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BOLETIN N 1 2010

Editorial
Iniciamos una nueva etapa en la Asociación de Profesionales de San Isidro: se
incorporaron en la última elección profesionales del Hospital Materno Infantil, con el
objetivo de unirnos en la tarea de requerir a las Instituciones de Salud de San Isidro
mejor calidad asistencial, docente y de investigación, derecho a la participación en los
niveles que correspondan, respeto por la Ley de Carrera hospitalaria, remuneraciones
justas y derecho al disenso.
Intentaremos mantener un sistema de comunicación periódica, a través de la
impresión en papel y en forma digital en un blog al que se puede ingresar
……………………………………………….
Queremos que este sea un espacio que sirva para:
• Informar sobre todo lo referente a nuestra actividad sindical local y a la
vinculada con la provincia a través de la Cicop.
• Conformar un espacio cultural participativo, en áreas tales como la política,
la literatura, el arte, la economía, la historia, etc.
• Actualizar temas médicos que sean del interés de la mayoría de los
profesionales, tales como: planificación estratégica en los distintos servicios,
planificación docente, búsqueda bibliográfica, comunicación institucional,
comunicación médico -paciente, ética etc.

En este número nos unimos a los festejos del Bicentenario haciendo algunas
referencias a la historia de nuestro país, en lo cultural, con una reflexión del Facundo
de Sarmiento, y en lo médico, con un poco de historia de la Salud Pública argentina.
Tenemos sumo interés que nos acompañen a mantener este espacio en forma activa,
escribiendo sobre temas que sean de interés, con comentarios sobre lo ya escrito o con
nuevas propuestas.
Seguimos presentes, renovados, con la fuerza de ser participes de un cambio que nos
debemos y que, creemos, merecemos.

La Comisión Directiva

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FACUNDO. Civilización y Barbarie (Domingo Faustino
Sarmiento)
Por Enrique Rodríguez
Transcurría el segundo periodo de gobernación del hombre fuerte de Buenos Aires, el
federal Juan Manuel de Rosas, y el segundo exilio de Sarmiento en Chile, cuando se
publica, por entregas, en el periódico el Progreso lo que sería, en el año 1845, la
primera edición del libro “Civilización y Barbarie. Vida de Juan Facundo Quiroga y
aspecto físico, costumbres y hábitos de la República Argentina”. En 1951, la segunda
edición ya llevará el nombre de “Facundo”.
Así como el título del libro anticipa de quién y de qué va a hablar, creo que el epígrafe
(“On ne tue point les idées”) autodefine características culturales del autor. Escrito en
francés, lengua culta que utilizaban los letrados, su traducción literal sería “las ideas
no se matan”, pero Sarmiento no solo es capaz de manejar la lengua de la civilización
que los bárbaros no comprenden, sino que la traduce como “a los hombres se los
degüella, a las ideas no”, nacionalizando e incorporando léxico gauchesco.
Sarmiento escribe para sus pares, tanto aliados como enemigos, ya que en esa época
la gran mayoría de la población era analfabeta.
Podríamos definir su género como un ensayo pero además uno encuentra en el texto,
novela (descripción de personajes, trama, desenlaces), sociología, ficción,
argumentaciones. Algunos historiadores consideran al Facundo como el libro más
completo que se haya escrito en Latinoamérica.
Es un texto político, inscripto en la lucha anti-rosista de la que Sarmiento participaba
activamente. Su proyecto era la construcción de una Nación moderna, lo que
compartía con el resto de los representantes de la generación del 37 (Echeverria,
Alberdi). Querían incorporar a la Argentina al mercado capitalista mundial y tenían
como referentes a los modelos culturales de Francia, Inglaterra y Alemania. Luego de
escribir “Facundo” conoce Europa y se decepciona con la visión de la sociedad
europea: dice ver “gauchos y desigualdad por todos lados”. Sarmiento prefiere el
modelo de EEUU.
Es además una novela Romántica. El Romanticismo nace en Alemania, pasa a
Francia y de allí es traído por Echeverría en la década del 30. La tradición argentina
era muy afecta a incorporar culturas consideradas centrales o “culturas faros”. El
Romanticismo, a diferencia de la consigna ilustrada del Iluminismo, incorpora como
valores culturales a los que considera identidades nacionales: la lengua, la historia

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particular, la comida, el árbol, el animal ,un tipo nacional (en este caso, el gaucho).
Todo esto se arraiga en forma tan férrea que forma parte de la educación primaria
durante mucho tiempo.
Hay que salir a construir estos valores culturales. La pampa va a ser uno de ellos y va
a representar a la argentinidad. Sarmiento la describe con precisión, encanto,
exquisitez, a pesar que nunca la había visto, ya que no había salido de San Juan más
que para ir a Chile, y sólo había leído descripciones de la pampa en relatos de viajeros
ingleses.
En la pampa se encuentra el indio. Este, que sería el referente de la identidad nacional
para el Romanticismo, representa la Barbarie, no sólo para Sarmiento sino para toda la
elite letrada de la época, lo cual pone en tensión el canon romántico y el progresista-
civilizatorio. En “Facundo” el indígena ni siquiera tiene alteridad, no tiene voz. El
gaucho es un hibrido, mezcla de sangre india y española, con el sí se puede trabajar, y
lo convierte en el tipo nacional.
Facundo Quiroga es el caudillo que encierra y privilegia la pasión y los sentimientos
(la Barbarie) rasgos fundamentales del Romanticismo, pero que nuevamente entran en
tensión con el intelecto y la razón que propone Sarmiento en su modelo de Nación.
Esta tensión va a estar presente en todo el desarrollo del libro y ya está explicitado en
el subtítulo “Civilización y Barbarie”
Otros conceptos que se van describiendo a lo largo de la obra y que Sarmiento atribuye
a la Civilización son: ciudad, Europa, movilidad, letrado, Francia, libertad, sociedad ,
comercio, laboriosidad, constitución, ideas liberales, imperio de la ley. Los que
atribuye a la Barbarie serán: campaña, América, iletrado, inconstitucional, España,
despotismo, familia, religión, edad media, colonial, instinto, absolutismo.
Estas son algunas consideraciones cuyo objetivo es invitar a explorar el libro,
disfrutarlo y hacer una lectura crítica de uno de los referentes de nuestro patrimonio
cultural.

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La salud en la Argentina. El camino del Higienismo al Sanitarismo
De 1850 hasta Carrillo
Por Enrique Rodriguez
Tanto el Higienismo como el Sanitarismo tuvieron objetivos similares: la salud de la
población, y un conjunto de preocupaciones y acciones distintas entre ellos, pero
ambos tenían como meta el mejoramiento de la salud
Indudablemente sus diferencias no están ajenas al desarrollo histórico, al político, al
filosófico, al desarrollo de las ciencias y al cambio en el campo social.
Algunos historiadores dividen al Higienismo en tres etapas:
La primera, abarca desde la época Rivadavia hasta 1850. Eran épocas de guerras
civiles, donde los médicos y químicos de aquel entonces eran escasos. Las creencias
generalizadas entre la población y los profesionales de la salud eran que los orígenes
de las enfermedades estaban en los “miasmas” o “vapores u organismos malignos” que
se desprendían de los cuerpos enfermos o en descomposición y enfermaban a la
población. La acción era, entonces, muy individual, de cada profesional, y estos
insistían en que la higiene, el mantenimiento del aire y del agua y el acceso al sol
eran los elementos que combatirían los miasmas. Algunas pocas actividades urbanas se
pondrían en marcha con el mismo sentido: tapar lodazales, alejar cementerios,
hospitales e industrias.
La segunda etapa comienza a partir de 1850: las actividades individuales de los
higienistas comienzan a tener peso e importancia institucional. Cuando se funda la
Municipalidad de Buenos Aires, en 1852, contaba con cinco departamentos, uno de los
cuales era el de Salud y otro el de Higiene. Los miasmas continuaban siendo los
factores epidemiológicos de la época, pero las acciones institucionales tenían una
penetración mayor en la población. Ordenanzas para la creación de redes de agua
corriente, reglamentaciones para la promoción de higiene de viviendas que incluían la
altura de techos, la ventilación y los alejamiento de excretas y basura. La
profundización de las medidas anteriores, con ordenanzas de alejamiento de las
actividades contaminantes, tales como mataderos, saladeros, etc. y ordenanzas de
control y vigilancia de hoteles y casas de familia múltiples (conventillos). En 1871 de
realizan las primeras cloacas en el casco céntrico de la ciudad de Buenos Aires, luego
en los barrios de Belgrano y Flores y más tarde en los barrios más pobres.
Desde 1880 y hasta 1920 se puede hablar de la tercera etapa que es la más importante
del Higienismo. Aparece aquí un cambio conceptual: los miasmas dejaron lugar a los
microorganismos de Koch y Pasteur como responsables de las enfermedades. Esta
nueva concepción dio lugar a los análisis bacteriológicos del agua, de las napas, a la
utilización del cloro y al mayor aprovechamiento del sol como microbicida.
Es en esta época, donde la concepción “social” de la Salud pasa a tener importancia,
las mejoras en las condiciones de vida y laborales de las clases menos pudientes son
objetivos a modificar desde el Estado, con reglamentaciones del trabajo en fábricas,
reglamentaciones del trabajo femenino, mejoras de los sueldos obreros etc., cambios

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que, por supuesto, no están aislados de los enfrentamientos entre anarquistas,
socialistas y liberales que se daban en el resto del mundo y que repercutían en la
Argentina.
Buenos Aires era el epicentro de la Salud, de las Ciencias Médicas, ya que allí
funcionaban la Facultad de Medicina, el Departamento Nacional de Higiene, la
Dirección de Obras de Salubridad de la Nación y la Oficina Química Nacional, además
de la Asistencia Pública, el Patronato de la Infancia, la sede central de la Sociedad de
Beneficencia y la mayoría de los hospitales y de entidades vinculadas al cuidado y
difusión de las prácticas de Higiene.
A partir de la segunda década del siglo XX comienzan tímidamente los orígenes del
Sanitarismo, período en los que comienza a perfilarse una descentralización de la
mirada en salud. La problemática en las distintas regiones del país y la salud rural,
lentamente se instalan en los modelos de organización y gestión del estado.
Los institutos pioneros en esta actividad son: el instituto Pasteur, que crea sucursales
en el interior del país, la Sociedad Argentina de Patología Regional del Norte (Jujuy,
1926), la Misión de Estudios de la Patología Regional Argentina (MEPRA)
( institución ocupada de las endemias y la más importante en toda la historia del país, a
cargo de Salvador Mazza, donde también se elaboró la Penicilina en 1943), la
Dirección General de Paludismo (Tucumán, 1937) y el Instituto de Medicina Regional
(Universidad de Tucumán, 1942).
Algunos apellidos como Coni, Mazza, Romaña y Alvarado, merecerían estar presentes
en este proceso que vincula ambos períodos.
Como casi todos los cambios, los de Salud no están exentos de largos procesos, de
muchos años de avances y retrocesos. Seríamos injustos si no reconociéramos, todos
los esfuerzos de los periodos anteriores, los nombres que en ellos intervinieron y que
sirvieron de base a una gran reforma Sanitaria mancomunada a la creación de la
Secretaría de Salud Pública el 23 de mayo de 1946, a cargo del Dr. Ramón Carrillo
quien fue, sin duda, uno de los más importantes sanitaristas de nuestro país.

Bibliografía:
Sanchez Norma Isabel Dra. La higiene y los higienistas en la Argentina
Sanchez Norma Isabel Dra. Sanitarismo.
Magnani Esteban y Martínez Fraga Javier Higienismo,urbanismo y política
Armus Diego Un Médico Higienista Buscando Ordenar el Mundo Urbano Argentino de Comienzos del
Siglo XX

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