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POEMAS

DE
FEDERICO GARCÍA LORCA

J. Francisco Peña
BALADILLA DE LOS TRES RÍOS EL LAGARTO ESTÁ LLORANDO

El río Guadalquivir El lagarto está llorando.


va entre naranjos y olivos. La lagarta está llorando.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo. El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
¡Ay, amor
que se fue y no vino! Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates. ¡Ay su anillito de plomo,
Los dos ríos de Granada, ay, su anillito plomado!
uno llanto y otro sangre.
Un cielo grande y sin gente
¡Ay, amor monta en su globo a los pájaros.
que se fue por el aire!
El son, capitán redondo,
Para los barcos de vela lleva un chaleco de raso.
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada ¡Miradlos, qué viejos son!
sólo reman los suspiros. ¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, amor ¡Ay, cómo lloran y lloran,


que se fue y no vino! ¡ay!, ¡ay!, ¡cómo están llorando

Guadalquivir, alta torre Canciones


y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

¡Quién dirá que el agua lleva!


un fuego fatuo de gritos!

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

Lleva azahar, lleva olivas,


Andalucía a tus mares.

¡Ay, amor,
que se fue por el aire!
POEMAS DE FEDERICO GARCÍA LORCA

PRECIOSA Y EL AIRE

A Dámaso Alonso

Su luna de pergamino, El viento-hombrón la persigue


Preciosa tocando viene, con una espada caliente.
por un anfibio sendero
de cristales y laureles. Frunce su rumor el mar.
El silencio sin estrellas, Los olivos palidecen.
huyendo del sonsonete, Cantan las flautas de umbría
cae donde e! mar bate y canta y el liso gong de la nieve.
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra ¡Preciosa, corre, Preciosa,
los carabineros duermen que te coge el viento verde!
guardando las blancas torres ¡Preciosa, corre, Preciosa!
donde viven los ingleses ¡Míralo por dónde viene!
Y los gitanos de agua Sátiro de estrellas bajas
levantan por distraerse con sus lenguas relucientes,
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde. *

* Preciosa, llena de miedo


entra en la casa que tiene
Su luna de pergamino más arriba de los pinos
Preciosa tocando viene. el cónsul de los ingleses.
Al verla se ha levantado Asustados por los gritos,
el viento, que nunca duerme. tres carabineros vienen,
San Cristobalón desnudo, sus negras capas ceñidas
lleno de lenguas celestes, y los gorros en las sienes.
mira a la niña tocando El inglés da a la gitana
una dulce gaita ausente. un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
Niña, deja que levante que Preciosa no se bebe.
tu vestido para verte. Y mientras cuenta, llorando,
Abre en mis dedos antiguos su aventura a aquella gente,
la rosa azul de tu vientre. en las tejas de pizarra
Preciosa tira el pandero el viento, furioso, muerde.
y corre sin detenerse.
ROMANCE SONÁMBULO

Verde que te quiero verde. desde el pecho a la garganta?


Verde viento. Verde rama. Trescientas rosas morenas
El barco sobre la mar lleva tu pechera blanca.
y el caballo en la montaña. Tu sangre rezuma y huele
Con la sombra en la cintura, alrededor de tu faja.
ella sueña en su baranda, Pero yo ya no soy yo,
verde carne, pelo verde, ni mi casa es ya mi casa.
con ojos de fría plata. Dejadme subir al menos
Verde que te quiero verde. hasta las altas barandas,
Bajo la luna gitana, ¡dejadme subir!, ¡dejadme
las cosas la están mirando hasta las verdes barandas!
y ella no puede mirarlas. Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
* Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas,
Verde que te quiero verde. dejando un rastro de sangre,
Grandes estrellas de escarcha, dejando un rastro de lágrimas.
viene con el pez de sombra Temblaban en los tejados
que abre el camino del alba. farolillos de hojalata.
La higuera frota su viento Mil panderos de cristal
con la lija de sus ramas, herían la madrugada.
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias. *
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde? Verde que te quiero verde,
Ella sigue en su baranda, verde viento, verdes ramas.
verde carne, pelo verde, Los dos compadres subieron.
soñando en la mar amarga. El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
* de hiel, de menta y de albahaca.
Compadre, quiero cambiar ¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
mi caballo por su casa, ¿Dónde está tu niña amarga?
mi montura por su espejo, ¡Cuántas veces te esperó!
mi cuchillo por su manta. ¡Cuántas veces te esperara,
Compadre, vengo sangrando cara fresca, negro pelo,
desde los puertos de Cabra. en esta verde baranda!
Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba. *
Pero yo ya no soy yo Sobre el rostro del aljibe,
ni mi casa es ya mi casa. se mecía la gitana.
Compadre, quiero morir Verde carne, pelo verde,
decentemente en mi cama. con ojos de fría plata.
De acero, si puede ser, Un carámbano de luna
con las sábanas de holanda. lo sostiene sobre el agua.
¿No ves la herida que tengo La noche se puso íntima
como una pequeña plaza. Verde viento. Verdes ramas.
Guardias civiles borrachos El barco sobre la mar.
en la puerta golpeaban. Y el caballo en la montaña.
Verde que te quiero verde.
THAMAR Y AMNON

La luna gira en el cielo Toda la alcoba sufría


sobre las tierras sin agua con sus ojos llenos de alas.
mientras el verano siembra La luz, maciza, sepulta
rumores de tigre y llama. pueblos en la arena parda
Por encima de los techos o descubre transitorio
nervios de metal sonaban. coral de rosas y dalias.
Aire rizado venía Linfa de pozo oprimida
con los balidos de lana. brota silencio en las jarras.
La tierra se ofrece llena En el musgo de los troncos
de heridas cicatrizadas, la cobra tendida canta.
o estremecidas de agudos Amnón gime por la tela
cauterios de luces blancas. fresquísima de la cama.
Yedra del escalofrío
* cubre su carne quemada.
Thamar entró silenciosa
Thamar estaba soñando en la alcoba silenciada,
pájaros en su garganta, color de vena y Danubio,
al son de panderos fríos turbia de huellas lejanas.
y cítaras enlunadas. Thamar, bórrame los ojos
Su desnudo en el alero, con tu fija madrugada.
agudo norte de palma, Mis hilos de sangre tejen
pide copos a su vientre volantes sobre tu falda.
y granizo a sus espaldas. Déjame tranquila, hermano.
Thamar estaba cantando Son tus besos en mi espalda
Desnuda por la terraza. avispas y vientecillos
Alrededor de sus pies, en doble enjambre de flautas.
cinco palomas heladas. Thamar, en tus pechos altos
Amnón, delgado y concreto, hay dos peces que me llaman,
en la torre la miraba, y en las yemas de tus dedos
llenas las ingles de espuma rumor de rosa encerrada.
y oscilaciones la barba.
Su desnudo iluminado *
se tendía en la terraza,
con un rumor entre dientes Los cien caballos del rey
de flecha recién clavada. en el patio relinchaban.
Amnón estaba mirando Sol en cubos resistía
la luna redonda y baja, la delgadez de la parra.
y vio en la luna los pechos Ya la coge del cabello
durísimos de su hermana. ya la camisa le rasga.
* Corales tibios dibujan
arroyos en rubio mapa.
Amnón a las tres y media
se tendió sobre la cama. *
pámpanos y peces cambian.
¡Oh, qué gritos se sentían
por encima de las casas! *
Qué espesura de puñales
y túnicas desgarradas. Violador enfurecido,
Por las escaleras tristes Amnón huye con su jaca.
esclavos suben y bajan. Negros le dirigen flechas
Émbolos y muslos juegan en los muros y atalayas.
bajo las nubes paradas. Y cuando los cuatro cascos
Alrededor de Tbamar eran cuatro resonancias,
gritan vírgenes gitanas David con unas tijeras
y otras recogen las gotas cortó las cuerdas del arpa.
de su flor martirizada.
Palios blancos enrojecen
en las alcobas cerradas. Romancero gitano
Rumores de tibia aurora

CIUDAD SIN SUEÑO

(NOCTURNO DEL BROOKLYN BRIDGE)

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.


No duerme nadie.
Las criaturas de la luna huelen y rondan las cabañas.
Vendrán las iguanas vivas a morder a los hombres que no sueñan
y el que huye con el corazón roto encontrará por las esquinas
al increíble cocodrilo quieto bajo la tierna protesta de los astros.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.


No duerme nadie.
Hay un muerto en el cementerio más lejano
que se queja tres años
porque tiene un paisaje seco en la rodilla;
y el niño que enterraron esta mañana lloraba tanto
que hubo necesidad de llamar a los perros para que callase.

No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!


Nos caemos por las escaleras para comer la tierra húmeda
o subimos al filo de la nieve con el coro de las dalias muertas.
Pero no hay olvido ni sueño. Carne viva
los besos atan las bocas
en una maraña de venas recientes,
y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso
y al que teme la muerte la llevará sobre los hombros.
Un día
los caballos vivirán en las tabernas
y las hormigas furiosas
atacarán los cielos amarillos que se refugian en los ojos de las vacas.

Otro día

veremos la resurrección de las mariposas disecadas


y aun andando por un paisaje de esponjas grises y barcos mudos
veremos brillar el anillo y manar rosas de nuestra lengua.
¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
A los que guardan todavía huellas de zarpa y aguacero,
a aquel muchacho que llora porque no sabe la invención del puente
o a aquel muerto que ya no tiene más que la cabeza y un zapato,
hay que llevarlos al muro donde iguanas y sierpes esperan,
donde espera la dentadura del oso,
donde espera la mano momificada del niño
y la piel del camello se eriza con un violento escalofrío azul.

No duerme nadie por el cielo. Nadie, nadie.


No duerme nadie.
Pero si alguien cierra los ojos,
¡azotadlo, hijos míos, azotadlo!
Hay un panorama de ojos abiertos
y amargas llagas encendidas.

No duerme nadie por el mundo. Nadie, nadie.


Ya lo he dicho.
No duerme nadie.
Pero si alguien tiene por la noche exceso de musgo en las sienes,
abrid los escotillones para que vea bajo la luna
las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.

Poeta en Nueva York


CASIDA DE LA MUJER TENDIDA

Verte desnuda es recordar la tierra. Que no se acabe nunca la madeja


La tierra lisa, limpia de caballos. del te quiero me quieres, siempre ardida
La tierra sin un junco, forma pura con decrépito sol y luna vieja.
cerrada al provenir: confín de plata.
Que lo que no me des y no te pida
Verte desnuda es comprender el ansia será para la muerte, que no deja
de la lluvia que busca el débil talle, ni sombra por la carne estremecida
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla. Sonetos del amor oscuro

La sangre sonará por las alcobas


y vendrá con espada fulgurante, SONETO DE LA DULCE QUEJA
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta. Tengo miedo a perder la maravilla
Tu vientre es una lucha de raíces, de tus ojos de estatua, y el acento
tus labios son un alba sin contorno, que de noche me pone en la mejilla
bajo las rosas tibias de la cama la solitaria rosa de tu aliento
los muertos gimen esperando turno.
Tengo miedo de ser en esta orilla
Diván del Tamarit tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla
para el gusano de mi sufrimiento

EL POETA DICE LA VERDAD Si tú eres el tesoro oculto mío,


si eres mi cruz y mi dolor mojado,
Quiero llorar mi pena y te lo digo si soy el perro de tu señorío,
para que tú me quieras y me llores
en un añochecer de ruiseñores, no me dejes perder lo que he ganado
con un puñal, con besos y contigo. y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
Quiero matar al único testigo
para el asesinato de mis flores Sonetos del amor oscuro
y convertir mi llanto y mis sudores
en eterno montón de duro trigo.

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