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Actitud en un accidente
de múltiples víctimas. Triage
G. Jiménez Moral, F. J. Fonseca del Pozo,
L. J. Rodríguez Martín, I. Cantero Santamaría

INTRODUCCIÓN
Conceptos como la aproximación a un accidente, la seguridad en su entor-
no del personal sanitario y todos aquellos que intervienen en él, son puntos
que tener en cuenta y que ya se han comentado en otro capítulo de esta guía.
Por ello, a continuación se definen algunos conceptos como:

• Triage o clasificación de pacientes: acto médico-quirúrgico empleado


en catástrofes, víctimas en masa, etc., mediante el cual se lleva a cabo
una selección y distribución de las víctimas en grupos, mediante un
conjunto de procedimientos sencillos, rápidos y repetitivos, asignándo-
se un orden de prioridad asistencial en función de sus necesidades vita-
les y de los recursos disponibles, con objeto de conseguir la mayor efi-
cacia en su empleo, en beneficio del conjunto de los afectados.
• Accidente de múltiples víctimas (MV): cuando los profesionales de los
servicios de urgencia habituales son incapaces de controlar la situación
en los primeros 15 minutos, pero posteriormente la situación termina
controlándose sin tener que activar servicios extraordinarios, lo que lo
diferencia de una catástrofe.
• La catástrofe se define como aquella situación que sobrepasa a los ser-
vicios de urgencia habituales, no sólo durante los primeros 15 minu-
tos, sino que se necesitan servicios extraordinarios para controlarla, y
normalmente esto ocurre después de varias horas o incluso días.

CARACTERÍSTICAS DEL TRIAGE O CLASIFICACIÓN


• Cuando se llega a un área donde se está dando una situación de MV, la
primera actuación debe ir encaminada a controlar el escenario, reali-

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zar una valoración de la escena (posibles riesgos añadidos, número de


víctimas, mecanismo del accidente, etc.) y a contactar con el centro
coordinador de urgencias y emergencias de referencia para transmitir
la información más exhaustiva del lugar del suceso, todo ello previo al
inicio de la asistencia.
• Es importante que el equipo no asuma ningún riesgo, ya que se trata
de un equipo asistencial y por ello no es el encargado de realizar salva-
mento. Debe mantenerse esta premisa: «No entrar en el lugar del
impacto si en él existe riesgo». Los profesionales deben llevar a los
enfermos a un área segura, donde se les asistirá.
• El triage es una continua toma de decisiones, basadas en una informa-
ción incompleta.
• Cuando se habla de MV, triage, catástrofes, etc., el médico de atención
primaria deberá tomar una serie de decisiones y manejar situaciones
para las que, de entrada, no está adiestrado. Sirva como ejemplo, un
accidente con MV. En él la salvación de la vida tiene preferencia sobre
la salvación de los miembros, la conservación de la función prevalece
sobre el defecto anatómico, etc.
• No se pueden emplear todos los medios materiales y humanos en sal-
var una vida, sino que estos medios se emplearán en aquellos que ten-
gan mayores posibilidades de sobrevivir.
• El médico debe recordar que una de las máximas de la medicina de
emergencia es que «quien hace el triage no trata a pacientes».
• Una vez en el lugar del accidente, la clasificación de pacientes o triage
debe ser dinámica. Esto quiere decir que la categoría de un paciente
puede cambiar en el tiempo y por ello la clasificación debe ser regular
en el tiempo empleado en cada víctima y adaptarlo al número de heri-
dos, para no retrasar la atención a otras víctimas, revaluándolas conti-
nuamente cuando se hayan examinado todas.
• Cuando se haya terminado el triage, hay que tener en cuenta la evacua-
ción. Para ello se pensará en la distancia a los hospitales de referencia,
medios de transporte con los que se cuenta, etc. A partir de estos recur-
sos, se deberá realizar otra clasificación, estableciendo de nuevo las
prioridades del traslado.
• Cuando el médico se acerque a un accidente del tipo que sea debe espe-
rar un 20 % de pacientes graves, un 20 % de críticos y un 60 % de
menos graves o leves.

En definitiva, la finalidad del triage será rentabilizar los recursos dis-


ponibles para atender con éxito al mayor número posible de heridos

PERÍMETROS O ZONAS
Independientemente del tipo de accidente que se encuentre el profesio-
nal en la asistencia, es aconsejable establecer tres perímetros, si las con-
diciones del accidente lo permiten:

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• Perímetro interno, de intervención o rescate.


Área donde ha ocurrido el accidente y los alrededores que se conside-
ren peligrosos.
— Si la zona es peligrosa accederán a ella los especialistas en rescate
(bomberos), que podrán recoger a los pacientes con las medidas
mínimas de alineamiento e inmovilización (collarines cervicales,
camillas de tijera, etc.), para trasladarlos al siguiente sector. Es el
punto de inicio desde donde parten los camilleros en una primera
fase para evacuar a las víctimas y trasladarlos al siguiente períme-
tro, donde estará el puesto médico avanzado (PMA), o donde el
médico de asistencia deberá tener su ambulancia si el accidente no
tiene muchas víctimas, o mientras llegan otras unidades de sopor-
te vital. El escenario del siniestro se puede sectorizar si tiene
dimensiones para ello o varias entradas, y se hará de acuerdo a las
unidades de soporte vital que vayan llegando.
— Si la zona es controlada(en lo que a la peligrosidad se refiere), podrá
ser también la zona de clasificación, en la que se efectuará, además
del rescate, el triage, así como la primera actuación de tratamiento
que corresponderá a unas medidas mínimas que garanticen la vida,
para, posteriormente, trasladarlos a la zona de tratamiento.
• Perímetro medio, de base, socorro o de asistencia.
Rodeará al anterior y a una distancia de seguridad de éste. Debe ser de
fácil acceso y con una cierta comodidad para atender a los pacientes
(área cercana al punto de impacto pero ausente de riesgos).
Aquí se establece el PMA, qué podrá ser la ambulancia del médico de
asistencia (caso de pocas víctimas), atendido por personal sanitario.
A este perímetro llegarán las camillas con las víctimas etiquetadas o no,
dependiendo de la peligrosidad del perímetro anterior (caso de zona
peligrosa), a las que se les realizará un primer triage, si antes no se ha
realizado, o un tratamiento si ya se hizo el triage.
Se recogen sus datos, se prioriza su transporte y se procede al traslado
ordenado cuando el responsable del PMA así lo estime oportuno. Tras
realizar un nuevo triage y una vez realizadas las medidas terapéuticas
iniciales, se evacuará primero a los pacientes clasificados con tarjeta
roja (primera prioridad) al centro hospitalario útil más próximo, pos-
teriormente a los que llevan tarjetas amarillas (segunda prioridad) y,
por último, a los que la llevan verde. Estos últimos pueden ser evacua-
dos en ambulancias colectivas, por sus condiciones (conscientes, pue-
den andar y no presentan insuficiencia respiratoria ni circulatoria).
Por esto hay que habilitar zonas para víctimas con el mismo color de
triage. Desde aquí parte la segunda fase de transporte en camilla hasta
las ambulancias.
En el PMA o en su caso en la ambulancia del médico de asistencia, se
desplegará el material en una sábana, clasificado por vía aérea (aspira-
dor, sondas de aspiración, cánulas orofaríngeas de varios tamaños,
laringoscopios con palas, etc.), ventilación (bala de oxígeno portátil,
mascarillas de oxígeno, etc.), circulatorio (angiocatéteres, sistemas de
suero, sueros, etc.) y otros (collarines cervicales, férulas, contenedor
para material desechable, etc.), lo que favorecerá un mejor ordena-

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miento, evitando que se mezcle y su difícil localización en momentos


de confusión.
• Perímetro externo, zona de apoyo o de seguridad.
Se crea cuando la magnitud del siniestro permita esperar un número ele-
vado de víctimas o la zona de actuación presente riesgos importantes. Su
finalidad es la ubicación de los medios de transporte en el límite de este
perímetro, donde se localizará el almacén de material sanitario, el avi-
tuallamiento de los equipos actuantes y enfermos, la coordinación entre
los distintos servicios (policía, bomberos, ejército, etc.), el enlace entre la
zona y la central de comunicaciones, la oficina de información, la zona
de asistencia psicológica, la de asistencia a familiares, etc.

MÉTODOS Y PROCEDIMIENTOS
Una vez definidos los conceptos básicos de triage, MV, catástrofe y los
perímetros o zonas en que se puede subdividir un accidente, se describen
unos métodos útiles y fáciles para recordar estos sistemas de actuación:

• Método START: es un método sencillo, rápido, con una alta sensibilidad


de heridos graves que puede ser utilizado por personal no médico.
Clasifica por exceso la gravedad.
• Método RTS (revised trauma score): valora tres parámetros: frecuencia
respiratoria, presión arterial sistólica (PAS) y escala de coma de Glasgow.
Su importancia radica en su poder predictivo sobre la mortalidad de las
víctimas.

A continuación se describen ampliamente ambos métodos.

MÉTODO START
Valora la deambulación, respiración, circulación y estado mental, clasi-
ficando a los pacientes en cuatro categorías: rojo, amarillo, verde y negro.

• Rojos: extrema urgencia. Son pacientes graves pero recuperables, con


lesiones que producen shock, o hipoxia, que conlleva peligro vital
inmediato, que pueden ser estabilizados sin posterior asistencia conti-
nua. Tienen elevadas posibilidades de supervivencia si el tratamiento y
el traslado son inmediatos.
Se pueden incluir en esta categoría la obstrucción de la vía aérea, sin
parada cardiorrespiratoria, neumotórax a tensión o abierto, shock
hemorrágico, hemotórax, trauma abdominal, volet costal, con compro-
miso respiratorio, quemaduras de menos del 40 %, con problemas res-
piratorios, traumatismo craneoencefálico, con focalidad neurológica o
escala de coma de Glasgow < 10.
• Amarillos: primera urgencia o graves estables. Son lesiones sistémicas,
sin hipoxia ni shock, que pueden esperar aparentemente en el lugar
hasta 45 minutos sin amenaza vital. Se trasladarán después de los
rojos.

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Se incluyen en esta categoría el trauma abdominal estable hemodiná-


micamente, traumatismo craneoencefálico con una puntuación en la
escala de coma de Glasgow de 10 puntos, fractura de pelvis o extremi-
dades sin shock, laceraciones extensas musculoesqueléticas sin sangra-
do, quemaduras del 15-40 % sin problemas respiratorios o de menor
porcentaje si incluyen manos, pies o cara o periné; fracturas abiertas de
miembros, lesiones medulares con paraplejia.
• Verdes: no presentan alteraciones sistémicas ni lesiones focales. Pueden
esperar varias horas el tratamiento definitivo.
Se incluyen en esta categoría las quemaduras < 15 %, excepto manos, pies,
periné o cara, lesiones de tejidos blandos que requieran desbridamiento,
limpieza o sutura, fracturas abiertas que permitan andar o sin compromi-
so musculonervioso.
• Negros: incluyen muertos o pacientes con escasas posibilidades de
sobrevivir aunque tengan atención óptima.
Se incluyen en esta categoría las lesiones cerebrales graves (heridas
penetrantes, fracturas con salida de masa encefálica), quemaduras de
segundo o tercer grado > 40 %, sobre todo si son ancianos o pluripa-
tológicos, lesiones graves múltiples. Se podrían clasificar como rojos
si aumentaran los recursos disponibles. Los fallecidos se deben trasla-
dar a una zona aparte para el reconocimiento de sus familiares o del
juez.

La resucitación cardiopulmonar se desaconseja, salvo en la parada car-


diorrespiratoria presenciada y si el número de víctimas lo permite.
El método START original consideraba la valoración del relleno capilar,
pero es poco fiable en condiciones de escasa luz y bajas temperaturas, de
modo que se prefiere el pulso radial como indicador de la PAS.

El procedimiento es el siguiente:

1. En primer lugar, la pregunta es: ¿puede andar? Si la respuesta es afir-


mativa, el paciente es clasificado como verde (está consciente, respira
y tiene pulso); si no puede hacerlo, se pasa al siguiente punto.
2. Respiración: el paciente puede o no puede respirar.
— Si no respira, se le abrirá la vía aérea y, si sigue sin respirar, el
paciente se clasifica como negro (está inconsciente y no respira); si
tras abrir la vía aérea el paciente respira (inconsciente, pero respi-
ra), el paciente es clasificado como rojo.
— Si respira, y lo hace a > 30 o < 10 resp/min el paciente se clasifica
como rojo (inconsciente y está con bradipnea o taquipnea); en cam-
bio, si lo hace a > 10 y < 30 resp/min, se pasa al siguiente punto.
3. Pulso radial: si el paciente no tiene pulso radial, se clasifica como rojo
(inconsciente, respira y no tiene pulso); si tiene pulso radial, se pasa al
siguiente punto.
4. Estado mental: se evalúa con dos preguntas simples (nombre y si obe-
dece órdenes sencillas). En caso de no responder, el paciente es clasi-
ficado como rojo (inconsciente, respira, tiene pulso, pero no responde
a estímulos externos); si responde, el paciente es amarillo.

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REVISED TRAUMA SCORE (RTS)


Es una escala de gravedad del trauma que tiene en cuenta datos fisio-
lógicos, con una buena reproducibilidad interobservador (el resultado no
depende de la opinión del observador) y ha demostrado una gran fiabili-
dad para predecir las probabilidades de supervivencia o mortalidad de un
paciente dado. Se basa en los primeros datos que se toman del paciente,
y requiere el cálculo de la escala de coma de Glasgow, PAS y la frecuencia
respiratoria, ya que los determinantes de mayor mortalidad en el pacien-
te crítico son la asfixia, la hemorragia y el shock (tabla 1).

TABLA 1
Presión arterial Frecuencia
Escala de coma
sistólica respiratoria Valor para cálculos
de Glasgow
(mmHg) (resp/min)

13-15 > 89 10-29 4


9-12 76-89 > 29 3
6-8 50-75 6-9 2
4-5 1-49 1-5 1
3 0 0 0

El médico debe reconocer a todos los pacientes, intentando no dedicar


más de 1 minuto a cada uno (sólo se demorará en el caso de tener que solu-
cionar problemas vitales inmediatos en pacientes recuperables con aten-
ción médica sencilla), fijándose en parámetros antes comentados (como
conciencia o inconciencia), frecuencia respiratoria (siendo críticos aquellos
que tengan > 30 o < 10 resp/min), y atender también a su amplitud y sime-
tría. En cuanto al aparato circulatorio, debe atender a la existencia de
pulso, teniendo en cuenta que un pulso radial implica al menos 80 mmHg
de PAS, un pulso femoral implica al menos 70 mmHg de PAS y, si es caro-
tídeo, significa que al menos hay 60 mmHg de PAS. Controlar el sangrado,
incompatible con la vida a corto plazo (aquí se puede quedar momentá-
neamente un miembro del equipo, que se reunirá más tarde con el grupo).
Así, en unos 30 segundos aproximadamente, y con sólo sus manos, el médi-
co ha valorado, superficialmente, a un paciente, pudiendo clasificarlo como
crítico o no crítico, o lo que es igual, rojo, amarillo o verde.
Una vez clasificados los pacientes, y para ser lo más operativo posible,
deben evitarse repeticiones innecesarias, tanto por parte del médico como
por la de otros equipos que lleguen después. Por esto deben colocarse las
tarjetas de triage, atadas a la muñeca o tobillo del paciente, nunca adheri-
das a la ropa. Se prefieren de cartón, con solapas microperforadas de dife-
rentes colores, que están numeradas. La tarjeta debe contener informa-
ción clara, como la filiación, sexo, lesiones anatómicas, medicación y
sueroterapia administradas, prioridad, hora de asistencia, médico que lo
trata, hospital de destino, etc.
Si el médico o su equipo no dispone de tarjetas, podrá emplear pinzas de
la ropa de colores o rotuladores de colores, marcando a los pacientes en la
frente, etc.

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MANEJO PRÁCTICO DE UNA SITUACIÓN DE MV


El médico debe clasificar los distintos tipos de situaciones que puede
encontrarse, y describir cada una de las tareas que serán de cumplimien-
to obligatorio para cada miembro de su equipo. Si bien, en la gestión de
los accidentes con MV, el factor determinante es la posibilidad de agrupar
a los heridos según su dispersión y/o número, en la práctica prima la esta-
bilidad de la situación desde el punto de vista de la seguridad, y se pue-
den clasificar las posibles situaciones en cuatro apartados.

ACCIDENTE CON MV, INESTABLES Y DISPERSAS


Sirva como ejemplo un accidente automovilístico múltiple con un
autobús implicado y más de 20 víctimas. La evacuación en estas situacio-
nes se hará sólo con rescatadores (bomberos), desde el área de impacto,
de forma ideal hacia zonas establecidas previamente de tratamiento en el
área de socorro; y el triage se basará, sencillamente, entre los pacientes
vivos/trasladables y muertos/no trasladables, ofreciendo rescate en bene-
ficio de la duda para todos aquellos pacientes en los que los rescatadores
no puedan discernir con certeza. Es decir, los rescatadores, con medidas
mínimas de inmovilización, sacarán de la zona «caliente» a todo pacien-
te vivo que encuentren y el traslado lo harán al puesto médico del área de
socorro.
El equipo asistencial jamás debe asistir a pacientes en el área de impac-
to, ni socorrer a los que se encuentren dispersos. Los heridos leves sue-
len salir por su propio pie hacia un sitio seguro (el equipo médico debe
controlar a los que sufran de pánico o histeria, pues sólo entorpecerán la
situación). El puesto de clasificación podría ubicarse cerca de ese lugar,
ya que los heridos leves pueden ser de ayuda en un accidente con MV;
también debe agruparse a todos los pacientes y de paso, controlar su eva-
cuación de modo que los leves no colapsen el hospital o centros de salud
más cercanos. De igual modo, dichos heridos pueden ayudar al personal
sanitario en labores sencillas, pero importantes, de apoyo sanitario, men-
sajes, traslado de pacientes, etc.
Dependiendo del número de heridos, y de la experiencia del médico y
de su equipo, se podrá actuar de dos formas: el equipo apoya a su médico
en labores auxiliares o, si la enfermera está dispuesta a ello y no es
imprescindible para su médico, puede atenderlos por separado para abar-
car al máximo número posible de pacientes, quedando el técnico, si lo
hubiera, en labores de apoyo.
Una vez decidido el color de los pacientes que tendrán que atender, el
médico tratará primero a los clasificados como rojos, luego a los amari-
llos y, por último, a los de gravedad sobrepasada, si aún siguen vivos. Los
verdes serán trasladados, sin atenderlos en el lugar, a un punto sanitario
cercano.
Secuencia de manejo de pacientes en una situación de MV
1. Apertura de la vía aérea con control cervical: es la primera maniobra
que se debe realizar en pacientes inconscientes. Se utiliza una cánula

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de Guedel, independientemente de que tengan o no tengan compromi-


so respiratorio, con la mayor protección de la columna cervical que se
pueda ofrecer, que será escasa debido a que en esos primeros momen-
tos, aunque en la ambulancia se dispone de más de un collarín cervical,
generalmente el médico sólo lleva uno en la mano; pueden emplearse
periódicos, toallas, sábanas, cartones, etc., a modo de collarín cervical.
2. Respiración: en segundo lugar, se presta atención a valorar si la ventila-
ción es adecuada o no lo es, a atender pacientes en parada respiratoria,
con pulso o en bradipnea (< 10 resp/min), estando atentos a la posible
existencia de un neumotórax a tensión o herida soplante en tórax, de
fácil y rápido diagnóstico y tratamiento (la técnica de drenaje se desarro-
lla en otro capítulo). También en este apartado se deben tratar las que-
maduras por inhalación mediante intubación rápida para prevenir un
edema posterior, si bien esta técnica puede demorarse dependiendo del
número de pacientes que queden por examinar. A los pacientes con insu-
ficiencia respiratoria con capacidad de respuesta compensadora (taquip-
nea) y a todos los inconscientes se les debe administrar una fuente suple-
mentaria de oxígeno siempre que se pueda.
3. Circulación: se prestará atención a hemorragias externas exanguinan-
tes que comprometan la vida, haciendo compresión-vendaje o torni-
quete, en caso de que falle el anterior o en amputaciones. En el caso de
aplicar un torniquete, es conveniente apuntar con un rotulador en la
frente del paciente la hora de inicio (o en un esparadrapo, en un sitio
visible). En las heridas penetrantes de tórax, el taponamiento cardiaco
es más frecuente de lo que se cree y habrá que pensar en ello y drenar-
lo (sólo si se conoce y domina la técnica).
Si se dispone de un técnico, es bueno recordar que éste debería seguir
al médico o la enfermera, ayudándoles en lo que le pidan o haciéndo-
se cargo de los pacientes que le indiquen (paradas respiratorias, venda-
jes compresivos, torniquetes, etc.), y volver con su equipo en cuanto
termine su misión o pueda ceder el herido a otro equipo.
Si se acaban los sueros, es útil canalizar las vías periféricas con llaves
de tres pasos; se puede cargar una jeringa con suero fisiológico o hepa-
rina para salinizar o heparinizar vías que más tarde evitarán vías coa-
guladas y se ganará tiempo, siempre que se tome la precaución de no
aspirar con la jeringa y eliminar después de cada uso el líquido que
queda en el cono. No obstante, una vía canalizada con un angiocatéter
y una llave de tres pasos tarda en coagularse.
Los pacientes en shock y hemorragia no controlable deben ser traslada-
dos de inmediato y en su atención sólo habrá que detenerse para con-
trolar la vía aérea y aportar oxígeno, no siendo ni siquiera imprescindi-
ble abordar una vía venosa. Si no se puede controlar la vía venosa de
manera rápida se administrarán líquidos de forma cauta hasta que la
PAS esté por encima de 80-90 mmHg y se mantendrá en esas cifras.
4. Neurológico: es la forma de explorarlo según su respuesta a la voz (que
el paciente diga su nombre), a la luz (pupilas), al dolor (retirada en fle-
xión o extensión de miembros en los inconscientes). En el caso de que
el paciente no responda se debe poner una cánula orofaríngea de inme-
diato.

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ACCIDENTE CON MV FÁCILMENTE AGRUPABLE E INESTABLE


El principio es el mismo: evacuación de los vivos hacia un lugar seguro
dejando a los muertos in situ. Si los pacientes son fácilmente agrupables, se
debe a que la zona está muy localizada o bien a que son pocos pacientes. En
cualquier caso, según vayan llegando rescatadores, se irán sacando pacientes
hacia la zona en la que se habrá situado el equipo médico, para hacer el tria-
ge y el primer tratamiento con maniobras de reanimación básicas hasta que
no haya más pacientes de primera prioridad en el lugar (rojos). Hay que
recordar que ningún miembro del equipo se debe exponer a riesgos externos.

• Accidente de tráfico con incendio y/o posibilidad de explosión: si es un


accidente de tráfico normal con posibilidad de que los coches ardan, se
extraerá a los heridos lo antes posible hacia una zona segura, aunque
habitualmente la explosión se producirá siempre tardíamente. Esto
será una decisión personal que conlleva riesgo.
No hay que olvidar apagar el motor del coche.
La extricación se hará con la maniobra de Reutek o con dispositivos
tipo anaconda, descritos en otro capítulo.
En caso de tratarse de una cisterna de gas ardiendo, ante la posibilidad
de una explosión tipo BLEVE (boiling liquid expanding vapor explo-
sion), también llamada «bola de fuego» (una de las explosiones más
graves que pueden suceder, el prototipo es «cisterna con propano
ardiendo»); el médico se colocará a una distancia de seguridad mínima
de 750 metros e intentará que el resto de personal haga lo mismo.
• Incendio de vivienda: un incendio contenido en un local es una situa-
ción con poco oxígeno, mucho humo y poca visibilidad, por lo que se
recomienda no entrar. Deberán hacerlo los bomberos con el equipo
adecuado para el caso y ayudarán a las víctimas, pero no las atenderán
hasta que estén en lugar seguro.
• Situación de violencia: las situaciones de violencia son incidentes poli-
ciales, a los que los sanitarios deben llegar cuando la situación esté
totalmente controlada, aunque sea para tratar a los que han sobrevivi-
do o certificar muertes, pero sin entrar nunca en una zona en situación
de violencia activa.
• Intoxicación por gases: sólo deberán entrar en la zona caliente aquellos
profesionales que tengan equipos de protección aérea y sepan manejarlos.

ACCIDENTE CON MV DIFÍCILMENTE AGRUPABLE PERO ESTABLE


La estabilidad de una situación es la característica que marca la gran
diferencia en cualquier situación de MV. En este caso, el primer equipo
actuante entrará en la zona caliente sólo si la zona no tiene riesgo, y
comenzará, in situ, el primer triage, con las mismas medidas que en la
primera situación de accidente inestable.

ACCIDENTE MV FÁCILMENTE AGRUPABLE Y ESTABLE


Esta situación, la más llevadera de todas las descritas, sería aquella en la
que o bien hay pocos heridos o los que hay están muy agrupados. Junto a

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ellos no hay peligro evidente para los sanitarios actuantes. En este caso, se
deberían diferenciar dos tipos de actuaciones según el número de heridos:

• MV con menos de 10 heridos: teniendo en cuenta que en toda situación


crítica, según las estadísticas, el equipo actuante tendrá que enfrentar-
se a dos heridos críticos y dos graves (algo que puede asumir perfecta-
mente un equipo sanitario), al menos durante los primeros 15 minu-
tos, el equipo no debería separarse, sino que el médico revisará a todos
los pacientes, como se comentó anteriormente.
• MV con más de 10 heridos: si el número de heridos es considerable o no
se va a disponer de ayuda en los próximos minutos, el equipo debería
dividirse, como se explicó anteriormente, teniendo en cuenta que debe
haber siempre una buena comunicación de la enfermera con el médico
(aquí, se puede pensar que el técnico debería permanecer con la enfer-
mera y es fundamental el uso de transmisores de radio portátiles), para
que el facultativo solucione problemas importantes, en el caso de que la
enfermera tenga dudas o pida su ayuda.
En estos casos, y en los anteriormente descritos, puede considerarse la
posibilidad de que la enfermera emprenda actuaciones salvadoras si
sabe hacerlas. De igual modo, el técnico podrá realizar labores de enfer-
mería, si tiene experiencia en ello y en este contexto tan puntual, dada
la urgencia de la situación y la precariedad de medios, hasta que aumen-
te la asistencia médica.

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