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2 de Noviembre

Día de muertos

El día de muertos es una de las celebraciones más importantes en


nuestro país, es una ocasión dedicada especialmente a los que ya no
están y cuyas almas pueden regresar para convivir con los que aún
tenemos una existencia terrenal.
El origen del día de muertos es incierto, se cree que se remota al
llamado Festival de muertos celebrado entre los aztecas durante los
meses de julio y agosto, como una fiesta para celebrar el final de la
cosecha de maíz, frijol, garbanzo y calabaza, que formaban parte de la
ofrenda a la diosa Mictecacihuatl, guardiana del noveno nivel del
infierno, llamado Mictlán.
Esta tradición se mezcla con la costumbre prehispánica de enterrar a los
muertos con objetos, comida y ofrendas para su viaje a la otra vida.
Según la tradición, al morir las personas pasan al reino de Mictlán donde
tienen que estar un tiempo para después ir al cielo o Tlalocan. Durante
este viaje necesitan comida y agua; veladoras para alumbrarse;
monedas para pagar por cruz
Par el río antes de llegar a Mictlán y un palo espinoso para ahuyentar al
diablo

ALTAR DE MUERTOS
La confección de un altar puede ser muy variado, cambia de acuerdo a
la situación geográfica, el presupuesto y porque no del gusto, iniciativa e
imaginación de cada quien. Aún así, independientemente del tamaño
elegido, lo importante a la hora de elaborarlo es no olvidar colocar los
objetos más elementales.

SIGNIFICADO DEL ALTAR

Los 7 escalones representan los siete niveles que tiene que pasar el
alma de un muerto para poder descansar en paz.
De acuerdo al tradicional altar de siete niveles, cada escalón tiene un
significado y debe contener ciertos objetos en específico:
* Primer escalón: Se coloca la foto del santo o virgen de la devoción.
* Segundo escalón: Esta destinado para las ánimas del purgatorio: Sirve
para obtener la salida del purgatorio del alma de nuestro difunto por si
acaso se encontrara ahí
* Tercero: En este se coloca la sal para los niños del purgatorio.
* Cuarto:Lugar del pan de muerto, elemento principal de la festividad. Se
ofrece como alimento de las almas que vienen al altar.
* Quinto: Comida y fruta que fueron los preferidos por el difunto.
* Sexto: Foto del difunto a quien se dedica el altar .
*Séptimo: Se coloca una cruz formada por semillas o frutas como
tejocote y limas.
Ofrendas que lleva un altar de muertos

Velas: Sus llamas representan la ascensión del espíritu, también


significan luz, guía del camino. Se utilizan cuatro velas principales
formando una cruz orientada a los cuatro puntos cardinales.

Olla: Al lado del altar se pone una olla de barro sobre un anafre con
hierbas aromáticas: albahaca, laurel, romero, manzanilla y otras más.

Papel en forma de cadenas: El color debe ser morado(color de luto de la


Iglesia Católica) y amarillo(representa el luto prehispánico ) que
significan la unión entre la vida y la muerte.

Papel picado: De colores amarillo y verde, su significado es dar colorido


y alegría de vivir. Se cree también que a través del papel picado pasan
los espíritus de los difuntos, por esta razón se colocan también en las
puertas y colgados de la pared.

Flores: Dan la bienvenida al alma, adornando y aromatizando el lugar


durante el tiempo en que viene de visita. La flor blanca representa el
cielo; flor amarilla la tierra y la morada el luto. La flor de muerto es el
Xenpaxuchil.

Lienzo blanco: Representa la pureza, el cielo.

Cirio(vela más grande y ancha): Representa el alma sola.

Incienso de copal: El humo del incienso simboliza el paso de la vida a la


muerte.

Maíz: Representa la cosecha.

Frutas: Regalos de la naturaleza. Generalmente son cañas de azúcar,


naranjas, tejocotes y jícamas.

Calaveras de azúcar: Sin son de tamaño mediano se colocan en el nivel


superior, su presencia es una costumbre indigena que hace alusión a la
muerte. Las calaveras pequeñas se colocan en nivel bajo, son dedicadas
a la Santísima Trinidad, y una grande en el mismo nivel, al Padre Eterno.
Algunas personas les ponen el nombre de la persona viva o muerta a
quien se van a ofrecer el altar.

Agua:Significa vida y energía para el camino. Colócala en recipientes de


vidrio transparente.
Platillos: Son para agradar al difunto, aquellos que más le gustaban.
En algunos altares se coloca licor, el tequila preferiblemente. Es una
invitación para que el alma recuerde los grandes acontecimientos
agradables durante su vida y decida visitar a los vivos.
Fotografía de la persona a quien se dedica el tributo.
Un Cristo: Para que haya bendiciones.
Una cruz de cal o cuatro velas: Simboliza los 4 puntos cardinales, para
que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
Una cruz de ceniza: Se coloca por si el ánima se encuentra en el
purgatorio, ayudándolo a salir de ahí para continuar su viaje.
Sal: Evita que el cuerpo se corrompa.
Una vara para liberar al muerto del demonio y los malos espíritus.
Objetos personales del difunto(ropa, zapatos, accesorios, en caso de ser
niño juguetes, dulces y alfeñiques.
Si el altar se realizó en el panteón, las personas velan durante la noche
en la tumba esperando que el espíritu de su muerto baje y disfrute de su
ofrenda.
Se cree que si se prueban los alimentos una vez que el "alma" ha
visitado su altar, éstos ya no tienen olor ni sabor, debido a que el
espíritu ha consumido su "esencia".
Autor:Calendario para peques
NOCHE DE MUERTOS
Tema: NOCHE DE MUERTOS
Tarea final
Realizar por escrito una calavera de 4 rimas, hacer un altar y
representar una Catrina donde para
cada caso, se explique el significado de como ésta tradición mexicana
rinde culto a los muertos en
casas y cementerios.
Objetivo
Que el alumno comprenda, se interese y sea parte de las actividades de
la noche de muertos de
México.
Contenido
Se pedirá un esqueleto a la escuela para representar a La Catrina. Se
montará el altar en el aula
destinada a la asignatura de español. Se analizará el vocabulario
pertinente sobre el tema.
Secuencia
El alumno: Se escribirá una calavera por alumno/grupo de 4 rimas en
español, se montará un
altar y se hará la representación de una Catrina. Durante las sesiones y
el día de la
presentación, el alumno explicará de memoria/leerá el significado de
cada actividad.
El asistente: Presentará un folleto/resumen con la explicación y
significado de la noche de
muertos, mostrará material audiovisual sobre el tema, hará preguntas
sobre el tema que los
alumnos deberán contestar por escrito y se coordinará con el profesor
titular sobre las
actividades a realizar.
Obtención de evidencias de aprendizaje (CO, CE, EO, EE)
Al final, el profesor hará la evaluación. Primordialmente, propongo que
se evalúen las
habilidades de manejo de gramática y conjugación de verbos (EE) al
momento de escribir las
calaveras y de la comprensión oral (CO) al recibir la explicación por
parte del asistente y/o docente
y del material audiovisual.
NOCHE DE MUERTOS
Abstracto
La tradición
En México más que una festividad cristiana es una celebración donde se
mezclan tanto la
cultura prehispánica como la religión católica, donde el pueblo mexicano
logró mantener vivas sus
antiguas tradiciones. Dentro de éstas tradiciones se mezclan
sentimientos contrastantes, como lo son
el dolor de perder a un ser querido, unidos al colorido de la fiesta y la
diversión.
Día de los Muertos (2 de Noviembre)
Este día se celebra la máxima festividad de los muertos en México. La
celebración está llena
de muchas costumbres. A las personas les gusta ir y llevar flores a las
tumbas de sus muertos pero
para otras representa todo un ritual que comienzan desde la madrugada
cuando muchas familias
hacen altares sobre las tumbas de sus familiares muertos; éstos altares
tienen un gran significado ya
que con ellos se cree que se ayuda a sus muertos a tener un buen
descanso durante la muerte.
Las familias pasan largas horas trabajando en el altar, muchos de éstos
son considerados
verdaderas obras de artes, ya que reflejan el trabajo, la dedicación y la
creatividad de la gente.
Existen muchas formas de realizar altares; la más sencilla es hecha por
mucha gente dentro de sus
casas sobre una mesa cubierta con un mantel, con la fotografía de la
persona fallecida, con flores y
algunos recuerdos.
Otros altares son realizados según la tradición, con 7 escalones que
representan los 7 niveles
que tiene que pasar el alma de un muerto para poder descansar. Cada
escalón tiene un significado y
debe contener ciertos objetos específicos:
Primer escalón se pone la foto del santo o virgen de la devoción.
Segundo escalón es para las ánimas del purgatorio.
Tercero se pone la sal para los niños del purgatorio.
Cuarto se pone "pan de muerto", éste pan es adornado con azúcar
roja que simula la sangre y
es hecho por los parientes del difunto.
Quinto se pone la comida y la fruta que fueron las preferidas del
difunto.
Sexto se pone la foto a quien se dedica el altar.
Último se utiliza una cruz.
Las ofrendas que se ponen dentro del altar:
Se prenden cuatro velas principales formando una cruz orientada a los
cuatro puntos
cardinales; al lado del altar, se pone una olla de barro sobre un anafre
con hierbas aromáticas
como albahaca, laurel, romero, manzanilla y otras más.
Los elementos que debe tener un altar:
Cadenas de papel morado y amarillo que significan la unión entre la
vida y la muerte.
Papel picado que da colorido y alegría de vivir.
Las flores son la bienvenida para el alma, la flor blanca representa el
cielo; amarilla, la tierra
y morada el luto.
Velas, que con sus llamas representan la ascensión del espíritu.
También significan la luz, la
guía en el camino.
Mantel blanco y nuevo que representa la pureza, el cielo.
El cirio representa el alma sola.
Incienso de copal cuyo humo simboliza el paso de la vida a la muerte.
El maíz representa la cosecha.
Las frutas son la ofrenda que nos brinda la naturaleza. Generalmente
son cañas de azúcar,
naranjas, tejocotes y jícamas.
Las calaveras de azúcar que son una costumbre indígena.
El agua que da vida y energía para el camino.
Los platillos con las que se trata de agradar el difunto compartiendo
los alimentos que le
gustaban.
Fotografía de la persona a quien se dedica el altar.
Un Cristo para que haya bendiciones.
Una cruz de cal que simboliza los 4 puntos cardinales.
Sal para que el cuerpo no se pudra.
Un camino desde la puerta de la entrada hasta el altar formado con
flor de cempasúchil.
Una vara para liberar al muerto del diablo y los malos espíritus.
Objetos personales del difunto.
Las personas velan durante la noche en la tumba esperando que el
espíritu de su muerto
“llegue” y disfrute de su ofrenda.
Calaveras
Además de altares, la muerte aparece en el teatro, en la música popular
y en las llamadas
"calaveras"; rimas que se burlan de los vivos y dan las razones por las
que se los va a llevar "la
muerte”. Las calaveras se dirigen a políticos y figuras públicas, a
familiares, compañeros de escuela
o de trabajo.
La Catrina
Catrín significa literalmente bien vestido o engalanado. Era el término
con que las clases
bajas designaban despectivamente a los adinerados de los primeros
años del siglo pasado.
Significado
La Catrina fue creada para hacer una representación metafórica de la
clase social alta
de México antes de la revolución mexicana. Posteriormente se hizo el
símbolo oficial para la
muerte. Por eso decimos que el mexicano se burla de la muerte y juega
con ella. José
Guadalupe Posada ha sido el creador del dibujo que caracteriza a La
Catrina.
ALTAR
CATRINA

Día de Muertos
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"La Catrina"
El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen prehispánico que
honra a los difuntos el 2 de noviembre, comienza el 1 de noviembre, y coincide
con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los
Santos. Es una festividad mexicana y centroamericana, se celebra también en
muchas comunidades de Estados Unidos, donde existe una gran población
mexicana y centroamericana. La UNESCO ha declarado esta festividad como
Patrimonio de la Humanidad. El Día de los Muertos es un día festejado también
en el Brasil, como Dia dos Finados.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la
llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica,
maya, purépecha, nahua y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los
ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil
años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos
como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el
renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos era conmemorado el noveno
mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y era celebrado
durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa
Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente
relacionada con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de
Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran
dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Contenido
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1 La celebración en el mundo
prehispánico
2 Transformación del ritual
3 Patrimonio de la Humanidad
4 Calaveritas
5 Simbolismo
5.1 Ofrenda de Muertos
6 Día de Muertos en la ficción
7 Véase también
8 Referencias
9 Enlaces externos
La celebración en el mundo prehispánico
Para los antiguos mexicanos, la Muerte no tenía las connotaciones morales de
la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar
o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas
de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido,
y no por su comportamiento en la vida.
De esta forma, las direcciones que podrían tomar los muertos son:
El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos
que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que
morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o
la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al
dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Aunque los muertos
eran generalmente incinerados, los predestinados a Tláloc eran enterrados,
como las semillas, para germinar.
El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra.
A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que eran
sacrificados y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran
comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de
parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañarán al sol
desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba
tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como
compañeras. Dentro de la escala de valores mesoamericana, el hecho de
habitar el omeyocan era un privilegio.
El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y
se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al
Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de
plumas multicolores y hermosas.
Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los
aztecas. Por incomprensible que parezca, dentro de la muerte había un
sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol
en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.
El Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era
habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era
un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él,
las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de
este tiempo, las almas llegaban al Chignahuamictlán, lugar donde descansaban
o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto
era enterrado con un perro, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante
Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas
de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán
recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de
algodón.
Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado
Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba
leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la
tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la
muerte renacería la vida.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos
tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los
que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy
variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro,
como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas
que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales
(piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
Las fechas en honor de los muertos son y eran muy importantes, tanto, que les
dedicaban dos meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco, se llevaba a cabo
la celebración denominada Miccailhuitntli o fiesta de los muertitos, alrededor
del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol
llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo.
En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante
veinte días.
En el décimo mes del calendario, se celebraba la Ueymicailhuitl, o fiesta de los
muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto,
cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que
concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de
personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en
la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al
finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba
el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba
colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el
antecedente de nuestro actual altar de muertos. (fuente [1]mexico-tenoch)
Transformación del ritual
Altar tradicional de Día de Muertos, en Hidalgo
Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI, se aterraron por las
prácticas, y en un intento de convertir a los nativos del nuevo mundo, hicieron
coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las
Almas. Los españoles combinaron sus costumbres con el festival similar
mesoamericano, creando un sincretismo religioso, dando lugar al actual Día de
Muertos.
Uno de los estados más representativos de este suceso, es Michoacán.
Patrimonio de la Humanidad
En ceremonia llevada a cabo en París, Francia el 7 de noviembre de 2003 la
UNESCO distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra
Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. La distinción por
considerar la UNESCO que esta festividad es:
"...una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y
del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor
fuerza entre los grupos indígenas del pais."
Además en el documento de declaratoria se destaca:
"Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados,
desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno
del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad..."
además de:
"...aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética
y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas
y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial."
Calaveritas
Se les llama así tanto a las rimas o versos satíricos como a los grabados que
ilustran calaveras disfrazadas, descritas a continuación:
Rimas. también llamadas "calaveras", son en realidad epitafios humorísticos de
personas aún vivas que constan de versos donde la muerte (personificada)
bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna
característica peculiar de la persona en cuestión. Finalizan con frases donde se
expone que se lo llevará a la tumba. Es muy común dedicar las "calaveritas" a
personajes públicos, en especial a políticos en el poder. En muchos casos la
rima habla del aludido como si estuviera ya muerto.
Grabados: Litografías, generalmente del Maestro José Guadalupe Posada, que
aunque no dibujó específicamente para Día de Muertos, sino eran caricaturas
con que colaboraba en diferentes publicaciones de principios del siglo XX en
México se usan en estas fechas por sus alusiones a la muerte festiva.
Simbolismo

Pan de muerto del centro de México


Calaveras de dulce, tienen escritos el nombre del difunto (o en algunos casos
de personas vivas, en forma de broma modesta que no ofende en particular al
aludido) en la frente, son consumidas por parientes o amigos.
Pan de muerto. Platillo especial del Día de Muertos. Es un panecillo dulce que
se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos,
adornado con figuras del mismo pan en forma de hueso y se espolvorea con
azúcar.
Flores. Durante el período del 1 al 2 de noviembre las familias normalmente
limpian y decoran las tumbas con coloridas coronas de flores de rosas,
girasoles, entre otras, pero principalmente de Cempaxóchitl, las cuales se cree
atraen y guían las almas de los muertos. Casi todos los panteones son
visitados.
La Ofrenda y las visitas. Se cree que las almas de los niños regresan de visita
el día primero de noviembre, y las almas de los adultos regresan el día 2. En el
caso de que no se pueda visitar la tumba, ya sea por que ya no existe la tumba
del difunto, o porque la familia está muy lejos para ir a visitarla, también se
elaboran detalladas Ofrendas en las casas, donde se ponen las ofrendas, que
pueden ser platillos de comida, el pan de muerto, vasos de agua, mezcal,
tequila, pulque o atole, cigarros e incluso juguetes para las almas de los niños.
Todo esto se coloca junto a retratos de los difuntos rodeados de veladoras.
Ofrenda de Muertos
Ofrenda de Día de Muertos

Ofrenda mixteca de Días de Muertos


Artículo principal: Altar de muertos
Los materiales comúnmente utilizados para hacer una Ofrenda de muertos
para el Día de Muertos tiene un significado, y son los siguientes: #Retrato de la
persona recordada. El retrato del difunto, sugiere el ánima que los visitará la
noche del 2 de noviembre. #Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio. La
imagen de las ánimas del purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio
del alma del difunto por si acaso se encontrara ahí. #Doce cirios. Aunque
pueden ser menos, tienen que ser en pares, y preferiblemente de color
morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre todo si son morados,
son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos
cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su
camino y su casa aparte de agua y sal.
Yo lo pregunto
Yo Netzahualcoyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.(Netzahualcoyotl.)
Conmemoración de los Fieles Difuntos
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La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de
Muertos o Día de los Fieles Difuntos, es una celebración cristiana que tiene
lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han
acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en
el Purgatorio.

Contenido
[ocultar]
1 Historia
2 Celebración litúrgica
2.1 En la Iglesia Católica
2.2 En las Iglesias Ortodoxas
2.3 En el Protestantismo
3 Tradiciones del Día de los Fieles
Difuntos
4 Véase también
5 Enlaces externos
Historia [editar]
La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2° de los
Macabeos en el Antiguo Testamento dice:
"Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran
libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46);
y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían
los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un
conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la
Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de
los vivos y los muertos por quienes se había de orar.
En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al
día siguiente de Pentecostés. En tiempos de san Isidoro († 636) en España
había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del
Domingo de Pascua (Domingo segundo de los tres que se contaban antes de la
primer de Cuaresma) o antes de Pentecostés.
En Alemania cerca del año 980, según el testimonio de Widukind, abad de la
Corvey, hubo una ceremonia consagrada a la oración de los difuntos el día 1 de
noviembre, fecha aceptada y bendecida por la Iglesia.
San Odilón u Odilo en el 980, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de
Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las
almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada
"Conmemoración de los Fieles Difuntos". De allí se extendió a otras
congregaciones de benedictinos y entre los cartujos; la Diócesis de Lieja la
adoptó cerca del año 1000, en Milán se adoptó el siglo XII, hasta ser aceptado
el 2 de noviembre, como fecha en que la Iglesia celebraría esta fiesta.
Celebración litúrgica [editar]
En la Iglesia Católica [editar]
En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el Oficio de Difuntos y las
Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre cae en domingo,
pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en domingo, razón
por la que los cristianos orientales celebran esta fiesta en sábado, aunque
puede pasarse al 3 de noviembre.
En España, Portugal y América es tradición que los sacerdotes celebren tres
misas ese día. Una concesión parecida se solicitó para todo el mundo al Papa
León XIII, pero aunque no la concedió, sí ordenó un Réquiem especial en 1888.
En las Iglesias Ortodoxas [editar]
Entre los cristianos orientales hay varios días dedicados a la oración por los
difuntos, muchos de ellos caen en sábado, durante el tiempo de la Cuaresma o
Pascua. En el rito de la Iglesia Ortodoxa Griega, esta fiesta se celebra en la
Víspera de la Sexagésima, o en la Víspera de Pentecostés. Mientras que la
Iglesia Armenia, celebra la "Pascua de los difuntos" al día siguiente de Pascua
de Resurrección.
En la Iglesia Serbia hay también una Conmemoración de los difuntos, celebrada
el sábado siguiente a la fiesta de la Concepción de san Juan Bautista (23 de
septiembre).
En el Protestantismo [editar]
Durante la Reforma protestante, la celebración de los Fieles Difuntos fue
fusionada con la de Todos los Santos por la Iglesia Anglicana, aunque fue
renovada por ciertas Iglesias conectadas con el Movimiento de Oxford en el
siglo XIX.
Entre algunos protestantes no anglicanos la tradición ha sido mantenida
tenazmente. A pesar de la influencia de Lutero, que abolió esta celebración en
Sajonia y de las penas eclesiásticas luteranas, sobrevive esta celebración en la
Europa protestante.
Otras Iglesias protestantes, como las evangélicas o los testigos de Jehová, no
celebran alguna fiesta análoga en memoria de los difuntos.
Tradiciones del Día de los Fieles Difuntos [editar]
La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya
abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de
devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó
pasará a una mejor vida, etc., sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los
seres terrenales.
En Francia, la gente de todos los rangos y credos decora los sepulcros de sus
muertos en el Jour des morts.
En México esta celebración se combinó con elementos indígenas y del
sincretismo resultó una original celebración en el Día de Muertos, distinta de
las otras naciones católicas.
En las zonas andinas de sudamérica, especialmente en Ecuador, Perú y Bolivia,
la costumbre es preparar e intercambiar entre familiares y amigos las guaguas
de pan para consumir con la chicha morada que en algunas áreas rurales son
también ofrendas principales en los cementerios.
Estas tradiciones del Día de los Fieles Difuntos no son más que una
cristianización de antiguos ritos paganos, como los que los antiguos celtas
celebraban, de la que derivó el Halloween, tradición que sigue siendo
mantenida en los países anglosajones; mientras que la celebración religiosa no
lo es.

Conmemoración de los Fieles Difuntos


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La Conmemoración de los Fieles Difuntos, popularmente llamada Día de
Muertos o Día de los Fieles Difuntos, es una celebración cristiana que tiene
lugar el día 2 de noviembre, cuyo objetivo es orar por aquellos fieles que han
acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en
el Purgatorio.

Contenido
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1 Historia
2 Celebración litúrgica
2.1 En la Iglesia Católica
2.2 En las Iglesias Ortodoxas
2.3 En el Protestantismo
3 Tradiciones del Día de los Fieles
Difuntos
4 Véase también
5 Enlaces externos
Historia [editar]
La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2° de los
Macabeos en el Antiguo Testamento dice:
"Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran
libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46);
y siguiendo esta tradición, en los primeros días de la Cristiandad se escribían
los nombres de los hermanos que habían partido en la díptica, que es un
conjunto formado por dos tablas plegables, con forma de libro, en las que la
Iglesia primitiva acostumbraba a anotar en dos listas pareadas los nombres de
los vivos y los muertos por quienes se había de orar.
En el siglo VI los benedictinos tenían la costumbre de orar por los difuntos al
día siguiente de Pentecostés. En tiempos de san Isidoro († 636) en España
había una celebración parecida el sábado anterior al sexagésimo día antes del
Domingo de Pascua (Domingo segundo de los tres que se contaban antes de la
primer de Cuaresma) o antes de Pentecostés.
En Alemania cerca del año 980, según el testimonio de Widukind, abad de la
Corvey, hubo una ceremonia consagrada a la oración de los difuntos el día 1 de
noviembre, fecha aceptada y bendecida por la Iglesia.
San Odilón u Odilo en el 980, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de
Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las
almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada
"Conmemoración de los Fieles Difuntos". De allí se extendió a otras
congregaciones de benedictinos y entre los cartujos; la Diócesis de Lieja la
adoptó cerca del año 1000, en Milán se adoptó el siglo XII, hasta ser aceptado
el 2 de noviembre, como fecha en que la Iglesia celebraría esta fiesta.
Celebración litúrgica [editar]
En la Iglesia Católica [editar]
En la Iglesia Católica, para esta celebración se recita el Oficio de Difuntos y las
Misas son de Réquiem, excepto cuando el 2 de noviembre cae en domingo,
pues no se puede celebrar misa de exequias o de difuntos en domingo, razón
por la que los cristianos orientales celebran esta fiesta en sábado, aunque
puede pasarse al 3 de noviembre.
En España, Portugal y América es tradición que los sacerdotes celebren tres
misas ese día. Una concesión parecida se solicitó para todo el mundo al Papa
León XIII, pero aunque no la concedió, sí ordenó un Réquiem especial en 1888.
En las Iglesias Ortodoxas [editar]
Entre los cristianos orientales hay varios días dedicados a la oración por los
difuntos, muchos de ellos caen en sábado, durante el tiempo de la Cuaresma o
Pascua. En el rito de la Iglesia Ortodoxa Griega, esta fiesta se celebra en la
Víspera de la Sexagésima, o en la Víspera de Pentecostés. Mientras que la
Iglesia Armenia, celebra la "Pascua de los difuntos" al día siguiente de Pascua
de Resurrección.
En la Iglesia Serbia hay también una Conmemoración de los difuntos, celebrada
el sábado siguiente a la fiesta de la Concepción de san Juan Bautista (23 de
septiembre).
En el Protestantismo [editar]
Durante la Reforma protestante, la celebración de los Fieles Difuntos fue
fusionada con la de Todos los Santos por la Iglesia Anglicana, aunque fue
renovada por ciertas Iglesias conectadas con el Movimiento de Oxford en el
siglo XIX.
Entre algunos protestantes no anglicanos la tradición ha sido mantenida
tenazmente. A pesar de la influencia de Lutero, que abolió esta celebración en
Sajonia y de las penas eclesiásticas luteranas, sobrevive esta celebración en la
Europa protestante.
Otras Iglesias protestantes, como las evangélicas o los testigos de Jehová, no
celebran alguna fiesta análoga en memoria de los difuntos.
Tradiciones del Día de los Fieles Difuntos [editar]
La tradición de asistir al cementerio para rezar por las almas de quienes ya
abandonaron este mundo, está acompañada de un profundo sentimiento de
devoción, donde se tiene la convicción de que el ser querido que se marchó
pasará a una mejor vida, etc., sin ningún tipo de dolencia, como sucede con los
seres terrenales.
En Francia, la gente de todos los rangos y credos decora los sepulcros de sus
muertos en el Jour des morts.
En México esta celebración se combinó con elementos indígenas y del
sincretismo resultó una original celebración en el Día de Muertos, distinta de
las otras naciones católicas.
En las zonas andinas de sudamérica, especialmente en Ecuador, Perú y Bolivia,
la costumbre es preparar e intercambiar entre familiares y amigos las guaguas
de pan para consumir con la chicha morada que en algunas áreas rurales son
también ofrendas principales en los cementerios.
Estas tradiciones del Día de los Fieles Difuntos no son más que una
cristianización de antiguos ritos paganos, como los que los antiguos celtas
celebraban, de la que derivó el Halloween, tradición que sigue siendo
mantenida en los países anglosajones; mientras que la celebración religiosa no
lo es.
Historia [editar]
La Iglesia Primitiva acostumbraba celebrar el aniversario de la muerte de un
mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente los grupos de mártires morían
el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la
persecución de Diocleciano el número de mártires llego a ser tan grande que
no se podía separar un día para asignársele. Pero la Iglesia, sintiendo que cada
mártir debería ser venerado, señalo un día en común para todos. La primera
muestra de ello se remonta a Antioquia en el Domingo antes de Pentecostés.
También se menciona lo de un día en común en un sermón de San Efrén el
Sirio en 373. En un principio solo los mártires y San Juan Bautista eran
honrados por un día especial. Otros santos se fueran asignando gradualmente,
y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido;
aún, a principios de 411 había en el Calendario Caldean una “Commemoratio
Confessorum” para el viernes de los cristianos orientales. En la Iglesia de
Occidente el papa Bonifacio IV, entre el 609 y 610, consagro el Panteón en
Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario.
Gregorio III (731-741) consagro una capilla en la Basílica de San Pedro a todos
los Santos y arregló el aniversario para el 1 de noviembre. La basílica de los
Apóstoles que ya existía en Roma, ahora su dedicación seria recordada
anualmente el 1 de Mayo. Gregorio IV extendió la celebración del 1 de
Noviembre a toda la Iglesia, a mediados del siglo IX. La vigilia parece haber
sido llevada a cabo antes que la misma fiesta. Y la octava fue adicionada por
Sixto IV en el siglo XV.
Esta vigilia, resultó sin embargo, coincidir con la celebración pagana de
Samhain el 31 de octubre, ahora llamado Halloween (nombre que proviene de
la frase "All hallow's Eve" o "Víspera de Todos los Santos" entre los
anglosajones), que marcaba el final del año celta. En esta fecha se celebraba
entre los antiguos, la apertura dimensional entre el mundo tangible y el mundo
de las tinieblas. Y que no tiene que ver con la fiesta cristiana de Todos los
Santos.
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Los materiales comúnmente utilizados para hacer un altar de muertos para el
Día de Muertos tiene un significado, y son los siguientes:

Retrato de la persona recordada. El retrato del difunto, sugiere el ánima que


los visitará la noche del 2 de noviembre.
Pintura o cromo de las Ánimas del Purgatorio. La imagen de las ánimas del
purgatorio sirve para pedir la salida del purgatorio del alma del difunto por si
acaso se encontrara ahí.
Doce cirios. Aunque pueden ser menos, tienen que ser en pares, y
preferiblemente de color morado, con coronas y flores de cera. Los cirios, sobre
todo si son morados, son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan
los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta
encontrar su camino y su casa.
Cincuenta veladoras medianas (opcional). Estas veladoras servirán para
iluminar el camino de regreso a casa del alma.
Calaveras de azúcar. Las medianas en el nivel superior, son alusión a la
muerte, siempre presente. Las pequeñas y en un nivel bajo, son dedicadas a la
Santísima Trinidad, y una grande en el mismo nivel, al Padre Eterno.
Seis candeleros, con boca suficientemente ancha para ubicar los cirios.
Tres incensarios, pequeños anafres o braceros.
Copal (incienso de tiempos prehispánicos). El copal sirve para que su humo
limpie el lugar de malos espíritus y así pueda entrar el ánima a su casa sin
ningún peligro.
Carbón de madera.
Ceniza de leña. La cruz grande de ceniza sirve para que al llegar el ánima
hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes. La cruz pequeña de ceniza
se pone por si el ánima se encontraba en el purgatorio, ayudándole a salir de
ahí para continuar su viaje.
Un lebrillo o aguamanil que tenga o no pedestal.
Jabón de pan.
Una toalla de cualquier calidad. El aguamanil, jabón y toalla se colocan por si el
ánima necesita lavarse después del largo viaje.
Agua, jarra y vaso, preferiblemente de vidrio transparente para que se pueda
apreciar el contenido, que será agua natural. El agua en la jarra es para que se
moje los labios resecos por el viaje desde el más allá.
Cazuelas con comida. La preferida por el difunto cuando vivía.
Ocote en rajas.
Chiquihuite tortillero.
Licor, un caballito tequilero, un salero y un platito con un limón partido. El licor,
tequila preferiblemente, es para que recuerde los grandes acontecimientos
agradables durante su vida y decida visitar a los vivos.
Pan de muerto (Dos piezas medianas). La comida tiene por objeto deleitar al
ánima que nos visita.
Flores de cempaxóchitl, según las necesidades. Las flores sirven para adornar y
aromatizar el lugar durante el tiempo que esté presente el ánima.
Mesa, tablas, etcétera, para la base del altar.
Papel de china de cualquier color, dando preferencia al morado (luto cristiano)
y naranja (luto azteca), tantos pliegos como superficie se pretenda cubrir.
Los niveles [editar]Representan los estratos de la existencia, se hacen con
cajas de cartón, huacales (cajas hechas de varas), ladrillos etc., normalmente
son tres (el cielo, la tierra y el inframundo) auque existen las variantes de dos
(cielo y la tierra) o siete (los siete niveles del infierno, el purgatorio y el cielo,
según la tradición católica).

Los cuatro elementos [editar]Son las representaciones del viento (papel "de
china" picado) el fuego (veladoras) la tierra (los frutos, pan o en otros casos
cenizas) y el agua (colocada en un pequeño vaso que además cumple otras
funciones).

Los retratos [editar]De los difuntos que se colocan en la parte más destacada
del altar por ser los celebrados, hay quienes acostumbran poner los retratos de
espalda y frente a ellos un espejo, para que así el fallecido sólo puedan ver el
reflejo de su deudo y lo mismo a contrario, y recordar que pertenecen a
diferentes mundos.

Las ánimas del purgatorio [editar]Se coloca una imagen o cromo de las
benditas ánimas del purgatorio, para facilitar la salida del difunto, sí se
encontrara en el purgatorio o infierno por portarse mal.

La cruces [editar]Se acostumbra a colocar una cruz, pequeña de sal en la base


del altar que representa la pureza de las almas o una cruz de ceniza que le
ayudará a salir del purgatorio.

El Agua [editar]El agua es de suma importancia y tiene múltiples significados,


un vaso de agua clara y fresca permitirá a los muertos refrescar sus labios
después del viaje desde el inframundo, también refleja la pureza de sus almas
y el amor que por ellos siente el deudo, es asimismo, el reflejo del ciclo
continuo de la regeneración la vida y la muerte, promesa de fertilidad; también
le permite al fallecido limpiar su reflejo al llegar a la casa del convite, por lo
que hay quienes acostumbran colocar un pequeño aguamanil o jícara con
agua, junto a un jabón y una toalla para el aseo de los muertos.

Las flores [editar]La tradicional flor de zempazuchitl es uno de los elementos


más típicos de los altares, además de colocarla en ramos que adornan el
recinto, con sus pétalos se delimita el especio del altar y se hace un camino
que indicará la ruta a los muertos.

La Luz [editar]El inframundo es un espacio oscuro y el camino hacía nuestro


mundo necesita de una guía, por ello las veladoras y cirios son primordiales y
su significado, distribución cuentan con múltiple variantes, se prefieren las
veladoras de color morado (color de luto en la liturgia católica) o blancas. Hay
quienes colocan al centro cuatro cirios que indican los cuatro puntos
cardinales; también se puede hacer un camino con veladoras o delimitar el
altar con ellas. Se acostumbra asimismo poner una veladora frente a los
retratos, una por cada difunto, al encenderlas se susurra su nombre, lo que
invoca su presencia. También se acostumbra colocar candeleros con velas
moradas; una tradición indica que siempre se coloquen las veladoras en
número par.

Las calaveras [editar]


calavera de azúcarColocar las coloridas calaveras de azúcar con adornos de
colores, de fuerte influencia barroca, representando a los vivos recuerdan de
forma festiva la irremediable muerte, los niños acostumbran “pedir calaverita”
cantando versos a cambio de monedas para comprar una calavera con su
nombre, que se coloca en el altar y al término del festejo se come; hay quiénes
colocan tres grandes calaveras que representan la santísima trinidad.
Algunos versos para pedir calavera dicen: Ya murió la cucaracha Ya la
llevan a enterrar Entre cuatro zopilotes Y un ratón de sacristán.Calavera
vete al monte No señora, porque espanto Pues, ¿A dónde quieres irte?
Yo señora, al camposanto.
El pan [editar]El pan representa no sólo la generosidad del anfitrión, sino la
generosidad de la tierra misma; existen múltiples variantes para su
elaboración, cómo los panes en forma de “muertitos” de Páztcuaro o aquellos
de la selva potosina, en el valle central se acostumbra el pan de anís en forma
de domo, redondo con adornos en forma de huesos, espolvoreado de azúcar.

El trago [editar]Muchas personas acostumbran colocar un caballito de tequila,


un vaso de pulque, una copa de mezcal o la bebida alcohólica del gusto del
difunto, que le indica al muerto que hay una celebración en su honor.

El copal [editar]Un pequeño brasero con copal purifica el ambiente para recibir
a los fallecidos, hay quienes lo sustituyen por incienso.

El convite [editar]Colocar la comida que era del agrado de los fallecidos es una
de las costumbres más íntimas y personales de este festejo, las mujeres
cocinan desde días antes los platillos de su preferencia: tamales, mole, arroz,
calabaza en tacha, etc. La comida no será únicamente para el alma visitante,
sino además para los deudos quiénes departirán con ella. Se acostumbra
preparar los platillos con especial alegría y más condimentados que lo normal
para que los muertos puedan disfrutar de su esencia. La comida se coloca en el
segundo nivel del altar (el de la tierra).

Los recuerdos [editar]También se acostumbra colocar en el altar artículos


pertenecientes a los difuntos como instrumentos de trabajo, lecturas
preferidas, música, cigarros (sí fumaba) y todo aquello que amaban y
acostumbraban en vida.

Los adornos [editar]


Monja coronada de barroEl arte popular mexicano produce una interminable
colección de adornos relacionados con la festividad de muertos, hermosas
miniaturas con cuadros de entierros, velorios o cementerios, o representando
escenas de la vida cotidiana con esqueletos como personajes realizados en
cartonería, barro o yeso son típicos de la ciudad de México, así mismo las
figuras de alfeñique (piezas realizadas con azúcar, huevo, miel de maíz,
almendras, etc.) realizadas por maestros artesanos del valle de Toluca y otras
regiones del país (en realidad las calaveras de azúcar son piezas de alfeñique).
Aunque también se acostumbran hacer figuras de ánimas y difuntos, hay
hermosos arreglos frutales o florales de este material. Hay adornos realizados
en madera como los esqueletos articulados. También reproducciones de las
célebres calaveras del Maestro José Guadalupe Posada.

Desgraciadamente muchos de estos adornos se confunden y se ven


desplazados por los de la celebración anglosajona de Halloween.

El Festejo [editar]Comienza cuando una persona de la casa (normalmente la


madre) enciende las velas del altar susurrando los nombres de los difuntos, se
reza pidiendo el favor de Dios para que los lleguen con bien, los familiares se
sientan a la mesa (comunmente frente al altar) y comparten la comida
preparada para el festín (aunque no se come el colocado a los muertos, por
supuesto), se escucha la música que les agradaba, se les platica sobre las
novedades de la familia, se recuerdan anécdotas de su paso por este mundo y
se les pide su interseción ante Dios para obtener un milagro y consuelo para
soportar los problemas cotidianos.

Se trata de un festejo en el que se celebra un reencuentro, que aunque breve


es feliz, con la promesa de alcanzarlos en el más allá, llegado su momento.

En la noche se apagan las veladoras y se despide uno de los difuntos,


deseándoles buen viaje de regreso al más allá, pidiéndoles su retorno el
próximo año.

Se retira el altar al día siguiente, y aunque muchas personas consumen los


alimentos de la ofrenda coinciden en decir que no saben igual ya que los
muertos se comieron la esencia y el sabor.

Los muertitos van a llegar y su


altar al máximo van a disfrutar.
Foto: esmas.com
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“Altar de muertos”
por: Bertha Sola
Fuente: esmas.com

Prepáralo desde ahora, para que nada te falte

La fiesta del Día de Muertos es una de las más importantes en México y


debemos prepararla con anticipación poniendo un altar y preparando la
comida que les gustaba a nuestros muertitos, para que lleguen contentos
y no se nos vayan a ir al altar del vecino.
Poner un altar de muertos requiere de mucho ingenio e imaginación, pero
sobre todo es importante conocer qué debe llevar porque cada objeto que
se coloca tiene un significado especial.
El altar se coloca para recibir a los muertos que visitan a sus familiares,
por lo que se les tiene que dar gusto con aquello que era de su agrado
mientras vivían.
Debe tener tres niveles, la parte alta representa el cielo y ahí se colocan
las imágenes de los santos, en medio está el limbo y ahí va la foto de los
muertitos que están “purgardo” sus pecadillos y la tercera es la tierra y en
ella se colocan todas las ofrendas.
Alrededor o en la puerta de la habitación en donde se coloque, debe tener
un arco que simboliza el permiso que da San Pedro, para que las almas
puedan salir y regresar al paraíso y enfrente se coloca un caminito de
pétalos de flor de cempoatxóchitl para que los muertos se guíen ayudados
por su hermoso color amarillo fuerte.
En un altar no pueden faltar, sillas para todos los difuntos, sus fotos, la
imagen de algún santo, sal, agua, velas, comida, flores de cempatzóchitl,
siempreviva, terciopelo o nube. También se colocan papeles picados,
figuras de calaveras en barro o cartón, ollas de barro, copales con
incienso, calaveras de azúcar con el nombre del muertito y uno que otro
vivo, un petate y los que fueron sus objetos personales preferidos. Los
altares dedicados a las ánimas de los niños muertos incluyen juguetes,
dulces y otras golosinas de azúcar llamadas “alfeñiques”.
Bajo el altar, se coloca un petate y junto unas sillas para que descansen
los difuntos después de su largo recorrido. La foto del difunto no puede
faltar y es para recordar cómo era en vida, el altar puede ser para varios
muertos al mismo tiempo.
Los alimentos son colocados en ollas de barro, como lo hacían nuestros
antepasados y no es que los muertos en verdad se vayan a comer todo lo
que hay, lo que hace su espíritu es que al probar los alimentos les quita
su olor y sabor, es decir les quitan la “esencia” y con ello quedan muy
satisfechos.
En un buen altar, no puede faltar mole, arroz, pipián, hojaldras, chiles,
tamales, "pezuñas" o pan blanco, pan de muerto, dulce de calabaza o
tejocote, agua y algunas bebidas mexicanas, como el tequila y el pulque o
una botella de licor. También se ponen frutas de temporada como
naranjas, mandarinas, guayabas, cañas, jícamas, melones.
En la mesa se colocan vasos con agua, que sirven para que los difuntos
que vienen del purgatorio se refresquen y beban para que sus pecados se
purguen o sea se perdonen. La sal se coloca para los niños que murieron
sin ser bautizados.
Las velas simbolizan la luz contra la oscuridad de la muerte. Sirven para
iluminar el camino de los difuntos para que lleguen con bien,
generalmente se colocan en candeleros de barro, uno por cada difunto y
otro más por las almas olvidadas.
La mesa es cubierta y decorada con papel picado, que son mantelitos de
papel de china, que recortados cuidadosamente presentan imágenes de la
muerte en un sin fin de formas y figuras. Generalmente se usa el color
naranja, que representa el luto prehispánico y el morado que es el color
de luto de la Iglesia Católica. Se supone que a través del papel picado
pasan los espíritus de los difuntos, por eso se colocan también en las
puertas y colgados de pared a pared.
El copal con incienso, es para que las almas adultas se guíen a través del
olor. Para guiar a las almas de los chiquitos, se colocan ofrendas desde la
puerta para que sepan bien a dónde los esperan.
Por supuesto no pueden faltar las calaveritas de dulce, elaboradas con
azúcar, agua hervida y limón. Se decoran con papel metálico en los ojos y
betún de colores para los detalles de la cara. En la frente llevan el nombre
de la persona viva o muerta a quien se van a ofrecer.
El pan de muerto es una sabrosa tradición mexicana, sobre él se colocan
bolitas de la misma pasta que simbolizan las lágrimas y unas tiritas que
supuestamente son los huesos. Tomado con un espumoso y calientito
chocolate es delicioso.
El altar también es decorado con diversas figuras de la muerte, siempre
representada por graciosos esqueletos, que en papel, piñatas, títeres y
otros juguetes de madera, nos recuerdan que la muerte es parte del ciclo
de la vida y que los mexicanos nos podemos reír y jugar con ella.
Estos son los principales elementos que lleva un altar de muertos, pero
por supuesto que la imaginación de cada persona y familia, hacen de cada
uno de ellos algo diferente y maravilloso.
Cuando todo esté listo y el día 1° recibas a los muertos chiquitos y el día
2 a los mayores, no olvides sentarte alrededor del altar con tus familiares
y amigos, ya que según dicen, con su plática no podrán escuchar el
"rechinar de los dientes" de los difuntos que los van a venir a visitar.

1.- DÍA DE MUERTOS EN SAN LUIS POTOSÍ


(HUASTECA POTOSINA)

De la gran diversidad de formas de celebrar el Día de Muertos en


México, elegí describir el de la Huasteca Potosina por parecernos uno
de los más ricos en tradición y simbolismos. La manera de hacer de los
huastecos puede servir como ejemplo y punto de partida para realizar
un altar en cualquier región del país, adaptándose a la realidad cultural
de cada lugar.
Tamazunchale
Historia
En 1534, según cuenta el Códice Mendocino de Durán, Hernán Cortés fue herido en
Tampamolón.
A fin de vengarse, hizo llamar a un soldado de nombre Gonzalo Sandoval, el cual
vino a quemar vivos a varios caciques, provocando con ello la dispersión de las
etnias.
Por ello, en la Huasteca, conformada hoy por 18 Municipios, las etnias se
distribuyen en los siguientes territorios:
De Tancanhuitz hacia el norte, Pames y Tenek, correspondiendo el sur de la
Huasteca a los náhuatls.
Antaño, en cada comunidad gobernaban los tzales.
La forma primitiva del altar de muertos fueron los cúes, una especie de adoratorio,
que consistía en una construcción de piedra en donde se honraba a los muertos
con sahumerios, para lo cual se utilizaba el copal, colocado en envases de barro en
forma de animales (cocodrilo, asno, loro, perico, quile, etc.). o bien en una especie
de copa.
El humo del copal es especialmente apreciado aún hoy en día por su color blanco y
porque sube en línea recta al cielo, como se espera que lo hagan las oraciones.
En mucho tiempo no se ha dado la Huasteca la importancia debida dentro de las
Culturas Mesoamericanas.
En Tamazunchale, Juan de la Cruz, quien fue el primer evangelizador, cambió, entre
otras cosas, la dotación original del conjunto musical que toca el día de muertos, el
cual consistía originalmente en flautas, huehués, y Fray Juan incorporó las
cuerdas. La dotación actual es de jarana, violín y guitarra.
Estos instrumentos se elaboran en la propia Huasteca con madera de cedro. El
género musical, repetitivo y melancólico propio de estas celebraciones, al cual el
violón da un toque de nostalgia, se denomina "minuete".
Texto: Investigación y Recopilación de Sara Ramírez
Página del Cementerio del Saucito MUSEO VIVO,
en San Luis Potosí, México.
Tamazunchale
Historia
En 1534, según cuenta el Códice Mendocino de Durán, Hernán Cortés fue herido en
Tampamolón.
A fin de vengarse, hizo llamar a un soldado de nombre Gonzalo Sandoval, el cual
vino a quemar vivos a varios caciques, provocando con ello la dispersión de las
etnias.
Por ello, en la Huasteca, conformada hoy por 18 Municipios, las etnias se
distribuyen en los siguientes territorios:
De Tancanhuitz hacia el norte, Pames y Tenek, correspondiendo el sur de la
Huasteca a los náhuatls.
Antaño, en cada comunidad gobernaban los tzales.
La forma primitiva del altar de muertos fueron los cúes, una especie de adoratorio,
que consistía en una construcción de piedra en donde se honraba a los muertos
con sahumerios, para lo cual se utilizaba el copal, colocado en envases de barro en
forma de animales (cocodrilo, asno, loro, perico, quile, etc.). o bien en una especie
de copa.
El humo del copal es especialmente apreciado aún hoy en día por su color blanco y
porque sube en línea recta al cielo, como se espera que lo hagan las oraciones.
En mucho tiempo no se ha dado la Huasteca la importancia debida dentro de las
Culturas Mesoamericanas.
En Tamazunchale, Juan de la Cruz, quien fue el primer evangelizador, cambió, entre
otras cosas, la dotación original del conjunto musical que toca el día de muertos, el
cual consistía originalmente en flautas, huehués, y Fray Juan incorporó las
cuerdas. La dotación actual es de jarana, violín y guitarra.
Estos instrumentos se elaboran en la propia Huasteca con madera de cedro. El
género musical, repetitivo y melancólico propio de estas celebraciones, al cual el
violón da un toque de nostalgia, se denomina "minuete".
Texto: Investigación y Recopilación de
3.- ELABORACIÓN DEL ALTAR DE MUERTOS
La tradición del altar de muertos, pasa verbalmente de una generación a otra,
pero sobre todo es asimilada por las nuevas generaciones al realizar, año con
año, en familia, todos y cada uno de los pasos y ritos inherentes a la
celebración.
El gasto se afronta aún a costa de préstamos aunque en realidad es un gasto
fraccionado, ya que, como vimos, los preparativos se hacen con bastante
tiempo de anticipación, y se recurre a los materiales de que se dispone en la
región.
El jefe de familia preside la elaboración del altar y encabeza la celebración del
ritual (cantos, oraciones. etc.), y las labores se distribuyen entre todos los
miembros de la familia, según su edad y capacidad, por ejemplo las mujeres
atan los ramos de cempoalxóchitl, en tanto que a los niños corresponde la
tarea de deshojar las flores menos hermosas. Los varones arman el arco, y
horadan algunos troncos de plátano que servirán como base para colocar las
velas, Una vez armado el arco, los mismos varones proceden a adornarlo,
forrándolo con palmilla y/o limonaria, y ya con ayuda de los demás se colocan
los ramos de cempoalxóchitl, y mano de león y también ocotillo, amarrados
con izote, se cuelgan también ramos de frutas cítricas ( esto por ser
característico de la región).
Se colocan las prendas y artículos personales del difunto, su fotografía y las
ofrendas, se encienden las velas, se hace en el suelo una cruz con pétalos de
cempoalxóchitl.
A las 12:00 del día el jefe de la familia toma algunas pétalos, con los cuales
traza un camino desde el altar hasta la entrada (puerta o ventana) por donde
se espera que vuelvan los difuntos. En algunos poblados, los caminos se unen
de una casa a otra.
En este momento se realiza una oración en familia, de preferencia el Santo
Rosario, se enciende el sahumerio y se entonan los minuetes, a ser posible con
la asistencia del grupo musical. Esta ceremonia se repite a las 19 horas, cada
día en que se tengan difuntos que recordar en casa, de acuerdo a la fecha.
El hecho de desmontar el altar, conlleva también un respetuosos ceremonial,
con comida, música, y en familia.
Texto: Investigación y Recopilación de Sara Ramírez
4.- ELEMENTOS DEL ALTAR DEL MUERTOS
Arco
Estructura en medio círculo que se coloca sobre el altar. Debe tener uno o dos metros de ancho, la
base se arma con palos y ramas flexibles como por ejemplo limonaria., y se va cubriendo con
palmilla. Se colocan luego los ramos de cempoalxóchitl, y demás adornos. Significado: La
eternidad, a Dios, el Paraíso, y también a la Iglesia. Aunque en algunas regiones de México el altar
no lleva arco, en la región huasteca es de suma importancia.
Algunos eligen poner dos o tres arcos, simbolizando nacimiento vida y muerte.
Flor de cempoal-xóchitl
Tagetes erecta también llamada ‘clavelón’, , ‘flor de muertos’, Esta planta herbácea, que alcanza
una altura de entre 50 y 100 cm. es originaria de México
Siempre que los recursos económicos lo permitan, deben usarse ramitos de 20 flores, atadas con
izote.
Esta flor se elige en razón de su durabilidad. No se le pone agua para que no se pudra. Esta
palabra quiere decir veinte flores, (cempoal: 20, xóchitl: flores) este es número de perfección en la
cultura náhuatl, estado al cual se desea que hayan llegado ya los difuntos. Completa, en ramos de
20, y a nivel alto, (en el arco) simboliza la Iglesia Triunfante, los que ya están con Dios, completa y
a nivel medio (sobre la mesa, en rosarios, en el altar del ánima sola) simboliza la Iglesia Purgante,
las almas en el Purgatorio o en el camino al cielo, deshojada, y nivel inferior (en el piso formando la
cruz o el camino) simboliza la Iglesia Militante, es decir aquellos que todavía "penamos en el
mundo", así, al trazar el camino con pétalos, nos representamos a nosotros mismos guiando y
dando la bienvenida a nuestros difuntos, y al trazar de igual modo la cruz, nos autorepresentamos
como "cuerpo místico de Cristo".
Otras flores utilizadas
Flor de mano de león, nube blanca, rosa de muerto morada, terciopelo, septina, ocotillo morado.
Se intercala con el cempoalxóchitl, en ramos, o de acuerdo a la creatividad de cada quien. La
mano de león se elige por su durabilidad así como por su hermosos color púrpura aterciopelado.
Frutas
Limones, limas, mandarinas y naranjas. Se cuelgan en racimos del arco. Son elementos del altar
huasteco por ser característicos de la región, en una región distinta habría que considerar otras
frutas que le den identidad, no olvidando que estas ofrendas tienen su origen en altares
propiciatorios a los dioses prehispánicos, en los que se les ofrendaban los productos de la tierra.
Rosarios
Flores ensartadas en una cuerda o hilo, en series de 10 muy juntas, (las ave marías), intercalando
1 entre 2 grupos de 10 (padrenuestro) Elaborados, sí se puede, con flor de cempoalxóchitl . Se
cuelgan adornando según la creatividad de cada quién. Significado: Oración.
Coronas
Circunferencias elaboradas con raíz de lirio o camote. Adornando el altar de acuerdo al gusto de
cada quién. Significado: La corona de gloria que deseamos obtengan nuestros difuntos.
Tronco de plátano
Tronco de plátano. En el piso, ante el altar, se le practican agujeros en los cuales se acomodan las
velas, una por difunto. Su uso es práctico, no tiene un significado, pero al estar en un altar
huasteco, por ser el plátano un producto de la región, le da identidad. En otras regiones habría que
considerar otro material propio del lugar para usar como candelero.
Velas
De preferencia cirios de cera virgen, pero se usan igual velas o veladoras de acuerdo a las
posibilidades de cada quién, pero previendo que duren 3 días.Una por difunto.Cristo luz del Mundo.
Significado: Vida eterna. Luz en el camino de regreso a casa para guiar a los difuntos.
Camino
Trayecto que se marca con pétalos de cempoalxóchitl. Se hace desde el altar hasta el lugar de
acceso al recinto donde este se coloque, de preferencia lo marca el cabeza de familia en el
momento de la ceremonia familiar. Significado: Los vivos que aquí en la tierra, venimos a mostrar el
camino de regreso a casa en este día a nuestros difuntos.
Cruz
Cruz de pétalos.
1.- En el piso, frente al altar.
2.- Con granos de sal en un nivel medio. 1.-Al estar en el piso, simboliza a los vivos, Iglesia
militante, cuerpo místico de Cristo, dando la bienvenida a los difuntos.
2.-Se dedica a las almas que no fueron bautizadas, para algunos significaría los 4 puntos
cardinales.

Copal
Incienso blanco.
Se coloca en un recipiente apropiado (brasero o sahumerio), sobre brasas encendidas, a las 12:00
y alas 19:00 horas para acompañar la oración. Significado: Oración.
Tamales
Platillo elaborado con masa de maíz, relleno con algún guiso, y envuelto en hojas de maíz o
plátano, acelga u otra de acuerdo a la región. De acuerdo al gusto de cada cual, éste y los
demás manjares destinados a los difuntos, deben colocarse como se haría para agasajar a un
invitado vivo, a nivel de una mesa, nunca en el piso. Son el plato indígena de las grandes
celebraciones. El maíz presentado en mazorca o en otros platillos y el pinole tienen también que
ver con la tradición indígena.
Aguamiel
Bebida procedente del maguey.
De acuerdo al gusto de cada cual, siempre pensando que se sirve a un invitado vivo.
Bebida indígena para ocasiones especiales.
Fotografías
Fotografía de los difuntos a los cuales se recuerda con el altar.
De preferencia a la sombra del arco, en un nivel de medio a alto.
Expresa el deseo de que el alma del difunto ya esté con Dios, reaviva su recuerdo a quienes lo
conocieron, y lo muestra a los miembros de la familia que no lo conocieron, para que se
identifiquen con él.
Imágenes religiosas
De preferencia no se incluyen. La versión huasteca del altar de muertos casi no las usa, pues Dios
está suficientemente representado en el arco, la cruz, así como en la luz de las velas, el numero 20
de los ramos de flores. Cada elemento del altar nos evoca la idea de Dios de forma sutil pero
inequívoca. En algunos lugares se coloca una imagen de s. Sebastián Aparicio, por considerarlo
patrono de los altares.
Alimentos, bebidas, prendas y objetos del gusto o uso del difunto.
Cualquier alimento, sea o no tradicional, que haya sido del agrado del difunto (en este caso igual
puede ser el mole que una hamburguesa, si era lo que al difunto le agradaba), y las prendas u
objetos característicos o preferidos de éste. La ofrenda suele colocarse el 31 por la mañana, de
ahí que la preparación de los alimentos se lleva a cabo de tal forma que pueda resistir el tiempo
necesario sin refrigeración, para ser compartida al término de las celebraciones. La presentación
es siempre pensando en términos de que se recibe a un ser humano vivo, evitando ponerlos en el
piso o en lugares inaccesibles. Se cree que en este día Dios concede a los difuntos permiso para
visitar a sus familiares, por ello e les agasaja como se haría con un invitado de honor.
Mantel
Lienzo que se usa para cubrir la mesa donde se toman los alimentos. Se prefiere uno blanco, el
mejor que se tenga en casa. Le da el sentido de Altar, al cubrirse como el del templo,
como el lugar donde se realiza algo sagrado, y además significa el calor de hogar y la hospitalidad.
Papel picado
Carpetas de papel de china, al cual se le practican cortes y/o perforaciones en diseños decorativos
o alusivos a la fecha. En la huasteca su uso se limita a envolver algunas ofrendas, como las
tablillas de chocolate casero, o carpetitas para colocar sobre ellas las ofrendas.
Como celebración es de connotación festiva, igual se adorna con papel picado como se haría para
una fiesta. Por lo mismo no existen limitantes al uso de colores vivos, si bien se prefiere el blanco
para los "angelitos", y es mejor no excederse con los colores negro y naranja, propios del
Halloween, ni con el morado, que significa penitencia, luto y duelo. Las banderas de papel picado
que muchas personas colocan el día de muertos, no forman parte originalmente de la composición
este altar, clavadas en naranja son parte del Altar de Dolores donde la naranja simboliza "casa de
oro" (alocución a la Virgen en la letanía lauretana) y las banderas al crujir con el aire caliente de las
velas, se pretende que distraigan a la Virgen de su dolor.
Agua Agua. En recipientes adecuados para beberla, y para asearse las manos. Símbolo
de vida, Vida eterna que nos recuerda las palabras de Jesús "el que beba del agua que yo le daré,
no morirá"; para apagar la sed del difunto que se supone, venga cansado del camino, y a fin de
que pueda lavar sus manos para comer.
Pan de muerto y calaveras de azúcar.
Panes adornados con una especie de huesecillos, o lágrimas, o de forma humana. La ubicación de
estos elementos debe estar al alcance de los vivos, se entrega a quienes visitan el altar, en el
momento en que lo visitan, aún antes de compartir la ofrenda. Estos dos elementos tienen idéntico
significado, hay que subrayar que no son ofrendas, están destinados a los vivos, al representar a la
muerte, la que espera a los vivos, la muerte particular de cada uno (de ahí las calaveritas con
nombre). Al recibir uno su "muertito", está aceptando su propia muerte, al comerlo y disfrutar su
sabor, significa que "nos podemos comer a la muerte", es decir, vencerla, además su sabor es
dulce como lo será nuestra muerte pues la fe nos dice que a través de ella pasaremos a una vida
mejor.
El Ánima Sola
Imagen que representa una mujer entre las llamas, a veces encadenada, con la vista hacia el cielo.
Se puede incluir en el altar familiar o poner un arco adicional en el mismo para ella. Algunos hacen
un pequeño altar aparte, en el que no debe faltar el agua entre las ofrendas. Se la recibe con
cantos, velas y oraciones el día 2 a las 19:00 horas, aunque algunos le dedican el día 30 de
Octubre. Simboliza a la Iglesia Purgante, es decir los que están en el Purgatorio o sea en el
medio del camino entre este mundo y el Cielo, esta imagen de un alma consumida por el fuego en
actitud de súplica y con expresión de esperanza. Representa a aquellos que no tienen quien se
preocupa de orar por ellos, como dicen en la Huasteca, los que no tienen "generación que los
recuerde o ingrato que les suspire".
Este elemento es importante, ya que la familia que lo incluye, esta fomentando la caridad, al
compartir no sólo los alimentos con los vivos, sino también el amor y las oraciones con los
necesitados.
Oración
Plegaria que se realiza en familia. Se reza el santo Rosario, algunos prefieren el vía crucis u
otras devociones. En general lo importante es que unida la familia ruegue a Dios por el descanso
de sus difuntos.Es este unirse y pedir por sus muertos lo que le da el verdadero sentido al Altar de
Muertos, pueden faltar uno o varios de los otros elementos, pero el simple hecho de unirse para
recordar a "los que se adelantaron", hace que un pequeño altar, o tan sólo un lugar vacío en la
mesa familiar, tenga mayor sentido que el altar más grande y costoso, con todos los elementos,
pero alrededor del cual nadie dedica un pensamiento cariñoso a un ser querido.

Cada elemento del Altar debe tener un PORQUÉ.


Cómo hacer un altar "personalizado" con base en la descripción del Altar Huasteco, adaptándolo a
la familia, región, etc.
Se pueden cambiar o añadir elementos, siempre y cuando haya una justificación, como en los
siguientes casos:
• Recuerdos de un momento o experiencia con el difunto (por ejemplo, aunque nada
tenga que ver Disneylandia con la tradición, si un viaje a este lugar o el deseo de hacerlo fue
importante para el difunto, se pueden incluir fotografías o souvenirs alusivos).
• Ofrenda de acuerdo al gusto y/o nacionalidad del difunto (si por ejemplo el difunto era
de ascendencia árabe, está justificado incluir pan árabe, o si le gustaba el sushi, también se puede
poner).
• Ser característica de la localidad o región ( Por ejemplo si el altar se hace en Sonora,
resulta obvio que en vez de naranjas o limones se usarían dátiles)
• Imágenes: devoción del difunto o la familia por un santo determinado, ser éste su
Santo Patrono o significar que se le encomienda a él, o también ser esta imagen un obsequio o
recuerdo especial.

XANTOLO - MIJKAILJUITL
Simbolismos en la Celebración del Día de Muertos
El nombre indígena de esta celebración es Xantolo vocablo latín nahuatlizado
(del latín Sanctorum, cuyo significado es "Todos los Santos"), antiguamente se
llamaba mijkailjuitl que significa fiesta de muertos.

LA TRADICIÓN INDÍGENA: La ofrenda indígena se remonta al periodo preclásico


tardío, unos 1800 años a. de C., pues sepultaban a sus muertos con ofrendas
específicas. Más tarde, más o menos 1500 años a. de C., los pueblos del
periodo preclásico sepultaban los cadáveres acompañados con ricas ofrendas
de cerámica, alimentos y utensilios personales. El culto a los muertos en los
pueblos prehispánicos es la concepción de una nueva vida en el más allá, en la
región de los Dioses, de la vida y del alimento: Ometecuhtli y Omecíhuatl y de
ahí la idea de acompañar a los difuntos con lo necesario para esa nueva vida,
presidida por Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl, dioses que vivían en el Mictlán:
lugar de los muertos. Los integrantes de esos pueblos antes de sacar un
cadáver de su casa le colocaban mucha comida y flores; después de
exhumarlos le honraban durante cuatro días, colocándole ofrendas hasta dos
veces al día.
El noveno mes del calendario azteca, que comenzaba el 8 de agosto, estaba
dedicado a la fiesta de los pequeños difuntos, y era además la preparación
para la celebración del mes siguiente que estaba dedicado a los adultos
fallecidos. En él se les festejaba con ofrendas de alimentos y bebidas. Después
de la conquista las fiestas para los chicos y grandes dejaron de celebrarse en el
mes de agosto.

¿Conque he de irme, cual flores que fenecen?


¿Nada será mi nombre alguna vez?
¿Nada dejaré en pos de mí en la tierra?
¡Al menos flores, al menos cantos!
¿Cómo ha de obrar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar de la tierra?
Sólo dejaré de ir cuando se acaben los jardines.
¿Qué será de mi fama con el tiempo?
¿Dejaré cuando menos unas flores, cuando menos unos cantos?
¿Qué hará mi corazón?
¿En vano hemos llegado a aparecer en el mundo?

"Decían los antiguos que cuando morían, los hombres no perecían, sino que de
nuevo comenzaban a vivir, casi despertando de un sueño y se volvían espíritus
o dioses. Y cuando alguno se moría, de él solían decir que era Teotl." SAHAGÚN

Una de las concepciones fundamentales del mundo antiguo, es la idea de la


indestructibilidad de la fuerza vital, que subsiste más allá de la muerte. Su
observación les enseñó que todo está sometido a un constante proceso de
transformación; que la forma cambia, puede ser, es y es destruida, pero que
conserva la fuerza vital a la cual debe su existencia; lo eterno, aquello que no
puede desaparecer, pues una y otra vez vuelve a resurgir en forma distinta. En
esta idea de la resurrección reside el verdadero sentido de la vida que no se
pierde, que se conserva, se renueva y vuelve a nacer. Para el creyente, la
muerte es el reencuentro pues cree en un más allá y muere feliz de
reintegrarse al universo. Para él, el muerto sigue vivo en la otra vida, en el
recuerdo y en el corazón del que le guarda luto.
En la idea de que la vida contiene ya el germen de la muerte, se expresa un
principio dualista. La idea de la resurrección humana se basa en la reaparición
de los astros después de que han descendido detrás del horizonte al mundo de
los muertos, y también en el surgimiento del maíz, después de ser arrojado a
las entrañas de la tierra, muere y renace transformado en una hermosa planta.

El hombre de la civilización occidental, considera la muerte -simbolizada en las


Parcas de los griegos, que cortan el hilo de la vida- como el fin. La tragedia
griega fue uno de los modos de dignificar la muerte y con la crucifixión de
Cristo y su resurrección se pretende llegar a la muerte de la muerte.
En México existe la idea de que en el más allá se le da al difunto licencia para
visitar a sus parientes que se han quedado en la tierra y por tanto, hay que
festejar y agasajar a tan ilustre huésped. En ocasiones se riegan flores y hojas
para que el difunto no se extravíe. Son los muertos quienes inician el convite y
que nadie puede tocar sus manjares mientras ellos no se hayan servido
libremente. Cada difunto tiene su puesto señalado en la mesa y está
representado por una vela encendida. (La llama simboliza el espíritu del
muerto y de los dioses). Después de aceptar el difunto la ofrenda y haberse
llevado el olor de los platillos, los vivos se regalan con las buenas cosas.

¿A dónde iré?
¿A dónde iré?
El camino del Dios Dual.
¿Por ventura es tu casa en el lugar de los descarnados?,
¿Acaso en el interior del cielo?
¿O solamente aquí en la tierra es el lugar de los descarnados?
Ms. Cantares Mexicanos, Fol. 35 v.

Para hablar del Mictlán (lugar de los muertos) y de Mictlantecuhtli y


Mictlancihuatl (señor y señora de la muerte) tenemos que desprendernos de la
concepción occidental de la muerte. En efecto, para nuestros viejos abuelos la
relación de la vida está indisolublemente unida a la muerte, binomio dialéctico
vida-muerte, muerte-vida. No podemos tener conciencia plena de la vida, sino
existe conciencia plena de la muerte.
Esta enseñanza que todos los días nos lo hace vivir el propio Sol-Tonatiuh,
naciendo incansablemente por oriente y muriendo indefectiblemente por el
poniente; lo mismo que Tonantzin "nuestra querida madre" o Xochiquetzal "la
señora de las flores" que permanentemente siguen este ciclo cósmico del
nacer y el morir - morir y nacer. "Ni la naturaleza ni el hombre están
condenados a la muerte eterna. Las fuerzas de la resurrección actúan: el sol
reaparece cada mañana después de haber pasado la noche "bajo la llanura
divina", Teotlallitic. Venus - Quetzalcoatl muere y renace; el maíz - centli muere
y renace; del mismo modo que la luna desaparece del cielo y reaparece al
ritmo de sus fases. La muerte y la vida son dos aspectos de una misma
realidad. La vida brota de la muerte, como la pequeña planta, del grano que se
descompone en el seno de la tierra. El guerrero muerto en el campo de batalla
o en la piedra de los sacrificios se convertía en un "compañero del águila",
cuauhtecatl, es
decir, en un compañero del sol".

"cuando morimos,
no en verdad morimos,
porque vivimos, resucitamos,
seguimos viviendo, despertamos,
Esto nos hace felices
...
¿Acaso de verdad se vive en la tierra?
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí.
Aunque sea jade se quiebra,
Aunque sea oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra,
No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí".

La vida, en el México antiguo, tenía como principal objetivo llegar purificado a


la muerte, que no era otra cosa, que LA VIDA LUMINOSA DE LA CONCIENCIA.
Vivir para morir, sufrir para vivir eternamente. De esta manera la vida era un
desafío y al mismo tiempo una maravillosa oportunidad, un pasillo que
conducía a la puerta de la inmortalidad.
El Mictlán era un lugar místico dentro de la concepción filosófica del mundo
mesoamericano, punto de contacto entre la tierra y el inframundo, puerta de
entrada al pavoroso mundo de la nada. En Oaxaca tenemos a Mitla población
situada a 40 Km., al oriente de la ciudad. En Zapoteco se conoce como Lyobaá
que significa "lugar de descanso". La planta arquitectónica (un patio central y
cuatro habitaciones en su costado), la observamos en casi toda la arquitectura
mesoamericana. En su conjunto, forma la llamada cruz de Quetzalcóatl o
Quincunce, los cinco puntos integrados por el patio y las cuatro habitaciones;
esta cruz tiene el punto central que simboliza el encuentro del cielo y la tierra.
En el caso del grupo "del Norte" y de "las columnas", hacia la parte Norte, que
es el rumbo de la muerte se encuentra una entrada secreta a un espacio
"hermético".

LOS AZTECAS Y EL CULTO A LA MUERTE


La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico,
porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o
cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de
escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos. El
rey-poeta Netzahualcóyotl (1391-1472) dice:

Somos mortales, todos habremos de irnos,


todos habremos de morir en la tierra...
Como una pintura, nos iremos borrando.
Como una flor, nos iremos secando aquí sobre la tierra...
Meditadlo, señores águilas y tigres,
aunque fuerais de jade, aunque fuerais de oro,
también allá iréis al lugar de los descansos.
Tendremos que despertar, nadie habrá de quedar.

Se considera que morir es sólo el alejamiento material de este mundo y el paso


hacia un más allá que nadie conoce. Se tiene la seguridad de que en realidad
no se muere: "Cuando morimos la carne se va a dejar al camposanto, pero el
espíritu no sabemos, el espíritu no muere porque es fuerte". Esta idea se
refleja en la costumbre de surtir a los difuntos con todo lo que necesitan
durante su viaje al otro mundo, que durará siete años, después de los cuales se
irán en definitiva. En la caja se ponen siete granos de maíz, siete granos de
fríjol, siete tortillas, siete cruces de palma bendita, cera bendecida, agua
bendita en un guaje y espinas para que no los molesten los malos espíritus.
Las ceras alumbran el camino de quienes tendrán que llegar; un caminito
hecho de pétalos de flor de cempazúchil ó flor de muerto, que va de la entrada
principal al altar, guía el peregrinaje anual de los muertos, cuyo retorno
permitirá que la familia entera se reencuentre, beba, coma y conviva junta. El
humo del copal purifica y aleja a los malos espíritus.
FIESTA DE MUERTOS ENTRE LOS MEXICAS
En Tepepan ponen un ayate nuevo y una mazorca para el que le gustó pizcar.
En San Luis ofrecen morrales a quienes fueron buenos sembradores. En Santa
Cruz Acapixtla agregan ropa e instrumentos de labranza. "La alumbrada"
consiste en encender ceras sobre las tumbas de los niños (la noche del 1o. de
noviembre) y sobre los sepulcros de los grandes (todo el día 2 de noviembre).
"Dar la calavera" es una costumbre que se observa el día 3 de noviembre,
cuando se intercambian las ofrendas entre las familias. En Santa Cruz Acapixtla
se acude al panteón el 29 de septiembre a invitar a los difuntos a visitar sus
casas los días 1o. y 2 de noviembre.
De México a Ecuador, la gente indígena tiene celebraciones en conmemoración
de los muertos en varias formas. Las ofrendas consisten en alimento, flores y
objetos que ayudan al muerto a pasar las nueve pruebas del inframundo.
Mictlantecuhtli, el dios de la muerte, no castigaba al muerto por los pecados de
su vida en la tierra. Todo lo contrario, lo liberaba de sus penas, y los muertos
iban al lugar que era determinado, no por su manera de vivir, sino por su
manera de morir. Después de la muerte, los guerreros alzaban vuelo alrededor
del sol convertidos en colibríes y mariposas. Con ellos, alzaban vuelo las
mujeres que habían muerto de parto, dadoras de vida, ellas mismas guerreras.
Aquellos que habían muerto en circunstancias relacionadas con el agua-como
ahogados, fulminados por un rayo o de gota o hidropesía-jugaban dichosos en
el paraíso de la eterna primavera. Los niños iban al Árbol Ceiba Nodriza, que
goteaba leche para ellos. Todos los demás iban a Mictlán, con sus nueve
mundos subterráneos y fríos, donde se desvanecían paulatinamente hasta la
quietud total.
Con la conquista se implantó en México un nuevo protocolo de rituales
funerarios. Los cientos de frailes católicos trajeron una cosmología paralela en
ciertos aspectos a la de los aztecas, y sus ideas llegaron a impregnarse con las
creencias indígenas. Los santos se unieron a la jerarquía de los dioses aztecas;
el cielo y el infierno añadieron nuevas dimensiones a Mictlán; los Días de los
Muertos se fundieron con los ritos de cosecha de Mictlantecuhtli.

DÍA DE MUERTOS
Para los antiguos mexicanos morir era necesario para nacer, porque la muerte
era la gran engendradora de la vida. Su representación era la Diosa Coatlicue,
que era a su vez diosa de la tierra y de la vida. En la cultura mexicana no había
ni bien ni mal. No había cielo ni infierno y no había miedo a la muerte. Al morir,
sin importar su edad o condición social, todos iban al "Tzontémoc" donde los
acompañaban las mujeres que habían fallecido en parto, quienes eran diosas y
portadoras de la buena suerte. En cambio, quienes morían en la guerra iban al
reino del sol y 4 años después se convertían en aves de colorido plumaje.
Aquellos que morían por alguna causa relacionada con el agua (un rayo,
ahogamiento) iban al reino del dios de la lluvia, donde era siempre verano y
había lluvias, por eso a esos muertos se les enterraba acompañados de
semillas y herramientas para sembrar.
Con la imposición de la religión cristiana por parte de los colonizadores
españoles, las imágenes de los dioses cristianos fueron superpuestas sobre las
imágenes de los dioses antiguos. Así la diosa Coatlicue pasa a ser la virgen
Guadalupe-Coatlicue. Y los ritos del día de muertos se combinan con la
festividad cristiana de todos los santos.
En la época actual hay pueblos del centro y sur de México donde al morir
alguien, se le coloca en el ataúd, agua, cerillos, sal y monedas. El agua es para
que el difunto beba, los cerillos son para que se ilumine en el oscuro camino
que va a recorrer, la sal es para que el cuerpo no se corrompa antes que llegue
a la otra vida y las monedas son para pagar a un "Escuintle" o perro sagrado,
quien le ayudará a cruzar a nado un río que el difunto encontrará en su
camino. Después de ese río se abrirán dos caminos: uno que conduce al cielo y
otro que conduce al infierno. Por eso la fiesta de los muertos es la afirmación
de que existe el alma. Y en esta celebración se recuerda al alma.
La ofrenda debe contener agua para saciar la sed del difunto, sahumerio de
incienso o copal para purificar el ambiente, flores de "Cempasúchitl" o flor de
muerto para hacer un camino que guíe al difunto hacia su ofrenda, monedas y
un perro negro para ayudarlo a cruzar "el río de las siete Brazas", velas, para
que ilumine su camino de regreso y una vara de rosal para que espante al
demonio. También debe tener hojas de palma y papel picado de colores para
adornar la ofrenda. Y no deben faltar el Pan de Muerto y las calaveras de
azúcar.

LA OFRENDA TOTONACA - NINÍN: "CULTO A LOS MUERTOS"


Ninín se refiere a los muertos entre los totonacos y lo constituye una serie de
ceremonias rituales. Desde el 31 de octubre da comienzo la festividad de los
Fieles Difuntos, los que murieron en forma natural. De esta fecha hasta el 1 de
noviembre llegan las ánimas de los niños (Laqsq'at'án), y del 1 al 2 de
noviembre llegan las ánimas de los adultos; se cree que llegan en forma de
insectos a comer la ofrenda, porque su olor les despierta el apetito. Por eso se
prefiere alimento recién hecho y caliente. Como se tiene la creencia de la
presencia "etérea" de los muertos, estos sólo pueden apropiarse de la esencia
u olores de las comidas que ahí se ofrecen, de ahí que a su llegada al medio
día del 2 de noviembre, que es la cita para ellos, los alimentos deben estar
calientes, con el fin de que despidan sus vapores aromáticos. Para que los
difuntos se sientan en su ambiente es que se adorna el altar con estrellas de
palma que simbolizan el cielo.

LOS DIAS DE LOS MUERTOS SE DESARROLLAN EN TRES MOMENTOS:


Día de San Lucas, el 18 de octubre. En este día prácticamente da comienzo la
celebración de los muertos; San Lucas es patrón de los difuntos que murieron
en forma violenta, los asesinados, los ahogados, o los que murieron por alguna
enfermedad extraña, pues son guiados por el mal o por la deidad del agua o de
los ríos (Áktsin) y se les identifica como los "malos aires" que traen
enfermedades. En cambio el destino es diferente para los que murieron en
forma natural. El altar se instala en el interior de la casa, junto al de los santos
católicos, y se venera a San Lucas.
La primera ofrenda se hace el 18 de octubre día de Sn. Lucas, ofrendando café
y aguardiente. El día de la flor es el 30 de octubre. El 31 es el día de los niños.
El día de los muertos grandes es el 1º de noviembre. El 2 de noviembre es el
día de la bendición. (A mediodía). En estos días se ofrendan los alimentos a las
ánimas, y se dice que también vuelven las ánimas solas: aquellos difuntos que
no tuvieron familia o pariente alguno en la vida; se les pone su ofrenda en un
pequeño altar que va colocado en el exterior de la casa, o en el patio o el
camino. Se dice que estas ánimas solas no pueden entrar a la casa grande, y
su pequeña ofrenda consiste en una taza de chocolate, pan y tamales con una
veladora encendida.

AKTUMAJAT, OCTAVA O FIN DE LA FESTIVIDAD: Las ánimas aún no se han


retirado por completo, por eso se les vuelve a colocar su ofrenda a los ocho
días, que es la octava, y de nuevo se adornan los altares que se han reservado
para ese día. Se cree que en ese día se van definitivamente al mundo de los
muertos y ello se vuelve ocasión para visitar el cementerio, a fin de llevar
ofrenda, último momento para "encaminarlos" y ya no volverán hasta el año
siguiente.

LOS MAYAS
Los mayas concebían el tiempo en forma cíclica, concepto fundamentado en el
eterno movimiento del sol, la luna y los cuerpos celestes. Esta concepción
estaba ligada a un espacio universal en el que tenía lugar el fluir infinito del
tiempo. Estaba constituido por la tierra, que era un plano rectangular, con
trece planos celestes por arriba y nueve mundos inferiores por abajo. En el
centro había una ceiba (Ceiba Pentandral), el Ya'axche', sagrado y primigenio
árbol verde de la vida, que atravesaba todos los espacios, uniéndolos entre sí.
Creían en un solo dios llamado Hunab K'u, creador de los cielos, la tierra y de
todo lo existente en esta vida. En las esquinas del mundo estaban los Bacabes
sosteniéndolo, cada uno con sus características propias: al norte estaba Xaman
y su color era el blanco; al sur, Nojol, de color amarillo; al este, Lak'in, con su
color rojo; y al oeste Chik'in, al que le correspondía el color negro. Los trece
espacios celestiales eran llamados Óoxlajuntik'uj, y correspondían a las ramas
superiores más frondosas de la ceiba, a cuya sombra se gozaba de frescura y
descanso eterno. Cada uno estaba regido por una deidad. Las raíces gruesas y
profundas del Ya'axche' conducían a los nueve mundos inferiores o Bolontik'uj,
cada uno vigilado por su guardián protector.
Éste era el lugar en el que los ciclos de los humanos se enlazaban a las
secuencias divinas que regían sus destinos. El recorrido del sol, principio de
vida y movimiento: asciende del oriente iluminando los cielos hasta ocultarse
por el poniente y penetra en el inframundo convertido en jaguar para luchar
contra las fuerzas de la oscuridad durante la noche, y renacer triunfante una
vez más, y otra, y otra, y otra. Esta cosmovisión estuvo y está presente en la
cultura maya; normó la economía de la vida cotidiana, los saberes, las fiestas y
sus rituales, el culto a los dioses, la simbología del arte y la arquitectura.
Para los mayas, la vida humana estaba constituida por el Pixan, regalo que los
dioses entregaban al hombre desde el momento en que era engendrado; este
fluido vital determinaba el vigor y la energía del individuo, era una fuerza que
condicionaba la conducta de cada hombre y las características de su vida
futura. El elemento que viajaría al inframundo al sobrevenir la muerte física.
Creían que el mundo de los vivos, el de los muertos y el de los dioses, estaban
unidos por caminos en forma de serpientes fantásticas por donde transitaban
las ánimas. Estos lazos eran fervorosamente mantenidos mediante ritos
propiciatorios, rezos y plegarias. Conducían a los difuntos hasta el cielo
correspondiente, y eran también el camino de retorno desde su lugar junto a
los dioses hasta su resurrección en el vientre de las mujeres embarazadas.
Los mayas recibían la muerte como un evento natural. Apenas fallecía un
individuo se le amortajaba y para evitar la falta de alimento en su otra vida, se
le ponía en la boca masa de maíz molido. En su tumba, se colocaban junto a él
ofrendas que mostraran su rango social, oficio y sexo, así como sus
pertenencias. Si era guerrero se le ponían sus armas; si era sacerdote, sus
libros sagrados, sus cuentas para predecir el futuro; si era mujer, las piedras
para moler maíz y sus herramientas para tejer. Además se enterraba a un
perro que guiaría al Pixan de su amo en el azaroso viaje a la eternidad. De día,
los deudos lloraban al difunto en silencio, y de noche, lo hacían con gritos y
lamentos.
El paso de la vida a la muerte era difícil y delicado. Se creía que las almas de
los muertos no abandonaban la tierra inmediatamente después del deceso.
Permanecían entre sus familiares llevando la vida de costumbre sin darse
cuenta de su cambio de estado. La revelación de lo ocurrido tenía lugar días
después y hasta entonces el alma emprendía el viaje al lugar que le
correspondiera. Este trance se prolongaba con las almas de los adultos, las
cuales se resistían a dejar el cuerpo por temor a los Okol Pixan o ladrones de
almas, que rondaban en los momentos de agonía; este peligro era sorteado
mediante la presencia de un Aj K'iin para auxiliar al moribundo poniéndolo bajo
la protección de Junab K'uj. Cuando la agonía se prolongaba demasiado, un
familiar le daba al difunto doce azotes suaves con una soga para aligerar la
partida del alma que al desprenderse del cuerpo salía de la casa por las
pequeñas aberturas de los extremos del jo'olnaj che' o viga mayor.
A los muertos comunes y sin rango se les sepultaba bajo el piso de sus casas o
en la parte trasera de éstas, que posteriormente eran abandonadas por los
familiares. Por el contrario, los señores y gobernantes eran enterrados en
hermosas tumbas -algunas de ellas de la más exquisita arquitectura en cuyas
paredes, la pintura y la escultura contaban las historias de las dinastías y los
linajes sagrados. Sus rostros eran cubiertos con máscaras de mosaico de jade,
símbolo de abundancia y vida. Los nobles, los guerreros y los sacerdotes
prestigiados socialmente, eran incinerados y sus cenizas se depositaban en
urnas de barro en forma de ollas o figurillas. O bien se les cercenaba la cabeza
para reverenciarla. Ésta se cocía, se descoronaba y se partía en dos,
aserrándola de lado a lado. La parte frontal se pintaba con betún o era
modelada con los rasgos del difunto en los espacios vacíos, decorándola con
piedras preciosas. Estos cráneos se custodiaban en los altares familiares cuyo
diseño
reproducía la forma del Universo.
La mesas de los altares era el plano rectangular que representaba a la tierra;
sus soportes -los bacabes- eran cuatro horquetas que se prolongaban por
encima de este plano y se amarraban con corteza de árboles, haciéndolas
convergir en el centro de la mesa. En ella se depositaba copal, agua, sal,
fuego, miel, maíz, cacao, baálche', pozole, semillas, frutas, plumas, piedras
preciosas, algodón y cera, ofrendas benditas para propiciar el feliz encuentro
de los Pixanes con la Madre Tierra.

La muerte en Yucatán
En Yucatán, la muerte es vista como continuidad, permanencia y renovación.
Todos la cargamos, es nuestra compañera de viaje, nos alerta contra el peligro
recordándonos a cada momento nuestra naturaleza mortal y limitada. El
antropólogo José Tec Poot (1949-1985), rescató de la tradición oral este
hermoso poema.

Tucul in cah u yahal cab


Tukul in cah u yocol kin
Tech tun in tuculé
Tech can a bis in pool chikin

Pensando estoy cuando amanece,


Pensando estoy cuando cae el sol,
Entonces tú, pensamiento mío,
Has de llevarme hasta la muerte.

Estas palabras ilustran claramente, porqué nos relacionamos con la muerte con
naturalidad.

HANAL PIXAN o Comida de Ánimas


Es una tradición de Yucatán que tiene muchos años, y sirve para recordar a los
familiares que han fallecido, se llama en maya: Hanal Pixan, que quiere decir:
comida para las animas. Hanal comida (la h en maya tiene sonido de j) y pixán
= ánima. Es la ceremonia de ceremonias realizada para honrar a nuestros
ancestros, para establecer y mantener el vínculo entre vivos y muertos. La
heredamos de nuestros padres y abuelos, quienes nos enseñaron la costumbre
de respetar y recordar a los que se nos han adelantado en el camino. El Hanal
Pixan tiene lugar los días 31 de octubre para las almas infantiles; 1o. de
noviembre para las adultas; el 2 para los fieles difuntos y se prolonga por ocho
días en algunas comunidades. En mesas de uso cotidiano cubiertas con
manteles limpios y bordados se pone la tradicional Cruz Verde, los retratos de
los difuntos y la comida y bebidas que más apetecían en vida, acompañándolas
con frutas, flores, velas, panes, cigarrillos, sal y un vaso con agua. Esto
último es indispensable, pues el ánima viene sedienta de tan largo viaje y
deberá ser alimentada para resistir tan duro esfuerzo. Por ello la ofrenda es
generosa.
En algunas comunidades del -sur, centro y oriente del Estado, es costumbre
colocar velas para iluminar el trayecto de las ánimas, e impedir que sean
molestadas por los demonios. En la víspera de la celebración se cree que cae
una ligera llovizna porque los muertos lavan sus ropas para venir a la Tierra.
Asimismo, se considera que los cazadores de venado no deben ir a la cacería,
pues corren el peligro de dispararle al alma de algún 'tirador' difunto; y las
bordadoras de huipiles no deben trabajar en esos días, pues pueden coser la
piel de algún muerto. A los niños recién nacidos se les anudan hilos de color
negro en las muñecas para protegerlos de los malos espíritus que rondan en
esos días.
Las personas dicen que desde el 31 de octubre hasta el 30 de noviembre, las
ánimas de las personas que han muerto, tienen permiso para venir a la tierra y
estar con nosotros todo el mes de noviembre, y como son visitas hay que
darles comida, bebidas y mostrarles que se les quiere. Por eso se hace una
comida especial para ellas, las ánimas, que son los mucbil pollos o pibes, son
tamales horneados grandes, redondos, con carne de pollo y de cerdo.
Hay una leyenda que algunas personas cuentan en estos días de hanal pixan y
te la vamos a contar: El último día de octubre, o sea el 31, no se debe salir a la
medianoche porque a esa hora todas las ánimas están caminando por las
calles como en una procesión y llevan velas encendidas. Dicen que son las
ánimas que están llegando. Esa procesión no se debe ver, porque puede ser
que una de esas ánimas, que parecen personas de carne y hueso, se acerque a
uno y le de una vela encendida que tampoco se debe agarrar, ya que si uno la
acepta, al día siguiente esa vela se habrá convertido en un hueso humano y la
persona que la recibió se puede enfermar muchísimo e inclusive se puede
morir.
Historiadores y cronistas, como Fray Diego de Landa y Cogolludo, aseguran
que entre los mayas no existían cementerios en sus ciudades. El maya sepulta
sus muertos en su propia morada. El entierro lo hacían a espaldas de su casa,
en un patio libre de malezas y bien barrido, donde era abierta una fosa y en la
misma tierra, sin ataúd, colocaban el cadáver introduciéndole en la boca cierta
cantidad de masa de maíz bien cocida, llamada "keyem" para que pudiera
alimentarse mientras reposaba. Hecho el entierro, colocaban una señal para
identificar la tumba. Generalmente consistía ésta en un corralejo de dos metros
en cuadro, hecho de varillas o palos: "coloc-ch". Y en tiempos de la colonia
marcaban aquellos sitios con una tosca Cruz de madera que colocaban dentro
del cuadro.
Debido a esta práctica indígena de sepultar los muertos en casa para tenerlos
cerca, a fin de poderles ofrendar presentes que consistían en alimentos, frutas
y ceras, nació la costumbre de hacer en los días de difuntos los "pibil-uahes" o
"mucbipollos. De ahí el "Hanal-Pixan", que quiere decir: "banquete de las
ánimas". En las casas y campos, colocan jícaras de atole y cajetes de comida
dedicados a los difuntos; y creen firmemente que, invisibles, descienden las
almas a tomar una parte de ella, que es lo que llaman "tomar la gracia". Las
comidas se acompañan de un delicado licor de anís llamado xtabentún o de
atoles y también de dulces y frutos regionales. Cada familia elabora su propio
altar de tres niveles que instala en un lugar especial de la casa. En el primer
nivel se pone la ropa, en el segundo los alimentos, flores, frutas y juguetes
(ofrenda para las almas de los niños) y en el nivel superior se coloca una cruz
fabricada con ramas. Para las animas solas (las almas sin
parientes), se cuelgan jícaras con porciones de comida y bebida en el árbol de
la entrada o en el marco de la puerta de la casa. Se alumbran el camino con
cirios para que las flamas orienten a las ánimas hasta su ofrenda iluminada con
velas de colores. Si en la ofrenda en la ofrenda encontramos una vela negra,
esta representando a una mujer que fue viuda, una vela blanca a una virgen
difunta y una azul, a un infante.

ORIGEN DE LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS


Se celebra en la iglesia Católica el 1 de noviembre y tiene por finalidad honrar
a todos los santos canonizados y a los que no lo han sido todavía. Fue creada
por el papa Gregorio IV en el siglo IX y desde entonces se celebra. En su etapa
primitiva, esta fiesta nació en las catacumbas de Roma, al honrar en una
ceremonia general a los mártires cristianos que fueron sacrificados en tiempos
del emperador Diocleciano.
FUSIÓN DE DOS CULTURAS: En el siglo XVI tuvo efecto un encuentro de
culturas, la española y la indígena, en el cual los vencedores trataron de
imponer su idioma, sus costumbres y religión, la católica, y en cambio los
vencidos lucharon por preservar sus propios valores culturales. Con la
introducción de una nueva concepción religiosa, tres fueron las órdenes que se
establecieron durante la primera mitad de este siglo en nuestro territorio: los
Franciscanos en el año 1524 los Dominicos en 1526 y los Agustinos -que
desembarcaron en Veracruz- en 1533. Ellos trajeron el miedo a la muerte, que
es a la vez el temor al juicio final y por lo tanto al infierno. También
introdujeron al esqueleto acompañado de una guadaña, todo lo cual significa el
preludio de nuevas catástrofes o desgracias.
Los españoles hallaron ideas parecidas a las del cristianismo entre los mexicas,
como la creencia de la inmortalidad del alma -pues al desprenderse del cuerpo
ésta podía ir a morar, según hubiera sido la muerte, al Tlalocan o paraíso de
Tláloc, o al lugar donde residía Mictlantecuhtli, señor de los muertos-, así como
el culto a los muertos, que presenta hondas raíces prehispánicas.
La celebración de Todos Santos es una costumbre que se han transmitido de
generación a generación. Es consecuencia de la creencia de que, según la
edad, les era permitido a los muertos "salir" de sus tumbas en una
manifestación de fuerza llamada ánima, algo abstracto, es decir, el espíritu de
ellos, que venía a estar entre los suyos. Tal situación acontecía del 1 al 3 de
noviembre de cada año y sucedía así: DIA 1: "Día de los chiquitos" o niños. DIA
2: "Día de los grandes" o adultos. DIA 3: "Día del retorno" y de la entrega de
ofrendas o comestibles a las amistades.
La presencia de los franciscanos en el siglo XVI fue determinante en la fusión
de elementos indígenas y españoles que aparecen constantemente en el Altar
de Muertos. Los colores (negro, morado, amarillo y rojo) llenos de significado
dentro de las dos religiones dan la peculiaridad al altar. El papel picado en
diseños geométricos es negro y morado; el negro hace referencia, en la
religión prehispánica al Tlilan, el lugar de la negrura, y al Mictlán, es decir el
sitio de los muertos; y el morado, es una influencia de la religión católica, que
significa luto. En esta profusión de colores sombríos, resplandece la flor de
cempoalxuchitl, símbolo de la luz, del sol y de la vida. El rojo de la "mano de
león" o "moco de pavo", significa específicamente la expresión de la sangre de
Cristo y la Resurrección, así como la vida humana y animal.

Las almas van llegando por días (al mediodía). Y solo tienen estos días permiso
para poder visitar a sus familiares y amigos vivos.
28 de Octubre: Llegan las almas de las personas que hayan muerto ahogadas.
29 de Octubre: llegan las almas de los muertos por accidentes, asesinatos,
desgracias o en forma violenta.
30 de Octubre: Llegan las almas de los niños del Limbo. En algunos lugares se
dice que en este día se regresan las almas de los muertos del 29 de Octubre.
31 de Octubre: Llegan las almas de los niños y adultos no bautizados.
1 de Noviembre: Llegan las almas de los adultos.
2 de Noviembre: regreso de todas las almas al lugar de los Muertos.

Las creencias varían de región en región


El 27 de octubre, los espíritus de aquellas almas sin sobrevivientes y sin hogar
para visitar, son recibidas en algunos pueblos con pan y jarras de agua
colgadas afuera de las casas. Las ofrendas son pobres, pero por lo menos las
almas huérfanas encuentran algo. El 29 de octubre, a aquellos que murieron
por accidente, asesinato o de otras formas de muerte violenta, se les ofrece
alimentos y bebidas afuera de la casa o en el patio para evitar que entren los
espíritus malignos de almas sin perdonar. En la noche del 31 de octubre, los
niños muertos vienen a visitar el hogar; para el mediodía del primero de
noviembre ya tendrían que haberse ido. Las campanas tocan toda la tarde para
saludar a los 'fieles difuntos.' La familia da la bienvenida formal al difunto más
reciente y, a través de él, se saluda a los otros antepasados. A la puesta del
sol, la familia se traslada al panteón para una vigilia de comunión con todos
sus fieles difuntos. Se prenden las velas sobre las tumbas, una por
cada alma ida. En algunos lugares se colocan alimentos en las tumbas. Para la
noche del 2 de noviembre la fiesta ha terminado. Las almas regresan al mundo
de los muertos, estimuladas a partir por enmascarados del pueblo cuya misión
es asustar a las almas más renuentes a salir.
Según la tradición la forma de colocar el altar, es haciendo 3 niveles, la parte
alta representa el cielo, la segunda el Limbo y la tercera la Tierra. Hay mucha
significancia en los elementos del altar de los muertos. La imagen de las
Ánimas del purgatorio sirve para obtener la salida del purgatorio del alma de
nuestro difunto por si acaso se encontrara ahí. La cruz pequeña de ceniza se
pone por si el ánima se encontraba en el purgatorio, ayudándolo a salir de ahí
para continuar su viaje hasta la presencia del Creador. La cruz grande de
ceniza sirve para que al llegar el ánima hasta el altar, pueda expiar sus culpas
pendientes. Los cirios morados o si el candelero lleva ornato morado, son señal
de duelo. 4 cirios en cruz, representan los 4 puntos cardinales, de manera que
el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa. 3 calaveras
chicas en nivel bajo, son dedicadas a la Santísima Trinidad, y una grande en el
mismo nivel, al Padre Eterno. El agua es para que se moje
los labios resecos por el largo viaje desde el más allá. El licor, tequila
preferentemente, es para que recuerde los acontecimientos agradables
durante su vida. El copal sirve para que su humo limpie el lugar de malos
espíritus y así pueda entrar el ánima a su casa sin ningún peligro. En muchos
lugares se acostumbra a poner en la ofrenda los objetos de trabajo u objetos
que usó en vida el muerto.

Requerimientos de un altar de muertos: Retrato del difunto. Pintura de las


Ánimas del Purgatorio. Cirios morados en pares. Calaveras grandes de azúcar.
Calaveras de azúcar medianas. Candeleros. Incensarios. Jarra y vaso de vidrio
transparente con agua natural. Cazuelas con comida. Chiquihuite tortillero.
Botella de licor, vaso 'caballito' (para tequila) salero, platito con limón partido.
Pan de muerto. Papel de china morado o rosa oscuro, tantos pliegos como
superficie se pretenda cubrir. Flores de zempoalxochitl. Copal. Ocote en rajas.
Carbón de madera. Ceniza de leña.

Elementos esenciales de una ofrenda familiar y su significado


EL ALTAR: se levanta sobre una mesa cubierta con un mantel bordado o
deshilado, dos arcos de carrizo adornados con flores de papel de china
abombado; a este conjunto se le llama portada o retablo. En el altar de
muertos se enciende una vela a cada persona, llamándole por su nombre al
encenderla.
EL RETABLO: Empotradas en la pared, junto al altar, figuran imágenes de
santos y una cruz, que representa la resurrección y la vida.
EL AGUA: Representa el principio de la vida, purifica y lava.
EL INCIENSO: Se utiliza como medio de unirse a Dios con la oración.
LA SAL: Representa que nosotros algún día nos convertiremos en sal.
LOS CIRIOS: Sirven para guiar los pasos de las ánimas en su viaje a la
eternidad. Las fijadas en los sepulcros son símbolo de inmortalidad.
LA FLOR: Representa la fugacidad de la vida. En muchas partes la gente forma
un sendero con pétalos de zempoaxochitl, desde el altar hasta la calle, para
que las almas encuentren el camino. El color amarillo del zempaxochitl, es para
que puedan verlo con su mínima vista, y es el camino de flores la guía primera
que conduce al convite en la casa, donde el altar espera su llegada. Se cree
que los muertos ven el color anaranjado de esta flor como partes luminosas.

Se dice que el olfato es el único de los sentidos que se utilizan en el más allá, y
se desarrolla para facilitar el regreso guiado por el aroma de la propia vivienda.
Hay que servir los alimentos calientes, para que despidan más olor y puedan
así disfrutar del banquete.
Se requiere la presencia de los cuatro elementos con los que todo está
formado: Agua, tierra, viento y fuego. Ninguna ofrenda puede estar completa si
falta alguno de estos elementos y su representación simbólica es parte
fundamental de la ofrenda. El agua, fuente de vida, en un vaso para que al
llegar puedan saciar su sed, después del largo camino recorrido. El pan,
elaborado con los productos que da la tierra, para que puedan saciar su
hambre. El viento, que mueve el papel picado y de colores que adorna y da
alegría a la mesa. El fuego, que todo lo purifica, y es en forma de veladora
como invocamos a nuestros difuntos al encenderla y decir su nombre.

Manifestaciones culturales asociadas a la Muerte


Desde los tiempos coloniales, las costumbres de los grupos étnicos sujetos al
dominio de los españoles fueron consideradas como transgresoras de las
creencias cristianas. Las danzas, mitotes, jácaras, mojigangas de indios,
negros, chinos y mestizos de todos los colores fueron perseguidas por la
Inquisición. "... En un corrincho de hombres y mujeres, se cantó a dos voces y
con risas de los concurrentes el verso siguiente:

A San Miguel te pareces en el ombligo


porque tienes debajo al enemigo

En todo el folklore mexicano están presentes las danzas acompañadas de


coplas, de humorísticos duelos verbales hombres, entre dos hombres, entre un
hombre y una mujer, un anciano y un joven o entre grupos musicales. De esta
tradición popular salieron también las llamadas Calaveras, versos rimados que
se escriben para el Día de los Difuntos jugando con las palabras y los
aconteceres haciendo pasar a los vivos por muertos.

Los relatos de aparecidos y almas en pena que narran los mayores en estos
días, es otra vieja tradición oral que viene transmitiéndose para mantener vivo
en la memoria el retorno de los muertos a este mundo. "Esto sucedió hace
pocos años en una ciudad del interior del Estado. En la víspera del Día de
muertos, María pidió permiso a sus padres para asistir con sus amigas a un
baile de Acogen. Le concedieron el permiso pero le dijeron que, antiguamente,
la gente no acostumbraba salir por las noches y menos asistir a los bailes en
esos días, pues estas fiestas son una falta de respeto a las ánimas, que según
se cree rondan la comunidad. María no tomó en serio estos comentarios y se
fue al Halloween muy contenta. Allí conoció a un joven bien parecido, atento y
caballeroso, pero con un aire de misterio que por la luz tenue y el sonido
estridente de la música no logró descifrar. Los jóvenes bailaron y bailaron
hasta el cansancio. Pasada la medianoche, el muchacho le comentó que venía
de un
largo viaje e iba a partir, invitándola a acompañarlo. María se olvidó de todo y
de todos, y aceptó la invitación. Pidieron un taxi y se dirigieron con rumbo al
poniente de la ciudad, hasta llegar a una casona con muros y rejas grandes,
donde el ruido y las risas indicaban que también había fiesta. Se bajaron y el
misterioso joven le pagó al chofer... Fue la última vez que se vio a aquella feliz
pareja. Al día siguiente el taxista cayó en la cuenta de dos cosas: el dinero con
que le pagaron eran billetes sin valor desde hacía mucho tiempo y aquella
casona era el Cementerio.

Otra Leyenda
Se cuenta que hace muchos años una persona que vivía en un pueblo, cercano
al Popocatépetl, en el Estado de Puebla; no creía en esta tradición. Sus vecinos,
amigos y familiares le decían que pusiera una ofrenda para su esposa que se le
había muerto hacia un año. El no la puso, e incluso se burlaba de esta
tradición, y dijo: !Qué voy a estar poniendo ofrendas!, yo no voy a poner nada,
e incluso, sí pongo algo, será solo un vaso de agua y ramas de ocote. Y así fue,
es lo que puso en su ofrenda. En la noche del 2 de Noviembre, el regresaba
muy de noche de trabajar en el campo. Caminaba por las calles oscuras del
pueblo hacia su casa, cuando al llegar a una esquina, vio a lo lejos mucha
gente, que iba en procesión. Todos iban muy contentos, desde adultos hasta
niños. Todos llevaban comida en sus manos, flores y bebidas. Se acerco más
para poder ver que ocurría. Veía muy asombrado a toda aquella gente. Cuando
de repente vio a una persona que le era conocida. Era su esposa y vio que iba
muy triste y solo llevaba en sus manos ramas de ocote. Aquella persona se
puso muy triste y regreso llorando a su casa, arrepentido de no haber puesto
algo de valor en su ofrenda. Se dice, que desde entonces, cada año, esa
persona ponía ofrendas de lo más hermosas y le ponía muchísimas cosas.

Saludos fraternales desde Xallapam "manantial en la arena"


Grupo G.E.M.A.
Edgar Jerezano A.

LA OFRENDA EN EL ESTADO DE HIDALGO,


TRADICIÓ
N QUE
LLEVAN A
CABO
CADA AÑO
LOS
CREYENTE
S POR SUS
MUERTOS
A QUIEN
DEBEN
RENDIRLES
CULTO
COMO UNA
OBLIGACIÓ
N

Símbolos de los objetos que conforman la ofrenda

El retrato del muerto recordado es


el ánima que acudirá el día 2 de Bandeja, jabón y toalla para el
noviembre. ánima que necesitará lavarse
La imagen de las ánimas del después del largo viaje.
Purgatorio representa la salida del El copal es el humo que limpia el
alma del difunto si es que se lugar de malos espíritus con el fin
encuentra ahí. de que el ánima pueda entrar en
Cirios con papel de china morado su casa sin peligro.
es señal de duelo o luto y La comida es para deleitar al
colocados en forma de cruz ánima. Se comparte el alimento
representa los 4 puntos cardinales con las ánimas como si no
por donde se guiará el ánima a existiera el abismo entre la vida y
través de la luz divina. la muerte.
La cruz de ceniza es para ayudar La flor de zempoaxóchitl es la flor
al ánima que se encuentra en el de muerto que adorna y aroma el
Purgatorio a salir y hacer su viaje lugar durante la estancia del
al Creador. ánima que, al irse, lo hará
Una cruz de ceniza más grande contenta.
tiene el propósito de que el ánima Los arcos de carrizo adornados
pueda expiar sus culpas con papel china rosa y morado
pendientes al llegar al altar. representan la entrada a la gloria.
Calaveras de tamaño medio son La jarra con agua de vidrio y un
alusión a la muerte que debemos vaso es para el alma que llega
tener siempre presente pues sedienta.
somos mortales. El papel de china picado de color
Calaveras pequeñas colocadas en morado y rosa significa fortaleza
el nivel inferior se dedican a la y virtud.
Santísima Trinidad; una calavera El vaso con agua bendita con un
de mayor tamaño se dedica al pan de muerto encima.
Padre Eterno. El plato con sal sobre el altar
Una botella tequila o licor con superior implica recordar que
copa tequilera tiene la finalidad de viene el alma a este mundo a
que el ánima recuerde los grandes convivir con los humanos aun en
acontecimientos agradables forma de ánima.
durante su vida y se decida a
visitar su casa.

La ofrenda indígena se remonta hace unos mil 800 años antes de Cristo, pues
sepultaban a sus muertos con ofrendas específicas. Más tarde, más o menos mil
500 años antes de cristo, los pueblos sepultaban los cadáveres acompañados con
ricas ofrendas de cerámica, alimentos y utensilios personales. Los habitantes de
mesoamérica creían que después de morir, continuarían viviendo en otro modo.
Los muertos eran enterrados con toda case de objetos que pudieran serles útil en su
viaje al Mictlán. La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola
prehispánico, porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la
recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la
temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los
muertos. Así representaban la relación que creían existía entre el ciclo siembra-
cosecha y vida-muerte. La existencia en el más allá decían, era de acuerdo con la
forma de su fallecimiento, no a la conducta observada en vida, por lo tanto no se
temía a castigos posteriores a la muerte.
DÍAS DE LA CELEBRACIÓN: 28 de octubre: Se recuerda a quienes perecieron
violentamente o a los que murieron al nacer, conocidos como los “abrojos”. 31 de
Octubre: Ponen los Altares para los niños y para los adultos en la tarde o en la
noche, hay quienes a partir de las 12 del día. El 1º de Noviembre: El día de Todos
los Santos. El Altar es más que nada para los angelitos que llegan desde las 8 a.m.
(Oaxaca) o a partir de las 12 del día (Edomex). Los cuetes despiden a los “abrojos” y
dan la bienvenida a los angelitos. Que se van a las 8 p.m. (Oaxaca) El 2 de
Noviembre: El día de Los Fieles Difuntos. Se reciben a los adultos, que llegan desde
las 8 a.m. y se van a las 8 p.m. (Oaxaca). A esa hora ya pueden recoger el Altar y
empezar a repartir la ofrenda. Se van los angelitos a las 12 del día y legan los
adultos. (Edomex) El 3 de Noviembre: Otros recogen este día el Altar a las 12 del
día, hora en que se van los adultos y hasta entonces hacen la repartición. (Edomex)
ORÍGENES EUROPEOS: Se celebra en la iglesia Católica el 1 de noviembre día de
“Todos los Santos” y tiene por finalidad honrar a todos los moradores del cielo, a
los santos canonizados y a los que no lo han sido todavía. Fue creada por el papa
Gregorio IV y a partir del siglo IX comenzó a extenderse por toda Europa ya que
antes sólo se celebraba en Roma, pero únicamente entre los religiosos de los
distintos conventos. En su etapa primitiva, esta fiesta nació en las catacumbas de
Roma, al honrar en una ceremonia general a los mártires cristianos que fueron
sacrificados en tiempos del emperador Diocleciano.
Para los católicos, el 2 de noviembre es también una fecha de celebración, pues en
ella se intercede por las almas de los difuntos. Fue instituida entre los siglos X y XI
por San Odilón Abad, quien pertenecía al Monasterio de Cluny, quien ordenó que
en todos los monasterios de su abadía se celebrara a los Fieles Difuntos. La
celebración consistía en misas, limosnas y oraciones, pues los vivos podían ayudar
a los muertos mediante plegarias.” Se establece esta instrucción a raíz de un
incidente singular ocurrido en dicho monasterio. Según referencias de algunos
cronistas de aquella época, uno de los religiosos del monasterio escuchó gritos de
rabia lanzados por los demonios ante las oraciones de los religiosos mediante las
cuales les eran arrancadas de las manos las almas de los difuntos que ellos
atormentaban, por lo que, enterado de este hecho, San Odilón expidió un decreto
en el que ordenaba a todos los monasterios de su jurisdicción, se estableciese el día
2 de Noviembre la conmemoración de todos los fieles difuntos, rezándose el oficio
de muertos o celebrándose misas de réquiem para todos aquellos que habían
muerto desde el principio del mundo.
La creencia de que las almas volvían a la tierra existió también en algunos pueblos
de España: el día de su llegada, las personas no se acostaban para que las almas
pudieran descansar en sus camas.
Con la llegada de los españoles, llega el cristianismo los altares u ofrendas tienden a
incluir nuevos elementos como: Santos, Cristo, cruces y algunas frutas que no
existían en América. Dos de las principales similitudes entre estas dos visiones
fueron la creencia de la inmortalidad del alma y el culto a los muertos. Al igual que
el hecho de ofrecer presentes, encender velas y quemar resinas aromáticas.
Después de la conquista española se estableció en México el día de Todos Santos y
de los Fieles Difuntos, por disposición del Papa Gregorio IV.
DESTINOS Y DIOSES
Primero: El Tlalocan o lugar de Tlaloc; considerado como el paraíso del dios de la
lluvia estaba reservado para aquellos que morían en circunstancias o fenómenos
relacionadas con el agua: los ahogados, los fulminado por el rayo, de lepra,
pulmonía, resfríos, quienes morían accidentalmente, , los que se desbarrancaban, a
los que les cayó una piedra, par rayo. El lugar era una suerte de paraíso terrenal
donde les recibía Tláloc. En ese lugar pasaban la eternidad cazando mariposas,
disfrutaban nadando y comiendo deliciosos frutos o jugando pelota. Ahí reinaba un
verano eterno.
Segundo: Con Huitzilopochtli,el dios de la guerra llegaban sólo quienes morían en
combate, los cautivos que eran sacrificados, las mujeres que morían al dar a luz y y
los comerciantes que habían perecido en las expediciones mercantiles. Llegaban a
la casa del sol. Ichan Tonatiuh Ilhuícatl (“el cielo que es la morada del Sol”). Morir
peleando era para los aztecas la mejor muerte, una muerte deseada. Pues ella
otorgaba la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender
como pájaros.
El tercer destino de los muertos era: el Mictlán o lugar de los muertos, sitado en las
profundidades de la tierra, reservado para los no clasificados o para quienes
morían de muerte natural. Era habitado por dos dioses de la muerte: el señor
Mictlantecuhtli y la señora Mictecacíhuatl. El camino de las almas destinadas al
Mictlán era muy complejo, pues durante cuatro años debían transitar por distintos
lugares enfrentando todo tipo de peligros y visicitudes antes de llegar al
Chignahuamictlán, lugar donde descansaban o desparecían.
Esos lugares de paso al más allá eran: dos sierras que casi se juntan, una serpiente,
una lagartija verde (algunos dicen que era un cocodrilo), ocho desiertos, ocho
cerros, una zona de vientos helados que cortaban como navajas (por eso les
quemaban sus ropas) y por último cruzaban el río Chignahuapan, con la ayuda del
perrito con el que eran enterrados. Y así los afortunados que finalizaban con bien
su travesía llegaban ante Mictlantecuhtli, a quien entregaban, a manera de ofrenda,
manojos de teas y cañas de perfume, algodón, hilos colorados y mantas.
También para que sus almas pudieran llegar a su destino final y vencer las
dificultades de su travesía les colocaban a los cadáveres diversos objetos, que les
permitían vencer los obstáculos. De aquí viene de manera importante la concepción
del Altar de Muertos como ofrenda actual. Durante ese largo viaje, podían
detenerse en sus moradas terrenas solamente una vez al año, esa fecha caía a
principios de noviembre. Para ayudar a que estas almas errantes recobraran fuerza
y ánimos, los aztecas les preparaban un festín con la comida y la bebida que sus
difuntos gustaban de tomar en vida.
Cuarto: Las almas de los niños pequeños muertos tenían un lugar especial,
Chichihualco (la casa de la leche), donde había un bello y frondoso árbol, el
Chichiuahuitl (árbol de leche) que como su nombre lo dice de sus ramas goteaba
leche, con la cual se alimentaban. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra
cuando se destruyese la raza que la habitaba o el quinto sol. Tenían la creencia que
ellos sí reencarnaban. Así, una vez más, de la muerte se generaría la vida.
Para los nahuas “cada dios elegía a sus súbditos y los mataba con sus poderes
específicos. Había otros dioses que mataban a los elegidos y los llevaban a sus
propios reinos. Por ejemplo, la muerte en estado de ebriedad era señal de que
Ometochtli (el principal de los dioses del pulque) había escogido a la víctima, y que
el destino del muerto era el paraíso de los borrachos. Otro caso interesante es el de
Tlazoltéolt, diosa que inspiraba el adulterio y se llevaba a quienes morían
ajusticiados por dicho delito. También Tezcatlipoca los aguardaba.
ELEMENTOS DEL ALTAR DE MUERTOS Y SU SIGNIFICADO. Cada uno de los
siguiente elementos encierra su propia historia, tradición, poesía y, más que nada,
misticismo. Elementos imprescindibles para recibir a las ánimas en el Altar de
Muertos así como su significado son:
El agua: Representa la fuente de la vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen o
sacien su sed después de su largo recorrido y también para que se fortalezcan a su
regreso. En algunas culturas simboliza la pureza del alma. Es la que da vida y
energía para el camino. En algunos lugares acostumbran poner una jarra y un vaso,
preferentemente de vidrio transparente para que se pueda apreciar el contenido. El
agua natural aparece como ofrenda en distintas culturas del mundo desde tiempos
remotos. Algunas personas creen que al verla el alma se moja los labios resecos por
el largo viaje desde el más allá. La sal: Es un elemento de purificación, sirve para
que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.
Velas y veladoras: Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la
actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La
flama que producen significa "la luz", la fe, la esperanza. Sirve como una guía, con
su flama titilante para que las ánimas puedan ver mejor su camino, llegar a sus
antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. Se dice que el cirio representa
el alma sola. También representan con sus llamas la ascensión del espíritu. Si los
cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos
en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda
orientarse hasta encontrar su camino y su casa. En la antigüedad se decía que la luz
servía para alumbrar el viaje que hará el difunto por el desierto que tendría que
cruzar hasta llegar a su destino final. En lugares como en Xochimilco se
acostumbra encender una vela por cada persona y se la llama por su nombre al
prenderla. O se ponen tantas velas como son los infantes muertos que la familia
aún recuerda.
Copal e incienso: El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el
incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima
la oración o alabanza. Una fragancia que es un signo de reverencia. Se dice que se
utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su
casa sin ningún peligro. También que el humo de éste simboliza el paso de la vida a
la muerte. Algunas personas aún utilizan incensarios o en su defecto pequeños
anafres o braceros. Se sirven de cote en rajas y o carbón de madera para poner en
ellos pedazos de copal y ensomar el lugar.
Las flores: Son la bienvenida para el alma, la flor blanca representa el cielo; la flor
amarilla, la tierra y la morada el luto. Y el rojo de la "mano de león", "moco de
pavo", o también llamado “gallito” o “cresta de gallo”, significa específicamente la
expresión de la sangre de Cristo y la Resurrección, así como la vida humana y
animal. Son un símbolo de festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan
y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se cree se
irá contenta. En algunos lugares el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color
significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños. Las flores de
cempasuchil por lo general recuerdan el alma del difunto, ya que es la tradicional
flor de muertos, su color es amarillo/o anaranjado se dice que representa la fuerza
de la luz del sol y de la vida. Viene del náhuatl: cempoalxochitl que quiere decir
“flor de 20 o más pétalos”, “veinte hojas” o "veinte flor”. Se dice que es efeméride
de la muerte y que también simboliza la tristeza.
Caminos de pétalos: En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de
pétalos, por lo general con flor de cempasúchil deshojada, desde la puerta de la
entrada hasta el Altar que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda
y viceversa. Representa así el camino del color y olor que trazan las rutas a las
ánimas, que por su color encendido como el sol sirve para iluminar y orientar el
alma del muerto para que no se extravíe.
El pan: Es un símbolo que funge como un ofrecimiento fraternal. La iglesia lo
presenta como el "Cuerpo de Cristo". Recuerda el alma del difunto y simboliza toda
una tradición. Es un pan que se elabora en distintas regiones del país
especialmente para esta Festividad. La pieza tiene forma redonda, para simbolizar
una tumba; el núcleo, en la parte superior, representa la base del cráneo, los
adornos laterales, los huesos de las extremidades; y es adornado con azúcar roja
que simboliza la sangre. En algunos lugares como en Xochimilco es en forma de
difunto y lleva un nombre. Para el Altar de los “difuntitos” se elabora un pan en
piezas pequeñas y es el que se pone especialmente para ellos.
Retrato o fotografía del muerto/a: El de la persona a quien se dedica el tributo y
cuya ánima nos visitará. Es un recordatorio de nuestros seres queridos. En algunos
sitios se dice que éste debe quedar escondido y no a la vista, de manera que solo
pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver
pero ya no existe.
Imágenes religiosas: De santos de la devoción tanto del difunto como de la familia.
Se colocan para que sirvan como medio de interrelación entre muertos y vivos, ya
que en el altar son sinónimo de las buenas relaciones sociales. Además, simbolizan
la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos.
El platillo o la comida favorito: La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima
que nos visita. Con estos alimentos se trata de agradar el difunto compartiendo los
que más le gustaban y ser gratos a su buena voluntad. En el Altar está
constantemente presente una estela de aromas, representando el banquete de la
cocina en honor de los seres recordados. El mole con pollo, gallina o guajolote, es el
platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país. En algunos
otros lugares acostumbran poner una o varias cazuelas con comida.
Acompañándolas con un chiquihuite o tortillero. Los platillos varían de acuerdo a
las regiones del país en donde se esté celebrando esta festividad.
Bebidas como el chocolate, el atole y el café: Son parte de las bebidas tradicionales
que los vivos acostumbran tomar en esos días, especialmente el chocolate ya sea de
agua o de leche; con lo cual se convida a los difuntos a deleitarse de estas bebidas y
con mayor razón si en vida ellos también gozaban de su sabor. La tradición
prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que
usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la
esencia del difunto.
Hoy en día son una dulce Las calaveras de dulce: tradición que sólo está presente
en estas fechas, son consideradas una artesanía Son una costumbre indígena.
tradicional mexicana. Se Ya los pueblos acostumbra poner en el Altar
mesoamericanos tenían con el nombre del difunto o presente el símbolo de la
difunta en la frente del cráneo calavera como un recordatorio escrito sobre un
papelito de la muerte como parte del brillante y con azúcar glass. proceso de vivir y
no Actualmente las hay de representaban en absoluto para amaranto y de chocolate
ellos un símbolo que les también. Y las realizan en causara terror, sino más bien
varios tamaños. reverencia y respeto.
Slde 29: El licor y los cigarros: Es para que las ánimas que en vida gustaron de las
“bebidas espirituosas” y/o de los cigarrillos recuerde los grandes acontecimientos
agradables durante su vida. Hacen la función de saciar la sed del muerto y darle
también el gusto de tomarse un buen trago. Algunas personas acostumbran poner
la botella del licor preferido, otras sirven una copita y así la dejan en el altar,
dependiendo de la bebida que sea la acompañan con un salero, y con un platito con
limón partido.
Papel picado: Es un adorno para el Altar que da colorido y representa la alegría de
vivir. Muchos de sus diseños son artesanales y en ellos están estampados motivos
relacionados con la muerte. Algunas personas las ponen como cortinas, carpetas o
manteles para adornar las paredes cercanas al Altar y/o cubrir las mesas o los
niveles del altar. Los colores usados en estos adornos tienen su significado: El color
morado o rosa oscuro se usa en señal de duelo. El color morado es representativo
del luto cristiano. Y el color naranja del luto azteca. El papel picado color negro en
diseños geométricos es negro hace referencia, en la religión prehispánica al Tlilan,
el lugar de la negrura, y al Mictlán, es decir el sitio de los muertos.
“Entierritos” o figuras con la forma de un esqueleto: Antiguamente eran mucho
más conocidos los "entierritos" que eran representaciones de figuras humanas
cuyas cabezas eran de garbanzos y con el traje de papel negro, simulando al difunto
y a los padres trinitarios, que eran quienes se encargaban de llevar los cadáveres de
la gente humilde al camposanto. Es muy encontrar representaciones con esqueletos
en varias formas, son muy populares las que tienen una ambientación de acuerdo a
diferentes profesiones y oficios; algunas son verdaderamente chuscas. Se
representan en estas artesanías desde bebés hasta ancianos, todos “calacas”. Ambas
artesanías acompañan el adorno del Altar y le dan un toque humorístico.
Las frutas naturales y las frutas en dulce: Son la ofrenda que nos brinda la
naturaleza. Generalmente son frutas de la temporada que varían de acuerdo a las
regiones. Son una manera de enriquecer el disfrute de las ánimas que vienen a
saborear de los “olores” de las mismas. Porque se dice que es a través de los aromas
que despiden tanto las frutas como la demás comida que ellas se alimentan. En
algunas regiones como en el Istmo de Tehuantepec acostumbran colocar cuatro
banderas de papel picado metidas en naranjas. Las naranjas o las frutas con
banderas significan la libertad que la muerte da. Por otro lado cuando las frutas en
conserva o en dulce tienen la función de endulzar el “paladar” de las ánimas y son
un elemento para aumentar su disfrute.
Objetos personales del muerto/a: Algunas personas gustan de colocar aquellos
objetos que fueron los favoritos o preferidos del difunto, los cuales, se cree que
llevará a su viaje. Y dependiendo de su afición o del trabajo que desempeñó se
ponen en la parte baja del Altar aquellas cosas queridas por ellos. En algunas
lugares se acostumbra poner en el último nivel ropa limpia para recibir a las
ánimas, para que se cambien y se quiten del polvo del camino, y se encuentren más
cómodas durante su estancia entre sus familiares.
Niveles de la o las mesas para base del altar: Es muy común que el Altar se
estructure en diversos niveles. Que por lo general son tres. Para su construcción se
pueden utilizar mesas de diferentes tamaños o incluso tablas. En el nivel superior
al centro del altar, es usual colocar una fotografía del difunto al que se dedica el
Altar. En el nivel intermedio suele ponerse comida, golosinas y cosas que gustaban
al muerto. En la parte inferior, además de leña, carbón, un brasero o Tres piedras
empleadas como piragüas para formar un fogón, se coloca agua y una cruz de
ceniza. Con la llegada de los españoles llega el cristianismo, por lo que los altares u
ofrendas sufren algunos cambios como fuero colocar imágenes religiosas de santos,
Cristo, cruces y también algunas frutas que no existían en América. Dentro de la
doctrina cristiana los tres niveles del Altar representan a las tres divinas personas:
Padre, Hijo y Espíritu santo. Cada nivel es cubierto con un mantel bordado o
deshilado, papel de china, plástico y cubierto también por flores de muerto las
cuales forman una alfombra sobre la que se va depositando toda la ofrenda.
Juguetes y dulces: En el altar de los “difuntitos” se acostumbra poner juguetes, que
en algunos lugares aún son de barro; para que estas almitas tengan con que jugar y
divertirse más durante el tiempo que van a acompañar a sus vivos.
Los arcos de caña: En algunos lugares de la República, como aquí en ciertas
comunidades de Oaxaca el Altar es adornado principalmente por un arco de carrizo
o de caña de azúcar cubierto con flores multicolores de cempazúchil; y el arco
sostiene hilos de los que cuelgan mandarinas, naranjas, limas y plátanos. La
cantidad de arcos varía de dos arcos a cuatro; a este conjunto suele llamársele
portada o retablo. El arco habla del deseo, de quienes viven en la tierra, de unirse a
los que ya habitan en el cielo, a los que ya no morirán otra vez.
“Si en todas partes estás, en el agua y en la tierra, en el aire que me encierra y en el
incendio voraz; y si a todas partes vas conmigo en el pensamiento, en el soplo de mi
aliento y en mi sangre confundida, ¿no serás, Muerte, en mi vida, agua, fuego,
polvo y viento?” Xavier Villaurrutia, “Décima muerte”:

CELEBRACIÒN DE MUERTOS EN NUESTRO PAIS ANTES DE LA LLEGADA DE LOS


ESPAÑOLES. (MEXICO PREHISPANICO).
No se sabe exactamente su orígen, pero el día de muertos encuentra en los pueblos de
México, como una expresión de verdadero fervor por lo mágico, lo histórico y lo
maravilloso
La muerte desde la aparición del hombre sobre la tierraha generado un culto muy
particular. Las culturas prehispánicas concibieron la muerte como una dualidad con la
vida. Las Aztecastenían dos fechas especiales para recordar a sus muertos: En el mes de
agosto dedicado a MICCAILHUITONITLI o "muertecitos" y en noviembre la fiesta de los
muertos grandes.
"El señor de los muertos": El origen de las ofrendas esta en el culto que las razas
autóctonas rendían a sus muertos, que en el temple ofrecían mazorcas, flores y encendían
copal para aromatizar el ambiente y así agradar a los Dioses con quienes residía el espíritu
de los difuntos.
Dentro del calendario prehispánico de los gruposNahuas del altiplano central, había por lo
menos seis fiestas dedicadas a los muertos. Entre ellas dos eran las principales del 12 al 31
de julio en que se recordaba a los muertos chicos y los veinte días siguientes se celebraba la
fiesta de los muertos grandes, que se caracterizaba la magnificencia de las ofrendas.
En nuestro país desde tiempo de la cultura preclásica, (2,000 años A.C.), igual que los
teotihuacanos, toltecas, aztecas, huaxtecos, totonacas, otomies, puréchas, mixtecos,
zapotecos, mayas, etc., practicaron el culto a la muerte y sus ritos eran similares.
Concibieron la muerte baja una dualidad con la vida y esto lo podemos apreciar en diversas
esculturas que existen en la actualidad, como cráneos con la mitad descarnada
encontrados en la ciudad de México y en Oaxaca. En figuras pares una encarnada y otra
esquelética encontradas en la Huasteca. Representaciones con la muerte sola y de las
deidades de la misma en todas las zonas arqueológicas.
La existencia en el mas allá decían, era de acuerdo con la forma de su fallecimiento, no ala
conducta observada en vida, por lo tanto no se temía a castigos posteriores a la muerte.
Después del deceso, generalmente los ancianos vestían al muerto con papeles de amate o
maguey. Le derramaban agua en la cabeza diciéndole, esto es lo que gozaste en la vida. Si
su muerte estaba relacionada de alguna forma con el agualo vestían como Tlaloc, Dios de la
lluvia. Se les colocaba un jarro con agua para vencer los obstáculos harta llegar a su
destino. Si habían sido importantes le colocaban en la boca una piedra verde llamada
Chalchihuitl y si había sido común y corriente, le colocaban una piedra de menos valor.
Generalmente incineraban el cadáver, el fuego de la cremación se atizaba al mismo tiempo
que se entonaban canciones lúgubres, reducido el cuerpo a cenizas se depositaba en una
olla de barro y la enterraban. También quemaban sus pertenencias e instrumentos de
trabajo. El entierro se hacía en la casa, en algún templo o en los montes .Se colocaban
ofrendas de comida, bebidas, y flores en ese lugar.
Las almas para llegar a su destino final tenían que pasar por diversos sitios que
presentaban otras tantas dificultades, para vencerlas, les colocaban a los cadáveres
diversos papeles, que les permitían vencer los obstáculos. Esos lugares de paso al mas allá
eran: dos sierras que casi se juntan, una serpiente, una lagartija verde (algunos dicen que
era un cocodrilo), ocho desiertas, ocho cerros, una zona de vientos helados que cortaban
como navajas (por eso les quemaban sus ropas) y por último cruzaban el río Chignahuapan
con la ayuda del perro.
Los sacerdotes españoles para Lograr la conversión de los pueblos prehispánicos
compararon el Mictlan con el infierno.
El Tlalocan, paraíso de Tláloc, donde reinaba el verano eterno, dónde iban las almas de
quienes su muerte de alguna forma se asociaba con el agua, como pulmonía, resfrios,
ahogados, hidrópicos, par rayo o por cualquier otro mal hídrico. Ahí disfrutaban
eternamente nadando y consumiendo comidas exquisitas.
Otro lugar para estancia de las ánimas se decía el Chichihualco (en la casa de la leche), Allí
residían las almas de los niños pequeños. Se alimentaban del Chichiuahuitl o árbol de la
leche. Creían que los niños si reencarnaban.
Los antiguos mexicanos dedicaban a sus muertos el noveno y décimo mes del año
calendárioco, El noveno mes comenzaba al 5 de agosto y se llamaba Tlaxcochimaco, que
significa tierra florida. Ese día daba comienzo la fiesta de las muertitos que se refería a los
niños, duraba todos los veinte días del mes, se ofrendaban legumbres. En el décimo mes o
Xoco Hhuetzo, que significaba fruta madura, del 25 de agosto al 14 de septiembre, se hacía
la fiesta de los muertos adultos, Se lloraba y se hacían ofrendas de comida.
Otro concepto profundamente dialéctico de que la vida trae implícita la muerte, y la
muerte trae implícita la vida, Por ejemplo, el maíz que al secarse la milpa conserva la
mazorca: muere el tallo pero queda la semilla. Este mismo concepto se aplicaba a las seres
humanos: mueren pero su estirpe continúa.
En la época prehispánica los muertos se esfumaban en el reino de Mictlantechutli.
Solamente los guerreros muertos en combate y las mujeres en el parto adquirían la calidad
de estrellas para acompañar a Quetzalcoatl a sus recorridos celestes. Las muertos
relacionados con fenómenos provocados por el agua, ahogados, etc., iban al domicilio de
Tláloc, a una especie de paraíso.

CELEBRACIÒN DE MUERTOS
DESPUES DE LA CONQUISTA
(México Colonial)
Los evangelizadores cristianos para lograr sus objetivosse vieron en la necesidad de
adoptar algunas tradiciones indígenas, mezcladas con sus enseñanzas y así darle una forma
nueva y por supuesto, rica en tradición, asignaron una fecha fija dentro del calendario
cristiano, primero y dos de noviembre.
Después de la conquista española se estableció en México el día de Todos Santos y de los
Fieles Difuntos, que se solemnizaban desde los 827-844 por disposición del Papa Gregorio
IV.
Al ocurrir la conquista el país, la religión católica cambió totalmente el concepto sobre la
muerte. Se le empezó a ver como algo temible pensando en las penas del Purgatorio y del
Infierno, con la esperanza para muchos de la felicidad y del descanso eternos. Se le dio la
imagen a la muerte de un esqueleto con guadaña. Se le empezó a rendir culto a las ánimas
del purgatorio, Fue en el siglo XVII cuando se trató de quitarle lo terrorífico para darle un
aspecto de amabilidad, viéndolas sin miedo y con fe.
La muerte se ve en juguetes, cada año la vemos en diversos mercados del país.
Antiguamente se confeccionaban unos "entierritos" con figuras humanas cuyas cabezas
eran de garbanzos y el traje de papal negro, simulando al difunto y a los padres trinitarios,
que eran quienes se encargaban de llevar los cadáveres de la gente humilde al camposanto.
También se hacían tumbitas de tejamanil negras con adornos blancos y con candelabros de
carrizo y una figura de berro representando al difunto.
Esto demuestra que para los mexicanos desde pequeños, la parca, la calaca, la huesuda, la
dientona, la flaca, etc., les resulta muy familiar.
Desde el siglo XVI se han redactado numerosas oraciones y plegarias, unas imponentes y
otras con esperanza, dedicadas a la muerte.
En canciones y corridos también se han ocupado de la muerte, algunas obras trágicas y
espeluznantes. También figura en obras teatrales, como la muy conocida que lleva el
nombre de "Don Juan Tenorio", del español José Zorrilla.
Diversas lápidas especialmente de los cementerios antiguos como el Tepeyac, y el San
Fernando en México son verdaderos muestrarios de poesía mortuoria.
Es típico en los días de muertos instalar ofrendas, que no solo tienen origen en nuestro
país, sino en otros pueblos del mundo.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias de cada
lugar.
Otras costumbres relacionadas con los difuntos consiste en hacer una cruz de cal o de
algún otro polvo en el lugar donde se veló el cadáver, y levantarla a los nueve días. Mandar
decir misas por las almas y cuando cumplen el primer año de fallecidos, velar y hacer otra
cruz como cuando murió.
CELEBRACIÒN DE MUERTOS EN
EL MÉXICO ACTUAL
(ELEMENTOS CARACTERÍSTICOS)
Cada una de las poblaciones del México actual cuenta con tradiciones y forma de expresar
su concepción del culto a la muerte, estas actividades varían de acuerdo con la región, las
costumbres de la localidad, el nivel socioeconómico de la familiay en general de la cultura;
sin embargo, presenta rasgos y elementos mezclados y derivados del ritual prehispánico y
la religión cristiana traída a la nueva España por los misioneros de la época de la Colonia.
La fiesta de muertos tiene significados diferentes para las habitantes de las grandes
ciudades, como para los pobladores de las comunidades rurales.
Pero para unas y otras no se ha perdido la costumbre pero si el significado.
Una actitudespecíficamente mexicana ante la vida se manifiesta el día 2 de noviembre, Día
de Muertos, cuyo único punto de contacto con la fiesta de los fieles difuntos, tal como se
celebra en Europa, es el hecho de tratarse, aquí y allá, de un día consagrado a la memoria
de los muertos queridos. Es extraña y muy arraigada entre las comunidades indígenas la
idea de que en el mas allá se otorga al difunto licencia para visitar a sus parientes que aún
viven en el mundo terrenal; se trata pues, de un huésped ilustre al que hay que agasajar,
festejar y brindar toda clase de atenciones.
Entre los mexicanos la muerte tiene un sentido singular: A veces aparece como una
arraigada tradición que hinca sus profundas tradiciones en el pasado indígena; en otras
ocasiones, parece un escenario donde se mueven y deslizan figuras del recuerdo, objetivos
de ofrendas de la mas diversa índole: Dulces, pan, flores, alimentos y costumbristas. La
tradición, de alguna manera es permanente, pero aparece con mayor vigor, como un
sentimiento espontáneo, los días 1 y 2 de noviembre cada año.
Los campos donde están los restos de los difuntos, se iluminan con la presencia de
inumerables personas que llevan entre sus manos las multicolores ofrendas. El tránsito se
convierte en coro de murmullos, bajo la bóveda celeste; la ofrenda no puede faltar, ésta
varía según el Estado de la República pero los platillos mas comunes y que difícilmente
faltan son: El mole, chocolate, tamales, calabazas en tacha, pan de muerto y calaveras de
dulce de diferentes tamaños que generalmente llevan el nombre del difunto y de sus
familiares, vivos o también difuntos, los bizcochos en forma de rosca, coloreados por
grageas en rosa mexicano y otros colores.
Se escoge un lugar de la casa donde se improvisa un altar con imágenes religiosas, se
cubren los espejos, se coloca la fotografíadel difunto, todo sobre un mantel blanco al cual
se le deshoja cempasúchil, colocando después los alimentos así como los cirios o las
lámparas de aceite que arderán toda la noche. El incensario de barro ocupa un lugar
importante ya que ahí se quema: el incienso, mirra y estoraque con el fin de limpiarles el
ambiente y el camino a las almas de los fieles difuntos. De los alimentos los difuntos solo
tomarán la esencia; creencia que vale la pena recordar que también fue practicada por los
egipcios.
Para la gran mayoría del pueblo mexicano la celebración pagano-religiosa que con motivo
del día consagrado por el rito católico a los fieles difuntos, se desenvuelve en medio de una
extraña y desconcertante mezcla de ofrendas, ritos, liturgias, y celebraciones diversas en
todos los pueblos, rancherías, y ciudades de nuestro país. Tiene tal colorido, tal riqueza
folklórica y costumbrista, que puede afirmarse no exista otro pueblo en donde el culto a los
muertos sobreviva con tanto arraigo y con manifestaciones tan definidas como en México.
A propios y extraños asombra la dedicación tanto física como económica con la que los
mexicanos honramos a nuestros muertos. La gran cantidad de dineroque se invierte y la
prolífica imaginación con que las artesanías y los platillos convierten el festejo; causa dolor
y pesadumbre en criterios rígidos que no logran comprender el alma de nuestro pueblo.
Todavía en varias poblaciones de México y en el mismo Distrito Federal la ofrenda del día 1
por los "Angelitos", se prepara chocolate, atole, dulces y algunos otros platillos típicos para
los niños; en algunas regiones se agregan juguetes de barro o madera y las velas, tantas
cuantas son los infantes muertos que la familia recuerda. El 2 de noviembre, las velas y los
platillos aumentan de número y de variedad: arroz con leche, arroz con mole, mole negro,
tamales, camote, pan dulce, gelatinas, carnes en diferentes guisos, aguas frescas, cerveza,
vinos, pulque, frutas de toda clase sin faltar tejocotes, cañas, jícamas, cigarros, etc.
En México se han elaborado hasta la actualidad infinidad de dulces en formas de calaveras
hechas de azúcar o chocolate, huesos de leche, pepitas o almendra. Se hacían dulces de
alfeñique, se cocinaba y hasta la fecha se acostumbra la calabaza en dulce.
Las ofrendas son verdaderas obras de arte y tienen sus características propias de cada
lugar. Se decoran con papel calado siendo la flor típica el cempasúchil. También se decoran
con frutas que forman parte de la comida que se ofrece a los muertos. Además se colocan
sombreros, rebozos y otros objetos que usaron los difuntos, lo mismo que herramientas y
demás utensilios de trabajo.
CELEBRACIÒN DE MUERTOS EN LA
CIUDAD DE SANTIAGO DE QUERÈTARO
Por lo que respecto a los festejos del día de muertos señala que las particularidades que se
dan en Querétaro se manifiestan mayormente en las alabanzas y los rezos que se
acompañan a las ofrendas a las ánimas, a los parientes que han pasado a mejor vida.
En Querétaro al igual que en el resto del país. Los días 1 y 2 de noviembre son motivos para
celebrar una costumbre y un rito prehispánico que ha perdurado a lo largo de varios siglos
y que hasta nuestros tiempos se ha denominado "Día de Muertos".
Si a todas estas manifestaciones culturales y prácticas sociales se les quitara la esencia y el
toque prehispánico, se perdería todo y la filosofía que guardaban nuestros antepasados con
la muerte, perdería su significado y su identidad.
Los aspectos que mas coinciden en las celebraciones del Día de Muertos, desde el punto de
vista social, cultural y antropológico subrayando en primer término la identidad de un
pueblo a través de este tipo de manifestaciones, las cuales se pueden afirmar que son
únicas en el mundo y hacen que el individuo se sienta perteneciente a un grupo social.
La importancia de las festividades y la necesidad de todo grupo social tiene de mantener la
identidad, la cual, está constituida por una serie de códigos además de ser una necesidad
de todos los grupos por distinguirse de las demás sociedades y sentirse diferentes.
A pesar de la Conquista y de la Colonia nuestros ancestros continuaron desarrollando una
serie de símbolos y de prácticas, muchas de ellas atacadas y reprimidas por el poder de los
extraños; sin embargo se mantuvieron latentes desafiando a la propia inquisición, aunque
los símbolos variaron un poco.
En la actualidad el culto a los muertos se manifiesta subjetiva y cotidianamente a través de
múltiples formas para recordar a los muertos y seres queridos en su fallecimiento, tanto de
manera personalcomo con actos religiosos personales. Por otra parte, en los días dedicados
específicamente al culto de los difuntos, los dolientes le rinden un servicio, expresando
sentimientos de veneración, cariño y gratitud, cumpliendo con normas sociales
establecidas con anterioridad.
Superar el temor o disgusto de los muertos si no se les recuerda y comparte con ellos algo
de los goces o frutos obtenidos durante el año, por ello la comida y la ofrenda en la tumba o
en el altar, es un desprendimiento significativo de ciertos bienes materiales como pueden
ser lo mejor de la cosecha, las flores de temporada, los gustos del difunto o alguna prenda
querida.
Otro aspecto que se reseña, es el relativo a la trasladación de los símbolos de poblaciones
como San Ildefonso y Santiago Mexquititlán a la ciudad de Querétaro, a fin de que se
conozcan los elementos de identidad los cuales también forman la queretanidad por lo que
el primero y dos de noviembre se exhiben en el Jardín Zenea los altares y ofrendas que se
utilizan en Amealco y Tolimán, aún cuando los significados de los símbolos no sean los
mismos pues se trata de que las zonas urbanas asimilen esta parte de nuestro patrimonio
cultural.
Otra de las formas tradicionales de celebrar en la Ciudad de Santiago de Querétaro, es con
la ya tradicional feria de "Todos Santos", donde se venden todos los juguetes de madera,
cartón, los entierritos y muertos hechos de papel maché, los tradicionales dulces de azúcar
entre los que encontramos las calaveras, los huesitos, los platillos como enchiladas, mole,
pan, etc., todos estos hechos de azúcar, pero como en toda feria en la actualidad también se
han adoptado el poner juegos mecánicos en esa feria tradicional. También podemos
observar en las casas los tradicionales oltares dedicados a sus muertos, en las casas
culturales, en algunas escuelas se organizan concursos para ver quien pone el mejor altar
montando diferentes altares de tradición en las diferentes zonas de la República Mexicana.
OFRENDAS
Durante la era prehispánica, pasando por la época colonial y hasta nuestros días, los
alimentos han jugado un papel muy importante en las ofrendas de los muertos. Se podría
decir que los alimentos son indispensables en el altar de las ofrendas; estos suelen ser muy
variados y que en nuestros días varían según los gustos y las regiones de la república, en
donde la tradición culinaria de la región cuenta mucho. Así mismo su variedad radica en
las costumbres de quién las coloca.
No importa si es grande o chica, pobre o rica, ya que la ofrenda de muertos se prepara y se
exhibe para agradar a los difuntos que puntuales llegan a visitarnos cada año. En ella, que
no es sino un altar, se disponen artísticamente las flores, las velas y veladoras las
fotografías, el papel crepé, las vasijas, los platones, las botellas y sobre todo los alimentos
que habrá de consumir el goloso espíritu visitante. Así, lo más común es que en altares
domésticos se coloquen esquisitos panes, tamales de todos sabores y colores, atoles
espesos y humeantes guisos de diferentes clases, desde los exquisitos moles hasta los
nopalitos preparados de diversas maneras, dulces sabrosos de calabaza y tejocote.
Generalmente el altar se divide en dos niveles marcados por una mesa y el suelo, que según
la tradición popular representan el cielo y la tierra respectivamente. Es por ello que en la
mesa se localizan las imágenes de los muertos en culto, y los símbolos de fe, así como los
elementos agua y fuego representados por líquidos como el atole, pulque, agua u otras
bebidas, y por velas, ceras y veladoras. Sobre el suelo se colocan los elementos que
simbolizan el aire y la tierra: incienso y mirra, Sahumerios, semillas y frutas.
El día 31 de octubre al medio día, se colocan sobre una mesa aquellos objetos destinados al
culto de los niños difuntos: flores blancas, vasos con agua y un plato con sal. Cada vela que
se enciende representa a un niño muerto. Se enciende además el sahumerio con copal e
incienso.
Por la tarde se ofrece una merienda a los niños, donde se incluye como pan, atole,
chocolate, tamales de dulce y frutas. Nuevamente se enciende el sahumerio.
Al día siguiente, el 1° de noviembre, por la mañana, se sirve el desayuno de los niños, antes
de que sus almas regresen al lugar que pertenecen. Entre los alimentos que se colocan
están el pan, atole, chocolate, tamales y frutas. Al medio día la mesa se adorna con flores
amarillas con las que se indica la llegada de los difuntos adultos; se colocan candelabros
negros con velas grandes, agua y sal; más tarde se ofrendan frutas, pan, conservas y
tamales.
El 2 de noviembre al medio día las almas de los difuntos adultos son despedidos con una
comida en donde se pueden encontrar una gran variedad de guisos mexicanos, entre los
que destacan el arroz, mexicano en su preparación, cocinado de diferentes maneras; mole
con pollo o guajolote, pozole, frijoles de olla, tortillas, frutas como jícamas, tejocotes,
cacahuates, dulces entre los que aparecen las tradicionales calaveritas de azúcar o
chocolate, cocadas, calabazates, limones rellenos, camotes, amaranto, jamoncillos (dulce
de leche), calabaza en tacha, peras e higos cristalizados, tamarindo, arroz de leche y
conservas de tejocote, guayaba o durazno. Igualmente hay aperitivos como cerveza, el
tradicional pulque, tequila o la bebida favorita de aquellos seres queridos. No podían faltar
los cigarillos para quienes acostumbraban fumar.
Como ya se mencionó con anterioridad, los alimentos suelen ser muy variados de ofrenda a
ofrenda; sin embargo las ofrendas que actualmente se colocan no son totalmente
diferentes a las prehispánicas; en realidad sólo se transformó sustituyendo sus
componentes originales. De acuerdo a la tradición debe componerse de nueve elementos
esenciales los cuales nunca deben o pueden faltar.
El AGUA. Considerada como fuente de vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su
sed después de un largo camino y como fortalecimiento para su regreso al más allá.
LA SAL. Elemento de purificación, sirve también para que el cuerpo no se corrompa.
INVITACION AL BANQUETE. Elemento de sabiduría.
EL CIRIO. La flama que produce significa luz, fe y esperanza. Llamarada de triunfo,
porque el alma pasa de esta vida a la otra, ala inmortalidad, a lo desconocido.
COPAL o INCIENSO.Ofrenda a los dioses. Elemento que sublima y transmite a la oración o
alabanza, uniendo al que ofrece y a quién recibe. Perfume de reverencia soberana, para
alejar a los malos espíritus.
LAS FLORES.Las blancas (alhelí y nube) significan pureza y ternura. Las amarillas,
cempoaljochitl, significan riqueza, flor de oro. Se cree que antiguamente era usada como
medicamento, para curar, conservar la vida y alejar la muerte.
EL PETATE. Es un objeto de ofrenda para el descanso, para merecer el banquete.
JUGUETES. Perro izcuintle para las ánimas infantiles son elemento de juego. Por otro
lado, el perro izcuintle ayudaba a las ánimas a cruzar el caudaloso río Chiconahuapan,
último para llegar al Mictlán (lugar de los muertos).
EL PAN. Es lo que se invita al recién llegado, alimento que se comparte fraternalmente.
EL GOLLETE y LAS CAÑAS. Este pan en forma de rueda se coloca en ofrenda, sostenido
por un trozo de caña. Se podrán relacionarse estos elementos en el zompantli; los golletes
podrían significar los cráneos de los sacrificados y las cañas las varas conque se
ensartaban.
Existen algunos otros alimentos que al paso del tiempo, al igual que los antes mencionados
se han convertido en parte medular de las ofrendas de muertos como lo son:
EL PAN. Es precisamente uno de los alimentos más importantes en la ofrenda. Aunque no
es de origen mexicano puesto que el cultivo del trigo y el establecimiento de las panaderías
en América tienen su origen durante la Colonia, lo cierto es que en México al pan se le dio
una característica propiamente nacional. Una decoración que se puede apreciar durante
los primeros días de noviembre, es un pan con una muy especial peculiaridad, y que
consiste en adornar su superficie con pequeñas tiras de la misma pasta, las cuales guardan
gran semejanza con los huesos que comúnmente son llamados "Canillas", y sobre estos se
colocan una gran "Lágrima", que simboliza el cráneo humano.
Es importante señalar que durante la época prehipánica, las "Canillas" cruzadas con el
cráneo encima, se referían a la forma en que se expresaban o representaban la muerte o al
"Dios de la Muerte" llamado Mictlantecuhtli. Durante la Colonia, una vez que se instituyó
la celebración de "Todos los Santos", y el día de "Los Fieles Difuntos", tradiciones
provenientes de Europa, algunos elementos del culto a la muerte en ambas culturas se
unieron, y originaron una tradición única.
En algunas ocasiones la tradicional "Torta de Muertos" es sustituida por rosquillas o esos
panes que tienen forma de cuerpo humano: tanto estos panes, como las rosquillas se
decoran con azúcar teñida de color rojo, que simboliza la sangre, y al mismo tiempo nos
recuerda la forma en que las ofrendas precolombinas se espolvoreaban con "Cinabrio", un
polvo rojo que tenía la función de representar la sangre, de la cual se intentaba proveer al
alma del muerto para que pudiera tener otra vida, ya que se tenía la idea de que el cuerpo
moría, pero que el alma continuaba existiendo en otro lugar.
LA CALABAZA. Tanto en la cocina indígena prehispánica como en la mexicana actual,
ocupa un lugar de privilegio. Junto con el maíz, frijol y chile y ha formado parte de la
tetralogía alimenticia del país. De este alimento se aprovecha todo: tallos, guías, flores,
frutos y semillas; su uso es muy extenso, y con ella se elaboran muchos de los platillos
típicos mexicanos.
En el altar de muertos, la calabaza aparece además a manera de dulce en otras formas:
cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar, o con otros ingredientes
según el gusto de la cocinera. El dulce cristalizado se le llama "Calabazate". De la calabaza
se prepara la muy tradicional calabaza en "Tacha", que como se mencionó se prepara
durante los días dedicados a los muertos.
La preparación de la calabaza en "Tacha", consiste en introducir dicho fruto en un cesto de
palma que se confita en las calderasdonde se fabrica el azúcar. Esta es la forma tradicional,
pues en las antiguas máquinasde los ingenios se hacía la concentración del "Guarano" o
jugo de caña en dos calderas cónicas, colocadas sobre un solo horno (mancuerna); una de
las calderas era la "Malera", y la otra la "Tacha". En la actualidad se prepara cocida en miel
de piloncillo o panela, antiguamente llamada también "Tacha".
EL MOLE. Su origen se remota a la época prehispánica. Figuraba como uno de los platillos
más importantes destinados al consumo de aquellos seres más importantes de la sociedad
como gobernantes, sacerdotes y guerreros.
La palabra MOLE, se deriva del náhuatl MOLLI, utilizada para referirse a cualquier salsa
con chile.
Con el tiempo el platillo original fue enriquecido con especies, ingredientes traídos de
Europa. Actualmente este guiso se elabora con más de 40 ingredientes; hay de todos
colores y sabores: mole rojo, mole negro (este es típico de Oaxaca), mole verde, mole
amarillo, mole de olla, pipián, manchamanteles. La elaboración del mole variará según la
región y según la cocinera. Una especie de mole que se usa mucho en el centro de la
república lleva el nombre de "Asado" o "Asado de Boda" casi siempre acompañado con
carne de puerco.
Es tradicional que en las ofrendas de los muertos, el mole aparezca servido con arroz y
pollo o guajolote.
TAMALES. Al igual que el mole, fue uno más de esos platillos originarios de México
antiguo. La palabra proviene del náhuatl TAMALLI con la que se designaba al "Pan"
elaborado con maíz. Existen muchas maneras de hacerlos: con anís, rellenos de arroz con
leche, mole, chile verde, rajas, con carnes de aves, pescado o puerco, y en algunos lugares
se hacen con capulines. En Xochimilco a un tamal pequeño lo rellenan con frijoles y se
sirve para acompañar al mole. Cada uno de los estados de la república tiene su propia
receta para elaborar los tamales. En Zacatecas, los tamales son de chile rojo, rellenos con
carne de puerco; son delgados y cubiertos con hojas de maíz en varias capas. Un tamal muy
famoso por las costas del golfo es el zacahuil. En realidad sería difícil enumerar las tantas
formas de elaborar tamales.
EL CHOCOLATE. Bebida originaria de México, no puede faltar en los altares de los
muertos como ofrenda a niños o adultos. La palabra se deriva del náhuatl XOCOLATL,
formada por los vocablos ATL (agua) y COCOTL (CHOCO), que se refiere al ruido que las
semillas de cacao hacen cuando el agua comienza a hervir y en la merienda en que se
remueve.
Antes de la llegada de los españoles, el cacao se utilizaba para elaborar una bebida con
agua que tenía un sabor agrio. Se empleaba además como moneda para llevar acabo el
intercambio (trueque) comercial y para el pago del tributo, por lo que se le tenía en gran
estima. Se dice que Moctezuma se tomaba entre el día 40 tazas de esta bebida como
afrodisiaco. Durante la Colonia, el cacao se comenzó a preparar con leche y endulzarse con
azúcar. Con ello paso a convertirse en una de las bebidas más solicitadas no sólo en la
Nueva España, sino incluso en Europa, ya que era considerada "Bebida de Reyes".
Estos son sólo algunos alimentos de origen mexicano que aparecen en las tradicionales
ofrendas de muertos, pero además hoy en día son de los que cuentan con mayor demanda
popular.
CERÁMICA Y VIDRIO. La cerámica y el vidrio no podían faltar en las ofrendas del día de
muertos. A lo largo de la historia su presencia se ha encontrado en la importancia con los
alimentos; es por ello que el gusto por decorar los altares, es algo que el pueblo vive con
gran emoción; muchos objetos han sido creados para utilizarlos únicamente en esta época
del año, de tal manera que podemos ver las tradicionales jarras panzonas destinadas al
pulque, las ollas para el chocolate, las cazuelas para el mole, los platos para los dulces, los
incensarios y candeleros destinados a sostener los cirios, velas o ceras.
El barro ha sido el material que más ha utilizado el hombre para satisfacer sus necesidades
casi desde el inicio de los tiempos. Del barro existen una gran variedad de formas y usos en
donde además se plasma la expresión cultural de artistas anónimos, los artistas del pueblo.
Muchas ofrendas, en especial las de Dolores Olmedo han sido enriquecidas con cerámica
de distintos lugares, como la verde de Michoacán, cuya forma y decoración ha variado poco
desde la colonia. Aquí predominan los jarros y ollas de diferentes tamaños con cuerpo
globular o de calabaza; cajetes, tinajas, cántaros y gran variedad de objetos.
En fin la creatividad mexicana, el arte y el ingenio no paran ahí, ya que han servido de
fuente de inspiración para la composición de canciones, crónicas, y libros.
Existen poemas de autores anónimos, también existen una gran cantidad de refranes
pareados, versos al amigo o al compañero de trabajo. Al político, etc., y anónimos
populares, como los siguientes:
En este mundo matraca
De morir nadie se escapa.
Muere el buey, muere la vaca,
Y hasta la mujer más guapa tiene que estirar la pata.
Viene la muerte luciendo
mil llamativos colores
ven, dame un beso, pelona
que ando huérfano de amores.
Se va la muerte cantando
por entre la nopalera,
¿En que quedamos, pelona,
me llevas o no me llevas?...
El Uso de Máscaras
Las máscaras desempeñan un papel muy importante en las danzas de
temporada de Día de Muertos, donde las almas de los niños y los adultos,
mujeres y hombres, deben ser representadas.

Se entiende que en comunidades tradicionales donde a las mujeres no les


permiten bailar en público, los hombres y niños necesitan representar sus
papeles. Los que personifican a un antepasado que regresa, deben vestirse
para simbolizar su presencia y mantener sus rostros bajo cubierta de facciones
artificiales, ya sea ocultas por el maquillaje, una bufanda o una máscara. Estas
últimas son hechas de diferentes materiales, incluyendo madera tallada,
plástico, tela pintada o cañas entretejidas. Las danzas de los enmascarados
van de lo serio a lo burlesco. En comunidades rurales los políticos y líderes del
pueblo sienten el placer de bailar de incógnito representando el espíritu de una
mujer.

Parte de la Introducción de A Través de los Ojos del Alma, Dia de Muertos en


México: Puebla, Tlaxcala, San Luis Potosí, Hidalgo

Por Elena E. Robles


Antropóloga y Coreógrafa
omanches
El baile de “los comanches” que es una danza tradicional, donde su significado
estriba en que los tres personajes que participan en ella, están relacionados
con la vida y la muerte. “Los comanches” son la vida y representan al indígena
huasteco, “el perrero” es la muerte. Van de casa en casa bailando al ritmo de
una banda de viento o de un trío de huapangueros. Durante su travesía los
danzantes, que recorren las casas durante estos días, son recibidos por los
anfitriones con ali

DANZAS POPULARES DE VERACRUZ


DANZA DE LOS GUAGUAS O HUAHUAS

Esta danza es propia de los totonacos del Golfo de México, en el Estado de Veracruz,
aunque también se presenta entre los grupos nahuas de la Sierra de Puebla y los
huastecos de la planicie costera. Es una variante de la danza de los Quetzales y está
relacionada con la danza de los Voladores ya que también representa una
supervivencia de los rituales agrícolas, solares y cosmogónicos.

En esta danza es fundamental la construcción de una cruz de madera que gira de


manera vertical, en que se realiza parte de la danza y que ha sido considerada como el
símbolo del movimiento (ollín), base de toda creación y generador de la vida cósmica.
La danza de Huahuas se baila en las plazas o en los atrios de las iglesias, donde se
coloca la cruz sobre altos postes de madera que sirven de ejes.

La indumentaria de los danzantes consiste en un pantalón rojo, un delantal del mismo


color con bordados y flecos dorados, paliacates cruzados en el pecho y una capa sobre
los hombros también roja. En la mano portan una sonaja que acompaña una flauta de
carrizo y un tamborcillo de doble parche con el que les marcan el ritmo. El tocado
consiste en un cono rígido forrado de tela, adornado con espejos a veces en forma de
estrella, y de cuyo vértice sale un pequeño penacho circular formado por una
estructura de carrizo con listones de colores entrelazados y otros colgando por la
espalda. Calzan botines con los que ejecutan fuertes taconeos y marcando una cruz
con los pies.

El grupo de danzantes se compone por siete elementos que después de bailar dan paso
a cuatro de ellos, quienes se suben a la cruz giratoria que es impulsada por ellos
mismos dando vuelta cada vez más rápido hasta convertirse en un círculo de
movimiento multicolor.

DANZA DE LOS HUEHUES O TEJONEROS

En varios pueblos de la sierra veracruzana y poblana se interpreta la danza de los


Tejoneros, conocida en la región totonaca como danza de los Huehues. En el Estado de
Veracruz se presentan en diversas comunidades, por ejemplo en Naranjos durante la
fiesta del Señor San José de la Montaña durante el mes de marzo; en Martínez de la
Torre el 24 de junio durante las fiestas patronales de San Juan Bautista; en Filomeno
Mata el 28 de agosto para las fiestas de Santa Rosa de Lima; y en Atzalán a finales de
noviembre durante las fiestas de San Andrés.

Participan en ella doce enmascarados, la mitad de ellos vestidos de mujer, que bailan
fuera de una tela circular montada sobre unas estacas. Dentro del círculo se pone un
tarro forrado con hojas de papatla, que tiene un mecanismo de cuerdas para hacer
salir del tarro un pájaro de madera que acciona sólo uno de los danzantes, el único que
baila dentro del círculo blanco.

Los huehues bailan fuera y en un momento de la danza el pájaro comienza a subir


picoteando la planta hasta que al llegar a la parte más alta rompe un calabazo que
deja caer confeti y hace desplegarse banderolas que tiene adentro. Desciende el pájaro
y aparece un tejón disecado que el manipulador hace subir al tarro, deteniéndose a la
mitad, momento en el que aparecen dos niños simulando perros que van en busca del
tejón, una vez que éste ha sido “cazado” por los huehues.
Pintura en ferreterías
Una onza en dos litros de agua y se le puede agregar sal también

Esta es una ofrenda prehispánica de Día de Muertos. La manta del fondo fue
pintada por alumnos de la Escuela Nacional Preparatoria Plantel 9 (ENP-9) al
igual que las flores y todo el concepto creativo de esta ofrenda.
Se rinde culto a Xochiquetzali, diosa Mexica de las flores. Cuenta la leyenda
que vivía debajo del arcoiris y un día pensó que los hombres deberían tener
ropas no sólo para cubrirse del frío, sino que estas deberían ser hermosas.
Observando a su alrededor se dio cuenta de que los hombres tenían flores de
muchos colores y fue así como surgieron los bordados tan vistosos en las
ropas.
Esta ofrenda ganó el segundo lugar en el concurso de ofrendas de la ENP-9 así
como el reconocimiento público de su gran trabajo. Y sí mi hermana estaba en
el equipo pero eso no le resta crédito.
es verdad que el día de mañana sólo a Dios pertenezca, que
tengan los hombres que esperar cada día para saber qué les
trae, que solo la muerte sea cierta pero no el día de ella, son
dichos de quien no es capaz de entender los signos del futuro.

Los pecados por acumularse se van olvidando. Dios ve en los


corazones y no necesita que nadie absuelva en su nombre, y si
los pecados son tan graves que no deben pasar sin castigo, éste
vendrá por el camino más corto, si el mismo Dios lo quiere, o
serán juzgados en lugar propio, cuando llegue el fin de los
tiempos, si entre tanto, las buenas acciones no han
compensado por sí mismas las malas, pudiendo ocurrir que todo
acabe en un perdón general o en universal castigo, sólo está
por saber quién ha de perdonar a Dios o castigarlo.
Todo lugar en la tierra es la antecámara del infierno, unas veces
se llega muerto, otras se va vivo y la muerte viene después, por
ahora aún estamos vivos, mañana estaremos muertos.
Desde el principio de la humanidad el hombre se ha encarado a
diferentes misterios, de los cuales no ha podido dar una
solución adecuada y, por lo mismo, aceptada en su totalidad, el
origen de la vida así como el cese de ella, han sido algunos
misterios.
De éstos, el que ha infundido mayor temor ha sido el de la
muerte, porque física y moralmente representa una pena, casi
siempre acompañada de dolor. La prolongación de la vida, al
menos de la especie, es una de las grandes preocupaciones del
hombre; junto con ese deseo, el miedo a lo desconocido y lo
poco comprendido que entraña la muerte, ha creado, ,
imaginativamente, pensamientos fantásticos, religiosos o
sublimizados, que se traducen en comportamientos
extraordinarios, la más de las veces racionalizados.
No ha existido un pueblo en el decurso de la historia humana,
que no haya expresado de alguna manera un culto específico a
los muertos en general, y a los antepasados de cada quien, en
lo particular.
Una de las costumbres más tradicionales del pueblo mexicano
ha sido la reverencia y el constante culto a los muertos, que no
constituye una pauta cultural de nueva adquisición, pues, de
acuerdo a investigaciones arqueológicas realizadas en nuestro
país se puede aseverar que es una pervivencia más de nuestro
legado cultural indígena.
Los rituales mortuorios constituyen un ejemplo de las
festividades, los cuales se han prolongado de un pasado
prehispánico y mezclado con las tradiciones europeas, en la
actualidad la costumbre se manifiesta en diversos grados de
sincretismo, pues la erradicación del “paganismo” no se llevó a
efecto de la misma manera, esto permite que la fiesta de Todos
Santos y Fieles Difuntos, en nuestra entidad veracruzana se
practiquen de diferentes modos dependiendo de factores de
cada región, pues en las diversas zonas donde se encuentran
grupos indígenas, éstos muestran muy marcados elementos de
la tradición prehispánica, mientras que en los grupos mestizos
se refleja más la liturgia católica.
Debido a la influencia de los factores tenemos un gran mosaico
en la elaboración de los altares, pues los hay desde los austeros
hasta los muy complejos, sin embargo para cada uno de los
grupos que los elaboran, lo más significativo es, en sí, el acto
de ofrendar. No por eso dejan de ser estéticas e importantes.
Para los practicantes, el simbolismo místico del ritual, es lo que
conlleva los fines para convivir con sus difuntos, pues para ellos
es la fiesta más trascedental, porque, además de estrechar
lazos con sus antepasados, hacen lo mismo con sus parientes
cercanos. Es así como la festividad de Todos Santos cumple un
papel sustancial dentro de las relaciones humanas y de la
comunidad donde se efectúan; anualmente conviven en un
tiempo y espacio, en el ámbito de lo sagrado, y donde el
parentesco sobrepasa las líneas de la vida y la muerte.
En la zona de la Huasteca Veracruzana (norte de Veracruz)
conviven, desde siempre, diferentes grupos indígenas: nahuas,
huaxtecos, tepehuas y otomíes, cada uno de ellos cuenta con
características especiales, aunque muchos de sus rituales se
han mezclado y en la actualidad éstos parecen ser uno solo,
ejemplo de ello es la festividad de todos santos.

Mictlantecuhtli,
E l Zapotal, núm
1
(Arch. del
Instituto de
Antropología de
la Universidad
Veracruzana)
Ilhuititla o Xantolo: La comida de los Difuntos en
Chicontepec, Veracruz.
En el territorio que hoy ocupa Chicontepec (Chicon-tépe-c,
voz náhuatl que significa “En los siete cerros”) florecieron
las culturas Huasteca y nahua, de ellas han quedado
evidencias acerca del culto a los muertos en la figurillas de
terracota descarnadas que se relacionan con Mictlantecuhtli
, en los restos de entierros y en las representaciones de la
muerte en esculturas como el monolito de Chicontepec,
exhibido ahora en el Museo de Antropología de Xalapa, Ver.
En el siglo XVI, a raíz de la Conquista, los españoles
impusieron su propio culto a los muertos, que ya antes
había sido decretado por el Papa Gregorio IV en el siglo IX
y fue así como se implantó los días de todos los santos y
los fieles difuntos que se celebran el 1 y 2 de noviembre.
Lo único que hicieron fue reacomodar sus fechas y, al culto
de los españoles, agregarle ofrendas en comidas y un sinfín
de elementos que después constituyeron un sincretismo
muy espectacular, practicado por los pueblos de hoy en
día.
Santa Cruz: el 3 de mayo.
San Miguel: el 28 de septiembre.
San Lucas: el 18 de octubre.
Ilhuititla o Xantolo: del 30 de octubre al 2 de noviembre.
Tlamacahualistli u octavario: el 9 de noviembre.
San Andrés: último festejo que se efectúa el 30 de
noviembre.
Ilhuititla o Xantolo.
Se le considera como la festividad mayor de los muertos, y
también se le denomina de todos santos: los días de su
desarrollo son del 30 de octubre al 2 de noviembre. Los
nombres característicos de dicha tradición son Ilhuititla y
Xantolo. El Término Xantolo está compuesto por dos
palabras españolas que han sido incorporadas y luego
adaptadas a los sonidos propios del náhuatl: una, que es
“Santo”, transformada en “Xanto”; y otra “Tosos”, que se
convierte en “Tolo”. Como en lengua náhuatl no existe el
fonema (d), este se convierte en (i) y la palabra queda
como Xantolo. En el calendario del codex Mexicanus
(Galarza, 1988:36) encontramos un ejemplo de semejante
transformación léxica, en la que aparece representada de
manera fonética la expresión todos santos, compuesta en
tres partes: xante, tototl y metl (ladrillo, pájaro y maguey).
Los fonemas (xan) y (to) generaron la palabra “Santo” y el
término “todos” fue nombrado por el plural náhuatl “meh”;
unidos los fonemas se lee xantomeh.
El término más usual para designar a las celebraciones de
los muertos es ilhuititla que significa fiesta o ceremonia.
Las compras para la fiesta principal se realizan en la plaza
de la cabecera municipal y en las comunidades grandes a
las que llaman Hueyi Tianguis (Mercado Grande) un
domingo antes; a esta plaza la denominan Huey Domingo
(Domingo Grande).
El 30 de octubre se realiza otro tianguis llamado
CÓDICE LAUD
Xavier Noguez

OTROS NOMBRES
Liber hieroglyphicorum Aegyptorum, Ms. Laud Misc. 678, La pintura de la muerte y de
los destinos, Libro de la muerte y Códice Mictlan.

LUGAR DONDE ESTÁ DEPOSITADO


Biblioteca Bodleiana de la Universidad de Oxford, Inglaterra.

LUGAR DE ORIGEN
Al igual que otros códices del grupo Borgia, su origen aún está por identificarse. El
área que se menciona más frecuentemente es la región limítrofe entre Puebla y
Oaxaca. Gordon Brotherston menciona a Teotlillan, en el norte de Oaxaca –pueblo
“incluido en el distrito de Tochtepec, en el Códice Mendoza”–, como sitio de
elaboración.

FECHA DE ELABORACIÓN
Época prehispánica, probablemente en el Posclásico Tardío, entre el siglo XIII y el XV.
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS
Fue elaborado utilizando una piel de animal (¿venado?), cuidadosamente preparada y
doblada en 24 secciones. Posee también cubiertas de piel al principio y al final. El
tamaño promedio de cada sección es de 15.7 por 16.5 cm, y el largo total

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