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Trabajo sobre

El sí de las niñas
de
Leandro Fernández
de Moratín

Requisitos:

Fecha de entrega: 28 de octubre


(martes)
Mínimo: 5 páginas.
Índice y bibliografía.1
Letra: Times New Roman.
Tamaño: 12.
Interlineado: Doble espacio.

Lenguaje teatral:

En toda obra teatral podemos distinguir entre:

1
Debéis consultar, al menos, dos libros: un libro de texto de 3º o de 1º de
Bachillerato, la introducción crítica de la edición que estáis manejando, una historia
de la literatura española, una enciclopedia… La siguiente página web de la
biblioteca Cervantes virtual contiene también información muy valiosa sobre el
autor, obras digitalizadas, imágenes y clips de representaciones teatrales:
http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/Moratin/
- Texto dramático primario (lo que escuchan los espectadores
en la representación de boca de los actores). Dentro del texto
primario distinguiremos las siguientes formas de expresión:
apartes (o palabras que dice un personaje, pero que no son
percibidas por su interlocutor),
monólogos (discurso de un solo personaje, que expresa su sentir
u opinión sobre los acontecimientos) y diálogos.

-Texto dramático secundario (aquellas indicaciones que el


autor considera necesarias para una mejor puesta en escena de su
obra, por ejemplo: indicaciones espaciales y ambientales, sobre el
vestuario de los personajes, sobre el tiempo, aclaraciones sobre
los gestos y los movimientos de los personajes, tono de voz,
entradas y salidas de los personajes…), son las acotaciones.

El trabajo constará de los siguientes


apartados:
1. FICHA BIBLIOGRÁFICA:
Título:
Autor:
Lugar y fecha de publicación:
Fecha y lugar del estreno:
Género y subgénero literario:
Fecha y lugar de edición:
Número de páginas:

2. LOCALIZACIÓN

En este primer apartado del trabajo tienes que situar la obra


que vas a analizar en su contexto de producción. Para ello, debes
indicar, en primer lugar, el título de la obra, la fecha y lugar de
publicación y del estreno del texto, y el nombre del autor.
A continuación, explica brevemente el lugar que ocupa2 El sí de
las niñas en la obra del autor y la significación del texto teniendo en
cuenta la concepción reformista del teatro de Moratín. Menciona,
finalmente, si el tema de El sí de las niñas se ajusta a la temática
profunda de toda su producción literaria.
Finalmente, comenta si la obra es representativa del estilo y las
preocupaciones de la Ilustración, ¿estamos ante un buen ejemplo de
teatro neoclásico?

3. ARGUMENTO DE LA OBRA

2
Cuando hablo del lugar que ocupa la obra, me refiero tanto al número de orden
como a la importancia de la obra que estás analizando.
No debes contarme todos los detalles. Este aparatado lo debes
resolver en un máximo de diez líneas.

4. TEMA
El tema es la intención del autor, el mensaje que éste nos
quiere transmitir a través de la historia que ha elegido contarnos.
Delimita el tema principal de la obra y razona si la obra desarrolla
otros temas secundarios como: la educación, la autoridad, la
felicidad, los matrimonios desiguales. El título de la obra, El sí de las
niñas, puede ayudarte a establecer el tema principal de la obra.

5. PERSONAJES
Los personajes de esta comedia son 7:

Don Diego, Don Carlos, Doña Irene, Doña Francisco, Rita,


Simón y Calamocha.

De los siete, cuatro pertenecen al rango de señores: don Diego,


don Carlos, doña Irene y doña Francisca; y tres están al servicio de los
anteriores: Simón, Rita y Calamocha.
Analiza las relaciones que se establecen los personajes y qué
función cumple cada uno de ellos en la obra. Debes tener en cuenta
el tema para establecer la función de los personajes.
Razona también cuál crees que es el personaje más logrado de
la obra.

6. EL TEATRO NEOCLÁSICO Y LAS NORMAS


En las fotocopias sobre el siglo XVIII que hemos trabajado en
clase has encontrado una página en la que enumeran y explican las
características del teatro neoclásico. Además, en tu cuaderno debes
tener una lista confeccionada por ti de las características de este
género literario en el Neoclasicismo.
En este aparatado del trabajo vas analizar el texto de El sí de
las niñas como obra representativa del teatro neoclásico. Para ello,
tomarás la lista de características y buscarás ejemplos en la obra que
demuestren que se trata de un texto representativo del teatro
neoclásico.

7. EL ESTILO
En el edición de la Biblioteca Didáctica Anaya, María Teresa
Barbadillo comenta que “Leandro Fernández de Moratín maneja con
soltura el español moderno y, singularmente, en esta comedia
procuró reflejar un diálogo vivo, en el que abundan las interrupciones,
las frases, los modismos, las expresiones coloquiales y, en todo
momento, la discreción y habla educada” (170). Busca ejemplos de
los rasgos del lenguaje utilizado por Moratín en El sí de las niñas. Los
ejemplos entresacados del texto te servirán como evidencia a la hora
de comentar los rasgos del estilo de Moratín.
8. VALORACIÓN
Ya sabes que todo texto debe cerrarse con una conclusión. La
valoración es el apartado que cierra el trabajo y debe incluir un
resumen de todo lo analizado y comentado en el cuerpo del trabajo.
Además de dar tu opinión sobre el texto que has leído, debes valorar
si estamos ante un texto representativo de la época a la que
pertenece.
ANEXO DE TEXTOS:

TEXTO 1

Representación de El sí de las niñas.

En el día podemos decir que han desaparecido muchos de los


vicios radicales de la educación que no podían menos de indignar a
los hombres sensatos de fines del siglo pasado, y aun de principios de
éste. Rancias costumbres, preocupaciones antiguas hijas de una
religión mal entendida y del espíritu represor que ahogó en España,
durante siglos enteros, el vuelo de las ideas, habían llegado a
establecer una rutina tal en todas las cosas, que la vida entera de los
individuos, así como la marcha del gobierno, era una pauta, de la cual
no era lícito siquiera pensar en separarse. Acostumbrados a no
discurrir, a no sentir nuestros abuelos por sí mismos, no permitían
discurrir ni sentir a sus hijos. La educación escolástica de la
universidad era la única que recibían los hombres; y si una niña salía
del convento a los veinte años para dar su mano a aquel que le
designaba el interés paternal, se decía que estaba bien criada. Era
bien criada si sacrificaba su porvenir al capricho o a la razón de
estado; si abrigaba un corazón franco y sensible, si por desgracia
había osado ver más allá que su padre en el mundo, cerrábanse las
puertas del convento para ella, y había de elegir por fuerza el Esposo
divino que la repudiaba o que no la llamaba a sí por lo menos. Moratín
quiso censurar este abuso, y asunto tan digno de él no podía menos
de inspirarle una gran composición. De estas breves reflexiones se
puede inferir que El sí de las niñas no es una de aquellas comedias de
carácter, destinada, como El avaro o El hipócrita, a presentar
eternamente al hombre de todos los tiempos y países un espejo en
que vea y reconozca su extravío o su ridícula pasión; es una
verdadera comedia de época, en una palabra, de circunstancias
enteramente locales, destinada a servir de documento histórico o de
modelo literario. En nuestro entender es la obra maestra de Moratín y
la que más títulos le granjea a la inmortalidad.

El plan está perfectamente concebido. Nada más ingenioso y


acertado que valerse para convencer al tío de la contraposición de su
mismo sobrino. Así no fuera éste teniente coronel, porque por mucha
que fuese en aquel tiempo la sumisión de los inferiores en las
familias, no parece natural que un teniente coronel fuese tratado
como un chico de la escuela, ni recibiese las dos o las tres onzas para
ser bueno. Acaso la diferencia de las costumbres haga más chocante
esta observación en nuestros días, y nos inclinamos a creer esto,
porque confesamos que sólo con mucho miedo y desconfianza
osamos encontrar defectos a un talento tan superior. El contraste
entre el carácter maliciosamente ignorante de la vieja y el
desprendido y juicioso de don Diego es perfecto. Las situaciones,
sobre todo, del tercer acto, tan bien preparado por los dos anteriores,
que pudieran llamarse de exposición, porque toda la comedia está
encerrada en el tercer acto, son asombrosas, y desaniman al escritor
que empieza. Ésta es la ocasión de hacer una observación esencial.
Moratín ha sido el primer poeta cómico que ha dado un carácter
lacrimoso y sentimental a un género en que sus antecesores sólo
habían querido presentar la ridiculez. No sabemos si es efecto del
carácter de la época en que ha vivido Moratín, en que el sentimiento
empezaba a apoderarse del teatro, o si es un resultado de profundas
y sabias meditaciones. Ésta es una diferencia esencial que existe
entre él y Molière. Éste habla siempre del entendimiento, y le
convence presentándole el lado risible de las cosas. Moratín escoge
ciertos personajes para cebar con ellos el ansia de reír del vulgo; pero
parece dar otra importancia, para sus espectadores más delicados a
las situaciones de sus héroes. Convence por una parte con el cuadro
ridículo al entendimiento; mueve por otra al corazón, presentándole
al mismo tiempo los resultados del extravío, parece que se complace
con amargura en poner a la boca del precipicio a su protagonista,
como en El sí de las niñas y en El barón; o en hundirle en él
cruelmente, como en El viejo y la niña, y en El café. Un escritor
romántico creería encontrar en esta manera de escribir alguna
relación con Víctor Hugo y su escuela, si nos permiten los clásicos
esta que ellos llamarán blasfemia.

En nuestro entender éste es el punto más alto a que puede llegar


el maestro; en el mundo está el llanto siempre al lado de la risa;
parece que estas afecciones no pueden existir una sin otra en el
hombre; y nada es por consiguiente más desgarrador ni de más
efecto que hacernos regar con llanto la misma impresión del placer.
Esto es jugar con el corazón del espectador; es hacerse dueño de él
completamente, es no dejarle defensa ni escape alguno. El sí de las
niñas ha sido oído con aplauso, con indecible entusiasmo, y no sólo el
bello sexo ha llorado, como dice un periódico, que se avergüenza de
sentir; nosotros los hombres hemos llorado también, y hemos
reverdecido con nuestras lágrimas los laureles de Moratín, que habían
querido secar y marchitar la ignorancia y la opresión. ¿Es posible que
se haya creído necesario conservar en esta comedia algunas
mutilaciones meticulosas? ¡Oprobio a los mutiladores de las comedias
del hombre de talento! La indignación del público ha recaído sobre
ellos, y tanto en La mojigata como en El sí de las niñas, los
espectadores han restablecido el texto por lo bajo: felizmente la
memoria no se puede prohibir.

Revista Española, n.º 155, 9 de febrero de 1833. Firmado: Fígaro.

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