoren notablemente el nivel de vida de las
poblaciones indígenas locales en retribución por su apoyo esencial para conservar la
especie a través de la aplicación de una prohibición de caza a nivel comunal.
c. Obtener registros sonoros y observaciones comportamentales para ser usadas en conjunto
con evaluaciones genéticas y morfológicas para determinar si el taxon Peruano es una
especie en si.
d. Llevar a cabo estudios de campo sobre la ecología del taxon Peruano para estimar el
tamaño de la población sobreviviente, y determinar los requisitos para su conservación y
su vulnerabilidad ante la invasión humana.
e. Trabajar con el INRENA (la autoridad sobre las áreas protegidas) para desarrollar e
implementar un plan de manejo para la conservación de la especie y de su hábitat.
67
Foto por A. Grosset
Carlos A. Bianchi
El Paujil de Pico Rojo es endémico a los Bosques Atlánticos del Brasil y ha sido amenazado por
la destrucción de estos bosques durante el último siglo. La distribución histórica se encuentra en
bosques de menos de 500 msnm desde el Sur de Bahía hacia Río de Janeiro y al Este Minas
Gerais (IBAMA/MMA 2004). La evidencia se poblaciones actuales se encuentra solo en Espírito
Santo y Minas Gerais, y la información acerca de su biología se basa principalmente en estudios
en cautiverio (Candido-Júnior 1996, Azeredo 1996, 1998a), con datos biológicos conocidos en
poblaciones salvajes (Sick 1970, Teixeira y Snow 1982, Collar y Gonzaga 1988, Collar et al.
1992).
Se considera En Peligro (MMA 2003, BirdLife International 2004), las poblaciones de Paujil de
Pico Rojo en libertad se estiman en menos de 250 individuos (IUCN/SSC CBSG 1995), y se
encuentran actualmente en menos de seis localidades (IBAMA/MMA 2004). En cautiverio, el
studbook registra 885 individuos pero 673 siguen vivos y más del 90% de la población se
encuentra en Brasil, principalmente a manos de coleccionistas privados, antes que en Zoológicos
(IBAMA op. cit.).
La pérdida del hábitat y la caza son las principales amenazas para esta especie (BirdLife
International 2004, IBAMA/MMA 2004). El Bosque Atlántico se ha visto reducido
drásticamente en el último siglo, no sólo debido a la explotación maderera y la transformación de
la tierra en plantaciones y pastos, sino también por la presencia de asentamientos agrícolas y el
ocupamiento de tierras por parte de las poblaciones indígenas. (Rocha, 1995). Los parches de
bosque restantes también han sufrido una degradación considerable debido a los incendios,
68
efectos de bordes y otras actividades humanas. La caza por deporte y para la subsistencia es aún
una presión notoria y posiblemente ha reducido las poblaciones aisladas de paujiles en los
fragmentos de bosque (IBAMA/MMA 2004).
En Febrero del 2004, IBAMA en colaboración con CRAX-Brasil, Chester Zoological Gardens y
BirdLife International – Programa Brasilero, organizó un taller con la participación de varios
expertos e instituciones con el fin de crear el Plan Nacional de Acción para el Paujil de Pico Rojo
(IBAMA/MMA 2004). Este documento propuso 32 acciones en cinco temas diferentes con
indicaciones acerca de los plazos, prioridades y responsables. Algunas de las acciones más
importantes se enumeran a continuacion (los códigos entre paréntesis se refieren al número de la
acción en el Plan de Acción Brasilero):
III. Investigación
a. Llevar a cabo surveys en sitios históricos para investigar la ocurrencia de la especie, y
buscar nuevas poblaciones silvestres considerando los patrones de distribución e
integridad de la vegetación (acciones 3.1 y 3.3).
b. Llevar a cabo censos en las poblaciones conocidad para estimar el tamaño de la población
y los patrones de uso de hábitats (acción 3.2).
c. Llevar a cabo proyectos para investigar la ecología de las poblaciones silvestres (en el
complejo de Reservas Biológicas Linhares/Sooretama, la Reserva Biológica Una y el
Parque Nacional Descobrimento) (acción 3.4).
d. Llevar a cabo proyectos para estudiar la ecología, demografía y para monitorear las
poblaciones reintroducidas en Minas Gerais (acción 3.5).
69
IV. Manejo de la población en cautiverio
a. Buscar el auspicio y soporte financiero para todas aquellas instituciones que albergan
paujiles que están legalmente reconocidas por IBAMA en el programa de reproducción en
cautiverio (acción 4.1).
b. Actualizar el studbook (acción 4.2).
c. Llevar a cabo análisis genéticos de animales fundadores para determinar los linajes que
podrían ayudar orientando los futuros apareamientos, con el propósito de mejorar la
diversidad genética de las poblaciones en cautiverio (acción 4.3).
d. Integrar los criadores privados y los zoos que albergan a la especie facilitando el
intercambio de especímenes siguiendo las recomendaciones del studbook, y establecer un
protocolo de manejo en cautiverio basado en la experiencia CRAX-Brasil’s (acciones 4.4
y 4.5).
V. Reintroducción
a. Desarrollo y establecimiento de un protocolo de reintroducción, que incluya
recomendaciones para la toma de muestras de sangre de paujiles liberados y para el
monitoreo a largo plazo (acción 5.1).
b. Evaluar y seleccionar nuevos lugares para la reintroduccion, precedidos por estudios de
viabilidad. Varias areas de cuatro estados diferentes son recomendadas para esto: Rio de
Janeiro (Reservas Biológicas União y Poço das Antas, Estación Biológica de Guapiaçu y
el Parque Estatal Desengano); Minas Gerais (Parque Estatal Rio Doce y los alrededores
del Rio Doce); Espírito Santo (Reserva Biológica Córrego Grande) y Bahia (alrededores
de la Reserva Biológica Una, Estación de Vera Cruz y otras reservas privadas) (acción
5.2).
c. Promover la protección de todas las areas de reintroducción potenciales y elevar los sitios
que son de propiedad privada a la categoría nacionalmente reconocida de Reservas
Privadas del Patrimonio Natural (acciones 5.4 y 5.5).
70
Dibujo por S. Bennett
Hugo Aranibar-Rojas
71
Los censos sobre el tamaño de la población del pavón carunculado indican un máximo de 61
individuos para la isla Mocagua (Bennett 2003) y de aproximadamente40 individuos para la isla
Mirití (Alarcón-Nieto y Palacios 2005), ambas en Colombia. Asimismo, se realizaron
estimaciones de densidad (0.64 ind/ km2) para la Reserva de Mamiraua en Brasil (Santos 1998),
y de abundancia relativa (0.36 ind/ hr) para el Rio Negro en Bolivia (Aranibar et al. 2005).
Actualmente se estan realizando análisis de la genética poblacional a nivel regional (D. Álvarez
com pers. 2005).
Actualmente las amenazas principales para la especie están relacionadas a procesos de cacería de
subsistencia y venta, así como a la extracción de madera que produce la perdida de hábitat.
(Begazo 1997, Santos 1998, Hennessey 1999, Bennett 2003). Otra amenaza potencial a mediano
o largo plazo es el asilamiento que algunas subpoblaciones presentan, lo que puede determinar
una extinción local producto de la perdida de viabilidad genética.
I. Ecuador
a. Restablecer la búsqueda de nuevas poblaciones dentro y fuera de su rango histórico.
II. Perú
a. Evaluar la presencia y el estado de conservación de la especie en los lugares donde la
comunidades indígenas indican que está presente.
b. Iniciar programas de educación ambiental con las comunidades indígenas que se
encuentran cerca de las regiones ocupadas por esta especie.
c. Generar programas de investigación para las localidades donde se confirmó la presencia
de la especie
d. Desarrollar un monitoreo de los mercados de venta animales para determinar las tasas de
cosecha anual y por épocas, así como la demanda de esta especie en comparación con
otras especies de caza.
III. Bolivia
a. Establecer un área protegida de acuerdo con las leyes Bolivianas.
b. Desarrollar un plan de manejo de los recursos maderables y no maderables en conjunto
con las comunidades indígenas contiguas.
c. Proseguir la búsqueda de nuevas poblaciones en la Amazonía Boliviana
d. Iniciar un programa de educación ambiental con las comunidades indígenas adyacentes a
la distribución de la especie.
e. Continuar con el programa monitoreo de la especie y su hábitat.
f. Continuar apoyando con programas de desarrollo sostenible para las comunidades
aledañas a la distribución de la especie (e.g. turismo).
72
IV. Colombia
a. Continuar con los programas de investigación y educación ambiental.
b. Evaluar la presencia y el estado de conservación de la especie en otros lugares donde la
comunidades indígenas indican que esta presente.
c. Continuar apoyando con programas de desarrollo sostenible para las comunidades
aledañas a la distribución de la especie (e.g. turismo).
d. Desarrollar un monitoreo de los mercados de venta animales para determinar las tasas de
cosecha anual y por época en las cuales esta especie es cazada.
V. Brasil
a. Generar en conjunto con otros países un programa potencial de cría en cautiverio con
fines de reintroducción. Así también, para mantener la viabilidad genética del grupo
existente. Sin embargo, es importante mantener stocks puros con respecto a las diferentes
poblaciones (R. Macleod en lit.)
b. Continuar con la investigación en ecología, distribución y monitoreo de programas de
caza.
73
Paujil Copete Rizado (Crax daubentoni) photo by C. Bertsch
74
Foto por J. Barrio
Esta especie se distribuye en la Area de Aves Endémica Tumbesina, Desde el Noroeste del PerU
hasta el Oeste del Ecuador hasta el extremo Suroeste de Colombia. La mayoría de las poblaciones
son pequeñas y algunas están disminuyendo debido a la pérdida del hábitat. Varias areas
protegidas en Perú y Ecuador albergan a esta especie.
75
pequeñas poblaciones en areas que conectan con bosques, estas son más abundantes lejos de areas
colonizadas (Ridgely y Greenfield 2001). No se conocen corredores naturales entre las
poblaciones, pero las Pacharacas pueden cruzar los parches boscosos disponibles. Esta especie
está legalmente protegida en el Ecuador.
Estado en el Perú: En Perú, la Pacharaca es poco común, pero su distribución es más extensa de
lo que se publicó anteriormente (p.ej., Best y Kessler 1995). Las poblaciones más sureñas se
encuentran en el Norte de Piura y Cajamarca (Barrio y Begazo 1998). Poblaciones significativas
se encuentran estables en las areas protegidas de la Biosfera del Noroeste del Perú, pero la
especie se encuentra en declidve en la mayoría de otras áreas debido a la pérdida del hábitat. No
existen reportes de esta especie por debajo de los 800 m. en Perú, probablemente debido a la
extensa crianza de ganado caprino, y la mayoría de las poblaciones se encuentran solamente en
areas protegidas. Sin embargo, los locales consideran que una población del Norte de Piura se
encuentra estable a pesar de localizarce fuera de un área protegida. Esta especie se encuentra bajo
protección legal en el Perú.
Amenazas: Las principales amenazas en ambos países es la pérdida del hábitat, su degradación y
fragmentación debido a actividades agrícolas, crianza de ganado vacuno y caprino, y extracción
de madera para combustible. La caza es una amenaza menor ya que la munición es demasiado
cara como para ser usada en presas tan pequeñas como la Pacharaca. La cobertura vegetal se ha
reducido en las tierras bajas del Ecuador occidental a 4.4% de su extensión (Dodson y Gentry
1991, Best y Kessler 1995). Sin embargo, el hábitat se encuentra en mejores condiciones en los
rangos más elevados de la distribución de esta especie. Lo mismo puede decirse de la Cordillera
de los Amotapes, contenidda dentro de la Biósfera del Noroeste del Perú, en donde la cobertura
vegetal es del orden del 96% de la cobertura original (Best y Kessler 1995).
Desafortunadamente, nuevos caminos en ambos países han facilitado el acceso para la agricultura
y la ganadería.
I. Ecuador
a. Incrementar la protección efectiva (mejorar la capacidad y la infraestructura) en las áreas
protegidas a lo largo de la distribución de la especie.
b. Evaluar las poblaciones en los parches de bosque a lo largo de la Cordillera Chongon-
Colonche para investigar las prioridades para la conservación de áreas (DarwinNet 2005).
c. Iniciar una programa educativo multi-facético a lo largo del bosque Tumbesino del
Ecuador, el cual comprende la mayoría del Oeste del país, trabajando –idealmente- para
la implementación de corredores de hábitat.
d. Evaluar las poblaciones a lo largo del rango de la distribución de la especie, calculando la
densidad donde sea posible. Promover estudios básicos en biología y ecología.
II. Perú
a. Incrementar la protección efectiva (incrementar la capacidad y la infraestructura) a lo
largo de la Biósfera del Noroeste del Perú: la Zona Reservada de Rumbes, el Parque
Nacional Amotapes y el Coto de Caza El Angolo.
b. Evaluar el hábitat disponible en el sector Andino de la distribución de esta especie,
proponiendo áreas de conservación que sean corredores de hábitat efectivos.
c. Iniciar un programa educativo en las áreas que limitan la Biósfera del Noroeste del Perú.
d. Evaluar las poblaciones a lo largo de su rango de distribución, calculando la densidad
donde sea posible. Promover estudios básicos en biología y ecología.
76
Foto por F. Angulo
La Pava parda habita los bosques nubosos y montanos de la Cordillera de los Andes Occidental
desde el Sur del Ecuador y Norte del Perú. En años recientes, varias localidades nuevas para la
Pava parda han sido descubiertas en el Sur del Ecuador y Norte del (p.ej., Flanagan et al. 2000,
Flanagan y Angulo 2002). En Ecuador se ha encontrado en Lomo Angashcola, en la provincia de
Loja (Collar et al. 1992). En Perú, esta especie se ha encontrado en el rango del “Cerro
Chinguela”, a lo largo del límite entre los Departamentos de Piura y Cajamarca, al Sur cerca del
Santuario Nacional de Tabaconas-Namballe (Begazo y Valqui 2000). Cerca del pueblo de
Ayabaca, existe una propuesta para crear un área de conservación privada de cerca de 400 ha en
el “Bosque de Cuyas”, una localidad en la que regularmente se registra esta especie (Flanagan et
al. 2000).
Las densidades de esta especie han sido estimadas en tres bosques Ecuatorianos en la Cordillera
de Chilla (Azuay): 2.3 pájaros/km2, 6.7 pájaros/km2 y 17.1 pájaros/ km2 (Jacobs y Walker 1999).
Adicionalmente, estimados de densidad fueron obtenidos en dos localidades de la provincia de
Loja: 33 aves/km2 en Cajanuma (un área relativamente protegida) y 17 aves/km2 en la zona
minera de Curishiro (Medina et al. 1994).
77
Esta especie es considerada Vulnerable (BirdLife International 2000) y En Peligro a nivel
nacional tanto por la legislación Peruana como la Ecuatoriana. Este Crácido es considerado como
de Muy Alta Prioridad para la Conservación por el Grupo de Especialistas en Crácidos (Brooks y
Strahl 2000).
La Pava parda persiste en un rango de 16,600 km2 en la Cordillera Occidental of the Andes, desde
el Sur de Azuay a través de la Provincia de Loja en Ecuador (anteriormente también ocurría en la
Provincia de El Oro pero probablemente se halle extinta ahora), y en Perú desde los
departamentos de Piura hasta Lambayeque y la adyacente Cajamarca, tan al Sur como la cuenca
del alto Río Zaña. Esta especie tiene un rango de entre los 1200-3100 m.s.n.m. pero parece ser
más común entre los 2200-2800 m (Collar et al. 1992). Se ha estimado que aproximadamente
2,637 km2 de hábitat en Ecuador en 1998 (Krabbe et al. 1998) y creemos que este se ha reducido
aún mas actualmente. La cantidad de hábitat disponible en el Perú no se a cuantificado, pero
continúa reduciéndose.
Esta especie ocurre en la siguientes áreas protegidas: Parque Nacional Podocarpus National Park
(146,280 ha), Reserva Privada Tapichalaca (2000 ha), Reserva Forestal Huashapamba (217 ha) y
la Reserva Comunal Angashcola en Ecuador, y el Santuario Nacional Tabaconas-Namballe
(29,500 ha) y la Zona Reservada de Laquipampa (11,347 ha) en Perú, aunque no todo el hábitat
dentro de estas áreas es adecuado para la especie.
La población total ha sido estimada en menos de 10,000 aves (BirdLife 2000), con la población
Ecuatoriana estimada en aproximadamente en 3000 aves (rango = 1000-6000) (Jacobs y Walker
1999). No existen estimados para la población Peruana, pero consideramos que es menor que la
del Ecuador porque el hábitat es más restringido y hay menos áreas protegidas; probablemente no
existen más de 1000 a 2000 aves en Perú. Esto infiere la población global entre 2000 a 8000
aves.
La principal amenaza para la especie es la contínua destrucción del hábitat debido a la expansión
de las tierras de pastoreo y agrícolass, y también por el incrento de la actividad minera, tanto legal
como ilegal. La minería legal es una amenaza particularmenteen Perú, ya que se han otorgado
múltiples concesiones mineras a lo largo del rango de la especie. Varias de estas concesiones
mineras afectarán áreas protegidas, incluyendo el Santurario Nacional Tabaconas-Namballe. La
destrucción del habitat no es solamente una amenaza directa debido a la pérdida del hábitat, si no
que también fragmenta el rango de distribución de la especie y promueve el aislamiento a largo
plazo de las poblaciones pequeñas y no viables. La caza continúa exacerbando la situación en
ambos países y se encuentra en su mayor parte sin control. La expansión de la minería en la
región y la creación de nuevos caminos que mejoran el acceso podrían causar un incremento de la
caza a nivel local.
I. Ecuador
a. Areas protegidas
o Promover la protección de más áreas protegidas en Andes Ecuatorianos del Sur, y
apoyar el establecimiento de reservas privadas como Tapichalaca.
o Asegurar la protección adecuada del Parque Nacional Podocarpus National Park;
incrementar la capacidad e infraestructura para el staff del Parque.
o Apoyar las reservas de Angashcola y Huashapamba.
b. Conservación en las comunidades
78
o Conducir campañas educativas resaltando la importancia de la especie para los
bosques montanos.
o Producir una estrategia participativa de conservación para la especie.
II. Perú
a. Areas protegidas
o Expandir la red de hábitat protegido en áreas montanas de Lambayeque, Piura y
Cajamarca, incluyendo el área de “Cerro Chinguela”.
o Implementar propuestas que ayuden a las comunidades a establecer reservas
privadas.
o Implementar una reserva en el “Bosque de Cuyas”, Ayabaca.
o Incrementar la capacidad e infraestructura del staff de la Zona Reservada de
Laquipampa.
b. Buscar más localidades en las cuales pudiera hallarse la especie y estimar sus densidades
y tamaños poblacionales.
c. Conservación en las comunidades
o Promover una estrategia participativa de conservación para la especie.
o Conducir campañas educativas resaltando la importancia de la especie para los
bosques montanos.
79
Foto por J. Kormendy
Descrita a partir de una piel colectada por Pelzeln en 1870 en la boca del Río Pari River en el Rio
Cuiabá (Naumburg 1930). Este sitio se encuentra ahora dentro del complejo Cuiabá/Várzea
Grande (capital del estado de Mato Grosso) y esta población de pavas ha desaparecido
completamente de la localidad tipo.
Esta especie es endémica a Brasil, con tres poblaciones distintas en las regiones de la cuenca del
Río São Francisco River, Brasil Central y Pantanal.
La población de São Francisco está localizada en las porciones del Norte y Noroeste de Minas Gerais,
en donde fue colectada en 1912/13 (Collar et al. 1992). Recientemente, ha sido reportada en Arinos,
Januária y Manga, y datos históricos de 1908 indicaban su presencia en Itacarambi y Peruaçu (Azeredo
1998b). Cazadores reportaron dos tipos de pavas en los bosques de galería de los ríos Preto and
Paracatu, una de las cuales era más grande y rojiza. Además de los bosques de galería, bosques
deciduos se encuantran en parches esparcidos en esta región, posiblemente expandiendo el rango de las
pavas en esta área.
El límite Sur conocido para la población del Brasil Central es un registro de cien años de
antigüedad en Aruanã, en el río Araguaia (Collar 1992) y el río Mortes bajo (un tributario
principal de la rivera izquierda), donde fue colectada en dos lugares en 1949 (Pinto y Camargo
1952). La población del río Paranã River, que se cree que está conectada con la población de
Araguaia, tiene registros solamente de los 1930s. El valle del alto río Paranã ha sido
inspeccionade desde los 1980s, pero no ha producido ningún registro de
P. ochrogaster. Hacia el Norte, el río Côco parece ser su límite norteño, con registros recientes
en los últimos años (Yamashita 2001, Olmos 2003). En el río Côcos, la especie habita bosques
deciduos, similares al hábitat de Pantanal (Olmos 2003).
80
La población de Pantanal ocurre en las tierras bajas del Norte, desde el río São Lourenço hasta Cuiabá
(distribución histórica), y hacia el Oeste hasta Descalvados (Naumburg 1930, P. Antas pers. obs.).
Aparentemente, el río Paraguay es su límite occidental, pero es incierto de cúal de las orillas del río
proviene el registro. El límite Norte es el borde de los llanos en Pantanal y las montañas Cáceres o el
terreno elevado al Norte de Poconé.
A pesar de que el borde nororiental del Parque Nacional Pantanal está cerca a la franja de bosque
cercano a la granja Santa Isabel (ver abajo),y de que Collar et al. (1992) sugirieron la presencia de
pavas cerca a la esquina Suroeste de la granja, un survey intenso de 46 días de campo (Abril y
Agosto 2001) en hábitats forestales cerca a la confluencia de los ríos Cuiabá y Paraguay y las
montañas Amolar (en la margen derecha del río Paraguay) no revelaron la presencia de esta ave
(Antas, Pereira, Yabe y Strike, datos no pub.). Río arriba, un survey en la reserva privada SESC-
Pantanal RPPN encontró una pareja de pavas en el estacionalmente inundado bosque cambará
(Vochysia divergens) en Julio y Octubre de 1998 (28 días de campo en total). En Julio del 2001,
30 Pavas Ventrirrufas fueron contadas a lo largo de un sendero de 12 km en el bosque deciduo en
el límite sur de la reserva. Además de utilizar el bosque cambará estacionalmente inundado y el
bosque deciduo dentro de la reserva, se han encontrado pavas en bosques de galería, cerradão
(savanna tipo bosque), y franjas y lotes boscosos tipo cerrado denso (Antas 2002).
Cuando el camino Transpantaneira se construyó a principio de los 1970s desde Poconé hasta el río
Cuiabá, cruzaba parches de hábitat en buenas condiciones; en consecuencia, muchas pavas han sido
registradas por varias fuentes en tres áreas: 1) El bosque alto en la granja Santa Isabel proveyó la
mayoría de los datos disponibles (Cintra y Yamashita 1990, Olmos 1998, obs. pers.); 2) Al Norte de
esta región, entre los ríos Cassange y Pixaim (Kaestner 2003, P. Antas obs. pers.); y 3) el bosque
deciduo entre los ríos Bento Gomes y Pixaim (P. Antas obs. pers.).
A 7 day census (August 1997) in the forest at Santa Isabel farm showed P. ochrogaster as
perhaps the third common cracid there (tied with Aburria cujubi nattereri) with 13% of 278
individual contacts with cracids, although some Piping-guans could not be identified to the
species level (Olmos 1998). During the seasonal peak of flooding (early March 2003) a 50 km
road count along the Transpantaneira (from the Pixaim River south) logged 25 P. ochrogaster, of
which 75% were on the road, and no young were recorded (Kaestner 2003).
La mayoría de observaciones (13 de las 18) registraron a P. ochrogaster en la copa de los árboles
del bosque en la granja Santa Isabel (Olmos 1998). Sin embargo, esta especie se observa en el
suelo con mayor frecuencia en la temprano en mañana y en la tarde avanzada en el SESC. Las
parejas pueden avistarse cuando están caminando en caminos de tierra, aparentemente buscando
invertebrados, semillas u hojas verdes a lo largo de la vera del camino (P. Antas obs. pers.). P.
ochrogaster se alimentaba de las flores de Tabebuia impetiginosa (Olmos 1998) en el bosque en
Santa Isabel. Dentro de la reserva SESC las pavas consumían flores de tres especies: T.
impetiginosa (Julio), Tabebuia aurea (Julio-Agosto), y Vitex cimosa (Septiembre). También
consumían hojas verdes de una liana desconocida y una fruta no identificada en Octubre (P. Antas
obs. per).
81
Estado Actual y Amenazas
En el Brasil Central, la especie ocurre dentro del Parque Nacional Araguaia National Park (Collar
et al. 2002), la Estación Ecológica Côcos-Javaés y el Parque Estatal Cantão. Araguaia ha sido
invadida por los indios Carajás y Javaés, convirtiendo a la sobre-caza y a la tala ilegal en las
amenazas mayores para la especie dentro del parque nacional (Olmos 2003).
La caza de pavas se consideraba “baja” en la granja Santa Isabel en el Pantanal (Olmos 1998), tal
vez debido a la presencia de la estación de campo de IBAMA allí, y al gran número de
ecoturistas. Sin embargo, en el condado de Barão de Melgaço, donde se localiza la reserva SESC
la densidad humana es bastante alta en comparación a otras regiones del Pantanal, y la pava es
apreciada como ave de caza por los residentes, incluyendo a los indígenas Bororos de una reserva
cercana. Apparentemente, la creación de la reserva SESC disminuyó la presión de caza y la
población de pavas se incrementó con el tiempo en RPPN (P. Antas obs. pers.). La protección
contra incendios ha sido efectiva en RPPN, disminuyendo la amenaza anterior de fuegos
silvestres no controlados y el daño asociado al hábitat importante para las pavas. Sin embargo, y
desafortunadamente, éste no es el caso para la mayoría del Pantanal, incluyendo los bordes de la
Transpantaneira.
La Pava Ventrirrufa está amenazada a lo largo de su rango: está menos amenazada en el Pantanal, pero
se encuentra críticamente amenazada en la cuenca del São Francisco. Como se indicó anteriormente, la
pérdida del hábitat es la mayor amenaza en todas las áreas, seguida por la caza.
El fuego se ha utilizado como una herramienta agrícola/ganadera para renovar pastos viejos o para
áreas nuevas. Sin embargo, la mayoría de los incendios se producen sin un control adecuado, afectando
significativamente el bosque deciduo –el hábitat preferido de la Pava Ventrirrufa.
Los bosques deciduos han sido talados por las actividades agrícolas y ganaderas a lo largo del rango de
las pavas. Se ha dañado su hábitat desde que el pastoreo de ganado se inició en el siglo XVII. Por
ejemplo, grandes áreas del Cerrado en el centro del Brasil han sido apropiadas para el cultivo a gran
escala de algodón y para la agricultura, así como para pastos sembrados desde el comienzo de los
1970s. Luego de la caída de la ganadería a finales de los 1970s, los ganaderos hicieron un cambio
significativo en sus prácticas, hacia el manejo semi-intensivo. Como resultado, los bosques altos están
siendo continuamente talados y se plantaron pastos no nativos, (principalmente especies Africanas).
Basado en imágenes de Landsat de 1998, el 70% de este bioma ha sido mayor o completamente
modificado (MMA 1999).
La pava es considerada como una pieza de caza valiosa y la presión de caza es aún considerable. La
cacería ha sido una amenaza creciente ya que la población humana se ha incrementado, especia,mente
desde la fiebre del oro del siglo XVIII.
I. São Francisco
a. Protección de Reservas y Hábitats
82
o Proteger los bosques deciduos remanentes en los valles de los ríos Urucuia, Paracatu
y Preto es urgente considerando los cambios en el uso de tierras y la presión actual.
o Se necesita una unidad de conservación en la región Arinos, al Noroesta del estado de
Minas Gerais.
b. Investigación
o Establecer el rango histórico, y buscar la especie tanto en localidades recientes como
antiguas, así como en áreas donde existe hábitat apropiado para la especie.
o Censar las unidades de conservación recientemente creadas para ver si la especie se
encuentra presente, y de ser así, evaluar la población actual en estas unidades.
III. Pantanal
a. Protección del hábitat
o Ya que las áreas altas están siendo deforestadas para ser convertidas en tierras de
pastoreo, se debe proteger los bosques deciduos deben ser protegidos en los ranchos,
y se necesita la recuperación de parte del hábitat de las pavas.
o El uso del fuego debe ser controlado, evitando las tierras altas, especialmente a lo
largo de la Transpantaneira que ha sido declarado una carretera de parque estatal.
b. Imvestigación
o Se necesita con urgencia un estudio de la dinámica de las poblaciones, ya que estas
mostraron potencial para su recuperación después de la creación del SESC RPPN.
o Evaluar el habitat adecuado y llevar a cabo surveys en el rango actual en donde no se
hayan documentado poblaciones. Areas pobremente conocidad en la rivera derecha
del río Paraguay y la frontera Boliviana deben ser incluídas en este esfuerzo.
o Se necesitan datos acerca de la reproducción y un inventario de la diet.
o Como la especie ha crecido en número dentro de la reserva SESC,un experimento de
translocación para recolonizar pavas en hábitat adecuado en otros lugares dentro del
rango conocido sería posible una vez que se cumplan las medidas de protección
apropiadas.
c. Conciencia pública
o La caza es una amenaza dispersa pero seria, ya que la pava es una presa de caza muy
apreciada. Es importante cambiar este patrón a través de educación ambiental y de la
creación de una conciencia pública.
o Se debe educar a los habitantes locales sobre el hecho que la pava es una especie en
peligro, endémica al Brasil. La presencia de las pavas es potencialmente valiosa para
la economía local, ya que los observadores de aves desear ver este crácido raro.
83
Pintura por A. Gallo
Esta especie se encuentra en vegetación alta, incluyendo bosques semi-deciduos, pero también en
caatinga secundaria, cerca de asentamientos humanos (Olmos 1993). Se encuentra en bosques
secundarios en la Reserva Privada Natural Serra das Almas (Crateús, Ceará), y también ha sido
vista en los alrededores de márgenes de ríos estacionales en Bahia, en los cuales la vegetación
incluía Tabebuia caraiba, Ziziphus joazeiro, Schinopsis brasiliensis y Caesalpinia pyramidalis
(Roos datos no publ.). En la Estación Ecológica Raso da Catarina (Bahia) la especie se encuentra
en la caatinga, y en el Parque Nacional Serra das Confusõesse observó en áreas arboladas (Roos
datos no publ.). La especie también se ha registrado en el Bosque Atlántico en la Estación
Biológica Murici (Alagoas) (Fernando Pinto com. pers.) y en el bosque húmedo en São Vicente
Férrer (interior de Pernambuco). Este ecosistema está fuertemente ligado al Bosque Atlántico
(Roda y Carlos 2004), así como la Reserva Biológica Serra Negra (Floresta, Pernambuco)
(Coelho 1987).
84
Ziziphus joazeiro (Olmos 1993). Aunque se ha sugerido que la especie pudiera ser omnívora, los
animales en cautiverio no comieron huevos de perdiz cuando se les ofrecieron en pruebas de
depredación (Marini y Melo 1998). Sick (1997) declara que la especie pasa bastante tiempo en el
suelo, en concordancia con las observaciones de Roos (datos no publ. 2003) en el Parque
Nacional Serra das Confusões. Observaciones en Serra das Confusões indicant que la especie es
raramente vista, pudiendo ser detectada durante la época de lluvias por el batido de las alas, un
comportamiento asociado con el cortejo de apareamiento (Olmos 1993). Frecuentemente se
encontró a las pavas en pareja, o en grupos pequeños de hasta seis o siete individuos (Olmos
1993, Roos datos no pub.).
Algunos estudios han sugerido que la especie se haya En Peligro de Extinción (Sick 1997) or Casi
Amenazada (Collar et al. 1992, Lima et al 2003). Esta especie está incluída en la Lista Oficial da
Fauna Brasileira Ameaçada de Extinção (MMA 2003), la lista oficial Brasilera de especies en
peligro de extinction y en la lista de la IUCN (2004) es considerada Vulnerable (VU
A2bcd+3bcd).
Al ser un ave relativamente grande, P. jacucaca es una fuente de proteína para los humanos, y por
lo tanto es frecuentemente cazada. En algunas áreas la caza requiere de una gran inversión en
actvidad porque toma un largo tiempo el encontrar a las pavas, dando como resultado que los
cazadores busquen otras fuentes de proteína. Sin embargo, la caza es aún una amenaza seria
debido a la extrema pobreza de las poblaciones humanas en la Caatinga, agravada por la sequía
constante. Por lo tanto, la caza podría ser la única fuente de proteínas para algunas poblaciones
humanas, aumentando el riesgo de extinción de la especie.
85
III. Desarrollar e implementer un plan de acción a nivel nacional para la especie y su habitat
(BirdLife 2004).
IV. Implementar programas educativos para las comunidades locales contra la cacería ilegal,
especialmente dentro de las unidades de conservación (BirdLife 2004).
86
Foto por B. Cole
Gilles Seutin
En Costa Rica esta especie ocurre principalmente entre los 1000-3000 m (McCoy 1997), y en
Panamá en 900-2500 m (Delgado 1997). Dentro de este rango, es más frecuente en las más altas
elevaciones (Blake y Loiselle 2000, L. Pomara com. pers.). Donde se conserva habitat de
primera, se encuentra ocasionalmente por debajo de los 1000 m, incluyéndose registros a 450 m
en la Provincia de Bocas del Toro, Panamá (Wetmore 1981). Trabajo con transectos altitudinales
en la vertiente Caribeña de la Cordillera de Tilarán en Costa Rica sugiere que esta especie es un
migrante altitudinal (Chaves-Campos 2003); pero no existen datos comparables para otras áreas.
La Pava Negra se encuentra cercanamente asociada con bosques montanos siempreverdes. Los
requerimientos específicos a nivel topográfico, microclimático y ecológico no han sido
estudiados, pero se ve más frecuentemente en áreas forestales muy densas y húmedas de terreno
agreste con quebradas y crestas.Se encuentra generalmente ausente en bolsones de bosque, pero
puede persistir en bosques fragmentados que están intercalados con claros y crecimiento
secundario (Stiles and Skutch 1989). En el Este de Chiriquí, Panamá, ha sido observada
ocasionlamente cerca a los bordes de los bosques en campos de cafeto cultivado bajo sombra, en
los que toda la cobertura de árboles altos es densa (L. Pomara, com. pers.).
87
Esta especie es esencialmente un fruguivoro arborícola. Se alimenta de frutas carnosas de por lo
menos tres docenas de especies de plantas sin ninguna preferencia por algún tipo de fruta o por
algún tamaño en especial (Wheelwright et al. 1984, Wenny 1993). Se encuentra raramente en los
estratos bajos del bosque o en el suelo.
Las Pavas Negras se avistan más frecuentemente solitarias, en pareja o en grupos familiares de 3-
5. Stiles y Skutch (1989) describieron un nido como una plataforma de ramas y hojas emplazada
en una masa de epífitas a unos 4.5 m sobre el suelo; y éste contenía dos huevos blancos. La
temporada de reproducción se cree que dura desde Febrero a Junio (Delgado 1997, Stiles y
Skutch 1989).
Basado en las categories de la Lista Roja de la IUCN (IUCN 2001), el listado de la Pava Negra
debería ser promovido de Casi Amenazado a Vulnerable - VU B1b(i,iii). Esta propuesta refleja la
extensión de la ocurrencia de esta especie, que es menos a los 20,000 km2 (9000 km2, Komar y
Herrera 2005) y la severa fragmentación del habitat en Costa Rica y en la vertiente del Pacífico
de las alturas Occidentales de Panamá, un área que representa más del 50% del rango total de la
especie. La fragmentación del hábitat es menos avanzada a lo largo de la vertiente Caribeña de las
alturas Occidentales de Panamá, pero podría progresar rápidamente si no se implementan
medidas efectivas para su conservación. Un número de observadores reportó que la especie era
bastante común en areas remotas y poco perturbadas. Sin embargo, la mayoría de los
observadores la consideran rara en bosques perturbados, cerca de asentamientos humanos o
donde la presión de caza es moderada o alta. Las altas densidades que se encuentran en la Reserva
del Bosque de Niebla Monteverde, Costa Rica (4 aves/km2, Wenny 1993; 7.4 aves/km2, Brooks y
Strahl 2000) no son representatives de la vasta mayoría del rango de la especie, en la que la
integridad del hábitat se encuentra reducida y la protección contra la caza es frecuentemente poco
efectiva. Aún así, la existencia de grandes areas de hábitat relativamente intacto y la baja presión
de caza (p.ej. en los Parques Nacionales Braulio Carrillo y Chirripo, el Parque Internacional La
Amnistad y la Reserva Forestal Fortuna), en las que relativamene altas densidades pueden ser
alcanzadas, sugiere que el tamaño global de la población es de varios miles de individuos.
Las principales amenazas para la Pava Negra son la degradación del hábitat y la caza. Su hábitat
preferido en Costa Rica se encuentra significativamente fragmentado y se ha reducido a
aproximadamente el 30% de su extensión original (basado en extrapolaciones de los datos de
McCoy 1997). En Panamá, la mayoría de las áreas forestadas se han perdido en la vertiente del
Pacífico de la Cordillera Central (Provincias de Chiriquí, Veraguas y Coclé), pero un fragmento
grande de bosque mayormente intacto se conserva en las elevaciones más altas y en la vertiente
Caribeña desde el límite con Costa Rica hasta el borde oriental del rango de la especie (ANAM
2002). Exceptuando la última área, la tasa de deforestación en ambos países es relativamene alta
(FAO 2001).
La caza de la Pava Negra es ilegal en Costa Rica. En Panamá, la cacería deportiva es ilegal, pero
la cacería de subsistencia por indígenas y campesinos es permitida. En ambos países, los
mecanismos de promoción del cumplimiento y aplicación de las leyes son generalmente poco
efectivos y la especie continúa siendo cazada regularmente (Delgado 1997, McCoy 1997). No
existe información cualitativa acerca del impacto de estos hechos, pero todos los observadores
reportan que la especie es menos abundante y mucho más cautelosa en donde es cazada que en
áreas seguras.
88
Acciones para la Conservación
La lista de prioridades descrita abajo es de naturaleza general y se aplica a lo largo del rango de la
especie. Una mejor comprensión del estado local y de las amenazas permitirá, en el futuro, la
identificación de acciones necesarias a nivel local.
I. Estudios de hábitat
a. Recopilar información detallada acerca de la disponibilidad del habitat a lo largo del
rango de distribución de la especie. Este análisis ayudará a evaluar el estado de
conservación de la especie y las necesidades de otras muchas especies amenazadas en
Costa Rica y el Area para Aves Endémicas de las Montañas de Panamá (BirdLife
International 2003).
b. Análisis de los datos obtenidos por ‘remote sensing’ deberá ser seguido por:
o La evaluación in-situ de las variables de la integridad del habitat que se ven
pobremente reflejadas en estos datos (p.ej., tala selectiva), y
o La construcción de escenarios realistas para tendencias futuras usando indicadores de
desarrollo social y económico.
c. Se debe prestar especial atención al Bosque de Montaña de la vertiente Caribeña de la
Cordillera Central de Panamá que se encuentra mayormente intacto.
89
Pava Pajuil (Penelopina nigra)
Fig. 1a) Localización de los registros (puntos negros) de la Pava Paujil desde 1990-2004. Fuentes: Vannini
y Rockstroh (1997), Valdez et al. (1999), Arizmendi y Márquez-Valdelamar (2000), Sandoval (2000),
González-García et al. (2001), Bonta y Anderson (2002), Cerezo y Ramirez (2003), Komar y Herrera
(2003), Nájera (2004), Eisermann (2005), com. pers. y obs. pers. por: D. Anderson, M. Bonta, T. Jenner, R.
Downing, D. Medina, M. Welton y F. Urbina (Honduras); J. Berry, K. Eisermann, J. Rivas, A.
Schumacher, G. López, C. Avendaño y D. Tenes (Guatemala); F. González-García, G. Escalona Segura, C.
Macias y Eduardo Morales (México); S. Morales, M. Torrez, A. Martínez, y S. Vilchez (Nicaragua); y H.L.
Jones (Belize).
Leyenda: Norte de Mesoamérica en gris, alturas (>700 m) entramado, y fronteras entre países en
líneas punteadas. 1 = Mexico, 2 = Guatemala, 3 = Belize, 4 = El Salvador, 5 = Honduras, 6 =
Nicaragua.
Fig. 1b) Distribución potencial de la Pava Paujil. Las areas potenciales de distribución fueron predecidas
basadas en la confluencia de ecoregiones apropiadas y en alturas por sobre los 800 m. Las ecoregiones
fueron el Bosque Montano de Chiapas, el Bosque Montano de Chimalapas, el Bosque Montano de América
Central y el Bosque de Pino-Roble de América Central. Excluimos los parches pequeños y aislados de
bosque en Belize, El Salvador, Nicaragua y especialmente en los volcanes de la vertiente del Pacífico, en
los cuales los expertos declararon que la especie se encontraba ausente. Utilizamos mapas de ecosistemas y
uso de tierras para excluir aquellas areas usadas para la agricultura, pastoreo y otros usos antropogénicos
así como otros ecosistemas inapropiados tales como los campos de lava. La fuente de la cobertura por SIG
fue el CBM (2003).
La Pava Paujil es monotípica. El estado de las dos subespecies descritas (van Rossem 1934) se
considera dudoso (del Hoyo el al. 1994, Dickinson 2003). Esta especie ha sido registrada
formalmente en el Sur de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua (del Hoyo et
al. 1994, Howell y Webb 1995, AOU 1998). Un registro de Belize (Vannini y Rockstroh 1997),
que fue subsiguientemente incluído en González-García et al. (2001) y Delacour y Amadon
(2004), es probablemente erróneo (Jones y Vallely 2001, Jones 2003, Jones com. pers.).
González-García et al. (2001) resumieron los datos de distribución recientes; datos adicionales de
su distribución se encuentran resumidos (ver Apéndice), y la Fig. 1a muestra los sitios con
registros recientes. Basados en un modelo de computadora, Peterson et al. (2001) predijeron que
no habría un declive sustantivo debido al calentamiento global.
90
La Pava Paujil se registra principalmente en bosques de niebla primarios (bosques húmedos de
hojas anchas siempreverdes) y de Pino-Roble en elevaciones de 900-3300 m (del Hoyo et al.
1994, Delacour y Amadon 2004), pero también en las estratos adjacentes de bosques secundarios
más bajos (15 m) (Eisermann 2005), bosques secundarios de 10 m de altura en el Dpto.
Huehuetenango (J. Rivas com. pers.), y plantaciones maduras de cipreces (Cupressus lusitanicus)
(Komar 2002a). Registros en elevaciones bajas, a 300-700 m (Hoffmeister 1951, Álvarez del
Toro 1980, González-García et al. 2001, Eisermann 2005), a 800 m en la Reserva Los Tarrales
Volcán Atitlan (17 December 2002, K. Eisermann obs. pers.; 7 February 2005, C. Avendaño
com. pers.; April 2005, R. Rivas com pers.), y a los 700 m en el Monumento Nacional El
Boquerón, Honduras (M. Bonta com. pers.), podrían indicar movimientos de dispersión (Delacour
y Amadon 2004) o migración altitudinal. Comportamientos fueron observados en un bosque
secundario en Honduras (M. Bonta com. pers.).
Las densidades fueron estimadas entre 6-106 aves/km2 en la región de Quetzaltenango (Morales
1991), 1-7 aves/km2 en la Montaña Caquipec (Eisermann 1999), 9-10 aves/km2 en la Montaña
Yalijux (Renner 2003), y en 5.5-26.7 aves/km2 e la Sierra de las Minas (Morales 2004). Sin
embargo, los estimados por encima de las 25 aves/km2 probablemente sean poco realistas y se
deban a errores en el muestreo. Una medida alternativa para abundancia relativa fue
proporcionada para tres hábitats en el Parque Nacional Montecristo, El Salvador durante 1999, en
donde los bosques de pino-roble mostraron la mayor abundancia, promediando 1 ave/4 hr obs., el
bosque de niebla tuvo como promedio 0.7 aves/4 hr obs., y las plantaciones de cipreses
promediaron 0.3 aves/4 hr obs. (Komar 2002a). Pullen (1983) registró 121 avistamientos (1-5
aves) a lo largo de 126 días en Montecristo.
La Pava Paujil (Penelopina nigra) es endémica a las montañas del Norte de América Central.
Actualmente, el sitio de distribución principal con poblaciones reproductoras conocidas se limita
a Oaxaca y Chiapas (México), Guatemala, Honduras, el Norte de El Salvador, y tal vez
Nicaragua, en donde el estado de la población parece ser crítico. Se esperan declives en la
población debido a la alteración del hábitat y los autores sugieren el listado de esta especie como
Vulnerable (VU A2cd+3cd), siguiendo los criterios de la Lista Roja de la IUCN.
91
1116.5 km2) ó 65% del área potencial de ocupación está dentro de un área protegida, tal como ha
sido definida por CBM (2003).
Asumiendo una densidad de 6 pavas/km2 a lo largo del rango en bosques de altura, basados en la
distribución potencial y en los resultados presentados en el párrafo anterior, la población mundial
de estas aves debería ser de aproximadamente 91,200 individuos. Si esta densidad poblacional
estuviera restringida solamente a áreas protegidas, la población global sería de solamente
~51,600, y sugerimos que esta figura podría ser una proyección realista para la situación de las
pavas dentro de 50 a 100 años. Una declinación considerable de la población se espera debido a
la pérdida del hábitat y al incremento de la presión de caza (ver Amenazas). Basados en las
categorías de la Lista Roja de la IUCN (IUCN 2001), el listado de la Pava Paujil debería ser
elevado de Casi Amenazada a Vulnerable (VU A2cd+3cd). De acuerdo con la FAO (2003) la
pérdida total de bosques en los cinco países donde vive la pava fué de ~12% de los bosques
restantes (81,320 km2) entre 1990-2000, y la población humana se incrementó en 22% en Chiapas
desde 1990-2000 (INEGI 2000), y en 35% en Guatemala (1994-2002, INE 2002). Por estas
razones, sospechamos que la población de la Pava Paujil declinó en 30% o más durante los 10
últimos años debido a la destrucción y explotación del hábitat. Estas amenazas no han cesado y la
se espera que la población se reduzca en un 30% más en los próximos 10 años.
A continuación se presenta un resúmen del estado en cada país y de los logros en cuanto a
conservación basados en, y desde el último Plan de Acción para la Conservación de los Crácidos
(Brooks and Strahl 2000):
México: Se han identificado las áreas claves de distribución. Se han reportados poblaciones
viables en las siguientes áreas protegidas: El Triunfo, El Ocote, La Sepultura, Lagunas de
Montebello y Cañón El Sumidero (González-García et al. 2001). La región de Ch imalapas,
Oaxaca, todavía contiene grandes cantidades de hábitat apropiado para la pava (Peterson et al.
2003), con poblaciones viables (Ap.). La caza de la pava está prohibida (SEMARNAT 2002).
Guatemala: Varios estudios (Valdez et al. 1999, Sandoval 2000, Eisermann 2005) han aumentado
el conocimiento acerca de la distribución actual. Anidamientos han sido recientemente
confirmados en Alta Verapaz (Eisermann 2005), y en el Volcán Atitlán Volcano (G. López com.
pers.). Se puede asumir la reproducción basados en frecuentes observaciones en la Sierra de las
Minas, Biotopo del Quetzal, y en la cadena volcánica del sur. La pava se ha reportado en el Cerro
San Gil, Dpto. Izabal (Vannini and Rockstroh 1997), pero no ha sido reconfirmada a pesar de la
realización de trabajos de campo anuales (p.ej., Dowell et al. 1994, Robbins y Dowell 1993,
1995, 1996, Robbins 1996). Este registro probablemente se debió a un individuo vagabundo.
De las 54 áreas protegidas en Guatemala, declaradas entre 1999-2004, 46 son privadas (CONAP
2005). Las reservas privadas podrían ser una forma importante de protección motivadas por una
fuerte ética conservacionista en los dueños de los bosques. Varias reservas privadas (p.ej., en el
Volcán Atitlán y en las montañas Yalijux, Alta Verapaz) protegen el hábitat de la Pava Paujil y
prohíben la caza. Zonas de protección contra el fuego adyacentes a bosques de niebla primarios
fueron establecidos en algunas áreas de Alta Verapaz a través de la introducción de cultivos
permanentes tales como árboles frutales en las comunidades locales (KE ob. pers.). La caza de
esta especie es generalmente prohibida (CONAP 2001).
92
cubren solamente el 0.3% del país (MARN 2003). Las Areas reservadas protegidas cubren el
0.48% del país (Godoy 2004). La Pava Paujil se encuentra legalmente protegida (MARN 2004).
Amenazas: La alteración del hábitat y la caza han sido generalmente identificadas como las
principales amenazas para la pava (Brooks and Strahl 2000). Se espera que éstas crezcan debido
al aumento de la población humana con el respectivo incremento de la necesidad de tierras. En
Guatemala, por ejemplo, la población humana se ha cuadruplicado desde 1950, con la mayoría de
los habitantes viviendo en las tierras altas (INE 2002). La población humana en Chiapas y
Honduras ha crecido más de siete veces desde 1930 (INEGI 2000, INE 2001). Ya que la mayoría
de los habitantes son granjeros, el incremento de la población va ligado a una alta tasa de
deforestación, tal como es indicado por la FAO (2003) para 1990-2000 como sigue: El Salvador
(4.6% de los bosques restantes, equivalentes a 56 km2), Nicaragua (3.0%, 981 km2), Guatemala
(1.7%, 485 km2), Mexico (1.1%, 6073 km2), y Honduras (1.0%, 538 km2). La tala-y-quema es un
método agrícola común en la región, y puede general incendios no controlados en bosques
primarios cercanos. A pesar de que muchas poblaciones de pavas se encuentran dentro de áreas
protegidas, no existe una garantía a largo lazo para su supervivencia, debido a la caza cladestina y
a la deforestación resultadas de un manejo deficiente de las áreas nacionales protegidas. En una
nota más positiva, la actual estabilidad política en los países del Norte de América Central
incrementará el turismo en la región, lo cual podría beneficiar la conservación (Brooks y Strahl
2000). La falta de conocimientos, especialmente en la ecología de esta especie hace que una
evaluación de las amenazas sea difícil. Un listado de las principales amenazas para cada país se
enumera a continuación:
Guatemala: Las plantaciones de café (Coffea arabica) de entre 800 a 1600 m han reducido el
hábitat considerablemente. Las recientes crisis económicas del café han forzado a los dueños de
las tierras a dar usos alternativos a las tierras. Plantaciones nuevas de helechos de hoja de cuero
(Rumohra adiantiformis) se han expandido en los últimos años en Alta y Baja Verapaz,
convirtiendo en parte los bosques primarios por encima de los 1600 m. En el Cerro Montecristo,
Chiquimula, plantaciones de Cola de Caballo (Beaucarnea sp.) se establecieron en elevaciones de
1900 m. Reservas forestales comunales, que son usadas de manera sostenible por comunidades
indígenas bajo normas locales se encuentran amenazadas por la contínua pérdida de tradiciones
indígenas (Secaira 2000). La caza ha sido recientemente reportada en las montañas Yalijux en
Alta Verapaz (Schumacher com. pers.), así como tambien en el Dpto. Quetzaltenango (Jurado
1995), en la Sierra de las Minas (Jolón 1997), y en la región de Atitlán (Castellano et al. 2002).
93
El Salvador: El rango de distribución se encuentra muy restringido y el tamaño de la población
dentro del país es pequeño (probablemente <500, Komar 1998); por lo tanto la pava es
especialmente vulnerable a eventos accidentales que pudieran extirpar la población local (Komar
and Herrera 2003). El tamaño pequeño y el número de áreas protegidas hacen que el
planeamiento de conservación sea difícil de realizar.
Honduras: Se ha observado caza, pero por lo menos en el Parque Nacional Sierra de Agalta la
Pava Paujil no es una especie prioritaria para los cazadores. . La población de Pava Paujil no se
ha reducido, al contrario del patrón observado para la Pava Cojolita (Penelope purpurascens) que
declinó durante los 1990s (M. Bonta com. pers.). Algunos sitios se encuentran amenazados por la
deforestación tales como los Parques Nacionales Santa Barbara y Comayagua (D. Anderson
com. pers.).
I. Investigación
a. Monitorear las tendencias poblacionales en sitios conocidos, estimando las densidades
con métodos simples tales como los sugeridos por Strahl y Silva (1997a) o los aplicados
por Komar (2002a).
o Investigar la distribución y tamaños de población recientes en Nicaragua.
b. Monitorear la extensión de los bosques montanos.
c. Estudiar la ecología
o Uso del hábitat
o Tamaño del rango
o Tasa de reproducción
o Dieta y rol como predadores/dispersadores de semillas
o Movimientos estacionales – migraciones altitudinales se han reportado para otras
varias especies fruguívoras Mesoamericanas (Powell y Bjork 1994, Paiz 1996,
Winker et al. 1997, Eisermann 2005), y se sospechan para la Pava Paujil.
d. Estudios genéticos podrían proveer de datos valiosos en cuanto a los procesos de
colonización y dinámicas metapoblacionales, que son importantes para el planeamiento
de conservación tales como flujo genético entre áreas montañosas (si es que existiera).
e. Reevaluar el estado taxonómico de las subespecies descritas (van Rossem 1934, del Hoyo
et al. 1994). La subespecie sureña (Honduras and Nicaragua) podría, si es que es válida,
encontrarse mucho más amenazada que la forma norteña.
94
o En El Salvador, expandir el sistema de áreas protegidas, con especial atención al
Cerro El Pital (Komar y Herrera 2003), e incrementar el tamaño de las reservas
existentes (Komar 2002b).
b. Educación y Difusión
o A través de programas educativos, crear conciencia pública en las comunidades
locales y agencias gubernamentales acerca de la vulnerabilidad de esta especie.
o Continuar la expansión de actividades de difusión acerca del uso sostenible de la
tierra a las comunidades cerca de las poblaciones de pavas. Por ejemplo, promover el
cultivo de cosechas permanentes en tierras adyaentes a bosques primarios, en lugar
de la quema anual de los campos de maíz..
o Promover (p.ej., el uso sostenible de reservas comunales, Secaira 2000)
especialmente en Guatemala y México.
c. Restaurar el hábitat a través de la reforestación.
95
Apéndice. Datos actuales de distribución de la Pava Paujil (Penelopina nigra), que no fueron
incluídos en (González-García et al. (2001).
México
San Miguel Chimalapas, Oaxaca 16°43'N 94°45'W observaciones frecuentes, Mayo F. González (com. pers.)
2005
Santa María Chimalapas, Oaxaca 16°54'N 94°41'W observaciones frecuentes, Mayo F. González (com. pers.)
2005
Cordon El Reten, Oaxaca 16°40'N 94°13'W observaciones frecuentes, Mayo F. González (com. pers.)
2005
Cerro Baul, Oaxaca 16°35'N 94°10'W varias observaciones, Mayo 2005 F. González (com. pers.)
Guatemala
Caquipec mountain, Alta Verapaz 15°23'N 90°11'W observaciones frecuentes Eisermann (2005)
Yalijux mountain, Alta Verapaz 15°23'N 90°04'W observaciones frecuentes Eisermann (2005)
Sierra Sacranix, Alta Verapaz 15°30'N 90°30'W observaciones frecuentes Eisermann (2005)
Sierra Pampajché, Alta Verapaz 15°25'N 90°35'W observaciones frecuentes Eisermann (2005)
Chicamán, Quiché 15°29'N 90°47'W recorded in 2004 D. Tenes (com. pers.)
Montaña de Carmona, Sacatepéquez 14°32'N 90°41'W Comportamientos observados Abril K. Eisermann y C.
2004, Febrero y Marzo 2005 Avendaño (obs.pers..)
Tectitán, Huehuetenango 15°18'N 92°04'W registrado en Agosto 2004 R. Rivas (com. pers.)
Laguna de Yolnabaj, Huehuetenango 16°02'N 91°34'W registrado Sandoval (2000)
Buenos Aires Chiblac, Huehuetenango 15°53'N 91°14'W registrado Sandoval (2000)
VolcánTajumulco, San Marcos 15°02'N 91°53'W registrado en April 2004 R. Rivas (com. pers.)
Parque municipal, San Marcos 15°00'N 91°48'W registrado en April 2004 R. Rivas (com. pers.)
Sierra Merendón, Izabal 15°27'N 88°34'W registrado en Marzo-Mayo 2002 Cerezo & Ramírez (2003)
El Salvador
Cerro El Pital, Chalatenango 14°19'N 89°07'W observaciones frecuentes Komar & Herrera (2003)
Volcan Santa Ana, Santa Ana 13°51'N 89°38'W Hallazgos de plumas Komar & Herrera (2003)
Honduras
Parque Nacional La Muralla, Olancho 15°08'N 86°45'W observaciones frecuentes Bonta & Anderson (2002)
Monumento Natural El Boquerón, Olancho 14°45'N 86°05'W observaciones frecuentes Bonta & Anderson (2002)
Parque Nacional Sierra de Agalta, Olancho 14°57'N 85°55'W observaciones frecuentes Bonta & Anderson (2002)
Montaña de Botaderos, Olancho 15°20'N86°09'W observaciones frecuentes M. Bonta (com. pers.)
Parque Nacional La Tigra, Francisco 14°14'N 87°06'W observaciones frecuentes Bonta & Anderson (2002)
Morazán
Reserva Güisayote, Ocotepeque 14°27'N 89°04'W observaciones frecuentes Bonta & Anderson (2002)
Región Comayagua, La Paz y Comayagua 14°21'N 87°39'W observaciones frecuentes Bonta & Anderson (2002)
P N Montaña de Comayagua, Comayagua 14°30'N 87°31'W Hallazgo de plumas en 2000 D. Medina (com. pers.)
Parque Nacional Cusuco, Cortés 15°31'N 88°14'W Un ave en Marzo 2005 D. Medina (com. pers.)
P N Celaque, Copán, Ocotepeque & Lempira 14°30'N 88°42'W Un ave el 18 Marzo 2002 T. Jenner (com. pers.)
Parque Nacional Santa Barbara, Santa 14°54'N 88°08'W Escuchados en tres sitios diferentes D. Medina (com. pers.)
Barbara Marzo 2003
Nicaragua
Reserva Privada El Jaguar, Jinotega 13°14'N 86°03'W Un ave vista el 11 November 2004 S. Morales (com. pers.)
display observado 17-18 Marzo 2005 A. Martínez (com. pers.)
96
Imágen por B. MacKay
El Paují de Copete es una especie enigmática de tierras bajas (hasta los 1500 mts; Hilty & Brown
1986), que habita en los bosques de galería (o ripario) y deciduo seco asociados a ríos en los
llanos de Venezuela y Colombia. En Venezuela su distribución incluye la Cuenca del Lago de
Maracaibo (Zulia y el oeste de Mérida), el oeste de Falcón (incluyendo Tucacas), las tierras bajas
y los pies de montaña de Yaracuy y Carabobo, y hacia el este a través de Aragua y Miranda, y
generalmente desde la base oriental de los Andes en Táchira, Apure, Barinas y Cojedes hasta
Guárico, y localmente al este de Sucre y Monagas. En Colombia se encuentra en la parte nor-
oriental del país, cercano al borde con Venezuela (Hilty 2003). Existen registros desde los años
1940 y 50’s en diferentes localidades dispersas en Boyacá, la Guajira y el norte de Santander;
más recientemente (en los 90’s) ha sido reportado por habitantes locales en Arauca (del Hoyo &
Motis 2004).
A pesar de ser una especie principalmente de bosque, a los paujíes les gusta aventurarse en los
bordes del bosque de galería y en áreas abiertas o en carreteras estrechas sombreadas, pero a no
más de 250 mts de cobertura del bosque (Hilty 2003, Bertsch en prep.). En el Hato El Frío los
corredores de bosque que crecen sobre los diques para retención de agua pueden proveer de un
hábitat nuevo para C. daubentoni (R. Antelo, com. pers.). La sucesión reciente de plantas de áreas
abiertas a bosques más cerrados en áreas al oeste del Hato ganadero Masaguaral ha permitido un
incremento en el número de paujíes en esta parte del hato (S. Beissinger, com. pers.). En el Hato
El Cedral, no ha sido encontrado ningún Paují de Copete en agrupaciones aisladas de árboles
durante la estación seca, a pesar de que los paujíes se encuentran en el bosque de galería (K.
Kriese, com. pers.).
En el Hato Masagural, Niño (1994) no encontró un efecto de los atributos estructurales del
bosque sobre la abundancia de los paujies o la preferencia por el hábitat; él sugirió en su lugar,
que la disponibilidad local de frutos puede constituir el determinante principal de la presencia de
los paujíes. Buchholz (1995) encontró que la mayoría de los machos que vocalizan seleccionan
perchas de despliegue en árboles emergentes especiales, de tal modo que los paujíes se
encuentran ubicados por encima del dosel circundante, y encontró un caso donde la remoción del
97
lugar tradicional de canto probablemente resultó en la dispersión de este macho pero no de otros
machos vecinos. Jorgenson (2000) sugirió que el despliegue de canto de los paujíes machos los
hace más obvios a los cazadores humanos. Los estudios realizados por Bertsch (en prep.) y por
Kvarnbäck (2004), sugieren que este paují utiliza el borde de los bosques para anidar
(mayormente en Cecropia sp.) y alimentarse (de los frutos de Guazuma ulmifolia y Mangifera
indica), cuando se encuentran protegidos de la cacería. Más aún, Kvarnbäck (2004) señala que
fragmentos de bosques aislados pueden ayudar a las hembras a evadir a los depredadores de
huevos.
La reproducción tiene lugar durante el inicio de la estación lluviosa (Abril-Junio), período durante
el cual las hembras invierten en promedio 28 días incubando la nidada de 1-2 huevos. Además, un
mismo nido puede ser reusado por diferentes hembras durante una misma estación reproductiva
(Kvarnbäck 2004). Durante el período reproductivo, usualmente los machos se encuentran
solitarios, mientras que las hembras pueden ser observadas en la compañía de un macho que
realiza despliegue, otra hembra, o quizás un juvenil (Strahl y col. 1997c). Estos autores
adicionalmente poseen observaciones que sugieren que esta especie puede ser poligínica, y
observaciones de otros (Bertsch en prep.; Kvarnbäck 2004) constituyen indicativos de la
asociación secuencial de individuos machos con diferentes hembras, pero ningún estudio en el
campo ha documentado que machos identificados individualmente han copulado con múltiples
hembras.
En el Hato Masaguaral, los machos vocalizan desde perchas en árboles específicos desde Abril-
Junio, emitiendo un silbido descendente (descrito como “Wheeeeuuuuuu” por Hilty & Brown
1986), y realizando aleteos y estampidas (patrones descritos en Buchholz 1995; monogramas en
Buchholz 1989). Diez machos distintos realizaron regularmente este despliegue en un área de
estudio de 2 km2 donde Buchholz (1995) encontró que los machos vocalizaban en sesiones más
largas cuando otros machos se encontraban cercanos, aleteaban menos en la presencia de
hembras, y que los machos que silbaban más durante una sesión de vocalización, tenían una
menor probabilidad de ser visitados por las hembras. Buchholz (1995) concluyó que el canto de
silbido de los machos es primariamente para competencia intrasexual; los machos nunca fueron
observados siendo directamente agresivos entre ellos.
Strahl et al. (1997c) reportaron grupos mixtos (de ambos sexos) y una alta densidad de individuos
en áreas de bosque de galería durante la época seca en los llanos centrales (Estado Guárico,
Venezuela), y densidades mucho menores cuando las aves se dispersaron al bosque deciduo seco
circundante, al iniciarse el período anual de lluvias (ver Apéndice). Si los valores estacionales y
en relación al tipo de hábitat de Strahl et al. (1997) son promediados, las densidades resultantes
son similares a los valores calculados por Polisar (2000) obtenidos en el Hato Piñero, Estado
Cojedes, Venezuela. Un censo más reciente, realizado por Bertsch (en prep.) también en el Hato
Piñero, encontró densidades poblacionales levemente mayores a las obtenidas por Polisar (2000).
De modo interesante, Bertsch (en prep.) reportó observaciones de aproximadamente el doble de
hembras con respecto a los machos en todos los tipos de hábitat examinados, y 91% de
solapamiento en las áreas de vida de machos y hembras, estimadas en 138-196 hectáreas,
determinadas mediante radio-telemetría tanto la época seca como la de lluvias.
Fueron requeridos 15 años de protección de cacería para que la población de paujíes pudiera
crecer a través de los años de “unas pocas parejas” hasta poder ser observados “grupos de 12
individuos forrajeando” durante la época no reproductiva en el Hato El Cidral (D. Ascanio, com.
pers.). Todavía hacen falta disponer de datos básicos de la historia de vida, tales como la
mortalidad relacionada con la edad y la fecundidad para una población silvestre no sujeta a
cacería (o cualquiera), indispensables para planificar la conservación de esta especie.
98
Estado Actual y Amenazas
Estado Actual: Globalmente la especie ha sido clasificada como “Casi Amenazada” (BirdLife
International 2005), con una conclusión similar en la actualización más reciente de la Lista Roja
Venezolana (Sharpe 2005), sin embargo, en Colombia la especie es categorizada como
Vulnerable (VU C1+2a(i), Franco-Maya & Renjifo 2002). Tan recientemente como en 1994, esta
especie era considerada como de “Poca Prioridad”, pero esta prioridad ha ido incrementándose
con cada actualización de las listas rojas (BirdLife International 2005), principalmente debido a
que nada se ha hecho para determinar su aparente declinación. Los datos de abundancia de los
censos realizados a lo largo de su rango actual, su potencial reproductivo pobre, la destrucción
continua del hábitat (ver abajo) y una cacería generalizada, garantizan que la especie sea
considerada globalmente como Vulnerable (VU A3a, c, d).
A pesar de repetidos llamados para un estudio detallado de las poblaciones de esta especie (por
ejemplo, Franco-Maya & Renjifo 2002, Strahl & Silva 1997a), ninguno ha sido completado. En
Colombia, no existen datos de las densidades poblacionales en áreas con o sin protección
(Franco-Maya & Renjifo 2002). Los paujíes son raramente avistados en la zona de
amortiguamiento del Parque Nacional El Cocuy en Colombia (O. Cortes, com. pers.). En
Venezuela, se piensa que su distribución en la Cordillera Central de la Costa es por lo menos 50%
menor a lo previamente reportado, mientras que en los Llanos se estima que la distribución es de
aproximadamente el 70% del rango original (BirdLife International 2000). Las reducciones del
rango en estas áreas son consideradas mayores que los estimados de BirdLife International (2000)
(D. Ascanio, com. pers.) y han sido sugeridas pérdidas del 70 y 60%, respectivamente. El mapa
en Strahl y Silva (1997b) muestra la especie eliminada de aproximadamente el 30% de su rango
histórico de distribución en Venezuela, y ellos encontraron que la especie se encuentra casi
eliminada de dos parques nacionales presentes en su distribución (Guatopo y Henri Pittier). Ha
habido reportes de un individuo observado (Enero 2005) y otro escuchado (Mayo 2005) en las
tierras bajas en la vertiente norte del Parque Nacional Henri Pittier (C. Sharpe y A. Naveda,
respectivamente; com. pers.) y habitantes locales reportan la presencia de un nido activo a lo
largo de la carretera entre Cata y Cuyagua en el Estado Aragua (A. Naveda, com. pers.). Los
paujíes están ausentes de áreas en los Llanos Centrales en las que antes eran vistos regularmente
(G. Rios, com. pers.). Las poblaciones pueden ser grandes si son protegidas de la cacería (ver
Apéndice), pero no todos los hatos o granjas conservacionistas poseen la combinación apropiada
de habitats durante las estaciones seca y lluviosa, o la habilidad de controlar la cacería con la
finalidad de alcanzar grandes poblaciones de C. daubentoni (D. Ascanio y K. Kriese, com. pers.).
En la actualidad, un estudio acerca de los cambios en la cobertura vegetal de la tierra desde 1990-
1997 llevado a cabo mediante el análisis de fotos de satélite LANDSAT 7, revela que las áreas
boscosas en los llanos continuan siendo desforestadas o degradadas, quedando pocos parches
grandes o de tamaño mediano del hábitat más crítico para C. daubentoni (G. Ríos, com. pers.).
99
Cambios en las leyes del gobierno Venezolano han creado la posibilidad de que algunos de los
hatos o granjas privadas en Venezuela donde estos paujíes han sido protegidos en el pasado,
puedan ser convertidos para otros usos agrícolas menos adecuados para esta especie (Sánchez
2005).
I. Colombia
a. Realizar un estudio detallado de la presencia-ausencia de esta especie a lo largo
de su rango histórico.
b. Llevar a cabo análisis con fotos satelitales acerca de los cambios en la cobertura
del bosque para identificar parches grandes de hábitat disponibles y conectados
que pudieran ser protegidos.
c. Comenzar programas de educación para cazadores para reducir el uso de esta
especie.
II. Venezuela
a. Realizar un estudio detallado de la presencia-ausencia de esta especie a lo largo
de su rango histórico.
b. Colaborar con un estudio llevado a cabo en la actualidad con fotos satelitales
acerca de los cambios en la cobertura del bosque para identificar parches grandes
de hábitat disponibles y conectados que pudieran ser protegidos.
c. Reiniciar programas de educación para cazadores para reducir el uso de esta
especie (Silva 1997).
d. Llevar a cabo un estudio demográfico a largo plazo de una población protegida
(por ejemplo, en Hato Piñero) a fin de poder colectar datos de fecundidad,
mortalidad y de dispersión requeridos para análisis de viabilidad poblacional.
Será imperativo planificar una red de áreas privadas y del gobierno protegidas (o
donde la cacería está controlada).
100
Pavón Muitú (Crax fasciolata) foto por J. Idrobo
101
Pintura por A. Gallo
David C. Oren
La Chachalaca cejuda (Ortalis superciliaris) se distribuyen en el Brasil desde el Sur del río
Amazonas desde el Este del río Tocantis hasta por lo menos el Este del Piauí. Sibley and Monroe
(1990), entre otros, consideraron que O. superciliaris formaba una superespecie junto a O.
motmot (sensu lato) y O. guttata (sensu lato). Traditionalmente, la distribución ha sido descrita
como desde el Tocantis hasta el Este de Piauí (Delacour and Amadon 1976, del Hoyo 1994,
BirdLife 2004), pero las colecciones ornitológicas del Museo Paraense Emílio Goeldi en Belém,
Brasil, contienen dos especímenes de localidades al Oeste de Tocantis, en Sítio Calandrinho
recolectado en Octubre de 1978 y en la márgen izquierda del Tocantins frente a Jatobal
recolectado en Junio de 1984. Desafortunadamente, ambos sitios han desaparecido bajo las
aguas del proyecto hidroeléctrico Tucuruí. La región que rodea el lago artificial resultante ha
sido mayormente deforestada, pero existen grandes áreas de crecimiento secundario y la Reserva
Indígena de Paracanã se encuentra cerca de los sitios de recolección. En Carajás,
approximadamente 200 km más al Oeste, la chachalaca local es O. m. ruficeps (especímenes en
el Museo Goeldi, D. Oren obs. pers.).
Ortalis superciliaris es encuentra en los claros formados por la caída de siempreverdes en terra-
firme y en los bordes, bordes de várzea y crecimientos secundario en Pará y Maranhão (Snethlage
1935, Oniki y Willis 1983, Novaes y Lima 1998, D. Oren obs. pers.), en bosques semi-deciduos
en Maranhão (D. Oren obs. pers),y en el borde del bosque de galería en el Noroeste Piauí (Souza
y Souza, com. pers.). Es posible que la especie se extienda (o se extendía) hasta el Noroeste de
Ceará, que tiene hábitats similares a aquellos de Piauí, especialmente en el complejo de la Serra
do Ibiapaba. Fué considerada común por Novaes y Lima (1998) alrededor de Belém, escasa
alrededor de São Luís en el Norte de Maranhão (del Hoyo 1994), y rara en otras partes ( BirdLife
2004).
Los nidos son descritos por Snethlage (1935) y Oniki y Willis (1983). Snethlage (1935) encontró
nidos desde el 15 Dec al 14 Feb, y Oniki y Willis (1983) encontraron tres nidos en Junio, Julio y
Noviembre, construídos en forma de plataformas sueltas de hojas de palma forradas con hojas
secas, pastos y ramas en las uniones de las ramas de árboles bajos en pastos altos de un campo de
pastos abierto, en el borde del bosque secundario de várzea, a un promedio de 90 cms. del suelo.
Uno de los nidos tenía un diámetro de 22 cms en el borde de afuera, con un diámetro interior de
10 cms. El tamaño de la puesta era de tres huevos en dos nidos y solamente de uno en el tercero.
102
Los siete huevos blancos y equipolares, estaban manchados, y medían en promedio 53.0 mm x
36.1 mm, con un peso promedio de 33.6 g.
II. Consolidar las unidades de conservación existentes y las reservas indígenas dentro del
rango de la especie.
III. Promover el trabajo de campo para comprender más acerca del estado de la especie a lo
largo de su rango.
103
Image by H. Vercauteren
David C. Oren
104
Buzzetti (2000) registró tanto P. pileata y P. ochrogaster en el Parque Estatal Cantão en el
Oeste del Estado de Tocantins durante una evaluación ecológica rápida (Sobrevila y Bath 1992).
El condujo dos viajes al campo durante la estación seca (28-29 Ag 1999 y 16-27 Sept 1999) y
uno durante la temporada lluviosa (16-30 Ene 2000). En la primera excursión, registró ambas
especies en bosques estacionalmente inundados en diferentes sitios y P. ochrogaster en bosque
secundario de galería, solamente P. pileata en bosques estacionalmente inundados en el
segundo; y solamente P. ochrogaster en bosques estacionalmente inundados en la tercera
excursión. Desafortunadamente, Buzzetti no se encuentra disponible para aclarar problemas
potenciales de identificación relacionados a estos registros, ya que, trágicamente, se ahogó
durante otra evaluación ecológica rápida en el 2001, pero es extremadamente poco probable que
dos miembros diferentes del complejo de superespecies P. jacucaca sean simpátricas en el
mismo hábitat de bosques estacionalmente inundados en el Parque Estatal Cantão. Más adelante,
Fábio Olmos (en lit. apud BirdLife 2003) registró a P. ochrogaster en dos sitios adicionales en
áreas alrededor del parque. Nosotros consideramos que las aves que Buzzetti registró en el
Parque Estatal Cantão eran todas probablemente P. ochrogaster , tal como lo eran los pájaros
reportados a Oren (N.D.) por asistentes de campo en Santana do Araguaia, Pará. La región de
Santana do Araguaia es extremadamente interesante, con especies Amazónicas cerca a las formas
del Cerrado, tales como Thraupis episcopus en bosques de terra-firme y T. sayaca en las
savanas estacionalmente inundadas. La posibilidad que tanto P. pileata como P. ochrogaster
ocurran en cercanía, pero en hábitats diferentes, merece ser investigada.
Ya que P. pileata tiene un rango relativamente pequeño para ser un crácido amazónico de tierras
bajas, parece preferir bosques altos, es activamente cazada tanto como alimento y como una especie
de exhibición en aviarios, y vive en un territorio que ha sufrido una de las mayores deforestaciones
del Amazonas Brasilero, BirdLife International (2004) y la IUCN la enlistan como Casi-Amenazada.
La porción más crítica de su rango, donde está más fuertemente amenazada comprende la región del
río Tocantins hasta los límites orientales del bosque Amazónico en el Oeste de Maranhão. Más hacia
el Oeste, su rango conocido incluye áreas extensas ocupadas por reservas indígenas grandes, con
densidades humanas muy bajas y un mosaico complejo de deforestaciones rápidas debido a la tala,
ganadería y plantaciones de algodón y soya extendiéndose a lo largo de la carretera BR-163, la
carretera Trans-Amazónica y el complejo de caminos “endógenos” en el interfluvio entre los ríos
Tapajós y Xingú (Souza et al. 2004), pero también con varias reservas biológicas, parque nacionales
y reservas extractivas. Tanto los pobladores indígenas como los más recientes colonizadores cazan P.
pileata por su carne, y sus plumas son preciadas para hacer flechas o para otros usos. Con la falta de
surveys de campo detallados, no existe información real acerca del verdadero estado de la especie en
donde sea que ocurra, y sus límites sureños son aún poco claros.
I. Llevar a cabo surveys para determinar su rango actual, especialmente los límites sureños
de P. pileata.
II. Consolidar las unidades de conservación existentes dentro del rango de la especie,
especialmente en la parte más al Este, en donde se encuentra más altamente amenazada.
III. Promover el trabajo de campo para comprender mejor los hábitos y el estado de P.
pileata a lo largo de su rango.
105
Pava Negra o Aburria (Aburria aburri)
La Pava Negra encuentra desde el Este de Venezuela, Norte de Colombia, Este y Noreste del
Ecuador hasta el Centro y Sur del Perú. Su área de distribución se ha ampliado por información
procedente de exploraciones, inventarios y algunos estudios hechos en los Andes en los últimos
años (ver Fig. 1; Marin et al. 1992, Silva 1999, Salaman et al. 2001, Donegan et al. 2001, Freile y
Chaves 2004).
La Pava Negra se considera rara o poco común a través de toda su distribución, pero la mayoría
de apreciaciones son el resultado de visitas ocasionales o de entrevistas con cazadores locales
(Hilty y Brown 1986, Greenfield y Ortíz-Crespo1997, Ortíz-Tejada y O’neill 1997, Renjifo 1998,
Silva 1999, Donegan et. al 2001, Salaman et al. 2001, Negret 2001, Briceño E. com pers.),
mientras que pocas provienen de estudios metódicos. Los pocos estudios realizados para la Pava
Negra coinciden en reportar densidades muy bajas. Nadachowski (1994), en la cuenca del río
Otún, encontró densidades entre 0,005 y 0,03 ind/km2, mientras que en el mismo lugar Rios et al.
(2005) estimaron 0.87 ind/km2 (densidad ecológica = 2,6 ind/km2), y Silva y Strahl (1997) en
Venezuela estimaron 2 ind/km2. En la Serranía de San Lucas (Colombia; Donegan et al. 2001),
Parque Nacional Natural (PNN) Cueva de los Guácharos (Colombia; Hilty y Brown 1986), PNN
Serranía de los Yariguíes (Colombia; Donegan et al. 2003), Jirillo-San Martín y Cosñipata-Cuzco
(Perú; Ortiz-Tejada y O’neill 1997) esta pava se ha considerado abundante, pero recientemente se
observó una disminución notable en la segunda localidad (Salaman et al. 2001).
106
El conocimiento que se tiene sobre su reproducción es ante todo especulativo, pues los reportes
que se conocen del periodo reproductivo generalmente son inferencias a partir de la actividad
vocal de los machos (Ortíz Tejada y O’neill 1997, Donegan et al. 2001, Salaman et al. 2002,
Delacour y Amadon 2004, Rios et al. 2005), mientras que sólo dos están soportados por el
hallazgo de polluelos o nidos (Hilty y Brown 1986, Strewe y Navarro 2003). Aunque existen
estos dos registros no hay descripciones conocidas de los polluelos ni del nido y solo se conoce la
descripción de dos subadultos (Delacour y Amadon 2004, Rios et al. 2005).
Uno de los pocos estudios que aporta información sobre el comportamiento alimentario de esta
especie fue hecho por Rios et al. (2005), quienes reportan el consumo de frutos y hojas en la
dieta. Otros aspectos desconocidos para esta especie son el comportamiento social, estructura de
la población, interacciones con otras especies y los movimientos poblacionales estacionales.
También es fundamental evaluar el estado de las poblaciones a escala local y global.
Se considera casi amenazada por UICN (BirdLife 2004), con alta prioridad de conservación
según el Grupo de Especialistas en Crácidos (CSG), (Brooks and Strahl 2000) y no se encuentra
listada dentro de CITES. Basados en las categorías de la Lista Roja de la IUCN (IUCN 2001) la
Pava Negra debería ser promovida de Casi-Amenazada a Vulnerable (VU - C1; C2b) a la luz del
decrecimiento drástico de sus poblaciones, de las fluctuaciones en el número de individuos; sin
embargo la tratamos como NT hasta que hayan más datos disponibles. En términos de
decrecimientos en las poblaciones, esta especie era “numerosa” en el Parque Nacional Cueva de
los Guácharos, Colombia.
A nivel global, la Pava Negra está enfrentando extinciones locales (Renjifo et al. 2002, Rodríguez
y Rojas-Suárez 1995 Salaman et al. 2001). La mayor parte de su hábitat está comprendido en los
Andes, los cuales han perdido en la actualidad alrededor del 95% de su cobertura original
(Cavelier et al. 2001). Algunos autores consideran que la Pava Negra realiza migraciones
altitudinales, sin embargo, no se ha encontrado evidencia suficiente. Si esto fuera cierto, esta
especie requiere de áreas protegidas que abarquen bosques continuos en un amplio gradiente
altitudinal (Salaman et al. 2001). Por otro lado, su tamaño grande, su tendencia a permanecer
inmóvil ante un observador y el canto emitido por los machos durante el periodo reproductivo
(Delacour y Amadon 2004) hace que sean fácilmente detectadas por los cazadores (Salaman et al.
2001).
Colombia: Está distribuida por casi toda la zona andina del país pero sus poblaciones están
decreciendo, por los cual se considera casi amenazada (NT). El principal problema que enfrenta
es la pérdida de hábitat por transformación de áreas para agricultura, ganadería y expansión de las
ciudades (Renjifo et al. 2002), pues se ha perdido cerca del 70% de la cobertura boscosa de los
Andes (Etter y van Wyngaarden 2000). La cacería, aunque es un problema vigente (Salaman et
al. 2001, Briceño E. com. pers.), aparentemente no representa una presión muy fuerte para esta
especie (Rios et al. 2005) en algunas regiones.
107
Ecuador: Algunas de sus poblaciones están fragmentadas y en rápida disminución por lo que se
considera vulnerable a la extinción (VU; Pacheco 2002). Las principales amenazas que enfrenta
esta especie son la destrucción de su hábitat por deforestación, principalmente al oeste del país, y
la presión por cacería.
Perú: Esta especie es considerada casi amenazada (F. Angulo com. Pers.). Aunque hay algunas
poblaciones saludables, varias están aisladas (Koepcke y Koepcke 1963, Ortiz-Tejada y O'Neill
1997) y en algunas áreas han ocurrido extinciones locales, principalmente en la vertiente
occidental de los Andes de este país (Salaman et al. 2001). Sus principales amenazas son la tasa
alta de deforestación de los bosques debida a agricultura y cultivos de coca y la presión de cacería
para consumo humano y uso como mascota (Ortiz-Tejada y O'Neill 1997, Pulido 1997). Hasta el
año 1997 esta especie se encontraba representada en varias áreas protegidas (Ortiz-Tejada y
O'Neill 1997).
A pesar de que la Pava Negra se considera con algún grado de amenaza a través de toda su
distribución, se han hecho pocas intervenciones que favorezcan la protección de esta especie. No
se han establecido áreas para su protección específica y las pocas acciones han buscado reducir su
cacería. Se deben desarrollar programas de conservación a nivel local y global debido a algunas
de las características de la Pava Negra, tales como su baja densidad, movimientos estacionales,
una probable habilidad de dispersión baja, y la vulnerabilidad a la fragmentación (Rios et al.
2005). Con estos puntos en mente, recomendamos que se adopten las siguientes acciones:
108
VI. Apoyar los programas de reproducción en cautiverio, tales como en recientemente iniciado
en al Zoo de Cali (Colombia), y CREA (Centro de Reproducción de Especies Amenazadas)
Fig. 1: Rangos históricos y recientes (antes de 1980) de la Pava Negra (Koepcke y Koepcke 1963, Phelps
y Meyer de Schauensee 1979, Hilty y Brown 1986, Marin et al. 1992, Ortiz-Tejada y O'neill 1997,
Greenfield y Ortíz-Crespo 1997, Strahl y Silva 1997b, Silva 1999, Salaman et al. 1999-2001, Negret 2001,
Pacheco 2002, Strewe y Navarro 2003, Delacour y Amadon 2004, Freile y Chaves 2004, IBAs Andinas
2005 [BirdLife Intl.], World Bird Database 2005 [BirdLife Intl. Ecuador y Colombia], BioMap [Darwin
Database] Alliance Partnership 2005 [Nat. Hist. Mus., Cons. Intl., Inst. Cien. Nat., Univ. Nac. Col.,
Dataves - Colombia]; y com.pers.por M. Lentino, D. Calderón-F., D. Francisco Cisneros, B. Palacios, J.
Maria Loaiza, N. Krabbe, M. Nieto, S. Ocampo, E. Briceño, D. Susanibar, C. Vinueza, S. Villamarin Gil,
F. Kaston, L. Chasqui, A. Felipe Betancourth López, A. Quevedo y J. Harold Castaño).
109
Foto por D. Sarkozi
El Pavón Norteño tiene dos subespecies: Crax r. rubra (Pavón Norteño), es la forma del
continente, distribuída en 10 países desde el Este de México, hasta el Ecuador; C. r. griscomi es
el Hocofaisán o Pavón de Cozumel, cuya distribución está restringida a la los 486 km2 de la Isla
del Cozumel, que se encuentra en el Noreste de la Península de Yucatán en México (del Hoyo
1994, Delacour and Amadon 2004).
El Pavón Norteño habita en grandes extensiones de bosque virgen maduro y secundario húmedo-
pluvial tropical y bosques secos (Sermeño 1997a, Arguedas et al. 1997, Delgado 1997, McCoy
1997, Vannini y Rockstroh 1997, Midence 1997), principalmente entre los 0 y 1200 m de
elevación, ocasionalmente llega hasta los 2000 m (Vaughan 1983).). Por su parte, el Pavón de
Cozumel prefiere la selva mediana subcaducifolia (Martínez-Morales 1999) y es probable que
también se encuentre en los manglares (Paynter 1955, Martínez-Morales 1996, 1999). Ambas
subespecies pasan la mayor parte del tiempo en el suelo del bosque, pero en la noche duermen en
árboles (del Hoyo 1994, Sermeño 1997a). Los pavones se pueden observar solos, en parejas o en
grupos pequeños de 2 a 6 individuos (Sermeño 1997b, Hilty y Brown 2001). Ocasionalmente
forman grupos de hasta 20 o más individuos conformados por adultos y juveniles de ambos sexos,
pero las bandadas típicamente no exceden los 10-15 individuos (Sermeño 1997ª, Zimmer 1997).
Esta especie es territorial y pocas veces permite otras especies en sus territorios (Vaurie 1968,
Estudillo-López 1979, 1986).
Los estudios de densidades poblacionales para esta especie son escasos. En la Isla de Cozumel, se
hizo un estudio con la metodología de muestreo de distancias, con la cual se obtuvo una densidad
de 0,9 ind/km2 y se estimó un tamaño poblacional de 97 a 304 individuos para la Isla. La
distribución de edades de la población fue entre 81 y 253 individuos adultos, y entre 16 y 51
individuos subadultos de menos de un año de edad mientras que la proporción de sexos fue de 1:1
(Martinez-Morales 1999). En los fragmentos de bosque de Costa Rica se estimó una densidad del
Pavón Norteño que oscila entre 0.4 y 1.2 ind/km2 y un tamaño poblacional mínimo viable de 500
individuos (Vaughan 1983, McCoy 1997). Eissermann (2004) estimó para esta misma
subespecie, una densidad poblacional de 1.4 ind/km2 en Punta Manabique, un área protegida en la
110
costa Atlántica de Guatemala. Donegan (2001) estimó de 6-8 individuos a lo largo de un transecto
de ~45 km en Tikal, Guatemala. Jiménez et al. (2003) sugieren una metodología para estimar la
población de esta especie. Hasta el momento no existe información sobre longevidad,
reclutamiento y tasas de mortalidad, al menos en poblaciones silvestre (Arguedas et al. 1997).
Uno de los primeros estudios sobre la dieta del Pavón Norteño se llevó a cabo por Sermeño
(1997b), quien observó que las aves consumían 15 especies de frutos, las hojas tiernas de 4
especies y 4 especies de invertebrados. En otro estudio Rivas (1995) encontró el consumo de
frutas y semillas de 44 especies y de artrópodos de 22 especies (Rivas 1995). Rivas (2004)
también estudió aspectos de la dispersión de semillas por parte de este Pavón.
El estado del Pavón Norteño se considera casi amenazado por BirdLife Internacional (2004), con
alta prioridad de conservación según el Grupo de Especialistas en Crácidos (Brooks y Strahl
2000) y como aparentemente seguro para NatureServe (2005). Adicionalmente esta especie está
listada en el Apéndice III de la CITES para regular su explotación comercial.
Las principales amenazas que enfrenta esta especie son la pérdida, degradación y fragmentación
de sus hábitats (BirdLife Internacional 2004). Además, debido a su gran tamaño y sus hábitos
terrestres, esta especie es un blanco fácil para la caza. Esta especie es cazada para consumo
humano, por deporte y para el tráfico ilegal de mascotas en todo su rango (Brooks y Strahl 2000)
y aunque esta especie puede tolerar algún grado de intervención en su hábitat (McCoy 1997), es
muy sensible a cambios estructurales en el hábitat. Por tal razón, el avance de la frontera agrícola
y de las ciudades ha reducido su área de ocupación (Vannini y Rockstroh 1997).
Belize: Este país conserva el 60% de su cobertura vegetal original, sugiriendo que el Pavón
Norteño se encuentra en buen estado de conservación (Delgado 1997). Aún quedan algunas
poblaciones viables como la de Laguna Seca, Chan Chich (Zimmer 1997, Brooks y Strahl 2000,
Gonzalez-García et al. 2001). En este país el Pavón Norteño enfrenta dos problemas, el primero
es la baja densidad en hábitats adecuados (e.g. Parque Nacional Chiquibul, Reserva Forestal
Mantí, Reserva Forestal Río Columbia) y la cacería comercial y de subsistencia (BBIS 1998).
111
Colombia: Actualmente la especie no se considera bajo ningún grado de amenaza. Sin embargo,
en algunas áreas como en el Valle de Cauca está localmente en peligro, debido a que su hábitat ha
sido muy intervenido y no hay registros en los últimos años (Velasco-Abad 1997, Andrade 1992).
El Pavón Norteño tenía una distribución amplia y continua sobre toda la costa pacífica (Haffer
1967, Hilty y Brown 2001), pero ahora su distribución está fragmentada (Salaman et al. 2001).
En una exploración reciente por el Pacífico, esta especie no fue registrada y algunos cazadores la
reportaron como rara (Salaman et al. 2001). Esta especie es rara debido a la intensa presión por
(Andrade 1992).
Costa Rica: Es considerada en peligro de extinción. Para el año 1977 esta ave había perdido
alrededor de 69% de su hábitat original; 6381 km2 del área de su distribución queda incluída
dentro de áreas protegidas, pero pocos de los trechos de bosques que se mantienen son contínuos
(McCoy 1997). La caza es responsable de la extinción local en algunos sitios, y en otros las
poblaciones han sido reducidas grandemente (McCoy 1997, Vaughan 1983).
Guatemala: Históricamente, el Pavón Norteño era una especie común y ampliamente distribuida.
Más recientemente, sin embargo, se han reducido algunas poblaciones están y se considera poco
común en ciertas localidades (K. Eisermann com. pers). Está clasificada como amenazada en
algunas regiones, pero en otros lugares su estado es incierto. Su área potencial de distribución es
de 62000 km2, de los cuales 46000 km2 están cubiertos por bosques fragmentados (Vannini y
Rockstroh 1997). De los crácidos de Guatemala, las poblaciones del Pavón Norteño han sido las
más afectadas por el desplazamiento, la expansión de las zonas agrícolas y la explotación de
canteras de mármol (Wetmore 1965; Vannini y Rockstroh 1997; Alvarez del Toro 1981;
Delacour and Amadon 2004; Eisermann 2004). Otras se han reportado como saludables, tales
como la del Refugio de Vida Silvestre Punta de Manabique, en la región de norteña del Petén y
en el norte de El Quiché (Vannini y Rockstroh 1997, Eisermann 2004). La presión por cacería de
subsistencia y deporte causa el 34% de las muertes en Uaxactún constituye el 34% de las especies
cazadas (Roling 1995). Entre Agosto de 1992 y Noviembre de 1994, 796 individuos fueron
cazados en la Reserva de la Biosfera Maya (J. Rivas com. pers.). A pesar de la fuerte presión por
cacería en esta zona, el Pavón Norteño todavía es una especie común (Soto 2003).
112
original y pueden existir poblaciones saludables en la Reserva de la Biósfera Río Plátano,
Reserva de la Biósfera Tawahka, Parque Nacional Patuca y Montañas de Cusuco (Midence
1997).
Nicaragua: La pérdida de hábitat por la deforestación ha sido el factor principal que ha generado
la declinación de las poblaciones del Pavón Norteño (Martínez-Sánchez 1997). Los bosques
fueron transformados en sistemas agrícolas y pastizales para ganadería, con una pérdida del 37%
de los bosques húmedos tropicales y hasta del 99% en los bosques secos de las planicies
(Martínez-Sánchez 1997). Unas pocas poblaciones persisten en algunos relictos de bosque y
zonas de difícil acceso. En la región central del país su situación actual es desconocida, sin
embargo, es abundante en la región Atlántica, donde todavía se conservan grandes extensiones de
bosque.
Panamá: La caza deportiva de esta especie está prohibida en Panamá, pero la caza de
subsistencia tanto por personas indígenas como por campesinos está autorizada (G. Seutin pers.
comm.). Los Pavones tienen una amplia distribución en todo el territorio; en algunas zonas la
especie aún es abundante, pero en otras es rara ó sus números han sido significativamente
reducidos (Ridgely y Gwaynne 1989, Delgado 1997). Se ha estimado que una cobertura boscosa
preferida de 38% se mantiene para C. rubra y los bosques bajos maduros en los que habita este
pavón, sufren intensas tasas deforestación (Delgado 1997). La caza por subsistencia y deporte así
como para el tráfico de mascotas, ejercen una presión fuerte sobre las poblaciones de Pavones
(Delgado 1997) en aquellos lugares en los cuales la densidad humana es alta (p.ej., en la vertiente
del Pacífico en el Oeste, en las provincias centrales; G. Seutin com. pers.).
113
sección. Es imperativo que se fortalezcan las leyes de caza y se expandan las áreas
protegidas y los programas de conservación a lo largo del rango de Crax rubra.
I. Leyes de caza
a. La caza de subsistencia se permite en varios países:
o Costa Rica (Ley para la conservación de la fauna silvestre en 1984, artículos
17, 18 y 48)
o Colombia (Resolución 1317 y Decreto 266 año 2000)
o Guatemala (Ley general de caza, Decreto 36-04, Congreso de la República
de Guatemala, 2004)
o Honduras (Resolución 208-86 del 7 de Julio 1986 reconfirmada por la
Resolución 017-87 del 28 de Julio de 1987)
o Panamá (Ley Nº 23, el 30 de Enero de 1967, proyecto de ley No. 107 del 10
de Mayo del 2005)
o México
b. La prohibición de caza es más severa o absolutamente prohibida en otros países:
o Ecuador (resolución ministerial No. 105, del 7 Enero del 2000)
o Nicaragua (La Gaceta 1983, resolución ministerial No. 54-02 de Diciembre
6 del 2002), México (para el Pavón de Cozumel)
o El Salvador (Ley ministerial de agricultura y crianza de ganado)
c. Hasta 1999, no existían leyes en Belize prohibiendo o restringiendo su caza.
II. Designación de Areas Protegidas (APs) tales como Parques Nacionales, Reservas o
Refugios.
a. Costa Rica tiene ocho APs que albergan Pavones, hasta el 1997 (Arguedas et al. 1997)
b. Belize tiene tres APs que albergan Pavones (Gonzalez-García et al. 2001)
c. Colombia tiene tres APs que contienen Pavones
d. Ecuador tiene dos APs que tienen Pavones (Mena- Valenzuela and Jahn 2002)
e. El Salvador tiene una AP que contiene Pavones, y que se encuentra actualmente
en proceso de expansión (Komar and Herrera 2003)
f. Guatemala tiene 18 APs que tienen Pavones (K. Eisermann com. pers.)
g. Honduras tien cuatro APs que albergan Pavones (Midence 1997)
h. Nicaragua tiene varias APs para esta especie, pero no son efectivamente
controladas
i. En Panamá los Pavones se encuentran protegidos en la Isla Barro Colorado
Island así como en sitios más grandes tales como el Parque Nacional Darién
IV. Reintroducción
a. Desde el año 2000 el Centro de Reproducción de Animales en Vías de Extinción
(CRAVE) en Costa Rica ha trabajado en un programa de reproducción en
cautiverio y reintroducción para el Pavón Norteño.
o Hasta el 2004, 168 polluelos habían nacido, de los cuales 96 han sido
liberados.
114
o Esta institución está trabajando en un protocolo para la reproducción,
liberación y monitoreo de los Pavones Norteños. (R. Fournier com. pers.).
V. Educación ambiental
a. La organización CRAVE está haciendo que la información educativa medioambiental
se encuentre disponible.
o CRAVE brinda charlas públicas y prepara materiales educativos para escuelas y
la comunidad en general.
o En el 2003, llevaron a cabo el “Carnaval del Pavón” en conjunto con las
comunidades aledañas al rango del Pavón (R. Fournier com. pers.).
115
Dibujo por D. Ibarguren
El Pavón Muitú (Crax fasciolata) se distribuye ampliamente a lo largo de Sur América, y tres
subespecies son normalmente reconocidas: C. f. pinima en el Noreste del Brasil, C. f. grayi en el
Este de Bolivia y la subespecie nominal en Brasil Central y del Suroeste, Paraguay y el Norte de
Argentina. Una cuarta subespecie, C. f. xavieri (Nardelli 1993) descrita con pájaros en
cautiverio, no esta tal vez más que una aberración en el plumaje. La especie podría haber
ocurrido en la costa de Alagoas, en el Bosque Atlántico del Noreste de Brasil, hasta por lo menos
los 1930s (Teixeira et al. 1987), aunque muy poca información se encuentra disponible para
determinar la subespecie, e inclusive para tener la seguridad que los reportes se refieren a C.
fasciolata (Teixeira 1997).
Esta especie ocurre principalmente en bosques bajos tropicales siempreverdes, en bosques semi-
deciduos y en bosques de galería. A pesar de reportes de su ocurrencia a 900 m o más en Bolivia,
no existen registros bien documentados por encima de los 500 m (Hennessey et al. 2003). Crax
fasciolata es principalmente terrestre, y se registra frecuentemente en los bordes de los bosques o
en claros pequeños. En muchas partes de su rango muestra una clara preferencia por las
vecindades de los ríos (Lowen et al. 1996, Wallace et al. 2001, White 2001).
La mayoría de los avistamientos son de aves individuales o parejas, aunque existen registros
ocasionales de grupos de machos. En el In Dept. Santa Cruz, Bolivia, el tamaño promedio del
grupo fue de 1.83 ± 0.71 birds (rango 1-3; N=18; Wallace et al. 2001). Se cree que la dieta se
conforma primariamente de frutas caídas, así como de retoños y semillas, y en Brasil se ha visto
a la especie buscando alimento en las flores del árbol Tabebuia (Collar et al. 1992). También se
conoce que consume tierra rica en sales, en los lamideros de sal (del Hoyo 1994). Solamente
datos limitados en reproducción se hayan disponibles para esta especie. Aparentemente pone dos
huevos en un nido tipo plataforma, construído con palos y ramas, y forrado con hojas (de la Peña
1992), el cual, al menos en cautiverio, puede ser emplazado en el suelo.
116
Como resultado de su amplia distribución y abundancia relativa en ciertas áreas, C. fasciolata es
actualmente considerada como de Menor Preocupación (BirdLife International 2005). Sin embargo,
la especie es muy apreciada por los cazadores, y existe un patrón claro de extirpación local en los
bordes de su rango, lo cual garantiza su tratamiento como Casi-Amenazada. Se encuentra amenazada
principalmente por una combinación de cacería de subsistencia y pérdida de su hábitat, y estas
presiones son exacerbadas por un nivel bajo de tráfico de animales (Caziani et al. 1997).
Se pensó que la subespecie C. f. pinima estaba posiblemente extinta hasta que se encontraron
poblaciones cerca al río Pindaré (Maranhão) en 1977 y en Ourém (E Pará) en 1978 (Sick 1993). Una
falta de registros desde ese entonces ha llevado a sugerir nuevamente que podría estar extinguida (C.
Yamashita en lit. 2000 - Bol. CSG 11) y Novaes y Lima (1998) concluyeron que la subespecie
se hallaba extinta en las cercanías de Belem (Pará). Sin embargo, todavía ocurría en Maranhão a
finales de los 1990s, en la Reserva Biológica Gurupi y en reservas indígenas cercanas (Urubu-
Ka’apor, Awá, y Caru), en las que era cazada para comida y por sus plumas, para ser usadas para
arte y para la construcción de flechas (DCO obs. pers. y fotografías por W. Balée y L. Forline).
El estado actual de la subespecie en ésta área y de otras posibles poblaciones al Este de Pará es
desconocido. La Reserva Biológica Gurupi, aunque invadida por leñadores, está rodeada de
reservas indígenas que representan el más grande tramo de bosque relativamente intacto al Este
de los Tocantins, totalizando aproximadamente 800,000 ha. C. f. pinima es considerada
formalmente En Peligro por el Ministerio Brasilero del Medio Ambiente (IBAMA 2003).
El estado taxonómico de una población que habita un bosque extenso en S Pará (Carajás) se
mantiene poco claro, y podría ser referida como C. f. pinima (Brooks y Strahl 2000). F. Novaes
(notas no pub. y com. pers. a DCO) consideró a la población de Carajá como fenotípicamene
intermedia entre pinima y fasciolata, basado en especímenes depositados en el Museo Paraense
Emílio Goeldi en Belém, Brasil. El propuso que pinima se considere limitada al área entre el río
Tocantins en Pará y el Maranhão occidental, y que la nueva forma, que no describió antes de su
muerte en Marzo del 2004, sea considerada un endémico del influvio Xingu-Tocantins.
En Bolivia la raza C. f. grayi parece sobrevivir en números considerables en donde existe hábitat
adecuado y la presión de caza es baja (Cox y Cox 1997). Sin embargo, inclusive en un área
relativamente remota, Rumiz et al. (2001) encontraron que la presión annual de caza se
encontraba cerca del límite de sostenibilidad. La especie ocurre en por lo menos siete areas
protegidas grandes (Miserendino 1998, Hennessey et al. 2003), aunque en la Reserva de Fauna
Silvestre Ríos Blanco y Negro y en el Parque Nacional Noel Kempff Mercado se encontró que
era el crácido menos frecuentemente encontrado (Wallace et al. 2001).
117
I. Paraguay
a. Aplicar la ley ambiental que prohibe la caza y la tala de bosques, especialmente
en el Dept. Concepción.
b. Iniciar un programa educativo multifacético en el Dept. Concepción, así como
a nivel nacional.
c. Censar el bosque de galería a lo largo del río Paraguay y de sus tributarios
principales para buscar posibles nuevas poblaciones.
d. Consolidar el programa de reproducción en cautiverio manejado por la Entidad
Binacional Yacyretá, y evaluar el potencial para las reintroducciones.
II. Argentina
a. Aplicar la ley que prohibe la caza y la tala de bosques, especialmente en la
Provincia de Formosa.
b. Censar el bosque de galería a lo largo del río Paraguay y de sus tributarios
principales para buscar posibles nuevas poblaciones, y monitorear las
poblaciones conocidas.
III. Bolivia
a. Conducir surveys sistemáticos para obtener datos sobre la distribución y
tamaños poblacionales.
IV. Brasil
a. Conducir surveys para localizar y determinar el estado de las poblaciones
existentes de C. f. pinima.
o Una vez que se hayan identificado las poblaciones, recomendar y facilitar
la construcción de programas multiestratificados para reservas de las
poblaciones recientemente identificadas
b. Consolidar las poblaciones existentes en la Reserva Biológica Gurupi y en el
Oeste de Maranhão.
c. Conducir estudios para determinar el estado taxonómico de C. f. pinima y de la
población de Carajás.
118
Guacharaca Guayanesa (Ortalis motmot) dibujo por J. Merizio
Este capítulo trata de la evaluación por países que albergan crácidos amenazados (con datos
resumidos en la tabla que sigue). Brasil y Colombia están empatados al contener los números más
altos de crácidos amenazados (nueve especies cada uno), seguidos por Perú y Ecuador (que
empatan con seis especies cada uno). Sin embargo, si excluímos la categoría de Casi-Amenazado
(NT) del analisis, Colombia es el primero con siete especies, seguido por Brasil (seis especies) y
Perú (cinco especies). En términos de unidades geopolíticas que contienen el más alto número de
endemismos por país, Brasil es el primero con seis especies (incluyendo especies NT) y cuatro
especies (excluyendo las especies NT), seguido por Colombia (dos especies endémicas) y
Trinidad y Perú (una endémica cada uno).
El resto de este capítulo resumirá las recomendaciones para cada país, recogiendo las secciones
de Acciones para la Conservación delineadas en los cuatro capítulos precedentes que se
enfocaron en los reportes individuales para cada especie. Las regiones en este capítulo se
presentan generalmente de Norte a Sur, luego Oeste a Este, para facilitar las referencias. Los
reportes en este capítulo se basan en regiones que comparten taxa e incluyen: Norte de América
Central (México, Guatemala, Belize, El Salvador, Honduras, Nicaragua), Sur de América Central
(Costa Rica, Panamá), Norte de América del Sur (Colombia, Venezuela, Trinidad), Oeste de
América del Sur (Ecuador, Perú, Bolivia), Brasil, y Centro de América del Sur (Paraguay,
Argentina). Unidades geo-políticas que no albergan crácidos amenazados incluyen Surinam,
Guyana, French Guiana y Texas, y por lo tanto, estas regiones no son discutidas en este
119
documento. Cada uno de los siguientes reportes regionales está dividido en cinco secciones: 1)
Reservas, 2) Investigación, 3) Protección legal, 4) Educación y difusión, y 5) Reproducción en
cautiverio.
120
Crácidos amenazados, patrones de riqueza por especies y endemismo por países
Riqueza especies/País 3 3 1 1 2 2 2 2 9 3 1 6 6 3 9 2 2
Riqueza (excl. NT) 2 2 - 1 1 1 1 1 7 2 1 4 5 2 6 1 1
Endémicos/País - - - - - - - - 2 - 1 - 1 - 6 - - 10
Endémicos (excl. NT) - - - - - - - - 2 - 1 - 1 - 4 - - 8
121
Pava Paujil (Penelopina nigra) foto por J. Cornejo
Fernando González-García, Javier A. Rivas Romero, Ana José Cóbar Carranza, Knut Eisermann,
Néstor Herrera, Oliver Komar, Margarita M. Rios, Marcia C. Muñoz y Daniel M. Brooks
Reservas
Areas protegidas tanto públicas como privadas necesitan establecerse y expandirse, especialmente
para las especies de las alturas (Oreophasis y Penelopina). En la Sierra Madre de Chiapas, se
necesita establecer protección en la región Frailescana, al Oeste de El Triunfo (Heath y Long
1991). Adicionalmente, el Cordón Pico El Loro-Paxtal necesita ser expandido y una reserva
binacional debreía ser creada en el área de Tacana; estas dos nuevas áreas podrían ser manejadas
como reservas comunales ecológicamente sostenibles. Es también esencial expandir el sistema de
áreas protegidas en El Salvador, con atención especial al Cerro El Pital (Komar y Herrera 2003).
El manejo y control de áreas protegidas nacionales necesita ser aplicado para disminuir las tasas
de deforestación y de caza ilegal. Esto podría ser logrado reforzando las entidades y
organizaciones responsables del manejo y protección las reservas en los bosques de niebla. Es
también necesario el prohibir la fragmentaión de la Reserva de la Biósfera El Triunfo y de otros
sitios importantes.
122
Investigaciónes
Estudios genéticos podrían proveer de datos valiosos en cuanto a la estructura genética de las
subpoblaciones (p.ej., dinánicas de metapoblaciones, aislamiento, flujo de genes, y viabilidad
intra- e interpoblacionales), que son valiosos para el planeamiento en conservación. Con respecto
a Penelopina, el estado taxonómico de la subespecie descrita (van Rossem 1934, del Hoyo et al.
1994) necesita ser reevaluado; si la subespecie sureña (Honduras y Nicaragua) es realmente una
forma válida, podría estar considerablemente más amenazada que la forma norteña.
Protección Legal
Es importante fortalecer las leyes de caza. Con respecto a Crax rubra por ejemplo, la caza de
subsistencia se permite en México, Guatemala y Honduras, pero está prohibida en Nicaragua y El
Salvador. En Belize sin embargo, no existían leyes que prohíben o restringen la caza de C. rubra
(1999).
Educación y Difusión
123
Reproducción en Cautiverio
Una vez que la población en cautiverio de Oreophasis se esté reproduciendo de forma viable, el
objetivo a largo plazo de reintroducir a los descendientes que han nacido en cautiverio puede ser
establecido. Las reintroducciones deben realizarse en hábitats conservados de forma viable, y
campañas de educación ambiental efectivas deben acompañar estos esfuerzos antes que las aves
sean reintroducidas.
124
Pava negra (Chamaepetes unicolor) foto por B. Cole
Fernando González-G., Gilles Seutin, Margarita M. Rios, Marcia C. Muñoz y Daniel M. Brooks
Reservas
Es imperativo el asegurar protección adecuada dentro de las áreas protegidas existentes, expandir
las áreas protegidas en algunas regiones, y manejar las áreas forestales circundantes para asegurar
la conectividad del hábitat entre las áreas protegidas. Por ejemplo, considerando la calidad
excepcional de los bosques de altura en la vertiente Caribeña de la Cordillera Panameña, existe
una necesidad inmediata de establecer medidas efectivas para mantener la integridad a largo
plazo de estos bosques, que se encuentran fuera de las áreas protegidas existentes.
Investigaciónes
125
Es importante recopilar información detallada acerca de la disponibilidad del hábitat a lo largo del
rango de Chamaepetes unicolor, para ayudar en la evaluación del estado de conservación y de las
necesidades de otras muchas especies amenazadas en el Area Endémica de Aves de las alturas de
Costa Rica y Panamá (BirdLife International 2003). El análisis de los datos obtenidos por
‘remote sensing’ debería ser seguido por una evaluación de las variables que nos pobremente
reflejadas por los datos de ‘remote sensing’ en el mismo terreno (p.ej., tala selectiva), cuando se
construyen escenarios realists para las tendencias de uso de hábitat utilizando indicadores de
desarrollo social y económico. Una prioridad es el bosque de altura, mayormente intacto, que se
encuentra en la vertiente Caribeña de la Cordillera Panameña Central..
Protección Legal
Es importante reforzar las leyes de caza. Con respecto a Crax rubra por ejemplo, la caza de
subsistencia está permitida en Costa Rica y Panamá. La Autoridad Nacional del Ambiente
(ANAM) en Panamá debería considerar inmediatamente la prohibición de todas las formas de
caza de Chamaepetes unicolor durante la época de reproducción.
Educación y Difusión
126
Paujil de Pico Azul hembra (Crax alberti) foto por Proaves-Colombia
Carolina Bertsch, Ivan Jimenez, Floyd E. Hayes, Luis Eduardo Urueña, Alonso Quevedo Gil,
Paul Salaman, Hernán Darío Arias, Eliana Marcela Machado, Carlos Julián Idrobo-Medina,
Eduardo Gallo-C., Olaf Jahn, Richard Buchholz, Marcia C. Muñoz, Margarita M. Rios, Gustavo
A. Londoño, Adrián Naveda-R., Stuart D. Strahl, Hugo Aranibar-R. y Daniel M. Brooks
127
Reservas
Similarmente, se necesitan establecer reservar nuevas para los crácidos amenazados en los Andes
Colombianos. Por ejemplo, aproximadamente approximately 1200 ha de bosques en los
Departmentos de Boyaca (Puerto Boyaca) y Santander (Cimitarra) necesitan ser compradas para
añadirse a la propiedad de la Reserva Natural El Paujíl para Crax alberti. Adicionalmente, es
importante crear una red de áreas protegidas en la región biogeográfica del Chocó en Colombia
para Penelope ortoni, por el corredor de conservación del Chocó-Manabí.(Critical Ecosystem
Partnership Fund 2001). También es imperativo incrementar el número de áreas protegidas
establecidas en donde Penelope perspicax ocurre sin protección legal.
Investigaciónes
Se necesitan evaluaciones del estado de la población para varias especies. En Trinidad, el estado
actual de Aburria pipile necesita ser determinado en áreas remotas de su rango. En Colombia, la
región al Norte del Parque Nacional Natural Farallones de Cali, del Parque Nacional Natural
Ensenada de Utria, y de la Reserva Privada Pangan necesitan evaluaciones de la población de
Penelope ortoni. De manera similar, es importante evaluar la densidad, tamaño (mínimo) de la
población y la distribución para especies tales Penelope perspicax, Pauxi pauxi (especialmente en
la Sierra de Perijá, Colombia y el Estado de Zulia, Venezuela), Crax daubentoni (especialmente
en Colombia) y de A. aburri (especialmente en áreas protegidas). La evaluación de la presencia y
128
el estado de conservación en áreas en las cuales las comunidades indígenas manifiestan que existe
la especie es también importante, sobre todo para Crax globulosa.
Se necesita investigación más intensa acerca de la biología de las poblaciones para muchas
especies de crácidos. Estudios de marcación-liberación y de radiotelemetría se necesitan para
especies tales como Aburria pipile para comprender mejor su biología reproductiva, parámetros
de historia de vida, tamaño actual de la población y dinámicas metapoblacionales. La estructura
genética de la población y el flujo de genes deben ser investigados para especies tales como
Penelope perspicax. Un estudio demográfico a largo plazo de una población protegida de Crax
daubentoni en Hato Piñero, Venezuela es necesario para colectar datos acerca de la fecundidad,
mortalidad y datos de dispersión para llevar a cabo el análisis de viabilidad de la población; esto
será imperativo para planear una red de áreas protegidas privadas y gubernamentales o áreas de
caza controladas (Ríos 1997). El uso del hábitat y sus requerimientos, los movimientos
estaionales y el impacto de la fragmentación en las poblaciones necesitan ser evaluadas para A.
aburri.
Estudios básicos autecológicos son necesarios para algunas especies tales como Pauxi pauxi.
Adicionalmente, se necesitan estudios ethno-zoológicos para evaluar el efecto de la presión de
caza en especies como Penelope perspicax, Pauxi pauxi y Crax globulosa, así como para evaluar
la cantidad de extracción y el uso a escalas de comunidades locales vs. mercados rurales.
Protección Legal
Las prohibiciones de caza necesitan aplicarse durante el año, o durante la época de reproducción.
Por ejemplo, Aburria pipile ha estado protegida desde 1958 por el Acta de Conservación de la
Vida Silvestre de Trinidad, la cual ha sido pobremente aplicada. Debido a que la caza ha sido la
causa principal de la declinación de esta especie, una aplicación más efectiva de las leyes de caza
es necesaria, y esto requiere de lobbying político, crecimiento de las capacidades en el país y
entrenamiento.
Educación y Difusión
129
Es importante iniciar y apoyar programas de desarrollo sostenible (p.ej, ecotourismo) para las
comunidades, así como también el iniciar programas de educación para los cazadores (Silva
1997) para reducir el uso de crácidos como fuentes de proteína. Se necesitan campañas de
educación pública para mejorar las actitudes del público hacia el medioambiente en general y los
crácidos en particular, principalmente en Trinidad, en donde aparentemente aún se caza
ilegalmente a la Críticamente en Peligro Aburria pipile.
El interés local sobre la conservación de crácidos puede ser desarrollado a través del diseño y
distribución de materiales (p.ej., posters, chalecos, gorros, etc.) a los habitantes de las
comunidades (p.ej., terratenientes y escuelas rurales), a través de la creación de grupos ecológicos
o clubes ambientalistas, la creación de murales con niños de colegio que representen temas de
conservación de crácidos, y el establecimiento de “insignias de guardianía” para las personas que
habitan en las comunidades rurales locales. Adicionalmente, el desarrollo y promoción de eventos
sobre la educación medioambiental son esenciales, tales como el Dia Nacional del Pauji (o de los
Crácidos), Festivales Mundiales de Observación de Aves a nivel local, cursos de anillaje de
pájaros, y talleres de educación ambiental con discusiones en mesas redondas.
Reproducción en Cautiverio
130
Pava aliblanca (Penelope albipennis) foto por H. Plenge.
Fernando Angulo Pratolongo, Ross MacLeod, Olaf Jahn, Carlos Julián Idrobo-Medina,
Eduardo Gallo-Cajiao, Víctor Raúl Díaz, Rob Williams, Laura Cancino, Rodrigo Soria,
Melvin Gastañaga, Margarita M. Rios, Marcia C. Muñoz, Gustavo A. Londoño,
Hugo Aranibar-Rojas, Javier Barrio, Rob P. Clay, David C. Oren y Daniel M. Brooks
131
Reservas
Es imperativo el implementar y expandir el número de áreas protegidas para los crácidos. Esto es
especialmente importante para Penelope albipennis (implementar la propuesta del Corredor
Biológico de Lambayeque, Perú), P. barbata (especialamente al sur de los Andes Ecuatorianos y
las áreas montanas de los Dept. Lambayeque, Piura y Cajamarca, Perú, incluyendo el área del
“Cerro Chinguela”; y implementando la reserva en el “Bosque de Cuyas”, Ayabaca, Perú), Crax
globulosa (de acuerdo con la ley Boliviana), Aburria aburri y Crax rubra. Se necesitan
implementar propuestas para ayudar a las comunidades a establecer reservas privadas en Ecuador
y Perú.
Investigaciónes
Es importante evaluar el estado de varias especies con medidas de la población (p.ej, densidad,
tamaño mínimo de la población, distribución) para identificar las prioridades de conservación. Én
Ecuador se necesita evaluar el estado para Penelope ortoni (en la Reserva Etnica Awá y el
Corredor Awacachi), Ortalis erythroptera (en la Cordillera Chongon-Colonche y otras partes de
su rango; DarwinNet 2005) y Crax globulosa. En el Perú se necesita evaluar el estado de O.
erythroptera y P. barbata; también es importante la continuación de encuestas de conocimiento
local para establecer la distribución de Pauxi unicornis koepckeae (con las comunidades en los
alrededores del Cerros del Sira) y Crax globulosa. En Bolivia se necesita la continuación del
monitoreo de Crax globulosa, y se necesita la evaluación del estado de P. unicornis
(especialemente para monitorear las poblaciones en los Parques Nacionales Carrasco yAmboro) y
de C. fasciolata. La presencia de Aburria aburri en áreas protegidas necesita ser evaluada a lo
largo de su rango.
Los efectos de “El Niño” en las poblaciones de Penelope albipennis necesitan de investigación
intensa. Estudios de ecología básica, incluyendo los requerimientos de y uso del hábitat,
dinámicas poblacionales, movimientos estaionales y el impacto de la fragmentación en las
poblaciones necesitan ser evaluados para Aburria aburri. También se necesitan estudios de
132
Biología y Ecología básicas para Crax globulosa en Perú, y para Ortalis erythroptera a lo largo
de su rango.
Los mercados que venden carne de caza o “de monte” necesitan ser monitoreados para registrar el
tiempo del año y la tasa de cacería de Crax globulosa en el Perú. Se necesitan también estudios
de campo acerca de la efectividad de las áreas protegidas, la determinación de los requerimientos
de conservación y la vulnerabilidad a la invasión humana para Pauxi unicornis y Aburria aburri.
Se necesita una evaluación del hábitat en los Andes Peruanos para especies tales como Ortalis
erythroptera para identificar las áreas de conservación que pueden servir como corredores de
hábitat efectivos.
Protección Legal
La caza debe ser adecuadamente controlada. La cacería de Penelope ortoni, Aburria aburri y
Crax rubra está prohibida bajo ley en Ecuador por ejemplo, pero estas leyes deben ser
adecuadamente aplicadas. En Bolivia es importante trabajar con las comunidades locales para
promover una veda de caza de Pauxi unicornis a nivel comunal.
Es también importante trabajar con las comundades locales Bolivianas para reducir la presión
humana en el hábitat de Pauxi unicornis y para desarrollar en conjunto un plan de manejo de
Crax globulosa para el manejo de recursos forestales madereros y no madereros en las
comunidades indígenas que rodean su hábitat.
Educación y Difusión
Reproducción en Cautiverio
El exitoso programa de reproducción en cautiverio para Penelope albipennis debe ser continuado
estableciéndose por lo menos dos poblaciones viables. Un registro de cruces (studbook) debe ser
establecido para coordinar los esfuerzos entre aquellos que tienen pavas en cautiverio, para
asegurar la viabilidad de la población en cautiverio a largo plazo, así como para coordinar la
investigación sobre el estado genético de las poblaciones cautivas y silvestres. Los programas de
reintroducción y suplementación deben continuarse para unir a las poblaciones pequeñas y
aisladas a lo largo de su rango.
133
Bare-faced Curassow (Crax fasciolata) photo by E. White
Brasil
Sergio Luis Pereira, Carlos A. Bianchi, Christine Steiner São Bernardo, Rob P. Clay,
Paulo de Tarso Z. Antas, Andrei L. Roos, David C. Oren y Daniel M. Brooks
134
Reservas
La posibilidad de extender los límites de los Parques Nacionales en Bahía para Crax
blumenbachii necesita ser evaluada, así como la estimulación para el establecimiento de reservas
privadas, incluyendo los bosques remanentes dentro del rango de distribución de C.
blumenbachii. Es esencial el incorporar la conservación de las poblaciones silvestres de C.
blumenbachii estableciendo reservas indígenas o asentamientos agrícolas, especialmente dentro e
las áreas donde potencialmente podría ocurrir C. blumenbachii (p.ej., Parques Nacionales al Sur
del Estado de Bahia, en donde se necesita el establecimiento de zonas económico-ecológicas),
destinadas a reducir lasactividades de caza y deforestación, al mismo tiempo que se promueve la
conectividad de los fragmentos de bosque en la región.
La expansión de áreas protegidas necesita llevarse a cabo en otras áreas también. La protección
de los remanentes de bosques deciduos en los valles de los ríos Urucuia, Paracatu y Preto (cuenca
de São Francisco, así como del hábitat en el valle del río Paranã River es urgente para Penelope
ochrogaster considerando el cambio en el uso de tierras y la presión actual. Se necesita una
unidad de conservación en la región Arinos al Noroeste de Minas Gerais para P. ochrogaster, y
una campaña internacional inmediata es necesaria para reestablecer el Parque Nacional Araguaia
demonstrando su importancia para P. ochrogaster y otras especies Brasileras en peligro. Brasil
contine la más alta concentración de poblaciones de Crax globulosa en América del Sur debido a
una alta concentración de varzeas, especialemtne en regiones tales Mamiraua; es imperativo que
se establezcan reservas apropiadas para esta especie. Adicionalmente, si se encuentran
poblaciones de Crax fasciolata pinima durante surveys intensos, programas multiestratificados
para la construcción de reservas para poblaciones recientemente identificadas necesitan ser
recomendados y facilitados.
Es esencial tener una protección efectiva en todas las reservas dentro del rango de distribución de Crax
blumenbachii (especialmente en la Reserva Biológica Una y los Parques Nacionales Pau Brasil y
Descobrimento), estableciendo una infraestructura, un cuerpo de guardias, regularizando la tenencia de
tierras y el retiro de sus antiguos ocupantes humanos. Es también importante el consolidar las unidades
de conservación existentes y las reservas indígenas dentro de los rangos de Penelope pileata
(especialmente en el Este, en donde se encuentra más amenazada), Crax fasciolata (en la Reserva
Biológica de Gurupi y al Oeste de Maranhão) y de Ortalis superciliaris.
Investigaciónes
135
Se necesitan surveys amplios para localizar poblaciones históricas y desconocidas de crácidos.
Surveys de sitios históricos de Crax blumenbachii se necesitan para investigar la ocurrencia de
esta especie considerando los patrones de distribución de la vegetación y su integridad, al mismo
tiempo que se buscan nuevas poblaciones silvestres para determinar el tamaño poblacional y el
uso del hábitat. También se necesitan surveys para localizar, censar, evaluar el hábitat y
determinar los rangos tanto históricos como nuevos sitios para Aburria jacutinga (Bosques
Atlánticos de los estados de Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Parana), Penelope ochrogaster
(cuenca del São Francisco y áreas poco conocidas del Pantanal a lo largo de la margen derecha
del río Paraguay y del borde Boliviano), P. pileata (límites sureños), Ortalis superciliaris (límites
orientales en Piauí y Ceará en donde está más amenazada) y C. fasciolata pinima.
El trabajo de campo es necesario para entender más acerca de la historia natural general, estado
de conservación y amenazas para especies como Penelope jacucaca, P. pileata y Ortalis
superciliaris. Se necesitan también proyectos para investigar la ecología del Crax blumenbachii
en el complejo de Reservas Biológicas de Linhares/Sooretama, la Reserva Biológica Una y el
Parque Nacional Descobrimento. Se necesitan estudios para validar si Aburria jacutinga
depende de las palmeras Euterpe edulis para sobrevivir. Se necesitan datos sobre reproducción y
un inventario de la dieta para P. ochrogaster.
Se necesitan estudios taxonómicos para Ortalis superciliaris en sus límites occidentales en donde
puede entrar en contacto con O. motmot ruficeps. Adicionalmente, también se necesitan estudios
taxonómicos para determinar el estado de la población de Crax fasciolata en la población de
Carajás, así como también de C. fasciolata pinima.
Protección Legal
Es importante revisar y modificar la aplicación de las leyes (p.ej., caza, captura, tráfico ilegal y
deforestación) para aplicar penalidades más altas con relación a Crax blumenbachii.
Adicionalmente, medidas anti-caceria ilegal necesitan ser desarrolladas para Aburria jacutinga en
baluartes claves, involucrando a las personas indígenas en su conservación.
Educación y Difusión
136
como la producción de material educativo (trabajos, conferencias, folders y campañas) y talleres.
Adicionalmente, es esencial promover la educación ambiental en relación a la variación de los
patrones de caza de los locales.
La caza es irregular pero es una amenaza seria porque los crácidos son una presa apreciada. Se
necesitan programas de educación ambiental para comunidades humanas que estén enfocados en
el cambio de actividades de caza ilegales, especialmente dentro de las unidades de conservación
(p.ej., en los alrededores de los Parques Nacionales de Bahia para Crax blumenbachii). Se debe
enseñar a los locales que algunos crácidos son especies raras endémicas al Brasil, y su presencia
es potencialmente valiosa para la economía local ya que los observadores de aves quieren ver
crácidos raros.
Reproducción en Cautiverio
Con respecto al programa de reproducción en cautiverio para Mitu mitu, los paujiles necesitan ser
transferidos a nuevos centros de crianza para incrementar la seguridad biológica y aumentar sus
oportunidades reproductoras. También es mandatorio asegurar la segregación rigorosa de animales
híbridos para mantener un stock puro, y el uso de inseminación artificial debe ser investigado.
Finalmente, tanto la creación de un registro de cruces (studbook) como de un protocolo para el
manejo en cautiverio se necesita para desarrollar métodos estandarizados para usarse en las
diferentes instituciones.
137
Cracidólogo Argentino sosteniendo un Pavón Muitú hembra (Crax fasciolata) foto por E. White
Rob P. Clay, Silvina Malzof, Ruben Quintana, Christine Steiner São Bernardo,
David C. Oren y Daniel M. Brooks
138
Reservas
Investigaciónes
Se necesitan survey para localizar y censar las poblaciones de Aburria jacutinga en áreas del
Bosque Atlántico en Paraguay (Depts. De Amambay y San Pedro) y de Argentina usando
métodos estandarizados (p.ej., transectos analizados usando el software DISTANCE) para
asegurar la comparabilidad entre los sitios. De manera similar, se necesitan surveys de Bosques
de Galería a lo largo del río Paraguay y de sus tributarios principales para identificar posibles
poblaciones nuevas de Crax fasciolata.
Se necesitan estudios para validar si Aburria jacutinga depende de las palmeras Euterpe edulis
para sobrevivir.
Protección Legal
Medidas en contra de la caza ilegal más efectivas necesitan ser desarrolladas en baluartes claves
involucrando a las personas indígenas en la conservación de Aburria jacutinga.
Con respecto a Crax fasciolata, la legislación ambiental prohibiendo su caza y la tala de bosques
debe ser aplicada, especialmente en el Dept. Concepción, Paraguay y en la Provincia de Formosa,
Argentina.
Educación y Difusión
Reproducción en Cautiverio
139
Pava de monte (Penelope obscura) dibujo por J. Merizio
En este capítulo final, se evalúan los picos de diversidad de crácidos en varias regiones
geográficas, usando el análisis de hotspots, una forma de identificar y priorizar la conservación
regional comparando bloques iguales que representan la riqueza en especies en cuadrantes de
mapas regionales (Mittermeier et al. 1998). El análisis de hotspots se usa aquí para identificar la
riqueza de especies de crácidos a dos niveles: con el total de crácidos y con crácidos amenazados
solamente..
El pico de la diversidad a escala de todos los crácidos está en el Suroeste de Colombia y al Oeste
de Ecuador, en donde ocurren más de 12 especies. Este está seguido de cerca por regiones que
contienen entre 10 a 12 especies, incluyendo las montañas de Santa Marta y Colombia Central, el
Centro-Norte de Venezuela, el Sur del Perú incluyendo la región de Madre de Dios y el Norte del
Brasil (Brooks 2002b).
Cuando miramos a todos los crácidos amenazados, la riqueza de las especies se encuentra
también al Suroeste de Colombia (incluyendo al Chocó y el Valle del Cauca) y al Oeste de
Ecuador (incluyendo la región Tumbesina) en donde ocurren seis especies amenazadas. Tres de
las cuatro especies amenazadasse encuentran en otras regiones, comprendiendo los Andes
140
Noroccidentales del Noroeste de Venezuela, a través de las montañas de Santa Marta, los Andes
Centrales Colombianos hasta el Noroeste y el Perú Tumbesino (ver la tabla que sigue).
Los hallazgos son similares a aquellos de Brooks y Strahl (2000), los cuales identificaron al
Pacífico Colombiano a las vertientes Andinas, las montañas de Santa Marta, y las faldas de los
Andes del Norte, así como el bosque de niebla que se extiende desde Venezuela hasta Bolivia,
como las ecoregiones que albergan crácidos más críticas, siendo especialmente altas en cuanto a
riqueza de especies. La destrucción del hábitat continúa acelerándose en esta región debido a la
agricultura e industria maderera no sostenibles; por lo tanto esta región es especialmente suscepti
ble a la erosión (Brooks and Strahl 2000).
Otras ecoregiones importantes señaladas por Brooks y Strahl (2000) incluyen el Este del Brasil y
las alturas de Centro América. Los crácidos Brasileros incluyen el Mitu mitu, Crax blumenbachii,
Penelope jacucaca y Aburria jacutinga, los cuales están amenazados por la destrucción del
hábitat y por la intervención humana. Los bosques altos de niebla en América Central albergan a
Oreophasis y Penelopina, las cuales se encuentran amenazadas por una severa destrucción de su
hábitat.
141
Apéndice 1 – Lista de referencias taxonómicas
142
Especies Subespecies Descripción Rango
143
Especies Subespecies Descripción Rango
144
Especies Subespecies Descripción Rango
145
Especies Subespecies Descripción Rango
Clave por países: Ar = Argentina, Be = Belize, Bo = Bolivia, Br = Brasil, CA = América Central, Co = Colombia, CR
= Costa Rica, Ec = Ecuador, ES = El Salvador, FG = Guyana Francesa, Gu = Guatemala, Gy = Guyana, Hn =
Honduras, Mx = Mexico, Ni = Nicaragua, Pa = Panamá, Pe = Perú, Py = Paraguay, Su = Surinam, To = Tobago, Tr =
Trinidad, Ur = Uruguay, US = Estados Unidos de Norteamérica, Ve = Venezuela
Clave de orientación: C = Central, E = Este, N = north, S = south, W = Oeste
1
considerada una subespecie de garrula por Blake (1977).
2
lamprophonia (Wetmore 1981) podría ser una tercera subespecie en el extremo NE Colombia.
3
columbiana es considerada una especie separada por algunos (p.ej., Hernandez y Rodriguez)
4
considerada una subespecie de argyrotis por Blake (1977).
5
Sick (1993), y Delacour y Amadon (1973) consideran ambas subespecies cujubi como subespecies de
cumanensis.
6
siguiendo a Linnaeus (1758, 1766), Salvin (1867, 1874), Peters (1934) and Pinto (1952).
146
Apéndice 2 – Autores y Oficiales del GEC
Coordinadores Regionales
147
Autores Adicionales
148
Gustavo A. Londoño Javier Antípatro Rivas Romero
University of Florida; Department of Univ. San Carlos de Guatemala; Edificio T-
Zoology; 223 Bartram Hall, PO Box 10, Ciudad Univ., zona 12; Guatemala -
118525; Gainesville, FL 32611-8525 - rivasjavier@gmail.com
galembo76@yahoo.com Andrei Langeloh Roos
Núcleo de Pesquisa e Manejo; CEMAVE /
Eliana Marcela Machado IBAMA; Caixa Postal 102, 58040-970 –
Urban. Ambala; Interior 4 Casa 88; Ibagué, Cabedelo; PB, Brazil -
Tolima, Colombia - andreilroos@ig.com.br
elimachado@proaves.org
Paul Salaman
Russell Mittermeier American Bird Conservancy; 4249 Loudoun
Conservation International; 1919 M St. NW, Ave., P.O. Box 249; The Plains, VA 20198 -
Suite 600; Washington, DC 20036 – psalaman@abcbirds.org
r.mittermeier@conservation.org
Angela Schmitz
Marcia C. Muñoz UNELLEZ; Museo de Ciencias Naturales;
Fundación EcoAndina/WCS; A.A. 25527; Mesa de Cavacas, Guanare, Venezuela -
Cali, Colombia - marcarmu@telesat.com.co aschmitz@cantv.net
Rob Williams
Biosphere Consultants; Malecón Seoane 206;
Pimentel, Lambayeque, Peru -
rob@biosphereconsultants.com
149
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