Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Cándido Pazó
Premio María Casares 2.008 al Mejor Texto Original
GUZMÁN.- Sobre todo en copas. Pues eso, que lo pensamos y... y nada,
ya lo decidiremos. Muy bien. Lo dejamos aquí.
DELIO.- ¿Cómo?
DELIO.- Como que lo dejamos aquí. Habrá que votar, digo yo.
GUZMÁN.- Vale, vale... Un gato (por él.). Dos gatas (por las dos
mujeres.), con perdón. Y un tigre (por Delio.). Pero aún así no
hay quorum.
DELIO.- (Cortándolo.) ¡Y dale! Somos los que somos y estamos los que
estamos, así que venga. Ruegos y preguntas.
DELIO.- No hay ningún problema, Nito, pero los garajes son para tener
coches. Coches. O motos, incluso, o bicicletas, hostia, pero una
piragua...
DELIO.- ¿Como que qué pasa? Acabas de llegar y ya estás dando la nota.
Y eso que eres el presidente...
GUZMÁN.- Eh, eh, eh, soy el presidente porque me tocó, pero por mí...
No te jode, era lo que faltaba.
DELIO.- Vale, vale. No es contra ti, Nito, que sabes que te tengo aprecio.
Pero si cada uno usa la plaza de garaje para dejar en ella lo que le
salga de los... complementos directos, ya me dirás. Empezamos
por ahí y por donde acabamos, ¿eh? ¿Por dónde acabamos?
Piensa un poco, Nito.
DELIO.- ¡Piragua!
ROSA.- A mí no.
BRANDÁN.- ¿Cómo?
SUSO.- No, claro. Lo que importan son las sensaciones. Las sacudidas que
le des al público con... con lo que sea, tío, el asunto es sacudirlo.
¡Mearle encima, para que se..!
SUSO.- ¿Cómo?
SUSO.- Vale, que diga lo que quiera. Que entienda lo que quiera. Si quiere
entender, que a lo mejor no quiere y...
SUSO.- ¿Qué?
LUCÍA.- Ya.
LUCÍA.- ¡Qué obsesión la tuya, tío! ¡Desde que te conozco quieres meter
una puta motosierra en todos los espectáculos!
SUSO.- Las cosas no tienen que venir a cuento. Son las cosas las que
hacen el cuento.
LUCÍA.- Delio no. Quiero decir, Delio sí, pero sin nombre. O con otro.
Nos inspiramos en él, pero puede ser cualquiera.
SUSO.- ¡¿Cómo?!
SUSO.- Nunca esperaría que tú dijeses que en esto... Otra persona aún,
pero tú. ¿Que puede haber de lógico en que un hombre de
repente..?
LUCÍA.- Si las cosas no tienen una lógica... una lógica de mierda, una
lógica...
BRANDÁN.- Perversa.
LUCÍA.- Perversa. Sería tanto como decir que las cosas pasan porque sí.
SUSO.- ¿Volvisteis?
BRANDÁN.- Manido.
SUSO.- Efectivamente. Pero Lucía tiene esa paranoia y... Lo intentamos
un montón de veces, prueba por aquí, prueba por allá, yo le
propuse incluso alguna que otra fórmula, no sé, más...
BRANDÁN.- Distanciada.
SUSO.- Eso. Aunque potente, eh. Pero nada, no nos ponemos de acuerdo.
Yo decía de pasar. Pero ahora, como tuvimos aquí en el edificio
un...
BRANDÁN.- Episodio.
SUSO.- (Al público.) Pues eso, que yo creo en la acción. Lo que cuenta es
lo que se hace, no lo que se piensa. Y mucho menos lo que se
dice, que puede ser mentira. Este hombre, por ejemplo, qué sé yo
lo que le andaba por la cabeza.
BRANDÁN.- ¿A Delio?
SUSO.- ¿Cómo?
BRANDÁN.- Ya. Pero por dentro me sobra materia para inventar una
escena cualquiera, normal, de la vida de la gente de todos los días,
y no andar ahí con... (pajas mentales). Yo era por echarte una
mano.
SUSO.- Pues a ver, venga, inventa, inventa, demuestra que los calvos son
inteligentes.
BRANDÁN.- El tío llega por la noche, la mujer está esperando por él.
BRANDÁN.- Pues viene con él, da igual. Vienen… del cine, o de visitar a
un primo que acaban de operar de una hernia...
DELIO.- (Bajando la voz.) Non grito, coño. Es que no hay nada que más
me joda que me lleves la contraria delante de la gente. Y tú ya lo
sabes.
Mientras habla, ROSA se pone una bata de andar por casa y, con la
teatral ayuda de SUSO y BRANDÁN, se arma de escoba y recogedor para
limpiar el aserrín que dejó la motosierra.
ROSA.- ¿Guzmán?
DELIO.- Pues entonces. Y ya no sé ni porque tenías que estar allí, que con
que vaya uno a las reuniones...
DELIO.- ¿Yo?
DELIO.- Conmigo.
ROSA.- No es que me queje, Delio. Sólo digo que desde que falta la niña
a mí me sobra el tiempo y...
ROSA.- Tampoco estamos tan necesitados. Antes con la niña, aún, pero
ahora... Y además, sí, mira, podía traer yo algo de dinero, ¿por
qué no?
ROSA.- Vale, vale, ni tan joven, pero para fregar escaleras aún sirvo, digo
yo, que de otra cosa no sabré, pero...
DELIO.- ¿Dónde?
ROSA.- ¿Cómo?
DELIO.- ¡Que no, hostia! Hala, delante de todo el mundo. “Buenos días,
Rosita, disculpa que pise, pero es que tengo que pasar y... No te
preocupes, pisa, pisa... (Canta.) “Pisa, morena, pisa...”. ¡Pisa, que
para eso estamos, para fregar lo que los demás pisan!
DELIO.- ¡Para ti no sería nada, Rosa! No trabajaste hasta ahora, así que...
ROSA.- Por la niña, pero...
DELIO.- Por lo que fuese. El caso es que llegamos hasta aquí así, y
perfectamente, así que no vamos ahora...
ROSA.- ¡Pues sí, mira, parezco tonta! ¡Parezco tonta, sí, parezco tonta!
(Tirando al suelo el cesto con las patatas.) ¡Soy tonta! ¡Siempre
fui tonta!
ROSA.- Ya lo recogeré...
DELIO.- (Al público.) Disculpen. Disculpen... Ya, Ya, las disculpas se las
debí haber pedido a ella aquel día, pero… Que conste que se las
acabé pidiendo. Creo. Se las pedí, sí. De todas formas nosotros ya
nos entendemos y... sin problemas. El nuestro es un matrimonio...
como otro cualquiera. Hombre, no digo que no tengamos
nuestras agarradas, las cosas como son. Que las tenemos, y a
veces gordas. Como todo el mundo, ¿no? La verdad es que yo soy
de genio rápido y cuando me salta el tornillo... Pero ya lo dice el
refrán, “los amores reñidos, son los más queridos”. Y mira, mal
que bien, ya llevamos más de veinte años juntos, que no lo puede
decir cualquiera hoy en día, que ahora a la primera de cambio,
ya... Que el tango dice que veinte años no son nada, pero…
¡Hostia si son! Que no me quejo, eh. Ni ella tiene de que quejarse,
que nunca le faltó de nada. De nada. Ni a ella, ni a la niña.
(Pausa.) Quien me iba a decir a mí que la iba a echar en falta... A
la niña. Es curioso, aquella niña era un terremoto, lo revolvía
todo, lo ponía todo patas arriba, pero, lo que son las cosas, ahora
tengo la impresión de que mientras ella vivió todo estuvo en su
sitio, todo era... lo que tenía que ser. Es que nuestra niña era..
inocente. Era inocente. Fue después cuando todo empezó a
torcerse. Poco a poco, poco a poco... En parte por mi culpa, tengo
que reconocerlo, pero es que... (Breve pausa.) Disculpen, no les
doy más la lata. Total, de que vale que les cuente nada, si ustedes
ya... (Hace un gesto de despedida y, canturreando, se va a hacer
la ronda) “Rosiña, Rosiña, Rosa, non regues máis a roseira...”.
8
GUZMÁN.- ¿Pero qué dices? Si es ideal para ti, no me digas que no.
GUZMÁN.- Así vas siempre con esas pintas, que te aprovechas tan
poco...
GUZMÁN.- De ti misma.
LUCÍA.- Vale, pero no conmigo. Y para de una vez con tus compritas,
que esos arrebatos consumistas tuyos también son de psicólogo.
GUZMÁN.- ¡Pues claro! Compro, luego existo. No hay mejor terapia.
GUZMÁN.- Eh, eh, eh, cuidadito, que todo esto es exclusivo. ¡Pata negra!
LUCÍA.- Venga, anda, que tú la conoces mejor que nadie y seguro que
tienes más datos. Venga, nos vemos después. (Se va.)
10
GUZMÁN.- Es que Delio todo lo que tenga que ver con la navegación...
GUZMÁN.- Ah.
ROSA.- Mucho. O para comer o para cenar, había que tenerle siempre
algo de pescado. Pero últimamente le cogió el gusto a la carne
y… ¿De que te ríes?
GUZMÁN.- Una tontería. Que antes era muy pescadero, como dices tú, y
ahora, como le cogió el gusto a la carne, es muy…
GUZMÁN.- ¿Muy?
ROSA.- No sé…
11
Desde el tiempo que habrá de venir, con una manta de cuadros escoceses
sobre las piernas, ROSA asiste al ensayo de una escena de commedia en
la que, además del CAPITANO y luego el DOTTORE (jugado también por
SUSO), intervendrán FELISO y FELISA (dos especies de zannis jugados
por BRANDÁN y LUCÍA).
CAPITANO.- ¡Hey!
FELISO.- No.
FELISO.- Menos.
FELISO.- Sí.
FELISO.- Sí.
FELISA.- ¿...?
FELISA.- Nadie.
FELISO.- ¡Con el único Nadie con quien tú puedes estar es conmigo,
Felisa! ¡O conmigo o con nadie!
FELISO.- ¡Adúltera!
FELISA.- ¿Por qué te metes con mi hombre, eh? ¿Por qué, eh? ¿A ver,
por qué?
FELISO.- ¡Nadie! ¡El que estaba con mi mujer! ¡Le voy a enseñar yo a
usted, don Nadie, a respetar las mujeres de los demás!
12
ROSA.- No sé por qué se me dio por entrar en la carpintería aquel día. Fue
una carpintería. El local en el que ensayan los del teatro. Lo tienen
lleno de... allí hay de todo. Me alegré tanto cuando supe que
venían para ahí. ¡Es que yo de joven era muy juerguista y todas
esas cosas a mi siempre me...! Cómo puede cambiar una... No
había fiesta en la que yo no estuviese, y donde yo estaba siempre
acababa habiendo fiesta. Fue lo que más me gustó de Delio
cuando le conocí. Que era divertido, parrandero, siempre
cantando... Repertorio de taberna y cosas así... (Comienza a
canturrear...) “Solteiriña non te cases...” Tenía siempre una
canción apropiada para cada momento. “...aproveita a boa vida...”.
Yo le hacía la segunda voz. “Que eu sei de moitas casadas, meu
ben, que choran...” Las vueltas que da la vida, ¿no? Después llegó
la niña y... Qué bien se lo iba a pasar la niña con los chavales
estos del teatro. ¡Era una teatrera! A lo mejor fue por eso que me
atreví a entrar aquel día en el local. Yo venía de la compra, unos
días antes había tenido… una de las típicas con Delio… El caso
es que oí barullo en la carpintería, entré y… Allí estaban ellos con
esa obra tan… Yo creo que no se la sabían de memoria, que la
improvisaban. (Pausa larga.) A veces no se sabe por qué, de
repente, se toma una decisión, pero recuerdo que aquel día sentí
algo dentro de mí, una… Como una llamada. Sí, una voz que me
llamaba. Extraña… porque hacía tiempo que no la oía… Pero
conocida… porque era mía. (Pausa.) Vaya, que tonterías digo,
¿no? Boh, no me hagan caso. El asunto es que salí de allí y...
Oscuro.
13
DELIO.- ¡Hombre, hasta ahora no hablé, más bien ladré! Tú eres uno de
los del teatrillo, ¿no?
BRANDÁN.- ¿Cómo?
BRANDÁN.- ¿A quién?
BRANDÁN.- Ah.
DELIO.- Llevo casi una hora esperando por el bus y ¿tú crees que llega?
Y después dicen que hay que usar el transporte público. Que no
digo yo que no, pero... (Señala el reloj). A mí porque me retiraron
el carné, que si no...
BRANDÁN.- Ya…
DELIO.- Que conste que me estuvo bien. “Si bebes no conduzcas”. Pero...
¿Qué te voy a contar a ti? La gente joven también... (Gesto de
beber.) ¿O no?
BRANDÁN.- Piedras.
DELIO.- Ah.
BRANDÁN.- Al local.
DELIO.- Mira que hay una buena tirada. ¡Y además va a caer una mano
de agua que..!
DELIO.- Pero... ¿Y para qué estamos los vecinos, hombre? Si tuviese que
pagarte un cubata también te lo pagaba, cuanto más el autobús.
¡Pasa para aquí!
DELIO.- ¡Era lo que faltaba! (Lo lleva hasta la parada.) ¡Pon ahí el saco!
DELIO.- (Tras una breve pausa de tanteo inicial.) Ahora que este cabrón
venga de una vez, que esa es otra.
BRANDÁN.- A ver…
BRANDÁN.- Brandán.
DELIO.- (Tras de digerir el nombre.) Pues mira, Brandán, ya tengo edad
para darte consejos, así que: “sentidiño”. Un hombre tiene que
llevar siempre dinero encima. Aunque no lo gaste. Está ahí. Que
no digo mucho, pero al menos, yo que sé, una cantidad... como
para ir a putas, hostia. Que no digo que tengas que ir, a ver si me
entiendes. Es... una unidad de medida. Una referencia. Como el
euríbor. (Encuentra la palabra.) El “putíbor”. Llámalo así.
Cuando yo tenía tu edad serían por ahí unas... dos mil pesetas.
Hoy con la inflación, ya... ¿Sabes lo que es la inflación?
DELIO.- Lástima.
BRANDÁN.- ¿..?
BRANDÁN.- Ah.
DELIO.- Pues eso. (Voz fingida.) Tiene uno de esos en cada nalga. Unos
pechos que no llegan las dos manos para sujetar cada uno. Una
cintura de guitarrón, (Canturrea.) “Oír como suenan esos
guitarrones y echarme un tequila con los valentones...” En
definitiva, queridos alumnos, que ahora tengo mucha más mujer
que antes, pero vale mucho menos. Eso es la inflación. (Con su
voz.) ¿Qué? ¡Es bueno, eh!
BRANDÁN.- Pues…
BRANDÁN.- Ya.
BRANDÁN.- ¿Qué?
14
GUZMÁN.- Ah, ¿Me he pasado yo? Y tú dejando las putas colillas por
todas partes, ¿qué? Sabes que me revienta. Que no digo que no
fumes, ni que tengas que salir fuera, ni... Pero vacía los ceniceros,
¿no? Que tengo que ir yo siempre por detrás...
GUZMÁN.- ¿Cuándo?
ROSA.- Hola.
GUZMÁN.- ¿Y Delio?
GUZMÁN.- ¿...?
GUZMÁN.- ¿Y eso?
ROSA.- Nada, que ya se lo diré que, total, a ver, que tontería, ¿no?
GUZMÁN.- ¿Como?
GUZMÁN.- ¡Ah...!
ROSA.- Si de pescado, pescadero, de carne... Sí, señor, muy bien traído.
(Terminado de fregar.) Bueno, por hoy ya... Hasta luego.
15
BRANDÁN.- Ya.
BRANDÁN.- ¿Y no te aburres?
BRANDÁN.- Nada.
DELIO.- ¿Qué? ¡Pero si a ese local le puede sacar un pastón! Que no digo
que os cobre a precio de mercado, a ver si me entiendes. Estando
con la chavalita, claro. Pero al mismo tiempo...
BRANDÁN.- Pues...
16
LUCÍA.- “Al siguiente día hay una lapidación. Los turistas están en el
conflicto de permanecer en el hotel o dejarse arrastrar por la
curiosidad”
SUSO.- Eso.
SUSO.- Menos nunca, tía, siempre más. Ya verás, vas a alucinar. Échame
una mano, Bran.
SUSO, ayudado por BRANDÁN, va a buscar una tela con la que cubre a
LUCÍA. Luego le ata una cuerda alrededor del cuerpo, simulando la
conocida y tétrica imagen de una mujer que va a ser lapidada.
BRANDÁN.- Hostiá...
17
ROSA.- Es que...
DELIO.- ¡Es que nada, Rosa! ¡Ya sabes que a mí lo de llegar a casa y que
no haya nadie es algo que me...!
18
LUCÍA.- Hay cosas que se te quedan ahí… (En la cabeza.) Ya va para dos
años de aquel… ¿cómo llamarle..? En fin, lo que acaban de ver,
Delio entrando a gritos en el local y llevándose a Rosa medio a
empujones y… cada vez que lo recuerdo, no sé, me entra un…
BRANDÁN.- Premoniciones.
LUCÍA.- ¿Qué? ¿Pero tú que dices? ¿Qué tiene que ver una cosa con la
otra?
LUCÍA.- Eso son cosas que se dicen. Y, mira, por lo menos discutimos.
Que dos no discuten si uno no quiere, pero, sobre todo, si uno no
puede.
LUCÍA.- No lo sé.
19
DELIO.- ¿Y quién dice que no? Supongo que serán buena gente, claro,
pero ese no es el problema, Rosa.
ROSA.- ¿Entonces..?
DELIO.- La gente tiene que ser buena en el sitio en el que tiene que ser
buena. Y tú aquí, en tu casa.
ROSA.- Vale, vale, no te pongas así, que tampoco es para tanto. (Yendo a
la cocina.) Tú a veces, es que le das importancia a cada cosa
que...
DELIO.- ¿Y tú?
ROSA.- Yo ya cené.
ROSA.- No, hombre, es que estuve picando algo mientras cocinaba y...
ROSA.- ¿Cómo?
DELIO.- (Yendo detrás de ella.) Por cierto, ¿que decías que fuiste a
guardar abajo?
20
ROSA.- No. ¡Ni era necesario que me riñeses allí delante de todos!
DELIO.- Mira, Rosa, no me vengas con rollos que tú bien sabes de lo que
hablo.
ROSA.- Sé, claro que sé. Y también sé que no tengo vida, Delio. Que
llevo media vida sin tener vida. O peor aún, que llevo media vida
sin tener más que eso: media vida. La de atender a la niña, la de
atenderte a ti. ¿Pero yo qué? ¿Qué pasa con la media vida que me
toca? Que digo yo que media, por lo menos, me tocará. Ya ves
que no pido mucho. Sólo la mitad. Pero mía. Para hacer con ella
lo que buenamente entienda, que finalmente no ha de ser nada del
otro mundo, que a estas alturas ya...
ROSA.- Al contrario, Delio, lo que tenemos es que hablar de una vez y...
DELIO.- Ala, cojones, ya salió el tema. Tú lo que pasa es que ves mucha
televisión y...
ROSA.- Ya cené.
ROSA.- Para la falta que te hago, excuso de esperar por ti, Delio.
ROSA.- ¿Qué?
DELIO.- ¿Pero que cojones está pasando aquí?! ¡Espera ahí! (Tirando el
plato con la comida y yendo detrás de ROSA.) ¡Que esperes,
hostia! ¡¿A dónde coño vas?!
21
SUSO.- Mmh... buscaba otra cosa. No sé, lo veo todo tan... ¿Cómo se
dice?
LUCÍA.- ¿Truculento?
SUSO.- ¿Por qué truculento? Y en todo caso, ¿qué pasaría si lo fuese? A
veces no hay nada más truculento que la puta realidad, tía. Y
además, ¿no dices que quieres entender y que se entienda? Pues
para eso tiene que ser algo que... que cante, tía. Si no parecería
que esto puede pasarnos a todos, que todos podemos andar a
hostias. Tú y Guzmán, sin ir más lejos...
LUCÍA.- Eh, eh, eh. ¿Cuántas veces te tengo que repetir que son cosas
que se dicen?
BRANDÁN.- No, no, espera, quiero decir que... Yo, por ejemplo, ¿cuánto
tiempo hace que no le rompo la cara a nadie? Desde que tenía
unos trece años, cuando noté que la peña era cada vez más grande
y yo cada vez más… igual. ¡Y ganas no me faltan, eh! Ni
candidatos. Pero son todos más fuertes que yo y tengo que
achantar, que remedio. Y a base de achantar, de achantar, te vas
acostumbrando, procurando otros recursos, otras destrezas y...
BRANDÁN.- Nada. Observo. Mira el bicherío: los leones, los gorilas, las
gallinas, los ciervos... ¿Tú crees que las hembras aguantarían las
movidas de los machos si fuesen ellas más fuertes? Y al contrario,
mira la mantis, la hembra se come al macho, ¿no? ¿Por qué?
Porque ella es más grande.
SUSO.- Y porque están follando y los machos en ese trance... dos cosas al
mismo tiempo...
BRANDÁN.- El pequeño.
SUSO.- No me extraña.
LUCÍA.- Está bien. Ah, no, no. Un momento, quedamos en que hoy había
limpieza.
BRANDÁN.- ¿Cómo?
BRANDÁN.- Como quieras. (Saliendo.) Pero que sepas que a uno de los
que me apetecería romperle la cara de vez en cuando es a ti.
22
ROSA.- Hola.
LUCÍA.- Hola.
ROSA.- Por lo del otro día. Delio y yo, cuando ensayabais lo de las
piedras y...
ROSA.- (Un tempo.) Ay, disculpa, yo... me tomo unas confianzas, como si
nos conociésemos de siempre. Nada, no molesto más. Me voy,
sólo quería disculparme y...
LUCÍA.- No, no, espere, espere, no molesta, mujer, sólo que eso de que
supone que tengo mal genio, no sé, me ha sorprendido. O no,
porque todo el mundo dice que tengo mala uva, pero no pensé que
se notase tanto.
ROSA.- (En vista de que no hay ningún sitio para sentarse.) No... Estoy
bien de pie...
LUCÍA.- ¿Cual?
Mientras LUCÍA va a buscar otro asiento para ella, una sillita pequeña,
ROSA, asombrada, contempla de cerca el inmenso trono. Pero
finalmente...
ROSA, por propia iniciativa, se sienta en la sillita pequeña que, con ella
encima, parece todavía más pequeña. LUCÍA se acaba dirigiendo al
trono, que parece aún más inmenso al sentarse en él la actriz, a la que,
dada su poca estatura, le quedan las piernas infantilmente colgando.
Permanecen un rato mirándose.
ROSA.- No, si no lo digo por eso. Es que... (Pausa.) Ai, no sé. Debe
quererte mucho.
LUCÍA.- No, si no lo digo por mal, eh. Porque te conviene estar bien.
Porque te conviene esa persona. Porque te conviene estar
tranquila. Porque te conviene no estar sola. Porque te conviene
que te quieran. Porque te conviene querer.
ROSA.- ¿Cómo?
LUCÍA.- Cuando estoy con alguien vivo con la angustia de que creo que
lo quiero dejar, y si lo dejo es una lucha continua por no volver,
que es realmente lo que deseo, volver, y lo que acabo haciendo,
aunque no sé si es lo que verdaderamente quiero. En fin, una
trapallada.
ROSA.- Pues sí. La verdad es que sí. Y yo mucho no entiendo. Pero a mí
eso que tú cuentas me parece más bien cosa de hombres.
LUCÍA.- Si las trapalladas tienen género... puede que sea una cosa de
hombres, sí. ¿Por qué no?
ROSA.- Pues yo no pedía más. Que no tiene mucho quien mucho tiene,
sino quien poco necesita. ¡Quién me diera a mí! Porque Delio es
bueno, pero... hay que saber llevarlo. Que hubo un tiempo en
que... ¡Mira, mejor no te cuento! ¡No te cuento porque...! (Pausa)
Después me fui adaptando, adaptando, que remedio, ¿no?
LUCÍA.- ¿Y ahora?
ROSA.- Ahora... ya no le pido nada. Nada que dependa de él, quiero decir.
Lo único que quiero es que... en lo que de mí dependa, por lo
menos... Ah, quita, para qué hablar de eso.
LUCÍA.- Pues...
ROSA.- No. Aún no. (Otra vez al público.) Ya, ya sé, otra tontería. Hoy
en día, a ver qué importancia tiene eso, ¿no? Pero... digo yo, que
si es una tontería, que más da, ¿no? Ya se lo diré. (A LUCÍA.) ¿No
te parece? Claro que, también pienso, si es una tontería, ¿para qué
enredar y buscar problemas tontos? ¿No será mejor que no me
ande metiendo en líos? Que no es que sean líos, porque a ver, qué
mal… Ay, yo que sé... (A LUCÍA.) ¿Tú que harías?
OSCURO.
24
GUZMÁN.- Hola.
DELIO.- (Disimulando y cortándose en sus intenciones.) ¡Hostia, Nito!
¡Que susto me acabas de dar! Menos mal que no padezco del
corazón.
DELIO.- Nos hacen unos tests psicológicos cada tres años. Por si hay que
retejar, ya sabes. Como vamos armados. Y nada, ni una gotera.
(Canta.) “No estamos locos, que sabemos lo que queremos...”
DELIO.- Nunca se sabe. Pero no es por eso. ¡Es que hoy me han devuelto
el carné!
DELIO.- ¡Bien no, de maravilla! ¡No sabes el tiempo que perdía viniendo
en esa mierda de bus! (Mira el reloj.) No te digo. ¡Y aún me dio
tiempo de celebrarlo! ¡Venga un abrazo!
GUZMÁN.- ¿Qué?
DELIO.- El hígado.
GUZMÁN.- No.
DELIO.- Todos queremos con el corazón al principio, claro que sí, pero
eso no dura y hay que echar mano de vísceras más calladas, y
menos traidoras.
DELIO.- Que simpático. Pues que sepas que lo pasó muy mal, muy mal,
cuando te escapaste de casa.
GUZMÁN.- Yo no me escapé. Me fui a vivir mi vida.
DELIO.- Ya estamos con la cantinela. Aquí todo el mundo tiene que vivir
su vida, y hala. Debe ser la moda. Y a los demás que nos den por
el culo, ¿no? Como si estuviésemos contentos con la vida que
tenemos. ¿Tú estás contento con la vida que llevas?
GUZMÁN.- Yo...
GUZMÁN.- Guzmán.
GUZMÁN.- Ah...
DELIO.- ¿O no?
DELIO.- (Se enternece.) Pues cuando fue de aquello, yo... (Pausa.) Bah,
no quiero hablar de eso ahora. (Abrazo.) Pues eso, que me alegré
mucho de que volvieses. Aunque vinieses un poco hippie.
GUZMÁN.- No es mi mujer.
GUZMÁN.- No.
DELIO.- El Titánic.
DELIO.- Y qué voy a decir... pues... que ahora que anduvisteis a hostias,
se irá de casa y...
GUZMÁN.- Mala conciencia tengo, sí, por muchas cosas... pero yo “no la
dejé”
DELIO.- ¿Cómo?
DELIO.- ¿Ella?
DELIO.- Hombre, una vez separados, cada perro a su caseta. ¿No es así?
GUZMÁN.- Yo que sé, depende. Mira, lo de separarse tiene que ser tan
natural como lo de juntarse. Duele más, es un putadón, una
amargura, lo que quieras, pero...
DELIO.- ¿Pero qué?
GUZMÁN.- Pues...
GUZMÁN.- A trabajar.
GUZMÁN.- El coche.
DELIO.- ¡¿Hostia, pero tienes coche?! ¿Y dónde lo dejas, en el club
náutico?
25
SUSO.- Este encuentro sabemos que existió porque nos lo contó Guzmán.
Lo que ya no sabemos exactamente es lo que pasó después.
26
DELIO.- Hostia. ¿Qué haces aquí? (Silencio.) ¿Qué pasa? ¿No me oyes?
¿Que qué cojones haces aquí?
ROSA.- ¿Entonces?
ROSA.- No.
DELIO.- Hostia. ¿Me quieres hacer tonto o qué? ¡No lo sabré yo!
DELIO.- Ah, vale. Vale. Pues ya sabes lo que se dice: ¡el que calla
otorga!
DELIO.- (Un tiempo.) ¡Uy, que rollo! (Un tiempo.) Anda, pasa para a
casa, (Comienza a ir él.) pasa para a casa, que...
ROSA.- Delio...
DELIO.- ¿Cómo?
ROSA.- ¿Que por qué estamos juntos?
DELIO.- Sí, Rosa, sí. Por qué estamos juntos, por qué estamos juntos...
¿Pero qué pregunta es esa? Aquí, en un cuarto de la limpieza... ¿A
ti te parece un lugar apropiado para...? ¿Qué pasa, tú también..?
(Gesto de beber)
DELIO.- ¿Cómo?
DELIO.- ¡Uy que carallo! Estoy contigo porque estoy contigo. Es así. Y
por algo será, digo yo.
DELIO.- ¿Qué?
DELIO.- ¿¡Cómo!?
ROSA.- No, si no lo digo por mal. Al contrario. Digo yo que si estás con
una persona es porque te conviene esa persona. Porque te
conviene su compañía. Porque te conviene su ayuda. Porque te
conviene ser feliz. O algo parecido. Porque te conviene querer,
porque te conviene...
DELIO.- (Un tiempo.) ¡Cuando nació la niña tuve que mandarlo todo a la
mierda! Yo pensaba, qué sé yo, salir fuera unos años, traer algo de
dinero para... Para lo que fuese. Pero pasó lo que pasó, ¿y que iba
a hacer? ¿Dejarte sola con el petate? Desentenderme. Era lo que
me convenía, que conste. ¡Pero eso no se hace! ¡Y no lo hice!
¡Cumplí!
ROSA.- No, claro. (Un tiempo.) Pero, en todo caso, después, cuando...
DELIO.- ¿Qué?
ROSA.- (Yéndose.) ¿Y que voy a querer decir, Delio? ¿Que voy a querer
decir?
ROSA.- No, mejor que no. Mejor no aclarar nada ahora, que... Ya
hablaremos y...
ROSA.- Delio...
ROSA.- Vale, vale, muy bien, muy bien. Si quieres que te lo explique,
pues..: ¿a qué estamos jugando, Delio?
ROSA.- Vale. Vale, tienes razón. ¿A qué estoy jugando yo? Yo, sí. ¡Yo,
que parezco una mujer de la época de... de mi abuela! Y tú
también, Delio, tú también pareces de los tiempos de... Estamos
buenos los dos. Aquí, aguantándonos porque sí. Porque es lo que
nos tocó, como si estuviésemos amarrados sin remedio.
Condenados a entendernos. A no entendernos.
DELIO.- Pero...
DELIO.- A ver...
DELIO.- ¿¡Cómo!?
ROSA.- Y que cada palo aguante su vela. Yo no sé muy bien como, pero
ya veré. Y tú... Mira, tienes razón, para ti mal será. Y además, sí
que hay después, Delio. Siempre hay después.
DELIO.- ¡Toma, hostia, toma! ¡Toma! ¡Toda esta historia por una mierda
de..! ¡Anda, friega! ¡Friega lo que te dé la gana! ¡Friega, barre,
limpia, lava, baldea..! ¡Toma, hostia, coge! (Obligándola.) ¡Coge!
SUSO.- No sabemos qué pasó porque en ese par de meses Rosa no salió
nunca a la calle ni habló con nadie.
BRANDÁN.- No sabemos por qué cuando por fin salió, o quiso salir
después de ese par de meses, lo hizo de aquella manera tan...
extraña, saltando de balcón en balcón.
28
Desde otro espacio y otro tiempo, año y pico atrás, aparece DELIO
empujando una silla de ruedas. En esa silla va ROSA, con las piernas
cubiertas por una manta de cuadros escoceses. Se paran a tomar el sol.
BRANDÁN.- (Al público.) Yo estaba allí aquel día. Justo debajo del
balcón por el que Rosa... (Gesto de caer.) Estaba echando un
pitillo. Charlaba con Guzmán. Me estaba contando de cuando una
vez, con la piragua, río abajo, había llegado a la línea del mar, de
que es muy peligroso y...
BRANDÁN.- Transición.
29
SUSO.- Nada.
LUCÍA.- ¿Cómo?
BRANDÁN.- Material.
SUSO.- No, claro, pero... teatralmente... no sé. Además los médicos dicen
que volverá a andar.
SUSO.- Comencemos entonces por ahí, por el día de hoy. Hoy, sí, con
Rosa en la silla de ruedas, y de aquí para adelante. Tú misma
dijiste que nos inspirábamos en ellos, pero que no tenían que ser
ellos. Y podemos ponerle un final... potente, un final...
BRANDÁN.- Perspectiva.
SUSO.- Eso.
LUCÍA.- Brandán...
BRANDÁN sale para buscar los periódicos. SUSO y LUCÍA van tras él.
30
LA NIÑA.- Cucurucú.
ROSA.- Espero...
LA NIÑA.- Sentada. Atada. Cara de empanada. Nada de nada. ¿A quién?
¿Al tren? Vaca, moscas. ¿A quién esperas, a quién?
ROSA.- A tu padre.
ROSA.- No. Ya no. Los médicos dicen que debería, pero… No.
ROSA.- Pues…
ROSA.- No puedo.
LA NIÑA.- Miedo. Noche. Túnel. Tren. ¡Bien! Mal. Sal. ¡Anda, sal!
31
32
SUSO.- Es curiosa la fama que tiene el vinagre, vale para todo: limpia los
cristales, fija las tinturas, reduce los hematomas, desinfecta las
heridas...
SUSO.- Ya. A cuenta de que todo tufe a vinagre, que aún es peor. ¡A mí es
un olor que me da una grima! No sé por qué, pero no lo soporto.
De toda la vida.
LUCÍA.- Suso...
SUSO.- ¿Qué pasa? ¿Te parece un final truculento? Pues es real. (Coge
otra bola de papel y la abre para leerla.) Y éste, mira: “La
atropella y después le pasa por encima tres veces para rematarla”.
(Coge otra bola de papel) O éste: “La degolló con un “cúter” en
su centro de trabajo”. (Otra bola.) “Le disparó dos tiros de postas
en la cara”. (Otra.) “Incendia la casa mientras dormía con sus
hijos...” (Otra) “Le propinó una paliza brutal y la dejó
abandonada, muriendo al cabo de unas horas.”
SUSO.- Porque...
33
34
35
DELIO.- ¡Rosa!
GUZMÁN.- Delio…
GUZMÁN.- Pero…
FIN