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Informe

Identidad Williche y no Williche en Chiloé (o Expresiones de la Ideología Williche en Chiloé)

Manuel Muñoz Millalonco


Universidad Arcis-Sede Patagónia
Castro-Chiloé.
En este informe damos cuenta del proceso a través del cual el Pueblo Williche de Chiloé,
mediante su organización tradicional, Konsejatu Chafün Williche Chilwe, ha mantenido y fortalecido
su identidad desde el vínculo con su territorio ancestral. La descripción la realizamos substrayéndonos a
la historia territorial williche, a la que nos hemos abocado a través de los años de investigación en
Chiloé.
Esta historia, además de permitir la contextualización del proceso de usurpación y defensa de la
tierra indígena, nos sitúa también en el reconocimiento de una cosmovisión (ideología) williche que
sustenta la permanencia williche a través del tiempo, así como el desarrollo de un sentimiento de
pertenencia que comienza a despertar una identidad dormida en los williche sin tierra, en los de las
ciudades y de comunidades rurales que hacia fines de la década de los 90’ y principios del presente
siglo, surgen con más o menos claros sentimientos hacia un pueblo. Además, esta misma cosmovisión
(ideología), comienza a ser una elemento transversal en la discusión de la identidad y/o pertenencia a
Chiloé o al ser chilote.
El desarrollo de nuestro informe contempla una descripción de las relaciones del pueblo
williche con su territorio desde las postrimerías de la Colonia al presente y desde estos antecedentes
elaboramos una interpretación vinculante con su identidad y el efecto sobre el resto de la población
isleña, tanto la de ascendencia indígena, como la no indígena, apoyados en la Teoría del Control
Cultural1 de Guillermo Bónfil (1988). La documentación que referimos, tiene como supuesto que la
historia legal articula la relación de los acontecimientos en el tiempo, a la vez que entrega los
contenidos discretos de las manifestaciones de pertenencia al pueblo williche.

I. Las relaciones del pueblo williche con su territorio

El espacio ecológico que las comunidades williche organizadas en el Consejo General de


Caciques Williche de Chiloé han ocupado a través de la historia corresponde a casi todo el espacio
que fue inscrito a nombre del Fisco chileno en la "Inscripción Fiscal de 1900" 2 . Dentro de este
territorio, el pueblo Williche ha desarrollado su vida mediante actividades forestales y de recolección
comunitaria, la que a través de la historia republicana ha encontrado impedimentos como producto de
las transacciones y reconocimientos de dominio sobre distintos espacios que el Fisco chileno, en su
1
1988 "La Teoría del Control Cultural en el Estudio de los Procesos Etnicos". En ANUARIO ANTROPOLOGICO/86.
Ed. Universidade de Brasilia, Tempo Brasileiro, Brasilia, Brasil.
2
El pueblo Williche de Chiloé vive en comunidades tradicionales que se ubican en Chile, Décima Región de Los Lagos,
Provincia de Chiloé, en las comunas de Chonchi, Quellón , Queilen y Castro en la parte sur de la Isla Grande de Chiloé.
El espacio territorial que ocupan, se encuentra dentro de las tierras que fueran medidas e inscritas a nombre del fisco en
1900 (Registro de Propiedades de 1900, inscrip. n°77, a fs. 41 del Conservador de Bienes Raíces de Castro) y que se
conoce como "La Gran Inscripción Fiscal de 1900".
calidad de dueño, le ha otorgado a particulares y que desde el punto de vista del Consejo General de
Caciques, son los usurpadores de sus territorios.
Ciertamente, los problemas para los williche se iniciaron con la Colonia, el traslado de
personas desde los canales australes, la instauración del sistema de encomiendas en Chiloé, etc., son
muestras de los inicios del conflicto territorial que se agudizó con la llegada de los chilenos y que se
mantiene hasta la actualidad.
Durante la colonia, se mantuvo una dominación de amplios territorios reconocidos y
utilizados por los williche. Sobre estos territorios, en los que ejercían un control de los recursos
naturales, los williche dieron también sus primeras luchas administrativas contra las autoridades
coloniales. Así podemos constatarlo en los distintos acontecimientos que se sucedieron durante la
colonia entre los indígenas y las autoridades representantes de la corona. Los caciques de Chiloé,
ante "cualquier atropello" reclamaban a las autoridades del Reino de Chile (Urbina3 , 1983.), lo
hicieron incluso después de 1767, fecha en que la corona española dejó la Isla de Chiloé bajo la
jurisdicción directa del Virreinato del Perú; como se evidencia en una carta que escribieran ciento
diez caciques a un abogado para que les represente en Lima ante el Virrey:
"Le escribimos más con lágrimas que con tinta, no tenemos más alivio que en
vuestra merced, le pedimos que se presente en nuestro nombre al excelentísimo
señor Virrey y al señor Fiscal Protector general. Aburridos y desesperados nos
arrojaremos a la mar por el intolerable perjuicio y maltratamiento en este
insoportable cautiverio en Chiloé. Aunque pedimos licencia, no nos concede el
Gobernador, nos amenaza con destierro y cárcel..." (en Olguin 4 , 1971:120-121).
Así mismo, la defensa de sus territorios se encuentra consignada en los reclamos judiciales
que los williche hacían ante los tribunales coloniales 5 .
Los antecedentes demuestran la conciencia que el pueblo Williche tiene sobre sus espacios
territoriales, así como también de los derechos que los amparaban ante las leyes españolas 6 . Este uso
y conocimiento del orden jurídico imperante por parte de los williche, se fue adquiriendo a través del
contacto con la cultura dominante y el mismo se verá fortalecido con el reconocimiento expreso por
parte de las autoridades coloniales de la organización comunitaria y de sus territorios, a partir del
momento en que el gobierno colonial titula los territorios indígenas a favor de las comunidades
williche representada en su Cacique o Lonko, proceso que se habría iniciado 7 en 1802 y que

3
Urbina, R.1983. LA PERIFERIA MERIDIONAL INDIANA CHILOE EN EL SIGLO XVIII. Ed. Universidad
Católica de Valparaiso. Valparaiso, Chile.
4
Olguín, C.1971. INSTITUCIONES POLITICAS Y ADMINISTRATIVAS DE CHILOE EN EL SIGLO XVIII. Ed.
Jurídica de Chile. Santiago, Chile.
5
Un ejemplo de esto se encuentra en un juicio de 1781, protocolizado en agosto de 1897 en Castro, entre un cacique de
Natri y usurpadores que intentaban apropiarse de sus animales (Muñoz, 1996).
6
Ver Muñoz, 1996. El sistema de Tenencia de la Tierra y su impacto en la Identidad Etnica del Pueblo williche de
Chiloé.
7
No tenemos claro el momento preciso en el que el gobierno español comienza a vender los Potreros Realengos
(fundos indígenas) a los Caciques, ya que hasta ahora no se han encontrado todos los títulos coloniales.
concluye en 1825 (Muñoz y Olivera 8 , 2004).
Con la incorporación de Chiloé a la República, comienza una nueva etapa en la historia de las
comunidades williche, la que sigue marcada por la defensa de las tierras. Los chilenos intentan
aplicar la normativa jurídica continental y entre 1829 y 1837 se inician los primeros intentos de
regularización de la propiedad isleña 9 , en pos de reconocer la propiedad individual a los williche,
deslindar la propiedad estatal y rematar tierras en porciones pequeñas. De este modo se constituyó en
la parte norte y centro de Chiloé la propiedad pequeña e individual, siendo el interés del Estado
chileno hasta la actualidad subdividir las tierras.
Si consideramos que el pueblo williche, o parte de él, logra que el estado español le
reconozca su organización comunitaria y sus espacios territoriales, el primer elemento debilitador de
lo alcanzado durante la Colonia y que actúa en contra del pueblo Williche y del pueblo chilote en
general, será el nuevo orden jurídico que afectará a los titulares de tierras, el cual establece una nueva
normativa sobre las tierras y procedimientos legales desconocidos por los williche.
En efecto, una vez que se hubo deslindado las tierras, el Estado procedió a su subasta, a
otorgar permisos a las municipalidades para vender y arrendar e iniciar así un poblamiento con
familias europeas. Así los Títulos de Dominio williche, ubicados en la parte sur de la Isla, fueron
afectados por las concesiones que hizo el Estado a particulares, con los mismos fines: el poblamiento
con extranjeros y hacia 1890, los comuneros comenzaron a sentir la presencia de los usurpadores y, a
su vez, como ya lo habían hecho durante la colonia española, comenzaron a utilizar el orden jurídico
imperante, concurriendo a la Notaría de Castro a protocolizar sus Títulos Coloniales10 .
Así, desde el año 1826 en adelante, observamos una dominación que queda en evidencia
cuando hacia 1905, luego de que se procediera a la Inscripción Fiscal en 1900, se intensifica la
presencia de concesionarios de tierras al interior de las comunidades y los williche se dan cuenta que
sus derechos protocolizados ante el Notario de Castro a fines del siglo XIX no son respetados y, a su
vez, comienzan a conocer los efectos de la Ley chilena. La imposición de este nuevo orden jurídico,
en tanto elemento cultural lleva al pueblo Williche a iniciar un nuevo proceso de apropiación de los
recursos culturales de la nueva cultura dominante, que al igual que en tiempos de la colonia española,
estará cargada de violencia y represión. Esta situación se intentará modificar constantemente, tanto
desde el reclamo de los derechos territoriales, como desde las denuncias de abusos de poder por parte
de las autoridades chilenas provinciales 11 .
8
Muñoz, M y Olivera, O. 2004. Vigencia de los Titulos Realengos en el Derecho Internacional. Dcto. de Trabajo
Programa de Gestión Intercultural. Universidad ARCIS Sede Patagónia, Castro.
9
a través de la Ley Freire de 1823.
10
Este uso del nuevo orden jurídico debieron haberlo hecho con criterios procesales coloniales, porque los titulares
concurrieron a la Notaría de Castro a protocolizar sus títulos coloniales, probablemente informados de que estos debían
ser inscritos en el Conservador de Bienes Raíces de Castro, desconociendo que la sola protocolización no generaba los
efectos jurídicos de resguardo y reconocimiento de los mismos. El procedimiento de legalización de los títulos durante la
Colonia era distinto, como se demuestra en el hecho de que luego del otorgamiento de los títulos los williche debieron
recurrir a cancelar los derechos que demandaba el mismo a la Real Caja de San Carlos de Chiloé (Ancud). En los mismos
documentos se señalaba que una vez otorgada la Carta de Pago el documento les serviría de suficiente resguardo de sus
derechos de propiedad.
11
Estas persecuciones hechas al pueblo Williche, debido según los comuneros al cobro de contribuciones, es un
aspecto que nos habla del desconocimiento del ordenamiento jurídico chileno, ya que cuando los comuneros se
oponen al pago, lo hacen pensando que, en justicia, no debía exigírseles a ellos cancelación de impuesto territorial
"... venían a cobrarnos contribuciones de haberes desde Queilen, nos
quitaban nuestros animales, nos perseguían por el monte. Los que venían eran
los carabineros de Queilen… No sabemos si existían recibos de
contribuciones, en ese tiempo poco sabíamos lo que pasaba, venían con
mucha violencia a quitarnos todo lo que poseíamos... nuestros hermanos
escapaban con sus animalitos, para que no se los llevaran a Queilen..."
(Palabras de un anciano, comunero de Compu).
La inscripción de 1900, obedeció a los deslindes generales que hiciera el Estado de las
propiedades particulares, lo que viene a impedir las apropiaciones fraudulentas de parte de
particulares, pero no obedece a un espíritu de resguardo de la propiedad indígena. Hacia 1900, el
procedimiento contempló la inscripción global y por supuesto, teniendo presente las posibles
oposiciones que pudiesen provenir de los particulares, dueños, que se sintieran afectados por tal
inscripción se establecieron plazos para que se interpusieran los reclamos que hubiesen luego de que
se hicieran las publicaciones legales12 . Ciertamente los williche no presentaron oposición, y
estuvieron siempre ignorando las exigencias de la ley chilena.
Pero si bien el nuevo estado de derecho era desconocido por el pueblo williche y es el primer
elemento que facilita la usurpación de las tierras, un segundo elemento que pudieron haber
considerado los williche para permanecer consciente de su derecho territorial, más allá del mal
interpretado nuevo orden jurídico, es el conocimientos que tenían sobre el Tratado de Tantauco, que
resguarda a perpetuidad los bienes muebles como raíces de todos los habitantes de Chiloé. La
conciencia de este Tratado bien podría ser el elemento sustentador de los reclamos, en tanto la guerra
que libraron los Estados español y chileno fue protagonizada, mayoritariamente, por chilotes y
chilenos y desde las comunidades williche salieron contingentes de hombres para incorporarse al
bando realista, aunque los indígenas por disposición de la Corona, no estaban obligados a cargar las
armas (en Urrutia 13 , 1992.).
Es importante tener presente que luego de finalizada la guerra de anexión, los chilotes fueron
tratados como extranjeros frente a los chilenos, sus tierras fueron botín para los vencedores y entre
los vencidos figuraban los chilotes mestizos y los chilotes williche. Así, hacia 1835 los chilotes eran
víctimas de diferentes arbitrariedades respecto de sus propiedades, no se les reconocían sus títulos, se

sobre sus tierras, cuyo dominio suponían reconocido por el Estado. Esto evidencia que el pueblo Williche no se
había enterado que sus tierras eran ahora fiscales, en tanto habían sido inscritas a nombre del Fisco en 1900 y que
por esa misma razón el Fisco no podría cobrar impuestos sobre tierras de su propiedad. Por otra parte, hasta ahora no
hemos encontrado una explicación documental sobre los cobros del Estado chileno a los williche, esto nos hace
pensar que la actuación de los carabineros de Queilen se hacía en virtud de algunas autorizaciones que se le dieron a
los concesionarios para realizar arrendamientos de tierra y cobrar por ellos, por lo que el requizamiento de animales,
por ejemplo, era avalado desde ahí. Esta es una de las posibles explicaciones, ya que hasta ahora no tenemos
antecedente alguno que hable de alguna demanda formal ante los Tribunales de Justicia para que el pueblo Williche
pague como arrendatario de tierras.
12
En este caso operó el principio del artículo 8° del Código Civil Chileno: "Nadie podrá alegar ignorancia de la Ley
una vez que esta haya entrado en vigencia".
13
Urrutia, F. 1992.LA CONTINUIDAD DE LA PROPIEDAD RAIZ EN UNA COMUNIDAD HUILLICHE DE
CHILOE: EL FUNDO COIHUIN. Proyecto para obtener el Grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales.
Universidad de Chile, Fac. de Derecho, Santiago, Chile.
enrolaban como tierras fiscales, etc. Esta situación llevó a que en aquel entonces, el 12 de septiembre
de 1835, fuera publicado un bando del siguiente tenor:
"Por cuanto el art. 7° del Tratado de Tantauco estipuló que serían inviolablemente
respetados lo bienes y propiedades de los habitantes de esta provincia y que sería causa
de grandes perturbaciones el no respetar el dominio derivado de las Mercedes Reales o
de compras al gobierno colonial, ordena, de acuerdo con la resolución del Gobierno de
16 de enero (de 1835), que se debe respetar y hacer respetar el dominio y la posesión en
conformidad a estos antecedentes, y los particulares pueden hacer sacar copias
autorizadas en papel común y a su costo de la resolución gubernativa, y las anotaciones
que rolen en los libros de Mercedes Reales y de Mensura General de la Provincia, con el
fin de que los poseedores verdaderos estén premunidos contra las perturbaciones sobre lo
poseído, con la exhibición de estos documentos y la posesión inmemorial" (en Urrutia,
op. cit)
En Chiloé, no se respetó la capitulación con rango internacional firmada entre los enemigos.
No se tuvo en consideración el Tratado de Tantauco para legislar particularmente al respecto, ni se
fortalecieron las disposiciones gubernamentales que le otorgaban validez al Tratado y, al contrario,
desde 1826 se han estado haciendo extensivas leyes dictadas para otras realidades de Chile, estas
extensiones de las leyes han afectado con mayores consecuencias al pueblo Williche 14 ,
En efecto, el Estado chileno, más que buscar reconocer los derechos williche, en la medida
que va consolidando su dominio en Chiloé, va también perfeccionando los instrumentos legales que
facilitan la usurpación 15 . Es evidente que la ley facilita la usurpación de tierras, ya que es a través de
la solicitud de revalidación de títulos al fisco que se constituye el latifundio en Chiloé, usurpando los
territorios indígenas.
La mezcla de disposiciones legales, conlleva confusión entre las autoridades Williche que
van perdiendo la posibilidad de controlar administrativamente sus derechos, la nueva situación se
torna ininteligible y ni siquiera los dirigentes williche continentales que vinieron en su ayuda hacia
1935, reorganizando a las comunidades para la defensa de las tierras, pueden hacerlo debido a que no
identifican la diferencia de lo que acontece en el continente con lo que ocurre en Chiloé. Los williche
continentales traspasan su historia reivindicativa, la que, en parte, se mantiene hasta principio de los
años 90’ y que se expresa en la memoria reivindicativa de los lonko que relacionan el Tratado de Paz
de 1793 con el resguardo de sus títulos coloniales16 . Así, el tránsito de la historia de los derechos han

14
como es el caso de la Ley Freire de 1823 y el D.L. 2.568 de 1979.
15
Leyes como las de enero de 1893, que prohibían expresamente la enajenación de terrenos indígenas, nunca se
aplicaron porque sin inscripción no existía tierra indígena. Al contrario, con la gran Inscripción Fiscal de 1900, el pueblo
williche quedó negado en su derecho ancestral de posesión. La historia legislativa al respecto, va dando cuenta de que la
preocupación del fisco es no dejar pie alguno a reclamos ulteriores por parte de los pueblos indígenas, así, aunque se trata
al pueblo Williche como usurpador, permanentemente se está haciendo referencia a los territorios indígenas. Esto queda
demostrado con la promulgación del Decreto Ley 601 de 14 de octubre de 1925, que viene en normar la "propiedad
austral", en pos de regular la anotación y reconocimiento de la validez de títulos por el Presidente de la República; la
solicitud de títulos gratuitos al fisco y la compra directa al fisco.
16
Esta relación se hacía teniendo como referencia al Tratado de las Canoas de 1793, firmado entre los williche de la zona
de Osorno y los españoles. Este Tratado llegó como información junto con la solidaridad de los williche continentales y
fue traspasado como un momento significativo de la historia, posiblemente al momento en que los caciques chilotes
pasado de ser derechos conscientes y reconocidos a "derechos intuitivos", en tanto el ordenamiento
jurídico ha llevado a la confusión respecto de la historia legal que han sufrido sus tierras.
Evidencia de lo dicho es que hacia 1980 el entonces Lonko Mayor de Chiloé, Don José
santos Lincoman, solicitaba por carta al Presidente del gobierno de facto de Chile , la aplicación de
la Ley 17.279. En esta carta, que se encuentra en los archivos de la comunidad de Compu, don José
Santos Lincoman le dice al gobernante en una de sus partes: "... tenga a bien entregarnos la tierra de
las 12.000 has. con un titulo global de dominio a nuestra comunidad y conforme a la nueva ley
indígena, libres de contribuciones de bienes raíces" (el subrayado es nuestro). Esta carta de 1980 es
una evidencia de la confusión de las autoridades del pueblo Williche, ya que el cacique solicita al
Estado la aplicación de una Ley promulgada durante el gobierno de la Unidad Popular, que,
habiendo sido reformada a esa fecha por la dictadura militar, era la única que conocían como
producto del estudio de las leyes que se hacía dentro de la propia comunidad.
Hasta ahora, nunca al pueblo Williche se le han reconocido derechos sobre las tierras y el
Estado lo ha tratado como ocupantes de tierras que son del fisco17 . La ley 19.253 promulgada en
199318 , no consigna como tierras indígenas a aquellas que fueron reconocidas como tales con títulos
otorgados durante la Colonia, por lo tanto la situación de negación oficial se mantiene durante toda la
historia republicana.
No obstante lo anteriormente dicho, se mantiene la relación del pueblo Williche con su
territorio hasta el presente, desde la historia de legal. Así, se sigue sosteniendo la reivindicación de
los títulos de dominio realengos con sus deslindes, así como también se demanda la ratificación del
Tratado de Tantauco como ley, plenamente vigente en Chile. Ambas demandas son sostenidas por
las generaciones más jóvenes y compartidas al interior de las comunidades, lo que, a su vez, va
generando rearticulaciones que en tiempos muy breves superan las acciones procedentes del Estado
en los procesos de regularización de propiedad que se iniciaron en 1995, en tanto dichas
regularizaciones no se sustentan en un reconocimiento efectivo de los derechos williche constituidos
durante la colonia española y reconocido en el momento en que se instaura la República en Chiloé.

2. Efectos de la Historia Territorial.

Los estudios antropológicos, históricos y jurídicos que sobre el pueblo williche se han
desarrolla hasta ahora (De la Calle19 , 1987, Muñoz 20 , 1991, Urrutia, 1992; Olivera 21 , 1994);

hacían referencia a los williche continentales sobre su historia local.


17
Las tierras del pueblo Williche han sido afectadas por dos procesos de división, a través de dos instituciones jurídicas:
el D.L. 2.568 y el D.L. 2.695, ambos de 1979. Para la aplicación de éstos actuaron el Instituto de Desarrollo Agropecuario
(INDAP) mediante su Departamento de Asuntos Indígenas (DASIN), y el Ministerio de Bienes Nacionales.
18
La ley Indígena de 1993, en su Título II, Párrafo 1º, Artículo 12 señala que: "Son tierras indígenas: 1º Aquellas
que las personas o comunidades ocupan en propiedad o posesión provenientes de los siguientes títulos: a) Títulos de
comisario de acuerdo a la ley de 10 de junio de 1823. b) Títulos de Merced de conformidad a las leyes de 4 de
diciembre de 1866; de 4 de agosto de 1874, y de 20 de enero de 1883..."
19
De la Calle, F. 1986. LOS HUILLICHES DE CHILOE. LA DEFENSA DE LA TIERRA DE UNOS INDIOS
CHILENOS. Memoria de Licenciatura, Universidad Complutense, Fac. de Ciencias Políticas y Sociología, Madrid.
20
Muñoz, M.1991.EL SISTEMA DE TENENCIA DE LA TIERRA EN LA COMUNIDAD HUILLICHE DE
COMPU. Informe de Práctica para optar al Título Profesional de Antropólogo. Universidad Austral de Chile, Escuela de
identifican características concretas de lo williche (identidad étnica williche), en los distintos
momentos históricos.
La revisión y análisis de los antecedentes (Muñoz 22 , 1996), permite sostener que durante la
Colonia existía una manifestación bastante clara de la dicotomía étnica entre el pueblo Williche
originario y la sociedad mestiza chilota, incluyendo a los españoles, lo que se observa en la
titularidad de la tierra. Los no williche y españoles obtienen tierras medidas en cuadras, con títulos
individuales y, en su mayoría por donación del Estado, en tanto los williche obtienen títulos sobre
extensiones deslindadas culturalmente, sin mediciones, a títulos comunitarios y por compra directa a
la Corona. En esta época, el límite étnico estaría dado por la relación campo-ciudad y tipos de títulos
de dominio. En este sentido, y siguiendo la Teoría del Control Cultural de Bonfil (op. cit.), la
identidad se habría marcado en Chiloé por un proceso de constante control cultural de parte del
pueblo williche, tanto de los recursos culturales propios, como de aquellos recursos exógenos de los
que fueron apropiándose como es el caso de la utilización en su favor del ordenamiento jurídico
español.
La utilización del ordenamiento jurídico, habría permitió que el pueblo williche tomara
decisiones sobre los recursos culturales exógenos y tratara de alcanzar sus propósitos colectivos. Esta
puesta en escena de los recursos culturales disponibles, habría permitido al pueblo williche lograr
que el gobierno colonial le reconociera como tal, incluimos dentro de estos recursos la posible
participación voluntaria de hombres williche en la guerra con Chile.
De acuerdo a lo señalado, habría existido constante lucha en torno al control cultural entre
williche y españoles. En el proceso de préstamos culturales que se dio entre los dos pueblos hasta
fines de la Colonia, la conservación del control por parte del pueblo williche se manifestaría en la
estructura de sus familias y comunidades que conformaban su organización socio-política, su
tecnología, su sistema de creencias y comunicación. Durante la Colonia, los recursos culturales
emotivos se conservaron pese a la penetración del cristianismo, los williche reconociendo la
desventaja en que se encontraban igualmente reconocen que la vida se liga con la libertad de acción,
con la toma de decisiones: "Aburridos y desesperados nos arrojaremos a la mar por el intolerable
perjuicio y maltratamiento en este insoportable cautiverio de Chiloé" (de la Carta de los caciques al
abogado de Lima en 1774). En relación a este control de recursos culturales emotivos y luego de las
rebeliones williche, debemos considerar que el 26 de marzo de 1782 se publicó en las plazas reales
de la Provincia de Chiloé el Bando que extinguió definitivamente las encomiendas dentro del
territorio chilote (Urbina, op. cit.), esto ocurrió nueve años antes que en el resto del Reino. En su
reemplazo el pueblo indígena incorporó el concepto de pago, transformándose en pagador directo de
tributos a la Corona.
El control cultural ejercido por el pueblo williche durante la Colonia, se transformaría
rápidamente a partir de la anexión de Chiloé a Chile. Con la llegada de los chilenos toda la población
que vivía en Chiloé tenderá a perder el control sobre sus elementos culturales, en primer lugar los

Antropología. Valdivia, Chile.


21
Olivera, A. 1994. Las Comunidades de Chanquín y Huentemo. Continuidad de la Propiedad del Fundo Anay.
Tesis para optar al Grado Académico de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, U, Católica de Valparaíso,
Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Valparaíso.
22
Muñoz, M. 1996. El Sistema de Tenencia de la Tierra y su Impacto en la Identidad Etnica del Pueblo Williche de
Chiloé. Tesis para optar al grado de Licenciado en Antropología. Universidad Austral de Chile, Valdivia
chilotes y luego los williche.
Con la llegada de los chilenos habría a lo menos dos situaciones nuevas para los chilotes
mestizos. La primera es que se instaura un nuevo ordenamiento jurídico al que deben someterse
todos los actos de los chilotes, extinguiéndose el sistema jurídico español; éste nuevo sistema será
impuesto a los chilotes y su materialización la observamos, principalmente, en los efectos sobre la
propiedad raíz. Una segunda situación sería la que homologa al pueblo chilote mestizo con el pueblo
indígena de Chiloé, con lo que las especificidades existentes dentro de la Isla se perdería a los ojos de
los chilenos; ésta pérdida de las especificidades étnicas llevaría a los chilotes a sufrir un proceso de
chilenización23 para diferenciarse de los indígenas ante los ojos de los chilenos.
Este proceso de pérdida del control cultural se extendería luego al pueblo williche que habita
en la zona norte y centro de la Isla de Chiloé. Con la llegada de los chilenos se interrumpieron
diversos ámbitos de la cultura autónoma williche como fue la prohibición expresa de practicar la
lengua originaria, que no había surtido efecto durante la Colonia (Urbina, 1983) y la parcelación de
las tierras comunitarias williche en la zona norte y centro de la Isla de Chiloé. Ante esta situación el
pueblo williche opuso resistencia en distintos momentos con recursos tales como el sistema de
creencias, por ejemplo a través de la Recta Provincia (Marino y Osorio24 , 1983), y el uso del sistema
jurídico español (ver Urrutia, op. cit.). En ambos casos la resistencia resultó ineficaz.
De este modo, la transformación del sistema comunitario de tenencia de tierras en uno de
parcelas asignadas con títulos de dominio hace que este segmento del pueblo williche pase de ser
"comuneros" a "minifundistas", con esta transformación el pueblo williche iniciaría un proceso de
"desindianización" que se consolidaría con la aceptación del sistema registral de tierras. De acuerdo a
esto, parte del pueblo williche originario habría perdido su especificidad dentro de Chiloé con la
llegada de los chilenos. Este segmento del pueblo williche se incorporaría al pueblo chilote
transformando la cultura chilota mestiza. El surgimiento de una cultura chilota republicana,
contendría elementos de la cultura autónoma williche que se resguardarían y vivenciarían al interior
de ella, particularmente en el plano religioso a través de su participación en la Iglesia Católica. Hasta
fines de los años 80’ y principio de los 90’, la cultura chilota republicana, por efecto de la cultura
dominante, presentaba parte de los elementos culturales que corresponden al patrimonio heredado de
los indígenas en un constante proceso de enajenación/apropiación, es decir el recurso cultural propio
es cuestionado en su origen williche presentándose una historia dicotómica, cuya contradicción
llevaba a la negación del origen o a la aceptación de un origen hispano difuso (Muñoz, 1996),
situación que ha venido cambiando desde fines de los 90’ y que se incluye en el discurso de los
intelectuales de Chiloé y en algunos dirigentes sociales. En este nivel es mucho más elocuente la
identificación del origen que hacen los afuerinos, especialmente profesionales, avecindados en
Chiloé desde los 80’.

23
Este proceso de chilenización se caracterizaría por un desprecio de la ruralidad y una acentuación de la
importancia de los apellidos como elemento diferenciador entre los indígenas y los descendientes de españoles.
Respecto de la diferenciación por los apellidos, hasta ahora no se ha estudiado la importancia que tenía en los
tiempos de la Colonia, sin embargo desde que Chiloé es anexado a Chile hay evidencias de que muchas personas
cambian de apellidos y que muchos de los apellidos españoles son puestos por los propios oficiales de Registro
Civil al momento en que las personas se registraban.
24
Marino, M. y Osorio, C.1984 PROCESO A LOS BRUJOS DE CHILOE. Ed. Condor. Ancud, Chile.
En cuanto al sector del pueblo williche que reivindica su condición de tal hasta la actualidad
y cuya principal característica ha sido demandar sus territorios al estado desde las comunidades
tradicionales aglutinadas en torno al Consejo General de Caciques Williche de Chiloé, lucha por
mantener su capacidad de decisión sobre sus recursos culturales, particularmente sobre las
instituciones tradicionales (Lonko y Comunidad, especialmente). Este control que se ha sostenido
mediante la conservación de la memoria de la época en que tuvieron el control cultural total, con un
proyecto permanente de recuperación de dicho control, se ve cada vez más vulnerado por parte del
Estado, toda vez que las acciones de éste promueven la titularidad individual sobre las tierras (en la
lógica temprana del estado, cual ha sido el minifundio), y la conformación de comunidades indígenas
que asuman una estructura funcional a la organización establecida por la ley, cuyo representante
principal es un presidente, por sobre el Lonko.

3. Williche, Mapuche-Huilliches y Chilotes. Perspectivas de la Diversidad.

En este nuevo contexto, el proceso ascendente de revitalización de las comunidades que


conforman el pueblo williche, que fuera promovido por el Consejo de Caciques hasta principio de los
90 y que daba cuenta de la existencia de una cultura propia del pueblo williche en relación a la
cultura chilota, comienza a transformarse, emergiendo un movimiento de organizaciones indígenas,
rurales y urbanas, que paralelo a la organización tradicional, busca los beneficios sociales del Estado,
acompañados, fuertemente en un principio, por los municipios, la CONADI y los partidos políticos
de gobierno. Este nuevo movimiento de organizaciones (que llamaremos temporalmente
funcionales), que en momentos se plantea en clara oposición al Consejo de Caciques y en alianza con
el Estado, comienza también a fragmentarse para hacerse de una historia cercana que fundamente la
reivindicación de un derecho a una identidad indígena interrumpida en el pasado, ya sea por el
minifundismo o por la migración a la ciudad.
La búsqueda de la historia identitaria se presenta desde dos perspectivas, dependiendo de qué
organización funcional se trate. Para unos, lo más significativo es la autodenominación de “mapuche-
huilliche”, siguiendo los preceptos establecidos en la ley indígena, y desde allí se acercan a la historia
mapuche, asumiendo parte de la historia reivindicativa, de cara al continente, mientras otros, que en
un comienzo también asumieron esa perspectiva, inician un proceso de vinculación con la historia
williche, que corresponde a la historia territorial de la que da cuenta la organización tradicional, sin
que ello implique participación en el Consejo, pero si la búsqueda de los elementos comunes en el
discurso. Así, desde este segmento de las organizaciones funcionales, surge el reconocimiento de la
demanda del Consejo y las comunidades tradicionales sobre el Tratado de Tantauco, igual que lo
hacen sobre los títulos realengos, abriendo paso, luego, a la incorporación de aquellos elementos
discretos de la cultura, como son la prácticas ceremoniales, las que estarían en un proceso de
apropiación, en función de una vivencia más “legítima” de la identidad indígena25 .

4. Proyección de la Historia Territorial Williche en Chiloé.

Si asumimos que la identidad tiene una expresión en el discurso, mediante el cual se hacen
25
En este nivel, afirmar o refutar lo que sostenemos, está condicionado al análisis de los antecedentes empíricos
más recientes que están siendo recabados y sistematizados en las investigaciones de campo vinculados al Proyecto.
evidente los recursos culturales del pueblo williche, podemos sostener que los mismos y dentro del
discurso del Consejo, se definen dentro de las permanentes manifestaciones de disconformidad con
el sistema impuesto por los chilenos, manteniéndose como matriz cultural (Bonfil. op. cit.), la
conservación de la comunidad originaria tradicional y la negación a vivir bajo las condiciones que les
impone el sistema de propiedad registral individual, lo que se manifiesta en el hecho de que el pueblo
wuilliche como tal, no ha dado lucha alguna en los tribunales de justicia chilenos para alegar sus
derechos sobre las tierras y la restitución sobre los perjuicios ocasionados los ha estado siempre
demandando del poder ejecutivo del Estado chileno, en tanto lo hace responsable de los daños
sufridos hasta ahora (Muñoz, 1996). Desde esta perspectiva, cabe preguntarse si la relación
horizontal desde la que se ha planteado el Consejo de Caciques con el Estado, es implicante de una
reivindicación mayor de autonomía y autodeterminación desde un subyacentemente estatus de
nación26 .
La participación del ámbito de cultura propia que presentan los williche, se particulariza en el
reconocimiento de la proveniencia de los recursos culturales a que se recurre. Para el pueblo williche
no existen prácticas que no se enraícen en la tradición del pueblo, aunque estos recursos culturales
provengan del encuentro con otras culturas. De este modo, la mayoría de los recursos son definidos
desde la perspectiva cultural, que se constituye en la matriz cultural williche con las especificidades
que les dan las propias comunidades, tanto desde la historia que se comparte como por las
necesidades de control que existe.
De este modo, hemos sostenido que existe una ideología indígena williche se manifiesta en
los individuos, hombres y mujeres, así como en el colectivo que constituye la comunidad williche
como organización formal (Muñoz, op. cit.) En ambos niveles se expresa la pertenencia al pueblo
williche, lo que le determina como pueblo (grupo étnico), constituido por un número de individuos
que se agrupan al interior de las comunidades y que comparten un mismo ámbito de cultura propia -
autónoma y apropiada- con las particularidades de cada comunidad. En todos los casos, existe un
ejercicio legítimo de control sobre los recursos culturales que sienten como propios.
Este participar del ser williche al interior de las comunidades, es la base que particulariza al
pueblo williche frente a la sociedad chilota. Así, la identidad de los williche funciona en forma
"contrastiva" (Bonfil, 1987), en tanto la pertenencia a las comunidades williche le permite a los
“comuneros-socios” el acceso al control y uso de determinados recursos culturales, que en la
actualidad se concentran en el patrimonio histórico de las comunidades así como en diferentes
recursos nuevos que son apropiados por las comunidades 27 .
El acceso de los williche a la utilización de ese ámbito de recursos culturales, hasta mediados
de los 90’, se daba sólo dentro de la organización williche legitimada, la asamblea de la comunidad
tradicional, sin embargo en el nuevo contexto de organizaciones funcionales, dicho ámbito de
recursos culturales se extiende hacia ellas, sin que hasta ahora sea posible sostener que dichas
prácticas formen parte de la cultura del pueblo williche en desarrollo, por cuanto el elemento más
significativo de la cultura propia que presentaba el pueblo williche, la institucionalidad de su

26
Aspecto que debería analizarse a la luz de las evidencias de los discursos sobre las identidades, desde una
perspectiva de los efectos en la toma de decisiones, la participación y la transformación del Estado.
27
Un ejemplo de esta apropiación se observa en la integración y uso reciente dentro de las prácticas curativas
tradicionales, de terapias orientales que en forma complementaria se comparten con la medicina williche tradicional,
siendo aprendidas e integradas en su quehacer por parte de las lawentuchefe.
organización político-administrativa, El Consejo General de Caciques Williche de Chiloé (Konsejatu
Chafün Williche Chilwe), es cuestionada en el ejercicio legítimo de la autoridad por las
organizaciones funcionales, lo que tiene efectos significativos en la conservación del propósito social
del colectivo, que hasta ahora se sustenta en las instituciones “comunidad” y “lonko”.

5. Alcances de las descripciones sobre el acontecer de la diversidad identitaria en Chiloé

Diversas aproximaciones etnográficas realizadas durante los 90’ y hasta el presente, permiten
identificar el “ser williche” como el ser un elemento de la naturaleza, que pertenece a la tierra, que
por momentos concibe la defensa de la tierra en un plano afectivo, como lo hemos consignado en
investigaciones y sistematizaciones previas (Muñoz, 1991, 1996, 2001 28 ). También hemos sostenido
que la relación con la tierra estaría conformada por la memoria del territorio étnico original, que ha
estado siendo usurpado desde la dominación colonial, y el sentimiento de pertenencia a la tierra que
el williche tiene hoy. A esta relación que se sustenta en la memoria y el sentimiento de pertenencia,
la hemos llamado la “ideología williche 29 ”, la que tendría un efecto individual y colectivo que se
consagraría en la organización formal y que estaría orientada, por una parte, a configurar el modo
particular de defensa de la tierra y, por otra, a la búsqueda de la concreción del proyecto histórico
williche, que sería recuperar su condición de unidad política independiente, en tanto pueblo.
Lo consignado hasta ahora, si bien nos permite seguir sosteniendo que la relación williche-
tierra es indivisible y, en alguna medida seria definitoria de la identidad williche de aquellos que
conviven en la comunidad tradicional, nos resta aproximarnos efectivamente a los sustratos de la
reivindicación identitaria de aquellos que no participan de la comunidad tradicional, tanto de aquellos
que participan de las organizaciones funcionales, especialmente de los fragmentos que se han estado
haciendo de la historia indígena local, como de las organizaciones indígenas informales urbanas,

28
Muñoz, M. 2001. Ta Kiñe Chafün. Territorialidad e Identidad. Factores en los que se sustenta la Salud Williche.
PSI Chiloé, UGPS Chiloé, Castro
29
Cuando realizamos el análisis desde la perspectiva de la Teoria del Control Cultural (Muñoz, 1996), hemos
sostenido que el sentimiento de pertenencia a la tierra que tiene el hombre williche no podría identificarse como un
elemento cultural emotivo en forma aislada, por lo que propusimos aproximarnos a dicho sentimiento desde el plano
colectivo, como expresión cultural, desde la definición de cultura concebida como "una red de coordinaciones,
emociones y acciones en el lenguaje que configura un modo particular de entrelazamiento del actuar y el emocionar
de las personas que la viven (Maturana, 1992: 132). Bajo esta perspectiva, en el sentimiento de pertenencia a la
tierra habría un entrelazamiento armónico del actuar y el emocionar de los williche que se han mantenido en la
comunidad tradicional en el sur de la Isla (hasta mediado de los 90’), en tanto aquellos que perdieron el control de
los recursos culturales (en el centro y norte de la Isla a partir de la llegada de los chilenos), habría sentido lesionada
esta "red", suspendiéndose traumáticamente el sentimiento de pertenencia a la tierra dentro del sistema que
representa el entrelazamiento entre el emocionar y el actuar que hasta ese momento habría subsistido: para éstos, su
emocionar se desconfiguró en el proceso de “chilenización”, en tanto en el plano de las acciones, la tierra asumió
una imagen relacionada con la producción, limpieza de terreno para la siembra y la mantención del ganado
despreciándose el bosque, imagen muy similar que tiene la tierra en las zonas colonizadas por extranjeros en Chile
(europeos). Así, chilenización y accionar sobre la tierra habrían generado un entrelazamiento dicotómico que en la
actualidad continuaría como un proceso de "deschilotización", ya que siendo gran parte del pueblo chilote de origen
mestizo, biológica y culturalmente, manifiesta un actuar cada vez más contradictorio dentro de lo que debería ser su
cultura propia. Esta situación lesionaría sus posibilidades de tomar decisiones ante las imposiciones que afectan la
conservación del espacio ecológico en que vive (Muñoz, op. cit).
conformadas especialmente por jóvenes.
En el espacio de las organizaciones funcionales, se observa una cada vez más abierta
aceptación y “simpatía” por la reivindicación de los fundamentos jurídicos de la historia territorial
williche, lo que se expresa en declaraciones acerca de la legitimidad de los “williche del sur”,
dejando de lado, cada vez más, la critica al ejercicio de la autoridad tradicional (Lonko Mayor de
Chiloé). Además, surgen nuevas organizaciones funcionales en ciudades más pequeñas, como
Chonchi, que nacen reconociendo a la organización tradicional y que solicitan el reconocimiento de
la misma para ellas. A las dos manifestaciones colectivas mencionadas, se suma la organización
informal emergente entre los jóvenes, quienes se asumen desde la discriminación por parte de la
sociedad dominante y se hacen de fragmentos de los discursos williche para plantearse públicamente
ante la sociedad. Estos jóvenes, de ascendencia williche y preferentemente urbanos, se manifiestan
cada vez con mayor frecuencia mediante consignas escritas en las murallas, donde saludan a los
indígenas (peñi), aluden a las ceremonias tradicionales (como wechipantu), piden autonomía y
preguntan “¿chilotes o chilenos?”. A estas consignas, se suman un incipiente número de “hip
hoperos” en Quellón y Castro, que desde sus letras rememoran la historia territorial williche, el
nombre y valentía de los lonko y pasajes de discursos indígenas recientes, melodías que son
escuchadas en forma privada por otros jóvenes.
Un fenómeno nuevo surge también en la población que se autoidentifica como no williche, y
que corresponde a aquella que se manifiesta contraria a los proyectos externos a Chiloé, que en el
espacio cotidiano expresa, por ejemplo, su negativa al puente del Canal de Chacao, su critica a la
contaminación de la empresa salmonera, a la subordinación que ejercen los afuerinos sobre los
trabajadores chilotes, a los compradores de madera, a los que no respetan el patrimonio cultural
urbano, entre otras. Este segmento de la población, que procede de diferentes estratos sociales, va
también incorporando en su discurso la reivindicación williche tradicional desde la historia legal de
los territorios, la que se viene acentuando con la llegada de empresarios como Sebastián Piñera,
sumando en este discurso un sentimiento de pertenencia a “lo indígena”, tanto como por el
reconocimiento de que todos, en alguna medida, seríamos indígenas desde el punto de vista
biológico, como por los discursos de los lonko, que reconocen la igualdad de condición entre los
seres humanos 30 .
Las evidencias anteriores, nos sugieren, luego, nuevas hipótesis de trabajo en la
interpretación de la situación de Chiloé y de los efectos que tiene la emergencia de la identidad o las
identidades, a saber:
- Estamos frente a un proceso, que desde la reivindicación de los derechos conculcados,
hace más evidente una identidad que funciona contrastiva y desventajosamente frente a
Chile y los chilenos, no sólo para los indígenas, sino para una parte, cada vez más
importante de la población de Chiloé.
- La historia territorial williche, en la medida que se difunde junto al pensamiento de los
lonko respecto de la naturaleza (Mapu Ñuke), va generando una “simpatía”, que acerca
ideológicamente a la población de ascendencia williche (rural y urbana, joven y adulta,

30
“… Cuando el hombre cree que hay plantas mejores que otras… también cree que hay seres humanos mejores que
otros y que esos otros deben desaparecer para que vivan los que son mejores…” Corresponde a un fragmento de las
palabras dichas por el Lonko Mayor de Chiloé, que es constantemente difundida y referida entre la población no
williche.
que no pertenece a las comunidades tradicionales) y a la que se autoidentifica como no
williche (difusamente mestiza), a un espacio militante, que tiende a crecer y a
sistematizarse desde sus diferentes expresiones atareas y situacionales.
- La historia territorial williche, en la medida que contrasta con las reacciones del Estado
chileno, tiende a resignificarse para mantener los propósitos colectivos desde las
instituciones tempranas y mayormente conocidas, la figura del lonko y la estructura de la
comunidad.
- Las manifestaciones de disconformidad de la población chilota en su conjunto, si bien se
manifiesta en una diversidad de expresiones del sentimiento de pertenencia (tanto entre
indígenas, como en no indígenas), tiende a asumir una postura de aceptación o rechazo
frente al discurso williche tradicional, y va construyendo un discurso más amplio
relacionado con el desarrollo de Chiloé que contiene elementos en contraposición, tales
como autonomía/dependencia; aislamiento/conectividad; comunidad/individualidad;
autodeterminación/participación en el Estado.
- El estado actual de la población de Chiloé, es de búsqueda de elementos que faciliten su
identificación con un proyecto cultural común. El proceso de instalación de dicho
proyecto en el imaginario colectivo, estará transversalizado por la historia territorial
williche, ya sea integrándola o desafectándola, de cualquier modo, el proyecto generará
una identidad o identidades cercanas frente a una alteridad o alteridades cercanas.

Las hipótesis planteadas, son insumo para la reflexión en la que convergen las
investigaciones específicas realizadas recientemente, desde 2004, así como la base para la
continuidad del proceso de investigación en el que hemos estado desde 1991.

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